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CAPACIDAD PARA ESCUCHAR A OTROS

Ningún obrero del Señor desempeñará bien su función si sólo le gusta hablar, pero no sabe
escuchar a otros. Ningún obrero del Señor debe volverse uno que habla sin cesar, sino que debe
aprender a escuchar a los demás y a comprender sus problemas, interesándose sinceramente por
ellos. Para ello, debemos ser de espíritu apacible.
No debemos tener ningún prejuicio, ideas preconcebidas ni inclinación alguna. Debemos
preguntarnos cuánto entendemos realmente al escuchar a un hermano que trata de explicarnos
su problema.

Si no somos capaces de escuchar atentamente lo que tiene que decirnos durante diez,  veinte o
treinta minutos, no podremos precisar la situación por la que está pasando, su trasfondo familiar
ni la situación en la que se encuentra delante del Señor.
Debemos aprender a discernir delante del Señor lo que las personas se reservan y no declaran.  
Un requisito fundamental para entender las palabras de otros es poder identificarse con sus
sentimientos. Un obrero del Señor tiene que estar abierto para recibir los problemas de otros.

DEBE AMAR A TODOS LOS SERES HUMANOS


El obrero del Señor debe amar a todos los seres humanos, no sólo a los hermanos. Si un siervo u
obrero del Señor carece de amor fraternal, o si sólo tiene amor para con los hermanos, pero no
para con todos los hombres, no es apto para servir al Señor.
El Señor Jesús dijo, «El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir». En otras
palabras, el Señor nunca pidió nada de los hombres. Del mismo modo, nosotros debemos
interesarnos en los seres humanos y debemos apreciarlos. Además, no debemos sacar provecho
de nadie, ni esperar ser servidos por los hombres.
El Señor Jesús vino a la tierra por causa del hombre, así que es imposible que alguien tenga un
conocimiento genuino del Señor y pueda menospreciar al hombre. Cuando estemos entre
nuestros semejantes, debemos tener la actitud de que somos uno más entre ellos.
ESTAR DISPUESTOS A SUFRIR
En circunstancias comunes, Dios siempre bendice, cuida, sostiene y suple a Sus hijos, pero cuando
le es necesario castigar y probar a Sus hijos, no titubea en hacerlo. Nosotros, a fin de servirle y de
ser Sus siervos, elegimos el camino del sufrimiento. Por consiguiente, el camino del sufrimiento es
un camino que se escoge. 
Es posible que no experimentemos sufrimiento todos los días, pero diariamente debemos estar
preparados para sufrir. Si no tenemos una disposición para sufrir, no somos capaces de soportar
prueba alguna. Si sólo aceptamos las buenas provisiones del Señor, pero no somos capaces de
aceptar ninguna prueba, sino que nos descarriamos por cualquier inconveniente y dejamos de
laborar, significa que no tenemos la disposición para sufrir.
El éxito en nuestra obra depende en gran parte de si estamos dispuestos a sufrir. No podemos
abandonar la obra simplemente porque se nos presente un pequeño inconveniente.
Nuestra disposición para sufrir no necesariamente nos lleva al sufrimiento. El camino del servicio
para un cristiano no es necesariamente un camino de sufrimiento, sino uno en el que debemos
estar dispuestos a sufrir.
No debemos pensar que los cristianos que viven en circunstancias poco favorables tienen por
consecuencia más disposición para sufrir que aquellos que viven en circunstancias más
favorables. Sólo aquellos que se han consagrado al Señor tienen realmente una disposición para
sufrir.

GOLPEAR EL CUERPO Y PONERLO EN SERVIDUMBRE


No se habla de ascetismo. Ciertamente reconocemos que el cuerpo nos puede llevar a pecar,  pero
no por eso decimos que el cuerpo sea la fuente del pecado. Golpear nuestro cuerpo y hacerlo un
esclavo significa ponerlo en servidumbre y «golpearlo» tanto que obedientemente se vuelve
nuestro esclavo, cediendo a la voluntad del predicador del evangelio.
El cristiano tiene que ejercer dominio propio en las demandas que su cuerpo le hace. Esto no
quiere decir que éstas sean dañinas o inútiles, sino que se abstiene de ellas porque no lo ayudan
en su carrera. Debemos entrenar a nuestro cuerpo, no sólo para que cumpla con las exigencias
normales, sino para que tenga un suministro adicional para cuando surja alguna demanda
adicional. 

