Instagram y Autoestima

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Instagram: autoconcepto y autoestima en la


adolescencia. Desarrollo de la identidad personal en
las nuevas realidades sociales
Autor: Alvarado Díaz, Cristina (Graduada en Filosofía por la Universidad de Oviedo).
Público: Profesorado y estudiantes en general. Materia: Profesorado y estudiantes en general. Idioma: Español.

Título: Instagram: autoconcepto y autoestima en la adolescencia. Desarrollo de la identidad personal en las nuevas realidades
sociales.
Resumen
Los avances tecnológicos cada vez son más acusados y han llegado a cambiar el modo en el que entendemos las relaciones
interpersonales. Sin detrimento de sus beneficios, las problemáticas que suscitan las redes sociales en la adolescencia no se
limitan, como hace una década, a las de una adicción a la tecnología, sino que esta nueva comprensión de la realidad social afecta
directamente al autoconcepto y a la autoestima de los adolescentes, nativos digitales en plena etapa de desarrollo personal, social
y afectivo con grupos de iguales como contextos socializadores y referentes influencers en función de los que orientarse.
Palabras clave: Autoestima, Autoconcepto, Identidad Personal, Adolescencia, Redes Sociales, Instagram, Filosofía.

Title: Instagram: Self-concept and self-esteem in adolescence. Development of personal identity in new social realities.
Abstract
Technological advances are increasingly more acute and have come to change the way we understand interpersonal relationships.
Without detriment to its benefits, the problems raised by social networks in adolescence are not limited, like a decade ago, to
those of an addiction to technology, but this new understanding of social reality directly affects self-concept and self-esteem of
adolescents, digital natives in full stage of personal, social and affective development with peer groups as socializing contexts and
influencers referents depending on which ones to focus on.
Keywords: Self-esteem, Self-concept, Personal Identity, Adolescence, Social Networks, Instagram, Philosophy.

Recibido 2018-01-20; Aceptado 2018-01-25; Publicado 2018-02-25; Código PD: 092063

1. LA CRISIS DE LA IDENTIDAD EN LA MODERNIDAD TARDÍA


95
Bauman describió como nadie las características del tiempo que nos ha tocado vivir: la modernidad es ahora líquida
porque de ella se destaca su continuo y veloz fluir, su no permanencia, su falta de asidero. Esta nueva concepción incide
directamente en el sujeto, que crea una insólita relación consigo mismo y acaba por verse atrapado en la disyuntiva entre
el pavor a encasillarse en una identidad personal concreta e inamovible y la necesidad de definirse de manera inequívoca
ante sí mismo y frente a la alteridad que amenaza con disolverlo. La autoafirmación por comparación y diferencia, el culto
a lo visual, la velocidad, la superficialidad y el desmedido placer de lo novedoso constituyen el sello distintivo y las reglas
de la era que nos envuelve y atrapa, y las redes sociales, regidas por estos parámetros inusitados, conforman el nuevo
terreno de juego en el que el sujeto ha de moverse para relacionarse con los otros. Las redes sociales posibilitan, además,
la experimentación de la multiplicidad del sujeto fragmentado tan característico de la modernidad tardía: son estos los
avatares o personajes de la hiperrealidad social que las redes sociales conforman.

2. LA IMAGEN EN LAS REDES SOCIALES: LOS SELFIES


El sentido de las imágenes publicadas en Facebook e Instagram (más claramente en la segunda, dadas sus
particularidades), en especial en el caso de los selfies o autofotos y de aquellas imágenes que de manera intencional
persiguen mostrar un estilo de vida determinado, no es únicamente el buscar captar el momento perfecto sino el

95
Justo Barranco, Pero, ¿qué es la modernidad líquida?
http://www.lavanguardia.com/cultura/20170109/413213624617/modernidad-liquida-zygmunt-bauman.html

