L Kiel Educacion Salud
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L Kiel Educacion Salud
En los últimos años –alrededor de las últimas dos décadas- se superponen en el Sistema
Educativo los “proyectos de integración” con las políticas de “plena inclusión”. Pero
integración e inclusión no son lo mismo. Ya desde la segunda mitad del siglo XX conocemos
experiencias y proyectos de integraciones para alumnos con discapacidades sensoriales,
motoras y mentales, es decir, integraciones que responden a un paradigma médico de
clasificación tradicional de las discapacidades en Educación. Pero sólo en las últimas décadas
ha comenzado a delinearse otro paradigma en relación a la educación de personas con
discapacidad, un “paradigma de la inclusión” que modifica sustancialmente el contexto
normativo y los modos de entender la discapacidad.
Otra docente en un cargo directivo convocó a los padres de un niño de 2 años para sugerirles
una consulta con un neurólogo debido a que según lo observado, el niño no estaba
respondiendo de acuerdo a lo esperable para esa edad respecto de la adquisición del
lenguaje.
Así podríamos seguir con ejemplos pero nos quedaremos con estos para ubicar dos
cuestiones respecto de las lógicas de Salud asociadas al aumento de niños con certificado de
discapacidad.
En el primer caso, esa docente no estaba preocupada por la enseñanza ni por la
conformación del colectivo necesario para habilitar la escena pedagógica. Su atención estaba
puesta en la detección de rasgos o características de los niños que indicaran algún déficit
respecto de una supuesta normalidad estandarizada. En el segundo caso, lo “esperable” para
cada edad da cuenta del modo en que estamos mirando a los niños, con criterios de medición
comparativa y evaluativa ajustados por parámetros construidos por técnicos de laboratorio o
por guías de internet. Ya que no son solo los docentes sino también los padres los que
asumen esta posición de evaluadores, expertos o peritos asesorados por internet. “Tu hijo o
hija a las tantas semanas tendría que estar haciendo tal o cual cosa” envía como mensaje a
padres primerizos una página que permite hacer el seguimiento de la evolución o desarrollo.
Así es como los padres también llegan al neurólogo o al pediatra habiendo arribado a sus
propios diagnósticos de sus hijos.
La pregunta inquietante que queda planteada es la siguiente: ¿la escuela recibe a estos niños
tratando de incluirlos o tiene alguna incidencia en el crecimiento del número de niños bajo
proyectos de integración que habita en sus aulas?
La pretensión que recorre todo el trabajo justamente consiste en brindar una herramienta de
lectura para ciertas lógicas o discursos generalizados en el ámbito escolar que resultan poco
propicios para la educación y para la infancia. Excede a los límites de este trabajo el
desarrollo exhaustivo de esa maquinaria de producción de discapacidad, sólo se pretende
dejar enunciado que esa amalgama de Salud con Educación transformó a la escuela en su
engranaje fundamental. Seguramente una investigación interdisciplinaria resultaría
pertinente para comprender el lugar de las escuelas en el crecimiento del número de niños
con certificados de discapacidad.
Lo común en el aula
En contraposición con estas corrientes que tratan al autismo como una discapacidad o un
déficit a compensar, psicoanalistas que trabajan con niños con autismo, como J. Claude
Maleval o Eric Laurent sostienen el autismo como posición subjetiva a la que no se debe
corregir, ni reeducar. Para el psicoanálisis el autismo no es una enfermedad ni una
discapacidad. Designa una posición radical del sujeto respecto al mundo y enseña, podríamos
decir, mejor que nadie, el estado cero de la humanización del viviente; el arduo trabajo de
juntar el cuerpo con el lenguaje y ordenar bajo leyes generales la relación con los objetos del
mundo y con el semejante.
Desde la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) hablamos de “los autismos”, en plural,
para designar una forma particular de situarse en el mundo y, por tanto, de construirse una
realidad (Miller, 2012). Como intentaremos mostrar a continuación, la posibilidad de tomar a
los autistas como sujetos con un potencial (y no como “deficientes congénitos”) implica dejar
de perturbarlos con técnicas de forzamiento para reconocerlos ya parte de la escena escolar.
Un cambio de orientación es posible en el modo de tratar y convivir con niños y jóvenes
autistas en las aulas. Esa orientación va a favor de inventar nuevos dispositivos que faciliten
la convivencia y las condiciones de habitabilidad en los ámbitos escolares ya no respecto de
cada uno sino de los colectivos.
Cada año, cada docente tiene a su cargo la tarea de transformar ese rejunte de niños que
recibe -y no nos estamos refiriendo a los ‘integrados`- en un grado de alumnos. Sabemos
que el desafío es enorme porque las condiciones para ese armado han cambiado pero la
tarea fue siempre la misma. Estos recursos de la cultura con los que se cuenta para inventar
y para sostener la comunidad son siempre contingentes, más o menos estables, más o
menos fallidos. Pero también son históricos, sujetos a cambios de épocas.
Entonces, la propuesta consiste en preguntarnos qué pasa actualmente con las escenas
colectivas, y en particular, con la escena pedagógica compartida, para reconocer bajo qué
modalidades se instala el campo del “para todos”. Entender lo colectivo en términos de su
lógica, permite ubicarlo no como un fenómeno cuantitativo (un conjunto de personas y sus
vínculos), sino como la matriz a partir de la cual se construyen los vínculos sociales.
