La Serpiente Emplumada
La Serpiente Emplumada
La Serpiente Emplumada
INTRODUCCIÓN
Méjico y al sur hasta las de Nicaragua actual (1). Según parece, el dios fué
primitiva y originariamente maya y constituyó el símbolo fundamental del
pensamiento religioso de este pueblo. Los aztecas lo tomaron de los mayas
cuando la conquista de su imperio, haciéndole objeto de tan gran veneración,
que poco a poco se transformó en una divinidad profundamente arraigada
dentro del sentimiento místico de la nación azteca.
Los mayas lo llamaban Kukulcán y los aztecas Quetzalcoatl, que se tra-
duce: serpiente pájaro, de quetzal: pájaro, y coatl: serpiente. Tal divinidad
fantasmagórica estaba difundida hasta el extremo en el arte, en la mitología
y en la religión maya-azteca (2).
Al extraer los datos de estas dos culturas, para fundar nuestras conclu-
siones, consideramos en el presente trabajo al pueblo azteca y al maya como
teniendo un fondo psicológico común. La similitud del inconsciente humano
de los diferentes pueblos, en contraste con su diferenciación intelectual, es
un concepto establecido por Freud (3) desarrollado luego por Jung, y que
hoy está ampliamente aceptado y demostrado. Por otra parte, nos apoyamos
en la tesis de Imbelloni e) que considera a los pueblos antiguos de Guate-
mala, Yucatán y Méjico como integrando un grupo íntimamente reunido por
motivos geográficos y por afinidad cultural e histórica.
Coincide esta interpretación con la teoría de Lehman (2), según la cual
los aztecas y los mayas, aunque presentan rasgos culturales diferenciales,
como el lenguaje, ofrecen una estrecha analogía en lo que se refiere a su
base psicológica y a los elementos fundamentales de su cultura, concepcio-
nes religiosas, calendario, etc. No obstante, los mayas poseyeron una civi-
lización mucho más elevada que la de los aztecas, que jamás llegaron a
alcanzar su grado de perfección.
Se puede considerar a estas dos civilizaciones, tan íntimamen~e unidas
por la historia y por la leyenda, como dos ramas salidas de un tronco psico-
lógico común y luego entrelazadas en el curso de un pasado antiquísimo.
Limitamos nuestro presente estudio al análisis de las leyendas sobre el
Génesis y los ciclos cosmogónicos, al sentido psicológico de la Serpiente em-
plumada y del sacrificio. Reconocemos las dificultades que surgen cuando
aplicamos nuestras teorías a la interpretación de elementos culturales tan re-
motos y complejos: por esto, nos hemos ceñido a una rigurosa selección de
material cuya naturaleza es, por sí misma, suficientemente demostrativa. Si
nuestras conclusiones son discutidas, tendrán el mérito de suscitar nuevas
.púsquedas.
fué hecha la sangre y con las bebidas extraídas del maíz les infundieron
"vida, fuerza y energía".
De este modo nació la cuarta generación de hombres, dotados de una
gran belleza física y de una extraordinaria capacidad intelectual: "Poseye-
ron el lenguaje, la sensibilidad, la inteligencia y el movimiento"; con tan
raros dones de sagacidad y de comprensión "terminaron por conocer todo
el universo, después de haber recorrido los cuatro vértices de los octantes
del cielo y de la tierra"; "su vista les guiaba en la oscuridad", dice la traduc-
ción de Villacorta, "y comprendieron así lo grande como lo pequeño del
mundo". Se asombraron los dioses ante el prodigio y temieron que los hom-
bres que fueron creados como criaturas para adorarles y someterse, llegaran
a igualarles en poder y sabiduría. "Y entonces les empañaron los ojos, cu-
briéndolos como hace el aliento sobre el espejo: así les quedaron nublados
y sólo pudieron mirar lo que les estaba cerca (así han quedado hasta hoy)."