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“publicarlo en la web instantáneamente, con un sentido de ‘estoy siendo’” . Esto responde indudablemente a la crisis de
identidad que el sujeto experimenta en la modernidad líquida y, junto a la idea de que “en Internet, las relaciones
97
interpersonales se desarrollan en ausencia de los cuerpos, por lo que las imágenes cobran una mayor relevancia” ,
permite esbozar en pocas líneas la significación del papel de la imagen en este tipo de redes.
Si la imagen es el hipocentro de Instagram —pues en esta red social las descripciones y los comentarios pasan a un
segundo plano y son las imágenes las dotadoras del sentido de la misma—, los selfies son su epicentro. La difusión de
autoimágenes o selfies viene constituyendo un fenómeno de talla mundial que parece no tener fin; el objetivo está claro:
preferiblemente con la cámara frontal del teléfono móvil, prescindir de intermediarios para tener mayor control sobre el
ángulo y la pose o, lo que es lo mismo: salir lo mejor posible.
Cabe destacar que el proceso selfie está compuesto por tres principales momentos: la preparación, la edición y la
98 99
publicación. La preparación se caracteriza por la elección del ángulo idóneo , del maquillaje —si fuera el caso— y de la
pose y gesticulación ideal para lograr capturar la mejor versión de uno mismo. Tras la elección de una de las múltiples
selfies, el sujeto procede a la edición, que tiene dos etapas: de una parte, el retoque sutil de lo que el sujeto considera
imperfecciones y, de otra, la añadidura de un filtro con juego de color, brillo y contraste que permita “que los selfies pasen
de ser espejos de la cotidianidad —como en Facebook— a ser manifestaciones extraordinarias y artísticas de la vida de los
100
individuos” —como en Instagram—, contribuyendo así a la creación de un yo inmerso en una hiperrealidad de
estimulante perfección cada vez más alejada de lo ordinario. La última fase del proceso descrito es la de la publicación de
101
la imagen en la red social , una publicación que suele incluir, en Instagram, menciones a amigos y la introducción de
determinadas etiquetas o hashtags.

3. BRANDING PERSONAL, AUTOCONCEPTO Y YO IDEAL DIGITAL


En general, la publicación de imágenes en Instagram —más acusadamente en el caso de los selfies— contribuye a la
102
creación de un branding o marca personal del individuo, ya que dichas imágenes acaban por convertirse en lo
constitutivo de su propio yo digital a través de determinadas poses, gestos y filtros que el sujeto, especialmente el
influyente sobre otros en estas redes, hace suyos mediante la distinción de las vicisitudes de los perfiles de los demás —
eso sí, generalmente sin llegar a salirse del todo del cauce de lo considerado aceptable por las tendencias del momento—.
De este modo, con cada una de las publicaciones se procura dar cuenta de una imagen unitaria y distinta de la de la
alteridad, que es la imagen que se desea mostrar ante los demás. Este yo digital (o avatar hiperreal) suele ser muy
cambiante a lo largo del tiempo, como no podía ser de otra manera, pues se encuentra inmerso en la modernidad tardía.
El yo digital suele ser, además, un reflejo de los deseos del sujeto; se trata, por un lado, de cómo los sujetos quieren que
los vean, ya que “se toman una cantidad exagerada de autorretratos y al final seleccionan solo uno, hasta el punto de
tratar de editar el mayor número de errores físicos que sea posible, pretendiendo mostrar la imagen de quién quieren que
103
piensen que son” , pero, por el otro, en el fondo se trata de cómo los sujetos desean verse a sí mismos.

96
Sergio Otaño, Selfies: autorretratos de la contemporaneidad, p. 135.
97
Íbid., p. 135.
98
Nadir Milagros Chioino Salomón, La construcción y reconstrucción de identidades virtuales mediante la publicación de
selfies en las redes sociales, p. 30.
99
Íbid., p. 30.
100
Íbid., 30.
101
Íbid., 31.
102
Iván A. Negrete Aguirre, Branding personal de líderes mediáticos causantes de imitación de estándares de belleza y
su efecto en la autoestima de los adolescentes mexicanos.
103
Víctor Daniel Gil, Necesidad de reconocimiento y síndrome de selfie: un análisis relacional basado en minoría de
datos, p. 73.

