Famularo 2012

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COLECCIÓN WILLIAM C.

STOKOE

Rosana Famularo

DESPEJAR X
INTERPRETACIÓN EN LENGUA DE SEÑAS
Y EN LENGUA ORAL
COLECCIÓN WILLIAM C. STOKOE

Despejar X. Intepretación en lengua de señas y en lengua oral

Rosana Famularo

Director de la colección:
Leonardo Peluso Crespi

Este libro ha sido evaluado para su publicación por el sistema de la revista Lengua
de Señas e Interpretación, cuya comisión científica se encuentra integrada por:

Graciela Barrios (Instituto de Lingüística, FHCE, UdelaR)


Luis Ernesto Behares (Instituto de Educación, FHCE, UdelaR)
Claudia Brovetto (ANEP)
Regina Maria de Souza (Universidade Estadual de Campinas)
Rosana Famularo (Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes)
Beatriz Gabbiani (Instituto de Lingüística, FHCE, UdelaR)
Laura Masello (Centro de Lenguas Extranjeras, FHCE, UdelaR)
Alejandro Oviedo (CENAREC)
Leonardo Peluso (Tecnicatura Universitaria en Interpretación LSU-español-LSU,
FHCE, UdelaR)
Ronice Müller de Quadros (Universidade Federal de Santa Catarina)

Diagramación:
Santiago Val Sánchez

© Rosana Famularo
ISBN 978-9974-0-0885-4
Tecnicatura Universitaria en Interpretación LSU-Español-LSU
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Magallanes 1577, 11200, Montevideo – Uruguay
e-mail: tuilsu@yahoo.com
Índice

Prólogo 7

Introducción 9

Capítulo I
Las bambalinas de la interpretación en lengua de señas 11

Capítulo II
Traducir: la aventura de despejar X 19

Capítulo III
El acto de traducir: traducciones e interpretaciones 33

Capítulo IV
Comienza la función: intérprete de LS-LO a escena 47

Capítulo V
Reformular para otros en lengua meta: Agarrate Catalina que vamos a
interpretar 69

Capítulo VI
Cuidar al mensajero 81

Capítulo VII
Según pasan los años: la evolución de las prácticas traslativas del ILS 89

Referencias bibliográficas 115

5
6
A José Alberto Famularo
In memoriam

7
8
Prólogo


La Tecnicatura Universitaria en Interpretación LSU-español-
LSU (TUILSU) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación,
Universidad de la República, cuenta apenas con tres años de historia. En este
corto período, se ha impulsado muy fuertemente el desarrollo de investigación
en el campo de la interpretación/traducción y en el campo de la lingüística de
la lengua de señas.
En este marco de actividades llevadas adelante por la Tecnicatura se
publica este libro de la Profesora Rosana Famularo, quien se ha encargado
de la línea de investigación sobre interpretación desde el comienzo de su
funcionamiento. En el mismo, y como resultado de su investigación y de su
experiencia en el campo, la autora reflexiona profundamente en torno a los
desafíos que representa la actividad de traducir e interpretar. En este sentido
Famularo integra aspectos teóricos de la traductología general, para luego
articularlos con la teoría y práctica de la interpretación y de la traducción
para el caso de las lenguas de señas.
A lo largo del libro, Rosana Famularo nos embarca en los turbulentos
mares que unen culturas, lenguas y mentalidades y nos ofrece la mirada desde
quien transita ambas orillas y co-opera para que otros, que solo transitan
una, puedan también hacer lo propio. ¿Es posible interpretar y traducir?
¿Es posible comunicarse cuando se habla diferentes lenguas y se pertenece
a distintos marcos culturales? ¿Es la traducción o interpretación un puente
inerte o, por el contrario, un espacio vital de cooperación, negociación,
alianzas, traiciones, alegría y martirio?
En este contexto, la autora reflexiona, con una mirada interdisciplinaria,
sobre diferentes respuestas que se han dado históricamente y en la actualidad
en este campo de actividades humanas. En ese sentido han sido disímiles las
respuestas frente al tema, la posición frente a lo posible y lo deseable, y los
grados de fidelidad que se asumen ante las lenguas y culturas de partida y de
llegada.
Además de la profunda reflexión teórica, Famularo presenta

9
desarrollos metodológicos y prácticos de la actividad profesional. Bajo la
metáfora de un escenario y sus actores, despliega todo el drama del pasaje
entre lenguas y culturas e indica formas y procesos de realización del
mismo. Así la autora nos habla de transposición, modulación, equivalencia
y adaptación como diferentes técnicas que se llevan adelante en el acto
de interpretar o traducir y nos coloca frente al desafío que provocan las
interferencias y los calcos, hermanos éstos que están siempre presentes en
toda situación de bilingüismo.
Yendo más allá de los aspectos más formales de la teoría y práctica de la
interpretación y la traducción, la autora muestra los desarrollos actuales de la
profesión del intérprete de lengua de señas/lengua oral y sus especificidades,
ante la apertura de nuevos campos de trabajo: la interpretación en contextos
educativos formales como son el nivel Secundario y la Universidad; la
interpretación en Televisión; la interpretación en el contexto político actual
de las comunidades sordas; y la interpretación y/o traducción frente a las
nuevas tecnologías de la comunicación. En este sentido hace un interesante
análisis de la realidad argentina y uruguaya en la que actualmente trabaja y
pone ejemplos que acercan al lector a las temáticas tratadas.
Por último, Famularo se adentra en los riesgos que puede tener la
profesión, para el caso del intérprete lengua de señas/lengua oral, cuando esta
se realiza sin extremar cuidados. Daños psicológicos y físicos que pueden ser
perfectamente prevenidos si se conocen las causas que los pueden producir.
En este sentido no sólo se detallan los diferentes riesgos y sus causas, sino
que también ofrece criterios preventivos que son imprescindibles ante un
manejo responsable de la profesión.


Leonardo Peluso Crespi
Coordinador TUILSU

Montevideo, invierno de 2012

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Introducción

Despejar X. Interpretación en lengua de señas y lengua oral, es el


relato de un encuentro con las lenguas viso-gestuales y con las orales, de un
diálogo con sus hablantes. Da cuenta también, de la incursión profesional
del ILS, intérprete de Lengua de Señas, en el singular terreno fronterizo
de la traducción, tarea que compartimos con nuestros colegas de lenguas
extranjeras. Tiene la vocación de ser una guía reflexiva que acompañe el
recorrido de quien se anime a aventurarse con extraños y prepararse para
lidiar con lenguas y culturas cuyos mensajes se muestran en el proscenio y se
esconden detrás de las bambalinas en diversos escenarios sociales. El ILS es
un valeroso personaje y aventurero a quien es preciso advertir que nunca el
mapa es el territorio en tierras incógnitas. Pero, con el ánimo dispuesto, resulta
imprescindiblemente necesario y solidario, que ponga pie en el suelo con las
alas desplegadas del deseo de traducir y comunicar. Prevenimos: no siempre
la tierra es firme. No siempre el cielo es diáfano para este singular personaje.
Aunque advertimos que nuestros contextos sociohistóricos rioplatenses
actuales nos invitan a participar con nuevos desafíos y nos convocan a tomar
partido en las políticas sociales, lingüísticas y traductológicas que responden
a la diversidad de nuestras comunidades en un diálogo polifónico.

Rosana Famularo
Buenos Aires y Montevideo, 2012

11
12
Capítulo I
Las bambalinas de la interpretación de lengua de señas

La denominación de lengua de señas, es bastante reciente. En la


bibliografía en español de los últimos años sesenta años, podemos encontrar
denominaciones tales como: la lengua de gestos, el lenguaje gestual, el lenguaje
mímico, el lenguaje de los signos, el lenguaje de los sordomudos, los signos de
la dactilología, los signos mímicos, la mímica natural o alfabeto manual, el
alfabeto mudo, la comunicación manual, las gesticulaciones comunicativas,
incluso los términos de manuaje o manoexpresión (Marroquín Cabiedas,
1957). Recordemos que en el habla popular era (¿es?) frecuente referirse al
lenguaje de los sordomudos o directamente de los mudos.
Marroquín Cabiedas, presidente de la Federación Nacional de
Sociedad de Sordomudos de España por la década del sesenta, precisa en uno
de sus escritos:

“El lenguaje mímico o lenguaje de los gestos es una ingeniosa forma mediante
la cual los sordomudos se comunican espontáneamente entre ellos y con los
iniciados en este idioma, pues propiamente no puede denominarse lenguaje,
por no intervenir la lengua, sino las manos”. (Marroquín Cabiedas, 1957: 3).

El investigador francés Pierre Oléron (1973), en un artículo publicado


por AD VERBUM, “Palabra por palabra”, el órgano oficial de la Confederación
Argentina de Sordomudos que se publicó entre 1969 y 1974, agrega:

“Es el lenguaje oral o escrito el que importa para la adaptación social, lo que
justifica el interés. El lenguaje mímico no es menos una realidad porque los
sordos, a pesar de lo que puedan decidir los profesores, continúan empleando
ese modo de comunicación. Ese lenguaje permanece muy misterioso porque no
existe en él ninguna `lingüística´. Yo señalaré la tentativa de [William C.] Stokoe
en los Estados Unidos, (Universidad de Buffalo, 1960) para hacer un análisis
estructural describiéndolo según ciertas categorías definidas. Yo no estoy
seguro de que un estudio de este tipo aporte resultados utilizables. Pero puede
ser que abra la puerta a otros. Si el lenguaje mímico repercute, como se afirma
a menudo, sobre las actividades intelectuales de los sordos, todo estudio que
precise la naturaleza puede proveer de una base de información” (Oléron, 1973:
19-20).

Las investigadoras argentinas María Ignacia Massone y Emilia


Machado (1994), sostienen que los lingüistas encararon bastante
recientemente, como posibles áreas de investigación, ciertas problemáticas
en las que no se habían interesado anteriormente,

13
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

“Dicha preocupación se ha dado, por ejemplo, en el área de la sordera; área que


había sido, hasta el momento, transitada por pedagogos y terapeutas ya que el
niño sordo era considerado solo como un discapacitado posible de ser educado;
y por psicólogos, desde el siglo XVIII, puesto que en los debates filosóficos y
psicológicos sobre la relación pensamiento y lenguaje se consideraba el caso
de los niños que padecían de sordera. Sin embargo, trataremos de fundamentar
la problemática del sordo desde la perspectiva de la lingüística y sus diferentes
disciplinas (…)” (Massone y Machado, 1994: 17).

Por su parte, el investigador uruguayo Luis Behares (2007) agrega:

“Cuando se habla de sordera, sordos, discapacidad auditiva, hipoacusia,


portadores de deficiencia, personas con capacidades diferentes y otros términos
relacionados, se actualiza una compleja y polifacética discursividad que moviliza
materialidades históricas invariablemente dialécticas”. (Behares, 2007: 111).

A partir de la concepción de las personas Sordas1 como integrantes de


un grupo lingüístico, los científicos sociales se plantearon alterar su situación
existencial y sociocultural ya que ésta parte de una concepción diferente.
Se propone un modelo bilingüe-bicultural basado en una concepción socio-
antropológica de la Sordera (Massone y Simón, 1999).
Las lenguas de señas no son representaciones manuales de las
lenguas orales. La LSA, Lengua de Señas Argentina, no es una representación
manual del español (Massone y Johnson, 1991; Massone y Machado, 1994)
sino que, como sostienen Johnson y Erting (1989), toda LS es un lenguaje
polisintético bien desarrollado y autónomo en su estructura.
A mediados de los años 80, en Uruguay se realizaron varias
investigaciones que demostraron el estatus verbal de la LSU, Lengua de Señas
Uruguaya, y se caracterizó la situación de la comunidad Sorda uruguaya en
términos psico-socio-etno-lingüísticos (Behares, Monteghirfo y Rilo, 1986;
Behares, 1987; Behares, Monteghirfo y Davis, 1987). Esto permitió, señalan
Bonilla y Peluso (2010), colocar a la orilla oriental rioplatense a la vanguardia
de las investigaciones en LS en América Latina.
Con estos avances científicos, resulta un lugar común el hecho
de que las personas Sordas en sus intercambios cotidianos con sus pares
manejan lenguas que se transmiten en otro canal: visoespacial, y no auditivo-
vocal como las lenguas vocálicas. Históricamente, las personas Sordas se
reunieron en comunidades para compartir una experiencia de vida en común
y desarrollaron su capacidad para el lenguaje a través de esas lenguas que
tienen otra modalidad de transmisión: se usan las manos y el cuerpo para
comunicarse y la vista pasa a ser el sentido prioritario. La comunidad Sorda

1. La Federación Mundial de Sordos (FMS, WDF) decidió que cuando se hace mención a aquellas
personas que son culturalmente Sordas y miembros activos de la comunidad, la palabra debe colocarse
con inicial mayúscula. Adoptamos esa convención y la hacemos extensiva a la comunidad Oyente.

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argentina desarrolló una lengua llamada Lengua de Señas Argentina o LSA.
Aclaremos que toda lengua de señas se abrevia en mayúsculas y la LSA tiene
influencias de la Lengua de Señas Italiana y de la antigua Lengua de Señas
Francesa. Del otro lado del Río de la Plata, la comunidad Sorda uruguaya
utiliza la LSU.
Se trata de lenguas naturales como las demás lenguas de señas
existentes pues contienen todos sus rasgos: organización sintáctica, léxico,
verbos espacio-locativos con clasificadores, verbos que señalan concordancia
entre sujeto y objeto, raíces de incorporación numeral, predicados con
inflexiones aspectuales, rasgos no manuales con función léxica, adverbial,
sintáctica y discursiva, así como otras características gramaticales que son
propias de la LSA y de la LSU (Massone, 1993; Curiel, 1993; Veinberg, 1993;
Massone y Machado, 1994; Famularo y Veinberg, 2007; Bonilla y Peluso
2010).
Una de las propiedades que tanto la LSA como la LSU, comparten con
cualquier otra lengua es la posibilidad de ser traducida. Todas las lenguas
poseen la dimensión comunicativa por el hecho de ser lenguas naturales.
Existen profesionales que se ocupan de esta actividad: los traductores e
intérpretes2. En cuanto al acto de interpretación mencionamos que quien
interpreta de una lengua natural a otra, no se limita a escuchar en lengua
fuente para repetir en la lengua meta. La tarea de traducción implica
desverbalizar, ir más allá de lo que se oye y se ve. El intérprete tiene que
encontrar en las unidades de traducción, el sentido y la intención del orador
o de la oradora, descubrir los implícitos del mensaje y reformularlos con
adecuación, gramatical y culturalmente, para los destinatarios de la lengua
meta, según el encargo de traducción solicitado.
En relación con estos progresos culturales, la formación profesional
del ILS es relativamente un concepto nuevo a escala regional. Esta concepción
y la formación necesaria para prestar un servicio de interpretación en un
mercado lingüístico cada vez más amplio y exigente, se emparenta con la
evolución que realizaron los profesionales intérpretes de lenguas orales, o
también llamadas lenguas extranjeras, en este caso.
Los intérpretes de lenguas extranjeras también se profesionalizaron,
hace relativamente pocas décadas. Resulta interesante evocar un paralelo
histórico para poder comprender las semejantes y advertir las especificidades
2. Los términos de traductor e intérprete serán retomados con mayor precisión a lo largo de nuestro
trabajo. Para guiar al lector, aclaramos, que traductor se refiere a quien trabaja con textos escritos
mientras que el intérprete lo hace con textos que pueden no tener un soporte escrito. Nos referiremos
a intérprete LS-LO cuando las características sean compartidas tanto por el profesional que trabaje con
dos Lenguas Orales como por aquel que trabaje con una Lengua de Señas y una Lengua Oral. Con la
sigla ILS aludiremos, exclusivamente, al intérprete de Lengua de Señas. En otras palabras, a aquel que
tiene, como lengua de trabajo y como mínimo, una Lengua de Señas y una Lengua Oral, o dos Lenguas
de Señas.

15
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

y singularidades de las diferentes lenguas de trabajo. En el caso de los


intérpretes de LO, su intervención profesional se difundió a partir del juicio
del tribunal militar internacional de Nuremberg, Alemania, al finalizar la
Segunda Guerra, a mediados del siglo XX. Hasta entonces,

“Los que tuvieron el mérito, la suerte o el privilegio de aprender a fondo otra


lengua y compartir otra cultura, ayudaron (…) a demoler fronteras y a perfilar
ese oficio inesperado. Hijos de diplomáticos, militares, aristócratas en el exilio
sobresalieron, a menudo, en la profesión. (…) Los intérpretes de entonces,
hombres en general y de gran cultura, trabajaban en ´consecutiva´ y ocupaban
una posición de honor: a la diestra del jefe de Estado, lápiz y papel en mano,
anotaban sólo algunas palabras para reconstruir a continuación, cinco, diez y
hasta treinta minutos de discurso. Aquí nace el prestigio contemporáneo de la
profesión de intérprete de conferencia. Este tipo de interpretación ofrece la gran
ventaja de permitir el mejor control; el inconveniente es que obliga a multiplicar
por el número de idiomas el tiempo necesario para entender un discurso”
(Bertone, 1989: 27).

La interpretación llamada de conferencia comenzó en el siglo XX,


durante la Primera Guerra Mundial pues la mayor parte de los negociadores
de los Estados Unidos y del Reino Unido no dominaban el francés, por
entonces, la lengua de los encuentros diplomáticos. Durante el Armisticio,
se establecieron comisiones entre los generales del ejército alemán y los
representantes de los Aliados. En las reuniones se utilizaba el alemán, el
inglés y el francés y los intérpretes eran, en general, oficiales de los ejércitos
con buen dominio de estas lenguas. Con la creación de la Liga de las Naciones,
cuyas lenguas oficiales fueron, al comienzo, el inglés y el francés, la actividad
de interpretación, llamada parlamentaria en esa época, fue afianzando su
renombre. Los avances técnicos, particularmente, la creación de un servicio
de transmisión por cable patentado por IBM en 1926, permitieron que los
oradores y los intérpretes hablasen al mismo tiempo. Inés Drallney (2000)
menciona que un sistema parecido había sido implementado en la URSS; la
ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en las reuniones de comité
supremo, con delegados de las distintas repúblicas y también en un congreso
internacional que tuvo lugar en 1935 en Leningrado, la actual San Petesburgo.
Poco después del segundo conflicto bélico mundial y en 1946, durante
el juicio de Nuremberg a los jerarcas y militares nazis, el coronel León Dostert,
intérprete del General Eisenhower, fue el responsable de la organización de
la interpretación simultánea en alemán, inglés, francés y ruso. La utilización
de interpretación consecutiva hubiese hecho interminables las jornadas del
juicio.

“El trabajo fue arduo e impuso un altísimo nivel lingüístico. Tres equipos de
intérpretes se turnaban, tras haber preparado los documentos de antemano y
estudiado la jerga y la terminología. Cada equipo contaba con tres monitores
y un jefe intérprete que supervisaba permanentemente la versión; el monitor,
16
afuera de la cabina, controlaba el flujo de documentos y la velocidad del orador
que no debía superar las cien palabras por minuto” (Bertone, 1989: 28).

La modalidad simultánea reemplazó a la interpretación consecutiva,


que fuera la regla y conociera su época de mayor esplendor durante la breve
existencia de la Sociedad de Naciones, antecedente de las Naciones Unidas
(Seleskovitch, 1968).

La militancia de la comunidad Sorda y de la comunidad de solidaridad

¿Qué pasaba mientras tanto con las comunidades Sordas en las


orillas rioplatenses?
A partir de la década de los sesenta y en distintos países,
las personas Sordas comenzaron a hacer oír, desde sus asociaciones,
confederaciones y federaciones, progresiva e insistentemente, sus reclamos
por el reconocimiento de sus LS y del derecho a la información en LS. Esto
coincide con un marco sociopolítico mundial que se instala, a partir de los
años cincuenta, se refuerza en las décadas posteriores, y se vincula con los
procesos de acceso a la independencia de numerosas colonias europeas en
Asia y África. De esta forma se sostiene el derecho a la autodeterminación de
los pueblos y naciones:

“Los sordos líderes que han regresado como el Dante del Infierno, de toda una
vida entre sordos cuentan con una experiencia en carne propia. A todo esto:
¿los sordos no tenemos derecho a llevar una vida gozosa y llevadera en los días
contados que nos toca vivir? ¿Le importa a alguien que llevemos una vida que
nos hace felices y en libertad?” (CAS, 1973: 9).

Sin duda, esta elección existencial está ligada al libre uso de la LS,
como lengua natural de las personas Sordas. El derecho a la información y la
remoción de barreras de comunicación se relaciona también con el acceso a
un servicio de interpretación profesional a la LS de su comunidad y a partir
de ella.
Durante la VIII Asamblea General de la Federación Mundial de
Sordos, FMS o WDF, que se llevó a cabo en la sede de la Unesco, en París,
Francia, del 31 de julio al 5 de agosto de 1971, se da a conocer la Declaración
de los derechos de las personas con disminución auditiva. La referencia al
servicio de interpretación se menciona en varios de sus artículos:

“Es imperativo que a las personas sordas se les proporcione, la oportunidad de


comunicarse con los otros miembros de la sociedad, derribando las barreras
que se interponen, ya sea, a través de la educación permanente y, donde sea
práctico, a través del uso de prótesis auditivas o, a través del uso adecuado de
ayudas gráficas y visuales, colocación de títulos escritos sobre las bandas de
sonido de películas, programas de TV y servicios de interpretación, incluyendo la

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Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

remoción del viejo estigma educativo contra el lenguaje de signos”. (CAS, 1972:
16; artículo 7. La cursiva es nuestra)

También el artículo 9, que se vincula con la formación de los recursos


humanos, se aconseja:

“Es imperativo que la comunidad provea de los instrumentos adecuados para


la creación de institutos y escuelas especiales para la formación del cuerpo
científico, y el cuerpo especializado en el diagnóstico, terapia, formación cultural
y vocacional, educación permanente, aplicación y uso de prótesis auditivas,
de ayudas visuales y gráficas y servicios de interpretación”. (CAS, 1972: 16. La
cursiva es nuestra).

Las personas Sordas tienen derecho a un ILS del mismo modo que
tienen derecho a una prótesis auditiva, como reclamaban los profesionales
oyentes norteamericanos en la década de los ochenta, recuerda Harlan
Lane (1987). Por su parte, Machado y Famularo (1994), advierten que la
comunidad Sorda constituye un mercado de consumidores. Las personas
Sordas compran los mismos bienes de consumo que las personas Oyentes
pero además algunas compran audífonos, computadoras, televisores,
decodificadores, despertadores especiales, implantes cocleares, servicios de
salud, educación y telecomunicaciones. Los consumidores Sordos demandan
horas del servicio de interpretación en un peculiar mercado lingüístico que
se encuentra en franca expansión. El bien de consumo, servicio o producto
manufacturado, como las autoras lo llaman, es el resultado de un proceso
individual que cada ILS ofrece a los consumidores Oyentes y Sordos, de modo
voluntario o a cambio de una retribución monetaria.
La visibilidad del acto de interpretación en LS en diferentes escenarios
sociales entre personas Oyentes y Sordas, hizo que la LS se volviera lengua
meta y lengua fuente en una puesta en escena pública.
Hasta entonces, relegada a un ámbito doméstico, desvalorizada
y casi secreta, tolerada a regañadientes o directamente prohibida en las
instituciones educativas, la LS se volvía visible, se integraba al mercado o a la
canasta de lenguas y se convertía en tema de la agenda de políticas lingüísticas
en contextos plurilingües.
Las décadas siguientes dieron un marco legal al reclamo de los
miembros de la comunidad Sorda a escala mundial y particularmente en
nuestra región.
El Parlamento de la República Oriental del Uruguay, en julio de
2001, aprueba la ley nº17.378 que reconoce a la LSU como la lengua de las
comunidades Sordas del país, sentando un importante precedente en América
Latina. A través del artículo 5, se promueve la inclusión de ILS en diversos
ámbitos:

18
“El Estado asegurará a todas las personas sordas e hipoacúsicas que lo necesiten
el acceso a los servicios de intérpretes de Lengua de Señas Uruguaya en cualquier
instancia que no puedan quedar dudas de contenidos en la comunicación que
deba establecerse” (Uruguay, 2001, s/p).

En Argentina, el Plan Nacional contra la Discriminación (Presidencia


de la Nación, 2005) reconoce a la LSA como lengua natural de la comunidad
Sorda argentina y la reconoce como una comunidad bilingüe, con todas las
posibilidades y derechos de cualquier otra población que cuente con una
lengua propia. Un año más tarde, la Convención sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad de la Organización de las Naciones Unidas (2006),
establece en su segundo artículo que la LS es un idioma con el mismo rango
que cualquier otra lengua oral. En su noveno artículo exige que cualquier
instalación abierta al público disponga de intérpretes profesionales de LS
para asegurar el acceso de la persona Sorda.
Desde el artículo vigésimo primero, que hace referencia a la Libertad
de Expresión, Opinión y al Acceso de Información, se menciona a la persona
Sorda y se insta a los Estados a que adopten medidas que permitan ejercer
el derecho a la libertad de expresión y opinión en igualdad de condiciones.
Se propone además, aceptar y facilitar la utilización de la LS, reconocer y
promover la utilización de la LS.
En el artículo vigésimo cuarto, relativo a la Educación como un derecho
fundamental de las personas, se exige a los Estados que aseguren un sistema
de educación inclusivo a todos los niveles, lo que necesariamente implica
facilitar el aprendizaje de la LS y la promoción de la identidad lingüística de
las personas Sordas. Al vincular, el concepto de identidad lingüística y LS,
las Naciones Unidas asumen el respaldo a una reivindicación histórica de la
comunidad Sorda internacional desde los tiempos del Congreso de Milán de
18803 desde donde se vitoreaba la palabra (Lane, 1984) en clara hegemonía
con respecto a la seña.
El artículo trigésimo de la Convención reconoce y enfatiza la
incorporación de la LS y de la cultura Sorda en la participación en la vida
cultural, las actividades recreativas, el esparcimiento y el deporte.
Se menciona también que en la elaboración y aplicación de legislación
y políticas para hacerla efectiva, y en otros procesos de adopción de decisiones
sobre cuestiones relacionadas con las personas con discapacidad, los Estados
partes, celebrarán consultas estrechas y colaborarán activamente con las
personas con discapacidad, incluidos los niños y las niñas con discapacidad, a
través de las asociaciones civiles que las representen.
En 2007, se realiza una fundamentación para una ley nacional que
contemple a la LSA en Argentina. El documento firmado por representantes

3. Sobre este punto, véase Lane, H. (1984) “When the mind hears. A history of the deaf”. New
York: Random House.
19
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

Sordos de las distintas asociaciones del país, convocados por la CAS, se


presenta en la Cámara de Legisladores de la Nación, el 28 de setiembre. En esa
fecha se organizó una manifestación mundial frente a las casas de gobierno
de diversos países del mundo y en distintas ciudades argentinas (Druetta et
al. 2010).
Los manifestantes, personas Sordas, familiares, amigos y
simpatizantes Oyentes, que llevaban remeras negras y portaban velas, se
dieron cita frente al edificio del Parlamento, en la plaza de los Dos Congresos,
en la ciudad de Buenos Aires. El vicepresidente de la CAS en ese momento,
Pablo Lemmo, declaró, a través de la ILS:

“Nos vestimos de negro porque estamos de luto. La Lengua de Señas está siendo
restringida. La vela simboliza la esperanza que tenemos para que esta situación
se revierta, dicen las manos de Pablo (…). Queremos dar a conocer la Lengua de
Señas Argentina, LSA, como el idioma de los sordos que habitan este país (…)”
(Street, 2007, s/p).

La LS, circunscripta y relegada a la esfera privada y doméstica, con una


función de cohesión intergrupal, pues los encuentros entre Sordos señantes
tienen lugar en sus familias y en el seno de las asociaciones y clubes o en
incluso en lugares de trabajo, si hay otros compañeros Sordos (Famularo y
Massone, 2000), se vuelve visible en la escena pública a través de la presencia
del ILS y de un particular acto de traducción: la interpretación.

20
Capítulo II
Traducir: la aventura de despejar X

La traducción es un fenómeno social. Las actividades de traducción
e interpretación forman parte de la realidad cotidiana desde los inicios de la
humanidad pues la diversidad de lenguas, sean orales o viso-gestuales1, se
impone en el concierto polifónico de nuestra especie humana desde la Babel
mítica2.
A lo largo de la historia y a lo ancho de la geografía, emperadores,
reyes, mercaderes, conquistadores, científicos, religiosos, educadores, entre
otros, tuvieron la necesidad de recurrir, en algún momento de su existencia y
por motivos diversos, a lenguas, lenguaraces3, traductores e intérpretes, para
descifrar escritos o comunicarse con otras personas.
Ahora bien, aunque naturalizadas, la traducción y la interpretación
constituyen situaciones de comunicación poco naturales. Acordamos con
Peter Newmark, uno de los referentes entre los teóricos de la traducción,
cuando afirma:

“Personalmente considero la traducción como un proceso complejo, artificial


y antinatural que requiere un grado excepcional de inteligencia” (Newmark,
1992: 6).

En el instante preciso del traslado de un mensaje de una lengua a


otra, independientemente de la modalidad elegida, los traductores y los
intérpretes nos encontramos frente a dos realidades: dos mundos lingüísticos
y culturales. Al encarar un proyecto traslativo, aparece en nuestras cabezas,
como en una operación matemática, un binomio con dos realidades
lingüísticas y culturales, dos textos: el texto original y el texto traducido, en
adelante el TO y el TT.
Nuestra tarea es despejar x en el traslado del mensaje de la lengua
1. Cvvonsideramos lengua a cualquier expresión lingüística independientemente de su
materialidad. Por este motivo, nos referiremos en nuestro texto a sujetos hablantes de lengua
de señas.
2. Véase Génesis 11 1-9. Para la tradición judeocristiana, Babel simboliza el castigo de un
pecado colectivo que, como el de los primeros padres, también es un pecado de orgullo. La
unión solo quedará restaurada en Cristo salvador con el milagro de las lenguas en Pentecostés:
Hechos de los Apóstoles, 2 5-12 y en la asamblea de las naciones en el cielo: Apocalípsis 7 9-10
(Desclée de Brouwer, 1967. Biblia de Jerusalén, edición española, Bilbao). Desde una óptica más
traductológica, Paul Ricoeur (2009), sugiere que el mito de Babel introduce la dimensión ética
en la comunicación humana.
3. Lenguaraz: rango de quien oficiaba de intérprete en los parlamentos o en las reuniones
formales entre indios y criollos (Diccionario del habla de los Argentinos (2004) Buenos Aires:
Espasa Calpe, Academia Argentina de Letras, La Nación, 1ª edición. 364).
21
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

fuente a la lengua meta. En otras palabras, revelar, en un tiempo y espacio


acotados, la incógnita, lo desconocido lingüístico y cultural a quienes
demandan de nuestra intervención profesional.
Esta operación humana e intelectual, aunque algunas máquinas
propongan sus versiones4, se vincula con la intervención de Hermes5, el
mensajero de los dioses, deidad con lugar en el Olimpo también él, que hablaba
en nombre de los inmortales para que los humanos entendiésemos. Un
intérprete que cruza las fronteras con extraños es un hermeneus. De Hermes
procede el término hermenéutica que designa el arte de interpretar los
significados ocultos. Se habla, por ejemplo en Occidente, de una hermenéutica
bíblica, es decir las diversas versiones e interpretaciones de la Biblia, Antiguo
y Nuevo Testamentos.
Tengamos presente que la Biblia es, quizás, el texto occidental que
más traducciones ha convocado y que le debemos a San Jerónimo y a Martín
Lutero las más profundas reflexiones sobre el acto de traducir. Aquellas que
inauguran la traductología tienen precisamente una inspiración teológica,
como sugiere Jean-René Ladmiral (1994) quien agrega,

“Tratándose de una reflexión, más que de un saber propiamente dicho, es decir


teorizar una práctica bastante común como lo es la traducción, se trata de un
modo de pensar de orden filosófico que nos vincula con los razonamientos y los
análisis que constituyen la esencia de la traductología”. (Ladmiral, 1994: VIII-IX.
Nuestra traducción).

Para la práctica de traductores e intérpretes mortales, hay quienes


hablan de una voluntaria esquizofrenia, lingüística y cultural. Algo de
verdad hay en ello para quienes vivenciamos y padecemos, por así decirlo, la
experiencia de la tarea traslativa, es decir cuando nos disponemos a llevar un
mensaje de una lengua fuente a una lengua meta y buceamos entre mundos
lingüísticos y culturales para encontrar la perla del sentido.
Esta disposición, esa voluntad de traducir, es lo que Paul Ricoeur
4. Se sugiere leer los comentarios de Eco sobre Babelfish, el traductor en línea de libre acceso.
Véase Eco (2009): Decir casi lo mismo. La traducción como experiencia.
5. En la mitología griega, Hermes es también el dios de las fronteras y de los viajeros que las
cruzan, de los pastores, de los oradores y del genio de los literatos y poetas. Asimismo es el dios
del atletismo, de los pesos y medidas, de los inventos y del comercio en general. Curiosamente
también es el dios de la astucia de los ladrones y los mentirosos. El himno homérico lo invoca
como el de “multiforme ingenio”, de astutos pensamientos, guardián de puertas. Como heraldo
de los dioses, Hermes preside sobre la habilidad en el uso de la palabra y la elocuencia en
general pues los heraldos son oradores públicos en las asambleas y en otras ocasiones. Como
los heraldos y mensajeros solían ser hombres prudentes y circunspectos, Hermes era también el
dios de la prudencia y la habilidad en todas las relaciones de intercambio social. Estas cualidades
estaban combinadas con otras tales como la astucia, tanto en las palabras como en las acciones
e incluso, ¡el fraude, el perjurio y la inclinación al robo! (Véase www.es.wikipedia.org. Los signos
de exclamación son nuestros).