Después, "mientras dormían les pusieron mujeres bellas a su lado y al des-
pertar fué una gran alegría la de aquellos hombres por tener compañeras".
Así fué limitada su sabiduría y abatida su soberbia.
Las parejas formadas por los cuatro hombres de la cuarta generación,
con sus compañeras respectivas, engendraron la quinta serie de hombres que
son los mortales actuales.
Esta es la explicación sucinta que nos da el Popol Vuh de la Creación
del Universo, de la sucesión de las edades y de los cataclismos intermedios.
Cada uno de los ciclos se llamó un Sol, y así hubo un Sol de agua, un Sol
de viento, un Sol de fuego y un Sol de tierra en relación con los cuatro
elementos.
El relato guatemalteco de la Creación, coincide con la narración azte-
ca y tiene sorprendente semejanza con pasajes similares del Antiguo Tes-
tamento. Podemos adivinar que esta doctrina de la prehistoria del mundo
constituye un relato poético con un sentido más complejo y profundo,
¿Sería lógico admitir que a través de las fantasías de la leyenda, se narraran
sucesos reales, acaecidos al mundo y a la humanidad durante su larga evo-
lución geológica? ¿Es posible que exista una memoria del Ethnos que regis-
tra los hechos y los accidentes del desarrollo ancestral vertiéndolos luego ale-
góricamente en la ficción mitográfica? Tal hipótesis, construida sobre base
endeble por Villacorta, ha sido refutada con toda lógica por Imbelloni. El
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(1) \\1. DANZEI.:México, JI. Danzel ha identificado al "Gigante", de la primera edad que
figura en los manuscritos, con el padre.
(2) Nombres y epítetos diversos con que se designa a la pareja ancestral:
~ 6
Alom, la o las "Gestantes". Kaxolom, el o los "Fecundadores".
Zaqui-nimá-tziiz, gran "Tapir" blanca. Zaqui-nimá-aq, gran "Pecarí" blanco.
Zaqui-nimá-tziiz, ídem. Mamóm, el "Progenitor".
Ly om, la "Progenitora". lspuy akok, "membrum virile",
Ismukané, vieja caverna. Cuequenel, el de "los días".
Matzanél, la que vela. k, Amam; nuestro abuelo.
k, Atit, nuestra abuela.
Ciraquán, "ostium femoris".
r'atit qix, r'atit zaq' antigua madre del sol
y de la luz.
J. IMBELLONI: El génesis de los pueblos protohistóricos de América. "Bol. Acad, Arg.
de Letras", tomo VIII, págs. 534-628. Buenos Aires, 1940.
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(1) The Book of Cbilam Ba'am of Cbumay el by R. L. Rovs, Carnegie Inst. 1933. J. IM-
BELLONI:Libro de Chilam Balam de Cbumay el. (Las fuentes del Yucatán.) "Bol.Ac. Arg.
de Letras", tomo IX, pág. 667.
(2) J. IMBELLONI denomina "desedenización" a este período de la caída del hombre, que
es principio de su humanización. El "Edén", era un sitio caracterizado por una sugestiva abun-
dancia de comidas sabrosas y de delicias.
(3) MAURICESOLOVINE:Heráclite D'Ephese. F. Alean, pág. 37, 1931.
Andrógino Hermético.
(GRILLOT DE GIVRY: Le Musée des Sorciers, Mages et Alcbimistes, Librerie de France, 1929.)
Representación simbólica del principio fundamental de la filosofía ocultista de Europa en
la antigüedad, que animó el pensamiento religioso del Méjico precolombino, y que es una
síntesis de los elementos masculino-femeninos con sus atributos: el sol y la luna, respectiva-
mente; debajo el dragón alado.
LA SERPIENTE EMPLUMADA 13
según la cual "los hombres comienzan a alcanzar «su perfección» hacia los
14 años, época en la que el líquido seminal se pone en movimiento".