Jorge Alemán se pregunta en Soledad: Común (2012)por las lógicas que construyen lo
común: “¿construir lo común sobre que lógicas? ¿Qué es lo común?” (58). Su respuesta es
que lo común es siempre precario: “nuestro común es lo que podemos hacer juntos con el
vacío de lo que no hay (60). Es decir que ese espacio común, que no está garantizado, hay
que construirlo. “Estar juntos –continua Alemán- ser con los otros, en un proyecto sin
garantías, donde el Común no está dado de antemano sino que es la contingencia que se
puede encontrar en el arte, en el amor, en la amistad y en el orden específicamente político”
(60) Por supuesto, y este es el agregado de este trabajo, se puede encontrar en los
aprendizajes, siempre que recordemos que necesitan de una escena colectiva.
Segregación-inclusión
Esta orientación a favor de los lazos colectivos que sostienen las subjetividades se justifica en
un corolario a la enseñanza de Lacan que podríamos resumir así: la contracara de la
integración es la segregación; las intervenciones bajo la lógica de la integración convocan a
reacciones de mayor segregación.Como Lacan solía recordar, “no hay fraternidad que pueda
concebirse sino es por estar separados juntos, separados del resto” (2009, 121). El único
modo de evitar escaladas que empujen a la segregación es si encontramos el modo de “estar
separados juntos”. La cuestión central ya nos lo advierte Lacan en 1967:
"¿Cómo arreglárselas para que masas humanas, destinadas a compartir un mismo espacio,
no solamente geográfico, sino familiar llegado el caso, permanezcan separadas?" (Lacan,
1969)
En este mismo texto sostiene que “estamos evidentemente en una época de segregación,
¡puaj, nunca hubo más segregación!” (2009, 120), estableciendo un correlato entre
segregación y discurso de la ciencia. Si en una época todavía temprana Lacan pudo anticipar
“el ascenso de un mundo organizado sobre todas las formas de segregación” (Lacan, 1969),
fue por haber advertido que a mayor empuje universalizante (de la ciencia y del mercado por
igual) mayor reacción de segregación como modo de tratar las diferencias.A mayor
universalización, menores recursos para tratar las diferencias, por lo tanto, mayores
fenómenos de segregación. Y en una escalada ascendente, la consecuencia lógica es que a
mayor segregación, más alto se alzan las voces y los movimientos “por los derechos”, “por la
inclusión”, “por la integración”.
A modo de ejemplo, el filósofo Peter Pál Pelbart (2009) sintetiza los desarrollos de diversos
pensadores (Deleuze, Guattari, Forrester, Kurz) en la categoría de universalidad excluyente:
el universalismo del mercado globalizado produce un excedente interno que no es requerido,
ni le interesa a nadie. Es una universalidad que incluye la fuerza de exclusión. Este universal
omniinclusivo al mismo tiempo que se “come” toda exterioridad, “secreta” en su seno
grandes masas de exterioridad potencial. Salvando todas las distancias, esta referencia
puede permitirnos pensar a qué lugar van a parar los “niños integrados” en muchos de los
casos.
Al pensar la inclusión en el colectivo escolar a partir de estos desarrollos, podemos estar
advertidos que los movimientos de inclusión sostenidos desde la universalización del discurso
de la ciencia siempre van de la mano de fenómenos de segregación. En tanto nombramos
una inmediatamente se nos aparece la otra, su contracara. Es de esta perspectiva que
venimos insistiendo sobre las lógicas que se ponen en juego en un colectivo y sobre la
inquietud por cómo hacer para que la inclusión no se convierta en segregación. Supone un
enorme esfuerzo epistémico la superación de lógicas dicotómicas y quizás deberíamos estar
pensando en términos de “segregaciones inclusivas” o “integraciones segregativas”.
Referencias
Alemán, Jorge (2012), Soledad: Común, Clave Intelectual, Buenos Aires
Bauman, Zygmunt (1999), Modernidad Líquida, Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires
Carbonell Camós, N. y Ruiz Acero, I. (2013), No todo sobre el autismo, Gredos, Madrid
Lacan, J. (2009), El Seminario de Jacques Lacan: Libro 17: El reverso del psicoanálisis,
Paidós, Buenos Aires
______ (1969), Proposición del 9 de octubre de 1967, en Scilicet, 1,
Laurent, E. (2012), “El reverso de la vida contemporánea y las locuras del lazo social”,
Conferencia dictada en la Facultad de Psicología de la UBA, inédito
Maleval, J. C (2011), El autista y su voz, Gredos, Madrid
Miller, Judith (2012), “Autismo y Psicoanálisis”, en El Caldero de la Escuela, 17, Buenos Aires
Oury, J. y Guattari, F. (1986), Seminaire de Sainte Anne, Du Scarabé, París
Pal Pelbart, P. (2009), La filosofía de la deserción, Tinta Limón Ediciones, Buenos Aires
Recalcati, Massimo (2016), La hora de clase. Por una erótica de la enseñanza, Anagrama,
Barcelona
http://www.elpsitio.com.ar/noticias/noticiamuestra.asp?Id=2486
Id = 2486