Inhabilitacion Lotocki
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Reg.n° 1220/2023
///nos Aires, 13 de julio de 2023.
VISTOS:
Para decidir con relación a la solicitud de inhabilitación
cautelar para ejercer su profesión de médico respecto del imputado
Aníbal Rubén Lotocki, introducida en su recurso de casación por la
querellante Pamela Estefanía Sosa en este proceso nro. CCC
50949/2015/TO1.
Y CONSIDERANDO:
I. El juez Carlos Rengel Mirat, integrando
unipersonalmente el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional n. 28
resolvió en lo que aquí interesa “I. ABSOLVER A ANIBAL
RUBÉN LOTOCKI, en orden al delito de estafa por el cual vino
requerida la causa a juicio. II. CONDENAR a ANÍBAL RUBÉN
LOTOCKI, de las condiciones personales ya señaladas en el exordio,
̃ DE PRISION,
A LA PENA DE CUATRO ANOS ́ ACCESORIAS
́ INHABILITACIÓN ESPECIAL
LEGALES Y COSTAS, MAS
́ POR CINCO ANOS,
PARA EJERCER SU PROFESION ̃ por
considerarlo autor material penalmente responsable del delito de
lesiones graves reiteradas en cuatro oportunidades, todas ellas en
concurso real entre sí (artículos 12, 20 bis inciso 3°, 20 ter, último
párrafo, 29 inciso 3°, 45, 55 y 90 del Código Penal). III. NO
HACER LUGAR A LA INHABILITACIÓN PROVISORIA Y A LA
DETENCIÓN DEL IMPUTADO SOLICITADO POR LAS PARTES,
POR NO ENCONTRARSE FIRME LA PRESENTE
RESOLUCIÓN”.
Contra esa resolución interpuso recurso de casación la
querellante Pamela Estefanía Sosa, quien, entre sus agravios, impugnó
el punto dispositivo III de la resolución recurrida, por medio del cual
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se denegó la inhabilitación provisoria del imputado Lotocki para
continuar ejerciendo su profesión de médico, por no haber adquirido
firmeza la sentencia condenatoria.
En atención a la naturaleza cautelar de ese agravio, esta
Sala decidió darle tratamiento, de modo previo al dictado de la
decisión sobre la cuestión de fondo y, en razón de ello, se corrió vista
a las partes a fin de otorgar la posibilidad de que se expidan sobre el
punto.
II. Al momento de formular su alegato, el letrado a cargo
de la representación de la querellante Sosa solicitó al tribunal “… se
lo condene al momento de dictar Sentencia a la pena 8 de años de
prisión y mismo tiempo de inhabilitación, siendo que tanto la pena
como la inhabilitación se unifica en los hechos que fueron víctimas la
Srta. Silvina Luna y Pamela Sosa tiendo como acusado al Sr. Aníbal
Rubén Lotocki (Inc. 3o 20 bis Inc. 3 del Art. 29, 45, 55 y 91 del
Código Penal y 530 y 531 del C.P.P.N). Art. 20 Inc. 3 inhabilitado
especial para ejercer en carácter de médico de su título habilitante y
ordene al Ministerio de Salud de la Nación y demás organismos
asentar dicha inhabilitación por el plazo máximo que establece que
es de 10 años. Todo ello como medida cautelar con efecto devolutivo
por la gravedad de la situación, siendo que el acusado realizó en
forma habitual este tipo de intervención con las consecuencias que se
han descripto y durante el transcurso de la investigación penal
realizó intervenciones similares a otras personas con su accionar
constituyo constituyendo hecho de importante gravedad y perjuicio
para en la salud de las personas” (ver página 411 de la sentencia
condenatoria sic).
Al momento de resolver con relación a la medida cautelar
requerida, el Tribunal Oral estableció que su imposición vulneraría
diversas garantías constitucionales.
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Ello sin perjuicio del derecho de las partes a presentar el
fallo ante las autoridades de habilitación en la materia, a los efectos
de que procedan según estimen pertinente”.
III. En su recurso de casación, la querella expuso que
“Contrario a lo sostenido por el Sr. Magistrado el Sentenciado ha
realizado práctica habitual de su profesión en calidad de médico con
las terribles consecuencias que afectaron la anatomía de mi
organismo y siendo los daños en la salud refieren ser de carácter
irreversible tanto en mi caso como a las otras 3 damnificadas. El Sr.