La doctrina de los ciclos de las edades y del origen del mundo hasta su
organización actual podemos interpretarla como la reconstrucción simbó-
lica de las fases sucesivas del desarrollo vital o libidinal del hombre, apli-
cada intuitivamente a una explicación causal de la evolución del universo.
Esta deducción adquiere aún más sentido si recordamos el principio
fundamental de la filosofía esotérica que infiltra el pensamiento hermético
de los pueblos americanos y el de otras culturas similares del Asia y del
Viejo Mundo (Cábala semítica, Egipto, escuelas de Grecia, Babilonia, etc.)
que se enuncia: «como es arriba es abajo» y por lo tanto, como es abajo es
arriba: este principio constituye la base de todos los complicados comen-
tariosde la sabiduría antigua. El hombre "es un diminutivo del gran mundo
y ambos «macro y microcosmos» obedecen a las mismas leyes mecánicas
físicas y fisiológicas. Por lo tanto, «quien conoce al hombre conoce al uni-
verso y quien conoce al universo conoce al hombre»" e).
El espectáculo del gradual desenvolvimiento infantil y la experiencia
psicoanalítica diaria, nos enseñan que las etapas evolutivas de los primeros
años de la vida no se cumplen sin pena para el individuo; que el pasaje de
un período al otro del desarrollo instintivo entraña un sacrificio doloroso,
una constante renuncia al placer puro y simple, un continuo someterse a
las exigencias del mundo exterior representado por los padres, que imponen
su ley por medio de castigos y recompensas. Y que son estas sanciones la
condición de la evolución ascendente de la personalidad y de su gradual
estructuración psicológica. La senda de los primeros años de la vida se
halla así jalonada de momentos difíciles que marcan el comienzo y el fin
de las épocas sucesivas expresadas en la leyenda por el amanecer y crepúscu-
lo de las edades. Jalones son éstos, que a modo de zarzas del camino difi-
cultan y aguijonean la marcha del individuo que va dejando en ellas jirones
de su natural narcisismo. Es así como se sufren el trauma del nacimiento, del
destete, la aceptación de la moral esfincteriana y la amenaza de castración
fálica; cuatro fases (como sus similares míticas) cada una de ellas, aunque
(1) GRILLUT DE GIVRY: Les musées des Sorciers, Mages et Alchimistes, pág . .259, Libr.
de France. París, 1929.
HEINDEL: T'be Rosicrucian Cosmo-conception, L. Fowler and Co., Londres. 1941.
I4 REVISTA DE PSICOANALlSIS
LA SERPIENTEEMPLUMADA.
Los ELEMENTOSDEL SíMBOLO.- Según la descripción de Joyce (2),
"la serpiente estilizada o idealizada se encuentra en todas las representaciones
religiosas mayas. Se le agregan plumas de pájaros, dientes de jaguar, orna-
mentos humanos, escamas, etc., aun a veces entre las mandíbulas una cabeza
humana, símbolo de humana inteligencia. De acuerdo con esta descripción
se la puede relacionar con los dioses parcialmente humanizados de Egipto
y de Asia". Los elementos fundamentales y que dan su nombre a la divi-
nidad son la serpiente y las plumas. Vamos a analizar estos dos elementos
en detalle para luego llegar a una interpretación del conjunto.
LA SERPIENTE.- Desde el punto de vista arqueológico, la serpiente
fué uno de los seres más precozmente representados o reproducidos en las
épocas más antiguas de la humanidad, cuando las primeras tentativas del
FIG.4A. FIG.4B.
FIGS.4 A Y 4 B. - Motivos decorativos del arte popular español (muebles, cerámicas y vesti-
dos en los que se utiliza la espiral para representar la germinación de la semilla). COSSIO-
PIJOÁN. Historia General del Arte, tomo 1, Espasa-Calpe, 1931.
los dedos. Estos trazos hechos con manos infantiles, torpes, reproducen
formas de ondulación, de espirales, y en algunas de estas líneas onduladas
(') R. SAINT-PÉRIER:
VArt Prébistorique. Ed. Rieder. París, 1937.
