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ARTÍCULOS

Declaración de derechos humanos

La declaración de derechos humanos se compone de un preámbulo en el que expone


seis consideraciones sobre los derechos y de los 30 artículos enunciados de la
siguiente forma: Todos los seres nacen libres e iguales. Todas las personas tienen los
derechos proclamados en esta carta.

Artículo 10: derecho a un juicio justo

El derecho a un juicio justo se encuentra en la esencia del artículo 10, otro artículo
con el que los redactores de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (DUDH) de 1948, una vez más, trataron de evitar la repetición de las
atrocidades de la Alemania de Hitler, donde los jueces y tribunales acataron las
órdenes del régimen nazi en vez de defender la causa de la justicia en interés del
pueblo. Algunas garantías para un juicio justo, incluido el derecho a la presunción de
inocencia, también se encuentran en los artículos 6, 7, 8 y 11 de la Declaración.

El derecho a un juicio justo ha sido aceptado sin discusión por todos los
países (incluso si no siempre lo cumplen). Los juicios justos no sólo protegen a los
sospechosos y a los acusados, sino que también hacen que las sociedades sean más
seguras y más fuertes al consolidar la confianza en la justicia y en el Estado de
Derecho.

Pero, ¿qué es un juicio justo?

Las características de un juicio justo incluyen: el derecho a estar presente ante el


tribunal; a tener un juicio público sin demoras ante un tribunal independiente e
imparcial; y a tener un abogado de elección propia o uno sin coste alguno. También es
fundamental el derecho a ser considerado inocente hasta que se demuestre lo
contrario y el derecho a no ser obligado a testificar contra uno mismo. Estos
derechos se describen con mayor detalle en el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, un compendio legalmente vinculante que contiene algunos de los
principios fundamentales establecidos en la DUDH.
Durante la extenuante lucha de Kirk Bloodsworth por probar su inocencia, un tribunal
de apelación anuló su condena porque no se había beneficiado de otro requisito para un
juicio justo: el derecho a ver las pruebas. En su caso, no se le permitió ver las
pruebas que apuntaban a otro sospechoso. Tras su liberación, Bloodsworth ayudó a que
se aprobara una ley que facilita que las personas en EEUU se sometan a pruebas de
ADN tras ser condenadas - este es un ejemplo de una reparación diseñada para evitar
la repetición de una violación de derechos humanos (tal y como se describe en el
artículo 8 - derecho a un recurso efectivo ante la ley).

Como demuestra este caso, se está subiendo el listón para lo que constituye un juicio
justo, no sólo en causas penales, sino también en causas civiles. El derecho a un
juicio justo también está consagrado en algunos textos regionales de derechos
humanos, como la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, el Convenio
Europeo de Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Algunos aspectos que se están discutiendo y desarrollando incluyen la calidad de las
transcripciones, así como la calidad de la traducción en los procedimientos judiciales.

Los problemas que rodean el derecho a un juicio justo ocurren en mayor o menor
grado en todos los países del mundo. Muchos sistemas legales contienen numerosas
salvaguardas para minimizar los errores judiciales - aunque no siempre funcionan a la
perfección- pero en otros países estos sistemas no están completamente
desarrollados, y son socavados por corrupción o incompetencia, o no funcionan en la
práctica por múltiples razones.

El problema está relacionado no sólo con la calidad de las garantías legales y la


definición de un crimen determinado, sino también con la independencia de los jueces,
fiscales y abogados. Esto es fundamental: si los actores claves en el sistema
judicial están sometidos al control político, o tienen demasiado miedo de defender
o absolver a alguien que saben que es inocente de un crimen; o si lo que es un delito
menor (o la expresión de una opinión particular u otro derecho fundamental protegido
por el derecho internacional, como la libertad de reunión o asociación) es punible con
una pena de cárcel draconiana o incluso con la pena de muerte, entonces la idea de un
juicio justo se vuelve ilusoria.

A veces hay intentos de politizar o controlar el poder judicial de manera que podría
amenazar los derechos de los sospechosos a un juicio justo, incluso en países donde
este derecho está bastante bien establecido. En 2018, un alto tribunal de la Unión
Europea, el Tribunal de Justicia Europeo, ordenó al gobierno de Polonia a que
suspendiera una ley que reducía las edades de jubilación de los integrantes del
Tribunal Supremo que habría obligado a dos quintos de sus jueces a renunciar. Esta
decisión fue interpretada como un esfuerzo del gobierno por llenar la
magistratura de gente afín.
Gobiernos, juicio justo y sus opositores

Lo más preocupante es que en varios países, las autoridades trabajan activamente


para socavar los procedimientos existentes que garantizan un juicio justo con el fin de
anular a los disidentes y eliminar a los opositores políticos, periodistas independientes
y defensores de los derechos humanos. Los recientes acontecimientos en varios países
sugieren que este problema es cada vez más grave, ya que los gobiernos más
autoritarios intentan consolidarse en el poder encerrando a los opositores.

En los últimos años, la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos, así como otros
órganos de derechos humanos de la ONU y expertos independientes, han
expresado su alarma por la situación relacionada con los juicios justos y la
independencia del poder judicial en numerosos países, entre ellos Arabia Saudita,
Bahréin, China, Egipto, Guatemala, Guinea-Bissau, Irak, Maldivas, Myanmar, Sudán,
Turquía, Venezuela y Vietnam, por nombrar sólo algunos.

En Egipto e Irak, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos condenó enérgicamente la imposición de docenas de sentencias de muerte
tras juicios plagados de errores.

