Artículos 1
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El derecho a un juicio justo se encuentra en la esencia del artículo 10, otro artículo
con el que los redactores de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (DUDH) de 1948, una vez más, trataron de evitar la repetición de las
atrocidades de la Alemania de Hitler, donde los jueces y tribunales acataron las
órdenes del régimen nazi en vez de defender la causa de la justicia en interés del
pueblo. Algunas garantías para un juicio justo, incluido el derecho a la presunción de
inocencia, también se encuentran en los artículos 6, 7, 8 y 11 de la Declaración.
El derecho a un juicio justo ha sido aceptado sin discusión por todos los
países (incluso si no siempre lo cumplen). Los juicios justos no sólo protegen a los
sospechosos y a los acusados, sino que también hacen que las sociedades sean más
seguras y más fuertes al consolidar la confianza en la justicia y en el Estado de
Derecho.
Como demuestra este caso, se está subiendo el listón para lo que constituye un juicio
justo, no sólo en causas penales, sino también en causas civiles. El derecho a un
juicio justo también está consagrado en algunos textos regionales de derechos
humanos, como la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, el Convenio
Europeo de Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Algunos aspectos que se están discutiendo y desarrollando incluyen la calidad de las
transcripciones, así como la calidad de la traducción en los procedimientos judiciales.
Los problemas que rodean el derecho a un juicio justo ocurren en mayor o menor
grado en todos los países del mundo. Muchos sistemas legales contienen numerosas
salvaguardas para minimizar los errores judiciales - aunque no siempre funcionan a la
perfección- pero en otros países estos sistemas no están completamente
desarrollados, y son socavados por corrupción o incompetencia, o no funcionan en la
práctica por múltiples razones.
A veces hay intentos de politizar o controlar el poder judicial de manera que podría
amenazar los derechos de los sospechosos a un juicio justo, incluso en países donde
este derecho está bastante bien establecido. En 2018, un alto tribunal de la Unión
Europea, el Tribunal de Justicia Europeo, ordenó al gobierno de Polonia a que
suspendiera una ley que reducía las edades de jubilación de los integrantes del
Tribunal Supremo que habría obligado a dos quintos de sus jueces a renunciar. Esta
decisión fue interpretada como un esfuerzo del gobierno por llenar la
magistratura de gente afín.
Gobiernos, juicio justo y sus opositores
En los últimos años, la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos, así como otros
órganos de derechos humanos de la ONU y expertos independientes, han
expresado su alarma por la situación relacionada con los juicios justos y la
independencia del poder judicial en numerosos países, entre ellos Arabia Saudita,
Bahréin, China, Egipto, Guatemala, Guinea-Bissau, Irak, Maldivas, Myanmar, Sudán,
Turquía, Venezuela y Vietnam, por nombrar sólo algunos.
En Egipto e Irak, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos condenó enérgicamente la imposición de docenas de sentencias de muerte
tras juicios plagados de errores.
Delitos Internacionales
Aquí se examinan los principales temas sobre los sujetos del derecho penal
internacional. Aunque la idea de los delitos estatales se ha ido dejando de lado cada
vez más en favor de un enfoque de la responsabilidad individual en el derecho penal
internacional, la responsabilidad penal de diversos agentes no estatales es un motivo
recurrente en el orden jurídico internacional contemporáneo. Para comprender estas
cuestiones resulta conveniente entender cómo se relacionan entre sí y, en particular,
cómo las personas casi siempre sólo cometen delitos internacionales como resultado
de su participación en estructuras más amplias.
Mucho se ha cuestionado sobre cuáles constituyen las características que hacen que
los crímenes alcancen el carácter de internacional; sin embargo, es posible afirmar que
adquieren dicho carácter debido a que su brutalidad e inhumanidad alcanzan a afectar
la conciencia de la comunidad internacional y, por tanto, de la humanidad en su
conjunto.
Puntualización
Sin embargo, existe una fuerte tendencia doctrinaria para considerar también en esta
categoría al terrorismo, la tortura, la esclavitud, la desaparición forzada, la piratería
y las ejecuciones extrajudiciales.
