José Antonio Anzoátegui. Tesis

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UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO

DIRECCIÓN GENERAL DE LOS ESTUDIOS DE POSTGRADO


ÁREA DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN
DOCTORADO EN HISTORIA

JOSÉ ANTONIO ANZOÁTEGUI


ACCIONAR Y FORJA DE UN HÉROE
(1810-2019)

HANCER GONZÁLEZ SIERRALTA


TESIS DE GRADO PARA OPTAR AL TÍTULO DE DOCTOR EN
HISTORIA

1
UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO
DIRECCIÓN GENERAL DE LOS ESTUDIOS DE POSTGRADO
ÁREA DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN
DOCTORADO EN HISTORIA

JOSÉ ANTONIO ANZOÁTEGUI


ACCIONAR Y FORJA DE UN HÉROE
(1810-2019)

AUTOR: MAGISTER HANCER GONZÁLEZ SIERRALTA


TUTORA: DOCTORA INÉS QUINTERO MONTIEL
CARACAS, ABRIL 2020

2
ABREVIATURAS

-ADGCAH: ARCHIVO DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE CEREMONIAL Y


ACERVO HISTÓRICO DEL MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LAS
RELACIONES INTERIORES, JUSTICIA Y PAZ. (CARACAS-VENEZUELA)

- AGN: ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN. (CARACAS-VENEZUELA)

-AGNC: ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN DE COLOMBIA. (BOGOTÁ-


COLOMBIA)

-AHMPPRE: ARCHIVO HISTÓRICO DEL MINISTERIO DEL PODER POPULAR


PARA LAS RELACIONES EXTERIORES. (CARACAS-VENEZUELA)

-F: FOLIO.

-FF: FOLIOS.

-P: PÁGINA.

-PP: PÁGINAS.

-S/C: SIN CIUDAD.

-S/E: SIN EDITORIAL.

-S/F: SIN FECHA.

-T: TOMO.

-V: VOLUMEN.

3
A Ovelimar Martínez, mi esposa,
soporte fundamental de nuestra
familia, y a mis dos Sofías, Ángela y
Fernanda, los seres más hermosos de
mi vida.

A Elizabeth Sierralta Delgado y


Leonel González financistas de la
defensa.

4
“Escribir la vida sigue siendo una esfera inaccesible y, sin embargo, sigue
siempre impulsando el deseo de narrar, de comprender. Todas las
generaciones han respondido al reto biográfico. Han movilizado, a veces,
el conjunto de los instrumentos de análisis que tenían a su disposición.
No obstante, se reescriben constantemente las mismas vidas, vuelven a
analizarse las mismas figuras, porque siempre surgen lagunas
documentales, nuevas preguntas y nuevos enfoques.1 La biografía, al
igual que la historia, se escribe primero en presente, (...)”

Francois Dosse 2

1
El subrayado es nuestro.
2
Francois Dosse: El Arte de la Biografía: entre historia y ficción. México, Universidad
Iberoamericana, 2007. (Título original: L art de la Biographie. Entre Histoire et Fictión) p.15.
5
ÍNDICE

ABREVIATURAS 3

DEDICATORIA 4

EPÍGRAFE 5

ÍNDICE 6

INTRODUCCIÓN 9

I PARTE
ACCIONAR EN LA INDEPENDENCIA DE VENEZUELA Y NUEVA
GRANADA (1810-1819)

CAPÍTULO 1. LAS NUEVAS PERSPECTIVAS DE LA BIOGRAFÍA 15

1.1 Estela histórica y la postmuerte de los personajes 15

1.2 Recuperación del prestigio académico 22

CAPÍTULO 2. EL RECONOCIMIENTO DEL SERVICIO CASTRENSE 28

2.1 Cadete de milicias de blancos 28

2.2 Hoja militar del General 32

CAPÍTULO 3. PARTIDARIO DE LA JUNTA DE BARCELONA 40


(1793-1810)

3.1 Gobernación de Cumaná 40

3.2 Creación de la nueva provincia 49

CAPÍTULO 4. LA LUCHA CONTRA EL FIDELISMO DE GUAYANA 65


(1811-1813)

4.1 Fracaso inicial 65

4.2 Vuelta al hogar y prisión 75

6
CAPÍTULO 5. EL ENFRENTAMIENTO BÉLICO (1814-1817) 85

5.1 Maniobrar en el destierro 85

5.2 Toma de Angostura y los Consejos de Guerra 96

CAPÍTULO 6. DERROTA EN LOS LLANOS Y REORGANIZACIÓN 110


MILITAR (1818)

6.1 Unión de fuerzas patriotas 110

6.2 Recluta en las misiones 116

CAPÍTULO 7. LA CAMPAÑA DE LA NUEVA GRANADA (1819) 128

7.1 Preparación de la cruzada 128

7.2 Boyacá y exaltación del prestigio 136

7.3 Muerte en el contexto organizativo del Ejército del Norte 145

II PARTE
FORJA HISTORIOGRÁFICA Y RESGUARDO DE LA MEMORIA DEL
PRÓCER (1819-2019)

CAPÍTULO 8. ¿QUIÉN CREA A LOS HÉROES? 157

8.1 Heroización en el tiempo 157

8.2 ¿Qué es un prohombre? 162

CAPÍTULO 9. LA DEIFICACIÓN POR LA HISTORIOGRAFÍA 169

9.1 Trabajos pioneros 169

9.2 Aportaciones contemporáneas 179

CAPÍTULO 10. LOS INICIOS DE LA DEVOCIÓN (1819-1888) 188

10.1 Honras fúnebres y primeros homenajes 188

10.2 Oficialización y representación 199

CAPÍTULO 11. CONFLICTOS EN LA CONSTRUCCIÓN DEL HÉROE 206


(1889-1897)

11.1 Comunidades de culto 206

11.2 Sucesos del centenario 215


7
11.3 Monumento alegórico 221

CAPÍTULO 12. LA CONSOLIDACIÓN DEL HOMBRE 231


REPRESENTATIVO (1908-1969)

12.1 Diversas evocaciones 231

12. 2 Solemnidades en el sesquicentenario del fallecimiento 241

CAPÍTULO 13. EN LA CUSPIDE DE LA EXALTACIÓN (1989-2019) 248

13.1 Intereses en el nombramiento de las comisiones celebratorias 248

13.2 Eventos preparatorios 255

13. 3 Faustos de la festividad del Bicentenario 263

CAPÍTULO 14. GESTIONES PARA EL INGRESO DE LOS RESTOS EN 270


EL PANTEÓN NACIONAL (1876-2015)

14.1 Extravío de los vestigios 270

14.2 Causas del fallecimiento 288

CONCLUSIONES 298

FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOHEMEROGRÁFICAS 308

8
INTRODUCCIÓN

La Independencia de las naciones suramericanas en el siglo XIX y el papel que en


ella jugaron diversos hombres de armas sigue siendo tema de principal interés en el debate
político y en la comprensión histórica de su realidad. La persistencia de la refrendación
en ese proceso que hacen periódicamente los movimientos partidistas, así como de la
figura del caudillo popular y su necesidad de legitimación en aquel liderazgo, hacen que
estudiar esos hechos y cuestionarlos en sus múltiples cargas interpretativas se imponga
como una necesidad de nuestras sociedades.

A estudiar la actuación de José Antonio Anzoátegui, personaje regional de la


contienda que llega a ocupar máximo sitial en el procerato, no sólo de Venezuela sino
también de Colombia, se orienta nuestro trabajo. Reconstruir su desempeño como militar
y político en medio del fragor de la Independencia, pero también las operaciones
desarrolladas para convertirlo en héroe de culto. Una investigación de crítica documental
e historiográfica orientada a develar su significación en el que sigue siendo principal
suceso de nuestras historiografías, más allá del anecdotario y banalidad imperantes sobre
el barcelonés.

Partimos de rehacer la trayectoria vital y compromiso con la causa republicana, y


luego indagar en la edificación de su imagen heroica desde el siglo XIX hasta el presente,
para identificar los aspectos que contribuyeron a la exaltación de su accionar. Encaramos
el problema aplicando las nuevas concepciones sobre el género biográfico, método y
recurso que amplía sus fuentes y perspectivas más allá del resumen de actuación y méritos
a la comprensión del contexto y circunstancias en las cuales se desarrolla el individuo
histórico, y al análisis de los diversos juicios que se crean luego de su fallecimiento. Lo
que no se trata de una semblanza tradicional, sino de la reconstrucción crítica del
desenvolvimiento personal, ideológico, político y militar de un actor relevante en los
hechos de la Independencia, con reconocimiento amplio de sus méritos en el bando
patriota que lo exaltó como uno de sus próceres.

Entre los llamados “Héroes de la Independencia” se ubica José Antonio


Anzoátegui. Integró las milicias de blancos de Barcelona, primeros pasos de su carrera en

9
la cual ascenderá hasta al grado de General de División. Asistió a veinte campañas, luchó
en treinta y siete campos de batalla, y desempeñó diversos empleos castrenses. Su
maniobrar será visible a partir de las repercusiones de los hechos del 19 de abril de 1810
en su ciudad natal. En el tercer momento relacionados con la creación de las juntas de ese
año, el de amenaza militar, aparece el prócer en la comisión que le asignan para requerir
apoyo castrense en la isla de Trinidad, encargo diplomático que inaugura su intervención
en capítulos importantes de la Independencia.

Luchó contra los fidelistas guayaneses en 1811, fue nombrado comandante de la


plaza de Barcelona en 1812, luego apresado siguiéndosele causa de infidencia. Después
de la cárcel el barcelonés se quedó en el centro del país incorporándose al Batallón
Barlovento, sale del territorio venezolano, en la emigración a la Nueva Granada,
participando en la Campaña de Bogotá en 1815. Junto a otros patriotas integró la
expedición de Los Cayos, y posteriormente de la derrota de Los Aguacates José Antonio
Anzoátegui se dirige al oriente del país, participando junto a Manuel Piar en la Batalla de
San Félix. La toma de Angostura en 1817 les permitió a los criollos restablecer el orden
legal, y al año siguiente con la unión de fuerzas entre el Libertador y Páez organizaron
una nueva campaña militar para la conquista de Caracas, que termina en fracaso. A pesar
de ello el aparato castrense no se desarticula ya que el Apure y Guayana seguían en sus
manos, pero las pérdidas humanas que ocasiona son renovadas a través del reclutamiento
de hombres, cumpliendo el oriental dicha función en las misiones del Caroní.

La coalición del Ejército comandado por Simón Bolívar y el organizado en el


Casanare por Francisco de Paula Santander ejecutarán la liberación de la Nueva Granada.
En la hoja de servicio militar de Anzoátegui se considera el episodio más notable su
actuación en la Batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819. La victoria obtenida lo exaltó
como uno de los ejecutores de la liberación del territorio, colocándolo junto al Libertador
y a Santander en la nómina de los protagonistas fundamentales.

Importante y trascendente se ha considerado el enfrentamiento, tanto para la


República de Colombia como para la Independencia de América, ayudando en la
elaboración de la apología, del individuo como del suceso, que ha persistido sin mayores
alteraciones en narraciones e interpretaciones acerca de la Independencia. La generalidad

10
de las biografías sobre el personaje ha resaltado su protagonismo como prócer
representativo del proceso de acuerdo a los intereses de la política y a las características
de la historiografía del momento.

Se relaciona la imagen construida del héroe con la idea instituida sobre la


Independencia, según la cual lo acaecido entre 1810 y 1821 fue la expresión de un
conflicto bélico entre dos grupos claramente diferenciados y antagónicos: “los buenos,”
es decir los patriotas, contra “los malos:” los realistas. Pero como sabemos, se trató de
mucho más que guerra, asuntos realzados en la narración memorable y épica de una
historia militar, descriptiva y anecdótica, que deja de lado el complicado proceso político
simbolizado en el impacto por la destrucción del Antiguo Régimen y el arduo
compromiso de la edificación de las nuevas repúblicas independientes.

Una vez que se conoce el fallecimiento de José Antonio Anzoátegui en Pamplona,


Colombia, el 15 de noviembre de 1819, comienzan las interrogantes y consejas sobre las
causas del deceso, las mismas que han pervivido a lo largo de doscientos años. Por si
fuera poco, el desconocimiento del paradero de sus restos ha contribuido a la construcción
en la memoria colectiva de un mito. Esta investigación pretende comprender el proceso
de forjamiento del prócer oriental como modelo público y oficial que es ejemplo para
nuevas generaciones por su destacada participación en el hecho fundacional de la
República.

Presentaremos postulados de destacados historiadores y estudiosos sobre el culto


a los héroes y los procesos de heroización, para posteriormente analizar y caracterizar las
construcciones biográficas, sustentados en la crítica historiográfica y sus supuestos,
realizando una detallada revisión de los escritos sobre el barcelonés; para proseguir con
el análisis de su edificación épica; todo lo cual permite estudiar a Anzoátegui en sentido
homogéneo y de continuidad temática y cronológica, analizando la actuación del Estado
venezolano en la fragua de una idea del ídolo a partir de los festejos en su honor.

En marcos memorables relacionados con hitos determinados se ha conmemorado


a José Antonio Anzoátegui de manera unívoca con el halo exaltador tradicional de la
Independencia: un soldado de altos ideales en la más noble de las causas. Esos tributos

11
que se observan claramente en fechas recordatorias del centenario y bicentenario de su
nacimiento, y sesquicentenario de su muerte, los analizamos en el presente estudio.
Indagar en la creación de la memoria histórica sobre el barcelonés, que desde su muerte
hasta hoy en día se ha vaciado en un corpus historiográfico, y que ha tenido como primer
patrocinador a los Estados nacionales, es uno de nuestros intereses principales.

La operación realizada para el culto a José Antonio Anzoátegui estableció una


imagen sobre el individuo, una forma estatuida de ligar su actuación a los cánones
construidos del relato de la Independencia por los sectores triunfadores de la contienda.
La necrología, que pretende consagrar su figura de adalid de la guerra, se instituye como
relato principal incidiendo en las interpretaciones posteriores sobre el protagonista y la
Independencia misma, asunto que consideramos insoslayable, para no solo historiar lo
concerniente a este proceso y la participación de algunas personas clave, sino para
concebir las construcciones de la memoria en función a hechos concretos.

Un conjunto de fuentes primarias nos ha servido para la elaboración del trabajo.


En el Archivo de la Dirección General de Ceremonial y Acervo Histórico del Ministerio
de Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, consultamos la carpeta
“José Antonio Anzoátegui” que contiene los materiales dirigidos al enaltecimiento del
prócer durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez en el marco del bicentenario
de su natalicio. Asimismo, del Archivo Histórico del Ministerio del Poder Popular para
las Relaciones Exteriores, examinamos específicamente los manuscritos de la Dirección
General de Protocolo referidos a notas conmemorativas y ventas de ornamentos
pertenecientes al barcelonés; y en el Archivo General de la Nación indagamos en el
Subfondo Revolución y Gran Colombia, la sección Gobierno, particularmente
Gobernación de Guayana 1817-1820; e Infidencia, Insurrecciones y Rebeliones, donde
localizamos documentación sobre gestiones para el mantenimiento de tropas, ejercicios
militares, informes estratégicos, testimonios y expedientes de trabajo castrense, entre
otros; también, pero vía web revisamos algunos documentos del Archivo General de la
Nación de Colombia que tratan de su actuación como jefe de zona militar.

También, ha sido de interés la página www.archivodellibertador.gob.ve, así como


las colecciones documentales: Memorias del General O’Leary, Archivo del General

12
Miranda, Documentos para la historia de la vida pública del Libertador de José Félix
Blanco y Ramón Azpurúa, las Cartas Santander-Bolívar 1813-1820, y los Escritos del
Libertador, entre otras que refieren informaciones sobre el desarrollo de la guerra.
Igualmente consultamos publicaciones oficiales como la Gaceta de Venezuela, las Leyes
y Decretos de Venezuela, las Memorias y Cuentas de los Ministerios de Interior y Exterior,
y una importante cantidad de periódicos del último cuarto del siglo XIX de Barcelona que
se ubican en la Biblioteca Febres Cordero de Mérida, además de una extensa
bibliohemerografía que da cuenta de acciones, opiniones, valoraciones y actividades
encaminadas a la exaltación heroica del personaje.

Finalmente deseamos agradecer a un conjunto de personas que nos han apoyado


en las tareas de búsqueda, trascripción, digitalización de la información, además de la
revisión y corrección del texto. Ellos son: Pedro Calzadilla, Luis Felipe Pellicer, Marco
Delgado Rodríguez, Yepsaly Hernández, Aida Machado, Pedro Quintero, Sobeira Nieto,
Félix Ojeda, Gradielys Urbano, Johnny Barrios, Nilén Salazar, Massiel Pirela, Emad
Aboaasi El Nimer, Luis Alberto Ramírez Méndez, José Miguel Molero, Germán Pacheco,
Yorgelis Peña, Alí Enrique López Bohórquez, Yazmín Durán, Norma Villarreal, Germán
Guía, Ebert Cardoza, Coro Ortíz, Jairo Antonio Jaimes Camargo, Norbert Molina, Hancer
González Padilla, Isaac López, Samuel Hurtado, Ninoska González, Jonathan Torrado y
Vanessa Castillo.

Mención aparte merecen en el agradecimiento dos personas fundamentales, sin


cuyos aportes hubiera sido imposible culminar la investigación, Robinzon Meza, mi guía
académico que, aunque en esta oportunidad no pudo asumir directamente la
responsabilidad, igualmente me orientó de inicio a fin, y por último, pero no menos
importante, a mi tutora la Doctora Inés Quintero Montiel, por sus siempre pertinentes
observaciones y principalmente por la comprensión del cambio radical de temática que
realizamos, de ella siempre he contado con todo su apoyo.

13
I PARTE
ACCIONAR EN LA INDEPENDENCIA DE VENEZUELA Y NUEVA GRANADA
(1810-1819)

“Siempre quise escribir sobre (…) desde la obligación del historiador


en nuestros días, como escriben los colegas franceses sobre Napoleón,
o como hacen los colegas italianos con Garibaldi y los mexicanos con
Benito Juárez y los uruguayos con José Gervasio Artigas, por ejemplo
¿qué hacen ellos con sus respectivos héroes, con figuras esenciales de
su pasado que gozan del respeto y del afecto de la sociedad? Ajustan
sus apreciaciones a las necesidades de la investigación entendida en
sentido moderno, no se conforman con la afirmación de anteriores
pontífices, buscan con honestidad nuevos caminos para la explicación
y tratan aportar conocimientos diversos sobre el objeto de su análisis,
sin detenerse en factores externos a la investigación que puedan
entorpecer su obligación con la verdad (...) Su propósito no es el héroe,
en última instancia, si no la sociedad de la que formó parte y a la que
se deben como investigadores. No la emprenden contra los grandes
hombres que rindieron invalorable servicios a su tiempo, ni se
preocupan por pulir sus pedestales (...) La resurrección de un héroe se
justifica así en función de los requerimientos de la posteridad y de los
mandamientos de las ciencias sociales, cuyo propósito es la explicación
de fenómenos colectivos (...) rescatan al héroe de las manos de sus
apologistas y de sus detractores, en suma, para que sus obras se
parezcan a las de los prójimos sobresalientes o diminutos de cada
período histórico, sin asumir el trabajo de recalcar sus virtudes y de
inflar sus pecados cuando la lectura sesgada de las fuentes lo permite.”

Elías Pino Iturrieta 3

3
Elías Pino Iturrieta: Simón Bolívar. Esbozo Biográfico. Caracas, Editorial Alfa, 2012. (Biblioteca
Elías Pino Iturrieta, 7) pp. 9-10.
14
CAPÍTULO 1
LAS NUEVAS PERSPECTIVAS DE LA BIOGRAFÍA

1.1 Estela histórica y la postmuerte de los personajes

La biografía es una de las más antiguas formas de expresión literaria, en ella se


busca recrear con palabras la vida del ser humano, bien sea del mismo o la de otra persona
basándose en evidencias como la memoria u otros tipos de fuentes como las manuscritas,
orales o pictóricas, teniendo sus orígenes más lejanos en la cultura griega.4 Desde la
antigüedad la historia se entendía como la narración de los sucesos memorables y su
conocimiento servía para la vida política y el marco normal de este tipo de exposición era
la biografía,5 esta consideración pervivirá hasta el siglo XIX evidentemente con algunas
variables.

Diversos autores distinguen entre dos géneros, la biografía y la narración de vidas.


El término “biografía” surge en Francia a fines del siglo XVII, lo que evidentemente no
significa que en la práctica no se utilizara mucho antes, como se ha señalado. Según el
historiador y ensayista francés Marc Fumaroli es necesario distinguir dos grandes
períodos, de la antigüedad hasta esa centuria, cuya época fue la de la escritura de las
“vidas,” mientras que a partir de la ruptura moderna se impuso la biografía,
modificándose principalmente el modo de elección de los grandes hombres. Por su parte,
el escritor galo Daniel Madelénat, no plantea la separación por períodos sino que las
diferencia entre la clásica, la romántica y la moderna, la primera cubre el período de la
antigüedad hasta el siglo XVIII, la segunda entre fines de esta última centena y los albores
del XX, expresada en una nueva necesidad de intimidad, de conocimiento del marco
interior de la vida familiar, y finalmente la tercera nace de lecturas más situadas
históricamente y enriquecidas por las aportaciones de la Sociología y del psicoanálisis.6

4
Véase: Arnaldo Momigliani: Génesis y desarrollo de la Biografía en Grecia. México, Fondo de
Cultura Económica, 1986; y Marisol García Durán y Pablo Coll: La Biografía en el Cojo
Ilustrado. Mérida (Venezuela), Universidad de Los Andes, 2002 (Memoria de grado para optar al
Título de Licenciado en Historia, Inédito).
5
Sonia Corcuera de Mancera: Voces y silencios en la historia. Siglos XIX y XX. México, Fondo de
Cultura Económica, 1997. p. 152.
6
Francois Dosse: El Arte de la Biografía: entre historia y ficción ... pp. 16-17.
15
Las biografías históricas siempre han encontrado éxito en el gran público, aunque
el género ha creado la desconfianza de la historiografía profesional, especialmente en la
francesa surgida de los Annales, pues consideraba permanecía atada a la historia
“historizante” de fines del siglo decimonónico y de los historiadores de la escuela
metódica, enfocada en el estudio de los personajes relevantes de la historia. Los
historiadores se fueron separando progresivamente del “ídolo individual” para analizar y
estudiar los grupos sociales y las masas. La influencia del estructuralismo sobre la
disciplina prolongó su ostracismo y el movimiento de rechazo del personaje, en provecho
del estudio de las estructuras. El retorno del género entre los historiadores profesionales
data de mediados de los años setenta7 de la centuria pasada, y es contemporánea al declive
de los paradigmas dominantes en la historiografía marxista y estructuralista, que marca
el regreso del actor en las ciencias humanas y el gusto renovado de los lectores por los
testimonios y los relatos de vida. Dos autores fundamentales que comienzan a trabajar en
la reconciliación de la historia y la biografía en el ámbito académico europeo y
específicamente en Francia, Marc Ferro8 y Jacques Le Goff.9

Desde el ámbito académico venezolano, la ensayista, psicóloga e investigadora de


la Universidad Central de Venezuela, Susana Strozzi, disertaba a principio de los noventa
sobre el renovado interés por la biografía histórica tanto en los círculos de eruditos como
por el público en general, en parte debido al interés concedido al discurso político
contemporáneo y a la personalidad de los Jefes de Estado. Esa atracción específica por la
cuestión del poder y sus relaciones con el individuo en el curso de los acontecimientos
parece ser lo que se inscribe como la esencia de la cuestión. En términos historiográficos,
“el hecho se muestra como una curiosa vuelta de tuerca que sólo parece inteligible, a
primera vista, desde una crítica a la escuela de los Anales10 (sic) y también, en parte, a la

7
Para otros autores el retorno es posterior tal como lo planteó José Luis Corral Lafuente, véase:
“Olvido y reivindicación en Historia Medieval. La Biografía” en: Edad Media. Revista de
Historia, 5 (Valladolid, 2002), p. 23; Francisco Javier Peña Pérez: “El Renacimiento de la
Biografía” en: Edad Media. Revista de Historia, 5 (Valladolid, 2002), p. 42.
8
En 1989 señaló que la biografía nunca había sido un tabú para el público general, aunque sí lo
era para los historiadores profesionales. Paula Bruno: “Biografía, historia biográfica, biografía-
problema” en: Prismas, revista de historia intelectual, 20 (Buenos Aires, 2016), p. 268.
9
“Biografía” en: Las Palabras del Historiador. París, Presses Universitaires Mirail, 2004. (Bajo
la dirección de Nicolas Offenstadt con la colaboración de Gregory Dufaud y Hervé Mazurel.
Traducción y notas de Manuel Gárate Chateau) pp. 10-11.
10
“Para Marc Bloch y Lucien Febvre, el objeto de la historia es el hombre o mejor dicho los
hombres (…) pero los historiadores de la segunda y de la tercera generación de los Annales
16
“nueva historia,” las cuales, con su énfasis en las estructuras, en la larga duración, y en la
reconstrucción de la vida colectiva y anónima de los grupos sociales sumergidos, llevaron
a la pérdida inevitable del acontecimiento y con él de los hombres que son sus
protagonistas.”11 Proponía Strozzi más que escribir una biografía en el sentido genético-
cronológico del término, una reconstrucción siempre y cuando los documentos accesibles
rescatasen la palabra del sujeto, notas íntimas, diarios, memorias y epístolas, para así
iluminar un tiempo pretérito desde el prisma de una historia individual.12

Según algunos escritores el historiador más persistente en la elaboración de


biografías en Venezuela fue Tomás Polanco Alcántara. Ensayista, abogado y doctor en
Ciencias Políticas,13 y quien señaló -no muy lúcidamente- que la vida de un poeta o de un
filósofo no puede ser relatada como la de los hombres de guerra o de gobierno, pues los
primeros trabajan en sus obras literarias, mientras los segundos prefieren los hechos.
Formuló que al hacerse un trabajo de este tipo se debería eliminar el elogio y la apología,
y dejar que las vicisitudes sean juzgadas por su propio peso, sin omitir nada que el lector
tenga derecho a saber. Polanco Alcántara comparte un principio cardinal en el ámbito
metodológico inicial relativo a sí el individuo debe ser estudiado siguiendo, como línea
fundamental, su particular cronología, si puede hacerse a través de los diversos aspectos
de su obra o si es necesaria una prudente combinación de ambos factores. Para él las
biografías exhaustivas pasan a ser un instrumento indiscutible de la historia, porque
proporcionan una auténtica información acerca de quienes en un momento determinado
contribuyeron a crear una sociedad.14 Asimismo traza algunas consideraciones sobre las
biografías por encargo:

(...) Un pacto, no expreso pero tácito, en esas encomiendas, obligaba a omitir cualquier
defecto, pecado, o falla del biografiado y a referirse exclusivamente a sus virtudes y

absorben las tensiones individuales en las estructuras colectivas de larga duración.” Sabina
Loriga: “La escritura biográfica y la escritura histórica en los siglos XIX y XX” en: Anuario IEHS,
27 (Tandil, 2012), p. 132.
11
Susana Strozzi: “La lógica de los discursos y la cuestión del sujeto en la biografía histórica” en:
Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 293 (Caracas, enero-marzo de 1991), p. 155.
12
Ibíd.; p. 160.
13
Véase: Rafael Arráiz Lucca: “Tomás Polanco Alcántara y el destino de una vocación: la
Biografía histórica” en: 25 Intelectuales en la Historia de Venezuela. Caracas, Fundación
Bancaribe para la Ciencia y la Cultura, 2015. (Compilación y prólogo Rafael Arráiz Lucca y
Carlos Hernández Delfino) pp. 415-424.
14
Tomás Polanco Alcántara: “La biografía como instrumento de la Historia” en: Boletín de la
Academia Nacional de la Historia, 316 (Caracas, octubre-diciembre de 1996), pp. 119-129.
17
cualidades positivas, que muchas veces respondían más a la imaginación del escritor y
a su deseo de agradar a quienes le habían hecho el encargo, que a la decisión de exponer,
dibujar o describir la personalidad auténtica del biografiado. En esos libros los
personajes biografiados resultaban distintos de cómo habían sido en la realidad de la
vida. De esa manera, el sentido propio del género literario se fue deformando y se alejó
de su posible uso en la investigación histórica.15

De allí una de las causas por las cuales se había visto con desdén desde la
historiografía profesional. Visión particular es la bosquejada por el historiador Germán
Carrera Damas, quien en un principio plantearía que su experiencia directa con el género
era escasa, pues no había pasado de la evaluación histórico-crítico de personajes en
relación con el tratamiento que les había dado la historiografía venezolana, lo que le había
ayudado a valorar su especificidad así como los recursos metódicos-críticos que se
requieren para su cultivo, al mismo tiempo ese ejercicio le había permitido entender en
parte las razones que han llevado al biógrafo a buscar la comprensión e interpretación de
la personalidad en la sociedad y en circunstancias determinadas.16 Para luego señalar
críticamente:

Todos hemos estado dispuestos a admitir que la biografía es el puerto de amarre


historiográfico de una vida ilustre. (...) Hasta hace poco, para merecer los honores del
género biográfico era necesario haber conducido muchos hombres a la muerte, predicar
con éxito y de preferencia con sacrificio personal, vencer obstáculos reputados como
insuperables (…) Pareciera que si, como he dicho, el haber conducido muchos hombres
a la muerte da derecho a la biografía, el haber padecido muchas muertes no da igual
derecho.17

Cinco variables al menos en función de la naturaleza de los protagonistas de cada


relato presentan el género de la narrativa histórico biográfico según el Doctor en Historia
de la Universidad de Valladolid y especialista en Historia Medieval, Francisco Javier Peña
Pérez. De acuerdo al autor: en primer lugar, se encuentra la de personajes relevantes de
la vida política, militar, artística o social, colectivo que monopolizó el interés de los
historiadores en el pasado, y sigue disfrutando de una atención privilegiada en el presente;
luego nos encontramos con el apartado dedicado expresamente a glosar la vida de los

15
Ibíd.; p.121.
16
Germán Carrera Damas: Aviso a los historiadores críticos: ... “tantos peligros como corre la
verdad en manos del historiador... 2 ed. Caracas, Ediciones Ge, 1995. p. 323.
17
Germán Carrera Damas: “La conciencia histórica de un pueblo es la esencial expresión de su
existencia” en: Búsqueda: Nuevas rutas para la historia de Venezuela (Ponencias y conferencias).
Caracas, Contraloría General de la República, Fundación Gumersindo Torres, 2000. p. 23.
18
hombres destacadas por la intensidad con que han desarrollado el sentido religioso de su
existencia, se trata de la hagiografía, aunque desde una perspectiva no dogmática ni
sectaria, debería incluir también las obras dedicadas al antihéroe religioso, el hereje. En
tercer lugar, la nómina se abre para estudiar los individuos marginales, delincuentes y
rebeldes; posteriormente, la singularidad temática reside en la elección de personajes con
un perfil social bajo, gris, poco menos que anónimos: ni héroes, ni villanos, ni santos ni
herejes, ni prohombres ni marginados, sencillamente gente del común, estudios
impulsados desde la Microhistoria Italiana.18 En última instancia se ubica la
Prosopografía,19 especie de biografía coral o de conjunto, que se encadenan por razones
de parentesco o de afinidad corporativa, profesional u ocupacional de los individuos
seleccionados. 20

Además de lo esbozado, comparte Peña Pérez algunas particularidades de la


biografía histórica, ésta ha de disponer de una secuencia cronológica lineal, de tal manera
que la trama principal no se pierda entre enredos secundarios y artificios literarios
distorsionadores del orden temporal. Asimismo, le parece al autor consustancial el
predominio de la descripción sobre el análisis, lo particular sobre lo general, aunque
aclara que las reflexiones analíticas y las referencias al contexto y a lo genérico
constituyen también ingredientes indispensables para que la narración adquiera una
mínima densidad, esforzándose especialmente por adornar su relato con los recursos
propios de una prosa “exquisita” en sintonía con las pretensiones artísticas de la literatura
convencional. Piensa que debe presentarse bajo el formato divulgativo -alto o bajo-,
centrándose argumentalmente en el seguimiento selectivo de la vida “y de la estela
histórica” 21 de cualquier persona cuya figura será el eje vertebrador de la exposición.22
Postulado novedoso que abordaremos para nuestro estudio.

18
Véase: Carlos Aguirre Rojas: Microhistoria Italiana. Modo de empleo. Caracas, Centro
Nacional de Historia, 2009. (Colección Monografías)
19
“(...) el gusto por lo singular sobrevive sólo en algunos rincones de la historiografía. Ante todo,
gracias al proyecto prosopográfico (…) el objetivo (…) es el de transformar la singularidad en
pluralidad. Se trata de encontrar a los hombres y, a través de ellos, preparar la definición de sus
tipos.” Sabina Loriga: “La escritura biográfica y la escritura histórica en los siglos XIX y XX” …
p. 133.
20
Francisco Javier Peña Pérez: “El Renacimiento de la Biografía” ... pp. 45-47.
21
El subrayado es nuestro.
22
Ibíd.; pp. 52-54.
19
El historiador español y profesor de la Universidad de Zaragoza, José Luis Corral
Lafuente, bosqueja asimismo que escribir la biografía de cualquier héroe, primera
variable de las antes expuestas, supone introducir una enorme dosis de subjetividad, más
pronunciada de la que suele estar presente en la historia de una nación, en la de una cultura
o en la de un pueblo. Redactarla implica adentrarse en la vida, revivir su propia existencia,
valorar su comportamiento y juzgar sus actos,23 labor complicadísima de ejecutar.

También el académico e historiador español, profesor de la Universidad de


Valladolid, Luis Suárez Fernández, exhibe dos advertencias para aquellos interesados en
hacer una buena biografía, que sólo se consigue después de que varios autores hayan
reflexionado sobre el protagonista. En primer término, no dejarse arrastrar por el error de
creer que ella es la única vía válida o al menos la superior dentro de la investigación
histórica. Se trata de una más, la más importante para él, y en segundo, resistir a la
tentación de convertir la realidad en escenario en que se mueven “buenos” y “malos,” no
se trata de defender o de condenar, sino simplemente de explicar, y para ello es necesario
intentar acercarse al protagonista observando sus valores y creencias.24 Esta “tentación”
ha pesado considerablemente a la hora de evaluar las actuaciones de la gran mayoría de
nuestros prohombres de la Independencia.

María Elena González Deluca, ensayista, historiadora e individuo de número de


la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, formula que como cualquier otro
estudio histórico la biografía debe definir el valor de tres coordenadas: individuos-medio-
época. La que incumbe al plano de la acción del individuo, actitudes, capacidades,
valores, ideas y creencias; la que establece el medio en el cual interactúa su grupo, la
clase, el conjunto social, la nación, y la época a la que pertenece, y el sistema internacional
de relaciones políticas, económicas, culturales y sociales, en el cual se insertan las dos
anteriores. La discrepancia del valor determinado a cada una es lo que fija los dos
enfoques: “aquel en el que el individuo y su microcosmos se convierten en foco del
análisis por su capacidad para actuar sobre el medio y su época; y el otro, en el que el
individuo es objeto de interés en la medida en que se plasman en él los valores e ideales

23
José Luis Corral Lafuente: “Olvido y reivindicación en Historia Medieval. La Biografía” ... p.
25.
24
Luis Suárez Fernández: “El retorno de las Biografías” en: Edad Media. Revista de Historia, 5
(Valladolid, 2002), pp. 16-17.
20
del medio y de la época.”25 La biografía empleada como estrategia metodológica es una
forma de abordar el campo de las relaciones entre el individuo y las manifestaciones
sociales, permitiendo un juego de escalas entre lo micro y lo macro.26

Refiere al carácter híbrido del género el reconocido historiador francés, quien


también es epistemólogo y especialista en historia intelectual, Francois Dosse. Además,
señala la dificultad para clasificarlo en tal o cual disciplina organizada, asimismo sobre
la lucha entre tentaciones contradictorias, como la vocación novelesca, la preocupación
erudita y la presentación de un discurso moral de la ejemplaridad, lo que ha hecho de ella
fuente de oprobio y padecimiento de un déficit de reflexión. La biografía da al lector la
ilusión de tener acceso directo al pasado, y de ese modo, poder evaluar su propia finitud
con la figura analizada. El biógrafo sabe que nunca terminará, independientemente del
número de las fuentes que logre ubicar, está obligado a la exhaustividad para que su largo
trabajo no se hunda debido a los nuevos testimonios y descubrimientos, y sin embargo
ese anhelo de totalización es irreal, ya que no es cuestión de poder agotar el tema, “sino
solamente de correr el riesgo de un agotamiento del corredor de fondo.”27

Igualmente, cuestiona los límites que parecían más intangibles, como los que
definen el desarrollo biográfico entre el nacimiento y la muerte. Por una parte, el
Psicoanálisis y la Sociología en particular, y las Ciencias Sociales en general, informan
sobre la validez de un cierto número de condicionamientos que pesan sobre el individuo
antes de nacer. A su vez, el giro historiográfico y de memoria vuelca la atención sobre las
fluctuaciones de sentido de las figuras después de su desaparición física. “La postmuerte
del biografiado se vuelve tan significativa como su periodo de vida, por las huellas que
deja y por sus múltiples fluctuaciones en la conciencia colectiva en todas sus formas de
expresión.”28

No existen investigaciones que simultáneamente realicen la reconstrucción de la


actuación de los próceres de la Independencia y la edificación de la memoria sobre ellos.

25
María Elena González Deluca: “El trigo derramado y el problema de la biografía como forma
historiográfica” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 347 (Caracas, julio-
septiembre de 2004), p. 15.
26
Ibíd.; p. 28.
27
Francois Dosse: El Arte de la Biografía: entre historia y ficción ... pp. 17-18.
28
Ibíd.; p. 427. El subrayado es nuestro.
21
La reminiscencia heroica de la Independencia -salvando por supuesto el caso del
Libertador- no ha sido tema estudiado por la historiografía venezolana, aunque existen
algunas obras que han aportado conocimiento al respecto. La gran vocación de nuestros
historiadores ha sido el estudio de la vida y obra de un personaje. Desconocemos de la
existencia de trabajos enfocados en ambas vertientes, es lo que pretendemos tomando
como ejemplo a José Antonio Anzoátegui.

1.2 Recuperación del prestigio académico

La reflexión biográfica se extendió a toda la historiografía durante las dos últimas


décadas del siglo XX,29 tendencia defendida por la historiadora y profesora de la Escuela
de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, Sabina Loriga.30 Insatisfechos con las
categorías totalizantes de clase social o de mentalidades, que según la autora, someten el
sentido de las acciones humanas a un subproducto de las fuerzas productivas o de los
ambientes culturales, los historiadores sociales tradicionalmente más interesados en la
dimensión colectiva de la experiencia histórica comienzan a reflexionar sobre los destinos
personales.31

Resaltamos lo argumentado por la investigadora argentina y doctora de la


Universidad de Buenos Aires, Paula Bruno, quien además es representante de la Red de
Estudios Biográficos de América Latina, cuando expone los disímiles aportes divulgados

29
En Francia podemos fechar el retorno de la coyuntura en el año 1985. Francois Dosse: El Arte
de la Biografía: entre historia y ficción... pp. 22-23. John Elliott señalaba en 1986 “En la
actualidad la Biografía Política no está muy de moda entre los historiadores de la Europa
Moderna. Es cierto que esta modalidad no permite examinar directamente algunas de las
cuestiones que actualmente están en la primera línea del debate historiográfico, pero sin embargo
nos ofrece diversas ventajas (…)” John Elliott: El Conde-Duque de Olivares. El político en una
época de decadencia. 2 ed. Barcelona (España), Crítica Grijalbo Mondadori, SA, 1990. (Título
original: The Count-Duke of Olivares. The Statesman in an age of decline. Traducción de Teófilo
de Lozoya), p. 11. Finalmente, la vuelta del estudio biográfico en España puede observarse
fácilmente a través de la “Panorámica de la edición Española de Libros (2001, 2002 y 2003)” en
la cual observamos cómo entre las diez principales materias, se encuentran el género en segundo
lugar, únicamente superada por la Historia de ese país. De 1998 hasta el 2003, los números fueron
en ascenso, de 944 hasta 1289 libros editados. Véase: Francisco Alía Miranda: Técnicas de
investigación para historiadores. Las fuentes de la Historia. Madrid, Editorial Síntesis, 2008. p.
81.
30
Comparte el planteamiento Julio Aróstegui en su libro: La Investigación Histórica. Teoría y
Método. 2 ed. Barcelona (España), Crítica, 2001. p. 161.
31
Sabina Loriga: “La escritura biográfica y la escritura histórica en los siglos XIX y XX” … p.
134.
22
desde la década de 1980, indicando que la biografía ha sido pensada como un género, un
método y un recurso. Considera a esa diferenciación como central, aunque no es común
que los autores expliciten en cuál de las posibilidades están pensadas, y usen simplemente
el término biografía como si ésta no generara equívocos.

Pensar en el género en sí permite concluir sobre formas de circulación y de


consumo de la biografía, más ligadas a las dinámicas de mercado que a las de producción
de saberes. En los textos que predominan los planteamientos sobre el método se plantean
discusiones de carácter epistemológico, en esta dirección la Microhistoria Italiana ha
sabido reposicionar la centralidad de los individuos para pensar épocas y entender, como
señala Giovanni Levi, las tensiones posibles entre individuo y estructura. Por último, las
contribuciones que estudian el recurso, proponen pensarla como un medio más que un
fin, es decir una de las posibilidades metodológicas a la hora de aportar información y
dinamizar explicaciones en el marco de un relato histórico o sociológico. 32

Comparte Paula Bruno que la diferenciación entre las tres opciones, aunque no
siempre explícita, es planteada y discutida en los textos de análisis teórico o
historiográfico, en cambio en las producciones que se sirven de la biografía, no siempre
aparece como un imperativo el tomar partido por una u otra, y, de hecho, en varios textos
recurso, método y género conviven con acertados resultados. Según la autora, en la
actualidad no domina un único paradigma válido, ni una fórmula para escribir textos de
historia, como tampoco existe una sola forma de redactar biografías, ni hay un manual
ideal que explique y resuelva los problemas que ésta genera a sus creadores. 33

De hecho, como ha señalado el historiador Francois Dosse, aunque todas las


épocas parecen haber afrontado el desafío de escribir biografías, cada momento ha
mostrado también las diferentes formas de hacerlo. La dificultad de cómo atrapar la entera
complejidad de una vida en una cantidad de páginas puede ser un reto, una aventura o
incluso una apuesta, y en cada tiempo histórico pueden convivir distintas respuestas para

32
Paula Bruno: “Biografía e Historia. Reflexiones y Perspectivas” en: Anuario IEHS, 27 (Tandil,
2012), p. 114.
33
Ibíd.; pp. 115-116. Posteriormente ampliará la discusión al respecto en su artículo: “Biografía,
historia biográfica, biografía-problema” ... pp. 268-270.
23
enfrentar la tarea.34

Actualmente en Venezuela, al igual que en el resto del mundo, la biografía ha


recobrado un espacio excepcional, más como género que como recurso y método,
superando al parecer la limitada perspectiva de considerársele como expresión de las
denominadas historiografías romántica35 y positivista.36 Se ha expuesto que la historia no
era producto exclusivo de individualidades, sino todo lo contrario, de colectividades
identificadas con grupos o clases más o menos análogas, representantes de un momento
histórico particular, como consecuencia de condiciones económicas, sociales, políticas e
ideológicas instituidas. De tal forma se dejó de lado el aspecto del liderazgo que han
ejercido y ejercen ciertos sujetos dentro de su sector social, privilegiándose las relaciones
de producción y la propiedad sobre los medios y las contradicciones entre grupos. 37

Recientemente, la historiografía venezolana comenzó a incorporar otros temas y


espacios hasta ahora no tratados, 38 así como a revitalizar algunas ideas y concepciones
superando viejos prejuicios académicos. La biografía, entendida actualmente no como el
estudio de un protagonista enmarcado en el contexto de su actuación particular,
identificándose su nacimiento, ascendencia familiar, cargos ocupados, desarrollo de
actividades económicas, culturales y políticas, en una especie de listado en sucesión
sincrónica, sino todas esas y otras características, pero vistas en el contexto de un espacio
y tiempo determinado.39

34
Paula Bruno: “Biografía e Historia. Reflexiones y Perspectivas” ... p. 118.
35
María Elena González Deluca: “El trigo derramado y el problema de la biografía” … p. 17.
36
María Sobeira Nieto Ardila: Ramón Parra Picón: Pasión por la Ciencia y la Universidad.
Mérida (Venezuela), Universidad de Los Andes, Consejo de Estudios de Postgrado, 2017.
(Memoria de grado para optar al Título de Magíster en Historia de Venezuela) p. 32.
37
Ibíd.; p. 33
38
Para María Elena González Deluca las nuevas tendencias de la historiografía venezolana del
último cuarto del siglo pasado y que aún perviven en la actualidad son: la historia de las ideas, las
representaciones y las mentalidades; la historia regional y local; la geografía histórica; la historia
desde la perspectiva interdisciplinaria; la inclusión de mujeres historiadoras y de una gran
cantidad de estudiantes europeos y norteamericanos realizando estudios de postgrado sobre
Venezuela. Véase: Historia e historiadores de Venezuela en la segunda mitad del siglo XX.
Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2007. (Colección libro breve, 239) pp. 91-113. Para
un acercamiento a esos temas y espacios historiográficos consúltese el libro: Visiones del oficio.
Historiadores venezolanos en el siglo XXI. Caracas, Academia Nacional de la Historia,
Universidad Central de Venezuela, Comisión de Estudios de Postgrado, 2000. (José Ángel
Rodríguez compilador).
39
María Sobeira Nieto Ardila: Ramón Parra Picón: Pasión por la Ciencia y la Universidad ... pp.
34-35.
24
El número de biografías escritas y publicadas en Venezuela en los últimos años
evidencia que el género recuperó espacio y tres tendencias editoriales-divulgativas lo
explican. Así lo señala María Sobeira Nieto en su trabajo de maestría sobre Ramón Parra
Picón. La primera, orientada a la presentación novelada de la vida de los héroes militares
y políticos, siempre con la característica de ser individuos relevantes; la segunda, la
autobiografía o las memorias, con ayuda de escritores, periodistas y hasta de
historiadores, encomendados en poner orden a las ideas suministradas por el biografiado,
que por lo general son políticos, gente de la farándula y empresarios que dan a conocer
las más variadas noticias de sus trayectorias; y la tercera, es la vuelta a la biografía como
explicación histórica, en la que jóvenes y reconocidos historiadores, respondiendo a las
exigencias de la ciencia y enfrentados a lo estrictamente divulgativo-comercial, recurren
a diversas técnicas exploratorias de localización de información, a multiplicidad de
fuentes y a la aplicación efectiva del método histórico en sus variadas expresiones.40

De igual forma tres elaboraciones sostienen que ésta sigue recibiendo atención de
los historiadores venezolanos y de gente aficionada por la historia en la actualidad:
primero, la inclusión recurrente en las publicaciones periódicas especializadas en la
historia de trabajos biográficos de individuos relevantes en el devenir nacional, regional
y local; segundo, la extensa inclusión en las dos ediciones del Diccionario de Historia de
Venezuela de la Fundación Polar; y tercero la Biblioteca Biográfica Venezolana del
Nacional y la Fundación Bancaribe,41 realizaciones que evidencian el cambio de visión
actual de la biografía en contraste con la vieja concepción novelada y épica de períodos
anteriores, sin poder decir que haya desaparecido por completo esa forma de escribir la
historia.42

40
Ibíd.; pp. 35-36. Cuatro de las biografías, a nuestro entender que se enmarcan en esta tendencia:
Inés Quintero: Antonio José de Sucre. Biografía Política. Caracas, Academia Nacional de la
Historia, 1998 (Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela, 73); Inés Quintero: El último
marqués. Francisco Rodríguez del Toro 1761-1851. Caracas, Fundación Bigott, 2005. (Serie
Historia); Carmen Bohórquez Morán: Francisco de Miranda. Precursor de las independencias
de América Latina. La Habana, Fondo Cultural del Alba, 2006; e Inés Quintero: La criolla
principal. María Antonio Bolívar la hermana del Libertador. 2 ed. Caracas, AGUILAR, 2008.
41
En la idea de los coordinadores privó la intensión de resaltar la vida de innumerables personajes,
actores políticos, intelectuales, artistas y científicos. De las ciento cincuenta biografías dedicadas
a individualidades las de militares de la guerra de Independencia son diez: Antonio José de Sucre,
Francisco de Miranda, José Tadeo Monagas, Daniel Florencio O’Leary, Carlos Soublette, José
Gregorio Monagas, José Antonio Páez, Simón Bolívar, Santiago Mariño y Rafael Urdaneta.
42
María Sobeira Nieto Ardila: Ramón Parra Picón: Pasión por la Ciencia y la Universidad ... pp.
37. Destacamos cuatro publicaciones recientes, con sus aportes y limitaciones, donde abundan los
25
A partir de estas consideraciones compartimos plenamente lo destacado por el
historiador Francisco Javier Peña Pérez, “La biografía ha vuelto, en propiedad,
deberíamos hablar mejor de la recuperación del prestigio académico y del éxito social por
parte de la biografía histórica.”43 Esto se debe a razones historiográficas, a motivos
literarios y a factores económicos, por cierto no son los únicos, ya que lo social también
ha pesado en esa redención debido a la consolidación del individualismo en el conjunto
de la sociedad occidental en las últimas décadas.44 También, comenta el académico
español Luis Suárez Fernández que “En la coyuntura del siglo XXI las biografías están
llamadas a cubrir una buena parte del trabajo de los historiadores.”45

Ha sido así a lo largo y ancho del planeta, por tanto, ya es común leer en diversos
ámbitos académicos que la biografía “se ha renovado y es una de las vías prometedoras
de despliegue historiográfico,” teniendo entre los autores contemporáneos más
destacados a Francois Dosse, Hermione Lee, Sabina Loriga, Isabel Burdiel, Roy Foster y
Mílada Bazant, entre muchos otros investigadores mayormente reconocidos en países
europeos como España, Francia, Inglaterra e Italia.46 Además de los antes nombrados
especialmente examinados en nuestras fronteras.

La investigación se inscribe dentro de una concepción que entiende esté género,


recurso y método historiográfico como la vinculación y articulación ordenada entre las

trabajos biográficos: Levitas y sotanas en la edificación republicana. Proceso político e ideas en


tiempos de emancipación. Caracas, Universidad Pedagógica Experimental Libertador,
Vicerrectorado de Investigación y Postgrado, Instituto Pedagógico Rural “El Mácaro”, 2012.
(Jean Carlos Brizuela y José Alberto Olivar coordinadores); La Venezuela Perenne. Ensayos sobre
aportes de venezolanos en dos siglos. Caracas, Universidad Pedagógica Experimental Libertador,
Vicerrectorado de Extensión, 2014. (Yuleida Artigas, Jean Carlos Brizuela y José Alberto Olivar
coordinadores); Figuras de la Merideñidad. Vol. 1. Mérida (Venezuela), Universidad de Los
Andes, Vicerrectorado Administrativo, 2015. (Ricardo Gil Otaiza y Luis Ricardo Dávila editores);
y 25 INTELECTUALES en la Historia de Venezuela. Caracas, Fundación Bancaribe para la
Ciencia y la Cultura, 2015. (Compilación y prólogo Rafael Arráiz Lucca y Carlos Hernández
Delfino).
43
Francisco Javier Peña Pérez: “El renacimiento de la biografía” … pp. 47-51.
44
Este retorno a la biografía no ha sido un regreso a las prácticas antiguas, puesto que el género
se ha enriquecido de todas las críticas y es objeto de una profunda renovación. “Biografía” en:
Las Palabras del Historiador ... p. 11.
45
Luis Suárez Fernández: “El retorno de las Biografías” ... p. 13.
46
Paula Bruno: “Biografía, historia biográfica, biografía-problema” ... p. 267. Aportes recientes
pueden consultarse en: Biografías, modelos, métodos y enfoques. México, El Colegio
Mexiquense, 2013. (Mílada Bazant coordinadora); y La Historia biográfica en Europa. Nuevas
perspectivas. Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2015. (Isabel Burdiel y Roy Foster, eds)
26
acciones del individuo y las situaciones de su medio y época. Tratándose de un hombre,
José Antonio Anzoátegui, cuya participación se llevó a cabo en el terreno de la guerra de
la Independencia, por tanto, no pueden desestimarse los diversos aspectos y el complejo
ambiente en el cual se desenvuelve su desempeño.47

Compartimos lo que planteó el antropólogo e historiador Miguel Acosta Saignes


“Cualquiera de las grandes figuras cívicas o militares de la emancipación de Venezuela
que sea estudiada, deberá serlo siempre con atención a las fuerzas históricas, económicas,
sociales, tradicionales, dentro de las cuales se formaron.”48 Finalmente la historiadora
Paula Bruno cree que el principal reto del biógrafo es decidir si esta “basta en sí misma
como forma de conocer tramas del pasado, o asumir que (...) debe estar atravesada por
problemas para aportar conocimientos sobre el mismo.” Es decir, sin problemas no hay
biografía.49 Así, José Antonio Anzoátegui se convirtió es un pretexto para estudiar dos
temas-problemas fundamentales de la historia venezolana, el proceso de guerra de
Independencia y el culto a los héroes.

Estos múltiples postulados teóricos sobre la biografía que han sido planteados por
un conjunto de intelectuales e historiadores profesionales los ponderamos para el abordaje
del individuo objeto de estudio. Nuestro problema no se limita únicamente a conocer su
participación en el enfrentamiento bélico entre 1810 y 1819, sino también a analizar la
construcción heroica que el Estado venezolano y la historiografía crearon de él desde el
siglo XIX y cómo se ha mantenido hasta el día de hoy, es decir pretendemos un estudio
integral, histórico e historiográfico, sobre el prócer.

47
Inés Quintero: Antonio José de Sucre. Biografía Política… p. 13.
48
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades. 3 ed. Caracas,
Fundación Editorial El Perro y la Rana, 2009. pp. 9-10.
49
Paula Bruno: “Biografía, historia biográfica, biografía-problema” ... p. 272.
27
CAPÍTULO 2
EL RECONOCIMIENTO DEL SERVICIO CASTRENSE

2.1Cadete de milicias de blancos

El 21 de noviembre de 1789 fue bautizado el niño José Antonio Calletano de la


Trinidad. Sus padres fueron José Anzoátegui y Juana Petrolina Hernández y sus padrinos
Inés Hernández y Juan Miguel Istulde, quien regentaba los cargos de alguacil mayor y
regidor perpetuo del Ayuntamiento de la localidad. “Uno más que al nacer ya tiene
pronosticado lugar, oportunidad, figuración y estimación en la sociedad provincial en
virtud de su distinción y calidad.” 50
Había nacido José Antonio Anzoátegui siete días
antes, el 14 de ese mes.51

José Antonio de Sangróiz genealogista español señaló que el apellido Anzoátegui


significa en vascuence “lugar de espinos,” linaje de origen guipuzcoano extendido luego
a Vizcaya, con casas armeras en Mondragón, Vergara, Azpeitía, Alegría, Fuenterrabía y
Elgueta, de esta última proviene la rama establecida en territorio hoy venezolano.
Probaron nobleza e hidalguía varias veces desde 1566 hasta mediados del siglo XVIII, en
que pasaron a América. Miembros importantes de la familia fueron Manuel52 y Carlos
Anzoátegui, asimismo Agustín, factor principal de la Compañía Guipuzcoana en Caracas,
todos parientes de José Anzoátegui, padre del prócer,53 quien se instaló en el oriente del
territorio y como muchos otros peninsulares contrajo matrimonio con una criolla
preservando así la calidad y distinción de las familias.

La llegada de la Compañía Guipuzcoana supuso el establecimiento en Costa Firme


de una cantidad considerable de vascos, cuando esta obtuvo, por real cédula de noviembre

50
Inés Quintero: Antonio José de Sucre. Biografía Política… p. 55.
51
La partida de bautismo puede consultarse en: Manuel Landaeta Rosales: Hoja de servicios del
General José Antonio Anzoátegui. Caracas, Imprenta Bolívar, 1894. p. 7.
52
Vicente de Amezaga Aresti: Hombres de la Compañía Guipuzcoana. Caracas, Banco Central de
Venezuela, 1963. (Colección histórico-económica venezolana, Volumen IX) p.228.
53
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui (Visiones de la Guerra de Independencia). Bogotá,
Academia de Historia de Colombia, 1963. (Biblioteca de Historia Nacional, Volumen C) p. 14.
Véase: Vicente Amezaga Aresti: El elemento vasco en el siglo XVIII venezolano. Caracas,
Concejo Municipal Caracas, Gobernación del Distrito Federal, 1966. (Ediciones del
Cuatricentenario de Caracas) p.59.
28
de 1776, la expansión de su monopolio a las regiones orientales, Cumaná, Nueva
Barcelona, Guayana, Margarita y Trinidad. Se le exigió a la institución, entre otras cosas,
que trajera no sólo colonos peninsulares sino también extranjeros, siempre que fuesen
católicos y naturales de países que no estuvieran en guerra con la metrópoli.54

El padre de José Antonio regentó algunos cargos de importancia en Barcelona. En


una relación de Vicente Emparan, gobernador y superintendente de Real Hacienda de la
provincia de Cumaná en 1793, en la cual hace referencia al estado general del territorio y
se expresa de forma honesta sobre él:

A dos causas principales de las que dimanan otras muchas por forzoza consequencia
(sic) se Debe atribuir el estado miserable de estas provincias. La primera, la calidad y
pobreza de los Jueces Subalternos constituidos á servir sin sueldo alguno (…) Asi es
que el Teniente de Aragua, D. Francisco Oriachs, y el intendente de Barcelona, don José
de Anzoategui, ambos sugetos (sic) de probidad, y en quienes tenia fundados motivos
de confianza, me representaron haciendo dimisión (sic) de sus empleos por que han
sacrificado por servirlos parte de sus Haciendas (...).55

Era visto por la autoridad como hombre honrado que prefería cuidar sus recursos
económicos, además de haberle generado alguna confianza durante su desempeño. Es
importante acotar que en el caso de la provincia de Cumaná al gobernador se le agregaba
a sus funciones la de Intendente, nombrado por cinco años con jurisdicción en el ámbito
político, militar y económico. Por lo general, en este último campo la primera autoridad
estaba sometidos a los intendentes en cuanto a la hacienda y al comercio, sin embargo, en
esta jurisdicción las dos figuras coincidían en una misma persona permitiéndoles
acumular mayor poder.56

La madre de José Antonio fue Juana Petrolina Hernández, representante de las


élites de Barcelona. Hija de Pedro Hernández quien fungió como Administrador Real de

54
Ronald Hussey: La Compañía de Caracas 1728-1784. Caracas, Banco Central de Venezuela,
1962. (Colección histórico-económica venezolana, Volumen VIII) pp. 275-277.
55
Archivo General de Indias, Caracas, 521. “Estado general de la provincia de Cumaná (extracto)
del gobernador y superintendente general de Real Hacienda don Vicente Emparan (Cumaná, 3 de
agosto de 1793)” Citado por: Emanuele Amodio: La Casa de Sucre. Sociedad y cultura en
Cumaná al final de la época colonial. Caracas, Archivo General de la Nación, Centro Nacional
de Historia, 2010. (Colección Bicentenario, 3) pp. 66-67.
56
Ibíd.; pp. 91-92.
29
la ciudad.57 Del matrimonio Anzoátegui-Hernández nacieron seis hijos: Pedro María,
Joaquín, José Antonio, Agustín, Juan José y Juana Dolores, los dos primeros murieron el
15 y 18 de agosto de 1802.58 José Antonio Calletano de la Trinidad fue un mantuano
barcelonés representante de los sectores privilegiados de la sociedad y por ende defensor
de los intereses de su clase,59 al igual que un gran número de nuestros próceres militares
de la Independencia.

Su posición de criollo le permitió aspirar a cadete de milicias de blancos.60 Estos


fueron cuerpos territoriales de defensa no profesionales encargados de luchar contra las
agresiones exteriores, organización donde se combinaron estrategias de poder no sólo
en el seno de las élites locales, sino entre éstas y la Corona, analizándolas desde la
historia social se pueden observar los dominios entre los múltiples estatus sociales,
jurídicos, raciales y étnicos. 61 Además, fueron una especia de lugar de encuentro de las
élites rurales y urbanas, observándose en ellas el orden visible de las jerarquías de lo
social al subordinar soldados de color a oficiales superiores blancos.62

Las milicias estuvieron integradas por ricos comerciantes y propietarios criollos


quienes buscaban en la condición de oficiales un nuevo componente para reforzar su
estatus y participar más activamente en la toma de decisiones políticas, lo cual se

57
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819. Caracas, Editorial
Colson, 2002. p. 24.
58
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui … p. 14.
59
En contraposición a lo planteado Héctor García Chuecos dijo: “Los hijos procreados en este
hogar pertenecieron, sin embargo, a la clase popular barcelonesa, en oposición a la clase
acomodada integrada por los navieros (…)” 120 Biografías de próceres e ilustres venezolanos.
Caracas, Editorial Biográfica de Venezuela, 1963. pp. 25-26.
60
“El Diccionario de Autoridades (1726-1737) define las milicias así, en plural como cuerpos
formados de vecinos de algún País o Ciudad que se alistan para salir á campaña en su defensa,
(…) Las nuevas milicias americanas pasan a ser, (...) el bastión principal del complejo militar
neomundano. Recibirán, según el plan aprobado, un entrenamiento castrense adecuado, serían
remuneradas, dispondrían de armamento convencional, vestirían uniformemente y, en fin, se
integrarían, de manera activa, a la maquinaria activa del imperio (…)” Véase: Santiago Gerardo
Suárez: “Instituciones Panvenezolanas del Período Hispánico” en: Los tres primeros siglos de
Venezuela 1498-1810. 2 ed. Caracas, Grijalbo, 1993. p. 348.
61
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia en Colombia y Venezuela. Bogotá, Editorial Planeta, Instituto Francés de Estudios
Andinos, 2003. (Colección La línea del Horizonte) (Título original: Guerre et révolución. Les
armées bolivariennes dans la guerre d'Indépendance en Colombie et au Venezuela, traductor
Nicolás Suescún) p. 25.
62
Ibíd.; pp. 84-85.
30
engalanaba con el boato y distinción generada por el hecho de usar un uniforme vistoso.63
Además, la carrera en el Ejército para los indianos fue una posibilidad de avance social,
aunque al igual que los funcionarios civiles, los militares no llegaron a ganar grandes
sueldos, pero se beneficiaron de algunas prebendas económicas como la exención de
impuestos y de inmunidades frente a la autoridad civil y los tribunales ordinarios. 64

Dos años antes de iniciarse el programa militar del reformismo ilustrado, en 1761,
las milicias de la gobernación de Cumaná: Nueva Andalucía, Barcelona y Guayana
estaban agrupadas, según el gobernador José Diguja Villagómez, en veinte compañías
que totalizan 2.778 individuos, por su parte las milicias de Barcelona y su contorno
jurisdiccional estaban integradas por 978 individuos. En esta ciudad había 3 compañías
con 677 milicianos; en Villa de Aragua, 1 con 145; y en Concepción de El Pao, 1 con 156
hombres de armas, la mayor parte de ellos blancos. Ya para 1777, en Barcelona había 10
compañías de milicias: 8 de infantería y 2 de caballería que, en concepto de Agustín
Crame necesitan una instrucción continua.65 Años más tarde se puede leer en el “Informe
sobre la Nueva Barcelona, Año de 1796,” en relación a lo militar “están en total abandono,
y sus milicias, que no son regladas (y) sin disciplina alguna.”66

Cabe destacar que amenazas foráneas principalmente las de piratas y corsarios, la


vulnerabilidad de la costa, y la intensidad del tráfico comercial clandestino, definen a lo
largo del siglo XVIII la vocación militar de las diversas provincias y más aquellas de la
parte oriental en contacto con Trinidad y las antillas francesas, 67 en la cual está enmarcada
la ciudad natal de José Antonio Anzoátegui.

Al sentirse las repercusiones de los hechos de abril de 1810 en Barcelona, José

63
Enrique: Nóbrega: “Notas sobre la élite militar en la Provincia de Maracaibo: 1750-1814” en:
Ensayos Históricos. Caracas, Centro Nacional de Estudios Históricos, 2017. (Colección
Militantes de la Historia Insurgente) p. 17.
64
M. Butrón Gómez y F. Palomino Salguero: Antonio José de Sucre. El delfín de Bolívar. Citado
por: Emanuele Amodio: La Casa de Sucre. Sociedad y cultura en Cumaná al final de la época
colonial ... p. 53.
65
Santiago Gerardo Suárez: “Instituciones Panvenezolanas del Período Hispánico” ... pp. 355-
356.
66
Antonio Arellano Moreno: Relaciones Geográficas de Venezuela. Caracas, Academia Nacional
de la Historia, 1964. (Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 70) pp. 479-480.
67
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 29.
31
Antonio Anzoátegui era Subteniente veterano de milicia. Adquirió conocimientos de
táctica, fortificación, organización y método en la Academia Militar68 regentada por el
Coronel Sebastián Bleza,69 así se formó en los principios del orden, la disciplina y la
subordinación como garantes del respeto en el ejercicio de la autoridad.

José Antonio Anzoátegui se casó en 1812 con Teresa Arguíndegui. Hija de don
Pedro José Arguíndegui Irisarri, importante comerciante,70 nacido en Navarra, quien fuera
Teniente de milicias blancas y alcalde ordinario, fallecido en Barcelona en 1803,71 y de
doña Nicolasa Graciosa de Arrioja, también de respetada familia. Los Anzoátegui y los
Arguíndegui tenían en España solares de igual antigüedad, nobleza y escudos de armas
de similar prosapia, dos hijas nacieron de este enlace, Calixta y Juana, esta última no la
pudo conocer su padre porque nació en julio de 1819,72 durante la Campaña de la Nueva
Granada.73

2.2 Hoja militar del General

En apenas nueve años, de 1810 a 1819, su actuación militar puede ser considerada
de importancia, pues asistió a veinte campañas militares. En la provincia de Barcelona y

68
“Para finales del siglo XVIII … desempeñó también funciones docentes para la milicia y
ciencias exactas la Academia de táctica militar y ejército de las armas establecida en Barcelona
(…) por el Coronel Sebastián de Blesa (…) pero como (...) destaca (...) [Martín] García
Villasmil … todos los institutos (...) fueron escuelas de especialidades o aplicación en vez de
escuelas para formación de oficiales (…) Aun así permitieron la adquisición de bases científicas
aplicables en la guerra. (…) El aspecto más importante a destacar (...), es el carácter
predominantemente aristocrático y no profesional del cuerpo de oficiales que dirigen los ejércitos
de aquel siglo.” Domingo Irwin: “Comentarios sobre la génesis de las instituciones educativas
militares en Venezuela: del siglo XVIII a 1830” en: Anuario de Estudios Bolivarianos, 7 y 8
(Caracas, 1998-1999), pp. 34-35.
69
Miguel José Romero: La primera Patria en Barcelona. Caracas, Tip Guttenberg, 1895. pp. 16-
17.
70
Aparece junto a Martín Goyeneche, Juan de Dios Macías, Martín Salaverría, y Jerónimo
Simonovis entre los nombres de comerciantes de Barcelona que resalta el viajero Francisco
Depons. Véase: Carlos César Rodríguez: Testimonios barceloneses. Barcelona, Fondo Editorial
del Caribe, Biblioteca de Autores y Temas Anzoatiguense, 2003. p. 66.
71
Vicente Dávila: Hojas Militares. T. I. Caracas, Tipografía Americana, 1930. pp. 75-76.
72
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… pp. 18-20.
73
Para una mayor información sobre las gestiones realizadas por la esposa y las descendientes del
prócer, referidas a la protección de sus bienes, véase nuestro trabajo: “José Antonio Anzoátegui:
El enemigo más acérrimo de la obediencia que es debida al rey (1789-1819)” en: Valor,
dedicación, lealtad: una semblanza del General José Antonio Anzoátegui a doscientos años de
su fallecimiento 1819-2019. Caracas, Centro Nacional de Historia, 2019. (Colección Unidad
Nuestroamericana) pp. 32- 48.
32
otros puntos del Oriente de Venezuela, desde 1810 hasta julio de 1812; en los valles del
Tuy y de Aragua y llanos del Guárico en el Batallón Barlovento en 1813; la del Centro y
Occidente, entre noviembre y diciembre de ese año; la del Occidente y Centro con los
generales Rafael Urdaneta, Santiago Mariño y Simón Bolívar, desde enero hasta julio de
1814; la del Occidente hasta territorio neogranadino en la retirada de Urdaneta, julio a
noviembre de 1814; campaña en la Nueva Granada, en Cundinamarca, desde noviembre
hasta la toma de Bogotá el 12 de diciembre de 1814; con Simón Bolívar sobre Santa
Marta, de enero al 8 de mayo de 1815; en la primera expedición de Los Cayos, de Haití a
la isla de Margarita, del 31 de marzo al 4 de mayo de 1816; viaje de Margarita a Carúpano
junto al Libertador, junio de 1816; expedición a Ocumare de la Costa, julio de 1816, y
retirada del lugar con los generales MacGregor y Soublette hasta Barcelona, julio a
septiembre de 1816; cruzada en esta misma ciudad, con el General Manuel Piar, desde
octubre a diciembre de 1816; maniobra en Guayana, desde enero hasta junio de 1817;
contienda en Guayana con Bolívar, junio a diciembre de 1817; campaña de Apure,
Guárico y Valles de Aragua, como Comandante en Jefe de la Guardia de Honor del
Libertador, enero a abril de 1818; en Carabobo, Cojedes, llanos de Portuguesa, Barinas y
Apure, en unión del General José Antonio Páez, abril y mayo de 1818; en Guayana con
Bolívar, junio a octubre de 1818; en Apure como Comandante en Jefe de las Infanterías
del Ejército Libertador, octubre de 1818 a junio de 1819; campaña desde el Apure a la
Nueva Granada, julio y agosto de 1819; y la operación en este territorio como
Comandante en Jefe del Ejército del Norte, desde octubre hasta su muerte. En resumen,
actuó en 16 campañas dentro del territorio venezolano y 4 en la Nueva Granada. 74

Si nos remitimos a lo planteado por el cronista y compilador Manuel Landaeta


Rosales, Anzoátegui participó en treinta y siete campos de batalla,75 en Venezuela actuó

74
Manuel Landaeta Rosales: Hoja de servicios del General José Antonio Anzoátegui… pp. 9-11.
75
Batallas de Mosquitero (Guárico), 14 de octubre de 1813; de Araure (Portuguesa), 5 de
diciembre de 1813; Combates de Baragua (Barquisimeto), 21 de enero de 1814; en Barquisimeto,
9 de febrero de 1814; en El Palmar (Barquisimeto), 9 de marzo de 1814; Sitios de San Carlos
(Cojedes), 12 al 17 de marzo de 1814; de Valencia (Carabobo), 28 de marzo a 2 de abril de 1814;
Batalla del Arado (Cojedes), 16 de abril de 1814; Primera de Carabobo, 28 de mayo de 1814;
Combates en Las Brujitas (Cojedes), 20 de julio de 1814; en Mucuchíes (Mérida), 17 de
septiembre de 1814; Sitios y toma de Bogotá (Nueva Granada), 10 a 12 de diciembre de 1814; de
Cartagena (Nueva Granada), 27 de marzo a 8 de mayo de 1815; Combate naval en Los Frailes
(aguas de Margarita), 2 de mayo de 1816; en Carúpano, 1 de junio de 1816; en Onoto (Aragua),
18 de julio de 1816; en la Victoria, 19 de julio de 1816; en Chaguaramas, 29 de julio de 1816; en
Quebrada Honda (Guárico), 2 de agosto de 1816; Batalla del Alacrán (Guárico), 6 de septiembre
33
en 31 acciones, 9 batallas, 3 sitios y 19 combates, mientras en la Nueva Granada estuvo
en 6. El año más activo del enfrentamiento bélico para él fue 1814, donde operó en 10
acciones, y el menos movido desde el punto de vista militar fue 1815, con 1.76

Meteórica puede considerarse su carrera militar. Oficial subalterno, nombrado por


la Junta de Barcelona, se cuenta entre los grados militares obtenidos por Anzoátegui,
igualmente, el de Capitán propuesto por el gobierno republicano en 1811; y Sargento
Mayor escogido por Rafael Urdaneta, en junio de 1814.77

“Para algunos (...) poderosos, los años 1816 a 1818 significaron una verdadera
aceleración de sus carreras.”78 Uno de ellos fue José Antonio Anzoátegui quien pasó de
Teniente Coronel, ascenso otorgado por Bolívar en la primera expedición de los Cayos,
en febrero de 1816;79 Coronel Efectivo, concedido por el General Manuel Piar, en
noviembre de ese mismo año; General de Brigada, dado por el mismo, el 12 de abril de
1817;80 que posteriormente repite Simón Bolívar en Angostura el 13 octubre de 1818,81

de 1816; del Juncal (Barcelona), 27 de septiembre de 1816; Combate en el Paso del Caura
(Guayana), 30 de diciembre de 1816; Asalto y asedio de Angostura (hoy Ciudad Bolívar), 13 al
24 de enero de 1817; Combate en las cercanías de Guayana la Vieja, 23 de febrero de 1817; Batalla
de San Félix (Guayana), 11 de abril de 1817; Asalto de Angostura (Guayana), 25 de abril de 1817;
Combate en Calabozo (Guárico), 12 de febrero de 1818; en El Sombrero (Guárico), 16 de febrero
de 1818; en Ortiz (Guárico), 26 de marzo de 1818; Batalla de Cojedes, 2 de mayo de 1818;
Combate en Caujaral (Apure), 4 de febrero de 1819; en la Gamarra (Apure), 27 de marzo de
1819; en Gámeza (Nueva Granada), 11 de julio de 1819; en Bonza (Nueva Granada), 20 de julio
de 1819; Batalla de Pantano de Vargas (Nueva Granada), 25 de julio de 1819; y de Boyacá (Nueva
Granada), 7 de agosto de 1819. Ibíd.; pp. 12-15.
76
Ibíd.; p. 18.
77
Ibíd.; p. 20.
78
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 383.
79
“Extracto de la Secretaría del Libertador donde consta el ascenso concedido a José Antonio
Anzoátegui el 12 de febrero de 1816 en Los Cayos” en: Escritos del Libertador, T. IX. Caracas,
Sociedad Bolivariana de Venezuela, 1973. pp. 20-21.
80
Esteban Chalbaud Cardona. Anzoátegui (General de Infantería). Caracas, Tipografía Garrido,
1941. pp. 77-78.
81
“Por cuanto atendiendo a los servicios y méritos del ciudadano José Antonio Anzoátegui,
coronel vivo y efectivo de la infantería he venido en ascenderle a general de brigada con la
antigüedad de veinte y cuatro de abril de mil ochocientos diez y siete.” Ibíd.; pp. 78-79. El decreto
“es extravagante, es decir, fuera de orden, o de lugar, porque José Antonio Anzoátegui era general
de Brigada desde el 12 de abril de 1817, ascendido por Piar sobre las arenas crepitantes de San
Félix. (…) ¿Por qué ascenderlo a General de Brigada el 13 de octubre de 1818? ¿Y por qué con
antigüedad del 24 de abril de 1817? Lo primero es inexplicable. Lo segundo sólo tiene una
explicación: ese día llegó Bolívar al campamento de Piar para ser reconocido definitivamente
como Jefe Supremo. (…) Tan extemporáneo es el Decreto, que mucha gente lo consideró no de
ascenso de Coronel a General de Brigada, sino de General de Brigada a General de División. Este
34
hasta General de División el 21 de agosto de 1819, luego de la victoria de Boyacá.82

Estos ascensos vertiginosos vincularon a los favorecidos a la nueva Patria de la


que eran el brazo armado y constituyeron clientelas militares colocadas bajo la protección
de algunas figuras tutelares “que anexaron en provecho suyo tanto el simbolismo
patriótico como las prebendas propias de la función gloriosa de la defensa.” 83 En el caso
de José Antonio Anzoátegui su protector será Simón Bolívar.

El héroe oriental desempeñó un conjunto de empleos militares entre los que


destacamos el de Gobernador de armas de Barcelona en junio de 1812; Capitán de
Compañía en el Batallón Barlovento, en septiembre de 1813; Sargento Mayor del mismo
cuerpo desde junio de 1814 hasta que se retiró de Cartagena para Jamaica, en mayo de
1815; jefe de cuerpos en las expediciones de Los Cayos y de Carúpano en 1816; jefe de
la Guardia de Honor de Bolívar, desde febrero de 1816; Comandante de Calabozo, entre
marzo y abril de 1818; Comandante general de las Misiones del Caroní, agosto a octubre;
Comandante en Jefe de las Infanterías de Venezuela que fueron con Simón Bolívar a la
campaña de la Nueva Granada, en julio y agosto de 1819 y jefe del Ejército del Norte en
ese territorio, desde octubre hasta su fallecimiento el 15 de noviembre.84

Fue merecedor de las órdenes colombiana del valor, acordada por el Francisco de
Miranda en mayo de 1812 y la de los Libertadores, concertada por Simón Bolívar, el 22
de octubre de 1813, los escudos de Araure (1813), Valencia (1814), Quebrada Honda
(1816), Angostura (1817), entre otras, y la Cruz de Boyacá, de piedras preciosas,
convenida por la asamblea reunida en Bogotá en septiembre de 1819. 85

Las penurias y la muerte lo asecharon, al igual que a todos los participantes del

rango se le da en muchos documentos oficiales de la época; y en la misma Hoja de Servicio del


prócer, publicada por el General Manuel Landaeta Rosales en Caracas en 1894, así consta
repetidamente.” Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui…p. 315.
82
“Promociones en el Ejército Libertador de Nueva Granada, después de la Batalla de Boyacá”
en: José Félix Blanco y Ramón Azpurúa: Documentos para la historia de la vida pública del
Libertador. T. VII. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1978. pp. 22-23.
83
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 384.
84
Manuel Landaeta Rosales: Hoja de servicios del General José Antonio Anzoátegui… pp. 21-22.
85
Ibíd.; pp. 23-24.
35
conflicto bélico. En una oportunidad fue apresado, en varias herido, enfermó fuertemente
y hasta se informó sobre su fallecimiento sin ser cierto. Según Constancio Franco, en la
Batalla de Mosquitero, el 14 de octubre de 1813, “fue hecho prisionero a causa de su
intrepidez, i se escapó de manos del enemigo antes de terminarse la acción, debido a haber
pasado con su espada, un desigual combate, a dos de los guardias que lo custodiaban,
llevando a la vez a su campo tres prisioneros.”86 En 1814 durante la campaña en Bogotá,
a él y al Comandante Lino Ramírez les mataron sus caballos.87 Dos años más tarde, la
Gaceta de Caracas, para entonces en manos de los realistas, informaban el fallecimiento
del General José Tadeo Monagas, y “también ha muerto con él un tal Anzuategui (sic)
que, segun (sic) noticias, era personaje de gran quantia.” Ignoraban el lugar y la acción
en que supuestamente habían fenecido, informando el periódico que en Barcelona se
llevarían a cabo exequias públicas.88 En abril de 1817, en las maniobras de Guayana, con
el General Manuel Piar nuevamente le asesinaron una bestia “con una bala de cañon
(sic).”89 Y en febrero de 1818, durante campaña de Apure, Guárico y Valles de Aragua,
fue herido aunque según el Boletín del Ejército Libertador no de gravedad.90 En
noviembre de 1818 le informó a Francisco de Paula Santander de “un fuerte constipado
que tengo me priva del placer de ser más largo y hacerlo de mi letra (…)” 91 Significativo
explicar aquí que la mayor parte de los militares fuera de combate durante la guerra no lo
están a causa de las heridas sino de los males que contraen en el clima malsano y que
atacan a los cuerpos debilitados por la desnutrición, el cansancio y la tensión de las

86
Constancio Franco V: Rasgos biográficos de los próceres i mártires de la Independencia. Tomo
Primero. Bogotá, Imprenta de Medardo Rivas, 1880. p. 259.
87
“Boletín Nº 3 del Ejército destinado a Santa Fe, fechado a 10 de diciembre de 1814” en: Escritos
del Libertador. T. VII… pp.71-72.
88
Gaceta de Caracas 1816-1818. Caracas 4 de diciembre de 1816. p. 827. (Tomado de la edición
de la Academia Nacional de la Historia, Volumen VI, París, Reproducción Fotomecánica por
Établissements H. Dupuy CH, 1939)
89
“Memorias para la historia de Colombia desde la expedición de Los Cayos hasta la invasión de
la Nueva Granada” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 15 (Caracas, 31 de marzo
de 1921), pp. 361-362.
90
“Estado Mayor General-Boletín del Ejército Libertador de Venezuela del día 17 de febrero de
1818” en: Memorias del General O’Leary. T. XV. Caracas, Imprenta de la Gaceta Oficial, 1881.
pp. 580-581. En marzo todavía estaba fuera de acción, tal como lo relata Rafael Urdaneta en los
pormenores de la Batalla de Semen, (16-3-1818). Memorias. Caracas, Biblioteca de la Sociedad
Bolivariana de Venezuela, 1987. (Clásicos Bolivarianos, 2) p. 136. Erróneamente Fabio Lozano
y Lozano señala: “El General Anzoátegui, convaleciente apenas de la herida que recibió un mes
antes en El Sombrero, sostuvo como Jefe del ala derecha los más fieros embates de Morales, y no
quiso-a pesar de las instancias del Libertador- tomar reposo cuando escasamente podía sostenerse
en pie a causa de la fuerte hemorragia que le sobrevino.” Anzoátegui… p. 298.
91
Ibíd.; pp. 329-330.
36
hostilidades.92

Anzoátegui había sobrevivido a los complicados años de la Guerra a Muerte, pero


cuando apenas disfrutaba de los éxitos de la victoria en Boyacá un padecimiento del cual
se ha especulado tanto lo atacará durante un banquete, en el cual estaban presentes Diego
Ibarra, Ambrosio Plaza, Jacinto Lara y José María Ortega, entre otros oficiales de alta
graduación, por motivo de su cumpleaños treinta, en pleno mediodía del 14 de noviembre
de 1819, en Pamplona territorio de la Nueva Granada, falleciendo al día siguiente. 93

Interesantes para valorar su personalidad son los comentarios dejados por parte de
sus contemporáneos. Manuel Piar le habría dicho al Libertador en 1817, “es valeroso
hasta el delirio, obediente i resignado como ninguno, i tiene habilidad para la dirección
de la guerra como pocos.”94 Ese mismo año Fernando Galindo comentó que era “un jefe
tan enemigo del desorden y de la insurrección,”95 por su parte Francisco de Paula
Santander apuntó en 1819 “es más previsivo”96 “el (sic) y yo no tenemos genios
pacíficos.”97 Ese mismo año y por su intervención en la Batalla de Boyacá Tomás Carlos
Wright lo consideró “El Bravo de los Bravos.”98

La más conocida y utilizada por sus biógrafos es la referencia dejada por Daniel
Florencio O’Leary “(…) su extraordinario valor é intrepidez le granjearon la estimación
de Bolívar y sus compañeros, a pesar de su carácter áspero y desapacible. Anzoátegui

92
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 360.
93
Felipe Larrazábal: La vida de Bolívar, Libertador de Colombia y del Perú, padre y fundador de
Bolivia. V. 1. 6 ed. New York, Andrés Cassard, 1883. p. 605.
94
Constancio Franco V: Rasgos biográficos de los próceres i… p. 261.
95
Bartolomé Tavera Acosta: Anales de Guayana. V. I. Ciudad Bolívar, Tip “La Empresa”, 1905.
p. 260.
96
“Nonato, charlatán y ladrón” en: Santander y los ejércitos patriotas 1819. T. II. Bogotá,
Biblioteca de la Presidencia de la República, 1989. (Fundación para la conmemoración del
Bicentenario del natalicio y el Sesquicentenario de la muerte del general Francisco de Paula
Santander) p. 186.
97
“Santa Fe, noviembre 22 de 1819” en: Memorias del General O’Leary. T. III …pp. 45-46. “(…)
indica Santander en sus Apuntaciones para la Historia: La voluntad de cumplir lo que hiciera otro
cualquiera. Cejijunto, y oleada su frente por precoces arrugas, revela en ella el pensamiento que
lo agita: el labio superior contraído hacia el extremo izquierdo, (...), sus ojos negros y brillantes
están como abstraídos en la contemplación del mundo exterior (…)” “Inserción” en: El Oriente,
Barcelona 10 de noviembre de 1888. pp. 2-3.
98
“Narración del General Wright sobre la Batalla de Boyacá” en: Boletín de la Academia Nacional
de la Historia, 79 (Caracas, julio-septiembre de 1937), pp. 307-311.
37
estaba siempre de mal humor, en todo y por todo hallaba faltas. Si la marcha era corta ó
larga, el tiempo húmedo ó seco, el camino suave ó escabroso, siempre tenía de uno ú otro
iguales motivos de queja. (…)”99 Valiente, disciplinado, defensor del orden, de carácter
fuerte y malhumorado, son algunos rasgos de su forma de ser. Hasta aquí no hay fisuras
en la apreciación sobre el prócer oriental, la gran mayoría de sus contemporáneos
coinciden en sus habilidades para la guerra.

La única versión contemporánea que lo valora tanto positivamente como de forma


negativa, opuesta a las compartidas hasta ahora, fue la de Alexander Alexander,100 un
oficial de la Legión Británica que participó en la guerra y lo conoció en 1818. Sobre el
militar dijo: “general Answartez101 (sic) era joven, buen mozo y tranquilo. Nunca lo vi
perder el aplomo ni cometer falta alguna como no fuera esta excesiva severidad con estos
pobre indios. Las circunstancias del momento siembargo, eran peligrosas (…)” 102 ¿A qué
severidad se refiere? Dos párrafos antes de la descripción lo explican:

[1819] “Nuestra fatiga y privaciones hacían surgir tristes recuerdos; pero la más terrible
y dolorosa escena tenía lugar antes de marchar por la mañana, cuando los pobres indios,
a quienes se había forzado a salir de sus hogares, y eran retenidos contra su voluntad,

99
Memorias del General O’Leary. Tomo primero… p. 555. En este orden de ideas se puede
observar el siguiente comentario del Libertador en 1819: “(…) se presentó el General Anzoátegui
cariacontecido y de mal humor. ´Qué novedad hay, Anzoátegui? Preguntó Bolívar. Cómo que sí
la hay, contestó aquél, y enseguida inquirió si S.E. tenía noticia del estado en que había llegado
al cuerpo de dragones de Rook. [James Rooke] Si que la tengo, pues su coronel acaba de darme
los más favorables informes diciéndome que no ha tenido pérdida ninguna en el páramo. Siguióse
entonces una explicación, de la cual resultó que una cuarta parte de los soldados ingleses y dos
oficiales habían perecido durante la marcha.” Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio
Anzoátegui 1789-1819…p. 140. Otra referencia, en la cual se ve más apacible, fue la que dejó
José Antonio Páez, en 1818 “(…) Allí me esperaron, y cuando me reuní con ellos puse en arresto
á los jefes y oficiales, con excepción de Anzoátegui y los oficiales de infantería. Confié la custodia
de los prisioneros á un escuadrón y continué mi marcha para el Apure con ánimo de hacerlos
juzgar allí, pero a ruegos del general Anzoátegui, a quien ellos manifestaron lo vergonzoso que
les era llegar á Apure en aquella situación, los puse en libertad.” José Antonio Páez: Autobiografía
de José Antonio Páez. T. I. Caracas, Bohemia, S/F. (Colección Libros Revista Bohemia, 58) p.
167.
100
“(...) era hijo natural de una doméstica escocesa que lo abandonó y de un padre que lo repudió.
Tuvo una vida de aventuras en Ceilán y la Guayana holandesa, de donde se encaminó finalmente
a Venezuela (...) Simón Bolívar firmó su enganche el 10 de junio de 1818.” Clément Thibaud:
Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de Independencia ... p. 369.
101
Jaime Tello fue quien realizó la traducción señaló “los nombres de lugares y personas se han
conservado en la grafía del original.” La vida de Alexander Alexander escrita por él mismo.
(Introducción, traducción y notas de Jaime Tello). Caracas, Ediciones de la Presidencia de la
República, 1978. (Colección Viajeros y Legionarios, 4) p.8.
102
Ibíd.; p. 50.
38
eran recapturados durante la noche cuando intentaban volver a sus bosques nativos.
Apenas si pasaba un día en que no hubiera tres o cuatro de ellos fusilados, sin fórmula
de juicio, por desertores; se les separaba de la guardia que los custodiaba, simplemente,
se les llevaba un poco fuera del camino, a vista de todos, y se les fusilaba con una sola
bala para ahorrar municiones. Un oficial criollo estaba siempre presente, quien con su
espada los decapitaba, y donde caían allí se les dejaba sin sepultar. El General Answartez
(sic) estaba comúnmente presente, ya que el general Páez venía en la retaguardia con la
caballería. Estas cruentas ejecuciones eran realizadas con proterva crueldad, a
quemarropa, a veces tan cerca, que los fusiles incendiaban las camisas de las
víctimas.103

Observamos un ejemplo de algunas barbaridades cometidas por Anzoátegui,


aunque el mismo Alexander Alexander lo justifica debido a las situaciones del instante.
En el contexto de la guerra la huida afectó tanto a los ejércitos realistas como patriotas,
la deserción de los soldados descontentos era favorecida por el territorio americano con
sus amplios espacios donde fácilmente se podían esconder. La deserción “(...) traza el
límite entre lo aceptable y lo inaceptable; es una protesta muda contra el maltrato, la
comida escasa, el alejamiento de la familia o del pueblo de origen y el temor a la epidemia
que golpea sin tregua a las unidades que operan en los climas malsanos.”104 En escasos
trabajos sobre José Antonio Anzoátegui se refieren aspectos que podríamos considerar
negativos de su accionar, esto con el fin de sustentar su figura heroica.

Ibíd.; pp. 49-50.


103

Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de


104

Independencia ... p. 460.


39
CAPÍTULO 3
PARTIDARIO DE LA JUNTA DE BARCELONA (1793-1810)

3.1 Gobernación de Cumaná

Entre la figura historiográfica de José Antonio Anzoátegui y su realidad histórica


existen vacíos e incongruencias que pretendemos demostrar seguidamente. El historiador
Germán Carrera Damas argumentó para el caso del Libertador, y nosotros creemos lo
podemos adaptar para el prócer oriental, “Se trata, en suma, de asomarnos a la visión de
un Bolívar al ras de los tiempos. Queremos decir de su tiempo, y no del de sus vehementes
defensores, el cual, abusivamente, le han forzado a compartir en innumerables ocasiones,
distorsionando para ello su realidad al extralimitarse en la valoración de su (...)
proyección histórica.”105 Por ello creemos fundamental primeramente analizar su
accionar en la Independencia venezolana y colombiana para ver si esta se compagina con
la posterior exaltación heroica que se hace de su figura.

La contemporaneidad a la que nos acercaremos es la del individuo y no la de sus


posteriores biógrafos, por ello consideramos significativo iniciar explicando que la
sociedad de la Venezuela de finales del siglo XVIII estaba regulada y funcionaba de
acuerdo a los principios de las colectividades del Antiguo Régimen. El honor, la
desigualdad y las jerarquías eran la garantía del orden, determinado de esta manera desde
el momento del proceso de Conquista y Colonización les correspondía a los blancos
criollos ocupar un lugar privilegiado dentro de la comunidad.106

Específicamente en la gobernación de Cumaná la producción agrícola y el


comercio fueron dos de los medios para ascender socialmente durante esa centuria.107 De

105
Germán Carrera Damas: El Culto a Bolívar. Esbozo para un estudio de la historia de las ideas
en Venezuela. Caracas, Instituto de Antropología e Historia, Universidad Central de Venezuela,
1969. (Serie Historia) pp. 68-69.
106
Inés Quintero: ¿“Fue la Independencia una revolución social? en: La Independencia de
Venezuela. Historia Mínima. Caracas, Fondo Editorial de la Fundación de los Trabajadores
Petroleros y Petroquímicos de Venezuela FUNTRAPET, 2004. (Serie Historias Mínimas, 5) p.
149.
107
Para mayor conocimiento sobre la Provincia de Cumaná en el período colonial véase: Rogelio
Altez: Historia de la vulnerabilidad en Venezuela: siglos XVI-XVIII. Madrid, Editorial
Universidad de Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Diputación de Sevilla,
2016.
40
tal forma se fue creando una “aristocracia del dinero” que buscó aliarse económicamente
y matrimonialmente con la antigua “aristocracia de la sangre” la cual requería de nuevos
recursos para mantener su abolengo como también su alto nivel de vida,108 de la unión de
ambas surgirá el mantuano José Antonio Anzoátegui.

La falta de metales preciosos hacía a la Provincia de la Nueva Andalucía o


Cumaná una región de poco interés para la Corona española. Además de la agricultura de
subsistencia se practicaban ciertas actividades económicas comercializables ligadas
principalmente a la producción de frutos y a la ganadería. Su ubicación y condiciones
geográficas le permitían un fácil y mayor contacto con las islas del Caribe y España. 109

Manuel Navarrete culminó en 1793 su descripción “Estado general de la


población de las dos Provincias de Nueva Andalucía y Nueva Barcelona, que componen
el gobierno de Cumaná” en la cual incluía un cuadro de los estamentos sociales y sus
gastos, asimismo presentaba una relación de la situación económica, el cobro de los
impuestos, los tipos de cultivos y el comercio. La población global llegaba a 86.093
almas, de los cuales eran españoles de todas “castas” 43.468; indígenas de doctrina 27.787
y de pueblo de misión 14. 828. 110

También incluyó en su relación los productos que eran exportados desde las dos
ciudades más importantes de la gobernación, concluyendo que eran más los que llegaban
que los que salían, lo cual producía grandes distorsiones en la economía local.111 Intensas
actividades de contrabando se incluían en la estructura económica de la Provincia de
Cumaná, principalmente hacia las islas del Caribe, pero también ingresaban los productos
de forma legal, tanto mediante el control de los funcionarios aduaneros, y por largos años
del siglo XVIII producto de las labores de la Compañía Guipuzcoana cuyo monopolio se

108
Emanuele Amodio: La Casa de Sucre. Sociedad y cultura en Cumaná al final de la época
colonial… p. 47.
109
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830).
Barcelona (Venezuela), Gobierno de Anzoátegui, Dirección de Cultura, Fondo Editorial del
Caribe, 2002. (Biblioteca de Autores y Temas Anzoatiguenses, Biblioteca Básica del Estado
Anzoátegui) p. 11.
110
Manuel Navarrete: Estado general de la población de las provincias dos Provincias de Nueva
Andalucía y Nueva Barcelona, que componen el Gobierno de Cumaná. Citado por: Emanuele
Amodio: La Casa de Sucre. Sociedad y cultura en Cumaná al final de la época colonial ... pp.
74-75.
111
Ibíd.; p. 83.
41
extendía al puerto de Cumaná.112

“Informe sobre la Nueva Barcelona, Año de 1796,” es otra relación, pero esta de
tipo geográfico concerniente a una variada diversidad de aspectos de la ciudad y de sus
habitantes:

Su población es numerosa y puede en el día contar, hasta quince mil almas,


incluyéndose en este número las que residen en los campos dedicadas a la crianza
del ganado mayor, y mulas (…) Es suficientemente capaz de extenderse con
facilidad, cuánto se quiera, por estar situada esta ciudad en un terreno
absolutamente plano, que por el Sur, Norte y Oeste, admite prolongación, sin la
incomodidad de difícil comunicación entre las más separadas partes o barrios de
la misma ciudad. Su delineación y arreglo es perfecto, por manzanas iguales, sus
calles rectas, de suficiente latitud [sic, por anchura], y aunque alguna de ellas no
lo esté, en sus arrabales, si la ciudad se extiende podría enmendarse fácilmente
aquel defecto. Y finalmente, casi todas están solidamente empedradas, (…).113

Esta era la localidad que habitaba el niño José Antonio Anzoátegui desde hacía
siete años. Barcelona fue fundada a las orillas del río Neverí a una distancia aproximada
de legua y media o dos de su desembocadura al océano. El afluente de agua era navegable
en todas las estaciones del año para lanchas grandes, de las cuales se trasportaban los
diversos frutos hasta los buques mayores.114 El poblado había logrado algunas obras de
infraestructura significativa, puesto que en 1799 se inició la construcción de la iglesia San
Felipe; se edificó un puente sobre el río para integrar Barcelona con Barceloneta; y se
empezó a construir el primer cementerio en 1801, entre otras.115

Crianza de ganado mayor y de mulas era el principal medio de los ingresos


económicos en Barcelona. Según algunos cálculos contaba la localidad y sus alrededores

112
Ibíd.; p. 28.
113
Antonio Arellano Moreno: Relaciones geográficas de Venezuela … p. 479. Para mayor
información sobre la ciudad en el último cuarto del siglo XVIII y la década anterior al inicio de
la guerra de Independencia puede consultarse Fernando del Bastardo y Loayza: Noticias
Historiales de Nueva Barcelona. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1985 (Fuentes para
la Historia Colonial de Venezuela, 179); asimismo los testimonios dejados por José Diguja
Villagómez, Lucas Alemán, Francisco Depons y Alejandro de Humboldt, recopiladas por Carlos
César Rodríguez en su libro Testimonios barceloneses ... pp. 48-70.
114
Antonio Arellano Moreno: Relaciones geográficas de Venezuela ... p. 478.
115
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ...
p.15.
42
con sesenta mil cabezas de ganado mayor, más de cuarenta mil yeguas y unos veinte mil
caballos y aproximadamente unos doscientos cincuenta criadores de mulas. La extracción
de productos se reducía al ramo de las carnes saladas, los quesos, las velas y el sebo en
bruto comercializadas principalmente a La Habana. En 1795 se había negociado entre
ambas poblaciones 92.003 pesos. Otros productos que predominaban eran las maderas
que se utilizaban para la fabricación de los navíos. 116

Esclarecedor es el testimonio de Alejandro de Humboldt quien señaló que el


puerto de Barcelona “cuyo nombre apenas se encuentra en nuestros mapas” practicaba
un activo comercio desde ese año. Por el salían la gran mayoría de los productos de todo
el territorio, desde la costa hasta el Orinoco, abundando principalmente ganado “(...) casi
como las pampas de Buenos Aires. La industria mercantil de estas comarcas está basada
en la necesidad que tienen las grandes y pequeñas Antillas de carne salada, de reses,
mulas y caballos.” 117

Modesto pero importante movimiento económico en Barcelona había tenido un


auge debido a la llegada, a partir de 1780, de algunos europeos con fortunas, quienes se
habían dedicado a la crianza y la agricultura, aunque este último ramo estaba
desamparado a pesar de los buenos terrenos con los que contaba. Era un pueblo más
pastoril que agrícola debido en parte a la falta de “brazos útiles” para tales labores, ni en
la ciudad ni en sus inmediaciones pues “las gentes libres, blancos, o negros o mulatos,
no se acostumbran al hacha, al machete, a la azada ni al arado y por consiguiente no se
encuentra uno solo de los de esta clases que gane jornal en los campos.”118 Comentaba
Francisco Depons que si en la región se hubiese cultivado habría sido necesarios unos
600.000 esclavos pero en la primera década del siglo XIX no había sino unos 2000, la
mitad dedicada al servicio doméstico.119

Algunos viajeros señalaban que a pesar de la abundancia que tuvo en la primera


década del siglo XIX la actividad comercial en Barcelona, esta había decaído y uno de

116
Antonio Arellano Moreno: Relaciones geográficas de Venezuela ... pp. 481-482.
117
Alejandro de Humboldt: Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente. Citado por:
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ... p. 14.
118
Antonio Arellano Moreno: Relaciones geográficas de Venezuela ... pp. 483-484.
119
Francisco Depons: Viaje a la parte oriental de Tierra Firme, en la América Meridional. Citado
por: Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 33.
43
los factores generadores era el bandidaje. Valioso testimonio dejó el agente político del
gobierno francés Francisco Depons “Los cuatreros que desde 1801 vienen asolando los
hatos, han dejado estas provincias en tal escasez de ganado, a duras penas obtiene el
necesario para los mataderos.”120 Por su parte, Dauxion Lavaysse no compartió el
pesimismo de su antecesor pues vio “inmensas sabanas que alimentan numerosos rebaños
de toros, caballos, asnos y mulas” y según los datos que manejaba toda la provincia
exportaba anualmente entre 150.000 a 200.000 quintales de cacao, de 3.000 a 4.000 de
añil, cerca de 2.000 de achiote y de 250.000 a 300.000 quintales de algodón. Además,
observó la comercialización de maíz para las Antillas, pero en pequeñas cantidades y
presenció el inicio del cultivo del arroz, pero solo para el consumo interno. En doce meses
habían salido del puerto de Barcelona 132.000 novillos, 2.100 caballos, 84.000 mulas,
800 asnos, 180.000 quintales de tasajo, 36.000 cueros de toro, 4.500 cueros de caballo y
6.000 pieles de venado.121 Las relaciones comerciales entre sus dos más importantes
ciudades con las islas antillanas eran fundamentales. 122

Por su parte en el ámbito político las rivalidades entre Barcelona y Cumaná fueron
de larga data. La otrora provincia de Nueva Cataluña tuvo sus orígenes en la fundación
de la Nueva Barcelona que realizó Juan Orpín el 12 de febrero de 1638, independiente de
Cumaná. A pesar de ellos en 1654 la gobernación fue incorporada a la Nueva Andalucía
bajo el gobierno de Gregorio de Castellar y Montilla.123

Desde entonces las élites de Barcelona siempre mantuvieron sus aspiraciones


separatistas. Los vecinos le dirigieron al rey una representación en la cual pedían que
tanto la ciudad como el territorio ocupado por las misiones franciscanas observantes

120
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ...
p.15.
121
J. J. Dauxion Lavaysse: Viaje a las islas de Trinidad, Tobago, Margarita y a diversas partes de
Venezuela en la América Meridional. Citado por: Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía
del hombre de las dificultades ... p. 34.
122
Para ampliar sobre el comercio de la región consúltese: María José Nestares Pleguezuelo: El
comercio exterior del Oriente Venezolano en el siglo XVIII. Almería, Universidad de Almería,
Servicio de Publicaciones, 1997.
123
Manuel Alberto Donís Ríos: De la Provincia a la Nación: El largo y difícil camino hacia la
integración político-territorial de Venezuela (1525-1935). Caracas, Academia Nacional de la
Historia, 2009. (Colección: Estudios, monografías y ensayos, 191) p. 62.
44
fuesen separados de la gobernación de la Nueva Andalucía.124 No lo obtuvieron, pero sí
lograron les dieran una real cédula del 20 de mayo de 1702 donde el cargo de teniente del
gobernador y justicia mayor recaería en uno de los alcaldes ordinarios del Ayuntamiento.
La primera autoridad de la provincia de Cumaná se quejaba de que las autoridades
interpretaban laxamente la normativa ya que ni siquiera esperaban a que lo designara,
sino que lo asumía el alcalde más antiguo, originado evidentemente conflictos de
jurisdicción. 125 El mandato estuvo vigente cuarenta años durante los cuales el Cabildo de
Barcelona gobernó el territorio con mediana autonomía.