En China, desde el inicio de una importante represión contra la oposición en julio de


2015, la falta de transparencia en torno a los juicios y a la administración de justicia,
así como la tendencia a basarse en “confesiones” que bien pueden haber sido extraídas
mediante coacción, han provocado el encarcelamiento o la desaparición de numerosos
defensores de los derechos humanos y activistas políticos, junto a sus abogados
defensores. Esta aparente violación del derecho a un juicio justo ha sido ampliamente
condenada, tanto por los sucesivos Altos Comisionados de la ONU para los Derechos
Humanos como por numerosos expertos independientes de la ONU.

Artículo 11: presunción de inocencia y crímenes internacionales

Delitos Internacionales

Aunque el derecho internacional en el sentido moderno existe desde hace más de


trescientos años, los Estados del mundo no han desarrollado un cuerpo muy amplio de
derecho penal internacional. Son muy pocos los delitos definidos por el derecho
internacional positivo y no existe un mecanismo jurídico permanente para el
enjuiciamiento de las personas acusadas de delitos internacionales. Sin embargo, el
concepto de derecho penal internacional está firmemente establecido. Para examinar
los detalles específicos de ese derecho, indiquemos primero el lugar que ocupa el
derecho penal internacional en el derecho internacional general.

El derecho internacional es el derecho que los Estados y otras entidades


internacionales (por ejemplo, las organizaciones internacionales, las partes no
soberanas en conflictos internacionales) crean para regir sus relaciones mutuas. Es un
cuerpo de leyes elaborado, interpretado, aplicado y modificado por sus sujetos y no
por una autoridad superior. Por consiguiente, la definición de los delitos
internacionales y la aplicación de sanciones contra los transgresores son el resultado
de la interacción de los Estados en este proceso descentralizado de elaboración de
leyes. Ningún código penal teórico o mecanismo judicial que no reciba la aceptación de
una mayoría funcional de los Estados es, en ningún sentido, derecho internacional
vinculante.

Los delitos internacionales deben distinguirse de los delitos internacionales en


general. Como corolario de sus derechos como soberanos, los Estados son
responsables de sus propios actos y de los actos cometidos dentro de su jurisdicción
que violan el derecho internacional y lesionan los derechos de otros Estados y de sus
nacionales. Que esta responsabilidad es una responsabilidad corporativa del Estado en
calidad de Estado fue la posición adoptada en la doctrina tradicional. Los crímenes
internacionales son aquellos delitos internacionales por los que los individuos, a
diferencia de los Estados, son directamente responsables en virtud del derecho
internacional.

Los crímenes internacionales también deben distinguirse de los agravios


internacionales. Los crímenes son transgresiones ilegales contra los derechos del
público, o el bien común, y el criminal debe ser castigado en nombre del público; los
agravios, en cambio, son violaciones de derechos privados para los que la ley prevé un
remedio. Hay muchos agravios internacionales, o "denegaciones de justicia",
reconocidos por el derecho internacional. Las personas lesionadas tratan de obtener
reparación por esos agravios mediante la intercesión diplomática del Estado al que
deben lealtad, en particular mediante reclamaciones internacionales. Pero un crimen
internacional es una transgresión contra todo el orden jurídico internacional y debe
ser castigado en nombre de ese orden. Un resultado importante de esta distinción es
que, mientras que los recursos por agravios internacionales sólo pueden ser solicitados
por un Estado que tenga jurisdicción personal sobre el demandante (o, como en el caso
de las reparaciones de las Naciones Unidas, por una organización internacional para su
propio personal), todos y cada uno de los Estados tienen el derecho y el deber de
aprehender, juzgar y castigar a los delincuentes internacionales.
Por último, el castigo de los delincuentes internacionales debe distinguirse de otras
sanciones del derecho internacional. Es notorio que el derecho internacional carece
comparativamente de sanciones. Tradicionalmente, la principal sanción era la
autoayuda, la coerción ejercida tanto para defender los derechos de un Estado como
para disuadir y castigar el comportamiento ilícito. En virtud del derecho de autoayuda,
las medidas que normalmente serían ilegales se justificaban por la necesidad de
oponerse a la conducta delictiva antecedente, ya sea repeliéndola (defensa propia) o
disuadiéndola y castigándola (represalias). El derecho de autoayuda con la fuerza
armada está muy reducido en el régimen moderno con respecto al recurso a la fuerza,
jus ad bellum, y es dudoso que las represalias armadas sean permisibles. Pero en el
derecho que rige las hostilidades, jus in bello, las represalias siguen estando
permitidas y en general se consideran la principal sanción del derecho de la guerra. El
derecho penal internacional como sanción trata de castigar a los individuos específicos
que son culpables y no, como es el caso en la mayoría de los recursos de autoayuda, a
las personas que sólo tienen la misma nacionalidad que los autores de delitos
internacionales. Esta distinción también sería importante en los casos de aplicación de
la ley por las Naciones Unidas u otras organizaciones internacionales.

Sujetos del Derecho Penal Internacional

Aquí se examinan los principales temas sobre los sujetos del derecho penal
internacional. Aunque la idea de los delitos estatales se ha ido dejando de lado cada
vez más en favor de un enfoque de la responsabilidad individual en el derecho penal
internacional, la responsabilidad penal de diversos agentes no estatales es un motivo
recurrente en el orden jurídico internacional contemporáneo. Para comprender estas
cuestiones resulta conveniente entender cómo se relacionan entre sí y, en particular,
cómo las personas casi siempre sólo cometen delitos internacionales como resultado
de su participación en estructuras más amplias.