16 REVISTA DE PSICOANALISIS
la alteración de esta fuerza vital y los fenómenos patológicos e). Decían "que
cuando el Oren da se dispersa, se desdobla o se aleja de un individuo, se ma-
nifiestan estados ansiosos, neurasténicos, cuyo grado más simple es la duda,
la indecisión. El hombre se transforma entonces en el centro de deseos
opuestos, su Orenda desdoblada, lucha por dominar y su alma agitada se
mantiene por encima del cuerpo esperando la solución del conflicto, mien-
tras que el cuerpo mismo cae enfermo". He aquí, una magnífica descrip-
ción simbólica de la ambivalencia y del conflicto intrapsíquico con sus
habituales consecuencias y derivaciones morbosas.
En una parábola budista encontramos. una muy fina definición filosó-
fica y psicológica de la serpiente (2) que dice así: Una serpiente desesperada
y vergonzosa de su condición quiso transformarse en bikú, es decir en un
ser religioso, moral y noble. Tomó el disfraz de un joven y de este modo
fué admitida en la ordenación del convento. Llega la noche, su compañero
de celda se retira, ella se pone a dormir, olvida así su condición de novicio,
y durante el sueño retoma su aspecto natural; descubierta es expulsada del
convel1to ante el asombro y espanto de los monjes. Es ésta una simbólica
interesante del inconsciente que durante el sueño, por una disminución de
la censura, manifiesta todos sus deseos en su más natural y primitiva crudeza.
La serpiente para los budistas representa la fuerza ambivalente de nuestras
prototendencias profundas, instintivas inconscientes, que, orientadas con
sabiduría, son capaces de las más elevadas y más útiles realizaciones, pero
que abandonadas a sus fines ciegos pueden arrastrar a los actos más bajos
y peligrosos. Se encuentra el mismo símbolo en la figura del Buda que lle-
gado al vértice de la sabiduría y de la prudencia medita los diez principios
de perfección en medio de la tempestad, de los elementos desencadenados,
con su cabeza protegida por el capuchón desplegado de una serpiente cobra (3).
Entre los mayas y los aztecas la serpiente estaba en relación con la
fuerza generatriz de la vida y en consecuencia con los fenómenos sexuales,
pero es difícil saber si para ellos fué un símbolo sexual exclusivamente feme-
nino o masculino. Soustelle, subdirector del Museo del Hombre, de París,
especialista en estos estudios, me decía a este respecto que los aztecas no se
(1) A. CASO: La Religión de los Aztecas. Enciclopedia Ilustrada Mejicana. Méjico, 1936.
(2) E. J. PALACIOS:La cintura de serpientes de la Pirámide de T'enayuca. Impr. Mund.
Méjico, s. f.
(3) ED. SELER: Costumes et attributs des divinités du Mexique selon le P. Sabaoun.
"jour. des Américanistes de París", tomos V y VI.
(4) GENET y CHELBATZ: Histoire des peuples Mayas. Quichés. Ed. Genet. París, 1917.
(5) ED. SELER: Die Tierbilder der mexihaniscben und der Maya-Handschriften. Aus der
"Zcitschrifr für Ethnologie", Haft 3 u 4, 1909.