Lotocki ejerció su profesión con una especialidad del cual no estaba
debidamente autorizado por el Ministerio de Salud de la Nación
careciendo de idoneidad y al día de la fecha continua ejerciendo
dicha profesión, siendo que durante la tramitación del Debate el
acusado nunca desmintió dicha situación es más afirmó que su
profesión es ser médico.
Por lo tanto la medida cautelar con carácter devolutiva
para nada implica una pena anticipada sino mitigar que otros
víctimas padezcan situaciones similares por intervenciones
quirúrgicas con las consecuencias en la salud de los pacientes.
Por otra parte para entiendo que en nada vulnera el
derecho a trabajar del Sr. Aníbal Lotocki y con ello el sustento
económico – Art. 14 bis de la C.N. la medida cautelar solo implica el
ejercicio de la medicina siendo que es de aplicación para profesión
determinada pudiendo tranquilamente el acusado ejercer comercio
y/u otro trabajo conforme a su conocimiento y aptitudes” (sic).
IV. Con fecha 6 de julio del corriente, se corrió vista a las
partes por el término de tres días a fin de que realicen las alegaciones
que estimen pertinentes.
En esa oportunidad, se presentaron las querellantes
Estefanía Xipolitakis, Gabriela Trenchi y Silvina Noelia Luna.
También lo hizo el representante del Ministerio Público Fiscal. Todos
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ellos solicitaron que se haga lugar a la medida cautelar reclamada por
la querellante Pamela Estefanía Sosa.
Por su parte, la defensa del imputado Lotocki propugnó
que se rechace el recurso de casación interpuesto por la querellante
Sosa y que, por lo tanto, se deniegue la medida cautelar requerida.
En primer lugar, cuestionó la legitimación de las
querellantes Xipolitakis, Trenchi y Luna para expedirse con motivo de
la vista cursada; ello pues, la primera no interpuso recurso y las
impugnaciones de las otras dos acusadoras particulares fueron
declaradas desiertas por la Sala de Turno de esta Cámara. A su vez,
cuestionó también la legitimidad del Ministerio Público Fiscal para
pronunciarse sobre la procedencia de la medida cautelar, pues en su
recurso no introdujo un agravio relativo a ese punto.
La defensa sostuvo que su planteo encuentra fundamento
normativo en el artículo 445 del Código Procesal Penal de la Nación y
que decidir en contrario implicaría una vulneración del derecho de
defensa.
Por otra parte, agregó que el recurso de casación
interpuesto por la querellante Sosa es inadmisible por no satisfacer el
límite objetivo de impugnabilidad establecido en el artículo 460, en
función del 458, inciso 2 del Código Procesal Penal de la Nación, en
tanto el imputado fue condenado a cuatro años de prisión, mientras
que su pretensión punitiva al momento de alegar fue de ocho años.
Manifestó que, tomando en consideración que Sosa es la única parte
acusadora que introdujo el agravio relativo a la procedencia de la
medida cautelar consistente en la inhabilitación provisoria del
imputado para ejercer su profesión, entones el tribunal no se
encontraría habilitado para resolver la cuestión.
Con relación a la procedencia de la medida de cautela, la
defensa alegó que la decisión del tribunal oral en punto a denegarla se
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encuentra correctamente fundada y que los argumentos introducidos
por la recurrente Sosa no logran refutarlos.
En lo atinente a las consecuencias y daños presuntamente
causados por la conducta de Lotocki, afirmó que la sentencia no se
encuentra firme y que ha sido recurrida por la defensa, razón por la
cual no se justificaría el dictado de la medida cautelar. Asimismo,
negó que el imputado haya ejercido una especialidad para la cual no
se encuentra habilitado.
Argumentó que la medida cautelar en cuestión implicaría
un anticipo de pena que vulnera el principio de inocencia y el derecho
a trabajar, pues no tiene ninguna finalidad vinculada al aseguramiento
de los fines del proceso. Citó en sustento de su postura normas
constitucionales y convencionales.
V. En primer lugar, corresponde dar tratamiento a los
cuestionamientos introducidos por la defensa en su presentación con
motivo de la vista corrida a las partes.
a. Con relación a la alegada falta de legitimación del
Ministerio Público Fiscal y de las querellantes Xipolitakis, Trenchi y
Luna para expedirse sobre la procedencia de la medida cautelar bajo
examen, la pretensión debe ser declarada inadmisible por motivos de
diverso orden.