Desde el comienzo del juicio de Nuremberg, la situación del individuo en el derecho


internacional ha cambiado. Este cambio está íntimamente relacionado con los derechos
de la defensa en los procedimientos penales, especialmente en el contexto de los
procedimientos penales internacionales. Hoy en día, como cuestión de derecho, el
individuo puede hacer ciertas reclamaciones en el derecho internacional, y
especialmente en el derecho penal internacional y las normas internacionales de
derechos humanos relacionadas con el procedimiento penal y el derecho penal
sustantivo, sin depender de un Estado para que las haga en su nombre. En esta
plataforma se examina esta evolución de la personalidad jurídica internacional de las
personas. Examina las fuentes y pruebas de derecho internacional que pueden ser
utilizadas por los acusados individuales en las causas penales internacionales. Por
último, considera un importante límite de esta evolución, en lo que respecta a si los
actos de los particulares y otros agentes privados "sobre el terreno" afectan al
desarrollo del derecho penal internacional consuetudinario.

Las Naciones Unidas y las organizaciones regionales han codificado un marco


sustancial de normas de justicia penal internacional, que han sido aceptadas, aunque no
siempre seguidas, por la mayoría de las naciones y que han comenzado a utilizarse en
el contexto de los tribunales penales internacionales. Además de las normas
codificadas, varias instituciones de derechos humanos, incluidos en particular el
Comité de Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, han
interpretado y aplicado las normas de justicia penal a casos particulares y han
generado así un impresionante corpus de jurisprudencia que los abogados y jueces de
todo el mundo deberían consultar.

Ejecución del Derecho Penal Internacional

Crímenes internacionales en el Diccionario de Derecho Procesal Constitucional y


Convencional

Se expresa el mencionado Diccionario, sobre Crímenes internacionales, en voz escrita


por Ricardo Sánchez Pérez del Pozo, en los siguientes términos: Si bien la doctrina
internacional no cuenta con una definición clara y consensada sobre cuáles pueden
considerarse crímenes internacionales, es posible afirmar que son aquellos actos u
omisiones que han sido reconocidos por el derecho internacional como antijurídicos y
que por su importancia y trascendencia para la humanidad, su sanción no puede quedar
de manera exclusiva y arbitraria a la jurisdicción exclusiva de los Estados.

Mucho se ha cuestionado sobre cuáles constituyen las características que hacen que
los crímenes alcancen el carácter de internacional; sin embargo, es posible afirmar que
adquieren dicho carácter debido a que su brutalidad e inhumanidad alcanzan a afectar
la conciencia de la comunidad internacional y, por tanto, de la humanidad en su
conjunto.

Siguiendo a Antonio Cassese, existen cuatro elementos que determinan el carácter


internacional de un crimen: 1) la existencia de responsabilidad penal internacional a
nivel individual; 2) la norma que lo proscribe debe ser de carácter internacional y
proteger valores considerados por toda la comunidad internacional; 3) debe ser
sancionable, independientemente de que las normas estatales lo tipifiquen como delito,
y 4) en caso de que el perpetrador haya actuado en una capacidad oficial como parte
de un Estado, no debe existir la posibilidad de otorgar inmunidad.
En la actualidad se considera como ius cogens la proscripción internacional de los
crímenes de guerra (la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de
guerra y de los crímenes de lesa humanidad fue adoptada en Nueva York, el 26 de
noviembre de 1968 por la Asamblea General en su resolución 2391 (XXIII) y entró en
vigor el 11 de noviembre de 1970, de conformidad con el artículo VIII; véase también
la información sobre los delitos o crímenes de lesa humanidad y acerca de
los crímenes contra la humanidad), los crímenes de lesa humanidad (la Convención
sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa
humanidad fue adoptada en Nueva York, el 26 de noviembre de 1968 por la Asamblea
General en su resolución 2391 (XXIII) y entró en vigor el 11 de noviembre de 1970, de
conformidad con el artículo VIII; véase también la información sobre los delitos o
crímenes de lesa humanidad y acerca de los crímenes contra la humanidad), el crimen
de agresión y el genocidio, como crímenes internacionales.

Puntualización

Sin embargo, existe una fuerte tendencia doctrinaria para considerar también en esta
categoría al terrorismo, la tortura, la esclavitud, la desaparición forzada, la piratería
y las ejecuciones extrajudiciales.

Lo anterior encuentra sustento en el derecho internacional consuetudinario, los


tratados internacionales que han sido ratificados por la gran mayoría de los Estados,
la opinio juris que refleja el reconocimiento de dichas conductas como antijurídicas en
el ámbito internacional y, por último, en las decisiones y sentencias de tribunales
internacionales.

Cada uno de los crímenes enumerados debe ser explicado de manera individualizada
para entender su evolución histórica dentro del derecho internacional y las
características que lo convierten en obligatio erga omnes.

Crímenes de guerra

Son las violaciones serias a las normas consuetudinarias o convencionales del derecho
internacional humanitario, incluyendo las violaciones a las convenciones de Ginebra
adoptadas entre 1864 y 1949, las cuales se pueden presentar en el marco de
conflictos armados internacionales y no internacionales.

La doctrina internacional ha considerado que una violación seria a las normas de


derecho internacional humanitario implica que la conducta pone en peligro a las
personas u objetos protegidos por las convenciones de Ginebra o son contrarios a
valores de gran relevancia. De acuerdo con la jurisprudencia del Tribunal Penal
Internacional para la ex Yugoslavia, para que una violación sea seria ésta debe
constituir una infracción a una norma que protege valores importantes y debe implicar
consecuencias graves para la víctima.

