Este cuento de Julio Cortázar ofrece instrucciones irónicas sobre cómo llorar de forma "correcta" y decorosa, evitando el escándalo o insultar a la sonrisa. Sugiere dirigir la imaginación hacia uno mismo o imaginar situaciones tristes para provocar el llanto. Recomienda cubrirse el rostro con las manos o la manga del saco para llorar de forma privada, con una duración media de tres minutos.
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Este cuento de Julio Cortázar ofrece instrucciones irónicas sobre cómo llorar de forma "correcta" y decorosa, evitando el escándalo o insultar a la sonrisa. Sugiere dirigir la imaginación hacia uno mismo o imaginar situaciones tristes para provocar el llanto. Recomienda cubrirse el rostro con las manos o la manga del saco para llorar de forma privada, con una duración media de tres minutos.
Este cuento de Julio Cortázar ofrece instrucciones irónicas sobre cómo llorar de forma "correcta" y decorosa, evitando el escándalo o insultar a la sonrisa. Sugiere dirigir la imaginación hacia uno mismo o imaginar situaciones tristes para provocar el llanto. Recomienda cubrirse el rostro con las manos o la manga del saco para llorar de forma privada, con una duración media de tres minutos.
Este cuento de Julio Cortázar ofrece instrucciones irónicas sobre cómo llorar de forma "correcta" y decorosa, evitando el escándalo o insultar a la sonrisa. Sugiere dirigir la imaginación hacia uno mismo o imaginar situaciones tristes para provocar el llanto. Recomienda cubrirse el rostro con las manos o la manga del saco para llorar de forma privada, con una duración media de tres minutos.
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1.
El zar y la camisa - León Tolstói
Un zar estaba enfermo y dijo: - Daré la mitad de mi reino a quien me cure. Entonces, se reunieron todos los sabios y empezaron a discutir cómo curar al zar. Nadie sabía que hacer. Sólo un sabio afirmó que se podía curar al zar. - Si se encuentra a un hombre feliz -dijo-, se le quita la camisa y se le pone al zar, éste se curará. El zar mandó que buscaran a un hombre feliz por todo su reino, pero por mucho que sus emisarios cabalgaron por todos sus territorios, no pudieron encontrarlo. No había ni uno que estuviese satisfecho de todo. Uno era rico, pero estaba enfermo; otro gozaba de buena salud, pero era pobre; otro era rico y gozaba de buena salud, pero su mujer era malvada, o bien sus hijos; todos tenían algún motivo de queja. Un día, a última hora de la tarde, el hijo del zar pasaba junto a una pequeña isba y oyó a alguien que decía: - Gracias a Dios he trabajado bastante, he comido cuanto necesitaba y ahora me voy a la cama. ¿Qué más puedo pedir? El hijo del zar se alegró, ordeno que le quitasen la camisa a ese hombre, que le diesen una cantidad de dinero a modo de compensación, todo el que quisiera, y que llevaran la camisa al zar. Los emisarios fueron a ver al hombre feliz y quisieron quitarle la camisa; pero ese hombre feliz era tan pobre que ni siquiera tenía camisa.
Este cuento pertenece a Libros rusos de lectura que publicó León
Tolstói (1828 - 1910) en 1872, el primer proyecto en su país para proveer de material pedagógico a las escuelas.
De esta manera, cumple una labor didáctica. Intenta enseñar a los
jóvenes que la verdadera felicidad radica en la percepción que se tiene sobre las cosas y no en los bienes materiales o circunstancias que rodean a las personas.
2. Una fábula taoísta - Julio Trujillo
En el Lieh Tzu se cuenta que un hombre, que había perdido su hacha, sospechaba que se la había robado el hijo de su vecino. Su modo de andar, su talante y su manera de hablar lo señalaban como el ladrón. Sus acciones, cada uno de sus movimientos y, de hecho, su conducta en general indicaban con claridad que él y no otro había robado el hacha. Con el tiempo, sin embargo, mientras cavaba en su jardín, el dueño se encontró con el implemento perdido. Al día siguiente, cuando volvió a ver al hijo de su vecino, no halló ningún rastro de culpa en sus movimientos, ni en sus acciones, ni en su conducta en general.
El escritor mexicano Julio Trujillo (1969) se ha dedicado
principalmente a la poesía. En este breve relato, hace referencia al Lieh Tzu, una de las tres obras principales del taoísmo filosófico. A través de esta anécdota, intenta explicar cómo el ser humano es capaz de determinarse frente a ideas erróneas y juzgar a alguien sin tener argumentos válidos. 3. Los árboles - Franz Kafka Pues somos como troncos de árbol en la nieve. Aparentemente yacen en un suelo resbaladizo, así que se podrían desplazar con un pequeño empujón. Pero no, no se puede, pues se hallan fuertemente afianzados al suelo. Aunque fíjate, incluso eso es aparente.
Franz Kafka (1883 - 1924) es considerado uno de los escritores más
importantes de la literatura moderna. Su obra es bastante autobiográfica y muestra al individuo frente a las dificultades de la vida. Al ser de origen judío en la Europa de comienzos de siglo, tuvo bastantes problemas para encajar en la sociedad del periodo. Además, sufrió de tuberculosis desde su juventud, por lo que padecía de una salud delicada.
Por medio de una metáfora, intenta demostrar la resistencia humana
frente a las adversidades. Esto será característico en varias de sus obras, pues ante los problemas de la vida, siempre pareciera haber una solución o una raíz que permita aferrarse.
4. El burro y la flauta - Augusto Monterroso
Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una Flauta que ya nadie tocaba, hasta que un día un Burro que paseaba por ahí resopló fuerte sobre ella haciéndola producir el sonido más dulce de su vida, es decir, de la vida del Burro y de la Flauta.
Incapaces de comprender lo que había pasado, pues la racionalidad no era su
fuerte y ambos creían en la racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo mejor que el uno y el otro habían hecho durante su triste existencia.
El escritor Augusto Monterroso (1921 - 2003) se hizo reconocido a
nivel mundial como el creador del microcuento, género que pretende reducir al mínimo de elementos una historia.
En este relato breve, el autor postula que la racionalidad no tiene por
qué necesariamente ser el camino adecuado en todas las situaciones de la vida. Hay muchas veces en que el azar puede crear oportunidades maravillosas para una criatura tan simple como un burro, del que nadie espera nada. Por ello, depende de cada quién aprender a vislumbrar el potencial que puede llegar a tener cada cosa que sucede.
5. Instrucciones para llorar - Julio Cortázar
Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.