La Literatura Judía y La Historia Entre La Guerra de Los Macabeos (167 A. C.) y La Rebelión de Bar Kokba (135 D. C.)

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La literatura judía y la historia entre la guerra de los Macabeos (167 a. C.) y la


rebelión de Bar Kokba (135 d. C.)

Article  in  Acta Poética · June 2016


DOI: 10.19130/iifl.ap.2016.2.737

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Ricardo Martínez Lacy


Universidad Nacional Autónoma de México
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La literatura judía y la historia entre la guerra de los Macabeos (167 A.C.) y la rebelión

de Bar Kokba (135 D.C.)

por Ricardo Martínez Lacy

1. Droysen postuló la existencia de una época helenística en la que se dio la fusión de la

cultura europea clásica y la asiática oriental. Le dio ese nombre, que se encuentra

atestado por primera vez en el segundo libro de los Macabeos (4.13), donde designa la

adopción de la cultura, la manera de pensar y el idioma griegos. 1 El resultado de esa

síntesis, según el mismo autor, fue el cristianismo. No me parece necesario argumentar

la importancia de estas ideas, pero sí señalo que, en esa perspectiva, es fundamental

examinar el desarrollo de la cultura judía en esos años y su relación con la cultura

griega. Todo indica que ese desarrollo se dio sin conflictos entre la conquista de

Alejandro y el reinado de Antíoco IV Epifanes, pero a partir de entonces se dieron una

serie de rebeliones y movimientos de masas hasta que los judíos fueron definitivamente

derrotados una vez que su país ya había sido anexado al Imperio Romano, bajo el

emperador Adriano. Apenas me parece necesario decir que este desarrollo incluye el

surgimiento del cristianismo y del judaismo rabínico.

En este proceso, es importante la literatura porque desde su origen el judaísmo se ha

regido e, incluso, se define por medio de una ley escrita a la cual se le fueron agregando

libros, algunos aceptados como canónicos, que fueron formando la Biblia, y otros no,

los Apócrifos del Antiguo Testamento. En esta época, se empieza a escribir una
1
Reinhold Bichler, “Hellenismus”. Geschichte und Problematik eines Epochenbegriffs, Darmstadt,
Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1983, p. 5-22.
2

literatura judía más profana, con Filón de Alejandría, que escribió libros de religión,

historia y filosofía, y Flavio Josefo, historiador. Este corpus literario conforma el

testimonio más directo de la helenización judía, de ahí su importancia histórica.

2. Empezaré por trazar un panorama de la literatura histórica.

En primer lugar, están los dos primeros libros de los Macabeos, aceptados como

canónicos por los católicos y rechazados por los protestantes por iniciativa del propio

Lutero, que negó autenticidad a todos los libros del Antiguo Testamento no conservados

en hebreo. Filón escribió Contra Flaco y Embajada a Cayo, Josefo la Guerra judía, las

Antigüedades judías, una Vida sobre sí mismo y un tratado polémico Contra Apión.

Entre las narraciones ficticias hay que agrupar los libros III y IV de los Macabeos, José

y Asnat, Judtih y el tercer libro de Esdras. El Eclesiástico de José Ben Sirá es “una

colección desordenada de dichos sobre temas muy diversos”2 y forma parte del género

sapiencial. Hay obras apocalípticas como el corpus de Enoc y capítulos añadidos a

Daniel. Se cuenta con todo un género que consiste en falsos testamentos, por ejemplo,

de Abrahán, Isaac y Jacob. Hay una supuesta Epístola de Jeremías y una Epístola de

Aristeas. También de esta época provienen los Oráculos sibilinos. A todo esto hay que

agregar la conocida como literatura rabínica y los manuscritos del Mar Muerto.

Haré un análisis ideológico de este gran corpus tomando como hilo conductor la

relación entre helenismo y judaismo que, como se verá, no fue nada rígida.