Siguiendo el Estatuto de Roma en su art. 8o., sin dejar de reconocer que la doctrina
internacional lo considera como una guía muy importante en materia de derecho
internacional pero no la única fuente, en las conductas subyacentes de los crímenes de
guerra (la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los
crímenes de lesa humanidad fue adoptada en Nueva York, el 26 de noviembre de 1968
por la Asamblea General en su resolución 2391 (XXIII) y entró en vigor el 11 de
noviembre de 1970, de conformidad con el artículo VIII; véase también la información
sobre los delitos o crímenes de lesa humanidad y acerca de los crímenes contra la
humanidad) pueden ser: el homicidio intencional; la tortura o los tratos inhumanos,
incluidos los experimentos biológicos; el hecho de causar deliberadamente grandes
sufrimientos o de atentar gravemente contra la integridad física o la salud; la
destrucción y la apropiación de bienes, no justificadas por necesidades militares, y
efectuadas a gran escala, ilícita y arbitrariamente; el hecho de forzar a un prisionero
de guerra o a otra persona protegida a servir en las fuerzas de una potencia enemiga;
el hecho de privar deliberadamente a un prisionero de guerra o a otra persona
protegida de su derecho a ser juzgado legítima e imparcialmente; la deportación o el
traslado ilegal o el confinamiento ilegal, y la toma de rehenes.

Crímenes de lesa humanidad

Los también llamados crímenes contra la humanidad son todos aquellos actos
cometidos como parte de un ataque sistemático y generalizado contra una población
civil, con el conocimiento de dicho ataque. El catálogo de actos subyacentes de cuya
actualización depende la existencia de un crimen de lesa humanidad ha variado
históricamente y de acuerdo con los tribunales internacionales que han investigado y
perseguido este tipo de crímenes.

Siguiendo el Estatuto de Roma en su art. 7o., los actos subyacentes del crimen de lesa
humanidad pueden ser el homicidio; el exterminio; la esclavitud; la deportación o
traslado forzoso de población; encarcelamiento o privación grave de la libertad física
en violación de normas fundamentales de derecho internacional; tortura, violación,
esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada o
cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable; persecución de un
grupo o colectividad con identidad propia, fundada en motivos políticos, raciales,
nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género, u otros motivos universalmente
reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con
cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la
competencia de la Corte; desaparición forzada de personas; el apartheid (véase su
definición, el apartheid en Sudáfrica y la Convención Internacional sobre la Represión
y el Castigo del Crimen de Apartheid, adoptada en Nueva York el 30 de noviembre de
1973) u otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente
grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o salud mental.

Crimen de agresión

Históricamente, el crimen de agresión es uno de los más antiguos, ya que implica el


quebrantamiento de la paz y el orden internacional.Entre las Líneas En los tribunales
de Núremberg y Tokio, constituidos al término de la Segunda Guerra Mundial, el
crimen de agresión jugó un papel muy relevante; sin embargo, a la fecha no ha existido
un nuevo juicio internacional en el que se determine la responsabilidad penal de algún
individuo por dicho crimen.

La Corte Penal Internacional señala su competencia por el crimen de agresión (véase


qué es, su definición, o concepto jurídico), sin embargo establece una cláusula de
reserva para su entrada en vigor y reserva sobre su definición. (Tal vez sea de interés
más investigación sobre el concepto).Entre las Líneas En la Conferencia de Kampala,
Uganda, celebrada en 2010, los Estados parte discutieron sobre la definición y
entrada en vigor de dicho crimen como parte de la jurisdicción de la Corte. Se resolvió
adicionar el art. 8o. bis al Estatuto de Roma, el cual señala que se entiende por
agresión la planeación, comisión, iniciación o ejecución de un acto de agresión que por
su gravedad y escala constituye una violación manifiesta a la Carta de las Naciones
Unidas (firmada en San Francisco, 26 de junio de 1945), por parte de una persona en
una posición de control efectivo o dirija la acción política o militar de un Estado,
destacando que su entrada en vigor se encuentra pendiente de la ratificación por
parte de los Estados miembro.

Genocidio

Genocidio es la destrucción total o parcial de un grupo nacional, étnico, racial o


religioso de manera intencional. Tanto el art. 2o. de la Convención para Prevenir y
Sancionar el Genocidio como el art. 6o. del Estatuto de Roma señalan como actos que
pueden constituir el acto subyacente en la comisión del delito de genocidio (véase su
historia, la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio,
adoptada y abierta a la firma y ratificación, o adhesión, por la Asamblea General en su
resolución 260 A (III), de 9 de diciembre de 1948 y que entró en vigor el 12 de enero
de 1951, de conformidad con el artículo XIII, y la aplicación de este tratado
multinacional) la matanza de los miembros del grupo; lesión grave a la integridad física
o mental de los miembros del grupo; sometimiento intencional del grupo a condiciones
de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; medidas
destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo, o traslado por la fuerza de
niños del grupo a otro grupo.
A continuación se examinará el significado.

¿Cómo se define? Concepto y Caracteres de Crimenes Internacionales

Definición y descripción de Crimenes Internacionales ofrecido por el Diccionario


Jurídico Mexicano (1994), de la Suprema Corte de Justicia de México: (escrito por
Víctor Carlos García Moreno) Esta expresión proviene del derecho penal, donde tiene
una connotación muy precisa, pero en derecho internacional tiene varias acepciones. El
delito y el crimen son infracciones a la ley y a la moral, pero se prefiere la palabra
crimen para las faltas graves o mayores.

