E.F de Área Cardiaca
E.F de Área Cardiaca
E.F de Área Cardiaca
Área Cardiaca
El corazón está situado en el tórax por detrás
del esternón y delante del esófago, la aorta y la
columna vertebral. A ambos lados de él están
los pulmones. El corazón descansa sobre el
diafragma, músculo que separa las cavidades
torácica y abdominal. Se encuentra dentro de
una bolsa denominada pericardio. La bolsa
pericárdica tiene dos hojas: una interna sobre la
superficie cardíaca y otra externa que está fijada
a los grandes vasos que salen del corazón. Entre ambas hojas existe una escasa
cantidad de líquido para evitar su roce cuando late. La superficie más externa del
pericardio está fijada a las estructuras próximas mediante ligamentos. Así, está
unido por éstos al diafragma, la columna vertebral y la pleura de ambos pulmones.
Morfología externa
El corazón tiene forma de cono invertido con la punta (ápex) dirigida hacia la
izquierda. En la base se encuentran los vasos sanguíneos que llevan la sangre al
corazón y también la sacan. Los vasos encargados de llevar la sangre al corazón
son las venas cavas superior e inferior y las venas pulmonares. Los vasos que se
ocupan de sacarla son la arteria pulmonar y la aorta. Las venas cavas, que
recogen la sangre venosa de todo el cuerpo, desembocan en la aurícula derecha,
y las venas pulmonares, que llevan la sangre oxigenada desde los pulmones,
terminan en la aurícula izquierda. También se observan dos estructuras: una a la
derecha de la aorta y otra a la izquierda de la arteria pulmonar; se denominan
orejuelas y forman parte de las aurículas. El corazón tiene una cara anterior, una
posterior y dos bordes: derecho e izquierdo. En la superficie cardíaca se halla la
grasa por la que avanzan las arterias y las venas que irrigan el corazón, es decir,
las arterias coronarias, que llevan sangre al músculo cardíaco, y las venas
coronarias, que la sacan. El peso del corazón varía según la edad, el tamaño y el
propio peso de la persona. Así, se considera que el corazón pesa el 0,45% del
peso corporal en el hombre, y el 0,40% del peso corporal en la mujer, de tal modo
que en un adulto de estatura media el peso del corazón oscila entre 250-350 g en
los hombres y entre 200-300 g en las mujeres. Cuando se trata de deportistas
profesionales, habitualmente el corazón muestra un aumento fisiológico o natural
de su peso.
La parte interna del corazón está constituida por cuatro cavidades: dos en el lado
derecho y dos en el izquierdo, de ahí que sea común hablar de corazón derecho y
corazón izquierdo. Las cavidades situadas en la parte superior se denominan
aurículas, y las dispuestas en la parte inferior, ventrículos. En condiciones
normales, las cavidades derechas no se comunican con las izquierdas, pues se
hallan divididas por un tabique muscular, denominado tabique interauricular, que
separa ambas aurículas; el tabique que distancia ambos ventrículos se llama
interventricular. En el tabique interauricular se observa una zona delgada sin
músculo, la fosa oval, que está formada por un orificio tapado con una lámina de
tejido membranoso, a modo de telón, en el lado de la aurícula izquierda. En el feto
no está cerrado y la sangre puede pasar de una aurícula a otra. Normalmente,
después del nacimiento el tabique se pega y cierra la comunicación.
Los ventrículos izquierdo y derecho bombean la sangre hacia los árboles arteriales
sistémico y pulmonar, respectivamente. El gasto cardíaco, el volumen de sangre
expulsado por cada ventrículo durante 1 min, es el producto de la frecuencia
cardíaca por el volumen sistólico. El volumen sistólico (volumen de sangre
expulsado con cada latido) depende, a su vez, de la precarga, la contractilidad
miocárdica y la poscarga.
TÉCNICAS DE EXPLORACIÓN
2. Eleva la cabecera de la cama o la camilla hasta unos 30°. Gira la cabeza del
paciente ligeramente hacia el lado contrario del que estás inspeccionando.
3. Con iluminación tangencial, explora ambos lados del cuello. Identifica la vena
yugular externa de cada lado y después busca las pulsaciones de la vena yugular
interna.
4. De ser necesario, eleva o baja la cabecera de la cama hasta que puedas ver el
punto de oscilación, o menisco, de las pulsaciones de la vena yugular interna en la
mitad inferior del cuello.
■ Para recordar estos tres picos de una manera simplificada, piensa en: a de
contracción auricular, c de transmisión carotídea (aunque puede representar el
cierre de la válvula tricúspide), y v de llenado venoso.102 A simple vista, x y y son
los sucesos más evidentes en el ciclo de contracción, relajación, llenado y vaciado
auricular, seguido por la contracción auricular. De los dos, el colapso súbito de la
onda x descendente en telesístole es el más prominente, mismo que ocurre antes
de R2. La onda y descendente se presenta después de R2 en protodiástole.
Presiona justo por dentro del borde medial del músculo esternocleidomastoideo
bien relajado, aproximadamente a la altura del cartílago cricoides. Evita presionar
el seno carotídeo, el cual se encuentra a nivel de la parte superior del cartílago
tiroides. Para palpar la arteria carótida izquierda, utiliza los dedos de la mano
derecha o el pulgar de la contraria.