Dos hechos sucedidos en 1742 fueron determinantes para el fin de esa normativa.
En el primero, los alcaldes ordinarios llegaron a extender sus atribuciones hasta pretender
nombrar a los corregidores de indígenas, actividad fuera de su competencia y que le
correspondía única y exclusivamente al gobernador.126 El segundo, producto de la
invasión inglesa a Guayana, que para entonces dependía de Cumaná y había sido atacada
por una embarcación apoderándose del cerro el Padrastro y afectando el fuerte de San
Francisco de Asís, e incendiando Santo Tomé y la misión de Paramaina dirigida por los
capuchinos catalanes. El gobernador Gregorio Espinoza de los Monteros decidió solicitar
ayuda al teniente de gobernador de Barcelona para que reclutase a 30 hombres y los
enviase a Guayana. Al parecer la orden provocó una reacción inesperada y las personas
se negaron rotundamente a partir, esto fue considerado por las autoridades como una
sublevación. La primera autoridad informó a la corona que el Cabildo de Barcelona “trato
(sic) de impedir con simulados pretextos” la partida de los reclutas. Así el rey le devolvió
las facultades al gobernador de Cumaná por real cédula del 7 de octubre de 1742 y
suprimió la prerrogativa y estableció que el teniente de gobernador fuese nombrado por
el gobernador de Cumaná entre personas extrañas a Barcelona.127

Las cosas cambian y en 1791 el gobernador de Cumaná Pedro Carbonell eliminó


a los tenientes mayores y otorgó la administración de justicia a los alcaldes ordinarios de

124
Jerónimo Martínez Mendoza: “Aspiraciones autonómicas de la ciudad de Barcelona y su
distrito durante el periodo hispánico” en: Memoria del Primer Congreso Venezolano de Historia.
T. 1. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1972. p. 441.
125
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ... p.
21.
126
Ibíd.; p. 24.
127
Jerónimo Martínez Mendoza: “Aspiraciones autonómicas de la ciudad de Barcelona y su
distrito durante el periodo hispánico” ... pp. 441-442.
45
Barcelona. Pero Vicente Emparan, sucesor de Carbonell, dos años más tarde consideró
inconveniente la medida adoptada y la restableció otra vez.128 El Cabildo de Barcelona se
opuso al nombramiento de todo cumanés que regentara el cargo y se dirigieron al rey y le
pidieron “(...) que constituyese una Gobernación -Intendencia, separando su distrito de la
jurisdicción de Cumaná.” Aunque no se conformaban con la creación de una
comandancia de armas, ya que eran una de las ciudades “más circunstanciadas de la
provincia y no bajar de sesenta mil pesos libres el ingreso de sus rentas en las reales
cajas.”129

En apoyo de esta aspiración planteaba el Cabildo “los grandes perjuicios que


habían experimentado sus vecinos en el tiempo que habían sido gobernados por los
cumaneses en calidad de Teniente de Gobernador; pues como este empleo no gozaba sino
de un corto sueldo de quinientos pesos al año, no podía ser apetecido sino de los muy
necesitados que por lo regular no eran los mejores.” 130 La institución también le remitió
al rey tres testimonios sobre la mala conducta de los tenientes cumaneses en la
administración de justicia. Por su parte el gobernador Emparan le manifestó al monarca
que los funcionarios acusados habían cancelado oportunamente su residencia y que
habían quedado como buenas autoridades. A su vez, el monarca solicitó la opinión de un
tercero, la Audiencia, la cual consideró que debía atribuirse su ejercicio a un comandante
de armas nombrado directamente por el rey. 131

Al parecer todo seguía igual pues en el previamente citado “Informe sobre la


Nueva Barcelona, Año de 1796,” se decía que la primera autoridad de Barcelona era un
teniente de justicia mayor nombrado por el gobernador de la provincia, recayendo la
designación por lo general en un vecino de Cumaná “que ni es de letras, ni ha seguido la
carrera gloriosa de las armas” causándoles perjuicios en el cumplimiento de sus funciones
pues se hace necesario consultar a una persona de mayor conocimiento sobre las
providencias o remitirlos a Cumaná.132 ¿Será que el documento no corresponde con el
año? Importante matizar que el Cabildo de Barcelona se componía de dos alcaldes

128
Ibíd.; p. 442.
129
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796 1830) ... pp.
23-24.
130
Ibíd.; p. 24.
131
Ibíd.; pp. 24-26.
132
Antonio Arellano Moreno: Relaciones geográficas de Venezuela ... pp. 479-480.
46
ordinarios, un alférez mayor, un alguacil mayor, un depositario general, un fiel ejecutor,
un alcalde mayor provincial, y alcaldes de la hermandad y tres o cuatro regidores más un
síndico “los que poco o nada influyen en la población, porque carecen de luces (..) porque
ninguno de ellos ha visto ni tocado otro gobierno, que el de su propio país.”133 No se hacía
ninguna alusión al comandante de armas.

Entre los gobernadores de la Provincia de Cumaná, en la última década del siglo


XVIII y la primera del XIX, destaca Vicente Emparan quien la asumió el 22 de diciembre
de 1792, después de haber desempeñado los cargos de gobernador en Panamá y haber
sido comandante militar de Puerto Cabello. En su gestión resalta su interés por el fomento
del comercio, la industria y la agricultura, llevándola por un camino de crecimiento
económico apreciable. Su éxito se demuestra con la solicitud de la población cumanesa
al pedirle al rey que su mandato fuera extendido por otros cinco años, cuando venció su
periodo en 1800, renovándolo. De esta manera desempeñó el cargo durante 11 años,
asumiendo como sabemos la gobernación de Venezuela en mayo de 1809. En su período
de gobierno la producción de la provincia aumentó considerablemente pudiendo doblar
en 1803 la de 1799 en rubros como: cacao, maíz, añil y cueros, entre otros.134 A pesar de
ello Emparan salió de la gobernación por un pleito que tuvo con los mantuanos de
Cumaná y Barcelona por un caso de limpieza de sangre primordial para ellos, pero de
poco interés para un funcionario de su ilustración.135

Uno de los últimos gobernantes fue Juan Manuel de Cajigal y Niño. Llegó a
Cumaná en 1804 proveniente de Caracas, donde desempeñó varios puestos militares. En
1809 fue promovido a la gobernación de la Provincia de la Concepción en Chile,
rechazándolo por no haber sido tomado en cuenta en las vacantes que había en varios
cargos en la Capitanía General de Venezuela. Una vez culminada su gestión se quedó en
Cumaná y después del 1810 fue nombrado por la Junta de la ciudad como consultor y
mariscal de campo responsable del Ejército, renunciando al poco tiempo producto del
desconocimiento de la institución al Consejo de Regencia en España.136

133
Ibíd.; p. 480.
134
Emanuele Amodio: La Casa de Sucre. Sociedad y cultura en Cumaná al final de la época
colonial ... pp. 106-107.
135
Elías Pino Iturrieta: Simón Bolívar 1783-1830. Caracas, El Nacional, Fundación Bancaribe,
2009. (Biblioteca Biográfica Venezolana, 100) p. 31.
136
Emanuele Amodio: La Casa de Sucre. Sociedad y cultura en Cumaná al final de la época
47
Después de éste asumió el cargo el comandante del batallón de veteranos Miguel
Correa, apenas durante pocos meses de 1809; luego entre agosto y septiembre del mismo
año el teniente coronel y sargento mayor de la plaza de Cumaná, Lorenzo Fernández de
la Hoz, con importante participación a posteriori de los hechos del 19 de abril y por último
el coronel Eusebio Escudero hasta 1810. 137

Estas autoridades coloniales de la provincia además de interesarse por la economía


también mostraron su inquietud frente algunas acciones políticas. En 1792 se prohibió la
entrada de navíos franceses a los puertos de Cumaná, Barcelona, La Guaira, Puerto
Cabello y Maracaibo. Un año más tarde en Cumaná era buscado Antonio Anterman,
posiblemente de nacionalidad francesa, a quien se le acusaba de difundir “ideas
perversas.” La conspiración de Juan Bautista Picornell, Manuel Gual y José María España
en 1797 tiene sus repercusiones en Barcelona pues Pedro Lavie, acaudalado comerciante
de origen francés fue acusado de darle asilo a España mientras se encontraba fugitivo por
esa costa. Al conocerse la invasión de Napoleón Bonaparte al territorio español en 1808
e informarse sobre la conjura de los nobles caraqueños, en Barcelona las autoridades
detienen a Juan Buscat y a muchos otros.138

Las provincias orientales pertenecientes a la antigua Capitanía General de


Venezuela es clave en el proceso de guerra de Independencia pues toda la región de
Cumaná-Margarita-Barcelona se puede observar en sus élites una identidad cultural y
sociopolítica, a pesar de las diferencias internas que hemos visto, la franja constituye un
conjunto homogéneo de donde saldrán una gran cantidad de militares que luego se
convertirán en grandes próceres de la revolución como los Anzoátegui, los Sucre,
Arismendi, Monagas, Cedeño, Bermúdez, Mariño, Azcue, Freites, Piar, Valdés, Isaba,
Machado, Gómez, Arrioja, y Barroso, muchos otros, la mayoría sirvieron en las milicias
disciplinadas. No es casual que desde principios del siglo XX los tres estados que
conforman parte de ella lleven por nombre los apellidos de los antes susodichos y todavía
hoy día lo conservan. Las ciudades de Barcelona, Cumaná, los pueblos de Guayana y la
isla de Margarita tuvieron y siguen teniendo amplios vínculos comerciales, la comarca

colonial ... p. 109.


137
Ibíd.; p. 110.
138
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ... pp.
28-29.
48
está polarizada por la atracción de las colonias extranjeras con las que el contrabando les
trae contacto con el mundo no hispano.139

Algunos de los sucesos descritos demostraron la existencia de una aspiración


autonomista de las élites que dirigieron el Ayuntamiento barcelonés a través de los años.
La actuación de José Antonio Anzoátegui todavía no es visible pero no escapa el joven
del mundo que lo rodea. El movimiento iniciado el 19 de abril de 1810 en Caracas
permitirá a las autoridades de Barcelona realizar la separación de Cumaná y de erigir su
territorio en una provincia autónoma,140 con una población aproximada de 50.000 mil
personas.141 En este marco de conflictividad es que inicia la participación activa de los
Anzoátegui en los acontecimientos de la Independencia de las colonias españolas de
América, siendo ésta la más compleja, prolongada, difícil y extensa empresa de liberación
de pueblos sometidos a la dominación colonial hasta entonces llevada a cabo. 142

3.2 Creación de la nueva provincia

Repercusiones en el resto de las jurisdicciones que integraban la Capitanía


General de Venezuela, tiene la conformación en Caracas de la Junta Conservadora de los
Derechos de Fernando VII el 19 de abril de 1810.143 Ese complejo proceso que se inicia
a partir del acontecimiento, trae consigo un conjunto de negociaciones políticas que
fueron ideadas desde Caracas, para frenar la fisura originaria de la disputa referida si a
los territorios americanos atañía arrogarse el ejercicio provisorio de la soberanía real. La
crisis política de la monarquía partió en sus iniciaciones dos itinerarios para responder a
ella, “ambas signadas por una reflexión sobre la restitución de un centro que minimizara
el impacto del desgarramiento político y jurisdiccional (…)” la que ideó Caracas

139
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 134.
140
Jerónimo Martínez Mendoza: “Aspiraciones autonómicas de la ciudad de Barcelona y su
distrito durante el periodo hispánico” ... p. 442.
141
Miguel Izard: El Miedo a la Revolución. La lucha por la libertad en Venezuela 1777-1830. 2
ed. Caracas, Centro Nacional de Historia, 2009. (Colección Bicentenario) p. 211.
142
Germán Carrera Damas: “Bolívar y el proyecto nacional venezolano” en: Venezuela: proyecto
nacional y poder social. 2 ed. Mérida, Universidad de Los Andes, Publicaciones Vicerrectorado
Académico, 2006. (Colección Ciencias Sociales y Humanidades) pp. 140-141.
143
Vladimir Acosta: Las juntas criollas hispanoamericanas y el comienzo del proceso de
Independencia. Caracas, Archivo General de la Nación, Centro Nacional de Historia, 2013
(Colección Bicentenario, 17) pp. 45-62.
49
deliberada desde el autogobierno de la ciudad considerada desde la igualdad política entre
las provincias, y en segundo lugar la seguida por la ciudad de Coro y las provincias de
Maracaibo y Guayana marcada por su lealtad a la monarquía indicada a través de la
obediencia al Consejo de Regencia.144

El 25 de abril llegan a la ciudad de Barcelona procedentes de Higuerote, tres


comerciantes, quienes presenciaron los sucesos, y a los cuales, a solicitud del
Comandante Militar y Político Gaspar de Cajigal, se les tomaron las respectivas
declaraciones. Pedro Ramón Vázquez, Gabriel Josef Quirse de Maruri y José Benito de
Austria dijeron que Caracas estaba conmovida por el arresto en la casa capitular del
Capitán General Vicente Emparan y las demás autoridades de la Intendencia, el Teniente
Gobernador y Auditor de Guerra y el Sub Inspector del Real Cuerpo de Artillería.
Comentaron que la Junta la dirigían Mariano Montilla y José Félix Rivas, entre otros, a
quienes no recordaban por haber salido muy “precautelativamente para libertarse de los
horrores que trahe consigo la confusión de un tumulto popular.” 145 Una muestra del recelo
de las élites a una revuelta social.146

Conocidas las confesiones se le informó inmediatamente al Auditor de Guerra y


Marina, Ramón Hernández Armas, para que orientara sobre la respuesta ante tal situación.
Propuso convocar una Junta con las demás autoridades de la ciudad y tomar las medidas
pertinentes para mantener “la seguridad pública.” Para el historiador Gustavo Vaamonde
las Juntas de Gobierno eran instituciones aceptadas dentro del conjunto de costumbres
políticas de la monarquía hispánica y su misión era organizar la defensa de la ciudad en
caso de un hecho excepcional como una posible invasión.147 Fue aceptada la idea y se

144
Carole Leal Curiel: El pacto fundacional: Seguid el ejemplo que Caracas dio. Caracas,
Academia Nacional de la Historia, 2016. (Discurso de incorporación como Individuo de Número
a la Academia Nacional de la Historia, contestación Inés Quintero) p. 18. Recientemente ha
publicado: La primera revolución de Caracas, 1808-1812. Del juntismo a la Independencia
absoluta. Caracas, Ediciones UCAB, Konrad Adenauer Stiftung, 2019.
145
“Declaraciones tomadas en Barcelona sobre los sucesos de Caracas el 19 de abril, á varias
personas que las presenciaron” en: José Félix Blanco y Ramón Azpurúa: Documentos para la
vida pública del Libertador … T. II. pp. 414-419.
146
Para ampliar sobre la temática véase: Miguel Izard: El Miedo a la Revolución. La lucha por la
libertad en Venezuela 1777-1830 ... pp. 145-188.
147
Sobre el particular consultarse su trabajo: “Las Juntas de Gobierno en Venezuela (1810-1811).
El problema de la prestación de seguridad” en: Las Juntas, las Cortes y el Proceso de
Emancipación (Venezuela, 1808-1812) Memorias de las IX Jornadas de Historia y Religión.
Caracas, Fundación Konrad Adenauer, Universidad Católica Andrés Bello, 2010. pp. 45-52.
50
invitaron a los alcaldes ordinarios del Cabildo, al Vicario Juez Eclesiástico, curas
párrocos, cuatro oficiales de mayor graduación del cuerpo militar de blancos y dos de los
pardos, e igual número de comerciantes y hacendados. Las autoridades más
representativas de la localidad se reunieron el 25 de abril en la casa de habitación de
Antonio Cabanas, Ministro de Real Hacienda, donde además estaban hospedados los tres
informantes. La reunión estuvo dirigida por Gaspar de Cajigal, y en ella resolvieron
instalar una Junta de Consulta148 y que mientras la primera autoridad tomase una decisión
se le informara al Corregidor del Departamento de Clarines, para que por el paso de este
pueblo y del río Unare, una persona se encargara de custodiar el movimiento de gente y
avisara sobre cualquier novedad, carta o algún documento referido a la situación en
Caracas.149

En y desde Caracas se estableció un movimiento para afirmar el mando de la Junta


Conservadora la cual actuó como el centro político que era de la Capitanía General de
Venezuela y por lo tanto buscó preservar ante el desamparo alegado tal condición para
desplegar la soberanía provisional del rey. De tal forma la Junta caraqueña emprendió
rápidamente dos acciones clave para asegurar la autoridad temporal, la segunda de ellas
se orientó a enviar emisarios a los Cabildos de las ciudades capitales de las provincias,
los delegados partieron con “pliegos” e instrucciones para su misión, con la intención de
legitimar la autoridad más allá de su jurisdicción territorial lo cual “supuso un extendido
proceso de persuasión política y de imposición político-militar para obtener el respectivo
reconocimiento.”150

Cumplieron esas funciones varios individuos en diversos momentos del año 1810.
Para Cumaná partieron dos españoles, José Antonio Illas, ayudante de milicias y el
Capitán de una de las compañías veteranas de Oriente, Francisco de Paula Moreno; para
Barinas el Marqués de Mijares y el Comandante Pedro Aldao; para Coro Nicolás de
Anzola; para Maracaibo el doctor Vicente Tejera, Diego Jugo y Andrés Moreno; para
Valencia el Coronel Fernando Rodríguez del Toro; a Mérida fue enviado Luis María Rivas

148
Miguel José Romero: La Primera Patria en Barcelona… p. 1.
149
“Declaraciones tomadas en Barcelona sobre los sucesos de Carácas el 19 de abril, á varias
personas que las presenciaron” en: José Félix Blanco y Ramón Azpurúa: Documentos para la
vida pública del Libertador… T. II. pp. 414-419.
150
Carole Leal Curiel: El pacto fundacional: Seguid el ejemplo que Caracas dio… p. 23.
51
Dávila,151 y para Barcelona fueron comisionados Francisco Policarpo Ortiz152 y Pedro
Hernández Grotizo.153

Como “buen vasallo de nuestro adorado rey Fernando 7°” Francisco Policarpo
Ortiz se embarcó en La Guaira el 24 de abril en comisión especial de la Junta Suprema
de Venezuela, y llegó a la boca del río Barcelona el día 26. Se comunicó con Gaspar de
Cajigal para que los comandantes del resguardo le permitieran pasar, pues, debía hablar
con los alcaldes del Ayuntamiento de Barcelona y entregarles un documento.154 La llegada
del comisionado motivó a que se realizara un Cabildo abierto al día siguiente.
Casualmente, Cajigal se encontraba enfermo y los restantes miembros de la Junta de
Consulta no estaban completamente seguros de la respuesta que debían darle al pliego
presentado por Ortiz, decidiendo finalmente adoptar por unanimidad lo propuesto por
Ramón Hernández Armas y seguir el ejemplo de la Junta de Caracas, a la cual
reconocieron a medias “(...) hasta el día que lleguen noticias positivas de la instalación de
la Regencia o de otra autoridad legítima que represente a la monarquía.”155 Con esa
condición se firmó el acta, fue liquidada la Junta de Consulta y se constituyó una Junta
Provisional Gubernativa.

151
Véase: “Entre la fidelidad de Maracaibo y la revolución de Caracas: Incorporación de Mérida
al proceso emancipador (1810-1812)” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 370
(Caracas, abril-junio, 2010), pp. 77-82.
152
Se le consideraba en un documento de la época “El primero y principal de toda desgracia fue
don Francisco Antonio Ortiz: este es el cabeza de todos y siguen sus compañeros. El mariscal de
campo don José Antonio Freites. Don Diego Hernández. Don Miguel Hernández. (…)” Estos
personajes encabezaban la “lista general de los principales traidores que a cara limpia se han
descubierto en esta ciudad de Barcelona en contra de nuestro soberano Fernando Septimo, (sic) y
sus habitantes cabezas se piden en voz general” Véase: Mario Germán Romero: “Un documento
interesante sobre la Independencia de la ciudad de Barcelona” en: Boletín de la Academia
Nacional de la Historia, 247 (Caracas, julio-septiembre de 1979), p. 611. Había sido comisionado
por la Junta de Caracas, el 24 de abril, el 26 se anunció por medio de notas y el 27 fue oído por la
Junta de Barcelona. Véase: “Nueva Barcelona. Año de 1813. Criminales de oficio de justicia sobre
infidencia, contra Don Francisco Policarpo Ortiz, primer autor de las revoluciones de ella, Juez
de su conocimiento el señor comandante general escribano publico don Vicente Perez de Arroyo”
en: Causas de Infidencia. Documentos inéditos relativos a la revolución de la Independencia. T.
I. Caracas, Litografía y Tipografía del Comercio, 1917. pp. 199-264.
153
Caracciolo Parra Pérez lo apellida “Gratizo”. Véase: Historia de la Primera República de
Venezuela. Caracas, Fundación Biblioteca Ayacucho, Banco Central de Venezuela, 2011.
(Colección Clásica, 183) p. 212.
154
“Nueva Barcelona. Año de 1813. Criminales de oficio de justicia sobre infidencia, contra Don
Francisco Policarpo Ortiz, primer autor de las revoluciones de ella, Juez de su conocimiento el
señor comandante general escribano publico don Vicente Perez de Arroyo.” en: Causas de
Infidencia... pp. 201-202.
155
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ... p.
35.
52
Las persuasiones de Francisco Policarpo Ortiz influyeron para que el 27 de abril
de 1810 se instalase la nueva corporación, integrada por los miembros del Cabildo,
algunos diputados del pueblo y de secretarios con voto, presidida por Gaspar de
Cajigal.156 Entre las primeras decisiones se nombró a Ortiz y a Juan Buscat principal y
suplente ante la Suprema Junta de Caracas, se comisionó a José Anzoátegui, a quien
algunos escritores y políticos han confundido con el hijo,157 y a José María Sucre, para
llevar a Cumaná varias comunicaciones, copias del acta de instalación, una proclama y
un oficio en el cual se informaba de lo acontecido y se explicitaba además que Barcelona
se declaraba separada de la provincia y del mandato de sus autoridades. La Junta de
Cumaná recibió a los comisionados y acogió con desagrado lo relativo al alejamiento.158
El historiador Leonardo Rodríguez Castillo considera que “la nobleza territorial
barcelonesa partidaria de la libertad de comercio se enfrentaba así al sector dominante
cumanés ejecutor del monopolio comercial.”159 Con el establecimiento de esa Junta,
obediente a Caracas e independiente de su jurisdicción de adscripción tradicional, se
origina la primera fractura territorial que tuvo lugar durante el período en la Capitanía
General.160

El plan inicial de confederación trazado por Caracas dio lugar a un escabroso


proceso de formación y establecimiento de juntas superiores y de gobierno en las
provincias, dicho desarrollo se llevó a cabo en tres momentos diferentes e implicó una
compleja trama de acuerdos políticos. 161 Una vez regresado a Caracas en el mes de mayo,
Francisco Policarpo Ortiz se presentó ante las autoridades de la Junta y se enteró del
reconocimiento parcial de Barcelona para con la Junta caraqueña, lo que motivó la
redacción de una extensa carta a Gaspar de Cajigal, fechada el día 4. En ella le decía que
no entendía el cambio de opinión pues había visto en los vecinos principales de la ciudad
obediencia y reconocimiento sin condicionamiento alguno, “debiendo atribuirse la puesta
en la acta a un efecto de equivocación y de trastorno en unos momentos tan lisongeros y

156
Ibíd.; p. 36.
157
El escritor Ángel Grisanti y el político Carlos Canache Mata los confundieron. Véase: “El
General Anzoátegui” en: El Universal, Caracas 16 de noviembre de 1969. p. 1-4. “José Antonio
Anzoátegui” en: El Nacional, Caracas 18 de noviembre de 1989. p. A/4
158
José Ramírez Medina: “La ruptura colonial en Cumaná. 1810-1814” en: Mañongo, 23
(Valencia, julio-diciembre de 2004), p. 17.
159
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819... p. 44.
160
Carole Leal Curiel: El pacto fundacional: Seguid el ejemplo que Caracas dio… p. 31.
161
Ibíd.; p. 26
53
en que el jubilo tenía poseidos los corazones de todos,” extrañándole mucho ya que desde
su llegada las autoridades habían adoptado el nuevo gobierno propuesto desde Caracas.
Los mandos de la Junta le propusieron volviera nuevamente a Barcelona, esperando que
con su presencia se superaran las dificultades y además trasladase algunos oficios del
secretario de Estado y encargado de negocios exteriores Juan Germán Roscio. Creía Ortiz
que su presencia física no era necesaria,162 y para enmendar los errores cometidos por la
Junta de Barcelona le proponía a Cajigal redactar una nueva acta resaltando los siguientes
puntos:

(...) y diga que los juramentos prestados y reconocimientos, a nuestro rey; suprema junta
central de Venezuela, y provincial de Barcelona; fueron ejecutados sin condición alguna;
por acabada la central de España; que el Consejo de Regencia, formado en Cadiz no
pudo crearse sin la voluntad general de la Nación, y de los paises (sic) americanos; en
cuyos terminos debia (sic) entenderse: que la suprema de Venezuela debia (sic) obtener
la soberanía hasta la libertad de nuestro Monarca (…) o hasta que la nación española,
unida y convenida con la América, disponga lo que sea más conforme; graduandose
(sic) la explicación ó condición advertida por un efecto de la confusión y del trastorno
padecido en el día del reconocimiento por el general gozo y regocijo de que todos los
de la junta y clases del pueblo estaban poseidos. (sic).163

También le pedía Ortiz a Cajigal que debían redactar otro pliego informativo de
las necesidades de los habitantes de la ciudad y su jurisdicción, siendo el primer punto la
declaratoria de “separación ya acordada” con Cumaná, pues “hay para ello el derecho que
en la antigüedad gozábamos (sic); (…) Nada hace Cumaná con querer que los
barceloneses sigan bajo su ridícula tutela. Ya basta para que merescamos (sic) la
reputación de niños; y los consejos de un curador como Cumaná deben sernos muy
pesados siendo nosotros ansianos (sic).”164

A Francisco Policarpo Ortiz le parecía bien que la Junta de Barcelona reasumiese


todas las facultades que le correspondían, nombrase al Gobernador y Capitán General,
que trabajaría de la mano con el Intendente, y se eliminase el Cabildo. Debía nombrar de
su mismo seno a un alcalde y varios diputados para que se encargaran del peso y las

162
“Nueva Barcelona. Año de 1813. Criminales de oficio de justicia sobre infidencia, contra Don
Francisco Policarpo Ortiz, primer autor de las revoluciones de ella, Juez de su conocimiento el
señor comandante general escribano publico don Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia... p. 202.
163
Idem.
164
Ibíd.; pp. 204-207.
54
medidas, de igual forma de la recaudación de los propios y el abastecimiento de
productos.165

La respuesta de Gaspar de Cajigal no se hizo esperar, y el 13 de mayo de 1810 se


pronunció. Primero y como lo había propuesto se reunió la Junta de Barcelona, aunque
en un principio el militar no participó directamente, pues “(…) se hallaba en cama de
resultas de una disentería que me puso a los umbrales de la muerte.” Una vez más, el resto
de las autoridades no estaban seguras cómo actuar y qué responder, por tanto, se vio
Cajigal en la necesidad de presentarse en la reunión donde finalmente se llegó a un
acuerdo, el cual fue sometido a la consideración del asesor, así como a las autoridades de
las villas y pueblos de la provincia, “reconociendo todos con entusiasmo el nuevo
gobierno siendo lo que más anhelan (…) la separación de Cumaná.” Los mandos le
encomendaron a Cajigal la organización de las milicias, y para cumplir con el cometido
le pidió a Francisco Policarpo Ortiz dos armeros, uno para el batallón de blancos y otro
para el de pardos, “pues de 740 fusiles que por todo hay en esta provincia no hay más que
63 útiles”, para recuperar el resto eran necesarias algunas reparaciones y no había quien
ejecutase. La corporación contrató con algunos comerciantes para que trajeran armas a
Barcelona, aunque dudaba que los ingleses permitieran su venta. Finalmente, le pedía que
intercediera con la Suprema de Caracas para que les enviaran pistolas, espadas y monturas
para la caballería.166 Ortiz le contestó el 21 de mayo, señalando alegrarse por la mejoría
de su salud y por “(...) el feliz suceso del reparo consabido” presentado a la Junta
caraqueña. 167

Para la historiadora Carole Leal Curiel la formación de las juntas provinciales en


respuesta a la invitación caraqueña, entrañó diversas particularidades y reveló cómo
Caracas accionó una estrategia de alianza, primero de carácter persuasivo y luego militar,
a fin de evitar la dispersión de las jurisdicciones. No fue un movimiento simultáneo ni
homogéneo, y su desarrollo corrió en tres momentos diferentes, relacionados con las
acciones emprendidas desde Caracas. La primera fase o momento persuasivo abarca los
meses abril a junio, la segunda de la reacción regentista o anti caraqueña entre junio y

165
Ibíd.; pp. 207-209.
166
Ibíd.; pp. 215-218.
167
Ibíd.; pp. 213-215.
55
agosto, y la tercera de amenaza militar entre septiembre y octubre de 1810.168

Conocida la noticia de la disolución de la Junta Central, que inicialmente se


estableció en Madrid y luego fue trasladada a Sevilla, asume la soberanía de España y sus
territorios un nuevo gobierno con el nombre de Regencia, integrado por cinco individuos,
que pretendió el reconocimiento de los habitantes de las Indias, así la Provincia de
Barcelona se sometió a su autoridad. También es importante resaltar que, en el contexto
de la tensión entre Cumaná y Caracas, suscitada por la comunicación señalada, es que la
Junta cumanesa resuelve enviar un emisario para la de Barcelona a fin de tratar la
“arbitraria disposición de la Junta Suprema de Venezuela,” acordando el reconocimiento
a la Regencia. Aunque la separación Caracas-Cumaná no prosperó, la iniciativa
constituyó el detonante que llevaría a la Junta barcelonesa a decidirse a favor de la
Regencia. 169

Influyó también en esa decisión que el comisionado regio, Antonio Ignacio de


Cortabarría, ordenó el bloqueo las costas de Cumaná y Barcelona, lo que produjo en las
autoridades el cambio de opinión expresado el 17 de junio.170 La guerra civil en el
territorio americano iniciaba entonces entre los que apoyaban a las instancias
gubernamentales peninsulares y los defensores de la autonomía, a la espera de la vuelta
del rey. En Venezuela, como en la Nueva Granada, “esta oposición renovó bajo la forma
de una guerra entre ciudades bastante leve, en la que los dos campos se enfrentaron sin
mayor entusiasmo.” 171

Informados los caraqueños de la decisión tomada por las autoridades de


Barcelona, convinieron enviar a tres comisionados -Francisco Javier Flores, Manuel
García e Ignacio Gual- para parlamentar la decisión de adhesión a la Regencia. Los
comisionados no pudieron lograr su cometido, encontrando férrea oposición al
planteamiento autonómico y la declaración de la Junta de Barcelona de la propuesta como
una traición, trayendo como consecuencia que las juntas de Caracas y Cumaná se

168
Carole Leal Curiel: El pacto fundacional: Seguid el ejemplo que Caracas dio… p. 26.
169
Ibíd.; pp. 42-43.
170
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) .
.. p. 39.
171
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 11.
56
preparasen para someterla por las armas.172 Según Caracciolo Parra Pérez, la actitud debía
mirarse más bien como una manifestación de autonomía frente a estas dos ciudades, antes
que como prueba de fidelidad al gobierno formado en la Península, “el espíritu federalista
de los orientales no dejaba perder aquella oportunidad para afirmarse.”173

La vehemente subordinación inicial de Barcelona a Caracas se debió en buena


medida a la anhelada separación con respecto a Cumaná. Fue de efímera duración,
pasando a reconocer como única autoridad a la Regencia, aunque sin dejar de ser Junta
constituida.174 Algunos acontecimientos particulares en Barcelona con respecto a la
corporación son necesarios resaltar. En una nueva comisión fue enviado Francisco
Policarpo Ortiz a Barcelona, a quien esta vez le negaron la entrada, apresándolo y
enviándolo a Guayana. Por otra parte, al fallecer en aquellos momentos Gaspar de
Cajigal175, fue reemplazado por Francisco José Hernández. El 29 de junio la institución
requiere ayuda a Puerto Rico, Santo Domingo, La Habana y las islas británicas de las
antillas, comisionando al capitán de milicias Manuel Yaniet y al subteniente de ingenieros
José Gaspar de Castillo para que pidieran armas con la intención de defender militarmente
a la provincia.176

A partir de entonces se da inicio a lo que la historiadora Carole Leal Curiel califica


como el momento militar en el cual surgirán tres nuevas juntas gubernativas provinciales
bajo la coacción militar, Mérida, Trujillo y la restitución de Barcelona a la causa
caraqueña.177 El 28 de septiembre la corporación envió a otros dos comisionados a la isla
de Trinidad, ya para la fecha muy alarmados por la actitud hostil de Caracas y Cumaná,

172
“La Suprema Junta de Caracas manda comisionados á Coro, Cumaná, Barcelona y Maracaibo,
á los Estados Unidos de América, á Bogotá e Inglaterra con objeto de servir y sostener la
revolución(…)” en: José Félix Blanco y Ramón Azpurúa: Documentos para la vida pública del
Libertador… T. II. pp. 411-414.
173
Caracciolo Parra Pérez: Historia de la Primera República de Venezuela…pp. 216-217.
174
Carole Leal Curiel: El pacto fundacional: Seguid el ejemplo que Caracas dio… pp. 41-42.
175
Algunos planteamientos sobre su muerte pueden consultarse en: Mario Germán Romero: “Un
documento interesante sobre la Independencia de la ciudad de Barcelona” … p. 615; Tomás
Surroca y de Montó: La Provincia de Guayana en la Independencia de Venezuela. Caracas,
Academia Nacional de la Historia, 2003 (Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela, 82)
(Estudio preliminar y notas por Héctor Bencomo Barrios), p. 61.
176
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ... pp.
40-42.
177
Carole Leal Curiel: El pacto fundacional: Seguid el ejemplo que Caracas dio… p. 44.
57
estos también pedirían de Tomás Hislop, gobernador inglés.178 “auxilios y pertrechos
militares.”179 Los delegados fueron el procurador Manuel Reyes Bravo, que era hermano
del padre Reyes, cura y vicario de San José de Oruña,180 y el joven, con poca experiencia
militar y escasa en política, José Antonio Anzoátegui, pero quien luego ocuparía el quinto
lugar en la “lista general de los principales traidores que a cara limpia se han descubierto
en esta ciudad de Barcelona en contra de nuestro soberano Fernando Septimo, (sic) (…)”
181
A partir de ese momento, Anzoátegui interviene directamente en una cantidad
considerable de capítulos del proceso de guerra de Independencia, iniciando justamente
su actuación pública con un encargo diplomático de alguna importancia, misión
semejante a la que las Juntas de Caracas y Cumaná dieron para Londres a Simón Bolívar
y para la misma Trinidad a Santiago Mariño, respectivamente. 182

Modificó considerablemente la situación económica y política de las provincias


orientales de Venezuela, la ocupación de Trinidad por los ingleses en 1797. A partir de
allí comenzaron a fundarse o a desarrollarse haciendas en la costa de Paria, debido a la
llegada de vecinos adinerados de la isla y al establecimiento de relaciones comerciales
con ella, permitiendo que el Oriente se convirtiera en una zona de mayor interés y a su
vez Trinidad adquiriera gran prosperidad.183

Las actitudes del gobierno inglés frente a los patriotas, tanto en los primeros años
como los posteriores de la guerra, estuvieron condicionadas por las correlaciones
diplomáticas y bélicas internacionales, a lo lejos y de cerca, por los intereses de los
comerciantes ingleses quienes presionaban al gobernador de turno en Trinidad para el
mantenimiento de la comercialización con la costa oriental de Venezuela.184 Los
comisionados entregaron la nota de queja y petición de auxilios de la Junta de Barcelona
a la autoridad de la isla planteando dos puntos fundamentales:

178
Caracciolo Parra Pérez: Historia de la Primera República de Venezuela… p. 217.
179
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819 … p. 47.
180
Caracciolo Parra Pérez: Historia de la Primera República de Venezuela… p. 217.
181
Mario Germán Romero: “Un documento interesante sobre la Independencia de la ciudad de
Barcelona” … p. 611.
182
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela. El Libertador de Oriente. T.
I. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1954. pp. 95-96.
183
Ibíd.; p. 45.
184
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 76.
58
(...) Tengo el honor de participar a V. Exª per (sic) el conducto del Subteniente de
Exercito Don Joseph Antonio Anzoategui (sic), y el Sindico Procurador General de esta
Capital Don Manuel Reyes Bravo despachado al intento(sic), que desde ayer a las 3 de
la tarde ha entrado en esta Ciudad la Consternación y Sorpresa pues uno de los Tenientes
o Jueces del interior le ha participado que en el Puerto de Cupira Provincia de Caracas
han desembarcado 200hombre (sic) y que por lo interior de la Provincia venían
2.000mas (sic) con intenciones de sujetar esta Provincia a su Gob.no (…) y que de
Cumana (sic) debe salir una expedicion (sic) con el mismo designio.- Los barceloneses
Exmo Sor están prontos a derramar hasta la última gota de Sangre (…) y los que(sic)
haran (sic)con estos Santos deseos si Carecen de Armas y demás pertrechos necesarios
a su defensa. (…) En esta virtud espera que V. Exª se digne ampararla con los pertrechos
necesarios, o que interponga sus respectos con las Provincias de Caracas y Cumana (sic)
para que cesen y suspendan estos obstinados pueblos toda hostilidad contra esta fiel
provincia (…) Sala consistorial Nueva Barcelona 28 de Sept.e de 1810 (…).185

Hislop cumplió en parte lo solicitado y en contradicción a lo señalado a posteriori


por los comisionados, sí le escribió a las juntas de Caracas y Cumaná el 9 de octubre
argumentándoles que “(…) Como sé cuánto afligiría a mi Soberano un suceso de tal
índole, me atrevo a rogar encarecidamente a V.V.E.E. que desechen esa horrible idea que
vuestro suelo natal se manche con la sangre de sus hijos (…)”186 Todo hace indicar que
la ayuda militar no fue otorgada, sólo la disuasión epistolar para la suspensión de
hostilidades fue cumplida.

Se reunieron en la sala consistorial los integrantes de la Junta de Barcelona. Luego


de haber leído los oficios traducidos187 por el intérprete Juan José Arguíndegui, “del
general de tierra de Barbada” y del mandatario de la isla de Trinidad, les solicitaron mayor
información a los comisionados. El primero en presentarse fue Reyes Bravo, quien dijo
que en la isla había escuchado sobre la situación en Europa que los franceses estaban
haciendo una especie de balsas para asaltar Cádiz, otros aseguraban que ya la habían

185
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. I. pp. 71-72.
186
Ibíd.; pp. 72-73.
187
“Hislop acogió a los enviados, les invitó a su mesa y luego les dio correspondencia para las
autoridades de las tres ciudades, en la cual excitaba a todos a unirse para evitar la guerra civil (...).
Aquí se sitúa la extraordinaria historia contada por nuestro Level de Goda sobre el cambio, que
habrían efectuado Peña y Gual, de los pliegos que Hislop dirigió a Barcelona. No creemos que
corresponda a este lugar dilucidar si tal historia, bajo esa forma, fue verdad o mentira; pero sí
debe notarse que algo raro sucedió con dichos pliegos, porque como posdata de una nota de Hislop
a lord Liverpool, fechada el 19 de noviembre, se lee lo siguiente: Parece que la carta que dirigí a
la Junta de Gobierno de Barcelona en contestación a la que me trajeron dos diputados (copia de
las cuales tuve la honra enviar a V.S.) fue desfigurada ante el pueblo, como lo declaran las
personas en sus respuestas a las cuestiones que les propuse.” Ibíd.; 70-71.
59
invadido. Con respecto al encuentro con Tomás Hislop, informó de la indiferencia de esa
autoridad inglesa sobre el enfrentamiento entre las provincias. Según su versión, Hislop
no mostró interés ante sus informes relativos al temor de ser apresados por los cumaneses,
así como a las solicitudes de un buque y redacción de comunicaciones a las autoridades
de Cumaná. El inglés se excusó ante ambas peticiones, aceptando solamente escribirle al
Almirante de la flota inglesa, Alexander Cochrane, a fin de mediar en el conflicto.188

Consecutivamente le correspondió a José Antonio Anzoátegui dar su declaración.


Expuso que una vez llegado a la isla y presentado los papeles, le expresó a la autoridad:
“que cuando vinieran los auxilios serian excusados pues ya estaría conquistada esta
provincia y que reconviniéndole el testigo que siendo la invasión por lo interior podían
llegar los socorros en tiempo, pues ella resistiría un mes todo acometimiento, le repuso
que no tenían facultades, y que daría cuenta al señor almirante para resolviese…” Al
informarle sobre los doscientos hombres llegados a Cúpira desde Caracas, de los cuales
se decía supuestamente que venían escoltados por dos bergantines ingleses, respondió
Hislop que no dudaba que esas tropas estuviesen allí, pero creía que su intención no era
atacar Barcelona. Durante su estadía en Trinidad, señaló Anzoátegui, vio en un periódico
la información referida a que los ejércitos combinados de ingleses y portugueses,
dirigidos por “Willinton,” habían sido derrotados por los franceses en la raya de Portugal;
además escuchó que en Guadalupe habían visto una flota, ignorándose de que nación era;
y que un tal “Don N. Medranda” de Caracas había recogido armamento con permiso del
gobierno, siendo escoltado por buques ingleses. Asimismo, Anzoátegui había traído
algunos periódicos en los cuales se hablaba de la ilegitimidad del Consejo de Regencia.189

Nada alentadoras eran las noticias dadas, ni pertrechos militares ni mayores


auxilios encontraron los comisionados ante los representantes isleños del gobierno inglés,
más allá de la nota enviada por Hislop a las juntas de Caracas y Cumaná disuadiéndolos
del enfrentamiento. La Junta de la Barcelona regentista quedó obligada a restituirse a la

188
“Nueva Barcelona año de 1812. Criminales contra Don. José Antonio Ansuategui seguidos de
oficio de justicia. Infidencia. —juez de su conocimiento el señor comandante general de ella.
Escribano: el publico de gobierno, y cabildo D. Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia... pp. 338-342.
189
Ídem. Fabio Lozano y Lozano considera que Anzoátegui era partidario del gobierno
revolucionario de Caracas, más aún de aquellos que querían el rompimiento absoluto con España.
Anzoátegui… p. 38.
60
causa de Caracas por efecto de un “golpe de mano” de los cuerpos de oficiales. 190

El 12 de octubre de 1810 la Junta fue interrumpida en sus sesiones ordinarias por


un grupo de militares, quienes solicitaron en tres ocasiones un diálogo urgente con el
Comandante General. Los integrantes de la corporación aceptaron, indicándoles que no
ingresaran todos a la sede, sino que cada cuerpo destinase una representación. Los
encargados serían, por los veteranos el Subteniente José Antonio Anzoátegui, por el de
milicias disciplinadas el Teniente de granaderos José Godoy, caballería de blancos el
Capitán agregado José María Sucre, por la milicia y caballería de pardos el Capitán Juan
Antonio Filipo191 y Manuel Guevara, respectivamente. Allí expusieron que todos sus
cuerpos estaban informados que el Consejo de Regencia era ilegítimo, que la causa
seguida por Caracas y Cumaná “era la mas (sic) justa” y ellos la apoyaban, y que los
europeos habitantes de la ciudad ocultaban la verdad de lo sucedido en aquel territorio,
por lo cual solicitaban su desarme y expulsión. Finalmente, demandaban se declarase la
separación de España y la unión con Caracas y Cumaná, “expresando que ellos así lo
pedían, y de grado o por la fuerza se había de hacer.” Después de la amenaza directa de
los militares, no les quedó otra opción a las autoridades de la Junta que aceptar lo pedido,
acordando recoger las armas de los europeos y desalojarlos,192 pero sin vejarlos ni
ofenderlos.193

190
Carole Leal Curiel: El pacto fundacional: Seguid el ejemplo que Caracas dio… p. 48.
191
En algunos documentos aparece como Juan Antonio Felipino.
192
“Hislop aprovechó la oportunidad de las expulsiones de europeos, efectuadas por las
autoridades de Barcelona y Cumaná, para interrogar a algunos refugiados (…) Los cuatros
expulsados de Barcelona, dos hombres y dos mujeres, al parecer, que fueron interrogados se
nombraban Robert, Francoli, Layret, y Simón y he aquí cómo contestaron: “-Quando fue que el
Gobierno de la nueba Barcelona dio la primera orden para la salida de los Europeos del País? (…)
“-Desde el día que se declararon por la independencia, que fue el mismo en que llegaron los
diputados que vinieron de Trinidad; publicaron un bando para que todo el Europeo que no se
conformare saliera del país, dentro de 15 días: pero el día 30 de octubre, publicaron otro mandando
perentoriamente que todo Europeo saliese del país baxo pena de horca, concediendo solo seis días
de termino (...), para aterrorizarnos plantaron una horca, con jaulas de fierro, cadenas, ganchos
(…) “-La Carta que yo remití por los diputados que me fueron enviados por la Junta de Barcelona
se comunico al publico? (sic) “-No se publicó, pero se dio a entender no era favorable, y que en
su consecuencia se mudo todo el sistema como sucedió a las pocas horas de haverse recibido, sin
que hubiese ningún enemigo a la vista que los atacase. (…) Por Sevast.n Robert-Bent.a Francoli-
Josef Layret-Bent.a Simon.” Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de
Venezuela...T. I. pp. 81-85.
193
“Acta de la Junta Patriótica de Barcelona el 12 de octubre de 1810” en: Las Constituciones
Provinciales. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1959. (Colección Sesquicentenario de
la Independencia) pp. 369-370.
61
La reacción de este grupo de militares es comprensible ante lo que consideraban
una frágil situación de desventaja frente al enemigo externo. Amenazados militarmente
por Caracas y Cumaná, y sin lograr el apoyo requerido de las autoridades inglesas de
Trinidad, resolvieron presionar a la Junta de Barcelona para que dimitiese en sus
propósitos fidelistas.

En Venezuela fueron principalmente los oficiales de las milicias quienes apoyaron


y sostuvieron los movimientos dirigidos al establecimiento de las Juntas. “Nada hay de
sorprendente en ver a esos miembros de las élites urbanas, propietarios de haciendas o de
ganaderías, participar en unos acontecimientos propiciados por sus amigos o aliados,
regidores o alcaldes.” 194 En el acta de la asamblea que reflejó lo sucedido en Barcelona,
firmada el 14 de octubre de 1810, estaban reunidos los militares “(...) blancos, pardos, y
morenos de esta guarnición y los cuerpos de caballería de la interioridad (...) con los
individuos del gremio de nobleza de ella” en el cuartel real de artillería y empezaron a
discutir sobre la constitución de un nuevo gobierno. A las milicias les preocupaba la
lentitud con las que la Junta tomaba las decisiones “(...) y convencidos de que habiendo
sido el pueblo el que constituyó esta autoridad, él mismo puede disolverla según la ley
(...).” En concordancia decidieron actuar y nombraron nuevas autoridades, erigiendo una
Capitanía General de provincia que sería ejercida por José Antonio Freites Guevara. Se
nombraron otros funcionarios y se crearon algunas nuevas instituciones. De la
Intendencia se encargaría Manuel García Salazar, creando un Tribunal de Apelaciones
para todas las materias políticas y de hacienda que presidiría el Capitán Hernández
Sifontes “(...) y desde ahí en lo adelante por una gracia particular el primer Vocal que ha
de ser de ella el señor don Francisco Manuel Luces de Guevara, subrogando el lugar de
éste en aquél entonces el Subteniente Veterano don José Antonio Anzoátegui que hará de
último vocal.” Asimismo, Miguel López de Umerez se encargaría de ser el Auditor de
Guerra y el Cabildo debía continuar ejerciendo sus funciones, pues sería ante esa
institución que Freites Guevara se juramentaría.195

Un día después la nueva autoridad informó de lo sucedido a la Junta de Caracas:

194
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 46.
195
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ... pp.
64-67.
62
(...) Barcelona yacía en el mas (sic) profundo letargo y alucinada se veía próxima a su
destrucción, y a efundir (sic) la sangre de sus hijos y hermanos (..)” cuando los
comisionados enviados a la isla de Trinidad informaron de las dificultades por las que
pasaba Europa, detonante que motivó a la Junta a reflexionar y tomar la decisión
desconocer a la Regencia, y la reunión con Caracas, Cumaná y también con Margarita.
Se plegaba la “(...) provincia bajo sus auspicios, con los cuales espera hacerse feliz
(..).196

El regreso de Barcelona al sistema político de la Junta Conservadora,


entusiastamente elogiado como el triunfo de la causa, se publicitó en la Gaceta de
Caracas desde cuyas páginas se exaltó al sistema como el más justo, prudente, regular y
sabio, porque no desconocía la autoridad del monarca sino el poder arbitrario que
ilegalmente habían asumido cinco individuos sin facultad para crear un nuevo
gobierno.197

Recapitulando lo acaecido en Barcelona: se desconoció la autoridad del Consejo


de Regencia, se nombró Gobernador y Capitán General de la provincia a José Antonio
Freites Guevara198 y se hizo cumplir la orden de desarme para todos los europeos. La
jurisdicción de la provincia fue dividida en cuatro partidos, Barcelona, Aragua, El Pao y
San Diego de Cabrutica.199 Cambiando radicalmente de enemigo, pues el enfrentamiento
ya no sería contra Caracas y Cumaná, sino contra la insubordinada Provincia de Guayana,
que en un principio conformó una Junta y luego la disolvió plegándose a la Regencia.

Tendrá una participación activa José Antonio Anzoátegui en estos


acontecimientos. Siendo las poco entrenadas milicias las apropiadas para la guerra
superficial entre las ciudades en los años 1810 y 1811.200 La estrategia de no librar batalla
adoptada por éstas marca el inicio del enfrentamiento, la negociación en torno a los
encuentros y los sitios demuestran la permanencia cultural y política de los habitantes del
territorio americano a la mentalidad del mundo del Antiguo Régimen.201

196
Ibíd.; pp. 67-68.
197
Carole Leal Curiel: El pacto fundacional: Seguid el ejemplo que Caracas dio… p. 48
198
Mario Germán Romero: “Un documento interesante sobre la Independencia de la ciudad de
Barcelona” … p. 615.
199
Constantino Maradei: Historia del Estado Anzoátegui. Caracas, Ediciones de la Presidencia de
la República, 1981. p. 173.
200
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 13.
201
Ibíd.; p. 18.
63
La toma de Guayana fue interés de los patriotas, pues el Orinoco era la vía
tradicional de comunicación con el Caribe, permitía mantener la relación con las regiones
llaneras, servía para el comercio de ganados con Barinas y Apure, y además se
encontraban allí las ricas misiones religiosas.202 Las actividades comerciales de
intercambio convirtieron a los pueblos de misión y sus puertos en lugares para compras
y ventas de múltiples productos, lo cual aupó el aislamiento regional y consolidó las
particularidades distintivas de unas poblaciones de otras, reforzando la identidad en lo
productivo de la provincia.203 Importante destacar aquí que los inicios de la ganadería de
las misiones de Guayana datan aproximadamente de 1724, cuando un grupo de religiosos
pasó el Orinoco trasladando 100 reses que les habían dado sus colegas de Píritu en la
Provincia de Cumaná. Ya para 1761 se calculaban unas 140.000 cabezas de ganado,204 de
las cuales 12.000 habían sido donadas por los capuchinos a Angostura, lo que no se había
concretado todavía en 1780,205 y para 1810 sería la riqueza material más importante por
adquirir y defender.

Quien controlase el territorio, al río Orinoco y sus afluentes, tenía la posibilidad


de enlazar su desembocadura con las colonias antillanas de las potencias europeas y el
piedemonte andino neogranadino que abría el camino hacia Tunja y Bogotá por El
Socorro. La facilidad de las comunicaciones fluviales hacía de este espacio una gran
preocupación para cualquier autoridad que intentara enfrentarse con los cuerpos armados
que allí se refugiaran.206

202
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 227.
203
Alexander Zambrano: “Del auge al ocaso. La administración del ganado en la Provincia de
Guayana durante el gobierno republicano (1816 y 1821). Notas para su estudio” en: Correo del
Orinoco 1818-1822. Relecturas de un periódico revolucionario. Caracas, Centro Nacional de
Historia, 2018 (Edición conmemorativa de los 200 años del Correo del Orinoco) p. 61.
204
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... pp. 46-47.
205
Robinzon Meza: “Las preocupaciones económicas de los Capitulares de Guayana frente al
reformismo y el liberalismo (1764-1814)” en: Presente y Pasado, 30 (Mérida, julio-diciembre de
2010), p. 244.
206
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 161.
64
CAPÍTULO 4
LA LUCHA CONTRAEL FIDELISMO DE GUAYANA (1811-1813)

4.1 Fracaso inicial

Se instauró una Junta Suprema de Gobierno en la ciudad de Angostura, a partir de


los acontecimientos del 19 de abril de 1810, que estuvo integrada en su mayoría por
españoles y en favor de los designios de las élites de Caracas. Al conocerse los hechos
ocurridos en esa ciudad el Cabildo se componía dos alcaldes ordinarios José de Heres y
Juan Crisóstomo Roscio, el procurador general Francisco Antonio Echeverría, y sólo dos
regidores que eran el alguacil mayor Francisco Javier Suárez de Añez y el fiel ejecutor
Carlos Godoy.207 Sin embargo, hubo un rápido cambio de opinión, pues la posición
política de la provincia se definió debido a la elección de los representantes ante la Junta
Superior Gubernativa, argumentando la integración a ésta y luego reconociendo al
Consejo de Regencia.208

Clément Thibaud, historiador francés, señala que las ciudades americanas, debido
al escaso número de efectivos militares con que contaban no tenían otra opción que la
estrategia del débil contra el débil, por lo cual en esta primera etapa de la guerra no es
posible ninguna victoria decisiva, estancándose el conflicto infinito, “Se teme más que se
desea la batalla; se hace todo lo posible por evitarla.” 209

Con el objetivo de someter a los regentistas guayaneses los criollos combinaron


en 1811 una operación con fuerzas terrestres y navales procedentes de Cumaná,
Margarita, Barcelona, Barinas y Caracas,210 atrás quedó la persuasión militar y se
procedió a la estrategia directa. Para comandar las operaciones fue designado por la Junta
caraqueña el Coronel Francisco González Moreno, nativo de España y residenciado en El
Pao, donde tenía una hacienda y ejercía además las funciones de Comandante de Los

207
Robinzon Meza: “Las preocupaciones económicas de los Capitulares de Guayana frente al
reformismo y el liberalismo (1764-1814)” … pp. 225-226.
208
Alexander Zambrano: “Del auge al ocaso. La administración del ganado en la Provincia de
Guayana durante el gobierno republicano (1816 y 1821) ... p. 58.
209
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... pp. 76-77.
210
Héctor Bencomo Barrios: “Campañas terrestres de la Independencia” en: Diccionario de
Historia de Venezuela. 2 ed. Caracas, Fundación Polar, 1997. T. 1. p. 624.
65
Llanos de Barcelona, y secundado por el Coronel Manuel Villapol y el Teniente Francisco
Javier de Solá, ambos españoles.211 Valioso destacar que el barinés Miguel María Pumar
diseñó un proyecto para la toma de Guayana, pues era normal que uno de los primeros
intentos de apaciguarla partiera de esa localidad, ya que desde allí salía el ganado hacia
el Orinoco, donde eran vendidos en pie a comerciantes y contrabandistas de las antillas,
pues el dominio de los ríos era para ellos fuente de recursos y la posesión de Guayana era
fundamental.212

Retomaba sus funciones de emisario Francisco Policarpo Ortiz cuando le avisaba


por carta al Capitán General de la Provincia de Barcelona, Antonio Freites Guevara, el 16
de enero de 1811, que las autoridades caraqueñas le habían recomendado a González
Moreno se dirigirse por tierra y se reuniese con él para definir la estrategia a seguir.213
No todos estaban convencidos de iniciar operaciones militares, pues se conocen de
algunas personas que se negarán a partir hacia Guayana, como fue el caso de José María
Celestino Rodríguez quien “se denegó expresandole (sic) que Barcelona era su patria, y
en ella existía su Madre (...)”214

Nuevas comunicaciones entre Freites Guevara y Ortíz en los días subsiguientes


permiten conocer que tanto los 100 fusiles, como los cuarenta mil pesos de plata
necesarios para iniciar el enfrentamiento contra “(...) los despotas (sic) que sostienen la
causa de la esclavitud (..)” en Guayana, habían sido autorizados por el Ministro de Guerra
y el Secretario de Hacienda y enviados a través del Capitán de fragata Juan Bautista
Martiene, quien se dirigía a bordo del bergantín “Zeloso” rumbo a Barcelona.215 Se puede
observar que el mantenimiento de un ejército costaba cuantiosos recursos y cada

211
Héctor Bencomo Barrios: “Estudio Preliminar” a La Provincia de Guayana en la
Independencia de Venezuela de Tomás Surroca y de Montó ... p. 29.
212
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 227.
213
“Nueva Barcelona. Año de 1813. Criminales de oficio de justicia sobre infidencia, contra Don
Francisco Policarpo Ortiz, primer autor de las revoluciones de ella, Juez de su conocimiento el
señor comandante general escribano publico don Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia ... pp. 220-221.
214
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p.86.
215
“Nueva Barcelona. Año de 1813. Criminales de oficio de justicia sobre infidencia, contra Don
Francisco Policarpo Ortiz, primer autor de las revoluciones de ella, Juez de su conocimiento el
señor comandante general escribano publico don Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia .... pp. 219-220 y 227-229.
66
provincia por sí sola no sería capaz de financiar un cuerpo de tropa imponente.216

Además, Ortiz le avisaba a Freites Guevara que las autoridades de Caracas se


habían enterado del traslado a Puerto Rico de algunos criollos que se encontraban presos
en Guayana, lo cual motivaba un apresuramiento del plan de operación conjunta. Pensaba
Ortiz que para el momento ya habría llegado el bergantín “Zeloso” con los recursos
remitidos y le encomendaba al Capitán General de Barcelona activase la expedición,
siendo ideal que para cuando llegase González Moreno las tropas estuviesen organizadas
y ubicadas en los puntos más importantes. Igualmente, le pedía, de ser posible, tomar
algunos rehenes con los cuales se produjera un cambio con aquellos enviados a la isla,
pues pensaba que eso exaltaría aún más la causa. 217

Otros aportes económicos y militares fueron aprobados e informados el 18 de


marzo de 1811 mientras se finiquitaba el plan conjunto de ataque.218 La Provincia de
Barcelona, con una división dirigida por el joven Pedro María Freites, hijo del gobernador
Freites Guevara, se ubicaría en el pueblo de Soledad y debía atacar directamente a
Angostura. A Manuel Villapol le correspondió dirigir la fracción del gobierno de Cumaná,
estacionada en Barrancas, y embestiría la fortaleza de Guayana la Vieja, cortando las
comunicaciones con las misiones del Caroní. La jurisdicción de Caracas, con una división
bajo la autoridad de González Moreno, ubicada en Santa Cruz de Orinoco, tomaría
Caicara y Moitaco, situadas al margen derecho del río.219

Aunque el procedimiento no fue tal, ya que los tres jefes se movían


independientemente entre sí informando sólo a sus respectivos mandos, todos tenían
como instrucción no ocupar los territorios por las armas sino por la vía de la negociación
o la persuasión.220 El plan de los patriotas era sencillo, bloquear las principales márgenes

216
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 82.
217
“Nueva Barcelona. Año de 1813. Criminales de oficio de justicia sobre infidencia, contra Don
Francisco Policarpo Ortiz, primer autor de las revoluciones de ella, Juez de su conocimiento el
señor comandante general escribano publico don Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia ... pp. 230-231.
218
Ibíd.; p. 236.
219
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819… pp. 51-52; Tomás
Surroca y de Montó: La Provincia de Guayana en la Independencia de Venezuela… p. 69.
220
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 57.
67
del Orinoco e interrumpir las comunicaciones de los guayaneses, sobre todo con la
Provincia de Barinas. 221

Al parecer la táctica de la negociación no funcionó del todo, ya que informaba


Manuel García desde el Cuartel General de Soledad al gobernador Freites Guevara, que
el 3 de abril a las nueve de la mañana aproximadamente se había iniciado un pequeño
enfrentamiento con todas las fortalezas de Guayana, con participación activa de José
Antonio Anzoátegui y su ayudante Pérez, causándoles varios heridos y fallecidos al bando
contrario. Con apenas cincuenta hombres de infantería, en un combate que duró entre tres
y cuatro horas, sin ni siquiera un lesionado de su parte. Complementa la relación de los
hechos: “yo estaba hecho una magdalena de lágrimas viendo las cuerdas disposiciones
del jobencito (sic) y sus oficiales, con la vigorosa voluntad de sus soldados que no
reparaban en los peligros ni hacían caso de las balas que de todo calibre vomitan las bolas
de fuego de nuestros enemigos.”222 Información que, de ser cierta, muestra a un José
Antonio Anzoátegui aguerrido y valeroso, características fundamentales del héroe que
perfilaría la historiografía de la Independencia.

La comunicación de García no solo era para participarle de las hazañas de sus


tropas, sino para pedirle pertrechos militares, específicamente pólvora y balas, necesarias
para resistir a los enemigos y asimismo demandar del Intendente interino el envío de sal,
para consolar los ánimos de los “desnudos soldados,” pues escaseaba el pago en metálico.
Exponía que para asegurar la victoria todos los habitantes de la provincia deberían
contribuir con personas y bienes en calidad de empréstito hasta que el erario tuviese como
pagarles. 223
Una muestra palpable de los problemas vividos por uno y otro bando en la
guerra, la falta de uniformes, la escasez del reembolso correspondiente a los soldados, las
constantes contribuciones pedidas y que no llegaban.

Para paliar las dificultades de las tropas republicanas le informaban el 12 de mayo


a Francisco Policarpo Ortiz, desde La Guaira, que fueron entregados al comisionado y

221
Ángel Rafael Lombardi Boscán: Banderas del Rey. (La visión realista de la Independencia).
Maracaibo, Universidad Católica Cecilio Acosta, Universidad del Zulia, 2006 (Colección
Ediciones del Rectorado, Serie Estudios) p. 95.
222
“Noticias de Guayana” en: Gaceta de Caracas, Caracas 7 de mayo de 1811. p.2.
223
Idem.
68
administrador de correos José Antonio Gonell, doce quintales de pólvora de cañón,
fusilería y veinte mil balas para ser enviados a Barcelona.224 Cuatro días más tarde ya
habían salido de ese puerto pertrechos necesarios para la guerra, le avisaba Ortiz a Freites
Guevara, quien además recibiría dos mil quinientos pesos en letras pagaderas en moneda
efectiva, siendo trasladados los cañones por Balthazar Prado.225 Estaba preocupado Ortiz
porque un corsario de nacionalidad ignorada había tomado siete lanchas y una goleta que
se dirigían a varios destinos, desconociendo si la pólvora y las balas remitidas iban en una
de ellas y finalmente expresaba que en caso de extravío serían repuestos inmediatamente
con los cañones que se habían enviado de Barcelona a Soledad.226

A pesar del apoyo militar y de algunas victorias en pequeños duelos, las cosas
cambiaron rápidamente para los republicanos y fueron los fidelistas guayaneses quienes
asumieron la ofensiva, dirigidos por los oficiales Lorenzo Fernández de la Hoz, Francisco
Quevedo y José de Chastre. En los primeros días del mes de septiembre de 1811 atacaron
casi simultáneamente a las tres divisiones, causándoles fuertes derrotas, pues Villapol se
tuvo que retirar de Barrancas a Taborca; González Moreno y Freites de Santa Cruz y
Soledad a la villa de El Pao.227

Días después de los enfrentamientos fueron aprobadas más contribuciones para la


defensa de Soledad, tal como se puede leer en una comunicación del 11 del mes, dirigida
al Capitán General de Barcelona, en la cual se le informaba que a pesar de la encases del
erario nacional se podían tomar de los almacenes o tiendas de negocio de esa ciudad la
cantidad de tres mil pesos, que serían utilizados para vestir y sostener a las tropas mientras
se ponía en funcionamiento el plan de moneda que se organizaba con el fin de subvenir
todos los gastos. Se señalaba que estos aportes serían cancelados en unos dos meses,
asimismo les anunciaban que para continuar con la guerra le habían remitido diez
quintales de pólvora y mil lanzas.228

224
“Nueva Barcelona. Año de 1813. Criminales de oficio de justicia sobre infidencia, contra Don
Francisco Policarpo Ortiz, primer autor de las revoluciones de ella, Juez de su conocimiento el
señor comandante general escribano publico don Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia... p. 238.
225
Ibíd.; pp. 239-240.
226
Ibíd.; pp. 241-242.
227
Caracciolo Parra Pérez: Historia de la Primera República de Venezuela… p. 331.
228
“Nueva Barcelona. Año de 1813. Criminales de oficio de justicia sobre infidencia, contra Don
Francisco Policarpo Ortiz, primer autor de las revoluciones de ella, Juez de su conocimiento el
69
José Antonio Anzoátegui y sus compañeros de armas llegaron a El Pao, y el militar
pidió permiso para trasladarse a Barcelona, siendo así que se encontraba en esa ciudad el
10 de octubre cuando se proclamó la Independencia absoluta en la provincia.229 Su vuelta
le permitió observar las decisiones políticas y militares que había tomado el Congreso
general para organizar la entidad enviando a Francisco Espejo “bien conocido por su
literatura y distinguidas circunstancias” y al capitán Ramón García de Sena “excelente
militar y de grandes conocimientos políticos” para retirar del poder al gobernador Freites
Guevara a quien, en premio de consolación, se le otorgó el título de “Mariscal de Campo.”
A éste le correspondía:

respetar a unos comisionados tan venemeritos (sic) enviados por S. M. a establecer la


felicidad presente y futura de esa provincia. -si V.S. tubiese (sic) la desgracia de recibir
la comisión de un modo contrario a nuestros intereses, a nuestra libertad y a nuestras
esperanzas de perfección (…) entonces hará muy mal, y tan mal, que no me persuado
sea capaz de oponerse a la felicidad de sus conciudadanos; por que todos los males (…)
y todas las desgracias sucesivas que serían irremediable, caerían sobre V.S y no sería de
otro toda la responsabilidad. (…) Los comisionados llevan pertrechos de guerra. Es
ocioso recordar a V.S. oficialmente los obsequios y distinciones con que deberá recibir
a dichos señores (…) ellos van a perfeccionar la obra de nuestra libertad; y ellos por
tanto deberan (sic) ser mirados y respetados como los oráculos de esa provincia.230

Asimismo, le tocaba a José Antonio Freites Guevara presentarse en Caracas ante


el Congreso. Francisco Policarpo Ortiz le ponía su casa a la orden y también le avisaba
de un nuevo plan de ataque contra Guayana, en la que Barcelona debía aportar unos 500
hombres más dirigidos por “Miranda o El Marqués del Toro; que ambos son excelentes;
la cosa no dilatará.” 231

Prontamente regresó José Antonio Anzoátegui a El Pao y logró que las tropas
también se pronunciaran por la Independencia absoluta.232 A pesar de ello las cosas no
iban del todo bien, así lo resaltaba en su muy crítica carta, dirigida al gobernador militar

señor comandante general escribano publico don Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia... pp. 248-250.
229
Miguel José Romero: La Primera Patria en Barcelona … pp. 5-6.
230
“Nueva Barcelona. Año de 1813. Criminales de oficio de justicia sobre infidencia, contra Don
Francisco Policarpo Ortiz, primer autor de las revoluciones de ella, Juez de su conocimiento el
señor comandante general escribano publico don Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia... pp. 251-253.
231
Idem.
232
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 57.
70
Agustín Arriojas,233 desde esa villa el 9 de noviembre, donde resaltaba las dificultades
militares y económicas a quien había sustituido a García de Sena.234 Le informó del estado
lamentable de las tropas acantonadas en esa localidad y reprochaba la actuación del
Teniente Coronel Pedro María Freites, quien desde el 23 de octubre se había ausentado
con el pretexto de ir cuatro días al pueblo de Chamariapa, sin dejar a nadie encargado y
sin ninguna provisión de comida, manteniéndose solamente con la carne y el casabe que
les diera desde su llegada el jefe de las fuerzas combinadas Francisco González Moreno.
Relataba las miserias y penurias de los soldados “es tanta la desnudes que padecen que
no pueden salir de sus cuarteles, por que con lo que cubren sus carnes son unos andrajos
que ni aun para guayucos les sirven.” Por esa y otras cuestiones pensaba que no podían
contar con esos hombres, pues sus calamidades eran tales que era imposible entraran en
acción, no solo por eso, sino también por encontrarse inútil su armamento.235 La paga no
llegaba, faltaba la comida y ni siquiera contaban con los instrumentos militares
necesarios. Aquí es importante destacar que entre 1810 y 1812 los jefes militares eran la
gran mayoría novatos y los batallones llenos de reclutas “frescos, y los símbolos juntistas
y federales no tenían asimiento histórico.”236

Retomando afirmaciones ya expuestas con anterioridad,237 el joven historiador


Neller Ochoa plantea que, aunque cierta iconografía patria por lo general nos presenta a
unas tropas organizadas y muy bien vestidas, que hasta en el momento más álgido de la
reyerta mantenían la disciplina, la situación se alejaba considerablemente de esta épica.
Diversos fueron los llamados para suplir la desnudez de los soldados, la mayoría de ellos
solo contaban con pantalones destrozados, y escasamente camisas y zapatos en mal

233
Para indagar sobre el personaje véase: Miguel José Romero: La Primera Patria en
Barcelona… pp. 43-44.
234
“Por su parte García de Sena no corrió con la suerte de Espejo. Cuando unánimemente comienza
a obrar lo atacan las fiebres pestilentas (sic) que infectan Barcelona. Retirado a Cumaná (...)”
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ... p. 72.
235
“Nueva Barcelona año de 1812. Criminales contra Don. José Antonio Ansuategui seguidos de
oficio de justicia. Infidencia. —juez de su conocimiento el señor comandante general de ella.
Escribano: el publico de gobierno, y cabildo D. Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia… pp. 349-351.
236
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... pp. 90-91.
237
Véase entre otros: Edgardo Mondolfi Gudat: El lado oscuro de una epopeya. Los legionarios
británicos en Venezuela. Caracas, Editorial Alfa, 2011.
71
estado.238

Informándole sobre los pormenores de la guerra, el 30 de noviembre, Anzoátegui


le escribía a Diego Morales, comunicándole sobre Serrano, quien era entonces
Comandante de Armas en Maturín, y se había pasado al bando enemigo. Especulaba sobre
una expedición de dos mil hombres que había salido de Guayana con la intención de
atacar Barcelona y Cumaná, dirigidos por Escudero y Lorenzo Fernández de la Hoz,
desconociendo el paradero del padre Fernando Coronil,239 quien había incendiado Santa
Cruz y marchaba a tomar San Fernando de Apure.

Anzoátegui expresaba preocupación por los refuerzos logrados por los realistas
guayaneses gracias al apoyo de Puerto Rico, y de la forma como ganaban terreno
constantemente en la provincia: “pueblos que han incendiado corren con precipitación
ha(sic) poblarlos, de modo que cada individuo que quiere levantar casa se le dan tres
peones, de gratis y los perjuicios que hayan tenido se le abonan por el gobierno guayanes
(sic) con tal que los ganados deben existir en el otro lado: dan buena acogida a todos, (...)
los tratan perfectísimamente no tocándole sus bienes y haciéndoles ver que sus miras no
son otras que las de proporcionarles felicidad.” Se observa en la comunicación la
descripción de una inteligente y audaz política para atraer la mayor cantidad de apoyo, al
parecer los patriotas realizaban justamente lo contrario. Hablaba Anzoátegui del buen
trato dado a las tropas. Con respecto a los bienes tomados, señala que eran repartidos
entre todo el ejército. Insiste nuevamente en las dificultades vividas por sus soldados,
relata las complicaciones tenidas al requerir apoyo de los hombres para ingresar a la
cuadrilla, llamándole la atención que después de una semana sólo cinco se habían
presentado, presagiando una derrota inminente, pues no tenían cómo hacer frente a sus
contrincantes. Prosigue su extensa epístola con algunas reflexiones de lo que sucedía en
Barcelona, le incomodaba que Francisco Manuel Luces de Guevara y Pedro Frías habían
sido elegidos como vocales del Poder Legislativo, presagiando la pérdida de su ciudad

238
Neller Ochoa: Despojos inconformes. Saqueos y secuestro de bienes en la Provincia de
Caracas (1810-1821). Caracas, Centro Nacional de Historia, Archivo General de la Nación, 2015.
(Colección Bicentenario, 18) p. 80.
239
Sobre el personaje consúltese: Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos
bolivarianos en la guerra de Independencia ... p. 329; Leonardo Rodríguez Castillo: La
emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ... p. 94; Tomás Surroca y de Montó: La
Provincia de Guayana en la Independencia de Venezuela… p. 81.
72
natal y de todos los Llanos, haciendo alusión a lo acaecido en el pueblo de Atapirire,
donde se sublevó el cura y el Teniente adscribiéndose al bando realista guayanés. 240

Otra de las dificultades que debían contrarrestar los patriotas era el apoyo que le
daban los capuchinos catalanes tanto al abastecimiento de las tropas realistas en las zonas
cercanas de Guayana, así como en variados aspectos a la logística de la guerra, con
caballos, utensilios y productos alimenticios, carne fresca, arroz y ganado. Aunque en los
primeros años del enfrentamiento se procuró no aumentar el pedido de carne con la
finalidad de no generar grandes sacrificios a los bienes de los 29 pueblos de misiones que
dirigían 41 misioneros. 241

De vuelta a Barcelona, José Antonio Anzoátegui se comunica el 17 de diciembre


de 1811con el Gobernador Político de la provincia, Francisco Espejo. Expresa su emoción
al enterarse de su elección como miembro del Partido Capitular, aunque se excusaba de
no poder desempeñar tal cargo242 por ser un oficial del ejército en operaciones contra “los
tiranos de Guayana.” Se identificaba en la misiva como un hombre de armas, indicando
que esas labores correspondían a otros. Se perfila a sí mismo como un soldado, como
hombre de guerras y batallas, no como letrado o legislador, subrayando su accionar como
guerrero y militar. Demandaba que la primera autoridad hiciera las gestiones para que él
fuera relevado de tal nombramiento pues adelantaba su intención: pretendía dirigirse a la
Provincia de Caracas y continuar allá su carrera militar, dándose como plazo el mes de
abril de 1812, para obtener la victoria o para ser derrotados por los guayaneses. 243

Francisco Espejo describe al Secretario de Hacienda en Caracas sobre los efectos

240
“Nueva Barcelona año de 1812. Criminales contra Don. José Antonio Ansuategui seguidos de
oficio de justicia. Infidencia. —juez de su conocimiento el señor comandante general de ella.
Escribano: el publico de gobierno, y cabildo D. Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia… pp. 351-354.
241
Alexander Zambrano: “Del auge al ocaso. La administración del ganado en la Provincia de
Guayana durante el gobierno republicano (1816 y 1821) ... p. 62.
242
“Desconocemos quiénes asumieron su condición de Representantes y Senadores de los Partidos
Capitulares de San Diego de Cabrutica, El Pao y Aragua de Barcelona. Presumimos que José
Antonio Anzoátegui, quien renunció en diciembre, posiblemente lo fue por el Pao.” Leonardo
Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ... p. 75.
243
“Nueva Barcelona año de 1812. Criminales contra Don. José Antonio Ansuategui seguidos de
oficio de justicia. Infidencia. —juez de su conocimiento el señor comandante general de ella.
Escribano: el publico de gobierno, y cabildo D. Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia… pp. 354-355.
73
producidos por la guerra en la ciudad de Barcelona: “Ella ha visto incendiados sus
pueblos, desvastados (sic) sus campos, arrebatados sus ganados, muertos o prisioneros
muchos de sus ciudadanos, aniquilados sus propietarios y devorados (sic) sus rentas
nacionales con el trasporte de artillería y pertrechos a las fronteras y con la sustentación
en ellas de una guarnición militar por espacio de diez meses.” A pesar de las quejas y de
las deudas del Estado que ascendían a más de cincuenta mil pesos se armarían quinientos
hombres más en una nueva expedición que intentaría tomar Guayana.244

El 28 de diciembre de 1811 se inició la nueva campaña contra Guayana, 245 las


divisiones de González Moreno y Freites fueron fusionadas, a su vez fue reforzada la de
Villapol.246 A inicios de 1812 el ejército expedicionario combinado de Caracas, Cumaná
y Barcelona, logró rehacer sus cuadros, y para febrero el Coronel Francisco Javier de Solá
se había instalado en las cercanías de Moitaco, mientras José Antonio Anzoátegui dirigía
las operaciones en Soledad. Animados por el efímero triunfo que Manuel Villapol y Felipe
Esteves obtuvieron en el Paso de Pedernales, todos los jefes se organizaron para sitiar
Angostura, aunque sin un resultado favorable, pues la escuadrilla barcelonesa fue vencida
completamente por los militares de José de Chastre y Francisco Sales de Echeverría el 26
de marzo en la ensenada de Naparime o Sorondo247 las fuerzas de tierra fueron abatidas
también. Villapol huyó hacia Maturín, donde fue hecho prisionero y enviado a La Guaira,
el Coronel Francisco González Moreno y Francisco Javier de Solá tomaron el camino de
El Pao, y Pedro María Freites y José Antonio Anzoátegui regresaron derrotados a
Barcelona.248 Como hemos podido observar, la primera actuación militar de Anzoátegui,
como parte de la vanguardia barcelonesa contra los realistas guayaneses no fue del todo
exitosa, aunque logró salvar su vida y proseguir su carrera.

244
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ... p.
86.
245
“40. Campaña de Guayana: Proclama de Ramón García de Sena.” en: Las Fuerzas Armadas de
Venezuela en el siglo XIX. (Textos para su estudio). T. I. 1810-1813. La Independencia. Caracas,
Presidencia de la República, 1963. pp. 123-124.
246
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819 … p. 59; Tomás
Surroca y de Montó: La Provincia de Guayana en la Independencia de Venezuela … p. 93.
247
Caracciolo Parra Pérez: Historia de la Primera República de Venezuela…pp. 420-421. La
visión realista de la Batalla de Sorondo puede consultarse en: Tomás Surroca y de Montó: La
Provincia de Guayana en la Independencia de Venezuela… pp. 106-109.
248
Constantino Maradei: Historia del Estado Anzoátegui… p.176. Leonardo Rodríguez Castillo
dice que al llegar a Barcelona Anzoátegui fue ascendido a un nuevo grado militar: “coronel por
aclamación popular.” Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819… p. 60.
74
4.2 Vuelta al hogar y prisión

Agustín Arrioja fue el destinatario de la correspondencia de José Antonio


Anzoátegui del 9 de mayo de 1812, en la cual le relataba su llegada a la “patria”249
agradecido por cómo lo recibieron sus amigos, y aquellos que no lo eran, pero preocupado
por lo observado: “muchas desavenencias, muchos partidos, muchos pasquines, y por
último muchas renuncias y todos en contradicciones.” Visualizaba la debacle de los
republicanos y esperaba funestas consecuencias. También, le indicaba que en Barcelona
se había plantado en la plaza el árbol de la libertad.250 Estaba informado sobre el
movimiento realizado por Francisco de Miranda, quien supuestamente se había dirigido
rumbo a Coro con 8000 hombres, mientras los realistas habían tomado Carora y
Barquisimeto, aprovechando los estragos originados por el terremoto de Caracas en los
patriotas. 251

En el centro del país una parte del mantuanaje se negó a servir bajo las órdenes de
Miranda, se produjeron rebeliones de esclavos y hubo deserciones de mandos y
guarniciones que se pasaron al bando contrario. Monteverde ocupó Valencia el 3 de mayo
y se enfrentó contra los republicanos en La Victoria del 12 al 29 de junio, sin resultado
favorable para ninguno de los partidos, pero causando desconcierto y desunión en las filas
patriotas.252 El joven Coronel Simón Bolívar, fue encargado por Miranda de la
Comandancia Política y Militar de Puerto Cabello, que como sabemos perdería
rápidamente el 6 de junio.253

249
“El concepto patria, si bien de raíz latina, con el significado de tierra de mis padres, no ingresa
directamente a las lenguas romances, derivadas de aquel. (…) En este sentido, la raíz primigenia
y el primer significado del término es el de ‘lugar, ciudad o país en el que se ha nacido, (…)”
Fernando Falcón: “Las voces del patriotismo en la independencia venezolana (1810-1830)” en:
Las Juntas, las Cortes y el Proceso de Emancipación (Venezuela, 1808-1812) Memorias de las
IX Jornadas de Historia y Religión. Caracas, Fundación Konrad Adenauer, Universidad Católica
Andrés Bello, 2010. p. 219.
250
Para mayor información sobre este acontecimiento véase: Mario Germán Romero: “Un
documento interesante sobre la Independencia de la ciudad de Barcelona” … pp. 617-618.
251
“Nueva Barcelona año de 1812. Criminales contra Don. José Antonio Ansuategui seguidos de
oficio de justicia. Infidencia. —juez de su conocimiento el señor comandante general de ella.
Escribano: el publico de gobierno, y cabildo D. Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia… pp. 344-345.
252
Miguel Izard: El Miedo a la Revolución. La lucha por la libertad en Venezuela 1777-1830 ...
p. 26.
253
Elías Pino Iturrieta: Simón Bolívar 1783-1830 ... p. 51.
75
Apremiado por la organización del ejército en el Oriente e informado de las
cualidades militares de José Antonio Anzoátegui, el Gobierno dictatorial de Francisco de
Miranda lo designó como Comandante Militar de la plaza de Barcelona.254 Mediante el
oficio enviado por el Secretario de Estado, Pedro Meneses Aguado, del 11 de junio de
1812, se enteró del nombramiento, ofreciéndose desempeñarlo con “integridad y pureza”,
conservando los derechos de la libertad e independencia, y de ser necesario morir en
defensa de la “patria.” 255
Tendríamos que subrayar que para Anzoátegui la patria era
Barcelona, la tierra de sus ancestros, la de sus propiedades. Los autonomismos regionales,
consolidados en el periodo colonial, muestran sus características en la época de
Independencia. El proyecto de creación de una nación autónoma de España se fraguaba
también frente a la libertad de ciudades y regiones que carecieron de centros fuertes y
definidos.

Anzoátegui asumió prontamente la responsabilidad y el 22 de junio ejecutaba una


visita a la boca del río en la Fortaleza del Morro y la Pedrera,256 en compañía del
Comandante de Artillería y el Mayor de la plaza, con el objetivo de examinar aquellos
puntos y conocer directamente el estado defensivo, observando que había algunas piezas,
montajes y balas completamente expuestos a ser tomados fácilmente por los realistas.
Para el jefe patriota estos pertrechos eran más útiles en la ciudad, mandándolos a recoger
y trasladarlos. 257

Pero la insurrección iniciada dos días más tarde por los esclavos de Cayapa,
Curiepe, El Guapo y Caucagua y extendida hasta los negros de Naiguatá, quienes se
manifestaron a favor del rey, generó pánico en la población blanca de Barcelona.258 Como
Gobernador Militar le correspondió dirigir la Junta de Guerra reunida en la plaza el 3 de

254
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui … p. 70.
255
“Nueva Barcelona año de 1812. Criminales contra Don. José Antonio Ansuategui seguidos de
oficio de justicia. Infidencia. —juez de su conocimiento el señor comandante general de ella.
Escribano: el publico de gobierno, y cabildo D. Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia… pp. 345-346.
256
Sobre el lugar véase: Juan Buscat: Prospecto de Mejora para la ciudad de Barcelona. Véase:
Carlos César Rodríguez: Testimonios barceloneses … p. 79.
257
“Nueva Barcelona año de 1812. Criminales contra Don. José Antonio Ansuategui seguidos de
oficio de justicia. Infidencia. —juez de su conocimiento el señor comandante general de ella.
Escribano: el publico de gobierno, y cabildo. D. Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia… pp. 346-347.
258
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819… p. 63.
76
julio de 1812 producto de la sublevación. José Antonio Anzoátegui, junto a Martín
Coronado, Sebastián Blesa, Pedro Flores, Manuel Mattos, Juan José Arguíndegui,
Antonio Sucre y el diputado al Congreso, José Ignacio Zenón Briceño, jefes de los
diversos cuerpos, conocieron las informaciones aportadas por el Comandante de Píritu,
indicando que los enemigos habían tomado Cúpira y se dirigían a Camatagua
proclamando a Fernando Séptimo. Por estas informaciones decidieron remitir mayores
fuerzas al puerto de Píritu, despachando cincuenta fusiles y los pertrechos necesarios,
además de redoblar la vigilancia enviando espías que indagasen los diversos movimientos
en Cúpira y mandando una partida de hombres sobre el río Unare, poniendo en estado de
alerta a los pueblos cercanos.259 Uno de los grandes miedos de las élites políticas era
enfrentarse a una sublevación de negros que depusieran sus privilegios y los eliminaran
físicamente.

John Robertson,260 quien un día antes había llegado a Barcelona, participó en la


reunión y en ella presentó los pliegos en los cuales Francisco de Miranda les informaba a
los habitantes la victoria lograda el 20 de junio contra Monteverde y les pedía apoyasen
al Poder Federal con todas las tropas disponibles. Según Caracciolo Parra Pérez, la
corporación decidió el embarco inmediato para La Guaira de las tropas cumanesas que se
hallaban en la ciudad. Por desgracia de los 400 hombres apenas quedaban 200, pues los
demás habían desertado, abandonado sus fusiles y los restantes rehusaron embarcarse y
se retiraron a Cumaná.261 Muy complicada militarmente se observaba la situación.

La guerra de las ciudades, esa primera etapa del proceso de Independencia


venezolana, dirigida por una estrategia poliorcética continúa sin derramar mucha sangre
hasta 1812, aunque hubo un número considerable de muertos en Valencia, esto sigue
siendo una excepción en un ambiente tenso, pero relativamente poco sangriento.262 Pero
lo que venía advirtiendo José Antonio Anzoátegui se concretó el 4 de julio, al sublevarse
las tropas antes las autoridades patriotas en Barcelona. El criollo José María Hurtado y el

259
“XX Barcelona” en: Archivo del General Miranda. Campaña de Venezuela, Prisión y Muerte
del General Miranda 1811-1816. T. XXIV. La Habana, Editorial Lex, 1950. pp. 471-473.
260
Para ampliar sobre el personaje véase: Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de
Venezuela...T. I. p. 276.
261
Caracciolo Parra Pérez: Historia de la Primera República de Venezuela… pp. 495-496.
262
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 91.
77
español Arias Reina dirigieron la asonada, los acompañaban Francisco Tomás Morales y
el fraile Joaquín Márquez.263 En una descripción de los acontecimientos realizada por
Miguel José Romero, quien fuera cronista de Barcelona a finales del siglo XIX, se puede
leer:

(…) Había llegado un comisionado del gobierno de Caracas en demanda de fuerzas


auxiliares para llevar al Centro. Comprendieron los patriotas desde luego que era casi
imposible cumplir las órdenes del gobierno; pero Anzoátegui, joven pundoroso, creyó
de honor remitir el auxilio y marchar él á su cabeza. Forma los batallones, los arenga y
procura persuadirles que debían marchar á Caracas, y creyendo haberlo conseguido,
manda dar un paso adelante á los cobardes y traidores que se niegan á la marcha;
instantáneamente todos los oficiales, sargentos y cabos dan el paso adelante.
Comprometido ya Anzoátegui no se acobarda, se quita el uniforme, lo arroja delante del
batallón y grita: El que quiera ser jefe de la expedición, coja ese uniforme, que yo
marcharé de soldado [Relación del capitán Duarte, cabo de una compañía] la
contestación fue un tiro al aire, que fue contestado por un cañonazo disparado en la
Plaza del Hospicio por la artillería mandada por Domingo Gómez: esta era la señal para
la insurrección: los batallones dispararon una descarga al aire al grito de viva el rey y
Anzoátegui y los que le acompañaban corrieron para ponerse en salvo (…). 264

¿Esto fue lo que sucedió el 4 de julio de 1812 en Barcelona? ¿Realmente son


ciertos los hechos que relata Romero? ¿Sólo fue un motín? ¿Fueron apresados los
alzados? ¿Quién tenía el poder a partir de ese momento, realistas o patriotas? Una de las
más famosas cartas de José Antonio Anzoátegui, citada por casi todos sus biógrafos, pero
sin explicar el contexto en el cual fue redactada, es la del 6 de julio, dos días después de
la revuelta, y que dirigió al Capitán General de Barcelona, Ramón García de Sena, en

263
Leonardo Rodríguez Castillo: La emancipación de la Barcelona Americana (1796-1830) ... pp.
87-88.
264
Miguel José Romero: La Primera Patria en Barcelona… p. 54. Otra narración presenta
Leonardo Rodríguez Castillo: “(…) Las murmuraciones de los que debían marchar, por un lado,
y las lisonjeras esperanzas de los realistas, por otra, hicieron fácil la realización de un motín militar
que dio por tierra con la Primera Patria en la ciudad de Barcelona. Animados los verdaderos
patriotas (...), hacían esfuerzos por reunir tropas que marchasen hacia Caracas, y reunidos en la
plaza de San Cristóbal los batallones de blancos y de pardos, el primero al mando de José Antonio
Anzoátegui (..) se preparaba la expedición que debía salir al mando de Anzoátegui. Éste mandó
por tres veces echar armas al hombro, y las fuerzas obedecen; entonces sale de la fila el Capitán
Francisco Rojas (a. Guacharaquito) y pregunta: “¿Batallones, a quiénes obedecéis”? “A nuestro
Rey”, repiten los batallones; disparanse algunos tiros sobre los oficiales y sobre un piquete de
Cumaná; (…) Pasados los primeros momentos, se presenta de nuevo el patriota Anzoátegui y trata
de persuadir a sus antiguos compañeros y subalternos, y quitándose el uniforme y las charreteras,
los pone a disposición de los jefes de la insurrección, con tal que fuesen en auxilio de Caracas,
ofreciendo él sus servicios de soldado. Pero nada logró. (…)” Vida de José Antonio Anzoátegui
1789-1819… pp. 64-65.
78
ella se quejaba de los habitantes de la ciudad, quienes con “espíritu tranquilo esperan en
ella los enemigos de la libertad” dejando entender que todavía mantenía el poder.
Aprovecha la misiva para solicitar un pasaporte para dirigirse a La Guaira como un
soldado más e incorporarse al Ejército de la “república de Caracas.” 265

¿Escapaba Anzoátegui de la derrota eminente? Aunque, recordemos que con


anterioridad había compartido su interés de continuar su carrera militar en Caracas, sin
embargo, el contexto no era el mismo. De igual forma el escaso apoyo a los republicanos
se observaba también en la carta que Francisco Llanos envió al General Miranda el 8 de
julio desde Margarita, en la cual señalaba “el patriotismo de la provincia de Barcelona es
ninguno, su disposición á adherirse á la causa de los españoles es grande”, comentario
similar compartió Fernando del Toro quien observaba en la localidad una gran
disposición al partido de los realistas.266

A los hermanos del Toro, Francisco, Fernando y Diego, después del infructuoso
resultado de su misión en los Llanos, Francisco de Miranda les había ordenado levantar
un Cuerpo de Caballería de dos mil hombres, y en Barcelona, Fernando había procurado
cumplir la orden sin mayor éxito. Cabe destacar lo señalado por la historiadora Inés
Quintero: “(...) Pero en la zona oriental la situación no era mejor que en el centro o en el
occidente. Las deserciones eran continuas, las autoridades se negaban a aceptar la Ley

265
“Nueva Barcelona año de 1812. Criminales contra Don. José Antonio Ansuategui seguidos de
oficio de justicia. Infidencia. —juez de su conocimiento el señor comandante general de ella.
Escribano: el publico de gobierno, y cabildo D. Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia… pp. 347-349. Es resaltado por el patriotismo que se observan en las siguientes frases:
“(...) que desde su primera infancia hasta la edad presente ha dirigido sus acciones y operaciones
de modo que su vida fuese útil y en modo posible gloriosa a la salud de la patria; siguiendo estos
principios es que por dos veces ha desamparado gustoso el abrigo de su familia y el descanso de
su casa y ha marchado a sufrir las incomodidades de la guerra y aniquilar si le hubiera sido posible
los enemigos de la libertad de aquella, la de sus hermanos y compatriotas y la de todos los hijos
de Colombia en las arenosas márgenes del río Orinoco (…) grande sería la satisfacción del que
expone si la suerte le proporcionara la gloria de regar con su sangre el suelo que le ha producido
y alimentado (…)” Señala Fabio Lozano y Lozano que: “Después del 4 de julio, Anzoátegui
quedó reducido a la impotencia. El se consideraba representante de la autoridad legítima y acataba
al doctor Espejo y al Coronel García de Sena como sus Jefes. Pero la insurrección de las tropas
fue total y el pueblo se mostraba resueltamente hostil. Sólo un puñado de oficiales permanecía
adicto a la República (…)” Anzoátegui… p. 73.
266
“Honorable Generalísimo de las armas de la República, ciudadano Francisco de Miranda.
(Reservada) Margarita y julio 8 de 1812 [Francisco Llanos]” en: Archivo del General Miranda.
Campaña de Venezuela… T. XXIV. pp. 480-488.
79
Marcial, los soldados se resistían a engrosar el ejército de Miranda y las medidas del
gobierno local y central eran desoídas.”267

Finalmente, el 16 de julio de 1812 las tropas que se decían leales al gobierno


revolucionario juraron fidelidad a Fernando Séptimo,268 y fue nombrado como
Gobernador José María Hurtado,269 éste pudo consolidar el régimen monárquico.
Supuestamente los depuestos funcionarios republicanos no fueron perseguidos por sus
ideas ni por sus acciones políticas, aunque no se les permitió salir de la ciudad.270

Ya cuatro días antes Francisco de Miranda había tomado la determinación de


dirigir un primer oficio a Monteverde proponiéndole la suspensión del enfrentamiento,
las negociaciones se tornaron lentas y desfavorables para los patriotas, finalmente y luego
de varios días de intercambio Miranda terminó aceptando las condiciones de Monteverde
y el 25 de julio de 1812 se firmó la capitulación. “Concluía así el primer ensayo
republicano promovido por los criollos de las provincias que se sumaron al movimiento
de abril.” 271
Según Miguel Izard durante la denominada Primera República, en líneas
generales, los mantuanos estuvieron en el bando patriota, por su parte el partido realista
lo integraban los pocos administradores peninsulares que permanecían en Venezuela, por
españoles comerciantes y agricultores, pero fundamentalmente por pardos y esclavos.272

En apoyo a los republicanos de Barcelona fue enviado desde Cumaná el Coronel


Vicente Sucre con una expedición de dieciocho embarcaciones y 1000 soldados, pero
cuando apenas había ocupado Píritu, recibió la noticia del armisticio de La Victoria y la
expedición se reembarcó.273 De todos estos hechos informaron a Monteverde,274 quien
encargó al Coronel Lorenzo Fernández de la Hoz275 iniciar la persecución contra los

267
Inés Quintero: El Último Marqués. Francisco Rodríguez del Toro 1761-1851... pp. 141-142.
268
Pedro Urquinaona y Pardo: Memorias de Urquinaona. Madrid, Editorial América, 1917.
(Biblioteca Ayacucho bajo la dirección de Don Rufino Blanco-Fombona) p. 217.
269
Tomás Surroca y de Montó: La Provincia de Guayana en la Independencia de Venezuela… p.
119.
270
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 74.
271
Inés Quintero: El Último Marqués. Francisco Rodríguez del Toro 1761-1851... p. 136.
272
Miguel Izard: El Miedo a la Revolución. La lucha por la libertad en Venezuela 1777-1830... p.
177.
273
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 74.
274
Caracciolo Parra Pérez: Historia de la Primera República de Venezuela… p. 496.
275
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. I. p. 113.
80
opuestos al rey, José Antonio Anzoátegui fue hecho prisionero276 y posteriormente
enviado a La Guaira siguiéndole causa de infidencia.277 La Capitulación fue violada
flagrantemente por parte de Monteverde.

Pedro Benito y Vidal, Oidor de la Real Audiencia de Caracas, fue el encargado de


llevar el sumario judicial a los reos presos. El 11 de enero de 1813 inició el procedimiento
en contra de José Antonio Anzoátegui, siendo necesario la colaboración de la primera
autoridad de Barcelona para la ubicación de varios testimonios informativos sobre su
conducta política y militar durante los inicios de la desobediencia; a saber, si había
redactado alguna proclama o papel sedicioso;278 si procuró atraer al “partido
revolucionario” a algunos individuos; si persiguió a los “godos;” y si hablaba mal del
gobierno español.279

Tres días más tarde, en la ciudad de Barcelona, el Coronel Lorenzo Fernández de


la Hoz identificaba a Anzoátegui como “el enemigo mas acerrimo (sic) de la obediencia
que es debida al rey”280 en la denominada revolución de Independencia, además señaló
que producto de su patriotismo le hicieron Comandante de la Plaza, Capitán del Ejército
y Coronel por aclamación popular, tomando parte activa en la guerra contra Guayana.
Asimismo, siendo el único y principal causante del final de la Junta que gobernaba en
nombre del soberano y del Consejo de Regencia, y de haber traído de Trinidad pertrechos
militares para enfrentar a Caracas y Cumaná, además de papeles sediciosos. ¿Trajo armas
Anzoátegui de Trinidad? La autoridad se encargó de buscar los testigos que corroborarían

276
Según Leonardo Rodríguez Castillo, fue apresado el 16 de octubre. Véase: Vida de José Antonio
Anzoátegui 1789-1819… p. 67.
277
Jóvito Franco Brizuela comenta que José Antonio Anzoátegui y Francisco Espejo antes de ser
remitidos a La Guaira fueron “torturados y expuestos al escarnio público en un cepo de la plaza
caraqueña Capuchinos.” José Antonio Anzoátegui (General Bolivariano). Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 1994. (Colección El Libro Menor, 209) p. 57.
278
Además de las diversas correspondencias citadas de la causa de infidencia se incluye otro
documento sin fecha que muestra su mando militar. Véase: “Nueva Barcelona año de 1812.
Criminales contra Don. José Antonio Ansuategui seguidos de oficio de justicia. Infidencia. —juez
de su conocimiento el señor comandante general de ella. Escribano: el publico de gobierno, y
cabildo D. Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de Infidencia… p. 343.
279
Ibíd.; pp. 356-358.
280
No como lo planteó Marcos Falcón Briceño en el discurso del Bicentenario del nacimiento del
prócer al señalar: “(…) Anzoátegui –cita Falcón Briceño- era considerado por las autoridades
´como el enemigo más acerrimo de la obediencia que se debía al rey.” Miriam González:
“Anzoátegui: El enemigo más acérrimo de la obediencia que se debía al Rey” en: El Tiempo,
Puerto La Cruz 15 de noviembre de 1989. p.3.
81
lo señalado y también presentó la declaración que Anzoátegui había dado con anterioridad
en favor de Joaquín Peña. 281

Además de las informaciones aportadas por las autoridades, fue presentado el


testimonio de Vicente Guevara,282 quien declaró el 14 de enero de 1813 y dijo que una
vez le escuchó al Intendente Manuel García Salazar decir que el infidente se había “tirado
tres ocasiones al río Orinoco con un cuchillo en la boca para degollar a los guayanos;”
que cuando le prepararon una comida a uno de los hermanos Toro “(…) pidió Anzoátegui
que se decapitasen todos los regentistas sobre lo que le avisó al declarante D. José Antonio
Freytes Guevara que tuviese cuidado con Anzoátegui no le diera en ese dia un balaso
(sic)”; entre otras consideraciones.283 Era visto como un fanático y asesino por parte de
los “godos,” también expusieron el Administrador de la Renta de Tabaco, Juan Ruiz, y
Julián Hurtado, no aportando mayor novedad. 284

Según el historiador Leonardo Rodríguez Castillo, José Antonio Anzoátegui junto

281
“Nueva Barcelona año de 1812. Criminales contra Don. José Antonio Ansuategui seguidos de
oficio de justicia. Infidencia. —juez de su conocimiento el señor comandante general de ella.
Escribano: el publico de gobierno, y cabildo D. Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia… pp. 330-333. Sobre Joaquín Peña dijo: “a lo primero que hace el tiempo de once
años que conoce al ciudadano (…) en esta provincia de vista y trato familiar (...) que en esta
ciudad lo que ha observado es la de cooperar junto con el declarante y otros amigos más a la
persecución de los adictos al sistema de regencia, siendo este uno de los que contribuyeron con
cuantos medios posibles a la grande obra del día catorce de octubre del año pasado (…) y que
igualmente le consta que en la Villa del Pao en el próximo mes pasado de septiembre fue uno de
los oficiales que contribuyeron y mas ayudaron al exponente como segundo jefe que era de
aquellas fuerzas acantonadas a desconocer el gobierno monárquico” (…) Ibíd.; pp. 327-330. De
octavo aparece Peña en la “lista general de los principales traidores que a cara limpia se han
descubierto en esta ciudad de Barcelona en contra de nuestro soberano Fernando Séptimo, y sus
habitantes cabezas se piden en voz general.” Mario Germán Romero: “Un documento interesante
sobre la Independencia de la ciudad de Barcelona” … p. 611.
282
Este personaje también aparece declarando en la causa de infidencia de Francisco Policarpo
Ortiz: “ (…) acordó la junta [de Barcelona] enviar a Ortíz preso en calidad de confinado a la
ciudad de Guayana (…) en el que duró muy poco por que tratava (sic) Ortíz de seducir allá
también y determinaron por esto echarlo a esta banda del río al pueblo de la Soledad un quarto de
legua de ella desde donde save (sic) el declarante sedujo Ortíz a esta capital, por medio de Don
Miguel Hernández, D. José Antonio Anzoátegui, Don Diego Alcalá, y D. Manuel García del
Consejo de Regencia como en efecto lo logró entrando en la ciudad (…)” “Nueva Barcelona año
de 1813. Criminales de oficio de justicia sobre infidencia, contra D. Franco Policarpo Ortiz,
primer autor de las revoluciones de ella, juez de su conocimiento el Sr. Comandante. General
esco: el publico don Vicente Pérez de Arroyo” en: Causas de Infidencia… pp. 199-264.
283
“Nueva Barcelona año de 1812. Criminales contra Don. José Antonio Ansuategui seguidos de
oficio de justicia. Infidencia. —juez de su conocimiento el señor comandante general de ella.
Escribano: el publico de gobierno, y cabildo D. Vicente Perez de Arroyo” en: Ibíd.; pp. 333-335.
284
Ibíd.; pp. 336-337.
82
con José Antonio Freites Guevara, Agustín Arrioja, Manuel de Guevara, Carlos Padrón,
Manuel García Salazar, Diego Manuel, Miguel Fernández, Manuel del Campo y el
presbítero Vicente Grimon fueron remitidos desde Barcelona al puerto de La Guaira en
febrero, y el 25 se recibió el expediente en la localidad de Valencia, lugar donde se había
establecido la Audiencia.285 El 8 de marzo estaba pautado para tomarle la confesión a
Anzoátegui, quien al parecer no la realizó pues fue sobreseída la causa y puesto en libertad
a partir del 28 de abril.286 Fue incluido en el decreto del 15 de octubre de 1812, por tal
motivo le informaron al Comandante Político y Militar del puerto de La Guaira a cuyo
cargo se dejaba la designación del lugar de su residencia.287 Esta etapa de su vida se
enmarca en lo que tradicionalmente se ha denominado la Primera República, hemos visto
sus actuaciones y en sus epístolas citadas no se observa por lo menos en esta fase de su
devenir un interés por la Independencia continental como se ha señalado recientemente.288
Era un autonomista, un defensor de su patria Barcelona y de los intereses de su clase
social, no un estadista continental ni un convencido de la Independencia venezolana.

Las Juntas creadas a partir de 1810 y posteriormente las primeras autoridades


federales vivieron el enfrentamiento como una guerra cívica, una lucha entre ciudades, y
no como una guerra civil. “El enemigo no tiene un rostro diferente al propio, sino que es
el mismo, el de un hermano engañado que se debe devolver a la razón. De ahí el carácter
pusilánime, paternal y lleno de dulzura asumido por el conflicto (...)” Pero luego la
conflagración arruinará a los pueblos, los trabajadores de la tierra que apoyan a la
república ya no trabajarán en los campos, el comercio decaerá por falta de comerciantes
y la incertidumbre del enfrentamiento arruinaron una economía hasta entonces floreciente
y en plena expansión. 289

285
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819… p. 71.
286
“Según tradición familiar, Anzoátegui, muy enfermo, fue rescatado por empeños de don Juan
Bautista Goyzueta, pariente de María Teresa Arguíndegui. La madre de ésta, doña María Graciosa
Arrioja, le hizo llegar algún dinero de su legítima (…) repuesto ya de la enfermedad que le
ocasionara su tremenda prisión de diez meses (…)” Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… pp.
78-79 y 118.
287
“Nueva Barcelona año de 1812. Criminales contra Don. José Antonio Ansuategui seguidos de
oficio de justicia. Infidencia. —juez de su conocimiento el señor comandante general de ella.
Escribano: el publico de gobierno, y cabildo D. Vicente Perez de Arroyo” en: Causas de
Infidencia… pp. 362-364.
288
Néstor Rivero: “José Antonio Anzoátegui: Apoyó planes continentales de Bolívar” en: Correo
del Orinoco, la artillería del pensamiento. Caracas, 14 de noviembre de 2016. p.11.
289
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 104.
83
Lejos de la guerra al estilo napoleónico las batallas y los sitios de los primeros
años están más “al servicio de una semiótica de la violencia restringida que del
hundimiento del adversario.” La sumisión del militar a la política, en su versión menos
agresiva unida a las rivalidades entre las ciudades, limita la forma tradicional de la lucha,
esto permite explicar la ingenuidad de los actores frente a la represalia de Monteverde
“quien es el primero en romper el pacto tácito que unía más que oponía a los tranquilos
patricios realistas y los patriotas en una adversidad de buen tono y buena ley.” Con el jefe
realista la confrontación entre las partes se libera de las trabas que hasta ese momento
limitaron el ejercicio del acto brutal.290

290
Ibíd.; p. 105.
84
CAPÍTULO 5

EL ENFRENTAMIENTO BÉLICO (1814-1817)

5.1 Maniobrar en el destierro

Durante los años más sanguinarios de la Guerra a Muerte (1813-1818) la actividad


política se comprimió ampliamente, teniendo mayor relevancia el mando impuesto por
las obligaciones del enfrentamiento armado, sin menospreciar a los civiles en la
organización decisiva de las partidas patriotas y su idea de emancipación. 291

En los meses iniciales de 1813, mientras las tropas comandadas por Simón Bolívar
se abren paso hacia Caracas por el occidente, en el oriente de Venezuela también se
conoce de un movimiento de Independencia dirigido por Santiago Mariño. Una vez
restablecida la República a consecuencia de la denominada Campaña Admirable liderada
por el Libertador, luego de sufrir prisión José Antonio Anzoátegui en lugar de regresar a
su región y luchar allí nuevamente se queda en el centro y se incorpora a las filas del
Batallón Barlovento.292 El origen geográfico de los efectivos militares que lo integraban
era el siguiente: el 54 % caraqueños, 15% de Valencia y el 31% del restante de los
territorios de otras provincias.293 Llama la atención la convicción de Anzoátegui sobre la
intención de continuar su carrera militar en Caracas teniendo en cuenta que jóvenes
militares de provincias en algunos casos eran reacios a salir de su región natural.