3. Las obras históricas tienen su antecedente en los libros bíblicos de los profetas,

clasificados entre los libros históricos en la Biblia de Jerusalén, la traducción oficial

2
Mathias Delcor, “The apocrypha and psuedepigrapha of the Hellenistic period” en W.D. Davies y Louis
Finkelstein (eds.), The Cambridge history of judaism. Volume two. The Hellenistic age, Cambridge,
University Press, 1989, p. 416
3

católica (p. IX): En realidad, como los autores de esa traducción reconocen, los libros de

Josué, Jueces, Samuel y Reyes son el relato de las relaciones entre Yavé y su pueblo –

los judíos – y el mensaje fundamental es que cuando el pueblo elegido cumple con la

alianza, prospera y sufre cuando se aleja de ella.

Las Crónicas, los primeros dos libros de Esdras y Nehemías fueron escritos entre 300

y 200, cuando Judea formaba parte del reino helenístico de Egipto. El primero es una

reinterpretación idealista de la época de los reyes y sobre todo del reinado de David, el

resto se ocupan del regreso del exilio babilónico y la reconstrucción del Templo de

Jerusalén.

Los primeros dos libros de los Macabeos son el relato de la rebelión de los judíos

contra la “abominación de la desolación”, o sea la profanación del Templo y su

dedicación a cultos paganos y cómo esto provocó el levantamiento en armas de Matatías

y sus hijos, los Macabeos, hasta que éstos lograron tomar Jerusalén y restaurar el culto

tres años después de la instauración de cultos helénicos.

El libro primero de los Macabeos fue escrito en hebreo por un judío palestino, pero

sólo se conserva en griego, el segundo es el epítome de una obra en cinco libros escrita

por un judío de nombre Jasón de Cirene.

Según los dos primeros libros de los Macabeos, varios factores incidieron en este

proceso doloroso, pero al fin afortunado para los judíos. Primero, la causa de la

profanación del Templo fue el cúmulo de pecados del pueblo de Yavé, esta desolación

hizo que los fieles lo comprendieran y reconocieran sus faltas y, de ese modo, las

expiaran. Finalmente, los triunfos militares no se debieron a la fuerza, pues los sirios

superaban a los judíos, sino al favor de dios.


4

Hay que notar que ninguno de los primeros libros de los Macabeos presenta una

exposición en orden cronológico, y no se puede comprender el desarrollo de la rebelión

con base en su solo testimonio.

Raffaelle Cantarella llama historia apologética a las obras históricas de Filón de

Alejandría – Contra Flaco y Sobre la embajada a Cayo - y no le falta razón.3

Flaco Avilio era el legado imperial en Egipto en tiempos de Calígula y cuenta Filón –

nacido hacia 15 A.C. y muerto hacia 50 D.C., que entre 38 y 40, el legado en cuestión

se dedicó a perseguir implacablemente a los judíos, destruyendo primero sus sinagogas

y prohibiendo luego la ley mosaica y despojándolos de sus derechos políticos y

privilegios sociales (VIII.53) hasta que los declaró extranjeros (VIII.54) pero, acusado

por el rey judío Agripa I , fue mandado ignominiosamente a Roma (XIV), donde sufrió

la persecución de sus enemigos y fue exiliado a Andros, donde fue ejecutado, cuando ya

se había arrepentido de sus fechorías contra los judíos.4

Hay que recordar que este fin fue el mismo que tuvo el enemigo de los Macabeos,

Antíoco IV Epifanes ya que, según los libros de los Macabeos (1Ma6.1-16;2Ma 1.10-6

y 9) su arrepentimiento llegó a tal extremo que se convirtió al judaismo.

Salta a la vista que Contra Flaco tampoco sigue un orden cronológico, sino literario,

lo cual le confiere efectividad literaria, pero hace confuso el desarrollo de los

acontecimientos.

La Embajada a Cayo es más apologética que histórica y Filón dedica la mayor parte

de ella a referir los discursos de los embajadores judíos que querían hacer entender a

Calígula por qué se negaban a erigir una estatua con su imagen en el Templo de

Jerusalén y por qué ello no representaba falta de respeto hacia él. Es bien sabido que

este emperador se consideraba un ser divino y esperaba que sus súbditos lo reconocieran

como tal. Filón lo expone muy claramente sin decirlo explícitamente.


