Control de Convencionalidad Porwer Point
Control de Convencionalidad Porwer Point
Control de Convencionalidad Porwer Point
DOCENTES INTEGRANTES DE LA CATEDRA: DR. ROBERTO ALTAMIRANDA, DR. FRANCISCO TALMON, DRA. SANDRA A.
LEON, LIC. SELVA VALDEZ, DRA.MARIELA LAINO MONTOYA, DRA.SILVINA ESPERANZA Y DR. LAUTARO PITTIER.
Consideraciones que reitera en el caso “Fibraca” y poco después en la causa “Cafés La Virginia S.A. s/apelación”
CON LA REFORMA CONSTITUCIONALDE 1994, SE ESTABLECE UNA
JERARQUIA NORMATIVA (ART. 75 INC.22)
Art. 75 inc. 22. Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones
internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes .
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal de Derechos Humanos; la
Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la
Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la
Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre los
Derechos del Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la
primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella
reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo Nacional, previa aprobación de las dos
terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el Congreso, requerirán del
voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar de la jerarquía
constitucional.
Art 75 inc. 24. Aprobar tratados de integración que deleguen competencias y jurisdicción a organizaciones
supraestatales en condiciones de reciprocidad e igualdad, y que respeten el orden democrático y los derechos
humanos. Las normas dictadas en su consecuencia tienen jerarquía superior a las leyes.
La aprobación de estos tratados con Estados de Latinoamérica requerirá la mayoría absoluta de la totalidad de los
miembros de cada Cámara. En el caso de tratados con otros Estados, el Congreso de la Nación, con la mayoría
absoluta de los miembros presentes de cada Cámara, declarará la conveniencia de la aprobación del tratado y sólo
podrá ser aprobado con el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, después de
ciento veinte días del acto declarativo.
La denuncia de los tratados referidos a este inciso, exigirá la previa aprobación de la mayoría absoluta de la totalidad
da los miembros de cada Cámara.
JERARQUIA NORMATIVA (ART. 75 INC.22)
O.N.U O.E.A
DECLARACIONE DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DECLARACIÓN AMERICANA DE LOS
S HUMANOS DERECHOS Y DEBERES DEL HOMBRE
CONVENCION SOBRE LA
IMPRESCRIPTIBILIDAD DE LOS CRIMENES DE
GUERRA Y DE LOS CRIMENES DE LESA
HUMANIDAD
Gordillo, afirma que, desde el año 1984 con la ratificación del Pacto de San José de Costa Rica, la Constitución ha dejado
de ser la cúspide de nuestro ordenamiento jurídico. Pese a que reconoce que la Constitución luego de la reforma del año
1994 reconoce el carácter supralegal de los Tratados, para este autor los mismos tienen una jerarquía supranacional
y por lo tanto superior a la Constitución en la actualidad, como el mismo autor señala, no puede sostenerse en nuestra
Constitución , en la actualidad, pero se adelanta diciendo que a corto tiempo, es casi un hecho.
LEYES NACIONALES
Bidart Campos, seguido luego por varios autores, habla del bloque de constitucionalidad entendiendo por tal, a un
conjunto normativo que parte de la Constitución y que añade y contiene disposiciones fuera del texto de la Constitución
escrita, situándose en dicho bloque a los tratados internacionales, al derecho consuetudinario, a la jurisprudencia, etc.
que toda la Constitución (su primera parte más el resto del articulado) en común con los instrumentos internacionales
sobre derechos humanos de jerarquía constitucional (más los que la adquieran en el futuro) componen un “bloque” que,
por un lado, tiene igual supremacía sobre el derecho infraconstitucional, y, por el otro, forman una cabecera en la que
todas sus normas se encuentran en idéntico nivel entre sí
Manili agrega que dichos instrumentos no han sido incorporados a la Constitución ni constitucionalizados, sino que han
sido elevados a la jerarquía constitucional. Mantienen su carácter de fuente de derecho internacional y permanecen
afuera de la Constitución, compartiendo con ésta su carácter de norma suprema
Por su parte, la Corte Suprema de Justicia tuvo ocasión de pronunciarse a un año de la reforma de 1994 en el caso “Monges” (12)
donde afirmó que “el art. 75, inc. 22, mediante el que se otorgó jerarquía constitucional a los tratados cuyas disposiciones se han
transcripto, establece, en su última parte, que aquéllos no derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben
entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos”. “Ello indica que los constituyentes han efectuado un
juicio de comprobación, en virtud del cual han cotejado los tratados y los artículos constitucionales y han verificado que no se
produce derogación alguna, juicio que no pueden los poderes constituidos desconocer o contradecir” (Considerando 20).
Mientras que otra posición doctrinaria entiende que, cuando el inc. 22 del citado art. 75 habla de la “no derogación” por parte de
los tratados de artículo alguno de la primera parte de la Constitución, significa que dicha parte —con el plexo de derechos y
garantías— tiene prelación sobre los tratados con jerarquía constitucional.