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A priori, esto no parece presentar muchos problemas, pues todos y cada uno de nosotros poseemos un yo real —como
104
nos vemos a nosotros mismos— y un yo ideal —como nos gustaría vernos y que nos vieran— . El conflicto emerge
cuando en lugar de pretender mejorar el yo real hasta alcanzar el modelo de yo ideal en un mismo plano, el yo real se
pierde y devalúa en la búsqueda de un yo ideal falseado que ahora puede ser construido digitalmente en un plano donde
cualquier cosa es posible y del que la realidad no es más que una burda copia (lo cual recuerda indudablemente a los
riesgos ya señalados por Nietzsche a propósito del dualismo platónico: a saber, el dar la espalda a la vida y depreciarla por
darle primacía al mundo de los ideales).
Normalmente en la vida cotidiana las diferencias entre lo que somos y lo que
desearíamos ser no son demasiado acuciadas, pero en internet esta brecha puede tomar
proporciones aún mayores porque las personas pueden elegir aquellas características que
105
desean mostrar.
Podría darse, finalmente, una confusión radical en la que el sujeto olvide su yo real y constituya su autoconcepto a
partir de un yo ideal artificial, distorsionado y fuera de contexto real; un yo que se compara con los otros yoes ideales y
artificiales, que cada vez es más exigente consigo mismo y que dista demasiado de la imagen que el espejo le devuelve, lo
que puede tanto ser fruto como conducir a problemas de autoestima, depresión, narcisismo…

4. LOS INFLUENCERS-INSTAGRAMERS, EL NARCISISMO Y EL MODELO AL QUE LOS ADOLESCENTES ASPIRAN


En la actualidad, el término influencer se ha puesto de moda y, aunque no todos los influencers son iguales, podría
decirse que este término designa a aquellos individuos —adolescentes o adultos jóvenes— que marcan tendencia y que
influyen en la forma de vestir, de maquillar, de hablar, en los gustos y, en definitiva, en el comportamiento de un público
generalmente adolescente. Los influencers cuentan con la credibilidad y el apoyo de sus decenas de miles —o, en
ocasiones, cientos de miles— de seguidores en diversas redes sociales. Tanto es así, que ser influencer se ha convertido en
un negocio provechoso, pues muchas son las marcas de ropa, accesorios y productos de belleza que se aprovechan de la
influencia de estos personajes en el sector adolescente y pagan y realizan regalos a los influencers para que muestren sus
novedosos productos —una publicidad, todo sea dicho, muy económica para las grandes marcas—. Los influencers-
instagramers son aquellos cuyo campo de acción es Instagram y son, mayoritariamente, mujeres; basta con descargarse
dicha red social en el dispositivo, abrir un perfil y poner en la barra de búsqueda el término influencer para ver en un
mismo listado los perfiles de aquellas personas que se anuncian como tal.
No son pocos los estudios que señalan la relación entre la necesidad de reconocimiento, el fenómeno selfie y el
106
narcisismo. Esto no parece ser de extrañar pues, según el DSM-IV, los criterios diagnósticos de un trastorno narcisista se
enmarcan en una personalidad con rasgos de grandiosidad y necesidad de admiración que comienzan al iniciarse la edad
adulta y que suelen pasar, entre otras cosas, por un grandioso sentido de la autoimportancia, las fantasías de éxito,
belleza y brillantez imaginaria, el sentirse especial, exigir una admiración excesiva, envidia a los demás o ilusiones de ser
107 108
envidiado…; características de los patrones conductuales de muchos de los usuarios más activos de las redes sociales.
Esto se suma a lo que se ha venido esbozando anteriormente: Instagram es la herramienta que posibilita que las personas
se muestren exactamente como quieren ser vistas, retocando o desechando todo aquello que pueda interferir en esta
imagen impoluta; más aún en el caso de los influencers, que construyen a conciencia una imagen específica y eliminan
todo lo que no se corresponda con la misma; el proceso de revisión del éxito o impacto de cada una de las publicaciones