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(2009), evocando a Antoine Berman, llama el deseo de interpretar. Se trata
de la pulsión que nos hace accionar en dos vías posibles para ofrecer, como
prestadores de un servicio, una versión a la situación problemática planteada
por la diversidad de lenguas y culturas en contacto. Nuestro accionar nos lleva:
o bien a tomar el término traducción en el sentido estricto de transferencia de
un mensaje verbal de una lengua a otra, o bien a considerarlo en un sentido
amplio: como sinónimo de interpretación de todo un conjunto significante de
una comunidad lingüística y cultural.
Como señala Ladmiral (1994), la finalidad de una traducción de un
texto escrito consiste en dispensarnos de la lectura del TO. Se estima que el
TT pueda reemplazar al TO por el mismo texto en lengua meta. Este carácter
problemático, advierte el director del Centro de Estudios e Investigaciones
en Traducción de la Universidad de París X Nanterre, Francia, hace que el
cuestionamiento, viejo de siglos, radique especialmente en la identidad
aparente de toda traducción.

“Si sintetizamos la mayoría de las definiciones que tratan de cernir la naturaleza


de la traducción, llegamos a enunciados del tipo: la traducción produce un
texto meta semánticamente, estilísticamente, poéticamente, rítmicamente,
culturalmente, pragmáticamente… equivalente al texto fuente. Y podríamos
seguir con la lista de adverbios que sirven para modalizar la idea de equivalencia.
De hecho, la multiplicación de modalidades adverbiales no sirven para precisar
el concepto sino que más bien ocultan su carácter aporético. En efecto, el
concepto de equivalencia es un sinónimo de traducción, de modo tal que este
tipo de definición es de naturaleza tautológica. En otras palabras, nos dice
simplemente que, ¡una traducción es una traducción!” (Ladmiral, 1994: XVIII.
Nuestra traducción).

En la experiencia cotidiana de la práctica del acto de traducir, tanto
con lenguas orales como con lenguas viso-gestuales, descubrimos zonas
ríspidas, de aparente intraductibilidad, lingüística y cultural, donde la acción
de traducir se vuelve una tarea desafiante, incluso ardua y penosa.
Ricoeur (2009) reconoce que estas zonas indóciles están diseminadas
en el texto6 y hacen de la traducción un drama7 y del deseo de una buena
traducción, un desafío.
El acto se traducir se presenta entonces como una actividad o

6. Independientemente de la materialidad, resulta un hecho indiscutible en la lingüística actual que el


hablante de lengua de señas (en adelante LS) y/o lengua oral (en adelante LO) que se propone producir
un texto en LS y/o LO debe construir una acción global con su correspondiente base proposicional (una
sucesión de argumentos y predicados) en un esquema global que organice el contenido de acuerdo con
el objetivo accional a alcanzar con el texto. Los hablantes, actores sociales, obtuvieron en su proceso de
socialización un saber sobre el hecho de que una forma textual convencional o esquema textual pueden
estar relacionados con determinados contenidos y funciones específicas (Ciapuscio, 1994).
7. Tomamos drama en su sentido de acción. Lo vinculamos además con la noción de performance
o actuación de la teoría chomskiana y con el enfoque accional propuesto por el Marco Común
Europeo de Referencia para las lenguas: aprender, enseñar y evaluar (2001).
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Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

mecanismo compensatorio ante la inevitable diferencia y diversidad. La


intervención del traductor/intérprete corresponde a una original tarea
personal. Se trata de encontrar el sentido y crear una comunicación. Por
este motivo, la tarea que asumimos no nos plantea únicamente un trabajo
intelectual, reflexivo y práctico, sino también una postura ética vinculada con
la dimensión comunicativa.
Reconocemos que cada colectivo profesional tiene su ethos, un
ideal ético de ejercicio laboral, es decir en la praxis. El ethos nos remite a
un arquetipo, a un modelo de profesional. La praxis es la intervención de un
individuo profesional en un contexto sociohistórico dado.
Podemos vincular esta praxis al comportamiento profesional y
asociarlo al habitus que menciona Pierre Bourdieu (2001). Para el sociólogo
francés, este término brinda al individuo un sentido de la acción y del
comportamiento oportuno en el curso de su existencia cotidiana. Orienta sus
acciones y sus inclinaciones. Le da el sentido del juego, un sentido de lo que
es o no apropiado en ciertas circunstancias, un sentido práctico. Esto se aplica
en las maneras de actuar y comportarse con una apariencia natural. El mismo
autor nos habla también de una heixis corporal por la cual entiende una cierta
organización duradera e histórica del cuerpo y de su despliegue en el mundo.
Se vuelve además, una disposición permanente, una manera duradera de
pararse, de hablar, de moverse en el mundo, y por ello, de sentir y de pensar.
Ethos, praxis y heixis son entonces tres ejes posibles para sustentar
el deber ser del traductor/intérprete y que se vincula estrechamente con el
ser en un mundo diverso, lingüístico y socioculturalmente. Cada uno define
una postura a lo largo de la existencia, a través de las elecciones y reacciones
profesionales (Burad y Famularo, 2006) y esto se pone de manifiesto durante
nuestra actuación en un escenario social.

La escenografía social o puesta en escena


Vinculada con ese carácter artificial del que habla Newmark (1992)
con referencia al acto de traducir, nos parece interesante recurrir a una
metáfora y considerar las diferentes puestas en escena o situaciones, en el
mismo sentido en que, en las artes de representación, se habla de una puesta
en escena teatral. En un escenario montado cuidadosamente o en un tinglado
improvisado y precario, diferentes actores, como mínimo tres, asumen un
papel social y desempeñan diferentes roles en espacios institucionalizados.
El término institución no se refiere tanto a una organización
en particular como al conjunto de relaciones sociales y protocolos de
intercambios que confieren a los actores, diferentes formas de poder, estatus

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y recursos en una determinada puesta en escena. Todo aquello que conforma
el marco, el encuadre o, lo que preferimos llamar en nuestro caso, la puesta en
escena o el escenario de una enunciación inmediata y diferida.

¿Qué entendemos por enunciación?

“El acto por el cual alguien, el enunciador, hace efectiva una intención
comunicativa a través de una producción verbal o enunciado, dirigida a
algún otro u otros, destinatario/s, en un lugar y un tiempo, en una situación
determinada”. (Bronckart, 1987: 26).

Tanto el ego enunciador como su interlocutor, no están solamente


definidos por su relación en la interacción verbal, pues el rol que desempeña
cada uno de ellos es intercambiable. Ambos son sujetos de la enunciación
y están lingüística, psicológica, social y culturalmente determinados. En
diferentes puestas en escena se ponen en contacto e interactúan, sirviéndose
de convenciones sociales y protocolos de intervención, a través de los turnos
de palabra.
El reconocimiento al derecho de la palabra, las formas de poder y de
autoridad atraviesan todas las situaciones de comunicación y nos recuerdan
que el intercambio lingüístico es mucho más que una simple operación
intelectual de codificación y decodificación de mensajes gramaticalmente
correctos.
Bourdieu (2001) advierte que la eficacia de los enunciados está
estrechamente ligada a la existencia de una institución que define las
condiciones, -el lugar, el momento, los actores-, que deben cumplirse para que
el enunciado pueda considerarse eficaz y autorizado.
Las puestas en escena donde aparecen situaciones de interpretación,
tanto en LS como en LO, son espacios de construcción de la realidad y
espacios de emergencia de problemas o conflictos humanos. En tanto
ILS, nuestra contundente presencia como actores sociales constituye un
desafío profesional. En un acotado espacio, nos encontramos tironeados
lingüísticamente en dos direcciones: mirando hacia la lengua-cultura fuente
y hacia la lengua-cultura meta. Sabemos también que muchas veces durante
la situación de interpretación, los ILS estamos tironeados por actores Sordos
y Oyentes que esperan de nosotros una mediación que vaya más allá de una
intervención exclusivamente lingüística (Famularo, 2007a).

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Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

Traducción e interculturalidad

La traducción y la interpretación se vinculan también con la


interculturalidad pues nos abre el Otro en un espacio de lengua.
Patricia Willson (2004), traductora, formadora y especialista en
traducción y traductores en la literatura argentina del siglo XX, señala que
el hecho de que la traducción haga posible la circulación en determinada
cultura de un texto antes inescrutable en su extranjeridad, es un índice del
etnocentrismo de origen. El texto en la lengua fuente es Otro, un extranjero
para el receptor de la lengua meta. Muchas veces el texto se atrinchera en
esa alteridad y ofrece resistencias a la tarea de traducción. Ricoeur (2009),
por su parte, habla de una hegemonía cultural que se resiste a la mediación
de lo extranjero y Jean-Louis Coordonnier (1995) sostiene que también en
traductología, el etnocentrismo tiene sus partidarios.
En el caso de la intervención de un ILS, asistimos a una particular
puesta en escena donde un Otro, habitante de un espacio cultural de lengua
oral se vincula con un Otro, habitante de un espacio cultural de lengua de
señas.
Ahora bien, podemos reconocer en la noción de cultura una forma
de vida distintiva de una comunidad, una combinación de creencias y
comportamientos que hacen que un grupo social sea diferente de otro y que
son aprendidas y compartidas por los miembros del grupo. Entonces, si al
término cultura le otorgamos todo su valor, esto implica el reconocimiento
de los modos de vida, de los valores y de las representaciones simbólicas a
los que los seres humanos, en tanto individuos y grupos sociales, aludimos en
nuestras relaciones con los otros y en nuestra visión del mundo (Consejo de
Europa, 1986).
Según Martine Abdallah-Pretceille (1998), el objetivo de un enfoque
intercultural no es identificar al otro encerrado en una red de significaciones,
ni establecer una serie de comparaciones basadas en una escala etnocéntrica.
Para la autora, metodológicamente, el acento debería estar puesto en las
relaciones que el yo, individual o colectivo, establece y mantiene con el
otro, más que el otro y su alteridad propiamente dicha. Se trata pues de una
relación dinámica entre dos entidades que se dan mutuamente sentido.
En un espacio multicultural nos convendría determinar las relaciones
que se establecen entre los diferentes grupos. Para ello, nos ayudará identificar
algunas ideologías para poder entender sus influencias en nuestras prácticas
profesionales (Famularo, 2006) en espacios sociales donde se dan cita
distintos grupos que establecen relaciones asimétricas entre ellos. Harvey
(1993) evoca un abanico de opiniones y de fuerzas políticas que se vincula

26
con la inclusión de inmigrantes en la sociedad canadiense de la que forma
parte. El autor afirma que podemos encontrar desde los asimiladores hasta
los partidarios de los ghettos yuxtapuestos, pasando por los defensores del
multiculturalismo. El espectro va desde la negación de la especificidad de los
grupos periféricos hasta su valoración.
Los asimiladores apuntan al aprendizaje de la lengua y de la cultura
del grupo hegemónico sin tener en consideración la pertenencia étnica,
religiosa, sexual o lingüistica de otros grupos.
El multiculturalismo se orienta a la promoción de las culturas que
no son hegemónicas y favorece su expresión autónoma. Hay posibilidad de
identificación y conservación de la cultura de origen en la esfera privada
pero favorece y mantiene las diferencias entre los grupos. Los partidarios
del multiculturalismo se oponen a la hegemonía instaurada por una cultura
que se presenta como universal y superior. Estiman que las culturas no
hegemónicas deben continuar su desarrollo dentro de una nueva sociedad y
ocupar un lugar reconocido.
Con el integracionismo, el respeto de las características culturales,
lingüísticas, religiosas o étnicas de los grupos no hegemónicos se ve más
favorecido como así también la participación en la cultura hegemónica.
Esto es posible, por ejemplo, por la asociación de las minorías lingüísticas
al proyecto social, gracias a políticas públicas de convergencia cultural. Los
partidarios de la convergencia cultural reconocen un lugar específico para
estos grupos y favorecen su desarrollo. Consideran, sin embargo, que la
cultura hegemónica debería servir como centro de gravedad para los otros
grupos. Resulta entonces una cultura compartida en el centro y una de origen
en la periferia.
El interculturalismo incita a participar en la definición de un proyecto
social que favorezca una buena interacción entre los diferentes grupos.
Acentúa la recíproca necesidad de las diferentes culturas en presencia y la
necesidad de aprender a conocerse mutuamente e interactuar. Esta ideología,
vinculada a la anterior, se destaca por la necesidad de valorizar e incluso
adoptar, lo diferente. El futuro resultado del interculturalismo podría ser
el pluralismo si se concibe como el estado de una sociedad mestiza que da
origen a nuevas identidades culturales que resultan de este mestizaje.
Una postura antidiscriminativa se orienta a denunciar la relación
asimétrica dominador/dominado que se establece cuando un grupo detenta
el poder hegemónico. Apuesta a la lucha contra la discriminación y la
xenofobia, respalda los derechos humanos y encara los posibles recursos y
medidas contra la discriminación.
Entonces, si ubicamos a la actividad de traducción dentro de un
enfoque interlingüístico e intercultural, nos conviene tener en cuenta que,
más que situar, observar y cotejar a las dos lenguas en un campo comparativo,

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Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

nuestro objetivo será interrogarnos sobre las relaciones que se instauran entre
los actores socioculturales identificados en un particular espacio interactivo
de comunicación y observar también nuestra intervención como interfaces
lingüístico-culturales que prestan un servicio de comunicación alternativa.
Willson (2010) nos recuerda que la traducción ha sido definida
como:

“´La experiencia de lo extranjero´, (…) se ha dicho [también] que pone en escena


relaciones de poder, por la asimetría en el peso de las lenguas, las culturas o
las alteridades en contacto, en esa otra dimensión, la ´real´, estos rasgos son
explícitos, inocultables por añadidura. Basta con detenerse a pensar en el papel
sociopolítico in situ que les toca desempeñar a traductores e intérpretes en
los pedidos de asilo, en las situaciones de migración legal o clandestina, en los
casos de conflicto bélicos e incluso de ayuda humanitaria cuando sobrevienen
desastres naturales”. (Willson, 2010: 1).

Traducción y dinámica de la comunicación

La traducción y la interpretación son procesos dinámicos de


comunicación que permiten a los profesionales, traductores e intérpretes,
mediar entre el productor de un texto fuente y el receptor del correspondiente
texto meta (Hatin y Mason, 1990).
Aclaremos entonces que en un uso genérico, el término de traducción
corresponde al acto de comunicación que consiste en cambiar mensajes
de una lengua a otra. En el uso técnico, se refiere al proceso de cambiar
mensajes escritos de una lengua a otra (Seleskovich, 1978; Newmark,
1992). La interpretación, por su lado, corresponde al proceso de enunciación
diferida (Bertone, 1989) por el cual se intercambian mensajes de una lengua
a otra, lengua oral o lengua de señas. La característica definitoria de la
interpretación está en la transmisión inmediata de la lengua fuente a la lengua
meta (Seleskovich, 1978; Frishberg, 1990; Newmark, 1992). El intérprete
interviene en una situación de comunicación, preferentemente presencial,
entre dos o más personas que no comparten la misma lengua para producir
un texto meta funcionalmente equivalente al texto fuente.
Por experiencia y durante una conversación, en la interpretación de
diálogos, la mediación del ILS, incluye también y con frecuencia, la regulación
y la atribución de los turnos de palabra. Existen postulados en la dinámica
de la comunicación (Lindsay y Norman, 1980) y por lo tanto, también en la
interpretación. A saber que solo se puede traducir una intervención por vez.
Durante debates y discusiones cruzadas, muchas veces traducir y ordenar las
intervenciones, de modo tal que se logre que solo una persona tome la palabra
por vez, resulta una tarea extra para el ILS. Esto se advierte aún más cuando el
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ILS no cuenta con un moderador, Oyente o Sordo, que intervenga para otorgar
los turnos de palabra y solicite una pequeña pausa entre las intervenciones de
los participantes. Esto permite al ILS terminar su enunciación antes de que un
nuevo actor tome la palabra o la seña. Los reguladores de la conversación son
culturales (Massone et al. 2000) y varían de un escenario a otro, estableciendo
protocolos de la comunicación que dependen del estatus de los sujetos que
interactúan.
Los textos dialogales que se interpretan en las diferentes puestas en
escena con actores Sordos y Oyentes, pueden ser más o menos espontáneos,
más o menos congelados, más o menos interactivos, más o menos monológicos,
más o menos redundantes, con más o menos signos no verbales, con mayor
o menos igualdad socioprofesional entre los participantes, con más o menos
temas preestablecidos.
Pero cuanto mayor es la distancia social, menos espontáneo es el
intercambio. Cuanto más congelado y fijo es el texto en la puesta en escena
social, menos se les permite a los actores salirse del libreto. Cualquier
alteración en el desarrollo de las diferentes escenas que siguen un guión
predeterminado es percibida como una falta de consideración e incluso, de
educación… intercultural.
Con frecuencia, el mismo ILS, cual director de actores, establece los
lugares que ocupará cada uno de los intervinientes en las diferentes escenas.
Para evitar confusiones y malentendidos sobre quién habla y mira a quién, el
primer paso será ocuparse de la marcación de los actores antes de comenzar
la escena.
La persona Oyente, poco familiarizada con este servicio brindado
por un intermediario humano, recibirá, por parte del ILS, un breve protocolo
de interpretación, con frecuencia pocos minutos antes de comenzar la
comunicación en tríada. Se le anunciará que el ILS se colocará a su lado
así la persona Sorda puede englobar a ambos en una misma mirada, en un
plano general. Luego se le dirá que puede hablar en forma y ritmo natural,
directamente a la persona Sorda, mirando a ésta y no al ILS, quien se limitará
a traducir todo lo que ella diga, sin gritar, exagerar ni apurarse. El ILS o la
persona Sorda podrán pedirle que vaya más despacio, que repita o reformule
una palabra o frase, si fuera necesario.
Si en algunas puestas en escena de interpretación, la persona Oyente
ocupa un lugar de mayor jerarquía socioprofesional que la de su interlocutor
Sordo, esto dificulta que el ILS se coloque junto al primero pues su rango en
el protocolo implica también un lugar físico diferenciado. Esto ocurre, por
ejemplo, en el caso de una interpretación judicial en un tribunal o en una
corte. El ILS no ocupa el estrado sino que se ubica próximo a la persona Sorda
que focaliza su atención visual, con un primer plano, en la persona del ILS.
Esto puede resultar un poco confuso e incluso molesto para algunos

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Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

interlocutores Oyentes. Conviene aclarar entonces la dinámica particular de


las miradas. En una puesta en escena de interpretación educativa o laboral se
puede dar el caso de un profesor o de un jefe Oyente que puede comprender
intelectualmente que su estudiante o empleado Sordo mire al ILS y no a
él (Famularo, 1995). Esta situación puede ocasionar, sin embargo, cierta
incomodidad para algunas personas Oyentes que están pendientes de las
reacciones faciales y la mirada del interlocutor en un encuentro cara a cara.
Sabemos también que en algunas culturas, la mirada está regulada por el sexo
y la posición social de los actores. En el caso de la persona Sorda, al menos
que recurra a una prótesis auditiva, la limitación auditiva define la elección
de la mirada. Para el interlocutor Oyente se trata de ceder su lugar como
centro de atención al ILS y muchos confiesan no estar acostumbrados, otros
incómodos y algunos se preguntan a quién hablar y a quien mirar (Knapp,
1982; Frishberg, 1990). Sabemos que las personas Oyentes pueden leer o
mirar un gráfico mientras escuchan una explicación pero muchas veces no se
tiene en cuenta las necesidades de las personas Sordas en la misma situación.
El ILS no puede empezar a interpretar cuando la persona Sorda lee, aun
cuando su interlocutor Oyente haya empezado a hablar. ¿Qué actitud tomar?
Usando el sentido común y el conocimiento de las diferencias culturales, se
puede pedir a la persona Oyente que interrumpa su relato y llamar la atención
de la persona Sorda. Si el tiempo de lectura asignado no fuese el suficiente, así
lo harán saber las personas Sordas a través del ILS (Famularo, 1995).
Los primeros momentos de una comunicación en tríada pueden no
resultar fluídos. Para establecer una interacción cómoda, hay un período de
adaptación y acomodación para lograr un ritmo común, una sincronía en la
polifonía y, evitar caer en la cacofonía.
La comunicación es el proceso y el resultado de una negociación
que no se mide por el hecho de que el interlocutor entienda exactamente lo
que el locutor dice, sino que ambos se influencian para lograr un sistema de
interacción y reacción mutuamente satisfactorio en función de un objetivo
social.
Existe un hecho incontrastable, afirma Ricoeur (2009) y es que el
productor del texto delega en el traductor o en el intérprete, un poder por el
cual éste último asume la tarea de interpretar, de dar sentido y de reformular
el texto de partida para otros quienes, de otra manera, no tienen acceso al
texto fuente. Poder por procuración, es cierto, pero acción fiduciaria al fin.
Como advierten Paula Grosman y Alejandra Rogante (2009),
traductoras públicas argentinas, literarias y técnico-científicas además de
formadoras, es común recurrir a la imagen de un puente entre idiomas y
culturas cuando se alude al traductor y al intérprete,

“La idea de puente tiene en sí algo estático y pasivo: un medio inmóvil por el que
pasan medios o seres móviles. Toda la acción se da sobre el puente, debajo de él

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o en las orillas que une. El puente está ahí, quieto, silencioso, desgastado por el
tiempo y el clima. Entonces, ¿el traductor es un puente?”. (Grosman y Rogante,
2009: 113).

Las lenguas que viven, las lenguas vivas, están en continuo


movimiento y evolución, se trasladan y en ese camino vital y expansivo
se encuentran y dialogan con otras lenguas. La traducción colabora con la
supervivencia de una lengua, incluso puede ayudar a su surgimiento, como lo
demuestra el ejemplo de la traducción de la Biblia al alemán por Lutero. No
olvidemos también que las literaturas nacionales europeas comenzaron con
las traducciones del griego y del latín.
En el discurrir de la interacción verbal y no verbal en una puesta
en escena determinada, aparecen o desaparecen las zonas comunes entre
las lenguas y entre sus hablantes. Ubicamos en esa zona común, no sólo las
lenguas sino también, y especialmente, los conjuntos de conocimientos, las
creencias, los protocolos y las suposiciones comunes que comparten los
actores de una misma comunidad lingüístico-cultural.
Este fenómeno se advierte tanto en la tarea profesional con lenguas
orales entre sí, como entre lenguas orales y lenguas de señas. El proceso
de transferencia y reformulación de sentido que realizan el traductor y el
intérprete se vuelve entonces una aproximación dinámica, difícil y compleja.
Como un solista virtuoso, el intérprete despliega en escena toda su
capacidad intelectual, su intuición y su habilidad expresiva. En su proyecto
traslativo, incluye estrategias de traducción, -modulaciones, anexiones y
adaptaciones, entre otras-, que ponen en evidencia, en la etapa de valoración
del resultado, las ganancias y las pérdidas, casi inevitables en todo proceso de
traducción de lenguas y culturas.
El traductor y el intérprete dejan de ser estáticos puentes en
la comunicación para convertirse en trabajadores del conocimiento
(Champollion, 2009), interfaces culturales, discretos actores, artesanos de lo
efímero -en el caso de los intérpretes (Famularo, 2010b)-, y activos autores
intelectuales del texto meta.
Willson (2010) advierte que en los casos de asistencia a extranjeros,
ya sean asilados políticos o migrantes, el traductor y el intérprete median en
las relaciones desiguales de poder entre un potencial refugiado y el potencial
país de acogida. La autora precisa que se vislumbra:

“El carácter esencialmente dialógico e interactivo de la mediación lingüística,


pues la índole misma de la situación comunicativa permite la corrección o
clarificación; dicho de otro modo, en este tipo de interpretación, la actuación del
intérprete contribuye a determinar el turno siguiente en el diálogo. Ejemplo A:
un funcionario de migraciones increpa al intérprete por ´hablar tanto tiempo´,
con un potencial refugiado; el intérprete responde: ´Trataba de explicarle qué es
lo que se le está preguntando´”. (Willson, 2010: 3).

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Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

Berman (1999) expresó de forma elocuente que para que el acto de


traducción pueda llevarse a cabo es necesario que exista en alguien el deseo
de traducir. Los traductores e intérpretes deseantes, movidos por la pasión de
desafiar el fantasma de la imposibilidad de traducir, son profesionales que
transitan, solitariamente, una zona desconocida, poblada de incógnitas: el
resbaladizo terreno de la mediación lingüística y cultural (Famularo, 2004).
El traductor y el intérprete son buscadores de sentidos ocultos y
además, como sostiene Massone (2008):

”Mucho más que un experto en palabras y señas, es un experto en hipótesis,


no es un puente lingüístico únicamente. Es un recopilador de saberes y
competencias que ha de poner en juego a la hora de interpretar, un especialista en
relacionar, un explorador de equivalencias, de relaciones de fuerza y equilibrio
que articulan el andamiaje del proceso comunicativo, un intérprete de las
interferencias culturales, un decodificador de mundos opuestos, de situaciones
de enunciación, de sentimientos y haceres, un aventurero en el mundo hostil de
las lenguas y de la intercultura, un contrabandista entre fronteras en donde los
riesgos son mortales. De golpe y porrazo, aparece ubicado por otros en medio
de un relato cuyos personajes, trama y final desconoce y que debe escribir sin
que nadie note que lo hace. Para los sordos son el puente y las puertas hacia otro
mundo con toda su significación”. (Massone, 2008: 112-3).

Los lenguas y lenguaraces, afirma el traductor Jorge Panesi (1994),


poseen también un privilegio ambiguo: el que habla otra lengua es un
iniciado, su aureola chamanística, de secreto, de segregación o desconfianza
lo convierte casi inmediatamente en el emblema reconocido de quien traduce.
Es un traidor, según dice la sentencia italiana traduttore, traditore, acuñada
para caracterizar su tarea:

“Un traidor, no del texto llamado original, sino el traidor probable de su propia
lengua. Pero también habrá en él la necesidad de esparcir, de hacer que el núcleo
incontaminado que sólo una lengua encierra se ventile y se abra hacia el mundo
de las otras lenguas. Si el lenguaje es una casa, seguramente la traducción es una
ventana”. (Panesi, 1994: 2).

Ahora bien, abrir es más que comunicar: es revelar, manifestar.


Se dice que una traducción es una comunicación de una comunicación.
Pero podríamos decir que es algo más. Es la revelación de la diferencia, la
evidencia de la diversidad existente. Y no solo eso. Ladmiral (1994) advierte
que la traducción es un dispositivo revelador de las implicancias que tiene
para algunos, precisamente los fuentistas, el texto original que se percibe
como un texto sagrado. Por tales motivos, podría explicarse las históricas y
apasionadas polémicas que provoca la traducción como actividad humana.
La tarea de traducción permite también, experimentar la prueba de
lo extranjero (Berman, 1999) y, como advierte Ricoeur (2009), introduce

32
además una dimensión ética en la comunicación humana.
Manuel Talens (2006), traductor, novelista, poeta y periodista
español, afirma que la traducción puede darle voz a los que no la tienen o
que ya la perdieron. Talens forma parte de Tlaxcala8, un grupo formado por
traductores que trabajan con lenguas no tan masivas como el inglés. Militan
traduciendo a lenguas africanas, asiáticas, al español y al portugués, textos
que solo se conocen en inglés: las vuelven visibles a través de la traducción.
Por ello,

“Se oponen al racismo y al establecimiento de muros o alambradas –ya sean


de carácter físico o lingüístico-, que impiden la libre circulación de ciudadanos
e ideas en el planeta. Buscan promover el florecimiento del Otro, reconocerle
su derecho, respetarlo, lograr que deje de ser objeto de la historia y pase a ser
sujeto en un plano de equidad. Este esfuerzo es voluntario y gratuito. Todas las
traducciones efectuadas por Tlaxcala llevan el signo de copyleft [en lugar de
`copyright`: derechos de autor]” (Manifiesto de Tlaxcala; 2006: 2).

La igualdad en el ejercicio de nuestros derechos supone también el


reconocimiento de las diferencias lingüísticas entre las personas y el hecho
de que estas diferencias no pueden ser utilizadas para la imposición de un
grupo sobre otro. El ejercicio de la traducción hace que otras lenguas se
vuelvan visibles, como lenguas fuente o lenguas meta. Tal es el caso de la LS
que particularmente nos convoca.
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
(ONU, 2006) establece que los Estados Partes adoptarán las medidas
pertinentes para:

“Ofrecer formas de asistencia humana o animal e intermediarios, incluidos


guías, lectores e intérpretes profesionales de la lengua de señas, para facilitar el
acceso a edificios y otras instalaciones abiertas al público;
f. Promover otras formas adecuadas de asistencia y apoyo a las personas con
discapacidad para asegurar su acceso a la información;
g. Promover el acceso de las personas con discapacidad a los nuevos sistemas
y tecnologías de la información y las comunicaciones, incluida Internet (…)”
(ONU, 2006: artículo 9: Accesibilidad. La cursiva es nuestra).

Por su parte, Willson (2004), al referirse a la tarea de los traductores


y traducciones en la literatura argentina del siglo XX afirma:

“En realidad, la traducción es intensamente democratizante, pues como práctica


discursiva consiste básicamente en la sustitución de una secuencia de signos
lingüísticos de la lengua fuente por una secuencia de signos lingüísticos de la
lengua meta con el fin de ampliar el número de lectores. Esta definición general
de la traducción señala una dimensión que suele olvidarse frente al carácter
restringido del saber de lenguas extranjeras, y a la discutible idea de que, por
8. El manifiesto de Tlaxcala, red de traductores por la diversidad lingüística se encuentra
disponible en www.tlaxcala-int.org
33
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

ser la traducción un producto ´degradado´ del original, el traductor sería alguien


que se reserva para sí la primicia de una lectura plena en la lengua del autor,
para luego distribuir los ´desechos´. […] La traducción […] vuelve legible en la
literatura receptora un texto antes inescrutable en su extranjeridad”. (Willson,
2004: 275. La cursiva es nuestra.)

Podemos pensar también en la intervención del ILS cuya tarea,


realizada frecuentemente en solitario, es solidaria pues permite a todos los
miembros de una comunidad Sorda informarse, interactuar, manifestarse,
discutir, ejercer derechos y responsabilidades (Famularo, 2010a). Para ello,
el ILS incluye en su proyecto traslativo, diversas estrategias de traducción
que ponen en evidencia y en escena, su peculiar gestión de la diversidad
lingüístico-cultural y a los que nos referiremos en capítulos sucesivos.

34
Capítulo III
El acto de traducir: traducciones e interpretaciones

En cuanto a la traducción como objeto de estudio, a su estudio formal,


en 1972, James Holmes, un traductor literario e investigador inglés, propuso
llamar Translation Studies, estudios de traducción, a la disciplina que se ocupa
de presentar y explicar los fenómenos que pertenecen al campo del traducir y
de la traducción. Fue durante el Tercer Congreso Internacional de Lingüística
Aplicada, realizado en Dinamarca y a través de su trabajo presentado en el
área de Traducción. Hasta entonces, en los medios académicos, la traducción
se vinculaba con la lingüística y la literatura. Pragmáticamente realizada,
desde tiempos remotos, la traducción era utilizada como recurso para enseñar
lenguas extranjeras a través de los ejercicios de tema y versión1.
Holmes ubica a los estudios de traducción en el área de las
humanidades y los define como una disciplina empírica, basada en la
observación sistemática de objetos de estudios reales. El objetivo básico de
los estudios de traducción consiste en la descripción de los fenómenos del
traducir y de la traducción, tal como se manifiestan en el mundo de nuestra
experiencia. Estos estudios establecen también, los principios generales
necesarios para explicar y predecir tales fenómenos.
En los países hispanoparlantes conviven los términos de
traductología, teoría de la traducción y estudios de traducción y así podemos
encontrarlos en la bibliografía disciplinar.
María Cristina Pinto (2009), traductora pública, literaria y técnico-
científica, formadora y una de las fundadoras de la Asociación Argentina de
Traductores e Intérpretes, (AATI)2, reconoce que el aporte de Holmes se dio
a conocer un tiempo después de su intervención, de modo que, la traducción
como disciplina autónoma empieza a ser conocida en los años ochenta.