El ejército patriota contaba con diez batallones veteranos para 1814, cuerpos
epónimos de las ciudades: Caracas, La Guaira, Barlovento, La Victoria, Valencia, Araure,
Valerosos Cazadores, y los tres batallones granadinos N° 3, Girardot, era el N° 4 antes de
la apoteosis del héroe, y el N° 5, éstos últimos “tienen mayor respeto por la filosofía
republicana a la francesa, según la cual cada cuerpo defiende la nación entera y no un
territorio particular, de ahí la designación con cifras.” Igualmente, se cuentan con
compañías de artillería, de cazadores, de zapadores, y seis escuadrones de dragones,

291
Ángel Rafael Almarza Villalobos: Por un gobierno representativo. Génesis de la República de
Colombia, 1809-1821. Caracas, Academia Nacional de la Historia, Fundación Bancaribe para la
ciencia y la cultura, 2011. (Premio de Historia Rafael María Baralt) p. 146.
292
Rafael Urdaneta: Memorias... p. 88.
293
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 144.
85
húsares y lanceros, además de batallones de milicias. A principios de ese año los efectivos
de occidente llegarían a los 8.000 aproximadamente, siendo operacionales sólo 5.000, a
los cuales se agregarían los 3.500 llegados a inicios de ese año con Santiago Mariño,
aunque según Rafael Urdaneta los dos ejércitos unidos no pasaban de 5.000 soldados.294

En ese marco general, participando en el enfrentamiento bélico en la región central


e incluido en el Batallón Barlovento actuó José Antonio Anzoátegui en la ofensiva de
Bocachica, el 31 de marzo. Caracciolo Parra Pérez en su monumental obra sobre el
Libertador de Oriente narra una parte del enfrentamiento: “Mariño envió de descubierta
(sic) a Mariano Montilla por el camino de Villa de Cura, con un escuadrón de caballería
y dos compañías de cazadores de Barlovento y de Valencia. Montilla asaltado a las once,
se replegó hacia la línea de batalla. Boves lanzó desde el principio contra él 3.000
hombres, ensayando cortarle del resto del ejército. Auxilióle entonces el mayor
Anzoátegui con el resto del Batallón Barlovento y empeñose reñida lucha durante hora y
media, rechazando los patriotas las sin cesar renovadas acometidas de la caballería
realista, a pesar de la gran superioridad numérica de ésta.”295 Varias veces atacaron los
realistas, con similares resultados, ya en las últimas horas de la tarde cansados y agotadas
sus municiones emprendieron la retirada a Villa de Cura y de allí a Valencia, perseguidos
por una columna patriota, retirándose Santiago Mariño por la serranía del Pao de Zárate
en dirección de La Victoria.296

Ese ejemplo muestra como a partir de 1814 la guerra adquiere un carácter más
rudo, los choques de caballería superan las maniobras de los batallones. 297
Aunque
todavía no se observa una imagen unificada de nación, las tropas de ambos líderes -
Bolívar y Mariño- se unen y defienden por primera vez a toda Venezuela en su conjunto,
pasando del Ejército miliciano de las ciudades al patriota de las regiones y posteriormente
al Libertador, frágil unión que dura de marzo a julio de ese año. 298

294
Ibíd.; pp. 204-205.
295
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. I. p. 355.
296
Héctor Bencomo Barrios: “Bocachica, Batalla de” en: Diccionario de Historia de Venezuela.
Caracas, Fundación Polar, 1988. A-D. pp. 386-387.
297
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 206.
298
Ibíd.; pp. 206-207.
86
Rafael Urdaneta al recibir la noticia del desastre de La Puerta decide retirarse hacía
los Andes, pasa por Carache, Trujillo y Mérida, en medio de unas poblaciones poco
amigables que atacan a sus soldados y les niegan la comida.299 En septiembre se encuentra
José Antonio Anzoátegui300 con el grupo de militares en el páramo “(…) volvió Urdaneta
a Mucuchíes a acompañar al batallón (…) que murmuraba por el frío, dándoles
ejemplo.”301 Según alguna historiografía tanto José Antonio Anzoátegui como Andrés
Linares, Comandante del Barlovento, fueron señalados culpables de la derrota en ese
poblado, aunque no se presenta documentación alguna, siendo desmentida la versión por
Lino Iribarren Celis.302

José Antonio Anzoátegui y los militares de su grupo logran salvar un pequeño


ejército.303 Un balance general elaborado en octubre marca que la fuerza total de los
patriotas perdedores era la siguiente: los batallones Barlovento, Valencia y La Guaira
tienen 255, 257 y 307 hombres respectivamente, por su parte del Cuerpo Nacional de
Artillería, 27 y el Escuadrón de Dragones 114. La derrota y la emigración destruyen el
cuerpo primario que le daba cohesión a los ejércitos de la denominada Segunda
República.304 Llegaron a Cúcuta el 1 de octubre de 1814 Rafael Urdaneta y sus 800
hombres aproximadamente, juntándose sus tropas con las del General García Rovira, y
formándose así un ejército con el cual el Gobierno de la Unión tenía la intención de
enfrentar a los realistas vencedores en Venezuela. Un mes más tarde, Urdaneta se encontró
con Simón Bolívar en Pamplona y con él siguió a Tunja, al frente de los batallones y de
alguna caballería e infantería granadinas. 305

Se encuentra en la denominada campaña de Bogotá José Antonio Anzoátegui.306

299
Ibíd.; p. 212.
300
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 118.
301
Rafael Urdaneta: Memorias… p. 90.
302
Lino Iribarren Celis: Vida militar del prócer Andrés Linares. Trujillo, Ediciones del Ejecutivo
del Estado Trujillo, 1960. (Biblioteca Trujillana de Cultura, 11)
303
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 153.
304
Ibíd.; p. 212.
305
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. II. p.35.
306
En la mini biografía que se encuentra en la página del Centro Nacional de Historia, Museo
Bolivariano, se lee: “Tuvo una actuación destacada en la toma de Santa Fe de Bogotá en 1814”
aunque no señala fuente alguna de dónde se extrae la información. Véase:
http//www.cnh.gob.ve/colección/index.php.Consultado vía web: 11-3-2017. 2:10 pm.
87
Ya para 1815 son escasas las fuentes informativas de su actuación, por lo menos hasta
donde hemos indagado. El 23 de enero partió junto al ejército de Bolívar rumbo a Santa
Marta con un importante grupo de individuos. Por su parte Manuel del Castillo se negaba
a aceptar la jerarquía del Libertador y prestarle alguna colaboración. “La concordancia
militar y la unión tienen límites a pesar del peligro español. Las rivalidades entre las
ciudades y los antagonismos entre los jefes militares, hacen fracasar la expedición
proyectada por Bolívar y la Unión, ante las murallas de Cartagena.”307

Importante destacar que en la ciudad de Mompox Simón Bolívar decretó la


creación de la Guardia de Honor, siendo Anzoátegui uno de sus dirigentes, entre cuyas
funciones estaban:

(…) la custodia del General en Jefe, y hará el servicio que previene la ordenanza para
los cuerpos que titula Guardia del General. Se compondrá de una compañía de
zapadores, una de granaderos, un piquete de artillería y un escuadrón de caballería,
pesadamente armado. (…) La Plana Mayor constará del Jefe de la Guardia de Honor,
un comandante de infantería, otro de caballería, un capitán mayor de infantería (…) un
ayudante del jefe, un abanderado, un portaestandarte, un comisario, un capellán, un
cirujano, un tambor mayor y un armero. El uniforme de la Guardia de Honor será
chaqueta encarnada, vuelta y cuello verde, pantalón verde o blanco, y corbata negra; la
infantería llevará gorra de cazadores, cabos de oro y alamares de lo mismo al lado de la
solapa y vueltas; la caballería, gorras de húsares y cabos de plata (…).308

Cuerpo de élite que acompañará al Libertador “según el modelo de la Vieja


Guardia, la que murió en Waterloo.” La integrarían los batallones cuyos actos pretendía
honrar y en los que el caraqueño buscaba lealtad personal,309 nombrando como
comandante al Coronel Tomás Montilla y como segundo jefe a José Antonio Anzoátegui,
quien abandonó así el Batallón Barlovento.310

Simón Bolívar convirtió a esa guardia en una división a la que se incorporaron los

307
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 242.
308
“Mompox, 12 de febrero de 1815.-5 Simón Bolívar” “215 Creación de la Guardia de Honor
del Libertador” en: Las Fuerzas Armadas de Venezuela en el siglo XIX. (Textos para su estudio).
T. II. 1814-1819… pp. 131-132.
309
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 376.
310
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819… pp. 88-89.
88
batallones mejor armados. La completaban lo principal de la infantería y de la caballería,
estabilizando al Ejército de la Independencia, caracterizado hasta ese momento por la
escasa duración de sus unidades. Además, será la punta de un sistema de tres niveles
establecidos después de 1818: las milicias defendían el orden interior, y en el nivel
superior los cuerpos de reserva servían de vivero para los integrantes de los cuerpos
operacionales, cuya élite era la guardia. Fue pensada como una pequeña unidad mixta,
que agrupaba a todas las armas y en cada una de ellas todos los tipos de cuerpos. 311

En este punto es importante recordar que la gran mayoría de los jefes militares se
encontraban en el exilio durante los años 1815 y 1816.312 En marzo de 1815 José Antonio
Anzoátegui participó en la reunión de Turbaco, Nueva Granada, donde Simón Bolívar
presentó la renuncia a su cargo ante la situación de falta de respaldo a sus propuestas,313
entregando el mando al Coronel Florencio Palacios y retirándose a Jamaica, en compañía
de Pedro Briceño Méndez y de varios de sus acólitos, pocos días después salió también
para esta isla Santiago Mariño con otros oficiales que se negaron a luchar bajo las órdenes
de Castillo. “El Capitán Estevéz dice que entonces fué él expulsado con otros 200
venezolanos y cartageneros, y se fueron a mendingar a las colonias amigas.” 314
Por su
parte en el territorio se establecieron un conjunto de guerrillas como puntos de resistencia
en el contexto de la Guerra a Muerte decretada en 1813.

Después de su paso por Jamaica, en diciembre de 1815, Bolívar volvió a Haití


donde el presidente Alexander Petión se interesó por la Independencia de las colonias
españolas. Allí se encontró con algunos de los principales protagonistas de la Segunda
República y preparó una expedición. Consiguió que Luis Brión le traspasase cierta
cantidad de armas que el marino curazoleño había destinado al gobierno de Haití, y que
le prometiera el apoyo de una flotilla, por su parte el doctor Botero Saldarriaga reveló que

311
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 490.
312
Ibíd.; p. 287.
313
“Acta de la reunión celebrada en Turbaco el 25 de marzo de 1815, ante la cual presentó Bolívar
la renuncia de su cargo” en: Escritos del Libertador. T. VII. pp. 368-371. “(…) Anzoátegui
quedaba en Cartagena donde el mando del ejército pasaba a manos del general Florencio Palacios.
Vivió momentos de pesimismo y resignación. Pero a días de la partida de Bolívar seguirá su ruta
en compañía de Mariño, Fernando y Miguel Carabaño, y otros.” Leonardo Rodríguez Castillo:
Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819… pp. 89-90.
314
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. II. pp. 22-23.
89
los neogranadinos entregaron voluntariamente al Libertador una imprenta, treinta mil
pesos y los barcos con elementos de guerra que habían salido de Cartagena, asimismo
recibió de las autoridades haitianas quince mil libras de pólvora y la misma cantidad de
plomo, cuatro mil fusiles con sus bayonetas, un número considerable de piedras de fusil
y provisiones abundantes de todo género, así como una suma en metálico.315 Haití aportó
a la causa independentista mucho más que lo que lograron las diligencias patriotas ante
naciones como Francia, Inglaterra o los Estados Unidos.

En comunicación del 1 de febrero de 1816 donde Bolívar invitaba a José Leandro


Palacios a incorporarse al desembarco que preparaba sobre Costa Firme, le expresaba que
“(…) esperaba vinieses con Anzoátegui, instruido por Domínguez de lo que
intentábamos; así no he sentido poco ver llegar a aquél, quedándote tú.”316 Por su parte,
Santiago Mariño también se había reunido con sus compañeros, militares y civiles de
Venezuela y la Nueva Granada, entre ellos se encontraban, Piar, Briceño Méndez, Valdés,
Palacios, Freites, Briceño, Jugo, Isava, Torres, Plaza, Alcántara, Ucrós, Padilla, Durán,
Vélez, Figueredo, Borrás, Chipia, Pulido, Baza, los hermanos Piñerez, Zea, Marimón y
otros menos reconocidos. Asimismo, entre los oficiales extranjeros que servían a la causa
estaban en Haití Mac Gregor, Ducayla, Villaret, Demarquet, Boguier, Boé, Picard,
Chamberlain y Ducoudray-Holstein.317

Un texto anónimo de 1816 apunta que ha desembarcado un grupo de exaltados


caraqueños, gente que destruye hasta a sus amigos, pero el informante mira las cosas en
forma tendenciosa. En realidad, se trata de un enjambre de paladines escarmentados que
calculan con mayor frialdad el precio de su carne antes de meterla otra vez en el asador.
Nadie ha decretado ahora la existencia de una autoridad superior que se debe aceptar en
el caos de la derrota, pueden discutir a sus anchas entre pares.318

315
Ibíd.; p. 44.
316
“Carta de Bolívar a José Leandro Palacios fechada en Los Cayos el 1º de febrero de 1816, por
la que invita a incorporarse a la expedición que el Libertador preparaba sobre Costa Firme” en:
Escritos del Libertador... T. IX. 1973. p. 11. A pesar de ese documento de Bolívar, el historiador
Rodríguez Castillo refiere que: “(…) el 18 de diciembre, acompañando a Bolívar y a otros íntimos,
salió Anzoátegui ‘precipitadamente’ de Jamaica (...) y llegaron a la isla de Haití (…) Los Cayos
fue el lugar donde llegaron (…) A ella se habían trasladado las autoridades a brindarles una
calurosa bienvenida la tarde del 24 de diciembre.” Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José
Antonio Anzoátegui 1789-1819… pp. 96-97.
317
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. II. p. 45.
318
Elías Pino Iturrieta: Simón Bolívar 1783-1830... p. 87.
90
La residencia de los principales jefes militares venezolanos y granadinos en los
Cayos de San Luis permitió que estos hombres, algunos de ellos separados por
rivalidades, vivieran juntos, se trataran bien y compartieran “(...) la experiencia de la
inopia y de la humillación de mendigar el subsidio de Petión. Ciertas amistades se
reforzaron; nacieron y se afirmaron odios. El presidente tuvo incluso que interponer su
autoridad para que cesaran las diferencias.” zanjando las divergencias en favor de Simón
Bolívar.319

Estos oficiales exiliados eran militares profesionales que conocían los engranajes
administrativos, las particularidades de los reglamentos, dominaban el aparato del
Ejército de oficio, su lenguaje y costumbres, aspectos importantes para mandar.320 Según
el historiador francés Clément Thibaud son 197 militares presentes en Los Cayos en 1816,
lo cual confirma la reducida dimensión del exilio haitiano. Entre los expedicionarios que
se embarcaron rumbo a Venezuela en el puerto de Aguin había 171 venezolanos, 33
granadinos, 20 franceses, 19 haitianos, 5 italianos, 6 ingleses, 2 soldados de Curazao, 2
españoles, 1 escocés, 1 estadounidense y 1 polaco.321

El destierro dio la oportunidad para acelerar las carreras militares y escalar grados
más rápidamente que de haber estado en campaña.322 Así, José Antonio Anzoátegui fue
ascendido por Bolívar a Teniente Coronel efectivo y Comandante de la guardia de
honor.323 Aunque se dirá que esa designación se la ganó debido a una causa particular.
Uno de los críticos más destacados de Bolívar, Henri Lafayette Villaume Ducoudray-
Holstein, individuo de los expedicionarios y quien terminó siendo enemigo personal del
Libertador dejó una versión de aquella estancia,324 que sí no es verdadera por lo menos

319
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 293.
320
Ibíd.; p. 296.
321
Ibid.; p. 293.
322
Idem.
323
“Extracto de la Secretaría del Libertador donde consta el ascenso concedido a José Antonio
Anzoátegui el 12 de febrero de 1816 en Los Cayos” en: Escritos del Libertador... T. IX. 1973. pp.
20-21.
324
“Una de las fuentes más emponzoñadas de la historia de la Independencia de Venezuela es el
libro Memoirs of Simon Bolívar, escrita por H.L.V. Ducoudray-Holstein, francés (sic) petulante
-dice Baralt- (...). Su influencia, sufrida inconscientemente o adrede aprovechada, fue funesta
para la reputación de muchos próceres, la del Libertador, bien defendida, ha concluido por triunfar
de calumnias y vilipendios, (...); pero los demás generales, dos o tres de ellos sobre todo,
continúan siendo víctimas de la saña del nombrado oficial cuyo libelo, aun sin que se la mencione
91
es oportuna, por las razones de la lentitud del viaje pues fue el 31 de marzo que el grupo
abandonó las costas de Haití:

Tan pronto como Bolívar fue reconocido como Comandante en Jefe por la Asamblea de
Los Cayos, escribió a Josefina, quien vivía con su madre y su hermana en Saint Thomas,
para que viniera a unirse con él sin demora, y difirió la salida de nuestra Expedición día
tras día, durante más de seis. Al fín, el Comodoro Brión se impacientó y le declaró
francamente que era necesario zarpar y que no podía ni quería esperar más. Bolívar por
consiguiente se vio obligado a salir sin su querida. Antes de llegar a La Beata, un barco
ligero le trajo a Bolívar la grata nueva de que Josefina, con su madre y hermana, habían
llegado de Saint Thomas a Los Cayos. (…) El complaciente Anzoátegui y Soublette se
vistieron de gala y regresaron a Los Cayos en la goleta Constitución, que era muy velera.
Bolívar se vistió en estilo soberbio y salió de nuestro buque para hacer la visita a la
Constitución; allí permaneció todo el día y la noche, y regresó al día siguiente a bordo
de la Capitana, donde halló al Comodoro, a mí y a los otros oficiales muy descontentos
por haber perdido cuatro días anclados… La complacencia de aquellos señores no tardó
en tener su recompensa. Anzoátegui fue nombrado Coronel Comandante de la Guardia
del General Bolívar, y Soublette elevado al grado de Ayudante General del Estado
Mayor.325

¿Sería ésta la causa principal del ascenso de Anzoátegui? ¿Fue el héroe en realidad
un consumado adulante y alcahuete del Libertador? ¿Formaba parte de su corte de
serviles? ¿Debió a ello sus ascensos y preeminencias en el ejército de Independencia?
¿Era parte de un círculo de jefes que rodeaban a Bolívar, ofreciendo su incondicionalidad,
lisonjas y halagos, consintiendo sus caprichos e intemperancias a cambio de promociones
y puestos?

Siguiendo con su estrategia de ataque directo, Bolívar, con el apoyo de Petión,

expresamente, ha originado muchas conclusiones (...) para él, casi todos los jefes patriotas son
egoístas, ambiciosos, incapaces, envidiosos, suspicaces, celosos unos de otros.” Caracciolo Parra
Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. I. p. XXIII.
325
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819… pp. 99-100. En
el original se puede leer el párrafo completo y sin omisiones: Henri Lafayette Villaume Ducoudray
Holstein: Memoirs Of Simon Bolivar president libertador of the republic of Colombia; and of his
principal generals; secret history of the revolution, and the events which preceded it, from 1807
to te present time. Boston, S.G Goodrich & CO. 1829. p. 141. En defensa de los militares el
historiador Caracciolo Parra Pérez señaló: “(...) Tales ascensos despertaron el resentimiento y la
envidia de algunos extranjeros, en especial de Ducoudray-Holstein, quien no tardará en ser
arrojado del ejército por Bolívar y se marchará a regar por el mundo calumnias y sandeces contra
los generales patriotas. Exasperó sobre todo al francés el ascenso de Soublette y de Anzoátegui,
próceres que, por lo demás, serán siempre objeto particular de la censura de muchos oficiales
extranjeros que les consideraban como simples favoritos del Libertador (…)” Mariño y la
Independencia de Venezuela...T. II. p. 57.
92
armó una primera expedición con la intención de tomar por asalto la región central
venezolana repitiendo su hazaña de la Campaña Admirable de 1813,326 aunque no se
dirigió primeramente hacía Caracas. La expedición zarpó con siete goletas armadas a
saber: la “Bolívar”, capitán René Beluche, a cuyo bordo iban el Libertador, Brión y el
Estado Mayor; la “Mariño”, capitán Vincent Duboville, en la cual viajaba el general
Mariño; la “Piar”, capitán John Parnell; la “Constitución”, capitán Jean Monier; la
“Brión”, capitán Antonio Rosales; la “Féliz,” capitán Charles Lonciné; y la “Conejo,”
capitán Bernardo Ferrero.327

A mediados de 1816, el grupo inició -a pesar de los notorios fracasos- otro intento
de consolidar la Independencia en Tierra Firme.328 El 3 de mayo arribó al puerto de
Juangriego, en la isla de Margarita, en la operación conocida en la historia venezolana
como expedición de Los Cayos. El día anterior, frente al archipiélago de Los Frailes, los
expedicionarios habían enfrentado una pequeña fuerza naval, en cuya acción fueron
derrotados los realistas. Los hechos constitutivos de la expedición fueron: asamblea de la
Villa del Norte el día 6 en la cual se nombra a Simón Bolívar como Jefe Supremo de la
República y a Santiago Mariño como segundo; y desembarco y ocupación de Carúpano,
el 1° de julio. Cabe destacar que para ese momento la Guardia de Honor, comandada por
Anzoátegui, tenía 22 oficiales, 117 tropas, 120 fusiles, y 82 cartucheras con 1792
cartuchos.329

Luego embarcó Bolívar en Carúpano rumbo a Ocumare el 6 de julio, con la mayor


parte de la expedición, 112 oficiales y 631 hombres, armados con 572 fusiles y 13
carabinas,330 pernoctando allí en cumplimiento de su plan invasor, sin embargo, los éxitos
le fueron adversos. El cuerpo contaba entre sus jefes principales con Bartolomé Salom,
José Antonio Anzoátegui, Justo Briceño, Pedro León Torres, y los generales Macgregor

326
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 294.
327
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. II. p. 53.
328
Miguel Izard: El Miedo a la Revolución. La lucha por la libertad en Venezuela 1777-1830 ...
p. 185.
329
“230 Ejército Libertador. Estado de la fuerza efectiva de los batallones que lo componen,
nombres de los comandantes, su armamento y municiones [27 de junio de 1816]” en: Las Fuerzas
Armadas de Venezuela en el siglo XIX. (Textos para su estudio). T. II. 1814-1819… p. 168.
330
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... pp. 294-295.
93
y Soublette, entre otros. 331 El día 14 en el combate de los Aguacates fueron derrotados
por una división realista mandada por el Coronel Francisco Tomás Morales. Al parecer
José Antonio Anzoátegui tuvo algo que ver en la pérdida:

(…) el 14 de julio a las 6 am Morales con sus 700 hombres emprendió desde una cañada
el ataque (…) en el combate se perdieron 200 hombres entre muertos, heridos y
dispersos (…) La columna de Anzoátegui de 150 hombres, sobre cargado (sic) de
municiones, no llegó a tiempo al combate, y solo pudo contribuir a mantener el orden
en la retirada (…) Así se malogró una operación bien meditada, y los patriotas vinieron
a dar un combate a la defensiva con fuerzas todas empeñadas a tiempo (…) o bien
combatir en condiciones ventajosas el 14 si Anzoátegui hubiera llegado a tiempo, o si
se hubiesen distribuido las tropas en condiciones de dar el golpe decisivo (…).332

Exactamente eran 139 hombres al mando de Anzoátegui ¿Qué motivó su retraso?


¿120 fusiles, 82 cartucheras con 1792 cartuchos era abundante armamento? Después de
esa derrota y el reembarco de Bolívar con destino a la isla holandesa de Bonaire, el 18 de
julio de 1816, las tropas que habían quedado en Ocumare y Choroní, Anzoátegui uno de
ellos, emprendieron la marcha hacia el oriente venezolano, bajo el mando del General de
Brigada Gregor Macgregor, operación conocida como “la retirada de los seiscientos”.
Esto significó la división del cuerpo militar patriota, lo que supuso además su
debilitamiento. Tal división se debió a los fuertes lazos que unían a algunos jefes
orientales con su región. Luego de los combates de Onoto, Quebrada Honda y El Alacrán,
llegaron a Barcelona el 13 de septiembre de 1816 con la unidad que se llamaba entonces
División del Centro, y en esta ciudad se le unió el General de División Manuel Piar.333 El
día 27, ambos derrotaron un fuerte ejército dirigido por Morales en El Juncal. 334 Piar
desembarcó en Güiria y Mariño lo hizo cerca de Maturín, ambos jefes tuvieron mejor
suerte que el grupo comandado por Bolívar.

Derrotas y dispersiones son evidencias que muestran que las cosas no iban bien
en el bando republicano, sin coordinación única, sin dirección coherente, sin plan definido

331
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. II. p. 92.
332
Vicente Lecuna: “Documentos inéditos para la Historia de Bolívar. Expedición de Los Cayos.
Segunda Parte” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 77 (Caracas, enero-marzo de
1937), pp. 13-18.
333
Héctor Bencomo Barrios: “Estudio Preliminar” a La Provincia de Guayana en la
Independencia de Venezuela de Tomás Surroca y de Montó … pp. 30-31.
334
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 191.
94
y con serias diferencias internas que parecían insuperables, varios militares trataban de
asumir la conducción de la guerra sin lograrlo.335 A partir de entonces se observan con
más claridad las clientelas militares híbridas que entrarán en conflicto por la disputa de la
dirección de la República combatiente, ellas eran tres, guiados por sus respectivos jefes,
Mariño, Bolívar y Piar, que estructuran el campo de enfrentamiento por el dominio
político, estos conflictos no solamente separan a los grupos sino también proyectos y
estrategias distintas para la toma del poder.336 Mientras Bolívar pretendía la toma de
Caracas como objetivo principal, los jefes orientales buscaban consolidarse en su región
para luego dominar el resto del territorio. Tras el fracaso de la primera expedición que
salió de Haití y la catástrofe de Ocumare, el jefe caraqueño era el que se encontraba en
peor situación en comparación de los otros caudillos algunos de los cuales, por lo menos,
habían asegurado el mantenimiento de una determinada situación en sus regiones.337

Para Parra Pérez dentro de esos polos de liderazgo había también personajes
confabuladores, instigadores que se enfrentaban entre sí para intentar manipular el poder,
uno de ellos era Anzoátegui:

Los intrigantes no faltaron nunca en las cercanías de Bolívar, y no siempre pudo éste
librarse de sus maniobras. El estado mayor libertador ofreció más de una vez el
espectáculo de rivalidades y deplorables disputas de influencia y de mando. Intrigantes
hubo allí de todos tamaños y categorías, pues nunca faltan alrededor de los poderosos
quienes armen sus trapisondas. Para la época que estudiamos, se ha señalado
precisamente como nefasta, y además de la de Ducoudray-Holstein, enemigo jurado de
Soublette, la acción de Anzoátegui y de otros oficiales, entre ellos Pedro León Torres,
grande admirador o excitador de los rebeldes instintos de Bermúdez y acaso de las
ambiciones presuntas de Brión.338

¿A qué acción de Anzoátegui se refiere el historiador? Esas redes flexibles de


clientelismos militares señaladas por Clément Thibaud actuaban paralelas a guerrillas
autónomas de cualquier centro de mando político-militar, configurando una particular

335
Argenis Gómez Pérez: Historia de un antihéroe: Obra científica y labor periodística del Doctor
José Domingo Díaz (1772-1842?) Caracas, Fondo Editorial de la Facultad de Humanidades y
Educación, Universidad Central de Venezuela, Fundación Centro Nacional de Historia, 2013.
(Colección Estudios, Historia) pp. 195-196.
336
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 303.
337
John Lynch: Caudillos en Hispanoamérica, 1800-1850. Madrid, Editorial MAPFRE, 1993.
(Colección América 92) (Titulo original: Caudillos in the Hispanic World) p. 96.
338
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. II. pp. 86-87.
95
situación de guerra. En algunos momentos tales fuerzas coincidían y pactaban,
dependiendo del liderazgo que pudieran desarrollar los jefes sobre facciones menores. El
bando patriota había perdido la característica unitaria que podía distinguirse en los inicios
de la guerra, y ofrecía un panorama de dispersión, desdibujamiento de objetivos y
anarquía, lo cual obligó a muchos caudillos a adoptar las fórmulas de las guerrillas rurales
más efectivas que las de los grandes ejércitos. La mayor parte de los antiguos jefes
patriotas se acostumbraron a este modo de funcionamiento: “Esta aculturación bélica
obligó a los oficiales de la alta sociedad a adoptar el modo de vida llanero. Erigió a
antiguos patricios urbanos, como Rangel, Anzoátegui, Cruz Carillo o Francisco Vicente
Parejo, en jefes de llaneros salvajes.”339 Anzoátegui, destacado patricio urbano y oficial
de carrera, adoptó los modos de aquellos grupos, aunque después aborrecería de ellos y
de su persistencia en obrar al margen de las clásicas estructuras militares.

5.2 Toma de Angostura y los Consejos de Guerra

Cambiará el escenario geográfico de la guerra a mediados de 1816, ahora la ciudad


a tomar no será Caracas sino Angostura, las tropas se trasladarán al sur del territorio,
reforzándose aún más los nexos patriotas entre los venezolanos y neogranadinos.340 Ese
año José Antonio Anzoátegui retornaba a Barcelona, allí los republicanos realizaron
discusiones referidas a los planes a implementar,341 y uno de ellos sería intentar
apoderarse definitivamente de la “muy noble y leal de Guayana” declaración honorífica
otorgada por las Cortes en 1813, además del uso de varias insignias en su escudo de
armas.342 La provincia a pesar de la presencia realista era un espacio tan vasto que la hacía
incontrolable del todo,343 su población estimada era de 31.885 habitantes, de los cuales
unos 21.459 aproximadamente eran indígenas de las misiones.344

339
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 288.
340
Luis Ugalde: “La costosa emancipación nacional” en: La Independencia de Venezuela. Historia
Mínima... p. 47.
341
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819… p. 107.
342
Robinzon Meza: “Las preocupaciones económicas de los Capitulares de Guayana frente al
reformismo y el liberalismo (1764-1814)” … p. 244.
343
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 273.
344
Alexander Zambrano: “Del auge al ocaso. La administración del ganado en la Provincia de
Guayana durante el gobierno republicano (1816 y 1821)” ... p. 64.
96
Retomaba Anzoátegui la lucha en un área donde había comenzado unos años atrás
su primera experiencia militar, esta vez bajo el mando de Manuel Piar. Iniciaban los
republicanos la marcha al abandonar Barcelona y acampar en El Pilar el 7 de octubre de
1816. En El Carito se encontraron Anzoátegui, Soublette y Sánchez el día 14, “que habían
quedado en Barcelona, los dos primeros enfermos, y el tercero de médico.”345 Cuando
Piar llegó el 26 al poblado de El Chaparro recibió un oficio de Anzoátegui enviado desde
Punche, donde había llegado parte del ejército.346 El 19 de noviembre se trasladaron
Anzoátegui y Chipía, acompañados del Teniente Coronel Olivares para el Cantón de
Inaria, volviendo por la noche. Al siguiente día por la mañana ambos fueron a ver si
habían terminado la gran canoa y el 23 salieron al paso de Sipao, a ver el concluido
trasporte marítimo que les posibilitaría cruzar el río Caura para llegar a Maripa.347

El plan en ejecución lo presentaba en unas esclarecedoras y ampliamente citadas


palabras Manuel Piar a José Antonio Páez el 28 de noviembre.348 Tomar Guayana será
uno de los títulos más valiosos que abonan el talento militar de Piar, aunque no puede
atribuírsele la originalidad de la idea, desde hacía tiempo se pensó llevar la guerra a esa
zona, expulsar de allí a los realistas y hacer de aquella provincia una base de operaciones,
fue pensamiento estratégico que concibieron e intentaron realizar varios jefes patriotas,
recordemos la derrotada expedición de González Moreno y de Solá,349 en la cual participó
Anzoátegui.

La claridad de objetivos trazados por Manuel Piar era evidente, pues la obtención
de los recursos de Guayana les permitiría futuras victorias a los patriotas, y formar allí un
ejército con posibilidades de derrotar las tropas realistas en su propio terreno
aprovechando las ventajas de la libre navegación por el Orinoco. Para el historiador
Clément Thibaud en la explicación profunda planteada por Piar da muestra no de un genio
militar tradicional sino de un gran conocimiento de las posibilidades que ofrecía la guerra
irregular. 350 .

345
“242 Diario de Operaciones del Ejército al mando del General Piar” en: Las Fuerzas Armadas
de Venezuela en el siglo XIX. (Textos para su estudio). T. II. 1814-1819… p. 191.
346
Ibíd.; p. 194.
347
Ibíd.; p. 202; Ángel Rafael Lombardi Boscán: Banderas del Rey…pp. 271-272.
348
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819… p.108.
349
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. II. p. 132.
350
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... pp. 303-304.
97
El enfrentamiento bélico a partir de 1817 alcanzó una dimensión hasta ese
momento nunca vista, ya que se luchó en prácticamente todas las fachadas. Situados al
frente de Angostura se encontraban algunos republicanos el 13 de enero, cuatro días más
tarde lanzaron un asalto a la población sin mayor éxito. Esto motivó que el 24, José
Antonio Anzoátegui luego de asegurar la defensa del terreno, se marchara hacia la región
del Caroní.351

Gran cantidad de mercancías acumuladas en los depósitos de las misiones,352 los


rebaños de mulas, caballos y vacunos terminaron siendo expropiados por los republicanos
con la finalidad de sufragar los gastos que implicaba establecer, como lo harían
posteriormente, la sede de los órganos del gobierno en Angostura y comprarles a los
ingleses armas y pertrechos para el ejército. Asimismo, la fuerza laboral indígena
entrenada por los capuchinos terminó siendo enrolada en la hueste o se convertirá en
peonaje de los criollos.353 Los ejércitos subsistieron a partir de la explotación de los
recursos locales, tomando de manera violenta o voluntaria, los víveres aportados por los
habitantes de los poblados. Las victorias o derrotas de los enfrentamientos implicaban la
ganancia o pérdida de recursos.354

A principios de febrero cuando las tropas de Piar -entre 1.400 y 1.600 hombres, lo
que lo hacía el mejor armado de los jefes para ese momento-355 se internaron en el Caroní,

351
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819…p. 109.
352
Una descripción detallada de las misiones puede verse en Tomás Surroca y de Montó: La
Provincia de Guayana en la Independencia de Venezuela…pp. 285-288.
353
Mario Sanoja e Iraida Vargas: “Las misiones capuchinas catalanas y la instauración del
gobierno republicano en Guayana” en: Colectivos sociales y participación popular en la
Independencia Hispanoamericana. Maracaibo, Editorial de la Universidad del Zulia (Ediluz),
Instituto Nacional de Antropología e Historia, El Colegio Michoacán, 2005. p. 261. (Germán
Cardozo Galué y Arlene Urdaneta compiladores). “La abundancia de bienes en las misiones del
Caroní aparentemente no fue conjeturada por los militares rebeldes. Hubo quienes sabían de las
misiones y que estas tenían ganado y siembras, pero en ningún escrito republicano de la época
hemos encontrado comentarios que indican una noción de la cantidad de bienes de este sistema
misional, (...)” Juanita Buchholz: “Los años terribles: Guayana y los Llanos del Orinoco en 1814-
1815” en: La Carta de Jamaica: Historia y destino de América Latina. Caracas, UCAB ediciones,
Konrad Adenauer Stiftung, 2016. (Colección Registros) p. 317.
354
Gladys Ortega: “La logística del Ejército Libertador durante la Guerra de Independencia en
Venezuela (1817-1821)” en: Temas de Historia Contemporánea de Venezuela. Caracas, Fondo
Editorial de Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela, 2005. (Colección
Temas. Historia) p. 81.
355
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 304.
98
se había casi completado la campaña de ocupación de los pueblos de misión. Su plan
consistía en permitirle a los patriotas reclutar indígenas para las tropas, asimismo la
extracción de ganado vacuno, caballar y mular para el abastecimiento del ejército.356

En ese marco varias lógicas rigen la lucha de las facciones militares patriotas,
estas podrían reducirse a tres, en primer lugar, el prestigio que trae la victoria, y Piar
estaba cercano a ganar una importante. El general triunfante adquiere influjo para atraer
a otros hombres destacados; en segundo, el caudillo que maneja al ejército más numeroso
y más cohesionado se impone a sus adversarios; y tercero una política de alianzas con los
caudillos de las guerrillas que luchaban en el resto del territorio incidiría en el predominio
de ese jefe.357 Por estos planteamientos a veces era:

(...) difícil discernir si un comandante de batallón a órdenes de Piar es uno de sus


hombres de confianza, o si su presencia se explica por los azares del servicio, la falta de
oficiales de infantería o el desorden reinante. A pesar de esta reserva, Piar resulta tan
favorecido en abril de 1817 por estas tres lógicas, que lo convierten, al darle tanto realce,
en el hombre por derribar. A la mañana siguiente de la victoria de San Félix llega a
concederle grados a sus fieles, para crear o reforzar vínculos, al mismo tiempo que
recompensa su valentía. Pedro León Torres, José Antonio Anzoátegui, Bartolomé
Salom, Juan Liendo, Bruno Torres y José María Ponce ascienden así a un grado superior.
La mayor parte de ellos pertenecen a la élite blanca de la costa; y, añadamos, son
criaturas de Bolívar.358

José Antonio Anzoátegui participó en el combate de Guayana La Vieja el 23 de


febrero contra José Torrealba y en la Batalla de San Félix,359 el 11 de abril de 1817, contra
al Brigadier Miguel de La Torre, quien buscaba escapar de la sitiada Angostura.360

356
Alexander Zambrano: “Del auge al ocaso. La administración del ganado en la Provincia de
Guayana durante el gobierno republicano (1816 y 1821)” ... pp. 67 y 70.
357
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 305.
358
Idem.
359
Para mayor información y una valoración actual véase: José Osorio Bortolussi: La Campaña
Libertadora de Guayana: Un estudio histórico-cultural de la Batalla de San Félix (1817-2017).
Mérida, Universidad de Los Andes, 2019. (Memoria de grado para optar al Título de Licenciado
en Historia, Inédito)
360
“(...) El 12 de abril, el General Piar transformó en sendas brigadas de infantería los batallones
honor y conquista de Guayana. La primera fue puesta bajo las órdenes del General de Brigada
José Antonio Anzoátegui, y la segunda bajo el General de Brigada Pedro León Torres. Estos
oficiales fueron ascendidos ese día como recompensa por su actuación en la Batalla. (...)” Héctor
Bencomo Barrios: “Estudio preliminar” a La Provincia de Guayana en la Independencia de
Venezuela de Tomás Surroca y de Montó …p. 42. Sobre los pormenores de la Batalla véase: Carlos
Felice Cardot: “Guayana y la Batalla de San Félix” en: Boletín de la Academia Nacional de la
99
Después de éste último enfrentamiento, que como sabemos, fue decisivo para el
desenvolvimiento de los futuros hechos militares y políticos, La Torre se atrincheró en
Angostura donde no pudo recibir auxilios.361 A pesar de ello los republicanos acantonados
en las misiones marcharon nuevamente contra la ciudad pero el militar realista los rechazó
el 25 de abril.

Asume la dirección de la guerra Simón Bolívar el 2 de mayo, pues Manuel Piar lo


había reconocido formalmente como su jefe. La llegada del caraqueño y el paso del jefe
oriental a subalterno provocaron en breve dificultades que se resolvieron en uno de los
episodios conflictivos de la historia militar de la guerra de Independencia.362 Es mediante
esta efímera alianza con el caudillo y luego eliminándolo como el Libertador abre las
puertas a la victoria final.363 Las tropas se dirigieron hacia el paso del Caroní,364
exploraron el área y el 4 de julio estuvieron a punto de caer prisioneros Bolívar,
Anzoátegui y Soublette, pero el 17 finalmente los realistas se fugaron de Angostura y el
3 de agosto lo hicieron de los Castillos de Guayana.365

La fidelidad de las élites provincial respondió hasta cuando el tiempo se lo


permitió, pues la falta de alimentos y las dificultades de recibir ayuda por parte de las
fuerzas militares de Pablo Morillo, la llevaron a la derrota, tocándoles a los realistas

Historia, 198 (Caracas, abril-junio de 1967), pp. 178-182.


361
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades... p. 231.
362
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. II. p. 353.
363
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 307.
364
En comunicación que Bolívar envía desde San Félix a Manuel Piar, el 14 de junio de 1817, se
puede observar la actuación de José Antonio Anzoátegui como mediador entre Piar y el padre
Blanco “(…) De oficio he escrito al padre Blanco antes de marcharse Ud. de Caroní para que se
entienda con Ud. sobre las Misiones. Anzoátegui me dijo que Ud. había convenido en entenderse
con el padre Blanco, y yo, en esta virtud, le escribí para que lo hiciere con Ud. Si esto no es así,
avísemelo Ud. para tomar la providencia que me parezca conveniente. A mi me han asegurado
que Ud. se ha quejado de esta providencia, lo que he extrañado infinito, pues sólo la he dado para
complacer a Ud. espero que Ud. me responda a esta con franqueza, (...)” Vicente Lecuna: Cartas
del Libertador. T. I. Caracas, Lit y Tip del Comercio, 1929. (Corregidas conforme a los originales.
Mandadas publicar por el gobierno de Venezuela presidido por el General J.V. Gómez) pp. 269-
271
365
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819 … p. 111. “El
mismo día 3 de agosto, una unidad de infantería, mandada por el General José Antonio
Anzoátegui, tomó posesión de las fortalezas que hasta ese momento estuvieron en manos de los
realistas.” Héctor Bencomo Barrios: “Estudio preliminar” a La Provincia de Guayana en la
Independencia de Venezuela de Tomás Surroca y de Montó … p. 47.
100
buscar como huir del enemigo.366 En una epístola del 6 de agosto de 1817 Bolívar resumió
los sucesos de Guayana y le decía a Martín Tovar desde Angostura “Por fin tenemos a
Guayana libre e independiente (...) Esta provincia es un punto capital (...) tomamos la
espalda al enemigo desde aquí hasta Santa Fe (...)” 367

No solo tomando Guayana, sino eliminado a Piar, es que Bolívar se encumbra


como el líder sin rivales, teniendo a Anzoátegui como uno de sus subordinados. Ambos
tendrán una relación epistolar muy activa en este tiempo, y a través de ella podemos
observar diversas temáticas propias del enfrentamiento bélico, particularmente aquellas
relacionadas con traslados de oficiales, excesos cometidos, ascensos otorgados y muy
especialmente los Consejos de Guerra, procedimiento mediante el cual se aparta
definitivamente al mulato. Este se sustentaba en el Reglamento sobre el modo de conocer
y determinar las Causas Militares,368 dictado por el Libertador el 7 de junio de 1817, y
enviado ese mismo día al General Carlos Soublette, sub Jefe del Estado Mayor, con la
finalidad de establecer un orden en los juicios a realizarse en todas las guarniciones, bajo
un método sencillo y breve, permitiendo hacer justicia en los delitos cometidos por los
militares.369

La normativa establecía un Consejo de Guerra permanente en todo el Ejército,


división y brigada, organizándolos por graduación, entre oficiales rasos y superiores. En
el caso de éstos últimos, desde coroneles hasta generales, lo presidiría el Comandante
General del Ejército, y en su ausencia lo regiría el General, con asistencia del auditor,
quien no tenía voto alguno. De no haber generales serían nombrados coroneles y por falta
de éstos se designarían tenientes coroneles. La persona encargada de instruir el proceso y
el secretario debían seguir las ordenanzas españolas, quedando en vigor también las
formas de ejecutar las sentencias. En caso de juzgar al Comandante en Jefe del Ejército o
a uno de división se establecería uno especial en el cual el nombramiento de los miembros
recaería en la autoridad suprema. 370

366
Alexander Zambrano: “Del auge al ocaso. La administración del ganado en la Provincia de
Guayana durante el gobierno republicano (1816 y 1821)” ... p. 66.
367
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... pp. 231-232.
368
“Bolívar decreta la creación del Consejo de Guerra permanente y dicta su reglamento en San
Félix a 7 de junio de 1817” en: Escritos del Libertador. T. X. pp. 232-237.
369
Ibíd.; p. 237.
370
Ibíd.; pp. 232-237.
101
Las biografías realizadas sobre José Antonio Anzoátegui han resaltado su
participación principalmente en el Consejo de Guerra seguido a Manuel Piar, aunque no
fue el único en el que actuó. El 25 de septiembre de 1817, desde Angostura, Bolívar lo
encargaba de convocar uno para juzgar al soldado desertor José Díaz, del Batallón de
tiradores de la división del General Bermúdez.371

En octubre de ese año, fue vocal junto a los generales Pedro León Torres, los
coroneles José Ucrós, José María Carreño y los tenientes coroneles Judas Tadeo Piñango
y Francisco Conde, en el llevado a cabo a Manuel Piar,372 que fuera presidido por Luis
Brión,373 teniendo a Fernando Galindo en funciones de defensor 374 y a Carlos Soublette
como fiscal.375 Lo que no ha resaltado la historiografía es la amplia y bien justificada
defensa de Galindo, en la cual el nombre de Anzoátegui sale a relucir en varias
oportunidades:

(…) si mi defendido encerraba en su seno unos planes tan alevosos y homicidas (…)
¿por qué no le escribió á sus oficiales amigos? ¿por qué no convidó al proyecto á sus

371
“Comunicación de Bolívar al General José Antonio Anzoátegui fechada en Angostura el 25 de
septiembre de 1817, por lo que dispone se convoque el Consejo de Guerra para juzgar al desertor
José Díaz” en: Ibíd.; T. XI. pp. 103-104.
372
Alirio Sánchez Mendoza planteó sobre el proceso seguido a Piar: “tenemos la firme creencia
de que la ejecución a todas luces injusta de Piar, produjo un trauma psicológico imposible de
superar para el egregio héroe barcelonés.” José Antonio Anzoátegui, la muerte del héroe: “una
historia clínica poco ortodoxa.” Cúcuta, Cámara de Comercio de Cúcuta, 1992. pp. 71-72. “(...)
Con el nuevo arreglo de jefes y tropas que hizo Bolívar tuvo buen cuidado de sacarle a Piar
algunos de sus oficiales de más disposición que le iban al lado, y colocarle a otros que le eran más
favoritos, pues que su gente envidiosa no podía permitir el engrandecimiento del mulato, pero
este estúpido no conoció la intriga que se le disponía para derribarle del modo más cruel y
escandaloso. (…)” Tomás Surroca y de Montó: La Provincia de Guayana en la Independencia de
Venezuela…pp. 294-295.
373
Bartolomé Tavera Acosta: Anales de Guayana …p. 240. Caracciolo Parra Pérez comentó: “En
carta a Bermúdez, de 4 de octubre, dijo el Libertador que se proponía escoger los jueces de Piar
entre los oficiales que no tuvieran motivos de resentimientos contra éste y que Brión, ´su paisano
y su más íntimo amigo` presidiría el tribunal. Varios vocales serían ´criaturas` de Piar. Bolívar
agregó que esperaba que si el consejo aplicaba la pena capital ´abriese camino, camino claro, para
la conmutación` (...) porque él estaba dispuesto a concederla. Sobre los sentimientos de Brión
hacia su compatriota, ¿quién tenía la razón, Bolívar o Ducoudray-Holstein? Creemos que el
primero; pero a cuanto citamos en el presente capítulo y para completar el expediente agreguemos
esta afirmación del aventurero francés (sic): ¨El almirante Brión odiaba a Piar y deploró decirlo,
contribuyó grandemente a su muerte.” Mariño y la Independencia de Venezuela ... T. II. p. 382.
374
“Comunicación de Bolívar al almirante Luis Brión fechada en Angostura el 14 de octubre de
1817, por la que participa el nombramiento de los miembros del Consejo que habrá de juzgar al
General Manuel Piar” en: Escritos del Libertador. T. XI. pp. 240-241.
375
Para conocer los argumentos del fiscal véase: Bartolomé Tavera Acosta: Anales de Guayana ...
pp. 243-248.
102
predilectos generales Anzoátegui y Torres? (…) y que sí quería convencerse más de
cuanto le decía, le escribiría al general Anzoátegui, y por su contestación vería si tenía
fundamento para hablar con esta seguridad. ¿puede caber esta idea en el más
deconcertado (sic) cerebro? Escribir al general Anzoátegui sobre semejante materia;
contar con él para un tal proyecto, empeñar en igual conspiración á un jefe tan enemigo
del desorden y de la insurrección; comunicar este plan y contar para realizarlo con uno
de los que por naturaleza misma de la empresa debía ser comprendido en la
proscripción. Al general de la guardia de honor del Gobierno, y al que por todos motivos
debía estar más en contradicción con el asesinato de los blancos, y á uno de los jefes de
más confianza de la autoridad (…) ¿por qué, si estaba seguro de que el general
Anzoátegui y los cuerpos obedecerían sus mandatos, se separa de las misiones, se
desprende de su valiente escuadrón y se viene sólo á hablar para lo (sic) conspiración á
algunos de sus enemigos? En todo esto debe haber un gran misterio que yo no puedo
penetrar.376

Según estas palabras, José Antonio Anzoátegui y Pedro León Torres, eran muy
cercanos a Manuel Piar. Lo expresa claramente su defensor al establecer las posibilidades
de implicarlo en un supuesto plan magnicida. Tanto Anzoátegui como Torres eran
“predilectos” generales compañeros del jefe oriental, a quienes consideraba como
formados por él.

A mediados de 1817 casi todos los jefes militares habían podido ser acusados de
rebelión. Mariño y Bermúdez con sus más asiduos colaboradores organizaron un
Congreso con el fin de quitarle a Bolívar la dirección de la guerra; Zaraza no les prestaba
mayor importancia a las órdenes del comando central; Páez no había reconocido sino en
forma simbólica la superioridad del caraqueño; pero ninguno de estos líderes tuvo la
ambición de construir un ejército de soldados de infantería con posibilidades para atacar
Santa Fe o Caracas como lo hizo Piar. “Al concentrarse en el general pardo de origen
extranjero, Bolívar no busca rebajar el poder de los caudillos sino eliminar a un terrible
rival que compartía su ambición reguladora. Fue ésta, sin ninguna duda, la verdadera
razón del proceso contra Piar.”377

El Capitán Juan José Conde, oficial y testigo de la ejecución de Piar ofreció una
relación detallada de las últimas cuarenta y ocho horas de su vida. El vencedor de San
Félix, entre otras cosas le preguntó: “¿Ha sabido V. si el Consejo ha terminado? No lo sé,

Ibíd.; pp. 258-261.


376

Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de


377

Independencia ... p. 318.


103
contesté, porque nadie ha venido aquí. ¿Ni el Coronel Galindo? Tampoco. Estoy un poco
de cuidado, volvió a decir, confío sin embargo en Brión y también en Torres y Anzoátegui.
¿No son ellos dos hechuras mías?

Una vez culminado el proceso y hacerse pública la sentencia Piar le pidió a Conde:

¿me permitirá mande yo la escolta que ha de ejecutarme?, no sé, le contesté, si eso puede
serme permitido. ¿Y por qué no? Repitió, solicítelo V. del Jefe Supremo. Lo hice así,
pero el General Anzoátegui, y el Comandante Francisco Conde me hicieron saber que
no debía permitírselo. Al anunciarle esto (...) me fijó la vista como espantado y nada
mas contestó (…) Luego (…) fijó los ojos en el Crucifijo y dijo: Hombre salvador, esta
tarde estaré contigo en tu mansión: ella es la de los justos, allá no hay intriga, no hay
falsos amigos, no hay alevosos.378

Piar tenía algunas esperanzas en las actuaciones de Brión, Anzoátegui y Torres,


éstos dos últimos considerados sus ayudantes más prominentes. A pesar de ello ¿Por qué
José Antonio Anzoátegui no le permitió dirigir la escolta que lo fusilaría? ¿Traicionó
Anzoátegui a Piar? Evidentemente uno de “los falsos amigos” a quienes se refería -de
acuerdo a la exposición de Conde- era Anzoátegui. 379
Su biógrafo más autorizado ha
señalado sobre este capítulo como una de sus actuaciones negativas, aunque a nuestro
entender otras fueron más oscuras. Anzoátegui era un militar con intereses particulares,
aliado de Bolívar, juzgarlo únicamente por esta acción es idealizarlo y no comprender a

378
Manuel Alfredo Rodríguez: Bolívar en Guayana. Caracas, Ediciones de la Presidencia, 1983.
(Colección: Bicentenario Bolivariano, Serie: El Continente y el Libertador, 118) pp. 79-81.
379
Fabio Lozano y Lozano argumentó “La intervención de Anzoátegui en el proceso de su amigo
y compañero, del Superior que en forma tan amplia y significativa lo destacó e hizo lucir, es la
página negra de su vida. (…) El voto de Anzoátegui en el Consejo de Guerra fatal fue escrito así:
´(...) lo condenó a ser pasado por las armas, con degradación, arreglado al artículo veintiséis,
tratado octavo, título décimo de las ordenanzas generales` ´José Anzoátegui`. Al publicar el
proceso de Piar en las ´Memorias` de O’Leary se puso esta nota: ´En el original está esta palabra
(con degradación) enmendada; parece que se escribió primero sin`. La nota es exacta. El doctor
Lecuna en su libro ´Papeles de Bolívar` (1917) reproduce en facsímil el voto de Anzoátegui. Allí
aparece claramente la enmendadura en la forma indicada. Anzoátegui escribió primero sin y luego
con degradación… El titubeo muestra turbación de conciencia. (...)” Anzoátegui…pp. 255-256.
“(…) en cuanto a la pena de degradación, fueron partidarios de ella Anzoátegui, a pesar de la
enmendadura, que indica haberse corregido la palabra sin; Conde y Piñango, si bien en el voto de
éste último dice deposición, en vez de degradación. En vista de la enmendadura que acusa el
original, podría dudarse de que Anzoátegui se apartara del voto de sus compañeros, aunque todo
permite suponer que fue partidario de la degradación. Bien puede decirse, pues, que la decisión
fue unánime en cuanto a la aplicación de la pena de muerte por fusilamiento; y hubo minoría en
cuanto a la degradación (…)” Ángel Francisco Brice: “Breve análisis histórico-jurídico del
proceso contra el General Piar” en: Revista de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, 94 (Caracas,
abril de 1968), p.19.
104
un ser humano que como todos tuvo defectos y virtudes.380

El proceso se llevó a cabo como un gran sacrificio que tenía por finalidad dar
ejemplo, había que demostrar que en lo adelante existía un gobierno militar con el derecho
de impartir alta justicia a uno de los jefes más importantes de la jerarquía. Con ello
probaba Bolívar una relación de fuerza que hubiera podido serle desfavorable, con Piar
el Libertador elimina sobre todo a un rival a su altura “Celebra sobre su cadáver su unión
con los jefes de los llanos, a la manera de un primus inter pares, y al mismo tiempo reduce
a la impotencia al faccioso Mariño.” 381

Observemos algunas opiniones posteriores que consideramos muy valiosas para


comprender mejor la situación. El realista José Domingo Díaz redactor de la Gaceta de
Caracas informó del fin de la vida y carrera militar de Piar, y en su publicación del 10 de
diciembre de 1817 se alegraba y reconocía que por vez primera Bolívar había hecho algo
bueno.382 Esclarecedor fue lo que años más tarde el General Bartolomé Salom, desde San
Esteban el 24 de agosto de 1840, le expresaba a Daniel F. O’Leary:

(…) el delito, juicio y muerte del Jenl (sic) Piar es cosa larga. (…) lo hicieron trastabillar
varias veces sus amigos con el objeto de tumbarlo a él, o al Livertador (sic), agregándose
ellos en todo ebento (sic) al lugar adonde se inclinaría la balanza del poder (Ya han
muerto dos y aun (sic) vive uno) así fue que después que lo precipitaron y que
conocieron que la balanza se inclinava (sic) al Livertador (sic) lo desampararon y se
pusieron al partido pudiente (…) aprendido con engaño que fue el Jenl (sic) Piar (…)
manteniéndolo en los primeros días al S. Jenl (sic) Piar en casa de uno de los dos
muertos de qe. (sic) Hago mención en mi párrafo anterior al S. Jenl (sic) Anzoátegui y
después pasándolo (sic) á la cárcel (sic) bajo custodia (…).

En la correspondencia se deja ver claramente que Anzoátegui formaba parte de la


conspiración, mostrando de igual forma la gran amistad que los unía, pues previo al
proceso lo acogió en su casa, motivos más que suficientes para que Anzoátegui se hubiese

380
Los próceres no dejaban de ser hombres llenos de pasiones y de natural egoísmo, se insultaban
mutuamente y no vacilaban, para aparecer bien cada uno y defender su propia conducta, tal como
lo señaló Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. I. p. XX.
381
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... pp. 318-319.
382
Argenis Gómez Pérez: Historia de un antihéroe: Obra científica y labor periodística del Doctor
José Domingo Díaz (1772-1842?) ... pp. 206-207.
105
abstenido de formar parte del Consejo, o de oponerse al veredicto final. 383 En carta
posterior aclara: “(…) Efectivamente mi amigo, Anzoátegui y Sánchez son los dos
muertos. El segundo de los muertos redobló su infamia en Angostura el año 1819 contra
el Libertador, y murió poco después.”384

El escritor Andrés Pietri consideró que en el Consejo de Guerra influyó de manera


decisiva para la sentencia el manifiesto del Libertador del 5 de agosto de 1817, en el cual
se desprestigiaba al General Piar ante el ejército y la ciudadanía ¿dígame usted si después
de esa requisitoria, ese Consejo de Guerra iba a absolver al reo?385 Desde el punto de
vista jurídico el procedimiento no tuvo fallas que señalar. La sentencia se fundamentó en
las Ordenanzas del Ejército de España del Rey Carlos III en 1768 que contemplaban en
su Título VI lo atinente al Consejo de Guerra de Oficiales Generales; 386 en el decreto
sobre conspiradores dictado por Bolívar en Puerto Cabello en agosto de 1813 que
instauraba la pena de muerte,387 y el procedimiento se rigió por el ya citado reglamento
sobre el modo de conocer y determinar las causas militares, dictado en San Félix el 7 de
junio de 1817 y que podría suponerse consecuencia de los sucesos de Cariaco y de las
supuestas actividades conspirativas de Manuel Piar.388

383
Andrés Pietri: “Estudio Biográfico sobre la vida del General José Antonio Anzoátegui” en: La
Esfera, Caracas 7 de diciembre de 1946. p. 5. La carta se publicó en la “Revista de América” Nº
1 en enero de 1945, correspondencia inédita conservada en el Archivo del doctor Eduardo Santos.
“El General Manuel Piar fue mal fusilado. Él formaba parte de una conspiración cuyo jefe era el
General Santiago Mariño, (...)” “Estudio Biográfico sobre la vida del General José Antonio
Anzoátegui” en: La Esfera, Caracas 3 de diciembre de 1946, p.4. Para ampliar información sobre
la causa consúltese las Memorias de O`Leary, T. XV. pp. 351-422, donde se ubica el proceso
completo y el trabajo de Samuel Antonio García y José Ramón Eljuri: Proceso seguido al General
Manuel Carlos Piar. Caracas, Tipografía Vargas, 1975.
384
Manuel Alfredo Rodríguez: Bolívar en Guayana… p. 72. Se refería a Juan Francisco Sánchez
uno de los testigos del juicio. Sobre el personaje véase: Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la
Independencia de Venezuela...T. III. pp. 217-218.
385
Andrés Pietri: “Estudio Biográfico sobre la vida del General José Antonio Anzoátegui” en: La
Esfera, Caracas 5 de diciembre de 1946. p. 4.
386
Para mayor información sobre los Consejos de Guerra en el período colonial consúltense las
obras de Santiago Gerardo Suárez: Las Instituciones Militares Venezolanas del Período Hispánico
en los Archivos (Índice Sistemático y Documental). Caracas, Academia Nacional de la Historia,
1969. (Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 92); y El Ordenamiento Militar de Indias.
Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1971 (Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela,
107)
387
“Decreto en que se establece la pena de muerte contra los traidores á la patria y perturbadores
del orden y tranquilidad pública” en: José Félix Blanco y Ramón Azpurúa: Documentos para la
vida pública del Libertador… T. IV. pp. 709-710.
388
Asdrúbal González: Manuel Piar. Valencia (Venezuela), Vadell Hermanos Editores, 1979. p.
200.
106
Germán Carrera Damas, historiador de reconocido prestigio argumentó que “(…)
la insumisión de Manuel Piar a Simón Bolívar, basando su pretensión el primero en las
propias victorias y en los sucesivos fracasos del segundo, nos es presentada poco menos
que como un crimen de lesa patria. Se le condena, en última instancia, por no dar pruebas
entonces de una clarividencia que administra hoy con desenfado cualquier escolar.”389
Esta opinión también es sustentada por la investigadora Yolanda Salas en interesante
trabajo en el cual presenta la figura épica y libertaria del General Piar en la memoria
colectiva de los habitantes de la Región Guayana, pudiéndose leer, interesantes cuestiones
que “A Piar se olvidó, pues como los que lo mataron fueron sus enemigos, ellos se
encargaron de erradicarlo. Lo mataron y ni siquiera lo enterraron.390 Todo eso lo
silenciaron. El tribunal se calló todo: el jefe en esa época era Simón Bolívar.”391

Otros Consejos en los que participó José Antonio Anzoátegui fueron posteriores
al de Piar. Carlos Soublette desde el Rastro le solicita reunir uno para el 14 de febrero de
1818, con la intención de juzgar en juicio verbal al capitán de caballería N. Machado,
acusado de robarle una “casaca de uniforme” al General de Brigada Manuel Valdés. Había
sido nombrado como fiscal el Teniente Coronel Mariano Plaza, hermano de Ambrosio
Plaza.392 Asimismo, en enero del 1819, desde San Juan de Payara, Anzoátegui le escribió
una amplia y detallada carta a Francisco de Paula Santander, en la cual le exponía el
trabajo realizado con respecto a la disciplina de la infantería y caballería, a su vez
haciendo alusión a un caso particular, el de “Alzurito” juzgado por un Consejo de Guerra
y condenado a muerte por insubordinación. Lo consideraba un joven valiente y patriota,
pero de genio fuerte y altanero, de quien sentía su fallecimiento, aunque estaba
convencido de la necesidad del castigo, para así evitar males mayores, tal como había

389
Germán Carrera Damas: Metodología y estudio de la Historia… p. 167.
390
Sobre el particular véase el corto trabajo de Hildelisa Cabello Requena: Manuel Piar... y su
trance al más allá. Villa de Cura, Editorial Miranda, 2017.
391
Yolanda Salas: “Piar, el Héroe mártir de la Independencia” en: Anuario de Estudios
Bolivarianos, 10 (Caracas, 2003), p. 216. Yolanda Salas: “Manuel Piar: Mito y leyendas de una
identidad forjada en la trasgresión” en: Mitos Políticos en las sociedades andinas. Orígenes
invenciones y ficciones. Baruta, Universidad Simón Bolívar, Universidad de Marne-La-Vallée,
2006. (Germán Carrera Damas, Carole Leal Curiel, Georges Lomné, Frederic Martínez
compiladores) pp. 301-325.
392
“Oficio para el general de Brigada José Antonio Anzoátegui fechado en el Rastro el 14 de
febrero de 1818, con instrucciones para que reúna el Consejo de Guerra para oficiales, para juzgar
a un oficial, acusado de hurto” doc. 2665, José Antonio Anzoátegui, disponible en:
http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/inicio.php.
107
sucedido con la traición de Moreno a Santiago Mariño. 393

Uno particular será contra quien apodaban “El Torcido,” nos referimos al Coronel
Ramón Nonato Pérez.394 Este era “un gran capitán irregular. Nacido cerca de 1778 en la
Nueva Granada, libra la pequeña guerra en los llanos desde 1812, cuando rinde servicio
como teniente en una compañía destinada a combatir a Yánez. Condujo rápidas campañas
de caballería desde 1816 y había participado en los combates de la mata de la Miel, El
Yagual, y Mucuritas. Guerrillero emérito, tenía los títulos necesarios para que todos lo
reconocieran.” 395 El 15 de junio de 1819 en Tame fue nombrado Anzoátegui presidente
del Consejo de Guerra que lo juzgaría, siendo vocales Francisco de Paula Santander,396
Ambrosio Plaza, Francisco Alcántara, Cruz Carrillo, José Jugo y José Rafael de las Heras,
debiendo reunirse al siguiente día a las ocho de la mañana.397

Tal cual como se estipulaba se congregaron, pero no pudieron llegar a una


conclusión sobre el caso. José Antonio Anzoátegui le informaba a Bolívar que se
encontraban “embarazados para pronunciar sentencia” por no haberse agregado al
proceso un bando publicado por el jefe del Ejército de Apure contra aquellas personas
quienes arbitrariamente asesinasen a otros, “la fecha de dicho bando, los términos en que
hace tal prohibición, la creencia cierta de estar revocado, o confirmado por V.E después
de que personalmente ha mandado dicho exército (sic), todas son cosas, que el consejo
no conoce para asegurar su conciencia.” Aumentaba las dudas pues también le explicaba

393
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… pp. 362-363.
394
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 413. “Nonato Pérez (...) Dicho jefe, si bien muy valiente era sobrado altanero
y déspota con sus subordinados. Al año siguiente y antes de partir para Nueva Granada, El
Libertador ordenó a Páez que fuera a Guasdualito a prender al insoportable guerrillero que no
tuvo nunca la importancia que Irvine le atribuye. Nonato fue preso y remitido a San Fernando,
pero luego volvió al servicio.” Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de
Venezuela...T. II. p. 536.
395
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 353.
396
Santander le informa a Carlos Soublette el 31 de mayo de 1819 “Si en vez de Nonato viene
Páez desde el principio, se hubiera hecho mucho más y más pronto. El tal señor Nonato es un
charlatán grocero (sic), que no se desvela sino por robar y hablar mal de cuantos puede, como
sean de los que le hacen sombra. El día de una batalla es tan guapo como tantos que hacen menos
ruido y son menos peligrosos.” “Nonato, charlatán y ladrón” en: Santander y los ejércitos
patriotas 1819. T. II. p. 186.
397
“Libro de ordenes generales del ejército de operaciones de la Nueva Granada de que es
comandante en jefe el general de brigada ciudadano Francisco de Paula Santander” en: Boletín de
Historia y Antigüedades, 326 (Bogotá, diciembre de 1941), pp. 1127-1128.
108
la falta de una ley que estipulase la pena sobre tal cuestión, por lo cual acudían al
Libertador directamente. Anzoátegui la consideraba una causa complicada y crítica pero
no querían dejarlo a medias.398

Las actuaciones de José Antonio Anzoátegui en los diversos Consejos de Guerra


que le tocó integrar, ha sido valorada por sus biógrafos, exclusivamente en función de su
accionar en el seguido a Manuel Piar, en parte por lo que ha implicado para la
historiografía venezolana tal caso, en el cual, como hemos podido observar, se muestra a
Anzoátegui como un militar que decidió entre dos jefes, adscribiéndose al mando de
Bolívar y traicionando a su compañero Manuel Piar.

398
“El General Anzoátegui al Libertador” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 2
(Caracas, junio de 1913), p. 151. No estamos seguro que terminó sucediendo, aunque Pérez
aparece en julio de 1819 entre los líderes de la Batalla en Gameza. Según Fabio Lozano y Lozano
“El coronel Ramón Nonato Pérez figuraba como jefe de una Columna, aun cuando un Consejo de
Guerra en Tame, presidido por Anzoátegui, lo condenó a servir sin mando alguno.” Anzoátegui…
p. 365.
109
CAPÍTULO 6

DERROTA EN LOS LLANOS Y REORGANIZACIÓN MILITAR (1818)

6.1 Unión de fuerzas patriotas

Luego de liberado parcialmente el territorio, pues todavía gran parte del centro y
todo el occidente se encontraba en manos de los realistas, se instaura el gobierno
republicano en Angostura. Simón Bolívar inició una serie de reformas con el propósito
de crear un ejército profesional basado en el modelo europeo de las instituciones
militares,399 y al mismo tiempo abrió otras posibilidades para la guerra. 400 También,
organizó una nueva institucionalidad republicana, el 24 de septiembre de 1817 creó un
Estado Mayor, con un General de división, o al menos de brigada, a la cabeza; marcando
así el estreno de su campaña a favor de la profesionalización y en contra del
personalismo.401 El 6 de octubre fue instituido un Tribunal de Primera Instancia y una
Alta Corte de Justicia y a finales de ese mes fue nombrado un Consejo Provisional de
Estado, para asesorar al jefe supremo compuesto por numerosos militares, integrado de
tres secciones: Estado y Hacienda, Marina y Guerra e Interior y Justicia. El 5 de
noviembre creó el Consejo de Gobierno para que se encargase de la dirección de la
administración pública mientras estuviese en campaña,402 otras de sus funciones eran
recibir los ministros extranjeros, negociar los traslados comerciales, adquirir armas,
municiones y material de guerra y garantizar el abastecimiento del ejército.403 Se logra
instalar allí un gobierno central fuerte, diferente al esquema federal y de la
descentralización del poder de la cual eran partidarios varios caudillos regionales.404 El
personal político de estas instituciones es cercano al Libertador y estos hombres se
imponen como engranajes fundamentales en la administración de la guerra. 405

399
John Lynch: Caudillos en Hispanoamérica, 1800-1850 ... p. 99.
400
Luis Ugalde: “La costosa emancipación nacional” en: La Independencia de Venezuela… p. 47.
401
John Lynch: Caudillos en Hispanoamérica, 1800-1850... p. 99.
402
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... pp. 233-234.
403
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 321.
404
Alexander Zambrano: “Del auge al ocaso. La administración del ganado en la Provincia de
Guayana durante el gobierno republicano (1816 y 1821)” ... p. 69.
405
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 321.
110
Algunos autores consideraron esos doce meses de 1817 como los más importantes
desde el punto de vista militar de todo el enfrentamiento por la Independencia.
Retomando planteamientos precedentes de la historiografía el historiador Ángel Rafael
Lombardi Boscán argumenta que el infortunio sufrido en la isla de Margarita y la caída
de Guayana, pusieron a Pablo Morillo junto con los partidarios de la causa del rey, por
primera vez a la defensiva.406 Angostura por el Orinoco tuvo vía abierta para la
comunicación exterior, y por los ríos Meta y Apure, con sus afluentes, sirven de amplios
corredores por donde los patriotas podrán moverse en un vasto territorio que va del
Atlántico hasta la cordillera andina en la Nueva Granada. 407 “La conquista de un arraigo
territorial permite la estabilización de una república en armas y en harapos. La posesión
de la humilde capital que es Angostura le permite en efecto restablecer un orden legal,
por primera vez desde la derrota de 1814.”408

Otra de las ventajas que trajo la victoria fue la posibilidad de adquirir del exterior
armamento para la guerra. Después de siete años de enfrentamiento y de complicaciones
a la hora de obtener pertrechos militares, la situación había sido modificada bruscamente
en el ámbito internacional especialmente en Inglaterra, que, con la derrota de Napoleón
en 1815, conquistó una indiscutible supremacía mundial. Como resultado de los pactos
de paz quedaron allí grandes cantidades de material de contienda, cañones, fusiles y
municiones sobrantes que se amontonaron en los depósitos, tales condiciones
favorecieron a que los criollos compraran equipos militares a crédito en Londres.409

Creadas estas instituciones centrales Simón Bolívar erigió los espacios de dominio
de los caudillos militares en las regiones, coincidiendo con las zonas de influencia de los
jefes independientes unas de otras, la de occidente dirigida por José Antonio Páez; la del
centro con el Libertador a la cabeza; y la de oriente, la más conflictiva, pues tanto
Arismendi, Bermúdez y Mariño luchaban por la supremacía. Hay que tener presente que
en las tres funcionaban una gran cantidad de guerrillas que coexisten con los cuerpos

406
Ángel Rafael Lombardi Boscán: Banderas del Rey …p. 257.
407
Luis Ugalde: “La costosa emancipación nacional” en: La Independencia de Venezuela … p.
47.
408
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 322.
409
Gladys Ortega: “La logística del Ejército Libertador durante la Guerra de Independencia” ...
pp. 82-83.
111
regulares. 410

Con la intención de terminar la contienda prontamente el Estado Mayor patriota


decide ejecutar un gran plan de ofensiva en 1818. La coalición de las tropas debía dirigirse
desde los Llanos a Caracas, objetivo principal del Libertador, esta maniobra por tiempo
organizada “(…) pero mal preparada, permite por fin asociar a Páez a los planes de la
pequeña república de Angostura.” 411 Por primera vez Bolívar se reúne con éste y le pide
su apoyo, creando una coalición de fuerzas republicanas, El Libertador y el resto
conducen 3.000 hombres armados con tan sólo 1400 fusiles, mientras Páez dispone de
1.000 soldados de caballería y de 250 hombres de infantería.412

En este marco se entiende el movimiento táctico realizado por parte del ejército
cuando se desplaza desde Guayana hacia los Llanos,413 para luego atacar
coordinadamente algunos territorios de la zona norte de Venezuela, e intentar tomar a
Caracas. Según Miguel Acosta Saignes la tropa organizada por Páez nunca fue llamado
“Ejército Libertador de los Llanos,” lo cual resulta muy singular pues estas ejercieron una
labor liberadora eminente que culminan en la Batalla de Carabobo varios años después,
pero nunca se les asignó el cognomento usado para otros. 414

José Antonio Anzoátegui participó en esta campaña militar que culmina en un


rotundo fracaso. Los cinco primeros meses de 1818 se movilizaron entre Guárico, los
valles de Aragua, Carabobo, Cojedes, Portuguesa, Barinas y Apure, desplegando una
intensa actividad bélica. La situación de los patriotas seguía siendo complicada a pesar
de la ventaja obtenida por la ocupación de Guayana. “La región no tiene sino 30.000
habitantes y está arruinada por la guerra. Las tropas mal equipadas y medio muertas de
hambre, no cuentan, siendo optimistas, con más de 3.000 a 3.500 hombres bajo las

410
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 321.
411
Ibíd.; p. 355.
412
Ibíd.; p. 373.
413
El 19 de octubre de 1817, Bolívar desde Angostura, le adelantaba al Coronel Antonio José de
Sucre la campaña que iniciaría “(…) Dentro de quince días estará todo listo para marchar a San
Fernando (...) 7000 hombres entrarán en los Llanos de Calabozo á las órdenes de los generales
Urdaneta, Zaraza, Páez y Anzoátegui. Creo que con estas fuerzas entraremos a Caracas y
libertaremos a Venezuela (…) Bolívar.” Vicente Lecuna: Cartas del Libertador. T. I. pp. 315-316.
414
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 221.
112
órdenes directas del Libertador, y otros tantos bajo Páez.”415 Los realistas siguen
combatiendo y cuentan con una gran cantidad de recursos, el Ejército de Morillo
compuesto por cinco divisiones sigue al frente del enfrentamiento, sólo en el Apure tiene
3.680 hombres repartidos en tres columnas una bajo su dirección, las otras dos al mando
de Sebastián de la Calzada y de Aldana, con cuatro batallones de infantería, 17
escuadrones de caballería y unidades de artillería.416

Los inicios de la cruzada son favorables a los patriotas. Páez se preocupa por tomar
el puerto fluvial de San Fernando que domina la navegación del Apure. En el norte, las
tropas de Guayana remontan el valle del Guárico, y el 12 de febrero, luego de la derrota
de El Sombrero, Morillo debe recluirse en Calabozo que abandona el 15, a pesar de la
victoria las deserciones se multiplican.417

El Libertador se dirige el 11 de marzo hacia Maracay y Cagua, pero el movimiento


rápido hacia Caracas divide al Ejército de sus líneas interiores, y tiene que retroceder
hacia el Llano después del desastre de El Semen. “La operación es ejemplo, normal, de
un ejército victorioso debilitado por sucesivos éxitos. El alejamiento cada vez mayor de
la base, el trasporte de los heridos, la organización cada día más problemática de los
pertrechos, el desgaste de la moral en territorio enemigo, las comunicaciones cada vez
más lentas crean problemas insuperables.”418 El 20 de marzo llegan a Calabozo,
encargándose José Antonio Anzoátegui de la defensa interior de la plaza, y apoyado por
el Coronel Santander,419 por su parte el General Zaraza se ocuparía de la defensa exterior.
420
A finales del mes, luego de tres años de constante evasión, el primer intento de choque
frontal entre dos grandes ejércitos culmina en derrota para los patriotas en la batalla de
La Puerta, la cual los precipita a una situación complicada.421

415
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 371.
416
Ibíd.; p. 372.
417
Ibíd.; p. 374.
418
Idem.
419
Francisco de Paula Santander: Diarios de campaña, libro de órdenes, y reglamentos militares
1818-1834. Bogotá, Biblioteca de la Presidencia de la República, 1988. (Fundación para la
conmemoración del Bicentenario del natalicio y el Sesquicentenario de la muerte del general
Francisco de Paula Santander) pp. 3-5.
420
“Parte de Guerra fechado en las cercanías de Ortiz el 28 de marzo de 1818” doc. 2770, José
Antonio Anzoátegui, disponible en: http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/inicio.php.
421
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
113
A pesar de la unión de fuerzas entre los partidarios de la Independencia estas se
diferencian claramente, por un lado, la infantería guayanesa cuyos batallones son
denominados por sus nombres, y por el otro las caballerías llaneras llamadas por el mote
respectivo de sus jefes.422 Dos meses más tarde, específicamente el 2 de mayo,
Anzoátegui participó junto a Páez en la Batalla de Cojedes donde enfrentaron al ejército
liderado por el realista Miguel de la Torre, el “Centauro de los Llanos” relataba en su
autobiografía:

Tanto al general Anzoátegui, que mandaba la infantería como á los demás jefes y al de
mi estado mayor, comuniqué mi plan de ataque (…) Excelente les pareció (…); pero
Anzoátegui por tres veces me suplicó que no avanzara yo con la caballería, pues para
ejecutar el movimiento se necesitaba de mi presencia. Confirmé yo entonces el dicho
vulgar de que no hay hombre cuerdo á caballo; pues, olvidando mi promesa, avancé con
la Guardia y arrollé casi toda la caballería enemiga (…) en el impulso de la carrera, me
acordé de lo que había prometido á Anzoátegui, pero ya no había remedio (…).423

Alejándonos del testimonio aportado, en el enfrentamiento no hubo un claro


ganador, aunque fue común que cada uno de los bandos en pugna se abrogara la
victoria.424 Ejemplo de ellos fue la carta del 8 de mayo que le escribió Morillo a los
gobernadores de las antillas británicas informando que las armas reales habían triunfado
en El Sombrero, Maracay, La Puerta, Rincón de los Toros, San Carlos, y Sabana de
Cojedes con la destrucción de más de 3.500 rebeldes y la toma de 2.500 fusiles, 12
banderas, 4 cañones, 200 cargas de municiones, 40 cajas de guerra, 3000 caballos y 1000
mulas.425

Como hemos adelantado, no fue una campaña favorable para los republicanos
quienes marcharon en retroceso hasta San Fernando, llegando el 21 de mayo. Allí quedó
José Antonio Páez como Comandante en Jefe del Apure. Importante recordar que éste

Independencia ... p. 374.


422
Ibíd.; p. 375.
423
Autobiografía de José Antonio Páez. T. I. pp. 165-166.
424
“(…) el general Anzoátegui mandaba la infantería, (…) el campo quedó cubierto de mil
cadáveres, de multitud de armamento, municiones, equipajes, comisaría y gran cantidad de
prisioneros (…) nuestra perdida es pequeña: pero se hace muy sensible por no haber podido
obtener un completo suceso (…)” “Estado Mayor General-Boletín del Ejército Libertador de
Venezuela del día 19 de mayo de 1818” en: Correo del Orinoco, Angostura 27 de junio de 1818,
p.1
425
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela ... T. II. p. 462.
114
estuvo en desacuerdo con Bolívar debido a su tendencia a tratar de invadir el centro de la
República y por algunas cuestiones tácticas.426 La operación de 1818 fue una prueba de
las “incoherencias entre la estrategia, la táctica, los modos de organización militar y los
medios humanos” permitiéndoles observar a los jefes patriotas que sus esfuerzos no
funcionarían si se dejaban “espacios lisos.” El plan adoptado era muy simple, se trataba
de tomar Caracas movilizándose por el sur, por las entradas de los Llanos que son Villa
de Cura y San Juan de los Morros. El duro fracaso no desanima los planes de la ofensiva
directa contra la capital y la ley marcial permitió el reclutamiento rápidamente de hombres
para suplir las perdidas.427

La cuestión del alistamiento y de los remplazos que procuraban a ambos bandos,


reparar las pérdidas causadas por las batallas, las enfermedades y la deserción, el desgaste
por estas causas eran terribles y en fin de cuentas pesaba sobre el país, ya que era sangre
de sus habitantes que corría y los restos de su riqueza que ambos consumían. El análisis
de los reemplazos permite observar una de las particularidades de la guerra y el papel que
en ella cumplían ciertos caudillos, “verdaderos sargentos reclutadores.” 428

Cumplir esta función le toca a José Antonio Anzoátegui, por ello se embarca
nuevamente para Angostura junto a Bolívar.429 Si bien el esfuerzo patriota por vencer a
las tropas realistas fracasa una vez más, a diferencia de ocasiones anteriores, esta vez el
aparato militar no se desarticula por completo, pues el enclave del Oriente, los Llanos y
Guayana se mantiene firmemente en manos de los partidarios de la Independencia. 430

Importante recordar que a principios de marzo de 1818 habían llegado a Angostura


una brigada de artillería y cuatro regimientos de militares ingleses, pues desde un año
antes, habían sido comisionados los coroneles English y Elsom para reclutar hombres en
Europa. En febrero de ese año el vicepresidente Zea envió al almirante Brión para que
trasladase desde las antillas los extranjeros contratados, debido tanto a las gestiones de
los militares y del representante de Venezuela en Inglaterra Luis López Méndez. Cuando

426
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... pp. 239-240.
427
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 373.
428
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela ...T. II. p. 457.
429
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… pp. 303-304.
430
Domingo Irwin: “Los militares y los civiles” en: La Independencia de Venezuela … p. 97.
115
Bolívar llega tenía entre sus propósitos el de organizarlos y distribuirlos entre las tropas
del Llano reforzando la infantería y la artillería.431 Varios de los legionarios recién
incorporados dejarán valiosos testimonios para la posteridad.

La llegada de los soldados al principio fue lenta, ya en el segundo semestre de


1818 y a principios de 1819 esto cambia e ingresan al territorio en mayor cantidad,
permitiendo fortalecer el endeble gobierno de Angostura que los requirió y manejó su
integración al Ejército patriota.432 En este caso el reclutamiento seguía dos vías, una se
deriva de la decisión personal de aventureros sin paga, son de este tipo James Rooke y
Alexander Alexander “quien después de su vida errante combate al lado de los patriotas
sobre los que no sabe casi nada, y quien a fe de su sola declaración -habría sido teniente
de milicias en Nottingham y sirvió en Irlanda, Sri Lanka y Demarara-obtiene el grado de
Capitán.” 433 La segunda forma será a través de una organización intercontinental como
hemos visto, Luis López Méndez y otros, representantes patriotas en Londres, fueron los
encargados de buscar oficiales ingleses interesados en la lucha revolucionaria.434

6.2 Recluta en las misiones

Dentro de las filas de los leales al Libertador, José Antonio Anzoátegui ascenderá
militarmente de forma vertiginosa, convirtiéndose en uno de sus hombres de confianza e
insustituible para determinadas instrucciones, logrando demostrar garantía en el
cumplimiento de las órdenes impartidas,435 a pesar de algunos descalabros. Asumir otras
tareas castrenses le corresponderá en su nuevo accionar en Guayana, entre junio y octubre
de 1818. El 8 del primero, en comunicación de Bolívar con el Comandante de Artillería,
le ordenaba le diera a Anzoátegui todo el armamento útil que hubiera para ese momento
en el parque.436 ¿Con que fin? el Libertador dispuso que se recompusiera en la provincia

431
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 241.
432
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 384.
433
Ibíd.; pp. 385-386.
434
Ibíd; p. 386. Sobre el tema consúltese: Mathew Brown: Aventureros, mercenarios y legiones
extranjeras en la Independencia de la Gran Colombia. Bogotá, La Carreta Editores, 2010.
435
Inés Quintero: Antonio José de Sucre. Biografía Política… p. 98.
436
Archivo General de la Nación. Subfondo Revolución y Gran Colombia. Sección Gobierno.
Gobernación de Guayana. T. V, 1818. F. 105. (En adelante AGN)
116
la guardia de honor,437 completándola con 500 hombres y organizando un nuevo Batallón,
el Angostura, al mando del Coronel Mauricio Encinoso.438

Alistar era la labor que debía cumplir Anzoátegui, pues no se contaba con
suficientes individuos, las derrotas de la campaña previa había mermado los disponibles,
en esta oportunidad fue fundamental incluir a los indígenas, aunque fuera engañados o
por la fuerza.439 El 13 de junio, Bolívar le escribe al padre José Félix Blanco,
Comisionado General de las misiones para que le entregase 100 reses a José Antonio
Anzoátegui.440 Ese mismo día, en otra nota, le autorizaba el embarco de los semovientes
“a las colonias libres de derechos.”441

Para entonces el Consejo de Gobierno comienza a tomar medidas relacionadas


con la administración del ganado, su actuación se orientó a librar providencias en función
del intercambio de ese recurso, principalmente para la compra de insumos de guerra,
pólvora de fusil, balas de todo calibre, porta bayonetas, quintales de plomo, piedras de
chispa, chaquetas de uniformes, calzones, calcetines, zapatos, botines, gorras de
infantería, hilo para chinchorro y barriles de galleta.442

Era evidente la importancia de los animales tanto para la alimentación de la tropa


como para el comercio. El 16 de junio Simón Bolívar les participaba a los comandantes
del Caroní, Upata y al religioso para que apoyaran la labor iniciada por José Antonio

437
“El nombre de Guardia de Honor fue luego aplicado al cuerpo que, a proposición de
Anzoátegui, formó el Libertador en julio de 1818 (...)” Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la
Independencia de Venezuela...T. II. p.249.
438
“(…) que según las posteriores órdenes de S.E todos los hombres restablecidos que salgan del
hospital, y la recluta que se haga del otro lado del Caroní, hasta Caicara, se destinará a formar el
nuevo batallón (…)” AGN. Subfondo Revolución y Gran Colombia. Sección Gobierno.
Gobernación de Guayana. T. V, 1818. F. 175.
439
“Respetando los privilegios de los indios, ningún gobernador se atrevió a pedir mozos para la
milicia, y solamente Fitzgerald pidió cuatrocientos hombres y sin embargo de que escogieron los
peores de los pueblos fueron dos religiosos para cuidarlos.” Tomás Surroca y de Montó: La
Provincia de Guayana en la Independencia de Venezuela… p. 289.
440
“Oficio de Bolívar para el comisionado general de las misiones, fechado en Angostura el 13 de
junio de 1818, con la orden de poner 100 reses a la orden del general Anzoátegui” doc. 2832, José
Antonio Anzoátegui, disponible en: http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/inicio.php.
441
“Oficio de Bolívar para el general de brigada José Antonio Anzoátegui, fechado en Angostura
el 13 de junio de 1818, con la autorización para que embarque 100 reses” doc. 2831, José Antonio
Anzoátegui, disponible en: Ibíd.;
442
Alexander Zambrano: “Del auge al ocaso. La administración del ganado en la Provincia de
Guayana durante el gobierno republicano (1816 y 1821)” ... p. 71.
117
Anzoátegui y le entregasen toda la gente útil “para el servicio de las armas” que estuviesen
disponibles.443 Con la participación de los indígenas en la guerra, no solo los cañones y
fusiles fueron las armas exclusivas utilizadas en el enfrentamiento, ya que ambos bandos
los alistaron en su filas y trasladando a los sitios de enfrentamiento sus armas primitivas,
mazas, flechas y arcos.444

Con la orden de completar el Batallón Angostura, así como de mantener la


tranquilidad en aquel departamento, el 18 de junio se embarcó Anzoátegui con la Guardia
de Honor445 rumbo a las misiones, disponiendo Bolívar los buques necesarios y que se
llevaran al puerto de San Miguel446 todos los caballos necesarios para el traslado a la villa
de Upata.447 Ese fondeadero se convirtió, entre 1817 y 1819, en el gran centro productor
del tasajo para las tropas, la carne era objeto de un particular tratamiento a base de sal,
esto con el fin de extender su duración y conservación.448 El consumo desordenado del
ganado también llevó a situaciones de insalubridad que generaron enfermedades y
muertes, tal como sucedió en el territorio según testimonios dejados por algunos viajeros.
449

El Libertador responde a un oficio del 24 de junio, en el cual José Antonio


Anzoátegui le informaba sobre las primeras reclutas realizadas en el Bajo Caroní,450
comprometiéndose en enviarle uniformes para los “naturales, que no dudo que bien
tratados se presenten todos, y us. levantará un cuerpo muy numeroso.” Comúnmente el

443
AGN. Subfondo Revolución y Gran Colombia. Sección Gobierno. Gobernación de Guayana.
T. V, 1818. F. 122v.
444
Gladys Ortega: “La logística del Ejército Libertador durante la Guerra de Independencia” ... p.
88.
445
En junio de 1818 cuenta en sus filas con 60 indígenas. Clément Thibaud: Repúblicas en Armas.
Los ejércitos bolivarianos en la guerra de Independencia ... p. 491.
446
Una descripción pormenorizada del pueblo véase en: La vida de Alexander Alexander escrita
por él mismo… p. 27.
447
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 311.
448
Gladys Ortega: “La logística del Ejército Libertador durante la Guerra de Independencia” ... p.
91.
449
Alexander Zambrano: “Del auge al ocaso. La administración del ganado en la Provincia de
Guayana durante el gobierno republicano (1816 y 1821)” ... pp. 77-78.
450
“Altagracia fue fundada en 1734; en 1803, tenía 800 habitantes. Su conveniente ubicación la
hacía el depósito para los reclutas conseguidos por Anzoátegui en las misiones (…)” John Princep:
Diario de un viaje de Santo Tomé de Angostura en la Guayana Española, a las Misiones
Capuchinas del Caroní. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1975. (Colección
Viajeros y Legionarios, 3) p. 25.
118
trato hacia los indígenas fue severo y sanguinario, en la mayoría de las oportunidades
fueron privados de su libertad. Aprobaba Bolívar que a éstos se les permitiera trabajar en
sus labores personales los días completos de miércoles y sábados, y recomendaba
ampliarlo a tres y “que conozcan que ya son hombres libres y no esclavos como lo eran
en tiempo de los capuchinos,” a su vez pedía información sobre el funcionamiento de las
misiones, adelantándole en la misiva la llegada de armas451 para el grupo que se
organizaba.452

En contraste con lo señalado, el testimonio de Alexander Alexander genera


profundas contradicciones “(…) Yo pensaba mucho cómo habrían logrado los criollos
forzar a tantos indios a dejar sus casas y familia en tan corto tiempo. Los obligaban a
llevar armas, y vivir bajo la ley militar; y se les azotaba y se les fusilaba si desertaban, en
el mismo continente donde eran temidos y halagados (…) Grandes números de estas
pobres criaturas no sabían una sola palabra de castellano (…)”453 Este fenómeno de la
recluta forzada y la deserción fue constante y significaba un especial cuidado de los jefes
militares, por lo general las fugas de tropas se producían en los territorios de donde eran
oriundos los soldados.454 En este caso particular también trajo consigo un desastre
demográfico en la zona de Guayana con la militarización de las misiones, causando la
recluta forzosa, las enfermedades contagiosas y la huida de los naturales de sus pueblos.455

100 fusiles con sus bayonetas y cartucheras le fueron enviadas a José Antonio
Anzoátegui el 1° de julio por parte del Estado Mayor, asimismo y por orden del Jefe
Supremo todos los sastres de Angostura se ocuparon de la fabricación de los uniformes.
El 25 del mes informó Anzoátegui sobre la propuesta de ampliar la organización a dos

451
Efraín Schacht Aristiguieta: “Prólogo” a Diario de un viaje a las Misiones Capuchinas del
Caroní de John Princep … pp. X-XI.
452
Memorias del General O’Leary. T. XVI. pp. 63-64.
453
La vida de Alexander Alexander escrita por él mismo…p. 30. Y de John Princep: “Según las
reglas, los indios trabajaban alternativamente una quincena en sus propios sembradíos y para ellos
mismos, y la siguiente para la comunidad, en otras palabras, para sus directores espirituales, (…)
Cuando los Patriotas tomaron posesión por primera vez de la región (…) se proclamó la libertad
para los indios; pero después debido a la urgencia de obtener provisiones para las tropas en el
frente, se les pidió que dieran la mitad de su tiempo al gobierno hasta el completo establecimiento
de la república. (…)” John Princep: Diario de un viaje de Santo Tomé de Angostura en la Guayana
Española, a las Misiones Capuchinas del Caroní … p. 21.
454
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 233.
455
Juanita Buchholz: “Cambios demográficos en las misiones del Caroní 1816-1823” en: Anuario
de Estudios Bolivarianos, 12 (Caracas, 2005), pp. 93-115.
119
batallones de infantería e incluir un cuerpo de zapadores, lo cual le fue aprobado.456 Luego
se le comunicó que la vestimenta sería distribuida al grupo una vez iniciada la campaña
y no antes, además se le anunció un nuevo envío de 1000 fusiles, 10.000 cartuchos sin
bala y la misma cantidad con bala para la instrucción de los reclutas.457 Todo esto se hacía
con la intención de incorporar a los naturales bien ataviados y con elementos suficientes
para la guerra, lo cual estaba normado desde 1813 pero escasamente se cumplía, aunque
aseguraban los trajes solo para cuando iniciara el enfrentamiento, lo cual permitía
visualizar una posible deserción masiva.

José Antonio Anzoátegui se trasladó desde las misiones a Angostura para


encontrarse con el Libertador y el 14 de agosto regresó nuevamente con los coroneles
Francisco Pigott y Judas Tadeo Piñango, encargados de ponerse al frente de los
batallones.458 Ese mismo día Bolívar le escribió a los Ministros de Cajas para que le
enviaran a Anzoátegui veinte cortes de camisas y el mismo número de “calzones.” 459 No
le gustaba a éste contar con una tropa sin el vestuario mínimo, tal como ya lo había
demostrado en diversas correspondencias desde los inicios de la guerra. También ayudaría
el Coronel Mauricio Martínez, encargándose del traslado de todos los hombres,
incumpliendo el cometido por haber enfermado de “calenturas.” El 11 de septiembre le
informaba a Anzoátegui que para apoyarlo le había dejado 40 individuos de caballería en
la villa de Upata esperando por él y los batallones, bajo las órdenes del Capitán Fajardo.460
Pero días más tarde Anzoátegui le informó al Comandante General interino de la
provincia, que a su llegada a esa localidad, solo encontró a 22 soldados pertenecientes a
la división del General Sedeño y que el resto de los sujetos, se habían marcharon con
García de Sena en una persecución, encargando esta vez al Coronel Martín para que
brevemente ordenase la marcha a Upata de tres oficiales y los soldados, y así proseguir la

456
Reinaldo Díaz Díaz: José Antonio Anzoátegui. El Infante por vocación. Mérida (Venezuela),
Imprenta Oficial, 1975. p. 36.
457
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 312.
458
Idem.
459
Archivo General de la Nación de Colombia. Fondo Historia. Sección Anexos. General
Anzoátegui. Sin Título. 1818. Signatura: SAA-1.17, 24, D.48. F. 258. “Comunicaciones enviadas
por el General Bolívar a los ministros de cajas” disponible en:
http://consulta.archivogeneral.gov.co/ConsultaWeb/imagenes.jsp?ID=3846189&idnodolimagen
=3839130&total=16&ini=1&fin=16. (En adelante AGNC)
460
AGN. Subfondo Revolución y Gran Colombia. Sección Gobierno. Gobernación de Guayana.
Tomo V, 1818. F. 126v.
120
movilización que los llevaría nuevamente a Angostura.461

El 23 de septiembre el Libertador le escribía a su jefe de la Guardia de Honor


sobre la pronta partida, encomendándole diversas medidas, una de ellas el envío a San
Miguel de mil reses para salarlas, ordenándole ejecutarla los más pronto posibles.462
Además debían ir también algunos pastores cuidadores del ganado para que no perdiera
gran cantidad. Para tal fin le enviaron 40 barriles de sal, quedando la matanza de los
animales a discreción de José Antonio Anzoátegui, ya fuera allí o en Caruachi, o donde
pensara más pertinente.463 La necesidad de cubrir los amplios presupuestos que implicaba
la movilización de tropas les imponía a los patriotas acciones para recolectar ganado en
las provincias bajo su poder.464 Culminaba informándole de la victoria en Güiria, obtenida
por el General Bermúdez, y la toma de 16 buques españoles en el golfo.465 El plan de
Bolívar era enviar a Anzoátegui a Margarita, como ya se lo había adelantado a Arismendi
el 28 de septiembre, para luego atacar la costa de Cumaná, con el nuevo contingente de
soldados organizado.466

La cuantía de las riquezas que poseían las antiguas misiones capuchinas de


Guayana se puede observar en todas estas correspondencias. En esa época los
republicanos tomaron de un almacén en Upata seiscientos cueros de ganado y toda la
cosecha de tabaco y algodón, para cancelar la harina y el papel vendido al Estado.
Asimismo, cuatro barcos cargados con 180 mulas guayanesas fueron negociadas a cambio
de cuatro mil fusiles ingleses con su respectiva dotación de cartuchos, pólvora y plomo,
cuyo costo era de 40.000 pesos.467

461
Ibíd.; F. 214.
462
“(…) y el ganado, el gran recuso de la región, ha sido vergonzosamente desperdiciado. Los
capuchinos tenían 50 o 60 mil cabezas de ganado, (...): la suma no llega hoy a los 15.000; en
consecuencia, prevalece mucho descontento entre la población indígena, que se ha agravado no
poco por culpar ellos a sus nuevos amos por sus desgracias.” John Princep: Diario de un viaje de
Santo Tomé de Angostura en la Guayana Española, a las Misiones Capuchinas del Caroní… p.
21
463
Al parecer la realizaron en San Miguel. Ibíd.; p.12.
464
Gladys Ortega: “La logística del Ejército Libertador durante la Guerra de Independencia” ... p.
86.
465
“Oficio de Bolívar para el general de brigada José Antonio Anzoátegui, fechado en Angostura
el 23 de septiembre de 1818, con instrucciones sobre sacrificio de ganado y preparación de tasajo”
doc, 3284, José Antonio Anzoátegui, disponible en:
http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/inicio/php.
466
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui … p. 313.
467
Mario Sanoja e Iraida Vargas: “Las misiones capuchinas catalanas y la instauración del
121
Debido a la falta de moneda, igualmente del oro y la plata, los militares patriotas
utilizaron el ganado y los frutos como medios de pago. Reses, mulas, yeguas, tabaco, café
añil, cacao, entre otros fueron medios de trueque o intercambio con los negociadores de
armas.468 Esto trajo consigo un agotamiento sistemático de los recursos del ganado, que
como hemos visto ampliamente, se utilizaba para adquirir pertrechos militares pues no
ingresaba dinero a la hacienda pública, por lo cual varios oficiales destinaron una parte al
contrabando, convirtiéndose el pueblo de Paicoa en un lugar de extracción clandestina de
ganado, que el propio Libertador intentó controlar.469

En una relación del comisionado general de las misiones M. Uzcátegui se observa


que en diez meses del año 1818 se había producido una disminución del 50 % de la
cantidad de reses, pues de 37.290 quedaban 15.029, consumidas en el abasto de la gente
y en pagos hechos por orden de las autoridades.470 Simón Bolívar ante tal situación ordenó
que el consumo del ganado de Guayana se destinase sólo para la tropa, además mandó a
suspender la matanza de ganado en el departamento de Upata para el abasto público, y
proponía se comenzara un racionamiento de la carne.471 El gobierno militar intentaba
organizar una economía de guerra para contrarrestar la penuria alimentaria y material, la
cual al parecer no tuvo el éxito esperado, ya que una gran cantidad de correspondencias
insisten en la extrema pobreza que azotaba al ejército y en la falta de carne, “Los patricios,
espantados por estas condiciones tan duras, soportan penosamente este retorno al
salvajismo.”472

Finalmente, Simón Bolívar cambió radicalmente de opinión pues el 5 de octubre


le informaba a José Antonio Páez que había dispuesto que toda la Guardia de Honor a las
órdenes de José Antonio Anzoátegui se reuniría con él en el Apure, a más tardar en una
semana. El destino final de la movilización era desconocido por los 400 indígenas que

gobierno republicano en Guayana” … p. 263.