LA SERPIENTE EMPLUMADA 21
era asimilado a un dios que descendía del cielo al mediodía sobre el altar
de las ofrendas. Los aztecas veían en el sol un águila que se elevaba a la
mañana y descendía a la noche. El colibrí e~a para ellos un pájaro divino
que llamaban "rayo de sol" o "cabello de sol" La pluma y el rayo e).
de sol fecundante son en este sentido un símbolo fálico que podemos com-
probar en un mito azteca, aquél del nacimiento de Huitzilopochtli (2), el dios
masculino, el dios del sol y de la guerra. Esta fábula nos cuenta cómo Coatli-
cué (3), la 'Tierra Madre", la "Mujer Serpiente", un día que se dirigía al
altar del sol para cumplir sus devociones, vió caer a sus pies una pequeña
bola de plumas de color brillante. Ella la recogió y la guardó en su seno,
pero cuando quiso sacarla había desaparecido. Algún tiempo despuésadvir-
rió que estaba encinta. «La concepción fué de carácter milagroso y el Sol
era el autor» (4). Para Jung la pluma es un símbolo de potencia, la corona
de plumas una corona de rayos, la aureola y la coronación significan la iden-
tificación con el Sol.
El valor fálico del pájaro se encuentra en las representaciones simbólicas
de los sueños actuales, más accesibles para nosotros que las leyendas lejanas
de los mayas y de los aztecas.
El estudio de los símbolos oníricos, tal como lo permite el psicoanálisis,
confirma la interpretación mitológica. He aquí un ejemplo: Allendy ex-
puso a los alumnos del Instituto Psicoanalítico de París, en sus conferencias
sobre la interpretación de los sueños, el siguiente sueño, que amablemente me
autorizó a reproducir: una mujer, cuyo esposo empieza a sentirse cansado y
que además duda de la fidelidad de éste, relata el siguiente sueño: "Un bello
pájaro (me gustaría mucho, agrega ella, comer de este pájaro) cae ante mí,
moribundo. Quiero preguntar a un cazador qué pájaro es éste, pero una
mujer me lo toma de las manos para informarse. La sigo por temor de que
se lo guarde. Repentinamente veo salir de las alas del pájaro un pequeño
parasol luminoso. Tal vez haya discusión con la mujer que ha tomado el
pájaro, pues le digo: «De todos modos este pequeño parasol me lo guardo.»
patrono de los hechiceros y de los ladrones, además el dios del frío, del hielo
y también del pecado y de la miseria e).
"Este dios era principalmente el de
la providencia, y estaba en todas partes y entendía en todos los asuntos hu-
manos, por lo que sea directamente o en alguna de sus múltiples advocaciones,
era adorado no sólo en T enochtitlán, sino en otras muchas partes de Méjico
y especialmente en Texcoco." Es el dios de la muerte, aunque en realidad
puede ser considerado como el equivalente necesario de Quetzalcoatl, su
transfiguración nocturna o mejor su doble, demostrando así lo que dijimos
anteriormente sobre el aparente politeísmo esotérico de los aztecas.
FIG.9. - Tlacolteotl, diosa de la Tierra, también diosa del nacnmento, la gran parturienta
(Grosse Gebdrerin} y es el símbolo del rejuvenecimiento de la naturaleza, estando en rela-
ción con el dios de la primavera. (E. SELER, "Gesam. Abhand.", tomo 1I1, pág. 316.)
Entre los aztecas era también la diosa de las inmundicias, representándosela como se la ve
aquí con la piel sacada de la víctima del sacrificio y es la madre de Cinteotl, el dios del
maíz. (A. CASO, loco cit.)
(1) \V. WOLFF: Décbiiiremeru de l'écriture Maya. Ed. Genet. París, 1938.
LA SERPIENTE EMPLUMADA 29
go e). "Cada uno de los prisioneros era empuñado por un sacerdote que
lo cargaba sobre las espaldas, lo llevaba hasta la plataforma y lo arrojaba sobre
un colosal brasero de carbones incandescentes que había sido preparado du-
rante la noche. Era entonces durante algunos instantes una indescriptible
confusión de carne humana chirreante, crepitante, agrietada, de contorsiones
y alaridos que llenaban a los asistentes de terror. Sólo los sacerdotes se ocupa-
ban con calma de su monstruoso oficio y armados de grandes ganchos, ellos
arponeaban a los miserables, los sacaban fuera del brasero antes que hubie-
sen exhalado el último suspiro, los arrojaban así, medio asados, sobre la pie-
dra del sacrificio donde los ultimaban a la manera ordinaria. En seguida
un montón de corazones humeantes se elevaba ante el ídolo del dios del fue-
go." (2) La contradicción es flagrante con las reglas de moral privadas que el
sacerdote azteca enseñaba a sus fieles, después de la confesión, para impul- .