“Holmes fue el primero en trazar un mapa de lo que abarcaría: estudios teóricos


por un lado, prácticas por el otro, [estudios] históricos, didácticos entre otros.
(…). Es una tarea que tiene tantos siglos de antigüedad y sólo poco más de veinte
años de pensamiento teórico diferenciado. Como disciplina de estudio y práctica
profesional, en el sentido moderno, es muy joven. Por eso, quizá, la sociedad
no tiene un perfil acabado –ni acabado ni iniciado- de lo que es un traductor.
La idea dominante es que saber idiomas basta para traducir. No se percibe al
traductor como un profesional con un estudio específico”. (Grosman y Rogante,
1. El ejercicio de tema consiste en traducir un texto de lengua materna a lengua extranjera. La
versión alude a la traducción de un texto de una lengua extranjera a la lengua de quien la traduce.
Por ejemplo, una versión latina significa un texto en latín traducido al español. Las prácticas
pedagógicas de tema y versión se orientan más a la conformidad con la lengua de origen mientras
que la interpretación se ocupa de la conformidad con el sentido del texto original.
2. Véase www.aati.org.ar
35
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

2009: 116).

El acto de traducción se vuelve traductología cuando el traductor y


el intérprete reflexionan sobre su praxis, hace de ella un discurso, además de
ejercer públicamente una ética del traducir. Ladmiral (1994) propone, por su
parte, hablar de una praxología y como en toda actividad humana, se establece
una relación dialéctica entre la práctica y la teoría. Todo traductor e intérprete
debe ser un poco traductólogo, si desea mantener distancia en relación con
el texto o discurso que constituyen su material de trabajo y con los usuarios
a quienes presta un servicio profesional. Se trata entonces, de ejercer una
traductología productiva que nos permita tomar la necesaria distancia desde
donde reformular el mensaje que consideremos más adecuado para zanjar
las disyuntivas lingüístico-culturales y éticas que se nos presentan. De este
modo, la traductología se entiende como una interdisciplina que se interesa
en la actividad de traducción en tanto que proceso cognitivo, como así también
en los productos discursivos traducidos y su repercusión en la cultura meta.
Michel Ballard, un especialista francés en la historia y didáctica de la
traducción (1996), sostiene que traducir por traducir, sin reflexionar sobre
lo que se hace, no cumple con el objetivo intelectual que comienza cuando se
unen el saber lingüístico y el saber técnico en el momento de traducir. Más
que adoptar un enfoque prescriptivo, preponderante en la primera etapa de
la traductología, nos estamos orientando a un enfoque descriptivo, explicativo
e incluso predictivo para analizar los problemas de la traducción, de los
comportamientos del sujeto que traduce y de la función de la traducción en la
cultura meta.
Los mismos traductores e intérpretes somos los más indicados para
llevar a cabo esta reflexión que Ladmiral (1994) sugiere de orden psicológico
e incluso filosófico. Abandonar esta tarea equivale a renunciar a reclamar un
territorio propio. Según Berman (1989) el discurso traductológico solo puede
ser enunciado por los traductores:

“La traductología es la reflexión de la traducción sobre sí misma a partir de la


naturaleza de su experiencia (…)”. (Berman, 1989: 674).

Ahora bien, en la terminología específica, la traducción se refiere


tanto a la tarea (el proceso que vincula textos, discursos, lenguas y culturas)
como al artefacto (el producto final de una época y lugar determinados).
Por un lado entonces y según un sentido dinámico, se refiere a la práctica
traslativa del traductor y del intérprete. Por el otro, se vincula con el TT, texto
traducido o texto meta, en un sentido estático.

36
Las diferentes modalidades de compensación

Convengamos en que podemos distinguir la traducción interlingüística


o reformulación que consiste en la interpretación de los signos lingüísticos
mediante otros signos de la misma lengua. Se hace traducción interlingüística
cuando se dice con otras palabras lo que fuera enunciado con anterioridad.
Esta actividad se realiza tanto dentro de las LS como de las LO.
Los procedimientos de traducción interlingüística ponen pues de
manifiesto la capacidad reflexiva del lenguaje y esa posibilidad siempre
disponible de hablar sobre el lenguaje, de ponerlo a distancia y tratar la
propia lengua como una lengua entre otras (Ricoeur, 2009).
La traducción propiamente dicha o intralingüística consiste en la
reformulación de los signos lingüísticos de una lengua 1, lengua fuente o de
partida, por medio de signos lingüísticos de una lengua 2, lengua meta, de
llegada o arribo y se vincula también con una tarea y una profesión.
Luego, la traducción intersemiótica consiste en la reformulación
de los signos lingüísticos mediante signos no lingüísticos, por ejemplo la
traducción de un mensaje en lengua 1 al sistema braille o al código escrito.
Ahora bien, la traducción es el término genérico que se utiliza cuando
se reformulan mensajes de una lengua a otra. En el uso técnico se refiere al
proceso de reformular mensajes escritos de una lengua a otra (Seleskovitch,
1978; Newmark, 1992).
La característica definitoria de la interpretación reside en que la
transmisión del mensaje en lengua 1 a lengua 2 es inmediata (Seleskovitch,
1978; Newmark, 1992), entendiendo por lengua 1 a la lengua fuente y lengua
2, la lengua meta.
En cuanto a la dirección de las lenguas, Marianne Lederer (1994),
intérprete francesa y formadora de intérpretes europeos, señala que por
comodidad, los intérpretes dicen “traducir de B o lengua extranjera a A,
primera o segunda lengua que se domina como nativa”.
Inés Drallney (2000), traductora argentina, intérprete de conferencias
de LO y también formadora, menciona la lengua C: aquella que se comprende
muy bien pero en la que no se expresa con fluidez. Se trata de un conocimiento
pasivo y no activo, una competencia3 parcial.
3. En el ámbito del estudio de lenguas extranjeras, las competencias se conocen como CE
(competencia en comprensión escrita), CO (competencia en comprensión oral), EE (competencia
en expresión escrita), EO (competencia en expresión oral). Podemos agregar la CIC (competencia
intercultural) y la CT (competencia traductológica), específicamente para las actividades
de traducción. En términos de la teoría chomskiana, la competencia hace referencia a los
saberes, mientras que la actuación o la performance, a la actualización en el aquí y ahora, de
esos conocimientos y saberes por parte de un actor social que interviene en una situación
concreta de comunicación. Por su parte y para los traductores e intérpretes, Ladmiral (1994)
sugiere postular una metacompetencia o supracompetencia pues al tratarse la traducción de
37
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

Por lo tanto, la expresión “de B-a-A” alude a la interpretación a la


primera lengua. De “A-a-B”, la interpretación de la primera lengua a una lengua
extranjera. De “C-a-A” o de “C-a-B” son otras de las combinaciones posibles.
Al tratarse de un proceso de traducción, el hecho de hablar de
“lengua A” y de “lengua B” hace alusión a las competencias lingüísticas del
intérprete. Un buen traductor/intérprete posee una excelente capacidad
de expresión en su primera lengua. Por este motivo, la traducción a A es la
regla general adoptada por los organismos y agencias internacionales que
consumen grandes cantidades de horas de interpretación y traducción escrita
de documentos oficiales.
Sin embargo, cuando se trata de lenguas no hegemónicas, la
traducción a B es con frecuencia la única posibilidad de hacer visibles textos
que de otra manera permanecerían inaccesibles para toda la comunidad.
Esto ocurre, tanto con las LS como con las LO, cuando no se dispone de un
suficiente número de intérpretes que posean, como primera lengua, la lengua
a la que se debe interpretar.
Ante esta situación de escenarios plurilingües y en ausencia de
intérpretes que permitan todas las combinaciones de lenguas requeridas, se
recurre a la intervención de equipos de intérpretes y a la interpretación en
cadena, de enlace o relé, del francés relais.
Drallny (2000) explica:

“La interpretación la realiza un solo intérprete y a un idioma común, y a esta


versión la recogen los otros intérpretes quienes, a su vez, la vierten a otros
idiomas. Se deben montar circuitos electrónicos especiales entre las cabinas de
intérpretes para que todos puedan oírse [y verse, en el caso de intérpretes de
lenguas de señas, nos permitimos agregar]. Se deduce que la posición y exactitud
del primer intérprete es fundamental ya que los errores se verán repetidos o
quizás aumentados en la cadena. Este primer intérprete de la cadena debe ser
altamente profesional y confiable, debe mantener un ritmo parejo en su hablar
y utilizar un discurso claro y lógico para ser recogido por los demás y vertido a
las otras lenguas de llegada”. (Drallny, 2000: 37).

En el caso particular de la LS y en situaciones de interpretación


también peculiares, como por ejemplo los encuentros internacionales,
las grabaciones televisivas y de documentos videograbados, incluso en
interrogatorios migratorios, judiciales o policiales, se puede recurrir a un
equipo de trabajo integrado por un ILS Sordo y un ILS Oyente.
Generalmente, si se presenta un equipo con estas características,
se cree que el ILS Oyente no cuenta con las suficientes habilidades para
desempeñar su tarea solo y también se desconfía de la aptitud del ILS Sordo
en razón de su deficiencia auditiva (Famularo, 1995). Sería bueno recordar
una metacomunicación, una comunicación en segundo grado, procede por una objetivación
de la comunicación en lengua fuente, la comunicación en primer grado, que durante su labor
interpretante globaliza para permitir darle un contenido al mensaje en lengua meta.
38
que habilidad y aptitud son nociones profesionales que no se vinculan
necesariamente con una condición audiológica (Hernández, 1982) sino con
formación y entrenamiento profesionales, habilidades que se construyen
también a través del trabajo en equipo.
Durante la intervención del ILS Sordo, el ILS Oyente no traduce
con voz la intervención de su colega. En una entrevista, por ejemplo, una
disposición espacial posible y adecuada ubica al ILS Oyente junto a la persona
Sorda y al ILS Sordo, frente a ambas (Frishberg, 1990).
La dinámica y los turnos de palabra y seña en esta situación serían
así: la persona Oyente toma la palabra, el ILS Oyente traduce al ILS Sordo,
luego el ILS Sordo traduce a la persona Sorda mientras que el ILS Oyente
permanece atento y quieto.
Advertimos que se trata de una situación difícil que genera un mayor
estrés en todos los actores. Este particular contexto extrema nuestra atención
y pone a prueba todas las habilidades y creatividad de los ILS involucrados.
Sucede a veces que no todo resulta como uno espera, las barreras de
comunicación parecen infranqueables y el ILS toma conciencia de encontrarse
en medio de transacciones humanas realmente complicadas (Walker, 1987).
Al ILS, cuando está trabajando en modalidad simultánea, se le
dificulta recurrir a la toma de notas, como puede hacerlo un colega intérprete
de lengua oral en simultánea en cabina, o incluso un ILS en consecutiva
trabajando con pequeños grupos de personas.
Técnicamente, se reconocen varias modalidades de interpretación
y Willson (2010) propone, esquemáticamente dividir los modos de
interpretación en cuatro grandes grupos:

“ 1. La interpretación simultánea con uso de equipos (el intérprete escucha al


expositor a través de auriculares y empieza a traducir unos pocos segundos
después del comienzo de cada enunciado); es el modo que predomina en los
congresos y encuentros internacionales; 2. la interpretación simultánea sin
uso de equipos o chuchotage [susurrado] (similar a la anterior, salvo por el
hecho de que no se dispone de ningún equipamiento especial, y el intérprete
depende de la acústica del lugar en que se encuentra para oír lo que se dice);
es el modo utilizado en congresos de índole más informal, cuando solo una
o dos personas requieren traducción; 3. la interpretación consecutiva larga
(el expositor pronuncia segmentos de discurso de hasta cinco minutos
aproximadamente, mientras el intérprete toma notas y, al cabo, reproduce en
la lengua meta cada uno de esos segmentos); es el modo utilizado en congresos
pequeños, en reuniones informativas; 4. La interpretación consecutiva corta (el
intérprete traduce el diálogo entre dos personas que hablan lenguas diferentes,
los segmentos a traducir son breves y dependen del turno de cada hablante en
el diálogo “(Willson, 2010: 2).

La llamada interpretación simultánea es el resultado de una actividad


compleja de procesamiento cognitivo integrada por una serie de procesos
interdependientes y que permiten al destinatario de la lengua meta, recibir
39
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

en tiempo real la traducción del discurso enunciado en la lengua fuente. Estos


procesos pueden resumirse globalmente en tres: a partir del TO, escucha en
el caso de la LO y visualización para la LS, desverbalización y reformulación
de sentido o TT.
Lederer (1981) va más allá. A partir de un análisis, segundo por
segundo, de una hora de interpretación del alemán al francés, reconoce las
siguientes operaciones que consideremos también podemos extrapolar a
interpretaciones en LS:

“Un total de ocho operaciones pueden ser identificadas al oír una interpretación
simultánea. Cada una de ellas puede, a su vez, producirse al mismo tiempo
que otras. Es evidente que el intérprete no realiza todas en un mismo lapso de
tiempo, puesto que en realidad, va y viene entre ellas. Algunas operaciones se
manifiestan durante todo el tiempo:
1. Audición [visualización].
2. Comprensión de la lengua.
3. Conceptualización (constitución de un recuerdo cognitivo a través de la
integración de fragmentos sucesivos de la cadena oral [visual] con conocimientos
previos.
4. Enunciación a partir de la memoria cognitiva.
Otras operaciones son permanentes pero se manifiestan intermitentemente:
5. Conciencia de la situación.
6. Control auditivo [visual].
Otras operaciones son intermitentes y su manifestación es puntual:
7. Transcodificación.
8. Evocación de significantes específicos”. (Lederer, 1981: 57. Nuestra
traducción).

También conocida como interpretación de conferencias, tanto en


LS como en LO, esta actividad se caracteriza por la emisión ininterrumpida
en lengua meta, del mensaje en lengua fuente y en una única dirección: del
orador al auditorio. La interpretación comienza cuando el intérprete escucha
o ve una parte de una frase enunciada por un orador. Apenas recibe un
primer segmento, comienza a interpretarlo, reformularlo y restituirlo en la
lengua meta. Al mismo tiempo, mientras todavía está ocupado en vocalizar
o en señar ese segmento, recibe para procesar la siguiente unidad de sentido
que debe ser capaz de retener en su memoria. Además, a la vez que traduce,
reformula y restituye el primer segmento y retiene el segundo en su memoria,
el intérprete controla y verifica que su emisión en lengua meta sea gramatical,
lexical y pragmáticamente adecuada.
El intérprete de conferencias se desempeña durante la instancia
concreta de la enunciación. No existe para él, como en el caso del traductor,
el apoyo y el recurso a la escritura del texto, soporte físico siempre presente
y acabado, que le permite una reflexión y un mayor tiempo para tomar una
decisión profesional adecuada. Tampoco dispone de tiempo para un posible
ensayo. Como se afirma en las artes de representación, que tomó el préstamo
40
de una expresión propia de las artes taurománticas, el intérprete “sale (a
enfrentar) al toro” o “sale al ruedo”.
Una de las variantes de la interpretación simultánea, la susurrada, se
utiliza cuando el número de personas que no comprenden la lengua fuente es,
en general, reducido. Este tipo de interpretación puede complementarse con
una interpretación consecutiva, si los usuarios del susurrado desean expresar
alguna cosa y se la conoce entonces, como interpretación de diálogos. En
el caso de la LS, se observa una variante de esta modalidad cuando un ILS
acompaña e interpreta a una sola persona al lado de quien se ubica. Se dice,
con frecuencia, que es el ILS personal de tal o cual persona Sorda cuando más
precisamente convendría hablar de ILS de acompañamiento.
Otra variante es conocida como interpretación semi-simultánea y
corresponde, por ejemplo, a una interpretación durante una teleconferencia
donde las intervenciones de los oradores se alternan y están pautadas. Puede
tratarse también de un panel, de una reunión de trabajo, entre otras puestas
en escena posibles con estas características (Shérifi, 1997).
Para las personas Sordas, el subtitulado es un recurso tecnológico
que sustituye la banda sonora, en general, de un producto audiovisual. Aparece
un texto en el borde inferior de una imagen en una pantalla, con frecuencia
sobreimpreso y aporta información adicional o traduce una narración o
diálogo en español o en lenguas extranjeras. Se descuenta que el televidente
posee una competencia lectora parcial o plena.
Dice la investigadora y traductora argentina Gabriela D´Angelo
(2010):

“En términos generales, los subtitulados son prácticas discursivas que


incorporan al discurso audiovisual, textos adicionales con objetivos específicos
atendiendo a las restricciones espaciotemporales de su soporte (Díaz Cintas,
2003). Los textos pueden ser una traducción de diálogos (subtitulado interlengua
que implica un proceso de traducción), una transcripción y/o adaptación de los
diálogos (subtitulado intralengua) y la transcripción de los diálogos adaptada
y con información adicional (subtitulado para personas sordas, traducción
intersemiótica)”. (D´Angelo, 2010: 253).

Por razones técnicas, las traducciones para subtítulos, a menudo,


deben concentrarse y resumirse más que las del sistema de doblaje4 para así
poder facilitar un ritmo de lectura cómodo al telespectador. En cuanto a las
buenas prácticas de subtitulado, no se ha adoptado aún una norma específica

4. En el doblaje, la banda de sonido original del producto audiovisual, generalmente en lengua


extranjera, se reemplaza por la traducción simultánea en la lengua del país donde se exhibe.
Señalemos que el doblaje puede carecer de precisión en cuanto al contenido pues es necesario
tratar que los diálogos coincidan con los movimientos de la boca mediante una técnica llamada
lipsynch: sincronización labial para sostener la ilusión de que actores extranjeros se expresan en
nuestra lengua.

41
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

válida tanto para emisiones grabadas como en directo. Conviene identificar


los subtitulados generales de los subtitulados para personas hipoacúsicas
(la sigla en inglés SDH: subtitles for deaf and hard-of-hearing) que incluyen
audiodescripción.
La norma AENOR UNE 153010 establece que los subtitulados
deben aparecer en la parte inferior de la pantalla ocupando dos líneas,
excepcionalmente tres. El Centro Español de Subtitulado y Audiodescripción,
CESyA5, sugiere para realizar el subtitulado, observar las pausas naturales
que hace el enunciador, respetando los criterios gramaticales y las unidades
lógicas y la cadencia del discurso o bien los planos visuales. Se aconseja, entre
otras cosas, no separar palabras, no separar la preposición de su término,
realizar un corte de línea gramatical para que la captación corresponda a una
unidad de sentido.
Se sugiere separar los subtítulos haciéndolos coincidir con comas
y puntos, escribir los números del cero al diez con letras y con caracteres
arábigos el resto de las cantidades, evitar las muletillas, utilizar las formas
abreviadas de los nombres de personalidades y cargos. La velocidad
recomendada por esta norma se establece en torno a unos 12 caracteres por
segundo, pero esto puede variar según los públicos. La combinación del color
y del tamaño de la fuente hacen posible la legibilidad, un mayor contraste y
una menor fatiga visual. Por convención, se sugiere el uso de la bastardilla
para la voz en off o voces producidas por medios mecánicos, por ejemplo
cuando se trata de una conversación telefónica.
Los DVD y la televisión digital proporcionan la opción del subtitulado
en forma de imágenes que se superponen a la imagen que subtitulan. No
forman parte de la imagen por lo que el usuario debe seleccionar la opción.
Estos subtítulos se llaman flotantes o seleccionables en contraposición a los
permanentes que están incrustados en el fotograma. Los subtitulados se
encuentran en general en las salas de cine y en canales de cable privados, en
la televisión abierta es común el doblaje, excepto para la programación de
filmes en versión original, según la sigla V.O. Actualmente, algunos canales de
televisión abierta ofrecen subtítulos, a través del texto oculto, también llamado
teletexto o closed caption6. Al seleccionar la opción marcada CC en el control
remoto del aparato de televisión, la pantalla muestra el texto desfilando de
abajo hacia arriba (roll-up). Esta opción también está disponible en algunos
videos subidos al canal de YouTube7 en la web.
A diferencia de los subtitulados comunes que aparecen durante toda la
exhibición del filme o emisión en pantalla y describen diálogos, el subtitulado
5. Véase www.cesya.es
6. Caption significa leyenda, pie de foto, texto que acompaña una imagen. El término closed caption
refiere a una opción que los telespectadores pueden activar o desactivar, a diferencia de open
caption que es visible para todos los telespectadores. De ahí que la traducción más adecuada de
este término inglés al español sea subtítulos ocultos.
7. Véase, por ejemplo, www.youtube.com/casarosada, entre otros.
42
oculto permite visualizar toda la banda sonora e incluye la descripción
de música de fondo y efectos de sonido mediante palabras o símbolos8. El
subtitulado oculto es una función integrada al aparato de televisión y aparece
cuando se habilita el decodificador con la respectiva opción: el telespectador
puede leer un texto superpuesto en la imagen, en general, sobre un rectángulo
negro.
El sistema de traducción del subtitulado oculto, también conocido
como capciones cerradas, puede aplicarse a dos grandes tipos de emisiones:
los programas en vivo (on line CC o real-time captioning) que se transmiten
al mismo tiempo que se producen, para lo que se utiliza un sistema similar al
de la transcripción estenográfica y el de los programas previamente grabados
(off line CC) como películas y documentales. En este último caso, se utiliza un
sistema que permite una transcripción estática (pop-on) de mayor calidad.
El subtitulado en tiempo real se utiliza también en reuniones,
congresos y se lo conoce también como estenotipia o tipeado veloz para
personas sordas.
En Argentina, con la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual
nº 26.522, también conocida como la Ley de Medios, se abre una oferta
de servicios de medios de comunicación alternativos que se detallan en el
artículo 66 sobre la accesibilidad destinados a grupos focales: personas con
discapacidades sensoriales, adultos mayores y otras personas que puedan
tener dificultades para acceder a los contenidos. La adopción generalizada del
sistema de televisión digital y la reglamentación de esta ley, determinarán las
condiciones progresivas para la implementación del subtitulado, la Lengua de
Señas y la audiodescripción.
Conviene también señalar que en diversas puestas en escena
de interpretación, particularmente cuando está orientada a la LS como
lengua meta, se recurre en algunos momentos a la audiodescripción9 para
identificar los fenómenos acústicos que irrumpen en la puesta en escena. Tal
es el caso cuando se describen someramente ruidos, aplausos, música, entre
otros. Presenciamos también este recurso de compensación o información
adicional de la situación de enunciación, ante la carencia de captación de
la parte sonora contenida en el mensaje en un producto audiovisual10. Su
finalidad es suministrar una adecuada información que pueda traducir
los acontecimientos sonoros o incluso los explique. La intención es que el
receptor que no oye pueda percibir el mensaje audiovisual como un todo
8. En algunos casos, el símbolo << como marca de enunciación o el símbolo aparecen en
pantalla cuando hay música.
9. A título informativo, véase la norma europea AENOR UNE 153.020 centrada en las buenas prácticas
de audiodescripción.
10. En tal sentido, en Argentina, existe un proyecto de investigación que se realiza desde el Instituto
Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, INCAA, en conjunto con la Autoridad Federal de Servicios de
Comunicación Audiovisual, AFSCA, la Secretaría de Medios de la Nación, el INADI y la Confederación
Argentina de Sordos, CAS.
43
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

armónico y como la percibe una persona oyente.


Existen otros condicionantes físicos que demandan otros sistemas
de comunicación alternativos. Tal es el caso de las personas sordociegas,
un grupo particular de personas vinculadas a la comunidad Sorda y que
también utilizan servicios de traducción. Las variantes para las prestaciones
dependen de los restos visuales y/o auditivos que posean y del momento y
secuencia de adquisición de la sordoceguera. Margarita Rodríguez Plazas
(2001), intérprete y consultora colombiana, experta en guía-interpretación
para personas sordociegas los enumera en la siguiente lista:

“La lengua de señas táctil: corresponde a la LS adaptada de manera tal que


toda la información puede ser percibida por la persona sordociega a través del
tacto, bien sea por una sola mano o por ambas, en contacto con las manos del
interlocutor. La lengua de señas en campo visual reducido: es la LS realizada
dentro un marco espacial más pequeño y a una mayor distancia para que pueda
ser percibido por la persona sordociega a través de los restos visuales que
posee cuando su visión es en túnel. El deletreo táctil: corresponde al alfabeto
digital utilizado comúnmente por las personas sordas, en ocasiones con algunas
adaptaciones, realizado sobre la palma de la mano de la persona sordociega
para que pueda percibir táctilmente el mensaje. La escritura en la palma de la
mano: consiste en escribir el mensaje, en nuestro caso en español, con el dedo
índice del interlocutor en la palma de la mano de la persona sordociega para que
pueda percibirlo táctilmente. Una variante de esta modalidad es la de utilizar
un dedo de la persona sordociega para escribir con él el mensaje sobre una
superficie plana. Las tablillas con letras en alto relieve o en braille: sobre ellas se
desplaza el dedo índice de la persona sordociega para que perciba táctilmente
el mensaje. Las máquinas de escribir o computadoras portátiles en las cuales se
escribe el mensaje y éste es retransmitido a la persona sordociega en el sistema
braille. Todoma: consiste en la percepción del mensaje oral emitido, mediante
la colocación de una o de las dos manos de la persona sordociega sobre los
órganos fonoarticuladores del emisor para percibir su vibración y movimiento
“(Rodríguez Plazas, 2001: 14-5. La cursiva es nuestra).

El intérprete que presta sus servicios a personas sordociegas, además


de transmitir el mensaje, describe la situación que se está atravesando y las
asiste en sus desplazamientos realizando así tareas que corresponden a un
guía-intérprete (Fenascol, 1998).
Ahora bien, comprender un mensaje en una lengua es reconocer
reglas y signos lingüísticos en un enunciado, lo explícito y lo implícito, lo
que desprende la virtualidad del sentido. Pero, ¿qué significa comprender en
traducción?
Nilda Venticinque (2000), investigadora argentina y docente en el
área de la traducción, sostiene que:

“Comprender un texto significa (...) atribuir a los signos las referencias que
permiten una construcción del sentido. Así se actualiza su valor textual de
comunicación y representación. Para ello, no basta con conocer el significado

44
ni las reglas morfosintácticas, ya que la comprensión es una cuestión semio-
lingüística. En ese sentido, la comprensión para la traducción no debe
considerarse como algo que el estudiante trae ya adquirido a la clase, sino como
algo que debe adquirir en la clase. En el mejor de los casos, trae adquirida la
comprensión lectora, pero ésta no basta, ya que una comprensión acabada
en traducción significa no solo construir el sentido, sino poder re-expresarlo
fluídamente en la otra lengua, más allá de las dificultades lingüísticas que se
presenten para hacerlo”. (Venticinque, 2000: 478).

El sentido: la brújula que orienta al aventurero

El sentido es la brújula de la teoría interpretativa de la traducción y


la que orienta la reformulación de una versión adecuada para un auditorio
determinado. Alude también al estado de conciencia en el breve instante
de la desverbalización y al que cada intérprete llega y experimenta por una
síntesis de significaciones lingüísticas, extralingüísticas y de complementos
cognitivos pertinentes de un segmento de texto o discurso.
¿Cómo piensa un intérprete en el momento de traducir de una lengua
a otra? Un intérprete simultáneo de inglés-español, lo explicita de este modo:

“La oración extranjera que entra a mi mente debe desaparecer, como por arte
de magia, en su aspecto formal y quedar reducida durante un tiempo a un puro
concepto fantasmagórico; debe diluirse en la desverbalización, desvestirse, para
volver a vestirse enseguida con las nuevas ropas de la lengua de destino, o sea
para reverbalizarse con una nueva reformulación” (Wolfson, 1993: 13).

La significación de una oración corresponde a la globalidad o a la


síntesis semántica de sus posibilidades y se aplica a palabras o frases aisladas.
Pertenece a la lengua, en el sentido saussuriano11 del término, y representa
un poder significar no actualizado.
La virtualidad del sentido solo se actualiza en el momento de la
enunciación, con actores concretos que intervienen en una determinada
puesta en escena. El sentido está en el habla, siguiendo el paradigma
saussuriano.
El contexto de enunciación permite decidir cuál es el sentido de una
unidad de traducción en determinada circunstancia del texto. El intérprete
debe preguntarse: ¿qué quiso decir tal o cual ego enunciador?, ¿con qué
11. “Al separar la lengua del habla [langue et parole, en la teoría saussuriana presentada en francés] se
separa a la vez: 1º, lo que es social de lo que es individual; 2º, lo que es esencial de lo que es accesorio y
más o menos accidental. La lengua no es una función del sujeto hablante, es el producto que el individuo
registra pasivamente: nunca supone premeditación, y la reflexión no interviene en ella más que para la
actividad de clasificar (…) El habla es, por el contrario, un acto individual de voluntad y de inteligencia,
en el cual conviene distinguir: 1º, las combinaciones por las que el sujeto hablante utiliza el código de
la lengua con miras a expresar su pensamiento personal; 2º, el mecanismo psicofísico que le permite
exteriorizar esas combinaciones” (De Saussure, 1974: 37)
45
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

intención y finalidad?
La teoría de los actos del habla (Austin, 1982) nos orienta para
entender que todo acto de comunicación y por lo tanto de enunciación, es
también un acto ilocutivo, una actividad semántica, pues todo acto de habla
tiene una intención o finalidad concreta que transforma las relaciones entre
los interlocutores o con los referentes.
Por un lado, conviene recordar que cada texto de la lengua fuente
está enmarcado en circunstancias concretas de enunciación que motivaron
su transferencia. Conviene entonces interrogarnos sobre sus condiciones
de producción: ¿quién lo dice?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿para quién?, ¿por qué
motivo?
El proceso traslativo de reformulación, por otro lado, da lugar a
estrategias traductoras concretas que evidencian decisiones y soluciones,
rigurosamente personales. Entonces, para comprender las condiciones de
producción del texto meta, también cabe preguntarnos: ¿quién traduce?,
¿cuándo?, ¿dónde?, ¿para quién?, ¿por qué motivo?
El texto meta vehicula además, una carga perlocutiva, pues se vincula
con los efectos que el texto fuente produce en el receptor en una determinada
circunstancia:

“Decir [traducir] algo provocará a menudo determinados efectos sobre los


sentimientos, los pensamientos, los actos del oyente [o del Sordo] o del que habla
[en LS o en LO] o también de otras personas. Y se puede hablar con el designio,
la intención o el propósito de suscitar dichos efectos (…) Denominaremos a tal
acto perlocutorio” (Austin, 1982: 114).

Para el intérprete se trata de comprender el sentido del enunciado


original en un instante preciso. En una secuencia diferida, el intérprete
reformula y reconstituye en otro código lingüístico y en otro contexto cultural,
el enunciado de origen o fuente.
Un texto nunca puede ser totalmente intraducible. Puede, sin
embargo, presentar dificultades de traducción en alguno de sus segmentos,
pero incluso estos segmentos, integrados en una situación de comunicación,
no pueden sustraerse a una transferencia, mínima o parcial, de sentido (Otto,
2000).

Detrás del sentido: alguien que toma la palabra… y la seña

Independientemente de los mecanismos psicofísicos que permiten


a cada uno de los actores sociales exteriorizar sus pensamientos personales
a través de un código lingüístico, recordemos que, tanto la traducción como

46
la interpretación, son actos de comunicación. Para que se produzcan estas
actividades, se necesita entonces, un mínimo de dos interlocutores que se
involucren por razones precisas en el marco de una situación real y tomen
la palabra y la seña. Dicho de otro modo, que haya un yo, ego enunciador,
que diga algo a un tú interlocutor, potencial ego enunciador a su vez, en una
situación real y por una buena razón.

“En las conversaciones con grupos oyentes, el sordo es el ´convidado de piedra´.


Cuando la animación y el interés de la conversación va absorbiendo a todos,
nadie quiere ser interrumpido ni molestarse en poner al tanto al sordo que no
puede seguir la conversación. ¿Integración con el oyente?” (CAS, 1973: 9).

Convocado por una de las partes involucradas, el intérprete entra


en una escena determinada, sube al proscenio que ocupan los actores
protagonistas, toma la palabra o la seña a pedido de los interesados, y produce,
a través de su actuación, reformulaciones lingüísticas y culturales a través de
adecuaciones y aproximaciones semánticas.
Acordamos en concebir al horizonte de la traductología como
interdisciplinar y en ese sentido, Dennis Cokely (1992), sociólogo
estadounidense y formador de intérpretes de ASL-inglés, sostiene que los
aportes de la sociolingüística son pertinentes para la problemática planteada
por la interpretación en LS.
En una situación concreta de interpretación en dos o más lenguas
naturales, los actores involucrados pueden compartir un mismo espacio
físico, pero que al no poder comunicarse entre sí por carecer de un código
compartido, recurren necesariamente a un intermediario humano. En una
puesta en escena de interpretación y en la fase de emisión, se advierten,
superpuestos, varios niveles de enunciación (Kerbrat-Orecchioni, 1997).
Al acto de interpretación de un mensaje en lengua fuente a un mensaje
en lengua meta, le conferimos la característica de ser una enunciación diferida
(Bertone, 1989), pero enunciación al fin, por lo que el intérprete es también
un ego enunciador y por lo tanto un sujeto, psicológica, social, culturalmente
determinado.
La enunciación, materia prima para el proceso y el producto de la
traducción-interpretación, se produce en una puesta en escena determinada
socialmente y montada expresamente. En la bibliografía en lengua inglesa se
habla de settings12. Nos referimos entonces a escenarios institucionalizados,
en el sentido bourdiano que adoptamos en nuestra perspectiva. En estos

12. Para una enumeración detallada de las diferentes situaciones sociales de interpretación en
LS-LO, véase “Settings for interpretation”, en Frishberg, N. (1999). Interpreting: An introduction.
Silver Spring: RID, Inc. Revised Edition, 101-149. En español, Famularo, R. (1995). La persona
con discapacidad auditiva y el intérprete en la Administración Púbica. Buenos Aires: INAP, 40-47
y De los Santos Rodríguez , E. y Lara, M. (2001). Técnicas de interpretación de lengua de signos.
Madrid: CNSE Fundación, 151-167.
47
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

espacios sociales se realiza una particular actividad de comunicación: la


traducción e interpretación con la peculiar presencia de un actor o un
personaje que no estaba previsto en el libreto original.