104
(Clase Máster de Formación del Profesorado de la Universidad de Málaga) María Luisa De La Morena Fernández,
“Desarrollo de la identidad personal” en Aprendizaje y desarrollo de la personalidad, noviembre 2017.
105
Paula D. Fernández Lopes, Nuevos patrones de integración social. El uso de Facebook y el Twitter en adolescentes y el
impacto en su autoestima, p. 54.
106
Víctor Daniel Gil, Necesidad de reconocimiento y síndrome de selfie: un análisis relacional basado en minoría de
datos, p. 72.
107
Pierre Pichot (coord.), DSM-IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, p. 678.
108
Paula D. Fernández Lopes, Nuevos patrones de integración social. El uso de Facebook y el Twitter en adolescentes y el
impacto en su autoestima, p. 62.

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podría tener, a su vez, mucho que ver con la baja autoestima que según el enfoque humanista en Psicología entrañan, en
109
el fondo, muchas de las conductas narcisistas.
Las personas que tienen un sentido grandioso de sí mismas necesitan actualizar
constantemente sus perfiles para mostrarse al mundo, pero, a la misma vez, su baja
autoestima les induce la necesidad de revisar constantemente la retroalimentación dejada
110
por sus amistades; en un proceso de continua reconstrucción de sus identidades.
Como ya se ha apuntado, los influencers son los modelos que el público adolescente literalmente sigue e imita en la
medida de lo posible. Se trata de un grupo de adolescentes y adultos jóvenes que dictan lo que es tendencia en
multiplicidad de campos. Por lo general, y dada la accesibilidad que Instagram posibilita —y gracias a la que es posible
seguir a celebrities que antes solo se veían en la televisión o las revistas— frente a la marcada distancia de otros medios de
difusión, los influencers se muestran como iguales mediante la cotidianeidad: tanto en publicaciones ordinarias como en
las cada vez más utilizadas insta stories (publicaciones que ocupan un lugar distinguido y que solo se mantienen activas
durante veinticuatro horas) los influencers comparten su día a día, sus atuendos, sus rutinas, sus viajes, sus relaciones, sus
hábitos alimenticios, sus gustos, sus aficiones…; en muchos de los casos se da, entonces, una confusión entre lo íntimo, lo
111
privado y lo público. Los influencers se muestran, en definitiva, como iguales, lo cual será sustancial a la hora de incidir
en la autoestima de los adolescentes que les siguen.

5. NÚMERO DE LIKES Y AUTOESTIMA


No resulta baladí el añadir un cuarto momento al proceso señalado a propósito de la difusión de selfies en Instagram —
extensible también a otro tipo de imágenes— (véase el proceso señalado en el tercer punto, un proceso compuesto por la
preparación, la edición y la publicación de los selfies): el momento de evaluación.
Con la introducción del fenómeno de los likes (más inmediatos y gráficos que los comentarios tradiciones y, en este
sentido, más modernos) la evaluación de los otros, de la alteridad, se ha vuelto cuantificable: el sujeto puede conocer
cuánto ha gustado una determinada publicación a través de a cuántos les ha gustado; es decir, a partir del número de
personas que le han dado a me gusta a dicha publicación. A raíz de la comparación aparentemente objetiva que este
fenómeno posibilita, parecía solo cuestión de tiempo que los likes se convirtieran en la moneda de cambio de Instagram,
lo que explica la razón de ser de las menciones y los hashtags —estrategias a la hora de la consecución de likes— y de la
guerra librada tanto por influencers como por no influencers por la obtención de un mayor número de seguidores, que se
ve justificada por las batallas por los potenciales likes de los mismos y solo excepcionalmente por motivos económicos.
Pero, ¿por qué surge esa necesidad general de obtener el mayor número de likes posible?, o, lo que es lo mismo, ¿qué
aportan los likes tanto a los influencers como a los que no lo son? Para el análisis de esta cuestión, en el momento en el
que tenemos presente que el sujeto constituye su identidad y autoconcepto a partir de un adulterado yo ideal digital
articulado por diversas publicaciones susceptibles de recibir un like, el papel de los likes a propósito del valor de este
autoconcepto se entiende sin excesiva dificultad. Siendo la autoestima el “enjuiciamiento que hacemos de nuestro
112
autoconcepto” , los likes constituyen el sustento del valor de nuestro yo digital, pues son los valedores del juicio de los
otros sobre la imagen que hemos decidido mostrar de nosotros mismos —una imagen, recordamos, lo más perfilada y
depurada posible, la mejor de nuestras versiones—, y no en pocas ocasiones permitimos que el juicio de otros determine
nuestra autoestima. Recibir menos likes de los que se espera puede contribuir a una falta de autoestima por ser percibido
como un tipo peculiar de rechazo social.
Al estado de esta cuestión y a propósito de la autoestima hay que añadir que, en la adolescencia tardía (etapa de
construcción de la identidad personal, susceptibilidad, excesivo enjuiciamiento y de complejos de todo tipo) la
comparación parece ser inevitable. A esto hay que sumar que, particularmente en la etapa adolescente y tras un estudio