3
La letteratura greca dell’età ellenistica e imperiale, Firenze, G.C. Sansoni, 1968, p. 248.
4
http://www.earlychristianwritngs.com/yonge/book36.html.
5

Flavio Josefo estaba del lado de los rebeldes cuando empezó la guerra judía, que

estalló en 66 D.C., pero se pasó al bando romano y se convirtió en cliente del

procurador Vespasiano y de su hijo Tito y, cuando aquél ascendió al trono imperial, le

fue conferida la ciudadanía romana, de donde el nombre de Flavio, que era el de la

nueva dinastía.

Después de la guerra, que terminó con la toma de Jerusalén y la destrucción total del

Templo en 70; Josefo escribió un relato sobre ella, la Historia de la guerra judía contra

los romanos, que inicia deplorando la parcialidad de autores que no nombra y propone

presentar una narración justa de los acontecimientos, pero ya desde la introducción (B.J.

I.10) acusa a los judíos facciosos (stasiastaí):

El que fue la misma discordia interna la que arruinó [a los judíos]... y que los que
atrajeron la potencia de los romanos en contra de su voluntad, y las llamas sobre
el Templo sagrado fueron los tiranos de los judíos, fue testigo el propio emperador
Tito, que en toda la guerra sintió lástima del pueblo, oprimido por los facciosos ...

En efecto, el fundamento de su estrategia de interpretación consiste en atribuir la

derrota de los judíos al hecho de que actuaron en contra de la voluntad de Yavé, que

consistía en que aceptaran su subordinación política a los romanos y, por lo tanto, su

incorporación al imperio y que fueron los mismos judíos los culpables de la destrucción

del Templo, por lo que debían aceptar su derrota.

Josefo escribió su primera historia primero en arameo y luego publicó la versión

griega, que se conserva actualmente entre 79 y 81, durante el reinado de su patrón, el

emperador Tito, a quien había conocido cuando acompañaba a su padre Vespasiano, que

comandaba el ejército romano que combatía a los rebeldes y a quien le profetizó su

ascenso a emperador.

Doce años más tarde publicó Josefo las Antigüedades judías y su Vida. La primera

obra es similar a las de Beroso sobre la historia de Mesopotamia y la de Beroso, sobre

Egipto, que habían sido escritas para explicar a los griegos en su propio idioma la
6

cultura y la historia de las regiones que acababan de conquistar. A la misma necesidad

con respecto a los romanos responde la nueva obra de Josefo, que es una historia en

veinte libros sobre toda la historia judía desde Adán hasta el inicio de la guerra de los

judíos, por lo que es un complemento de la Historia y precisamente su relato termina

cuando el de ésta empieza.

La Vida es la autobiografìa más antigua que se conserva y responde a la necesidad que

tenía su autor de justificar su cambio de bando en contra de su propio pueblo.

Contra Apión es una defensa de la antigüedad del judaísmo, anterior a las culturas

griega y romana, lo cual es cierto.

4. Así como el segundo libro de los Macabeos no es la continuación del primero, los

otros dos son obras independientes. El Tercero ni siquiera se refiere a los Macabeos,

sino que su tema es la persecución de Ptolomeo VII Euergetes en contra de los judíos en

Egipto y la retribución divina en su contra. El Cuarto cuenta patéticamente los martirios

que sufrieron los judíos a manos de los sirios porque no querían cometer sacrilegios

como comer carne de puerco y la ejecución de siete hermanos en presencia de su madre

porque todos unánimemente se negaron a abjurar de la religión. En ellos se insinúa la

idea de una vida después de la muerte para los santos y seguramente esto ha llevado a la

iglesia católica a reconocer como santos a estos siete hermanos, únicos antes de Cristo.