48
Capítulo IV
Comienza la función: intérprete de LS-LO a escena

Reconocemos como acto de enunciación a la instancia concreta


donde un sujeto hablante toma la palabra, o la seña, en un momento y
lugar determinados, en una puesta en escena institucionalizada con ciertas
características, para expresar algo, normalmente a alguien y con una
intención.
Ahora bien, y como señala Catherine Kerbrat-Orecchioni (1997),
sería inexacto decir que los dos participantes de la comunicación, aún si
perteneciesen a la misma comunidad lingüística, hablen exactamente la
misma lengua.
La noción de lengua común sirve, según la autora, para enmascarar
bajo la apariencia de una deseable armonía la existencia de tensiones,
enfrentamientos y divergencias reales: negar la existencia de esas tensiones y
adoptar la ilusión de un comunismo lingüístico, significa de hecho un intento
de evitar, por el desvío del lenguaje, las diferencias socioculturales.
En efecto, cada hablante en el uso de una lengua observa
peculiaridades lingüísticas y matices individuales. Reconociendo entonces
que las mayores divergencias se encuentran en el componente léxico, esto
es diferencias individuales, debemos admitir que se establece un consenso
sobre las significaciones que hace posible una intercomprensión, al menos
parcial. Las palabras tienen, en la lengua, un sentido, o más bien sentidos,
relativamente estables e intersubjetivos.

“Toda palabra quiere decir lo que yo quiero que signifique, pero al mismo
tiempo toda palabra quiere decir lo que quiere decir (hay un sentido en la
lengua). Hablar es, precisamente, procurar que coincidan esas dos intenciones
significantes, esos dos querer decir”. (Kerbrat-Orecchioni, 1997: 23)

La doble actividad de producción/reconocimiento instala las dos


funciones de emisor y de receptor, complicadas por el hecho de que todo
emisor es simultáneamente su propio receptor y todo receptor, un emisor en
potencia.
Pero los dos enunciadores, aún si están dispuestos a atenerse al
sentido-en-la-lengua, no tienen, necesariamente, la misma concepción.
Por esta razón, después de haber admitido que la comunicación verbal
permitiría una intercomprensión parcial, estamos tentados en afirmar que
esa intercomprensión solo puede ser parcial.
Ahora bien, la intercomprensión es dinámica y pareciera presentarse
como un fenómeno relativo y gradual. El hecho de identificar el modelo del
49
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

hablante con la de un individuo Oyente o de un individuo Sordo, según un


postulado de modelo neutro, sería solo el resultado de una idealización
teórica. En los casos concretos en una escena social, sería preciso, quizás,
admitir que la comunicación se basa en la existencia, no de un código, sino de
dos idiolectos. El mensaje mismo se desdobla entonces, al menos en lo que
concierne a su significado.
Cabe preguntarnos, al admitir los postulados anteriores, si el mensaje
pasa en su totalidad y de mano en mano, sin sufrir alteraciones. Y advertimos
que no estamos hablando del traspaso de mensajes producidos en lenguas
orales a lenguas manuales, como primitivamente se denominaban a las LS.
Simplemente estamos hablando de mensajes producidos en una misma
lengua oral (Famularo, 2001b).
Vemos entonces cómo la linealidad de la transmisión del mensaje
va unida al funcionamiento de factores semánticos. Entre el mensaje
comprendido como forma significante que transmite un cierto significado y
el mensaje recibido como significado, se abre un espacio sumamente variado
y articulado.
Uno de los elementos constitutivos de la comunicación, es su
intrínseca naturaleza de proceso negociador en cuya determinación
intervienen simultáneamente diversos factores.
Entre los sujetos emisor y receptor puede haber carencia total
de código, disparidad de código, hipercodificación o hipocodificación,
interferencias circunstanciales, deslegitimación del emisor. También puede
ocurrir que en la fase de emisión se encuentren superpuestos varios niveles
de enunciados. Eso acontece cuando se encuentran presentes intermediarios
humanos tales como mensajeros, escribanos públicos, notarios, intérpretes,
entre otros (Pohl, 1968).
Además, las particularidades de la LS y de la LO, sus puntos de
contacto y sus usuarios, abren el debate acerca de lo que es una interpretación
en LS (Famularo, 1995).
Teniendo en cuenta la naturaleza vocálica de la LO y la viso-gestual
de la LS, existe la posibilidad de usar, simultáneamente, un canal oral y otro
visual y percibimos este fenómeno lingüístico en nuestras interacciones
cotidianas.
Numerosos trabajos sobre la lingüística de la LS señalan la existencia
de una particular situación de diglosia que aparece cuando las personas Sordas
interactúan con personas Oyentes o personas sordas que no saben señar
(Kannapell, 1980; Woodward, 1980; Johnson, 1991; Massone y Machado,
1994). Se observa que, en presencia de personas sordas que no hablar en LS o
de personas Oyentes vinculadas de diversas formas con la comunidad Sorda,
las personas Sordas, con frecuencia mezclan variedades de la LS y variedades
de la LO.

50
Tradicionalmente se critica a los intérpretes cuando utilizan
elementos de la lengua fuente en la reformulación a la lengua meta. Son
los llamados calcos, traducciones literales que pueden definirse como la
utilización de elementos de una lengua cuando se habla o se escribe en otra.
Pueden variar cuantitativa y cualitativamente, según los actores que conocen
las dos lenguas y pueden producir desde variaciones casi imperceptibles
de estilo hasta notorias modificaciones de palabras, sintaxis, e incluso
alteraciones semánticas.
Todos los traductores e intérpretes reconocemos la gravedad que
reviste la transcodificación compulsiva, el préstamo, el calco innecesario
y la contaminación de una lengua con estructuras que no le son propias y
que afectan directamente la reformulación del mensaje a la lengua meta y su
inteligibilidad, es decir su comprensión.
Numerosos autores, (Baker, 1980; Cokely, 1980; Kannapell, 1980;
Lane, 1984; Cuxac, 1985; Stockoe y Battison, 1987; Andersson, 1988, 1990;
Massone y Machado, 1994; Machado y Famularo, 1994), sostienen que
el campo de la interpretación en LS sufrió de una miopía lingüística, del
paternalismo y de la hegemonía lingüístico-cultural ejercida por la LO y que se
omitió considerar la compleja situación lingüística de la LS. Nos permitimos
agregar la ignorancia traductológica a la lista de los padecimientos citados.
No existe el paralelismo estructural entre dos lenguas: lo que es
gramatical y aceptable en una, puede no serlo en otra. Cada lengua circula
por su carril lingüístico y se desarrolla independientemente, según su matriz
de producción. La traducción, considerada como un acto de comunicación,
es posible entre las lenguas porque todas comparten una dimensión
comunicativa. Los sistemas lingüísticos tienen además la capacidad para
comunicar ideas, hechos, sentimientos que pueden reformularse en otras
lenguas mediante las estrategias propias del acto de traducir.
A diferencia de lo que ocurre cuando se trabaja exclusivamente con
lenguas orales, el ILS interviene en situaciones donde no solo es posible
hablar dos lenguas sino también dos formas de una misma lengua. Es el caso
de la traducción del español al español manual, esto es una representación
manual del español que utiliza elementos de la LS. Este proceso donde
simplemente se transportan elementos de una lengua a otra (Casas, 1994) se
llama transliteración o transcodificación. Algo parecido sucede con la lectura
labial que algunas personas sordas prefieren a la interpretación en LS.
Al utilizar este medio de compensación también visual, el intérprete
oral repite las palabras del orador, articulando bien, con o sin voz, según las
circunstancias y el encargo expreso del cliente sordo que puede, a su vez,
utilizar una prótesis auditiva. En algunos casos, el intérprete oral reformula
el enunciado para optimizar la comprensión en la lectura labial. En otras
situaciones, aparecen omisiones o amplificaciones de algunos segmentos

51
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

del mensaje. Las expresiones faciales, las posturas corporales y los rasgos no
manuales, elementos constitutivos de la LS, pueden utilizarse para indicar
interrogación, énfasis, duda, ironía, elementos suprasegmentales de las
lenguas vocálicas.
La transliteración se presenta exclusivamente en el pasaje de la
lengua oral a su representación manual o labial. Si seguimos al pie de la letra
el proceso de transliteración en la interpretación inversa de LS a LO, caemos
en el absurdo de expresar en LO, lo que se conoce lingüísticamente como la
glosa de la LS.
Si por ejemplo, delante de un tribunal de faltas, el ILS que acompaña
al conductor Sordo convocado por una infracción de tránsito, traduce
literalmente:

CULPA PRO3 LUZ ROJA PRO1 ESTAR PARADO CHOCAR PRO3 PRO1

El juez o la jueza de tránsito quedarían sorprendidos al oír: “Culpa


él. Yo luz roja parado. Chocar él a mí” y desconfiarían no sólo de las destrezas
del conductor Sordo sino también de las habilidades del ILS para pasar
adecuadamente el mensaje de una lengua a otra.
El desenvolvimiento lingüístico de algunos miembros de la
comunidad Sorda se realiza dentro de una línea continua desde la pura LS
hasta variantes del español señado, en nuestro caso. La mezcla de lenguas se
dará según la puesta en escena, esto es, según el lugar, el tema y el estatus de
los participantes de la interacción lingüística.
La tendencia hacia la LS pura está caracterizada por:

“ El aumento de elementos de la lengua de señas: clasificadores, formas


anidadas, verbos direccionales, el aumento de rasgos no manuales, RNM; el
aumento de posturas corporales; el uso del espacio para determinar relaciones
gramaticales; la disminución del uso del alfabeto manual o dactilológico y la
disminución de la lengua oral o labialización (Famularo, 1995: 50-51)

La sociolingüística hace referencia al carácter social de las actitudes


lingüísticas cuando los actores expresan juicios sobre las variedades
lingüísticas atribuyéndoles valores y jerarquizándolas. En una puesta en
escena dada, frente a un interlocutor dado, el enunciador evalúa los costos y
los beneficios que le brindará tal o cual comportamiento lingüístico y una vez
realizada su evaluación, actuará en consecuencia.
La convergencia (Lafontaine, 1986) es el proceso por el cual el
enunciador cambia su estilo para acercarse al estilo de aquellos con quienes
interactúa. La persona Sorda puede adaptar su LS al español señado incluso
en presencia de un ILS, porque la juzga como la variante prestigiosa y
legítima. En la convergencia se reducen las diferencias y existe un deseo de

52
recibir aprobación social del otro. En una comunidad donde domina un grupo
lingüístico, los miembros de una minoría lingüística pueden reproducir los
usos de los hablantes de la mayoría y manifiestar inseguridad lingüística al
juzgar su lengua como inadecuada. La acomodación es una estrategia empleada
por el enunciador para obtener la aprobación social de su interlocutor.
La divergencia, según la misma autora, es el proceso inverso: se
adopta un estilo para distinguirse de aquellos con quienes se interactúa. La
divergencia resulta, entonces, una de las estrategias que utiliza el enunciador
para distinguirse, tanto él como su grupo de pertenencia.
Si nos remitimos a la teoría de la acomodación, podemos formular
la siguiente hipótesis: la convergencia es, favorablemente recibida y la
divergencia, no. Pero en situaciones concretas no siempre resulta así.
La convergencia puede tomarse como una actitud diplomática e incluso,
desleal hacia un grupo de pertenencia. Se puede percibir como un signo de
condescendencia que trae consigo actitudes negativas (Mottez y Markowicz,
1979; Kannapell, 1980; Mottez, 1987).
Muchas personas Sordas prefieren expresarse en la LS pura, reclamar
un servicio de interpretación en LS con el fin explícito de afirmar su identidad
lingüística y cultural. Vemos entonces como el componente afectivo es la
esencia de las actitudes lingüísticas en interacción social (Jacobs, 1971; Baker
y Battison, 1980; Kannapell, 1980; Padden, 1980; Machado, 1990).
El ILS debe estar atento a todas las implicancias que traen aparejadas
las actitudes lingüísticas, a lo que significa ser intérprete en singulares
mediaciones sociales cuando la relación entre las lenguas de trabajo es
asimétrica y cuando una de esas lenguas tiene una historia de opresión,
inequidad y desvalorización institucional e incluso personal.

La actuación del ILS


Los aportes de la psicolingüística y de los estudios de traducción,
nos brindan algunas explicaciones para comprender la interpretación como
proceso. En la distancia que cubre el pasaje del enunciado en lengua fuente
a lengua meta se dan cita complejos procesos cognitivos en cada sujeto,
intérprete e interpretante, de explícitos e implícitos, sentidos manifiestos y
sentidos ocultos.
Una reformulación adecuada corresponde al proyecto traslativo de
un ILS en una puesta en escena determinada y con determinados actores
sociales.
Hemos mencionado otra de las acepciones del término interpretar y
reconocemos que se trata de una de las tareas más frecuentes que realizamos

53
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

los seres humanos. Interpretar lo que oímos, lo que vemos, lo que olemos,
puede resultar vital para asegurar nuestra sobrevivencia. Lo que el lector
que nos acompaña está haciendo en este momento, leyendo el presente texto,
es también interpretar. Interpretar es atribuir un sentido a una información
dada. El traductor y el intérprete buscan sentidos, interpretan para otros y
deciden otorgar tal o cual sentido al mensaje original Este desafío se vuelve
crucial y definitorio para concretar un proyecto traslativo profesional.
En el caso particular del intérprete, cuya intervención en modalidad
simultánea se caracteriza por desempeñar su papel en el acotado espacio
del aquí y ahora de una enunciación diferida, la interpretación se realiza y se
ajusta con el despliegue del discurso. En otras palabras, y evocando al poeta
español Machado: se hace interpretación al interpretar (Famularo, 2010c).
El sentido que se vehicula en el discurso origina un contexto
cognitivo que le permite al intérprete dilucidar la significación pertinente del
enunciado que discurre. Cuando la idea es clara, la interpretación es posible,
incluso si se ignora algún término del enunciado fuente.
El modelo interpretativo propuesto por Seleskovitch y Lederer
(1984; 2002) del ESIT, Escuela Superior de Intérpretes y Traductores de
París, Francia, también conocido como la Escuela de Sentido, es categórico al
respecto cuando afirma que no se puede traducir sin interpretar.
La noción de sentido del discurso se impone natural y notablemente
en la modalidad simultánea, donde el sentido no solo es lo que el intérprete
comprende y reformula, sino que se refiere a aquello que deja una marca en la
memoria cuando el enunciado desaparece. Esa evanescencia que acompaña
al recuerdo del sentido, es un fenómeno clave del lenguaje.
Los enunciados presentan un carácter evanescente, al menos que
posean un registro a través de un soporte escrito o videograbado con imagen
y sonido. Retenemos generalmente un relato pero olvidamos la casi totalidad
de las palabras o señas que fueron producidas por los hablantes. El auditorio y
el intérprete conservan un recuerdo desverbalizado, un estado de conciencia
de la idea o del hecho evocado y relatado.
Ahora bien, determinar dónde comienza el sentido de una
interpretación resulta un dilema. ¿En el propio mensaje o en la cabeza del
intérprete? Sin un receptor que lo reciba, no hay interpretación para ningún
auditorio posible y sin enunciado no puede haber ninguna actividad de
interpretación (Casas, 1994).
La comprensión del auditorio, como la de cualquier sujeto, está
estrechamente relacionada con el conocimiento de la lengua en la que
el mensaje se expresa o se reformula en la traducción y también con el
conocimiento del tema tratado, lo explícito y lo implícito. Conviene hacer
notar que la interpretación, en el sentido de comprensión es una actividad
subjetiva como toda actividad humana. La producción y la comprensión

54
de un texto son actividades subjetivas pues cada persona aporta su propia
manera de ver al mundo, de sentirlo y que sus vivencias son, por definición,
singulares.
Las investigaciones que se centran en la interpretación de conferencia,
consecutiva o simultánea, demuestran claramente la objetividad del discurso
interpretado con una inevitable subjetividad de expresión: es poco factible
que dos intérpretes produzcan una traducción idéntica de un mismo discurso
o de un mismo texto.
La diferencia fundamental entre un pensamiento singular y su
traducción es que el primero es subjetivo, tanto en el plano de las ideas como
en el plano de la expresión, mientras que la traducción es objetiva en el plano
de las ideas pero subjetiva en el plano de la reformulación.
Ahora bien, para que se produzca la enunciación diferida del ILS, o
más precisamente su reformulación en lengua meta, conviene preguntarnos
cómo se realiza el proceso de construcción de sentido en la interpretación
simultánea de lenguas naturales, sean vocálicas o viso-gestuales.
En otras palabras, uno puede preguntarse qué pasa en la cabeza del
ILS durante una situación de interpretación simultánea o consecutiva, en una
puesta en escena determinada y qué lo hace mover las manos, el cuerpo y
ajustar las expresiones faciales.
Resulta pertinente entonces, recurrir a los aportes de la
psicolingüística sobre el procesamiento de la información y la construcción
del sentido realizada por quien recibe un mensaje (Clarke y Clarke, 1977;
Hagège, 1985) pues nos orientan en la descripción de diferentes modelos del
proceso de comprensión que se presenta en el receptor-intérprete.

Modelos para armar el sentido

La construcción del sentido de un mensaje está encarada, por un


lado, como un proceso semasiológico, de la forma al sentido y, por el otro,
como un proceso onomasiológico, del sentido a la forma. En la etapa del
procesamiento de la información, el ILS alterna ambos. Esto le permitirá
elegir luego, sea una correspondencia, sea una equivalencia, según mejor
convenga para una adecuada reformulación en lengua meta.

El reconocimiento desde la forma


En el modelo semasiológico, el proceso de comprensión de un mensaje

55
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

se puede describir de la siguiente manera. El receptor-intérprete comienza


por aislar la cadena fónica del mensaje en LO o las imágenes simultáneas del
mensaje en LS e identifica los sonidos o las configuraciones manuales y rasgos
no manuales (RNM) que constituyen esta sucesión de datos sensoriales. Esto
corresponde a la etapa de discriminación y segmentación.
Delimita el contenido del mensaje en LS o en LO en unidades más
pequeñas, conjunto de palabras o de señas, en la etapa de interpretación.
Finalmente, el receptor-intérprete construye la significación global del
mensaje adicionando los sentidos correspondientes a las palabras oídas y/o
las señas vistas, grupos de palabras y/o señas en la etapa de síntesis que dará
lugar a la reformulación.
Este camino para comprender el mensaje da prioridad a la percepción
de formas, significantes, del enunciado. La atención está focalizada en la
realización de procesos de baja complejidad. Además, todo significante que no
pudo ser discriminado y segmentado escapa a la operación de interpretación
y deja un hueco de sentido. Todo significante mal segmentado conduce a un
contrasentido, a un no sentido.
Como señala Christiane Nord (1998), traductóloga especializada en
didáctica de traducción, la unidad de traducción suele definirse como la unidad
de la lengua o del texto fuente tratada por el traductor o por el intérprete en
el proceso de traducción. Pero, los estudiosos de la traducción no se ponen de
acuerdo sobre las proporciones ideales de tal unidad ni sobre el nivel o rango
lingüístico en que está localizada, ni si debiera contener morfemas, palabras,
frases o incluso textos enteros. Por lo tanto, no concuerdan en que se trate
de una unidad horizontal o de una unidad vertical que oriente el análisis del
traductor y del intérprete.
A partir de una base comparativa en el binomio, Otto Kade, un
representante de la Escuela de Traductología de Leipzig, citado por Nord
(1998), afirma que la unidad de traducción es:

“El segmento lingüístico más pequeño del texto de partida que puede
sustituirse, gracias a las relaciones de equivalencia existentes entre dos lenguas,
por un segmento lingüístico de la lengua meta en la traducción, que cumpla las
condiciones de invarancia semántica” (Nord, 1998: 66).

Conviene destacar que la invariancia semántica se refiere tanto


al aspecto lingüístico como al cultural, lo que nos lleva a tener en cuenta la
equivalencia cultural.
Por su parte, Lederer (1994) se refiere a la unidad de sentido
como la fusión en un todo semántico de palabras, -o de señas agregamos
nosotros-, y de complementos cognitivos. Nord (1998) afirma que en el caso
de textos poéticos o textos publicitarios y políticos, en cuya traducción se
intenta mantener la función poética o persuasiva del texto en su conjunto,
56
podría decirse que la unidad de traducción está dada por el texto entero. Por
tal motivo, la autora postula unidades de traducción verticales, es decir, no
secuenciales, e incluso menciona redes de relaciones entre los diferentes
elementos lingüísticos que tienen una misma función comunicativa.
Con el aporte de la lingüística textual y los factores situacionales que
determinan la producción del texto fuente y la recepción del texto meta, la
unidad de traducción adquiere un enfoque más pragmático. Las palabras, las
señas, interesan nada más que como elementos textuales.
En el mismo sentido, Ladmiral (1994) propone una deslexicalización y
desecuencialización de las unidades de traducción para llegar a una semiótica
de unidad de traducción basada en unidades del habla o del discurso.
Resulta difícil entonces, llegar a una conclusión y hablar de unidades
de traducción estáticas y supraindividuales, es decir válidas para todos
los traductores e intérpretes. Funcionalmente, la unidad de traducción es
lo que permite, según el bagaje cognitivo y humanístico de cada traductor
e intérprete, delimitar y anclar el sentido en un segmento del texto con un
soporte auditivo o visual. Cada uno de nosotros determina, intuitivamente,
sus propias unidades de traducción, según sus capacidades interlingüísticas,
interculturales, sus habilidades traductológicas, su experiencia previa y la
puesta en escena de una interpretación concreta.
Advertimos que, al seguir un proceso semasiológico, dicho de otro
modo, de baja complejidad, horizontal o de superficie, el receptor, que actúa
profesionalmente como intérprete, corre el riesgo, por un lado, de distraerse
al estar pendiente de los ruidos ambientales, o de los ruidos internos –
desconocer una palabra o seña, una expresión idiomática-, que lo bloquea y le
impide traducir o en último caso, traducir inadecuadamente.
¿Qué hacer si uno no está seguro de haber comprendido algo?
Kadri Shérifi (1997), Danica Seleskovitch y Marianne Lederer (2002)
sugieren no traducir lo que uno no comprende. Si las circunstancias lo hacen
posible, se puede interrumpir su tarea, pedir al orador que repita o reformule
el enunciado fuente. O bien puede dejar el segmento en suspenso en su
memoria de trabajo. Si puede recuperar y armar el sentido posteriormente
por contexto, puede intercalarlo en otro momento de su reformulación,
siempre y cuando el flujo del discurso original se lo permita.
Resulta evidente que la claridad y la adecuación de la reformulación,
por parte del intérprete, dependerán de la calidad de su comprensión. En
otras palabras, el que comprende mal, traduce mal.
En la simultánea, la tentación de transcodificar, es decir de calcar, es
muy grande y conviene diferenciar un error de sentido de un sinsentido.
Un error de sentido tiene un sentido, por cierto errado, pero sentido
al fin, mientras que un sinsentido no tiene ninguno. Un error de sentido
puede corregirse por el contexto y a medida que la interpretación del mensaje

57
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

avanza, el intérprete puede reajustar, e incluso corregir, su reformulación.


En el ejemplo “El Congreso argentino sanciona la ley de migraciones”,
al significante polisémico “sancionar” se le puede atribuir aisladamente el
sentido de “prohibir”, “castigar”, significados que remiten a diferentes señas
en la LSA (Famularo, 1995).
Así la glosa CONGRESO-ARGENTINA-LEY-PERSONAS-VENIR DE
AFUERA-PROHIBIR resultaría un error de sentido si el enunciado se refiere
a la ley de migraciones 25.875/10 que consagra a las migraciones como un
derecho humano que el Estado argentino debe garantizar.
Recurrir a la desverbalización, buscar el sentido, que es validado por
el contexto cognitivo, permite traducir “sancionar” por “aprobar”.
De tal forma la glosa CONGRESO-ARGENTINA-LEY-PERSONAS-
VENIR DE AFUERA-APROBAR es la reformulación adecuada.
La interpretación es la traducción más fiel posible del mensaje
enunciado sin que implique, necesariamente, fidelidad de palabras, pues,
una traducción al pie de la letra, literal, palabra por palabra o palabra por
seña, no es la condición esencial para una traducción interpretativa. Nos
limitamos a una traducción lingüística y olvidamos que la fidelidad solicita
una equivalencia semántica y funcional.
Nik, el humorista argentino y creador de Gaturro, propone un
“brutish english”, que utiliza una estrategia de traducción, el calco, para
traducir literalmente expresiones del español al inglés. Caracterizada como
una actividad perezosa y desvalorizada pues implica el menor esfuerzo por
parte del traductor e intérprete, el resultado obtenido es desopilante para
los hispanoparlantes y un sinsentido para los angloparlantes. Intención
lograda para la función poética del humor absurdo destinado a los lectores
hispanoparlantes con conocimientos de inglés pero desacertada para una
eventual tarea de traducción destinada a un público angloparlante sin
conocimientos del español.

“To another thing, butterfly!: ¡A otra cosa, Mariposa!


Putting was the goose: Poniendo estaba la gansa” (…) (Nik, 2011: 12).

La atención del receptor-intérprete no debería limitarse a la


estructura de superficie, lo que oye / ve, sino que debe buscar la función,
la intención, lo que se quiere decir con lo que se dice, el querer decir del
enunciado. La equivalencia semántica al mismo tiempo que se respeta las
especificidades propias de cada lengua. Conviene insistir con el diálogo
interno: ¿qué quiso decir tal o cual ego enunciador?, para luego reformular el
mensaje en lengua meta.
Es importante recordar que un texto es producido por un actor
concreto, en una puesta en escena específica, con un determinado fin
comunicativo o para una jerarquía de varios fines comunicativos. Para ello,
58
el ego enunciador utiliza determinados medios lingüísticos o indicadores
funcionales que son específicos de la lengua y cultura en cuestión, señala Nord
(1998). Para la autora, la identificación de unidades funcionales en vez de
segmentos lineales tiene una gran ventaja. Muchas funciones comunicativas
se señalan mediantes rasgos diferentes en varios segmentos del texto:
macroestructurales1, paralingüísticos, sintácticos, léxicos, semánticos, entre
otros. Si por ejemplo, todos los rasgos indicadores de ironía se consideran
como un conjunto funcional, no es preciso focalizar cada una de estas
manifestaciones de intención irónica y tampoco es necesario traducirlas una
por una.
En el receptor-intérprete, el sistema de reconocimiento de formas
opera de forma óptima cuando la información contextual y sensorial se
combinan armónicamente, cada una contribuyendo al análisis integral que
posibilita una reformulación adecuada.
Volviendo al modelo semasiológico, el sentido del mensaje se
transmite en una dirección única: el mensaje se dirige horizontalmente al
receptor-intérprete quien procesa su contenido. El mensaje está orientado
a la recepción y las unidades de sentido son horizontales. Utilizamos este
procedimiento cuando estamos aprendiendo una nueva lengua, sea oral
o de señas, y estamos pendientes del menor detalle de pronunciación o
producción viso-gestual y corporal porque aún no disponemos de un archivo
de información que nos permita ir más rápido en la recepción y el análisis de
los datos sensoriales.
Profesionalmente, el receptor-intérprete recurre a este modelo
cuando está atento a ciertas palabras, a nombres propios, a siglas, a cifras
y a aquellos términos técnicos monosémicos que designan realidades y que
deben corresponderse, casi término a término, en el pasaje del enunciado de
una lengua a otra. No se reformulan, simplemente se transcodifican.
Consideremos otro ejemplo, extraído del discurso en ocasión del
lanzamiento del Operativo Centinela que la responsable del Poder Ejecutivo
de la República Argentina, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, pronunció por
cadena nacional2 y cuya temática giraba alrededor de la política de seguridad
1. La macroestructura textual es el contenido semántico global que representa el sentido
de un texto. Para que un texto sea considerado como una unidad de comunicación, tiene que
poseer un núcleo informativo fundamental: es el asunto del que trata o tema que considera.
La macroestructura textual es pues, un concepto cercano al de tema o asunto del texto,
reinterpretados en el marco del análisis del discurso y fue acuñado por el lingüista holandés Van
Dijk (1977, 1980).
2. En Argentina, tras un acuerdo entre el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia
y el Racismo, el INADI, y la Secretaría de Medios de Comunicación, en coordinación con la
Autoridad Federal de Aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, todos los
discursos presidenciales que pronuncie la mandataria y se difundan por televisión por cadena
nacional, incluyen LSA, Lengua de Señas Argentina, a partir de diciembre 2010. Asimismo los
mensajes emitidos desde la Presidencia de la Nación se publican en el canal YouTube de la
Casa Rosada con subtitulado oculto con el fin de facilitar la accesibilidad de las personas con
59
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

a adoptar para la provincia de Buenos Aires:

“Para que ustedes tengan una idea, el segundo conglomerado que sigue a este
conglomerado de los 24 distritos, es la ciudad capital de Córdoba con un millón
trescientos y dos mil habitantes, según también el último censo, y el tercero
Rosario con un millón ciento diez mil. Esto da la magnitud de la tarea que se está
encomendando (…)” (Fernández de Kirchner, 2010, s/p.).

Los términos que hemos marcado en cursiva, en el párrafo


precedente, corresponden, cada uno de ellos, a una unidad de sentido y se
transcodifican en la interpretación a la LS. Cada uno de ellos, expresados
en español, tiene una correspondencia en su reformulación en la LS. Según
nuestro criterio “ciudad capital de Córdoba” representa una unidad de sentido
que se traducirá por CÓRDOBA – CAPITAL.
Conviene señalar que el receptor-intérprete no permanece totalmente
pasivo ya que en las etapas de discriminación y de segmentación, reconoce
las formas conocidas y no se limita a registrar formas. Luego, en la etapa
de interpretación, el receptor-intérprete atribuye un sentido a las formas.
Procesa la información: discrimina la cadena fónica y/o visual, la segmenta
y la interpreta, comparándola con los datos fonológicos (segmentales y
suprasegmentales) y morfológicos (lexicales y morfosintácticos) que posee
en su memoria cognitiva, sus conocimientos y sus habilidades operativas.
Durante una interpretación simultánea hay que estar atento al
contexto para compensar por intuición, inteligencia y razonamiento lógico,
los defectos de audición, de visión o las lagunas terminológicas que podemos
encontrar en el desarrollo de la tarea.
Durante la etapa de análisis, tendremos que recurrir, simultáneamente,
a la memoria temporaria o de corto plazo y a la memoria permanente o
de largo plazo. La memoria a corto plazo es capaz de codificar, clasificar la
información por los mecanismos de reconocimiento de formas y registrar los
resultados de los análisis a medida que van apareciendo en escena (Lindsay y
Norman, 1980; Bellugi y Klima, 1983).
La reactivación de los recuerdos latentes juega un importante
papel, tanto en la interpretación consecutiva como en la simultánea, pues a
medida que el texto progresa se va apoyando en lo ya enunciado. Cada nuevo
enunciado implica el conocimiento de lo que fue expresado con anterioridad
y contribuye a un encadenamiento semántico. Para poder interpretar textos
extensos, el intérprete debe estar atento a los reenvíos implícitos de los
segmentos anteriores que conllevan la coherencia y el sentido del enunciado.
Para el desarrollo de su tarea, el receptor-intérprete debe poder recuperar,
rápida y eficazmente, la información pertinente contenida en las estructuras
discapacidad auditiva. El discurso en cuestión fue pronunciado en la Escuela de Oficiales de
la Gendarmería Nacional, General Martín M. de Güemes, sito en el partido bonaerense de La
Matanza, provincia de Buenos Aires, Argentina, el 20 de diciembre de 2010.
60
de su memoria permanente donde se encuentra todo lo aprendido, todo lo
visto, todo lo oído. Las competencias lingüísticas, culturales, referenciales
y discursivas vinculadas a una situación de comunicación se encuentran
archivadas en la memoria permanente cuya capacidad es ilimitada. Pero
aclaremos que interpretar no es un ejercicio de memorización sino de
comprensión de información y comprender significa organizar datos
en estructuras lingüísticas gramaticales y culturales, pragmáticamente
aceptables.
Como lo señalan Seleskovitch y Lederer (1984):

“Para que una traducción sea comprensible para quien depende de ella, hay que
repetirse constantemente, al mismo tiempo en que se la realiza, que sólo se trata
de un caso particular de comunicación. ¿Qué pasa cuando alguien tiene algo que
decir? Lo hace comprensible expresándolo a través de formas aceptables para
todos. El sentido es individual pero las formas son sociales”. (Seleskovitch y
Lederer, 1984: 31. Nuestra traducción).