109
Ibíd.
110
Ibíd.
111
Enrique Echeburúa, Ana Requesens, Adicción a las redes sociales y nuevas tecnologías en niños y adolescentes, p. 63.
112
(Clase Máster de Formación del Profesorado de la Universidad de Málaga) María Luisa De La Morena Fernández,
“Desarrollo de la identidad personal” en Aprendizaje y desarrollo de la personalidad, noviembre 2017.

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realizado por Link y Kulik en el 2002, “altas frecuencias de comparación se asociaron con niveles más altos de
113
insatisfacción” . Otra cuestión para tener en cuenta es que, a efectos de comparación física, influyen más los iguales
atractivos que los modelos atractivos, tal y como señala Irene Ladera Otones a propósito de los resultados del estudio
realizado por Carlson Jones en el año 2001: “las comparaciones sociales con el peso y la forma corporal de iguales del
114
mismo sexo se relacionaban de forma significativa con la insatisfacción con la imagen corporal” .
Instagram facilita la comparación entre iguales, que es la más frecuente y demoledora, mediante un sistema
cuantificable: el número de seguidores y el número de likes. La cuestión es que los adolescentes se comparan
constantemente con los influencers a los que siguen, pues envidian su estilo de vida y muchos aspiran a convertirse en
influencers de otros adolescentes, prueba de ello son los resultados de búsqueda que Google devuelve sobre consejos
para llegar a serlo. Esto es peculiarmente peligroso, pues los influencers se presentan, de una parte, como iguales que
muestran aspectos de su cotidianeidad cuando en realidad esa cotidianeidad se trata de capturas adulteradas de
momentos construidos y muy pensados: de mostrar un estilo de vida envidiable. Es necesario recordar que el peligro de
esta comparación es que se trata de una comparación irreal basada en imágenes lo más posible y sutilmente falseadas. En
este sentido los influencers, particularmente las influencers, encarnan para los adolescentes el punto de encuentro entre
las distantes modelos de las marquesinas de autobuses, anuncios de televisión y revistas y la conocida cercana que más
115
atractiva resulta. En cualquier caso, “la presión social por alcanzar el físico perfecto parece no tener límites” y, para más
inri, a efectos de comparación en los adolescentes, las influencers tienen lo más peligroso de cada una de las partes: la
116
belleza irreal de las modelos —principal motivo de su salto a la fama — y la cercanía cotidiana de la conocida. El peligro
de esta comparación se ve claramente si se tiene en cuenta que generalmente los adolescentes, tras cada publicación, con
todo el proceso que cada imagen implica, “destinan aún más tiempo al escudriñar imágenes cuidadosamente organizadas
117
y filtradas de otras personas y asumen que estas no invirtieron tanto tiempo como ellos” . Es decir, los adolescentes
consideran que el resto de personas con perfiles en Instagram no han empleado tanto tiempo en el proceso de
preparación, selección, edición y publicación de imágenes como el que han empleado ellos en sus propias publicaciones;
no es de extrañar entonces que “cuanto más repiten este patrón de comportamiento, más distorsionada es su percepción
118
de que la vida de los otros es más significativa que la propia y surge la envidia” .
El narcisismo, una autoestima precaria y la envidia operan como leitmotiv de toda esta vorágine. Tanto es así que en
torno al intercambio de likes se han ido creando pactos y estratagemas encubiertas para mejorar el propio estatus social,
como es el caso del intercambio sistemático de seguimientos y de likes. Esto consiste en seguirse mutuamente y en dar
likes a las publicaciones de los perfiles de determinadas personas a cambio de los likes de esas personas hacia las
publicaciones del perfil propio, un quid pro quo que en el mundo Instagram rara vez puede ser nombrado, pues devalúa el
sentido de los preciados likes. Otra evidencia del poco sustento del valor del número de seguidores es el hecho de que es
posible comprarlos; de hecho, basta una breve búsqueda en Google para constatar el hecho de que varias webs ofrecen
este servicio. El precio aumenta exponencialmente conforme al número de seguidores deseado, desde cien seguidores por
119
poco más de un euro hasta un millón de seguidores por dos mil setecientos euros.

