Dcjc-U2-P-Doc Liderazgo Escolar VF
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EL LIDERAZGO ESCOLAR
La actual literatura sobre eficacia y mejora de la escuela ha destacado el papel crítico que ejerce
la dirección en organizar buenas prácticas pedagógicas en los centros educacionales e incrementar los
resultados del aprendizaje. Actuales investigaciones muestran cómo el liderazgo educativo es un factor
de primer orden en la mejora de resultados. Históricamente, la dirección escolar ha tenido escasa
capacidad para incidir en la mejora de las prácticas docentes; sin embargo, las nuevas políticas
educativas potencian el liderazgo pedagógico. El perfil directivo de gestión se está ampliando a un
liderazgo pedagógico. Un liderazgo para el aprendizaje, más allá de los cargos directivos, se tiene que
ampliar, de modo distribuido, a través del liderazgo del profesorado y de las comunidades profesionales
de aprendizaje.
No solo se debe generalizar este término a la capacidad de persuadir y motivar, sino también a
la de tomar la iniciativa, de proporcionar ideas innovadoras y evaluar determinados
proyectos de manera eficiente. El líder no solo debe tener la capacidad de dar órdenes, también
debe tener en cuenta las inquietudes y opiniones que las personas, que se encuentran a su cargo,
puedan ofrecer, lo que genera seguridad en sus colaboradores y evita la discusión sobre su rol dejando
bien en claro la figura que éste representa. En algunas ocasiones el liderazgo es ejercido utilizando
tácticas autoritarias y de intimidación, en cuyo caso la figura del líder puede llegar a ser respetada pero
de manera obligatoria y no voluntaria.
El cambio en el siglo XXI es crear escuelas que aseguren a todos los estudiantes, en todos los
lugares el éxito educativo, es decir, una buena educación (Darling Hammond, 2001). Los centros
educativos deben garantizar a todos los estudiantes los aprendizajes imprescindibles y la dirección de
la escuela está para hacerlo posible, centrando sus esfuerzos en dicha meta. A su servicio se han de
poner la autonomía, los apoyos y recursos suplementarios. Cuando la dirección de un centro educativo
se limita a una mera gestión administrativa, las responsabilidades sobre el aprendizaje del alumnado
quedan diluidas; en cambio, cuando se enfoca desde un liderazgo para el aprendizaje, esta
responsabilidad es central. (Bolívar, 2006) Por eso, una agenda próxima en la mejora del ejercicio de la
dirección es entenderla como un “liderazgo para el aprendizaje”, que vincula su ejercicio con el
aprendizaje del alumnado y los resultados del centro escolar.
La agenda próxima en la mejora del ejercicio de la dirección, de acuerdo con las orientaciones
más potentes en la literatura (Day, Sammons y Hopkins 2009; Macbeath y Nempster, 2009), es el
liderazgo centrado en el aprendizaje (learning-centered leadership); es decir, vincular el liderazgo con
el aprendizaje del alumnado. Un liderazgo para el aprendizaje toma como núcleo de su acción la calidad
de enseñanza ofrecida y los resultados de aprendizaje alcanzados por sus estudiantes. El asunto
prioritario es: qué prácticas de la dirección escolar crean un contexto para un mejor trabajo del
profesorado y, conjuntamente, de todo el establecimiento educacional, impactando positivamente en la
mejora de los aprendizajes del alumnado (Weinstein et al., 2009). Para alcanzarlo, entre otros requisitos,
el liderazgo deja de ser un rol reservado al director, siendo dicha misión compartida por otros miembros
del equipo docente. En este sentido, dice Elmore (2000, p. 25), que “la mejora es más una cualidad de
la organización, no de caracteres preexistentes de los individuos que trabajan en ella”; por eso mismo,
el liderazgo ha de ser concebido como algo separado de la persona y del papel que esa persona pueda
desempeñar en un momento determinado.
1. Centrarse en el aprendizaje como actividad, lo que implica considerar que todos en la escuela
son aprendices; que el aprendizaje descansa en la interrelación efectiva de los procesos
cognitivos, emocionales y sociales; que la eficacia del aprendizaje es altamente sensible al
contexto y a las formas en las que las personas aprenden; que la capacidad del liderazgo es
producto de experiencias de aprendizaje de gran alcance; y que las oportunidades para ejercitar
el liderazgo mejoran el aprendizaje.
2. Crear condiciones favorables para el aprendizaje, lo que significa considerar que las culturas
fomentan el aprendizaje de todos los miembros de la comunidad; todo el mundo tiene la
oportunidad de reflexionar sobre la naturaleza, las habilidades y procesos de aprendizaje; los
espacios físicos y sociales estimulan el aprendizaje; entornos seguros y protegidos permiten a
los estudiantes y docentes a tomar riesgos, hacer frente al fracaso y responder positivamente a
los desafíos; herramientas y estrategias mejoran el pensar sobre el aprendizaje y la práctica de
la enseñanza.