Más sobre el Significado de Crimenes Internacionales

En efecto, crimen internacional es un vocablo para designar un acto calificado como


delito por la ley nacional, pero que presenta un carácter internacional, por el hecho de
que su preparación, ejecución o la complicidad tiene vinculación con dos o más países
por ejemplo, la falsificación de moneda o valores del Estado. A la piratería con
frecuencia se le llama «crimen contra el derecho de gentes», en virtud de que se
autoriza a cualquier Estado a trapar, en aguas internacionales, a un buque pirata y a
someterlo a juicio. Asimismo, a los crímenes contra la paz, a los crímenes de guerra
(la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los
crímenes de lesa humanidad fue adoptada en Nueva York, el 26 de noviembre de 1968
por la Asamblea General en su resolución 2391 (XXIII) y entró en vigor el 11 de
noviembre de 1970, de conformidad con el artículo VIII; véase también la información
sobre los delitos o crímenes de lesa humanidad y acerca de los crímenes contra la
humanidad) y a los crímenes contra la humanidad (como el genocidio) se les llama
también crímenes de derecho internacional. A la guerra de agresión se le denomina
también crimen internacional.

Crímenes contra la Paz

La expresión «crímenes contra la paz» se utilizó en el Estatuto del Tribunal Militar


Internacional (8 de agosto de 1945) para calificar aquellas acciones tendientes a la
dirección, preparación o ejecución de una guerra de agresión. (Tal vez sea de interés
más investigación sobre el concepto). Precisamente en el proyecto de código de
crímenes contra la paz y la seguridad de la humanidad preparado por la Comisión de
Derecho Internacional de las Nacional Unidas, se hace una enumeración en su artículo
2. La expresión crímenes contra la humanidad también se utiliza en el Estatuto del
tribunal mencionado, y se refiere al asesinato, exterminio, reducción a esclavitud,
deportación y a otros actos inhumanos en contra de la población civil, antes o durante
la guerra, o a persecuciones por razones políticas, raciales o religiosas. El vocablo
crimen de guerra indica el acto de violencia contrario a las leyes y costumbres de la
guerra, que entraña una represión penal contra su autor, instigadores o cómplices.

Artículo 16: derecho al matrimonio y a fundar una familia

 Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin
restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y
fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio,
durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
 Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá
contraerse el matrimonio.
 La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho
a la protección de la sociedad y del Estado.
Algunas personas han optado por interpretar esta redacción como una limitación de los
derechos al matrimonio a las parejas heterosexuales, aunque en la actualidad se
interpreta con mayor frecuencia como el derecho de los dos sexos a contraer
matrimonio, y no tanto que estipule que se deban casar con alguien del sexo
opuesto.

Varios mecanismos de derechos humanos de Naciones Unidas han instado a todos los
Estados a reconocer por ley las uniones entre personas del mismo sexo –bien
posibilitando el matrimonio entre personas del mismo sexo o mediante otros
regímenes como las alianzas civiles—y han pedido los mismos beneficios y protección
para todos. Un número de Estados cada vez mayor desarrolla leyes en este sentido.

El artículo 16 ahonda en la intimidad de las vidas de los seres humanos. De acuerdo


con este artículo, toda persona adulta tiene derecho a casarse y a tener una familia si
así lo desea. Las mujeres y los hombres también tienen los mismos derechos tanto
durante sus matrimonios, como si se divorcian. Además, es la única vez en este
documento que se invoca explícitamente el deber del Estado de brindar protección, lo
que subraya la alta consideración que los redactores de la DUDH tenían por la familia.

Como dijo la redactora pakistaní de la DUDH Begum Shaista Ikramullah, "este


artículo era un imperativo para que los pueblos del mundo reconocieran la existencia
de un código de comportamiento civilizado que se aplicaría no sólo a las relaciones
internacionales, sino también a los asuntos domésticos".
La redacción del artículo 16 supuso reconciliar diferentes visiones del mundo (el
bloque comunista criticó lo que consideraba restricciones de los derechos de las
mujeres en los Estados Unidos en ese momento) y superar las objeciones religiosas.
La Segunda Guerra Mundial, que acababa de terminar, "había demostrado la igualdad
de los sexos", dijo la redactora polaca Fryderyka Kalinowska, y era importante
reflejar eso.

El artículo también fue una respuesta a las leyes nazis que prohibían el matrimonio
interracial, otorgando el derecho a casarse y a fundar una familia entre "hombres y
mujeres mayores de edad sin ninguna limitación por razones de raza, nacionalidad o
religión". La igualdad de derechos está garantizada "durante el matrimonio y en su
disolución”. Este término más suave para "divorcio" había causado un acalorado debate
durante la redacción. Algunos argumentaron que incluso enviaría una señal al público en
general de que la ONU "aprobó el divorcio en las mismas condiciones que el
matrimonio".

Al final, el divorcio fue tratado como una cuestión de no discriminación y no como


un derecho humano básico. Tal y como dijo un comentarista: "Nadie tiene que
contraer matrimonio, pero una vez que uno se encuentra en ese estado, ciertos
derechos se vuelven operativos".

El matrimonio infantil

Sabreen fue obligada a contraer matrimonio infantil cuando llegó al campo de Domiz
en la región iraquí de Kurdistán.