468
Gladys Ortega: “La logística del Ejército Libertador durante la Guerra de Independencia” ... p.
85.
469
Alexander Zambrano: “Del auge al ocaso. La administración del ganado en la Provincia de
Guayana durante el gobierno republicano (1816 y 1821)” ... p. 74.
470
Ibíd.; p. 80.
471
Ibíd.; pp. 82-83.
472
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 324.
122
integraban el nuevo contingente,473 como lo corroboró Alexander Alexander:

Para impedir la deserción entre los indios, se hizo creer que las tropas iban solo hasta
San Miguel a obtener sus uniformes, como quiera que la mayor parte estaban
literalmente desnudos. Pero yo sabía que iban a Angustura (sic) a embarcarse para el
Apure, a combatir al enemigo (…) El domingo, 11 de Octubre, todas las tropas recién
formadas fueron trasladadas de Villa du Pata a Alta Gras. El Coronel Answartez
comandaba esta nueva división del ejército (…) ese domingo, el General Answartez,
viendo mi aspecto enfermizo y demacrado, me ordenó quedarme en Alta Grass. Yo iba
en la misma embarcación con el General Answartez. Hacia las dos nos sirvieron
provisiones, consistentes en galleta, arroz y tasajo. La galleta y el arroz eran poco
abundantes, pero teníamos suficiente agua fresca del río que beber (…).474

También plasmó testimonio sobre la preocupación de José Antonio Anzoátegui


por la salud de sus huestes y el tipo de alimentación. Ya no se dirigían para Margarita y
luego a Cumaná como lo había adelantado, se trasladaban a los Llanos, a reforzar el
Ejército del Apure, que tenía como tarea principal contener a Morillo mientras se
desarrollasen las operaciones en el Oriente.475 Con este refuerzo José Antonio Páez estaba
en capacidad de enfrentar cualquier fuerza militar enemiga según el pensamiento del
Libertador. Por medio de Anzoátegui le informarían de las últimas disposiciones y
órdenes a tomar, además le remitiría elementos indispensables para la guerra.476 Tal
encargo venía acompañado del nombramiento, que realizará Bolívar a Anzoátegui el 21
de octubre de 1818, como Comandante General de Infantería del Ejército de Operaciones
de Occidente y segundo jefe.477

Previamente y una vez llegada la tropa a Angostura:

Inmediatamente se les entregaron ropas y morrales a todos los nuevos soldados, la


mayoría de los cuales estaban desnudos, tal como se les había obligado a salir de sus
selvas nativas; en realidad formaban el grupo más abigarrado que jamás haya visto.
Todo se hacía de la manera más expedita, con centinelas y una fuerte guardia en sus
barrancas, como si se tratara de convictos. Tan pronto como se pusieron sus uniformes

473
Ibíd.; p. 389.
474
La vida de Alexander Alexander escrita por él mismo… pp. 31-33.
475
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. II. p. 557.
476
Memorias del General O’Leary. T. XVI. pp. 104-105.
477
“Nombramiento de Bolívar a favor del general de brigada José Antonio Anzoátegui, fechado
en Angostura el 21 de octubre de 1818, como comandante general de infantería del ejército de
operaciones de occidente y segundo jefe del mismo” doc. 3385, José Antonio Anzoátegui,
disponible en: http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/inicio.php.
123
fueron revistados al anochecer por Bolívar y el General Soublette, (…) Después de
marchar ante los generales a paso rápido, fueron llevados de la revista directamente a
bordo de los barcos que lo habían traído, y dos días después zarparon para unirse al
ejército de Apure, bajo el General Páez.478

En contradicción a lo planteado por Alexander Alexander, Bolívar le comentaba


al General Manuel Sedeño, “(…) Anzoátegui lleva 800 infantes que van de voluntarios y
sin la menor fuerza, por el buen modo con que los ha tratado.”479 ¿Eran 800 o 400?
¿Obligados o de forma voluntaria acompañaban a José Antonio Anzoátegui esos
indígenas? ¿Qué testimonio se acerca más a lo que realmente sucedió?480

Más allá de la refutación expuesta se iniciaba así lo que la historiografía


venezolana ha denominado la campaña del Apure, que durará hasta el mes de junio de
1819.481 El mismo 21 de octubre de 1818 el Libertador le envió dos correspondencias a
Páez, una de ellas, en respuesta a otra previa, informándole que Anzoátegui marcharía al
siguiente día “de aquí llevará lo demás que pueda necesitarse para destruir a los godos” y
le comunicaría por escrito todo lo referido a los planes a seguir y ejecutar, 482 y en la otra
le anunciaba el nombramiento de Anzoátegui “he tenido a bien, para evitar dudas,

478
La vida de Alexander Alexander escrita por él mismo… p. 34.
479
“Doc 254 (…) Angostura, 21 de octubre de 1818” en: Vicente Lecuna: Cartas del Libertador.
T. II. pp. 81-82.
480
Aquí consideramos importante compartir lo argumentado por el historiador Germán Carrera
Damas sobre el vicio de la jerarquización de los testigos: “Por él entendemos una construcción
ideológica perjuiciosa que es observable con particularidad en los estudios históricos sobre la
Independencia. Esa construcción guarda relación con el fenómeno conocido como Culto a Bolívar
(…) En virtud de este culto, quiere la historiografía venezolana que Bolívar sea tenido por el
testigo perfecto de cuantos sucesos tienen alguna relación con él y con el lapso en que actuó. Con
olvido de las más elementales normas metodológicas relativas a testigos y testimonios, y
exhibiendo una postura por completo anticientífica, se ha llegado a identificar el testimonio de
Bolívar con la verdad misma, y lo que es más, se ha construido una suerte de escala de veracidad
en la cual se sitúan los testigos de acuerdo con el grado de fidelidad y obediencia al Libertador.”
Germán Carrera Damas: Metodología y estudio de la Historia…pp. 213-214. También
argumentara al respecto en su publicación: El Culto a Bolívar. Esbozo para un estudio de la
historia de las ideas en Venezuela ... p. 71.
481
“(…) Sin embargo, sepa usted que el 23 del pasado [octubre] marchó Anzoátegui de esta ciudad
con la guardia, a incorporarse al ejército de occidente, que es el título del de Apure, llevando un
considerable parque.” “Soublette responde a Santander” en: Santander y los ejércitos patriotas
1811-1819. T. I. p. 232.
482
“Carta de Bolívar para el general de brigada José Antonio Páez, fechada en Angostura el 21 de
octubre de 1818, en la cual le hace algunas observaciones sobre su actitud; le anuncia que de
Inglaterra vienen nuevos recursos” doc. 3383. José Antonio Anzoátegui, disponible en:
http://www.archivodellibertador.gob.ve./escritos/inicio.php.
124
nombrarle segundo jefe del ejército del mando de us (…)” 483

Avisándole de sus últimos pormenores y movimientos José Antonio Anzoátegui


le escribe el 29 de noviembre desde San Fernando de Apure a Francisco de Paula
Santander. Habían llegado allí hacía cinco días, y le comentaba que la brigada se había
visto afectada por una fuerte fiebre y por la viruela, sufriendo considerable pérdida
humana. El General Páez y sus tropas los habían recibido con grandes demostraciones de
amistad y regocijo, “y se enorgullecía de la disciplina e instrucción del Ejército” y por el
amplio contingente, lo cual le fundaba buenas esperanzas para la campaña a iniciar.
Notificándole además de los pasos dados por Bolívar, quien en un movimiento rápido
intentó dirigirse a Cumaná, con su Estado Mayor, pero volvió inmediatamente a
Angostura, para posteriormente plantearse movilización a San Fernando donde lo
esperaban. 484

Tres correspondencias seguidas envió Anzoátegui al Libertador en el mes de


diciembre de 1818 desde San Juan de Payara.485 La primera del 11,486 la más extensa, en

483
“Al General Páez” en: Memorias del General O’Leary. T. XVI. p. 112.
484
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… pp. 329-330. Aquí podemos contrastar lo señalado por
Daniel Florencio O’Leary en sus Memorias: “(…) Odiaba a Santander con toda su alma, pero por
respeto al general Bolívar disimulaba hasta donde podía esta aversión profunda.” Memorias del
General O’Leary. Tomo primero. p. 555. Otra de las misivas culmina así: “A diós mi apreciado
Santander deseo con ansia saber que el pabellón tricolor nacional tremola en la capital de Santa
Fé, conducido por el bravo Santander; creame usted que estos son los sentimientos de mi corazón;
escríbame usted y no olvide el afecto sincero que le profesa su mejor amigo, Anzoátegui.” Fabio
Lozano y Lozano: Anzoátegui… pp. 362-363. En una carta que Santander envía a Carlos
Soublette, desde Tame el 31 de mayo de 1819, dice “al amigo Anzoátegui mil cosas de mi
amistad.” “Nonato, charlatán y ladrón” en: Santander y los ejércitos patriotas 1819. T. II. pp.
186-187. Según Lozano y Lozano la opinión de O’Leary era “(…) un juicio temerario. Nada en
la historia lo corrobora. Todo lo rectifica (…)” Anzoátegui… p. 362. ¿Qué llevó al edecán de
Bolívar a decir eso? ¿Conocía alguna información que no se plasmó en un testimonio escrito?
485
“El guía continúo con mi compañero y uno de los sargentos hasta San Juan (…) La tarde
siguiente, un oficial de rifles llegó con caballos para nosotros y para cargar el equipaje; y de allí
seguimos al mismo sitio donde estaba la división del general Answartez, a la cual estaban
asignados todavía los miembros del batallón rifles. (…) El coronel Pigot y el mayor Sands tenían
las mismas opiniones sobre lo desagradable de mi situación en el cuerpo de granaderos que yo; y
como había una vacante de primer teniente en su regimiento, amablemente me invitaron a
aceptarla; de modo que fui al general Answartez, y le hice la petición, que me concedió al punto
(…)” La vida de Alexander Alexander escrita por él mismo… p. 42.
486
En carta del Libertador redactada desde Angostura el 7 de diciembre de 1818 al General José
Tadeo Monagas se dice que Anzoátegui le había enviado otra misiva con anterioridad, aunque se
desconoce la fecha “(…) En este momento he recibido el oficio del general Páez, de 1 de
diciembre, y una carta del general Anzoátegui en que me dicen ambos que el enemigo en número
de 5000 hombres trataron de pasar el Apure por el lado de Calabozo y Barinas, que trataban de
125
cual le relataba los grandes esfuerzos de la infantería, agrupando parte de la de oriente
con su Ejército, que junto con la de Páez, serían suficientes para derrotar a Pablo Morillo
y libertar definitivamente todo el centro del territorio venezolano. Le participaba además
del trabajo realizado en el aumento, organización y disciplina de la tropa, y reflexionaba
contradictoriamente que, sin una fuerza considerable de infantería, las posibilidades de
victoria eran mínimas, por lo cual había tomado las medidas más eficaces para su
incremento, persuadiendo a sus jefes y oficiales de tal necesidad. Sobre los batallones de
la Guardia de Honor le avisaba habían quedado reducidos “con grandes dificultades
forman 200 entre los tres” producto de las muertes, enfermedades y deserciones, confiaba
que con su llegada se ampliase con unas 500 plazas. De igual forma, y por una epístola
enviada a José Antonio Páez, se enteró que el General Sedeño también se les uniría,
aunque lo creía innecesario pues tenían gran cantidad de hombres de caballo, que debían
enfrentar al enemigo e incorporarse al Regimiento en Calabozo. En referencia a la
ubicación de los contrarios, estos conservaban las mismas posiciones, una guerrilla
patriota había derrotado a Calzada, quien se ubicaba en el pueblo de Morrones.487

En la segunda misiva del día 18, Anzoátegui se mostraba preocupado por las
amenazas de Pablo Morillo. Éste supuestamente había reunido un contingente de cinco a
seis mil hombres, y según informaciones atacaría pronto el Apure. El General Páez había
tomado algunas medidas necesarias para reunir las fuerzas y proponía no comprometer la
infantería y atacar con la caballería “y los enemigos serán destruidos, ó este ejército
morirá todo.” En un cambio de parecer esperaban tanto por los refuerzos del Libertador,
como los de Sedeño, para poder librar a Venezuela.488 Ya en la tercera epístola del 28 de
diciembre, le informaba sobre las actuaciones de los comandantes Plaza, Piggot y
Piñango, quienes se encontraban desesperados por su llegada, puesto que tenían
vergüenza de ponerse al frente de sus batallones, que no formaban ni dos compañías y
esperaban aumentarlos con las tropas que venían. Culmina con una reflexión poco
alentadora “yo puedo asegurar á u. que cuando considero la fuerza que tienen los

esperarlo en San Juan de Payara, porque es el lugar más conveniente para obrar la caballería. (…)
El general Anzoátegui me asegura que, con menos de 2000 infantes, no se puede absolutamente
hacer nada y, en realidad, esto es demasiado cierto, por lo cual he determinado ir yo mismo al
bajo Apure, para llevar 800 a 1000 infantes (…)” Vicente Lecuna: Cartas del Libertador. T. II.
pp. 92-93.
487
Memorias del General O’Leary. T. IX. pp. 429-430.
488
Ibíd.; pp. 430-431.
126
batallones, su disciplina y el miserable estado en que se hallan, me lleno de sentimiento
y maldigo la suerte, al ver perdido tanto trabajo.”489

489
Ibíd.; p. 431.
127
CAPÍTULO 7
LA CAMPAÑA DE LA NUEVA GRANADA (1819)

7.1 Preparación de la cruzada

Los años 1818 y 1819 son los de la identificación de la República, más que de la
nación, término poco utilizado en las fuentes.490 Simón Bolívar mantuvo fuertemente la
dirección de la guerra después de 1818, no únicamente mediante la conducción de la
política militar, y el ejercicio del poder emanado de las instituciones y órganos de decisión
establecidos en Angostura, sino también a través de nexos concretos que en el marco del
enfrentamiento fueron más efectivos, por ejemplo, uno de ellos la distribución de las
armas que constituyó un factor determinante en la dirección política y castrense.491

Obligados el Libertador y sus militares fieles a cuestionar la estrategia de


enfrentamiento directo por los Llanos por las derrotas del primer semestre de ese año, en
una proclama de agosto Bolívar les anunciaba a los granadinos su intención de atacar la
Nueva Granada, aunque la idea de rodear la fortaleza caraqueña a través de este territorio
fue una obra colectiva, fue éste quien obtuvo todos los reconocimientos.492 “El fracaso de
la campaña del centro fue el elemento concluyente de la decisión final: no dejó otra
alternativa que la opción del ataque sorpresivo contra la retaguardia mal defendida del
sistema defensivo español.”493 Sin embargo, la dificultad de tomar Bogotá era mucho más
complicada al plantearla durante la estación de lluvia, pues la ciudad está situada en una
meseta de la cordillera oriental a 2.600 metros de altitud, la caballería de los Llanos sería
incapaz de enfrentar una infantería en un terreno escarpado, así como también la
complicación por la mala voluntad de los caudillos para seguir una coordinación general
organizada desde un centro considerado poco fuerte.494

490
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 355. Sobre el tema de la nación en Colombia véase el grueso volumen de
Hans-Joachim Konig: En el camino hacia la Nación. Nacionalismo en el proceso de formación
del Estado y de la Nación de la Nueva Granada, 1750 a 1856. Bogotá, Banco de la República,
1994. (Colección Bibliográfica) (Traducción del alemán Dagmar Kusche, Juan José de Narváez)
491
Gladys Ortega: “La logística del Ejército Libertador durante la Guerra de Independencia” ... p.
88.
492
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 409.
493
Ibíd.; p. 410.
494
Idem.
128
Todavía se encontraba José Antonio Anzoátegui en enero del 1819 en San Juan de
Payara, desde donde le escribe una pormenorizada misiva a Francisco de Paula
Santander,495 notificándole sobre los pasos dados por los enemigos. Morales, con una
división de más de 2.000 hombres, se había dirigido hasta Palmosa, cerca de Camaguán.
Los primeros movimientos de los enemigos les hicieron pensar que atacarían rápidamente
el Apure, obligándolos a reconcentrar las fuerzas en Payara, preparando todo para
enfrentarlos, “-habiendo reducido a cenizas a San Fernando- para evitar que por algún
acontecimiento lo volvieran a fortificar.” Tanto realistas como patriotas practicaban esta
forma de hacer la guerra, destruir pueblos para que sus contrarios no los aprovechasen.
Aunque nuevas noticias le informaban lo contrario, tanto Calzada como Morales, se
habían retirado para San Carlos y Calabozo respectivamente, ambos sufrían deserciones
y estaban siendo atacados por las guerrillas patriotas ubicadas entre Araure y La
Portuguesa que contaban con 1.000 hombres aproximadamente.

En referencia al General Sedeño496 éste ya se encontraba en La Urbana con 800


hombres y Bolívar con 1.000 a su mando se trasladaba por agua lo que le hacía pensar
que en 10 o 12 días llegarían ambos para iniciar en el mes de febrero la campaña, con un
Ejército considerable. A su vez le avisaba sobre la elección de los diputados al Congreso
de Angostura, que, a pesar de no haber culminado el escrutinio, podía adelantar fueron
elegidos Rafael Urdaneta, Miguel Guerrero, Ramón Ignacio Méndez, y Antonio María
Briceño.497 Le había correspondido a José Antonio Anzoátegui votar por los
representantes de la Provincia de Barinas.

Como se sabe, el 22 de octubre de 1818, Bolívar convocó un Congreso a reunirse


en Angostura para la consolidación de la República. Fue publicado un reglamento que
establecía que en cada división del ejército debían llevarse a cabo elecciones primarias y
secundarias para escoger los diputados. En Guayana y Margarita, ambas provincias en
poder de los patriotas, las votaciones se harían por parroquias, con cinco representantes

495
El 1 de enero de 1819 José María Vergara se comunica con Santander “El jefe supremo escribe
a Anzoátegui ofreciendo que juntaremos un ejército considerable, de infantería, para batir al
enemigo, (…) Bolívar se lo dice a Anzoátegui y le dice que Casanare es punto importantísimo.”
“Vergara escribe a Santander” en: Santander y los ejércitos patriotas 1811-1819. T. I. pp. 286-
288.
496
Sobre la caballería de Sedeño véase la descripción de Hippisley en: Miguel Acosta Saignes:
Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... pp. 212-213.
497
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… pp. 362-363.
129
por cada una de ellas, la instalación de los elegidos debía cumplirse el 1° de enero de
1819. Un caso particular será el de la región de Casanare,498 allí Francisco de Paula
Santander sentó las bases de una parte del ejército que serviría luego a Bolívar, a pesar de
estar integrada administrativamente a la Nueva Granada, en las circunstancias de la guerra
nombró representantes al Congreso.499

La organización de las elecciones de ese año forma parte del proceso de


apropiación de la Patria o de la nación por parte del ejército. Era una consulta que
supuestamente pondría fin al régimen provisional del Consejo de Estado al nombrar un
Congreso representante del pueblo, pero al querer darle un apoyo popular al gobierno y
crear la estructura institucional civil, los republicanos terminaron con una representación
a medias. “Deseaban reducir el poder de los militares en el aparato gubernamental, y se
aprestaban, dadas las condiciones de organización del escrutinio, a fundar el poder civil
en el voto de los militares mismos (...) La República es el Ejército, y el Ejército es la
República.” 500

En ese contexto el militar es el elemento esencial en materia de ciudadanía debido


a su papel en protección del territorio como por su intervención efectiva en el campo del
poder político, un protagonismo que las leyes, así como los reglamentos electorales del
período “reitera cuando no la favorece abiertamente. La función militar adquiere en

498
“Si se asignó generosamente a una provincia pobre y poco poblada el derecho de elegir cinco
diputados -esto es la séptima parte de la asamblea- fue sencillamente porque aquella
representación revestía la forma de una sinécdoque: los delegados del Casanare serían, en
realidad, los agentes políticos de toda la Nueva Granada.” Daniel Gutiérrez Ardila: “De la
confederación de la Tierra Firme a la República de Colombia” en: Anuario de Estudios
Bolivarianos, 15 (Caracas, 2008), p. 45.
499
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades... pp. 242-243.
“(...) el voto une la representación por cuerpos al sufragio individual. Porque si la tropa puede en
derecho participar en los comicios, no acude al sufragio de hecho, se dice que por razones
prácticas. Dos artículos les conceden a los oficiales superiores, y a veces subalternos, gran poder
en cuanto a la escogencia de los sufragantes. En esta forma, el voto en los campamentos representa
más la opinión de la élite que de los soldados rasos.” Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los
ejércitos bolivarianos en la guerra de Independencia ... p. 404. Para ampliar sobre el tema véase:
Véronique Hébrard: Venezuela Independiente. Una Nación a través del discurso (1808-1830).
Madrid, IBEROAMERICANA, 2012. (Traducción Amelia Hernández M) pp. 280-288.
500
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... pp. 400-401. Sobre el tema véase: Ángel Rafael Almarza Villalobos: Por un
gobierno representativo. Génesis de la República de Colombia, 1809-1821… pp. 156-166; del
mismo autor: Los inicios del gobierno representativo en la República de Colombia, 1818-1821.
Madrid, Marcial Pons, Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo, 2017.
130
consecuencia una utilidad social que se traduce en la concesión de la ciudadanía.” 501

Para el Apure había partido El Libertador con la Legión Británica el 27 de febrero


de 1819.502 José Antonio Anzoátegui, una vez movilizado para Araguaquén,503 redactaba
otra extensa epístola el 4 de marzo a Bolívar, en la cual se observa por una parte muy
analítico y reflexivo en el ámbito político e informativo de las características militares.
Por lo amplia e interesante de la carta la analizaremos detenidamente. Primero lo
felicitaba por la elección verificada por la corporación como Presidente de la República,
lo cual expresaba halagüeñamente permitiría a futuro el establecimiento del orden, la
subordinación y la obediencia. Señalaba que: “no habrá provincia que pertenezca á tales
y tales individuos” ni quien usurpara las funciones del gobierno, pudiendo actuar
libremente sin los temores de que sus enemigos o desafectos lo atacasen por tirano o
usurpador de la soberanía, ni temer por las revoluciones ni conspiraciones desde las
mismas filas patriotas. Pareciera esa la convicción entre algunos republicanos. 504

Con respecto al movimiento de los enemigos, éstos se hallaban en Achaguas y


Mantecal, dirigidos por La Torre con una división de 1.200 hombres, de los cuales un
destacamento de 100 se había dirigido a San Fernando y habían sido derrotados por el
Comandante Gómez. A pesar de todo el esmero, vigilancia y eficacia de Anzoátegui por
mantener la infantería no fue posible evitar la deserción, aunque confiesa como algo
totalmente normal, la ejecución por las armas de cuatro o cinco individuos, y el castigo
con azotes de otros tantos, “jamas (sic) había lidiado con tropas más infames que las que
tienen los batallones Barlovento y Barcelona; creo son los hombres escogidos de los más
malos del mundo, y sin ninguna opinión; sus oficiales (hablo de los hechos por Cedeño,
Zaraza, y Monagas) son unos facinerosos, sin honor, sin opinión y sin vergüenza, á
quienes de nada sirven los arrestos y represiones.”505Así describía Anzoátegui a los
soldados.

501
Véronique Hébrard: “El hombre en armas: de la heroización al mito (Venezuela, siglo XIX)”
en: Mitos Políticos en las sociedades andinas... p. 285.
502
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. III. p. 23.
503
“(…) Anzoátegui estuvo en San Juan de Payara, en la “Mata Casanareña” y en Araguaquén, en
la más extenuante inactividad.” Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui…p. 335.
504
“Araguaguen, marzo 4 de 1819 A.S.E. El Libertador, etc, etc, etc” en: Memorias del General
O’Leary. T. IX. pp. 432-433.
505
Idem.
131
Uno de los relatos contemporáneos más dramáticos sobre las deserciones y las
barbaridades de las cuales participó José Antonio Anzoátegui fue dejado por Alexander
Alexander:

Una vez que los fusilamientos perdieron su efecto –pues nada parecía detener el espíritu
de deserción, si pudiera así llamársele- vi a tres robustos indios jóvenes, bien plantados,
de pie para ser fusilados, sin un murmullo o una lágrima, con el pelotón de fusilamiento
detrás de ellos. Cuando las armas eran cargadas y presentadas, el indio de la derecha era
movido un poco a su derecha; se hacía una indicación secreta al pelotón de fusilamiento
para que no lo mataran, y les dispararan solo a los otros dos, que en un momento caían
muertos a los pies del primero. Este se mantuvo firme como un roble, ni un suspiro ni
una queja se escaparon de sus labios, ni siquiera se estremeció, pues yo tenía los ojos
fijos en él. Noble tipo, pensé, se te ha perdonado, pero su varonil corazón estaba solo
reservado para un más severo sufrimiento. Fue retirado del sitio donde yacían sus
compañeros, ahora cadáveres decapitados, y atado con un trozo de rejo a un triángulo
de maderos cortados clavados en el piso. Se ordenó que el tambor redoblara largamente
para ahogar sus gritos, mientras lo golpeaban con palos en las nalgas por tan largo
tiempo que yo me preguntaba cómo era posible que la naturaleza humana pudiera
soportar el sufrimiento. La práctica de fusilar fue prácticamente abandonada, y se
recurría a esta barbaridad más grande, si es posible, que producía un sufrimiento más
duradero. Que les pasaba después de la paliza fue algo que nunca supe; pero
seguramente por la pena, y sus anteriores sufrimientos, debieron morir.506

Infames, los más malos, facinerosos y sinvergüenzas algunas de las características


de las tropas que derrotarían a los españoles y que nos darían la Independencia política
de España, a su vez pueden considerarse por sanguinarios y bárbaros algunos próceres,
era evidente que José Antonio Anzoátegui tenía serias dudas acerca de la eficacia de los
batallones del Ejército. Dos visiones actuales nos permitirían comprender las deserciones
con otros ojos, la historiadora Inés Quintero apunta que “(…) se convirtieron en asunto
recurrente ya que no solamente ofrecían resistencia a la hora de ser incorporados al
ejército, sino que luego, la escasez, los exiguos pagos, las exigencias de la instrucción y
las penalidades de la campaña, llevaban a la gran mayoría de ellos a aprovechar la primera
ocasión para desertar.” 507 Por su parte, el historiador Neller Ochoa esboza que “(…) fue
un ´grave delito,` perseguido y castigado asiduamente. Hoy, desde cierta lógica absurda
se observa a unos traidores, y no a sujetos reclutados forzosamente bajo las más crueles
amenazas.” 508
Discursos y visiones que rompen con las ideas consagradas sobre la

506
La vida de Alexander Alexander escrita por él mismo… pp. 49-50.
507
Inés Quintero: Antonio José de Sucre. Biografía Política… p. 107.
508
Neller Ochoa: Despojos inconformes. Saqueos y secuestro de bienes en la Provincia de
132
actuación del bando patriota en la Guerra de Independencia, lecturas críticas deslastradas
del empeño exaltador que por largos años ha predominado en la historiografía venezolana.

Volviendo al relato de la extensa epístola de Anzoátegui al Libertador, dos


desertores de cada uno de los batallones se habían ido hacía tres días con 28 soldados,
para contabilizar hasta ese momento 400 evadidos en total desde su salida de San Juan de
Payara, lo cual le había obligado a tomar mayores y más drásticas medidas, cerrando la
plaza con caneyes, encontrándose los hombres literalmente presos en sus tiendas y
custodiados por los guardias del Batallón Páez y la primera de rifles, permitiéndoles salir
sólo para hacer ejercicios, tomar agua y asar su carne. Había delimitado el área del
campamento con banderas a 200 pasos de distancia, y estableció pena de muerte para los
que se encontrasen afuera sin el permiso del Estado Mayor. A pesar de las medidas, las
deserciones continuaban, por lo cual creía que si se retrasaba más la operación la
infantería se diezmaría considerablemente, además si no salían del Bajo Apure antes del
invierno calculaba le quedarían unos 200 hombres. 509 No fue casual el interés de José
Antonio Anzoátegui por la disciplina, en parte porque ello era una de las peculiaridades
de su experiencia formativa, sino también porque la práctica marcial le había confirmado
que ello constituía una necesidad a la hora de conducir tropas e incluso oficiales quienes
no parecieran tener arraigado un principio tan particular a la formación castrense.
Recuérdese que la experiencia de Anzoátegui provenía no sólo de su formación
académica, sino también de su paso por las guerrillas y montoneras rurales de Guayana.

Preocupación es lo que observamos por parte de José Antonio Anzoátegui tanto


por el orden como por la disciplina militar, y para una mejor comprensión podríamos
adaptar lo planteado por la historiadora Inés Quintero en su estudio referido a otro prócer
oriental:

La especial consideración que le merece a Sucre el orden es exactamente la misma que


está presente en Bolívar, (…) a diferencia de muchos otros, habían recibido formación
militar, eran herederos, por familia y tradición, de una manera de concebir la autoridad
y las jerarquías, no solamente en el ámbito de la institución castrense, sino en la
dimensión de lo que era una práctica social entre individuos pertenecientes a estirpes

Caracas (1810-1821). p. 78.


509
“Araguaguen, marzo 4 de 1819 A.S.E. El Libertador, etc, etc, etc” en: Memorias del General
O’Leary. T. IX. pp. 432-433.
133
linajudas, para quienes el sentido de la jerarquía, la autoridad y el orden constituían
principios rectores e inequívocos del funcionamiento de la sociedad. Ambos, por tanto,
comparten una manera de apreciar, concebir y defender un proyecto político en el cual,
la disciplina, la autoridad, las jerarquías y el orden debían estar presentes para garantizar
su conducción sin desviaciones que alteraran el rumbo de los acontecimientos.510

Asimismo, planteaba José Antonio Anzoátegui en la esquela a Bolívar del 4 de


marzo de 1819 que, con relación a las tropas inglesas, no se podía contar mucho con ellas
pues la gran mayoría se querían regresar para Angostura principalmente por las
dificultades sufridas en los Llanos511 y los que estaban por llegar “no harán una revolución
el día que no se les dé lo que pidan.” Creía por tanto permanecerían muy poco tiempo
acompañándolos pues no contaban con mayores recursos para proporcionarles más que
carne y sal.512

Fueron múltiples las causas que motivaron tan amplias deserciones de soldados.
Una descripción desgarradora y clarificadora es la que presenta José Antonio Anzoátegui,
pues era evidente que la mayoría de las tropas no estaban identificadas con la causa de
los jefes, los motivaba un pago o un botín de guerra, que estando en inactividad en los
Llanos no llegaba o no se obtenía, además se puede observar las opiniones de las partidas
inglesas, muchos de ellos habían sido engañados al venir a estas tierras, y si no se les
pagaban regularmente no había motivo para continuar la lucha.

El 11 de marzo de 1819 finalmente llegó el Libertador a Araguaquén, donde lo


esperaba José Antonio Anzoátegui con la infantería, “muy paciente, según dice O`Leary,
en las mayores fatigas sufridas hasta ese momento en la campaña.”513 Desde el mismo
punto Anzoátegui le escribía a Francisco de Paula Santander, en réplica a una
correspondencia enviada por éste en el mes de enero, pidiéndole disculpas por no

510
Inés Quintero: “El Héroe Revisitado” … pp. 75-76.
511
“El legionario inglés James Robinzon recriminó que tras largas marchas por el Apure estaba
[Anzoátegui] desprovisto de toda piedad o remordimiento hacía nosotros” Journal of an
expeditión 1.400 miles up the Orinoco and 300 miles up the Arauca, p. 225.” Citado por: Javier
Escala: “Presentación. José Antonio Anzoátegui, entre la apoteosis y el súbito fenecer” a Valor,
dedicación, lealtad: una semblanza del General José Antonio Anzoátegui a doscientos años de
su fallecimiento 1819-2019. Caracas, Centro Nacional de Historia, 2019. (Colección Unidad
Nuestroamericana) p. 10.
512
“Araguaguen, marzo 4 de 1819 A.S.E. El Libertador, etc, etc, etc” en: Memorias del General
O’Leary. T. IX. pp. 432-433.
513
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades… p. 252.
134
responderle extensamente como deseaba puesto que se encontraba en “formación de
marcha” y no tenía tiempo suficiente para hacerlo. Morales le informaría sobre los
movimientos del enemigo y la campaña que se estaba iniciando.514

Santander con muchos conocimientos, paciencia y dificultades había forjado en el


Casanare parte del futuro Ejército Libertador de la Nueva Granada, la infantería
compuesta de 1.116 hombres, el armamento era reducido, 895 fusiles, 715 bayonetas y
21.741 cartuchos. 515
La unión de ambas huestes permitirá la liberación de ese territorio
y los triunfos en las famosas y decisivas batallas de esa cruzada. Anzoátegui desde El
Polvero le informaba a Bolívar que había enviado unas partidas de individuos para
recoger las piraguas que servirían a la tropa en Caujaral y también mandó a buscar mulas,
porque sólo habían 75, lo mismo para las “enjalmas” pues quedaban sólo 10. Estaban
prestos a iniciar la movilización de las partidas y de todo el parque posible. 516

Iniciaba Simón Bolívar la campaña el 14 de mayo de 1819 saliendo del pueblo de


Rincón Hondo junto con el ejército expedicionario, compuesto de la división de José
Antonio Anzoátegui y la legión inglesa de Rooke, cuyas fuerzas se acercaban a 1.800
infantes y 600 caballos aproximadamente. El 18 entró en el pueblo de Setenta y el 23 a
Mantecal, donde convocó una Junta de Guerra en la cual participaron Anzoátegui,
Soublette, Briceño Méndez, Carrillo, Iribarren, Rangel, Rooke, Plaza y Manrique,
informándoles definitivamente sobre la invasión al territorio neogranadino.517 Todos los
que estuvieron allí aprobaron el plan, aunque otros mostraron cierto escepticismo, sin
embargo ¿no era suicida quedarse en los Llanos a pasar el invierno, exponer sus tropas a
las lluvias, la fiebre amarilla y la malaria, correr el riesgo de que la deserción y la
disolución minaran su ejército?518

José Antonio Páez aseguró que fue él quien inspiró la marcha de Bolívar a la

514
Santander y los ejércitos patriotas 1819. T. II. p. 126.
515
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 419.
516
“El Ejército en Marcha” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 89 (Caracas,
enero-marzo de 1940), p. 106.
517
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… pp. 354-355.
518
John Lynch: Simón Bolívar. Barcelona, (España), Editorial Crítica, 2006. (Título original:
Simón Bolívar. A life. Traducción Alejandra Chaparro) p. 171.
135
Nueva Granada por el Casanare.519 El Libertador le comunicó al vicepresidente Zea su
estrategia de conjunto que cambió al llegar a Guasdualito haciendo público su destino, en
vez de atacar por Cúcuta, como lo había hecho, pero en sentido inverso durante la
Campaña Admirable, propuso llevar todas las fuerzas para invadir Bogotá por la
cordillera. Rápidamente se observan dos obstáculos fundamentales, uno las lluvias
inundan los Llanos, y la otra cómo pasar la sierra de 4.000 metros de altitud con un
ejército medio desnudo y compuesto de hombres que no conocen una montaña y
desconocen el rigor del frío. José María Barreiro, Coronel español, no se imagina una
invasión a la Nueva Granada a mediados de junio de 1819.520

7.2 Boyacá y exaltación del prestigio

Marca un hito fundamental en la organización militar republicana la movilización


hacia el territorio colombiano,521 la oficialidad sobreviviente a los convulsos años de la
Guerra a Muerte conocerá por fin triunfos permanentes.522 En esa rápida empresa, el
ejército estuvo compuesto por cuatro batallones de infantería y tres escuadrones, el 26 de
mayo día de la partida, comenzó la estación de lluvias lo que hizo más complicada aun la
llegada al Casanare.523 Sus oficiales de mayor rango “Soublette, Anzoátegui y Rooke eran
jóvenes ardientes dispuestos a seguir a Bolívar hasta el final, y sus oficiales de menor
graduación estaban todos ansiosos por luchar bajo su mando.” 524

La provincia a la cual habían llegado el 4 de junio de 1819 pasaba por una


situación política ambigua como adelantamos, principalmente por las causas del
enfrentamiento bélico. Aunque formaba parte del territorio granadino desde 1816, se

519
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 255.
520
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 421.
521
Héctor Bencomo Barrios: “Campañas terrestres de la Independencia” … p. 629. Para ampliar
pueden consultarse: “El General Simón Bolívar en la Campaña de la Nueva Granada” en: Boletín
de la Academia Nacional de la Historia, 90 (Caracas, abril-junio de 1940), pp. 205-222; “Ruta
del Ejército Libertador en la Campaña de Boyacá” en: Boletín de la Academia Nacional de la
Historia, 90 (Caracas, abril-junio de 1940), pp. 223-256; Ángel Francisco Brice: “Bolívar y la
campaña de 1819” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 207 (Caracas, julio-
septiembre de 1969), pp. 494-503.
522
Domingo Irwin: “Los militares y los civiles” en: La Independencia de Venezuela… p. 97.
523
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... pp. 256-257.
524
John Lynch: Simón Bolívar ... p. 172.
136
gobernaba por las leyes venezolanas y hasta había mandado diputados al Congreso de
Angostura.525 Allí se unirían al ejército organizado por Francisco de Paula Santander y al
de José Antonio Páez, él y sus huestes debía distraer a los realistas dirigiéndose hacia el
valle de Cúcuta, “La base de la maniobra es la sorpresa, la rapidez en la ejecución, el
secreto de los movimientos y la intensidad del ataque contra el adversario.”526 El
Libertador dejó extensas órdenes a Páez que no cumplió, pues no se dirigió a donde le
habían ordenado aunque luego pidió disculpas, justificaba su decisión afirmando que se
le reclamaba con más urgencia en el Bajo Apure, pues había estallado la anarquía y donde
los ladrones de ganado tomaron literalmente esa provincia.527

Por su parte, Bolívar cruzó los Andes por la ruta más complicada, lo que causó
sorpresa a los enemigos.528 Según el historiador Elías Pino Iturrieta fue Santander quien
sugirió el itinerario definitivo.529 El 15 de junio en Tame, el Libertador ordenó la
organización del Ejército tanto de las tropas de infantería como de caballería, la división
a las órdenes del General de Brigada José Antonio Anzoátegui sería la de retaguardia.530
El grupo salió de esta localidad el 17, para llegar a Pore la capital del Casanare, el día
23.531

En el terreno plano de Paya se abre la campaña el 27 de junio y allí los patriotas


obtienen la victoria. El Ejército toma ruta de la aldea Morcote para franquear el páramo
de Pisba, 532 los españoles creían que el ejército transitaría el camino de Labranza Grande,
que parecía el único expedito en el período de lluvia, pero finalmente decide remontar la
meseta, de paso fácil en tiempo seco pero casi imposible en invierno y por eso los realistas
no habían vigilado ninguno de sus tramos.533 Las tres unidades pasaron cada una en su

525
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 258.
526
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 421.
527
John Lynch: Caudillos en Hispanoamérica, 1800-1850 ... p. 105.
528
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 257.
529
Elías Pino Iturrieta: Simón Bolívar 1783-1830 ... pp. 109-110.
530
“Libro de órdenes generales del ejército de operaciones de la Nueva Granada de que es
comandante en jefe el general de brigada ciudadano Francisco de Paula Santander” en: Boletín de
Historia y Antigüedades, 326 (Bogotá, diciembre de 1941), pp. 1127-1128.
531
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui…p. 364.
532
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 422.
533
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 261.
137
momento la cordillera, Arredondo con la vanguardia transitó el 3 de julio; Santander le
siguió el 5, y luego la tropa de Anzoátegui el 6. “Este paso es mutatis mutandis lo que fue
la destrucción de su flota por Hernán Cortés, un punto de no retorno después del cual,
como lo proclamaron con éxito los soldados de la división Anzoátegui, tienen que vencer
o morir.” 534

Cansados por el enfrentamiento bélico y mermados sus recursos económicos a


fuerza de abastecer de víveres y por el alojamiento del Ejército realista, la acogida a los
patriotas de los pueblos de Nueva Granada fue favorable.535 Los pobladores de la región
de Socha los apoyaron con comida y abrigos. “La caballería llegó sin un solo caballo y
las provisiones habían quedado por el camino” por lo cual Bolívar envió comisiones a
recogerlas y a solicitar caballos y mulas, encargando particularmente al Coronel Jacinto
Lara. Pronto empezaron a llegar patriotas que se encontraban fugitivos y se iniciaron
nuevamente las operaciones de guerra.536

Luego del enfrentamiento de Gámeza del 11 de julio, segunda batalla decisiva de


la campaña luego de la de Paya, y que además integran Pantano de Vargas del 25 de julio
y Boyacá, el militar realista José María Barreiro le comunicaba al virrey Juan Sámano lo
sucedido desde su perspectiva: “El enemigo, escarmentado y desengañado que(sic) la
presencia de sus jefes Bolívar, Santander, Anzoátegui, Soublette, Donato Pérez y otros
que ignoro sus nombres no son suficientes ni capaces de arrollar soldados tan valientes
como lo son los que componen la tercera división del ejército, se han retirado llenos de
vergüenza y consternados (…)” 537 El combate colocó frente a frente a los patriotas con
una fuerza de 1.558 soldados de infantería distribuidos en cuatro cuerpos, Primero y
Segundo Batallones del Rey, de Tambo y Numancia, y de 354 soldados de caballería del
regimiento de los Dragones de Granada.538

Era considerado José Antonio Anzoátegui un militar de alguna importancia por

534
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 423.
535
Idem.
536
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 262.
537
“Narración pormenorizada” en: Santander y los ejércitos patriotas 1819. T. II. pp. 219-223.
538
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 422.
138
Barreiro. El desenlace en el duelo fue todo lo contrario a lo expuesto por éste, si nos
remitimos a lo referido en el Boletín del Ejército Libertador del 12 de julio “(…) “El 10
el general Barreiro, que manda la fuerza enemiga (…) se presentó con dos columnas de
800 hombres cada una sobre Corrales y Gámeza. (…) y al amanecer el 11, las divisiones
de Santander y Anzoátegui marcharon a encontrar al enemigo que había ya pasado el río
de Gámeza y venía a buscarnos (…) Nuestra pérdida en estos combates se reduce a 12
muertos (…) La pérdida del enemigo, según los prisioneros, excede de 300 hombres.” 539
Como sabemos, en la guerra cada uno de los bandos se consideraba victorioso y así debían
informarlo.

A pesar de las dos victorias logradas por los militares patriotas, éstos revisan los
planes de conjunto, pues la estrategia debe ser indirecta en todos los niveles, es así como
el Estado Mayor decide un movimiento de flanco para rodear a los realistas y caerles
sobre su retaguardia en el valle de Cerinza, permitiendo esta maniobra cortarle las
comunicaciones a Barreiro con Bogotá. El plan funciona perfectamente y el militar
realista se ve obligado a ejecutar una contramarcha, el movimiento de ambos ejércitos
hacia Santa Fe lleva al enfrentamiento en torno al puente de Boyacá sobre el río Teatinos.
540

Días antes de la famosa batalla el 2 de agosto José Antonio Anzoátegui nombró


como su edecán al Subteniente Antonio Uzcátegui.541 Anteriormente había tenido otro
ayudante de apellido Alcalá, quien había sido demandado por Luis Peraza.542 Ha sido
ampliamente resaltada la actuación del barcelonés en la ofensiva de Boyacá, la cual
trascendió por el Boletín del Ejército Libertador del día 8, redactado por Carlos Soublette
desde Venta Quemada y donde se expone que:

(…) El señor general Anzoátegui dirigía las operaciones del centro y de la derecha: hizo
atacar un Batallón, que el enemigo había desplegado en guerrilla, en una cañada, y lo

539
Ibíd.; pp. 223-225.
540
Ibíd.; p. 424.
541
“Libro de órdenes generales del ejército de operaciones de la Nueva Granada de que es
comandante en jefe el general de brigada ciudadano Francisco de Paula Santander” en: Boletín de
Historia y Antigüedades, 326 (Bogotá, diciembre de 1941), p. 1148. Según Fabio Lozano y
Lozano, Daniel Florencio O’Leary también fue su edecán. Anzoátegui… p. 360.
542
AGN. Subfondo Revolución y Gran Colombia. Sección Gobierno. Gobernación de Guayana.
Tomo V, 1818. F. 102v.
139
obligó a retirarse al cuerpo del Ejército, que en columna sobre una altura con tres piezas
de artillería al centro, y dos cuerpos de caballería a los costados aguardó el ataque. Las
tropas del centro, despreciando los fuegos que hacían algunos cuerpos enemigos
situados sobre su flanco izquierdo, atacaron la fuerza principal. (…) nada es comparable
á la intrepidez con el señor (sic) general Anzoátegui a la cabeza de dos batallones y un
escuadron de caballería atacó y rindió el cuerpo principal del enemigo. A él se debe en
gran parte la victoria.543

Para ampliar sobre su protagónica actuación citemos al General Tomás Carlos


Wright, quien en su narración sobre el acometimiento compartió: “En esta Batalla el
general Anzoátegui, (…) se comportó de manera similar a la de Bolívar, y siempre se le
vió desde el principio hasta el fin del día, en lo más recio de la lucha, por lo que en justicia
podría llamársele el Ney de aquella jornada: El Bravo de los Bravos.” 544
Ese obrar le
valió trascendencia histórica, tal como lo expresó el mismo Simón Bolívar.545

543
“Gazeta Extraordinaria de Guayana del domingo 19 de setiembre de 1819-9” en: Correo del
Orinoco, Angostura, 11 de septiembre y el 2 de octubre de 1819, pp. 1-2.
544
“Narración del General Wright sobre la Batalla de Boyacá” en: Boletín de la Academia
Nacional de la Historia, 79 (Caracas, julio-septiembre de 1937), pp. 307-311. Para ampliar sobre
esta cruzada pueden consultarse: Lucila Pérez Díaz: La Batalla de Boyacá. Su importancia militar
y política. Caracas, Tip. Cultura Venezolana, 1919; Bartolomé Tavera Acosta: La Batalla de
Boyacá y su trascendencia política en la América Hispana. Ciudad Bolívar, Tip. del Comercio,
1919; Laureano Vallenilla Lanz: Centenario de Boyacá. Caracas, Tip. Americana, 1919; José
Santiago Rodríguez: “El Libertador y la Batalla de Boyacá” en: Boletín de la Academia Nacional
de la Historia, 79 (Caracas, julio-septiembre de 1937), pp. 305-307; Rafael Villamizar: “La
Campaña de Boyacá” en: Boletín de Historia y Antigüedades, 287-288 (Bogotá, septiembre-
octubre de 1938), pp. 699-732; Vicente Lecuna: “Documentos inéditos para la Historia de Bolívar.
La Guerra en 1819. Narración. Campaña de Boyacá” en: Boletín de la Academia Nacional de la
Historia, 90 (Caracas, abril-junio de 1940), pp. 257-317; Pedro Julio Dousdebés: “Batalla de
Boyacá” en: Boletín de Historia y Antigüedades, 375-376 (Bogotá, enero y febrero de 1946), pp.
1-51; Nicolás Navarro: “Almuerzo en Boyacá” en: Boletín de la Academia Nacional de la
Historia, 121 (Caracas, enero-marzo de 1948), pp. 25-27; Felipe Serpa: “Bolívar en Boyacá” en:
Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 123 (Caracas, julio-septiembre de 1948), pp.
242-244; Mario Briceño Perozo: “La Campaña de Boyacá, jornada bolivariana de unidad
nacional” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 207 (Caracas, julio-septiembre de
1969), pp. 370-382; Cristóbal Mendoza: “Las campañas de Casanare y Boyacá vistas desde el
campo realista” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 207 (Caracas, julio-
septiembre de 1969), pp. 413-422; Arturo Guevara: “Boyacá, el genio militar del Libertador” en:
Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 207 (Caracas, julio-septiembre de 1969), pp.
460-493; Manuel Pérez Vila: “Cronología sumaria de la campaña de Boyacá” en: Boletín de la
Academia Nacional de la Historia, 207 (Caracas, julio-septiembre de 1969), p. 504; Ulises Rojas:
“El Libertador Simón Bolívar presenció y dirigió la Batalla de Boyacá” en: Boletín del Archivo
General de la Nación, 226 (Caracas, enero-junio de 1974), pp. 147-152.
545
Fabio Lozano y Lozano dijo que: “Bolívar-en documento que se guarda inédito en la Casa de
Moneda de Bogotá- reafirma su concepto sobre el comportamiento de Anzoátegui (..) Dice así:
“Exceden a todo elogio y encarecimiento los distinguidos servicios que ha hecho el General
Anzoátegui a la República en las gloriosa campaña de la Nueva Granada, y muy especialmente
en la memorable jornada de Boyacá; pudiendo asegurarse que, obligada de sus heroicos esfuerzos,
(...), la victoria se decidió por fin a favor de nuestras armas” (…) “Este documento está fechado
140
Considerablemente manejada es la tesis sustentadora que en Boyacá hubo en
realidad dos combates, uno de la vanguardia dirigida por Francisco de Paula Santander y
otro de la retaguardia guiada por José Antonio Anzoátegui. Según el historiador
colombiano Fabio Lozano y Lozano este planteamiento ha sido admitido por autorizados
escritores y críticos, entre ellos el General Pedro Julio Dousdebés quien juzga el
enfrentamiento así:

(…) Boyacá constituye el caso típico del combate de encuentro, y quizá el único que
nos muestra cómo dentro de un mismo campo de batalla, pudieron pelearse dos
combates perfectamente aparte (…) Anzoátegui hizo su combate contra Barreiro, o
mejor, contra Jiménez, en las lomas al norte del río, distantes casi un kilómetro de éste;
no dejó avanzar al realista hacia el puente; lo quebrantó a fondo con la caballería y
terminó por rendirlo envolviéndolo completamente (…) Los resultados tácticos fueron
estupendos, superiores los de Anzoátegui a los de Santander.546

Según el historiador John Lynch, la victoria en la ofensiva llevaba el sello de la


autoridad y la habilidad estratégica de Simón Bolívar.547 El éxito para los patriotas en
Boyacá fue fundamental para cuidar parte de las espaldas del territorio venezolano en
libertad, el debilitamiento de los logros de Pablo Morillo en la Nueva Granada y la
apertura de un camino al sur del continente.548 La derrota producida a los realistas
ocasionó la huida a Cartagena de las autoridades,549 funcionarios de la Audiencia y el
regimiento de cazadores de Aragón que se encontraban en Bogotá. Igualmente, le

en Angostura el 22 de diciembre de 1819. En los mismos días, en su segundo discurso ante el


Congreso, hizo el Libertador especial elogio de Anzoátegui y de Rooke.” Anzoátegui… p. 407.
546
Pedro Julio Dousdebés: “Batalla de Boyacá” en: Boletín de Historia y Antigüedades, 375-376
(Bogotá, enero y febrero de 1946), pp. 1-51.
547
John Lynch: Caudillos en Hispanoamérica, 1800-1850 ... p. 105.
548
Miguel Acosta Saignes: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades ... p. 180.
549
“El General Pedro Dousdebés historiador de Santander (...) refiriéndose a la Batalla de Boyacá
dice: ´Que cuando Bolívar se convenció de que el general realista seguía con su ejército el camino
real de Tunja-Santa Fe, despachó a escape algunos oficiales llaneros de la comitiva con el encargo
de llevar a sus tenientes Santander y Anzoátegui la orden de ponerse en marcha inmediatamente
hacía Santa Fe y destruir a Barreiro donde lo encontrasen’. El mismo autor ilustra su afirmación
con la siguiente nota que aparece en la página 214 de su mencionado libro; ´no se dice
oficialmente cómo fue esta orden, (...) Al respecto nos cabe la satisfacción de haber oído hace
muchos años al (…) padre Gutiérrez cura por muchos años de la Villa de Leiva decirnos que la
orden fue escrita y decía así: ´Generales Santander y Anzoátegui: salgan inmediatamente por el
camino real y destruyan a Barreiro donde lo encuentren. Bolívar` y agregaba (…) que él en su
niñez había visto la orden autógrafa, escrita en una pequeña cuartilla de papel en poder de uno de
sus tíos maternos` Luís Munera: ´Bolívar en Boyacá (pp. 111-112).” Andrés Pietri: “Estudio
biográfico sobre la vida del General José Antonio Anzoátegui” en: La Esfera, Caracas 9 de
diciembre de 1946. p. 7.
141
permitió tomar un gran botín de más de medio millón de pesos en metálico dejado en la
Casa de la Moneda, mientras en los almacenes y depósitos de la ciudad todo lo necesario
para armar y equipar un numeroso ejército.550 El Libertador hacía referencia a la cantidad
señalada, además de la cuantiosa suma a producir por las propiedades que se les quitaron
a los “opresores.”551

La maniobra militar fue una “Campaña Admirable al revés” para el historiador


Clément Thibaud, y en la que se enfrentaron dos ejércitos regulares y ya no dos milicias
inmaduras. El número de efectivos realistas fue de 2.200 y de sus contrincantes 2.800,
teniendo 1.600 bajas los primeros y 66 los segundos, tales dígitos muestran que ambas
legiones nunca alcanzaron el tamaño de un regimiento europeo.552 También cree que la
cifra de patriotas “(...) presentes en Boyacá son el resultado de una verdadera hazaña de
conscripción, sobre todo porque buena parte de ellos marchaban sin deseos de batirse; los
indígenas de las misiones avanzaban en el campo de batalla rodeados por las unidades
más seguras, encorralados como dice Barreiro.” 553 Recordemos además todo lo señalado
meses antes por el mismo Anzoátegui sobre la tropa.

Por su parte, el historiador Germán Carrera Damas la considera una complicada


operación la cual marcó una transformación profunda en la concepción del
enfrentamiento bélico, que como resultado produjo un cambio de la relación de fuerzas
“(…) Produce, lo que no es menos importante, al Padre de la Patria, al Padre de Colombia,
al Libertador admirado, temido y acatado.” 554
Con la victoria el ascendiente y la
autoridad de Bolívar se acrecienta y a partir de entonces nadie osará a desobedecer sus
órdenes ni discutir públicamente sus pareceres, el Libertador no tiene ni puede tener ya
rivales. El éxito logrado sancionará sus esfuerzos y lo elevará al rango inaccesible para el
resto de los caudillos, ahora Simón Bolívar es la patria misma y su forma política y moral
como Luis XIV, Bolívar es el Estado.555

550
“Gazeta Extraordinaria de Guayana del domingo 19 de setiembre de 1819-9” en: Correo del
Orinoco, Angostura, 11 de septiembre y el 2 de octubre de 1819, p. 2.
551
Idem.
552
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... pp. 424-425.
553
Ibíd.; p. 426.
554
Germán Carrera Damas: El Culto a Bolívar. Esbozo para un estudio de la historia de las ideas
en Venezuela ... p. 83.
555
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. III. p. 12.
142
Con muy poca fuerza militar entró el Libertador a Bogotá el 10 de agosto de
1819,556 un batallón quedó en Zipaquirá, otra parte del ejército fue para la Mesa de Juan
Díaz en persecución de Calzada, y otro marchó con José Antonio Anzoátegui tras los
pasos del virrey Sámano,557 por la vía de Chía y Funza a Facatativá en dirección a Honda,
junto al escuadrón de guías al mando del Coronel Leonardo Infante. Llegaron a esta
localidad el 12 y no encontraron barcos en el río porque todos se los habían llevados los
realistas.558 En ese recorrido liberó las provincias de Neiva y Mariquita, persiguiendo a
los enemigos hasta Nare, tomando “(...) algunos oficiales y tropa que no tuvieron tiempo
de embarcarse” 559
El 21 de agosto desde el cuartel general de Honda, Anzoátegui le
otorgó una certificación de méritos a Pedro Diego, alcalde de segundo voto de la villa,
aseverando su apoyo desde el instante que habían ingresado las tropas republicanas al
poblado, desempeñándose con entusiasmo en las labores encomendadas. 560

El 28 de ese mes José Antonio Anzoátegui le escribió una larga misiva a su esposa
Teresa, más que personal explicativa de los pasos dados en la campaña concluida. Inicia
exponiendo su incorporación en Angostura al Ejército comandado por el Libertador, éste
lo había colmado de honores y atenciones no merecidas, acompañándolo al Apure donde
contó con el apoyo de José Antonio Páez y sus llaneros “a quienes se puede llamar héroes,
sin que este calificativo les quede grande.” Olvidando las constantes deserciones de la
tropa, la invasión de la Nueva Granada, la creyó como la empresa más atrevida y
arriesgada, por las dificultades de atravesar los Llanos de Arauca y del Casanare, en lo
más crudo del invierno para luego subir la Cordillera de Los Andes.

Explica el recorrido, de San Juan de Payara donde acamparon y se reunió con Páez
el 16 de enero, volvió a Angostura, mientras funcionaba el Congreso, desde allí le había
escrito otra carta, que dudaba había recibido. Volvió al Apure, en Rincón Hondo estuvo

556
Véase: “La entrada de Bolívar a Bogotá en 1819. Homenaje al Libertador” en: Boletín de la
Academia Nacional de la Historia, 207 (Caracas, julio-septiembre de 1969), pp. 392-396.
557
Santander y los ejércitos patriotas 1819. T. II. p. 281.
558
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 419.
559
“Neyva y Mariquita” en: Correo del Orinoco, Angostura 23 de octubre de 1819. p. 3.
560
AGNC. Fondo Historia. Sección República. José Anzoátegui. Solicitudes Cundinamarca. 1831.
Peticiones-Solicit: SR. 75, 13, D.4. Nivel: Agrupación. Folio 123. Lugar: Bogotá-Honda.
“Solicitudes recibidas en la Secretaría de Hacienda por Pedro Diego para el empleo de interventor
de recaudación de rentas de Honda”
disponibleen:http://consulta.archivogeneral.gov.co/ConsultaWeb/imagenes.jsp?ID=3833524&id
nodoimagen=3833472&total=66&ini=1&fin=20.
143
algunos días después de la proeza del centauro de los Llanos en las Queseras del Medio;
el 14 de mayo dejaron esa población y llegaron el 21 a Mantecal; el 25 a Guasdualito para
confundir a Morillo y hacerlo creer que atacarían Barinas; el 2 de junio salieron de allí y
el 5 alcanzaron el río Arauca, caminando entre el agua y nadando en varias partes, pues
los Llanos estaban inundados.

Muestra detenidamente las dificultades de la tropa “sólo con esta clase de gente,
casi todos sin calzones ni camisa pues muy pocos tenían los restos de sus viejas chaquetas
y el resto estaba sin un hilo de ropa y con sólo su guayuco” pudieron realizar tal travesía;
el 11 de junio llegaron a Tame, en territorio neogranadino, encontrándose con el Ejército
de Santander; allí se detuvieron unos días para organizar el grupo y luego se trasladaron
a Pore el 18; el 23 a Nunchía; el 25 a Morcote y el 27 a Payá. En el páramo de Pisba
muchos “enfermamos” y murieron considerable número de personas por el frío, y de no
ser por el genio del Libertador y el apoyo de los patriotas de la provincia de Tunja,
especialmente de sus mujeres que “se despojaron realmente de su ropa para hacer con ella
camisas, calzoncillos y chaquetas para nuestros soldados (…) fue esta una resurrección
milagrosa.” Apoyos renovadores del valor y la fe para las victorias posteriores en el
Pantano de Vargas, Gameza y especialmente en Boyacá, donde fue ascendido a General
561
de División. El recorrido no fue fácil de ejecutar, aunque coronado con los triunfos
posteriores.

Fue pensada la victoria de Boyacá como el viraje decisivo de la guerra, pues


dispersó al ejército realista de la Nueva Granada,562 y les permitió a los patriotas organizar
los asuntos correspondientes a la administración pública. Simón Bolívar puso al país al
servicio del ejército por medio de un gobierno militar muy personalizado.563 En Santa Fe
se nombraron para cada provincia un Comandante General, quien tendría además el cargo
militar, las funciones gubernativas y las de alta política, y un Gobernador Político, quien
sería juez y jefe de baja policía, encargando al General Francisco de Paula Santander

561
“Carta de José Antonio Anzoátegui para su esposa Teresa” en: Boletín de la Academia Nacional
de la Historia, 90 (Caracas, abril-junio de 1940), pp. 235-237.
562
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 429.
563
Ibíd.; p. 430.
144
como vicepresidente del territorio, además se creó una suprema corte de justicia.564

7.3 Muerte en el contexto organizativo del Ejército del Norte

La toma de la Nueva Granada representó para el Ejército patriota un recurso


inagotable. Entre 1819 y 1821 este territorio vivirá bajo un régimen provisional en el cual
las necesidades del cuerpo militar son fundamentales sobre cualquier otro asunto de
interés, encargarse de la logística de la hueste será una de las labores fundamentales que
le tocará ejecutar al General neogranadino Francisco de Paula Santander.565

Organizar la administración de los territorios que la retirada de las tropas


españolas había dejado en sus manos fue trabajo del Estado Mayor libertador, se trataba
de las regiones más pobladas de la Nueva Granada, El Socorro, Tunja y Cundinamarca.566
Bolívar nombró dirigentes a sus militares cercanos o a granadinos con experiencia en la
operación recién culminada. Bartolomé Salom quedó al mando en Tunja; Antonio
Morales en El Socorro; Pedro Fortoul en Pamplona; Antonio Obando en Mariquita y José
Concha fue nombrado gobernador del Casanare.567

Por su parte le correspondió a José Antonio Anzoátegui encargarse de la


Comandancia del Ejército del Norte dedicado del resguardo de aquellos territorios. El 20
de septiembre de 1819, desde Bogotá, Simón Bolívar le envía comunicación a Santander,
donde le informaba sobre los pertrechos necesarios para la tropa de Anzoátegui, así como
las instrucciones enviadas a éste:

1. La división a las órdenes del general Anzoátegui, compuesta de los batallones Rifles,
Granaderos y Vencedores de Boyacá, de La Guardia, de los siguientes Dragones: Guías,
Llano Arriba y Húsares ingleses, recibirán mensualmente la media paga que se ha
mandado dar para todo el ejército. 2. A los de estos cuerpos que no hayan recibido dos

564
Daniel Gutiérrez Ardila: “La creación de la Republica de Colombia: de la práctica gubernativa
al diseño constitucional (1819-1821)” en: Política y constitución en tiempos de las
independencias. Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2017. (María Teresa Calderón
Pérez coordinadora) (Colección Centro de Estudios en Historia) p. 208.
565
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 434.
566
Ibíd.; p. 435.
567
Ibíd.; pp. 435-436. Para el territorio de Pasto véase el interesante trabajo de Jairo Gutiérrez
Ramos: Los indios de Pasto contra la República (1809-1824). Bogotá, Instituto Colombiano
de Antropología e Historia, 2007.
145
vestidos, se les darán. Para este efecto el general Anzoátegui tiene una cantidad de
vestidos cuyo número ignoro, y que deben servir todos para equipar estos cuerpos y los
reclutas con que se van a aumentar. (…) 5. El general Anzoátegui, cuando lo juzgue
necesario, deberá marchar para el Socorro y Pamplona a inspeccionar y dirigir las
operaciones de estos cuerpos.568

Francisco de Paula Santander apoyó esta política de militarización de la sociedad


neogranadina, y fue partidario de una forma enérgica del gobierno, “Lejos de ser un
civilista convencido, se revela partidario de la administración militar, en contra del
Congreso.”569 El vicepresidente les respondió al Libertador sobre la vestimenta y el pago
que debía dársele a José Antonio Anzoátegui “(…) importa por lo menos 25.000, la media
paga de las tropas existentes aquí son 12.000 pesos, y la tropa que ha marchado al sur no
ha recibido sino un vestuario (…) Esto lo pongo en consideración de vuestra excelencia
por vía de informe y en descargo de mi obligación.” Concluía que no había contado “con
la moneda mala existente en la Casa de Moneda, porque no sé ni cuánto podrá acabarse
de sellar, ni qué producirá.” 570 A pesar de los amplios recursos que tomaron los patriotas,
al parecer no era fácil cumplir con todo lo requerido por Anzoátegui y su amplio
contingente, pues para resolver los asuntos logísticos que exigían las campañas militares
y lograr su objetivo se enfrentaban a una gran variedad de problemas, como instruir la
fuerza militar, mantenerla, alimentarla, vestirla y armarla, entre otros.

Finalmente, y a pesar de la evidente queja de Santander, éste le aseguró a Bolívar


el 6 de octubre que por parte del gobierno sería apoyado Anzoátegui y así pudiera cumplir
con las órdenes dadas. Le inquietaba una supuesta expedición de Cajigal por el
Magdalena, “(…) Pero el general Anzoátegui en (sic) cuenta con su Ejército de Venezuela
si se necesita, o para atender a Ocaña. Si tuviésemos mil fusiles más, no habría que recelar

568
“Cuartel general de Santafé, a 20 de septiembre de 1819 9º” en: Cartas Santander-Bolívar
1813-1820. T. I. Bogotá, Fundación para la conmemoración del Bicentenario del natalicio y el
sesquicentenario de la muerte del general Francisco de Paula Santander, 1988. (Biblioteca de la
Presidencia de la República) pp. 121-122.
569
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 436.
570
“Cuartel general de Santa Fe, 1º de octubre de 1819 9º” en: Cartas Santander-Bolívar 1813-
1820. T. I. pp. 133-135. Santander en otra comunicación a Bolívar el 5 de octubre dijo: “Luego
que vi la orden de usted para enviar rentas y donativos a su cuartel general de las provincias del
norte, dije al director que me propusiese algún arbitrio para subvenir de pronto a tanto gasto que
tenía que hacer en este mes. (...) Aseguro a usted que no dormí pensando en las tropas de
Anzoátegui, que me traían loco; y afortunadamente he podido salir de mis apuros, sin molestar a
nadie.” Ibíd.; pp. 141-142.
146
(…) Suplico a VE. que detalle bien claro el mando de Anzoátegui, pues yo aunque como
particular cedo en todo, como persona pública no lo hago (...)” 571
Las fuerzas militares
consumían las tres cuartas partes de los ingresos fiscales y mucho más durante los meses
que siguen a la victoria del 7 de agosto, las necesidades de la guerra hundían el
presupuesto en un estado de déficit. 572

Muy bien equipados habían salido José Antonio Anzoátegui y su tropa de Bogotá
el 12 de octubre “llevando cuanto pidió y creyó necesario,” el esfuerzo logístico para
mantener las partidas era enorme. Por su parte, Francisco de Paula Santander le dio aviso
a Bolívar y le preguntaba por los húsares ingleses, pues en las ordenes enviadas a él y al
militar oriental no se informaba si formarían parte del Ejército del Norte.573 El 16 se
encuentra Anzoátegui ya en Tunja con rumbo a Pamplona,574 y el 26, el Libertador lo
esperaba “mañana” en esa ciudad para darle las instrucciones pertinentes para mantener
en paz todo el norte de la Nueva Granada para luego partir a Venezuela.575 Se conjeturaba
sobre sus futuras actuaciones en la edición del Correo del Orinoco del 30 de octubre, en
la cual se informaba que Bolívar y Anzoátegui dirigirían sus pelotones junto con las de
los patriotas de Popayán rumbo a Quito y luego a Lima para completar la Independencia
de la América del Sur, “La imaginación se pierde al estenderse (sic)sobre los resultados
de la Batalla de Boyacá.”576

A finales de mes de octubre se encuentran ambos en Pamplona, Bolívar proyecta


amplias operaciones que se extenderían de Venezuela a Quito. Pensaba que para el 15 de
noviembre podría reunirse con José Antonio Páez en las cercanías de Achaguas o de San
Fernando, y emprender desde allí combates conjuntos contra Morillo, luchas que creía
serían decisivas.577 Anzoátegui le propone al Libertador el 6 de noviembre varios nombres
para ingresar al Batallón Rifles de la guardia, éste le tomó la palabra y los aceptó.578 Dos

571
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 432.
572
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 439.
573
“Santa Fe, 17 de octubre de 1819 9º” en: Cartas Santander-Bolívar 1813-1820. T. I. pp. 154-
156.
574
“Cuartel General de Pamplona, 23 de octubre de 1819 9º” en: Ibíd.; pp. 172-173.
575
“Cuartel General de Pamplona, 26 de octubre de 1819 9º” en: Ibíd.; pp. 176-178.
576
“Nueva Granada” en: Correo del Orinoco, Angostura 30 de octubre de 1819. p. 2.
577
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. III. p. 209.
578
“Cuartel General de Pamplona, Nove 6 de 1819 9º” en: Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui…
pp. 438-439.
147
días más tarde, Bolívar salió de la localidad rumbo a Soatá, dejando encargado al jefe
oriental,579 y el 11 se comunican nuevamente. Anzoátegui le informa que el Subteniente
Gaitán no había llevado los treinta caballos que debía entregarle el Comandante Guerrero.
Asimismo, se quejaba porque desde su partida del Cuartel General no se habían recibido
ningunas de las “remisiones.” Daba por falsa la noticia sobre Mellado, concerniente a que
los enemigos se encontraban en el Llano de Carrillo. Destacaba el deseo de recibir prontas
órdenes para futuros movimientos y de ser posible enfrentar a las tropas realistas, por lo
cual creía suficientes los hombres a su mando para derrotarlos.580 Ese mismo día Bolívar
en carta a Santander desde La Concepción, señala: “Sobre lo que me pregunta el señor
general Anzoátegui acerca de la conducta que debe observar en caso que el enemigo
adelante su marcha, le contesto que si el enemigo viniere, siempre será muy útil atraerlo
con una retirada falsa, con cuya maniobra se ganan dos cosas: la primera, cansarle los
caballos, y la segunda, poderle reconocer bien sus fuerzas.”581 Ejemplo de las tácticas
militares utilizadas en el momento y que Anzoátegui debía poner en práctica.

Los meses siguientes a la toma de Bogotá son los más activos en cuanto a las
obligaciones de los pueblos para con el Ejército patriota, las autoridades expiden una serie
de órdenes con el fin de abastecerlo a expensas de las poblaciones civiles de El Socorro
y la Provincia de Tunja.582 Buena noticia informaba José Antonio Anzoátegui al
Libertador el 12 de noviembre sobre la alimentación del grupo. Desde que se pagaban los
víveres consumidos en el Cuartel, tanto los vecinos como los militares tenían siempre
pan, asimismo contaban con lo necesario para más de un mes de ración de carne, pues
estaban en sus manos unas 300 reses. Creía inoportuno enviar un cuerpo de soldados al
poblado de Cacota, donde habitaban principalmente indígenas, y por estar los jefes
enfermos éstas podrían cometer algunos excesos que les disgustarían y quizás los harían
retirase a zonas inhóspitas. Observamos a un Anzoátegui preocupado por el trato a los
naturales y las desproporciones realizadas por los subalternos, recordemos su labor de
recluta en las misiones del Caroní que le permitieron tener algún conocimiento sobre

579
“Cuartel General de Pamplona, a 8 de noviembre de 1819 9º” en: Cartas Santander-Bolívar
1813-1820. T. I. pp. 199-201.
580
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 439.
581
“Cuartel general de la Concepción a 11 de noviembre de 1819 9º” en: Cartas Santander-Bolívar
1813-1820. T. I. pp. 210-211.
582
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 443.
148
cómo relacionarse. Finalmente le notificaba de las órdenes dadas al Mayor Pulido, quien
debía organizar una octava compañía de “Rifles,” y las informaciones de los
comisionados de El Cerrito y La Concepción, quienes habían reunido 400 vacas,
destinándole 120 a Cacota, pues en Pamplona no había suficiente pasto para su
sustento.583

El 13 de noviembre de 1819 le remitía Anzoátegui a Bolívar los partes de los


Comandantes Mellado y Burgos en los cuales se observaba que los “godos” no se habían
movido de sus posiciones, dormían en la altura de San Antonio, ordenándole Anzoátegui
a Mellado se quedase en Chopo. La vuelta del Mayor Pulido al Cuartel General la creía
ventajosa para el apoyo que en los pueblos cercanos podrían darles, especialmente para
la alimentación de las bestias.584 Esto lo escribía José Antonio Anzoátegui justo un día
antes de iniciarle la enfermedad segadora de su vida, demostrando en esta cronológica y
amplia relación epistolar que por lo menos hasta ese momento se encontraba activo en la
labor encomendada.

El Libertador recibió ese mismo día en Capitanejo una extensa misiva desde
Guayana tan importante que decidió salir inmediatamente para Venezuela, donde temía
se iniciara un enfrentamiento que culminara en una guerra civil. 585 El 14 de noviembre,
desde el Cuartel General de Soatá, Bolívar le traza relación a Santander pormenorizándole
sobre el tema. Las tensiones entre las autoridades civiles republicanas y el sector militar
patriota en campaña fueron muy comunes durante los años 1818 y1819.586 Le reiteraba
que Anzoátegui debía quedarse con toda su división en el Norte de la Nueva Granada,
pero debía mandar sus reclutas por San Camilo a Venezuela, y le encomendaba mucho a
Santander la mayor consideración con él y su grupo, “porque estando desesperados por
irse a Venezuela, por la misma causa aumentará su desesperación y quizá lo harán en
desorden (…) porque estoy persuadido que el día en que salga de aquí esta división, la
ocupan los enemigos.” José Antonio Anzoátegui debía mantener el mando militar y
apoyar a las autoridades de las provincias de Tunja, El Socorro y Pamplona. Finalmente,

583
“Al Exlmo. Sr. Presidente de la República Simón Bolívar” en: Fabio Lozano y Lozano:
Anzoátegui… pp. 439-440.
584
“Al Exlmo. V. S. Precidte de la República Simón Bolívar. En el Gran Quartel Gral.” en: Ibíd.;
p. 440.
585
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. III. pp. 212-213.
586
Domingo Irwin: “Los militares y los civiles” en: La Independencia de Venezuela… pp. 98-99.
149
se quejaba Simón Bolívar: “Es una lástima que este cuerpo no vaya a completar la victoria
en Venezuela. Paciencia.” 587

Resolvió el Libertador apurar su marcha a Angostura, dejando a Anzoátegui


enfrentando el acoso de un amenazador La Torre, porque si Morillo temía que los patriotas
tomasen la ofensiva, Bolívar a su vez desconfiaba que no pasarían dos meses sin que la
Nueva Granada fuese atacada nuevamente. Sin embargo, sería indispensable enviar a
Venezuela entre tres y cuatro mil reclutas granadinos conducidos por Alcántara y Lara.588

La fuente comúnmente citada sobre las últimas horas de vida y el fallecimiento de


José Antonio Anzoátegui son las epístolas del Coronel José María Ortega, jefe del Estado
Mayor y que fueron remitidas al Libertador. El 14 de noviembre le informaba: “Hoy a la
una del día ha sido atacado el señor General Anzoátegui de un fuerte accidente, y a la
fecha, que serán las siete de la noche, se halla privado de todo sentido y según el dictamen
del doctor Tomás Foley, con bastante riesgo de perder la vida.” Un día más tarde antes de
la expiración: “El señor General Anzoátegui sigue lo mismo de su enfermedad” y el 16,
luego del desenlace:

Cuánto siento ser el instrumento para participar a V. E. la pérdida del señor General
Anzoátegui. A las diez de la noche ha expirado, y hoy a las ocho de la mañana se dará
sepultura a su cadáver, haciéndole los honores que por Ordenanza le corresponde. He
mandado en la Orden General que se gaste desde este momento un luto riguroso en todo
el Ejército, mientras tanto V. E. dispone los honores que deban hacerse. Su muerte fue
irremediable, y mucho más cuando se carece de todo medicamento en este Cuartel
General. El doctor Foley, a pesar de sus grandes esfuerzos, nada consiguió, pues, desde
el momento en que fue atacado del accidente, voló éste rápidamente hasta ponerlo en el
sepulcro.589

587
“Cuartel general de Soatá, a 14 de noviembre de 1819 9º” en: Cartas Santander-Bolívar 1813-
1820. T. I. pp. 216-219.
588
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela...T. III. p. 214.
589
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui…p. 442. El autor coloca esta nota: “Archivo de la familia
en Caracas. En el margen, arriba, dice: V. Bolívar con un dolor sin igual.” Cabe destacar que la
comunicación recibida por Bolívar tiene leves diferencias a las presentadas comúnmente:
“Cuartel general de La Salina, a 19 de noviembre de 1819. 9º Al excelentísimo señor
vicepresidente de la Nueva Granada. En este momento cuando iba ya a partir de este pueblo,
recibo el oficio siguiente: ´Cuánto siento ser el instrumento para participar a vuestra excelencia
la pérdida del señor general Anzoátegui. A las diez de esta noche ha expirado, y hoy a las ocho de
la mañana se dará sepultura a su cadáver haciéndole los honores que por ordenanza le
corresponden. He mandado en la orden general que se gaste un luto riguroso en todo el ejército,
mientras vuestra excelencia dispone los honores que deban hacérsele. Su muerte fue irremediable
150
Ampliamente conocido es lo que dice su partida de defunción: “Recibió la
Penitencia y Extrema Unción y no la sagrada Eucaristía por no haber dado más lugar la
enfermedad.” 590 Sin tener todavía información de lo sucedido, el 15 de noviembre desde
Soatá Simón Bolívar le escribe al vicepresidente avisándole lo que debía hacer José
Antonio Anzoátegui, encargándolo de reunir su división y de atacar y derrotar a La Torre.
Una vez lograda la victoria, debía quedarse en el Norte de la Nueva Granada con todas
las fuerzas, distribuyéndolas de la forma más conveniente para la seguridad del territorio.
Por su parte, y para remplazar la falta que le haría la división comandada por Anzoátegui
al Ejército de Venezuela, había dispuesto de 3.000 mil reclutas que irían una parte por La
Salina y la otra por San Camilo.591

La última disposición ordenada por Bolívar a Anzoátegui fue la del 17 de


noviembre, en ella le pedía enviase 300 fusiles y que desistiese de recaudar los respectivos
donativos en las provincias a su mando.592 En nueva correspondencia, esta vez dirigida al

y mucho más cuando se carece de todo medicamento en este cuartel general. ´El doctor Folie, a
pesar de sus grandes esfuerzos, nada consiguió, pues desde el momento en que fue atacado del
accidente, voló éste rápidamente hasta ponerlo en el sepulcro. Se hace indispensable que vuestra
excelencia disponga venga un botiquín, pues diariamente van al hospital 10 o 12 soldados, y según
el dictamen del doctor Folie hay un peligro en el ejército. ´El comandante Mellao no ha dado
parte, pero por unos peones que han venido de Bochalema, sé que se mantiene allí y que el
enemigo no ha hecho movimiento. Dios, etc. Pamplona, noviembre 16 de 1819. J. Ma. Ortega.”
“Cuartel general de la Salina, a 19 de noviembre de 1819 9º” en: Cartas Santander-Bolívar 1813-
1820. T. I. pp. 238-239. En cuanto a lo presentado por Fabio Lozano y Lozano, que dice haber
consultado del archivo de la familia de Anzoátegui en Caracas, en esta colección documental no
se hace referencia a las primeras informaciones sobre el accidente que lo atacó. El nombre del
doctor no está escrito de la misma forma, y la última parte sobre el Comandante Mellao no se
presenta.
590
“Partida de defunción del General Anzoátegui” en: Boletín de la Academia Nacional de la
Historia, 90 (Caracas, abril-junio de 1940), p. 366.
591
“Oficio de Bolívar para el vicepresidente de las provincias libres de Nueva Granada, fechado
en Cuartel General de Soatá el 15 de noviembre de 1819, le avisa que ha recibido una muy
importante correspondencia de Angostura por el amplio contenido se ve obligado a regresar lo
antes posible a Venezuela. Otras consideraciones” doc. 3910. José Antonio Anzoátegui,
disponible en: http://www.archivodellibertador.gob.ve./escritos/inicio.php. Aunque Fabio Lozano
y Lozano la presenta como una correspondencia de Bolívar, del 14 o 15 de noviembre. En ella
señala: “A Anzoátegui: Redoble usted sus esfuerzos para aumentar y disciplinar el cuerpo que
usted manda. Sea usted sobre todo muy vigilante. Cuide usted mucho la Guardia, recuerde usted
que en ella tengo puesta toda mi confianza. Con ella, después que hayamos cumplido nuestros
deberes con la Patria, marcharemos a libertar a Quito; y quién sabe si el Cuzco reciba también el
beneficio de nuestras armas, y si el argentino Potosí sea el término de nuestras conquistas.” Fabio
Lozano y Lozano: Anzoátegui… pp. 436-437. Páginas más adelante, en la 441 exactamente, se
señala que fue tomada de las Memorias de O’Leary, aunque no se indica el tomo.
592
“Cuartel general en Chita, 17 de noviembre de 1819 9º” en: Cartas Santander-Bolívar 1813-
1820. T. I. pp. 234-235.
151
vicepresidente Santander, dos días más tarde, visualizaba las acciones a llevar a cabo en
el mes de enero de 1820. Cambiaba de parecer, pues ahora José Antonio Anzoátegui debía
marchar con su división a tomar Maracaibo, por la vía de Chiriguaná y Valledupar,
pasando de Cachirí a Ocaña, y reuniendo en las cercanías de Soatá todos los recursos
indispensables para la operación, que se llevaría a cabo sin poner en peligro a la Nueva
Granada. Anzoátegui llevaría 3.000 hombres entre caballería e infantería, y de necesitar
armas debía completarlas con una expedición marítima que traería fusiles sobrantes,
tomando las municiones requeridas.593 Una muestra palpable de la lentitud de las
comunicaciones en aquellas circunstancias y el retardo con que el Libertador recibía las
noticias.

Definitivamente, fue el 19 de noviembre de 1819 que Bolívar se enteró del


fallecimiento. La gran mayoría de la historiografía sobre el prócer oriental aseguran que
el Libertador dijo: “Habría yo preferido la pérdida de dos batallas a la muerte de
Anzoátegui” (…) “Qué soldado ha perdido el Ejército y que hombre ha perdido la
República” “Qué difícil es reemplazar a un hombre como Anzoátegui” 594 Ese mismo día
el Gobernador de El Socorro, Coronel Antonio Morales, le escribía a Francisco de Paula
Santander “(…) Aquí anda la chispa de que el General Anzoátegui ha muerto de repente;
yo la creo falsa (…)”595

Dejar a otro militar encargado del Ejército del Norte será la gran preocupación del
Libertador por esos días, tocándole rápidamente reajustar su estructura de mando. El
malestar ante la pérdida de un compañero de causa como Anzoátegui, se unía a la
perplejidad ante la falta de un General “hábil y capaz” que lo sustituyera, así pasó revista

593
“Al Excmo. Señor Vicepresidente de la República” en: Memorias del General O’Leary. T.
XVI. pp. 527-528.
594
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 444. Cabe destacar que hasta ahora no hemos
localizado el documento original donde el Libertador expresara eso, creemos que no lo redactó.
La referencia que se cita en algunas oportunidades es la de Ramón Azpurúa, Biografías de
Hombres Notables de Hispanoamérica. Caracas, Ediciones Mario González, 1982. (Edición
facsimilar completa de los cuatro volúmenes editados en 1877, ampliada con índices alfabéticos,
ilustraciones e informaciones biográficas adicionales) p. 506. Pareciera que tal construcción
forma parte de una tradición oral. Hasta ahora ninguno de sus biógrafos se ha preocupado por
discernir la veracidad de lo señalado, y todos dan por sentada la autenticidad de tal imagen. El
biógrafo decimonónico Felipe Larrazábal señaló: “(..) y demostró el mayor sentimiento, porque
es difícil, exclamaba, reemplazar dignamente un gefe (sic) como Anzoátegui.” La vida de
Bolívar, ... p. 604.
595
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 443.
152
de varios nombres, creyendo lo mejor sería que Santander tomara el mando. Con tal
opción se abría sin embargo la incertidumbre sobre la designación para el gobierno,596 y
en vista de que los importantes generales venezolanos se encontraban ocupados y
distantes de allí, terminó decantándose por el Coronel Bartolomé Salom,597 “es más
antiguo que los otros, y además es prudente y activo hasta el extremo,” mientras el
Coronel Ortega sucedería a éste en la jefatura de la Provincia de Tunja. También nombró
a Jacinto Lara como jefe del Estado Mayor del Ejército del Norte. Se angustiaba Simón
Bolívar por los males que les causaría la muerte del Anzoátegui: “que seguramente
pueden llegar á ser muy graves ¡dios quiera que no lo sean!” 598

Por su parte y sin saber nada de la muerte del prócer oriental, el 22 de noviembre
Santander se comunicaba con el Libertador y le anunciaba: “He escrito a Anzoátegui con
la última franqueza, y me prometo, que sin embargo de que él y yo no tenemos genios
pacíficos, no habrá disgusto alguno, aunque no sea más que por enseñar a nuestros
compañeros generales a ser unidos y obedientes fuera de la vista de usted.”599 Tres días
más tarde al enterarse del deceso le glosaba lo sorprendido que se encontraba por la
lamentable noticia, apoyaba la resolución de nombrar a Salom y compartía la idea de que
continuase su viaje a Guayana. Por último, señaló: ¡Cuánto siento a Anzoátegui! Mi
compañero, mi amigo! ¡Qué revoluciones! Su importancia en el ejército, su adhesión
hacia U., su confianza para obrar, su valor. (…) Aquí voy hacer funerales dignos de él, y

596
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela ... T. III. p. 214.
597
Sobre las instrucciones enviadas anteriormente a Anzoátegui, Bolívar le dice a Salom: “(…)
Solicítela usted cuidadosamente del que haya abierto aquel pliego, que sin duda será el Coronel
Carrillo. Si él la hubiera puesto entre los papeles particulares del difunto General, la extraerá usted
y la tendrá como parte de sus instrucciones en todo lo que no esté expresamente contraído por las
instrucciones de oficio.” En el mismo tono le escribía Santander “(…) Adiós, mi amigo. Recoja
usted las cartas y mis oficios del desgraciado Anzoátegui, y aprovéchese de lo que a él decía yo
con respecto al mando del Ejército.” Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… pp. 441 y 451.
598
“Al Excmo Señor Vicepresidente de la República” en: Memorias del General O’Leary. T. XVI.
pp. 529-532. En carta del Coronel Cruz Carrillo con el Libertador del 23 de noviembre decía: “La
peste como que sació su saña con la muerte del señor General Anzoátegui” (…) “de entonces para
acá nadie ha sido víctima de su furor. Los hospitales se desahogan diariamente; pero si
volviéramos a vernos atacados de estas enfermedades contagiosas, se observarían exactamente
las saludables medidas que nos sugiere el compasivo celo de V.E.” Por su parte, Santander le
escribía el 4 de diciembre: “El Ejército del Norte sigue perfectamente. Ha cesado la peste, y las
tropas son regularmente socorridas. Por ellas no debe V.E. tener cuidado en cuanto a socorros
(…)” Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… pp. 447-448.
599
“Santa Fe, 22 de noviembre de 1819 9º” en: Cartas Santander-Bolívar 1813-1820. T. I. pp.
244-245.
153
se llevará luto por muchos días.” 600 Cumplió a cabalidad lo prometido y llevó a cabo los
honores póstumos. Para el historiador John Lynch, Anzoátegui era un hombre:
“melancólico por naturaleza, se había mostrado ansioso por regresar a casa de permiso,
pues añoraba a su esposa Teresa y a sus dos hijos (sic) uno de ellos un recién nacido al
que aún no conocía. Sus amigos de campaña estaban desconsolados.” 601

En Caicara se enteró el Libertador que el General Rafael Urdaneta, siguiendo sus


instrucciones, había pasado rumbo al Apure. Desde ese pueblo y suponemos ya más
sereno, lo encomienda al mando del Ejército del Norte. Por su parte, Salom les entregaría
las instrucciones relativas a las futuras operaciones, especialmente la que realizaría sobre
Maracaibo y éste debía dirigirse a Bogotá encomendándosele el mando de las tropas del
Sur.602 “Urdaneta -dicen los Apuntamientos- fue nombrado “Comandante General de la
Guardia Colombiana por Muerte del General Anzoátegui” palabras que no corresponden
exactamente a las denominaciones del momento (...)”603

Regresa el Libertador a Angostura en medio de aquellas complicaciones militares


y políticas, y expone una de sus más importantes aspiraciones: la creación de Colombia,
que ya lo había planteado en febrero de ese año en su discurso ante el cuerpo colegiado,
y después de Boyacá tiene oportunidad de hacerlo efectivo.604 El 14 de diciembre se
presentó en el Congreso y habló de los triunfos en la Nueva Granada, y tres días más tarde
la corporación dictó la Ley Fundamental de la República promulgada el 25 de diciembre
de 1819,605 teniendo la agrupación territorial a José Antonio Anzoátegui como su primer
héroe a homenajear.

Anzoátegui fue un hombre de obediencia, militar que siempre cumplió las órdenes
del gobierno dirigido por Bolívar, manifestando siempre su adhesión al jefe caraqueño,
aún en casos de conflicto como el de Piar. Participó en gran número de enfrentamientos

600
“Santa Fe, noviembre 25 de 1819” en: Memorias del General O’Leary. T. III. pp. 46-47.
601
John Lynch: Simón Bolívar ... p. 179.
602
Rafael Urdaneta: Memorias… pp. 166-169.
603
Caracciolo Parra Pérez: Mariño y la Independencia de Venezuela ...T. III. pp. 216-217.
604
Aunque pareciera una idea inédita era la culminación de un proceso que había comenzado en
1810. Véase: Daniel Gutiérrez Ardila: “De la confederación de la Tierra Firme a la República de
Colombia” … pp. 9-38.
605
Daniel Gutiérrez Ardila: “La creación de la República de Colombia: de la práctica gubernativa
al diseño constitucional (1819-1821)” … p. 205.
154
bélicos y a diferencia de muchos de los “soldados de la guerra” no pareció aspirar a ser
un caudillo independiente. Durante la Campaña de la Nueva Granada fue el brazo derecho
del Libertador y uno de los principales cabecillas de su Ejército. “Sucre y Urdaneta fueron
los representantes del bolivarianismo, una élite de oficiales profesionales entregados por
completo al Libertador tanto en tiempos de guerra como de paz.” 606 Podríamos incluir a
José Antonio Anzoátegui en ese grupo.

606
John Lynch: Caudillos en Hispanoamérica, 1800-1850 ... pp. 92-93.

155
II PARTE
FORJA HISTORIOGRÁFICA Y RESGUARDO DE LA MEMORIA DEL
PRÓCER (1819-2019)

“(…) Los héroes nos dieron patria para que ya no tuviésemos necesidad
de héroes; ellos acumularon triunfos y derrotas para
que nosotros, al interpretarlos agradecidamente, prescindiésemos de la
historia como hazaña y aceptásemos a la historia en su función terminal
de memoria enaltecedora (…)”

Carlos Monsiváis 607

Carlos Monsiváis: “La Pasión de la Historia” en: Historia ¿para qué? 15 ed. México, Siglo
607

Veintiuno Editores, 1995. p. 180.


156
CAPÍTULO 8
¿QUIÉN CREA A LOS HÉROES?

8.1 Heroización en el tiempo

José Antonio Anzoátegui ha sido mitificado por las élites políticas venezolanas y
colombianas. En las construcciones historiográficas de esos países el barcelonés es un
personaje destacado, uno de los héroes más importantes de su Independencia. Estudiar
ese proceso de heroización nos compete, pero antes de hacerlo, iniciamos con algunas
visiones sobre la figura del héroe y el papel del mismo en la construcción de la Nación
luego de la Independencia.

Georg Wilhelm Friedrich Hegel veía a los protagonistas como individuos de la


historia del mundo e instrumentos de sus más altas realizaciones.608 Es conocido por todos
que el tema ha estado presente prácticamente a lo largo de toda la evolución de la
humanidad:

Poetas, historiadores, moralistas y hombres de Estado, desde la más remota antigüedad,


celebraron de los héroes como centros del devenir histórico. Cantaron la gloria de los
grandes guerreros que morían con honor, que conducían a sus pueblos como jefes
político-militares y que consideraban padres de la patria, de todos aquellos que
entregaban sus vidas en defensa de su pueblo o de los intereses del Estado. Estas
individualidades, a veces vistas como semidioses, recibieron el culto entusiasta de sus
pueblos, y del mismo se dejó testimonio en hermosas producciones intelectuales y en
monumentos conservados a través de los siglos.609

Thomas Carlyle propuso un concepto análogo en su obra Los Héroes,610


proponiendo que la historia universal era sustancia única y exclusivamente de los grandes
hombres, conductores de la humanidad, los inspiradores y campeones.611 Este culto a las

608
Nicola Abbagnano: “Héroe” en: Diccionario de Filosofía. 4 ed. México, Fondo de Cultura
Económica, 2004. (Colección Filosofía) p. 542.
609
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana.
Una visión del problema a partir del estudio del discurso historiográfico venezolano del período
1830-1883. Caracas, Instituto Pedagógico de Caracas, 1999. p. 30.
610
Thomas Carlyle: Los Héroes. 2d. Barcelona (España), Editorial Iberia, S.A, Ediciones Orbis.
S.A, 1985. (Título original: On heroes (1841) (Traducción, notas y prólogo: J. Farran y Mayoral)
(Biblioteca de Historia, 5)
611
“Sin entrar en la discusión acerca de si Carlyle fue o no un biógrafo (…) debe admitirse que
dio una enorme importancia a la biografía como método para el estudio de la historia.” Tomás
157
figuras bosquejado por el autor tiene dos supuestos, por una parte el carácter providencial
de la historia, que se cree dirigida a realizar un plan perfecto e infalible en cada una de
sus fragmentos, y la otra el privilegio, concedido a algunos, de ser los instrumentos
principales de la realización de este plan, estas dos creencias constituyen las
características propias de la concepción romántica del acontecer humano.612

Tanto Hegel como Carlyle pensaron y redactaron en la primera parte del siglo
XIX, en aquellos años en los cuales las corrientes del clasicismo y romanticismo andaban
de la mano. El neoclasicismo revivió el ideal del republicanismo, la imagen de que todo
hombre tenía el deber de servir a su Patria e incluir en ella a todos. En el periodo de la
Independencia en América y particularmente en Venezuela entró con vigor el
republicanismo clásico y su culto por los héroes.

La investigadora Lucía Raynero parte de la idea de que el culto al héroe no es


producto de una construcción historiográfica, sino que es producto del neoclasicismo y
del romanticismo,613 “El primero aportó un lenguaje particular que se concretó en
discursos, alocuciones y proclamas. El segundo proporcionó la idea del drama, del
sacrificio, de la patria y de lo glorioso que podía ser una lucha por alcanzar la libertad.
Entre estas dos aguas, aparece el héroe y, por supuesto, su culto.” 614

La elaboración de los héroes es una tarea vinculada a la construcción de la Nación,


por lo cual comparte muchas de sus características, una de ellas es la que tiende a
presentarlos como “objetos” inmodificables en el tiempo, según el historiador y escritor
uruguayo Carlos Demasi.615 Por su parte el historiador costarricense Guillermo Brenes

Polanco Alcántara: “La biografía como instrumento de la Historia” … p. 122.


612
Nicola Abbagnano: “Héroe” en: Diccionario de Filosofía … p. 542. Para ampliar sobre esta
definición pueden consultarse los libros de Joseph Campbell: El héroe de las mil caras.
Psicoanálisis del mito. México, Fondo de Cultura Económica, 1993. (Título original: The Hero a
Thousand Faces); Vladimir Toporov, Viacheslav Ivanov y Eleazar Meletinski: Árbol del mundo.
Diccionario de imágenes, símbolos y términos mitológicos. La Habana, Casa de las Américas,
UNEAC, 2002. (Colección Criterios)
613
Lucía Raynero: Clío frente al espejo. La concepción de la Historia en la historiografía
venezolana (1830-1865). Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2007. (Fuentes para la
Historia Republicana de Venezuela, 88) p. 338.
614
Ibíd.; p. 390.
615
Carlos Demasi: “La construcción de un héroe máximo: José Artigas en las conmemoraciones
uruguayas de 1911” en: Revista Iberoamericana, 213 (Pittsburgh, octubre-diciembre de 2005), p.
1029. Disponible en: revista-
158
Tencio delinea que el Estado desempeña un papel fundamental en el proceso de
heroización, que se relaciona, con el proyecto de inventar la nación “en tanto rector del
destino de sus gobernados, se dio a la tarea de configurar una memoria histórica
homogénea que reconociera a los principales personajes y momentos del pasado,
sumiendo en el olvido a todos aquellos (...) que no fueran acordes con la ideología
dominante (...)”616

Para el caso venezolano, ejemplos de ello serían los de Santiago Mariño o Manual
Piar, por su parte José Antonio Anzoátegui escapa a tal consideración por el hecho de
haber sido siempre uno de los más fieles servidores del Libertador, razón primordial para
resaltarlo positivamente. Asimismo, cree Brenes Tencio que uno de los rasgos más
constantes del nacionalismo de la segunda mitad del decimonónico y los primeros años
del siglo XX -el culto a los héroes- forma parte del proceso de invención de las tradiciones
a partir de lo argumentado por el historiador británico Eric J. Hobsbawn. Estas pueden
ser de tres tipos: “aquellos que simbolizan la cohesión social o la pertenencia a
comunidades reales o artificiales; los que legitiman las instituciones y relaciones de
autoridad y los que contribuyen a la socialización y el inculcamiento de creencias,
sistemas de valores y comportamientos convencionales,” de tal forma los héroes
nacionales se convierten en la mejor representación que un pueblo tiene de sí, personajes
sobresalientes en el enfrentamientos bélico serán estereotipados atribuyéndoles rasgos
particulares como el valor y el arrojo “héroes en suma, de los que el Estado se apropia
para nacionalizarlos, ponerlos como un ejemplo que seguir (...)”617

Así, y a partir del siglo XIX, con la política moderna y la formación del Estado-
Nación, las élites nacionales latinoamericanas inventaron la tradición del héroe de manera
más frecuente que en el Antiguo Régimen, buscando trasformar tales prácticas en rutinas
que pasaron por un proceso de formalización y ritualización, coincidiendo aquellas
personas simbolizadas como héroes con las necesidades del Estado-Nación y los valores

iberoamericana.pitt.edu/oss/index.php/iberiamericana/article/viewFile/5402/5556. (Consultado
2-3.2019. 2:48 pm.)
616
Guillermo Brenes Tencio: “Héroes y liturgias del poder: La ceremonia de la apoteosis. México,
6 de octubre de 1910” en: Revista de Ciencias Sociales, 106 (San José, 2004), p. 108.
617
Ibíd.; p. 113.
159
que a dichas élites les interesa se impongan en la sociedad.618 Para mantener al héroe en
la memoria se hace necesario argumentar las virtudes excepcionales, comenzando a
olvidar, todo aquello que pueda hacer recordar su condición humana común, reforzando
las cualidades positivas, de tal forma se va delineando un estereotipo de hombre único.619
Por tal motivo no es nada extraño que la historiografía sobre José Antonio Anzoátegui
omita sus actuaciones que podría denominarse como negativas.

El politólogo venezolano Luis Ricardo Dávila se hace varias interrogaciones sobre


el tema: ¿Qué es un héroe nacional? ¿Cómo se construye? ¿Cuál es el imaginario social
subyacente a su creación? ¿Ha existido siempre esta clase de arquetipos simbólicos?
¿Quién, cuándo y cómo se les crea? ¿Para qué sirven? ¿Es posible crear tendencias
unificadoras nacionales sin su existencia? ¿Para ser popular es necesario apoyarse en lo
heroico? 620
Para el investigador, los pueblos tienen casi una necesidad patológica de
héroes nacionales y de su construcción depende su supervivencia y unidad.621

Toda sociedad tiene figuras que se han destacado en la historia, personajes civiles
y militares que encarnan los ideales colectivos. La palabra “protagonista,” se origina del
griego “protos,” que significa primero; y “agonistes” que expresa actor. Dentro de esta
acepción, el héroe, como hacedor de grandes hazañas en bienestar de la sociedad,
constituye el máximo escalafón de un “protagonista” del devenir.622 Cabe destacar que en
nuestro país la idea del “protagonista” comenzó a manejarse con más fuerza a partir de la
segunda parte del siglo XIX, en ese momento se emprendieron acciones recordatorias
para resaltar las actuaciones de los altos jefes de la Independencia, así como de aquellos
“hombres ilustres” que iniciaban la construcción de la nueva Nación. En el resto de la
centuria y con muy poca distancia temporal se dieron diversas formas de enaltecer a “los

618
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX). Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2008. (Tesis de grado para
optar al Título de Doctora en Ciencias Sociales, Inédito) p. 203.
619
Ibíd.; p. 83.
620
Luis Ricardo Dávila: “Venezuela fábrica de héroes” en: Laberintos del poder. Mérida
(Venezuela), Universidad de Los Andes, Publicaciones Vicerrectorado Académico, 2006.
(Carmen Díaz Orozco compilación y prólogo) (Colección Ciencias Sociales y Humanidades) p.
243
621
Ibíd.; p. 244.
622
Marian Caballero Torres: “El Héroe cabalga sobre el lienzo de la gloria” en: Revista Bigott, 41
(Caracas, enero-marzo de 1997), pp. 29-30.
160
hacedores de la Patria.”623 Según el investigador Napoleón Franceschi González tal culto
fue un valioso sucedáneo histórico para quienes condujeron al país y pretendieron borrar
el pasado colonial, así como el grancolombiano, y el carácter de guerra civil asignado por
algunos historiadores al proceso de la Independencia, así como enfrentar un presente lleno
de dificultades en términos económicos y sociales.624

Juzgando por la retórica, estatuas y monumentos, dicho momento es el período


que más parece influir en los venezolanos, teniendo a Simón Bolívar como sabemos en
la cúspide del culto a los héroes.625 El pueblo que culmina la conflagración le hace
homenajes a quienes cumplieron a cabalidad el trabajo, comenzando así a florecer “la
religión de los prohombres.” A partir de entonces los guerreros de la Independencia -
especialmente Simón Bolívar,- son convertidos en “símbolos patrios” al igual que el
himno y la bandera, “su cometido es agruparnos y cobijarnos (...) a nadie le parecen feos
ni anacrónicos (...) la gente sólo debe sentirlos como emblema mayor en términos
personales y gregarios,” esa era la función antes que los “gobiernos [los] codificaran”626
en la medida que cumplen el propósito de cohesionar, los objetos-símbolo y los hombres-
símbolo “forman parte de una rutina cívica que no puede someterse a análisis, mucho
menos a censura.” 627

Germán Carrera Damas, historiador venezolano, en su ya clásica obra El Culto a


Bolívar. Esbozo para un estudio de la historia de las ideas en Venezuela, propone que con
el reconocimiento a los protagonistas hay algo que no deja de alertar el sentido crítico,
pues por el mismo hecho de ser objeto de veneración, se termina por no saber claramente
si el héroe crece en razón del perfeccionamiento del proceso mitificador, o si esto último
proviene de la creciente significación propia del personaje derivada de la investigación.
Aclarando que, aunque no sea realizable precisar la importancia de las dos vertientes del
fenómeno, sí es posible, en cambio considerar que ambas están “subordinadas a los
intereses (...) de los hombres del presente”628 puesto que tanto el culto como el

623
Ibíd.; p. 31.
624
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana
... p. 9.
625
Elías Pino Iturrieta: El Divino Bolívar. Ensayo sobre una religión republicana. Madrid, Los
Libros de la Catarata, 2003. p. 20.
626
El subrayado es nuestro.
627
Ibíd.; pp. 21-22.
628
El subrayado es nuestro.
161
discernimiento del héroe son su obra.629

De esa forma el desarrollo y la consolidación de una creencia heroica, inmersa en


intereses concernientes a la actualidad, podrá inflar su significado y a su vez atraer sobre
el protagonista el interés de la investigación. Esta noción del “ídolo edificado” bien
podría parecerse a la del “héroe histórico,” entendido este último como producto del
conocimiento del personaje real. La investigación científica podría corroborar las
características y coincidencias entre el “ídolo edificado” y el “héroe histórico,” pero
también podría patentar la falta de identidad entre ambos. ¿Concuerda o es antípoda el
hombre real José Antonio Anzoátegui con el construido posteriormente? Esta
concurrencia es posible cuando el héroe erigido es producto de una investigación histórica
científica y no subordinada a intereses diferentes de los propios del conocimiento.630

Afirma también Carrera Damas que “la realidad histórica del héroe” es en sí
misma un producto complejo en el cual se unen tres elementos: “el hombre, el significado
de su acción como expresión de un anhelo colectivo que le es contemporáneo, y la
proyección que sobre él se hace, de inmediato, de los rasgos del proceso precedente en
cuya cúspide se sitúa el héroe.” De allí que considere que la existencia del culto heroico
testimonia no sólo, y tal vez ni siquiera especialmente, el homenaje rendido a quien se
deben servicios extraordinarios, testimonia también la proyección al presente real o
impuesto, de esa forma el héroe será un punto de referencia para el momento actual,
posiblemente un punto de consuelo o de estímulo.631

8.2 ¿Qué es un prohombre?

Hemos estudiado al hombre real, y analizaremos al “ídolo edificado” por la


historiografía tradicional y profesional y la pompa ceremonial, para ello utilizaremos los
mismos argumentos de Germán Carrera Damas, pues debemos “poner tierra bajo los pies
de nuestros héroes”, esto implicaría la:

629
Germán Carrera Damas: El Culto a Bolívar. Esbozo para un estudio de la historia de las ideas
en Venezuela…pp. 219-220.
630
Ibíd.; p. 220.
631
Ibíd.; p. 221.
162
(...) reestructuración del conocimiento histórico, favorecidos por una actitud científica
ante la historiografía tradicional que permite hacerlo servir a su propia revisión, (...)
Para quien esté siquiera medianamente familiarizado con la historia de la historiografía
venezolana, será tarea sencilla comprender lo justo de esta norma, que no significa otra
cosa que darle a la historia de Venezuela un contenido económico, social e ideológico
que preste sentido a la acción del héroe de todos los tiempos, es decir, del pueblo
venezolano, demoliendo así, de una vez, la increíblemente primitiva visión
individualista de la historia que agobia la gran masa de nuestros estudios históricos.632

Para el Germán Carrera Damas de 1972, -planteamiento de su emblemático


estudio sobre metodología de la historia- en el devenir nacional el protagonista es el
pueblo y no una individualidad, esto debido a que con la figura histórica de Simón Bolívar
-al igual que con el resto de los próceres, santos y grandes personajes de la humanidad-
“(...) yace bajo un impresionante túmulo de lucubraciones, ficciones e incluso consejas,
poco menos que imposibles de remover.”633 Los planteamientos del historiador pueden
ser observados también al tratar la figura heroica de José Antonio Anzoátegui, pues ha
prevalecido un forjamiento de su imagen histórica por la historiografía tradicional y su
principal patrocinador el Estado.634 Otros aspectos a tener en cuenta en el culto de un
héroe es la veneración del pueblo y el resguardo, sostenimiento y enseñanza que de él
hacen los gobiernos, son los cuidados oficiales los que le dan “al culto heroico carácter
de fuerza política” destinada a actuar sobre la conciencia nacional. 635

Amplió Carrera Damas en sus argumentaciones cuando señaló que la conversión


del “culto de un pueblo” en “un culto para el pueblo,” relegando al primero a lo
“folklórico” como expresión popular,636 lo cual significa un cambio en la estructura “al
volverlo parte de las funciones del Estado y por lo mismo objeto de reglamentación y de
administración,”637 institucionalizado, organizado y celebrado a través de sus fundaciones
“cuyo funcionamiento se acuerda, por consiguiente, con la política del gobierno de turno,
y que se encargan de regular las manifestaciones del culto, haciéndolo eficaz medio de

632
Germán Carrera Damas: Metodología y estudio de la Historia … p. 245.
633
Germán Carrera Damas: El Culto a Bolívar. Esbozo para un estudio de la historia de las ideas
en Venezuela ... p. 39.
634
Ibíd.; p. 63.
635
Ibíd.; p. 229.
636
Sobre este particular debe consultarse el interesante trabajo de Yolanda Salas de Lecuna:
Bolívar y la historia en la conciencia popular. Caracas, Universidad Simón Bolívar, Instituto de
Altos Estudios de América Latina, 1987.
637
Germán Carrera Damas: El Culto a Bolívar. Esbozo para un estudio de la historia de las
ideas en Venezuela ... p. 232.
163
acción sobre la conciencia popular al servicio de la política oficial imperante.” 638

Para el prolífico historiador mexicano Enrique Florescano, antes que a los propios
historiadores o a los movimientos sociales, debemos nuestros mitos de identidad -los
héroes y los símbolos patrios- al gobierno de turno o a sus ideólogos, así se convierte el
Estado y sus órganos en defensores del “Panteón de los héroes.”639 Similares argumentos
defienden los historiadores españoles Manuel Chust y Víctor Mínguez, pues para ellos
los héroes son construidos por el poder “tanto estadal como local” e idealizadas sus
cualidades y gestas que son apropiados por el Estado para ponerlos como ejemplos
nacionales unificadores de los ciudadanos.640 El caso de José Antonio Anzoátegui es muy
particular, se iniciará su construcción heroica primeramente por las autoridades
nacionales de la República de Colombia, y luego a finales del siglo XIX, los gobernantes
de su ciudad natal lo exaltarán, aunque no de forma unánime.

Luis Ricardo Dávila, al igual que Germán Carrera Damas, reflexiona que la
construcción heroica está estrechamente relacionada a la naturaleza misma del poder.
Como ya se ha dicho, el héroe se cimenta con la finalidad de la unificación simbólica de
los integrantes de una nación, asimismo con la intención de superar la precariedad social
e institucional, y para justificar la estructura de dominación en su nombre.641 Cree que la
historiografía patria, fabricadora de héroes, ha sido desgraciadamente de primer orden
para la evolución histórica de la nación venezolana, particularmente para la mentalidad
del pueblo, que por lo general ha sido manipulado en una suerte de espectador y nunca
protagonista principal.642 Finalmente, medita que es pertinente pensar la vida social más
allá del heroísmo acostumbrado desde el poder.643

Para cierta historiografía sólo la fase bélica de la Independencia produjo héroes.