sarles a las buenas obras. "Dad de comer a los que tienen hambre, ropas a
los que están desnudos aunque estos' cuidados te impongan ciertas privacio-
nes, porque la carne de los infelices es tu carne y ellos son hombres seme-
jantes a ti mismo." Es como si todo el sadismo innato contenido en el alma
popular azteca y reprimido en la vida civil se hubiese vertido y liberado en
las prácticas sangrientas de sus ceremonias religiosas.
Según los historiadores, el primer sacrificio fué practicado bajo el reino
del emperador Colhuacán (3) sobre cuatro esclavos con el fin de lavar una
ofensa hecha a los dioses aztecas por este emperador, a cuyo servicio comba-
tían. En la ejecución del primer sacrificio, en consecuencia, nosotros vemos
que la venganza dirigida contra el emperador se desplaza sobre los esclavos
inmolados. Este mecanismo de desplazamiento es reproducido en todos los
sacrificios posteriores. El prisionero sacrificado en holocausto a la divinidad
se identifica con ella, se transforma en el dios mismo y con él se identifica
el sacerdote sacrificador y los fieles que han comido el cuerpo de la víctima.
Los aztecas, dice Seler, lloraban a sus víctimas sacrificadas como si ellas fue-
sen "miembros d~ sus propias familias". La identificación por el rito de sa-
(1) MARIE BONAPARTE: Introduetion a la Théorie des lnstincts, ed. Renoel et Steele.
París, 1934.
(2) La Circoncision: publication de la Société de Psychologie Collective. "L'Hygiéne
mentale", mayo-junio, 1938.
LA SERPIENTE EMPLUMADA 3l
(1) K. ABRAHAM: Versucb einer Entwicklungeschichte der libido aui. Grund der
Psychóanalyse seelischer Storungen. "Int. Psych. Verlag". Wien, 1924.
32 REVISTA DE PSICOANALISIS
(
--
A B
FIG.8 A Y B. - Jeroglíficos. Atl-Tlachinolli, (E. SELER: "Ges. Abhand.", Loe. cit .,
diosa que aparecía bajo la forma de una serpiente o de una mujer muy bella
que solía estar al acecho de los jóvenes para matarlos.
La serpiente espiralada, productora de la inmundicia y generadora del
LA SERPIENTE EMPLUMADA 33
mundo, está aquí expresada en una mitología precisa que se relaciona con los
fantasmas infantiles del todopoderoso excremento, que el psicoanálisis nos ha
hecho conocer y que la leyenda de diversos países primitivos nos confirma.
Para los egipcios, el hombre había salido del barro del Nilo y en su origen
tenía la mitad de su cuerpo forma de rana; por ello algo de barro, de grosero
material, le había quedado eternamente adherido. Los australianos del sur
creen que una diosa madre engendró la raza humana utilizando sus excre-
mentos (1).
La equivalencia psicoanalítica entre los excrementos, el oro y la omni-
potencia se expresa en ciertas fábulas hindúes narradas por Cosquin (2): una
serpiente dormía en una marmita llena de monedas de oro que entregaba
cada mañana a un hombre piadoso; el mismo autor relata que entre los hin-
dúes, las serpientes nagas gozan de una gran veneración porque suponen que
guardan en su cabeza una joya mágica que confiere el poder de realizar
todos los deseos, Pero en las escrituras hieráticas del antiguo Méjico existe
un detalle aún más interesante porque indica expresivamente las relaciones
entre las funciones excrementicias y las pulsiones agresivas inconscientes.