Indudablemente necesitamos alimentarnos y debemos cuidar de nuestro cuerpo físico, pero


también debemos entrenarlo a privarnos del alimento cuando ciertas circunstancias especiales así
lo exijan.
Admitimos que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Pero en ningún momento estamos
obligados a someternos a los reclamos del cuerpo.
SER DILIGENTES
Pero aquellos que siempre están buscando una oportunidad para descansar y distraerse, no son
dignos de ser llamados siervos de Dios. Un siervo de Dios no debe adoptar un vivir ocioso.

Tan pronto se pone algo en los hombros de algunos hermanos y hermanas, estos rehúsan
tomarlo. Pablo no actuó de esa manera. Él estaba en la prisión cuando escribió las Epístolas. No
obstante, cuando Pablo les escribió a los Filipenses, les exhortó a que se regocijaran.

Una persona diligente siempre espera en Dios. Tan pronto como está libre, acude al Señor en
busca de cosas que hacer, lo que significa es que el siervo del Señor siempre debe estar buscando
la dirección de Dios, mirándole atentamente.
La pereza es un hábito que ha sido desarrollado a través de los años, no podemos esperar
corregirlo en uno o dos días.
RESTRINGIRSE AL HABLAR
Si hemos consagrado nuestros labios para hablar la palabra de Dios, entonces recae sobre
nosotros la solemne responsabilidad de usar nuestros labios únicamente para Su servicio. Si
empleamos nuestros labios en cualquier otra cosa ajena a la palabra de Dios, entonces no
podremos usarlos más para hablar Su Palabra divina. 
El problema de muchas personas es que hablan demasiado. En la multitud de palabras podemos
detectar la voz del necio. Muchas personas pierden su poder por causa de su palabrería. 
Debemos observar la clase de comentarios que generalmente creemos, pues aquello a lo que
damos crédito revela nuestra propia manera de ser.
Si alguien comparte sus problemas espirituales con nosotros, eso es algo que nos han confiado. No
debemos hablar acerca de tales confidencias de una manera descuidada. 
Debemos prestar toda nuestra atención al asunto de las mentiras. Es muy difícil hablar la verdad
aun cuando tenemos cuidado de lo que decimos, y es aún más difícil hablar la verdad cuando no
controlamos nuestras palabras. Dios no puede usar una persona que es Su portavoz por un
momento y el vocero de Satanás al siguiente. 

SER ESTABLES
Dios requiere que Sus siervos posean un carácter estable, sólido, confiable e inconmovible.

El Señor afirmó que la iglesia está edificada sobre la roca, lo cual significa que la iglesia nunca
caerá. La iglesia nunca se derrumbará, aunque la azoten la lluvia, el agua y el viento, porque está
firmemente edificada sobre la roca. Esta es la naturaleza subyacente de la iglesia.

Pedro representa a todos los ministros de la iglesia. Un ministro y siervo de Dios debe ser una
piedra. La promesa que el Señor le hizo a Pedro también fue una promesa dada a la iglesia. 

Si somos sólidos y firmes delante del Señor, veremos la realidad de la iglesia y tendremos la


bendición y la victoria sobre las puertas del Hades.
Las emociones son muy inestables. Si alguien vive según sus emociones, está a la merced del
capricho de los impulsos emocionales, los cuales lo llevan de frío a caliente o viceversa.
NO SER SUBJETIVOS
Ser subjetivos significa insistir en nuestras propias opiniones y rechazar otras opiniones. Una persona
subjetiva hace su propio juicio antes de escuchar lo que le diga el Señor, antes de examinar los hechos
y antes de que otros presenten sus opiniones.
La subjetividad hace de una persona incapaz para aprender. Cuando la mente de un hombre es
inflexible, le es difícil entender la voluntad de Dios.
Si la subjetividad de un hombre es quebrantada por el Señor, éste mostrará un notable cambio en
muchos actos pequeños de su vida cotidiana.
La persona que es subjetiva tiene una solución para todos los problemas, le gusta meterse en los
asuntos de otros, no soportan que otros sean diferentes.
CONCERNIENTE AL DINERO
Es una vergüenza predicar al Dios vivo y tomar un camino que es gobernado por el dinero. Algunos han
abandonado el camino recto y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam, aunque externamente
puedan buscar la dirección del Señor, orando por orientación y procurando la voluntad del Dios, sus
pies permanecerán en la senda incorrecta.
OTROS ASUNTOS DE IMPORTANCIA
Todo obrero del Señor debe confirmar el hecho de que la verdad es absoluta.  Algunos no son
absolutos en cuanto a la verdad debido a que son influenciados por otros, por cosas y por
sentimientos personales. 

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