El profesional intérprete no sólo recibe y organiza sino que


también produce y crea. Tiene en su poder la posibilidad de encarar un
proyecto traslativo que lo convierte en un creador intelectual y mediador
interlingüístico e intercultural.
Cuando hablamos de competencia traductológica en el intérprete,
nos referimos al conocimiento del fenómeno de la traducción y al uso de
los recursos del oficio, además del conocimiento de las reglas lingüísticas
y del uso social de estructuras textuales, en al menos dos lenguas. En otras
palabras, a qué estrategia o procedimiento de traducción podemos recurrir,
según qué particular puesta en escena, para qué auditorio y con qué finalidad
comunicativa.
Interpretar de una lengua a otra es integrar armónicamente los
procesos sensoriales, cognitivos y mnemotécnicos en un breve instante. Esto
resulta de una combinación de formación y entrenamiento, con el agregado
de algunas condiciones innatas e individuales.
La receta existe y es la siguiente: una completa concentración a
prueba de nervios, una dosis justa de empatía con el enunciador original
y con el auditorio meta, una porción adecuada de madurez emocional, una
parte de intuición, velocidad y exactitud, sin omitir una generosa medida de
habilidad para dividir y recrear la mente, en al menos, dos mundos lingüístico-
culturales.
En sus comienzos, la interpretación simultánea provocó admiración
y sorpresa. Laura Bertone (1989), intérprete argentina de conferencias de LO,
lo expresa con claridad:

“A decir verdad, ni los mismos protagonistas eran capaces de explicar la forma


en que producían y aprovechaban una fisura en su capacidad de atención para

61
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

lograr escuchar y hablar ´en paralelo´ en tiempo real. La conversión lingüística


simultánea revistió, durante años, el carácter de mágica alquimia. ´De haber
vivido en la Edad Media, estos intérpretes habrían ido a parar derecho a la
hoguera´, observó un día un funcionario estupefacto ante la gesticulación de uno
de ellos. ´Parecía un poseído´. (Bertone, 1989: 29)

El reconocimiento desde el mismo sentido


Pero el receptor-intérprete no sólo se contenta con una operación


semasiológica, de la forma al sentido, sino que asocia instantáneamente
conocimientos lingüísticos y extra-lingüísticos tales como los conocimientos
previos, el conocimiento de la situación, de las personas con quienes
interactúa. Dicho de otro modo, el sentido del discurso va mucho más allá de
la simple significación lingüística del enunciado, también se encuentra detrás
de los implícitos.
El modelo onomasiológico presenta el proceso de comprensión de
otra forma: del sentido a la forma. Michael Riffaterre evocado por Willson
(2004) sugiere que la traducción debe atender menos a la mímesis que a la
semiosis.
Para empezar, el receptor-intérprete establece hipótesis sobre el
contenido del enunciado a partir de los conocimientos a su disposición. A saber,
los conocimientos generales y específicos sobre la situación de comunicación
donde aparece el mensaje; quién se dirige a quién, con qué intenciones
probables, dónde, cuándo y también tiene en cuenta las informaciones que
van apareciendo con el discurso a medida en que se va desplegándose en el
discurrir de la enunciación.
Contamos con algunos lineamientos para los scripts o guiones de las
diferentes situaciones de comunicación y por ende, de traducción. En otras
palabras, existe una cierta estructura global, o clase textual3, que no solo es
condición imprescindible para la producción lingüística sino también un
factor decisivo para la comprensión textual por parte de todos los actores.
Las hipótesis semánticas se establecen en diferentes niveles:
anticipan la significación y el sentido aún imprecisos del enunciado. Podemos
preguntarnos de qué trata el mensaje, tanto en su nivel macro, como en el
nivel más restringido de las diversas unidades portadoras de sentido. La
estructura de superficie representada por las unidades dotadas de formas
tales como el enunciado, la proposición, el grupo de palabras y/o señas, la
3. Para profundizar sobre las tipologías textuales desde distintas perspectivas, sugerimos, entre
otras, la lectura de Capuscio, G.E. (1994) Tipos textuales. Buenos Aires. Oficina de Publicaciones
del CBC, UBA.
62
palabra y/o señas, RNM, las posturas corporales y las inflexiones de la voz
(Famularo, 1995; 2010c) constituyen el andamiaje semántico.
A estas hipótesis semánticas se asocian previsiones formales que
conciernen las formas lingüísticas que revestirán el contenido semántico.
Paralelamente, el receptor-intérprete establece con el discurso que se
despliega, hipótesis formales fundadas en los conocimientos de estructuras
de significantes de la LO y/o de LS en la que está codificado el enunciado.
Luego, procede a verificar sus hipótesis, verificación que se opera no en
una discriminación secuencial, lineal y exhaustiva de la cadena fónica y/o
visual sino por una detección de indicios o pistas que permiten confirmar o
refutar sus previsiones formales y semánticas. La última etapa del proceso
depende del resultado de la verificación pues, si las hipótesis se confirman,
la significación pre-fabricada se integra a la construcción del sentido. Si las
hipótesis no se confirman ni se refutan, el receptor-intérprete suspende la
construcción del sentido y conserva las informaciones en su memoria a corto
plazo para luego integrarlas a otras pistas que pueden llegar con la repetición
o redundancia.
Si las hipótesis se refutan, el receptor-intérprete puede, o bien
recomenzar de cero y establecer nuevas hipótesis, eventualmente a partir
de informaciones y aplicando el procedimiento semasiológico -de la forma
al sentido- o, simplemente, renunciar a la construcción del sentido, situación
límite para el intérprete profesional de quien, socialmente, no se espera que
abandone su tarea de encontrar un sentido. O sale airoso o corre el riesgo de
empantanarse en los vericuetos de la comunicación.
En el modelo onomasiológico, el lugar que se da a las estructuras de
superficie es secundario: la prioridad se encuentra en la operación creativa
de pre-fabricación del sentido del enunciado por el receptor-intérprete. Se
trata de un proceso de alta complejidad donde, sin embargo, las deficiencias
lingüísticas, cognitivas y las perturbaciones emocionales pueden producir
bloqueos en el procesamiento y en la reformulación de información.
Cabe mencionar que una parte importante de la comprensión de
datos sensoriales proviene más de nuestros conocimientos previos, del
bagaje cognitivo individual de cada receptor-intérprete, que de la información
que puede aportar el dato en cuestión. La información suplementaria para
encontrar el sentido proviene del contexto ligado al evento sensorial y el
contexto comprende el medio integral donde se inscriben las experiencias
profesionales y personales. Cuando nos movemos en un terreno familiar y
fácilmente predecible se puede trabajar rápida y eficazmente agrupando
datos para confirmar previsiones y construir el sentido.
Si una persona Sorda dice en LSA:

63
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

CAalt+PJsc+Cñfr+NA+LAab4
PROGRAMA – TELEVISIÓN – ESTAR MUERTO

¿Cómo traducir al español esta sucesión de señas y rasgos no


manuales descriptos como movimiento de la cabeza de lado a lado, ojos
semicerrados, ceño fruncido, constricción nasal y descenso de las comisuras
nasales? (Veinberg y Massone, 1992; Veinberg, 1993).
En la cabeza del ILS comienzan a barajarse las hipótesis. Para poder
interpretar es necesario captar y comprender en forma instantánea todo el
enunciado e incluso, poder anticiparlo. Los diccionarios, los glosarios y las
memorias de traducción informatizadas deberían estar disponibles al mismo
tiempo y en una misma cabeza, o en dos, si se cuenta con un intérprete de
apoyo.
¿El televisor está descompuesto por el hecho de “estar muerto”? Pero
la hipótesis es invalidada por la presencia de PROGRAMA. Se siguen barajando
las hipótesis en microsegundos. ESTAR MUERTO por contexto puede querer
significar “aburrido”, “poco interesante”, de donde resulta la siguiente versión:
“el programa de la televisión es aburrido” o quizás más adecuadamente, “no
hay nada interesante para ver en la tele” (Famularo, 1995; 2010c).
Llamamos contexto de los hechos a la información acumulada por
experiencias previas y utilizada para comprender los hechos que ocurren a
nuestro alrededor. Además, los conocimientos que permiten al ILS-receptor
anticipar el significado del mensaje provienen de diferentes competencias o
saberes que no se limitan al simple conocimiento del código utilizado por el
enunciador.
También deben tenerse en cuenta para una buena recepción,
comprensión y posterior reformulación, a saber:

-las competencias o saberes sociolingüísticos sobre la escenografía


social,
-las competencias psicosociales sobre los actores protagonistas,
-las competencias discursivas sobre el tipo de discurso utilizado,
4. Para la transcripción de las señas en lengua de señas, adoptamos el criterio utilizado por
el equipo de investigación de la Universidad de Buenos Aires y del Conicet de Argentina.
Identificamos las señas por medio de categorías llamadas “glosas”. Las glosas son simplemente
categorías para las señas y como tales, no representan una traducción de la seña a la lengua oral
que corresponda sino que representan el significado más próximo a la seña correspondiente.
Debe entenderse que la correspondencia no es generalmente exacta ni tampoco implica una
correspondencia uno a uno. Las glosas se escriben en letras mayúsculas para distinguirlas de las
traducciones en lengua oral, en nuestro caso de hispanoparlantes, al español. La glosa de una
seña puede requerir de más de una palabra, entonces las palabras se separan con guiones, por
ejemplo TODOS-LOS-DÍAS. Las señas que se construyen a partir del alfabeto manual también se
representan por medio de una serie de letras mayúsculas separadas con guiones C-U-B-A. Los
rasgos morfológicos, sintácticos y discursivos no manuales se representan por medio de una
línea por encima de la glosa (Massone, 1993).
64
-las competencias lingüísticas sobre el código utilizado,
-las competencias traductológicas,
-las competencias referenciales sobre el tema en cuestión y,
-las competencias culturales sobre las comunidades a las que
pertenecen los actores protagonistas.

Para comprender, hay que concentrarse en lo que se escucha o lo


que se ve como un todo, no fijar la atención en cada palabra o en cada seña.
Conviene estar alerta ante lo explícito y lo implícito y ser capaz de echar mano
a todas las estrategias posibles para resolver una situación de comunicación
dada en el aquí y ahora del instante de la enunciación.
Para desempeñarnos con eficiencia profesional debemos poseer
un conjunto de conocimientos, competencias o saberes y también hacer uso
las estrategias de traducción para actualizar esos saberes con la finalidad
de brindar una reformulación aceptable. Esto requiere de un conjunto de
saber-hacer. En resumen, un intérprete competente es aquel que tiene un
saber y sabe qué hacer con ese saber a través de la concreción de un proyecto
traslativo que ofrezca, a quienes solicitaron nuestra intervención profesional,
una reformulación adecuada que produzca el mismo efecto que en los
destinatarios del TO.
Es necesario liberarse de las formas del enunciado para llegar a su
sentido. La fase de desverbalización o de disociación idiomática resulta una
pieza clave para lograr una adecuada reformulación. Se logra a través de
horas de formación, de entrenamiento y de ejercicio de la profesión.
Durante el acto solitario de interpretación, el intérprete moviliza en
algunos microsegundos los saberes acumulados en su memoria cognitiva,
más o menos activos según las personas, sobre un tema determinado y en
una situación de comunicación dada. El valor de su respuesta-interpretación
personal, que constituye una versión expresada en la reformulación final,
variará considerablemente en función del bagaje de cada intérprete en
particular, de su atención y concentración pero también, y sobre todo, de
la forma de aprovechar todo ese capital individual. No podemos ignorar
entonces, el papel determinante del bagaje del intérprete y de los procesos
cognitivos que se actualizan al realizar una reflexión–análisis–acción
interpretante. Cada intérprete fija su elección en un sentido que estima debe
atribuir a los enunciados de la lengua meta que acaba de decodificar, con la
intención de reformularlos en enunciados equivalentes a los de la lengua
fuente. Su combustible, es decir, aquello que alimenta y posibilita su labor
interpretativa, se encuentra en su bagaje cognitivo. Este capital singular y
personal está constituido por la totalidad del saber nocional y emocional
que adquirimos a través de nuestras vivencias personales. Se trata pues, de
un saber empírico que se acrecienta a través de las lecturas, de la educación

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Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

formal e informal, de la actualización permanente, y que constituye el


saber teórico. La comprensión y la interpretación de un enunciado o texto
dependen de ellos, junto con el conocimiento enciclopédico y el conocimiento
del mundo. O mejor dicho, de mundos.

“Ser intérprete es un estilo de vida, es una rutina diaria de lectura y de


informarse a través de todos los medios a disposición en el mundo actual. La
curiosidad es el ingrediente fundamental para desarrollar una rutina de este
tipo. Sin la sana curiosidad que impulsa el progreso y la aventura hacia otros
mundos, el intérprete carece de motor generador para su trabajo, de motivación
y de deseos de servir a los demás” (Drallny, 2000: 17).

Los complementos cognitivos son aquellos elementos pertinentes,


nocionales y emocionales del bagaje cognitivo que se asocian a las
significaciones lingüísticas, culturales de los discursos y los textos para
constituir sentido. Estos complementos son tan indispensables como los
conocimientos lingüísticos para la comprensión y la interpretación de las
secuencias sonoras o visuales.
Toda la técnica y el arte de traducir están basados en el equilibrio.
Jean-Claude Gémar (1995), formador canadiense de traductores, advierte
que;

“Esto [el equilibrio] no se puede enseñar. Es algo que nos trasciende. Se pueden
enseñar técnicas de traducción para que los estudiantes se conviertan en
traductores correctos, pero no se les puede enseñar a tener el genio de la lengua,
el sentido de la oportunidad. Hay que admitir que existen personas que tienen
más talento para traducir que otras” (Gémar, 1995: 7).

El proceso de transferencia es un mecanismo de aproximación, difícil


y complejo, en el que se ponen en juego la capacidad intelectual, la intuición,
el equilibrio y la habilidad de cada profesional.
Otro de los referentes de los estudios de traducción, Jean Delisle
(1993) resume:

“La traducción es un trabajo arduo, mortificante, desesperante incluso por


momentos, pero también enriquecedor, indispensable, que exige honestidad y
modestia” (Delisle, 1993: 87).

Traducir, como acto de comunicación, es reformular en una lengua


de llegada la misma realidad que fuera expresada en la lengua de origen. Esta
realidad se llama sentido. Se trata entonces de una operación de comprensión
y restitución de lo que se dijo por medio de una lengua y no de una operación
de transcodificación de lo que dice la lengua en sí.
La equivalencia en lo dicho no asegura necesariamente la equivalencia
del mensaje pues si logramos determinar la equivalencia de mensaje entre
66
dos fragmentos que difieren en su superficie y si al mismo tiempo podemos
determinar la no equivalencia entre dos mensajes transmitidos por dos
fragmentos idénticos, es que hay dimensiones del discurso que no están
contenidas en lo dicho (Bertone, 1989).
La perspectiva del intérprete trae aparejados procesos de
desdoblamiento y duplicación. Su intervención facilita la confrontación y
dicha confrontación, con múltiples ramificaciones a distintos niveles, sirve
para detectar dimensiones discursivas en el interior de una misma lengua.
Se define la fidelidad de una interpretación por su valor de
equivalencia con los sentidos expresados en la lengua de origen (exactitud) y
luego con su conformidad a la estilística (inteligibilidad) de la lengua en que
se reformula.
Una interpretación está completa cuando el sentido que transmite
está completo y resulta de lo explícito lingüístico y de lo implícito de
conocimiento. La reformulación es un asunto de sentido y no exclusivamente
cuestión de cantidad de elementos lingüísticos transmitidos.
Insistimos: no solo basta con preguntarse qué dijo el enunciador
sino también qué quiso decir e incluso cómo lo dijo. Tales preguntas nos
orientan para permitirnos la identificación con el ego enunciador original y
poder realizar luego, una reformulación fidedigna con el mismo espíritu del
original. Lou-Anne Walker (1987), escritora e intérprete ASL-inglés afirma:

“Según el Código de Ética de los intérpretes, se espera de mí que interprete


todo lo que se dice, incluyendo una sirena que suena en la calle o el acceso de
tos de alguno de los presentes. Si se hacen comentarios que desacrediten a
la persona Sorda, tengo que traducirlos exactamente como fueron dichos. Mi
interpretación debe ser fiel. Si la persona Sorda está disgustada, entonces mi voz
debe oírse enojada. Si la persona Oyente está furiosa, entonces mis señas deben
golpear el aire” (Walter, 1987: 151-2. Nuestra traducción).

Valentín García Yerba (1989) resume la excelencia del proyecto


traslativo en la fidelidad. Se trata de aplicar la regla de oro de decir todo lo que
dice el texto original, no decir nada que éste no diga y decirlo con corrección
y naturalidad en la lengua meta.
Las dos primeras normas comprenden y exigen la fidelidad absoluta
al contenido, la tercera autoriza la libertad necesaria en cuanto al estilo. La
dificultad y el desafío residen en aplicar las tres normas al mismo tiempo.
Recalquemos que importa siempre mantener y ser fiel a la unidad
semántica del enunciado, a la intención y finalidad del mensaje y a la
gramaticalidad, sin olvidar un nivel de aceptabilidad en la reformulación. Ser
fiel en todo, ser exacto y completo, reproducir y reformular hasta el mínimo
detalle del mensaje original debe entenderse y aplicarse al sentido.
El intérprete acepta voluntariamente un contrato tácito de
complicidad con cada uno de los egos enunciadores que lo llevará a prestar
67
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

un servicio de mediador lingüístico y cultural, además de firmar, en algunos


casos, un contrato de confidencialidad.
La interpretación en modalidad simultánea es por esencia un acto
creativo, individual y solitario pues, solitariamente pensamos-interpretamos-
traducimos-reformulamos cuando realizamos nuestra labor. En la práctica, la
responsabilidad del profesional determina sus elecciones. La reflexión sobre
la práctica es además inescindible de la experiencia de traducir, como postula
Berman (1999) y advertimos en intercambios entre colegas.
Adaptando las palabras de Kerbrat-Orecchioni que citamos en el
comienzo del capítulo,

“Toda palabra quiere decir lo que yo quiero que signifique, pero al mismo
tiempo toda palabra quiere decir lo que quiere decir (hay un sentido en la
lengua). Hablar es, precisamente, procurar que coincidan esas dos intenciones
significantes, esos dos querer decir”. (Kerbrat-Orecchioni, 1997: 23)

En una situación de comunicación en tríada, reformular en la lengua


meta sería precisamente procurar que coincidan esas tres intenciones
significantes, estos tres querer decir. Se trata de una aproximación difícil, una
compensación que puede despertar críticas, una aventura humana riesgosa
pero apasionante con la brújula marcando el norte del sentido.
Como formadores de ILS podemos preguntarnos cómo ejercitar en
nuestros estudiantes una serie de estrategias y técnicas que se orienten al
desarrollo de las competencias necesarias para realizar una interpretación
simultánea o consecutiva adecuada.
Para la fase analítica de comprensión e interpretación, será necesario
desarrollar en los estudiantes competencias y capacidades comprensivas y
de análisis textual para conseguir una correcta interpretación del sentido
del mensaje a traducir. En otras palabras, invitarlos a que se adentren en el
mensaje, diluciden la información en el contenido, develen los sobreentendidos
y presuposiciones implícitas, lo no dicho, descubran el mecanismo mediante
el cual fue elaborado, recuperen su marco referencial y situacional, sus
funciones y las intenciones del ego enunciador. Los elementos del mensaje
son desverbalizados y en cierto modo, asumidos como propios por parte
de cada nuevo ego enunciador. Este proceder permitirá elaborar un nuevo
mensaje que pretenderá recubrir el mismo espacio semántico y reproducir
funciones comunicativas similares con la misma intención y finalidad que el
enunciado fuente.
La formación profesional apunta también al desarrollo de
competencias expresivas para reformular un texto que reproduzca, lo más
fielmente posible, el primitivo acto de comunicación, con una intención
similar y características funcionales equivalentes.
Como señala Nord (1998):

68
“En la enseñanza de la traducción, las unidades funcionales tienen la gran
ventaja de motivar a los alumnos a que no se fijen exclusivamente en los
elementos lingüísticos concretos del texto de partida, y a que enfoquen más
bien sus funciones comunicativas y las del texto, logrando así la naturalidad y
funcionalidad que solemos exigir de sus traducciones” (Nord, 1998: 76).

Si hay algo que debemos hacer a lo largo de toda nuestra tarea


profesional de ILS, es tomar decisiones. Para ello necesitamos comprensión y
expresión, las dos alas que nos ayudarán a despegarnos de la materialidad del
mensaje, pues como afirma García Yebra:

“Si le fallan cualquiera de ellas, no podrán remontar vuelo, se arrastrarán


penosamente a ras de tierra” (García Yebra, 1994: 312).

Remontar vuelo puede no siempre resultar una empresa fácil. Es


preciso que soltemos el lastre de las palabras… y de las señas.

69
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

70
Capítulo V
Reformular para otros en lengua meta
“Agarrate Catalina que vamos a interpretar1”

Umberto Eco (2009) se pregunta: ¿qué quiere decir traducir?,

“La primera respuesta “decir lo mismo en otra lengua” sería una buena respuesta,
y también consolatoria, si no fuera porque, en primer lugar, tenemos muchos
problemas para establecer qué significa “decir lo mismo”, así como tampoco
sabríamos dar una respuesta satisfactoria para todas esas operaciones que
llamamos paráfrasis, definición, explicación, reformulación, por no hablar de las
pretendidas sustituciones sinonímicas. En segundo lugar, porque no sabemos
qué es el “lo”, esto es, ante un texto no sabemos lo que debemos traducir. Y, por
último, porque, en algunos casos, abrigamos serias dudas sobre lo que quiere
decir decir (…)” (Eco, 2009: 13).

Menudo trámite nos espera a quienes recogemos el guante de la


traducción y de la interpretación. Ladmiral (1994), por su parte, precisa que
por regla general aquellos que critican una traducción le reprochan a quien
la hizo, el haberse alejado del texto original o fuente como si la traducción
fuese, inconscientemente definida, en términos de identidad. Toda teoría de
la traducción se confronta con un antiguo problema filosófico: lo Mismo y
lo Otro. Sabemos que el texto meta no es el mismo que el texto fuente pero
tampoco es completamente otro. El concepto de fidelidad al texto fuente crea
esta ambigüedad, según hablemos de fidelidad al pie de la letra o al espíritu
de la letra.
Dentro de la teoría general de la traducción, podemos distinguir
dos posiciones históricas: la de los fuentistas, aquellos que proponen ser lo
más fieles posibles a la fuente, y la de los arribistas, quienes tienden a dar
más importancia al trabajo sobre el texto de llegada o meta. En tal sentido,
Ladmiral (1994) explica,

“Para decirlo claramente, voy a precisar que hay dos formas fundamentales de
traducir: están los que yo llamo los fuentistas, aquellas personas que se inclinan
por el significante de la lengua, que privilegian la lengua fuente y los que yo
llamo los arribistas. Aquellos que ponen el acento no ya en el significante, ni
siquiera en el significado sino más bien en el sentido, no de la lengua sino de la
palabra o del discurso. Se tratará entonces de traducir recurriendo a los propios
recursos de la lengua meta” (Ladmiral, 2004: XV. Nuestra traducción).

1. Parafraseamos la expresión rioplatense que se usa para advertir del comienzo de una dificultad
(Diccionario del habla de los Argentinos (2004) Buenos Aires: Espasa Calpe. La Nación. Academia
Argentina de Letras. 1ª edición, 191).
71
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

Willson (2004) nos recuerda que,

“En 1813, el teólogo alemán Schleiermacher afirmaba que hay dos maneras
fundamentales de traducir: o bien el traductor deja al escritor lo más tranquilo
posible y hace que el lector vaya a su encuentro (exotiza), o bien deja lo más
tranquilo al lector y hace que vaya a su encuentro el escritor (aclimata). En
1976, Georges Mounin agrega una máxima prescriptiva a esta observación
de Schleiermacher: una vez que el traductor ha decidido cuál de las dos
modalidades adoptar, la calidad de su traducción depende de la coherencia con
la cual sigue la modalidad elegida” (Willson, 2004: 180).

Traducción e inteligibilidad


Advertir transformaciones entre el TO y el TT resulta una evidencia
empírica. Estas diferencias corresponden y aparecen a través de diferentes
estrategias o procedimientos técnicos de traducción que operan en el
proceso traslativo en sí mismo. En algunos casos, es posible recurrir a
tres procedimientos de la traducción directa: el calco, los préstamos y la
traducción literal, sin que por ello peligre la inteligibilidad del mensaje. La
reformulación de correspondencias ocurre cuando las palabras o las señas
tienen un peso importante. En el caso de textos escritos jurídicos, en actas
notariales, en contratos y tratados: las palabras no son solo instrumentos a
través de los que percibimos sentido, tienen un peso propio y una significación
invariable, cualquiera sea el contexto. En la interpretación simultánea o
consecutiva a vista de textos, y nos referimos con esto precisamente a la
reformulación de textos en lengua escrita a textos en LS, la acción traslativa
se realiza muchas veces por medio del calco, del recurso al alfabeto manual o
a la labialización. La aparición de comillas en el mensaje en LS es otro de los
recursos observados y que marca la intervención directa del ego enunciador
ILS. Como si fuese un pie de página indicador de su marca personal en el
texto, una nota del intérprete que, como veremos más adelante, puede ser
percibida como una interferencia. Está claro que la LS toma como préstamo
del español las comillas puesto que corresponden a una grafía de la lengua
escrita. Su presencia indica la voluntad del ILS, en la fase de reformulación en
lengua meta, por apegarse a la lengua del texto original y hacerlo notar en su
versión.
En otras ocasiones, señala oportunamente Lederer (1994), cuando
los referentes son designados por una enumeración, vemos que no es
posible construir una idea o una unidad de sentido. Se recurre entonces a la
correspondencia término a término. Del mismo modo, se corresponden los
términos técnicos, o aquellos lexemas o sintagmas que, por destino, son una
etiqueta conceptual monosémica y están privados de sinónimos.
72
“Comprá azúcar, leche, manteca y harina”.
COMPRAR PRO2 – AZUCAR – LECHE – MANTECA – HARINA

Los procedimientos de préstamos, calcos y reformulación literal se


refieren a una problemática gramatical y léxica más general. Se afirma que
una reformulación en lengua meta es exitosa cuando no se advierten errores
de lengua ni errores de métodos. Podemos acordar en qué significa para los
hablantes de una comunidad un error de lengua. Ahora bien, para determinar
un error de método, podemos acordar en que se trata de una tendencia al
uso abusivo de correspondencias, al exceso de una traducción lingüística
que atenta contra la inteligibilidad del mensaje. La traducción literal, palabra
por palabra, se denomina transcodificación o en la literatura sobre la LS,
transliteración2.
En otros casos, la inteligibilidad del texto meta se asegura a través de
una traducción oblícua que incorpora transposiciones, modulaciones e incluso
adecuaciones culturales. Nos orientamos entonces hacia una traducción
interpretativa, esto es, una traducción por equivalencias. Inclinarse por un
enfoque interpretativo hace que una reformulación adecuada corresponda
a un proyecto traslativo, según los lineamientos de la teoría interpretativa
de textos. El aporte de la Escuela del Sentido fue plantear la necesidad de
dar prioridad a la recuperación de la función semántica y pragmática en
el momento de la reformulación en la lengua meta, sin tener en cuenta el
molde morfosintáctico del texto original. En la práctica de nuestro quehacer
profesional, recurrimos tanto a traducciones directas como a las oblicuas.
Corresponde a cada ILS y según los diferentes momentos de intervención
profesional, definir qué camino tomará su reformulación para que el texto
meta sea inteligible para quienes está destinado y, al mismo tiempo, fiel al
texto original.
Resulta importante tener en cuenta que las equivalencias se dan
entre los textos, el TO y el TT, mientras que las correspondencias vinculan
entre sí los elementos lingüísticos, palabras, sintagmas y formas sintácticas.
Una reformulación exitosa apunta a una equivalencia global y funcional entre
el TO y el TT. Las correspondencias responden a necesidades puntuales donde
es necesario reformular literalmente término a término, pero la aplicación
sistemática de correspondencias, que nos lleva a un calco, difícilmente
permite lograr la deseada equivalencia entre textos.
Específicamente el concepto de equivalencia parece reproducir la
ambigüedad que conlleva la actividad de traducción. Quizás para despejar el
panorama, podemos precisar que se trata reproducir la identidad de habla a
2. Véase Winston, E. A. (1990) “Transliteration: what´s the message?”, en Lucas, C. The
sociolinguistics of the Deaf Community, San Diego: Academic Press, 147-164 y Famularo, R.
(1995), op. cit. 48-57.
73
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

través de la diferencia de lenguas, siguiendo estos dos conceptos de la teoría


saussuriana.
Nord, citada por Mercè Tricàs Preckler (1999) explica,

“La traducción es el producto de un texto de llegada funcional que mantiene


con el texto de partida una relación acorde con la función que éste posee o
pretende poseer. La traducción permite la realización de un acto comunicativo
que, debido a barreras lingüísticas y culturales, no hubiera sido de otro modo
posible” (Tricàs Preckler, 1999: 58).

Lederer (1994) señala que la equivalencia cognitiva aparece con


la conjunción del semantismo del texto y de los complementos nocionales
que aporta cada intérprete en su tarea. En tal sentido, Eco (1985) propone la
siguiente definición de texto:

“Un tejido de espacios blancos, de intersticios para llenar (…) [que] vive por
la plusvalía de sentido que le aporta el destinatario (…) un texto quiere dejar
al lector la iniciativa interpretativa, incluso si desea ser interpretado con
un margen suficiente de univocidad. Un texto quiere que alguien lo ayude a
funcionar. (Eco, 1985: 68).

El autor se refiere al texto escrito pero su explicación es también


válida tanto para el texto en LS como en LO, pues como ya fuera mencionado
con anterioridad, cuando traducimos reformulamos un texto para otros. De
tal modo que, para el intérprete destinatario en su reformulación para otros,
la equivalencia es el resultado, a la vez de un método razonado, a través de
su esfuerzo lingüístico y cultural por ver, oír y sentir y también de intuición,
re-expresar lo que vio, oyó y sintió. Se espera además, que su reformulación
provoque en los destinatarios del TT el mismo efecto que el TO tuvo con los
suyos.
El problema de la correspondencia entre el TO y su reformulación en
lengua meta estuvo presente en casi todas las reflexiones sobre la traducción
desde Cicerón en adelante, señala Willson (2004). Ballard (1998), por su
parte, ubica en Roma el comienzo de la traducción para Occidente. Cicerón
traduce de la lengua griega para transmitir a los Romanos la elocuencia ática
y fue el primero en tener una conciencia lingüística frente a las diferencias
que plantea la traducción.
Hubo que esperar unos cuantos siglos para que la ley de equivalencia
fuera formulada, en los años sesenta, para definir el proceso mismo de
traducción:

“Dado que, ´estrictamente hablando, no hay equivalentes idénticos´[…], al


traducir uno debe tratar de encontrar el equivalente posible más cercano. Sin
embargo, hay dos tipos fundamentalmente diferentes de equivalencia: una que
puede llamarse formal y otra que es principalmente dinámica. La equivalencia

74
formal se centra en el mensaje, tanto en su forma como en su contenido. En esta
traducción, el traductor se concentra en la correspondencia de poema a poema,
de oración a oración, de concepto a concepto. Con esta orientación formal, el
traductor intenta que el mensaje en la lengua receptora se corresponda lo más
estrechamente posible con los distintos elementos en la lengua fuente. Por el
contrario, una traducción que intenta producir una equivalencia dinámica y ya
no formal está basada en ´el principio del efecto equivalente´ […] En este tipo de
traducciones, el traductor ya no se concentra tanto en la correspondencia entre
mensajes de la lengua fuente a la lengua meta, sino en la relación dinámica: ésta
debe ser sustancialmente la misma que existe entre los receptores del original
y el mensaje. Una traducción de equivalencia dinámica apunta a la naturalidad
completa de la expresión, e intenta relacionar al receptor con los modos de
conducta relevante dentro del contexto de su propia cultura” (Nida y Taber,
1969: 129).

Por su lado, Willson (2004) advierte que:

“Para llegar a la aceptabilidad del texto traducido en el marco de la cultura


receptora, han debido producirse una serie de transformaciones que siguen
determinadas ´estrategias de traducción´, y contienen, implícitamente, la
posición del traductor como portavoz de un grupo social que se ha forjado un
sistema de representaciones. Esa posición frente a determinado debate estético
dentro de la cultura importadora puede comprenderse en toda su significación
cuando se repara en las modificaciones que el traductor opera sobre el texto
fuente (…)” (Willson, 2004: 29).