● Contorno de la onda del pulso (la velocidad del ascenso del pulso, la duración
de su cima y la velocidad de su descenso). Lo habitual es que el ascenso sea
súbito. Es suave, rápido e inmediato tras R1. La cima es lisa, redonda y
prácticamente mesosistólica. El descenso es menos abrupto que el ascenso.
■ Para palpar los impulsos y las elevaciones, utiliza la palma o las yemas de los
dedos en posición plana oblicua
contra el tórax. Los impulsos y las
elevaciones son sensaciones que
elevan tus dedos de forma rítmica y
que suelen producirse por un
aumento de tamaño del ventrículo o
la aurícula derechos o izquierdos, y
en ocasiones por aneurismas
ventriculares.
■ Para los frémitos, presiona con firmeza con la eminencia tenar (la zona carnosa
de la palma de la mano cerca de la muñeca) sobre el tórax para comprobar si se
perciben zumbidos o vibraciones debidos al flujo turbulento subyacente. Si es así,
ausculta esa zona en busca de soplos. Por otro lado, cuando se detecta un soplo,
los frémitos se palpan mejor con el paciente en una posición en la cual se acentúe
el soplo, como inclinado hacia delante después de identificar una insuficiencia
aórtica.
■ Para palpar R1 y R2, emplea una presión firme con la mano derecha sobre la
pared torácica. Con el dedo índice y medio izquierdo, palpa la arteria carótida
derecha para identificar el R1 y R2 justo antes de la pulsación. Con la práctica
podrás tener éxito al palpar el R1 y
R2. Para detectar el R3 y R4,
presiona con cuidado en el ápice
cardíaco para detectar la presencia
de cualquier movimiento adicional.
PERCUSIÓN
La percusión tiene un valor limitado a la hora de definir los bordes del corazón o
de determinar su tamaño, debido a que la forma del tórax es relativamente rígida y
puede hacer que el corazón, más maleable, se adapte a su forma. El tamaño del
ventrículo izquierdo se valora mejor mediante la localización del latido de la punta.
El ventrículo derecho tiene, en general, un diámetro anteroposterior mayor que el
lateral, lo cual resta valor a la percusión del borde derecho del corazón. La
obesidad, un desarrollo muscular no habitual y ciertos trastornos patológicos
(como presencia de líquido o aire) pueden también distorsionar fácilmente los
hallazgos. Una radiografía del tórax es mucho más útil para definir los bordes
cardíacos. Si no se dispone de equipo radiográfico, usted mismo puede estimar el
tamaño del corazón mediante percusión. Comience percutiendo en la línea axilar
anterior, y vaya avanzando en sentido medial a lo largo de los espacios
intercostales hacia el borde esternal. El cambio de un tono resonante a uno mate
denota el borde cardíaco. Marque estos puntos con un rotulador y el contorno del
corazón quedará visualmente definido. A la izquierda, la pérdida de resonancia se
encuentra generalmente junto al PMI, en el ápex del corazón. Mida este punto
desde la línea medioesternal en cada espacio intercostal y anote esa distancia.
Cuando se realiza la percusión del borde cardíaco derecho, no se percibe cambio
alguno en la resonancia hasta que se llega al borde esternal derecho; el borde del
corazón se localiza sólo si se extiende más allá del esternal.
AUSCULTACIÓN
La auscultación de los ruidos y los soplos
cardíacos es una habilidad importante que
conduce de manera directa a diversos
diagnósticos clínicos. Se deben de revisa los
seis focos auscultatorios principalmente (figura
9-41) .Durante la exploración, el médico debe
de tomarse su tiempo en cada uno de los seis
focos de auscultación. Concentrarse en las
fases del ciclo cardíaco, escucha de forma
cuidadosa el R1, después el R2, y
Patrón de auscultación:
Existen cuatro ruidos cardíacos básicos: S1, S2, S3 y S4. De todos ellos, los dos
primeros son los ruidos cardíacos
más diferenciados y deben
considerarse por separado, ya que
sus variaciones proporcionan
pistas importantes sobre la función
cardíaca. Por su parte, el S3 y el
S4 pueden estar o no presentes;
su ausencia es un hallazgo
habitual y su presencia no indica
necesariamente un trastorno
patológico. En consecuencia, estos
han de ser valorados en relación
con otros ruidos y episodios dentro
El ruido del roce pericárdico por fricción puede confundirse fácilmente c on ruidos
de origen cardíaco. La inflamación del saco pericárdico provoca cierta aspereza de
las superficies parietal y visceral, que produce un sonido de roce auscultable
mediante el estetoscopio. Ocupa la sístole y la diástole, y se superpone a los
ruidos intracardíacos. El roce pericárdico por fricción puede tener tres
componentes, que se asocian en sucesión al componente auricular de la sístole, a
la sístole ventricular y a la diástole ventricular. Suele escucharse en una zona
amplia, pero es más claro hacia el ápex. Un ruido de roce por fricción de tres
componentes es un sonido chirriante que puede ser lo suficientemente intenso
como para enmascarar los ruidos cardíacos. Si existen sólo uno o dos
componentes, el ruido puede no ser intenso o sonar a «máquina» y, en tal caso,
puede resultar más difícil distinguirlo de un soplo intracardíaco.