José y Asnat es un cuento romántico escrito hacia el cambio de era que desarrolla la

afirmación del Génesis (41.45) de que el faraón hizo casar al casto José con Asnat.

Según el relato, ella era hija de un sumo sacerdote egipcio y desdeñaba a todos los

pretendientes hasta que conoció a José, renunció a sus dioses e hizo penitencia por siete

días hasta que se le apareció un arcángel que le anuncia que José será su prometido. El

mismo arcángel se le había aparecido también al que iba a ser el novio y se lo había

anunciado así que, después de algunos obstáculos, los jóvenes se casan. Parece que el
7

mensaje consiste en que los judíos pueden casarse con extranjeras que se convierten al

judaísmo.

5. El libro de Judith es considerado deuterocanónico por los católicos, lo cual

significaba una canonicidad de segunda clase. Se ascribe al siglo II A.C. y se supone

que toma como modelo las guerras macabeas. Relata como una muchacha devota

engaña al general asirio Holofernes, que sitiaba la ciudad fabulosa de Betulia, lo

emborracha y le corta la cabeza. Al descubrir el asesinato, los asirios, despavoridos, se

escapan y levantan el sitio.

El Tercer libro de Esdras es considerado apócrifo. Fue escrito en Egipto entre las

guerras macabeas y el fin de la época helenística. La mayor parte de su contenido son

extractos de los otros dos libros de Esdras con una excepción de un relato sobre tres

pajes del rey persa Darío, uno de los cuales lo convence de la restauración del Templo

de Jerusalén.

Parece que el libro de Tobías se escribió en 200 en arameo y cuenta las aflicciones de

una familia, un personaje que se volvió ciego y una muchacha al que se le mueren los

pretendientes: Dios hace que los personajes se casen y él recupere la vista.

5. El Eclesiástico es un nombre cristiano de la Sabiduría de Jesús Ben Sirá. La obra fue

escrita originalmente en hebreo a principios del siglo II, pero sólo se conserva entera la

traducción al griego del nieto del autor, realizada a fines del mismo siglo. Es expresión

de la piedad que movió a los jassidim – los piadosos – a seguir a los Macabeos.

6. El corpus de Henoc es un conjunto de libros que sólo se conservan completos en

etíope, pero parece que originalmente fueron escritos en arameo entre los siglos II A.C.

(la guerra de los Macabeos) y el I A.C. (antes de la guerra judía). Consta de varias

partes, pero la más interesante me parece la apocalíptica. Apocalipsis quiere decir


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revelación y sus cultores sostienen que dios no sólo se ha rebelado a Moisés sino que ha

habido varias. Los mormones sostienen que la última ocurrió en el siglo XIX D.C. Al

parecer este libro, con la segunda parte de Daniel forman las primeras obras

apocalípticas. Según este corpus dios se le apareció al patriarca antidiluviano Henoc y le

reveló que el Señor de los Espíritus elegiría al Hijo del Hombre que un día vendría a

juzgar a los buenos y a los malos.

8. La literatura judía de la época helenística es expresión de la helenización de los judíos

y testimonia el surgimiento del cristianismo y del judaísmo rabínico, por lo que forma

parte de la génesis de las tres religiones monoteístas que se practican en la actualidad.

Su conocimiento es fundamental.

BIBLIOGRAFÍA

BICHLER, REINHOLD, “Hellenismus”. Geschichte und Problematik eines

Epochenbegriffs. Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1983.

DELCOR, MATHIAS. “The apocrypha and pseudepigrapha of the Hellenistic period”,

en W.D. Davies y Louis Finkelstein (eds.), The Cambridge history of judaism. Volume

two. The Hellenistic age. Cambridge: University Press, 1989.

CANTARELLA, RAFFAELE: La letteratura greca dell’età ellenistica e imperiale.

Firenze: G.C. Sansoni, 1968.


9

“The Works of Philo”. Artículo en línea disponible en <http:77WWW.

Earlychristianwritings. Com/yonge/book36.html> [fecha de consulta: 30 de noviembre

de 2015]

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