Estos sólo se dieron entre los militares que lucharon a su favor en los campos de batalla,

638
Ibíd.; p. 244.
639
“Visiones y revisiones de Historia Patria” en: Nexos, 285 (México, septiembre de 2001), p. 58.
640
Manuel Chust y Víctor Mínguez: “Presentación” en: La Construcción del héroe en España y
México (1789-1847). Valencia (España), Universitat de Valéncia, 2003. (Manuel Chust y Víctor
Mínguez editores) pp. 9-10.
641
Luis Ricardo Dávila: “Venezuela fábrica de héroes” en: Laberintos del poder… p. 251.
642
Ibíd.; p. 256.
643
Ibíd.; p. 259.
164
inventándose para los civiles un escalafón menor, siempre y cuando los candidatos
hubiesen tenido algún nexo cercano con Simón Bolívar: “Para quienes (…) no
demostraron ciega fidelidad a este último, aun cuando promovieron su causa, se ha
inventado una especie de purgatorio (...)”, rescatados únicamente por la crítica histórica
tal como lo hizo el historiador Caracciolo Parra Pérez con Santiago Mariño.644

En el caso venezolano a los fabricantes de héroes les ha tocado distinguir entre el


heroísmo militar y el civil, y en tiempos recientes el empresarial. Esto último debido al
desarrollo de la burguesía, en un momento determinado de la historia contemporánea se
trabajó en el reconocimiento de varios empresarios -Eugenio Mendoza, Ricardo Zuluaga-
aunque no llegaron a ser propuestos públicamente para ser traslados sus restos al Panteón
Nacional.645 A pesar de ello, tal como lo señaló Germán Carrera Damas en el año 2003,
persiste la renuencia de que haya heroísmo en el tiempo democrático venezolano, quizás
debido a su cortedad:

pero seguramente por la demostrada vocación autocrática predominante en las


instituciones autorizadas, por ley y por connivencia política y social, para administrar
el acervo heroico de los venezolanos, es decir la disminuida Academia Nacional de la
Historia, (...) y la Sociedad Bolivariana de Venezuela (...) hoy padecen un franco
desfallecimiento. Ambas instituciones no gozan de la estimación del exclusivista
bolivarianismo-militarismo presidencial quizás por los vestigios democráticos que aún
contienen.646

Incluso algunos autores consideran que si el pueblo venezolano se hubiera alejado


del culto a los hombres providenciales evitaría la negativa tendencia de arrodillarse ante
el personalismo político, así lo piensa Luis Ricardo Dávila, quien señala: “de cuantos
gobernantes mediocres nos hubiésemos evitado, cuya única carta de presentación ha sido
adormecernos, elevando el culto heroico a política de Estado.” También se opone Dávila
a contar sólo con héroes militares, despreciando a los civiles, a quienes -señala- se los ha
minimizado.647

644
Germán Carrera Damas: “Del heroísmo como posibilidad al héroe nacional-padre de la Patria”
en: La Construcción del héroe en España y México (1789-1847) ... p. 33.
645
Ibíd.; p. 35.
646
Idem.
647
Luis Ricardo Dávila: “Venezuela fábrica de héroes” en: Laberintos del poder... p. 256.
165
A pesar de todo lo argumentado, el historiador Elías Pino Iturrieta cree que no se
puede pensar en la prohibición del culto a los héroes, ya que de esa forma nos
“convertiríamos en un pueblo insólito y absurdo que no fue capaz de preservar su historia
sagrada como todos los pueblos,” proponiendo como solución la revisión de la historia
patria pues ya que: “se viene haciendo fatigosa la cohabitación con una sola estatua,
podemos establecer una relación respetuosa con muchas de ellas.”648 Considera además
que los héroes no surgieron sólo por la influencia divina, ni por la manipulación de los
historiadores, la mayoría fueron hombres de sus circunstancias, que realizaron una obra
exaltada por un conjunto posterior de destinatarios, requiriéndolos en oportunidades
como probanza de legitimidad.649 De similares ideas es el también historiador Tomás
Straka, quien cree se deben mantener en su conjunto a los héroes porque no hay pueblo
que no los tenga, “ni menos que no los necesite, pero que dejen de ser un fardo que nos
impida caminar hacia el porvenir.”650

Pero más allá de las figuras mitológicas en que han convertido los Estados a los
militares de la Independencia, está el rigor del historiador en su trabajo contrastando
diversidad de fuentes y su sentido crítico en la pesquisa de archivos. Conocer e interpretar
la mayor cantidad y variedad de materiales es labor de primer orden, no tanto para destruir
la imaginación cívica, sino con el fin de mostrar el lado humano de aquellos trasformados
en estatuas sagradas e intocables, y comprender mejor su contexto y desempeño político-
militar. 651

Los héroes están en la temporalidad, forman parte del pasado porque su acción ya
la hicieron, pero es también presente porque se recuerda constantemente y será futuro
“(...) porque la memoria se convierte en garantía de que su gloria nunca perecerá,” pues
pasarán gobiernos, desaparecerán hombres y mujeres, se derrumbarán monumentos, pero

648
Elías Pino Iturrieta: El Divino Bolívar. Ensayo sobre una religión republicana. p. 249.
649
Ibíd.; p. 20.
650
Tomás Straka: La épica del desencanto. Bolivarianismo, historiografía y política en Venezuela.
Caracas, Editorial Alfa, 2009. (Colección Trópicos, Historiografía, 84) p. 13.
651
Ernesto Fritsche Aceves: “Los niños héroes o el olvido” en: Nexos, 285 (México, septiembre
de 2001), p. 78.
166
los héroes seguirán incólumes en el tiempo recordados por generaciones que los
glorificarán y los exaltarán en todas las épocas.652

También se convierten los héroes en un mecanismo de trasmisión de


conocimientos y de interpretación del mundo, que permite la comprensión, de forma más
fácil, de múltiples acontecimientos del pasado revividos mediante la rememoración y la
constante trasformación narrativa de los hechos.653 Consideramos, al igual que algunos
historiadores preocupados por el tema de la construcción de los héroes, que lo
verdaderamente heroico de estos personajes es permanecer en la memoria colectiva por
varias décadas e incluso consolidarse con el paso de los siglos. 654

El culto a José Antonio Anzoátegui se inició el mismo año de su fallecimiento,


1819, pero se consolidará como figura heroica en el paso del siglo XIX al XX, y aunque
hoy su lugar en el procerato de los héroes nacionales sea indiscutible, su exaltación
definitiva en el último cuarto del decimonónico no fue absoluta. Hoy, en su Barcelona
todo se nomina o se respalda en Anzoátegui, el territorio completo lleva su apellido, el
himno lo recuerda, avenidas, museos, aeropuertos, instalaciones deportivas, liceos,
universidades, un internado judicial y hasta un complejo petroquímico e industrial, ni
hablar de cuantas pinturas, estatuas y bustos hay en su honor.

652
Patricia Cardona Zuluaga: “Del héroe mítico, al mediático. Las categorías heroicas: héroe,
tiempo y acción” en: Revista Universidad EAFIT, 144 (Medellín, octubre-diciembre de 2006), p.
55.
653
Ibíd.; pp. 55-56.
654
Téngase en cuenta esta pequeña muestra de trabajos recientes sobre la construcción de los
héroes: Lorena Armijo: “La centralidad del discurso del héroe en la construcción del mito
nacional: una lectura de la historiografía conservadora desde el género” en: Revista de Sociología,
21 (Santiago, 2007), pp. 237-256. Disponible en:
repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/122171/la-centralidad-del-discurso-del héroe-en la
construcción-del mito-nacional.pdf.; Rafat Ahmed Ghotme Ghotme: “Santanderismo,
antisantanderismo y la Academia Colombiana de Historia: La operación histórica en el proceso
de construcción de nación en Colombia, 1910-1970” en: Anuario Colombiano de Historia Social
y de la Cultura, 34 (Bogotá, 2007), pp. 121-164; Herib Caballero Campos: “En búsqueda de un
héroe: La construcción de la figura heroica del general José E. Díaz; Paraguay, 1867-1906” en:
Temas Americanistas, 32 (Sevilla, 2014), pp. 22-44; Raúl Román Romero y Vanessa Niño: “Los
relatos de la Independencia. La invención de los héroes y de una memoria histórica en la primera
mitad del siglo XIX colombiano” en: Cuadernos de Historia, 43 (Santiago, diciembre de 2015),
pp. 7-30; Abel Fernando Martínez y Andrés Ricardo Otálora: “Un átomo volando. Antonio
Ricaute y la construcción de la imagen de un héroe-mártir (1883-1920)” en: Americanía, Revista
de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Pablo de Olavide, 5 (Sevilla, enero-junio de
2017), pp. 103-123.
167
Ahora bien, nos preguntamos: ¿Quién construyó su figura heroica? ¿Es un héroe
local, regional, nacional o binacional? ¿Su culto ha sido homogéneo o ha tenido variantes
a lo largo del tiempo? ¿Han sido los Estados venezolano y colombiano los únicos
promotores del culto? ¿Las historiografías oficiales de ambos ayudaron en su exaltación?
En base a estas interrogantes discutiremos y reflexionaremos en torno a José Antonio
Anzoátegui y cómo se ha construido la memoria para reconocerle en los contextos del
proceso histórico de Venezuela en los siglos que van del XIX al XXI.

168
CAPÍTULO 9
LA DEIFICACIÓN POR LA HISTORIOGRAFÍA

9.1 Trabajos pioneros

El surgimiento del personalismo político puede observarse durante el mismo


proceso de Guerra de Independencia en Hispanoamérica, pues cuando se agota la
autoridad de la Monarquía legitimada por la tradición y el Estado de Derecho se derrumba
debido a los enfrentamientos, surgen “unos individuos desconocidos hasta entonces, o
quienes jamás habían ejercido un influjo determinante en la marcha de la sociedad, llenan
el vacío dejado por la Corona y por las regulaciones emanadas del trono (...)”655 Los
partícipes del enfrentamiento, poco distinguidos más allá de sus lugares de origen, se
trasforman en “celebridades” que derrotaron a una de las potencias más importantes de la
tierra.656 Varios de estos hombres serán convertidos en héroes nacionales por el Estado y
su historiografía.

Argumenta el historiador británico John Lynch que el culto a los próceres es


republicano y se inicia en el mismo trascurso de la guerra.657 De similar opinión es la
investigadora Lucía Raynero, quien señala que el culto a los héroes no se inicia desde los
manuales de historia de la primera parte del siglo XIX, sino que es derivado de la misma
época de la Independencia, imbuida por los ideales republicanos de la antigüedad y del
romanticismo, interesada por el dramatismo y la pasión. Entonces, si bien la historiografía
no inicia el culto al héroe patrio, sí lo mantuvo en el tiempo, y a medida que los
encargados escribieron más alejados de la época, más se interesaron en realzarlo.658

Igualmente, esta historiografía producida en la segunda mitad del siglo XIX, se


caracterizó principalmente por contar lo ocurrido durante la Guerra de Independencia
ofreciendo un carácter heroico y épico, pues tenía como fin justificar la separación de
España y desplazar la conciencia monárquica dominante en el pueblo, acostumbrado a

655
Elías Pino Iturrieta: Nada sino un hombre. Los orígenes del personalismo en Venezuela.
Caracas, Editorial Alfa, 2007. (Biblioteca Elías Pino Iturrieta, 3) p. 15.
656
Elías Pino Iturrieta: El Divino Bolívar. Ensayo sobre una religión republicana. p. 21.
657
John Lynch: Caudillos en Hispanoamérica, 1800-1850 ... p. 17.
658
Lucía Raynero: Clío frente al espejo. La concepción de la Historia en la historiografía
venezolana (1830-1865) ... pp. 342-343
169
obedecer al rey. También concentró su esfuerzo en justificar el punto de inicio de toda la
vida de las nuevas naciones en la Independencia. No es casual que su interés principal
fuera remarcar el protagonismo de los próceres y acentuar los rasgos negativos del
rival.659 Era vital “el culto a los padres fundadores de la nación” como un sustituto que
llenara el espacio dejado por el olvido del pasado común hispano, ya que así se convertían
los representantes de las élites en los únicos creadores de ésta, a partir de sus gestiones
en campos de batalla.660

Pero no fue sólo la historiografía venezolana, si no toda la sudamericana, de


acuerdo al historiador colombiano Germán Colmenares, que en ese siglo tuvo como tema
central la épica patriótica de la lucha por la Independencia, lo cual demandaba más la
narración de batallas y campañas militares que el análisis de las fuerzas sociales y
económicas. En el ámbito de las repúblicas recién nacidas, los historiadores se
concentraron en las hazañas de los héroes fundadores y que actuaban como agentes o
ejecutores de la “providencia” y del “orden natural de las cosas.” 661

El vasto grupo de textos históricos y literarios producidos en el siglo


decimonónico en Venezuela se relaciona con el culto a los héroes, asimismo con la
creación de un discurso interesado en reforzar la conciencia nacional, no únicamente en
el seno de las élites políticas sino también en las clases subalternas. El análisis de ese
culto, a decir del investigador Napoleón Franceschi González, tanto en el “corpus
historiográfico mayor,”662 como en la denominada “literatura histórica menor,”663 se hace

659
Pedro Calzadilla: “Apuntes sobre una sociedad desmemoriada” en: Revista Bigott, 41 (Caracas,
enero-marzo de 1997), p. 5.
660
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana
... pp. 6-7.
661
Ibíd.; p. 37. El libro en el que Germán Colmenares aborda estos temas es: Las convenciones
contra la cultura: Ensayos sobre historiografía hispanoamericana del siglo XIX. Bogotá, Tercer
Mundo Editores, Universidad del Valle, Banco de la República, Colciencias, 1997.
662
“(…) conformado por obras como las de Feliciano Montenegro Colón, Francisco Javier Yanes,
Rafael María Baralt, José de Austria, Juan Vicente González, Felipe Larrazábal, Arístides Rojas
E. y José María Rojas E. (…) También deben considerarse (…) las colecciones documentales
como las de Cristóbal Mendoza & Francisco Javier Yanes; la de José Félix Blanco & Ramón
Azpurúa y la de Daniel Florencio O'Leary; (...)” Ibíd.; p. 194.
663
“(...) existe un conjunto de materiales impresos menos conocidos o citados, que lo representa
una constelación de biografías secundarias, dramas históricos, descripciones de honras fúnebres,
coronas fúnebres y muchos libros y folletos, escritos en homenaje a los próceres de la
emancipación nacional venezolana.” Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la
formación de la nación venezolana ... p. 37.
170
con el propósito de comprender la importancia de la veneración de los héroes en la
formación de las conciencias nacionales, que fue la base del mensaje político-patriótico
realizado por las élites y divulgado a través libros de historia, editoriales, piezas oratorias,
ensayos, artículos en la prensa, manuales escolares, programas y reseñas de actos cívicos-
patrióticos, obras de teatro, y hojas sueltas, entre otros.664

Algunos de los autores del denominado corpus historiográfico mayor dejaron


breves referencias sobre José Antonio Anzoátegui en su accionar guerrero principalmente
en la Batalla de Boyacá y aportando en la exaltación de su figura luego de su
fallecimiento. Referido a su protagonismo en el enfrentamiento que permitió la liberación
de la Nueva Granada, Rafael María Baralt y Ramón Díaz, en su Resumen de la Historia
de Venezuela (1841) argumentaron que: “Los realistas hacían (sic) un fuego terrible; pero
Anzuátegui (sic) con prontos y audazes (sic) movimientos, bizarramente ejecutados,
envolvió la columna enemiga (…) desde aquel momento los esfuerzos del general español
fueron infructuosos (…)”665 José Manuel Restrepo en su Historia de la revolución de la
República de Colombia en la América meridional (1858) señaló “él fue sentido
generalmente por sus bellas calidades, su valor, su pericia militar y los importantes
servicios que había hecho á la patria”666

Felipe Larrazábal en su biografía sobre Bolívar de 1865 lo juzgó como “(…) uno
de los servidores de la Patria más resueltos, más llenos de moderación y de virtudes
ejemplares. (...) ninguno le acusó de duro, de avaro, de sanguinario ... y las memorias del
tiempo y la voz de la posteridad le titulan uno de los más egregios soldados de Colombia
(...)”667 Evidentemente no conoció el relato de Alexander Alexander que compartimos.
José Manuel Groot en su Historia de la Gran Colombia 1819-1830 (1869) consideró que
“Sus bellas prendas sociales lo hacían estimable de todo el mundo. Su figura noble, su
trato caballeroso y fino, buen esposo, buen padre y buen amigo, lo hicieron generalmente

664
Ibíd.; pp. 6-7.
665
Rafael María Baralt y Ramón Díaz: Resumen de la Historia de Venezuela. Tomo primero. París,
Imprenta de H. Fournier y comp, 1841. p. 380.
666
José Manuel Restrepo: Historia de la revolución de la Republica de Colombia en la América
meridional. T. II. Besanzón, Imprenta de José Jacquin, 1858. p.562.
667
Felipe Larrazábal: La vida de Bolívar … pp. 604-605.
171
sentido.”668

La eclosión de obras biográficas sobre el General José Antonio Anzoátegui


comenzó en la segunda parte del siglo XIX y desde entonces se ha sostenido, aunque
discontinua a lo largo del tiempo. No es casual que la historiografía669 se haya encargado
principalmente de exaltar sus glorias militares relacionadas con sus triunfos y/o acciones
heroicas en los campos de batalla, asimismo han creado la imagen de un individuo sin
defectos, intachable y virtuoso. El culto a José Antonio Anzoátegui está relacionado con
el sitial que ocupó en la Independencia, y por la inclusión o exclusión que Simón Bolívar
realizó de sus compañeros de armas en sus planes de mando.

Analizaremos los escritos sobre José Antonio Anzoátegui atendiendo los


momentos en los cuales fueron producidos, con la intención de observar la relación entre
los marcos celebratorios, centenario y bicentenario de su natalicio y el sesquicentenario
de su muerte, y las producciones historiográficas, que en su gran mayoría fueron
promovidas por entidades oficiales.

Según Franceschi González, una gran cantidad de individualidades ligadas al


pasado venezolano, y en considerable número catalogada como héroes de la patria, ganó
la atención de oradores, poetas, periodistas y otros intelectuales que dejaron por escrito
su admiración o preocupación por reivindicarlos o condenarlos. Su pequeña extensión y
carácter divulgativo parece justificaban plenamente el calificativo de “literatura histórica
menor,” pues buena parte de esos escritos reproducían los argumentos de las obras del
corpus mayor.670

668
José Manuel Groot: Historia de la Gran Colombia 1819-1830. Tercer volumen de la Historia
Eclesiástica y Civil de la Nueva Granada. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1941. p.
50.
669
Es importante comentar aquí que no hemos consultado la amplia cantidad de biografías de
escolares, de diccionarios y enciclopedias, puesto que la gran mayoría de ellos contienen errores
y omisiones de importancia. Seis ejemplos nos corroboraron lo señalado, véase: Joaquín Ospina:
Diccionario Biográfico y Bibliográfico de Colombia. T. I. A-F. Bogotá, Editorial de Cromos,
1927; 120 Biografías de Próceres e Ilustres Venezolanos. Caracas, Editorial Biográfica de
Venezuela, 1963; Pascual Venegas Filardo: Enciclopedia de Venezuela. 2 ed. Barcelona (España),
Editorial A. Bello S.A, 1976, T. XII; Rafael Páez: Los hombres que han hecho Venezuela. Caracas,
Editorial Biosfera SRL, 1983; César J. Quiroga: Diccionario de Próceres Militares de la
Independencia de Venezuela. Caracas, S/E, 1993; y Figuras de Venezuela. Diccionario
Biográfico. Caracas, Editorial Globe, 2009.
670
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana ...
172
Entre los autores primigenios en escribir trabajos sobre José Antonio Anzoátegui
encontramos al compilador y político venezolano Ramón Azpurúa en su Biografía de
Hombres Notables de Hispanoamérica (1877).671 El boceto es breve, y se basa
textualmente en la necrología que en 1819 hizo publicar en la Gaceta de Santa Fe de
Bogotá el General Francisco de Paula Santander, considerada por algunos autores como
el primer trabajo propiamente biográfico referido al oriental. Sobre la obra de Azpurúa es
valioso señalar que incluyó unas 257 vidas de héroes militares, próceres civiles, dirigentes
políticos, intelectuales notables y jefes de la iglesia católica, de ellos unos ciento doce son
venezolanos y el resto lo conforman personalidades de Hispanoamérica y Europa.672

El cronista barcelonés Miguel José Romero en su Memorándum para escribir la


biografía de Anzoátegui (1879)673 presenta apuntes inéditos conservados por la familia
Valentiner en Caracas, los cuales son fragmentarios, desordenados y se refieren solamente
a aspectos de la vida de Barcelona, donde vivió el prócer sus primeros años y juventud
.674 Por su parte el historiador colombiano Constancio Franco en sus Rasgos biográficos
de los próceres i mártires de la Independencia (1880) se pasea por las batallas en las
cuales participó Anzoátegui, presenta algunos datos interesantes que son obviados por
biógrafos posteriores: el apresamiento que vivió en la Batalla de Mosquitero y el
comentario de Manuel Piar sobre su actitud ante la guerra.675 Otro de los textos que podría
ubicarse entre los pioneros es la obra titulada Ofrenda que presenta J.M. Seijas García a

p. 194.
671
Ramón Azpurúa: Biografías de Hombres Notables de Hispanoamérica…Para esta
investigación hemos consultado la edición facsimilar completa de los cuatro volúmenes editados
por Mario González, realizada en Caracas en 1982. T. I, pp. 504-507. Cabe destacar que al final
del capítulo, José Antonio Anzoátegui, se presenta la fecha 1876.
672
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana
... p. 199. Formaba parte, junto con otras publicaciones de la época de la política de edición bajo
auspicios oficiales de monumentales obras como los: “Documentos para la Historia de la Vida
Pública del Libertador de Colombia, Perú y Bolivia (Caracas, Imp. de la Opinión Nacional, 1875-
1877, 14 vols) compilada por el prócer José Félix Blanco y Ramón Azpurúa. Otras de esa misma
importancia fueron las Memorias del General O'Leary (32 volúmenes de memorias y documentos
editados en Caracas, en varias imprentas entre los años 1879-1888) (...) y los Anales de Venezuela
(Caracas, Imp. de la Opinión Nacional, 1877) de los cuales sólo se editó el primer volumen de la
serie programada.” Ibíd.; p. 269.
673
En obra posterior la nombra: “Apuntes para completar la Biografía de Anzoátegui.”
674
Romero le dedica el folleto a su amigo Juan J. Vaamonde Anzoátegui. Hasta ahora nos ha sido
imposible consultar el segundo material citado. La información que presentamos la tomamos casi
textual de la obra de Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui…pp. 12 y 14, que analizaremos con
más detenimiento en páginas posteriores.
675
Constancio Franco V: Rasgos biográficos de los próceres i mártires de la Independencia …pp.
257-265.
173
la Sociedad Glorias de Anzoátegui, con motivo de la celebración del Centenario de tan
benemérito prócer (1888)676, pero al igual que otras obras de lo que Franceschi González
llama “literatura histórica menor,” no estudia al prócer, se preocupa por analizar a Ramón
Centeno, otro general de la campaña, en este caso se incorpora un elemento particular
como es utilizar la biografía de un prócer como expresión patriótica que contribuya a la
exaltación de otro.677

La primera compilación de textos sobre el jefe fue la titulada Centenario del


General José A. Anzoátegui, ofrenda de “El Ensayo” (1889),678 selección de trabajos
cortos, de tipo poético y elegiaco, sólo el de Antonio Carreyó Luces presenta algunos
datos de utilidad, aunque muy generales. De interés por iniciar la exaltación del héroe
fuera de los límites de su comarca de nacimiento es el documento del Concejo Municipal
de Aragua celebrando el Centenario de su nacimiento.679 Es de consulta obligatoria la
selección realizada por el compilador, documentalista y militar Manuel Landaeta Rosales
de la Hoja de servicios del General José Antonio Anzoátegui (1894),680 en ella incluye su
partida de bautismo, rasgos biográficos, las campañas, batallas y acciones en las cuales
participó, detalladas a través de cuadros matemáticos, los grados y empleos militares

676
Ofrenda que presenta J.M. Seijas García a la Sociedad Glorias de Anzoátegui, con motivo de
la celebración del Centenario de tan benemérito prócer. S/C. S/E. 1888. Rasgos biográficos del
Ilustre Prócer de la Independencia Sur-Americana Gral. Ramón Centeno Mejía por J.M Seijas
García. Caracas, Tipografía de Espinal e Hijos, 1889.
677
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana
... p. 202.
678
Centenario del General José A. Anzoátegui. Ofrenda de “El Ensayo.” Aragua (Barcelona),
Imprenta del “El Club de Amigos”, 1889.
679
Dos valoraciones contemporáneas pueden consultarse en: “Anzoátegui” en: La Unidad Liberal,
Aragua de Barcelona, 25 de noviembre de 1889. p. 2; Eduardo Méndez: “Centenario de
Anzoátegui. El Folleto de El Ensayo” en: El Ensayo, Aragua de Barcelona, 30 de noviembre de
1889. pp. 1-2.
680
Manuel Landaeta Rosales: Hoja de servicios del General José Antonio Anzoátegui ... Fue
publicado durante el gobierno del General Nicolás Rolando (1894), primera autoridad del estado
Bermúdez, por ser “digno de figurar como elemento de la ofrenda (…) en el centenario del Gran
Mariscal de Ayacucho.” Se destinaron mil doscientos bolívares para la edición de dos mil
ejemplares. Posteriormente, la Comisión Presidencial para la Conmemoración del Bicentenario
del natalicio del General Anzoátegui en 1989 publicó una nueva edición. Este autor, ya con
anterioridad había realizado la del Libertador, véase: Manuel Landaeta Rosales: Hoja de Servicios
del Libertador Simón Bolívar. Caracas, Imprenta y Litografía del Gobierno Nacional, 1889. En la
época fue común realizar este tipo de publicaciones, otros dos casos lo demuestran: Hoja de
servicios del general José Gregorio Monagas. Caracas, Imprenta Bolívar, 1895; Hoja de servicios
del general José Antonio Páez. Caracas, Tip Herrera Irigoyen & C.A, 1905. Landaeta Rosales
también publicará un pequeño artículo titulado: “Rasgos Biográficos del Gral. José. A.
Anzoátegui” en: El Euro, Sabana de Uchire 31 de diciembre de 1897. p.3.
174
obtenidos, las condecoraciones y algunos, muy pocos realmente, honores tributados a su
memoria.

Estas dos últimas publicaciones se ubicarían entre lo que se define como una
“apoteosis” y una “corona fúnebre.” El primero sería un volumen que recogía diversos
materiales en prosa o verso publicado con motivo de la conmemoración, su contenido
estaba integrado por discursos de orden, textos cortos y largos, poemas, odas, cantos,
himnos, colecciones de documentos, antología de textos variados y grabados. Y el
segundo lo integraban una selección de discursos, composiciones poéticas, biografías,
acuerdos de duelos y documentos relacionados con el prócer, principalmente su hoja de
servicio.681

En La Primera Patria en Barcelona (1895)682 el cronista Miguel José Romero


presenta gran cantidad de documentos de la etapa inicial del proceso de guerra de
Independencia en la ciudad oriental venezolana, estudia diferentes personajes relevantes
como Gaspar de Cagigal, Agustín Arriojas, Sebastián de Blesa, y a los Anzoátegui, entre
otros, mostrando datos sobre su infancia y su actuación militar que fueron constantemente
citados a posteriori.

Se identifican estos trabajos pioneros redactados en el marco conmemorativo del


centenario del natalicio de Anzoátegui con las características historiografía tradicional del
momento, exaltadora de la actuación de los héroes de la Independencia como sustentadora
de la nacionalidad, paradigmas de virtud, que fueron utilizados como ejemplos para
soldados y escolares, y que sirve de sustento a las leyendas históricas. La misma privilegia
el estudio de algunos actores, desembocando la mayoría de las veces en el individualismo.
Ensayos donde la exacerbación sentimental no permite analizar la participación real de
los personajes en el enfrentamiento bélico, una narrativa con fuerte carga literaria.683

681
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana
... p. 197.
682
Miguel José Romero: La Primera Patria en Barcelona ...
683
Germán Carrera Damas: “Sobre la historiografía romántica venezolana” en: Jornadas de
Historia Crítica. La evasora personalidad de Juan Vicente Gómez y otros temas. Caracas,
Universidad Central de Venezuela, Ediciones de la Biblioteca, 1983. (Colección Historia, XI) pp.
125-139.
175
No es casualidad observar estas características pues el discurso historiográfico de
finales de esa centuria giró en torno de un conjunto limitado de temas: patriotismo,
campañas militares, y defensa ante supuestos agravios a la memoria del algún prócer,
entre otros, confiriéndole un carácter reiterativo o repetitivo, lo que tal vez -de acuerdo a
Napoleón Franceschi González- explique la amplia recepción que tuvo en la población
del país.684

Sigue en uso también para el XX el imaginario republicano oficial en el cual la


construcción heroica es la tendencia predominante hacia lo militar, prevaleciendo sobre
los valores cívicos o laicos.685 De tal forma no es casualidad que en esa centuria se
realizaran la mayor cantidad de semblanzas sobre José Antonio Anzoátegui.

El político y ensayista falconiano Ernesto Silva Tellería en la tercera década del


siglo pasado indicaba que, en nacionalidades como la venezolana en vez de enfrentarse a
las necesidades vitales del país, se pretendía vivir aun del lejano resplandor de las glorias
de los libertadores “quienes debieran estar (...) guardados bajo doble llave.” Argumentaba
que la crítica histórica no había analizado todavía los hechos en los cuales habían
participado, ya que, a esos héroes de la espada, desde Simón Bolívar hasta el más
desconocido soldado “los hemos explotado demasiado.” Para él aquellos próceres ya
habían cumplido su misión y proponía la glorificación de los héroes del pensamiento,
para así abonar la conciencia del pueblo venezolano.686 A pesar de lo planteado por Silva
Tellería, quien puede considerarse entre los pioneros en la crítica al culto a los héroes en
el país junto a Diego Carbonell,687 la visión sobre éstos se mantuvo en la historiografía, y
amplia cantidad de ejemplos lo demuestran.

Aunque no fue una publicación dedicada, única y exclusivamente al prócer

684
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana
... p. 9.
685
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 244.
686
Ernesto Silva Tellería: La glorificación de los héroes. La exacta manera de entender la historia.
Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1936. pp. 3-6.
687
Véase el trabajo de Robinzon Meza: “Diego Carbonell: Crítico de la historiografía venezolana”
en: Ensayos de Crítica Historiográfica. Mérida (Venezuela), Universidad de Los Andes, Grupo
de Investigación sobre Historiografía de Venezuela, 2007. pp. 22-28.
176
oriental, el poeta y ensayista Andrés Pacheco Miranda, en su De Re Histórica (1930),688
exhibe una serie de artículos referidos a la historia patria publicados en la prensa de
Caracas, dedicándole tres a: “Anzoátegui” en el cual criticaba la omisión que realizara
Antonio Gómez Restrepo, Presidente de la Academia Nacional de la Historia de
Colombia, en su discurso conmemorativo del Centenario de la Batalla de Boyacá, al
ignorarlo puesto que fue uno de los más importantes partícipes de la acción. En “Las
Cenizas del Gral Anzoátegui” se preocupa por la repatriación de sus restos, planteando
erróneamente que se encontraban enterrados en el cementerio de Pamplona y, por último,
“Pérdida de los restos del General José Antonio Anzoátegui” en el cual publica parte de
la carta que le envió el militar colombiano Severo Olarte V, informándole sobre la
desaparición definitiva de los despojos. Cabe destacar que es una publicación
escasamente consultada o citada a posteriori por aquellos preocupados en ubicar sus
restos.

Fue la del hombre de armas Esteban Chalbaud Cardona la primera semblanza


propiamente dicha, Anzoátegui (General de Infantería) (1941).689 Su prologuista, José
Rafael Pocaterra, la definió como un opúsculo reconstructivo, “un trabajo de
condensación, sí, pero algo desordenado (…) la utilización del material documental
complementario dificulta la visión de conjunto sobre los datos biográficos.” Entre los
manuscritos exhibidos se encuentran varias cartas redactadas por él y su partida de
defunción. Divide el libro en 18 capítulos,690 y lo termina con algunos conceptos sobre su
personalidad expresados por Simón Bolívar, Felipe Larrazábal, Eduardo Blanco y Rufino
Blanco Fombona, entre otros.691

688
Andrés Pacheco Miranda: De Re Histórica. Caracas, Editorial Élite, 1930. Tres años más tarde
José Solís Moncada publica una minibiografía, dedicándole una a Anzoátegui, con simples datos
generales. Véase: “José Antonio Anzoátegui” en: A la sombra de Clío, 7 (Medellín, diciembre de
1933), pp. 1-2.
689
Esteban Chalbaud Cardona: Anzoátegui (General de Infantería). Libro dedicado al General
Isaías Medina Angarita.
690
Una reseña crítica a la obra fue realizada por el médico venezolano Andrés Pietri: “Estudio
Biográfico sobre la vida del General José Antonio Anzoátegui” en: La Esfera, Caracas 3 de
diciembre de 1946. p. 4.
691
En 1957 se publicó por tercera vez, gracias al apoyo del Gobernador del estado Anzoátegui,
Manuel José Arreaza, a quien le dedicaron el libro, y del Secretario de Gobierno Pedro José
Muñoz. Tiene la misma estructura de la primera edición, desconocemos el año de la segunda.
Recientes impresiones son las de 2002, de la Biblioteca de Autores y Temas Anzoatiguenses y la
del 2006 de la Fundación Editorial El Perro y La Rana.
177
De muy escasos aportes son los trabajos publicados en la década de los cincuenta
del siglo XX. El escritor Servio Tulio Forzán Dagger redactó el ensayo Anzoátegui y
Ayacucho (1953)692, propuesta que parte del supuesto qué de no haber fallecido en
noviembre de 1819 le hubiera correspondido dirigir la batalla de Ayacucho, justificando
su elucubración a partir de una nota informativa del Correo del Orinoco del 30 de octubre
de ese año y de una carta enviada por Simón Bolívar visualizando la futura emancipación.
En uno de sus Dos Ensayos en Nuestra Historia (1956),693 Rafael Arturo Mezones Gómez
resume la vida del prócer en cuatro páginas, de manera precaria, exaltadora y sin mayores
aportes sobre la actuación del barcelonés. Por su parte, José de Jesús Arocha publicó El
sempiterno regañón. Vida heroica de José Antonio Anzoátegui (1957),694 trabajo de
divulgación que no presenta fuentes documentales ni bibliográficas de donde extrae la
información, puede considerarse como un panegírico, su único valor es que al inicio de
cada uno de los 19 capítulos presenta pequeñas referencias sobre José Antonio Anzoátegui
de autores interesados en su vida y obra.

Es importante destacar que, en la historiografía venezolana de la primera mitad


del siglo XX, tal como lo planteó Germán Carrera Damas, están muy presentes: la
“estrecha relación con el poder público” y el “desorbitado culto del héroe.” Ambas
podemos encontrarlas relacionadas a obras escritas sobre José Antonio Anzoátegui.
Carrera Damas argumentó en 1961:

(…) “La historia ha sido casi siempre en Venezuela asunto de Estado o que interesa a
éste. Quizá porque nadie tiene tanta conciencia de vivir para la historia, o irrefrenable
aspiración de figurar en ella, como el político (…) Y es que la invocación histórica
funciona en el campo del control ideológico de la manera más sencilla y simplista: los
próceres forjaron una patria cuya administración nos compete, no como asunto propio
o como compromiso con el porvenir, sino como rendición de cuentas por el manejo de
una herencia en cuya formación no hemos tomado parte. (…) En otra ocasión hemos
concebido esta función de la Historia como una suerte de segunda religión aludiendo
con ello a una religión civil, patrocinada por el Estado (…) ha sido constituida tomando
como eje el culto a los héroes, y se la ha identificado con el patriotismo.695

692
Servio Tulio Forzán Dagger: Anzoátegui y Ayacucho. Madrid, Blass Tipografía, 1953.
693
Rafael Arturo Mezones Gómez: Dos Ensayos en Nuestra Historia. Caracas, S/E, 1956.
694
José de Jesús Arocha: El sempiterno regañón. Vida heroica de José Antonio Anzoátegui.
Caracas, Talleres Tipográficos El Globo, 1957. Libro dedicado al General Luis Felipe Llovera
Páez.
695
Germán Carrera Damas: Metodología y estudio de la Historia... p. 221; Germán Carrera
Damas: “Sobre la Historiografía Venezolana” en: Historia de la Historiografía de Venezuela
178
En referencia con el segundo aseveró:

(…) nuestra historia es en su mayor parte biografía o un complejo de biografías. (...)


pues no se fija como meta la comprensión del héroe y de su función social e histórica,
sino más bien su exaltación, su glorificación, con los inevitables ocultamientos piadosos
que impone esa tarea. Con la exaltación heroica como a priori del quehacer
historiográfico, era inevitable incurrir en toda suerte de vicios metodológicos que sólo
podían conducir a resultados endebles, cuya perdurabilidad se ha apoyado en
instrumentos extra-historiográficos, hasta el punto de aparecer como el criterio rector el
más desorientador que pueda adoptarse: la intolerancia sistematizada, organizada,
ejercida en el culto de los héroes, (…).696

9.2 Aportaciones contemporáneas

La más completa investigación que se ha escrito hasta ahora sobre el prócer


barcelonés es la del historiador colombiano Fabio Lozano y Lozano, Anzoátegui (Visiones
de la Guerra de Independencia) (1963).697 Libro amplio y muy documentado, aunque un
poco desordenado sobre la historia de Venezuela y de la Nueva Granada desde 1810 hasta
1819, a través del cual se aborda la vida del héroe. En su biografía estudia la
Independencia y dentro de ella rastrea sus servicios y de sus compañeros de empresa,
Miranda, Piar, Bolívar, este último es quien se le dedica el mayor número de páginas, lo
que la hace una publicación desigual y desmesurada. Presenta cantidad de documentos
referidos a Anzoátegui, aunque no coloca su ubicación, sin embargo, son invaluables para
acercarnos al individuo, asimismo entrevistó a sus descendientes que le facilitaron

(Textos para su estudio). T. I. 2ed. Caracas, Universidad Central de Venezuela, Ediciones de la


Biblioteca, 1996. pp. 547-549.
696
Germán Carrera Damas: “Sobre la Historiografía Venezolana” en: Ibíd.; pp. 550-551.
697
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui (Visiones de la Guerra de Independencia) ... Compartimos
las complicaciones del autor para publicarlo: “(…) en 1919, con motivo del Centenario de la
Batalla de Boyacá, principié a escribir un libro sobre su vida, libro que después me entretuve en
completar y pulir en largos años de permanencia en tierras extranjeras para lo cual obtuve
colaboración valiosísima de historiadores y patriotas venezolanos, como José Gil Fortoul, Manuel
Segundo Sánchez, Lecuna, Arcaya y otros. Libro que ha tenido las más grandes peripecias
imaginables, que se perdió una vez en forma que pareció total e irreparable y que ahora mismo
está perdido en parte. Pero que vienen anunciándose hace tiempo entre las publicaciones de la
Academia de la Historia y que algún día se publicará (…)” Esto lo escribió en 1943, justo veinte
años antes de su definitiva aparición. “Conferencia sobre Anzoátegui” en: Boletín de la Academia
Nacional de la Historia, 104 (Caracas, octubre-diciembre de 1943), pp. 349-351. En 1962 la
Academia Colombiana de Historia aprobó a proposición de los miembros Eduardo Santos y Abel
Botero, “(...) ha concluido su obra histórica sobre el General Anzoátegui, la cual está a punto de
entregar para su publicación, que se iniciará en cuanto reciba la Academia los originales de tan
interesante trabajo.” Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui … p. 10.
179
manuscritos completamente inéditos, además de retratos y pinturas lo que le da un mayor
valor a la publicación,698 obra de primer orden para acercarnos a sus actuaciones.

Folleto que muestra algunos Rasgos Biográficos del General Anzoátegui (1966)699
es el del periodista y cronista Salomón de Lima, del cual valoramos positivamente las
fotos publicadas sobre la ciudad de Barcelona en los años sesenta del siglo XX,
especialmente las del Salón de Actos, la Plaza Boyacá, el grupo escolar y el liceo que
llevan el nombre de José Antonio Anzoátegui.

La Academia Nacional de la Historia venezolana encargó a dos de sus individuos


de número para realizar las semblanzas del héroe al celebrarse el sesquicentenario de su
fallecimiento. Le correspondió al profesor de historia egresado del Instituto Pedagógico
de Caracas Pedro José Muñoz, y al poeta, ensayista y compilador, graduado en Ciencias
Políticas Mario Briceño Perozo. El primero en su “Elogio del General José Antonio
Anzoátegui en el Sesquicentenario de su muerte” (1969)700 analiza el medio nativo de su
infancia, el ambiente social al que pertenecía y su acción militar desde 1810 hasta 1819.
Culmina su ensayo haciendo un breve balance historiográfico. Por su parte, Perozo en su
“General José Anzoátegui” (1969)701 se acerca al estudio de sus progenitores,
enfocándose en la ascendencia vasca de su padre, a su formación militar encaminada por
Sebastián de Blesa, asimismo realiza un balance de la participación en los campos de
batalla y culmina refiriendo a Pamplona como ciudad panteón. Lo mismo ejecutaría la
Academia Colombiana de Historia, asignándoles a los doctores Alberto Miramón y
Germán Arciniegas la labor, cuyos textos se pueden consultar a través de su órgano
divulgativo, el Boletín de Historia y Antigüedades (1969), y que consideramos no aportan

698
Una reseña contemporánea es la de Lino Iribarren Celis: “Información Bibliográfica” en:
Revista de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, 79 (Caracas, julio de 1964), pp. 441-444.
699
Salomón de Lima: Rasgos Biográficos del General Anzoátegui. Barcelona (Venezuela),
Tipografía Anzoátegui, 1966.
700
Pedro José Muñoz: “Elogio del General José Antonio Anzoátegui en el Sesquicentenario de su
muerte” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 208 (Caracas, octubre-diciembre de
1969), pp. 612-629. Posteriormente se publicará como libro.
701
Mario Briceño Perozo: “General José Anzoátegui” en: Ibíd.; pp. 630-638. Cabe destacar que
en este mismo Boletín se pueden consultar las “Palabras del director, doctor Cristóbal L.
Mendoza, en la sesión solemne celebrada por la Academia el 13 de noviembre de 1969 con motivo
del sesquicentenario de la muerte del General José Antonio Anzoátegui” pp. 610-611, y “Vida útil
y gloriosa” oración fúnebre pronunciada por Mons. Dr. Carlos Sánchez Espejo en la Iglesia
Catedral de Pamplona (Colombia) en el sesquicentenario de la muerte, pp. 639-645. Perozo
publicó luego su artículo como folleto.
180
aspectos novedosos.702

En la década del setenta se publican dos obras sobre José Antonio Anzoátegui.
Nada novedoso aporta el ensayista, bibliotecólogo y docente Pedro Roberto Avendaño
Rodríguez en su José Antonio Anzoátegui, General de infantería, el sempiterno regañón
(1971)703 folleto de la Biblioteca “Anzoátegui” del destacamento de la guardia de honor
del palacio de Miraflores. José Antonio Anzoátegui. El Infante por vocación (1975),704
del oficial Reinaldo Díaz Díaz, opúsculo que celebra el cuarto aniversario del Batallón
Mecanizado Gral Div. “José Antonio Anzoátegui.” Presenta informaciones inconexas
sobre el individuo, sin su respectivo aparato crítico y muestra una lista del personal de
profesionales fundadores de la agrupación militar y los primeros comandantes, además
de las ampliamente citadas actas de bautismo y defunción. Se enfoca en la creación, las
sedes y el himno del grupo, transcribe literalmente la “Hoja de Servicio” publicada por
Landaeta Rosales, y le dedica unas páginas al Escuadrón Anzoátegui de la Independencia.
La bibliografía presentada es mínima.

Este segundo grupo de trabajos editadas en el marco conmemorativo del


sesquicentenario del fallecimiento de José Antonio Anzoátegui son obras impresas por el
Estado, dedicadas a autoridades, algunos de los financistas son instituciones que llevan el
nombre del personaje, pero la mayoría de ellas solicitadas y promovidas desde las
Academias de historias nacionales, instituciones que constituyen los espacios oficiales de
conducción y elaboración del conocimiento histórico. Textos como el de Chalbaud
Cardona y Lozano y Lozano, que por cierto serán las investigaciones más citadas, además
del valor evidente de los artículos de Muñoz y Perozo, se sigue exaltando sin crítica la
actuación de José Antonio Anzoátegui, cuestión que cambiará medianamente luego.

702
“Sesquicentenario de la muerte del señor General José Antonio Anzoátegui Héroe de la
Independencia. Pamplona, noviembre 15 1819-1969” en: Boletín de Historia y Antigüedades,
660-662 (Bogotá, octubre-diciembre de 1969), pp. 589-623. Se puede consultar el programa de
la celebración además de los trabajos de Carlos Sánchez Espejo: “Vida útil y gloriosa”; Mario
Briceño Perozo: “General José Anzoátegui”; el Discurso del Doctor Alberto Miramón, Presidente
de la Academia Colombia de Historia; y el pronunciado por el embajador de la República de
Colombia, Doctor Germán Arciniegas en los actos conmemorativos celebrados en Barcelona,
estado Anzoátegui (Venezuela).
703
Pedro Roberto Avendaño Rodríguez: José Antonio Anzoátegui, General de Infantería, el
sempiterno regañón. Caracas, S/E, 1971.
704
Reinaldo Díaz Díaz: José Antonio Anzoátegui. El Infante por vocación…
181
En 1985 el historiador Germán Carrera Damas consideraba que la estrecha
relación de la historiografía con el poder público se había mantenido e incrementado
considerablemente, aunque perdiendo el carácter casi único de financiamiento para las
publicaciones, pues se beneficiaba de las casas editoras comerciales e instituciones no
estatales como de fundaciones privadas, produciendo un cambio favorable con el
surgimiento de otras opciones desde las universidades autónomas, lo cual permitía la
creación de una historiografía, no necesariamente contraria a la oficial, “pero con
posibilidades reales de diferenciarse de ella.”705 Con respecto al desorbitado culto al héroe
actualizó y señaló que el calificativo era moderado, pues en las últimas dos décadas se
había intensificado, especialmente con respecto a Simón Bolívar, siendo asunto no de un
gobierno particular sino del propio Estado.706

Por esos años se editan dos mini biografías sobre Anzoátegui, una de ellas la del
miembro de la sociedad venezolana de historia de la medicina Oscar Beaujon y la otra de
Pedro Manuel Vásquez, publicadas en Los héroes epónimos (1982)707 y Los Libertadores
de Venezuela (1983),708 libros coordinados por Guillermo Morón y Ramón J. Velásquez,
respectivamente. Destacamos el de Beaujon, puesto que como doctorado en ciencias
médicas presenta dos posibles diagnósticos sobre la causa de muerte, una de ellas el
accidente cerebro vascular. De igual forma, el de Oscar Parrellas José Antonio Anzoátegui
(1983) puede considerarse trabajo breve, inconexo y dedicado principalmente a las
batallas, combates y sitios donde participó.709 Otro corto texto de esa década y de
interesante valor educativo para jóvenes fue el José Antonio Anzoátegui. General de
división de los ejércitos libertadores (1986)710 en el cual se presentan episodios de la vida
del prócer en cómic, el guión de Jorge Zajía y los dibujos de Luis Cuevas.

“Anzoátegui, José Antonio” entrada redactada por el militar e historiador Héctor

705
Germán Carrera Damas: “Para una caracterización general de la Historiografía venezolana
actual” en: Historia de la Historiografía de Venezuela (Textos para su estudio). T. I ... pp. 31-32.
706
Ibíd.; pp. 32-33.
707
Oscar Beaujon: “José Antonio Anzoátegui” en: Los héroes epónimos. Caracas, Academia
Nacional de la Historia/Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, 1982. (Coordinación
e introducción de Guillermo Morón) pp. 15-22.
708
Pedro Manuel Vásquez: “José Antonio Anzoátegui (1789-1819)” en: Los Libertadores de
Venezuela. Caracas, MENEVEN, 1983. (Coordinador de la obra Ramón J. Velásquez) pp. 81-86.
709
Oscar Parrellas: José Antonio Anzoátegui. Barcelona, MENEVEN, 1983.
710
José Antonio Anzoátegui. General de División de los Ejércitos Libertadores. Maracaibo,
Ediciones CORPOVEN, 1986.
182
Bencomo Barrios, quien además fuera miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela
y de la Academia Nacional de la Historia, para las dos ediciones (1988)711 y (1997)712 del
Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación Polar. Apretado resumen sobre la
vida del héroe oriental, no hay diferencias en la estructura en ambas salvo la ampliación
de la bibliografía consultada en la segunda y la incorporación de una nueva referencia
hemerográfica. La celebración del bicentenario de su nacimiento fue excusa para reeditar
algunos trabajos, una nueva del libro de Fabio Lozano y Lozano (1989)713 realizada por
la comisión nacional, y la del discurso de Mario Briceño Perozo en 1969, con el título
José Antonio Anzoátegui (1989)714 a cargo de la comisión regional.

Completamente desconocido por sus biógrafos es la investigación realizada por el


médico cucuteño Alirio Sánchez Mendoza, “José Antonio Anzoátegui, la muerte del
héroe: una historia clínica poco ortodoxa” (1992),715 su propósito primordial fue
concretar un diagnóstico relativamente lógico y fundamentado en una concepción clínica
de la causa del fallecimiento, estudia cada una de las señaladas por los biógrafos y plantea
una propia que expondremos más adelante.

José Antonio Anzoátegui (General Bolivariano) (1994)716 es el título del libro que
el profesor Jóvito Franco Brizuela le da a su recopilación, que él no la considera una
concienzuda biografía, realmente es un corto ensayo, muy desorganizado. Inicia con un
conjunto de artículos divulgados con anterioridad en el periódico El Anaquense, en los
cuales efectúa propuestas para la evocación. Divide su opúsculo en ocho capítulos, más
uno preliminar, en los cuales buscaba como objetivo principal exaltar a Anzoátegui, y

711
Héctor Bencomo Barrios: “Anzoátegui, José Antonio” en: Diccionario de Historia de
Venezuela. Caracas, Fundación Polar, 1988. A-D. pp. 145-146.
712
Héctor Bencomo Barrios: “Anzoátegui, José Antonio” en: Ibíd.; 2 ed. 1997. T. 1. pp. 173-174.
713
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui (Visiones de la Guerra de Independencia). Caracas,
Edición facsimilar conmemorativa, homenaje del Congreso de la República, 1989. (Comisión
Presidencial para la conmemoración del Bicentenario del Natalicio del General de División José
Antonio Anzoátegui) “(…) Entre las obras a divulgar, la Junta del Bicentenario que preside el
senador Octavio Lepage, ha editado la vida del General Anzoátegui, cuyo autor es (…) Fabio
Lozano y Lozano, quizás lo más documentado de lo publicado hasta ahora.” César Romero:
“Torre de papel” en: El Tiempo, Puerto La Cruz 12 de noviembre de 1989. p. 34.
714
Mario Briceño Perozo: José Antonio Anzoátegui. Barcelona (Venezuela), Gobernación del
Estado Anzoátegui, 1989.
715
Alirio Sánchez Mendoza: José Antonio Anzoátegui, la muerte del héroe: “una historia clínica
poco ortodoxa.”…
716
Jóvito Franco Brizuela: José Antonio Anzoátegui (General Bolivariano) …
183
presenta como otros documentos y curiosidades e incorpora algunas fotos e imágenes.
Con escasas fuentes documentales y bibliohemerográficas consultadas el exmilitar y
Doctor en Ciencias Políticas Fernando Falcón publicó José Antonio Anzoátegui 1789-
1819 (1997)717 brevísima biografía que se divide en tres partes: “formación y primeras
armas,” “la guerra a muerte” y “el camino a la gloria.” Incluye como apéndice la “Hoja
de Servicio.”

Podemos observar en este tercer grupo de publicaciones editadas entre los años
ochenta y noventa del siglo pasado, trabajos de breve extensión, principalmente
divulgativos o reediciones de publicaciones producto de las conmemoraciones del
bicentenario de su natalicio. Hasta ese momento fueron especialmente los militares de
profesión e historiadores de oficio quienes se interesaron por estudiarlo. Valoramos
positivamente el artículo de Bencomo Barrios por la inclusión de la bibliohemerografía
que permite ubicar fácilmente las referencias actualizadas. La mayoría de las
indagaciones siguen siendo de historiadores no profesionales, cuestión que cambiará en
las dos décadas siguientes.

Por su parte, el historiador y ensayista Leonardo Rodríguez Castillo en su Vida de


José Antonio Anzoátegui 1789-1819 (2002)718 aporta datos interesantes y novedosos, pero
sin el rigor en algunos casos del aparato crítico. Un atrayente trabajo de investigación que
actualiza las referencias sobre Anzoátegui hasta el año de su publicación. Contempla tres
grandes capítulos, subdivididos a su vez en igual número de apartados, estudia la infancia,
o mejor dicho el contexto en el cual se desenvuelve, su primera participación activa en la
lucha por la Independencia hasta su inesperado desenlace.

Dos décadas después de su última revisión a las características de la historiografía


venezolana, Germán Carrera Damas planteaba con respecto al culto heroico:

(...) como una gran amenaza contra la conciencia histórica del venezolano, tal ha sido
el resultado, ahora exacerbado, de la conversión de este culto en una suerte de segunda
religión, estructurada sirviéndole de eje el culto a Bolívar (...). Hoy puedo decir,

717
Fernando Falcón: José Antonio Anzoátegui 1789-1819. Caracas, Editorial Panapo, 1997.
(Colección Biografías Panapo)
718
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819. Caracas, Editorial
Colson, 2002.
184
lamentándolo, que nos quedamos cortos al expresar nuestros temores por los perversos
efectos de una transgresión cultural por un cambio de código: de una tradición se ha
hecho una manipulación.719

No obstante, los trabajos publicados sobre José Antonio Anzoátegui no siguieron


la ruta de la exaltación y se preocuparon más bien por otros temas no valorados con
anterioridad. “Una hacienda para el General Anzoátegui” (2007),720 artículo de poca
extensión pero novedoso de Héctor Bencomo Barrios en el cual analiza los secuestros y
confiscaciones de bienes en la Provincia de Guayana, entre julio y diciembre de 1817,
asimismo estudia el tribunal encargado de ello y su reglamento, la repartición de caudales
nacionales y la comisión para entregarlos, trascribe el expediente de once folios sobre la
adjudicación de una finca en Upata y todas las diligencias practicadas para hacer efectiva
la orden del Libertador. Señala que la copia del manuscrito le fue obsequiado por el señor
Carlos Manzur en Bogotá en 1974.

Marco Delgado Rodríguez, cronista oficial del Municipio Simón Bolívar de


Barcelona, estado Anzoátegui, y egresado de la Escuela de Historia de la Universidad
Central de Venezuela, conformó junto a los concejales Carlos Rodríguez y Francisco
Figueredo, una comisión para la gestión de la repatriación los despojos de José Antonio
Anzoátegui y a solicitud del Concejo Municipal redactaron un informe titulado: Apuntes
de la investigación relativa a los restos mortales del general José Antonio Anzoátegui
Hernández (2013).721 Indagación documentada en la consulta realizada en la Dirección
General de Ceremonial y Acervo Histórico de la Nación, institución dependiente del
Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, que le permitió
informarse detalladamente de las gestiones llevadas a cabo entre los Ministerios de
Interior y de Exterior, específicamente entre los años 1896 y 1897 para trasladarlos.
Asimismo, informaron, aunque escuetamente sobre los trámites realizados a posteriori
cuando se celebró el Bicentenario del nacimiento y presenta una selección documental

719
Germán Carrera Damas: “Achicar la sentina de la historiografía venezolana” en: E-l@tina.
Revista electrónica de Estudios Latinoamericanos, 14 (Buenos Aires, enero-marzo de 2006), p.
73.
720
Héctor Bencomo Barrios: “Una hacienda para el General Anzoátegui” en: Boletín de la
Academia Nacional de la Historia, 358 (Caracas, abril-junio de 2007), pp. 149-165.
721
Marco Delgado Rodríguez: Apuntes de la investigación relativa a los restos mortales del
general José Antonio Anzoátegui Hernández. Barcelona (Venezuela), S/E, 2013. Material inédito
que gentilmente recibimos de parte de su autor a quien conocimos en Caracas en noviembre del
2015 durante la celebración del 13 Congreso Nacional de Historia Regional y Local.
185
valioso para nuestra investigación.722

En este cuarto grupo de publicaciones destacamos las redactadas por dos


egresados universitarios de Historia, Rodríguez Castillo y Delgado Rodríguez, aunque
siguen siendo médicos, militares e historiadores de oficio los que sobresalen en el total
de estudios sobre el individuo. Se observan novedosos aportes en sus investigaciones, las
causas de su muerte y la entrega de la hacienda, que no fueron valorados seriamente con
anterioridad.

La gran mayoría de los textos revisados tenían en común la contribución de


mantener la idealización de la figura de José Antonio Anzoátegui, por ser un actor
importante en la guerra de Independencia, su culto ha estado presente a través de la
producción historiográfica generada a partir de la segunda parte del siglo decimonónico
hasta el presente.

Estas veintisiete valoraciones sobre Anzoátegui pueden comprenderse a partir de


los planteamientos del filósofo polaco Adam Schaff quien en su ya clásica obra Historia
y Verdad (Ensayo sobre la objetividad del conocimiento histórico), presenta un
importante cuestionamiento a nuestro hacer: “¿Por qué reescribimos continuamente la
historia?” y responde que siempre está sujeta a constantes reinterpretaciones lo cual le da
el carácter de proceso continuo y no como una realidad estática. El autor sustenta lo
señalado refiriendo a Johann Wolfgang Goethe, quien al respecto razonó “en nuestros días
no existe duda alguna de que la historia del mundo debe ser reescrita de vez en cuando.
Esta necesidad no surge, sin embargo, del hecho de que se descubren entretanto
numerosos acontecimientos hasta entonces desconocidos, sino que se han originado
nuevas opiniones, debido a que el compañero tiempo que va trascurriendo llega a unos
puntos de vista desde donde puede dirigir una nueva mirada hasta el pasado.” Esta
reescritura no debe ser una simple revisión, aunque siempre es preciso hacerlo, por tanto,
esa nueva elaboración de lo pretérito debe ejecutarse en función de las necesidades
variables del presente,723 pues cada actualidad realiza preguntas diversas del pasado y se

722
Volverá sobre el tema en una publicación reciente: Marco Delgado Rodríguez: “General José
Anzoátegui: su muerte, sus restos” en: Valor, dedicación, lealtad: … pp. 79-121.
723
Adam Schaff: Historia y Verdad (Ensayo sobre la objetividad del conocimiento histórico).
México, Editorial Grijalbo, 1974. pp. 321-333.
186
interesa por abordar cuestiones diferentes. En contraposición de lo señalado por el autor,
Julio Aróstegui propuso más recientemente:

Todas las ciencias, las naturales y las sociales, se vierten sobre estos dos territorios de
la investigación: los nuevos temas y la reinvestigación de los viejos. En modo alguno
es solamente la historia la que se escribe de nuevo en cada generación, según se ha dicho
muchas veces. Todos los campos de la actividad humana son continuamente
reinvestigados. Lo importante es no confundir las meras innovaciones temáticas con
progresos metodológicos.724

Escasas han sido las innovaciones temáticas sobre Anzoátegui, pues hemos visto
que la generalidad de la historiografía producida se realizó con el fin de sustentar su
memoria pretendiendo el reforzamiento de su culto heroico. Finalmente, y a partir de estas
consideraciones creemos se justifica plenamente nuestra novedosa indagación
enfocándonos en la construcción de su imagen heroica desde las evocaciones y las
efemérides en su honor.

724
Julio Aróstegui: La Investigación Histórica. Teoría y Método…p. 365.
187
CAPÍTULO 10
LOS INICIOS DE LA DEVOCIÓN (1819-1888)

10.1 Honras fúnebres y primeros homenajes

Basada en un texto de Simón Bolívar, la “Ley de la República de Venezuela para


honrar la memoria del coronel Atanasio Girardot” del 30 de septiembre de 1813,
mediante la cual se exalta al coronel neogranadino que se había sacrificado en Bárbula,
creaba la heroización y legitimaba un hecho cumplido, los militares estaban en el poder,
pero a la cabeza de un régimen republicano. “El sacrificio espartano del hijo de la Nueva
Granada inauguraba una nueva era en la que el acto heroico se volvía por fin posible y
permitía celebrar la fusión de los ejércitos venezolano y neogranadino.” Según el
historiador Clément Thibaud, se decretó que durante un mes se guardara luto por su
muerte, su corazón llevado en triunfo a Caracas donde fue colocado en un mausoleo
construido en la catedral,725 y sus despojos debían ser enterrados en su patria, asimismo
el Batallón 4º de la unión tomó el apellido del prócer. 726 “La heroización oficial proponía
un modelo de comportamiento y santificaba al primer santo laico, Protector del Ejército
y Baluarte de la República de Venezuela. Nacía así una aristocracia militar. Los próceres
encarnaban, por su sacrificio, los nuevos valores éticos de la república moderna.”727

La guerra de Independencia consagra el nacimiento de una nueva “raza” de


hombres, los militares, quienes sustituyen simbólicamente a la española, cuya
aniquilación había sido decretada desde 1813. En este contexto, Simón Bolívar decretó
en 1819 la distinción del título de los Libertadores, a partir de entonces los guerreros son:
“engalanados con todas las virtudes correspondientes a sus funciones y proezas, y como
tales, llamados a aportar su respectiva contribución para el restablecimiento y

725
Sobre la importancia y simbología de los funerales al corazón de Girardot véase: Pablo
Rodríguez Jiménez: “Cuerpos, honras fúnebres y corazones en la formación de la República
colombiana” en: Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 38, 2 (Bogotá, julio-
diciembre de 2011), pp. 172-174; Jorge Flores González: “Muerte, exequias y corazones en
tiempos de la Guerra de Independencia venezolana” en: ¡He aquí el año terrible! 1814: mitos,
hitos y redefiniciones. Caracas, Centro Nacional de Estudios Históricos, 2017. (Neller Ochoa
compilador) (Colección Seminarios) pp. 50-66.
726
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 148.
727
Idem.
188
funcionamiento de las instituciones, serán ciudadanos y al mismo tiempo, el brazo armado
del poder.” 728

Atanasio Girardot y José Antonio Anzoátegui fueron dos de los muchos militares
muertos durante el período de enfrentamiento bélico, aunque en contextos históricos
diferentes y enmarcados sus decesos en particularidades contrarias. El neogranadino
falleció en el año de la Guerra a Muerte y en suelo venezolano. Rápidamente se crea una
ley para preservar su memoria, que fue redactada por el mismo Simón Bolívar, se le
guardó luto, y sus restos debieron ser trasladados a la Nueva Granada. Por otra parte,
Anzoátegui falleció en el año de la Campaña de la Nueva Granada y fuera del territorio
venezolano, a causa de un padecimiento que no ha llegado a dilucidarse con exactitud, y
para recordarlo también se decretó luto, siendo supuestamente Francisco de Paula
Santander el encargado de redactar la necrología en su honor, sus restos no regresaron a
Venezuela. Anzoátegui se convertirá en el primer militar homenajeado de la nueva
agrupación territorial. Los inicios del culto al héroe tendrán como escenario la
recientemente creada República de Colombia, tanto antes como después de su
promulgación formal en diciembre de 1819, simbolizando Anzoátegui el hombre que
luchó por la nueva agrupación, nace en Venezuela y muere en la Nueva Granada, un héroe
que identifica a ambos territorios.

Implicaba, de acuerdo a los discursos del poder de la época, una deuda impagable
por parte de los civiles al sacrificio de los guerreros participantes en la guerra de
Independencia. Sobre esta premisa, la institución castrense edifica su legitimidad. A partir
de ese año los militares ya no son más los hijos de la patria, sino más bien, los padres de
una nación por venir. Los vencedores de la famosa batalla llevan una estrella distintiva.
“Todos sus nombres quedan grabados en la columna de triunfo de Boyacá, nueva columna
de trajano, y proclamados al son de la música militar en todas las plazas de las capitales
de los departamentos.”729

Para la historiadora francesa Véronique Hébrard la celebración de aquel conjunto

728
Véronique Hébrad: “El hombre en armas: de la heroización al mito (Venezuela, siglo XIX)” ...
p. 285.
729
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 433.
189
de hombres de armas como héroes de la patria se inicia a partir del 7 de agosto de 1819,
luego de la victoria de la Batalla de Boyacá.730 De tal forma se pueden comprender mejor
las suntuosas demostraciones y homenajes que el pueblo en asamblea y las corporaciones
de Bogotá decidieron realizarle a Simón Bolívar, y en las cuales también destacaron
Santander y Anzoátegui, en el mes de septiembre de 1819.

José Tiburcio Echeverría, gobernador político de la Provincia de Cundinamarca,


como primera autoridad abrió la reunión del día 9 donde se discutió la forma de exaltar
la memoria del Libertador y su Ejército, y en la cual fue aprobado se les otorgara una
corona de laurel a nombre de la ciudad y se les diera a los militares una “cruz pendiente
de una colonia verde con el mote: Boyacá. Las de excmo señor Presidente y de los señores
Generales de División, Anzoátegui, Santander y Soublette serán de piedras preciosas (...)”
Además se colocaría en el Cabildo un cuadro en el que se reconocería la libertad sostenida
por el brazo de Bolívar y a sus lados estarían representados los generales de división
Santander y Anzoátegui, entre otras evocaciones.731

Aceptó la demostración de gratitud el Libertador y permitió el uso de la cruz


decretada en favor de los militares, esto provisionalmente hasta que el Congreso lo
aprobase, lo modificara o anulase.732 Rápidamente el gobernador Echeverría mandó hacer
los obsequios y decidió que la actividad se realizara el 18 de septiembre. Llegada la fecha
estipulada, el Libertador junto con su Ejército se trasladaron a la entrada de la ciudad de
Bogotá, hacia la plazuela de San Diego, donde iniciaron el paseo triunfal: “todos venían
vestidos de gala, y montados sobre sobervios (sic) caballos.” Luego del cortejo inicial en
el cual se trasladaban gran parte de las autoridades se movilizaba Simón Bolívar en medio
de Francisco de Paula Santander y José Antonio Anzoátegui, rodeados de los secretarios,
del Estado Mayor y los edecanes. La marcha se realizaba lentamente para escuchar la
música y observar cómo había sido adornada la calle con arcos triunfales, éstos “tenían
tres puertas, por la más grande y elevada en que (sic) quedaba en el centro, entraba
únicamente (sic) el general triunfante, por las otras dos pasaban todos los demás (sic).”
La gente saludaba a los militares y les lanzaban flores, así fue el recorrido desde San

730
Véronique Hébrard: Venezuela Independiente. Una Nación a través del discurso (1808-1830)
... p. 214.
731
“Gratitud Nacional” en: Correo del Orinoco, Angostura 15 de enero de 1820. pp. 1-3.
732
Finalmente será aprobada por el Congreso: Véase: “Decreto” en: Ibíd.; pp. 3-4.
190
Diego hasta el convento de San Agustín, y de allí por la calle del monasterio de Santa
Clara hasta la plaza mayor. Allí se trasladaron hasta la iglesia y luego del tedeum se
dirigieron nuevamente a la plaza donde se había instalado un anfiteatro “a su cabeza
estaba elevada una especie de dosel magnifico y gracioso, de baxo (sic) del cual debía
(sic) tomar asiento el héroe, y a sus lados los dos señores generales de división,” una vez
sentados los homenajeados, la señorita Dolores Vargas, una de las veinte jóvenes que
adornaban con su presencia el acto, fue la encargada de colocarle la corona de laurel al
Libertador mientras otra le puso la cruz en el pecho, igual proceder se observó con los
otros dos generales, luego en la parte culminante del evento, el Libertador:

tomó la voz, (...) colmó al pueblo de elogios, le manifestó quan (sic) digno era de ser
libre, protestó que no era a su valor, ni a sus esfuerzos, sino á los de los generales que
tenía a sus lados, á sus compañeros de armas, a su exército, que se debían las inmortales
acciones que en él se alababan; y después de haber expresado (...) se quitó la corona, y
la puso alternativamente sobre las cabezas de los dos señores generales Anzoátegui y
Santander, diciendo que ellos eran los que las tenían merecidas. (...).733

Apenas dos meses más tarde de la celebración, tanto Simón Bolívar como
Francisco de Paula Santander y el resto del Ejército del Norte, fueron sorprendidos por la
noticia del fallecimiento de José Antonio Anzoátegui el 15 de noviembre en Pamplona.
Una vez superada la dificultad que significó su perdida física para los planes militares en
la Nueva Granada, se le realizaron los respectivos honores póstumos.734 Este tipo de actos
han sido estudiados como necesarios: “Para conjurar la muerte-olvido (la verdadera
muerte) el héroe necesita de testigos que le acompañen en el tránsito de la gloria y del
dolor. La presencia de los testigos asegura que sus sufrimientos no serán en vano, al
contrario, serán cantados en la tierra para que los hombres conozcan sus sagas.” 735

Francisco de Paula Santander decretó las ceremonias, el ejército guardó luto por ocho
días, y la ciudad de Bogotá fue el escenario del duelo. Cabe destacar que a los héroes de
la Independencia se les hacían: “(...) fastuosos funerales apoteósicos que en algunos casos
constituyen el primer peldaño y dan origen a una larga historia de construcción de una

733
Idem.
734
“Puede morir -partida-, aunque resulta victorioso al mantenerse entre los mortales bajo otra
forma, al ser reconocidas sus acciones, ganando así su puesto en la historia. La muerte será uno
de los arquetipos más arraigados en la conciencia colectiva con respecto al héroe.” Marian
Caballero Torres: “El Héroe cabalga sobre el lienzo de la gloria” … p. 30.
735
Patricia Cardona Zuluaga: “Del héroe mítico, al mediático. Las categorías heroicas: héroe,
tiempo y acción” ... p. 60.
191
imagen de heroicidad.”736

El General invitó a la colectividad para el 22 de diciembre a participar en la iglesia


del convento de San Agustín en los funerales por el descanso eterno de su compañero y
amigo, “La asistencia de usted solemnizando la función, aumentará los votos en favor de
la Alma del difunto.”737 Los organizadores de la actividad, en este caso particular la
segunda autoridad de la República de Colombia, informaban por la prensa para que la
gente participaran, pues era común que al morir un miembro de la élite no solamente
estuvieran presentes los integrantes de ese grupo sino también todas aquellas personas
que de alguna manera conocieron al personaje.738

Tal como estaba planeado y lo reflejó el Correo del Orinoco se celebró la misa
con importante concurrencia del pueblo y las diversas corporaciones, colegios y
comunidades de la República. “La tumba estaba adornada de mil alegorías y de trofeos
militares. El retrato de Anzoátegui ocupaba la parte principal.” La glorificación fue
realizada por el padre fray Joaquín García, recorriendo la vida militar del prócer y
presentándola como un modelo a seguir, “(...) y pueda su memoria conservarse indeleble
en todos los granadinos.”739 Con la alegoría que servía de decoración al túmulo se
comenzaban a representar los elementos que van a significar la construcción de los héroes
en su primera etapa dejando de formar parte del ámbito privado para ser expuesto en
público.740

Las manifestaciones del reconocimiento a los héroes obligatoriamente debían ser


colectivas procurando el acompañamiento de gran cantidad de personas, pues mientras
mayor fuera su participación en el proceso de construcción de la memoria ésta era más
efectiva. De igual forma debía procurarse que se le rindieran homenajes oficiales, por
ejemplo, que el Estado asumiera los gastos de las actividades fúnebres y establecieran la

736
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 10.
737
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 454.
738
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX). p. 211.
739
“General Anzoátegui” en: Correo del Orinoco, Angostura 8 de abril de 1820. p.3.
740
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... pp. 98-99.
192
participación de los funcionarios en las ceremonias.741 Lo cual permitía crear las bases
simbólicas e ideológicas que luego sustentarían los diversos imaginarios políticos y
sociales y a su vez legitimar a la república en ciernes.742

Interesante destacar aquí la combinación que se da entre la Iglesia y la Patria “A


una pertenece la eternidad, a la otra el tiempo. A la primera corresponde reconocer a los
héroes a través de la autoridad del Vicario de Cristo, a la segunda le compete celebrar al
héroe y al mártir. En dicha combinación se muestra con claridad la estrecha vinculación
entre lo sagrado y lo cívico (...)”743 Se constata la importancia de la religión católica, pues
las honras fúnebres estuvieron tuteladas por las autoridades eclesiásticas, no solo porque
los principales ritos se hacían en las iglesias, sino porque las autoridades del reciente
Estado casi se veían supeditados a los religiosos. Eventos que se convirtieron en
demostraciones pedagógicas de republicanismo, en la que valores como el orden, la
ciudadanía, la nobleza y el sentido de patria eran promulgados, no fueron ceremonias
neutras, todo lo contrario, tuvieron un propósito y un interés político.744

En correspondencia enviada por Francisco de Paula Santander a Pedro Briceño


Méndez el 7 de febrero de 1820, le notificaba sobre las exequias realizadas, que según él
habían sido muy solemnes, con respecto a la oración fúnebre la consideraba regular,
asimismo le avisaba que se estaba imprimiendo y al tenerla se la enviaría. Se ponía a la
orden de la viuda de José Antonio Anzoátegui, Teresa Arguíndegui.745

Fue justamente en la Gaceta de Santa Fe de Bogotá donde se publicó la necrología


atribuida al vicepresidente, contentiva de algunos datos biográficos y apreciaciones sobre
su conducta, carácter y cualidades.746 Consideramos a este texto el inicial a la exaltación

741
Ibíd.; p. 80.
742
Jorge Flores González: “Muerte, exequias y corazones en tiempos de la Guerra de
Independencia venezolana” … p. 31.
743
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 274.
744
Pablo Rodríguez Jiménez: “Cuerpos, honras fúnebres y corazones en la formación de la
República colombiana” … 157.
745
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 454.
746
Idem. Algunos autores consideran que la necrología es el primer trabajo propiamente biográfico
sobre José Antonio Anzoátegui. No la hemos podido consultar del original, pues en la revisión
del periódico realizada vía internet en la página Biblioteca Virtual del Banco de la República de
Colombia no está la colección completa, faltan justamente los números 16 al 22 que abarcan los
193
de la memoria de José Antonio Anzoátegui. Veamos cómo fue idealizado:

La república, el Ejército, la Sociedad ha perdido en el General de División, José


Anzoátegui un patriota juicioso, un bravo Oficial, un buen Ciudadano. (...) de familia
muy distinguida, se decidió por la causa de la Patria desde el momento de la
transformación política con un entusiasmo admirable, y abrazó la carrera de las armas
(..) en aquella campaña terrible de los años 13 y 14 en que casi no había día que no se
diera una acción, él concurrió a las más sangrientas y gloriosas (...) Los campos de
Quebrada Honda, Alacrán y el Juncal le vieron combatir al frente de un Batallón con
una inteligencia, y valor harto laudable (...) La empresa de invadir la Provincia de
Guayana debe casi su mayor parte en el proyecto y en el suceso al General Anzoátegui.
Con una firmeza grande, con una actividad eficaz, él superó los obstáculos que la
naturaleza y los hombres oponían. (...) conservó siempre el celo, actividad, serenidad e
intrepidez que le distinguía (...) En la campaña de Nueva Granada (...) ha tenido una
parte muy considerable. En Gámeza, en Vargas, y sobre todo, en Boyacá, al frente de su
División, hizo prodigios de valor. Siempre constante en la empresa, activo en las
dificultades, sagaz en los ardides, valiente en la batalla (...) La cualidad que más lo
distinguió era una ciega confianza en sus operaciones, y una adhesión singular al
Gobierno (...) Murió al fin lleno de honores, cubierto de gloria, y cargado de méritos
contraídos combatiendo por la Independencia de su Patria. (...) Buen padre, buen
esposo, buen amigo, buen compatriota. El interés común era el suyo, el bien general era
el que más apetecía. (...) ha dejado un modelo que imitar al republicano, al militar, a
todos los hombres. Su memoria será eterna, y mientras queden sentimientos de Libertad,
el nombre de Anzoátegui será pronunciado con gratitud (...).747

A partir de allí se borra aquello que pueda recordar su condición humana,


cualquier actuación considerada un poco oscura en su accionar, Tanto la historiografía de
la Independencia como los biógrafos del personaje dejan de lado que en 1813 fue
considerado por el testigo en la cusa de infidencia en su contra, Vicente Guevara, como
un fanático y asesino, porque pedía decapitar a los regentistas y además porque había
cruzado el río Orinoco en la campaña contra Guayana con un cuchillo en la boca con la
intención de matar a los realistas de la ciudad de Angostura; que sus actuaciones
complacientes con Simón Bolívar y su amante Josefina Machado le valieron, según
Ducoudray-Holstein, el ascenso a Coronel y Jefe de la Guardia de Honor; su culpa de la
derrota sufrida en los Aguacates por los patriotas en 1816, luego del desembarco en
Ocumare por no llegar a tiempo; la demanda presentada en 1818 ante las autoridades

meses noviembre y diciembre de 1819, por ello hemos tomado la referencia de Fabio Lozano y
Lozano: Anzoátegui… pp. 452-454.
747
Ibíd.; pp. 452-453.
194
judiciales por el cobro de cien reses;748 el señalamiento que se le hizo por presuntamente
engañar y obligar a los indígenas de las misiones del Caroní a que salieran de su región e
ingresaran al Ejército patriota; ni hablar de su participación, un año antes, en el Consejo
de Guerra seguido a Manuel Piar donde lo terminó traicionando.

Crea la Necrología a un ser con una vida y hoja militar intachable, exaltando
únicamente sus virtudes excepcionales e instalando en la memoria su accionar en “hechos
excelsos” y así borrar cualquier “página penosa” de su historia personal. En los inicios de
la construcción heroica de José Antonio Anzoátegui el discurso conmemorativo y las
honras fúnebres fueron fundamentales para dicha labor. Las necrologías fueron muy
comunes en el siglo XIX, la exaltación pública de las virtudes del difunto cobraba mayor
importancia si se refería a un personaje que había tenido una actuación relevante en los
sucesos políticos más destacados de la naciente república. Se utilizaban para dar cuenta
en un espacio moderno y público -como es la prensa escrita- de lo que una determinada
persona realizó y se buscaba compartir con otros el dolor por la pérdida y el recuerdo de
esa vida.749 Además fueron utilizadas como una herramienta válida “para la construcción
del hombre nuevo. Del nuevo ciudadano ya que en ellas se hacían explícitas aquellas
virtudes y cualidades que los ciudadanos debían (...) incorporar como valores, principios
(…) para realizar sus actividades cotidianas, tanto las de carácter público como las
privadas.” 750

Exaltando la excepcionalidad y la heroicidad de los méritos militares de los


personajes se creaban iconos en el cual la sociedad podía verse reflejada.751 Cabe destacar
que esta construcción de los héroes fue inseparable de la formación de la nación, pues la
sociedad debía tomar como suyos los más relevantes acontecimientos de la guerra de
Independencia como símbolo de la fundación de un nuevo momento.752

Simón Bolívar al llegar a Angostura y reunirse en sesión extraordinaria del


Congreso, el 14 de diciembre de 1819, elogió la actuación en la culminada campaña de

748
Leonardo Rodríguez Castillo: Vida de José Antonio Anzoátegui 1789-1819… pp. 131-132.
749
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 134.
750
Ibíd.; p. 135.
751
Ibíd.; p. 141.
752
Ibíd.; pp. 199-200.
195
la Nueva Granada, debida en parte al valor y heroísmo de los jefes militares, entre ellos
José Antonio Anzoátegui “tributando a su memoria los elogios más brillantes, y más
esclarecidos.”753 Se convierte entonces la República de Colombia en una agrupación
territorial nueva y de héroes, compuesta por ciudadanos con trajes de soldados.754

Teresa Arguíndegui, la viuda de Anzoátegui, recibió desde San Cristóbal misiva


del Libertador el 3 de mayo de 1820, en la cual le agradecía el envío de la “prenda (...)
perteneciente antes á su dignísimo Anzoátegui,” y le comunicaba que “Para perpetuar, no
la memoria, ni el nombre del general Anzoátegui, pues el durará mientras dure el recuerdo
de Boyacá” el gobierno le había colocado su apellido al primer Batallón de la Segunda
Brigada de la Guardia de Honor, integrado por todo el Ejército de Oriente. 755 Desde allí
y con la misma fecha recibió otra carta, esta vez de Pedro Briceño Méndez, en la cual le
incluía un soneto elaborado por José María Salazar para consolarla al ver honrada “la
memoria del que no debió morir.”756

Son convertidos los héroes fundadores de la república, relacionados con el orden


militar, en los clásicos arquetipos culturales relacionados a la bella muerte, ya que dichos
personajes optaron por entregar su vida por ésta. “Estar dispuesto a morir por la patria,
por la libertad, la independencia; a morir joven, ser gravemente herido o derramar sangre,
son elementos que establecen vínculos indisolubles con la comunidad, ya que

753
“Congreso. Sesión extraordinaria del 14 de diciembre” en: Correo del Orinoco, Angostura 18
de diciembre de 1819. p. 1.
754
Véronique Hébrad: “El hombre en armas: de la heroización al mito (Venezuela, siglo XIX)” …
p.287.
755
Manuel Landaeta Rosales: Hoja de servicios del General José Antonio Anzoátegui. pp. 27-29.
756
Esteban Chalbaud Cardona: Anzoátegui (General de Infantería). pp.156-158. El soneto dice
así: “Suelto el ropaje, con la faz sombría, vuelta la lanza en actitud de duelo, vi al Dios de las
Batallas en el suelo, contemplando un cadáver que yacía. Vi también que aquel féretro circuía la
libertad, la Patria en desconsuelo; y las Gracias de luto, con gran celo derramaban esencias a
porfía. Después de ungirle con sus propias manos, sus cenizas y espíritu llevaron, y sus hechos y
fama a los humanos para eterna memoria les dejaron. Así el joven Anzoátegui, el Guerrero, ocupa
el cielo y llena el mundo entero. J.S. Del mismo autor, en “La Campaña de Bogotá-canto heroico
por el autor de la memoria biográfica de la Nueva Granada [el doctor José María Salazar] se
pueden leer varias estrofas sobre José Antonio Anzoátegui: “A Santander y Anzoátegui su mano
dos coronas de mirto les dedica, en Boyacá mostraron su ardimiento y lo que puede el arte y
disciplina. Anzoátegui, aquel héroe…mas ¡oh cielo! ¿quién le dirá á la Patria en este día, que
pronto ha de llevar luto de madre por ese joven que hace sus delicias! Así place al destino: en flor
cortada ha de ser presto su temprana vida, cual nuevo árbol que al jardín adorna y el recio soplo
de Aquilón derriba.” José Félix Blanco y Ramón Azpurúa: Documentos para la historia de la vida
pública del Libertador. T. VII…pp. 60-63.
196
prácticamente la existencia de dicha sociedad (...) se debe a lo que hicieron esas personas
para generar ese hito fundacional.” 757

Según Fabio Lozano y Lozano, el Libertador creó el Batallón Anzoátegui en el


mes de abril de 1820,758 y en la carta citada anteriormente así se lo informó a la viuda,
pero contradictoriamente en otra correspondencia, esta vez entre Bolívar y Santander, del
12 de julio, en la cual el Libertador se molestaba porque a los buques de la escuadrilla le
estaban colocando nombres de personas comunes, lo que a su entender le restaba méritos
a quienes realmente lo merecían, “muchos días ha (sic) que tengo ganas de darle el
nombre de Anzoátegui al batallón que manda Briceño, y no lo he hecho aún porque no
me he atrevido. Esto es con un muerto; las recompensas honoríficas deben ser muy raras
y muy justas (…)”759 Sin determinar la fecha exacta quedó fundado el Batallón
Anzoátegui, siendo casualmente su primer jefe José María Arguíndegui,760 hermano de la
viuda.761

Interesante lo planteado por el historiador francés Clément Thibaud sobre ese


batallón, aunque con tres errores referidos a la ciudad, fecha y las causas del
fallecimiento:

757
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 342.
758
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 445.
759
Cartas Santander-Bolívar 1813-1820. T. II. pp. 226-228.
760
Sobre el personaje véase: Vicente Dávila. Hojas Militares. T. I. Caracas, Tipografía Americana,
1930. pp. 76-77.
761
Para mayor información sobre las diversas actuaciones del Batallón Anzoátegui durante y
posterior a la Independencia consúltese: “Decreto de 7 de diciembre de 1823 premiando los jefes,
oficiales y tropas que tomaron la plaza y el castillo de Puerto Cabello (…) art 1 El Batallón
Anzoátegui como que ha sido el que ha verificado el ataque de la Plaza se denominará Valeroso
Anzoátegui de la guardia” en: Leyes y decretos de Venezuela 1821-1828. T. 6. Caracas, Biblioteca
de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, 1989. (Serie República de Venezuela) p. 57;
“Decreto de 20 de febrero de 1851, designando el edificio denominado “Cuartel de Anzuátegui”
(sic) para que se construya la Iglesia parroquial de Puerto Cabello; (…)” en: Ibíd.; T. 3, p.5;
Rafael Urdaneta: Memorias…pp. 174, 283, 316, 318, 348, 356, y 459-460; Archivo del General
José Antonio Páez 1821-1823. T. II. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1973. (Fuentes
para la Historia Republicana de Venezuela, 4) pp. 42, 54, 95, 98, 100, 105, 116, 121, 145,154, 159
,173-174, 177, 210, 224, 267, 290, 292 y 294; Reinaldo Díaz Díaz: José Antonio Anzoátegui. El
Infante por vocación…pp. 60-68; y Jovito Franco Brizuela: José Antonio Anzoátegui (General
Bolivariano) …pp. 174-176. En 1971, por disposición del presidente de la República y por
resolución del Ministerio de la Defensa Nº E 308, del 24 de junio, se crea el Batallón de Infantería
“General de División José Antonio Anzoátegui” adscrito a la Cuarta División de Infantería. Ibíd;
p. 177.
197
El Anzoátegui hace parte de los nuevos batallones. Fue formado a partir de la columna
de Briceño, con nuevos reclutas granadinos, en los meses que siguieron a Boyacá. Lleva
el nombre del antiguo comandante de la Guardia, muerto en Bogotá el 14 de noviembre
de 1819, como consecuencia de sus heridas. La República honra así a uno de sus
mártires, siguiendo la tradición iniciada con Girardot en 1813. Ella se crea un panteón
laico y una simbología. Las victorias o los héroes muertos, más que las provincias,
designan en adelante a las unidades militares.762

Desconocemos a qué heridas se refiere, pues el último enfrentamiento donde había


participado ocurrió meses antes del deceso y no se reporta en las fuentes coetáneas alguna
lesión o trauma físico sufrido. Con la muerte de los primeros protagonistas de la fundación
republicana surgen de manera espontánea las “comunidades de culto”763 como las
denomina la investigadora Carlota Alicia Casalino Sen. Se organizan en torno a
determinados personajes históricos y fueron creadas “(...) para que la memoria en torno
al héroe no se pierda y para que los valores y principios que encarna se puedan trasmitir
de generación en generación (...)” Las primeras “comunidades de culto” surgen del
ámbito privado e íntimo, compuesta por el entorno más cercano del personaje, integrada
casi siempre por los familiares, amigos, colegas o compañeros de armas.764 No es que en
su momento se llamaran “comunidades de culto,” sino que constituyeron el entorno
íntimo u oficial que va edificando la memoria del héroe. En el caso de José Antonio
Anzoátegui ese círculo estuvo conformado como hemos podido observar por fray Joaquín
García, Francisco de Paula Santander, Simón Bolívar, Pedro Briceño Méndez, José María
Salazar y Teresa Arguíndegui, entre otros.

De esa forma la muerte de los personajes públicos -que cada cierto tiempo serán
homenajeados- es el inicio de una nueva relación establecida entre la sociedad y éste,765

762
Clément Thibaud: Repúblicas en Armas. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de
Independencia ... p. 492.
763
“Se trata de una institución espontánea o formal que se organiza para mantener viva la memoria
del personaje (...) Una Nación, una comunidad regional, un gremio, una familia extensa, también
pueden ser comunidad de culto (...) una comisión, club departamental, o club patriótico regional
que cumpla esa función, o que recojan las expectativas de su zona.” Carlota Alicia Casalino Sen:
Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú (Siglos XIX y XX) ... p. 82.
764
Ibíd.; p. 205.
765
“Art 3 los que sirvieron con honor á la República y murieron naturalmente sirviéndola son
dignos de la consideración que le merecieron sus servicios, y de un recuerdo grato de sus
ciudadanos” “(…) la memoria de tantas víctimas no debe quedar en el olvido (…) debe
conservarse fielmente en los anales de la República.” “Decreto de 14 de octubre de 1821
decretando honores y gratitud nacional á los muertos por la Patria.” en: Leyes y decretos de
198
convertido en un icono representativo de los valores y principios de ese grupo humano.
De tal forma, el tránsito entre dejar de actuar en la sociedad activamente para pasar a
representar sus valores que se reproducen en los homenajes, este acto es primordial en la
fundación de las repúblicas pues los ciudadanos deben asumir que los próceres son los
“ancestros comunes” de todos.766

10.2 Oficialización y representación

La relación establecida sobre la epopeya de la Independencia con situaciones


posteriores se entiende por la cercanía cronológica, pues no se recuerdan hechos muy
remotos sino episodios que no han tenido tiempo de convertirse en historia, son
circunstancias que ocurrieron recientemente y conforman una secuela de recuerdos en sus
protagonistas o quienes vivieron la época.767 Así, la memoria de los héroes representa la
única historia-militar del país. La construcción que se forja establece una negación y una
ruptura. Lo anterior a la Independencia no son hechos que se deban vindicar.

Es con la separación de la metrópoli y con el nacimiento de una nueva patria


cuando debe establecerse el vínculo originario e identitario. “Son patriotas por naturaleza,
por haber nacidos de esta Madre que acaban de libertar, la Patria, que les ha despertado
esa predisposición natural al heroísmo (...) esta nueva identidad se hace, pues hereditaria.”
Un inicial ejercicio de memoria se realiza con la celebración de los guerreros de la
Independencia, tanto de los destacados como de los anónimos, con la intención de crear
templos de la memoria sobre los cuales sus nombres deben ser trasmitidos para las
generaciones futuras, así: “La nación, comunidad voluntaria de individuos, se forja en el
crisol de la identidad militar.” 768

En el último cuarto del siglo XIX venezolano las fiestas públicas o celebraciones
cívicas y sus transitorias manifestaciones artísticas se convirtieron en autoafirmaciones
nacionalistas y en herramientas de expansión y difusión de los valores de la República.

Venezuela 1821-1828. T. 6…pp. 18-19.


766
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 90.
767
Elías Pino Iturrieta: El Divino Bolívar. Ensayo sobre una religión republicana. p. 33.
768
Véronique Hébrad: “El hombre en armas: de la heroización al mito (Venezuela, siglo XIX)” ...
p.286.
199
Los héroes se tradujeron en emblemas unificadores para aminorar las tendencias
separatistas y las diferencias entre los grupos sociales con variedad de intereses
socioeconómicos. A pesar de lo híbrido de la sociedad, mediante esos distintivos e
imágenes se reúnen las disímiles clases sociales bajo el patrocinio de la Nación, de la
Patria, creando así la identidad nacional al sentirse el sujeto parte de ellas.769 Respecto a
las características del culto a los héroes podemos decir que el más importante era el ritual
conmemorativo por medio de las fiestas cívicas.770

Las autoridades y sus ilustrados conciben alegorías, metáforas y símbolos para


persuadir al pueblo de su relación particular con los hechos notables de la historia patria,
los gobernantes manejan ese artificial universo simbólico con claros propósitos
ideológicos-propagandísticos, buscando convencer al ciudadano para que se equipare con
ciertos ideales nacionalistas aparentemente universales o inclusive con la doctrina
específica de un régimen o partido político. 771

Asimismo, las artes en esa centuria sirvieron para homenajear a los héroes y
personajes relevantes, esto fue posible a través del retrato y el motivo histórico, los cuales
se convirtieron en los temas fundamentales en ese momento. Éstos poseen el mérito de
haber perpetuado una apariencia física de los héroes de la Independencia.772 Recordemos
que el pintor Martín Tovar y Tovar, fue contratado en 1874 para que hiciera treinta retratos
heroicos de “Los Padres de la Patria,” uno de ellos José Antonio Anzoátegui, legándolo a
la posteridad en sus famosos óleos sobre tela ubicados en el Palacio Federal
Legislativo.773 Es sin duda su grabado más distinguido “una figura juvenil de brazos

769
Leonor De Freitas: Centenario del 19 de abril (1810-1910) …p. 20.
770
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 83.
771
José María Salvador: Efímeras Efemérides. Fiestas cívicas y arte efímero en la Venezuela de
los siglos XVII-XX. Citado por: Leonor De Freitas: Ibíd.; pp. 20-21.
772
Marian Caballero Torres: “El Héroe cabalga sobre el lienzo de la gloria” ... p. 32.
773
Martín Tovar y Tovar (1827-1902). “General José Antonio Anzoátegui.” 1874. Óleo sobre tela.
130,5 x 97,5cm. Palacio Federal Legislativo. Caracas. en: Venezuela vista e imaginada. Un
recorrido visual por nuestra historia…Capítulo Independencia 1810-1830. Caracas, Centro
Nacional de Historia, 2011. p. 118. Para una mayor variedad de retratos de Anzoátegui pueden
consultarse las páginas iniciales del libro de Fabio Lozano y Lozano sobre el prócer oriental, y en
la web del Centro Nacional de Historia, Colección Museos Bolivarianos, donde se pueden
observar los retratos realizados por Gabriel D`Empaire y de Carmelo Fernández. Tovar y Tovar
también pintó dos cuadros, uno de la Batalla de Boyacá y otro del enfrentamiento en Junín,
destacándose en el primero la figura de Anzoátegui. Manuel Landaeta Rosales: Hoja de servicios
del General José Antonio Anzoátegui… p. 26.
200
cruzados y mirada altiva, vestido al estilo inglés con la orden de Los Libertadores. Es esta
la figura (…) que más retiene el imaginario colectivo (…)” 774 Fue utilizada la simbología
artística, aunque ésta no fue suficiente, pues luego se pasará al nivel espacial, ya que la
ciudad se convertirá en receptora de los objetos de la memoria, se trata entonces de
convivir con la memoria reconstruida del prócer.775

En las últimas tres décadas de la centuria decimonónica los homenajes a los héroes
de la Independencia776 formaron parte de las acciones de exaltación social a personas
relevantes. Según el historiador Pedro Calzadilla ya no se acudía al culto patriótico para
legitimar la Independencia, rechazar la herencia colonial y conjurar los peligros de la
monarquía, pues se trataba de sustentar el modelo de orden y progreso planteado por el
positivismo y dirigido por las élites intelectuales y políticas, dicho proyecto perdurará en
el porvenir y edificará la Venezuela del siglo XX. 777

Al igual que sucedía en la Europa de todo el siglo XIX, en el país se produce un


abundante conjunto de efigies heroicas de ciertos protagonistas de su historia política, en
forma de retratos, cuadros, estatuas y monumentos públicos. La mayoría de ellos
visualizan hazañas bélicas o gestas épicas con preferencia del período de la
Independencia, mitificando a algunos personajes principalmente de ese proceso y algunos
líderes de la Federación. 778

Consolidado el Estado venezolano, el Libertador se vuelve referencia simbólica e


identitaria oficial del orden imperante.779 Son ampliamente conocidos y estudiados los

774
Javier Escala: “Presentación. José Antonio Anzoátegui, entre la apoteosis y el súbito fenecer”
a Valor, dedicación, lealtad: … p. 13.
775
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 84.
776
Se había iniciado así lo que Félix Suazo, denomina la devoción que “(…) refiere el momento
fundacional de la estatuaria pública acaecida hacía la segunda mitad del siglo XIX, cuando se
erigen los primeros monumentos alusivos a la gesta libertadora.” Félix Suazo: “Usos políticos de
la Memoria: Devoción, desdén y asedio de las estatuas” en: Revista Venezolana de Economía y
Ciencias Sociales, Vol 11, 2 (Caracas, mayo-agosto de 2005), p. 252.
777
Pedro Calzadilla: “La Exposición Nacional de 1883: balance simbólico y exhibición
identitaria” en: La Exposición Nacional de 1883, memoria, identidad y nación. Caracas, Centro
Nacional de Historia, 2009. (Colección Museo, Historia y Patrimonio) pp. 38-39.
778
José María Salvador González: “La mitificación verbal de Simón Bolívar en Venezuela bajo el
régimen de Antonio Guzmán Blanco (1870-1888)” ... p. 307.
779
Nikita Harwich Vallenilla: “Un héroe para todas las causas: Bolívar en la historiografía” en:
Iberoamericana, 10 (Berlín, 2003), p. 7.
201
eventos organizados por el “Ilustre Americano” en la celebración del centenario del
natalicio de Simón Bolívar en 1883,780 quien “(...) manipuló la conciencia religiosa
popular al proclamar la condición divina de Simón Bolívar, calificándolo de Semidiós e
identificándolo con Jesucristo. Mediante esta estrategia obtuvo resultados importantes, al
apropiarse de dos armas de las cuales habían carecido los liberales reformistas: el
bolivarianismo y la conciencia religiosa regida por la Iglesia Cristiana Católica (...)” 781

Una de las actividades de mayor relevancia en el centenario del nacimiento de


Bolívar fue la “Exposición Nacional” en la cual cada uno de los Grandes Estados en los
cuales el proyecto guzmancista dividió la nación dispusieron de espacios que evocaban
las glorias pasadas y sus héroes de la Independencia, esto relacionado a la construcción
de las memorias regionales oficiales y su articulación con su equivalente nacional. En el
apartado dedicado al Gran Estado Bermúdez782 figuraban los bustos de los cumaneses
Antonio José de Sucre y José Francisco Bermúdez; el maturinés José Tadeo Monagas y
del barcelonés José Antonio Anzoátegui, representantes de las tres secciones que
integraban el territorio ampliado. La ubicación de estas figuras en la actividad homenaje
al “Padre de la Patria”783 constituyen según el historiador Pedro Calzadilla:

(...) los focos regionales que permiten establecer el puente entre la memoria oficial
nacional y la equivalente de las regiones; en esa medida no hace más que darle vitalidad
a la representación oficial del pasado nacional. Es uno de los tantos mecanismos de
funcionamiento del sistema memorial nacional que tiene como eje a Simón Bolívar y
una de las claves de su penetración en todo el territorio. Pero no hay que engañarse al
respecto. Así como a escala nacional el poder central despliega políticas de memoria

780
Véase: Napoleón Franceschi González: “Simón Bolívar: El Culto al héroe máximo” en:
Anuario de Estudios Bolivarianos, 5 (Caracas, 1996), pp. 133-185; Elías Pino Iturrieta: “El Semi-
Dios y su sucesor: aproximación al Centenario del natalicio de Bolívar” en: La Independencia a
palos y otros ensayos. Caracas, Editorial Alfa, 2011. (Biblioteca Elías Pino Iturrieta, 6) pp. 155-
176.
781
Germán Carrera Damas: “Mitología política e ideologías alternativas: El bolivarianismo-
militarismo” en: Mitos Políticos en las sociedades andinas ... p. 397.
782
Agrupación territorial que componían Barcelona, Cumaná y Maturín, los cuales se integran en
1881 separándose en 1898, su nombre evidentemente fue en honor a otro prócer oriental de la
guerra de Independencia el cumanés José Francisco Bermúdez. Para mayor información
consúltese nuestro trabajo: Las discusiones de reforma territorial en Venezuela. Unión y
desintegración de los Grandes Estados (1881-1899). Caracas, Universidad Católica Andrés
Bello, 2011. (Memoria de grado para optar al Título de Magíster en Historia de Venezuela,
Inédito) pp. 85-90 y 203-207.
783
“En torno suyo gravitarían el resto de los Padres de la Patria en una especie de Corte Celestial
donde el Libertador reinaba desde el centro de su trono, cual Zeus en el firmamento.” Tomás
Straka: La épica del desencanto... p. 143.
202
destinadas a darle mayor cohesión al colectivo, también este poder orientó el
disciplinamiento de las memorias regionales oficiales-nacionales.784

No era José Antonio Anzoátegui el único prócer valorado del extenso territorio
como hemos podido observar. Para entonces también era rememorado en Barcelona, pues
se “(...) recuerda con el nombre de Anzoátegui la calle en que nació, decretada por el
Concejo Municipal, y el puente que está sobre el arroyo sur de esta ciudad, (...). Los
vecinos lo hicieron extensivo á la plazoleta y por fin a todo el barrio.”785 Con este
reconocimiento por parte de las autoridades locales al renombrar lugares, se produce un
proceso de materialización del héroe que de esta manera se vincula a la historia de la
localidad, con lo cual se busca que el individuo se involucre en las actividades y
desplazamientos diarios de los habitantes. 786

Uno de los objetos fundamentales de la construcción de los héroes es cumplir una


función pedagógica, es decir enseñar los valores encarnados en el prócer y que pueden
ser motivo de admiración y emulación, por tal motivo el nombrar algún centro educativo
y otras instituciones dedicadas a la enseñanza forma parte de la transmisión de esos
valores. En este orden de ideas es importante compartir que en 1888 en Barcelona fue
creado el “Instituto Anzoátegui,” regentado por Julián T. Maza.787 José Antonio
Anzoátegui, aunque no de forma unánime, se convertiría en una de las figuras
representativas a ser utilizadas para crear la memoria regional oficial.

Así como Antonio Guzmán Blanco celebró el centenario del natalicio de Simón

784
Pedro Calzadilla: “La Exposición Nacional de 1883: balance simbólico y exhibición
identitaria” ... pp. 39-40. Para Napoleón Franceschi González “Pudiera afirmarse, sobre la base
(...) que en general no se desarrolló un culto específico a esos otros héroes, sino en la medida en
que cada uno de ellos formaban parte del gran escenario bolivariano. Esto es, usualmente a cada
prócer se le honró o defendió considerando su participación en campañas al lado del Libertador,
defendiendo la vida de éste, solidarizándose con sus actuaciones o cualquier otra acción
memorable (...)” El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana … p. 290.
785
Véase: Carlos César Rodríguez: Testimonios barceloneses…pp. 160-161. Miguel José Romero:
La Primera Patria en Barcelona… p. 56.
786
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 80.
787
“Instituto Anzoátegui” en: La Nueva Era, Barcelona 1 de octubre de 1888. p.2. “(…) Plantel
de Educación para niños. Inaugurado el 1 de octubre (…) Calle de Carabobo, Casa número 16.
Esquina del Teatro. Barcelona.” “Instituto Anzoátegui” en: El Oriente, Barcelona 27 de
noviembre de 1888. p.4.
203
Bolívar, le correspondió a Juan Pablo Rojas Paúl apoyar el de José Antonio Anzoátegui,788
en fiestas cívicas que fueron acontecimientos sociales colectivos utilizados por las élites
como herramientas para intervenir en el imaginario social y en la memoria colectiva,
destacando dos tipos, las jubilosas y las luctuosas. Entre las primeras se cuentan las
entradas triunfales, los natalicios de jefes republicanos o padres de la Patria, las
celebraciones militares y la conmemoración de alguna epopeya castrense, mientras que
las segundas corresponden a las honras fúnebres de algún personaje ilustre de la
República.789 Asimismo “en las fiestas cívicas o patrias se rememora la memoria y en ella
se recrea, cada cierto tiempo, el pasado para darle unidad a la sociedad como elemento de
cohesión. Es que la conmemoración es un acto de memoria colectiva, en donde el grupo
social en cuestión refuerza su identidad nacional.”790

Al aproximarse el centenario del nacimiento de José Antonio Anzoátegui algunos


periódicos de Barcelona, y de otras partes de Venezuela, además de algunas autoridades
locales y sociedades creadas para tal fin, calentaban los ánimos para la futura celebración.
En 1887 el periódico La Palabra pedía se iniciase la organización de la solemnidad.791
Tulio Febres Cordero desde El Lápiz se refería a los cuatro centenarios próximos, tres de
ellos se llevarían a cabo en 1888, los de Antonio Rangel, Pedro León Torres y Rafael

788
Sobre la visión que se tenía para entonces véase: “Centenarios” en: El Ojo, Juan Griego 24 de
noviembre de 1889. p.2. Una pequeña muestra de los héroes celebrados y las publicaciones
realizadas a tal fin: La jefatura civil del distrito Miranda al General Rafael Urdaneta en su primer
centenario. Maracaibo, Imprenta Americana, 1888; A la Gloria del General José Antonio Páez.
Maracaibo, Imprenta Americana, 1888; Ofrenda de la sociedad “patriótica” en el centenario del
Ilustre Prócer General Rafael Urdaneta. Maracaibo, Tipografía de “Los Ecos del Zulia”, 1888;
Ofrenda de las recreaciones católicas al Ilustre Prócer zuliano General Rafael Urdaneta, en su
primer centenario. Maracaibo, Imprenta Bolívar-Alvarado & CA, 1888; Apoteosis del General
José Antonio Páez. Cúcuta, Tipografía de Miguel Lascano C, 1889; Primer Centenario del
ciudadano esclarecido Gral. José A. Páez, ofrenda álbum del gobierno seccional del Táchira.
Táriba, Tip. de Briceño Hermanos, 1890; Ofrenda a la memoria del Gral Carlos Soublette en su
Centenario. Caracas, Imprenta de “El Economista”, 1890; El Centenario de Páez en Maracaibo.
Maracaibo, Tipografía de “Los Ecos del Zulia”, 1891; Ofrenda de los institutores federales del
distrito Sucre al Gran Mariscal de Ayacucho en su primer centenario. Cumaná, Imp de Félix
Serra Rius, 1895; Centenario de Monagas. Puerto Cabello, Imprenta y Librería de J.A. Segrestá
A, 1895; Centenario del Ilustre Prócer General José Gregorio Monagas. Valencia (Venezuela),
Tipografía Mercantil de Chambon, 1895; El Centenario de Sucre en los Andes. Maracaibo,
Imprenta Americana, 1895; Víctor Raúl Sandoval: Reseña de las fiestas del Zulia en el Centenario
del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. Maracaibo, Imprenta Maracaibo M.M
Chacín & C.A, 1895; El General Miranda. San Cristóbal, Imprenta de la Moda, 1895; La
Apoteosis de Miranda en Villa de Cura. Villa de Cura, Tip. Lit del Estado Miranda, 1896.
789
Leonor De Freitas: Centenario del 19 de abril (1810-1910) … p. 19.
790
Cristina Dupláa: “Memoria sí, venganza no.” Citado por: Leonor De Freitas: Ibíd.; p. 17.
791
“Barcelona” en: Diario de la Guaira, La Guaira 1 de febrero de 1887. p. 3.
204
Urdaneta,792 y el que los barceloneses conmemorarían en 1889, “esta ciudad publicará
vestida de galas los triunfos y proezas de Anzoátegui, su glorioso hijo (…)”793 Otro
órgano sería El Indicador de Villa de Cura,794 de igual forma en Aragua de Barcelona ya
proponían actividades para la efemérides,795 siendo dos de sus voceros La Unidad
Liberal796 y El Ensayo.797 Un importante promotor sería el diario La Nueva Era 798 de
Barcelona, redactado por Manuel Segundo Sánchez.