Las transformaciones que aparecen en la traducción oblícua operan


sobre el TO y se evidencian en el TT. En la práctica, señala Ladmiral (1994),
la traducción siempre será parcial y siempre podrá ser de todo otro modo. Es
decir, es posible y de hecho pueden existir otras versiones de un mismo TO.
Como cualquier otro acto de comunicación, el concepto básico de
entropía, aplicado en la teoría de la información, nos orienta para entender el
nivel de incertidumbre que existe en cualquier experimento o señal aleatoria.
Se trata también de la cantidad de “ruido” o “desorden” que contiene o libera
un sistema. De esta forma, podemos hablar de la cantidad de información que
lleva una señal. Existe entonces un cierto grado de entropía: algo se pierde en
el pasaje de la información. Pero también algo se gana y el desafío consistirá
en elegir el mal menor. Las elecciones traslativas personales se orientarán
hacia la finalidad del texto meta, el público meta, su nivel de familiaridad,
exotismo o lejanía cultural con el texto fuente.
Según Berman (1999), un recorrido por la historia de la práctica
de la traducción demostraría que esta actividad suele ser la aclimatación de
lo extranjero, su naturalización. El hecho de que haga posible la circulación
en determinada cultura de un texto antes inaccesible en su extranjeridad es
un índice del etnocentrismo de origen. Toda traducción, hasta cierto punto,
domestica, y se vuelve inteligible para el auditorio meta cuando éste se
reconoce a sí mismo, identificando los valores vernáculos que están inscriptos
75
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

en ella a través de determinadas estrategias discursivas (Willson, 2004).


La reformulación del texto extranjero en lengua comprensible
y aceptable para la cultura importadora es en cierto modo un acto de
domesticación que crispa y lleva a protestar a quienes intentan preservar
la identidad del texto fuente, aun a expensas de su inteligibilidad para otro
auditorio que no es el original. En tal sentido, Willson (2004) señala que si
bien la estrategia de domesticación o aclimatación carece teóricamente de
límites, pues algo siempre puede hacerse más familiar, más inteligible para el
receptor, la estrategia está limitada por las reglas de legibilidad de la lengua
meta. Si la aclimatación es excesiva nos encontramos con una versión libre del
original.
El reconocimiento del carácter incompleto de una reformulación
en otra lengua nos enfrenta también a otra realidad: reformular, traducir
una lengua a otra no consiste simplemente en establecer equivalencias de
sentidos sino dar cuenta de algunas imposibilidades para transitar de un
sistema cultural a otro. Reconocer que la traducción nunca es un texto acabado
y definitivo, puede resultar un poco inquietante y desalentador. Anuncia no
solo que siempre puede haber otra versión, incluso por parte de quien la
realizó en otro momento. Si como afirma Heráclito, nunca nos bañamos dos
veces en el mismo río, nunca reformulamos dos veces y del mismo modo, un
mismo texto. Cabe precisar que estamos hablando de un texto en LS o en LO
que fluye espontáneamente. Lejos estamos de un texto, guionado y congelado
en cualquier lengua, que posibilita memorizar una reformulación en lengua
meta.
El problema de la traducción es que también nos enfrenta con lo no
dicho del Otro. En términos culturales, cuanto más lejana es la lengua del
Otro, cuanto menor es la zona común, más importante son los implícitos que
aparecen radicalmente diferentes. Las vivencias culturales no son idénticas
entre las diferentes comunidades. Nuestra intervención también implica
develar implícitos. Podemos dar a conocer la cultura extranjera pero no
podemos reemplazar a través de la traducción las vivencias históricas y
culturales del Otro.
Mucho se discutió sobre la imposibilidad de traducir, decir lo mismo
pero en otra lengua. Seguir esta punta del ovillo significa, afirma Gabriela
Adamo (2004), es elegir una postura extrema, sin respuesta y sin salida,
que hace a la esencia misma del lenguaje. Esto no resulta productivo para
un traductor/intérprete de quien se espera que reformule el mismo mensaje
en otra lengua. La experiencia demuestra que se puede reformular el mismo
mensaje en otra lengua, aunque la tarea sea ardua y penosa en algunas
ocasiones. Quizás, como aconseja García Yebra (1994) sea preciso renunciar a
la traducción… perfecta y acabada. En todo caso, toda versión es simplemente
una versión, como mencionara Ladmiral (1994), en referencia al texto

76
reformulado en lengua meta.
Las traducciones pueden resultar entonces, lacunarias, incompletas y
refutables, nos advierte Cordonnier (1995). Delisle (1993) también nos pone
en guardia ante una pretensión de perfeccionismo exagerado. Nos recuerda
que traducir consiste únicamente en reelaborar un mensaje que se aproxime,
en la medida de lo posible, al acto de comunicación inicial y nos señala:

“La traducción es el arte de la aproximación. No es ni puede ser una disciplina


exacta. Hay grados de comprensión, la naturaleza y la función de los textos
explican, en parte, los límites relativos a la transferencia interlingüística del
sentido del mensaje (…) Cada texto es un desafío, no está totalmente bien o mal
traducido, sino que muestra lamentables errores y brillantes soluciones” (Deslile,
1993: 78. La cursiva es nuestra).

La traducción no puede además, ignorar la opacidad del mensaje en


ciertos casos. Esto no tendría que hacer de los traductores/intérpretes chivos
expiatorios de los malentendidos culturales ya que se vincula con el carácter
incompleto de las lenguas y la diversidad de las vivencias culturales. Toda
traducción alterna entre correspondencias, fidelidad a la letra y equivalencias
semánticas, libertad con respecto a la letra. En otras palabras, el desafío
consiste en encontrar un delicado equilibrio entre fidelidad, creatividad y
talento para cada traductor/intérprete.

Transposiciones y modulaciones


Además de la traducción directa, Paul Vinay y Jean Darbelnet (1968)
proponen una conceptualización de algunos modos de hacer del traductor/
intérprete que contemplan cuatro procedimientos de traducción oblícua. Se
trata, en realidad, de técnicas, formas o grados de compensación y restitución:
la transposición, la modulación, la equivalencia y la adaptación.
La transposición sustituye o remplaza categorías gramaticales,
se transpone el contenido semántico sin que esto implique pérdida de
significación. Cabe señalar que cada lengua posee un sistema gramatical que
le es propio y esta simple divergencia del funcionamiento gramatical de los
dos sistemas lingüísticos en contacto, hace que en la traducción se efectúen
diversas manipulaciones transpositivas.
La modulación implica una paráfrasis sinonímica, la misma idea
se expresa de diferente forma en el TO y en el TT. La equivalencia toma
al enunciado original como un todo y propone un enunciado meta que
corresponda a la misma situación referencial, no lingüística. Se sustituyen por
medios estilísticos y estructurales totalmente diferentes para expresar una

77
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

misma realidad. Es el procedimiento utilizado en algunos casos de refranes,


frases hechas o metáforas lexicalizadas.
La adaptación se distancia un tanto de las técnicas propiamente
transpositivas para presentar un modo más alejado de recuperación textual.
Es un recurso compensatorio que aparece en situaciones donde es imposible
traducir debido a lejanías culturales. Se puede recurrir, en estos casos, a
una analogía. La versión libre corresponde a la adaptación que se toma las
mayores licencias con respecto al TO.
Tricàs Preckler (2000) propone resumir las diferentes restituciones
en dos grandes grupos de técnicas de la práctica traslativa: transposiciones y
modulaciones que con frecuencia se presentan conjuntamente.
Con una marcada posición fuentista, Berman (1999) enumeró,
para el caso de la traducción de textos narrativos, algunas inevitables
fuerzas deformantes, inherentes a la traducción, que operan sobre el TO que
advertimos también empíricamente en versiones en LS o en LO. Se trata de
la aclaración o explicitación, la racionalización o tendencia a recomponer
frases según un orden del discurso, el embellecimiento, la condensación y el
empobrecimiento, entre otras.
Una versión en lengua meta puede ser más larga que en lengua
original: es lo que comúnmente se llama hipertraducción o sobretraducción.
Aunque también es preciso reconocer que muchas veces, la técnica de
amplificación es un recurso adoptado por el traductor o el intérprete para
expansionar un segmento del TO debido a las limitaciones de las lenguas y
la distancia de las culturas. Advertimos, sin embargo, que al utilizarlas con
profusión, se corre el peligro de ampliar innecesariamente el texto mediante
expansiones o agregados y paráfrasis innecesarias.
La aclaración, por su parte, es inherente al acto de traducir en
el sentido en que se explicitan los implícitos. Pero como señala Berman
(1999), esta explicitación puede ser la manifestación de algo que permanecía
escondido y oculto en el TO. En un aspecto positivo, la traducción lo saca a la
luz y lo comunica, pero en sentido negativo, la explicitación clarifica algo que
voluntariamente permanecía oculto en el TO. El traslado de la polisemia a la
monosemia es una forma de aclaración que conlleva una expansión. Se trata
de una decisión personal que debe tomar el traductor/intérprete para quien
también la imprecisión resulta una elección.
El embellecimiento sigue la lógica de la racionalización o tendencia a
recomponer frases según un orden del discurso que, en este caso, prioriza la
estética y la elegancia de las formas aún cuando el TO sea ascético o neutro.
Podemos advertir también que una reformulación en lengua meta
es más corta que el texto original: se trata entonces de una hipotraducción
o infratraducción. Se evidencian condensaciones de ciertos elementos de la
lengua original como un modo de aligerar segmentos del TO. Restringidos

78
por el tiempo (en el caso de interpretaciones simultáneas) o por el espacio
(en el caso de traducciones que exigen una misma paginación que el original
o en el caso del subtitulado) esta técnica resulta productiva siempre y cuando
no se altere la fidelidad del contenido. Pueden traer aparejados fenómenos
de empobrecimiento no solo cuantitativo sino también cualitativo. La riqueza
significante del TO puede condensarse en una versión neutra, ascética e
incluso pobre, en el TT.
En el discurrir de los intercambios verbales y no verbales en una
puesta en escena determinada, aparecen o desaparecen las zonas comunes
entre las lenguas y se advierten las fatales divergencias lingüísticas y
culturales. Nos referimos a aquellos conjuntos de conocimientos, creencias,
protocolos y suposiciones comunes que comparten los actores de una misma
compañía lingüístico-cultural. Al advertir que la zona común es inexistente,
fenómeno que no aparece únicamente entre la LS y la LO, cada intérprete
decide incluir en su proyecto traslativo, transposiciones, modulaciones,
anexiones y adaptaciones que pondrán en evidencia ganancias y pérdidas.
El proceso de transferencia se vuelve una aproximación difícil y compleja.
La práctica de la anexión es la búsqueda de equivalentes cuya función es
reemplazar las connotaciones culturales extranjeras. Es muy posible que el
intérprete se encuentre, en algún momento de su recorrido profesional, en la
disyuntiva entre la traición y la imposibilidad de traducir. La transparencia y
la coincidencia entre las culturas es un mito.
Como un profesional virtuoso, se espera que pongamos en escena
toda nuestra capacidad intelectual, nuestra intuición y nuestra habilidad
expresiva. Y como en cualquier trabajo que se ejerce ante un público, estamos
expuestos a las críticas y a los aplausos antes de desaparecer del escenario
discretamente entre bambalinas (Famularo, 2010c).

Las interferencias

La aparición de las interferencias es el resultado de un fenómeno


interno e individual de un locutor que conoce y es hablante de, al menos
dos lenguas. Las interferencias, las transferencias, las contaminaciones
y las filtraciones de una lengua a otra, son algunos de los fenómenos que
sobrevuelan y acechan el cielo de un traductor /intérprete.
Las interferencias son consideradas peligrosas para la actividad
de traducción. Para Seleskovitch y Lederer (2003), el calco lexical y el
sintáctico representan el menor esfuerzo en la reformulación. Para Delisle
(1982), las transferencias ponen de manifiesto un desconocimiento de las
reglas de funcionamiento de las lenguas fuente y meta pues, cuanto mayor

79
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

sea el conocimiento lingüístico en ambas lenguas, menor será el riesgo de


interferencias.
La visibilidad de las interferencias se hace más evidente cuando
el traductor/ intérprete siguen la configuración del TO en una traducción
directa según un modelo semasiológico. Al tratar al TO desde un modelo
onomasiológico, con una traducción oblicua que contemple modulaciones,
equivalencias y adaptaciones, el riesgo es menor en la etapa final de la
reformulación.
Ahora bien, como recuerda la traductora Beatriz Diez (2007),
durante las últimas décadas del siglo XX, los Estudios de Traducción y la
mirada científica de Gideon Toury (2004) que tiene en cuenta los procesos
cognitivos, retomaron la clásica y antigua dicotomía entre fidelidad e
infidelidad del traductor/intérprete como grados de ajuste a la configuración
del TO o de interferencias en el TT, en relación con el papel de la traducción en
la cultura receptora. La visión filosófica de Berman (1995) postula la defensa
de una hermenéutica que se plantea la pregunta sobre el sujeto traductor y la
circunstancia en que traduce.
Toury (2004) señala que la presencia o ausencia de interferencias en
una traducción son indicios de la voluntad de ajustarse, en mayor o menor
grado, a la configuración de un TO. Berman (1995), por su parte, inscribe
estas extrañezas en un marco más amplio e invita a verlas en el tejido textual
como pistas sobre el sujeto traductor/intérprete, su posición y su proyecto
traslativo.
Adamo (2004) reconoce que no hay nada más fácil de criticar que un
texto traducido pues siempre pueden existir otras versiones de un mismo TO.
Sin embargo, los aplausos y las críticas dependerán, en parte, de la falta de
adecuación a la función que el texto tiene encomendada y por lo cual ha sido
creado por su enunciador original.
Algunos parámetros de comprensión del texto fuente deben poder
reflejarse a nivel de la reformulación en el texto meta. Tricàs Precker (1999)
reconoce que los aplausos son justificados cuando existe:

“Una adecuación de la función textual,


una adecuación de las intenciones del enunciador a la nueva situación de
comunicación: explicitaciones e implicitaciones,
una adecuación del marco cultural a la nueva situación a través de adaptaciones
que originan ganancias y pérdidas,
una evaluación de la explicitación de elementos culturales opacos para el
destinatario que no comparte la lengua cultura de origen,
una correcta adecuación de chistes, juegos de palabras, fragmentos de poemas
y canciones,
una correcta valoración de ganancias y pérdidas estilísticas,
una correcta aplicación de técnicas estilísticas compensatorias,
una adecuación a las necesidades y exigencias del cliente de la interpretación,
una correcta aplicación de las técnicas traductoras al utilizar modulaciones y

80
transposiciones,
una correcta aplicación de mecanismos amplificadores,
una correcta aplicación de mecanismos sintéticos,
una correcta reorganización y reconstrucción,
una precisión léxica con el hallazgo de los términos adecuados,
una correcta adecuación a la isotopía textual,
una correcta utilización de terminología específica apropiada,
un correcto dominio de expresiones idiomáticas y alusiones culturales,
una correcta adecuación de referencias culturales” (Tricàs Precker, 1999: 57)

Las críticas son atendibles cuando:


“Se detectan omisiones o infratraducción,
se detectan segmentos incoherentes y sin sentido,
se detectan errores por falta de conocimiento del texto fuente,
se detectan deficiencias en la utilización de términos,
se detectan errores por sobretraducción a través de segmentos innecesariamente
expandidos que modifican la forma o el contenido del texto fuente,
se detectan ambigüedades léxicas” (Tricàs Precker, 1999: 58)

La interpretación es esencialmente un acto creativo, individual,


militante, solitario y solidario porque necesario. En cada escenario de
interpretación, el intérprete se vuelve autor intelectual y actor coprotagonista.
Somos activos coprotagonistas que intervenimos en intercambios
multiculturales pues pensamos, desverbalizamos, interpretamos,
traducimos, reformulamos y creamos.
Todo lo que antecede no hace más que demostrar que los mecanismos,
procesos y saberes que entran en juego en la actividad traslativa no son
simples. La diversidad de soluciones y versiones ante un problema concreto,
en una puesta en escena particular, pone de manifiesto que, en esta actividad
humana no existen esquemas precisos ni sistematizaciones rigurosas pero
que, sin embargo, demanda de cada uno de nosotros una rigurosa honestidad
intelectual.

81
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

82
Capítulo VI
Cuidar al mensajero

La actividad de interpretación en LS-LO es un fenómeno empírico


que involucra mente y cuerpo. La concentración, la atención y los procesos
cognitivos que se ponen en juego para escuchar, ver, comprender, analizar
y reformular las ideas de manera coherente y adecuada en la lengua meta,
constituyen lo que la neurociencia denomine una actividad que “calienta el
cerebro”, pues implica múltiples procesos cognitivos simultáneos. Es cierto
que los circuitos neuronales toman temperatura con esta actividad exigente
que demanda una gran dosis de atención y concentración en el ILS.
El agotamiento y el estrés mental pueden producirse por una
sobrecarga cognitiva producida por un estímulo aplicado repetidamente en
un período de tiempo considerable. La situación puede empeorar debido a
diferentes factores ambientales que inciden negativamente con los diferentes
aspectos del proceso cognitivo. También agravarse por algunas circunstancias
personales por las que atraviesa un sujeto determinado.
La observación empírica demuestra que 30 minutos corridos
de interpretación en modalidad simultánea parece ser el límite más
conveniente, no solo para el intérprete sino también para proteger a los
consumidores del servicio. Se advierte que la calidad del servicio puede
decaer proporcionalmente al aumento del tiempo empleado por un único
intérprete que trabaja sin pausa ni relevo.
Organizaciones profesionales como la FIT, Federación Internacional
de Traductores; la Asociación Internacional de Intérpretes de Conferencia,
AIIC; la Asociación Argentina de Intérpretes de Conferencia de la Argentina,
ADICA, la Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes, AATI, el
Colegio de Traductores Públicos de Uruguay, entre otras, reconocen criterios
de calidad técnica y requisitos a exigir a quienes contratan servicios de
interpretación simultánea.
Según estas instituciones, el tiempo deseable de trabajo para aquellos
intérpretes que se desempeñan en conferencias en la modalidad simultánea
es de 20 a 30 minutos. Más allá de ese tiempo, la calidad de la interpretación,
como así también la salud física y mental de quien presta el servicio, se
resiente.
El malestar aparece también en una situación nueva o cuando la
situación toma un giro imprevisto y donde la experiencia pasada no ofrece
líneas de conducta ni de reacción. Existe una discordancia entre los hechos
que ocurren y lo que se esperaba ocurriese. El estrés aparece con la novedad,
con el aspecto inesperado de la situación, con un conocimiento insuficiente

83
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

de la situación, con la interrupción o un giro brusco de la actividad en curso


(Lindsay, Norman, 1980). La serenidad, además de un manifiesto aplomo
y autocontrol, permiten resolver imprevistos. Un intérprete que no puede
dominar sus nervios frente a una situación difícil puede manifestar, lo que
se conoce como pánico escénico. Esto lo lleva a enmudecerse y no poder
continuar con su tarea.
Drallny (2000) lo ejemplifica con precisión:

“El pánico puede también ser la causa de llegar a enmudecer en cabina, o puede
hacer que el intérprete incurra en balbuceos y parloteos entrecortados. El
miedo impide tranquilizarse y detenerse para escuchar con atención, y retomar
el hilo del sentido y tratar de incorporarlo al ritmo normal de seguimiento del
orador. (…) el parloteo entrecortado se produce cuando se pierde el curso del
mensaje o se corta la comprensión del mismo. La alternativa para el intérprete
es muy simple: continúa y se arriesga a ser incoherente, o se detiene, escucha y
retoma el hilo de la coherencia discursiva” (Drallny, 2000: 73).

La presencia de oradores veloces, tanto en LS como en LO, con un


acento o una motricidad especial, o incluso con una pronunciación dudosa,
una ausencia de claridad o de coherencia en las intervenciones, la existencia
de ruidos perturbadores en la sala, una mala posición del micrófono para el
orador, una mala distribución de luces que encandilan al ILS, son factores
externos y situacionales que inciden negativamente en el producto final.
También cuando el orador lee su texto, ya que el discurso leído posee
algunas particularidades que lo diferencian del discurso libre o espontáneo:

“La velocidad que se le imprime a un discurso leído es mayor que la velocidad


de un discurso libre. Se da el caso, y muy a menudo, que el discurso escrito
no le ha sido entregado al intérprete para que lo analice y pueda realizar un
análisis predictivo de las dificultades. El discurso leído puede contener términos
específicos, nuevos y altamente técnicos, que el intérprete no pudo prever por
no haber contado a tiempo con el material adecuado. No se producen pausas
en el discursar el orador. Esto deja sin aliento al intérprete. El estilo escrito
es muy denso y compactado y ofrece las dificultades de un uso ya pulido y
hasta sofisticado del idioma que exige mayor concentración y velocidad de
decodificación y conceptualización por parte del intérprete” (Drallny, 2000: 72).

Existen oradores lentos, cuando el ritmo normal sugiere entre 120


a 200 palabras por minuto, que separan las palabras del contexto discursivo
pensando que así ayudan al intérprete. En lugar de colaborar, dificultan la
tarea del intérprete.
Otra causa del estrés es el estrés mismo para el intérprete. Cuando
aparecen reacciones emocionales actuamos en función de la percepción de
los cambios emocionales más que de la situación general.
El síndrome de burnout, también conocido como el síndrome del
desgaste profesional o síndrome de desgaste ocupacional (SDO), síndrome
84
del trabajador desgastado, síndrome del trabajador consumido o también
conocido como el síndrome de la cabeza quemada, corresponde a la dolencia
física y psíquica que resulta de una respuesta prolongada de estrés por parte
de un organismo en interacción social y ante una rutina laboral con ciertas
características. Con frecuencia, este síndrome aparece en situaciones laborales
donde la exigencia y la demanda de atención personal es una constante. Se
advierte una fuerte implicación personal y una gran autoexigencia por parte
de la persona que generalmente se ocupa de otras. Un cúmulo de factores
estresantes, emocionales e interpersonales presentes en un espacio laboral
determinado, ocasionan fatiga crónica e ineficacia en la tarea. Los que trabajan
con personas en situación de vulnerabilidad son igualmente susceptibles
de padecer un desgaste por empatía. Algunos no lo notan, otros los niegan
aunque lo padezcan, pues en muchos casos el trabajo excesivo se vuelve una
constante debido a condiciones de trabajo desfavorables e incluso, apremios
económicos.
Exigencia y vulnerabilidad hacen que no solo aquellos profesionales
del mundo empresarial y deportivo estén en la lista de las potenciales
víctimas de este padecimiento. También se cuentan profesionales médicos,
paramédicos, personal de rescate, psicoterapeutas, docentes e intérpretes
tanto de LS como de LO.
Astrada y Famularo (2011) advierten que cuando están involucrados
los medios de comunicación, los problemas técnicos y situacionales ejercen
una presión psicológica o estrés suplementarios en los ILS. Este particular
escenario de interpretación, que requiere además de una preparación y
una actuación profesional de mayor complejidad, provoca, como señala
acertadamente Gile (1995), un estado de ánimo próximo a la vulnerabilidad
del intérprete, tanto psicológica como profesional.
Uno de los síntomas más visible del estrés es el agotamiento, tanto
físico como psíquico. Manifestaciones de desgano y pérdida del entusiasmo
por un trabajo impuesto que resulta agobiante. Todo suma y el resultado es
frustración e irritabilidad.
Jesús Felipe Uribe Prado (2010), especialista en temas laborales de
la Universidad Nacional Autónoma de México, reconoce en la aparición del
síndrome del desgaste ocupacional la presencia de siete síntomas: trastornos
de sueño, problemas psiconeuróticos, dificultades psicosexuales, molestias
gastrointestinales, dolores musculares, adicciones y/o ansiedad.
Quienes contratan los servicios de un ILS y el mismo involucrado
deben saber que una interpretación continua, sin descanso, sin las condiciones
mínimas de atención y cuidado, significa un desgaste de energía, alerta mental
y emocional que deteriora la calidad de la interpretación. El impacto del
cansancio puede notarse también en los días posteriores y hacerse evidente
en las tareas cotidianas con un bajo rendimiento general (Frishberg, 1990;

85
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

Ojala, 1993).
Las consecuencias pueden ser leves, moderadas e incluso graves,
según las diferentes personalidades que experimentan esta situación. De
todas formas, no abusar de las propias fuerzas ni de las ajenas, nos hace pensar
en la organización de un plan de trabajo que incluya medidas preventivas
para los riesgos laborales: pausas y turnos rotativos de interpretación,
lugares especiales acondicionados para el descanso, alejados de estímulos
auditivos y presencia de otras personas, buena alimentación, tiempo para
el esparcimiento mental y físico, entre otras cosas (Frishberg, 1990; Ojala,
1993; ILSE; 1994).

Cuando más es menos1

En un interesante estudio realizado con 598 ILS en Japón, durante los


años 1989 y 1990 y presentado en el XI Congreso de la FMS en Tokyo, el 50%
de los entrevistados que cumplían horarios intensivos de trabajo se quejaba
de dolores en los miembros superiores cuando oían hablar a alguien (Taoda,
1991).
El autor comenta que incluso durante el monitoreo de un
electromiograma a un ILS de Lengua de Señas Japonesa en una posición
relajada se registraron descargas eléctricas en los músculos del brazo cuando
se le hizo escuchar un diálogo en japonés. Sin dudas se trataba de un caso
extremo de tensión acumulada.
Dentro de las consecuencias físicas que pueden presentarse en el
ILS, las mismas aparecen a medida que pasa el tiempo y pueden agravarse
ocasionando una posible discapacidad. Las alteraciones se manifiestan a
través de dolores, inflamaciones, rigideces, en las diferentes articulaciones y
músculos. Resultan de una suma de factores que tienden a complicar a futuro
las actividades de la vida diaria, conocidas con la sigla AVD, si no se toman las
precauciones pertinentes. Afectan además, el estado completo de bienestar
físico, mental y social. Lo que la Organización Mundial de la Salud define
precisamente como salud.
La herramienta de trabajo del ILS es su tren superior, su espalda, su
cintura escapular, es decir la articulación de sus hombros y sus miembros
superiores. Con la intención de prevenir efectivamente y con el objetivo de
mantener el bienestar personal del ILS, es preciso identificar las posturas, los
movimientos adoptados por el ILS y reconocer los problemas físicos causados
por ciertas posturas que se presentan en la consulta.
1. Este apartado fue realizado con el asesoramiento de la licenciada Silvia Liliana Palo, Kinesióloga
Fisiatra, egresada de la Universidad de Buenos Aires (MN. 5296) quien nos brindó pertinentes
explicaciones y consejos para prevenir trastornos físicos en el ILS.
86
Entre las más frecuentes, observamos que durante la tarea de
interpretar a LS, el ILS tiende a llevar la cabeza hacia delante y a rectificar
su columna cervical. Sus hombros se encuentran en abducción y aducción,
en rotación externa e interna. Sus codos se mantienen más flexionados
que extendidos, con movimientos de pronación y supinación. Sus muñecas
efectúan movimientos de flexión y extensión, aducción, abducción y
circunducción. Los dedos se extienden y flexionan contínuamente.
Cabe preguntarnos por las consecuencias físicas producidas por
estos tipos particulares de movimientos. Al llevar la cabeza hacia adelante,
automáticamente arrastra consigo a la columna cervical con la que se
articula. Al rectificarla, la curvatura normal y fisiológica se ve modificada. Esta
posición incorrecta, sostenida en el tiempo, provoca tensiones musculares,
no solo a nivel cervical, sino también dorsal. Los omóplatos pueden estar
comprometidos y esto también puede repercutir en la columna lumbar. La
molestia y el dolor pueden extenderse hacia los hombros, los codos y las
muñecas, pues los nervios cervicales llegan hasta las extremidades y dan
inervación motora y sensitiva a los brazos, antebrazos, manos y dedos. Por tal
motivo, las alteraciones físicas, molestias, dolores y contracturas no se limitan
únicamente al cuello. En el hombro, tanto del brazo dominante como del otro,
la pérdida de la flexibilidad glenohumeral hace que, en todos los movimientos
de elevación del brazo a la vertical, una parte del movimiento se localice a
nivel del raquis dorsal y lumbar. Es posible advertir que la rigidez del hombro
puede, de manera indirecta, contribuir a la fatiga del disco intervertebral. La
lesión que aparece es la tendinitis. También se ha comprobado que el mover
las manos por debajo de los hombros genera a nivel de éste una isquemia
en los tendones, pues la elevación de brazos hace que la cabeza del húmero
ascienda y por lo tanto, genere presión entre ella y el acromion.
Además, los brazos del ILS permanecen en una posición estacionaria,
alejados del cuerpo para hacerlos más visibles al auditorio y de ello resulta
una tensión en los músculos de los hombros, cuello, brazos, muñecas y manos.
A nivel del codo, observamos que se realizan movimientos de
pronosupinación y al mantenerse en flexión, se producen acortamientos
musculares y presión de los nervios que pasan por los codos. A nivel de la
muñeca se produce el Síndrome del Túnel Carpiano. Nos referimos con esto al
engrosamiento de la membrana interósea que se encuentra en la cara anterior
de la muñeca. Esta membrana hace de techo de un puente por debajo del cual
pasan tendones que van a los dedos, además de nervios que dan inervación
sensitiva y motora a los dedos. En algunos casos aparecen hormigueos en la
palma de las manos y, en situaciones extremas, entumecimientos. Tenemos
que reconocer que en nuestro organismo hay fuerzas descendentes que van
de la cabeza a los pies y ascendentes, de los pies a la cabeza. Esto hace que
nuestro cuerpo se equilibre permanentemente y explica porqué resulta más

87
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

cómodo interpretar en LS de pie que en posición sentada. Si por el contrario,


pensamos en interpretar sentados, habría que tener en cuenta el uso de sillas
ergonómicas.
En todos los casos mencionados, el síntoma en una zona determinada
del cuerpo debe ser tomado desde la globalidad y no solo atendiendo
particularmente a la zona afectada. Por ejemplo, el adormecimiento en
los dedos tendrá como diagnóstico, un síndrome del túnel carpiano y hará
evidente que los músculos espinales deben estar más tonificados.
Al reformular en LS, el ILS levanta los brazos, los abre y los sostiene
en apertura, para ello debe mantener una contracción sostenida y todos estos
movimientos involucran a los músculos de su espalda. Si los espinales no
están tonificados, las lesiones serán más frecuentes.
Al visualizar a nuestro cuerpo como una continuidad, aparece la
necesidad de un entrenamiento constante. Conviene preparar la máquina
humana para que todas sus piezas funcionen al llevar a cabo las actividades
de la vida diaria, además de las profesionales.
¿Cómo prevenir las posibles lesiones profesionales en el ILS?
Necesitamos algunos músculos tonificados y otros elongados. Necesitamos
articulaciones flexibles y móviles. Por tal razón, antes y después de brindar
un servicio, se aconseja efectuar ejercicios de elongación muscular teniendo
particular atención en los músculos del cuello, de toda la cadena anterior,
el pecho y los brazos. Es aconsejable propiciar siempre una postura a la
apertura.
Es recomendable adoptar técnicas de relajación antes de comenzar
nuestra tarea y para poder desarrollarla sin tensiones. Se sugiere efectuar
rutinas de musculación que involucren a los músculos de los miembros
superiores, con particular atención en la protección de las articulaciones.
En la rutina diaria, podemos incorporar ejercicios de movilidad
para mejorar la flexibilidad, la fuerza y la postura. En este sentido, es muy
importante trabajar la postura global. Dentro de los deportes, los más
aconsejables son los simétricos, la natación y el vóley. Sería deseable además,
que durante los períodos de descanso, antes o después de prestar el servicio,
los intérpretes puedan contar con profesionales kinesiólogos, terapistas
físicos o fisioterapeutas para una eventual consulta o tratamiento. Del
mismo modo, es conveniente respetar los turnos de descanso y es altamente
recomendable para el bienestar general, poder acceder a sesiones de masajes
descontracturantes.
Además del agotamiento mental, es necesario tener en cuenta que
todo movimiento que se efectúe en forma reiterada, durante un prolongado
período de tiempo y a una velocidad excesiva, ocasionará molestias, dolores,
inflamaciones y a futuro, una rigidez articular que puede involucrar una
consecuente impotencia funcional. Sin tomar los debidos recaudos, es posible

88
padecer una discapacidad profesional temporaria o incluso permanente. Se
trata de una situación límite, sin duda, pero conviene advertirlo.

89
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

90
Capítulo VII
Según pasan los años: la evolución de las prácticas
traslativas del ILS

Emprender un recorrido y realizar un relato sociohistórico sobre


la evolución de la interpretación, tanto en LS como en LO y en territorios
rioplatenses, nos orienta para comprender el contexto que dio origen a esta
actividad profesional, entender dónde estamos en la actualidad e imaginar
dónde podemos estar en un futuro, a corto y mediano plazos. En este capítulo
nos ocuparemos también y particularmente, de la evolución socioprofesional
del ILS.

Willson (2010) advierte que:

“La historización del papel de traductores e intérpretes permite poner de relieve


los factores ideológicos, cristalizados a menudo en prejuicios, que gobiernan la
interacción entre (…)´lo propio´ por un lado y, por el otro, ´lo extranjero´ en
todas sus formas, incluída la lingüística”. (Willson 2010: 4)

En tal sentido, Eugene Nida y Charles Taber (1969) afirman que la


práctica traslativa o traductora se inscribe en el contexto de una sociedad
y de una época. Por tal motivo, existe una dimensión etnosociológica de la
traducción que hace que la traductología sea considerada también una
prolongación de las ciencias sociales. Existe una historia, una geografía, una
localización espacial e incluso social, en los modos de traducir.
Toury (2004) define a la traducción como un fenómeno empírico, es
decir, es una traducción aquello que se considera y se acepta como tal en una
cultura y en una época determinadas.
Por lo anteriormente expuesto, la interpretación en LS más que
responder a un proceso técnico responde a un proceso cultural. Por ello, esta
actividad humana está sujeta a la dinámica de la cultura que cada comunidad,
Sorda y Oyente, y ambas en interacción, promueve, convirtiéndose en
incentivo y resultado del devenir histórico que la engendra (Famularo, 1995).
En el mismo sentido, Lane (1993) considera que el retraso en el desarrollo
socioprofesional de la interpretación en LS puede atribuirse a la creencia de
que no había nada para traducir en esa extraña pantomima. O lo que es aún
peor, que una serie de glosas en inglés para señas de la ASL, Lengua de Señas
Americana, alcanzaba para ofrecer una traducción que resultase suficiente
para un auditorio de personas Sordas.