6. CONCLUSIÓN

113
Link y Kullik, 2002, citado por Irene Ladera Otones, La satisfacción con la imagen corporal: su relación con las redes
sociales y la autoestima, p. 11.
114
Carlson Jones, 2001, citado por Ibíd.
115
Carmen Llovet Rodríguez y Mónica Díaz-Bustamante Ventisca, La imagen de la persona en los medios y su influencia
en la autoestima: la importancia de la apariencia en la evaluación general de la persona, p. 22.
116
Iván A. Negrete Aguirre, Branding personal de líderes mediáticos causantes de imitación de estándares de belleza y
su efecto en la autoestima de los adolescentes mexicanos, p. 59.
117
Sergio Otaño, Selfies: autorretratos de la contemporaneidad, p.135.
118
Ibíd.
119
https://www.comprar-seguidores.info/producto/seguidores-instagram/

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Los avances técnicos y tecnológicos cada vez son más acusados y, entre otras cosas, han llegado a cambiar el modo en
el que entendemos el mundo y las relaciones interpersonales. Esta nueva comprensión de la realidad social afecta
directamente a los adolescentes, nativos digitales en plena etapa de desarrollo personal, social y afectivo con grupos de
120
iguales como contextos socializadores en los que desenvolverse. A pesar de los beneficios de las redes sociales, las
problemáticas que suscita el abuso de las mismas en la adolescencia no se limitan a las de una adicción a la tecnología,
sino que afectan directamente al núcleo del desarrollo de la identidad de los adolescentes, tal y como ha quedado de
manifiesto a lo largo del presente ensayo.
A lo largo de este texto se ha pretendido plantear el entramado de la problemática de las redes sociales —
particularmente Instagram— para hacer explícito el alcance y las dimensiones de la cuestión; a partir de aquí, parece
inevitable preguntarse por la solución o las alternativas al conflicto presentado. Estaría por ver de qué manera el control
parental o la limitación del uso de los aparatos tecnológicos en la adolescencia puede ser una solución efectiva, pero
parece indudable que, en la actualidad, tan solo puede tratarse de un control intermitente, pues todos y cada uno de
nosotros vivimos en un mundo rodeado de estímulos tecnológicos y, aunque esto puede regularse en cierto modo, la
realidad es que no se trata de algo tan sencillo como lo era en la época en la que las pantallas de los móviles se veían en
blanco y negro y las consolas portátiles funcionaban gracias a un par de pilas.
Parece innegable que una solución efectiva al problema planteado debería de poder perdurar a pesar del vertiginoso
cambio de las relaciones interpersonales al que estamos asistiendo. En este sentido, concienciar acerca de los peligros de
las redes sociales, trabajar y solventar el narcisismo, la envidia y la falta de autoestima, a voz de pronto, parece ser la
apuesta más fiable para incentivar la adquisición de competencias que contribuyan a fomentar el desarrollo personal de
los adolescentes.

120
Clase Máster de Formación del Profesorado de la Universidad de Málaga) María Luisa De La Morena Fernández,
“Desarrollo socioafectivo” en Aprendizaje y desarrollo de la personalidad, diciembre 2017.

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