Los homenajes literarios realizados en las últimas tres décadas del siglo XIX se
explican por el interés del guzmancismo en manipular políticamente el culto a los héroes
para su legitimación, además por una razón biológica, pues muchos de esos próceres iban
desapareciendo físicamente dando oportunidad a las ceremonias funerarias, por otra parte,
varios habían nacido a finales del siglo XVIII y ya era tiempo de celebrar el centenario
de su nacimiento.799

792
“Dichos y Hechos” en: La Nueva Era, Barcelona 1 de junio de 1888. p. 3.
793
“Cuatro Centenarios” en: El Lápiz, Mérida 14 de mayo de 1888. pp. 1-2. Cinco meses más
tarde comentaba “(…) Con grata complacencia hemos visto realizada muy pronto nuestra
predición (sic), pues desde principios de junio empezó la prensa de Barcelona, por iniciativa de
La Nueva Era, a promover la celebración del Centenario del vencedor de Boyacá (…)”
“Anzoátegui” en: Ibíd.; Mérida 5 de octubre de 1888. p.2.
794
“Centenario de Anzoátegui” en: El Indicador, Villa de Cura 20 de octubre de 1888. p. 3.
795
“Aragua de Barcelona” en: Diario de la Guaira, La Guaira 9 de agosto de 1888. p.2.
796
Centenario del General José A. Anzoátegui. Ofrenda de “El Ensayo” … pp. 15-16.
797
“La Nueva Era. Este simpático órgano de publicidad, (...), excita en su número segundo al
gobierno de la República, al de este estado y a todos los pueblos venezolanos, á celebrar como es
debido el centenario del general Anzoátegui, el día 14 de noviembre de 1889. (…)” “La Nueva
Era” en: El Ensayo, Aragua de Barcelona, 4 de julio de 1888. p.1.
798
“El Ensayo de Aragua hace eco a nuestra exitación (sic) sobre celebración del centenario de
Anzoátegui y ofrece tratar el asunto con más detención, bien, colega (…)” “Dichos y Hechos” en:
La Nueva Era, Barcelona 15 de junio de 1888. p. 4.
799
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana
... p. 198.
205
CAPÍTULO 11
CONFLICTOS EN LA CONSTRUCCIÓN DEL HÉROE (1889-1897)

11.1 Comunidades de culto

En la segunda mitad del siglo XIX “las comunidades de culto” se ubican “en una
situación intermedia entre una asociación mutualista, una cofradía o reunión de miembros
que tienen como objetivo celebrar una fecha en particular.”800 En el caso de José Antonio
Anzoátegui tres fueron “las colectividades” que se ocuparon de la conmemoración del
centenario de su nacimiento, éstas tuvieron un proceso de configuración, creándose como
hemos visto, en el ámbito privado primeramente e integradas por sus familiares y
compañeros de armas, y luego pasando a componerse de individuos que no tuvieron
ninguna relación personal con el prócer.

Ya en 1883 había iniciado sus labores la “Sociedad Glorias de Anzoátegui”


dirigida por Antonio Carreyó Luces, quien, un año antes de la fecha conmemorativa, en
circular dirigida al periódico La Revista de Carúpano, pedía la mayor colaboración pues
la intención era que las actividades se realizaran con especial pompa “a fin de dejar
coronada esta obra del patriotismo para con el adalid de Colombia.”801

Con un nombre muy parecido, el 5 de agosto de 1888,802 se instaló en la ciudad


de Barcelona otra corporación, la “Glorias Patrias,” regida por el señor Julio César Silva.
Proponía tomar parte activa en la solemnidad,803 y pedía la colaboración del gobierno del
estado Bermúdez presidido por el General Bernardo Rauseo, de quien creían no

800
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 205.
801
“Sociedad Glorias de Anzoátegui” en: La Revista, Carúpano 13 de octubre de 1888. p.2.
802
“(…) se instaló (…) el día 5 del mes en curso una sociedad compuesta de jóvenes progresistas
con el objeto especial de celebrar una velada en el centenario de Anzoátegui. (...)” “Dichos y
Hechos” en: La Nueva Era, Barcelona 15 de agosto de 1888. pp. 3-4.
803
“(…) Sociedad Glorias Patrias-Barcelona: agosto 18 de 1888. Señor redactor de La Esperanza.
Guanare. Es de gran satisfacción para mi participar á U. que el día 5 de los corrientes se instaló
(…) se proponen por su parte cooperar en cuanto les sea posible, á la celebración del centenario
de nuestro compatriota el Héroe de Boyacá, (...) Honrado por la asociación con la dignidad de
Presidente, cumplo un deber, al hacer partícipe á todos aquellos que aman su Patria con noble
desinterés, de la grandiosa idea que ha germinado en el corazón de la sociedad (...) Julio C. Silva.”
“Otro Centenario” en: La Esperanza, Guanare 6 de octubre de 1888. pp.2-3.
206
escatimaría gastos y le daría la importancia merecida a pesar de las dificultades internas
por las que atravesaba esta importante sección.804 Su órgano divulgativo fue el periódico
El Oriente.

Una muestra palpable de los conflictos a lo interno de la entidad fue el


nombramiento de tres delegados nacionales en un mismo año, tal como lo demuestra el
historiador Francisco Soto:

En el estado Bermúdez, a principios de 1888, se presentaron alteraciones que


provocaron la intervención del gobierno nacional. Por motivo de controversias políticas
en los procesos electorales locales, se hizo indispensable el nombramiento del delegado
nacional Froilán Anzola, (…) Anzola, desde su llegada, intentó organizar el estado, con
los nombramientos de funcionarios que le permitieran llevar a cabo su misión, (…) A
pesar de estas acciones, la percepción de inestabilidad se mantenía, (…) situación que
llevó al Ejecutivo Nacional a nombrar como nuevo delegado nacional a José Tomás
Pérez, con la misión de restablecer el orden y reorganizar las fuerzas nacionales (…)
Desacuerdos entre los miembros de la Legislatura continuaba (sic)generando tensiones
y disputas por el poder, sin que se llegara a ningún acuerdo, que aún con la presencia
del delegado nacional tampoco habían alcanzado una solución (…) Por ello se designó
al general Fernando Arvelo, como delegado nacional en el estado Bermúdez
reemplazando al general José Tomás Pérez, quien dejó el cargo por enfermedad (…).805

Como observamos fueron nombrados tres delegados nacionales en menos de doce


meses, esto habla de la conflictividad interna dentro de la agrupación territorial. Se
comunicó la sociedad “Glorias Patrias” con el presidente de la República, Juan Pablo
Rojas Paúl, el 15 de agosto, informándole que el 14 de noviembre del año siguiente se
cumplirían cien años del nacimiento de José Antonio Anzoátegui, y pidiéndole el apoyo
respectivo para llevar a cabo algunas actividades exaltadoras de su memoria.806 Los
requerimientos fueron tanto para las autoridades locales y regionales, de otros estados807

804
“Boletín Número 1” en: La Libertad, La Guaira 29 de septiembre de 1888. pp. 2-3.
805
Francisco Soto: El Delegado Nacional y las Políticas del Centralismo en Venezuela (1870-
1903). Mérida (Venezuela), Universidad de Los Andes, Consejo de Estudios de Postgrado, 2012.
(Memoria de grado para optar al Título de Magíster en Historia de Venezuela, Inédito) pp. 113-
117.
806
“Boletín Número 1” en: La Libertad, La Guaira 29 de septiembre de 1888. pp. 2-3.
807
“(…) Artículo 1º El Estado Carabobo se adhiere al de Bermúdez y le ofrece su contingente á
fin de dar el mayor realce á aquella fiesta del patriotismo con que Venezuela honrará la memoria
de uno de sus más esclarecidos hijos, (...) Artículo 2. Se nombra á los ciudadanos General Ángel
F. Barberi, Santos Dominici y Nicolás Rolando para que representen el estado Carabobo en
aquella gloriosa festividad. (...) Dado en el Capitolio de Valencia á 11 de septiembre de 1888. José
E. Ojeda. El Secretario General Miguel E. Manzo.” “Centenario de Anzoátegui” en: La Nueva
207
y para las nacionales, también se le envió misiva al primer mandatario colombiano Rafael
Núñez. Para los miembros de la colectividad, entre los que se contaban Antonio Beltrán
Conde, Rafael Marcano, Emilio M. Reyes, Bartolomé Simón López y José M. Cova, entre
otros, era importante tocar la puerta de los “neo-colombianos” en demanda de una
contribución de gratitud -¿no lleva uno de los estados de la unión el nombre glorioso de
la batalla histórica que iluminó el sol del 7 de agosto de 1819 y á que va unidas la forma
del épico valor, del sublime arrojo, de la heroicidad del general Anzoátegui?- por tal
motivo pensaban necesario trabajar en conjunto para obtener los recursos. 808 Es
importante destacar que una de las primeras acciones propuestas a realizar sería el
establecimiento de una biblioteca.809 La asociación opinaba que para darle mayor realce
a la celebración convenía atraer a todos aquellos hombres distinguidos por su “ilustración
y sus virtudes,” acordando nombrar a miembros honorarios en diversos rincones del
país.810

Según la asociación en sus órganos y propaganda sus únicos intereses eran


apegarse al bienestar creado por Rojas Paúl, despertar el patriotismo y glorificar la
memoria de los héroes recordando sus hazañas. En tono defensivo opinaban, sin
identificar alguna persona o agrupación en especial, que otros desconocían sus buenos
sentimientos y “el que conspire contra nuestras labores conspira contra la patria misma;

Era, Barcelona 1 de octubre de 1888. pp. 1-2.


808
“Boletín Número 1” en: La Libertad, La Guaira 29 de septiembre de 1888. pp. 2-3.
809
“(…) Estados Unidos de Venezuela-Ministerio de Fomento-Dirección de Estadística e
Inmigración-Número 1613-Caracas 10 de octubre de 1888. (…) Ciudadano Julio C. Silva,
Presidente de la Sociedad Glorias Patrias- Barcelona. Por extremo laudable halla el gobierno de
la República el propósito que anima á esa sociedad de contribuir con la formación de una
biblioteca (...) tengo a honra remitirle junto con el presente oficio (…) tres cajas contentivas de
las principales publicaciones de carácter oficial hechas últimamente, (…) Vicente Coronado”
“Biblioteca Anzoátegui” en: El Oriente, Barcelona 31 de octubre de 1888. pp. 3-4.
810
Serían designados en Caracas, Juan P. Rojas Paúl, J. M Nuñez, Arístides Rojas, Aníbal
Dominici, Marco A. Saluzzo, Felipe Tejera, Diego Bautista Urbaneja, Jesús Muñoz Tébar,
Eduardo Calcaño, José Gil Fortoul, Eduardo Blanco, Luiz López Méndez; nombres de
reconocidos personajes. En La Guaira, Godofredo Mallory, Antonio Poleo Conell, Manuel María
Villalobos; en Maracaibo, José María Rivas, Manuel Dagnino, Valerio P. Toledo, E. López Rivas;
en Ciudad Bolívar, Brígido Natera, Juan Francisco Aviz, Félix Montes, Doroteo de Armas; en
Cumaná, J. A. Ramos Martínez, Federico V. Mendoza, Bartolomé M. De la Roca, Manuel A.
Martínez; en Maturín, Ildefonso Núñez, Zacarías Briceño, Alberto Guerra Gómez, Gabriel
Mateus; en Carúpano, Juan Carlos Imery, Manuel Russian, Mateo Guerra Marcano, y en
Barcelona a Ramón Centeno, Manuel Osti, José Clavier, Juan José Lavié, José Vallenilla Cova,
Manuel Rodríguez Armas, Lorenzo Adrián Arreza, Carlos Monagas, Tomás Canache Gómez,
Rafael Marcano y Bernardo González. “Alcance a El Oriente número 3” en: El Oriente, Barcelona
31 de octubre de 1888. p.5.
208
el que nos quiera decir (como ya lo han dicho) que somos políticos, miente y quedará ante
el público como tranformador (sic) del progreso y un flagelador (sic) de los nobles
sentimientos que nos animan.” Informaba la sociedad que contaban con un periódico, de
ellos y para todos, y gracias al gobierno que los había ayudado con una pensión mensual
tendrían la biblioteca propuesta.811 ¿Quién o quiénes intrigaban en su contra? ¿Qué
significaba que los llamaran políticos? Las rencillas internas entre las élites eran más que
públicas en Barcelona. Cabe destacar que producto del fallecimiento de Plácido
Hernández, padre de Severiano Hernández, uno de sus integrantes, la agrupación decretó
duelo por ocho días y suspendió así la celebración del 99º aniversario del natalicio del
prócer. 812 ¿Premonitorio de lo que sucedería un año más tarde?

Una tercera organización también se había creado en Barcelona con el mismo fin,
la denominada “Sociedad Anzoátegui,”813 dirigida por José Antonio Trías,814 quien
igualmente le había escrito el 21 de agosto de 1888 al primer mandatario nacional,
contestándole el 10 de septiembre. Se enteraba del acuerdo de la corporación

811
“La Sociedad Glorias Patrias” en: Ibíd.; Barcelona 10 de noviembre de 1888. pp. 1-2. “En el
mismo tono señalaban: “(…) Y es por ello que la Sociedad Glorias Patrias sin poner miras en el
cálculo del interés, y desoyendo los ecos de la intriga, y dando espaldas á la perversidad y la
calumnia; (...) Es por ello que ávida está esperando en que el reloj del tiempo marque en el horario
de su carrera el nombre heroico de José Antonio Anzoátegui. A ello se prepara la Sociedad Glorias
Patrias. Esperemos! “Los Héroes” en: Ibíd.; Barcelona 27 de noviembre de 1888. pp. 1-2.
812
“La Sociedad Glorias Patrias” en: Ibíd.; Barcelona 27 de noviembre de 1888. p.1.
813
“(…) El domingo 22 del mes pasado mes [julio], á excitación del Sr. Antonio Gómez se celebró
una reunión á la que fueron invitados respetables individuos de esta sociedad y el Circulo Unión,
con el propósito de formar una asociación que allegue los medios de llevar á cabo la apoteosis del
héroe inmortal de Boyacá (…) en tan honorable reunión verificada en la mansión del señor Dr.
José Antonio Trías, á propuesta de su iniciador señor Gómez, se eligió por votación para que
dirigiese los trabajos como presidente al referido Dr. Trías (…) quedando convocados los
concurrentes para el próximo 7 de agosto, 69 aniversario de aquella memorable batalla. Para tratar
definitivamente de organizar la “Sociedad Anzoátegui” así titulada en aquel acto (…) y nosotros
[Manuel Segundo Sánchez] desde ahora nos permitimos someter á la consideración pública, la
siguiente nómina (...) entre las que se forman con tal objeto: Ciencias: Dr. José Antonio Trías, Dr.
José Clavier, Ingeniero Carlos Monagas. Artes: Bller Juan M. Larez, Bernardo González, Tomás
Castillo Rengel, Letras: bachiller Severiano Hernández, Tomás I Potentini, Manuel Silva Medina.
Milicia: Ilustre Prócer Gral Ramón Centeno, Ilustre Prócer Coronel Manuel Osti, Gral Antonio
Gómez (…)” “Bien por Barcelona” en: La Nueva Era, Barcelona 1 de agosto de 1888. pp. 1-2.
814
“Como lo anunciamos en nuestro número anterior, se efectuó el día 7 de los corrientes la
reunión de los miembros de esta sociedad, y eligió la siguiente junta directiva: Presidente, Dr.
José A Trías. 1 er vicepresidente, Dr. José Clavier. 2 do vicepresidente, Gral Antonio Gómez.
Tesorero Ignacio H. Baiz. (…) fueron aprobadas también en dicha sesión las proposiciones
siguientes: que se levante una estatua al egregio general José Antonio Anzoátegui en la Plaza de
los Martires, mirando hacia las ruinas veneradas de la Casa Fuerte (…) Que se haga saber á los
habitantes de Colombia y Venezuela la apoteosis que se prepara por medio de un documento bien
redactado (…)” “Sociedad Anzoátegui” en: Ibíd.; Barcelona 15 de agosto de 1888. p.1.
209
promoviendo el levantamiento de una estatua del prócer oriental “en la Plaza de los
Mártires,” idea que hacía suya, por lo cual el gobierno “decretará y llevará a cabo la
erección” y les pedía desistieran de solicitar cualquier otra contribución.815 ¿Tres
asociaciones para celebrar a Anzoátegui? Todo hace indicar que cada una de ellas estaba
integrada o representaba a diversos círculos políticos dentro del estado Bermúdez y de la
ciudad de Barcelona.

La búsqueda de la oficialización de un personaje como un héroe, pasaba por que


las “comunidades de culto” establecieran relaciones con el Estado y esta se obtenía
mediante la promulgación de una normativa legal. Este elemento es primordial ya que si
la colectividad alcanzaba el éxito “ello equivale a que se ha logrado inventar una tradición
sustentada en su carácter dual, en el sentido que ha sido propuesta por una parte de la
sociedad y aceptada por la otra parte (...)”816 ¿Fue unánime la aceptación de José Antonio
Anzoátegui como primer héroe barcelonés?

Con el voto afirmativo del Consejo Federal,817 Juan Pablo Rojas Paúl emitió un
decreto ejecutivo, el 16 de febrero de 1889, mediante el cual se disponía la elevación “en
una de las plazas de la ciudad de Barcelona,” no se decían en cuál de ellas, de una estatua
en traje militar. La primera piedra para el monumento sería colocada el día catorce de
noviembre y la “Sociedad Anzoátegui” se constituiría en Junta de Fomento818 para la
administración de la obra, mientras los gastos se cancelarían por parte del Tesoro Nacional
a través del Ministro de Obras Públicas, Jesús Muñoz Tébar, quien a su vez sería el
encargado de la ejecución.819 Ese año también fueron decretadas las estatuas de Ricaurte,

815
“Centenario de Anzoátegui” en: Diario de la Guaira, La Guaira 13 de octubre de 1888. p.3.
Por esos mismos días se creó la “Sociedad El Calvario”, que se ocuparía “(…) de que le pidan a
la Legislatura del Estado, en su próxima reunión ordinaria, haga Distrito la Parroquia del Chaparro
y que lleve el nombre de Anzoátegui y la capital el de Mac-Gregor (…).” “Reglamento de la
Sociedad El Calvario”. S/C. Imprenta de El Popular. S/A. en: Hojas Sueltas Anzoátegui [1888-
1889].
816
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ...p. 204.
817
“Estatua” en: El Día, Carúpano 8 de marzo de 1889. p.1.
818
Sobre el funcionamiento de estas instituciones véase: Zoraima Guédez Yépez: “Las obras
públicas y las juntas de fomento en Mérida. Siglo XIX” en: En Búsqueda de la Historia.
Memorias de la 1ras Jornadas de Investigación de la Escuela de Historia. Mérida, Universidad
de Los Andes, Consejo de Publicaciones, 1998. pp. 363-368.
819
La normativa establecía “Art. 3 En la Faz Principal del pedestal, se grabará esta inscripción:
Gral José Antonio Anzoátegui héroe de nuestra Independencia. En la faz de la derecha la
siguiente: Nació en Barcelona el catorce de noviembre de mil setecientos ochenta y nueve Murió
210
Girardot, Urdaneta y Sucre.820 ¿Apoyaba Rojas Paúl a la “Sociedad Anzoátegui” y no a
las otras dos corporaciones? Vinculada a la vida dentro de la ciudad, encontramos la
erección de monumentos conmemorativos que debían tener la figura de los héroes como
simbología que lo convertía en un icono cívico, esto forma parte de la construcción de los
héroes a partir de la posesión de algunos atributos que son materializados.821

Justo un mes más tarde, en comunicación con el presidente de la “Sociedad


Anzoátegui,” Jesús Muñoz Tébar le recriminaba sobre ciertas opiniones que había leído
en el periódico barcelonés La Nueva Era, las cuales -según él- molestaron al primer
mandatario nacional.

Queda comprobado que si la Sociedad Anzoátegui no cumple su acuerdo de 7 de agosto,


sobre la inauguración de la estatua el día 14 de noviembre este año, (sic) centenario de
Anzoátegui (…) débese únicamente á la circunstancia de haber hecho suyo el
pensamiento del presidente de la república. Preferible hubiera sido que el supremo
magistrado se hubiera limitado á aprobar el acuerdo contribuyendo con lo que hubiera
creido (sic) conveniente; y á dejar á la ciudad de Barcelona, representada por la
Sociedad Anzoátegui que solicitara los medios de allegar fondos para cumplir
dignamente su acuerdo.822

en Pamplona el quince de noviembre de mil ochocientos diez y nueve. En la faz de la izquierda


la siguiente: El ejecutivo federal en mil ochocientos ochenta y nueve ordenó la erección de este
monumento. En la faz posterior se colocará el escudo de armas de Venezuela.” “Decreto ejecutivo
de 16 de febrero de 1889 por el cual se dispone la erección, en una de las plazas de la ciudad de
Barcelona, de una estatua que represente en traje militar al insigne guerrero de la Independencia
general José Antonio Anzoátegui” en: Leyes y decretos de Venezuela 1887-1890. T. 14. Caracas,
Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, 1989. (Serie República de Venezuela)
p. 190.
820
Francisco González Guinán: Historia Contemporánea de Venezuela. Tomo Décimo Cuarto.
Caracas, Tip Empresa El Cojo, 1925. p. 267.
821
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 81.
822
“(…) confesar que el gobierno del Doctor Rojas Paúl, ha respondido satisfactoriamente y de
modo no esperado ni acostumbrado, á las censuras que le hacíamos en nuestro número anterior,
relativamente a la estatua de Anzoátegui. Alienta en nosotros cordialísimo deseo de que el Doctor
Rojas Paúl, (…) encuentre siempre en las censuras de la prensa, ocasión de probar verdadero celo
por los intereses públicos, (…) rechazamos al mismo tiempo con firmeza el cargo de injustos que
nos hace el ciudadano Ministro de Obras Públicas, en su nota al Presidente de “Anzoátegui.”
Nosotros censuramos al Doctor Rojas Paúl, interpretando fielmente su sentimiento público que
compartimos, (...)” “Lo que somos” en: La Nueva Era, Barcelona 9 de abril de 1889. pp.1-3. Por
su parte, La Unidad Liberal, de Aragua de Barcelona, lo consideraba una embestida directa a la
gestión de gobierno de Rojas Paúl: “Ya lo hemos dicho. Conocidas son las tendencias del
periodismo barcelonés ´La Nueva Era’ al lanzar a la publicidad sus ataques contra el gobierno (...)
sus redactores arrojan calumnias y asestan sus dardos envenenados, so pretexto de hacer uso de
un derecho que no les acuerda la Constitución (…) desde el primer artículo que suscriben trece
jóvenes, que son los que aparentemente figuran como redactores, como dijimos, hasta el último
211
De acuerdo a Muñoz Tébar, Juan Pablo Rojas Paúl pensaba que los comentarios
eran injustos e incrementaban las rencillas internas. Según la opinión del Ministro lo que
estaba detrás de esos dimes y diretes era el conflicto entre las élites políticas representadas
en las corporaciones. Ampliaba Muñoz Tébar, al señalar que el principio propuesto por el
ejecutivo cuando se trataba de la exaltación de algún prócer, era no aparecer como un
simple contribuyente, porque lo creía indecoroso, sino hacer suya la idea, ejemplo lo
realizado previamente con la del General Urdaneta. La fabricación de una estatua, si ella
tendría algún mérito artístico, tardaba un tiempo considerable debido a las negociaciones
preliminares y luego por el encargo y la ejecución, que se realizaba en el exterior,
gastando muchos meses, por tal motivo y previendo los inconveniente se decretó que el
día del centenario de Anzoátegui se colocaría la primera piedra, confiando el gobierno su
ejecución a la corporación que se constituyó en una Junta de Fomento para la obra, “y a
disposición de ella ha tenido y tiene los fondos necesarios para realizarla.” En
cumplimiento del mandato presidencial, la autoridad enviaba la información que sería
publicada en la Gaceta Oficial para que se conociera el modo de proceder del gobierno
en este tipo de asuntos.823

Producto de la nota anterior, el 18 de marzo, José Antonio Trías,824 presidente de


la “Sociedad Anzoátegui” se comunicó con Muñoz Tébar, y éste a su vez le respondió un
mes más tarde, avisando que Juan Pablo Rojas Paúl los autorizó plenamente para disponer
convenientemente con respecto a los trabajos, y enviaran al Ministerio el presupuesto
respectivo para cumplir con la erección de la estatua.825 Al parecer la molestia no pasó a
mayores, todo se encaminaba para cumplir con lo estipulado.

artículo ´Estatua Anzoátegui` Al tratar sobre este tema, no pueden, no, ocultar el virus
revolucionario de que ellos se encuentran afectados y sin respeto ni miramiento alguno al
Supremo Magistrado, (...)” “Rojas Paúl” en: La Unidad Liberal, Aragua de Barcelona 6 de abril
de 1889. pp.1-2.
823
Memoria del Ministerio de Obras Públicas al Congreso Nacional de los Estados Unidos de
Venezuela en 1890. Caracas, Imprenta de “La Patria”, 1890. pp. 172-173.
824
En abril de 1889 corrían los “rumores de que la mayoría de los miembros de la Sociedad
“Anzoátegui” en su próxima reunión propondrá un voto de censura á su presidente por haber
protestado en nombre de la Sociedad, sin tener su beneplácito, contra nuestro artículo “Estatua de
Anzoátegui” por tanto juzgamos que la protesta no es de la sociedad sino de su presidente; (...)
Así es que el que no acepte nuestras ideas, no debe protestar, sino refutar.” “Dichos y Hechos”
en: La Nueva Era, Barcelona 9 de abril de 1889. pp. 3-4.
825
Memoria del Ministerio de Obras Públicas al Congreso Nacional … p. 174.
212
Cuando faltaban algunos meses para la conmemoración, llamaban a la reflexión
de tan importante fecha desde El Ensayo el 18 de julio, alentando al resto de los periódicos
de Venezuela a ocuparse del asunto, como ya lo venía haciendo La Nueva Era.826 En un
editorial para este órgano, Tomás Ignacio Potentini se refería a la situación conflictiva
vivida en el país, lo cual algunos podrían tomar como excusa para no llevar a cabo la
festividad. Además, desconociendo el asunto consciente o inconscientemente, proponía
crear una junta integrada por los hombres menos preocupados por la política que
promoviesen: “recoger cuanta página gloriosa tengamos por ahí olvidada, cuanto rasgo
inédito del héroe (…) eternizar efijies (sic) y monumentos; (…) crear un pequeño museo;
proyectar una exposición donde se exhiban nuestras pobres industrias.” Creía que el
gobierno del estado debía dedicar una suma mensual para la impresión de obras literarias,
“y para la reconstrucción de esa pocilga que nosotros nos hemos empeñado en llamar
teatro.” Cerraba con una frase que mostraba las ya evidentes diferencias existentes entre
los grupos políticos en la ciudad: “hay quien piense que en Barcelona se destempló para
siempre la fibra del noble entusiasmo. Hay quien mira esa fibra azotando no más con sus
bandazos las murallas del odio local.”827

En este mismo orden de ideas, desde La Buena Causa de Barcelona, el 7 de agosto,


en otro aniversario más de la Batalla de Boyacá, se rememoraba a uno de sus principales
representantes y además se podían leer severas críticas a los gobernantes de turno,
nacionales, regionales y locales, sin nombrarlos directamente y se clamaba por la
intermediación divina de José Antonio Anzoátegui: “Queda todavía mucha ambición, sin
freno, mucha sórdida avaricia, mucha especulación, política descarnada, mucha adulación
servil, (…) entre tanto, sombra augusta de Anzoátegui, aparta tus miradas de nuestras
miserias y has descender algo de tu grande espíritu sobre los corazones puros de los que
sinceramente desean el bien de esta tierra”828

La cercanía de la actividad generó nueva comunicación entre el Ministro de Obras


Públicas y el presidente de la “Sociedad Anzoátegui” el 1 de octubre. En respuesta a una
misiva enviada por José Antonio Trías, el 7 de agosto, de la cual se había enterado Rojas

826
Centenario del General José A. Anzoátegui. Ofrenda de “El Ensayo” …pp. 36-37.
827
Tomás Ignacio Potentini: “Centenario de Anzoátegui” en: La Conciliación, Ciudad de Cura 24
de octubre de 1889. pp. 1-2.
828
“Boyacá-Anzoátegui” en: La Buena Causa, Barcelona 7 de agosto de 1889. p.1.
213
Paúl, quien había ordenado informarle a la junta de los deseos del gobierno de ayudar en
todo lo posible para erigir la estatua, aunque hasta la fecha no habían enviado ningún
presupuesto ni comunicación informativa sobre los trabajos adelantados, tal como era su
deber según lo estatuido en el decreto del 13 de abril de 1874, sobre las obras de fomento.
Pedía la autoridad información de la cantidad necesaria para llevar a cabo la colocación
de la primera piedra, y los gastos totales de las obras a ejecutarse nuevamente para darle
pronta solución.829

Dos mil bolívares fue la cantidad que la junta solicitó, y sobre el cálculo de lo que
realizarían sería enviado posteriormente, tan pronto como el ingeniero Carlos Monagas y
el arquitecto Ramón Irigoyen, lo formulasen, se discutiera y fuera aprobado por la
corporación.830 El 25 de octubre, Muñoz Tébar se comunicó con su par de Hacienda y le
ordenó le fuera entregada la suma estipulada a José Antonio Trías por medio de la Agencia
del Banco Comercial en Barcelona.831

Pocos días antes de la conmemoración, específicamente el 9 de noviembre,832


desde el periódico El Ensayo, de Aragua de Barcelona, se extrañaban del notable silencio
que había en sus colegas, más cuando el año pasado un gran número de órganos
divulgativos hicieron público su apoyo, “pero hace ya algún tiempo que los trabajos de
las corporaciones consagradas á la solemnidad del centenario, están paralizadas, o es que
no tenemos noticia.” Era evidente que desconocían lo que sucedía. Deploraban “el
desaliento que había entibiado la evocación” y proponían que el Concejo Municipal de
esa ciudad decretase día festivo el 14 de noviembre ordenando la decoración de las calles
con la bandera.833

Tomando en cuenta lo propuesto, el 11 de noviembre el poder local, presidido por


D. Arreaza Monagas, promulgó un acuerdo en honor al centenario del prócer oriental.
Acordaban asociarse a la festividad a celebrarse tres días más tarde en Barcelona; y que
se tuviese como “fiesta nacional;” llevaran a cabo una misa en la iglesia parroquial, donde

829
Memoria del Ministerio de Obras Públicas al Congreso Nacional… p. 175.
830
Ibíd.; p. 176.
831
Ibíd.; p. 177.
832
Para ese día estaba planteada una actividad en Aragua de Barcelona que no se llevó a cabo: “De
Necesidad” en: El Ensayo, Aragua de Barcelona, 9 de noviembre de 1889. p.1.
833
“! Que silencio ¡en: El Ensayo, Aragua de Barcelona 9 de noviembre de 1889. pp. 1-2.
214
asistirían las autoridades, los empleados públicos, los preceptores y alumnos de las
escuelas federales; y por último colocar el Pabellón Nacional en la casa de gobierno y
“excitar” a los vecinos a hacerlo frente a las suyas.834

En otra muestra de que las cosas no estaban bien, y que los conflictos internos
entre las élites eran de dominio público, encontramos que, en telegrama del 10 de
noviembre, enviado por Francisco J. Sánchez, Luis Blanco y Ramón O. León, directores
del diario La Soberanía, quienes le pedían a Severiano Hernández, Juan Lavié, José J.
Vallenilla, y Manuel Segundo Sánchez, miembros de la “Sociedad Glorias Patrias,” los
representasen en la conmemoración. La respuesta fue directa: “por considerar indignas
del grande Anzuategui (sic) las fiestas que se preparan para su centenario, estamos
resueltos á no tomar ninguna parte en ellas.” Por lo cual declinaban “la alta honra” con la
cual se les distinguía.835 Finalmente el enfrentamiento interno terminaría afectando las
actividades.

Por si fuera poco, la celebración en honor al centenario del nacimiento de José


Antonio Anzoátegui coincidió con los preparativos y la reunión de la legislatura del Gran
Estado Bermúdez. En ella se discutió la separación del territorio y la autonomía producto
de la propuesta de reforma constitucional del primer mandatario nacional Juan Pablo
Rojas Paúl. Uno de los puntos álgidos en la agrupación territorial fue la ubicación de la
capital y que las autoridades de la entidad no fueron nombradas equitativamente entre las
élites de las tres secciones.836

11.2 Sucesos del centenario

Por fin llegó el día esperado, 14 de noviembre de 1889, y lo que serían unas
conmemoraciones apoteósicas fueron “(…) turbadas por insólito hecho anti-patriótico,
que ha causado profunda indignación en el corazón de la gran mayoría de los
barceloneses” ¿Y qué pasó? Observemos los hechos y algunos de sus antecedentes a

834
Centenario del General José A. Anzoátegui. Ofrenda de “El Ensayo”…pp. 5-6. El periódico
La Voz de Oriente, de Píritu, redactores Andrés Mata y Pedro C. Muñoz, el 14 de noviembre le
dedicó un número especial de 14 páginas a José Antonio Anzoátegui.
835
“Anzoátegui” en: La Autonomía, Cumaná 28 de noviembre de 1889. p.1.
836
Hancer González Sierralta: Las discusiones de reforma territorial en Venezuela. Unión y
desintegración de los Grandes Estados (1881-1899) ... pp. 181-184.
215
través de los testimonios expuestos en una hoja suelta titulada “Sucesos del Centenario
de Anzoátegui,”837 en la cual se relata pormenorizadamente la posición de la “Sociedad
Anzoátegui” sobre lo diversos conflictos acaecidos.838

Como ya vimos, se estableció en Barcelona la corporación el 7 de agosto de 1888,


con el único propósito de celebrar el centenario, acordando establecer una efigie, por lo
cual pidieron la colaboración de los mandatarios de Venezuela, Colombia y del estado
Bermúdez, y como ya se dijo, el 10 se septiembre, Juan Pablo Rojas Paúl, se dirigió al
presidente de la sociedad manifestándole que asumía la erección. En tal virtud el día 24
de ese mes el cuerpo acordó que la figura sería inaugurada en la plaza principal de la
ciudad, porque la de “Los Mártires” a petición de la ciudadanía debía ser destinada para
la de Pedro María Freites, publicando los acuerdos en el boletín número 2 del colectivo.
839
Recordemos que en un principio esta plaza fue la requerida para la estatua de
Anzoátegui.

Efectivamente Rojas Paúl decretó la instauración de la efigie, por tanto, en


Barcelona y en el resto de Venezuela, tenían conocimiento de esto, por consiguiente, no
podían ignorarlo los miembros del Concejo Municipal del Distrito Bolívar, y a nadie se
le ocurriría dudar que el sitio designado fuese el idóneo por cuanto se trataba del más
ilustre de sus héroes y además oriundo de la ciudad. Cercana la fecha de conmemoración,
José Antonio Trías se dirigió al gobernante pidiendo la suma de dos mil bolívares para los
gastos de colocación de la primera piedra, acordándose el envío de los recursos. A su vez
le escribió el 28 de octubre al Secretario General de Gobierno solicitando del presidente

837
“Sucesos del Centenario de Anzoátegui.” Barcelona. Imp. De “El Progreso”. Noviembre. en:
Hojas Sueltas Anzoátegui. 1889. También fue publicada íntegramente en el periódico La Voz de
Oriente de Píritu el 11 de diciembre de 1889, pp. 1-2. Además, fue enviada a diversas partes de
Venezuela. “(...) con la fiesta centenaria que se preparaba en Barcelona (...) y que fue frustrada en
parte por disposición del Consejo Municipal del Distrito Capital del E. Bermúdez. Junto con los
barceloneses protestamos nosotros contra ese acto arbitrario, hijo de bastardas pasiones, que no
dejan bien parado el concepto histórico de la Municipalidad de Barcelona.” “Sucesos” en: La
Esperanza, Guanare 14 de diciembre de 1889. p.4.
838
Cabe destacar que en la colección de periódicos del estado Anzoátegui que se encuentran en la
Biblioteca Febres Cordero de Mérida no hemos ubicado uno de 1889 y posteriori, que nos
permitiera contrastar la información presentada por la “Sociedad Anzoátegui.” Así que
presentamos su visión.
839
“Sucesos del Centenario de Anzoátegui.” Barcelona (Venezuela). Imp. De “El Progreso”.
Noviembre. en: Hojas Sueltas Anzoátegui. 1889.
216
del estado 800 bolívares para aumentar los fondos destinados,840 y aprovechó para
remitirle el programa del evento. Finalmente se reclamó el apoyo de todos los ciudadanos,
especialmente del General Domingo Monagas, hijo de José Gregorio Monagas, e
influyente político de la región, del Coronel Fermín Díaz Comandante de Armas de la
plaza, y la del ciudadano Magín Silva Rojas cabeza del concejo municipal de
Barcelona.841 La respuesta del Secretario General se limitó a la aprobación del evento,
por su parte Monagas nada contestó, mientras Fermín Díaz ofreció su cooperación con la
pólvora necesaria para las salvas. 842

Publicó su programa el 7 de noviembre la “Sociedad Anzoátegui,” pero el día 8


circuló impresa una petición firmada “por corto número de ciudadanos, entre los que
figuraban casi todos los empleados públicos, dirijida (sic) al Concejo Municipal, en que
se le excita á reservar la plaza principal para la colocación de la estatua del general José
Gregorio Monagas.” ¿Por qué colocar una estatua de Monagas en la plaza principal de la
ciudad donde no había nacido? ¿Sería por qué una de las autoridades del estado era su
descendiente? ¿Representaba el General Domingo Monagas a facciones políticas
contrarias a las representadas en la “Sociedad Anzoátegui”?

La autoridad municipal acordó lo solicitado en la petición impresa un día más


tarde, y decretó además que la plaza de “San Felipe” sería la destinada a honrar a
Anzoátegui y la de los “Mártires” a Freites. Esta normativa legal se publicó el 28 de
octubre, junto a ella también otra en la cual se le asignaba a la plaza principal el nombre
de “Plaza Monagas.” 843
Se beneficiaban de la asignación del apellido toda la familia,
José Tadeo, José Gregorio, y hasta el mismo Domingo Monagas.

El Comandante de Armas, única autoridad que había contestado la carta de la

840
“Decretos y resoluciones de interés público expedidos por el ciudadano General Bernardo
Rauseo, presidente del estado Bermúdez (…) Las sociedades ´Glorias Patrias´ y ´Anzoátegui´
están subvencionadas con 80 bolívares mensuales cada una.” “Decretos y resoluciones” en: La
Revista, Carúpano 16 de marzo de 1889. p.2.
841
Había asumido el cargo en el mes de julio de 1889, tal como se puede leer en el mensaje que le
enviara el Delegado Nacional, José María García Gómez desde Cumaná. Véase: “Telegramas”
en: La Buena Causa, Barcelona 21 de julio de 1889. p.2.
842
“Sucesos del Centenario de Anzoátegui”. Barcelona (Venezuela). Imp. De “El Progreso”.
Noviembre. en: Hojas Sueltas Anzoátegui. 1889.
843
Ídem.
217
“Sociedad Anzoátegui” y además propuso dar el material pirotécnico, se retractó el día
12 de noviembre, por medio de una misiva al señor Trías, en la cual se excusaba de
participar en las fiestas por no habérsele “dado entrada en el programa á su intervención
oficial,” a pesar de que en la ejecución del artículo primero y del cuarto requerían su
apoyo. Ese mismo día el jefe civil, sin contestar la nota enviada por la corporación publicó
una alocución en la cual invitaba a los ciudadanos a festejar la fecha y a tomar parte en la
colocación de la primera piedra. Según los miembros de la colectividad la:

…tal plaza de San Felipe no es otra cosa que un espacio irregular de terreno anegadizo,
situado en el barrio de Portugal, á la margen (sic) derecha del Neverí; limitado al sur y
al oeste por contadas casas, algunas de ellas de techo pajizo; y al norte y al este por la
selva que empieza en el mencionado barrio y termina al pié de una cerranía (...) Este
sitio encierra las ruinas de la iglesia de San Felipe y sirve en las mañanas y tardes de
punto de reunión á las vacas de leche de la población.

Trías, en respuesta a lo perpetrado por el Concejo Municipal, le escribió al


presidente Rojas Paúl informándole lo ocurrido y éste resolvió diferir la actividad hasta
que el acto pudiese tener un lugar “decorosamente.”844 Empezaron los festejos el 14 de
noviembre “con la tibieza nacida de la animosidad oficial y las variaciones que el
programa sufriera.” Después de la misa solemne, las personas fueron recibidas en la casa
de habitación de José Antonio Trías, debido a la negativa del presidente del estado de
prestar el Palacio de Gobierno pues había manifestado “que estaba resuelto á no poner
los pies en dicho edificio hasta que no fuese á hacer la entrega del mando.” Algunas
bambalinas contentivas de pensamientos históricos y otros alusivos a la celebración
fueron arrancadas por la policía y por el propio jefe civil. La lluvia por la noche terminó
de apagarlo todo.845 En la mañana del 15 se realizó la premiación del “Instituto
Anzoátegui,” engalanada con las disertaciones del estudiante Matías Padrón Silva y del
doctor Miguel Machado, director del Colegio Federal. Al medio día se efectuó el concurso
musical y por la tarde se llevaron a cabo los diversos actos planificados por la “Sociedad
Patriótica,” asociación integrada únicamente por jóvenes en la cual se pronunciaron

844
Ídem.
845
Ídem. Desconociendo lo que había sucediendo S. Astudillo Alfonso publicó: “(...)Hoy celebra
la histórica ciudad de Barcelona el primer centenario de uno de sus más ilustres hijos, el Gral José
A. Anzoátegui, (…) hoy, como sencillo homenaje en su apoteosis, consagro á su memoria estas
breves y pálidas líneas que el patriotismo me inspira.” “El 14 de Noviembre” en: La Voz de
Oriente, Píritu 26 de noviembre de 1889. p. 3.
218
diversos discursos.

Ese mismo día se cometió el “escandaloso atentado de encarcelar á los cuatro


miembros de la comisión nombrada por la sociedad Anzoátegui” para reunir por medio
de los donativos los gastos de la festividad con la finalidad de tener en la caja de la
tesorería los dos mil bolívares destinados por el gobierno nacional para la colocación de
la piedra fundacional. La agrupación indignada por lo acaecido pidió al presidente de la
República su libertad, que fue ordenada por medio de un telegrama el 17 de noviembre.

Ante lo sucedido, la “Sociedad Anzoátegui” se reunió extraordinariamente la


noche del 16 en la casa de José Baiz y con asistencia de ciento sesenta miembros, allí se
tomaron diversas decisiones. La primera de ellas que se levantase una protesta por el
encarcelamiento sufrido por José Antonio Sánchez Beltrán, Manuel Salazar Hernández y
Pedro Ignacio Romero, no se nombra al cuarto individuo. Ratificaban los poderes
concedidos a los miembros encargados de la recaudación económica, y los invitaban a
seguir trabajando hasta completar la suma estipulada. Seguidamente, la presidencia de la
asociación realizó una reseña de todos los sucesos del festejo, proponiéndose fuese
insertada en el libro de actas y se redactase “una revista” del centenario de Anzoátegui
para publicarla en la prensa. Desconocemos si finalmente se editó.846

Redactada la protesta circuló un desmentido del poder local,847 el cual fue


impugnado por la “Sociedad Anzoátegui” en los siguientes términos:

1ª ¿no había aceptado tácitamente el Concejo Municipal la designación de la Plaza


Principal para la obra, puesto que el Acuerdo respectivo de la Junta de Fomento fue
dictado y publicado (…) desde el 24 de septiembre de 1888?(…) 2ª dados los términos
del telegrama del ciudadano ministro de obras públicas en que participa el envío de los
fondos para la colocación de la primera piedra ¿habría injuria hacia el Supremo
Magistrado, aun en el hecho de la devolución de los fondos, como pretende el Concejo,
toda vez que no tuvo lugar tal colocación? 3ª por otra parte ¿qué solidaridad existe entre
el ciudadano presidente de la República y el Concejo Municipal, para que por un hecho
de éste se pretendiese injuriar á aquel, á quien solo agradecimiento se debe en este caso?
4ª si los comisionados fueron aprisionados por ‘el decoro de la magistratura’ ¿porqué se
procedió á ello á las 3 pm y no á las 11 am. cuando rindieron su declaración? 5ª¿Qué

846
“Sucesos del Centenario de Anzoátegui”. Barcelona (Venezuela). Imp. De “El Progreso”.
Noviembre. en: Hojas Sueltas Anzoátegui. 1889.
847
No hemos ubicado el escrito.
219
plan subversivo involucra el nombramiento de una comisión para entregar al dr. Rojas
Paúl los documentos aprobados por esta sociedad en su última sesión? 6ª en cuanto a
nuestra falta de patriotismo, convenimos en que los miembros del Concejo Municipal
pueden tener razones para dudar del patriotismo de los demás?848

Muestras más que evidentes del enfrentamiento entre las élites locales.
Culminaban los integrantes de la “Sociedad Anzoátegui” la extensa hoja suelta diciendo
que no habían exagerado en los hechos, ni se detuvieron a calificarlos con la indignación
y severidad merecida. Buscaban que la ciudadanía de Barcelona, el Oriente, del resto de
Venezuela y de Colombia, condenasen la conducta de quienes “arrastrados por bastardas
pasiones, han querido profanar el tempo de las glorias suramericanas, intentando injuriar
la memoria del vencedor inmortal de Boyacá.” 849

La conmemoración en Barcelona, su tierra natal, del centenario del nacimiento de


José Antonio Anzoátegui, jefe militar en los hechos de la guerra de Independencia y fiel
servidor del Libertador, se vio opacada por un conjunto de acontecimientos en los cuales
los conflictos y diferencias internas entre las élites locales impidieron su exaltación como
el principal héroe barcelonés. Los eventos narrados desmienten la versión del compilador
Manuel Landaeta Rosales, quien señala que no se llevó a cabo la celebración por falta de
recursos económicos.850 Las pugnas entre partidos locales, representados por la “Sociedad
Anzoátegui” y los adeptos al General Domingo Monagas representados en el Concejo
Municipal de Barcelona frustraron las ceremonias. Setenta años después de su muerte en
territorio de la Nueva Granada, cuando parte de los sectores dominantes de su región
querían enaltecerlo, otro grupo del mismo sector arruinó la iniciativa. Como vemos, el
proceso de heroización de Anzoátegui no fue un hecho unánime, producto de un acuerdo
general, sino que fue escenario para la confrontación de distintos sectores del poder local

848
“Sucesos del Centenario de Anzoátegui.” Barcelona (Venezuela). Imp. De “El Progreso.”
Noviembre. en: Hojas Sueltas Anzoátegui. 1889.
849
Ídem. La hoja suelta está acompañada de 158 firmas encabezadas por las del presidente de la
sociedad José Antonio Trías, el vicepresidente doctor José Clavier, el secretario, Julián T. Maza y
el tesorero Ignacio H. Baiz. Dos años más tarde, en 1891, observamos el editorial de La
Revolución en el cual lo conmemora “(…) y entre tantos otros hijos de la fama descuella
Anzoátegui el noble hijo de Barcelona, brigadier en San Félix, infatigable en Pisva (sic) y héroe
sublime, digno de la epopeya en Boyacá (…) soldados humildes de la idea, jornaleros del
pensamiento, nos descubrimos respetuosamente ante tu memoria, y te consagramos en el
aniversario de tu centenario estas modestas páginas del primer diario fundado en tu ciudad
nativa!” “Anzoátegui” en: La Revolución, Barcelona 14 de noviembre de 1891. p.2.
850
Manuel Landaeta Rosales: Hoja de servicios del General José Antonio Anzoátegui… pp. 25-
26.
220
y regional. Así culminó la diatriba que frustró la conmemoración del centenario de José
Antonio Anzoátegui.

11. 3 Monumento alegórico

Cuatro años después, para 1893,851 los factores de poder en el estado Bermúdez
habían cambiado, al igual que en el resto del país. Los nuevos gobernantes instaurados en
Barcelona a partir de la Revolución Legalista propusieron que “la plaza principal”
cambiara de nombre a “Boyacá.” Para la investigadora Carlota Alicia Casalino Sen el
éxito de la perdurabilidad de una tradición inventada no descansa en la hegemonía de un
grupo político sobre otro, sino en el consentimiento de los otros frente a la propuesta
surgida por un grupo de dicha sociedad.852 ¿Se superaba así la diatriba entre el grupo que
apoyaba la construcción de la memoria de Monagas y los de Anzoátegui? ¿Convertirían
a éste último en el héroe más representativo de la ciudad de Barcelona?

En el acto de promulgación del decreto que cambiaba el nombre de la plaza,


Tomás Ignacio Potentini pronunció uno de los discursos, en el cual valoraba la
importancia de la batalla, considerándola de las más representativas en la campaña de la
Nueva Granada, y además exaltaba la figura de “uno de los hijos predilectos de la ciudad”:

Dejadme que yo también apoye con mi palabra sincera (…) la rectificación de una grave
injusticia. Me refiero, pues, al noble bautizo que celebramos, al nombre glorioso de
Boyacá puesto de atrás por la opinión popular y sancionado hoy por el gobierno del
estado en sustitución del de Monagas. De no ser Anzoátegui, Boyacá es el único título
que le corresponde a esta plaza; porque así se subsana un error que bien pudiera llamarse
político, un error de ahora muy cercano de nuestras miserias y de nuestros odios locales,

851
En la ciudad de Barcelona, en el mes de octubre de ese año, se instaló la “Sociedad Liberal
Anzoátegui (…) se reunió en un local destinado al efecto, gran concurso de ciudadanos del barrio
Anzoátegui (…) conocedores los que abajo firman del fundamento de la sociedad, procediose á
la elección de sus funcionarios y resultaron electos por unanimidad de votos: para presidente,
General Carlos Rodríguez-primer vicepresidente, José Ignacio Carrasquel V, segundo
vicepresidente, Antonio Schiaffino, secretario Ramón N, Amundaray, subsecretario Mariano
Marcano Rodríguez, vocales general Matías Mejías, Manuel Díaz, José Marcano, Juan F. Ortega,
Juan Rivero (…)” Se trataba de otra corporación diferente a la estudiada hasta ahora. “Acta” en:
La Voz Oriental, Barcelona 28 de octubre de 1893. p. 3.
852
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) … p. 15.
221
mejor dicho: porque así se borra una inoportunidad, ya que Anzoátegui no tiene
descendientes que lo exalten a el (sic) entre choque de tristes pasiones (…).853

Para Potentini se trataba de una “rectificación” justa, que superaba el “error”


“político” que se había cometido por los enfrentamientos entre las élites y particularmente
por un descendiente de los Monagas. Esos discursos aclaratorios permitían que la mayoría
de la población de Venezuela, que en general era analfabeta, y los que vivían en las
principales ciudades como Barcelona, recibieran las informaciones históricas a través de
este tipo de alocuciones y ceremonias patrióticas en plazas, cementerios e iglesias.854 El
historiador del arte y filósofo José María Salvador González ha señalado que esa
“heroización verbal” o “mitificación retórica” fue la estrategia primigenia y la primera
herramienta fundamental para fijar conceptualmente la idea del héroe por medio de la
palabra en la Venezuela del último cuarto del siglo XIX.855

Tomás Ignacio Potentini, aunque valora positivamente la utilización del apellido


Monagas, para nombrar cualquier parque, pues consideraba que las actuaciones de José
Gregorio y José Tadeo fueron destacadas, creía más justo nombrarla “Boyacá que
Monagas, y hasta que Anzoátegui, puesto que así prescindimos de las personas -aun
siendo cumbres de gloria procera-” aunque faltaba algo todavía, se refería a la estatua y
proponía para su inauguración una conmemoración próxima.856

Dichas producciones intelectuales realizadas en honor a los héroes en las iglesias


y cementerios, en plazas y monumentos públicos pueden considerarse como una buena
herramienta de concientización nacional de la ciudadanía. La formación de una
conciencia histórica venezolana tuvo en esos mensajes y acciones un coadyuvante
fundamental. 857 Se creaba así una conciencia patria a nivel de los intereses de las élites
políticas regionales y nacionales. La otra alocución en nombre del gobierno la dio el muy

853
“La juventud” en: El Oriente, Barcelona 11 de marzo de 1893. pp. 1-2.
854
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana
... p. 291.
855
José María Salvador González: “La mitificación verbal de Simón Bolívar en Venezuela bajo el
régimen de Antonio Guzmán Blanco (1870-1888)” en: Les Reelaborations de la Mémoire dans le
monde luso-hispanophone. Volumen II Amérique Latine et Philippines. Paris, Presses
Universitaires de Nancy, 2009. (Sous la direction de Nicole Fourtané et Michéle Guiraud) p. 309.
856
“La juventud” en: El Oriente, Barcelona 11 de marzo de 1893. pp. 1-2.
857
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana
... p. 194.
222
joven Laureano Vallenilla Lanz. Primero que nada, exaltó al General José A. Velutini,
autoridad regional, y también aplaudió el homenaje de justicia:

(…) de un barcelones (sic) ilustre cuya vida providente trataron de oscurecer en mala
hora los hijos espúreos (sic)de esta tierra, que ciegos de malsana pasión pretendieron
refrenar con impía mano las más fervientes manifestaciones de admiración patriótica y
encarcelaron y ultrajaron á los ciudadanos (…) Alguien escribió en aquellos momentos
de tristísima recordancia: Anzoátegui tu gloria resplandece como estrella de primera
magnitud en los cielos de la patria; ni la calumnia vil ni la rastrera envidia de los pigmeos
podrán oscurecerla jamás. Y las predicciones del patriotismo se han cumplido.858

La obra fundamental de José Antonio Anzoátegui en la guerra de Independencia


había sido oscurecida en el pasado reciente por algunos habitantes de Barcelona guiados
por la envidia. Esa era la versión o lectura que ahora trataba de imponerse. También
servían estos discursos patrióticos en espacios públicos para conmemorar una efeméride,
la instalación de estatuas de héroes, el homenaje a un prócer fallecido, todas de gran valor
en la formación de la conciencia histórica nacional.859 Mediante la palabra viva de los
oradores en los diversos actos cívicos a los que asistía el pueblo, en un país con altos
niveles de pobreza y analfabetismo, era vital para explicarse cómo el mensaje histórico
podía llegar a las masas.860

José Antonio Velutini, Tomás Ignacio Potentini y Laureano Vallenilla Lanz,


formaban parte de la nueva élite que tomaba las decisiones en el estado Bermúdez y
fueron los que le asignaron a la plaza el nombre de Boyacá: “(…) los hombres que
controlan el poder deciden qué fechas, hechos, y nombres son integrados a la crónica
urbana y mediante ella a la memoria colectiva y a la conciencia política.” 861

Lo propuesto por la “Sociedad Anzoátegui” primero y luego por Tomás Ignacio


Potentini, se concretará definitivamente en 1896 durante la magistratura de Joaquín
Crespo. Su gestión había dispuesto la celebración del Centenario del natalicio de Antonio

858
“La juventud” en: El Oriente, Barcelona 11 de marzo de 1893. pp. 2-3.
859
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana ...
p. 203.
860
Ibíd.; p. 227.
861
Javier Garcíadiego: “Transición y lecturas de la Historia” en: Nexos, 285 (México, septiembre
de 2001), p. 34.
223
José de Sucre y la conmemoración de los 80 años de la muerte de Francisco de Miranda,862
proponiendo nuevamente la colocación de la estatua en bronce que representaría a José
Antonio Anzoátegui en la ahora Plaza Boyacá de Barcelona con traje de General de
División y con las condecoraciones impuestas, encargando la ejecución al Ministro de
Obras Públicas, para ser culminada antes del 7 de agosto de 1897, septuagésimo octavo
aniversario de la Batalla de Boyacá. 863
Crespo continuó con la línea de exaltación
nacionalista desarrollada por Antonio Guzmán Blanco, realizando el monumento a José
Félix Rivas en La Victoria y decretando la ejecución del Arco de la Federación en Caracas
y la incorporación de nuevas obras al Panteón Nacional. 864

La construcción de monumentos era un aspecto fundamental que contribuía a


reforzar en la memoria de la colectividad un ideario identitario con la idea de nación de
las élites: La piedra, cuya versión más acabada será el mármol, el cemento y el bronce,
serán los principales soportes donde se moldeará la imagen de los héroes. 865 Para los
redactores de El Imparcial de Barcelona la hora de la justicia había llegado con la
propuesta, tantas veces solicitada y por tanto tiempo esperada: “Aquí en medio de su
ciudad natal, estará bien la estatua del triunfador heroico.” Según el órgano, el decreto
“restauraba del olvido la memoria venerada” siendo acogida por la ciudadanía con mucho
entusiasmo, tocándole a Crespo la “alta honra de esta reparación merecida; y con ello á
la vez que satisface una deuda de gratitud nacional.” 866

862
Sobre la primera conmemoración consúltese el interesante artículo de Carmen América
Affigne: “1895: de fiestas patrias y mujeres que escribe. Estudio político y cultural del primer
centenario del natalicio de Antonio José de Sucre” en: Anuario de Estudios Bolivarianos, 12
(Caracas, 2005), pp. 11-42.
863
“Decreto mandando erigir una estatua al ilustre Prócer de la Independencia General José
Antonio Anzoátegui en la ciudad de Barcelona del Estado Bermúdez” en: Gaceta Oficial de los
Estados Unidos de Venezuela, Nº 6757, Caracas, 10 de julio de 1896, p.1. El artículo 2 de la
normativa establecía: “En el pedestal se leerán las siguientes inscripciones: JOSÉ ANTONIO
ANZOÁTEGUI nació en la ciudad de Barcelona el 14 de noviembre de 1789 murió en Pamplona,
república de Colombia, el 15 de noviembre de 1819. Al lado derecho: A la juventud y al valor,
consagrados a la Independencia de la Patria, la República reconocida. Al lado izquierdo: Erigido
bajo la Administración del General Joaquín Crespo, Presidente de la República, el 7 de agosto de
1897. En el fondo: El Escudo de Armas de Venezuela.”
864
Félix Suazo: “Usos políticos de la Memoria: Devoción, desdén y asedio de las estatuas” … pp.
252-253.
865
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) … p. 84.
866
“Anzoátegui” en: El Imparcial, Barcelona 15 de julio de 1896. p.1. Una muestra de lo señalado
se lee en el artículo “Estatua de Anzoátegui” en: Ibíd. ; Barcelona 22 de julio de 1896. pp. 2-3.
224
Enterados de la noticia se publicaron dos telegramas, el primero del presidente del
estado, el General Nicolás Rolando,867 quien se encontraba para entonces en Caracas, y
el segundo del consejero encargado del ejecutivo Modesto Vallenilla, de 11 y 12 de julio
de 1896, respectivamente. El mandatario regional resaltaba que con ese acto de justicia
se cumpliría con la más importante aspiración del pueblo barcelonés para con uno de sus
ilustres hijos. Además, el comisionado le adelantaba la alegría que se vivía en el lugar y
la “lujosa manifestación” preparada para el jefe del país por haberles considerado uno de
sus más fervientes anhelos.868 También fue redactada una salutación en agradecimiento a
Joaquín Crespo desde Caracas por un conjunto de personas encabezadas por el mismo
Rolando, M. Guzmán, José A. Velutini, Manuel Planchart Rojas y 100 firmas más.869
Joaquín Crespo se enteró de los plácemes y le envió al consejero un despacho el 21 de
junio correspondiéndole.870

Volvía nuevamente la “Sociedad Anzoátegui” a intentar cumplir su cometido de


ocho años atrás. La corporación se reunió para renovar autoridades y organizar unas
actividades en el marco de la celebración prevista. Bajo la presidencia de Severiano
Hernández, para ese entonces vicepresidente de la asociación, por la ausencia de la
primera autoridad, tanto del estado y también de la asociación, el General Rolando,
procedieron a elegir siendo favorecido por el voto José Levi Baiz para desempeñar el
primer mando, Pedro Itriago Chacín quedó segundo, Gerónimo Marcano Peña tesorero,
Tomás Adrián Arreaza y Jesús María Espíndola secretario y subsecretario
respectivamente, y Agustín Mariani como orador. Luego de tomar posesión de sus cargos,
el señor Baiz improvisó un breve discurso de agradecimiento y admiración por el General
Anzoátegui, y por su parte Julián T. Maza propuso el nombramiento de una junta
redactora de un periódico que se convertiría en órgano de la sociedad, asimismo
Severiano Hernández planteó nombrar seis miembros encargados de las “veladas
científicas” en el Teatro Cajigal, que tenían como fin recabar recursos económicos para
elogiar dignamente la erección de la estatua. Ambas juntas fueron aprobadas y contaron
con sus respectivos representantes, por lo cual Mariani planteó se unieran en su debido

867
Para mayor información sobre este personaje y sus posteriores actuaciones véase: Inés Guardia
Rolando: “Nicolás Rolando: El caudillo oriental de Venezuela (1899-1914)” en: Presente y
Pasado, 27 (Mérida, enero-junio de 2009), pp. 107-128.
868
“Anzoátegui” en: El Imparcial, Barcelona 15 de julio de 1896. p.1
869
“7 de agosto” en: Ibíd.; Barcelona 12 de agosto de 1896. pp. 1-2.
870
“Notación Patriótica” en: Ibíd.; Barcelona 29 de julio de 1896. p. 1.
225
momento para la formulación del programa con el cual la sociedad celebraría el 77
aniversario de la Batalla de Boyacá.871

Desde El Imparcial, el 29 de julio se informaba que el Ministro de Obras Públicas


ya había mandado a hacer el diseño de la estatua, esperaban se ejecutara sin pérdida de
tiempo, para que estuviese lista para las fechas previstas. Por su parte, el presidente del
estado había ordenado poner a tono la Plaza Boyacá, decretando el cambio de las barandas
de madera por unas de hierro, satisfaciendo sus propios deseos como admirador de las
hazañas de Anzoátegui y como patriota de “muy subidos quilates.”872

La obra de la estatua de bronce se contrató el 5 de agosto de 1896, entre el


Ministerio referido y los señores Julio Roversi873 e hijos por la suma de cuarenta mil
bolívares. El Secretario de Hacienda, autorizado por el mandatario nacional, firmó el
pacto con la empresa, que tenía comercios en Caracas, mediante el cual se comprometía
según el artículo 1 a construirla en Italia y entregarla montada en Barcelona, de
conformidad a la calidad y condiciones estipuladas en pliego aparte, en el cual iba el
boceto aprobado. Los constructores se comprometían a entregarla el 31 de julio de 1897
“a más tardar, salvo causas de fuerza mayor bien justificadas.” Por su parte, el cónsul de

871
“Sociedad Anzoátegui” en: Ibíd.; Barcelona 22 de julio de 1896. p. 4.
872
“Estatua de Anzoátegui” en: Ibíd.; Barcelona 29 de julio de 1896. pp. 1-2.
873
“Roversi, Julio. Nombre completo: Julio [Giulio] Roversi. Nacimiento: 1841, Bologna (sic)-
Italia. Fallecimiento: 20 de julio de 1920. Caracas-Venezuela. Nacionalidad: italiano. Área:
escultor. (…) Hijo de Vicente Roversi y Gaetana P. de Roversi. Llegó a Venezuela en 1882 para
trabajar en el Gran Ferrocarril pero después se dedicó a la estatuaria. (…) En 1895 fue
comisionado para realizar las estatuas de Monagas y Anzoátegui que debían ornar el Arco de la
Federación diseñado por Juan Hurtado Manrique. Esta obra se inauguró el 28 de octubre de 1895
y la ornamentación fue realizada por Emilio Gariboldi. En 1896 fue comisionado por el gobierno
para realizar, a un costo de 76.000 bolívares, el cenotafio en mármol de Francisco de Miranda
para el Panteón Nacional. Ese mismo año concluyó el monumento a José Gregorio Monagas,
también en el Panteón Nacional. (…) En 1905 había realizado más de 2000 trabajos repartidos en
todo el país (…) Roversi fue miembro del Círculo de Bellas Artes.” Galería de Arte Nacional.
“Roversi, Julio” en: vereda.Ula.Ve/Wiki_Artevenezolano/Index.php/Roversi,_Julio.
[Wikihistoria del arte venezolano] Consultado vía web 6-9-2017. 3-30 pm. Los redactores de la
nota confunden las estatuas, la de Anzoátegui se instalaría en Barcelona. Para ampliar: Cecilia
Giffard: “Roversi” en:
Http://www.facebook.com/ComunidaddeusuariosdelCementerioGeneraldelSur/Photos/A.42263
0331176411.1073741944.36315833: Consultado vía web: 6-9-2017. 2:26 pm. Para mayor
información sobre el personaje consúltese: Rafael Pineda: Ítalo-Venezolana (Notas de
Inmigración). Caracas, Oficina Central de Información, 1967; y Keisten Roselyn: Panteón
Nacional de Venezuela (Escultores italianos y monumentos a los héroes.) Caracas, Embajada de
Italia en Venezuela, 2011.
226
Venezuela en la nación europea874 informaría cada dos meses sobre la marcha de los
trabajos y al embarcarse el monumento certificaría que en su ejecución se habían llenado
las condiciones del contrato. Las formas de pago serían las siguientes: trece mil bolívares
el primero de enero de 1897, y otras seis mensualidades, de cuatro mil quinientos cada
una, a partir de esa fecha, comprometiéndose asimismo en permitir la libre entrada por la
aduana marítima de Puerto Sucre de las piezas constitutivas del monumento. Por último,
estipulaba que las dudas o controversias suscitadas serían resueltas por los tribunales de
la República y en ningún caso podría ser motivo de reclamación internacional.875 Todo
quedaba listo para que por fin la estatua de Anzoátegui fuera ubicada en la Plaza Boyacá
de Barcelona ¿Cumplirían con lo estipulado?

El 7 de agosto de 1896 la “Sociedad Anzoátegui” y el General Rolando llevaron a


cabo una ceremonia en el lugar, la corporación colocó “un bello monumento alegórico,
gustosamente adornado y en cuya parte culminante se destacaba el busto en bronce del
héroe.” Por su parte, del primer mandatario regional, acompañado de todo el personal,
colocó en el pedestal una corona de laureles en honor y admiración, comentando que en
ese mismo sitio se alzaría la estatua que se estaba construyendo. El día trascurrió sin
sobresalto y por la noche la plaza pública “presentaba inusitada animación” gracias a la
participación musical de la banda del estado, ejecutante de varias piezas de su repertorio,
y a los fuegos artificiales.876

A pocos días para cumplir con el lapso estipulado, desde la Unificación Liberal
de Barcelona, se preguntaban si llegaría la efigie de José Antonio Anzoátegui. Al parecer
corría el rumor de que no estaría a tiempo, ni para la fecha establecida en el contrato, ni
para el 7 de agosto:

Vendrá la estatua de Anzoátegui? pregunta ya la gente, ansiosa de ver (…) contestamos


sí vendrá a recibir (…) la adoración de todos sus paisanos, a presidir todos nuestros
actos y, en la contemplación de todas sus proezas a inspirarnos (…) ¡Como, pues, no ha
de venir la estatua de Anzoátegui, cuando además, ha soñado la hora de las reparaciones
históricas y es justo que ella lo (sic) tenga perpetuado en bronce para mostrarle a las

874
Antonio Modoni fue el representante de nuestro país en la ciudad de Bologna, desde 1882 hasta
1909.
875
Memoria que presenta el ministro de Obras Públicas en las cámaras legislativas en su reunión
constitucional de 1897. T. I. Caracas, Tipografía Moderna, 1897. p. 150.
876
“7 de agosto” en: El Imparcial, Barcelona 12 de agosto de 1896. pp. 1-2.
227
generaciones venideras donde están personificados su abnegación y su amor a la libertad
(…).877

Complicaciones desconocidas no permitieron la inauguración a tiempo.878 Sin


embargo, mientras se concretaba continuaban las autoridades con el embellecimiento de
la plaza. Para el 3 de julio de 1897 ya se habían culminado los trabajos de la colocación
de las pilas,879 y para septiembre la baranda de madera estaba por ser completamente
sustituida por una de hierro importada de Europa. Labores coordinadas bajo la dirección
del ingeniero Andrés Hernández Caballero. 880

Finalmente los constructores informaron al Ministerio de Obras Públicas que la


estatua estaría montada en el trascurso de diciembre.881 J. M. Manrique el 27 de ese mes,
informaba que ya había sido erigida882 y que Joaquín Crespo ordenó que para el 31 se
llevaría a cabo la inauguración oficial, designando al ciudadano Bernardo Serra,
administrador de la Aduana Marítima de Guanta, como representante del gobierno
nacional y quien sería el encargado de la entrega formal al presidente del estado
Bermúdez.883 Tal como estaba previsto, la inauguración se realizó justo el último día de
mandato del General Nicolás Rolando.884 A. J. Mata Medina legó un escrito de tipo
poético sobre el estreno. 885

877
“La estatua de Anzoátegui” en: La Unificación Liberal, Barcelona 3 de julio de 1897. p.4.
878
Erróneamente Evaristo Marín señala que fue inaugurada el 7 de agosto. Véase: Los
monumentos de Barcelona, Puerto La Cruz, Guanta, Pozuelos y Lecherías. Caracas, Gobernación
del Estado Anzoátegui, 1987. p. 24.
879
“Progreso” en: La Unificación Liberal, Barcelona 3 de julio de 1897. pp. 3-4.
880
“Fomento” en: Ibíd.; Barcelona 15 de septiembre de 1897. p. 4.
881
Memoria que presenta el ministro de Obras Públicas en las cámaras legislativas en su reunión
constitucional de 1898. Caracas, Tipografía Moderna, 1898. pp. XXIX-XXX.
882
“Estatua fundida en Bronce, patinada en verde (…) sobre un pedestal de mármol, en el frente
del pedestal están los datos del gran héroe de la Batalla de “Boyacá”: José Antonio Anzoátegui
nació en la ciudad de Barcelona el 14 de noviembre de 1789. Murió en Pamplona, República de
Colombia el 15 de noviembre de 1819.” Evaristo Marín: Los monumentos de Barcelona, Puerto
La Cruz, Guanta, Pozuelos y Lecherías… p. 24.
883
Memoria que presenta el ministro de Obras Públicas en las cámaras legislativas en su reunión
constitucional de 1898... p. 413.
884
“Anzoátegui” en: El Euro, Sabana de Uchire 31 de diciembre de 1897. p.2.
885
A. J. Mata Medina: “A Barcelona” en: El Euro, Sabana de Uchire 31 de diciembre de
1897. pp. 2-3. A partir de entonces todos los 14 de noviembre se celebró en la plaza de
Boyacá de Barcelona, su fecha de natalicio. Así lo conmemoraron en 1898 cuando la
banda del estado y un grupo de ciudadanos colocaron una lujosa ofrenda floral a pie de
la estatua. La nota informativa del periódico El Rayo culminaba así: “(…) El culto de
los héroes es el culto de la Patria.” “Anzoátegui” en: El Rayo, Barcelona 21 de
noviembre de 1898. p.4.
228
La construcción e importancia de un héroe en una sociedad cualquiera radica en
que su recuerdo se mantenga presente durante múltiples generaciones, organizando a su
alrededor una comunidad de culto, es decir la creación de ídolos a quienes después de su
fallecimiento se le levanten altares para homenajearlos es común a todas las sociedades,
y para que el reconocimiento sobrepase la élite a la que perteneció y trascienda al conjunto
de la sociedad debe producirse un consentimiento de los demás sectores de la
colectividad. Todo ello requiere de manejos y elaboraciones específicas.886

En ese mismo 1897 fue inaugurado otro monumento en Colombia dedicado a los
héroes de Boyacá, en el lugar donde se realizó el famoso combate.887 No compartimos
del todo lo planteado por Napoleón Franceschi González quien argumentó qué a
excepción de Simón Bolívar, los otros próceres recibieron un modesto reconocimiento y
homenaje a lo largo del siglo XIX,888 creo se hace necesario estudiar caso por caso.

La valoración recibida por los héroes de la Nación está asociada a una forma
generalizada en el mundo intelectual de la época, dichas figuras modélicas, por valores
como gallardía, honradez, virtudes cívicas, lucha por la libertad y amor a la Patria, fueron
presentadas comparándolas con los equivalentes de la historia grecolatina889 y a grandes
figuras europeas. Un ejemplo de lo señalado puede leerse en las siguientes líneas: “(…)
Anzoátegui rasgando en Boyacá con su espada de fuego las legiones ibéricas, con la
impetuosidad que el trueno rasga el espacio, nada tiene que envidiar á Leonidas en las
inmortales Termópilas, ni a Napoleón en la celebre (sic)Batalla de Marengo!” 890

886
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 34.
887
“Monumento Glorioso” en: La Opinión de Bermúdez, Barcelona 18 de marzo de 1897. pp. 1-
2. Para mayor información pueden consultarse: Nicolás García Samudio: “Los monumentos en el
campo de Boyacá” en: Boletín de Historia y Antigüedades, 310-311 (Bogotá, agosto y septiembre
de 1940), pp. 663-682; Abel Cruz Santos: “Los Monumentos del Campo de Boyacá” en: Boletín
de la Academia Nacional de la Historia, 206 (Caracas, abril-junio de 1969), pp. 343-345. Una
fotografía del busto de Anzoátegui puede observarse en las páginas iniciales del libro de Fabio
Lozano y Lozano: Anzoátegui...
888
Napoleón Franceschi González: “El culto a los héroes: una visión del problema a partir de una
muestra de la producción intelectual venezolana del siglo XIX” en: Tiempo y Espacio, 14
(Caracas, julio-diciembre de 1990), p. 18.
889
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana...
p. 227.
890
Francisco Aguilarte: “A Barcelona” en: La Voz de Miranda, La Victoria 9 de mayo de 1891. p.
1. Otro ejemplo puede verse en: “Anzoátegui” en: El Lápiz, Mérida 5 de octubre de 1888. p.2.
229
A partir de entonces se establecen los puntos de referencia concretos, plaza y
estatua, del culto a José Antonio Anzoátegui, utilizando planteamientos novedosos
podríamos definirlo como sus lugares de la memoria. “Son estos, también, instrumentos
cuya finalidad es influir en la conciencia popular estimulando su devoción patriótica
expresada en el culto heroico (...)” cumplen esta función “los sitios y monumentos
sagrados del patriotismo” dedicados a perpetuar la memoria de los próceres y asegurar su
constante presencia en la vida de las sociedades.891

Durante todo el siglo XIX se construyeron los héroes patrios por medio de los
funerales apoteósicos, necrologías exaltadoras, del discurso historiográfico y de las
diversas modalidades de las sociedades de culto. Tales prácticas, oficiales unas y
espontáneas otras, fueron los antecedentes inmediatos para facilitar la materialización de
los nuevos iconos de la Nación en la centuria del siglo XX.892 “La tradición inventada en
torno a ellos se consolida y los personajes elevados a la categoría de héroes conforman
los mitos fundadores de la República y por lo tanto cumplen una función ordenadora y de
cohesión de la comunidad.”893 Trabajo que le asignaran las autoridades venezolanas y
colombianas a José Antonio Anzoátegui durante toda la centuria.

891
Germán Carrera Damas: El Culto a Bolívar. Esbozo para un estudio de la historia de las ideas
en Venezuela... pp. 251-252.
892
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... pp. 226-227.
893
Ibíd.; p. 243.
230
CAPÍTULO 12
LA CONSOLIDACIÓN DEL HOMBRE REPRESENTATIVO (1908-1969)

12.1 Diversas evocaciones

En toda la centuria del veinte se continuó celebrando a José Antonio Anzoátegui,


principalmente por parte del Estado, permitiendo la definitiva consolidación del culto al
individuo. En el siglo XX se rememoraron los ciento cincuenta años de su muerte y los
doscientos de su nacimiento, teniendo como veremos mejores resultados que la
conmemoración del centenario.

Forman parte estas fiestas del mecanismo que contribuye a mantener viva la
memoria del prócer, pues la colocación en el calendario cívico hasta en tres oportunidades
durante el año de fechas afines al prócer, es de primordial importancia para la
construcción de la memoria colectiva, que el día de nacimiento, de muerte y del acto
heroico sean recordados periódicamente. En ellas se deben leer discursos que recuerden
las virtudes del militar y así el pueblo renueva su pacto con la Nación a través de su
participación en cada una de las ceremoniales.894 Como hemos visto, en el caso de José
Antonio Anzoátegui las fechas son puntuales y cercanas. Son: el 7 de agosto día de la
Batalla de Boyacá, y el 14 y 15 de noviembre, natalicio y fallecimiento respectivamente.

Estas evocaciones en nuestro país están relacionadas muy particularmente a la


visión que la historiografía ha sustentado sobre la Independencia, tal como lo señala la
historiadora Inés Quintero, quien argumenta que se creó la:

(…) apología de la emancipación como un período emblemático de las historias


latinoamericanas en el cual se obtuvieron los basamentos de su libertad. Se crea así la
ilusión de una liberación obtenida cuyo resultado es incuestionable en el terrero de sus
alcances políticos y perdurables, sus expresiones cotidianas son el culto a los héroes y
la conmemoración de las efemérides que ratifican tal interpretación. Los primeros son
los actores estelares del triunfo, modelos inalterables de virtud; las segundas constituyen
los hitos históricos que permiten recordar año a año los episodios que han sido
consagrados por la liturgia cívica de la república.895

894
Ibíd.; p. 81.
895
Inés Quintero: Antonio José de Sucre. Biografía Política. p. 247.
231
La cimentación de los héroes se convierte en un recurso simbólico, al cual recurren
diversas sociedades para resaltar la importancia de los hitos fundacionales, utilizando los
rituales ejecutados periódicamente con el fin de trasfigurar en ancestros a determinados
miembros de dicha sociedad.896 Una parte importante de nuestra historia tiene ese carácter
guerrero, con la emancipación y el panteón de los padres de la patria como centro, lo que
ha causado una deformación. Unido a ello está la costumbre de nombrar calles, plazas,
estados y municipios con los nombres o apellidos de los héroes, aunque al rendir ese
homenaje se debe enfrentar el problema del culto al Libertador con el reconocimiento de
personajes que en diversos momentos de la vida del héroe nacional tuvieron discrepancias
o enfrentamientos con él. Son los casos de Francisco de Miranda, Manuel Piar, Santiago
Mariño y José Antonio Páez, entre otros.897 Existiendo en esa historia heroica otros
próceres menos controversiales y problemáticos por su ejemplar fidelidad al Libertador.

En este último cuadro es caso ejemplar el de José Antonio Anzoátegui, pues fue
siempre de los fieles a Simón Bolívar.898 Una de las formas de exaltarlo fue identificar su
provincia natal con su apellido. Cabe destacar que los oficiantes de la historiografía
barcelonesa no se han puesto de acuerdo en la fecha en la cual se designó mediante acto
legal a la región con el epónimo. Según Jóvito Franco Brizuela “Fue el 16 de Agosto de
1908 cuando, por Resolución del Congreso Nacional de la época, se acuerda denominar
con el nombre de Estado Anzoátegui el viejo Estado de Barcelona.”899 Por su parte el
cronista e historiador Marco Delgado Rodríguez señaló que fue a partir del 5 de agosto
de 1909, con la promulgación de la Constitución Nacional, que se estableció la
designación. Otro ejemplo de este tipo de homenaje se da fuera de nuestras fronteras, en
Colombia, específicamente, en el Departamento de Tolima, un municipio lleva su apellido

896
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... pp. 16-17.
897
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana
... pp. 21-22.
898
Llama la atención que en la religiosidad popular venezolana no se distinga especialmente el
nombre del prócer oriental. Por ejemplo, en la llamada Corte Libertadora del culto a María Lionza
figuran entre otros rodeando a Bolívar militares como Sucre, Miranda, Bermúdez, Mariño,
Arismendi, y hasta el mismísimo Manuel Carlos Piar. No así José Antonio Anzoátegui, quien se
distinguió por su fidelidad, complacencia y lealtad con el Libertador. Véase: Yolanda Salas de
Lecuna: Bolívar y la historia en la conciencia popular ... 264.
899
Jovito Franco Brizuela: José Antonio Anzoátegui (General Bolivariano) …p. 29. No hemos
podido corroborar la información aportada por el autor.
232
desde 1930.900

La etapa final de la configuración de las comunidades de culto señaladas


anteriormente se inicia cuando el Estado toma sus funciones y las transforma en
institución que sirve de referencia para promover novedosos valores y principios en favor
de la República, pues para la comunidad de culto estatal los héroes son acogidos como
vidas ejemplares que el pueblo debe emular.901 Así, el Estado asumirá la responsabilidad
de mantener viva la memoria de los personajes oficializados como héroes, los cuales
como hemos visto responden principalmente a las agendas de élites o sectores políticos
de su momento más que a una lectura rigurosa de la historia.902

Entonces, no es casual que el 14 de noviembre de 1910 Juan Vicente Gómez le


escribiera al General Armando Rolando, congratulando al estado y al gobierno que lo
regía, por la “esplendidez” de las festividades llevadas a cabo para rendir tributo a José
Antonio Anzoátegui en un aniversario más del “denodado guerrero,” que con sus hazañas
y proezas lo hacían merecedor de aparecer en la lista de los libertadores de Venezuela “y
que esa importante región de la República conserva con respeto y con orgullo patriótico,
para distinguirse como entidad federal.”903

Cabe destacar que meses antes se había llevado a cabo la festividad del centenario
del 19 de abril. Esta evocación fue utilizada por el dictador con la intención de legitimarse
en el poder, no solo resaltando su modelo político, sino también enalteciendo su posición
como nuevo jefe de Estado. 904 Según Leonor De Freitas para ese año:

(…) la conciencia histórica del venezolano se ha asentado en torno a estas


construcciones, herederas de un siglo de culto a los héroes patrios que será utilizado por

900
En las páginas iniciales del libro de Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui ... se puede observar
una fotografía de la estatua que se ubica en la plaza principal de la población. También otras
comunidades geográficas en Venezuela, en los estados Cojedes y Lara, llevan su apellido. Jovito
Franco Brizuela: José Antonio Anzoátegui (General Bolivariano) ... pp. 26-30.
901
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 205.
902
Ibíd.; p. 421.
903
“XLVIII Al General Armando Rolando sobre celebración en Barcelona del natalicio de
Anzoátegui” en: EL General J.V. Gómez. Documentos para la Historia de su Gobierno. Caracas,
Litografía del Comercio, MCMXXV. (Luis Correa compilador) p. 153.
904
Para ampliar consúltese: Leonor De Freitas: Centenario del 19 de abril (1810-1910) … pp. 71-
112.
233
el gobierno de Juan Vicente Gómez como uno de los instrumentos ideológicos más
efectivos en la consolidación de la memoria colectiva, es decir, los ideales
rehabilitadores se identificarán con los independentistas; la intención es hacer que su
gestión aparezca como heredera de los valores, principios y derechos de la república
libre que surgió con la declaración de Independencia (…).905

No menos “espléndidas” fueron las realizadas un año después en torno al prócer


oriental.906 El programa oficial para el 122 aniversario del nacimiento de Anzoátegui
formulado por el ejecutivo del regional iniciaba a primera hora con una salva de artillería
en la explanada del cuartel de milicias; a las 9 am, las respectivas ofrendas florales tanto
del primer magistrado y de los representantes de los diez distritos al monumento de
Anzoátegui en la Plaza Boyacá. Se develaría, a las 10 am, un retrato de Diego Bautista
Urbaneja, en el salón de recepciones del palacio de gobierno, y en ese acto Julián T. Maza
realizaría el respectivo elogio biográfico del prócer barcelonés. Las retretas se ejecutarían
en las plazas, por la tarde en la de Freites y otra por la noche en la de Boyacá, ésta última
con iluminación general y fuegos artificiales.907 Reflexionaban los redactores de El Eco
Regional, que la policía debía recordar a los habitantes de Barcelona “el deber en que
están de poner banderas en sus respectivas casas hoy, aniversario de Anzoátegui, pues con
tristeza vimos el pasado 28 de octubre, que muchas casas, algunas ricas, no la tenían,”908
en clara alusión al día de San Simón. Si nos atenemos a la respectiva reseña del acto, tal
cual como lo proyectaron los organizadores se llevó a cabo el evento.909

Las evocaciones se enfocaron no solo en las actividades conmemorativas


regulares sino también en la veneración por los objetos dejados por los próceres, sus
“reliquias,”910 como una forma de mantenerlos presentes aún más. Unos de los bienes de
José Antonio Anzoátegui y que tiene una historia particular será una de sus espadas. Su

905
Ibíd.; p.12.
906
“14 de noviembre” en: El Eco Regional, Barcelona 14 de noviembre de 1911. p. 1.
907
“Programa Oficial” en: Ibíd.; p. 2.
908
“Banderas” en: Ibíd.; p. 3.
909
“Honores a Anzoátegui” en: Ibíd.; Barcelona 24 de noviembre de 1911. pp. 1-2.
910
“Llamamos reliquias a los vestigios venerados de personas que son consideradas objeto de
exaltación. Puede tratarse de sus cuerpos, de sus huesos o de sus cenizas, pero también de cosas
que alguna vez les pertenecieron, o que estuvieron en contacto con ellos. El impulso de los seres
humanos para conservarlas y usarlas viene de muy antiguo, de las que se ha creído que son
portadoras del poder, la santidad o el valor de los hombres y mujeres que alguna vez los
encarnaron.” María del Carmen Vázquez Mantecón: “Las reliquias y sus héroes” en: Estudios de
Historia Moderna y Contemporánea de México, 30 (México, julio-diciembre de 2005), pp. 47-
48.
234
original está ubicado hoy día en el Museo Nacional de Colombia, el catálogo muestra:
“con empuñadura de plata, hoja de acero de fabricación española. Siglo XIX.
Dimensiones: 1.03 x 0.12,” entre los escritos de autenticidad consta que en la casa de la
familia Vargas de la Rosa en Pamplona, donde murió el prócer, “quedó la espada a la
cabecera de la cama.”911

El arma intentó ser vendida al gobierno de Juan Vicente Gómez. El 4 de


septiembre de 1920, su dueño el señor Emilio O. Barrera, se comunicó con Diego Bautista
Urbaneja, encargado de negocios de Venezuela en Colombia, comentándole que tenía
conocimiento de la gran veneración que las autoridades y del pueblo le guardaban a la
memoria del General Anzoátegui, por lo cual se la ofrecía en venta. Destacaba que la
procedencia estaba adecuadamente comprobada, pudiendo ser sometida, de ser necesario,
al estudio de la Academia Nacional de la Historia. “Esta reliquia histórica la ofrezco a
usted debidamente empacada, en doble caja por la suma de mil dólares, suma que me
daría el gobierno de mi país, pero que yo, buscando el camino más corto para obtener el
pago, lo prefiero a usted por hallarse hoy la tesorería nacional en dificultades, por la
reunión de las cámaras legislativas en esta ciudad.” 912

Acompañaban tres documentos demostrativos de la autenticidad, un diploma de


honor otorgado por la sección de Monumentos Históricos en la Exposición del
Departamento de Santander;913 una medalla de oro y plata concedida por el de Boyacá en
la muestra del centenario de la batalla;914 y la relación histórica suscrita por el General

911
No estamos completamente seguros si es la misma que aparece en el inventario del equipaje
del prócer “Una espada que dio a su edecán para que anduviese con ella.” Pareciera que no. Fabio
Lozano y Lozano: Anzoátegui ... pp. 449-450.
912
Archivo Histórico del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Dirección
del Protocolo. Expediente Nº 38, 1920, Colombia. “Comunicación relativa a la espada del general
Anzoátegui.” p. 8. (En adelante: AHMPPRE).
913
“Copia. República de Colombia. Departamento de Santander. Exposición Industrial y Artística
de 1907.- (...) confiere el presente diploma al general José María Phillips por una espada del
General Anzoátegui, que ha sido premiada con diploma de quinta clase. -Bucaramanga a 13 de
abril de 1907. El gobernador del Departamento (f) Alejandro Peña S. El Secretario General (f)
Francisco Sorzano (…)” Ibíd.; p. 11.
914
“Copia. República de Colombia. Departamento de Boyacá. Gobernación. Ramo de Gobierno.
Nº 15. Tunja, 9 de enero de 1920. Señor Don José María Phillips, E.L.C. Altamente honroso es
para mi, poner en manos de usted una medalla de oro y plata que la Junta de Exposición del
Centenario asigné a usted como justo y merecido premio, con motivo del espontáneo envío que
se dignó hacer de la espada del señor General José Antonio Anzoátegui, la cual fue presentada al
público durante nuestras fiestas centenarias. Esta joya, de inestimable valor histórico, al par que
235
José María Phillips, su anterior dueño,915 a quien Barrera se la había permutado por
algunos objetos de arte y reliquias de oro de los indígenas valorados en igual suma.

Esteban Gil Borges, Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, fue


informado por Diego Bautista Urbaneja el 12 de septiembre de 1920 sobre la propuesta,
asimismo le avisaba que había examinado la reliquia y los documentos adjuntados a la
comunicación. Proponiéndole, en caso de adquirirla, finiquitar el negocio lo antes posible,
ya que por el incidente de la compra del archivo del General Santander por parte del
doctor Juan Bautista Pérez y Soto, el cual le fue decomisado al trasladarlo a suelo
venezolano, cursaba en el senado colombiano un proyecto de ley prohibiendo la venta de
legajos y de objetos históricos. De retardarse la negociación se podía correr el riesgo de
efectuase cuando ya la normativa legal estuviera sancionada, haciendo ilícita la
operación.916 La comunicación fue enviada mediante telegrama cifrado identificado con
el número 99.917

La decisión estaba tomada, pues el 16 de octubre de 1920, en minuta de la


Dirección de Política Exterior Nº 1082, se le avisaba al encargado de negocios, que para
evitar dificultades análogas a las surgidas con respecto al caso señalado el gobierno se
abstenía por ahora de considerar la oferta.918 Todo hace indicar que la comunicación no
llegó a tiempo, una nueva misiva entre ambas autoridades el 9 de noviembre, en la cual

encarna el recuerdo perenne de las gloriosas jornadas a donde concurrió tan ilustre y denodado
prócer, eterniza también su memoria, (…) (f) Jesús García R.” Ibíd.; p.10.
915
“Copia. Espada del general José Antonio Anzoátegui. (…) Tuvo el General Anzoátegui la mala
suerte de enfermar y morir en Pamplona, en casa de uno de los miembros de la familia Vargas de
la Rosa, en donde quedó su espada a la cabecera de su cama, y esta familia la conservó siempre
como una reliquia del grande hombre a quien tuvo el honor de alojar y servir hasta su muerte. El
señor Ricardo Vargas de la Rosa le dejó esta reliquia en El Socorro a su pariente don Ignacio
Vargas; y de la señora Bárbara Vargas, hija de don Ignacio, la obtuvo hace muchos años el suscrito
(…) La cubierta de esta espada y sus tiros eran de cuero inglés, y en la exposición de Santander,
a causa del mal estado en que se hallaba, gentes poco inteligentes despojaron la espada de la
cubierta y tiros que juzgaron no presentables y los tiraron al hoyo o cloaca de la casa y presentaron
la espada limpia y desnuda en la vitrina respectiva, sin hacer caso de que la cubierta estaba llena
de inscripciones de fechas de 1840. 1854, 1860, y 1900, en que se avisaba que no debía
decomisarse como elemento de guerra en todas esas revoluciones, por ser un objeto histórico y
monumento de amor patrio. Con gran dificultad pudo el suscrito, dueño de ella, cortar un pedazo
de la cubierta, él único que estaba limpio, para acompañarlo como muestra de lo que fue en tal
cubierta y vá en la misma caja. Bogotá, marzo 11 de 1920. (f) J. M. Phillips. (…)” Ibíd.; p. 9.
916
Ibíd.; pp. 6-7.
917
Ibíd.; pp.1-5
918
Ibíd.; p.12.
236
el dueño deseaba saber si estaban interesados en adquirirla.919 Fue el 13 del mismo
octubre, cuando por medio del telégrafo nacional se le envió la respuesta a Diego Bautista
Urbaneja, quien a su vez se la haría llegar al señor Barrera cuatro días más tarde. 920 No
teniendo más remedio que negociarla con el gobierno colombiano.921 Una réplica fue
obsequiada en 1989 por las autoridades neogranadinas al pueblo venezolano al celebrarse
el bicentenario del nacimiento del prócer oriental.

A pesar de cambios de gobiernos nacionales y regionales las evocaciones


continuaron anualmente. En 1950922 y 1951923 las autoridades del estado Anzoátegui
festejaron el 14 de noviembre, tal como podemos corroborar por medio de los telegramas
enviados al Ministro de Relaciones Exteriores de nuestro país.

Las fiestas patrias son instrumentos destinados a actuar sobre la conciencia


popular, tanto por su amplitud como por la pompa que suelen conllevar. Fueron
concebidas para impresionar y estimular el sentimiento de veneración por los próceres y
se les emplea para propósitos que “no siempre han estado acordes con la nobleza de ese

919
Ibíd.; pp. 13-15.
920
Ibíd.; pp. 16-17.
921
En el Archivo General de la Nación de Colombia hay un legajo que contiene documentación
“correspondiente a la serie nóminas, producida por la sección 3ª del Ministerio de Instrucción
Pública en diciembre de 1920 y 1921, en marzo, abril, mayo y diciembre de 1922. (…) la espada
que perteneció al General Anzoátegui (…)” Inferimos que ese Ministerio canceló el dinero para
la compra de la reliquia. AGNC: Fondo Ministerio de Educación. Sección República. General
Anzoátegui. Nóminas. Legajo 103. 1920-1922. Signatura: Ministerio de Educación: SR. 58, 242.
Folios 762. Disponible en:
http://consulta.archivogeneral.gov.co/ConsultaWeb/descripcion.jsp?ID=3214631. En
contradicción a lo señalado, en una página web colombiana se puede leer: “(…) en la alcoba
mortuoria de la casa permaneció la espada del general durante el resto del siglo XIX. Ella
sobrevivió a los despojos de decenas de guerras civiles porque fue respetada por los ejércitos en
su paso por Pamplona. Con ocasión del Centenario de la Batalla de Boyacá fue adquirida por la
Gobernación de Boyacá y hoy forma parte de la colección del Museo Nacional. La Presidencia
ha donado una réplica de esa espada que perteneciera al ilustre oficial venezolano, elaborada en
los talleres del Servicio Nacional de Aprendizaje “SENA.” Véase: “Museo Casa José Antonio
Anzoátegui” en: HTTP//simco.museoscolombianos.gov.co/home/museo?personajuridicald=556.
Consultado el 18-5-2017. 11:20 am.
922
AHMPPRE. Dirección de Protocolo. País: Interior. Expediente Nº DP.1 749. Materia:
Telegrama del Gobernador del Estado Anzoátegui con relación a la conmemoración del natalicio
del General José Antonio Anzoátegui. Año 1950.
923
AHMPPRE: Estados Unidos de Venezuela. Ministerio de Relaciones Exteriores. Dirección de
Protocolo. País: Interior. Expediente Nº 615. Materia: Conmemoración del aniversario del
natalicio del gral José Antonio Anzoátegui. Año 1951.
237
pensamiento ni con la elevación patriótica que se dice servir.”924 Planteamientos
interesantes sobre éstas hizo Antonio Álamo en una sesión solemne de la Academia
Nacional de la Historia con motivo del bicentenario del nacimiento de Francisco de
Miranda el 27 de marzo de 1950, “(...) tienden las conmemoraciones como la presente,
por cuanto además de merecido recuerdo son incitaciones de respeto, gratitud y
admiración (...) Así mismo los Próceres no necesitan de las fiestas patrióticas. Somos
nosotros los que de ellas necesitamos, para mantenernos en el culto de sus virtudes, y
hacer de éstas estímulos que contribuyan a estrechar cada vez más la unidad nacional,
fundamento y fin de toda prosperidad.” 925

Manifestaba inconformidad Mario Briceño-Iragorry un año más tarde cuando


planteaba que se había valorado más a las efemérides que al permanente valor que tiene
la historia “Hemos dado preferencia a la parte teatral de las circunstancias sobre los
propios fines (..) A Miranda, a Bolívar, a Sucre, a Páez, a Vargas consagramos toda nuestra
devoción cuando acaecen los ciclos cronológicos de sus vidas. Después de haber exaltado
hasta la hipérbole histérica el mérito de sus existencias magnificas seguimos la vida
cotidiana (...)” 926

Se dirigían las críticas a la celebración de la “Semana de la Patria” decretada el 15


de junio de 1953 por el dictador Marcos Pérez Jiménez para honrar a los héroes y
estimular el patriotismo.927 “El General” utilizando el patriotismo hizo del culto heroico
eje de su movimiento de “El Nuevo Ideal Nacional.” Proclamó al Ejército heredero de los
realizadores de la Independencia, quedando consagrado como el primer guardián del culto
a Simón Bolívar. 928
En este marco es comprensible la actuación de uno de sus
colaboradores, Manuel José Arreaga, gobernador del estado Anzoátegui, quien el 2 de

924
Germán Carrera Damas: El Culto a Bolívar. Esbozo para un estudio de la historia de las ideas
en Venezuela ... pp. 248-249.
925
Ibíd.; p. 249.
926
Mario Briceño Iragorry: Mensaje sin destino. Ensayo sobre nuestra crisis de pueblo. Caracas,
Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2004. (Biblioteca Básica de Autores Venezolanos) p. 11.
927
Para el caso de Anzoátegui no hemos localizado celebraciones, conmemoraciones o actividades
especiales de homenaje en el período 1936-1949. Probablemente fueran realizadas, pero
lamentablemente en nuestra revisión no dimos con materiales sobre el particular. En el Paseo de
los Próceres, edificado en 1956, figuran entre otros los jefes orientales Sucre, Mariño, Arismendi,
Bermúdez y Piar, pero no el héroe de Boyacá y fiel servidor del Libertador.
928
Germán Carrera Damas: “Mitología política e ideologías alternativas: El bolivarianismo-
militarismo” ... p. 398.
238
diciembre de 1954 inauguró en Barcelona el Salón de Actos Anzoátegui en la que fuera
la casa natal del prócer, estableciendo así otro de los lugares de su memoria.929

Estos recuerdos constantes y el culto a los héroes, más allá de los cambios
administrativos y de sistemas de gobierno, el paso de las dictaduras de Juan Vicente
Gómez y de Marcos Pérez Jiménez a la democracia liberal, proyectos políticos que el
historiador Germán Carrera Damas criticó en sus obras reforzaron uno de los dos polos
imperantes en la visión de la historia oficial venezolana, “el bronce:”

(…) representado por la visión patriotera, parcial, elegíaca y antihistórica cuyo símbolo
es el bronce de las estatuas. (…) con que oradores profesionales y espontáneos abruman
aniversarios y hacen irrisorios momentos que deberían ser de serena vocación. (…) En
el principio fue el bronce. En nuestras tierras el historiador parece haber surgido más de
la necesidad de conservar glorias que de establecer y explicar hechos. (…) No pasa con
el día la necesidad del bronce. (…). Siempre cumple una misión de actualidad, pues
ofrece una magnífica oportunidad para ventilar en terreno del pasado, y con personajes
que admiten ´correcciones` conflictos del presente. No se acaban aquí las bondades del
bronce. También tiene la de prestar su voz, es decir, su prestigio, a causas poco
relevantes de un presente comprometido. El bronce sirve aquí de eficaz y oficial puntal
de causas desacreditadas. (…) Por el bronce puede entenderse no sólo la metalización
de un pasado glorioso, de que son ejemplos los cultos heroicos nacionales
hispanoamericanos, sino también la de una realidad actual en la que, depreciado, está al
alcance de famas cortas o endebles que urden perpetuarse, con malas artes, usurpando
longevidad al metal. (…) de una estatua que más que una gloria consagra un abuso de
poder. (…) cuanto menos respeto –entiéndase, no temor- inspira un gobierno, más
desmesurado e intransigente es el culto al bronce, (…).930

Se mantendrá esta visión de la historia, y en el caso de José Antonio Anzoátegui


serán los gobiernos de la denominada democracia representativa los que más auparán su
culto, esto puede ser observado a través de las gestiones culturales de gobiernos como el
del socialcristiano Rafael Caldera y el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez a quienes
tocará celebrar el sesquicentenario de la muerte y bicentenario del natalicio del prócer.
Esa característica de la historia oficial, no solo se planteará en Venezuela sino también en
Colombia, y serán de uso común.931

929
Dato aportado por el historiador y cronista de Barcelona, Marco Delgado Rodríguez.
930
Véase: Germán Carrera Damas: Metodología y estudio de la Historia … pp. 151-169.
931
Importante papel en la fijación de imágenes y prototipos tendría el auge de los medios de
comunicación en Venezuela. La televisión nacional fraguó también un discurso nacionalista de
exaltación heroica afincada en la Independencia. Los medios, en especial los dos principales
canales de tv presentes entre 1960 y 1999, encarnaron la labor que correspondía a un Ministerio
239
El culto a José Antonio Anzoátegui traspasa nuestras fronteras materializado en
bronce. En Colombia se instalará otra estatua, con menos complicaciones si la
comparamos con lo sucedido en Barcelona a finales del siglo XIX. En carta de respuesta
de Ramón J. Velásquez a Fabio Lozano y Lozano, del 20 de noviembre de 1962, le
exponía con agrado la propuesta de levantar en Bogotá un monumento a la memoria del
héroe. El historiador venezolano, quien fungía como Secretario de la Presidencia, le
anunciaba al historiador colombiano que el asunto sería llevado a la consideración del
Consejo de Ministros, para que el primer mandatario Rómulo Betancourt, en unión del
gabinete, estudiasen la materia, aunque le adelantaba que ya la autoridad la había acogido
con entusiasmo.932 El 23, el Poder Ejecutivo acordó donarla, información que fue
rápidamente oficializada al gobierno colombiano a través del señor embajador
colombiano en Venezuela, Francisco José Chaux.933

Intercambio cultural y económico se realizó en el marco de la visita oficial del


presidente Guillermo León Valencia a la capital del estado Táchira, el 7 de agosto de
1963, en otra reminiscencia de la Batalla de Boyacá. Los mandatarios de ambos países,
suscribieron el Acta de San Cristóbal, en la cual rendían reconocimiento a los próceres de
la Independencia.934 Esto permitió definir la fecha del 28 de octubre de 1964 como
definitiva para la inauguración de la efigie. La representación venezolana estuvo
encabezada por Ministro de Relaciones Exteriores, Ignacio Iribarren Borges, quien en su
discurso exaltó las actuaciones del patriota oriental, realizando un recuento histórico
sobre la vida de “Aquel Anzoátegui de la apoteosis de 1819 torna hoy en estatua para

de Cultura en la generación durante varias décadas del vínculo cultural más intenso con la
población. Véase: Tulio Hernández: “Presentación general del diagnóstico venezolano” en:
Cultura, democracia y constitución. Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana-Consejo
Nacional de la Cultura, 1999. pp. 12-13.
932
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 10.
933
Ídem. En el Archivo Histórico del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores
de Venezuela se encuentran dos expedientes relativos al tema: el primero es un “Oficio del
Ministerio de Relaciones Interiores el cual solicita gestionar sitio para la estatua del General José
Antonio Anzoátegui donada por el país a la República de Colombia. Unidad de Origen: Dirección
de Información Exterior. Número de Expediente: 492. Año/Lapso: 1963. País: Venezuela.” Y el
segundo: “Oficio del Ministerio de Relaciones Interiores de Venezuela el cual solicita sitio para
la Estatua del General José Antonio Anzoátegui donada por el país a la República de Colombia.
Unidad de Origen: Dirección de Información Exterior. Número de Expediente: 272. Año/Lapso:
1964. País: Colombia.” A pesar del amplio apoyo de la Doctora Yepsaly Hernández, funcionaria
de este repositorio documental, no se ubicaron los documentos para su consulta.
934
Ministerio de Relaciones Exteriores. Libro Amarillo. 1964. Caracas, Imprenta Nacional, 1964.
pp. XXXI-XXXII y CXLIII.
240
quedarse definitivamente en Bogotá, ciudad para él bienamada (…)”935

12.2 Solemnidades en el sesquicentenario del fallecimiento

Rituales especiales son los “aniversarios” y “conmemoraciones.” En el primero


de los casos se trata de fechas en las que el pasado se hace presente en rituales públicos
en los que se activan sentimientos, se construyen y reconstruyen las memorias del pasado,
operando como mediadores a través de los cuales diversos colectivos sociales trazan
vínculos con el tiempo precedente y se convierten en generadoras de imaginarios
sociales.936

Las “conmemoraciones” son un tipo particular de acontecimiento. Son singulares


por dos razones, una, porque no es un acto inesperado sino, por el contrario, previsto y
esperado. Por otro lado, remite en principio a otro precedente y se diferencia radicalmente
de aquél, porque es uno construido y por tanto convencional. Dichas características
obligan a ubicar a las conmemoraciones en una perspectiva temporal más larga, no solo
en relación con las dimensiones profundas de la historia sino con su propia temporalidad,
entendida tanto como el proceso particular que lleva a su realización, así como también
el horizonte de expectativas de aquellos que la formulan o de los que esperan, y ello es
válido para aquellas organizadas desde los gobiernos estadales. 937

Tanto en Venezuela como en Colombia se realizó la celebración del


sesquicentenario del fallecimiento de José Antonio Anzoátegui. En Pamplona se ejecutó
una amplia programación.938 El 12 de noviembre de 1969, el Ministerio de la Defensa

935
Ministerio de Relaciones Exteriores. Libro Amarillo. 1965. Caracas, Imprenta Nacional, 1965.
pp. 14-19. La estatua se ubica en la calle 100 con la Autopista, Bogotá. Según el profesor Germán
Pacheco quien vive en la ciudad, y que gentilmente se trasladó hasta donde está nos informó que
en el pedestal se lee precariamente “1963” como año de la donación. En el 2017 se encontraba
en mal estado y rallada.
936
María Elena García Moral: “Entre Mayo y Julio; las conmemoraciones sesquicentenarias, las
izquierdas y la historia” en: Conmemoraciones, patrimonio y usos del pasado. La elaboración
social de la experiencia histórica. Buenos Aires, MIÑO y DÄVILA editores, 2014. (Nora Pagano
y Martha Rodríguez compiladores) p. 77.
937
Fernando Devoto: “Conmemoraciones poliédricas: Acerca del primer centenario en la
argentina” en: Ibíd.; p. 18.
938
Véase: “Sesquicentenario de la muerte del señor general José Antonio Anzoátegui héroe de la
Independencia. Pamplona, noviembre 15 1819-1969” en: Boletín de Historia y Antigüedades,
660-662 (Bogotá, octubre-diciembre de 1969), p. 589.
241
venezolano recibió invitación de las autoridades militares colombianas, pidiéndoles que
un oficial superior y una compañía de alumnos del Liceo Militar Jáuregui asistieran en
representación del Ejército Nacional.939

En esta ciudad las actividades iniciaron a primera hora con un “solemne funeral”
en la Catedral Metropolitana, oficiado por Alfredo Rubio Díaz, Arzobispo de la localidad,
y la oración estuvo a cargo de Carlos Sánchez Espejo, comisionado especial del despacho
de la presidencia de la República de Venezuela, asimismo se entonaron cantos litúrgicos
a cargo del seminario regional. A las 10 am se realizó el desfile estudiantil desde la
plazuela “Almeida” hasta el parque “Agueda Gallardo.” Una hora más tarde
correspondería el develado de una placa recordatoria en la que se podía leer la partida de
defunción del General Anzoátegui en el sitio donde fue sepultado, acompañado de
ofrendas florales, más los respectivos discursos de Mario Briceño Perozo, por la
Academia Nacional de la Historia venezolana, y de Alberto Miramón, por su par
colombiana. A las 12 del medio día visitarían la casa donde falleció, carrera 6ª Nº 7-46, y
pronunció palabras evocadoras el General Álvaro Valencia Tovar, Comandante de la
Quinta Brigada. Para culminar a las 3 y 30 pm inaugurarían la exposición de pinturas del
concurso juvenil organizado por la entidad, actividad auspiciada por la embajada de
Venezuela en Bogotá, que fue la encargada de donar los premios. Finalmente se
escucharía el discurso del embajador venezolano en Colombia Numa Quevedo.940

Se cumplieron diversos actos en Caracas llevando la batuta la Academia Nacional


de la Historia. Como ya señalamos, en todo el siglo XX y cuando se trata de héroes patrios
oficializados, el principal responsable de la comunidad de culto es el Estado a través de
sus responsables, en esta oportunidad la corporación, delegada en la organización del

939
AHMPPRE: República de Venezuela. Ministerio de Relaciones Exteriores. País: Colombia-
Interior. Expediente Nº DP-1-568. Materia: Conmemoración del Sesquicentenario de la muerte
del general de división José Antonio Anzoátegui, Ilustre Prócer de nuestra Independencia.
(Pamplona) Año. 1969.
940
“Sesquicentenario de la muerte del señor general José Antonio Anzoátegui héroe de la
Independencia. Pamplona, noviembre 15 1819-1969” en: Boletín de Historia y Antigüedades,
660-662. (Bogotá, octubre-diciembre de 1969), pp. 589-623. Las palabras del embajador se
pudieron leer como artículo en un diario de circulación nacional. Véase: Numa Quevedo: “De
Historia. El General José Antonio Anzoátegui” en: El Universal, Caracas 14 de noviembre de
1969. p. 1-4.
242
evento para así otorgarle el carácter oficial a las celebraciones.941

De tal forma no fue casualidad, y conforme a lo acordado el 13 de noviembre a


las 6 pm, se efectuó en el Paraninfo del Palacio de las Academias la junta pública y
solemne con la cual la corporación recordó a Anzoátegui. Al acto asistió el profesor Pedro
Contreras Pulido, director general del Ministerio de Educación, en representación del
ministro; también el embajador de Bolivia, integrantes de las Fuerzas Armadas
Nacionales, de las escuelas militares, el Dr. Oscar Beaujon, presidente de la Academia
Nacional de Medicina, numeroso público y con un amplio acompañamiento de los
anfitriones.