91
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

La historicidad del ILS

Tradicionalmente, el objetivo de la interpretación con ellas se limitaba


a sortear las dificultades en situaciones de comunicación de la vida cotidiana.
Se recurría a una persona Oyente, niño, joven o adulto, para acompañarlos
a consultas médicas, trámites administrativos o para hablar por teléfono,
cuando no existían los avanzados artefactos de telecomunicaciones que
conocemos en la actualidad.
Como ocurre generalmente con las lenguas de los migrantes en
tierras extrañas, los primeros ILS fueron voluntarios e improvisados. Estas
personas Oyentes estaban involucradas existencialmente con personas
Sordas. Se trataba de familiares, con frecuencia hijos, también hermanos y en
menor grado los padres; profesionalmente, educadores, asistentes sociales,
celadores de internados y escuelas, enfermeros o accidentalmente, vecinos o
compañeros de trabajo.
Con frecuencia, las mismas personas Sordas, solicitaban a aquellos
que oficiaban de ILS, un breve resumen de la conversación para ponerlos al
tanto del tema en cuestión. Recibían entonces, un relato en tercera persona
que podía también contener opiniones personales:

Él dice que PRO3 DECIR

Pocas personas eran compensadas por su tarea y tiempo, muchas


menos fueron preparadas a través de estudios formales para la función que
desempeñaban en la práctica. No había diferencia alguna entre una persona
con buena voluntad, disposición y tiempo disponible, servicial, solícito y
un ILS profesional. De hecho, cuando el interpretariado no era reconocido
profesionalmente, cuando no se lo mencionaba siquiera en la legislación
que involucraba al colectivo Sordo, raramente se consideraban actitudes
de confiabilidad, imparcialidad o los derechos de las personas Sordas para
acceder y entender toda la información que les estaba destinada o que
deseaban comunicar (Frishberg, 1990).
Era además una creencia corriente considerar a la LS como un grave
impedimento para la plena participación de la persona Sorda en actividades
de la comunidad Oyente. Se afirmaba que la persona Sorda permanecía aislada
socialmente por su uso y que la intervención del ILS lo aislaba aún más. Se
pensaba también que la LS era en realidad un conjunto de gestos, mímicas y
muecas, un imperfecto método de comunicación que podía aprenderse en un
corto período de tiempo.
La persona que utilizaba la LS en público se exponía a miradas
curiosas, comentarios e incluso burlas, fuese un familiar, un amigo Oyente
o incluso la persona Sorda. En tal contexto, no nos sorprende encontrar las

92
conclusiones de los talleres de formación de intérpretes de los años sesenta
donde se justificaban actitudes asistencialistas y paternalistas argumentando
que el ILS para personas Sordas con bajo nivel lingüístico debía ser su
protector (Smith, 1964; Quigley y Youngs, 1965).
Esta postura paternalista se correspondía con la visión existencial
de la sordera planteada también por José Antonio Terry (1882), ministro de
Relaciones Internacionales durante la presidencia de Julio A. Roca, en uno de
los documentos fundacionales de la educación especial en el Río de la Plata.
Para el padre del primer presidente de la pionera Asociación Argentina
de Sordomudos de Ayuda Mutua, ASAM, las personas sordas “se encontraban
impotentes, hundidas siempre bajo el peso de su mísera existencia”
(Alisedo, Famularo y Skliar, 1997: 15). Este asistencialismo, aparentemente
solidario bajo una máscara de benevolencia (Lane, 1993) parecía justificado
porque quienes usaban la LS, las personas Sordas, eran cuantitativamente
minoritarias y cualitativamente portadoras de una deficiencia.
En una situación de interpretación en LS-LO, por intromisión, omisión
o por exceso de diligencia, la persona Oyente que oficiaba de intérprete podía
exceder los límites de su función. En lugar de traducir todo lo que se decía,
juzgaba por cuenta propia lo que le parecía importante o superfluo. En vez
de limitarse a reformular el mensaje en otra lengua o modalidad de origen,
sobretraducía, es decir, incorporaba segmentos innecesariamente expandidos
que modificaban la forma, el contenido e incluso la intención del mensaje
original o fuente. O por el contrario, infratraducía, omitía y reducía segmentos
según un criterio personal. Podía abandonar la neutralidad para intervenir y
aconsejar. Se corría del lugar de mediador lingüístico y cultural para asumir
un rol de consejero y abogado. Si se producían enfrentamientos verbales
entre las partes involucradas, disimulaba, modificaba, tomaba partido o
incluso hacía comentarios sobre la psicología de la persona Sorda presente
o sobre la comunidad Sorda en general para justificar tal o cual actitud. En
lugar de permitir el intercambio, servía de pantalla (Mottez y Markowicz,
1979). Si la negociación se tornaba difícil, con frecuencia la persona Oyente
concluía el trato con la persona que oficiaba de ILS. La persona Sorda quedaba
al margen en situaciones que, sin embargo, le concernían y aceptaba esta
resolución, según el grado de dependencia o jerarquía que mantuviera con su
acompañante Oyente.
Durante nuestra investigación para el presente trabajo, encontramos
una curiosa perla que menciona la intervención del ILS que pertenece a
Bartolomé Ayrolo. Se trata del legendario director, además de profesor de
Ortofonía, del Instituto Nacional de Niños Sordomudos de Buenos Aires,
que en la actualidad lleva su nombre y se encuentra en el barrio porteño de
Villa Devoto. La creación del Instituto, uno de los pioneros en América latina,
y el primero en Argentina, data de 1886. Ayrolo fue su director a partir de

93
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

1894. La seña que corresponde al Instituto es DEVOTO por funcionar en el


histórico Palacio Devoto, donado por Antonio Devoto. Las señas de la LSA que
corresponden a Ayrolo, al Instituto y al barrio porteño se confunden.
En su informe para la Primera Conferencia Nacional de Asistencia
Social del año 1937, convocado por el gobierno argentino, Ayrolo manifiesta:

“Al tratar esta Primera Conferencia el problema que nos ocupa, sería oportuno
señalar al Gobierno la conveniencia de contemplar la situación del sordomudo
ante el Código Civil, a fin de proceder a la revisión del Título XI1, en el que podría
establecerse:
a. que los sordomudos que sepan expresarse oralmente y los que sólo lo hagan
por medio de la escritura, en forma clara y consciente, gozarán de todos los
derechos que las leyes reconocen a los individuos normales y,
b. que los sordomudos que no sepan manifestarse con la palabra oral o escrita
y lo hagan inteligentemente por medio de signos mímicos y del dibujo, podrán
trabajar libremente, disponer de sus bienes y, mediante intérpretes autorizados,
en presencia del juez competente, dictar su voluntad testamentaria” (Ayrolo,
1937: 8. La cursiva es nuestra).

Para la legislación argentina se consideraba incapaces absolutos las


personas por nacer, los menores impúberes, los dementes y los sordomudos
que no saben darse a entender por escrito. Según este encuadre normativo,
las personas sordas con esta condición, no podían celebrar ningún acto
jurídico, sin ser pasibles de nulidad. No podían adquirir derechos ni contraer
obligaciones por sí mismos. Esta norma respondía a la época en que Vélez
Sársfield redactó el Código y establecía la protección legal de las personas
Sordas. En los tiempos actuales, los avances científicos sociales y las nuevas
realidades modificaron el estatus de los actores sociales.
Otro actor que se vincula con la dinámica social de la comunidad Sorda
en interacción con la comunidad Oyente es el hijo Oyente de padres Sordos,
que siendo niño o adolescente desempeña el rol de ser intérprete de sus
padres. Si bien esta situación se observa también con los niños y adolescentes,
hijos de inmigrantes que intervienen como intérpretes involuntarios en
contextos de fronteras y migración, el caso de los hijos Oyentes de padres
Sordos, los CODA, se repite mundialmente, y se lee, con relativa frecuencia, en
la evolución de la bibliografía temática, particularmente en los procesos de
evolución sociohistórica del ILS.
Cuando mencionamos CODA estamos aludiendo a una sigla que
toma las iniciales, en inglés, de Children Of Deaf Adults: los hijos de padres
Sordos. Reagrupados en EE.UU. desde 1983, informalmente primero, en
una organización nacional después y finalmente a escala internacional,

1. En el Código Civil argentino, el libro Primero de las Personas, en la sección primera, De las personas
en general, el titulo XI se refiere a los sordomudos. Así, en el artículo 153, se lee: “Los sordomudos
serán habidos por incapaces para los actos de la vida civil, cuando fuesen tales que no puedan darse a
entender por escrito”.
94
a partir de una iniciativa de Millie Brother. El término es utilizado como
préstamo en diversas lenguas para hacer referencia a los hijos de padres
Sordos, independientemente de su condición audiológica. Con frecuencia
el término alude a aquellos hijos Oyentes de padres Sordos vinculados a la
comunidad Sorda. Como estudiante de posgrado de la Universidad Gallaudet
en Washington DC., Brother realizó una investigación con hijos Oyentes de
padres Sordos. Su trabajo relata, entre otras anécdotas, las frustraciones de
los CODA con el mundo Oyente, atendiendo el teléfono, siendo intérpretes
o viendo a sus padres ser maltratados e incluso discriminados (Schafer y
Müller de Quadros, 2001).
Llevados a una cita con un profesional, un médico, un abogado
y estos niños actúan, como pequeños adultos, en situaciones públicas de
comunicación. Muchos niños y adolescentes Oyentes son sacados, por
momentos, abruptamente de sus pequeños mundos, son sobredimensionados
por sus padres Sordos que ven en ellos, al Oyente que todo lo sabe y puede
(Benedetti y Famularo, 1994) a tal punto de confiarles la decisión de temas
que no les competen ni les puede interesar a una temprana edad. Más tarde, en
su juventud y en su vida adulta, pueden manifestar una actitud ambigua con
respecto a las comunidades Oyente y Sorda, especialmente cuando recuerdan
sus intervenciones como intérpretes involuntarios (Walker, 1986; Famularo,
1990; Benedetti, 2006).
Un buen número de ILS CODA, desempeñaron, en su edad adulta y en
los primeros tiempos de la investigación de las LS, el lugar de ayudantes de
antropólogos, lingüistas y sociólogos que realizaron sus trabajos de campo en
la comunidad Sorda.
Esta actividad que los llevó a utilizar la LS en otros contextos y con
otros interlocutores, modificó, en muchos de ellos, la percepción que tenían
con respecto a su primera lengua. Así lo resume Louie Fant (1980), educador,
ILS, actor, autor de obras de teatro en ASL y uno de los primeros en hablar de
cultura Sorda:

“Yo me crié, como la mayoría de los hijos de padres sordos, sin la menor
conciencia de que el ameslán (ASL) fuese una lengua. Creía que la ASL era una
parodia sin gramática del inglés. Y no me sacaron de mi error hasta muchos
años después. Lo hicieron personas que no eran hablantes naturales de la ASL,
que habían penetrado en el campo de la sordera sin ninguna idea preconcebida,
sin ningún prejuicio respecto a los sordos y su lengua. Observaban la lengua de
señas con nuevos ojos y describieron para gente como yo, cómo era la situación
en realidad.” (Fant, 1980: 193. Nuestra traducción).

Numerosos son también los ILS CODA que prestaron y prestan


servicios de interpretación en las asociaciones y clubes de Sordos por estar
vinculados familiarmente con algún miembro de la comisión directiva.
Además de intervenir en conferencias y encuentros públicos.
95
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

En 1970, el vicepresidente de la Federación Mundial de Sordos, los


menciona en su informe sobre la Primera Conferencia Latinoamericana de
Sordomudos. Organizada por la CAS, Secretaría Regional para América Latina
de la FMS, el encuentro se celebró en Buenos Aires en el mes de abril.

“Los intérpretes de la Conferencia fueron dos jóvenes, [Virginia Domínguez y


Roberto Dicrosta], hijos de sordomudos que actuaron de una manera precisa,
digna de encomio ya que así, permitieron a los sordos seguir la conferencia con
toda precisión” (Ieralla, 1971: 7)

María Rosa Druetta et al. (2010) mencionan a los ILS CODA, explicando hasta
qué punto la ayuda a los miembros de la Comunidad Sorda es apreciada y
requerida:

“PASADO PERSONA SER-OYENTE ¿Quién era el intérprete


INTÉRPRETE QUIÉN? UNO- oyente? ¿Quién fue el
ORDINAL. INC QUIÉN? SER-
primero? ¿Quién era natural?
NATURAL QUIÉN? HIJO OYENTE
SER-PROPIEDAD –PRO3 MADRE Hijo oyente de padre y madre
PADRE SORDO. DET NIÑO OYENTE Sordos. Ese niño oyente crecía
SER-NATURAL CRECER, AYUDAR naturalmente, ayudaba a
MADRE PADRE SORDO. DET NIÑO la madre y al padre Sordos,
OYENTE SER-NATURAL CRECER, ayudaba, acompañaba. Iban
AYUDAR MADRE PADRE SORDO juntos al hospital, hacían
AYUDAR ACOMPAÑAR. IR JUNTOS
distintos trámites, banco,
HOSPITAL IR, TRÁMITES SER-
DISTINTOS IR, BANCO IMPUESTO impuesto, ayudaban en
DISCUSIONES DISTINTAS AYUDAR discusiones distintas, el
HIJO ACOMPAÑAR. NIÑO hijo acompañaba. El niño
COMUNICAR INTERPRETAR comunicaba, interpretaba y
HABLAR LENGUA-DE-SEÑAS PRO1 hablaba en lengua de señas
LENGUA-DE SEÑAS SER-NATURAL naturalmente. Niño crecía e
NIÑO CRECER INTERPRETAR
ESTAR-BIEN ESTAR-PERFECTO
interpretaba bien y perfecto.
(cont). PRO1 SORDO PRO3pl incl. Nos apoyaban, nos ayudaban,
APOYAR AYUDAR PRO3 pl incl. SER- era importante para la
IMPORTANTE COMUNICACIÓN comunicación en el futuro.
FUTURO PRO1 SER-SORDO PRO1 Para nosotros, los Sordos, era
SER-SORDO SER-IMPORTANTE muy importante”
DECIR-SÍ.
(Druetta et al., 2010: 15-16)

Al ILS CODA, con frecuencia se lo conoce, dentro de la comunidad
Sorda, por ser “el hijo de tal o cual persona sorda”. Algunos de ellos parecen
heredar la simpatía o la animosidad que provoca su progenitor dentro de la
misma comunidad. En algunos casos, algún comentario o la seña personal
de uno de sus padres, aquel con mayor participación en la comunidad Sorda
a través de una asociación o club, se añade a la propia en el momento de su

96
presentación por parte de una persona Sorda.

SEÑA PERSONAL PADRE/MADRE (ASOCIACION – CARGO) HIJO/A


PRO3 - SEÑA PERSONAL PRO3

Harlan Lane, Robert Hoffmeister y Ben Bahan (1996) mencionan


que es una característica frecuente en las presentaciones en ASL, mencionar
la escuela de donde proviene cada uno de los interlocutores Sordos. La
referencia a un club o a una asociación es una extensión que se utiliza para los
CODA que no asistieron a una escuela de sordos aunque sus lazos familiares,
los hicieron frecuentar e interactuar con la comunidad Sorda desde su más
temprana infancia.

“Los CODA crecen con otros hijos de padres sordos en las comunidades sordas.
En esas interacciones, los niños oyentes de padres sordos juegan a hablar por
señas frente a personas oyentes que no los entienden. Juegan a hablar sobre
cosas que sus padres no pueden oír. Juegan a las escondidas, juegan a las cartas,
exploran juegos y juguetes visuales. Además, estos niños experimentan historias
contadas por sordos adultos (…) Encuentros informales en casas de sordos,
reuniones en asociaciones de sordos, bailes, fiestas, cumpleaños, casamientos,
té-canasta, son ejemplos de encuentros sociales que presentan características
sordas y que forman parte de la vida de los hijos de padres sordos”. (Schafer y
Müller de Quadros, 2001: 31).

El género y la precedencia en la filiación de los miembros de una


familia con padres Sordos son determinantes para aprender, utilizar la ASL
y eventualmente desempeñarse en situaciones de interpretación LS-LO
como ILS CODA, señalan Lane, Hoffmeister y Bahan (1996). Dentro de una
fratria, en general es el hijo mayor quien seña. Si es una mujer, se le asignan
tareas de mediadora con la comunidad Oyente. Los hermanos pueden o no
ser competentes en LS. Los CODA que frecuentan las comunidades Sorda
y Oyente se ven, muchas veces, en la posición de mediar y explicar cómo
funciona cada una de las comunidades a los miembros de la otra a través de
sus experiencias personales (Greenberg, 1984; Lelu-Laniepce, 1986; Walker
1986; Famularo, 1990).
Son “casi sordos” afirman Lane, Hoffmeister y Bahan (1996:170).
Heredaron la lengua y los modos de vinculación sociocultural que utiliza la
comunidad sorda aunque no tienen la experiencia de ser constitutivamente
sordos. Aclaremos que CODA es un término que se atribuye a hijos oyentes
de padres Sordos aunque también puede referirse a hijos Sordos de padres
Sordos. Aunque con frecuencia se habla, en este último caso, de familias
Sordas.
Massone y Machado (1994) precisan que el grupo étnico sordo
argentino está conformado únicamente por personas Sordas pues sólo ellas

97
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

poseen y transmiten la verdadera cultura Sorda, el modo de ser Sordo, la


identidad Sorda. Sólo ellas pueden tener la vivencia de ser Sordos por ser
Sordos.
Las autoras agregan que los patrones de conducta e identidad
fueron descriptos como etnicidad por científicos sociales norteamericanos
(Markowicz y Woodward, 1978; Erting, 1978; Padden, 1980; Johnson y
Erting, 1989). La etnicidad es un fenómeno, a la vez, intragrupal e intergrupal
(Patterson, 1983; Royce, 1982). Así, el grupo étnico constituye un campo de
comunicación e interacción (Barth, 1969):

“La identidad étnica tiene en cuenta dos rasgos esenciales: paternidad y


patrimonio. La paternidad define a los miembros del grupo en términos
biológicos, es decir, que implica las conexiones biológicas reales o potenciales
entre generaciones. Con respecto a la etnicidad sorda el rasgo biológico esencial
es la sordera. Algunos individuos sordos además poseen la característica de
pertenecer a familias sordas. La paternidad está relacionada con el otro rasgo
primario llamado patrimonio que tiene en cuenta los modos en los que los
miembros de grupos étnicos se comportan y las conductas que expresan su
asociación. El patrimonio corresponde a patrones comunes de comportamiento
y valores compartidos, es decir, el uso de la LSA, el autoreconocimiento o
identificación como sordo, el reconocimiento de que funcionan en forma
diferencial, el reconocimiento de que la sordera no es un rasgo negativo,
casamientos endogámicos, a identificación con el grupo y su cultura. Estos dos
aspectos se conforman dentro del grupo como resultado de la persistencia a
través del tiempo de los fenómenos biológicos y culturales, y dan cuenta de
la composición interna y del mantenimiento del grupo” (Massone y Machado,
1994: 265-6).

Por su parte, Leonardo Peluso (2010) señala que la comunidad de


Sordos del Uruguay presenta las características que John Gumperz (1968,
1979) identifica en las comunidades lingüísticas: los Sordos se nuclean en
torno a la LSU y la utilizan en sus interacciones más frecuentes y significativas,
y existen patrones de interacción específicos de la comunidad. Estos factores
permiten pensar entonces en la comunidad Sorda como una comunidad
lingüística.
Famularo y Massone (2000) advierten que los Sordos conformaron
una minoría a través de la participación, el compartir un mismo espacio
geográfico, y a través de un compromiso común que los llevó a la necesidad
de comunicación en su lucha por la supervivencia. Alrededor de este grupo
étnico se constituyen lo que se denomina comunidades de solidaridad, en las
que existe un esfuerzo cooperativo y un sentimiento colectivo de solidaridad
grupal y lealtad (Massone y Machado, 1994; Druetta et al., 2010). Estas
comunidades están conformadas por otras personas sordas y personas
oyentes, quienes a partir de un proyecto de identificación con la comunidad
Sorda participa con ella de sus reclamos e intereses. En la mayoría de los
casos, son los encargados de traspasar las fronteras entre ambas comunidades
98
para facilitar el acceso de la comunidad Sorda a mayores beneficios sociales
y económicos. Aunque no comparten con la comunidad Sorda su etnicidad
militan por la equidad y los derechos humanos.
Algunos ILS CODA, empíricos o formalmente diplomados, junto con
otros colegas sin ningún tipo de parentesco con personas Sordas, prestan un
servicio de interpretación LS-LO en ámbitos públicos y privados. Entre ellos,
hay quienes cuentan también con una formación superior en otra disciplina.
Son profesionales que alternan el ejercicio de otra profesión, tanto en la
comunidad Oyente como en la Sorda y esporádicamente, intervienen como
ILS en ocasiones especiales tales como congresos o encuentros. Conviene
aclarar que los CODA no son intérpretes naturales porque las competencias
traductológicas no son naturales: se aprenden, se construyen. Del mismo
modo que los lectores no son naturalmente lectores sino que adquirieron,
a través de un aprendizaje formal, una competencia lectora. Algunos tienen
idoneidad que puede canalizarse profesionalmente.
Lane, Hoffmeister y Behan (1996) sugieren que la década de
los sesenta fue el nacimiento de la profesión de ILS en EE.UU. La década
siguiente corresponde a la niñez y los años ochenta, a la previsible búsqueda
adolescente de identidad.
Siguiendo el eje sociohistórico diacrónico, cabe preguntarnos
también cómo fue la evolución del lugar ocupado por el ILS, las creencias
y expectativas generadas por su intervención. En tal sentido, Famularo y
Fernández Tarzia (1997) entienden la interpretación para personas Sordas
como un proceso lingüístico, un servicio social y un encuentro entre dos
mundos de representaciones culturales. Estas representaciones culturales se
vinculan con el imaginario social, es decir:

“Con el conjunto de significaciones por medio de las cuales se instituyen los


prejuicios o fantasías conceptuales en una sociedad o en un grupo social. Los
imaginarios operan como los organizadores de sentido de cada momento
sociohistórico, dando atributos, (lo permitido, lo prohibido, lo bello, lo feo, etc.)
que delimitan lo instituido como legítimo o ilegítimo. (Famularo y Fernández
Tarzia, 1997: 9).

Los imaginarios agrupan un conjunto de creencias compartidas


socialmente. La creencia implica un estado de conformidad con algún hecho
o situación. Se trata de una valoración previa con la que se juzga o se da por
cierta o verosímil los hechos de la realidad. ¿Cuál es entonces el imaginario
atribuido al ILS?
Ieralla, presidente del Ente Nazionale dei Sordomuti y vicepresidente
de la Federación Mundial de Sordos en la década del setenta, explica en un
artículo publicado en Ad Verbum, la revista de la CAS:

“A menudo, muy a menudo, el minorado de la audición, cuando se encuentra en


99
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

medio de los oyentes experimenta una sensación de molestia porque no puede


entender lo que dicen y siente la imperiosa necesidad de aislarse para no sentir
el peso de la incomprensión; pero, cuando se encuentra con un compañero
que padece la misma disminución, se siente otro, más aliviado moralmente. La
misma cosa sucede cuando el sordo va al cine o asiste a espectáculos televisivos.
Está solo con su fantasía y trata de adivinar lo que se está desarrollando en la
pantalla y cuantas veces piensa que, si hubiese cerca un intérprete y le explicase
con el gesto y la dactilología o, con un movimiento lento y claro de los labios lo
que se está proyectando, sería para él un gran gozo espiritual” (Ieralla, 1972:
21).

En este caso, la expectativa era que el ILS le explicase a la persona


sorda el contenido del mensaje a través del gesto y de la dactilología para
lograr incluso, un fin que trascendiera la comunicación y le otorgase un
goce espiritual. No se mencionaba a la LS como una lengua natural ni se
hacía referencia a ninguna habilidad que se vinculase con competencias
traductológicas. Sin embargo, se hacía alusión al recurso de la lectura labial
relacionada, a su vez con la corriente educativa en boga en época de la
publicación: el método oral o también conocido como el oralismo.
En el mismo sentido y con las mismas expectativas, Steward, Schein y
Cartwright (1998) relatan la anécdota de un formador de ILS ASL-inglés que
recibió el llamado de un directivo escolar pidiéndole uno de sus graduados
para desempeñarse como ayudante de la comunicación. El directivo de la
institución escolar norteamericana en cuestión no estaba a favor de contratar
a alguien para interpretar y afirmó, según relatan los autores citados, que los
padres de la adolescente Sorda estaban también en contra de este servicio
de apoyo. Pidió por alguien que, en sus propias palabras, pudiera seguir
a la joven en sus clases en el nivel secundario y hacerle comprender los
contenidos. Esto, sin embargo, respondía al encargo de un cliente para un
particular trabajo de interpretación que incluía unos cuantos extras…
En la década del setenta, y como una de las conclusiones de la
Primera Conferencia Latinoamericana, la CAS anuncia la creación de un
primer registro de ILSA, iniciativa que se diluyó en las décadas siguientes,

“La Confederación ha abierto un Registro de Intérpretes para todas aquellas


personas oyentes que, por lazos de familia o amistad, hubieren llegado a
dominar correctamente el lenguaje de los signos y se presten al servicio de
intérpretes. Los intérpretes serán aquellos reconocidos y registrados por
la Confederación como tales para la prestación de servicios en: gestiones
administrativas, audiencias judiciales, actuaciones policiales y cualquier otra
gestión que se estime necesaria, la exactitud de interpretación. En lo posible, esta
Confederación procurará los recursos para que esta actividad sea remunerada,
en consideración del gran porcentaje de sordomudos, incapacitados para
entender o hacerse entender correctamente en cuestiones de importancia como
las señaladas” (CAS, 1971: 19).

100
Las expectativas de los consumidores, tanto Sordos como Oyentes,
del servicio de interpretación en el ámbito rioplatense, prestado por ILS
idóneos o formalmente titulados, se mantienen, en algunos casos, ambiguas.
Vinculadas con los imaginarios presentados por Famularo y Fernández Tarzia
(1997) listamos, en versión aumentada y abierta, algunas creencias de los
diversos actores que intervienen en una situación de interpretación LS-LO:

-el intérprete LS-LO es el que conoce los problemas y puede ayudar a
las personas Sordas porque en general mantiene lazos familiares con
ellas, con frecuencia es CODA, o se trata de un docente de educación
especial, profesor de audición y lenguaje que tiene alumnos Sordos y
conoce la LS,
-un amigo de las personas Sordas dispuesta a brindar una ayuda
desinteresada,
-una persona Oyente que sabe más, por el simple hecho de oír, lo que
le permite manejar mejor diferentes situaciones de comunicación e
incluso tomar importantes decisiones,
-una oreja de gran alcance que puede traducir conversaciones que se
establecen a gran distancia incluso con personas que hablan en voz
baja, con ruidos de fondo, etc.,
-alguien que tiene una resistencia física y una paciencia a toda prueba,
-una persona voluntariosa a entera disposición de las personas Sordas,
-una persona Oyente que nunca hablará la LS como una persona Sorda,
-un alma caritativa que realiza una encomiable misión,
-el interlocutor natural de la persona Oyente, de modo que la
comunicación puede convertirse en un diálogo exclusivo entre
personas Oyentes,
-un aliado potencial de la persona Oyente que en un caso extremo
puede tomar partido por él, e inclinar la balanza en contra de la
persona Sorda y sus intereses.
-un aliado potencial de la persona Sorda a quien protege y que en caso
extremo puede inclinar la balanza en contra de la persona Oyente y sus
intereses,

Y la lista permanece abierta…
Las incumbencias profesionales del ILS y las expectativas de
sus clientes presentan límites difusos que conviene precisar para evitar
posteriores malentendidos. Pareciera también que la condición física de la
sordera se percibe, en algunos casos, como un grave impedimento y el ILS
resulta una prótesis humana, como se advierte en los siguientes textos con
predominancia expresiva:

101
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

“Escucha por mí.


lo que no puedo escuchar.
Cuéntame cada detalle
no te calles ni uno más.
Escucha por mí
lo que no puedo escuchar.
Cada sonido distinto
dime cómo es su vibrar.
Escucha por mí
lo que no puedo escuchar.
Cuando conversa la gente
cómo es su vocear.
Escucha por mí
lo que no puedo escuchar
No te calles los gemidos
del que afligido está.
Escucha por mí
lo que no puedo escuchar
Los sones del mundo entero
cuéntame sin cesar” (Farfán, 2001: 24).

El ILS toma la forma de un lazarillo con forma humana, incluso alada:

“Así que yo, Ernesto C. Davis, por haber aprendido bastante el oralismo, he
tenido inconvenientes en distintos trámites y por otros motivos. Muchas veces
he perdido tiempo por no entender a alguien los puntos que debía hacer o no
hacer. Muchas veces tuve que rechazar algo pues no he entendido bien lo que
me expresaba esa persona, y desde este punto de vista, me he dado cuenta, lo
importante que es contar con un intérprete de señas, ya que ellos optarán por
el mejor camino, sea el oral o por señas, sin sentirse molestos, sino orgullosos
por haber luchado y comprendido cuál es el problema que sufre el sordo por no
contar con el apoyo de alguien que lo oriente en un camino más fácil y rápido.
Así, que toda la comunidad de sordos, debemos darles un apoyo humanitario
y solidario a los intérpretes de señas, no generarle una mala imagen, dejarlos
sin apoyos. Más vale ayudarlos, ya que con su esfuerzo tuvieron el coraje de
aprender un idioma tan difícil y confuso que utilizamos los sordos. Ellos se
han sacrificado, obtuvieron sus diplomas, y vale destacar que estos ángeles
intrépidos, no aprendieron un solo idioma que es la lengua de señas, sino
son varios idiomas, ya que es maravilloso que puedan comprender a todos
los sordos, porque no había uno igual al otro, dado el perturbamiento de su
lenguaje. Reitero, vale la pena darles la mano a los ángeles intrépidos, que en
el día de mañana necesitaremos su ayuda y ellos siempre estarán a nuestra
disposición (…) (Davis, 2001, s/p).

Parecería existir una sobredimensión en la figura del ILS que ya fuera


advertido en el caso de los niños y jóvenes ILS CODA,

“Ellos son como ángeles caídos


al infierno de silencio
para horadar las murallas graníticas

102
de esta campana cristalina e invisible
que nos mantiene aislados del mundo.
Vuestras manos mágicas que hablan
son como soles que calientan y alumbran
rompiendo el frío manto de la oscuridad
llevando luz a las mentes ávidas de respuesta.
Ustedes tienen una profesión noble
para que el mundo sepa de nuestra lucha
por salir de las tinieblas.
Vuestras voces y manos del silencio
son los intérpretes de una esperanza “ (Palladino, 2008: 13)

En otra versión del texto difundido a través de la web, el mismo autor


sostiene:

“Tienen una profesión noble,


A veces ingrata e injusta.
Como todos los asuntos del corazón
Están expuestos a las injurias
De las palabras doloridas, que sin querer,
En su ceguera, a veces se confunden
Y les critican sin razón.
Pero ustedes, en el fondo, saben
Que son realmente queridos
Y considerados
´las voces del silencio´,
los intérpretes de una esperanza.
Son como ángeles caídos en gracia
al infierno del silencio
para horadar las murallas graníticas
de la indiferencia y de la ignorancia
en la búsqueda de los paraísos
para que el mundo sepa de nuestra lucha
por salir de las tinieblas.
Ustedes son nuestros lazarillos,
nuestras voces y manos del silencio.
Son intérpretes de la esperanza” (Palladino, 2001, s/p).