3. Promover un diálogo sobre el liderazgo y el aprendizaje, que involucra: hacer de las prácticas
de liderazgo para el aprendizaje, elementos explícitos, discutibles y transferibles; promover la
investigación colegiada activa en el vínculo entre el aprendizaje y el liderazgo; lograr la
coherencia a través del intercambio de valores, concepciones y prácticas; abordar los factores
que inhiben y promover el aprendizaje y el liderazgo; hacer que la relación entre el liderazgo y
5. Establecer una responsabilización común por los resultados, que involucra: tener en cuenta
las realidades políticas y ejercer la elección informada considerando la propia historia de la
escuela; el desarrollo de un enfoque común de accountability interno como condición previa
para la rendición de cuentas a las agencias externas; mantener un foco en la evidencia y su
congruencia con los valores fundamentales de la escuela; la reformulación de la política y la
práctica cuando entran en conflicto con los valores fundamentales; la incorporación de un
enfoque sistemático para la autoevaluación en el aula, la escuela y de la comunidad; y mantener
un enfoque continuo en la sostenibilidad, la sucesión y el legado.
En el contexto del rol, el ejercicio del liderazgo en educación debería ser contemplado en
diferentes ámbitos de intervención, desde el rol que puede jugar la Dirección del establecimiento hasta
lo que haga un estudiante que ejerza funciones de liderazgo con sus compañeros.
Todo lo que ocurre en el ámbito educativo debe ser eminentemente una experiencia de
aprendizaje. Por lo tanto, aunque las características, generalmente aplicables a cualquier tipo de
liderazgo, puedan ser aplicables al que ejerce dentro de una institución educativa, la principal
preocupación en este ámbito ha de ser la promoción de la potencialidad o competencias de todos los
miembros de la institución (o de aquellos sobre los que ejerce su actuación) orientadas a lograr
Dimensión carismática. Implica que el líder resulta atrayente para los demás, de modo que
facilita que se sientan a gusto en el rol que desempeñan. Cuenta con el respeto y valoración de
los otros. Un Asistente de la Educación tiene un espacio privilegiado para cumplir con esta
dimensión pues mantiene una cercanía constante con los estudiantes.
Dimensión emocional. Muestra una actitud positiva y acogedora hacia aquellos con quienes
se relaciona. Ello supone que en su relación con los estudiantes, los trata con respeto,
amabilidad, consideración y hasta reconocimiento de sus méritos o cualidades. Al mismo tiempo,
defiende y promueve su dignidad y muestra estima por ellos.
Dimensión anticipadora. Posee capacidad para predecir posibles conflictos y evaluar
anticipadamente las estrategias más apropiadas y las actividades más efectivas para resolverlos.
Esta dimensión implica, también, la percepción anticipada de las consecuencias o efectos que
se derivarán de las soluciones que se pongan en marcha.
Dimensión profesional. Impulsa al logro de metas y objetivos propuestos en el Plan de
Convivencia Escolar mediante el empleo de las estrategias precisas para lograr la más elevada
calidad de las relaciones al interior de la comunidad educativa.
Dimensión participativa. En virtud de esta dimensión, Convivencia Escolar debe estimular a
los estudiantes hacia un trabajo colaborativo, animándolos para sacar adelante los proyectos en
los que están comprometidos.
Como se ha visto, existe en la actualidad un amplio espectro de tipos de liderazgo que enfatizan
diferentes dimensiones y focos del quehacer educativo. Pese a las diferencias conceptuales de cada una
de ellas, es importante subrayar lo siguiente:
a. Modelar
b. Encontrar caminos
c. Alinear
d. Facultar
a. Modelar significa ser la referencia para las demás personas, el o la modelo, el espejo, imagen
o retrato que las otras personas gustarían ser. Modelar no es una posición superficial o de pinta,
no es apariencia solamente, es testimonio, es ejemplo, es acción, es conducta, es
comportamiento de referencia.
b. Encontrar caminos significa ser pionero/a frente a los desafíos y horizontes desconocidos,
pero con la humildad de los que buscan participativamente tomando en cuenta a las demás
personas. Encontrar caminos es tener con claridad una misión, visión y estrategias personales
que den sentido a la vida. Es tener y dar un norte a quienes confían en el liderazgo.
c. Alinear es una función que exige capacidad de organizar a las personas de su familia, grupo
social, organización o empresa hacia una misma dirección. Alinear es lograr que todas las
personas tengan una visión compartida y caminen en línea hacia ella. Pero no que caminen como
ovejas sin sentido, sino con el convencimiento de que es el camino o el sentido compartido por
todas las personas.
d. Facultar es otorgar el poder de hacer y decidir a las demás personas, logrando ser prescindible
en el momento que las condiciones lo exijan. Es el famoso empoderamiento o dar poder. Es
romper con el paternalismo o el protagonismo innecesario y que apaga las iniciativas de las
personas.
Es necesario tener presente que los líderes escolares ejercen una influencia medible, en su mayor
parte indirecta, sobre los resultados del aprendizaje. Esto significa que el impacto de los líderes escolares
en el aprendizaje de los estudiantes, por lo general, es mediado por otras personas, eventos y factores
organizacionales, como docentes, prácticas del salón de clase y ambiente de la escuela (Pont et al.,
2008, p. 34).
Bolívar, A. 2010. “El liderazgo educativo y su papel en la mejora: Una revisión actual de sus posibilidades y limitaciones”.
Psicoperspectivas, 9 (2), 9-33)
Bolívar, Antonio,2010. “Leading to learn: School Leadership and Management Styles” (pp. 189-217). 15] Cap. 6,
López Aparicio, T. A. (2001) Liderazgo efectivo. Fascículo N° 6.
http://www.lopezaso.com/Archivos/6liderazgo%20efectivo.pdf
Mineduc, 2019. “Guía de herramientas para el desarrollo de recursos personales en equipos directivos liderazgo escolar:
Reconociendo los tipos de liderazgo división de educación general” | (Pág. 29-33)