Cada uno de los crímenes enumerados debe ser explicado de manera individualizada
para entender su evolución histórica dentro del derecho internacional y las
características que lo convierten en obligatio erga omnes.
Crímenes de guerra
Son las violaciones serias a las normas consuetudinarias o convencionales del derecho
internacional humanitario, incluyendo las violaciones a las convenciones de Ginebra
adoptadas entre 1864 y 1949, las cuales se pueden presentar en el marco de
conflictos armados internacionales y no internacionales.
Siguiendo el Estatuto de Roma en su art. 8o., sin dejar de reconocer que la doctrina
internacional lo considera como una guía muy importante en materia de derecho
internacional pero no la única fuente, en las conductas subyacentes de los crímenes de
guerra (la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los
crímenes de lesa humanidad fue adoptada en Nueva York, el 26 de noviembre de 1968
por la Asamblea General en su resolución 2391 (XXIII) y entró en vigor el 11 de
noviembre de 1970, de conformidad con el artículo VIII; véase también la información
sobre los delitos o crímenes de lesa humanidad y acerca de los crímenes contra la
humanidad) pueden ser: el homicidio intencional; la tortura o los tratos inhumanos,
incluidos los experimentos biológicos; el hecho de causar deliberadamente grandes
sufrimientos o de atentar gravemente contra la integridad física o la salud; la
destrucción y la apropiación de bienes, no justificadas por necesidades militares, y
efectuadas a gran escala, ilícita y arbitrariamente; el hecho de forzar a un prisionero
de guerra o a otra persona protegida a servir en las fuerzas de una potencia enemiga;
el hecho de privar deliberadamente a un prisionero de guerra o a otra persona
protegida de su derecho a ser juzgado legítima e imparcialmente; la deportación o el
traslado ilegal o el confinamiento ilegal, y la toma de rehenes.
Los también llamados crímenes contra la humanidad son todos aquellos actos
cometidos como parte de un ataque sistemático y generalizado contra una población
civil, con el conocimiento de dicho ataque. El catálogo de actos subyacentes de cuya
actualización depende la existencia de un crimen de lesa humanidad ha variado
históricamente y de acuerdo con los tribunales internacionales que han investigado y
perseguido este tipo de crímenes.
Siguiendo el Estatuto de Roma en su art. 7o., los actos subyacentes del crimen de lesa
humanidad pueden ser el homicidio; el exterminio; la esclavitud; la deportación o
traslado forzoso de población; encarcelamiento o privación grave de la libertad física
en violación de normas fundamentales de derecho internacional; tortura, violación,
esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada o
cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable; persecución de un
grupo o colectividad con identidad propia, fundada en motivos políticos, raciales,
nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género, u otros motivos universalmente
reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con
cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la
competencia de la Corte; desaparición forzada de personas; el apartheid (véase su
definición, el apartheid en Sudáfrica y la Convención Internacional sobre la Represión
y el Castigo del Crimen de Apartheid, adoptada en Nueva York el 30 de noviembre de
1973) u otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente
grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o salud mental.
Crimen de agresión
Genocidio
Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin
restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y
fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio,
durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá
contraerse el matrimonio.
La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho
a la protección de la sociedad y del Estado.
Algunas personas han optado por interpretar esta redacción como una limitación de los
derechos al matrimonio a las parejas heterosexuales, aunque en la actualidad se
interpreta con mayor frecuencia como el derecho de los dos sexos a contraer
matrimonio, y no tanto que estipule que se deban casar con alguien del sexo
opuesto.
Varios mecanismos de derechos humanos de Naciones Unidas han instado a todos los
Estados a reconocer por ley las uniones entre personas del mismo sexo –bien
posibilitando el matrimonio entre personas del mismo sexo o mediante otros
regímenes como las alianzas civiles—y han pedido los mismos beneficios y protección
para todos. Un número de Estados cada vez mayor desarrolla leyes en este sentido.