El párrafo 2 del artículo 16 dice que “el matrimonio se celebrará únicamente con el
libre y pleno consentimiento de los futuros cónyuges”. Esto, junto con la frase “en
edad núbil”, en el párrafo 1, equivale a prohibir que los niños contraigan y/o sean
forzados a contraer matrimonio, dado que los niños no estarían en condiciones de dar
su consentimiento, libre y pleno. A pesar de esto, el matrimonio infantil sigue siendo
un problema que afecta a un gran número de niñas ya que aproximadamente un millón
de ellas, menores de 18 años, se casan cada mes.

El problema del matrimonio forzado está estrechamente relacionado con el de


ofrecer un “precio por la novia” donde las niñas son casadas con hombres
frecuentemente mucho mayores. Debido a la indignación internacional, en junio de
2018, en Sudán se anuló la sentencia de muerte contra Noura Hussein por haber
asesinado a su marido, que era unos 16 años mayor que ella. El hombre se había
acercado a los padres cuando la niña tenía sólo 15 años y cursaba el octavo grado. En
su "luna de miel", como escuchó la Corte, el marido la violó mientras tres de sus
parientes masculinos la sujetaban. Cuando él trató de violarla de nuevo, ella lo mató
con un cuchillo - en defensa propia, argumentó.

En el país vecino de Sudán del Sur, en noviembre de 2018, el padre de una niña de
16 años la subastó al mejor postor en Facebook. La venta provocó un aluvión de
críticas, incluso contra Facebook, y muchas personas temieron que la cantidad récord
pagada por la niña estimulara más ventas de novias infantiles a través de las redes
sociales.

Un fallo reciente de la Corte Penal Internacional (el caso contra Dominic Ongwen
perteneciente al Ejército de Resistencia del Señor) fue bien acogido por muchas
personas y calificado como un desarrollo de la jurisprudencia por definir el matrimonio
forzado como parte de un ataque generalizado o sistemático contra civiles, y por
constituirse éste como un crimen contra la humanidad.

En un informe de 2018 sobre la República de Kirguistán , el Comité para la Eliminación


de la Discriminación contra la Mujer concluyó que el Gobierno no había protegido a las
mujeres y a las niñas del matrimonio forzado y el secuestro y la violencia sexual
relacionadas con éste, violando así su derecho a contraer matrimonio únicamente con
plena libertad y consentimiento. El Comité también determinó que la República de
Kirguistán, aun conociendo la situación, falló en la toma de medidas efectivas tanto
para abordar los estereotipos y las normas discriminatorias que legitiman el secuestro
de las novias, como para hacer cumplir las leyes vigentes que penalizan prácticas
como el matrimonio infantil.

Asegurarse de que las mujeres tienen plena autonomía sobre sus cuerpos es el
primer paso crucial para lograr la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres.
Por otro lado, el lenguaje del Artículo 16 sobre el “derecho a fundar una familia”
refleja la moralidad imperante en una época en que se asociaba familias con
matrimonio. Desde entonces, se ha argumentado que el derecho a "fundar" una familia
implica una decisión consciente, por lo que debería extenderse a los derechos a
planificar nacimientos y a controlar la reproducción, e incluso a un "derecho" a la
fertilización in vitro, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos lo dispuso
en el caso 2012 de Artavia Murillo contra Costa Rica. Más recientemente, los
derechos establecidos en el artículo 16 también han sido reinterpretados para tratar
de garantizar la igualdad y la no discriminación para todas las personas que
desean casarse y formar familias.

En 2012, la entonces Jefa de Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, habló sobre
cómo la violencia sexual y la negación de la anticoncepción son usadas frecuentemente
contra las mujeres. "Asegurarse de que las mujeres tienen plena autonomía sobre sus
cuerpos es el primer paso crucial para lograr la igualdad sustantiva entre mujeres y
hombres", dijo. "Los problemas personales, como cuándo, cómo y con quién eligen tener
relaciones sexuales, y cuándo, cómo y con quién eligen tener hijos, son fundamentales
para vivir una vida digna".

Artículo 18: Libertad de religión o de conciencia

El artículo 18 protege a los creyentes teístas, no teístas y ateos, así como a


aquellos que no profesan ninguna religión o creencia. Lo que resulta menos conocido
es el papel que jugaron las organizaciones religiosas en el lanzamiento y el
mantenimiento del movimiento de derechos humanos. En el sur de Asia, el hinduismo
inspiró la larga marcha de Mahatma Gandhi por la liberación de la India. Cristianos
protestantes lideraron la lucha para abolir la esclavitud en el Reino Unido y los
Estados Unidos en el siglo XIX. Los católicos romanos en Polonia y los luteranos en
Alemania oriental estuvieron a la vanguardia de la lucha contra el autoritarismo a
finales del siglo XX, y los católicos romanos en América Latina presionaron por la
justicia social a través de su "teología de la liberación".

Como señaló el ex Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad
Al Hussein, "los líderes religiosos, con su considerable influencia en los corazones y las
mentes de millones de personas, son, en potencia, actores muy importantes para los
derechos humanos".

Los líderes religiosos, con su considerable influencia en los corazones y las


mentes de millones de personas, son, en potencia, actores muy importantes para
los derechos humanos.
Sin embargo, con frecuencia se considera que las religiones y los derechos humanos
están en conflicto entre sí, con debates en Europa occidental sobre si a las
mujeres se les debe permitir usar pañuelos sobre la cabeza. Otro ejemplo son las
leyes contra la blasfemia, que se utilizan indebidamente en partes de Asia para
resolver los rencores personales.