El director dio lectura a sus palabras de apertura en las cuales destacó la


personalidad de Anzoátegui. De inmediato el secretario leyó la carta dirigida por el héroe
a su esposa Teresa Arguíndegui, el 28 de agosto de 1819, donde narra los pormenores de
la campaña de la Nueva Granada, y acto seguido fue conducido a la tribuna el académico
y profesor Pedro José Muñoz, procediendo a dar lectura a su discurso de orden. Un trabajo
“enjundioso” en el cual analizó la vida del prócer. Según la reseña de los actos, los
oradores fueron muy aplaudidos y a los acordes del Himno Nacional se clausuró la
actividad a las 7 y 45 pm. 942

Otras actividades oficiales y no oficiales fueron llevadas a cabo, aunque es nuestro


interés destacar especialmente las primeras. Una fue la organizada por la Comandancia
General del Ejército y la promoción que lleva el nombre del prócer, que organizaron una
semana de actos en su honor. El sábado 15 a las cuatro de la tarde se correría en el
Hipódromo de La Rinconada “el clásico José Antonio Anzoátegui” y se entregaría un
trofeo al ganador.943 El martes 18 de noviembre, a las 6 de la tarde, se llevaría a cabo la
sesión solemne de la Sociedad Bolivariana de Venezuela con las intervenciones del doctor
Luis Villalba Villalba, del General Cándido Páez Méndez y del profesor Luis Zambrano

941
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el Perú
(Siglos XIX y XX) ... p. 82.
942
“Acta de la junta pública y solemne del 13 de noviembre de 1969 para conmemorar el
Sesquicentenario del fallecimiento del general José Antonio Anzoátegui” en: Boletín de la
Academia Nacional de la Historia, 208 (Caracas, octubre-diciembre de 1969), pp. 608-609.
943
Según nota de prensa se retransmitió en Caracas, a través de Radio Rumbos y en la ciudad natal
en Radio Barcelona. “El Dr Uslar Pietri hablará mañana sobre el Gral. Anzoátegui” en: El
Nacional, Caracas 14 de noviembre de 1969. p. C-6.
243
Velasco.944 Asimismo se dictarían charlas en los cuarteles relacionadas con la
personalidad histórica del individuo.945 En la capital fue variada la programación oficial
que incluía actividades deportivas, de divulgación y encuentros en corporaciones
defensoras de la memoria del prócer, Academia Nacional de la Historia y Sociedad
Bolivariana de Venezuela, conjuntamente en charlas dirigidas a los militares.

Desde el periódico El Nacional se informaba el 12 de noviembre de 1969 sobre


un conjunto de acciones estatales a realizarse en Barcelona para conmemorar el 180
aniversario del natalicio y el sesquicentenario de la muerte. El ejecutivo regional dispuso
que las dos fechas fueran evocadas en todo el territorio.946 El 14 a las ocho de la mañana
habría un te-deum en la iglesia catedral, a las nueve serían inauguradas varias obras
construidas por el ejecutivo, a las diez se llevaría a cabo el desfile cívico-militar en la
avenida “Fuerzas Armadas” y durante todo el día permanecería abierto el Salón de Actos
Anzoátegui. El día 15,947 a las 9 am, se colocarían las respectivas ofrendas florales ante
su estatua en la Plaza Boyacá, en el mismo acto sería leídas las actas de nacimiento y

944
“Semana de Anzoátegui programada por la promoción del Ejército” en: Idem.
945
Carlos Villegas: “Conmemoran sesquicentenario de la muerte de Anzoátegui” en: Últimas
Noticias, Caracas 14 de noviembre de 1969. p. 10. La celebración motivó la publicación de varios
artículos en prensa: “150 años de la muerte del General Anzoátegui” en: El Nacional, Caracas 14
de noviembre de 1969. p. C-6; Augusto Mijares: “José Antonio Anzoátegui” en: Ibíd.; Caracas 14
de noviembre de 1969. p. A-4; Ángel Grisanti: “El General Anzoátegui” en: El Universal, Caracas
16 de noviembre de 1969. p. 1-4.
946
“Ing. Oswaldo Peraza. Gobernador del estado Anzoátegui. Considerando que el día 15 de
noviembre próximo se cumple el primer sesquicentenario de la muerte del General de División
José Antonio Anzoátegui (…) Decreta: Artículo Primero: Conmemórese en todo el territorio de
esta entidad federal, la fecha sesquicentenaria de la muerte del General de División José Antonio
Anzoátegui (…) Ing. Oswaldo Peraza. Refrendado el Secretario General de Gobierno Dr. A.
Amare del Castillo.” “Decreto Número 74” en: Ibíd.; El Tigre 13 de noviembre de 1969. p. 11.
947
El programa oficial, paso a paso, establecía: “(…) 1º A las 6 am, con los honores de estilo será
izada a media asta en todas las oficinas públicas, casas y edificios particulares el Pabellón
Nacional, hasta las 6 de la tarde del mismo día. 2º A las 10 am, llegada al aeropuerto internacional
de Barcelona del Presidente Constitucional de la República Dr. Rafael Caldera, acompañado de
una distinguida comitiva. 3º A las 10 y 15 am lectura en la plaza Boyacá de Barcelona de las
copias de las partidas de nacimiento y defunción del prócer, las cuales reposan en el Museo de la
Tradición en dicha ciudad. A) Palabras del Dr. Héctor Dávila, Juez Superior del estado. Palabras
del Coronel Víctor Maldonado y palabras del Dr. Germán Arciniegas, embajador de la República
de Colombia. B) Honores militares ante el bronce del glorioso soldado de la libertad. C) Ofrendas
florales ante la estatua del héroe (los oferentes serán llamados en el orden determinado por el
protocolo). 4º Inauguración por el primer magistrado nacional de la prolongación de la avenida
de circunvalación General ´Pedro María Freites` en Barcelona. 5º A las 6 pm. Conferencia sobre
la gloriosa trayectoria del héroe en el Salón de Actos ´Anzoátegui` de Barcelona a cargo del Dr.
Antonio Planchart Hernández (…)” “Resolución número 438” en: Ibíd.; El Tigre 14 de noviembre
de 1969. p. 2.
244
defunción del General las cuales reposan en el Museo de la Tradición,948 y a las seis de la
tarde el doctor Antonio Planchart Hernández daría una conferencia. También el Concejo
de Barcelona programó acciones, entre las estipuladas estaban una sesión solemne en la
cual el orador de orden sería el doctor Luis Villalba Villalba, presidente de la Sociedad
Bolivariana de Venezuela, quien sería presentado a su vez por el escritor y periodista
barcelonés Miguel Otero Silva. 949

La Antorcha, de El Tigre, anunciaba en su edición del 13 de noviembre la


participación del presidente de la República, Rafael Caldera,950 a quien declararían
“huésped ilustre.”951 Éste llegaría a las diez de la mañana, y del aeropuerto se trasladaría
directamente a la Plaza Boyacá para las ofrendas florales, en ese acto hablaría el doctor
Germán Arciniegas, embajador de Colombia en Venezuela y después se movilizaría a la
avenida “General Pedro María Freites” para regresar a Caracas en horas del mediodía.952
El Universal también se hacía eco de las actividades, en las cuales acompañarían al primer
mandatario nacional, Jesús López Inserny, el doctor Héctor Dávila, y el Coronel Víctor
Maldonado, Director del Servicio de Ingeniería Militar. 953

948
Luego denominado Museo de Anzoátegui.
949
“Aniversarios del natalicio y muerte de Anzoátegui conmemoran en Barcelona” en: El
Nacional, Caracas 12 de noviembre de 1969. p. D-8.
950
“Caldera llegará el sábado a Barcelona” en: Antorcha, El Tigre 13 de noviembre de 1969. p.1.
951
“Ing Oswaldo Peraza. Gobernador del estado Anzoátegui, considerando que el día 15 de
noviembre visitará el ciudadano Presidente Constitucional de la República, Dr. Rafael Caldera,
acompañado de una distinguida comitiva (…) Considerando que tal visita demuestra la
preocupación e interés general del primer magistrado por el culto a los héroes de nuestra
Independencia y en especial al General José Antonio Anzoátegui (…) Decreta: Artículo Primero.
Declarar Huésped Ilustre del estado Anzoátegui al ciudadano Dr. Rafael Caldera durante su
permanencia en nuestro estado y presentar salutación a su honorable comitiva. (…) a los trece
días del mes de noviembre de 1969 (…)” “Decreto número 77” en: Antorcha, El Tigre 14 de
noviembre de 1969. p. 3.
952
“El presidente asistirá hoy a acto conmemorativo de la muerte del Gral. José Antonio
Anzoátegui” en: El Nacional, Caracas 15 de noviembre de 1969. p. C-3; “180 aniversario del
Natalicio de Anzoátegui conmemorado en Barcelona y Puerto La Cruz” en: El Nacional, Caracas
15 de noviembre de 1969. p. C-3; J. R. Hernández “Con diversos actos conmemoraron en
Barcelona natalicio del Gral. Anzoátegui” en: Últimas Noticias, Caracas 15 de noviembre de
1969. p. 3; “Sesquicentenario de la muerte del General Anzoátegui” en: El Universal, Caracas 15
de noviembre de 1969. p.1; “El Concejo Municipal y la Prefectura del Distrito Simón Rodríguez”
en: Antorcha, El Tigre 14 de noviembre de 1969. p.6; “Inaugurada en Barcelona prolongación de
la avenida aeropuerto” en: Ibíd.; El Tigre 15 de noviembre de 1969. p.6; “Celebrado 180
aniversario del natalicio del General José Antonio Anzoátegui” en: Ibíd.; El Tigre 15 de
noviembre de 1969. p.1.
953
“Sesquicentenario de la muerte del General Anzoátegui” en: El Universal, Caracas 15 de
noviembre de 1969. p.1. En el marco de esta conmemoración se redactaron varios artículos
biográficos en la prensa, véase: Alberto Sanabria: “Sesquicentenario de la muerte del General
245
Tal como se venía informando y como estaba planificado, el primer mandatario
asistió a la remembranza acompañado por el Ministro de Minas e Hidrocarburo Hugo
Pérez, su secretario privado Guillermo Álvarez, y personeros del Alto Mando Militar.
Fueron recibidos por los gobernadores de Anzoátegui y Sucre, Oswaldo Peraza y Rafael
Solórzano, respectivamente, y demás autoridades civiles y militares de la región, así como
numeroso público. Del aeródromo se trasladaron directamente a la plaza donde el
presidente ofreció la corona. Luego presenció el desfile de cadetes de las escuelas Naval
y Militar. Del lugar partió y realizó un recorrido por la avenida “General Pedro María
Freitas” para dejar inaugurada esta obra construida por el ejecutivo regional. En su muy
corta estadía, Caldera llegó a las 10 y 30 am y se retiró a las 12 del mediodía, fue
nombrado “Huésped Ilustre” según decreto gubernativo del estado, en el cual se
expresaba que la visita demostraba su preocupación y su interés por el “culto a los héroes
de nuestra Independencia.” 954

El colombiano Germán Arciniegas al pronunciar su discurso de orden señaló: “El


nombre de nuestro Anzoátegui en Colombia nadie lo ignora, ni lo ignorarán mientras
aliente un elemental sentimiento de gratitud hacia los hombres que nos dieron
independencia y libertad.” Asimismo, informó que en Tolima en ese momento también
estarían poniendo flores al pie de su estatua. Informaba de las actividades que se
realizaban en Pamplona, con la presencia del embajador Numa Quevedo y unos cuantos
gobernadores y académicos de Colombia y Venezuela, además de soldados y oficiales de
ambos países. Por su parte, el presidente decretó que el monumento al Libertador que se
erigiría en la avenida Boyacá en Caracas llevaría los bronces de Anzoátegui y Santander
acompañándolo.955 A pesar de la amplia programación oficial del sesquicentenario, la
gran mayoría de las actividades fueron de carácter efímero.

Importante destacar el carácter poliédrico de las conmemoraciones ya que es algo


inherente a ellas mismas. Distintos actores se relacionan de múltiples modos en el

Anzoátegui” en: El Universal, Caracas 15 de noviembre de 1969, p. 1-5; Carlos Villegas: “hoy el
ejército honra al General Anzoátegui fiel a Bolívar” en: Últimas Noticias, Caracas 15 de
noviembre de 1969. p. 72; Ángel Grisanti: “El General Anzoátegui” en: El Universal, Caracas 16
de noviembre de 1969. p. 1-4.
954
“El presidente asistió a la conmemoración de los 150 años de la muerte de Anzoátegui” en: El
Nacional, Caracas 16 de noviembre de 1969. p. C-2.
955
Coromoto Álvarez: “Anzoátegui sabía mandar porque sabía obedecer” en: Últimas Noticias,
Caracas 16 de noviembre de 1969. p. 18.
246
momento de su ejecución. Ese carácter tiene una declinación temporal, pues tanto antes
en su proceso de construcción, como después del mismo en su recepción por sucesivos
grupos humanos, la mirada sobre él y su valoración son diferentes. Las “fiestas patrias,”
la exaltación de los héroes, las conmemoraciones y celebraciones históricas no las
imponen los historiadores -ni de oficio, ni profesionales-, aunque puedan ayudar en su
construcción y legitimación, son las élites políticas las encargadas de hacerlo y son
consagradas por el tiempo, los usos y las costumbres que terminan por hacer evidente lo
que en el origen es una convención.956 Los organizadores, el Estado, los participantes
militares y civiles, y los espectadores el pueblo, valoraron de forma particular las
actividades organizativas del sesquicentenario de la muerte de José Antonio Anzoátegui.

La máxima exaltación del individuo tendrá su punto culminante al conmemorarse


el bicentenario de su natalicio dos décadas más tarde. Por lo analizado hasta aquí, no
compartimos del todo el planteamiento del historiador Tomás Straka, quien al valorar el
culto a los héroes por los regímenes que regentan el poder entre 1958 y 1998, considera
que no lo abandonaron pues era a su entender esencial en la identidad de los venezolanos
y “ciertamente que lo mesuraron.”957 No pareciera que pudiéramos hacer tal
generalización, si tomamos en cuenta la amplia exaltación que se produjo en el
bicentenario del natalicio del Libertador Simón Bolívar en 1983, Academia Nacional de
la Historia incluida, y lo que a continuación analizaremos con respecto a José Antonio
Anzoátegui.

956
Fernando Devoto: “Conmemoraciones poliédricas: Acerca del primer centenario en la
argentina” en: Conmemoraciones, patrimonio y usos del pasado ... p. 19.
957
Tomás Straka: La épica del desencanto... p. 27.
247
CAPÍTULO 13
EN LA CUSPIDE DE LA EXALTACIÓN (1989-2019)

13.1 Intereses en el nombramiento de las comisiones celebratorias

Esclarecedora reflexión sobre los diversos tópicos conceptuales vinculados a la


dimensión sociohistórica de la memoria958 se pueden consultar en la obra pionera,
colectiva y de largo aliento, dirigida por el historiador francés Pierre Nora, Le lieux de
mémoire, publicada en 1984, en la que se plantea una separación definida entre lo
conmemorado y la conmemoración. En la introducción plantea múltiples consideraciones
referidas a los lugares de la memoria, estos son sitios cómo: “(...) museos, archivos,
cementerios y colecciones, fiestas, aniversarios, tratados, monumentos (...) lugares de
memoria nacen y viven del sentimiento de que no hay memoria espontánea, (…) que hay
que mantener los aniversarios, organizar celebraciones porque estas operaciones no son
naturales. Sin vigilancia conmemorativa, la historia los barrería rápidamente (...) sí por el
contrario, la historia no se adueñara de ellos para deformarlos, transformarlos y
petrificarlos, no serían lugares para la memoria.” De igual forma considera que los
monumentos a los muertos son lugares rescatados de una memoria que ya no habitamos,
mitad oficial e institucional, afectiva y sentimental, donde se palpita el simbolismo, y en
la cual “ya no celebramos la nación pero estudiamos sus celebraciones.” La razón de ser
de los lugares de la memoria es parar el tiempo, bloquear el trabajo del olvido e
inmortalizar la muerte, pues los objetos que pertenecen al género son aquellos que
competen al culto de los fallecidos, lo relacionado con el patrimonio, todo aquello que
administra la presencia del pasado en el presente. 959

958
Compartimos la definición de Yolanda Salas: “Por Memoria o conciencia histórica colectiva
entendemos cómo una comunidad recuerda, se apropia e interpreta la historia. De estas
percepciones emergen textos, representaciones y arquetipos culturales que se formulan en
palabras e imágenes, es decir, nos situamos en el campo de las subjetividades y de las
construcciones de textos, de las representaciones e imaginarios.” Yolanda Salas: “Manuel Piar:
Mito y leyendas de una identidad forjada en la trasgresión” en: Mitos Políticos en las sociedades
andinas. Orígenes invenciones y ficciones ... p. 301.
959
Pierre Nora: “Entre memoria e historia: la problemática de los lugares” en: Le lieux de mémoire;
La Republique. París, Gallimard, 1984. pp XVII-XLII. (Traducción Fernando Jumar) Un balance
sobre las aportaciones historiográficas del tema y del método, el alcance e impacto de este
instrumento de análisis en diversos ámbitos historiográficos y los usos y abusos del concepto pude
consultarse en Pierre Nora: “La aventura de les lieux de mémoire” en: Memoria e Historia.
Madrid, Marcial Pons, 1998. (Josefina Cuesta Bustillo, ed) pp. 17-34.
248
Como se plantea, los “lugares de la memoria” son sitios simbólicos alrededor de
los cuales se reúne la sociedad con disimiles propósitos vinculados a la referencia
nacional, aunque también se expresan como instrumentos de instancias regionales,
religiosas o políticas. Son ámbitos de comunión colectiva, reconocidos por su capacidad
aglutinadora de la sensibilidad social más allá de diferencias circunstanciales. También
son “lugares de la memoria” de un conglomerado los espacios físicos de las ciudades y
pueblos, monumentos, símbolos, ideas y nociones, libros, obras de arte, hechos y
personajes, entre otros. 960

Pilar Calveiro, politóloga argentina, esboza que la memoria opera como un puente
que une dos orillas diferentes, al hacerlo nos permite recordar aquello que se borra del
pasado, o bien se confina en él, por sus incómodas resonancias en la actualidad. De igual
forma cree que la memoria no es un acto que arranca del pasado si no que se dispara desde
el presente, pues son los peligros del hoy los que convocan a la memoria y según como
se acople ésta a los desafíos de la contemporaneidad se estará construyendo un relato que
puede ser resistente o funcional al poder.961 Similares planteamientos comparte la
catedrática de historia contemporánea de la Universidad de Salamanca Josefina Cuesta
Bustillo al considerar que el resurgir de la memoria que impregna monumentos, calles,
condecoraciones, preámbulos de leyes y celebraciones parece ser administrado
principalmente por los políticos, quedando relegados los historiadores, con el evidente
riesgo de una manipulación de la memoria en beneficio del poder. 962

Las conmemoraciones son los momentos en los que aparecen más claramente los
usos políticos del pasado y de la memoria, pues necesariamente la construcción de la
comunidad implica su legitimación, “es decir que se produce la identificación y
legitimación del grupo social llamado naturalmente a ejercer el poder conjuntamente con
un proyecto de formación del ciudadano apto para su representado.”963 El estudio de las

960
Pedro Calzadilla: “La Exposición Nacional de 1883: balance simbólico y exhibición
identitaria” ... p. 5.
961
Pilar Calveiro: “Los usos políticos de la memoria” en: Sujetos sociales y nuevas formas de
protesta en la historia reciente de América Latina. Buenos Aires, CLACSO, Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, 2006. pp. 377-379.
962
Josefina Cuesta Bustillo: “Introducción” en: Memoria e Historia ... p. 14. De la misma autora
puede consultarse: “Memoria e Historia. Un estado de la cuestión” en: Ibíd.; pp. 203-246.
963
Carlos Demasi: “La construcción de un héroe máximo: José Artigas en las conmemoraciones
uruguayas de 1911” ... pp. 1033-1034.
249
actividades y rituales que se ponen en funcionamiento al organizarse una conmemoración,
y las imágenes del pasado que se construyen, permiten comprender que en las
conmemoraciones cívicas la historia puede ser invocada desde fuera de la historiografía
profesional, justificando intereses de muy diversa naturaleza al hablar de historia. Voces
que hacen un uso público de ésta que supera a los propios historiadores, tanto en la
organización estatal de las conmemoraciones, cuanto en las actividades que otros
colectivos organizan en torno a ellas. De tal forma se pueden pensar a éstas como una
forma de relacionar una sociedad con el pasado, diferente de la historia académica, pero
que también contribuye a la formación de la memoria y de la identidad.964

El culto a los héroes, como ya se ha dicho, ha sido también una política de la


memoria en el Estado venezolano, y por tal motivo el bicentenario de su héroe más
representativo, Simón Bolívar, no pasaría desapercibido. Seis años antes del organizado
en honor a José Antonio Anzoátegui, en 1983, se celebró el nacimiento del Libertador con
un invitado de honor muy particular, tal como lo describió el historiador Elías Pino
Iturrieta. El 24 de julio el Rey de España llegó acompañado de la reina al Panteón
Nacional en Caracas para la respectiva ofrenda floral ante al sarcófago del héroe. También
lo acompañaba el Secretario General de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuellar, y
los primeros mandatarios de Colombia, Belisario Betancourt, Bolivia, Hernán Siles
Suazo, de Perú Fernando Belaúnde Terry, del Ecuador Eduardo Larrea y de Panamá
Ricardo de la Espriella, y por supuesto el mandatario anfitrión Luis Herrera Campíns y
sus ministros. “Como se conmemora el Bicentenario del nacimiento del gran hombre, el
gobierno venezolano ha pensado en el Borbón para que las ceremonias lleguen al cenit
de la esplendidez.” 965

Herrera Campíns, en la misma onda del guzmancismo, rodeó el acto con un


conjunto de inauguraciones: la primera etapa del Metro de Caracas, los ferrocarriles
Acarigua-Yaritagua y el Turén-Acarigua, el Teatro Teresa Carreño, el Jardín Botánico de
Maracaibo, el Foro Libertador en Caracas, el Museo de Artes Plásticas de Maracay,
iglesias, instalaciones deportivas, aeropuertos, cuarteles, archivos, nuevas plazas Bolívar,
campos deportivos, en total ciento dieciséis obras que se pueden observar en el decreto

964
Martha Rodríguez: “La conmemoración del Bicentenario argentino: Intelectuales, Estado y
producción editorial” en: Conmemoraciones, patrimonio y usos del pasado …p. 58.
965
Elías Pino Iturrieta: El Divino Bolívar. Ensayo sobre una religión republicana ... pp. 163-164.
250
1778 que da inicio a la efemérides del bicentenario. “Desde el punto de vista simbólico,
el sacerdote de turno supera la escala de las fiestas ordenadas por el promotor del culto
cien años antes. Ahora se postra ante el semidiós un descendiente de Fernando VII. Juan
Carlos I.” Quien además recibe el Premio Internacional Simón Bolívar que se entrega por
primera vez y con el cual también fue distinguido el líder surafricano Nelson Mandela.966

Reunió el Bicentenario del Libertador a un conjunto variado de intereses, el


gobierno, los políticos, los militares, los académicos, los artistas, los comerciantes y el
pueblo se unieron para rendir homenaje en una serie de actos públicos, espectáculos,
congresos, publicaciones y recepciones “los estudios serios también cumplieron su
función y la investigación histórica y la mera adulación homenajearon por igual.”
Irónicamente la conmemoración tuvo lugar en medio de una crisis nacional cuando el
mundo financiero venezolano se derrumbaba y a pesar de ello el país continuaba gastando
“a lo grande.”967

Coincidencialmente, las “funciones solemnes” de los doscientos años del


nacimiento de José Antonio Anzoátegui también se realizaron en un año de crisis, 1989.
Las actividades se extendieron por todo el estado que lleva su apellido y se manifestaron
con numerosas expresiones tanto populares como oficiales. Al igual que en
sesquicentenario, la gran mayoría de ellas con un carácter fugaz, “repletas de vaciedad”968
y que contaron con recursos aprobados por el gobierno nacional.

En el ámbito gubernamental los antecedentes institucionales de la organización de


los festejos se remontan al primer mes del año. La Oficina Central de Presupuesto, el 4
de enero, por disposición del presidente de la República, Jaime Lusinchi, en Consejo de
Ministros y conforme a lo estipulado en el artículo 31 de la Ley Orgánica del Régimen
Presupuestario, acordó con cargo a la partida “rectificaciones al presupuesto” una
modificación por la suma de nueve millones quinientos mil bolívares (bs. 9.500.000) para
ser invertidos en publicaciones y actividades en las programaciones dedicadas a las
memorias de José Antonio Anzoátegui y de Carlos Soublette, correspondiéndoles

966
Idem.
967
John Lynch: Simón Bolívar... p. 404.
968
El término lo utiliza Germán Carrera Damas en el texto “Bolívar y el presente latinoamericano:
el rescate de Bolívar” en: Venezuela: proyecto nacional y poder social...p. 243.
251
5.000.000 y 3.000.000 a las comisiones respectivas.969 No se señala en qué se gastarían
el 1.500.000 restante.

Recordemos que para entonces tomó posesión en su segundo mandato Carlos


Andrés Pérez, quien luego de instaurado en el poder será el principal responsable de la
aplicación de las medidas de corte neoliberal que produjeron el estallido popular del 27
de febrero de 1989, mejor conocido como “el Caracazo.”970 ¿Utilizó Pérez los
bicentenarios de los natalicios de Anzoátegui y Soublette para mejorar la imagen de su
gobierno luego de aquellos trágicos sucesos?

En comunicación enviada al Ministro de Relaciones Interiores, Alejandro


Izaguirre, el 4 de abril de 1989, por Guillermo Morón e Ismael Puerta Flores, presidentes
para ese momento de la Academia Nacional de la Historia y de la Sociedad Bolivariana
de Venezuela respectivamente, pedían los recibiesen en su despacho, con la finalidad de
plantearle lo referente a la promulgación de los decretos destinados a la
conmemoración.971 Ya con anterioridad se había nombrado una comisión regional, con
sede en Barcelona para tal fin,972 y supuestamente venían trabajando desde 1987.973
Seguirían siendo estas dos corporaciones estadales las que intentarían organizar las
actividades y así poder administrar los recursos asignados, pero ya se les habían
adelantado por lo menos en el nombramiento de una agrupación desde la ciudad natal del
prócer.

Así se puede observar, por el memorándum que envió la comisión regional, el 10

969
“Oficina Central de Presupuesto” en: Gaceta Oficial de la República de Venezuela. Nº 34.131.
Caracas 6 de enero de 1989. p.2.
970
Para mayor información consúltense: El 27-F para siempre en la Memoria de Nuestro Pueblo.
Caracas, Defensoría del Pueblo, 2011. (Serie Memoria Histórica de los Derechos Humanos, Nº
1); Miguel Izard: El poder, la mentira y la muerte. De El Amparo al Caracazo. 2ed. Caracas,
Comisión Presidencial para la Conmemoración del Vigésimo Aniversario de la Rebelión Cívico-
Militar del 4 de febrero de 1992, Ministerio del Poder Popular para la Cultura, 2012. (Colección
4-F la Revolución de Febrero)
971
Archivo de la Dirección General de Ceremonial y Acervo Histórico del Ministerio del Poder
Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz. Carpeta José Antonio Anzoátegui. (En
adelante: ADGCAH: Carpeta José Antonio Anzoátegui)
972
La integraban Joaquín Indriago Villarroel, su presidente el director General de Brigada
Aviación Eutimio José Fuguett Borregales, el secretario Adel Muhammad Tineo, los vocales el
eclesiástico Constantino Maradei Donato, Gioconda de Márquez, Pablo Aguilera, Luis Ramos,
Evaristo Marín y Emilio Carvajal Falcón.
973
José Antonio Anzoátegui. Barcelona (Venezuela), Gobernación del Estado Anzoátegui. 1989.
252
de abril, a la consideración del presidente Pérez, en el cual le planteaban un conjunto de
actividades a realizar: 1) Ejecutar un proyecto de medallones con la efigie del General
para ser colocados en los límites del estado con los territorios de Miranda, Guárico,
Bolívar, Monagas y Sucre; 2) Erigir un monumento elaborado por el escultor Claes Mata
para ser ubicado en el sitio donde ocurrió la Batalla del Juncal; 3) Publicar el calendario
escolar del cual era autor Joaquín Indriago Villarroel relativo a las fechas patrias y en
donde se destaca la participación de Anzoátegui en la lucha independentista; 4) Ejecutar
25 pinturas sobre la evolución histórica del estado Anzoátegui en la guerra de
emancipación. Para Villarroel y Borregales éstas eran actividades fundamentales, aunque
se habían acordado otras y estimaban “que el presupuesto de la programación a que
hacemos referencia (…) es de cuatro millones de bolívares (bs. 4.000.000, 00)
Aproximadamente.”974 Un millón de bolívares menos que lo aportado vía asignación
nacional.

La Dirección de Ceremonial y Acervo Histórico de la Nación, 975 adscrita al


Ministerio de Relaciones Interior y dirigida por Hernán Calcurián Rojas, le correspondía
tomar las riendas de la festividad mientras se procedía al nombramiento de los integrantes
de la comisión nacional. Entre sus primeras labores solicitaba un conjunto de
presupuestos, de dos instituciones Insignias Los Próceres y Deportes Sagaven, que fueron
recibidas el 12 y 15 de abril, para la elaboración de 100 medallas conmemorativas. 976

974
ADGCAH: Carpeta José Antonio Anzoátegui. El 16 de mayo, la secretaria privada del primer
mandatario Gladys López de Vásquez, le remite al Ministro de Interior Alejandro Izaguirre la
propuesta de la comisión regional ya que: “desea el señor presidente de la República que estudie
el planteamiento formulado, la respuesta a los intereses y le informe del resultado.”
975
Tenía para 1988 las funciones: “(…) de acuerdo a la Ley Orgánica de la Administración Central:
-El Ceremonial de los actos que preside el Ejecutivo Nacional. –La condecoración orden
“Francisco de Miranda.” –Lo concerniente a emblemas de la República: Himno, Escudo y
Bandera Nacional. –Lo relativo a las fiestas nacionales, conmemoraciones públicas, recepciones
oficiales, duelos públicos y oficiales.- La defensa, conservación y promoción del patrimonio
histórico de la Nación. Los monumentos públicos nacionales (…) La Dirección (...) encargó de
cubrir todas las giras del ciudadano presidente de la República de la República al interior del país.
En lo que respecta a los monumentos históricos (...): El Panteón Nacional, la Casa Natal del
Libertador, el Museo Bolivariano, el Monumento del Campo de Carabobo, la Cuadra Bolívar, y
el Salón Elíptico del Palacio Federal (…) Funciones específicas de la dirección del Ceremonial
(…): 1) Coordinar el protocolo que deben regir en todos los actos y ceremonias oficiales en que
intervenga el Ejecutivo Nacional, a saber (…) –Fiestas nacionales –Conmemoraciones públicas
(…)” Véase: República de Venezuela. Ministerio de Relaciones Interiores. Memoria y Cuenta
1987. Caracas, marzo de 1988. T. I. pp. 271-277. (Presentada a Congreso de la República por el
ciudadano Ministro)
976
ADGCAH: Carpeta José Antonio Anzoátegui.
253
Tanto las autoridades del ceremonial, como los de la comisión regional, coincidían en la
elaboración de los galardones.

Hernán Calcurián Rojas le escribió el 3 de mayo al vicealmirante Carlos


Larrazábal García, jefe del Estado Mayor Conjunto y Ministro de la Defensa,
informándole de las celebraciones de ese año, además de las de Anzoátegui y Soublette,
también se conmemoraría a José Florencio Jiménez. El ejecutivo deseaba destacar su
actuación por lo cual estaban conformando las comisiones nacionales, por tanto, le pedía
designase a distinguidos oficiales, oriundos de Barcelona, La Guaira y Quíbor
respectivamente, a fin de formar parte de los equipos de trabajo.977 La representación
militar estaría presente más cuando los homenajeados fueron hombres de armas.

A su vez, Guillermo Morón e Ismael Puerta Flores, mostraban su interés en la


celebración al escribirle en esta oportunidad directamente al primer mandatario Carlos
Andrés Pérez. En la misiva insistían en la promulgación del decreto por medio del cual
se establecía el año bicentenario del natalicio de Anzoátegui. Tanto la Academia Nacional
de la Historia como la Sociedad Bolivariana habían elaborado un plan de trabajo a fin de
constituir una comisión “ad-honoren.”978 Se puede leer en el esbozo del precepto que la
labor principal a realizar sería la edición de libros, aunque la comisión no cobraría por su
trabajo manejarían los recursos asignados.979

Enterado de las propuestas realizadas y de los nombres manejados, el 16 de mayo


Joaquín Indriago Villarroel solicitó un derecho de palabra en la Sociedad Bolivariana, en
su condición de presidente correspondiente al estado Anzoátegui. Allí dijo saber que
pronto se nombraría la delegación nacional, y “tenía noticias que en la lista de personas
propuestas no figuraba ninguno de los miembros que conforman la comisión regional de

977
Ídem.
978
Estaría integrada por Guillermo Morón como presidente, Ismael Puerta Flores su
vicepresidente, y los directores Tomás Pérez Tenreiro, Carlos Canache Mata y Pedro Tábata
Guzmán.
979
Ídem. El 4 de mayo la secretaria privada del presidente Pérez, le remite esta comunicación al
Ministro del Interior, y éste a su vez la envía el 8 del mes a la Dirección de Ceremonial. En una
hoja, dentro de la carpeta que venimos citando, podemos observar la lista de los candidatos a
formar la comisión nacional encabezada por el Ministro, los doctores José Figuera Ríos, Pedro
Tábata Guzmán, Carlos Canache Mata, José Antonio Padilla Fernández, Domingo Maza Zabala,
Guillermo Morón, Ismael Puerta Flores, General de Brigada (GN) José Francisco Rendón Reyes
y el escritor Alfredo Armas Alfonso.
254
dicho bicentenario, decretada hace dos años por lo menos, por aquel ejecutivo estadal.”
Demandaba el aval para que apoyaran su postulación, esta exhortación fue elevada al
Ministro de Interior, y por su medio al Ejecutivo Nacional.980 Se puede observar un juego
de poderes por la inclusión y exclusión de algunos personeros en la conformación del
equipo de trabajo comisionado desde Caracas.

A mediados de año, específicamente el 31 de mayo, mediante el precepto 253 el


mandatario nacional de conformidad con lo previsto en los artículos 7 y 8 de la Ley
Orgánica de la Administración Central, decretó el establecimiento de la delegación
integrada por representantes de los ministerios de Relaciones Interiores, de la Defensa,
de la Sociedad Bolivariana, la Academia Nacional de la Historia, el Congreso Nacional y
con participación del gobernador del estado Anzoátegui.981 Los gastos los aportaría el
Ministerio de la Secretaría de la Presidencia,982 a su vez se procedió a imprimir una
edición de estampillas relativas al bicentenario y la acuñación de una medalla
conmemorativa. Observamos que el gran ausente entre los miembros principales fue
Guillermo Morón, ¿A qué se debió? En documentos posteriores figurará como asesor de
la comisión. 983

13.2 Eventos preparatorios

Para el historiador Germán Carrera Damas la vigencia de los héroes es uno de los

980
Ídem.
981
Le correspondió la presidencia a Octavio Lepage acompañado de los doctores José Figuera
Ríos, mandatario regional, Carlos Canache Mata, Domingo Felipe Maza Zabala, Pedro Tábata
Guzmán, José Antonio Padilla Fernández, Ismael Puerta Flores, Joaquín Indriago Villarroel, el
General de Brigada (GN) José Francisco Rendón Reyes y Alfredo Armas Alfonzo.
982
ADGCAH: Carpeta José Antonio Anzoátegui. Cabe destacar que en la Gaceta Oficial de ese
día y año no está reflejado el decreto. En documentos posteriores que redacta la Comisión aparece
como asesor Marcos Falcón Briceño y como Secretario Ejecutivo Pablo Rafael González, y no se
refleja a Alfredo Armas Alfonzo. Según manuscrito el acto de juramentación se realizaría en el
Salón de los Espejos del Palacio de Miraflores, el jueves 20 de julio de 1989.
983
Ídem. El 16 de mayo el Ministro de Relaciones Interiores le envía a su homólogo de Secretaría
“(…) copia de la Gaceta Oficial de fecha 06-01-89 mediante la cual se acuerda con cargo a la
partida ´rectificaciones al presupuesto’ la cantidad de nueve millones quinientos mil bolívares
(B.S. 9.500.000, 00) de acuerdo a lo establecido en el artículo 31 de la Ley Orgánica, por motivo
a la conmemoración del bicentenario del natalicio del general en jefe (sic) José Antonio
Anzoátegui.” Recordemos que parte de esos recursos debían invertirse también en el bicentenario
de Soublette.
255
significados visibles de la presencia del pasado histórico en el presente.984 En ese marco
busca el hombre actual invocar la fuerza del pensamiento y la acción de los grandes
hombres para colocarla al servicio de sus propios intereses, práctica que es seguida por
algunos historiadores, “pero marcadamente por los políticos que acuden a la historia en
búsqueda de apoyo para armar sus alegatos” falseando o adulterando interesadamente la
historia.985

Ejemplo de ello veremos a continuación entre las múltiples actividades oficiales


previas a la conmemoración central del bicentenario de José Antonio Anzoátegui, aunque
destacamos dos que fueron realizadas por dirigentes políticos regionales e instituciones
conservadoras del culto al héroe. Una fue la ejecutada el 29 de mayo de 1989 por la
Asamblea Legislativa del estado: en uno de sus espacios fue develado un retrato del
General Anzoátegui y una placa en su homenaje.986 La otra fue la del 7 de agosto,
recordatorio del 170 aniversario de la Batalla de Boyacá. En el Salón de Actos
Anzoátegui, se organizó una actividad especial promovida por la Sociedad Bolivariana
estadal que contó con la participación como orador de orden del dirigente político Carlos
Canache Mata,987 quien para ese entonces era el jefe de la fracción parlamentaria de
Acción Democrática en el Congreso nacional y alto representante del partido de gobierno.
En ella fue declarado como “Hijo Ilustre de Barcelona” por el Concejo Municipal de
Simón Bolívar, distinción otorgada por el presidente encargado del Ayuntamiento, Eleazar
Terán y el edil Dennis Balza. 988

No inició el acto a la hora prevista debido a que se esperaba la presencia del


gobernador José Figuera Ríos, quien primero debió gestionar la superación de un
conflicto del transporte público que afectó la movilidad en la ciudad.989 En esta

984
Germán Carrera Damas: El Culto a Bolívar. Esbozo para un estudio de la historia de las ideas
en Venezuela... pp. 253-254.
985
Ibíd.; pp. 255-257.
986
Germán Pérez Jiménez: “Casos y cosas” en: El Tiempo, Puerto La Cruz 9 de agosto de 1989.
p. 6.
987
César Romero: “Torre de Papel” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 7 de agosto de 1989. p. 28; Luis José
Acevedo: “Batalla de Boyacá” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 7 de agosto de 1989. p.4.
988
“Carlos Canache Mata. Hijo ilustre de Bna” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 8 de agosto de 1989. p.1.
989
Acompañaron al mandatario regional las demás autoridades del tren ejecutivo, el presidente de
la Sociedad Bolivariana de Venezuela, Ismael Puerta Flores, el primer vicepresidente de la
Legislatura Jesús Rodríguez, el juez Pedro Ignacio Aguirre en representación del Poder Judicial,
los presidentes de la Sociedad Bolivariana de Anzoátegui y Monagas Joaquín Indriago Villarroel
256
oportunidad el protocolo fue alterado, pues se entregaron primero algunas placas de
reconocimiento y la Orden José Antonio Anzoátegui en su primera clase,990 y luego
fueron develadas cuatro pinturas alusivas al bautismo, matrimonio y fallecimiento del
prócer realizadas por el artista Luis Sabin. Asimismo, el gobernador presentó un folleto
sobre la vida del héroe. En el acto intervinieron Ismael Puerta Flores, José Figuera Ríos
y le correspondió a Joaquín Indriago Villarroel presentar al orador de orden, quien en
treinta cuartillas manuscritas realizó un recuento de la vida de Anzoátegui.991

El Tiempo de Puerto la Cruz informaba el 7 de noviembre que el presidente Pérez


asistiría a los actos conmemorativos. El secretario general de Acción Democrática en
Anzoátegui, Jesús Rodríguez, en reunión efectuada en el Comando Regional Nº 7, además
de dar a conocer el programa elaborado para la visita informó que los recursos
económicos necesarios para la culminación de las instalaciones deportivas a utilizarse en
los juegos nacionales, que se llevarían a cabo ese año para coincidir con el bicentenario,
pero que fueron pospuestos para 1990, estaban incluidos en el presupuesto.992 Asimismo
se esperaba que el primer mandatario nacional hiciera público el decreto mediante el cual
la ciudad de Barcelona sería declarada capital de Venezuela por 24 horas, tal como lo
comunicó el gobernador José Figuera Ríos, quien junto al Ministro Izaguirre le habían
hecho la petición la semana previa.993

Ya cercana la ceremonia oficial, el 8 de noviembre, el Congreso de la República


realizó un acuerdo mediante el cual se unía a la conmemoración y adherían a los actos
programados por los ejecutivos nacional y regional, haciéndose presente a través de una
delegación especial994 en el acto central de la fecha bicentenaria en Barcelona, y por

y monseñor José Antonio Ramírez Salaverria, el General Eutimio Fuguet y los presidentes de los
Concejos Municipales de Bolívar y Sotillo
990
Gastón Montiel Villasmil, Francisco Betancourt Infante, monseñor Ramírez, José Marcano
Maza y Raúl Achique.
991
Magda Llovera: “Canache Mata. Boyacá dejó el camino abierto para la gesta emancipadora”
en: Ibíd.; Puerto La Cruz 8 de agosto de 1989. p.3.
992
Margarita Millán: “CAP garantizó recursos para concluir obras” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 7 de
noviembre de 1989. p.1.
993
Mirian González: “Barcelona puede ser declarada capital de la República” en: Ibíd.; Puerto La
Cruz 9 de noviembre de 1989. p.5.
994
Estuvo integrada por Octavio Lepage, José Marsicobetre, Wolfgang Larrazábal, Eudoro
González, Pedro Cabello Poleo, José Herrera, Rafael Ledezma, Juan Páez Ávila y Guillermo
Álvarez Bajarez. Margarita Millán: “CAP preside hoy los actos del Bicentenario” en: Ibíd.;
Puerto La Cruz 14 de noviembre de 1989. p.1.
257
último estipulaba entregar el acuerdo al Concejo del Municipio Simón Bolívar del
estado.995

En la conmemoración bicentenaria tendrían una participación fundamental las


autoridades colombianas. El primer mandatario neogranadino, Virgilio Barco Vargas, en
comunicación del 10 de noviembre con su par venezolano le decía sería honroso para él
participar en el evento y como testimonio de admiración y gratitud de su pueblo le
obsequiaría “(…) a la ciudad de Barcelona, cuna del prócer, una réplica de la espada que
perteneció al general Anzoátegui.” Aunque sentía no hacerlo personalmente, pues
encargaba al embajador Gustavo Vasco Muñoz de la entrega del regalo. Asimismo, le
informaba que en la localidad de Pamplona se adelantaba la remodelación de la vivienda
donde murió Anzoátegui y al concluirse en el primer trimestre de 1990 se convertiría en
un museo propuesto para enaltecer su memoria,996 indicando que esperaba lo acompañara
en el acto inaugural.997 El obsequio de la espada sería un acto recíproco de exaltación,
pues recordemos que fue el gobierno venezolano quien anteriormente donó la estatua de
Anzoátegui que se encuentra en Bogotá.

Por su parte el gobernador del estado José Figuera Ríos promulgó los decretos
101, 102 y 103, de 10 y 11 de noviembre, el primero declarando día de júbilo no laborable
para los empleados y obreros de la administración pública en la jurisdicción, en el cual

995
“Acuerdo mediante el cual esta cámara comparte jubilosamente la celebración bicentenaria del
nacimiento del General de División José Antonio Anzoátegui” en: Gaceta Oficial de la República
de Venezuela, Nº 34.344. Caracas 10 de noviembre de 1989. pp. 1-2.
996
La Casa Museo Anzoátegui en Pamplona fue inaugurada el 15 de julio de 1990. En una placa
a la entrada del inmueble se lee: “Casa Anzoátegui. En este sitio, el 15 de noviembre de 1819
falleció el General de División José Anzoátegui (...). Con el propósito de testimoniar los vínculos
entre los pueblos de Colombia y Venezuela y como sede del Archivo Histórico de la ciudad, el
inmueble fue restaurado durante la administración del presidente Virgilio Barco, con el patrocinio
de la Fundación del Patrimonio Cultural del Banco de la República. La ceremonia de inauguración
contó, con la honrosa presencia del ciudadano presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez.
Pamplona, Julio de 1990.” “El gobierno venezolano, bajo la presidencia del señor presidente
Carlos Andrés Pérez, contribuye a la ambientación museográfica de los espacios, con las
reproducciones de documentos de la vida del héroe y objetos personales, tales como réplicas de
sus uniformes y reproducciones de los retratos que se conservan en diversos museos de
Venezuela.” “Museo Casa José Antonio Anzoátegui” en:
HTTP//simco.museoscolombianos.gov.co/home/museo?personajuridicald=556. Consultado el
18-5-2017. 11:20 am. En la actualidad el Museo alberga el Archivo Notarial de la ciudad de
Pamplona. Puede consultarse la página web: http://museoanzoategui.blogspot.com o escribir a los
correos: museoanzoategui@yahoo.com; museoanzoategui@gmail.com. Carrera 6. Nº 7-46.
Pamplona, Norte de Santander. Colombia.
997
ADGCAH: Carpeta José Antonio Anzoátegui.
258
además se exhortaba a las empresas privadas y al comercio en general a que permitieran
la participación de sus empleados.998 Los otros se referían a la Orden General de División
José Antonio Anzoátegui, proclamada inicialmente mediante decreto número 30 del 13
de noviembre de 1978 y modificada el 2 de noviembre del año siguiente, destinada a
reconocer y exaltar los méritos de aquellos ciudadanos destacados en el servicio a la
comunidad anzoatiguense en los órdenes morales, sociales, culturales y económicos. Se
entregarían medallas de oro, plata y bronce.999

El 10 de noviembre se realizó en la Plaza Boyacá un acto de gran importancia


“sencillo, pero muy emotivo,” en el cual el doctor Mariano Adrián La Rosa vendió
simbólicamente a la Sociedad Bolivariana de Anzoátegui, cinco hectáreas por el valor de
un bolívar cada una de los terrenos conocidos como “hoces, y que ahora todo el mundo
llama jose” entre Los Potocos y el primer distribuidor de la autopista de Oriente, entre
Barcelona y Puerto Píritu, en donde se realizó la Batalla del Juncal. Joaquín Indriago
Villarroel, presidente de la corporación, firmó el documento de compra antes las
autoridades que acompañaban la actividad, el gobernador Figuera Ríos y la presidenta del
Concejo Municipal de Bolívar Beatriz de Michelangelli, terrenos que serían destinados a
la construcción del parque, plaza y monumento, “Bicentenario General José Antonio
Anzoátegui.” 1000

“Con galones de pintura y trabajos apresurados se pretende tapar tantos años de


desidia y olvido”. Con estas palabras iniciaba la periodista Miriam González su artículo
especial para el diario El Tiempo de Puerto La Cruz, titulado “Barcelona se maquilla para
el Bicentenario.” Para su redacción recorrió los principales lugares donde se realizarían
las actividades oficiales. A fuerza de color la ciudad tomaba otro aspecto, los olores a

998
“Decreto Número 101” en: El Tiempo, Puerto La Cruz 11 de noviembre de 1989. p. 28.
999
Oro a los ciudadanos: Otto Marín Gómez, Alejandro Izaguirre, Filmo A. López Uzcátegui, Luis
Penzini Fleury, José Antonio Abreu, Armando Duran, Carlos Canache Mata, Marcos Falcón
Briceño, Julio Santos Corredor Ruiz, Ismael Puerta Flores, Guillermo Valentiner, Harold
Valentiner, Nerio Rauseo, Napoleón Lista, Luis Thula, Luis Alfaro Ucero, David Hernández,
Hernán Calcurián Rojas y Carlos Julio Peñaloza. Distinción de plata, o segunda clase para
Mercedes Sánchez de Guevara, Severino Medilo, Hernán Rojas Barrios, y para Pedro José
Chirinos Sánchez y Ángel Ramón Andrade la condecoración de bronce o tercera clase.
1000
César Romero: “Torre de Papel” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 10 de noviembre de 1989. p. 34;
J.J. Fermín: “Gesto bolivariano en Barcelona” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 11 de noviembre de 1989.
p.1; Miriam González: “Cinco hectáreas por cinco bolívares para construir el parque Anzoátegui”
en: Ibíd.; Puerto La Cruz 11 de noviembre de 1989. p. 2.
259
humedad, orines y suciedad acumulada eran sustituidos por el penetrante hedor a pintura,
las grietas de las paredes de edificios públicos estaban siendo reparadas y las ramas secas
de los árboles eliminadas. Se preguntaba si era debido a la conmemoración o por la visita
del presidente, y se respondía que lo importante era que la urbe sólo evidenciaría sus 300
años por sus viejas casonas, calles estrechas y altas aceras, pero no por el “abandono que
siempre la ha acompañado.” 1001

Relataba González que los sitios de los actos más relevantes eran objeto de una
limpieza no experimentada en años, durante los cuales la capital había presentado un
estado deprimente de las vías. A lo largo de la calle Bolívar la mugre había desaparecido
del borde de las aceras, bajo un amarillo estridente que contrastaba con los postes recién
pintados de negro. La catedral no permaneció ajena a este frenesí, en andamios los obreros
pintaban sus altas paredes y retocaban sus vetustas puertas. Al frente, la Plaza Boyacá,
estaba experimentando cambios moderados, los árboles habían sido despojados de sus
ramas secas, los ladrillos rojos lucían limpios, “la estatua del héroe (…) parece nueva. No
hay basura acumulada en las áreas verdes.” La avenida 5 de julio lucía sin
empapelamientos electorales, pero el descuido de las pequeñas áreas que dividían la vía
en dos canales no podría ser ocultado, “la grama no nace de un día para otro y la tierra
calcinada está ahí burlándose de todos con una sed de años.” Por su parte, los trabajos en
la Plaza Tricentenaria marchaban a paso forzado: “de la paralización total se pasó a la
actividad frenética. Ahí están los obreros frizando (sic). Recogiendo escombros, pintando,
emblocando, en fin, haciendo en horas lo que no se ha hecho en años de total desidia.”
Esta plaza, que su proyecto original fue cambiado, desempeñaría rol estelar durante las
solemnidades -o al menos en una de ellas- pues se desarrollaría allí el desfile cívico-
militar, actividad principal del “escuálido” programa.1002

Debían arreglar la ciudad puesto que ésta era el teatro donde se realizarían las
fiestas. El escenario de las conmemoraciones cívicas es la urbe, lugar de la autoridad, sus
calles, sus plazas y sus edificios conforman el espacio donde se presenta al País como un
personaje más y “donde la supremacía del poder se escenifica y se renueva la devoción
por los héroes de la patria.” Algunas construcciones de alto valor simbólico son

1001
Miriam González: “Barcelona se maquilla para el Bicentenario” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 11
de noviembre de 1989. p.4.
1002
Idem.
260
protagonistas, las plazas, espacio donde por lo general se dan discursos, se hacen los
espectáculos pirotécnicos y se depositan ofrendas florales, la catedral, espacio sacro
donde se solemniza la fiesta, y por último las principales calles y avenidas por las que se
hacen desfiles, marchas y procesiones. 1003

Allí se representan teatralmente los hechos del pasado, que son interpretados
unilateralmente desde arriba, en un entretenimiento donde lo maravilloso es mucho más
importante que la verdad de los hechos. “En ellas, se simula la sociedad ideal que
evidentemente no refleja el diario acontecer social. Esta interpretación teatral se hace con
el fin de promover con eficacia el mensaje ideológico del Gobierno, al ganarse al
espectador que, atónito ante la gloria y pomposidad de la escenografía, cree en las
bondades del Gobierno.”1004

Días antes de la celebración, en su visita a Barcelona, el presidente de la comisión


nacional Octavio Lepage, junto con Pedro Tábata Guzmán y Pablo González, se reunieron
con los integrantes de su par regional para examinar los preparativos, e informar sobre la
réplica de la espada que sería obsequiada: “esta (…) joya valiosísima que el presidente
de Colombia quiere que permanezca en Barcelona y mientras se busca el sitio donde será
colocada, estará en exhibición en el Salón de Actos Anzoátegui. Custodiada por las
Fuerzas Armadas.”1005

Evidentemente, las 24 horas previas al bicentenario fueron dedicadas a los


preparativos definitivos1006 y sirvieron además para la publicación en prensa de las
tradicionales notas de apoyo.1007 Las autoridades militares se congregaron en la Plaza

1003
Pedro Calzadilla: “El olor de la pólvora. Fiestas patrias, memoria y nación en la Venezuela
guzmancista 1870-1877.” Citado por: Leonor De Freitas: Centenario del 19 de abril (1810-1910)
…pp. 24-25.
1004
Ibíd.; p. 25.
1005
Magda Llovera: “El presidente Pérez y su gabinete asistirán a actos del Bicentenario” en: El
Tiempo, Puerto La Cruz 12 de noviembre de 1989. p. 5.
1006
“ASONAC presentó la vida de José Antonio Anzoátegui” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 28 de
noviembre de 1989. p.9.
1007
La Sociedad Bolivariana de Venezuela, centro correspondiente del estado Anzoátegui, “(…)
Acuerda: 1 expresar el júbilo que enmarca a esta institución con motivo de la celebración del
natalicio del General de División José Antonio Anzoátegui. (...) 2) Dar su más decidido apoyo y
al mismo tiempo solidarizarse con todos los actos que se celebren con ocasión de su nacimiento
y como homenaje imperecedero que se le rendirá como esclarecido prócer nacional. (…) Dado,
firmado y sellado (…) a los trece días del mes de noviembre de mil novecientos ochenta y nueve.
261
Tricentenaria para dirigir el ensayo del desfile cívico militar, en el cual participarían las
unidades acantonadas en la zona y los alumnos de distintos planteles educativos, aunque
faltaban gran cantidad de detalles por finiquitar los organizadores confiaban que todo
saldría bien. 1008

Por su parte, el gobernador Figuera Ríos recorrió el casco histórico de Barcelona


observando: “(…) una ciudad donde la limpieza se asoma tímidamente entre la suciedad.”
El primer espacio visitado fue la Plaza Boyacá, donde ordenó a los oficiales militares
presentes que a partir de las 12 del medio día prohibieran el tránsito de personas por el
lugar a fin de pulir los pisos, y se terminara de cambiar los bombillos, “se vestían de verde
las áreas calcinadas por el sol, se pintaba el sucio (…) todo era ejetreo (sic) para cambiar
el aspecto de años de abandono. Pero en las calles laterales, en el bulevar las casas no
habían mejorado su aspecto. Ni una brocha había pasado por sus paredes.”

El siguiente lugar fue el Salón de Actos Anzoátegui, allí anunció que esa casa,
donde nació el héroe, sería ampliada y hablarían con los propietarios a fin de llegar a
acuerdos amistosos, “de no ser así expropiaremos.” Varias mujeres se afanaban limpiando
las butacas que estaban brillantes, “pero la silla presidencial del podio necesitaba ser
ajustada, apenas Figuera Ríos puso una mano sobre ella crujió” al igual que otras donde
se sentarían los ministros, asimismo se percató que varias láminas del techo raso
presentaban un aspecto deplorable, y a los baños se les detectó un escape de agua. “En
las paredes de los negocios ubicados a todo lo largo de la avenida, el carnaval de afiches
electorales persistía. Ni una mano de pintura para el disimulo (…) El gobernador movía
la cabeza. No había nada que hacer.” Finalmente fue a la Plaza Tricentenaria, donde se
ubicaría la tribuna para los invitados de honor, al igual que en el resto de los sitios
visitados, los trabajadores todavía se afanaban por recoger los escombros de las labores
paralizadas por la falta de recursos. Se excusaba: “yo no dije que esta plaza iba a ser
terminada para el Bicentenario. No había dinero. Ahora me aprobaron 10 millones de
bolívares para continuar los trabajos.” 1009
Una muestra evidente de la improvisación

El presidente Dr. Joaquín Indriago Villarroel. (…)” “La Sociedad Bolivariana de Venezuela
Centro Correspondiente del Estado Anzoátegui” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 14 de noviembre de
1989. p. 17.
1008
Magda Llovera: “Preparándose para los actos del Bicentenario” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 13
de noviembre de 1989. p.2.
1009
Miriam González: “Última inspección para un Bicentenario” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 14 de
262
gubernamental de ayer y de hoy. “Como vaya viniendo, vamos viendo.”

13.3 Faustos de la festividad del Bicentenario

Carlos Andrés Pérez, presidente de la República, de conformidad con lo


establecido en el artículo 11 de la Constitución de 1961 y de la solicitud de las autoridades
de la Universidad de Oriente, y ya que “la apoteosis” del 14 de noviembre se realizaría
en Barcelona, y sería dirigida por él, decretaba a esta ciudad como sede del poder
ejecutivo durante 24 horas.1010 Llegado el día las actividades oficiales iniciaron a primera
hora con el Consejo de Ministros y luego con la misa en la catedral, a partir de las 9 de la
mañana se trasladaron a la Plaza Boyacá, y se realizaron según el programa estipulado.
1011
Los puntos más significativos fueron:

(...). 3.-Obsequio de la réplica de la espada del gral. de división José Antonio Anzoátegui
de acuerdo al siguiente ceremonial. 3.1-El ciudadano Presidente de la República recibe
la réplica de la espada (...) del excelentísimo señor embajador extraordinario y
plenipotenciario de la República de Colombia, doctor Gustavo Vasco Muñoz,1012 (...) 4.-
Oficiales de las fuerzas armadas nacionales presentados por el ciudadano ministro de la
defensa, integrantes de la promoción ´José Antonio Anzoátegui’ en honrosa situación de
retiro y oficiales nativos de la entidad federal, reciben de manos del ciudadano
presidente de la República, la réplica de la espada (...)1013 5.- Lectura del texto inscrito
de la hoja de la espada: ´El Presidente de la República de Colombia dona a la ciudad de
Barcelona, estado Anzoátegui, República de Venezuela, esta réplica de la espada que
perteneció al general de división José Antonio Anzoátegui, cuyo original se conserva en

noviembre de 1989. p.4.


1010
“Decreto Nº 590, mediante el cual se declara la ciudad de Barcelona, sede del Poder Ejecutivo
nacional durante el día 14 de noviembre de 1989” en: Gaceta Oficial de la República de
Venezuela, Nº 34.346. Caracas, 14 de noviembre de 1989. pp. 1-2. Margarita Millán: “CAP
preside hoy los actos del Bicentenario” en: El Tiempo, Puerto La Cruz 14 de noviembre de 1989.
p.1.
1011
Miriam González: “Barcelona capital de Venezuela en homenaje al General Anzoátegui” en:
Ibíd.; Puerto La Cruz 14 de noviembre de 1989. p.3. En ese diario se publicó un artículo
biográfico especial que no aporta dato novedoso: Elizabeth Laya: “… Anzoátegui se creció en su
heroísmo y en el valor supremo de su empuje guerrero” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 14 de noviembre
de 1989. pp. 24-25. En la prensa nacional también rememoró al héroe: Antonio Manrique:
“Anzoátegui con 30 años conquistó la gloria” en: El Nacional, Caracas 14 de noviembre de 1989.
p. C/7.
1012
Además de cumplir la misión especial que le encomendó el Presidente colombiano “(…) El
embajador (…) hizo entrega al Presidente de la Legislatura, Genaro Yasellí, de un libro que recoge
toda la significación y trascendencia de Anzoátegui en la lucha libertaria, pues fue factor decisivo
en la Batalla de Boyacá (…)” Magda Llovera: “La Democracia no está en peligro en Colombia”
en: El Tiempo, Puerto La Cruz 14 de noviembre de 1989. p.3.
1013
ADGCAH: Carpeta José Antonio Anzoátegui.
263
el Museo Nacional de Colombia, como un homenaje al Ilustre Prócer de la
Independencia Granadina, en el Bicentenario de su nacimiento” Virgilio Barco Bogotá,
noviembre 14 de 1989. 6.-Lectura y firma del acta de entrega.1014 . (...) 8.- Lectura del
decreto e imposición de la condecoración de la orden general de división José Antonio
Anzoátegui. 9.-Discurso de orden por el ciudadano doctor Marcos Falcón Briceño.
(...) .1015

Valioso matizar que la celebración cívica oficializada siempre es planificada


verticalmente, todos los pormenores quedan cubiertos por los organizadores, el primer
mandatario nacional, máximo jerarca, imparte órdenes a sus delegados, quienes cumplen
a cabalidad su mandato. El programa debe cumplirse al pie de la letra, pues permitirá que
la exaltación y las ansias instintivas de goce del pueblo fluyan en las fiestas sin sorpresas
ni sobresaltos desagradables por el rígido cauce y dentro del constreñido límite
establecido por la autoridad, con la finalidad de que no se desborden en demasía. En las
fiestas oficiales se regulan los excesos, y lo que esté fuera del programa es prohibido, ya
que no debe haber espontaneidad, todo es planificado, no hay margen de error en la
organización desde arriba.1016

1014
“Acta 14 de noviembre 1989 hoy martes catorce de noviembre de mil novecientos ochenta y
nueve, el excelentísimo señor Gustavo Vasco Muñoz, embajador extraordinario y plenipotenciario
de Colombia en Venezuela, a nombre de su gobierno, hizo entrega al ciudadano Carlos Andrés
Pérez, Presidente de la República, de la réplica de la espada del general de división José Antonio
Anzoátegui, (…) la cual tendrá sitio de honor en el desfile militar como homenaje al hijo epónimo
de Barcelona y quedará en calidad de custodia de las fuerzas armadas venezolanas, durante el mes
de noviembre del año en curso, para ser exhibida ante el pueblo anzoatiguense. Esta reliquia una
vez finalizados los actos del bicentenario, será depositada en el Museo Bolivariano de la ciudad
de Caracas, dependencia adscrita al Ministerio de Relaciones Interiores, para su guarda y custodia.
Se firma la presente acta en cuatro copias de un mismo tenor para dejar constancia expresa de la
fraterna donación del ilustrado gobierno colombiano. Gustavo Vasco Muñoz, embajador de
Colombia en Venezuela. Carlos Andrés Pérez, Presidente de la República de Venezuela. Octavio
Lepage, Presidente del Congreso de la República y de la Comisión Nacional del Bicentenario.”
Hubo un cambio, según el programa la espada se donaría a la ciudad de Barcelona, y en el acta se
señalaba que se depositaría en el Museo Bolivariano de Caracas. El gobernador Figuera Ríos
informó en un diario regional que “(…) es muy probable que esta copia de la espada original de
Anzoátegui quede en la capital que lo vio nacer.” Miriam González: “Barcelona capital de
Venezuela en homenaje al General Anzoátegui” en: El Tiempo, Puerto La Cruz 14 de noviembre
de 1989. p.3. En una página web colombiana se lee: “(…) Con ocasión al Bicentenario del
natalicio de Anzoátegui ya se había donado la primera réplica a su ciudad natal, Barcelona,
Venezuela.” La segunda se donó al Museo Casa José Antonio Anzoátegui, Pamplona. “Museo
Casa José Antonio Anzoátegui” en:
HTTP//simco.museoscolombianos.gov.co/home/museo?personajuridicald=556. Consultado vía
web: 18-5-2017. 11:20 am.
1015
ADGCAH: Carpeta José Antonio Anzoátegui.
1016
José María Salvador: Efímeras Efemérides. Fiestas cívicas y arte efímero en la Venezuela de
los siglos XVII-XIX. Citado por: Leonor De Freitas: Centenario del 19 de abril (1810-1910) …
pp. 21-22.
264
En términos generales el programa oficial de la celebración se cumplió sin
mayores inconvenientes. El presidente Pérez en horas del mediodía presenció el desfile
cívico-militar en la avenida 5 de julio, luego realizó una rueda de prensa donde sin
embargo realizó “(…) maltrato a los periodistas y fotógrafos que cubrieron las incidencias
del Bicentenario,”1017 culminando su agenda en la Planta South American Petrolite de
Venezuela para ponerla en funcionamiento y regresar a Caracas en horas de la tarde. 1018
Las conmemoraciones, compuestas no solamente de discursos, contribuyen con la
recreación de la memoria nacional siendo “(...) un hecho admitido que las razones
políticas son fundamentales en este caso, y que el Estado nacional juega un papel decisivo
en su definición.”1019

La solemnidad de la celebración del Bicentenario de Anzoátegui trajo consigo


limpiezas urbanas apresuradas que el público criticó. Aunque algunos se mostraron
complacidos por los actos verificados, otros consideraron que fueron insuficientes para
tapar la suciedad de la ciudad, que ese día lució un maquillaje en algunos sectores,
específicamente por la ruta recorrida por las autoridades. La secretaria Virginia Guevara
comentó: “Fantástico. Lo que vi me gustó mucho, especialmente el desfile cívico-militar
y las acrobacias de los F 16. Todo salió bien, porque los actos tuvieron vistosidad y el
público pudo disfrutarlos a plenitud.” El desempleado Celso Palma opinó: “Se vio bien.
Lo único malo fue que no limpiaron todas las calles sino que hicieron sólo por donde iban
a pasar el Presidente y los ministros. Ojalá que el Presidente pudiera venir todos los días,
así se verían obligados a limpiar la ciudad con más frecuencia.” Mientras el obrero
Oswaldo Borges dijo: “Eso no fue más que una pantalla política, porque se avecina la
elección del gobernador y de las autoridades municipales. Barcelona pasa 364 días sucia,
y si no es porque viene el Presidente de la República no la limpian.”1020

Un tema que había quedado pendiente luego de las conmemoraciones fue la


ubicación definitiva de la réplica de la espada obsequiada por el gobierno colombiano.

1017
“Regia celebración Bicentenaria” en: El Tiempo, Puerto La Cruz 15 de noviembre de 1989.
p.1.
1018
“Donada por el Museo de Pamplona, La Espada de Anzoátegui” en: El Universal, Caracas 15
de noviembre de 1989. p. 1-12.
1019
Carlos Demasi: “La construcción de un héroe máximo: José Artigas en las conmemoraciones
uruguayas de 1911” ... p. 1030.
1020
Miriam González: “El Tiempo en la calle” en: El Tiempo, Puerto La Cruz 18 de noviembre de
1989. p.26.
265
Hernán Calcurián Rojas el 12 de enero de 1990 le remitía un telegrama al General de
Brigada Alberto Silva Bohórquez, Comandante de la Guarnición de Barcelona, en el cual
le pedía amablemente le fuera enviada a la Dirección de Ceremonial el obsequio que había
quedado bajo su custodia.1021 El 14 de junio, esta vez se comunicaba con el nuevo
gobernador del estado Anzoátegui, Ovidio González, requiriéndole la vuelta del
regalo.1022 Días más tarde, insiste y le escribe al militar José Francisco Rendón Reyes,
quien para entonces dirigía la Escuela de Formación de Oficiales de las Fuerzas Armadas
y además había formado parte de la comisión nacional, remitiéndole las dos epístolas
anteriores más al acta de la donación, puesto que “se ha tratado sin éxito que el
comandante de la guarnición de Barcelona, haga el respectivo envío a este despacho de
la espada antes mencionada” por lo cual le solicitaba sus buenos oficios para lograrlo.1023
Se desconoce hasta el día de hoy la ubicación de la espada. Al parecer, después de tanta
pompa y tanto protocolo la espada se perdió.

En todas las actividades de aquella celebración se notó una fuerte presencia del
Estado, sus autoridades fueron las que decidieron las características del ceremonial, las
organizaron y ejecutaron, a través de un ministerio en particular y con apoyo de la
institución castrense. El día central el resto de los poderes del Estado también se
incorporaron a la actividad a través de sus representantes.

La memoria y conmemoraciones sobre José Antonio Anzoátegui se han mantenido


luego del bicentenario del natalicio, tanto en Venezuela como en Colombia, con sus
altibajos. Hace unos años se decretó por parte del Congreso colombiano la Ley Nº 1526
del 26 de abril de 2012: “Por la cual se rinde honores al señor General José Antonio
Anzoátegui y se le reconoce como figura ejemplar de la Patria.”1024 Proponía la
exaltación de la memoria del héroe nacional por su intervención en la Independencia,
permitiendo la libertad de la República.

El Ministerio de la Cultura de aquel país adoptaría las políticas necesarias para

1021
ADGCAH: Carpeta José Antonio Anzoátegui.
1022
Ídem.
1023
Ídem
1024
“Ley Nº 1526, 26 Abril 2012. Por la cual se rinde honores al señor General José Antonio
Anzoátegui y se le reconoce como figura ejemplar de la Patria.” Consultado vía web:
Wsp.Presidencia.GOV.CO/Normativa/Leyes/ley152626042012(2) pdf. 29-7-2016. 11:30 pm.
266
que los Museos Históricos y las distintas entidades de formación de la juventud
estimulasen la realización de exposiciones, estudios, memorias y afines sobre la vida del
prócer oriental, mientras su par de Educación se encargaría de ilustrar al estudiantado
sobre su importancia. Por medio del de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones y Servicios Postales Nacionales se colocaría en circulación una emisión
de serie filatélica en su honor. Asimismo se creó la Gran Medalla de Condecoración al
Mérito Libertador General José Antonio Anzoátegui, destinada a civiles y militares “de
extraordinarias virtudes, aporte o valor, en su actuar por la libertad de los colombianos,”
contando con dos categorías, la primera sería la medalla oficial, la cual se concedería a
un miembro de la fuerza pública, quien con ocasión de sus obligaciones hubiera
demostrado extraordinario decoro, aporte o valor, y la segunda correspondería al galardón
cívico, concedida a las personas naturales o jurídicas. Este premio sería entregado por el
Primer mandatario anualmente, preferiblemente el 15 de noviembre, fecha de la muerte
del héroe. La Ley autorizaba al gobierno colombiano para erigir un busto en la plaza
principal del Municipio de Anzoátegui, en Tolima, y emprender un programa especial de
becas universitarias a los cinco mejores bachilleres egresados de los planteles de la
jurisdicción, además se erigiría otro, pero en el Museo Casa Anzoátegui en Pamplona.1025
Este precepto fue propuesto un año antes por el senador Juan Lozano Ramírez, con una
muy interesante exposición de motivos.

Los homenajes por el 225 aniversario de su nacimiento en el 2014 se realizaron


inusualmente tanto en Barcelona como en Puerto La Cruz. Doce coronas de flores
quedaron a los pies de la estatua de Anzoátegui en la Plaza Boyacá, a posteriori de los
honores rendidos tanto por militares y entes públicos del estado. El primer mandatario
regional Aristóbulo Istúriz encabezó los actos, en compañía de los alcaldes de la zona
metropolitana y del actor Jorge Reyes, luego la conmemoración se trasladó hasta Puerto
La Cruz con el vicepresidente Jorge Arreaza y el presidente de la Asamblea Nacional
Diosdado Cabello, “los ruidosos aviones Sukhoi cruzaron el cielo y una vela con la cara
de Hugo Chávez se levantó sobre la bahía de Pozuelos, entre pitos y arengas” las
ceremonias aeronavales no se oyeron en Barcelona. Se quejaba el poblador José Hurtado
Moy por el traslado como si se tratara de un comparsa de carrozas al costado del mar,
“deben haber olvidado donde nació, eso pasa cuando quienes nos gobiernan no respetan

Idem.
1025

267
nuestra historia local y gentilicio porque no les duele.” 1026

Contrastaba la celebración momentánea con el estado de abandono en que se


encontraba el Salón de Actos Anzoátegui. Allí no hubo bandera izada, la única que hondeó
fue la de una tienda cercana al bulevar 5 de julio, “mercado persa” que se ubica en los
alrededores de la descalabrada edificación. En la placa que se encuentra a la entrada se
informa de su remodelación en 2006 durante la gestión de gobierno de Tarek William
Saab, al parecer solo “fueron mejoras efímeras.” La edificación adscrita para ese año a la
Dirección de Cultura de la gobernación tenía para entonces 10 aires acondicionados
dañados y le faltaba el agua para el funcionamiento de tres baños, “antes podíamos usar
(…), pero ahora las pocetas no bajan. La señora que limpia nos dice que no tienen
desinfectante.” El cronista Maximilian Kopp comparaba el estado deplorable del
inmueble con la limpieza y el mantenimiento de la Casa Museo Anzoátegui de Pamplona,
lugar que había visitado recientemente. 1027

Museo pamplonés que también con el pasar de los años fue decayendo,
especialmente su infraestructura. En mayo del 2019 su director Jaime Uribe mostraba las
fallas estructurales y las grietas en paredes, pisos y techos, del inmueble que tiene 29 años
desde su restauración con el apoyo de la Fundación para la Conservación y Restauración
del Patrimonio Cultural colombiano sin ser sometida a mantenimiento. El deterioro de la
casona se aceleró cuando hace cinco años construyeron un edificio en uno de sus costados
ocasionando la caída del muro lateral. Uribe cree que para iniciar las acciones de
recuperación del museo se requiere declararlo en urgencia manifiesta y así presentar el
proyecto al Ministerio de la Cultura el cual estaría en mil millones de dólares, todo esto
justamente en el año bicentenario del fallecimiento del prócer. 1028

Este amplio bosquejo de las celebraciones a nombre de José Antonio Anzoátegui

1026
PASSALACQUA, Salvador: “Abandono del Salón de Actos Anzoátegui contrasta con la
celebración de su natalicio” en: elmercuriowebinformamostodo. 14 de noviembre de 2014.
Https://el mercurioweb.com/archivo-noticias/2014/11/14/descalabro-del salón-de-actos-
anzoátegui-contrasta-con lacelebración-de-su-natalicio. Consultado 9-8-2019, 8: 45 am.
1027
Idem.
1028
“Museo Casa Anzoátegui de Pamplona puede caerse” en:
Https://www.laopinión .com.co/pamplona/museo-casa-anzoátegui-de-pamplona-puede-caerse-
177404?fbclidiwAR153e9k9lq6.8hp7. Pamplona jueves 23 de mayo de 2019. 2:37 am
consultado: 8-10-2019: 7:00 pm.
268
en los siglos XIX, XX y XXI, da cuenta de una manifestación nacional, que es tendencia
universal, en buscar modelos en sus próceres y se expresa en las múltiples formas de
honrarlos. En relación con ese patrón, durante el diecinueve se desarrollaron en Venezuela
una gran cantidad de representaciones para enaltecer a esas personalidades, por lo general
actores de pasados recientes pero que habían emprendido la fundación de la Nación
independiente. Esto tenía una finalidad: la necesidad de empezar a contar nuestra historia
a partir de la Independencia, de conocer a sus protagonistas y de afianzar valores
nacionales para que fuesen heredados por las futuras generaciones.1029

La función que le fue asignada a los héroes cambia para el siglo XX, ésta
modificación se puede entender mejor a partir de los planteamiento del historiador
Germán Carrera Damas, quien considera de principal interés revisar la conceptualización
relativa a éstos y el rol que desempeñaron en la historia latinoamericana, criticando a
quienes han tenido por objetivo no ya el dejarlos descansar en paz, sino “(...) ponerlos a
lidiar de nuevo, pero ahora por objetivos que suelen guardar escasa o ninguna relación
histórica con aquellos hacia los que, en su tiempo, estuvieron dirigidos su pensamiento y
su acción, o que los contradicen diametralmente.” El propósito no es historiográfico sino
político e ideológico, es una operación practicada comúnmente con la significación
histórica y la acción y el pensamiento de los grandes hombres cuando se les pone al
servicio de causas actuales. Han dictado cátedra en el caso venezolano Antonio Guzmán
Blanco, Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras, Marcos Pérez Jiménez y Hugo
Chávez Frías, tampoco fueron ajenos gobernantes de la democracia representativa,1030
ejemplos como los de Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez que hemos estudiado
ampliamente para el caso particular de José Antonio Anzoátegui lo demuestran.

Marian Caballero Torres: “El Héroe cabalga sobre el lienzo de la gloria” … p. 35.
1029

Germán Carrera Damas: “Bolívar y el presente latinoamericano: el rescate de Bolívar” en:


1030

Venezuela: proyecto nacional y poder social ... pp.244-247.


269
CAPÍTULO 14
GESTIONES PARA EL INGRESO DE LOS RESTOS EN EL PANTEÓN
NACIONAL (1876-2015)

14.1 Extravío de los vestigios

Como hemos visto, el culto a los héroes ha sido una política del Estado venezolano
desde el siglo XIX hasta el más inmediato presente y como bien sabemos ha tenido a
Simón Bolívar como su máximo exponente.1031 En este marco puede entenderse el
decreto N° 5833 mediante el cual se creaba con carácter temporal una comisión
presidencial que tendría por objeto el proceso de investigación científica e histórica sobre
los acontecimientos relacionados a la muerte del Libertador publicada en la Gaceta
Oficial el 28 de enero del 2010. Entre el 15 y 16 de julio fueron exhumados los restos de
Simón Bolívar que se ubican en el Panteón Nacional para realizar investigaciones y
comprobar si realmente había fallecido de tuberculosis como fue diagnosticado por el
médico Alejandro Prospero Reverend en 1830.1032 La difusión que le dio el gobierno de
Hugo Rafael Chávez Frías1033 al proceso de la exhumación generó una polémica en los
medios de comunicación y la sociedad en general.1034

1031
“(...) Hugo Rafael Chávez Frías, actual Presidente de la por él bautizada República Bolivariana
de Venezuela, ha llevado el Culto a Bolívar al desenfreno.” Germán Carrera Damas: “Mitología
política e ideologías alternativas: El bolivarianismo-militarismo” en: Mitos Políticos en las
sociedades andinas. Orígenes invenciones y ficciones ... p. 398. Entre las gestiones exaltadoras
realizadas por su gobierno se cuentan además la construcción del Mausoleo al Libertador y la
presentación de un nuevo rostro a partir de los estudios antropológicos llevados a cabo con sus
restos. Para el historiador Nikita Harwich Vallenilla “el culto bolivariano actual en Venezuela,
asimilado a una religión de Estado, intenta lograra una síntesis imperfecta entre el mito oficial del
superhombre y el mito radical del revolucionario social (...)” “Un héroe para todas las causas:
Bolívar en la historiografía” ... pp. 7 y 20. Para ampliar sobre el culto a Bolívar durante parte del
gobierno de Hugo Chávez véase: John Lynch: Simón Bolívar ... pp. 399-405.
1032
“Exhumación de sus restos. El regreso a casa del Libertador” en: Memorias de Venezuela, 15
(Caracas, septiembre de 2010), p. 47.
1033
Una década antes había señalado erróneamente sobre el prócer oriental “(…) Anzoátegui lleva
el nombre de aquel General de la Casa Fuerte, patriota y valiente: José Antonio Anzoátegui, y
resulta que José Antonio Anzoátegui precisamente fue uno de los Generales más leales a Bolívar,
porque a Bolívar también lo traicionaron.” No estuvo el héroe barcelonés en ese episodio de la
historia militar de la guerra de Independencia. Véase: Discursos y Alocuciones. Palabras del
Presidente/Candidato Hugo Rafael Chávez Frías en Barcelona, Estado Anzoátegui. 29 de abril del
2000. En: Http://www.todochavez.gob.ve.
1034
Manuel Almeida Rodríguez: “Ver, palpar... sentir a Bolívar” en: Memorias de Venezuela, 15
(Caracas, septiembre de 2010), p. 41.
270
En este mismo contexto llama la atención que cuatro años después de los
procedimientos adelantados para averiguar las causas de la muerte de Bolívar,
procedimientos que partían de dudar de la verdad consagrada por el informe de Reverend,
se emane a abrir averiguación sobre las causas del deceso de uno de sus más fieles
servidores. El 14 de noviembre del 2014, al cumplirse 225 años del nacimiento de José
Antonio Anzoátegui, el Presidente Nicolás Maduro le encomendó al Vicepresidente Jorge
Arreaza que nombrara una comisión que estudiara las causas de la muerte del prócer y
ubicara sus restos.1035

Por medio de un despacho de la segunda autoridad de la Nación, del 17 de abril


de 2015 y publicado tres días más tarde en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana
de Venezuela se oficializó tal delegación.1036 Se justificaba el nombramiento1037 por la
importancia histórica y cultural que para la Nación -según el gobierno- tenía aclarar y
despejar las dudas tejidas en torno a la muerte haciéndose necesario ubicar sus restos.
También le correspondería el resguardo, estudio, preservación y difusión de la memoria,
facilitando y agilizando actividades divulgativas e informativas para el pueblo venezolano
sobre la actuación de Anzoátegui en la Independencia. 1038
En la justificación se puede

1035
Al hacerse pública la información el historiador Tomás Straka opinó en su muro de la red
social de Facebook, y compartió lo señalado por quien previamente había escrito una biografía
sobre el prócer: “Iba a decir ‘Sin Palabras’, pero creo que hay que citar el comentario de Fernando
Falcón: ‘Si se tomaran la molestia de leer más y hablar menos, sabrían que Anzoátegui murió
como consecuencia de una epidemia de cólera en noviembre de 1819. Se contagió visitando los
hospitales de campaña. Hay varias cartas que lo confirman. Además, los restos de Anzoátegui
fueron enterrados en la Catedral de Pamplona, la cual fue totalmente destruida por el terremoto
de 1875. Los restos de los allí enterrados se confundieron al levantar los escombros y fueron
sepultados en una fosa común…de nada.” ¿Realmente esa fue la causa de la muerte? La opinión
produjo catorce comentarios de los cuales rescatamos cinco: “Julio López Saco: Inmundicia de
gente…y mientras tanto la Academia de la Historia no dice ni esta boca es mía. Bravo.”
“Guillermo Aveledo Coll: La Academia ha de hablar con cuidado.” José Caripe: “Seguro, son los
investigadores del CNH y AGN que se tomaran la molestia de investigar la muerte misteriosa.”
“Julio López Saco: Pero debe hablar Guillermo, pronunciarse ante tanta ignominia, aun
manteniendo la prestancia académica …” (…) En: Http://www.facebok.com/Tomás.Straka.9659.
18 de noviembre de 2014. 19:56 pm./Crean comisión para investigar muerte de José Antonio
Anzoátegui ¡prócer muerto en 1819!
1036
“Resolución mediante la cual se nombra una Comisión Investigadora que se encargará de la
activación del proceso de investigación científica e histórica sobre los hechos y acontecimientos
relacionados con el fallecimiento de José Antonio Anzoátegui y la ubicación e identificación de
sus restos mortales, la cual estará integrada por los ciudadanos y ciudadanas que en ellas se
mencionan” en: Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, Nº 40.643, Caracas 20
de abril de 2015. pp. 1-2.
1037
Integrada por: Pedro Calzadilla, Luis Felipe Pellicer, Reinaldo Iturriza, Aristóbulo Istúriz,
Manuel Fernández, Gustavo Pereira, Carmen Bohórquez y Mónica Chalbaud.
1038
El primer mandatario nacional mantuvo su interés en el prócer oriental, ya que, en 2017, a 228
271
leer “(…) y a su vez es necesario ubicar sus restos mortales enfatizando que en la
actualidad se cuenta con el avance tecnológico y científico que permitirá la revelación de
los detalles necesarios para determinar y desentrañar los hechos (…)”1039 Veamos qué
acciones se habían llevado a cabo con anterioridad referidas a la ubicación de los restos
de José Antonio Anzoátegui y revisaremos que ha dicho la historiografía en referencia a
las causas de su fallecimiento. La conservación de partes del cuerpo de próceres de la
independencia ha tenido una amplia historia en Suramérica,1040 pues dicha tarea se
convierte en una operación fundamental en el proceso de construcción heroica.

Como sabemos, el 15 de noviembre de 1819 José Antonio Anzoátegui murió en


Pamplona.1041 Para la investigadora Patricia Cardona Zuluaga la inmortalidad de un héroe
se inicia en el momento de su fallecimiento, entendida no como el fin de la vida sino
como un nuevo comienzo. “El héroe muere joven en la efervescencia de la aventura, gana
la carrera a la decrepitud, a la quietud, así evita ver mancillado su cuerpo viril por las
arrugas, la lentitud y la monotonía.”1042

Fue enterrado a la manera colonial Anzoátegui el día 16 en la Iglesia Nuestra


Señora de las Nieves.1043 El Santuario se cayó por los efectos del terremoto de Cúcuta del
18 de mayo de 18751044 y “se perdió así la ubicación precisa de la tumba.” 1045 ¿Tendrían
noticias las autoridades venezolanas del estremecimiento que afectó a Pamplona?

años de su nacimiento recordó su accionar publicando un vídeo en su cuenta de la red social


Facebook. Véase: “Presidente Maduro resaltó legado heroico de José Antonio Anzoátegui” en:
Correo del Orinoco, La artillería del pensamiento, Caracas 15 de noviembre de 2017. p. 4.
1039
“Resolución mediante la cual se nombra una Comisión Investigadora ... en: Gaceta Oficial de
la República Bolivariana de Venezuela, Nº 40.643, Caracas 20 de abril de 2015. pp. 1-2.
1040
Véase: Funerales republicanos en América del Sur: Tradición ritual y nación, 1832-1896.
Santiago de Chile, Centro de Estudios Bicentenario, 2006. (Carmen McEvoy editora)
1041
Falleció en la casa de habitación de la familia Vargas de la Rosa, propiedad de la familia
Bautista en 1963, situada una cuadra y media de la Plaza Mayor, está señalada con una lápida
recordatorio “En esta casa rindió su jornada el Prócer de la Independencia José Antonio
Anzoátegui. A la gloriosa memoria la Municipalidad de Pamplona tributa este homenaje. Cabildo
1935-1937.” Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 449.
1042
Patricia Cardona Zuluaga: “Del héroe mítico, al mediático. Las categorías heroicas: héroe,
tiempo y acción” ... p. 58.
1043
“Partida de defunción del general Anzoátegui” en: Boletín de la Academia Nacional de la
Historia, 90 (Caracas, abril-junio de 1940), p. 366.
1044
Para mayor información sobre el movimiento de tierra y sus efectos puede consultarse: El
Terremoto de Cúcuta 1875-1925. Bogotá, Editorial Minerva, 1926. (Luis Febres Cordero
compilador)
1045
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 449.
272
Seguramente sí. ¿Sabrían que probablemente los despojos de José Antonio Anzoátegui
habían desaparecido producto del movimiento? Sus posteriores gestiones hacen indicar
que no.

Para la fecha del terremoto ya habían desaparecido físicamente los representantes


de la generación guerrera de la Independencia, y la nueva de jefes políticos-militares “(...)
por más que se esforzara en presentarse ante el país como la sucesora de ese círculo de
fundadores de la patria, no podía exhibir similar aureola de prestigio.” 1046
Por eso era
esencial planificar un ceremonial patriótico que mantuviera prendida la llama de adhesión
a los próceres de la Nación para legitimar al Estado y a sus representantes. Antonio
Guzmán Blanco y sus sucesores políticos se encargaron de organizar y sistematizar el
culto a la memoria de los héroes que tendrá su templo en el Panteón Nacional1047 e
igualmente, y por disposición legal un retrato del Libertador debía obligatoriamente
ubicarse en la pared de toda oficina pública y en el mismo orden de ideas se decretará la
nueva moneda nacional, el bolívar de plata, que ha sido hasta el presente el nombre de
nuestro cono monetario.1048 Sugestivo destacar lo señalado por José María Salvador
González, quien expone que el proceso de construcción de la imagen heroica monumental
de los hombres nacionales destacados en Venezuela es muy tardío, y piensa el
investigador que toma forma a partir del 7 de noviembre de 1874 con la inauguración de
la estatua del Libertador en Caracas.1049

Previamente, el 27 de marzo de ese año, fue cuando el primer mandatario nacional


promulgó la transformación de la Iglesia de la Santísima Trinidad de Caracas en Panteón
Nacional. En los considerandos de su decreto número 43 trazaba: “es signo característico
de la vitalidad y grandeza de los pueblos culto de su historia. (sic) Pero no basta que la
memoria de sus héroes se conserve por la posteridad en aquellas páginas, si no que sus
cenizas deben guardarse con religioso respeto, levantando asi (sic) el perdurable

1046
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana.
pp. 268-269.
1047
Lucas Guillermo Castillo Lara: El Panteón Nacional. Caracas, Ediciones Centauro, 1980. p.
74.
1048
Nikita Harwich Vallenilla: “Un héroe para todas las causas: Bolívar en la historiografía” ... pp.
7-12.
1049
José María Salvador González: “La mitificación verbal de Simón Bolívar en Venezuela bajo
el régimen de Antonio Guzmán Blanco (1870-1888)” ... p. 307.
273
monumento de la gratitud nacional.”1050 La obra fue inaugurada el 28 de octubre de 1875,
sin embargo, la verdadera consagración se cumplió el mismo día de San Simón un año
más tarde cuando se movilizaron desde la catedral, donde reposaban desde 1842, los
restos del Libertador. 1051

Resulta lógico para el investigador Napoleón Franceschi González el


planteamiento de organizar un lugar donde ubicar los restos de los próceres venezolanos,
pues guardaba relación con una tradición existente desde la antigüedad, en la cual: “La
generalidad de las sociedades o estados ha tenido predilección por guardar las cenizas de
sus notables, fuesen éstos grandes sacerdotes, reyes, emperadores, y sobre todo sus
héroes. Y en las antiguas sociedades de Grecia y Roma, ello tuvo lugar destacado en su
vida cívica.”1052 Estas actuaciones del Estado se sustentaban en actividades funerarias que
fueron trasformadas en prácticas políticas que tenían como fin la oficialización de los
héroes.1053

Antonio Guzmán Blanco el 13 de marzo de 1876 había decretado reubicar en el


Panteón Nacional los restos de los próceres1054 más importantes de nuestra
Independencia. En una extensa lista de generales confeccionada para tal fin, 118 en total,
José Antonio Anzoátegui aparece de número 55, e identificado como “Juan N.
Anzoátegui,”1055 siguen 92 coroneles y 45 civiles eminentes. La normativa establecía que
los gastos de exhumación, viaje e inhumación se haría por cuenta del Erario Nacional y
se encargaría de la ejecución a una Junta compuesta por tres ciudadanos, quienes debían

1050
Lucas Guillermo Castillo Lara: El Panteón Nacional ... pp. 75-76.
1051
Leszek Zawisza: “Panteón Nacional” en: Diccionario de Historia de Venezuela. 2 ed. Caracas,
Fundación Polar, 1997. T. 3. pp. 488-489.
1052
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana.
p. 269.
1053
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el
Perú (Siglos XIX y XX) ... p. 10.
1054
“No todos los héroes son próceres. En la centuria pasada el calificativo de héroes y prócer se
usó de manera indistinta. Con fecha un poco tardía, en 1869 se promulgó el Decreto
Reglamentario sobre Próceres, condición reconocida a quienes pudieran acreditar haber servido
en el Ejército Libertador durante la Guerra de Independencia, entre el 19 de abril de 1810 hasta
el 23 de enero de 1826, (...)” Marian Caballero Torres: “El Héroe cabalga sobre el lienzo de la
gloria” … p. 32.
1055
“El porqué de ´Juan N` es seguro que se deba al desconocimiento, por parte del secretario
compilador, del verdadero nombre. Recurso, muy empleado y fácil de encontrar en variedad de
documentos de ese tiempo.” Marco Delgado Rodríguez: Apuntes de la investigación relativa a
los restos mortales del general José Antonio Anzoátegui Hernández. p 3.
274
cumplir todo lo relativo a la disposición tanto de los restos depositados en el territorio de
la República, como de los que se encontraban en el extranjero, el Ministerio de Hacienda
otorgaría los recursos necesarios. 1056

La repatriación de los restos se puede considerar equivalente al funeral cívico y


político que sus compañeros de armas fueron incapaces de realizar en su debido momento,
puede ser apreciado como un punto de inicio de un dispositivo memorial conmemorativo
e identificatorio que se extenderá por un largo periodo, en el cual la figuración del
fallecido se moviliza abriendo así a un juicio cambiante.1057

De tal forma, el Estado asume que es parte de su competencia y compromiso con


la sociedad intervenir de manera directa en los gastos de las exequias de aquellos
personajes que tomaron parte activa en el proceso de Independencia.1058 A partir de
entonces los restos y las reliquias de los héroes son objeto de un tratamiento personal,
tomado de la tradición religiosa, en el cual éstos adquieren un carácter sagrado para la
Nación y por lo tanto son objeto de los mayores honores, propios del privilegio
correspondiente.1059

El “Autócrata Civilizador” y los gobernantes posteriores comprendieron la


importancia del culto a los héroes como una religión cívica, que contaba con un templo
mayor donde se ubicarían los restos y cenizas de los próceres, y que serviría de escenario
para las solemnes efemérides periódicas “donde los pontífices de la nueva religión
auspiciada por el Estado, legitimaban con su prédica patriótica al propio Estado y a
quienes lo encarnaban como jefes políticos y militares.” 1060
De esta manera, los
gobernantes de turno siguen “llenando de difuntos ilustres el lugar, para que el desfile de
inhumaciones sucedido en cada lapso presidencial confirme la estelar plaza del hombre

1056
“Decreto que acuerda se trasladen al Panteón Nacional los restos de los próceres de la
Independencia y ciudadanos eminentes que en él se expresan” en: Gaceta Oficial de los Estados
Unidos de Venezuela, Nº 782, Caracas 13 de marzo de 1876. pp. 1-2. El documento fue firmado
y refrendado el 11 de febrero de 1876.
1057
Eduardo Hourcade: “La repatriación de los restos de Rosas” en: Conmemoraciones,
patrimonio y usos del pasado... p. 38.
1058
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el
Perú (Siglos XIX y XX) ... p. 206.
1059
Ibíd.; p. 81.
1060
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana.
pp. 291-292.
275
semidormido en el centro.”1061 Operación que va desde el listado inicial de Guzmán
Blanco hasta los combatientes de la guerrilla de los sesenta.

En 1885 desde El Lápiz, Tulio Febres Cordero compartía la idea del Papel
Periódico Ilustrado, y proponía que: “(…) la figura más brillante en el glorioso campo de
Boyacá fue la del general José Antonio Anzoátegui (…) jefe de la guardia de honor de
Bolívar (…) Ocho (sic) años de inestimables servicios á la patria colocan su nombre en
el Panteón de la Historia y le hacen vivir en el corazón de los colombianos la vida de los
inmortales.”1062

Mientras tanto en Pamplona, una década más tarde del sismo de 1875:

(…) Un cabildo posterior a 1886 regaló a la Diócesis la tercera parte de la manzana


central de la ciudad, para allí edificar la Catedral. En 1888, el señor obispo, doctor
Ignacio Antonio Parra, dispuso la demolición del viejo templo para aprovechar la piedra
en la nueva construcción, encomendando la dirección de esa labor al señor Jesús Arias.
Inmediatamente me dirigí a esta honorable persona para recordarle que el general
Anzoátegui había sido enterrado en aquella vieja Catedral: para recalcarle el cuidado
con que menester era proceder para hallar las veneradas reliquias. Una mañana le vi
venir hacia mí con un bulto terroso en la mano y al momento sentí una extraña emoción:
la que presiente el misterio que encierra el polvo que un día animase el corazón del gran
venezolano… me equivoqué: pero si tuve en mis manos un cráneo, dentro de dos aros
de hierro en cruz: urna humilde, que en horas de lucha encerró la vida heroica de un
soldado desconocido (…) los trabajos de excavación terminaron y las cenizas del
general Anzoátegui, ¡Oh, dolor! Halladas no fueron. Hoy [1930] sobre esas tierras
sagradas, se levantan construcciones modernas (…).1063

Ante la evidencia dejada por el General Severo Olarte V, pareciera que todo
trabajo posterior de ubicación sería en vano. Por su parte, la “Sociedad Anzoátegui”
propuso en su reunión del 7 de agosto de 1888, que el gobierno venezolano trasladase los

1061
Elías Pino Iturrieta: El Divino Bolívar. Ensayo sobre una religión republicana... p. 27.
1062
“José Antonio Anzoátegui” en: El Lápiz, Mérida 28 de octubre de 1885. p. 1.
1063
El testimonio es del militar Severo Olarte V, que le envió una epístola a Andrés Pacheco
Miranda en 1930. Éste había escrito un artículo en El Universal, en diciembre de 1927, señalando
que los restos de Anzoátegui estaban enterrados en el cementerio de Pamplona, en el mismo
insinuaba la conveniencia de trasladarlas al Panteón Nacional. “Mi distinguido amigo, el
colombiano general Severo Olarte V, en carta que me dirige con fecha 18 [septiembre] me informa
dolorosamente que las cenizas del vencedor de Boyacá desaparecieron por descuido de los que
estaban más llamados a cuidarlas. (…) y ciertamente es amarga la información precisa del general
Olarte, sin embargo, la agradezco, porque ya sabemos que los restos del héroe barcelonés se
convirtieron en nada.” Andrés Pacheco Miranda: De Re Histórica. pp.185-187.
276
restos del prócer al recinto de los héroes, seguramente desconociendo lo señalado.1064 En
el mismo orden de ideas, desde el periódico La Conciliación, de Villa de Cura, a un mes
de la conmemoración del centenario de su nacimiento proponía que la administración
nacional tendría buena parte en la actividad al traerlos para enriquecer el Panteón
Nacional.1065

Para Antonio Guzmán Blanco no sólo fue urgente construir carreteras y vías
férreas; organizar y equipar un Ejército nacional; dominar a los caudillos a través de un
complejo sistema de alianzas, era fundamental dotar a la Nación de un sustrato jurídico,
político e ideológico a partir de la organización institucional y una simbología expresada
en la Bandera, el Escudo, el Himno Nacional, los héroes militares y sus epopeyas. No fue
casualidad que él y sus sucesores, Juan Pablo Rojas Paúl y Joaquín Crespo entre otros, le
dieran tanta importancia a toda “esa parafernalia patriótica.”1066

Después del “Ilustre Americano” fue el general Joaquín Crespo el mandatario que
con mayor desvelo se ocupó del Templo de los próceres, pues durante su gobierno se
realizaron más de diez inhumaciones de eminentes personajes,1067 siendo su contribución
más valiosa la erección de cuatro monumentos conmemorativos. Por decreto del 22 de
enero de 1895 se destinó al precursor Francisco de Miranda la cabecera de la nave derecha
en cuyo lugar se erigiría un cenotafio para conmemorar sus extraviadas cenizas. También
fue construido por Julio Roversi en Italia por 76.000 bolívares e inaugurado el 5 de julio
de 1896.1068

Otro sepulcro fue construido para los restos del mariscal de Ayacucho, Antonio
José de Sucre, luego de agotadas las gestiones para su repatriación.1069 El monumento fue
obra del escultor español Juan Bautista Sales y asimismo fue realizado en Italia por un
costo de 100.000 bolívares, pero erigido en 1903 durante el mandato de Cipriano Castro.