El artículo también fue una respuesta a las leyes nazis que prohibían el matrimonio
interracial, otorgando el derecho a casarse y a fundar una familia entre "hombres y
mujeres mayores de edad sin ninguna limitación por razones de raza, nacionalidad o
religión". La igualdad de derechos está garantizada "durante el matrimonio y en su
disolución”. Este término más suave para "divorcio" había causado un acalorado debate
durante la redacción. Algunos argumentaron que incluso enviaría una señal al público en
general de que la ONU "aprobó el divorcio en las mismas condiciones que el
matrimonio".
El matrimonio infantil
Sabreen fue obligada a contraer matrimonio infantil cuando llegó al campo de Domiz
en la región iraquí de Kurdistán.
El párrafo 2 del artículo 16 dice que “el matrimonio se celebrará únicamente con el
libre y pleno consentimiento de los futuros cónyuges”. Esto, junto con la frase “en
edad núbil”, en el párrafo 1, equivale a prohibir que los niños contraigan y/o sean
forzados a contraer matrimonio, dado que los niños no estarían en condiciones de dar
su consentimiento, libre y pleno. A pesar de esto, el matrimonio infantil sigue siendo
un problema que afecta a un gran número de niñas ya que aproximadamente un millón
de ellas, menores de 18 años, se casan cada mes.
En el país vecino de Sudán del Sur, en noviembre de 2018, el padre de una niña de
16 años la subastó al mejor postor en Facebook. La venta provocó un aluvión de
críticas, incluso contra Facebook, y muchas personas temieron que la cantidad récord
pagada por la niña estimulara más ventas de novias infantiles a través de las redes
sociales.
Un fallo reciente de la Corte Penal Internacional (el caso contra Dominic Ongwen
perteneciente al Ejército de Resistencia del Señor) fue bien acogido por muchas
personas y calificado como un desarrollo de la jurisprudencia por definir el matrimonio
forzado como parte de un ataque generalizado o sistemático contra civiles, y por
constituirse éste como un crimen contra la humanidad.
Asegurarse de que las mujeres tienen plena autonomía sobre sus cuerpos es el
primer paso crucial para lograr la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres.
Por otro lado, el lenguaje del Artículo 16 sobre el “derecho a fundar una familia”
refleja la moralidad imperante en una época en que se asociaba familias con
matrimonio. Desde entonces, se ha argumentado que el derecho a "fundar" una familia
implica una decisión consciente, por lo que debería extenderse a los derechos a
planificar nacimientos y a controlar la reproducción, e incluso a un "derecho" a la
fertilización in vitro, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos lo dispuso
en el caso 2012 de Artavia Murillo contra Costa Rica. Más recientemente, los
derechos establecidos en el artículo 16 también han sido reinterpretados para tratar
de garantizar la igualdad y la no discriminación para todas las personas que
desean casarse y formar familias.
En 2012, la entonces Jefa de Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, habló sobre
cómo la violencia sexual y la negación de la anticoncepción son usadas frecuentemente
contra las mujeres. "Asegurarse de que las mujeres tienen plena autonomía sobre sus
cuerpos es el primer paso crucial para lograr la igualdad sustantiva entre mujeres y
hombres", dijo. "Los problemas personales, como cuándo, cómo y con quién eligen tener
relaciones sexuales, y cuándo, cómo y con quién eligen tener hijos, son fundamentales
para vivir una vida digna".
Como señaló el ex Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad
Al Hussein, "los líderes religiosos, con su considerable influencia en los corazones y las
mentes de millones de personas, son, en potencia, actores muy importantes para los
derechos humanos".
Algunas personas afirman que no sólo hay que tener libertad de religión, sino
también estar libre de cualquier religión, especialmente cuando se recurre a ella
como justificación de prácticas discriminatorias o incluso perjudiciales contra las
mujeres.
Varios órganos de derechos humanos de la ONU han planteado con frecuencia asuntos
relacionados con la diversidad religiosa. El Comité de la ONU para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer, por dar sólo un ejemplo, recomendó que Nigeria
revocara o enmendara sus leyes discriminatorias e incluyera a líderes religiosos en el
proceso de abordar temas de fe y derechos humanos.