En el programa de la Segunda Conferencia Latinoamericana de


Sordos, organizada por la FMS, la CAS y la Secretaría Regional para América
Latina de la FMS, en Buenos Aires en noviembre de 1985, aparecen temas,
en otros, sobre la cultura Sorda, la función social del ILS, los hijos oyentes de
padres Sordos y la psicolingüística del lenguaje gestual (CAS, 1985).
Con posterioridad a la finalización de este encuentro latinoamericano,
en ambas orillas rioplatense surgieron y se multiplicaron los cursos de LS en
ámbitos privados a cargo de personas Oyentes, en su mayoría ILS CODA. Se
sumaron también docentes, profesores de sordos y perturbados del lenguaje
o profesores de sordos y terapia del lenguaje, según el diploma otorgado
por la institución de Educación Especial en Argentina, que poseían fluidez

103
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

en LS. Poco tiempo después, personas Sordas se incorporaron a los distintos


proyectos.
Los apoyos metodológicos eran escasos. Algunos diccionarios de
otras LS, unos pocos videos y unas poquísimas gramáticas resultantes de las
investigaciones lingüísticas que se desarrollaban paralelamente. Al cabo de
tres años de estudio de la LS, en cursos de 2 ó 3 horas semanales y aún sin
alcanzar una competencia lingüística y comunicativa avanzada, se comenzaba
una formación de ILS sin tener muy en claro un enfoque traductológico.
A mediados de la década de los ochenta y los noventa, las políticas
públicas rioplatenses de inclusión escolar permitieron el ingreso de ILS en
aulas de Sordos o en clases integradas con adolescentes y jóvenes Oyentes en
escuelas de educación secundaria o media.
Como en varios países que relatan el mismo recorrido, la demanda de
la presencia de una persona que prestara sus servicios de ILS en instituciones
educativas fue, a partir de entonces, cada vez más mayor.
Comienza lo que podemos llamar la “escolarización del ILS” y
aparece la figura del “ILS educativo” que ingresa a trabajar dentro en una
institución educativa vinculada, de alguna forma, con la educación especial
o discapacidad. Consideramos “escuela” no únicamente como espacio físico
sino como forma educativa en el sentido moderno.
Entre 1880 y 1930 se encuentra la expansión de la “Escuela” como
forma educativa hegemónica (Pineau, 1996). La aparición de la escuela fue
apoyada por todos los grupos sociales aunque por diferentes causas. En 1886
se creó el Instituto Nacional de Sordomudos de Buenos Aires. En Uruguay,
la escuela para sordos inaugurada en 1910 no escapó a los lineamientos
mundiales hegemónicos en educación para este grupo social. (De León et al.
2007).
La escuela moderna tuvo la misión de difundir una única cultura válida
para llegar al estadio positivo de la humanidad. Esto le permitió caracterizar a
los sujetos sociales excluídos como producto de una enfermedad social o como
expresiones de deficiencias provenientes de la condición física, la cultura o
el grupo de origen. Si el individuo lograba adaptarse al medio (institucional
escolar) se convertía entonces en un organismo sano y superior. Todo el
discurso médico y psicométrico basado en el darwinismo social autorizó estos
argumentos. La única forma de evitar los estragos causados por las inevitables
enfermedades (físicas, psíquicas o sociales) es pues, el control total, las
clasificaciones, la corrección de los desvíos y otras prácticas ortopédicas para
curar los trastornos (Pineau, 1996). Las transformaciones educativas de la
década del noventa, posibilitaron que cada institución educativa, de gestión
pública o privada, elaborase su propio proyecto educativo institucional, es
decir:

“Establecer las acciones que conducen a los objetivos que la escuela se propone,
104
entre otras cosas, permitiendo la integración de los diferentes actores con
grados y niveles de responsabilidades diferenciados” (MEC, 1997).

Esto puso de manifiesto la necesidad de definir roles y tareas entre


los actores de la comunidad educativa, aunque los límites y las incumbencias
de la tarea del ILS se mantuviera difusos. Se habla de una especialización como
ILS educativo aunque en la formación ningún enfoque particular haya sido
considerado o en su defecto, solo muy someramente. Así, el Director General
de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, el equivalente a un
ministro de Educación y de acuerdo con la organización federal en Argentina,
resuelve incorporar, según señala el documento oficial, el cargo de Maestros
de especialidad con funciones de intérpretes pedagógicos de lenguaje de
señas argentinas – LSA:

“Maestro de Especialidad con función de intérprete pedagógico en LSA para


las escuelas sede de la caracterización sordos e hipoacúsicos y los servicios
agregados que desarrollen proyectos de integración en los distintos niveles”
(DGCyE, 2010).

Con esta resolución, se da continuidad a lo sancionado por


Ley Provincial nº 11.695 de 1995 que insta a la remoción de barreras
comunicacionales a fin de conseguir la equiparación de oportunidades para
personas sordas e hipoacúsicas en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires,
Argentina. En tal sentido, el Marco General de la Política Curricular de la
mencionada provincia expresa, en su resolución nº 3655/07, que:

“La política lingüística y educativa de la Provincia de Buenos Aires establece


el reconocimiento y la promoción de la lengua de señas argentina (LSA)
como primera lengua de la comunidad sorda, a partir de la cual se configuran
identidades, prácticas comunicativas y conocimientos” (DGEyC, 2007).

Son incumbencias del Maestro de especialidad con funciones de


intérprete pedagógico:

“Instalar el trabajo en equipo con los docentes que integran la institución


educativa. Asistir en interpretación simultánea y/o consecutiva a los alumnos
en los momentos de exposición oral de los temas académicos. Intervenir en la
interacción docente-alumno y alumno-alumno cuando la comunicación se vea
obstaculizada” (DGEyC, 2010).

Para el ingreso al cargo, el aspirante ILS debe ser:

“Intérprete de LSA con título de nivel terciario y Profesor de Discapacitados de


la Audición, voz y lenguaje [o] Intérprete de LSA con título de nivel terciario
y Profesor de otra especialidad de Educación Especial [o] Intérprete de LSA
con título de nivel terciario y título de Maestro o Profesor de nivel primario y
105
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

secundario”. ( DGEyC, 2010).

Para otra de las jurisdicciones argentinas que concentra un gran


número de establecimientos educativos, la Secretaría de Educación del
Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires establece los siguientes
criterios y requisitos para la selección y contratación de intérpretes de
señas para el acompañamiento pedagógico de los estudiantes sordos en
instituciones de educación media y superior que de ella dependen. Los
aspirantes deben presentar un título docente de nivel terciario, ser profesor
especializado en discapacitados de la audición, voz y lenguaje y un título
oficial de nivel terciario de intérprete de LSA2. O bien presentar un título
oficial de nivel terciario de intérprete de LSA3. En ambos casos se trata de
acreditar una enseñanza formal. Aquellos que posean una enseñanza no
formal, pueden presentarse también a la selección y presentar, además del
título de nivel secundario, un certificado de intérprete de LSA con régimen
de cursada no inferior a los 3 años, expedido por Asociaciones de Sordos
con reconocimiento oficial o instituciones educativas con reconocimiento
oficial. Otros, además del título del nivel secundario, pueden presentar
una constancia de idoneidad extendida por Asociaciones de Sordos con
reconocimiento oficial o por instituciones educativas con reconocimiento
oficial. Estos últimos son los llamados intérpretes de oficio. En el listado y
para la asignación de cargos por orden de mérito, se tendrá en cuenta si el
aspirante presenta un título docente, un habilitante o un supletorio, en lo que
a su formación en interpretación LS-LO respecta.
La legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en marzo de
2006, modificó el apartado III del artículo 8º de la ordenanza nº 40.593 en
donde se declara que, a partir de entonces, la planta funcional contará con ILS
para todas las áreas de educación. Parecería que en la práctica, los sectores
vinculados a la educación especial en Argentina siguen teniendo una fuerte
injerencia en lo relativo a la interpretación en LS-LO y una escasa vinculación
con la temática de la traducción, la interpretación en lenguas extranjeras, la
enseñanza de segundas lenguas y lenguas extranjeras.
En la década del noventa, en Uruguay, CINDE comenzó a proveer ILS
a las experiencias en los liceos públicos de Montevideo, el nº 32 “Guayabo” y
el IAVA, Instituto Alfredo Vázquez Acevedo, quienes abrieron sus puertas a los
estudiantes Sordos para completar sus estudios
Estrechamente ligado a ASUR, Asociación de Sordos del Uruguay, no
sólo porque comparten el mismo local sino porque varios de sus miembros
integran ambas organizaciones aunque con distintas personerías jurídicas, el
2. Véase la Resolución de Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, nº 1859/99, RSE 594/01.
3. Véase la RSE nº 1859/99y la RSE 594/01de la Secretaría de Educación del Gobierno de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
106
Centro de Investigación y Desarrollo para la Persona Sorda, CINDE, se ocupa
de asuntos vinculados a la LS y a la promoción de los Derechos Civiles de
los Sordos. A través de la ELSU, Escuela de LSU, una de las subestructuras
de CINDE, se imparten cursos de LSU y se forman intérpretes LSU-Español
(Peluso, 2010).
El liceo público número 32 situado en el centro de Montevideo, fue
el primero entonces, en incorporar la LSU a su programa educativo y por su
modalidad ha sido bastante controversial4, afirma Peluso (2010). El citado
autor relata:

“La experiencia de recibir alumnos sordos en un liceo público en Montevideo


tiene pocos años de historia. Por presión de padres e integrantes de las
asociaciones de sordos se instrumentó la posibilidad de que los alumnos
sordos comenzaran en 1996, a cursar primer año en el Liceo nº 32, que reunía
la ventaja de ser céntrico y pequeño. La idea era que éstos concurriesen a
clases comunes que contarían con una intérprete LSU/español que permitiera
establecer el puente lingüístico entre profesores oyentes y alumnos sordos.
Debido a la forma repentina en que se decidió que alumnos sordos concurrieran
al liceo, la experiencia comenzó sin que se hubiese nombrado a las intérpretes
(que tardaron algunos días en integrarse a la experiencia). Tampoco se había
preparado previamente a los docentes ni a la dirección sobre la temática de
los sordos y los modelos educativos existentes. Así, este proceso de formación
adicional, que supondría el trabajo con sordos, quedó librado a la iniciativa de
cada uno de los docentes que intervino en la experiencia”. (Peluso, 2010: 109).

Diez años más tarde, en diciembre 2006, CINDE firmó un convenio


con la Universidad de la República por el cual todos los Sordos que cursasen
una carrera universitaria podían contar con un intérprete de LSU-español
(Oviedo et al., 2010).
En el ámbito de educación superior y universitaria, unas pocas
universidades nacionales argentinas, comienzan a seleccionar e incorporar
ILS para sus cursos de ingreso o las clases en diferentes facultades o
departamentos, hacia mediados de la primera década del siglo XXI. En general
se ofrece una designación de auxiliar de primera o una dedicación simple.
Ahora bien, dentro de cualquier institución educativa tradicional, el
tiempo y el espacio en que se interrelacionan los diferentes actores están
regulados de antemano. En un contexto áulico, las prácticas escolares están
fuertemente determinadas por las tradiciones, por la historia previa, por las
costumbres, por las formas de organización institucional, por las condiciones
materiales de la realización de la acción, por la ideología, cultura o expresiones
simbólicas que hacen a la institución educativa­.
El habitus magisterial o profesoral, el habitus docente en general está
incorporado a los sujetos y asegura su continuidad a través del tiempo. Para
4. Véase Peluso, L. (2010). Sordos y oyentes en un liceo común. Investigación e intervención en
un contexto intercultural. Montevideo: Editorial PsicoLibros Universitario.
107
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

Bourdieu (2001) este término brinda al sujeto un sentido de la acción y del


comportamiento oportuno en el curso de su existencia cotidiana. Orienta sus
acciones y sus inclinaciones y se aplica en las maneras de actuar y comportarse
con una apariencia natural.
A diferencia de otras situaciones de interpretación en LS-LO, las
relaciones entre los participantes son cotidianas y orientadas a un propósito
educativo e incluso ideológico. La propuesta de inclusión educativa es
también, para muchos adolescentes y jóvenes estudiantes Sordos, aprender
a utilizar el servicio de interpretación y comprender qué es un ILS para
las comunidades Sorda y Oyente. Las nuevas generaciones que se están
habituando a su presencia en el aula pueden quedar marcadas por actitudes
de paternalismo o neutralidad profesional de tal o cual ILS (Famularo, 1997).
Con frecuencia la comunicación áulica es multidireccional y orientada por
el docente a cargo de la cátedra que selecciona y jerarquiza contenidos
y estrategias metodológicas. Su plan de clase favorece una determinada
dinámica de comunicación pedagógica y según sus propósitos o incluso su
personalidad. Con tal docente presenciamos una clase expositiva, con tal
otro, una más participativa. En la práctica, el ILS educativo no trabaja solo
y muchas veces su intervención es el resultado de su particular interacción
con el docente para quien su presencia puede resultar una estrategia
metodológica o una intrusión. Se puede recurrir a él del mismo modo que se
recurre al uso del pizarrón, al auxilio de un gráfico o a la lectura directa de las
guías o consignas de trabajo.
Algunos delegan, en gran parte, la orientación del trabajo asignado
y los estudiantes Sordos, muchas veces consultan directamente al ILS para la
explicación de consignas e incluso contenidos. El ILS forma parte de un equipo
de trabajo en una institución educativa y se espera que comparta información,
lo que representa una violación a su ética profesional. Las autoridades piden
informes o comentarios sobre los resultados académicos de alumnos y las
actitudes de los docentes. El ILS percibe entonces que compartir información
hace que los estudiantes Sordos y los docentes luego desconfíen de él
(Famularo, 1999). Cuando el ILS anima al estudiante Sordo a hacer preguntas
o a participar en clase viola el principio ético de la imparcialidad y la no
intervención. Hurwitz (1991) observó que en muchas clases los estudiantes
Sordos no participaban y se mantenían sentados mirando al ILS sin hacer
preguntas ni intervenir en discusiones grupales. Propuso varias razones para
tales conductas. O bien el estudiante Sordo no tenía nada que decir. Quizás
tenía miedo de hablar. Posiblemente el estudiante Sordo o el profesor no
sabían cómo mantener el ritmo de la clase con las constantes interrupciones,
y finalmente podía darse el caso en que el estudiante Sordo no tuviera
confianza en la habilidad del ILS para traducir su intervención.
La comprensión lectora en español plantea dificultades y bien

108
sabemos que la construcción de esta competencia resulta uno de los pilares
para lograr una efectiva autonomía en la persona Sorda. Una estrategia
implementada por los profesores de Castellano en una escuela de enseñanza
media porteña consistió en anticipar las lecturas a los ILS para que se las lean
a los estudiantes mediante la LS. Así, luego, pueden leer con más conocimiento
del contexto (MEC, 2001).
Se trata aquí de una interpretación a vista a partir de un texto escrito
al que los estudiantes Sordos no tienen aún un acceso autónomo por carecer de
una competencia lectora acorde al nivel del texto escrito propuesto. Podemos
entender que construir estas habilidades y favorecer la competencia lectora
excede a las incumbencias del ILS. Entonces, ¿quién recoge el guante en la
institución educativa?
Además de los ámbitos educativos, los espacios recreativos,
culturales y religiosos recurren a los servicios de ILS. En Argentina, los
encuentros nacionales de ILS y estudiantes de LS, comienzan formalmente en
1994. En Córdoba, se realiza, el Primer Seminario Nacional para Intérpretes
del Lenguaje de Señas convocado por CRESCOMAS, Centro de Recursos
Especializado en Sordera, Ceguera y otras Múltiples Discapacidades en
América del Sur y SILENSE, Servicio de Intérpretes del Lenguaje de Señas. Un
año después, en diciembre 1995, se realiza el Segundo Seminario Nacional
de Intérpretes y Estudiantes de LSA, en Buenos Aires, organizado por la
Secretaría de Capacitación de ANILSA, Asociación Nacional de Intérpretes de
LSA y auspiciado por el Ministerio de Salud y Acción Social, la Secretaría del
Menor y la Familia, la CAS y la Confederación Argentina Deportiva de Sordos.
En realidad ANILSA no pudo entonces y hasta el momento concretarse como
una asociación con personería jurídica.
Sin embargo, en diciembre de 1996 se funda AMILSA, Asociación
Mendocina de Intérpretes de Lengua de Señas Argentina con desempeño
profesional en la provincia de Mendoza y se difunde el Código de Ética y
Procedimiento Profesional para Intérpretes de LS5, redactado por su entonces
vicepresidenta, Viviana Burad.
El III Seminario Nacional de Intérpretes y Estudiantes de LSA,
organizado por la Facultad de Educación Elemental y Especial de la Universidad
de Cuyo, el Área de la Persona con Discapacidad de la Municipalidad de
Mendoza y AMILSA, se realiza en Mendoza en marzo de 1997.
Cuatro años más tarde, en noviembre de 2001, la ciudad de
Montevideo fue sede de un encuentro internacional sobre la formación de
intérpretes de LS en América Latina, realizado con el apoyo de la FMS (Oviedo
et al. 2010). Una década más tarde, en noviembre de 2010, la Universidad
Nacional de Cuyo, a través de su Facultad de Educación Elemental y Especial,
organiza el Primer Encuentro Internacional de Intérpretes y Estudiantes
5. Véase el texto integral del Código de Ética de AMILSA disponible en www.amilsa.ar

109
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

de LS, en la ciudad de Mendoza. Un año después, el Segundo Encuentro se


realiza en Montevideo, Uruguay, con sede en la Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación de la Universidad de la República. Para ese entonces
se reorganiza AILSU, Asociación de Intérpretes de Lengua de Señas Uruguaya.
La oferta de una educación formal de nivel terciario e incluso universitario
para los aspirantes a ILS, en ámbitos públicos y privados en el territorio
rioplatense, aparece a comienzos del siglo XXI.
En 2001 y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la ley 672
promulgada por la legislatura porteña y publicada en el BOCBA nº 1347, en
su artículo 1º, declara que:

“Se reconoce oficialmente el lenguaje e interpretación de señas como lengua y


medio de comunicación para las personas con necesidades especiales auditivas
en todo el territorio de la CABA” (Ley 672).

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y desde el ámbito privado,


el Instituto Superior Villasoles (A-1340), incorporado a la enseñanza oficial,
comienza a ofrecer una formación de nivel terciario no universitario, de
Intérprete Técnico Superior de Lengua de Señas Argentina cuyo plan de
estudios cuenta con 28 asignaturas cuatrimestrales y 6 anuales.
Desde el ámbito público, la Dirección General de Educación Superior
de la CABA, a través de su Dirección de Formación Técnica Superior, ofrece
la Tecnicatura en Formación de Intérpretes de Lengua de Señas Argentina,
Sordos e Hipoacúsicos (Resolución nº 665 de la Secretaría de Educación del
GCBA.) cuyo plan cuenta con 1590 horas. Las clases se dictan en el Instituto
de Formación Técnica Superior nº 27 que, hasta su última mudanza, funcionó
en los locales de ASAM en la calle Maza.
En la provincia de Mendoza, por un proyecto y trabajo conjunto
entre AMILSA y la Facultad de Educación Elemental y Especial, desde 2005
la Universidad de Cuyo ofrece la Tecnicatura en Interpretación de Lengua de
Señas, una formación de pregrado universitario de 1600 horas.
En la República Oriental del Uruguay, el Consejo Directivo central de la
Universidad de la República, con sede en Montevideo, aprobó en 2003 el plan
de estudios para obtener el título de Técnico Universitario en Interpretación
LSU-español, TUILSU, que se cursa desde 2009 en la Facultad de Humanidades
y Ciencias de la Educación de la UdelaR en la calle Magallanes. Desde 2013,
la formación estará disponible en las sedes Tacuarembó y Salto. Asimismo,
a partir de dicho año, se abrirá la tecnicatura a alumnos sordos a efectos de
que puedan realizar su formación como traductores, lo que supone traducir
del texto escrito en español al texto videograbado en LSU y viceversa. Para
la Tecnicatura es una propuesta inédita que ameritó importante desarrollo
teórico y de investigación, y que se basa en la idea de que las videograbaciones
en LSU son un tipo de texto diferido que puede funcionar como escritura en el
110
marco de una comunidad cuya lengua sigue siendo ágrafa.

La LS en los medios de comunicación

Además de la creciente demanda de horas de interpretación LS-LO


en distintos escenarios, la LS ocupa cada vez más el espacio audiovisual en el
territorio rioplatense en las últimas décadas.
En Argentina, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual nº
26.522, también conocida como la Ley de Medios en Argentina, representa
una oportunidad significativa para seguir construyendo la inclusión social y
facilitar el acceso a la información de las personas Sordas.
Como se lee en el primer artículo de la Ley de Medios, su objetivo es
regular los servicios de comunicación audiovisual en todo el ámbito territorial
de la República Argentina y desarrollar los mecanismos destinados a la
promoción, la desconcentración y el fomento de la competencia con fines de
abaratamiento, la democratización y universalización del aprovechamiento
de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, conocidas por
la sigla TIC.
La ley cumple con todas las disposiciones de la Convención de la
ONU, que oportunamente mencionáramos pues hace que la problemática de
las personas sordas deje de ser un mero tema médico-asistencial para ser
considerada como una cuestión de Derechos Humanos. Así, en su artículo 66,
sobre la Accesibilidad, la ley establece que:

“Las emisiones de televisión abierta, la señal local de producción propia en los


sistemas por suscripción y los programas informativos, educativos, culturales
y de interés general de producción nacional, deben incorporar medios de
comunicación visual adicional en el que se utilice subtitulado oculto (closed
caption [CC] ), lenguaje de señas y audiodescripción, para la recepción por
personas con discapacidades sensoriales, adultos mayores y otras personas
que puedan tener dificultades para acceder a los contenidos. La reglamentación
determinará las condiciones progresivas de su implementación” (Ley nº 26.522,
artículo 66, s/p).

Entre los medios de comunicación adicionales, se entiende por


subtitulado oculto:

“[El] dispositivo adicional de cuadros de texto localizados en la pantalla que


reproducen visualmente los sonidos, efectos sonoros, música, diálogos y los
mensajes hablados que acompañan a las imágenes que se emiten” (Ley nº
26.522, artículo 66, s/p).

Esta previsión tiende a satisfacer las necesidades comunicaciones de


las personas con discapacidades auditivas que no solo pueden ser atendidas
111
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

con LS, ya que en programas con ambientación, ellas resultan evidentemente


insuficientes.
La reglamentación determinará las condiciones progresivas de
su implementación en la programación subtitulada, incluyendo noticieros
locales y priorizando las emisiones de carácter informativo, de interés
general, educativo e infantil y las emisiones en horario central.
En cuanto a la audiodescripción destinada a las personas con
discapacidad visual, se entiende:

“[La] programación auditiva secundaria donde se narran sucesos y escenarios


significativos que no son reflejados en el diálogo de escenas. Los programas
que deberán audiodescribirse serán: películas, series, documentales, ficción
(unitarios y tiras), programas de entretenimiento, educativos e infantiles ” (Ley
nº 26.522, artículo 66, s/p).

Hasta la implementación de la televisión digital, las condiciones


progresivas de la implementación de la audiodescripción serán establecidas
por el decreto reglamentario, con la misma prioridad que con la programación
subtitulada. En el caso de los programas informativos y periodísticos, los
locutores y periodistas leerán todos los textos que aparezcan en pantalla. Se
incorporará también, la traducción de informes en idioma extranjero a través
de una voz en off que se transmitirá por el canal de audio convencional al
mismo momento que el audio original. Para películas, series y documentales
se utilizará el canal de SAP o canal de audio secundario. También está prevista
la audiodescripción para personas con discapacidad intelectual, abreviada en
la sigla ADI y se entiende, por este medio de comunicación adicional:

“[la] programación auditiva secundaria cuyo contenido es transmitido en


´lenguaje simplificado´(lenguaje con estructura gramatical básica, no extensa y
sin términos técnicos” (Ley nº 26.522, artículo 66. s/p).

Como en los medios adicionales anteriores mencionados y hasta


la implementación de la televisión digital se priorizarán los programas
informativos, de servicios públicos e institucionales, y las emisiones en horario
central, siendo su utilización progresiva. En cuanto a la implementación de
LSA, la programación traducida será progresiva hasta la implementación de
la televisión digital. Se priorizarán las emisiones educativas, informativas, de
servicios públicos e institucionales y las emisiones en tiempo central o prime
time. En el texto de la ley, por LSA se entiende:

“[la] lengua natural de expresión y configuración gesto-espacial y percepción


visual y dactilológico utilizado por personas con discapacidad auditiva y
oyentes” (Ley nº 26.522, art. 66, s/p).

112
Está previsto que la subtitulación, la audiodescripción y las
emisiones en LSA se realicen con tecnología de punta o de última generación
para garantizar servicios de calidad conforme a las buenas prácticas
internacionales. Sin perjuicio de los plazos establecidos por la reglamentación
de la ley, toda información de emergencia, especialmente aquella transmitida
por cadena nacional, deberá ser transmitida de acuerdo a las modalidades
descriptas de manera de garantizar el acceso a dicha información por parte
de todas las personas.

Figura 1
LS y subtitulado oculto en cadena nacional argentina del PEN,
Poder Ejecutivo Nacional.
Fuente: captura de TV.

Para asegurar la correcta implementación de las medidas establecidas


por Ley nº 26.522 y sus artículos 66 y 97, se crea el Observatorio de
Accesibilidad Audiovisual. Este observatorio actuará como cuerpo colegiado.
Serán sus objetivos y misión, vigilar y asegurar la correcta implementación
de las medidas establecidas por el artículo 66 de la mencionada ley y de
su decreto reglamentario. Sus competencias también incluirán establecer
y proponer criterios de calidad para cada caso, efectuar un permanente
control de calidad de los medios de comunicación adicionales, elevar
recomendaciones a la Autoridad de Aplicación tendientes a la mejora de
prestación de los servicios y denunciar su incumplimiento o mala calidad,
analizar y recomendar nuevas tecnologías que pudieran surgir en el futuro y
establecer un reglamento interno para su funcionamiento.
La Ley de Medios menciona a los proveedores o prestadores de
servicios de accesibilidad audiovisual (subtítulos ocultos, la audiodescripción
y LSA), como miembros del Consejo de Accesibilidad de los Servicios de
Comunicación Audiovisual que promueve y garantiza el acceso y disfrute de
los servicios por parte de las personas con discapacidad. Este Consejo elevará
a la Autoridad de Aplicación las recomendaciones sobre las normativas
técnicas y de calidad y cualquier otro factor que considere pertinente con el

113
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

objetivo de mejor la calidad de los servicios.


El servicio de audiodescripción para personas con discapacidad
visual también comenzó a brindarse en Uruguay y, en algunos productos
audiovisuales, a través de la Fundación Braille del Uruguay, FBU. En
colaboración con la Intendencia de la ciudad de Montevideo, se organizaron
funciones de la Comedia Nacional en el Teatro Solís, durante la temporada
2010. Del mismo modo, con los auspicios de la Secretaría de Gestión Social
para la Discapacidad de la Intendencia de Montevideo se realizó una
experiencia de interpretación de películas para personas Sordas.
En Argentina, a partir de octubre del mismo año, el INADI y Radio
Nacional comenzaron a incluir en sus páginas web oficiales, servicios de
noticias en LSA provistos por una persona Sorda6. Con un primer spot dedicado
al desarrollo del Censo 2010, se inició la primera etapa de información sobre
campañas de bien público en LSA utilizando las tecnologías de la información
y la comunicación.
Desde fines de 2010, a partir de un convenio firmado entre el INADI
y la Secretaría de Medios de Comunicación, en coordinación con la Autoridad
Federal de Aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual
–AFSCA-, todos los discursos presidenciales emitidos en cadena nacional7
deben contar con traducción simultánea en Lengua de Señas Argentina, LSA.
Del mismo modo, los mensajes emitidos desde la Presidencia de la Nación se
publicarán en el canal YouTube de la Casa Rosada con subtitulado oculto con
el fin de facilitar la accesibilidad de las personas Sordas.
La primera de las transmisiones en cadena nacional con interpretación
simultánea en LSA y subtitulado oculto, estuvo a cargo de la ILS Laura Astrada
y se realizó el 10 de diciembre de 2010, fecha en que se conmemora el Día
Internacional de los Derechos Humanos. Nunca la elección de la fecha pudo
ser más acertada.
En Uruguay, hace ya una década, comenzó la actividad de
interpretación en el canal 5 de la televisión nacional (Oviedo et al., 2010) y la
primera transmisión en LSU estuvo a cargo de la ILS Isabel Pastor, según lo
dispuesto por el artículo cuarto de la ley 17.378:

“El Estado [uruguayo] asegurará a las personas sordas e hipoacúsicas el efectivo


ejercicio de su derecho a la información, implementando la intervención de
intérpretes de Lengua de Señas Uruguaya en programas televisivos de interés
general como informativos, documentales, programas educacionales y mensajes
de las autoridades nacionales o departamentales a la ciudadanía. Cuando se
utilice la Cadena Nacional de Televisoras será preceptiva la utilización de los

6. Se trata de Alejandro Makotrinsky, instructor de LSA. Véase www.inadi.gov.ar


7. Conforme a lo establecido por el artículo 75 de la Ley 26.552 de Servicios de Comunicación
Audiovisual, transmiten conjuntamente LRA, Radio Nacional de Buenos Aires, LS 82 Canal 7, la
televisión pública, RAE, Radiodifusión Argentina al Exterior, con todos los servicios argentinos
de comunicación audiovisual.
114
servicios de intérprete de Lengua de Señas Uruguaya” (Uruguay, 2001, s/p).

La novedad de estos escenarios de interpretación en las latitudes


rioplatenses (Famularo, 2010) hace que los ajustes, y especialmente los
contínuos retoques, sean necesarios para todos aquellos ILS que intervenimos
en esta actividad.
Astrada y Famularo (2011) relevaron distintas situaciones
problemáticas encontradas en las diferentes transmisiones en vivo llevadas
a cabo por el equipo del INADI en la difusión de la cadena nacional con
interpretación simultánea en LS y colaboraron en la redacción de un protocolo
preliminar ya que por el momento, no existen normas técnicas que regulen la
actividad en nuestros medios.
La progresiva aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual y la difusión de la televisión digital abierta en Argentina, abren
un nuevo campo para la provisión o prestación de servicios de accesibilidad
audiovisual tales como, los subtitulados ocultos, la audiodescripción y la LS.
En lo que respecta a los estudios de traducción se advierten nuevas líneas de
investigación y trabajo al involucrar una lengua viso-gestual.
Acordamos con Nida y Taber (1969) cuando afirman que la práctica
traductora se inscribe en el contexto de una sociedad y de una época.
La proyección profesional tiene que tener en cuenta la demanda
creciente, tanto de expertos en interpretación en lengua de señas-lengua oral,
como de subtituladores y audiodescriptores. Por lo tanto, como formadores de
ILS universitarios, tenemos que plantearnos el desarrollo de conocimientos y
destrezas no solo en técnicas de interpretación sino también en habilidades
traductoras para que nuestros graduados puedan hacer frente a la gran
variedad de productos audiovisuales.
El número de horas de emisión de subtitulado, audiodescripción
e interpretación en LS en televisión va en aumento. Las personas Sordas,
aquellas con dificultades de audición, de visión y mentales no tienen aún
acceso a la totalidad de programación de TV y de cine, por lo tanto el desafío
reside en cubrir progresivamente esta demanda con profesionales formados
para interpretar, subtitular y audiodescribir la producción audiovisual,
además de intervenir en los escenarios tradicionales (Famularo, 2011).
La aparición de nuevos formatos de distribución, la cohabitación
en DVD de dos pistas de subtítulos a una misma lengua (para sordos y para
oyentes), la distribución de DVD con varias pistas de subtítulos en diferentes
lenguas, el desarrollo y la difusión de la televisión digital, de los HD-DVD,
los BLU-RAY, el mayor interés profesional y académico por la formación del
ILS, además del tremendo potencial de los nuevos programas informáticos
de subtitulación son algunas de las razones para reflexionar y accionar en
consecuencia frente a los nuevos desafíos y expectativas de los usuarios y del

115
Despejar X. Interpretación en lengua de señas y en lengua oral. Rosana Famularo

mercado audiovisual (Famularo, 2011).


Se suman también las plataformas digitales comerciales y las
gubernamentales, ya que iniciativas públicas como Conectar Igualdad8 y
el Plan Ceibal9 nos hacen pensar en productos audiovisuales educativos
accesibles. Como así también la producción comercial y el desarrollo de
software y videojuegos.
El presente y el futuro se desarrollan en entornos multiculturales
y plurilingües. De nosotros depende hacerlo accesible a todos y todas. Por
ello, traducir, interpretar, nos vincula con una profesión pero también con un
activismo y una militancia a favor de la visibilidad de la diversidad lingüística
y cultural, el respeto, la equidad y nos posiciona en contra de cualquier
desequilibrio lingüístico-cultural.

8. El Programa Conectar Igualdad es una iniciativa que busca recuperar y valorizar la escuela
pública con el fin de reducir las brechas digitales, educativas y sociales en toda la extensión de la
Argentina. Responde a una política del Estado creada a partir del Decreto 459/10 e implementada
en conjunto por Presidencia de la Nación, la ANSES, Administración Nacional de Seguridad Social,
el Ministerio de Educación de la Nación, la Jefatura de Gabinete de Ministros y el Ministerio de
Planificación Federal de Inversión Pública y Servicios. Véase www.conectarigualdad.gob.ar
9. En diciembre del año 2006, el presidente uruguayo Tabaré Vázquez anunció que se pondría
en marcha el Plan Ceibal y que con él, cada alumno y cada maestro de las escuelas públicas de
todo el país recibirían de forma gratuita una computadora portátil. Ese fue el puntapié inicial de
un ambicioso proyecto socioeducativo, que puso a Uruguay a la vanguardia en la reducción de
la brecha digital, la inclusión y la equidad en el acceso a la educación. Véase www.ceibal.org.uy
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