En este sentido, Badeni advierte que teniendo en cuenta las opiniones expuestas en la Convención Constituyente de 1994,
ajustándolas a los límites dispuestos por la ley 24.309 (Ley de Ref. Const), surgen los siguientes lineamientos rectores:
1) Los tratados internacionales sobre derechos humanos, al igual que cualquier otro tratado, tienen jerarquía superior a
las leyes. Esta decisión no altera al art. 31 de la Constitución, porque el derecho federal prosigue teniendo preeminencia
sobre el derecho provincial.
2) Los tratados internacionales sobre derechos humanos no integran la Constitución sino que la complementan y que, lo
complementario, es accesorio de lo complementado. Ellos pueden incluir nuevos derechos y garantías en la medida que
emanan del art. 33 de la Constitución y siempre que no alteren los derechos y garantías expresamente enunciados en la
Ley Fundamental reduciendo su magnitud y efectos. Esto es así porque, caso contrario se estará violando el art. 7 de la
ley 24.309 y la supremacía de la Constitución.
3) Como no se modificó, ni se podía modificar, el art. 27 de la Constitución, la validez de todos los tratados internacionales y condición
para quedar incorporados al derecho interno, está supeditada a su adecuación a la Ley Fundamental.
4) Los tratados internacionales, cualquiera sea su categoría, tienen carácter supralegal e infraconstitucional.
5) Los tratados internacionales rigen en las condiciones de su vigencia. Esas condiciones son las establecidas por las
leyes del Congreso que disponen su aprobación, y se expresan en las reservas y declaraciones interpretativas, así como
también en su concordancia con el art. 27 de la Ley Fundamental. Estas limitaciones se aplican a los tratados
internacionales sobre derechos humanos porque, precisamente, la referencia a las condiciones de su vigencia alude
explícitamente a ellas.
6) La jerarquía constitucional atribuida a los tratados internacionales sobre derechos humanos significa que son, en
principio, normas operativas que reglamentan los derechos y garantías constitucionales y que deben ser aplicados
siempre que, tales derechos y garantías, no disfruten de una tutela superior proveniente del derecho interno.
7) Los tratados internacionales sobre derechos humanos no pueden desconocer los derechos y garantías expuestos en la primera
parte de la Constitución (conf. art. 7, ley 24.309), ni asignarles una protección inferior a la resultante de las leyes reglamentarias que
sanciona el Congreso, con total prescindencia de las personas beneficiadas, en salvaguarda del principio de igualdad (art. 16, C.N.).
8) La Convención Reformadora de 1994 no aceptó que los principios del derecho internacional y la costumbre
internacional tengan vigencia supraconstitucional. Tampoco supralegal a menos que, respetando el principio de legalidad
(art. 18, CN), se opere la mutación de ellos por su incorporación a un tratado internacional aprobado por el Congreso.
DIFERENCIAS ENTRE CONTRO CONSTITUCIONAL Y CONVENCIONAL
El control de convencionalidad
Control de Constitucionalidad. supone un reformulación dentro de la teoría de las
Como ya sabemos, en distintos países se ejerce el fuentes del Derecho, es decir un replanteamiento
llamado “Control de Constitucionalidad”, el cual de una serie de categorías dogmáticas y el
se encarga de realizar una comparación entre la surgimiento de otras absolutamente novedosas.
Constitución y las demás normas del sistema En efecto, ahora podemos hablar de un
jurídico de jerarquía inferior, estableciendo que la “parámetro o bloque de convencionalidad” que
primera debe prevalecer por sobre las demás. Es debe ser interpretado y aplicado por los jueces
así que encontramos un sistema Difuso de Control constitucionales nacionales, de una aplicación
de Constitucionalidad, en donde dicho control es positiva del principio de la supremacía
llevado a cabo por todos los jueces, ya sean constitucional, de la “inconvencionalidad” de las
provinciales o nacionalesy un sistema normas locales y de la “declaratoria de
Concentrado, donde un cuerpo único es el inconvencionalidad” de una norma o disposición
encargado de llevar a cabo la revisión, el cual es nacional. que deben ejercer, incluso, de oficio, los
creado para ese fin exclusivamente, sistema que Tribunales, salas, etc. cuyos Estados pertenecen
ha sido adoptado en algunas constituciones al Sistema Interamericano de protección de los
europeas, y también latinoamericanas Derechos Humanos, por lo tanto deberán aplicar
estos retos y desafíos en el ejercicio de sus
funciones de fiscalización constitucional.
Por lo tanto, implica que los jueces nacionales, además de verificar que las normas jurídicas internas que resulten
aplicables a un caso judicial se adecuen a la Constitución nacional, deben verificar la adecuación de ellas a la
Convención Americana de Derechos Humanos; a la interpretación que de ella haga la Corte Interamericana de Derechos
Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Si bien el derecho internacional no obliga a los Estados a reconocer la primacía de las normas internacionales al interior
de su ordenamiento jurídico interno, el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969
sí establece que un Estado Parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación para el
incumplimiento de un tratado. La necesidad de cumplir lo dispuesto en un tratado respecto del cual un Estado consintió
implica que éste debe aplicar e implementar el derecho internacional que corresponda en su derecho interno mediante
la creación de normas o toma de medidas que se ajusten al compromiso asumido y la derogación de aquellas
incompatibles con ese compromiso.