Algunas personas afirman que no sólo hay que tener libertad de religión, sino
también estar libre de cualquier religión, especialmente cuando se recurre a ella
como justificación de prácticas discriminatorias o incluso perjudiciales contra las
mujeres.
Varios órganos de derechos humanos de la ONU han planteado con frecuencia asuntos
relacionados con la diversidad religiosa. El Comité de la ONU para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer, por dar sólo un ejemplo, recomendó que Nigeria
revocara o enmendara sus leyes discriminatorias e incluyera a líderes religiosos en el
proceso de abordar temas de fe y derechos humanos.

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 El antisemitismo es tóxico para la democracia, asegura un relator de la ONU


 La ONU busca garantizar la seguridad de los fieles en los lugares de culto
 Las semillas del odio no han de encontrar terreno fértil en la era digital
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Para explorar conexiones que podrían resultar positivas entre las religiones y los
derechos humanos, en 2017 la Oficina de Derechos Humanos de la ONU lanzó una
iniciativa llamada "Fe por los Derechos" para involucrar a los líderes religiosos en un
esfuerzo por construir sociedades en paz que defiendan la dignidad humana y la
igualdad, y abarquen la diversidad. La campaña comenzó con un acuerdo pionero,
alcanzado en una reunión en Beirut, con 18 compromisos que expresan cómo la “Fe”
puede defender más efectivamente los “Derechos” para que los seguidores de ambas
tendencias puedan ayudarse, en lugar de oponerse, entre sí.

Estos compromisos incluyen un pacto para defender la libertad de religión o las


creencias de las minorías, así como su derecho a participar de manera igual y
efectiva en la vida cultural, religiosa, social, económica y pública. Los eventos
posteriores en Marruecos, Túnez y Mauritania se centraron en el papel de los líderes
religiosos, las mujeres y los jóvenes en la promoción de los derechos humanos en el
Medio Oriente y el Norte de África.

UNICEF / Giacomo Pirozzi

El niqab es un velo islámico que solo deja ver los ojos. Una mujer en Yemen, 2007.

Las leyes y la fe

El Comité de Derechos Humanos de la ONU ha recalcado que las leyes internas no


deben castigar las críticas de los líderes religiosos o evitar comentarios sobre la
doctrina religiosa y los principios de fe.

El análisis realizado por el Centro de Investigación Pew muestra que aproximadamente


una cuarta parte de los países y territorios del mundo tenían leyes o políticas
contra la blasfemia en 2014, el último año del que se dispone de cifras. Alrededor
del 13 por ciento de los países tenían leyes o políticas que penalizaban la apostasía,
castigándola en algunos casos con la muerte. Varios de los países más restrictivos
también se encuentran entre los más poblados, con lo que aproximadamente tres
cuartas partes de la población mundial vive bajo severas restricciones.

"No puedes negar a las mujeres sus derechos básicos y fingir que se trata de tu
“libertad religiosa"... La libertad religiosa no significa que puedas forzar a otras
personas a vivir según tus propias creencias".
– Ex Presidente de los Estados Unidos Barack Obama.
En 2018, la Corte Suprema de Pakistán absolvió a una mujer cristiana, Asia Bibi, de
cargos de blasfemia y anuló su sentencia de muerte después de determinar que había
sido acusada falsamente por mujeres musulmanas que no querían que bebiera agua de
la misma taza que ellas. Su caso es uno de los ejemplos más conocidos de cómo las
leyes de blasfemia pueden usarse con suma facilidad para venganzas particulares.
La decisión de la Corte Suprema ha provocado disturbios liderados por personas que
insisten en que Asia Bibi debería ser condenada a muerte.

La protección del derecho a cambiar de religión, llamada apostasía en algunos países,


causó divisiones entre los redactores de la DUDH. Arabia Saudita se abstuvo en la
votación final de la DUDH debido a esta cláusula, pero otros países de mayoría
musulmana como Siria, Irán, Turquía y Pakistán votaron a favor de la Declaración.
Justo antes de la proclamación de la DUDH el 10 de diciembre de 1948, el ex ministro
de Relaciones Exteriores de Pakistán destacó que el Islam se esfuerza por
"persuadir a los hombres para que cambien su fe y alteren su forma de vida, a fin
de seguir la fe y la forma de vivir que se predica, pero reconoce el mismo derecho de
conversión para otras religiones que para sí mismo ".

En algunos países, el establecimiento de normas seculares se ha enfrentado a


veces con nuevos residentes que traen diferentes culturas y religiones. En julio de
2018, en dos decisiones históricas, el Comité de Derechos Humanos de la ONU
determinó que Francia había violado los derechos de dos mujeres al multarlas por usar
el niqab, un velo islámico de cuerpo entero.

Los tribunales de muchos países también han dejado claro que las creencias religiosas
no son una licencia para difundir el odio, o incluso cometer violencia contra los
seguidores de otras confesiones. Tampoco son una licencia para reprimir o
discriminar a las mujeres. En palabras de Asma Jahangir, ex Relatora Especial de la
ONU sobre la libertad de religión o de creencias y ganadora (póstuma) del Premio de
los Derechos Humanos de la ONU de 2018: "Ya no puede ser un tabú exigir que los
derechos de las mujeres tengan prioridad sobre las creencias intolerantes que son
utilizadas para justificar la discriminación de género ".
Artículo 30: los derechos son inalienables

La idea esencial del artículo 30 es que los derechos son indivisibles. Todos los
derechos en la Declaración están conectados entre ellos y tienen la misma
importancia. Todos deben ser cumplidos, y ningún derecho supera a los demás. Estos
derechos son inherentes a cada mujer, hombre y niño, y no pueden ser posicionados
en una jerarquía o ser ejercidos de forma aislada.