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Para explorar conexiones que podrían resultar positivas entre las religiones y los
derechos humanos, en 2017 la Oficina de Derechos Humanos de la ONU lanzó una
iniciativa llamada "Fe por los Derechos" para involucrar a los líderes religiosos en un
esfuerzo por construir sociedades en paz que defiendan la dignidad humana y la
igualdad, y abarquen la diversidad. La campaña comenzó con un acuerdo pionero,
alcanzado en una reunión en Beirut, con 18 compromisos que expresan cómo la “Fe”
puede defender más efectivamente los “Derechos” para que los seguidores de ambas
tendencias puedan ayudarse, en lugar de oponerse, entre sí.
El niqab es un velo islámico que solo deja ver los ojos. Una mujer en Yemen, 2007.
Las leyes y la fe
"No puedes negar a las mujeres sus derechos básicos y fingir que se trata de tu
“libertad religiosa"... La libertad religiosa no significa que puedas forzar a otras
personas a vivir según tus propias creencias".
– Ex Presidente de los Estados Unidos Barack Obama.
En 2018, la Corte Suprema de Pakistán absolvió a una mujer cristiana, Asia Bibi, de
cargos de blasfemia y anuló su sentencia de muerte después de determinar que había
sido acusada falsamente por mujeres musulmanas que no querían que bebiera agua de
la misma taza que ellas. Su caso es uno de los ejemplos más conocidos de cómo las
leyes de blasfemia pueden usarse con suma facilidad para venganzas particulares.
La decisión de la Corte Suprema ha provocado disturbios liderados por personas que
insisten en que Asia Bibi debería ser condenada a muerte.
Los tribunales de muchos países también han dejado claro que las creencias religiosas
no son una licencia para difundir el odio, o incluso cometer violencia contra los
seguidores de otras confesiones. Tampoco son una licencia para reprimir o
discriminar a las mujeres. En palabras de Asma Jahangir, ex Relatora Especial de la
ONU sobre la libertad de religión o de creencias y ganadora (póstuma) del Premio de
los Derechos Humanos de la ONU de 2018: "Ya no puede ser un tabú exigir que los
derechos de las mujeres tengan prioridad sobre las creencias intolerantes que son
utilizadas para justificar la discriminación de género ".
Artículo 30: los derechos son inalienables
La idea esencial del artículo 30 es que los derechos son indivisibles. Todos los
derechos en la Declaración están conectados entre ellos y tienen la misma
importancia. Todos deben ser cumplidos, y ningún derecho supera a los demás. Estos
derechos son inherentes a cada mujer, hombre y niño, y no pueden ser posicionados
en una jerarquía o ser ejercidos de forma aislada.
Como vimos en el artículo 28, la Declaración puede ser imaginada como el pórtico de un
templo griego. Si quitas un elemento, el pórtico se derrumba. En esta analogía,
sugerida por el redactor de la Declaración René Cassin, son los artículos 28, 29 y 30
los que mantienen la estructura unida.
Los redactores buscaban un marco legal internacional que velara para que no hubiera
excesos de países individuales, y evitar así otra guerra u otro Holocausto. Creían
que los Estados que tratan bien a sus propios ciudadanos, tienen tendencia a ser
menos agresivos con otros países.
La magnitud de este logro se subraya por el hecho de que tomó otros 18 años para
alcanzar un acuerdo sobre los otros dos documentos que, junto con la Declaración,
conforman la Carta Internacional de Derechos Humanos: El Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y el Pacto Internacional de Derechos
Políticos y Civiles. Pasaron otros 11 años hasta que un número suficiente de países los
ratificó para que pudieran entrar en vigor.
Algunas personas argumentan que, dado que los países han invocado constantemente la
Declaración durante décadas, algunos de sus componentes se han convertido en
derecho consuetudinario internacional, y muchos académicos y abogados consideran
que, por lo tanto, son obligatorios, por ejemplo, la total prohibición de la tortura. La
Declaración ha sido una base extraordinariamente flexible sobre la cual se ha
ampliado y profundizado el concepto de derechos humanos. Hoy está incluida en
leyes, en el ADN de organizaciones intergubernamentales, ONGs y defensores de
los derechos humanos de todo el mundo. Pero el hecho de que algunos abogados vean
la Declaración como obligatoria, no significa que sea acatada uniformemente.