CONTROL DE CONVENCIONALIDAD
En consecuencia:
Todo el Derecho Nacional debe adecuarse a los Compromisos Internacionales asumidos por el Estado Argentino, ya
sea que esos compromisos tengan Jerarquía Constitucional (Art. 75 inc. 22) o infraconstitucional, pero supralegal
(Art. 75 incs. 22 y 24)
El “control de convencionalidad” ha sido creado pretorianamente por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La
institución surge, a nivel del pleno de esa Corte
Regional, a partir del caso “ALMONACID ARELLANO Y OTROS C/. EL GOBIERNO DE CHILE” de 26 de septiembre de 2006.
Las razones dadas por la Corte Interamericana para sentar el control de convencionalidad son dos, y ambas de
derecho internacional:
Rosatti plantea que la reforma constitucional de 1994 no autoriza a hablar de un control de convencionalidad ‘por fuera’ del control
de constitucionalidad porque los tratados (aprobados y ratificados por nuestro país) no están desligados de la Constitución, ya
que la introducción del art. 75, inc. 22 no autoriza a desligar la interpretación judicial de los tratados realizada por un tribunal
nacional en el marco de un caso concreto (el llamado control de convencionalidad) del control general de constitucionalidad. En
este sentido, Rosatti hace hincapié en que el inc. 22 del art. 75 de la C.N. expresa que los tratados internacionales ingresan al
orden jurídico argentino “en las condiciones de su vigencia” no estaba en el ambiente de la Convención Constituyente de 1994
inaugurar un control jurídico “nuevo” (de convencionalidad) desligado del control jurídico “viejo” (de constitucionalidad) y —
menos aún— darle prevalencia al control “nuevo” sobre el control “viejo”.
En este sentido, la Corte Federal a pocos meses de la vigencia de la reforma se expidió sobre el alcance de la frase en análisis en
el caso “Giroldi” donde afirmó que “La jerarquía constitucional de la Convención Americana sobre Derechos Humanos ha sido
establecida por voluntad expresa del constituyente en las condiciones de su vigencia (artículo 75, inc. 22, 2º párrafo), esto es, tal
como la Convención citada efectivamente rige en el ámbito internacional y considerando particularmente su efectiva aplicación
jurisprudencial por los tribunales internacionales competentes para su interpretación y aplicación”. Asimismo, destacó que “La
jurisprudencia de los tribunales internacionales competentes para la interpretación y aplicación de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos debe servir de guía para la interpretación de los preceptos convencionales en la medida en que el
Estado Argentino reconoció la competencia de la Corte Interamericana para conocer en todos los casos relativos a la
interpretación y aplicación de la Convención Americana (conf. art. 75 de la Constitución Nacional, 62 y 64 Convención Americana y
artículo 2º ley 23.054)”. Así es como recibe fortalecimiento y comienza a imponerse la doctrina de la Corte Suprema sobre el
carácter vinculante de la jurisprudencia internacional . Al respecto se afirma que esta interpretación permite invocar ante los
tribunales domésticos la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ingresa así a nuestro sistema
CONCLUSIONES DE LA DRA. ADELINA LOIANNO (1) EL CONTROL DE
CONVENCIONALIDAD Y LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL RETOS DE LA JUSTICIA
CONSTITUCIONAL Y EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD.
En ese sentido resultan más que apropiadas las palabras del ex juez de la Corte IDH Sergio
García Ramírez.
“…un tribunal internacional de derechos humanos no aspira –mucho menos todavía que el
órgano nacional- a resolver un gran número de litigios en los que se reproduzcan
violaciones previamente sometidas a su jurisdicción y acerca de cuyos temas esenciales ya
ha dictado sentencias que expresan su criterio como intérprete natural de las normas que
está llamado a aplicar, esto es, las disposiciones del tratado internacional que invocan los
litigantes…”
(1) -Abogada y escribana UBA. Profesora de Derecho Constitucional y de Derechos Humanos Universidad de Buenos Aires (grado y posgrado).
Investigadora de la Universidad de Buenos Aires. Profesora Titular de Derechos Humanos de la UCES. Coordinadora de la Especialización en
Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. (Director: Dr. Daniel A. Sabsay). Miembro del Consejo
Directivo de la Facultad de Derecho de la UBA.-
“...Si no existe una vinculación espiritual
entre el que enseña y el que aprende, toda
enseñanza es hostil y de consiguiente
infecunda. Toda la educación es una obra
de amor a los que aprenden.....”
Manifiesto Liminar Reforma Universitaria - 1918