Como vimos en el artículo 28, la Declaración puede ser imaginada como el pórtico de un
templo griego. Si quitas un elemento, el pórtico se derrumba. En esta analogía,
sugerida por el redactor de la Declaración René Cassin, son los artículos 28, 29 y 30
los que mantienen la estructura unida.

La Declaración puede ser imaginada como el pórtico de un templo griego. Si quitas


un elemento, el pórtico se derrumba.
Al artículo 30 se le considera el "límite a los tiranos". Evita la interferencia personal o
del Estado en el resto de artículos de la Declaración. Sin embargo, también subraya
que no debemos ejercer esos derechos contraviniendo los propósitos de las Naciones
Unidas. Al trabajar a la sombra de la Segunda Guerra Mundial, los redactores
quisieron evitar que los fascistas volviesen al poder en Alemania usando, por ejemplo,
la libertad de expresión y la libertad de presentarse a una elección a expensas de
otros derechos y libertades. Eran muy conscientes de que muchas de las atrocidades
que cometió el régimen de Hitler estuvieron basadas en un sistema legal eficiente,
pero con leyes que violaban los derechos humanos básicos.

Los redactores buscaban un marco legal internacional que velara para que no hubiera
excesos de países individuales, y evitar así otra guerra u otro Holocausto. Creían
que los Estados que tratan bien a sus propios ciudadanos, tienen tendencia a ser
menos agresivos con otros países.

Lo que produjeron fue un sorprendente logro. En plena recuperación tras la guerra, al


inicio de la Guerra Fría y con la ONU en sus inicios, los redactores lograron ponerse
de acuerdo en un texto que trascendía diferencias en el lenguaje, la nacionalidad y la
cultura, algo casi sin precedentes en las relaciones internacionales.

La magnitud de este logro se subraya por el hecho de que tomó otros 18 años para
alcanzar un acuerdo sobre los otros dos documentos que, junto con la Declaración,
conforman la Carta Internacional de Derechos Humanos: El Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y el Pacto Internacional de Derechos
Políticos y Civiles. Pasaron otros 11 años hasta que un número suficiente de países los
ratificó para que pudieran entrar en vigor.

Más allá del valor moral

En 1948, muchos entendieron la Declaración como la creación de una obligación moral


no legal. Sin embargo, el primer ministro belga Count Carton de Wiart creyó que la
Declaración no sólo tenía "un valor moral sin precedentes" sino también "el
principio de un valor legal". Cassin creía que tenía un estatus legal porque fue la
primera declaración redactada por un grupo internacional con sus propias
"competencias legales".

Dado que no es un tratado internacional, la Declaración Universal de Derechos


Humanos no crea directamente obligaciones legales para los países. Sin embargo, como
una expresión de los valores fundamentales que son compartidos por todos los
miembros de la comunidad internacional, afectó profundamente el desarrollo de la
legislación de derechos humanos. Sus disposiciones fueron posteriormente
desarrolladas en otros instrumentos legales, incluyendo la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (1979), la
Convención Contra la Tortura y Otros Tratos Crueles, Inhumanos y Degradantes
(1984), y la Convención de los Derechos del Niño (1989).

Algunas personas argumentan que, dado que los países han invocado constantemente la
Declaración durante décadas, algunos de sus componentes se han convertido en
derecho consuetudinario internacional, y muchos académicos y abogados consideran
que, por lo tanto, son obligatorios, por ejemplo, la total prohibición de la tortura. La
Declaración ha sido una base extraordinariamente flexible sobre la cual se ha
ampliado y profundizado el concepto de derechos humanos. Hoy está incluida en
leyes, en el ADN de organizaciones intergubernamentales, ONGs y defensores de
los derechos humanos de todo el mundo. Pero el hecho de que algunos abogados vean
la Declaración como obligatoria, no significa que sea acatada uniformemente.

Avances alcanzados con la Declaración

Sin embargo, durante los últimos 70 años ha habido un progreso sustancial.


"Globalmente, la vida ha mejorado inmensamente, incluyendo en salud y educación", ha
dicho la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle
Bachelet. "Los gobiernos han mejorado en la comprensión de cómo deberían servir a su
gente. Las corporaciones son más conscientes de su responsabilidad hacia la
protección de los derechos humanos y la prevención de las violaciones".
¿Dónde empiezan los derechos humanos? Su respuesta era: "En pequeños lugares,
cerca de casa, tan pequeños y tan cerca que no se aprecian en ningún mapa del
mundo.
Tal vez Eleanor Roosevelt, la incansable activista de derechos humanos que dirigió los
trabajos de redacción, fue la que mejor expresó los objetivos y el impacto de la
Declaración. Solía preguntar al público ¿Dónde empiezan los derechos humanos? Su
respuesta era: "En pequeños lugares, cerca de casa, tan pequeños y tan cerca que no
se aprecian en ningún mapa del mundo. Lugares donde cada hombre, mujer y niño
busca justicia para todos e igualdad de oportunidades sin discriminación. A menos
que estos derechos tengan un significado allí, tendrán poco significado en cualquier
otro lugar".

Hoy, 70 años después, la Declaración Universal de Derechos Humanos, el documento


más traducido del mundo, es aún una fuerza vibrante para todas las personas en
pueblos y ciudades del mundo que, sin saber exactamente lo que están haciendo,
luchan para hacer realidad los derechos humanos en sus vidas y en sus propias
comunidades.

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