Un jeroglífico azteca, Atl Tlachinolli, está compuesto con los elementos Atl:
agua, orina y Tlachinolli, excremento y fuego, o excremento ardiente.
Tiene la forma d~ espiral con la doble indicación del excremento y de la
corriente de agua, los dos en relación recíproca con la lluvia y el rayo.
La serpiente con plumas aparece ahora como un equivalente simbólico.
en el inconsciente humano de los conflictos anímicos, que crea en la niñez el
problema del nacimiento. La teoría anal del nacimiento se repite en el mito
junto con la supervaloración de las heces y con las ideas de potencia mágica.
La mitología de la serpiente emplumada está directamente ligada al
sadismo sacrificial de esta religión azteca, hundida, a pesar de sus esfuerzos,
en el lodo y en la sangre.
seres, es acogido por las almas conductoras de las madres que murieron en
partos; él '(Querzalcoatl) recorre los infiernos y en un sacrificio de sí mismo
ofrece su sangre para resucitar los cadáveres, que reanima rociando con aqué-
IJa los huesos esparcidos de los muertos. Esta noción del autosacrificio de
la divinidad, de su acto de amor, de creación de la vida, es fundamental para
comprender el sacrificio.
La inmolación identifica a las víctimas con sus victimarios, y a su vez
con el dios sol, dios padre que a la noche muere y cae en las tinieblas ma-
ternales donde él se inmola a sí mismo. Por el sacrificio de un ser humano,
de sí mismo o de una persona representativa, son mágicamente cumplidas y
condensadas las siguientes tendencias instintivas: a) hostilidad contra el
padre (por identificación al morir se le mata), b) la necesidad de castigo en
razón de esta hostilidad, e) la expiación de la tendencia incestuosa respecto
de la madre, d) Identificación pasivofemenina con la madre (en virtud de la
esencial significación sadomasoquista del sacrificio equivalente a coito y par-
to) (1) contra la que simultáneamente se satisfacen pulsiones ambivalentes de
amor y odio y a la que se recupera a través de la regresión instintiva que se
transforma en camino de expiación, de dolor y de sufrimiento.
y la apertura del pecho cobra la significación de acto sexual por desplazamiento de abajo
arriba en que se extrae el corazón (pene-niño) equivalente a nacimiento. Respecto a este des-
plazamienro, rcordamos el pasaje de la obra de THEBETDEJONGUEque versa sobre los períodos
cosmogónicos de los Códices mejicanos en el que se relata el episodio de la segunda creación
del cielo y del hombre, cuando Tezcatlipoca penetra por la boca de la diosa Tlaltekutli mien-
tras su compañero Ehecatl (el aire) entraba por el ombligo reuniéndose en el corazón de la
diosa que es el punto medio de la tierra. Histoyre du Mechique. Manuscrit franfais inédit
du XVI siécle publié par M. E. DEJONGUE:"joum. de la Soco des Amer. de París", t. 11, 1905.
38 REVISTA DE PSICOANALlSIS
CONCLUSIONES
I'.l.La leyenda del génesis y el ciclo de las edades deriva de una per-
cepción del propio individuo y de su suceder psicobiológico, proyectada
sobre el Universo. .
z'.l. La serpiente emplumada de las civilizaciones maya y azteca, consti-
tuye un símbolo de valor general colectivo. Aparece asociado, fundamental-
mente, con las preocupaciones analgenitales primitivas del niño.
3~\ La serpiente emplumada, símbolo bisexuado de fecundidad, aparece
como una hipertrofia o supervaloración del instinto de vida en oposición al
instinto de muerte.
4'.l. La idea de la muerte en el Méjico antiguo, como tal vez en muchos
pueblos primitivos, tiene un carácter incestuoso y por esta razón es que ha
desencadenado mecanismos de represión y de defensa de tipo sacrificial ex-
presados en un ceremonial mágicorreligioso atrozmente sangriento.