1064
“Sociedad Anzoátegui” en: La Nueva Era, Barcelona 15 de agosto de 1888. p.1. “Dos fechas
notables” en: Ibíd.; Barcelona 14 de noviembre de 1888. pp. 1-2.
1065
“Centenario de Anzoátegui” en: La Conciliación, Ciudad de Cura 24 de octubre de 1889. pp.
1-2.
1066
Napoleón Franceschi González: El culto a los héroes y la formación de la nación venezolana.
p. 271.
1067
Lucas Guillermo Castillo Lara: El Panteón Nacional ... p. 89.
1068
Ibíd.; p. 90.
1069
Manuel Landaeta Rosales: El Panteón Nacional. Caracas, Imprenta Colón, 1896. pp. 8-10.
277
1070
El 5 de julio de 1896 Joaquín Crespo decretó la erección de otros dos monumentos
en el Panteón, uno a la memoria del prócer José Gregorio Monagas cuyo centenario se
había conmemorado un año antes y otro a la Federación. Fueron sus constructores los ya
nombrados Roversi y Sales e inaugurados los monumentos el 24 de marzo y 22 de abril
de 1897, respectivamente. 1071

El investigador Rodrigo Gutiérrez Viñuales analizó que entre los monumentos


conmemorativos de esa época en toda Iberoamérica es muy alto el porcentaje de obras
ejecutadas por artistas europeos en el continente, en algunas oportunidades por falta de
escultores locales y en otras en detrimento de artistas con posibilidades de realizar las
obras con gran dignidad. El encargo a europeos también se debió al propio afán de los
gobiernos de contratar obras de firmas reconocidas en el viejo continente de tal manera
que las localidades americanas se parecieran a las europeas. Otro aspecto que debe
señalarse es el hecho de la falta de empresas de fundición artística hasta época bastante
tardía, determinando que los monumentos en bronce debieran ser vaciados en los centros
europeos como París, Roma, y Múnich, donde se encontraban precios más bajos. 1072

En este marco no fue casualidad que las más importantes gestiones para repatriar
los restos de José Antonio Anzoátegui fueran realizadas por el gobierno de Joaquín
Crespo, pues en 1896 promovió todas las diligencias convenientes para trasladarlos a
Venezuela, ya que serían inhumados en el Templo de los próceres el día 7 de agosto de
1897, en homenaje al septuagésimo octavo aniversario de la Batalla de Boyacá, quedando
encargado de la ejecución el Ministerio de Relaciones Interiores. 1073

A partir de ese momento se iniciarán los trámites. El Ministro Juan Francisco


Castillo, el 13 de julio, le remitirá a su par de Exteriores la Gaceta Oficial en la cual se le
encomendaba el encargo y “esperando que por ese Despacho de su digno cargo se

1070
Lucas Guillermo Castillo Lara: El Panteón Nacional... pp. 90-91.
1071
Ibíd.; p. 91.
1072
Rodrigo Gutiérrez Viñuales: “La Independencia y los héroes americanos en el monumento
público” en: Studi latinoamericani /estudios latinoamericanos, 206 (Unide, 2006) pp. 1-12.
Disponible en: Https://www.researchgate.net/publication/261913871-la-independencia-y-los-
héroes-americanos-en-el monumento-publico. Consultado el 02-3-2019. 2:00 pm.
1073
“Decreto mandando erigir una estatua al ilustre Prócer de la Independencia General José
Antonio Anzoátegui en la ciudad de Barcelona del Estado Bermúdez” en: Gaceta Oficial de los
Estados Unidos de Venezuela, Nº 6757, Caracas 10 de julio de 1896. p.1.
278
practiquen ante el Gobierno de la hermana República de Colombia las diligencias
necesarias para obtener de él la entrega de los preciados restos que reposan en la ciudad
de Pamplona” para ser reubicados en el lugar que la Patria reserva a sus grandes
servidores. 1074 Dos días más tarde, Pedro Ezequiel Rojas le avisaba que por el correo se
había despachado rumbo a Colombia, específicamente al representante diplomático en
Bogotá, Marco Antonio Silva Gandolphi, la solicitud indispensable para que el gobierno
autorizare la exhumación y entrega de los restos, de igual forma se le decía al agente
venezolano que una vez obtenidos se encargara de que las “preciosas reliquias” viniesen
bajo la mayor seguridad.1075

Nuevas comunicaciones se generarán entre ambas autoridades en el mes de


febrero de 1897. El día 5, el Ministro de Interior le participaba a su par el breve tiempo
disponible desde ese momento hasta la fecha fijada, por lo cual le requería saber cómo
iban las gestiones.1076 El 8 le informó no haber recibido noticia alguna, lo que motivó el
envío de un nuevo telegrama al agente venezolano en la capital colombiana. 1077 Todo
seguía igual para principios del mes de junio, cuando otra vez, un muy preocupado Juan
Francisco Castillo le recordaba la “brevedad del lapso restante” para la celebración fijada
por el gobierno nacional.1078

El Ministro de Exterior Pedro Ezequiel Rojas, en una larga misiva del 30 de junio,
hacía una relación de los trámites realizados hasta ese momento e informaba: “A la
instrucción comunicada por cable contestó el 3 de abril del presente año el Señor Ministro
de Venezuela en Bogotá con la noticia de exigirse allí, como condición para la entrega de
los restos la de que se expresase la voluntad de la familia del General Anzoátegui en
cuanto a la exhumación, o por supuesto decir que ella los pidiese.” ¿Desconocían las
autoridades colombianas que los restos se habían extraviado por el terremoto de 1875 y
que se habían realizado algunas gestiones para ubicarlos? ¿Por qué tardó casi tres meses
en informar? ¿Era una excusa lo argumentado? Desde entonces más nada se había sabido.

1074
Marco Delgado Rodríguez: Apuntes de la investigación relativa a los restos mortales del
general José Antonio Anzoátegui Hernández. p. 11.
1075
Ibíd.; p. 13.
1076
Ibíd.; p. 14.
1077
Ibíd.; p. 15. “De febrero (…) Ministro Venezuela Bogotá urge comunique lo hecho sobre los
restos Anzoátegui. Tiempo se estrecha. Conteste. Rojas.” Ibíd.; p. 16.
1078
Ibíd.; p. 17.
279
Pensaba el Ministro se interponía alguna otra dificultad, y por la cercanía de la festividad,
“apenas si habrá lugar de resolver el envío de una comisión especial que reiterase la
solicitud, sin seguridad de un mediado éxito,” sometiendo a la consideración de Juan
Francisco Castillo diferir la traslación de los despojos. 1079

Definitivamente las autoridades venezolanas pospusieron el acto. Así fue


comunicado a través de la Gaceta Oficial del 13 de julio de 1897 informando al público
de los obstáculos que habían retardado las gestiones, modificando la actividad planificada
para el 7 de agosto “septuagésimo octavo aniversario de la batalla de Boyacá, en la cual
le fue inferida al héroe la herida que a poco tiempo le causó la muerte.” 1080 No se propuso
nueva fecha.

Otro de los gobiernos preocupados por la vuelta de los despojos será el de Juan
Vicente Gómez, desconociendo, consciente o inconscientemente, lo realizado hasta ese
momento por las anteriores administraciones. Catorce años después de las gestiones del
gobierno de Crespo volvía el Estado venezolano en la búsqueda de los restos de
Anzoátegui ante Colombia. No será producto de una idea propia del dictador, más bien
de un requerimiento realizado desde la ciudad de Barcelona por el General F. A.
Colmenares Pacheco y de otras personalidades. El 25 de marzo de 1911 el “benemérito”
le informaba que hacía suya la propuesta, pasándole la carta al Ministro de Relaciones
Interiores para que tramitase todo lo necesario para la exhumación.1081 Tres días más tarde
se decretaba nuevamente el traslado de los despojos de Anzoátegui al Panteón Nacional,

1079
Ibíd.; pp. 18-19.
1080
“Resolución referente a la inhumación de los restos del General José Antonio Anzoátegui” en:
Gaceta Oficial de los Estados Unidos de Venezuela, Nº 7061. Caracas 13 de julio de 1897. p.2.
Ese mismo día el Ministro de Interior le remitía la Gaceta al de Exterior y le decía: “Tan luego
como se reciba aviso de ese digno Despacho de que han sido removidas todas las dificultades, se
fijará la fecha que mejor convenga a la celebración de los actos decretados.” Este a su vez le
responderá el 20 de julio: “Este despacho ha tomado ya razón de la diligencia que le toca efectuar
con el objetivo de remover las dificultades habidas hasta ahora para conseguir la devolución de
las cenizas del Héroe; y se ocupará en solicitar los medios que cuadren mejor al propósito del
Gobierno. Para ello espera la próxima llegada a Caracas de la persona que servía la Legación en
Colombia y de la cual podrá obtener más amplia información respecto de la naturaleza de
aquellas.” Marco Delgado Rodríguez: Apuntes de la investigación relativa a los restos mortales
del general José Antonio Anzoátegui Hernández. pp. 20-21.
1081
“L I. Al General F.A. Colmenares Pacheco sobre traslación al Panteón Nacional de los restos
de Anzoátegui” en: El General J.V. Gómez. Documentos para la Historia de su Gobierno… p.
155.
280
encargándose de realizarlo a los entes de Interior, Exterior y Guerra y Marina.1082 El 29
del mes, Juan Vicente Gómez le respondía a los señores Armando Rolando, J.L Brito
Dominici, Julián T. Maza, Félix Taberda y J.B Parés Oriach, que los términos con los
cuales habían acogido la noticia los barceloneses de llevar al Panteón refrendaban de sus
paisanos un sentimiento de admiración por el héroe de Boyacá. 1083

Un año antes su gobierno procedió a la reforma general del Panteón Nacional


según el proyecto del arquitecto Alejandro Chataing, en el cual se introducían algunos
cambios en la fachada y se modificaba la decoración interna “colocando un cielo raso al
techo de la nave principal y artesanados de madera en las laterales” entre otras
innovaciones que fueron culminadas en julio de 1911 en ocasión de la celebración del
centenario de la Independencia.1084 Juan Vicente Gómez, según el historiador Germán
Carrera Damas, fue uno de los políticos más dedicados a enaltecer el culto al Libertador
“como acto de devoción personal pero igualmente con el propósito de amparar bajo su
prestigio (...) su obra de dictador.” 1085

Aprovechando las columnas echadas por el régimen guzmancista, la férrea


dictadura amplió la imagen heroica de Simón Bolívar a través de la labor llevada a cabo
por el banquero de profesión e historiador por afición Vicente Lecuna, quien se dedicó a
la tarea de recopilar y publicar las cartas del Libertador, de contribuir al rescate de la casa
natal en Caracas que “convirtió en un templo dedicado a la exaltación de la memoria del
Padre de la Patria y de promover la minuciosa investigación, en particular como jefe
militar.” 1086

Lo que se conocía en Pamplona, y al parecer se desconocía en Bogotá, se hará


público en Venezuela en septiembre de 1930, justo el año en que se culminaron las

1082
“Decreto de 28 de marzo de 1911 por el cual se ordena trasladar al Panteón Nacional, los restos
del ilustre prócer de la Independencia general José Antonio Anzoátegui” en: Leyes y decretos de
Venezuela, T. 34. pp. 59-60.
1083
“L II. Al General Armando Rolando y otros barceloneses distinguidos sobre el homenaje a
Anzoátegui” en: El General J.V. Gómez. Documentos para la Historia de su Gobierno… p. 155.
1084
Leszek Zawisza: “Panteón Nacional” en: Diccionario de Historia de Venezuela... p. 489.
1085
Germán Carrera Damas: “Simón Bolívar, el culto heroico y la nación” en: Venezuela: proyecto
nacional y poder social ... p. 234.
1086
Nikita Harwich Vallenilla: “Un héroe para todas las causas: Bolívar en la historiografía” ... p.
13.
281
modificaciones más importantes al “Templo de los próceres” en el marco de la
conmemoración del centenario de la muerte de Simón Bolívar.1087 Los venezolanos y
especialmente los barceloneses se enterarán de la pérdida irremediable de los restos de
Anzoátegui gracias a la carta anteriormente citada de Severo Olarte V enviada a Andrés
Pacheco Miranda. A pesar de ello proponía el militar colombiano: “(…) en el Panteón
Nacional (…) haya un recuerdo digno de la memoria del soldado (…) Y mejor que un
monumento que presente el ataúd vacío, en el cual se abrirá enlutado el libro de oro de su
vida, leído por la victoria eternamente.” 1088

Tres años más tarde y por solicitud oficial del 18 de septiembre de 1933 el
Ministerio de Guerra y Marina, una de las instituciones encargadas por Juan Vicente
Gómez en 1911, retomaba el tema nuevamente y le solicitaba al Ministro de Instrucción
Pública que le presentara un informe, por intermedio de la Academia Nacional de la
Historia, informando sobre el sitio donde se ubicaban los restos de Anzoátegui. 1089

Se encargaría la corporación de nombrar una comisión integrada por los


individuos Luis Alberto Sucre, Luis Correa y Vicente Dávila, que investigasen sobre la
ubicación de los restos del vencedor de Boyacá. En la sesión ordinaria del 28 de
septiembre de 1933 se leyó y aprobó el escueto informe que relataba lo realizado, hechas
las diligencias del caso con los descendientes de Anzoátegui radicados en Caracas, y
consultadas algunas publicaciones tanto venezolanas como colombianas, habían llegado
a algunas conclusiones que no aportaron datos novedosos, más allá de lo señalado por
Severo Olarte V, desconociéndose los trámites realizados durante el gobierno de Joaquín
Crespo.1090 Al Ministro de Guerra y Marina le fue comunicado el informe el día 2 de
octubre.1091

¿Por qué el Ministerio de Guerra y Marina fue la instancia que le realizó la


solicitud a la Academia Nacional de la Historia? Para explicar el contexto debemos

1087
Lucas Guillermo Castillo Lara: El Panteón Nacional ... p. 93.
1088
Andrés Pacheco Miranda: De Re Histórica. p. 187.
1089
Memoria que el Ministro de Guerra y Marina presenta al Congreso Nacional en sus sesiones
ordinarias de 1934. Caracas, Lit y Tip Vargas, 1934. pp. 16-18.
1090
“Los restos de Anzoátegui” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 65 (Caracas,
enero-marzo de 1934), pp. 93-94.
1091
Memoria que el Ministro de Guerra y Marina presenta al Congreso Nacional en sus sesiones
ordinarias de 1934... pp. 18-20.
282
informar de un hecho similar pero acontecido un año antes. En 1932 el Ministro de Guerra
y Marina de Ecuador le avisaba a su par de Caracas que los restos de otro importante
prócer oriental, Antonio José de Sucre, habían sido movilizados del cofre en que se
ubicaban desde el día de su hallazgo al mausoleo erigido en la Iglesia Metropolitana de
Quito. La respuesta de su homólogo venezolano, Eleazar López Contreras, organizador
fundamental del Ejército, uno de sus ideólogos y de abundante obra histórica, el 25 de
noviembre era de complacencia, aunque le informaba que la República no había
renunciado a los legítimos derechos que tenían para guardar los venerados restos y que
desde 1875 habían sido solicitados por el gobierno de Antonio Guzmán Blanco.1092 El
historiador Tomás Straka considera que:

El rescate de las cenizas de un prócer, como si fuera el rescate de los cadáveres del
campo enemigo en la batalla, resultaban, por lo que se ve, asunto del Ejército. Revisando
las Memorias de Guerra y Marina de este período se ve hasta qué punto el esfuerzo
destinado a esto fue notable para el despacho. Primero, había una relación directa con
la historia, sobre todo en su acepción tradicional, donde ésta equivalía a historia militar;
(...) De ese modo, pocas ocasiones se nos ofrecen en la historia institucional venezolana
para ver tan claramente manifestada la lógica de la Historia Patria. Al estar la Historia
centrada en la guerra -no en el pensamiento, la legislación u otra cosa- de la
Independencia, resulta que el ministerio del ramo era el único que podía alegar un
contacto inmediato con la epopeya (...) una ilustre nómina de personajes (para los
efectos prácticos, los personajes históricos de Venezuela) asociados a la fundación de la
patria ... En consecuencia, resulta más que obvio que sus detentores de cien años después
se sintieran herederos directos de aquellas glorias.1093

A partir de esta inteligente explicación entendemos por qué el Ministerio de


Guerra y Marina1094 se inquietó por saber de la ubicación de los restos de Anzoátegui.

1092
Tomás Straka: La épica del desencanto... p. 193. En el marco de la política del culto a los
héroes este mismo Ministerio se preocupó en 1931 por celebrar el primer centenario de la muerte
de otro prócer oriental, José Francisco Bermúdez. Por disposición de Juan Vicente Gómez se
ordenó la publicación de un número extraordinario de la Revista del Ejército, Marina y
Aeronáutica como una contribución de la institución armada en homenaje a la memoria del
militar. Memoria que el Ministro de Guerra y Marina presenta al Congreso Nacional en sus
sesiones ordinarias de 1932. Caracas, Lit y Tip Vargas, 1932. p.13.
1093
Idem.
1094
“El ejército es algo así como el relicario del espíritu de la patria. Así por ejemplo, se explica
por qué algo que en principio nos puede parecer hoy [2009] muy, pero muy llamativo, entonces
[1932] resultaba lógico: responsabilidades que hoy recaerían en el Instituto de Patrimonio
Cultural o en la Dirección de Ceremonial y Acervo Histórico y Documental de la Nación, adscrita
al Ministerio de Interior y Justicia, o en menor grado a la Academia Nacional de la Historia o a la
Sociedad Bolivariana de Venezuela, por nombrar sólo cuatro órganos estatales encargados de
resguardar la memoria histórica de los venezolanos, entonces recaían en el Ministerio de Guerra
283
Igualmente, otro militar y uno de sus biógrafos Esteban Chalbaud Cardona propuso en
1941 establecer un túmulo semejante a los que se habían erigido en recuerdo del
“precursor” Miranda y del “mariscal” Sucre.1095

Similares planteamientos se escuchaban doce años más tarde desde “La Casa de
Anzoátegui,”1096 en Caracas en 1953, aunque todavía abrigaban el proyecto de trasladarlo
al Panteón.1097 Mientras, al celebrarse en Pamplona el sesquicentenario de su muerte en
1969, no se realizaron ningunas gestiones para ubicar los restos, ¿los dieron por perdidos
definitivamente? Sólo se colocó una “(…) placa conmemorativa, con la partida de
defunción (…) en el parque ´Agueda Gallardo` y en el sitio donde fue sepultado.”
Además, se dispusieron “Ofrendas florales, en la casa donde murió el General
Anzoátegui.”1098

Por su parte en 1989 la comisión presidencial del bicentenario del natalicio en


Venezuela dio por desaparecidos los restos y propuso la construcción de un cenotafio.1099

y Marina.” Tomás Straka: La épica del desencanto... p. 192.


1095
Esteban Chalbaud Cardona: Anzoátegui (General de Infantería) …p. 152. El cronista de
Barcelona, Rafael Armas Alfonzo, compartió una anécdota, que consideramos falsa por todo lo
que hemos venido relatando hasta ahora, pero oportuna sobre el tema: “El Pbro. Adolfo García
Cadena, en una publicación fechada el 31 de diciembre de 1944, en Pamplona, refiere lo siguiente:
hace más de treinta años, una tarde brumosa, tornaba de su paseo semanal los alumnos del
seminario mayor, y al llegar frente al atrio del humilladero advirtieron que allí acababan de
colocar un viejo ataúd. Impulsados por la curiosidad se acercaron y cuál no sería su sorpresa al
descubrir, dentro de la caja mortuoria, entre un cráneo y unas tibias medio deshechas, fragmentos
de fino paño, unas botas de militar, y bien conservadas aún, unas charreteras. Prosiguieron su
marcha los seminaristas hacia el vetusto convento de San Francisco, meditando en lo que aquello
pudiera significar, y días más tarde pudieron comprobar que tales restos correspondían, nada
menos que al prócer José Antonio Anzoátegui. El oscuro sepulturero echó al osario común las
preciosas reliquias y en el Panteón Nacional, en Caracas, continúa vacío el nicho destinado
aguardar las cenizas del Gran Capitán.” Del Oriente venezolano. Contribución para el
conocimiento de su historia. Maracay, Imp Grafindustrial Aragua, 1984. p. 93. Citado por: Marco
Delgado Rodríguez: “General José Anzoátegui: su muerte, sus restos” en: Valor, dedicación,
lealtad: … p. 93.
1096
Corporación de la que hemos encontrado escasa información.
1097
“Natalicio del General Anzoátegui” en: Revista de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, 41
(Caracas, 1953), p. 342.
1098
“Sesquicentenario de la muerte del señor general José Antonio Anzoátegui héroe de la
Independencia. Pamplona, noviembre 15 1819-1969” en: Boletín de Historia y Antigüedades,
660-662 (Bogotá, octubre-diciembre de 1969), pp. 589-623.
1099
“(…) Por otra parte, anunció [Octavio] Lepage que en vista de que los restos de Anzoátegui
desaparecieron, en el Panteón Nacional será colocado un monumento recordatorio del héroe.”
Magda Llovera: “El presidente Pérez y su gabinete asistirán a actos del Bicentenario” en: El
Tiempo, Puerto La Cruz 12 de noviembre de 1989. p. 5. Según César Romero la idea había sido
propuesta por la Sociedad Bolivariana. Véase: “Torre del Papel” en: Ibíd.; Puerto La Cruz 15 de
284
La escasa obtención de resultados tangibles, a pesar de las múltiples actividades oficiales
realizadas en el bicentenario, le inquietaba a Hernán Calcurián Rojas, quien el 5 de
octubre de 1990 le escribía al diputado Octavio Lepage, presidente de la Comisión del
Bicentenario, para recordarle, de acuerdo con una conversación previa, la propuesta de
fabricación de una estatua y un cenotafio para el héroe oriental dentro del Panteón
Nacional. Al parecer los múltiples presupuestos para tal fin no se habían concertado.
Lepage a su vez se comunicó con el embajador venezolano en Colombia, el poeta Vicente
Gerbasi, pidiéndole información sobre las diversas efigies de Anzoátegui que había en
aquel país.1100 Y con relación a la confección del sarcófago, se dirigió a Luis G. González,
director de la empresa de Marmolería Ítalo Roversi Mónaco. Para la investigadora Carlota
Alicia Casalino Sen el cenotafio como el monumento al soldado desconocido son los
emblemas más valiosos de la cultura moderna del nacionalismo, “ello debido a que están
debidamente vacíos o porque nadie sabe quién yace allí.” 1101

Hernán Calcurián Rojas le propuso a Lepage buscar un artista y presentarle un


proyecto inmediatamente. El Director del Ceremonial del Ministerio del Interior, estudió
varias posibilidades de espacio en el Panteón Nacional,1102 habiendo encontrado a la
entrada principal de la nave central un sitio preferencial entre dos columnas, las cuales
podrían servir para levantar un cenotafio de regulares proporciones. Para ese momento
existía únicamente libre una capilla muy grande por la izquierda que sería apropiada, pero
ameritaría una obra de mayores proporciones, igualmente sucedía con otra más pequeña,
aunque ya estaba destinada a Simón Rodríguez. Consideraba Calcurián Rojas que era
pertinente se trasladasen al sitio y allí observasen todas las posibilidades y procediesen a
contratar a la persona que realizaría el monumento, pues este tipo de trabajo tardaba
considerablemente, por lo cual creía prudente requerir con antelación el apartado
presupuestario y la autorización para usar el poco espacio disponible dentro del Templo.
Se intranquilizaba porque estos dos proyectos fueran exitosos “pero varios factores de

noviembre de 1989. p. 30.


1100
ADGCAH: Carpeta José Antonio Anzoátegui.
1101
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el
Perú (Siglos XIX y XX) ... p. 236.
1102
“En 1963 el gobierno dictó una nueva reglamentación del Panteón (...) las modalidades de
sepultura y los procedimientos administrativos corren ahora a cargo del ministerio de Relaciones
Interiores.” Leszek Zawiska: “Panteón Nacional” en: Diccionario de Historia de Venezuela…pp.
488-489.
285
informalidad de los artistas y artesanos a veces conspiran contra nuestros deseos.” 1103

Las aspiraciones del Director del Ceremonial tardaron más de un año en


concretarse, tal como lo podemos observar en la invitación realizada el 28 de octubre de
1991, al Ministro Alejandro Izaguirre, reiterándole el propósito de colocar un cenotafio
en el Panteón, pues al parecer la idea de la estatua no se había concretado, “y con ese
propósito queremos colocar una placa, el próximo 14 de noviembre, para dar comienzo a
la construcción del citado monumento.”1104 Dos días más tarde, Pablo Rafael González,
del bloque parlamentario de Oriente, le remitía a Hernán Calcurián Rojas, el texto de la
lámina, y le marcaba que el diputado Lepage deseaba ver el boceto y cotejar como
quedaría finalmente, así como un presupuesto para tener una idea del costo.1105 Proponía
que el acto en principio podía ser el miércoles 13 de noviembre a las 10:30 am en el
Panteón y el orador sería el Doctor Marcos Falcón Briceño, quien recordemos lo había
sido también el día central del bicentenario en Barcelona.1106

Se realizó en la fecha convenida la actividad. Calcurián Rojas preparó los últimos


detalles y le agradeció al General de Brigada José Isaac Tagliaferro De Lima, Comandante
de la Tercera División de Infantería del Ejército, la gentileza al designar la Banda Marcial
de esa institución con la finalidad de interpretar el Himno Nacional y el del estado
Anzoátegui.1107 Así quedó instaurada la placa conmemorativa en el recinto de los héroes
incumpliendo con la construcción del cenotafio.

Alirio Sánchez Mendoza en su ya citado José Antonio Anzoátegui, la muerte del


héroe: “una historia clínica poco ortodoxa” señaló de forma extensa y creemos definitiva
sobre el asunto que:

1103
ADGCAH: Carpeta José Antonio Anzoátegui.
1104
Ídem.
1105
“Ítalo Roversi Mónaco C.A. Arquitectura, Escultura, (...) Pedido Caracas 6 de noviembre de
1991. Sr. Ministerio de Relaciones Interiores-Dirección del Ceremonial y Acervo Histórico de la
Nación. (…) colocado a todo costo en el Panteón Nacional. (…) Mármol Blanca Italiano Veteada-
Pulido y Brillante-cms 73 largo, cms 63 de ancho y cms 2 de espesor, con inscripción grande tipo
romano doradas; provisto de cuatro (4) clavos (…) General de División José Antonio Anzoátegui
Prócer de la Independencia de América comisión presidencial del Bicentenario 14 –noviembre-
1991. Valor de este trabajo (...) 24.820.00. Informe. (...)”
1106
Ídem.
1107
Ídem.
286
Sus restos mortales no han sido encontrados (…) Es lo cierto que Anzoátegui fue
inhumado, no en la Iglesia que hoy [1992] vemos al sur de la plaza mayor (Parque
Agueda Gallardo) y que ha sido víctima de sucesivas remodelaciones sino que su
entierro se realizó en la Catedral existente en ese tiempo con tal carácter frente a la
misma plaza, en la manzana del lado oriental, y en la esquina diagonal con el convento
de las clarisas, posteriormente convertido en prisión y hoy, igual que otras edificaciones
de la urbe, sustituido por construcciones de gusto arquitectónico muy discutible (…) en
fotografías tomadas en 1901 se pueden ver claramente la Iglesia actual y las ruinas de
la Catedral (...) La señora Rosa Delia de Chávez, propietaria del inmueble levantado
hace ocho años [1984] en la esquina anteriormente señalada, cuenta que al demoler la
casona que allí se alzaba, se encontró en un sitio que no puede precisar, pues nunca
estuvo presente durante los trabajos, una placa que ella misma envió a la Alcaldía de la
ciudad, en la que constaba que en ese lugar había sido depositado el cadáver del prócer”
[¿Sería la placa conmemorativa colocada en 1969?] “Todas las investigaciones
realizadas conducen a concluir, que, sin duda alguna, ese importante documento
histórico infortunadamente se perdió. La circunstancia de haber excavado sólo para
fundamentar la conservación y en ningún momento con espíritu o propósitos históricos,
produjo para ventura de la memoria del héroe, del eterno reposo de sus huesos y de la
historia de la ciudad, la integración total y definitiva de sus despojos mortales (…) Con
el doctor Oscar Jáuregui Moncada, connotado arquitecto pamplonés, hemos analizado
datos, documentos y fotografías y todo lleva a confirmar lo antes dicho (…).1108

Con estas informaciones ¿puede darse por cerrado definitivamente el tema de la


ubicación de los restos de Anzoátegui? Por su parte, retomando todas las propuestas
anteriores, el profesor oriental y escritor de un texto sobre el héroe, Jóvito Franco
Brizuela, se quejaba en 1994 de que en el Panteón Nacional debería existir con toda
justicia y merecimiento un “cenotafio con su tapa abierta esperando los restos (…) ¿Ha
sido olvido, apatía, antipatriotismo? Falta imperdonable no haber levantado.”1109 Una
crítica directa a lo propuesto por la comisión nacional del bicentenario y que no cumplió.

Para concluir en este recuento sobre la ubicación los restos de José Antonio
Anzoátegui queremos compartir las conclusiones a las que llegaron el historiador y
cronista Marco Delgado Rodríguez y el resto de concejales integrantes de la comisión
designada por el Concejo del Municipio Simón Bolívar, para repatriarlo el año 2013,
desconocidas en parte por las autoridades nacionales actuales. Fueron las siguientes: “1º.-
En efecto, los restos mortales del General José A. Anzoátegui Hernández, no han sido
recuperados (…) podemos decir que, de parte del Estado Venezolano, con esto último; es

Alirio Sánchez Mendoza: José Antonio Anzoátegui, la muerte del héroe: … pp. 73-75.
1108

Jóvito Franco Brizuela: José Antonio Anzoátegui (General Bolivariano). p. 186.


1109

287
decir lo del cenotafio, daba por cerrada la gestión de exhumación y repatriación de los
restos mortales del General Anzoátegui. El cenotafio no ha sido construido hasta el
momento de redactar estas notas, así lo confirma la Dirección de Ceremonial y Acervo
Histórico de la Nación.”1110

La importancia del Panteón Nacional y de su monumentalidad como espacio y


edificio cívico-sagrado, lugar elegido para homenajear a los héroes, que contiene toda
una ornamentación, símbolos y alegorías, fue fundamental en la consagración de los
héroes. Igualmente, vinculado al sitio: “(..) los textos contenidos en las placas, en las
imágenes y estatuas, así, la composición del espacio busca ser un mediador histórico que
remite y pretende que el observador rememore, es decir, actualice en su memoria, los
períodos donde se pueden encontrar a los héroes (...)”1111

Algunos ven al Panteón Nacional como un espacio particular destinado para


ubicar a todos aquellos que el Estado oficializa como héroes de la República, y otros lo
conciben como el lugar destinado a una élite digna de admiración y a quienes se puede
emular.1112 Por su parte, el historiador Germán Carrera Damas considera que la vigencia
de los grandes hombres puede ser la vía que hallan para escapar de la muerte total, como
también el “(...) instrumento que emplean sus sucesores para no dejarlos descansar en
paz.” 1113

14.2 Causas del fallecimiento

Una de las características comunes a los héroes en el proceso de su construcción


es aquella en la que se opta por la penumbra en torno a su nacimiento o muerte, “así a
veces se rescata un nacimiento polémico, pues no se sabe con certeza quien es el

1110
Marco Delgado Rodríguez: Apuntes de la investigación relativa a los restos mortales del
general José Antonio Anzoátegui Hernández. pp. 2 y 6; “Queda por esperar el resultado de la
Comisión designada por el presidente de la República, Nicolás Maduro (…)” Marco Delgado
Rodríguez: “General José Anzoátegui: su muerte, sus restos” en: Valor, dedicación, lealtad: … p.
121.
1111
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el
Perú (Siglos XIX y XX) ... p. 228.
1112
Ibíd.; p. 412.
1113
Germán Carrera Damas: El Culto a Bolívar. Esbozo para un estudio de la historia de las ideas
en Venezuela ... p. 254.
288
verdadero padre (...) o se pone en duda que el cadáver corresponda al personaje (...) o se
sospecha o se mantiene la esperanza que dicho personaje no haya fallecido y que por lo
tanto podría retornar en cualquier momento. Ello responde a la necesidad de hacerlo
cuasi-atemporal y de esa manera contribuir a garantizar su vigencia.” Además la muerte
prematura termina siendo una ventaja para el héroe en ciernes ya que impide ver su
imagen de decadencia marcada por la vejez, también que se sustrae del deterioro que
ocasiona el tiempo y la historia, de esa forma se construye la perceptiva de la “bella
muerte en el sentido que el héroe muere trágicamente en la plenitud de su vida, el
sacrificio de su juventud, de su vida truncada, permite que la comunidad perdure pero
bajo el compromiso de recordarlo a lo largo de las siguientes generaciones.” 1114 De igual
forma el morir por la Patria o por el país convierte a ese sacrificio en una muerte admirada
por todos los miembros de la comunidad.1115

El tema de la ubicación de los restos de José Antonio Anzoátegui ha estado


siempre atada al conocimiento de las causas de su muerte. Antes de revisar lo que ha dicho
la historiografía con respecto a este tema consideramos pertinente compartir lo planteado
por Alberto Silva Álvarez, quien se pregunta:

(…) ¿Por qué tanto interés en conocer no sólo la patología del biografiado sino también
la causa de su muerte? Bástenos responder con esta afirmación de W. Somerset
Maugham: ´En el caso de los grandes hombres nos es tan interesante su vida como su
muerte. Ese último e inevitable paso ejerce una fascinación…que ningún
acontecimiento anterior es capaz de igualar`. A lo cual agregaríamos nosotros: cuando
se concibe o planifica una biografía -naturalmente personal e incluyendo el elemento
psicológico- es necesario saber si el protagonista falleció de muerte natural, en forma
lenta o súbita; accidental o no; si fue asesinado y en que forma; si fue un suicida, de qué
medios se valió para terminar su vida (…) Una biografía, desde luego del tipo
psicológico, tiene que indagar mucho, como se comprende en la causa de muerte del
personaje biografiado. Ella suministrará luces sobre no pocos aspectos o parajes (sic)
de la vida.1116

En el caso particular de la muerte de José Antonio Anzoátegui se menciona entre


sus causas de depresión, virus, infarto, apendicitis, envenenamiento o heridas, y entre las

1114
Carlota Alicia Casalino Sen: Los héroes patrios y la construcción del Estado-Nación en el
Perú (Siglos XIX y XX) ... p. 33.
1115
Ibíd.; p. 74.
1116
Alberto Silva Álvarez: “Biografía, Historia y Medicina” en: Boletín de la Academia Nacional
de la Historia, 264 (Caracas, octubre-diciembre de 1983), p. 1056.
289
motivaciones de: frustraciones amorosas, celos, envidias o infidelidades. También se
indica un derrame cerebral en pleno acto sexual. Muerto a los treinta años, su deceso es
centro de una polémica inacabable que nos muestra cuanta importancia le dan cierta
historiografía y los procesos de heroización a los detalles finales de la vida de sus
elegidos.
.
Iniciador de una tradición fantástica sobre el particular fue el colombiano Luis
Capella Toledo, quien en 1879 escribió que Anzoátegui había expirado de “una afección
moral” y creó toda una leyenda alrededor de Cecilia Gómez, una muchacha que
supuestamente conoció en 1814 y vuelve a encontrar ya casada en Pamplona en 1819.1117

Manuel Landaeta Rosales, el cronista y compilador propuso que “Murió de


fiebre.”1118 En cambio, en la Gaceta Oficial de Venezuela, del 13 de julio de 1897, se
sustentaba se debió a una herida inferida en la Batalla de Boyacá.1119 Cabe destacar fue
esta es la única fuente oficial en señalar que José Antonio Anzoátegui fue lesionado en el
enfrentamiento que sirvió para independizar al territorio colombiano, y que, de paso, esa
lesión sería la causante de su fallecimiento. Por su parte el historiador y poeta colombiano
José Solís Moncada, sin proponer causa definitiva, expresó que: “en su organismo había
algo extraño, que a veces lo presentaba melancólico y de mal carácter: era el mal agudo
que pronto iba a poner fin a tan preciosa vida.”1120 Asimismo el militar Esteban Chalbaud
Cardona es muy comedido y sólo rememora lo sucedido, habla del banquete en que
participó, nombra los acompañantes y trascribe parte de las cartas enviadas por José María
Ortega a Simón Bolívar informándole sobre el hecho, culminando con la presentación de

1117
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 447. De la misma opinión “es el relato del escritor
colombiano Germán Espinosa titulado La Máscara Amorosa de la Muerte publicado en el libro
De Amores y Amantes. Se describe como el héroe de Boyacá se entregaba a la pasión con Cecilia
Gómez, con quien años atrás parecía haber tenido una pasión inconclusa, pues el oriental no
comulgaba con la idea de ser infiel a su esposa. Sin embargo, César Valencia Solanilla, estudioso
de la obra de Espinosa; advierte la frontera movediza que éste establece entre la historia y la
ficción y destaca cómo frecuentemente utiliza lo histórico-real como instrumento de ficción
narrativa” Véase: María José Flores: “Anzoátegui: El héroe que murió en medio de susurros.” en:
Http//marijo.es/Anzoátegui el héroe-que murió-en medio-de-susurros/ consultado 3-7-2017. 4:42
pm. El artículo fue montado el 16 de enero de 2015.
1118
Manuel Landaeta Rosales: Hoja de Servicios del General José Antonio Anzoátegui…p. 8.
1119
“Resolución referente a la inhumación de los restos del General José Antonio Anzoátegui” en:
Gaceta Oficial de los Estado Unidos de Venezuela, Nº 7061. Caracas 13 de julio de 1897. p.2.
1120
José Solís Moncada: “José Antonio Anzoátegui” en: A la sombra de Clío, 7… pp. 1-2.
290
la partida de defunción. 1121 El abogado José de Jesús Arocha trazó “(…) Y víctima de un
mal desconocido expira en los brazos del médico militar, doctor Faley. (sic)” Según él
nada decía la tradición oral y escrita de las causas que provocaron la defunción tan súbita
y prematura, y se interroga ¿fue debido a un atentado criminal o fue una muerte natural?
Para él no hay base documental sobre la cual emitir una opinión precisa y prudente.1122

El historiador colombiano Fabio Lozano y Lozano, su biógrafo más importante,


se preocupaba en 1961, por las fantasías generadas hasta ese momento “por una muerte
inesperada, inexplicable y oscura”1123 que llevó a conclusiones “estrafalarias y absurdas.”
Considera a la enfermedad como terrible y desconocida, una “fiebre pútrida” “tifo
asiático” o “cólera morbo,” en el lenguaje de la época. Plantea que la versión más
generalizada es que sucumbió de Apoplejía. Presenta un conjunto de cartas de la época
donde se observan los peligros de la “peste” en el Ejército del Norte. 1124

Variadas opiniones sobre el acontecimiento existen y el académico venezolano


Pedro José Muñoz las descarta por no tener base documental suficiente, aunque comparte:
“Para la triste solución de un infarto o de un violento ataque de apendicitis resulta plazo
racional el que marcan las horas que, según las informaciones, duró la enfermedad.” 1125
A su vez el archivólogo e historiador Mario Briceño Perozo propuso que Anzoátegui “ha
de ceder en Pamplona ante un morbo súbito y extraño (…)” 1126

No se alinea con ninguna de las supuestas causas esgrimidas el militar venezolano


Reinaldo Díaz Díaz, ni tampoco da juicios de valor, sólo presenta un desenlace
romántico:“(…) cierra para siempre sus ojos en vuelo majestuoso hacía la inmortalidad,
cerrando al mismo tiempo el paso heroico con brillante contornos de epopeya.”1127 Desde
su condición de médico, el académico venezolano Oscar Beaujon considera dos posibles
diagnósticos: “(…) envenenamiento y accidente cerebro-vascular.”1128 A su vez, el

1121
Esteban Chalbaud Cardona: Anzoátegui (General de Infantería) … pp. 147-152.
1122
José de Jesús Arocha: El sempiterno regañón. Vida heroica de José Antonio Anzoátegui… pp.
101-102.
1123
Fabio Lozano y Lozano: Anzoátegui… p. 7.
1124
Ibíd.; pp. 446-454.
1125
Pedro José Muñoz: “Elogio del General José Antonio Anzoátegui” … p. 627.
1126
Mario Briceño Perozo: “General José Anzoátegui” … p. 636.
1127
Reinaldo Díaz Díaz: José Antonio Anzoátegui. El Infante por vocación: … p. 69.
1128
Oscar Beaujon: “José Antonio Anzoátegui” en: Los héroes epónimos… p. 21.
291
educador Jovito Franco Brizuela esbozó que “de modo inesperado y nunca imaginado,
dejó de existir (…).” Enumera en su publicación las supuestas causas: Fiebre pútrida, el
tifus asiático, cólera morbo, infarto al miocardio y el envenenamiento.1129

Apresuradas y absurdas conjeturas productos de nacionalismos historiográficos


las considera el politólogo Fernando Falcón, argumentando que: “hay quien ha sugerido
su asesinato por envenenamiento por parte de espías españoles o de manos de
Santander.”1130 Para él la cuestión fue más simple: “hacia la segunda semana de
noviembre de 1819, como consecuencia de las condiciones de salubridad inherentes a las
grandes concentraciones humanas, va a producirse en el seno del ejército del norte una
epidemia de fiebre pútrida (posiblemente tifus o cólera morbo) Anzoátegui debió haberse
contagiado al visitar los hospitales o inspeccionar los campamentos.”1131

Al cumplirse 223 años del natalicio de José Antonio Anzoátegui en el año 2012 la
periodista Yamilet Herrera Dudamel realizó una entrevista a los cronistas municipales
Marco Delgado Rodríguez y a Maximilian Kopp, inquiriendo sobre el particular. Delgado
opinó sobre lo complicado de especificar cuál fue la “misteriosa enfermedad,” aunque
dejó abierta la duda, le parece que podría ser tifus, “es una enfermedad trasmitida por los
piojos de la ropa. Produce fiebre, delirios, coma… mata al enfermo a los dos o tres días
de su aparición.” 1132
Pero la respuesta de Kopp contiene desde intrigas políticas hasta
delirios románticos. Revela el cronista:

Otra versión indica que se trató de envenenamiento, supuestamente por órdenes de


Santander, ya que Anzoátegui era el (sic) mano derecha de Bolívar por quien aquel

1129
Jóvito Franco Brizuela: José Antonio Anzoátegui (General Bolivariano) … pp. 103 y 186. Ésta
última causa fue la propuesta en el suplemento de Literatura Infantil publicado en el bicentenario
del nacimiento del prócer. “Caballito de Mar” en: El Tiempo, Puerto La Cruz 15 de noviembre de
1989.
1130
“En el texto rasgos biográficos de la familia Anzoátegui Hernández, Salomón de Lima señala
que siempre se ha dicho que Anzoátegui fue envenenado por el pérfido de Santander, tal vez
envidioso de su gloria, su sapiencia y su futuro. Se dice que le puso arsénico en una ración de
lechosa, llamada Papaya por los colombianos.” María José Flores: “Anzoátegui: El héroe que
murió en medio de susurros.” … Este argumento también lo presenta como una posible causa
Antonio Manrique: “Anzoátegui con 30 años conquistó la gloria” en: El Nacional, Caracas 14 de
noviembre de 1989. p. 1C/7.
1131
Fernando Falcón: José Antonio Anzoátegui 1789-1819… pp. 53-54. Recordemos luego
propondrá únicamente colera.
1132
Mantiene su opinión en una publicación reciente: Marco Delgado Rodríguez: “General José
Anzoátegui: su muerte, sus restos” en: Valor, dedicación, lealtad: … p. 90.
292
sentía envidia. Yo estuve en el inmueble donde murió en Pamplona, que ahora es la
Casa de la Cultura y allí me contaron que el motivo real fue pasional. Él estaba
cumpliendo años y, como se acostumbraba, le ‘regalaron’ una doncella para que pasara
la noche. Aparentemente la sirvienta, que era su amante, lo envenenó por celos. La
historia oficial no lo dice porque mancillaría su memoria.1133

Hagamos un recuento de las “estrafalarias causas” presentadas por la


historiografía: envenenado con arsénico por la sirvienta que era su amante; heridas
producto de una batalla ocurrida tres meses antes; una afección moral; infarto; asesinado
por parte de espías españoles o enviados por Santander; epidemia de fiebre pútrida o
amarilla, tifo asiático, cólera morbo, apoplejía, ataque de apendicitis, y accidente cerebro
vascular. ¿De qué murió José Antonio Anzoátegui?

Quién hasta los momentos a nuestro entender ha dado la respuesta más acertada y
cercana a lo que realmente sucedió, valorándolo específicamente desde el espíritu clínico,
fue el destacado médico y educador cucuteño Alirio Sánchez Mendoza, quien en su
investigación antes citada analizó y descartó cada uno de los planteamientos expuestos.

Inicia mostrando una visual general de la Pamplona en 1819, la cual contaba con
una población aproximada de 3500 habitantes, unas diez iglesias, varios conventos y un
pequeño hospital. Ese 14 de noviembre “era domingo y la asistencia a la misa de la
catedral debía ser numerosa, además día de mercado. La aglomeración en consecuencia
adecuada para favorecer la propagación del menor rumor, para tergiversar el sentido de

1133
Yamilet Herrera Dudamel: “José Antonio Anzoátegui tuvo vida de luz y muerte de sombras”
en: El Tiempo, Puerto La Cruz, 14 de noviembre de 2012. Consultada vía web. 12-2-2016. 11:50
am. Luego ampliará en detalles: “(…) Hasta la propia Pamplona viajó Maximiliam Kopp para
conocer la Casa Museo Anzoátegui y (...) se trajo a Venezuela una nueva versión sobre la muerte
de Anzoátegui. Él estaba siendo homenajeado por lo más selecto de Pamplona y en, sintonía con
las costumbres de la época, le fueron entregados decenas de magníficos obsequios relata Kopp
entre los regalos había una joven doncella. Una muchacha virgen para que pasara la noche junto
a él. La tradición oral habla de una sirvienta de Anzoátegui, una morena de gran belleza, con la
que el General vivía un tórrido romance. Por supuesto que a la mulata no le gustó para nada el
regalito, advierte el cronista de Lecherías, se dice que, presa de los celos, ella lo envenenó.” Por
su parte Diego Andrés Rosselli comparte el planteamiento “En el recorrido por la casa en donde
falleció el General le muestran al visitante la alcoba en donde agonizó y murió. Pero también
destacan las dos puertas de la habitación, una que sale al patio central, y otra que lleva al largo
corredor lateral (…) por esa puerta –se dice- huyó la muchacha que estaba encerrada con
Anzoátegui cuando sobrevinieron los primeros síntomas de su letal enfermedad.” María José
Flores: “Anzoátegui: El héroe que murió en medio de susurros.” …
293
cualquier noticia.”1134 El militar había sufrido el “ataque” ese día a la una de la tarde y el
lunes 15 a las diez de la noche según el comunicado oficial expiró. El intervalo entre
ambos acontecimientos fue de 33 horas, ahí mismo se dispuso darle sepultura a las ocho
de la mañana del martes 16, es decir nueve horas después: “para que todo funcionara con
tal rapidez, debió existir pleno acuerdo entre militares y eclesiásticos por lo menos, puesto
que fue enterrado a tan temprana hora en una fosa que se cavó hacía el lado derecho del
altar mayor, frente a la tribuna donde se canta el evangelio. Es indiscutible que si el
´ataque’ que golpeó al general fue en verdad sorpresivo no lo es menos su rápida
inhumación.”1135 Según los cánones de la Iglesia Católica se establecía en veinte y cuatro
horas el tiempo mínimo que debía trascurrir entre la muerte y la sepultura, disposición
consagrada en el ritual romano del papa Pablo V de 1614: “no enterrar a una persona sin
dejar pasar un tiempo prudencial(...) en particular, si ésta muere de repente.”1136

Sánchez Mendoza destacó en su trabajo que, habiendo muerto con una fiebre alta,
circunstancia que hizo sospechar al doctor Tomás Foley, quien había llegado con la legión
británica y luego de la Batalla de Boyacá había continuado con José Antonio Anzoátegui
al servicio del Ejército del Norte, de “una grave epidemia.” De ser así se pregunta si
hubieran conservado todas sus pertenencias a riesgo de propagar una enfermedad que
diezmara la tropa según lo repitieron varios subalternos. Se cuestiona: “¿Por qué no
fueron quemados los artículos que podían transmitir el contagio como los fabricados con
lana e hilo?” Desde hacía mucho tiempo atrás, tanto los médicos como la Santa
Inquisición, utilizaban el fuego para evitar el contagio en los cuerpos y las almas.1137

Expone el autor que el diagnóstico del fallecimiento por fiebre no aclara ni explica
nada, tampoco tiene significación alguna desde el punto de vista clínico. La calentura es
sólo un síntoma, lo indiscutible es que Anzoátegui falleció con ella y no de ella, la
defunción la causó la afección productora del síntoma.1138 En cuanto a la fiebre pútrida o
mucosa fue una enfermedad que durante mucho tiempo se confundió con otras más
graves, pero que, en 1813, “Serres y Petit” en Francia individualizaron especialmente por

1134
Alirio Sánchez Mendoza: José Antonio Anzoátegui, la muerte del héroe: ... p. 23.
1135
Ibíd.; pp.30-31.
1136
Hildelisa Cabello Requena: Manuel Piar... y su trance al más allá. Villa de Cura, Editorial
Miranda, 2017. pp. 12-13.
1137
Alirio Sánchez Mendoza: José Antonio Anzoátegui, la muerte del héroe: ... pp. 31-32.
1138
Ibíd.; pp. 40-41.
294
sus lesiones anatómicas. Era la fiebre tifoidea de hoy, ésta jamás produce pérdida de
conocimiento, casi siempre se anuncia por lasitud, anorexia, quebrantamiento de huesos,
alza progresiva de temperatura y las complicaciones graves que pueden presentarse,
nunca causan la defunción del paciente en día y medio. 1139

No faltaron consideraciones acerca de la supuesta “peste” y otras sobre los muchos


enfermos que había en el pequeño hospital de Pamplona. “La palabra peste era y es
genérica y con ella se designaba y se hace aun hoy, cualquier enfermedad que se
presentaba en una comunidad sin importar sus síntomas (…) peste era la viruela, la gripa,
la conjuntivitis, sin importar su índice de mortalidad.” La peste bubónica, entidad
contagiosa y frecuentemente mortal para los hombres, nunca existió en la localidad ni la
padeció el General Anzoátegui, si se hubiera tratado de tal afección no hubiese pasado
mucho tiempo sin que otras poblaciones de la región padecieran el contagio. La peste
tiene características muy particulares fuera de la fiebre y ninguna de ellas se puede
encontrar en aquel poblado de aquellos tiempos, ni por la sintomatología presentada por
el héroe oriental. 1140

Aparece insinuado por algunos la posible existencia del cólera morbo que según
Sánchez Mendoza no tiene asidero, ya que éste se caracteriza por síntomas opuestos a los
nombrados. La temperatura es baja y se presenta diarrea y vómitos intensos.1141 De igual
forma, no ha faltado quien diga que el General murió por violencia, por celos o en desafío,
sobre las tres hipótesis se pregunta el autor:

¿Es posible considerar racional que se pueda atacar impunemente a un personaje de la


estatura histórica de Anzoátegui en ese día y hora, en el centro de la ciudad, cuando
debía estar rodeado de sus subalternos, amigos y admiradores y aduladores que llegaban
continuamente para congratularlo (…) por el cumpleaños y que quien lo hirió haya
podido huir y no solo eso, sino borrar su nombre de la mente de sus contemporáneos
(…)? 1142

Todo eso tiene muy poco sentido, igualmente se adentra el médico en el terreno
etiopatogénico del ictus apoplético que también se ha enumerado. El brusco comienzo

1139
Ibíd.; pp. 42-43.
1140
Ibíd.; pp. 44-47.
1141
Ibíd.; p. 48.
1142
Ibíd.; pp. 53-54.
295
anotado por el Coronel José María Ortega y producto de la pérdida casi inmediata del
conocimiento y en horas posteriores una alarmante elevación de la temperatura, sugieren
como muy probable un accidente cerebro vascular (ACV).1143 En los jóvenes, de manera
especial, en muchas ocasiones no es posible descubrir relación con ningún acto próximo,
en el caso de Anzoátegui el obstáculo lo presenta su raquítico historial clínico y las pocas
verdades conocidas sobre lo sucedido. Sánchez Mendoza se adentra en la refutación de
otra alternativa propuesta: la muerte en medio del coito postprandial. Al analizar con un
poco de cuidado las condiciones en que se produjo “el ataque que cortó su vida, la
picante, agradable e intrigante trama sexual, parece disolverse (…) así, un examen sereno
e imparcial, permite concluir que el enredo sexual a esa hora en ese sitio y en esas
circunstancias no es posible.”1144

La intensa y agitada vida que había tenido y soportado en los últimos meses, de
agosto a noviembre de 1819 y la febril actividad cumplida casi sin reposo para tener a
punto al Ejército del Norte, se presentan como causas suficientes para desencadenar el
accidente cerebro vascular. La hipertermia manifestada poco después y que tanto alarmó
a quienes lo rodeaban, no fue otra cosa si no el “signo premonitorio del fatal desenlace,”
consecuencia de la masiva inundación de la masa cerebral por la hemorragia. El
significado de esa fiebre se desconocía y pensaron se trataba de una fulminante infección
que se expandiría con la rapidez de la peste.1145 “Pero, aun cuando la causa de la muerte
fue nítidamente consecuencia de un accidente cerebro vascular sin conexión inmediata
con algún acto especial (…) se mantiene con unanimidad y persistencia asombrosas, a
pesar de lo absurda, la leyenda picaresca de la interrupción del hilo de la vida del héroe,
durante un supremo acto de amor”1146 concluyó Alirio Sánchez Mendoza. La leyenda
picaresca a la cual se refiere el autor, por la cual se señala que Anzoátegui murió en plena
cópula sexual, no hemos podida localizarla en la historiografía revisada, sin embargo,
como el mismo Sánchez Mendoza lo señala es una de las versiones que con mayor fuerza
ha sobrevivido en la oralidad sobre el fallecimiento del personaje.1147

1143
Ya con anterioridad en nuestro país lo había propuesto el médico Oscar Beaujon.
1144
Alirio Sánchez Mendoza: José Antonio Anzoátegui, la muerte del héroe: … pp. 55-61.
1145
Ibíd.; pp. 71-72.
1146
Ibíd.; pp. 75-76.
1147
Comentario reciente del poeta, político, y profesor universitario Adelis León Guevara lo
confirman: “Lo que yo he escuchado es que la noche de su fiesta, luego de una pantagruélica
comilona, se retiró, acompañado de una de sus tantas admiradoras, y allí quedó como el santo que
honra el regusto del sexo. Varias veces he visitado su casa en Pamplona y no me han comentado
296
En base a estas consideraciones, nos preguntamos ¿Podemos dar por terminada la
discusión sobre la causa de la muerte de José Antonio Anzoátegui? ¿Definitivamente
damos por verídico que falleció de un accidente cerebro vascular? 1148 Conclusiones que
podrían variar sí algún día se pudieran ubicar sus restos mortales y hacer un estudio
científico con sus huesos. ¿Es eso realmente importante en el trabajo del historiador
profesional?

nada las paredes del cuarto.” en: Http://www.facebook.com/Ramón Sosa Pérez. 6 de diciembre
de 2019. 15:58 pm./General José Antonio Anzoátegui: El Héroe Insepulto de Boyacá.
1148
Alberto Silva Álvarez, señaló: “Cuando se realiza labor patobiográfica, hay que enfrentarse a
menudo a las dificultades originadas por todo intento de hacer un diagnóstico retrospectivo. Los
métodos habituales de exploración clínica (...), además del interrogatorio- se ven suplantados por
el raciocinio basado en síntomas apreciados a distancia y cuando no se tiene a mano un historial
nosográfico del personaje, su biógrafo tiene que caer en el terreno de las hipótesis. Prevalece en
buen juicio, el claro criterio, (...) para llegar a conclusiones que se aproximen a la verdad clínica,
no siempre coincidente con la verdad patobiográfica.” Alberto Silva Álvarez: “Biografía, Historia
y Medicina” … p. 1055.
297
CONCLUSIONES

Desde la antigüedad hasta el presente algunas sociedades han creado y mantenido


un culto a sus héroes representativos, pero es a partir del siglo XIX, cuando producto del
neoclasicismo y el romanticismo imperante en la época que esta actividad tiene mayor
significación, asimismo porque su construcción está vinculada a la creación de las
naciones, cumpliendo los recientemente establecidos Estados una labor fundamental en
el proceso de heroización.

Así se fueron fabricando símbolos que generaron en sus miembros sentimientos


de filiaciones comunes, como banderas, escudos, himnos y héroes, trasmitidos a la
sociedad por medio de diversos mecanismos como leyes, monumentos, discursos,
conmemoraciones, los relatos, y la enseñanza de la historia. Las élites políticas que
crearon y dirigieron el Estado-Nación en Venezuela instituyeron su culto a los
prohombres y colocaron en la cúspide a Simón Bolívar, bautizado a su vez como “el Padre
de la Patria.” José Antonio Anzoátegui, fue uno de los más fieles servidores del
Libertador, razón primordial para resaltarlo siempre positivamente y convertirlo en figura
representativa, puente entre la memoria oficial nacional y regional.

Actualmente el género biográfico, ampliado a recurso y método, y sujeto a


criterios y fundamentos metodológicos, ha utilizado novedosos postulados teóricos
enriqueciendo la investigación histórica con plena vigencia en el ámbito académico. Su
legitimidad presente se debe en parte por el análisis que se pretende sobre el contexto
general en el cual se desenvuelve un individuo, giro historiográfico y de memoria que
vuelca su atención en las fluctuaciones de sentido de los individuos luego de su
desaparición física, lo cual permite instalarlos en la conciencia colectiva, temática no
abordada en las semblanzas dedicadas a José Antonio Anzoátegui hasta ahora.

Como observamos surge el culto al héroe desde el mismo momento de la guerra


de Independencia en Venezuela. La necrología elaborada sobre Anzoátegui lo consagra
como adalid del enfrentamiento, instituyéndose como relato principal incidiendo en las
interpretaciones posteriores. La historiografía del prócer, afincada en la sustentación de
una memoria dirigida al reforzamiento de la veneración, se ha mantenido recurrente pero

298
discontinua en el tiempo, su devoción se ha reforzado en la mayoría de los veintisiete
trabajos, sosteniendo la imagen de un individuo sin defectos, intachable y virtuoso,
asimismo observamos que ella es limitada, parcial, distorsionada e insuficiente, pero no
sólo de parte del relato menos profesional, cronistas, médicos y militares, sino también
del discurso académico, historiadores en menor medida, y que fue elaborada
principalmente en marcos conmemorativos, teniendo incidencia importante en la creación
de la conciencia histórica que lo exaltó hasta la cúspide entre los ídolos militares
venezolanos.

La orientación de la gran mayoría de las biografías y semblanzas sobre José


Antonio Anzoátegui es narrativa, descriptivas, cronológica y lineal, valorando
principalmente los sucesos, batallas y campos más importantes de su vida pública que
fueron considerados “dignos de pasar a la posteridad,” adaptando su protagonismo como
prócer representativo de acuerdo a los intereses de la política y las características de la
historiografía del momento.

Por ello realizamos un estudio de carácter histórico-historiográfico con


pretensiones no sólo de abordar los hechos mismos, sino también la manera cómo han
sido estudiados, observando que entre la figura edificada de José Antonio Anzoátegui y
su accionar real existían algunos vacíos e incongruencias que demostramos, pues
consideramos no se habían descrito aún los hechos en los que participó de forma crítica,
pesando en los relatos principalmente lo anecdótico, la banalidad y lo apologético.

Su meteórico accionar guerrero puede ser considerado importante, aunque a


nuestro modo de ver mayor fue el número de derrotas sufridas que de victorias obtenidas,
su hoja militar plantea lo contrario. Las penurias y la muerte lo asecharon, fue apresado,
herido y enfermó, lo que permite desmitificar a las figuras próceras que también sufrieron
las penalidades del enfrentamiento bélico. Si nos limitamos a los comentarios de sus
contemporáneos podemos decir que Anzoátegui fue valeroso, obediente, enemigo del
desorden, de carácter fuerte, malhumorado, estimado por Bolívar, quien fuera su figura
tutelar, y con habilidades para la guerra, rasgos fundamentales del héroe que perfilará la
historiografía, lo que omitirá son comentarios como los de Alexander Alexander que lo
consideró un sanguinario por el trato hacia los indígenas, asimismo se exceptúan otros
aspectos negativos de su maniobrar, esto evidentemente con el fin de sustentar su imagen
299
épica.

José Antonio Anzoátegui fue un criollo barcelonés, representante de los sectores


privilegiados de la sociedad y por ende defensor de los intereses de su grupo. Destacamos
el contexto general de la sociedad barcelonesa en que nació a finales del siglo XVIII, que
funcionaba en base al honor y la desigualdad, como garantes del orden, explicamos las
características comerciales siendo el ganado el principal rubro de negociación con las
antillas. Integró las milicias de blancos de Barcelona, adquiriendo conocimientos
militares con Sebastián Blesa, formado en los principios del orden, la disciplina y la
subordinación como garantía de la autoridad, así fue el inicio protagónico de una carrera
castrense en la cual ascenderá hasta al grado de General de División. Fue un militar
comprometido de principio a fin con la causa republicana, participando en episodios
fundamentales de la historia de la guerra de Independencia venezolana en el oriente del
territorio y en la Nueva Granada.

Su operar será visible a partir de las repercusiones de los hechos del 19 de abril de
1810 en Barcelona. En los sucesos se observan claramente los tres momentos
relacionados con la creación de las juntas entre abril y octubre de ese año, tal como lo
planteó recientemente la historiadora Carole Leal Curiel: el persuasivo, la reacción
regentista y la amenaza militar, en esta última aparece José Antonio Anzoátegui en la
comisión que le asignan para requerir apoyo castrense en la isla de Trinidad. Con
destacada participación en el “golpe de mano” de los cuerpos de oficiales ante la Junta de
la ciudad oriental, la actuación de Anzoátegui y otros es perceptible ante lo que juzgaban
una inconsistente situación de desventaja frente al enemigo exterior.

La subordinación inicial de Barcelona se debió a la anhelada separación de


Cumaná, luego cambia y será la coacción militar la que haga que se restituyera a la causa
caraqueña, aliándose con ésta, teniendo como enemigos a las autoridades de la fidelista
Guayana. En este marco son esclarecedoras las correspondencias de José Antonio
Anzoátegui enviadas a sus jefes superiores sobre las dificultades militares y políticas a
finales de 1811, en ellas se observa a un hombre crítico de cómo se estaba llevando a cabo
la guerra, además denota preocupación por lo que sucedía. Tocándole volver vencido a
su ciudad natal, viendo muchas contradicciones, individuo que tenía amigos y enemigos.

300
Su primera actuación castrense no fue exitosa, sin embargo, por sus cualidades militares
fue tomado en cuenta y designado comandante de la plaza de Barcelona, preocupándose
por la defensa del territorio, su “patria” tierra de sus ancestros, la de sus propiedades,
siéndole imposible detener la derrota y su posterior apresamiento. Se perfiló así mismo
como un guerrero y no como ilustrado.

En esta primera etapa se observa a un José Antonio Anzoátegui autonomista,


defensor de los intereses de su grupo social, no un estadista continental ni un convencido
de la Independencia venezolana. Después de la prisión se quedó en el centro del país
incorporándose al Batallón Barlovento, valorando un cambio radical en él, pues llama la
atención su convicción sobre la intención de continuar su carrera castrense en Caracas.

Nuevas derrotas obligan a José Antonio Anzoátegui a salir del territorio


venezolano en la emigración a la Nueva Granada, en algunas obras se habla de una
participación destacada en la Campaña de Bogotá, aunque no se fundamenta
documentalmente tal aseveración, todo lo contrario, su accionar en el exilio sigue siendo
desconocido, hasta ahora. Durante su estadía en ese territorio Simón Bolívar crea la
Guardia de Honor de la cual será Anzoátegui segundo, y luego junto a otros participa en
la expedición de Los Cayos, siendo su complaciente actitud con el Libertador y Pepita
Machado, a decir de Ducodray Holstein, causa del ascenso a Coronel y la jefatura de este
cuerpo militar.

El desembarco y los hechos constitutivos posteriores no fueron del todo positivos


para los criollos, luego de la derrota de Los Aguacates de la cual José Antonio Anzoátegui
fue señalado como uno de los culpables, se dirige nuevamente al oriente del país. Aunque
el barcelonés participa en la Batalla de San Félix junto a Manuel Piar, primera gran
victoria militar de la que es partícipe, sigue formando parte de los cercanos colaboradores
del Libertador, tal como lo demostró en el Consejo de Guerra que decide la ejecución del
curazoleño con una participación inexcusable para la historiografía que es crítica ante el
fusilamiento pero justificable para quienes comparten la decisión de su ajusticiamiento,
no siendo el único procedimiento de esa naturaleza en el que participa pues lo hará en
otros. Anzoátegui fue un militar con intereses personales, aliado de Bolívar, calificarlo
por la acción es no comprender a un ser humano que como todos tuvo fallas y virtudes,

301
el prócer oriental decidió entre dos jefes, adscribiéndose al mando de uno, con el cual
compartía una visión de la guerra, la autoridad y el orden, y entregando a otro.

Permite la unión de fuerzas entre Simón Bolívar y José Antonio Páez organizar la
campaña militar del primer semestre de 1818 para la conquista de Caracas, que termina
en nuevo fracaso. Las pérdidas humanas que ocasiona son renovadas a través del
reclutamiento de hombres, cumpliendo dicha función José Antonio Anzoátegui en las
misiones del Caroní, lo que terminó ocasionando un desastre demográfico en la zona.
Dentro de las filas de los leales al Libertador, el barcelonés escalará militarmente de forma
acelerada, convirtiéndose en uno de los hombres de confianza e irreemplazables para
determinadas instrucciones, logrando demostrar garantía en el cumplimiento de las
órdenes impartidas.

La identificación, principalmente de la tropa, con el gobierno constituido y sus


jefes militares no era muy fuerte pues las deserciones fueron constantes, tal como
observamos en las misivas de José Antonio Anzoátegui durante su estadía en el Apure a
inicios de 1819. Infames, los más malos, facinerosos y sin vergüenzas algunas de las
características de las partidas y que serían las que derrotarían a los españoles y darían la
Independencia, era evidente que Anzoátegui tenía dudas acerca de la eficacia de los
batallones del Ejército, muestra preocupación por lo observado tanto por el orden como
la disciplina militar, constante en su pensamiento, acercándolo a Bolívar.

Coalición de tropas comandadas por el Libertador y las organizadas en el Casanare


por Francisco de Paula Santander ejecutaran la liberación de la Nueva Granada,
convirtiéndose la Batalla de Boyacá del 7 de agosto de 1819 en el capítulo fundamental
de su maniobrar guerrero. La inesperada muerte de José Antonio Anzoátegui tres meses
más tarde en Pamplona causa inconvenientes militares, pues no había quien lo sustituyera
al frente del Ejército del Norte, encargándose en un primer momento a Bartolomé Salom
y luego a Rafael Urdaneta. Anzoátegui fue un hombre de sujeción, oficial que
persistentemente cumplió las órdenes del gobierno dirigido por Simón Bolívar, mostrando
siempre su adhesión al jefe caraqueño, y a diferencia de varios de los “soldados de la
guerra” no pareció desear ser un caudillo independiente.

302
Reconstruimos su accionar en la Independencia con la intención de ubicarlas
contextualmente y analizarlas críticamente, así identificamos los aspectos fundamentales
que contribuyeron a exaltarlo heroicamente una vez fallecido. Su actuación fundamental
se limita al terreno de la guerra, la historiografía silencia las derrotas y se exaltan las
victorias, su protagonismo en dos fundamentales lo enaltecerán, San Félix y Boyacá,
siendo ascendido en el escalafón castrense luego de ambos enfrentamientos.

Inician su proceso mitificador, primero las autoridades de la naciente República


de Colombia, y luego de la separación, lo continúan las élites gobernantes de ambos
Estados nacionales. José Antonio Anzoátegui fue el primer militar de renombre, diferente
a Bolívar, que será homenajeado, casualmente tanto en vida por los mandos de Santa Fe
como inmediatamente después de su muerte por las del territorio ampliado, encarnando
Anzoátegui el hombre que luchó por la nueva agrupación, nace en Venezuela y muere en
la Nueva Granada, el héroe que identifica a ambas regiones.

La ciudad de Bogotá fue el escenario del duelo por el prócer, allí se realizaron los
respectivos honores póstumos decretados por el Vicepresidente Francisco de Paula
Santander, el Ejército guardó luto y la misa se realizó en la iglesia del convento de San
Agustín el 21 de diciembre de 1819 con participación de personas del común y los
representantes de diversas instituciones, comenzándose así a representar los elementos
que van a significar la construcción de los héroes en su primera etapa, pues se pasó del
ámbito privado para ser expuesto en público. La exaltación de Anzoátegui continuó al
publicarse su necrología en la Gaceta de Santa Fe de Bogotá, atribuida a la autoridad,
con ella se borra todo aquello que pueda recordar su condición humana, sus actuaciones
sombrías y no trascendentales serán execradas del relato.

Observamos que con la muerte de los héroes surgen de manera espontánea las
“comunidades de culto” que se organizan en torno a determinados personajes, creadas
para que la memoria no se pierda y los valores y principios que encarna se trasmitan de
generación en generación, surgiendo inicialmente en lo privado e íntimo del entorno más
cercano del individuo, familia, amigos, y colegas. La comunidad de culto de José Antonio
Anzoátegui estuvo integrada por Francisco de Paula Santander, Simón Bolívar, Pedro
Briceño Méndez y su viuda Teresa Arguíndegui, entre otros. Los homenajes a los

303
individuos son el nuevo inicio de una relación entre la sociedad y el fallecido, convertido
en ícono representativo de sus valores, así la memoria sobre ellos termina siendo
representada como la única historia del país.

Ya para el último cuarto del siglo XIX las conmemoraciones a los héroes se
convierten en autoafirmaciones nacionalistas y en herramienta de expansión de la
República, convirtiendo a éstos en emblemas unificadores de las tendencias separatistas
entre diferentes grupos sociales reforzando la identidad nacional. Además, esa función la
cumplen tanto la simbología artística como muy especialmente el nivel espacial, es decir
la ciudad, creándose una memoria oficial regional articulada con su equivalente nacional,
así para el momento en Barcelona se le había colocado el apellido Anzoátegui a una calle,
a un puente, una plazoleta, un barrio y hasta un instituto educacional.

Tres fueron las sociedades de culto que se ocuparon de la celebración del


centenario del nacimiento de José Antonio Anzoátegui. Estas colectividades se
transforman en una reunión de miembros que tiene como objetivo enaltecer una fecha en
particular. Fueron ellas: la “Sociedad Glorias de Anzoátegui,” la “Glorias Patrias” y la
“Sociedad Anzoátegui.” La conmemoración se produjo en el marco de la conflictividad
interna en el Gran Estado Bermúdez y la particularmente sufrida entre las élites políticas
de Barcelona. La “Sociedad Anzoátegui” propuso la instalación de una estatua,
obteniendo los recursos del gobierno nacional de Juan Pablo Rojas Paúl, pero las
dificultades impidieron que se cumpliera viéndose opacada la evocación, pues a pesar de
la importancia del accionar de José Antonio Anzoátegui en la Independencia no fue
unánime la aceptación de su exaltación como el principal héroe barcelonés, ya que había
otros jefes con descendientes vivos que tenían posibilidades de encumbramiento.

Pero será entre 1893 y 1897 que José Antonio Anzoátegui pasará de ser uno de los
militares representativos de su territorio a convertirse en el primordial héroe y referente
de su ciudad natal. Todo cambió con la Revolución Legalista de Joaquín Crespo, ya que
se propuso que la plaza principal de la ciudad se denominará Boyacá sustituyendo el
apellido de Monagas, superando lo que fue previamente para algunos una errada política
producto del enfrentamiento entre las élites. Nuevamente se inician las gestiones para
construir una estatua que se ubicaría en ese lugar, decisión tomada por quienes formaban

304
parte de las nuevas autoridades del territorio ampliado, los que asignaron la novedosa
nomenclatura ya que los individuos que controlan el poder resuelven qué fechas, hechos
e individuos son integrados a la crónica urbana. Finalmente, la efigie de José Antonio
Anzoátegui contratada con Julio Roversi, fue inaugurada en la Plaza de Boyacá de
Barcelona el 31 de diciembre de 1897 durante la gestión regional de Nicolás Rolando. A
partir de entonces se establecen los puntos específicos del culto a José Antonio
Anzoátegui, los lugares de la memoria que cumplen la función de estimular la devoción
patriótica al individuo.

Durante el siglo decimonónico se construyó progresivamente la figura heroica de


José Antonio Anzoátegui en diversos ámbitos espaciales y a través de su funeral
simbólico, su necrología, la historiografía y las dos modalidades de las sociedades de
culto, prácticas tanto espontáneas como oficiales, que fueron los antecedentes para su
materialización definitiva en único ícono, ya no solo de la ciudad sino de todo el territorio.
En la centuria siguiente sus principales promotores fueron las élites políticas que
dirigieron a Venezuela y Colombia, quienes consolidaron su culto. Así año a año se
recordarán sus fechas representativas de nacimiento y muerte, y su accionar trascendental
de la Batalla de Boyacá. Otros hechos de exaltación se produjeron cuando las autoridades
regionales deciden cambiar de nombre del Estado Barcelona al Anzoátegui, de tal forma
la etapa final de la configuración de las sociedades de culto se inicia cuando las
autoridades asumen sus funciones y la transfiguran en la institución referencia para
promover principios en favor de la República y del gobierno de turno. Asimismo, fue
abierto otro lugar a su memoria cuando el gobernador Manuel José Arteaga inaugura el
Salón de Actos Anzoátegui en la casa natal del prócer, y se dona por parte del Estado
venezolano una estatua del prócer a la Republica de Colombia que se ubicó en Bogotá.

Hemos detallado críticamente las evocaciones oficiales más representativas en


honor a José Antonio Anzoátegui, la celebración del sesquicentenario del fallecimiento
en 1969 tanto en Pamplona, como en Caracas y Barcelona, la gran mayoría de las
actividades transitorias, al igual que en el bicentenario de su nacimiento dos décadas más
tarde. Le correspondió al Presidente Carlos Andrés Pérez el nombramiento de la comisión
nacional del bicentenario de Anzoátegui, en las actividades propuestas se observó la
manipulación de la historia con un fin político-partidista, teniendo también una

305
participación las autoridades colombianas obsequiando una réplica de la espada del
prócer a la ciudad de Barcelona, y que luego debía ubicarse en el Museo Bolivariano de
Caracas, y hoy está extraviada. En el marco de la actividad algunos sitios de la urbe natal
del héroe fueron arreglados apresuradamente, principalmente aquellos donde estaría el
primer mandatario, las autoridades se ocuparon que todo saliera como se programó,
notándose en las celebraciones una fuerte presencia del Estado. Las evocaciones no
culminaron allí, pues luego se siguió manteniendo la memoria enaltecedora de José
Antonio Anzoátegui tanto en Venezuela como en Colombia.

El ubicar los restos mortales de José Antonio Anzoátegui ha sido, desde el siglo
XIX hasta hoy, una preocupación de los dirigentes del Estado venezolano con la intención
de trasladarlos e incluirlos al Panteón Nacional. Las inquietudes se sustentaban en
actividades funerarias que fueron trasformadas en prácticas políticas que tenían como fin
la oficialización de los héroes, asumiendo que es parte del compromiso del gobierno de
turno intervenir de manera directa en los gastos de las exequias de los próceres de la
Independencia. A pesar que sus despojos se perdieron definitivamente luego del terremoto
de Cúcuta, que afectó a Pamplona, en 1875, desde entonces, determinar el lugar de sus
restos ha estado unido a establecer las causas de su muerte, de la cual se ha especulado
considerablemente, siendo a nuestro entender el médico cucuteño Alirio Sánchez
Mendoza quien más seriamente ha estudiado el caso y quien le dio mayor veracidad al
accidente cerebro vascular.

El objetivo de este trabajo de investigación histórico-historiográfico ha sido


observar a José Antonio Anzoátegui desde la reconstrucción crítica de su accionar
particular durante el proceso de la Independencia, es decir su trayectoria vital y su
posterior forjamiento heroico luego de su defunción, desde el siglo XIX hasta el más
inmediato presente, proceso realizado a través de diversas operaciones, la historiografía,
las conmemoraciones, y la ubicación de sus restos, actividades que tenían como fin
instalarlo en la sensibilidad y la conciencia colectiva de los barceloneses, venezolanos y
colombianos. Por tanto, estudiamos al oriental en sentido de continuidad temática y
cronológica, a pesar de ello entre las limitaciones podemos destacar una fundamental, la
imposibilidad de la consulta de mayor número de fuentes documentales, bibliográficas y
hemerográficas de Colombia, más allá de algunas revisadas vía web, lo que nos hubiera

306
permitido observar ambos procesos con mayor amplitud y detalle. A pesar de ello creemos
humildemente podría servir la estructura de esta indagación como modelo para el estudio
de otros héroes militares de la Independencia venezolana.

307
FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOHEMEROGRÁFICAS

A. DOCUMENTALES

1. INÉDITAS

1.1 ARCHIVO DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE CEREMONIAL Y ACERVO


HISTÓRICO DEL MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LAS
RELACIONES INTERIORES, JUSTICIA Y PAZ. (ADGCAH)

-Carpeta José Antonio Anzoátegui.

1.2. ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN. (AGN)

-Subfondo Revolución y Gran Colombia. Sección: Gobierno. Gobernación de Guayana.


1817-1820. Tomos I y V.

-Subfondo Revolución y Gran Colombia. Sección: Gobierno. Intendencia de Venezuela.


1821-1828. Tomo CII.

-Subfondo Revolución y Gran Colombia. Sección: Infidencia, Insurrecciones y


Rebeliones. Causas de Infidencia, Tomo XXI.

1.3. ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN DE COLOMBIA (AGNC)

-Fondo Historia: Sección Anexos: General Anzoátegui. Sin Título. 1818. Signatura: SAA-
1.17, 24, D.48. Folios 256-263.

-Fondo Historia: Sección República: General Anzoátegui. Título: 64. 1820. Signatura:
Historia: SR.49, 7, D.64. Unidad documental. Folios 374-380.

-Fondo Historia: Sección República: José Anzoátegui. Solicitudes Cundinamarca. 1831.


Peticiones-Solicit: (sic) SR. 75, 13, D.4. Nivel: Agrupación. Folios: 114-146. Lugar:
Bogotá-Honda.

308
-Fondo Ministerio de Educación: Sección República: General Anzoátegui. Nóminas.
Legajo 103. 1920-1922. Signatura: Ministerio de Educación: SR. 58, 242. Folios 762.

1.4. ARCHIVO HISTÓRICO DEL MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA


LAS RELACIONES EXTERIORES (AHMPPRE)

-Dirección General de Protocolo (1920,1950, 1951, 1963, 1964,1969)

2. EDITADAS

-Archivo del General José Antonio Páez. 1821-1823. Tomo II. Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 1973. (Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela, 4)

-Archivo del General Miranda. Campaña de Venezuela, Prisión y Muerte del General
Miranda. 1811-1816. Tomo XXIV. La Habana, Editorial Lex, 1950.

-Arellano Moreno, Antonio: Relaciones Geográficas de Venezuela. Caracas, Academia


Nacional de la Historia, 1964. (Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 70)

-Blanco, José Félix y Ramón Azpurúa: Documentos para la historia de la vida pública
del Libertador. Tomos II, IV, V, VII. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República,
1977-1978.

-Cartas Santander-Bolívar 1813-1820. Tomos I y II. Bogotá, Fundación para la


conmemoración del Bicentenario del natalicio y el Sesquicentenario de la muerte del
General Francisco de Paula Santander, 1988. (Biblioteca de la Presidencia de la
República)

-Causas de Infidencia. Documentos inéditos relativos a la Revolución de la


Independencia. Tomo I. Caracas, Litografía y Tipografía del Comercio, 1917.

-Del Bastardo y Loayza, Fernando: Noticias Historiales de Nueva Barcelona. Caracas,


Academia Nacional de la Historia, 1985. (Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela,
179)

-El General J.V. Gómez. Documentos para la Historia de su Gobierno. Caracas,


Litografía del Comercio, MCMXXV. (Luis Correa compilador)

309
-Escritos del Libertador. Tomos VII, IX, X, XI, XII. Caracas, Sociedad Bolivariana de
Venezuela, 1970, 1973, 1974, 1976. (Cuatricentenario de la ciudad de Caracas)

-Landaeta Rosales, Manuel: Hoja de Servicios del Libertador Simón Bolívar. Caracas,
Imprenta y Litografía del Gobierno Nacional, 1889.

-______________________: Hoja de Servicio del General José Antonio Anzoátegui.


Caracas, Imprenta Bolívar, 1894.

-Las Constituciones Provinciales. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1959.


(Colección Sesquicentenario de la Independencia) (Estudio preliminar Ángel Francisco
Brice)

-Las Fuerzas Armadas de Venezuela en el siglo XIX. (Textos para su estudio) Tomo I.
1810-1813. Tomo II. 1814-1819. La Independencia. Caracas, Presidencia de la República,
1963.

-Lecuna, Vicente: Cartas del Libertador. Tomos I y II. Caracas, Lit y Tip del Comercio,
1929. (Corregidas conforme a los originales mandadas publicar por el Gobierno de
Venezuela presidido por el General J.V Gómez)

-Memorias del General O’Leary. Tomo primero. Caracas, Imprenta de “El Monitor.”
1883.

-Memorias del General O’Leary. Tomos III, IX, XV, XVI. Caracas, Imprenta de la
“Gaceta Oficial.” 1880-1881.

-Santander, Francisco de Paula: Diarios de campaña, libro de órdenes, y reglamentos


militares 1818-1834. Bogotá, Biblioteca de la Presidencia de la República, 1988.
(Fundación para la conmemoración del Bicentenario del natalicio y el Sesquicentenario
de la muerte del General Francisco de Paula Santander)

-Santander y los Ejércitos Patriotas 1811-1819. Tomos I y II. Bogotá, Fundación para la
conmemoración del Bicentenario del natalicio y el Sesquicentenario de la muerte del
General Francisco de Paula Santander, 1989. (Biblioteca de la Presidencia de la
República) (Andrés Montaña compilador)

3. AUTOBIOGRAFÍAS, DIARIO DE VIAJES Y MEMORIAS

-Autobiografía de José Antonio Páez. Tomo I. Caracas, Bohemia, S/F. (Colección Libros
Revista Bohemia, 58)

310
-Ducoudray Holstein, Henri Lafayette Villaume: MEMOIRS Of Simon Bolivar president
libertador of the republic of Colombia; and of his principal generals; secret history of the
revolution, and the events which preceded it, from 1807 to te present time. Boston, S.G
Goodrich & CO. 1829.

-La vida de Alexander Alexander escrita por él mismo. Caracas, Ediciones de la


Presidencia de la República, 1978. (Colección Viajeros y Legionarios, 4) (Introducción,
traducción y notas de Jaime Tello)

-Princep, John: Diario de un viaje de Santo Tomé de Angostura en la Guayana Española,


a las Misiones Capuchinas del Caroní. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la
República, 1975. (Colección Viajeros y Legionarios, 3) (Prólogo del Dr. Efraín Schacht
Aristeguieta, introducción y notas Jaime Tello, apéndice documental con artículos de
periódicos de la época)

-Surroca y de Montó, Tomás: La Provincia de Guayana en la Independencia de


Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2003. (Fuentes para la Historia
Republicana de Venezuela, 82) (Estudio preliminar y notas por el General de Brigada
Héctor Bencomo Barrios)

-Urdaneta, Rafael: Memorias. Caracas, Biblioteca de la Sociedad Bolivariana de


Venezuela, 1987. (Clásicos bolivarianos, 2)

-Urquinaona y Pardo, Pedro: Memorias de Urquinaona. Madrid, Editorial América, 1917.


(Biblioteca Ayacucho bajo la dirección de Don Rufino Blanco Fombona)

4. PUBLICACIONES OFICIALES

-Gaceta de Venezuela, 1835, 1845, 1852, 1855.

-Gaceta Oficial de los Estados Unidos de Venezuela, 1876, 1896-1897.

-Gaceta Oficial de la República de Venezuela, 1989.

-Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, 2015.

-Leyes y Decretos de Venezuela 1821-1828, 1851-1860, 1887-1890 y 1911. Tomos 3, 6,


14 y 34. Caracas, Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, 1989 y
1993. (Serie República de Venezuela)

311
-Memoria del Ministerio de Obras Públicas al Congreso Nacional de los Estados Unidos
de Venezuela en 1890. Caracas, Imprenta de “La Patria,” 1890.

-Memoria que dirige al Congreso nacional de los Estados Unidos de Venezuela el


Ministro de Guerra y Marina en 1909. Tomo I. Caracas, Imprenta Nacional, 1909.

-Memoria que el Ministro de Guerra y Marina presenta al Congreso Nacional en sus


sesiones ordinarias de 1932. Caracas, Lit y Tip Vargas, 1932.

-Memoria que el Ministro de Guerra y Marina presenta al Congreso Nacional en sus


sesiones ordinarias de 1934. Caracas, Lit y Tip Vargas, 1934.

-Memoria que presenta el Ministro de Obras Públicas en las cámaras legislativas en su


reunión constitucional de 1897. Tomo I. Caracas, Tipografía Moderna, 1897.

-Memoria que presenta el Ministro de Obras Públicas en las cámaras legislativas en su


reunión constitucional de 1898. Caracas, Tipografía Moderna, 1898.

-Ministerio de Relaciones Exteriores. Libro Amarillo. 1964 y 1965. Caracas, Imprenta


Nacional, 1964, 1965.

-Ministerio de Relaciones Interiores. Memoria y Cuenta. 1987 y 1989. Caracas, S/E, 1988
y 1990. Tomo I. (Presentada al Congreso de la República por el ciudadano Ministro)

5. PRENSA

-Antorcha, El Tigre, 1969.

-Correo del Orinoco, Angostura (Ciudad Bolívar), 1818-1820.

-Correo del Orinoco, La Artillería del Pensamiento, Caracas, 2016-2017.

-Diario de la Guaira, La Guaira, 1887-1888.

-El Bolivarense, Cartagena, (Colombia) 1889.

-El Día, Carúpano, 1889.

-El Eco Regional, Barcelona, 1911.

-El Ensayo, Aragua de Barcelona, 1888.

-El Euro, Sabana de Uchire, 1897.

312
-El Imparcial, Barcelona, 1896.

-El Indicador, Ciudad de Cura, 1888.

-El Lápiz, Mérida, 1885, 1888, 1890.

-El Nacional, Caracas, 1969, 1989.

-El Ojo, Juan Griego, 1889.

-El Oriente, Barcelona, 1888, 1893.

-El Rayo, Barcelona, 1898.

-El Tiempo, Puerto La Cruz, 1989, 2012.

-El Universal, Caracas, 1969, 1989.

-Gaceta de Caracas, Caracas, 1811, 1816, 1818.

-La Autonomía, Cumaná, 1889.

-La Buena Causa, Barcelona, 1889.

-La Conciliación, Villa de Cura, 1889.

-La Esfera, Caracas, 1946.

-La Esperanza, Guanare, 1888-1889.

-La Libertad, La Guaira, 1888.

-La Nueva Era, Barcelona, 1888-1889.

-La Ofrenda, Barcelona, 1890.

-La Opinión de Bermúdez, Barcelona, 1897.

-La Revista, Carúpano, 1888-1889.

-La Revolución, Barcelona, 1891.

313
-La Semana, Villa de Cura, 1897.

-La Unidad Liberal, Aragua de Barcelona, 1889.

-La Unificación Liberal, Barcelona, 1897.

-La Voz de Miranda, La Victoria, 1891.

-La Voz de Oriente, Píritu, 1889.

-La Voz Oriental, Barcelona, 1893.

-Últimas Noticias, Caracas, 1969.

6. HOJAS SUELTAS

-Anzoátegui, 1888, 1889.

B. BIBLIOGRÁFICAS

1. LIBROS

-Aavv: Memorias de la Insurgencia. 2 ed. Caracas, Centro Nacional de Historia, Archivo


General de la Nación, 2011.

-Acosta Saignes, Miguel: Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades. 3 ed.
Caracas, Fundación Editorial El Perro y la Rana, 2009.

-Acosta, Vladimir: Independencia y emancipación. Élites y pueblo en los procesos


independentistas hispanoamericanos. Caracas, Fundación Centro de Estudios
Latinoamericanos Rómulo Gallegos, 2010. (Obra destacada del I Premio Internacional de
Investigación sobre la Emancipación)

-______________: Las juntas criollas hispanoamericanas y el comienzo del proceso de


Independencia. Caracas, Archivo General de la Nación, Centro Nacional de Historia,
2013. (Colección Bicentenario, 17)

314
-Aguirre Rojas, Carlos: Microhistoria Italiana. Modo de empleo. Caracas, Centro
Nacional de Historia, 2009. (Colección Monografías)

-A la Gloria del General José Antonio Páez. Maracaibo, Imprenta Americana, 1888.

-Alcibíades, Mirla: Mujeres e independencia. Venezuela: 1810-1821. Caracas, Archivo


General de la Nación, Centro Nacional de Historia, Casa Nacional de las Letras Andrés
Bello, 2013. (Colección Bicentenario, 16)

-______________: José Carlos Mariátegui. Biografía intelectual. Caracas, Casa


Nacional de las Letras Andrés Bello, 2014. (Colección Ensayos)

-Alía Miranda, Francisco: Técnicas de investigación para historiadores. Las fuentes de


la Historia. Madrid, Editorial Síntesis, 2008.

-Almarza Villalobos, Ángel Rafael: Por un gobierno representativo. Génesis de la


República de Colombia, 1809-1821. Caracas, Academia Nacional de la Historia,
Fundación Bancaribe para la ciencia y la cultura, 2011. (Premio de Historia Rafael María
Baralt)

-____________________________: Los inicios del gobierno representativo en la


República de Colombia, 1818-1821. Madrid, Marcial Pons, Instituto de Investigaciones
Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2017.

-Altez, Rogelio: Historia de la vulnerabilidad en Venezuela: siglos XVI-XVIII. Madrid,


Editorial Universidad de Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas,
Diputación de Sevilla, 2016.

-Amezaga Aresti, Vicente: Hombres de la Compañía Guipuzcoana. Caracas, Banco


Central de Venezuela, 1963. (Colección histórico-económica venezolana, volumen IX)

-____________________: El elemento vasco en el siglo XVIII venezolano. Caracas,


Concejo Municipal Caracas, Gobernación del Distrito Federal, 1966. (Ediciones del
Cuatricentenario de Caracas)

-Amodio, Emanuele: La Casa de Sucre. Sociedad y cultura en Cumaná al final de la


época colonial. Caracas, Archivo General de la Nación, Centro Nacional de Historia,
2010. (Colección Bicentenario, 3)

-Apoteosis del General José Antonio Páez. Cúcuta, Tipografía de Miguel Lascano C,
1889.

315
-Arfuch, Leonor: El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea.
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2007.

-Armas Alfonzo, Rafael: Del Oriente venezolano. Contribución para el conocimiento de


su historia. Maracay, Imp Grafindustrial Aragua, 1984.

-Arocha, José de Jesús: El sempiterno regañón. Vida heroica de José Antonio Anzoátegui.
Caracas, Talleres Tipográficos El Globo, 1957.

-Aróstegui, Julio: La Investigación Histórica: Teoría y Método. 2 ed. Barcelona (España),


Crítica, 2001.

-Avendaño Rodríguez, Pedro Roberto: José Antonio Anzoátegui, General de Infantería,


El sempiterno regañón. Caracas, S/E, 1971.

-Azpurúa, Ramón: Biografías de Hombres Notables de Hispanoamérica. Caracas,


Ediciones Mario González, 1982. (Edición facsimilar completa de los cuatro volúmenes
editados en 1877, ampliada con índices alfabéticos, ilustraciones e informaciones
biográficas adicionales)

-Baralt, Rafael María y Ramón Díaz: Resumen de la Historia de Venezuela. Tomo


primero. París, Imprenta de H. Fournier y comp, 1841.

-Bencomo Barrios, Héctor: Bolívar ante la política. Caracas, Archivo General de la


Nación, Centro Nacional de Historia, 2010. (Colección Bicentenario, 1)

-Biografías, modelos, métodos y enfoques. México, El Colegio Mexiquense, 2013.


(Mílada Bazant coordinadora)

-Blanco, Eduardo: Venezuela Heroica. 2 ed. Caracas, Imprenta Bolívar, 1883.

-Briceño Iragorry, Mario: Mensaje sin destino. Ensayo sobre nuestra crisis de pueblo.
Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2004. (Biblioteca Básica de Autores
Venezolanos)

-Briceño Perozo, Mario: General José Antonio Anzoátegui. Caracas, Italgrama S.R.L,
S/F.

-Brown, Mathew: Aventureros, mercenarios y legiones extranjeras en la Independencia


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-Bohórquez Morán, Carmen: Francisco de Miranda. Precursor de las independencias de


América Latina. La Habana, Fondo Cultural del Alba, 2006.

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-Burke, Peter: Formas de Historia Cultural. Madrid, Alianza Editorial, 2000. (Título
original: Varieties of Cultural History. Traducción Belén Urrutia)

-Caballero, Manuel: Gómez, el tirano liberal. 4 ed. Caracas, Monte Ávila Editores
Latinoamericana, 1995.

-Cabello Requena, Hildelisa: Manuel Piar... y su trance al más allá. Villa de Cura,
Editorial Miranda, 2017.

-Campbell, Joseph: El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito. México, Fondo de
Cultura Económica, 1993. (Título original: The Hero a Thousand Faces)

-Carlyle, Thomas: Los Héroes. 2 ed. Barcelona (España), Editorial Iberia, S.A, Ediciones
Orbis. S.A, 1985. (Biblioteca de Historia, 5) (Título original: On héroes. Traducción,
notas y prólogo: J. Farran y Mayoral)

-Carrera Damas, Germán: El Culto a Bolívar. Esbozo para un estudio de la historia de


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de Venezuela, 1969. (Serie Historia)

-___________________: Metodología y estudio de la Historia. Caracas, Monte Ávila


Editores, 1972. (Biblioteca Popular El Dorado, 23)

-___________________: Aviso a los historiadores críticos: ... “tantos peligros como


corre la verdad en manos del historiador” ... 2 ed. Caracas, Ediciones Ge, 1995.

-Castillo Lara, Lucas Guillermo: El Panteón Nacional. Caracas, Ediciones Centauro,


1980.

-Centenario de Monagas. Puerto Cabello, Imprenta y Librería de J.A. Segrestá A, 1895.

-Centenario del General José A. Anzoátegui. Ofrenda de “El Ensayo.” Aragua


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-Centenario del Ilustre Prócer General José Gregorio Monagas. Valencia (Venezuela),
Tipografía Mercantil de Chambón, 1895.

-Chalbaud Cardona, Esteban: Anzoátegui (General de Infantería). Caracas, Tipografía


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Tipografía Peñalver, 1957.

317
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(Venezuela), Fondo Editorial del Caribe, Gobierno de Anzoátegui, Dirección de Cultura,
2002. (Biblioteca de Autores y Temas Anzoatiguense, Biblioteca Básica del Estado
Anzoátegui)

-_______________________: Anzoátegui (General de Infantería). Caracas, Ministerio


de la Cultura, Fundación Editorial el Perro y la Rana, 2006. (Colección Alfredo Maneiro,
Política y Sociedad, Serie en la Historia)

-Colmenares, Germán: Las convenciones contra la cultura: Ensayos sobre historiografía


hispanoamericana del siglo XIX. Bogotá, Tercer Mundo Editores, Universidad del Valle,
Banco de la República, Colciencias, 1997.

-Conmemoraciones, Patrimonio y usos del pasado. La elaboración social de la


experiencia histórica. Buenos Aires, MIÑO y DÁVILA editores, 2014. (Nora Pagano y
Martha Rodríguez compiladores)

-Corcuera de Mancera, Sonia: Voces y silencios en la historia. Siglos XIX y XX. México,
Fondo de Cultura Económica, 1997.

-Córdoba, Víctor: Historia de Vidas. Una metodología alternativa para Ciencias


Sociales. Caracas, Fondo Editorial Trópycos, Comisión de Estudios de Postgrado,
FACES-UCV, 1990.

-Dávila, Vicente: Hojas Militares. Tomo I. Caracas, Tipografía Americana, 1930.

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Nación, 2010. (Colección Bicentenario, 8)

-Delgado, Macrobio: Fiebre Tifoidea. Mérida (Venezuela), Tip El Lápiz, 1900.

-De Lima, Salomón: Rasgos biográficos del General Anzoátegui. Barcelona (Venezuela),
Tipografía Anzoátegui, 1966.

-Díaz Díaz, Reinaldo: José Antonio Anzoátegui. El Infante por vocación. Mérida
(Venezuela), Imprenta Oficial, 1975.

-Díaz Ugueto, Manuel: Luis Brion, Almirante de la libertad. Caracas, Monte Ávila
Editores Latinoamericana, 1997. (Colección Documentos)

318
-Discursos de Incorporación, Tomos III y IV. Caracas, Academia Nacional de la Historia,
1966.

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la integración político-territorial de Venezuela (1525-1935). Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 2009. (Colección: Estudios, monografías y ensayos, 191)

-Dosse, Francois: El Arte de la Biografía: entre historia y ficción. México, Universidad


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-Duarte Level, Lino: Historia Patria. 4 ed. Caracas, Cromotip C.A, 1995.

-El Centenario de Páez en Maracaibo. Maracaibo, Tipografía de “Los Ecos del Zulia,”
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-El 27-F para siempre en la Memoria de Nuestro Pueblo. Caracas, Defensoría del Pueblo,
2011. (Serie Memoria Histórica de los Derechos Humanos, N.º 1)

-El General Miranda. San Cristóbal, Imprenta de la Moda, 1895.

-El Gobierno del estado Bermúdez y la ciudadanía barcelonesa en el Centenario del


ilustre prócer general Rafael Urdaneta. Caracas, Casa editorial de la Opinión Nacional,
1889.

-Elliott, John: El Conde-Duque de Olivares. El político en una época de decadencia. 2


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Count-Duke of Olivares. The Statesman in an age of decline. Traducción de Teofilo de
Lozoya)

-El Terremoto de Cúcuta 1875-1925. Bogotá, Editorial Minerva, 1926. (Luis Febres
Cordero compilador)

-Falcón, Fernando: José Antonio Anzoátegui 1789-1819. Caracas, Editorial Panapo, 1997.
(Colección Biografías Panapo)

-Figuras de la Merideñidad. V. 1. Mérida (Venezuela), Universidad de Los Andes,


Vicerrectorado Administrativo, 2015. (Ricardo Gil Otaiza y Luis Ricardo Dávila editores)

-Forzan Dagger, Servio Tulio: Anzoátegui y Ayacucho. Madrid, Blass Tipografía, 1953.

319
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venezolana. Una visión del problema a partir del estudio del discurso historiográfico
venezolano del período 1830-1883. Caracas, Instituto Pedagógico de Caracas, 1999.

-Franco Brizuela, Jóvito: José Antonio Anzoátegui (General Bolivariano). Caracas,


Academia Nacional de la Historia, 1994. (Colección: El Libro Menor, 209)

-Franco V, Constancio: Rasgos biográficos de los próceres i mártires de la


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-Funerales republicanos en América del Sur: Tradición ritual y nación, 1832-1896.


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Doctor José Domingo Díaz (1772-1842?) Caracas, Fondo Editorial de la Facultad de
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Nacional de Historia, 2013. (Colección Estudios, Historia)

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-González Guinán, Francisco: Historia Contemporánea de Venezuela. Tomo Décimo


Cuarto. Caracas, Tip Empresa El Cojo, 1925.

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-Halkin, León: Iniciación a la crítica histórica. 2 ed. Caracas, Ediciones de la Biblioteca


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-Hébrard, Véronique: Venezuela Independiente. Una Nación a través del discurso (1808-
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-Izard, Miguel: El Miedo a la Revolución. La lucha por la libertad en Venezuela 1777-


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-___________: Ni cuatreros ni montoneros, Llaneros. (Cuatro ensayos de Historia de los


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-José Antonio Anzoátegui. Barcelona (Venezuela), Gobernación del Estado Anzoátegui,


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-José Antonio Anzoátegui. General de División de los Ejércitos Libertadores. Maracaibo,


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Kusche, Juan José de Narváez)

-La Apoteosis de Miranda en Villa de Cura. Villa de Cura, Tip. Lit del Estado Miranda,
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-La Historia biográfica en Europa. Nuevas perspectivas. Zaragoza, Institución Fernando


el Católico, 2015. (Isabel Burdiel y Roy Foster, eds)

-La jefatura civil del distrito Miranda al General Rafael Urdaneta en su primer
centenario. Maracaibo, Imprenta Americana, 1888.

-Landaeta Rosales, Manuel: El Panteón Nacional. Caracas, Imprenta Colón, 1896.

-Larrazábal, Felipe: La vida de Bolívar, Libertador de Colombia y del Perú, padre y


fundador de Bolivia. V. 1. 6 ed. New York, Andrés Cassard, 1883.

-Las Palabras del Historiador. París, Presses Universitaires Mirail, 2004. (Bajo la
dirección de Nicolas Offenstadt con la colaboración de Gregory Dufaud y Hervé Mazurel.
Traducción y notas de Manuel Gárate Chateau)

-La Venezuela Perenne. Ensayos sobre aportes de venezolanos en dos siglos. Caracas,
Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Vicerrectorado de Extensión, 2014.
(Yuleida Artigas, Jean Carlos Brizuela y José Alberto Olivar coordinadores)

-Leal Curiel, Carole: El pacto fundacional: Seguid el ejemplo que Caracas dio. Caracas,
Academia Nacional de la Historia, 2016. (Discurso de incorporación como Individuo de
Número a la Academia Nacional de la Historia, contestación Inés Quintero)

-_______________: La primera revolución de Caracas, 1808-1812. Del juntismo a la


Independencia absoluta. Caracas, Ediciones UCAB, Konrad Adenauer Stiftung, 2019.

-León, Armando: Pensiones: la revolución del siglo XXI. Caracas, Editorial Texto C.A,
2000.

-Levitas y sotanas en la edificación republicana. Proceso político e ideas en tiempos de


emancipación. Caracas, Universidad Pedagógica Experimental Libertador,
Vicerrectorado de Investigación y Postgrado, Instituto Pedagógico Rural “El Mácaro,”
2012. (Jean Carlos Brizuela y José Alberto Olivar coordinadores)

322
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3. PRESENTACIÓN, PRÓLOGOS Y ESTUDIOS PRELIMINARES

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(Manuel Chust y Víctor Mínguez editores) pp. 9-15.

-Cuesta Bustillo, Josefina: “Introducción” en: Memoria e Historia. Madrid, Marcial Pons,
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-Escala, Javier: “Presentación. José Antonio Anzoátegui, entre la apoteosis y el súbito


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-Schacht Aristiguieta, Efraín: “Prólogo” a Diario de un viaje a las Misiones Capuchinas
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C. HEMEROGRÁFICAS

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Sesquicentenario del fallecimiento del general José Antonio Anzoátegui” en: Boletín de
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-Bencomo Barrios, Héctor: “Anzoátegui, José Antonio” en: Diccionario de Historia de


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Venezuela. 2 ed. Caracas, Fundación Polar, 1997. T. 1. pp. 173-174.

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(Memoria de grado para optar al Título de Licenciado en Historia, Inédito)

-Mata Moya, María: La Ganadería en Guayana: su administración en la República


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-Nieto Ardila, María Sobeira: Ramón Parra Picón: Pasión por la Ciencia y la
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-Osorio Bortolussi, José: La Campaña Libertadora de Guayana: Un estudio histórico-


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-Soto, Francisco: El Delegado Nacional y las Políticas del Centralismo en Venezuela


(1870-1903). Mérida (Venezuela), Universidad de Los Andes, Consejo de Estudios de
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