Por una parte, la norma sobre la base de la cual sustenta
su argumento (artículo 445 del Código Procesal Penal de la Nación)
no determina la improcedencia de las presentaciones impugnadas,
sino que establece la regla de acuerdo a la cual el recurso atribuye al
tribunal de alzada el conocimiento del proceso sólo en cuanto a los
puntos de la resolución a que se refieren los motivos del agravio. En
el caso, la vista conferida a las partes no ha concedido la posibilidad
de introducir nuevos motivos de agravio, sino que únicamente ha
tenido la finalidad de asegurar a todas las partes del proceso, es decir
a aquellos con un interés en el pleito, su derecho a ser oído.
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Por el contrario, el punto objeto de análisis en la presente
resolución se encuentra habilitado en virtud del agravio introducido
por la querellante Sosa en el punto III.f de su recurso de casación.
Además, las normas que regulan el trámite del recurso de
casación dan sustento al procedimiento adoptado por esta Sala. Así, al
regular la etapa del término de oficina, el artículo 465, cuarto párrafo
del Código Procesal Penal de la Nación establece que “Cuando el
recurso sea mantenido y la Cámara no lo rechace, conforme a lo
dispuesto en el artículo 444, el expediente quedará por DIEZ (10) días
en la oficina para que los interesados lo examinen” (el resaltado no
pertenece al original). El artículo 466 prevé que “Durante el término
de oficina los interesados podrán desarrollar o ampliar por escrito los
fundamentos de los motivos propuestos siempre que, bajo pena de
inadmisibilidad, acompañen las copias necesarias de aquél, las que
serán entregadas inmediatamente a los adversarios” (el resaltado no
pertenece al original). Al regular la última etapa del trámite recursivo
en la instancia casatoria, previa al dictado de la decisión del tribunal,
el artículo 468 del Código Procesal Penal de la Nación dispone que
“El debate se efectuará el día fijado, de acuerdo a lo dispuesto en el
artículo 465, con asistencia de todos los miembros de la Cámara de
Casación que deben dictar sentencia. No será necesario que asistan y
hablen todos los abogados de las partes. La palabra será concedida
primero al defensor del recurrente, pero si también hubiere recurrido
el ministerio fiscal, y el querellante, éstos hablarán en primer término
y en ese orden. No se admitirán réplicas, pero los abogados de las
partes podrán presentar breves notas escritas antes de la deliberación”
(el resaltado no pertenece al original).
En función de ello, se observa con claridad que la ley
procesal ha establecido un procedimiento recursivo con participación
de las partes y otros sujetos que pudieran revestir la calidad de
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interesados y no lo ha limitado como pretende la defensa a la
intervención exclusiva de los recurrentes.
Además, la defensa no demuestra un perjuicio concreto
con relación a que se otorgue a todas las partes por igual el derecho a
ser oídas sobre el punto objeto de análisis, a la vez que la alegada
vulneración del derecho de defensa resulta meramente conjetural y
genérica, en la medida en que no identifica cuáles han sido los
planteos de los acusadores a los que refiere como “sorpresiva e
improcedentemente expresados” y tampoco ha explicado qué
gravitación podrían tener sobre la decisión a adoptar por parte de este
tribunal. A ello se suma que, si la defensa ha advertido planteos
novedosos de las partes, ha contado con la posibilidad de contestarlos
en la presentación que ha realizado, a la cual el tribunal aquí da
tratamiento.
Por ello, la crítica de la defensa no puede recibir acogida
favorable.
b. Tampoco puede prosperar el argumento en torno a la
inadmisibilidad del recurso de casación interpuesto por la querellante
Sosa como óbice para tratar la procedencia de la medida cautelar.
En tal sentido, como cuestión preliminar, corresponde
señalar que, eventualmente, la admisibilidad del recurso de casación
interpuesto por la querellante Sosa contra la condena del imputado
será analizada al momento de emitir la decisión con relación a la
cuestión de fondo.
Sin embargo, la defensa no demuestra por qué motivo
debería realizarse el escrutinio de admisibilidad del agravio dirigido
contra la denegación de la medida cautelar en función de las reglas
previstas en los artículos 458 y 460 del Código Procesal Penal de la
Nación, los cuales regulan los límites objetivos impuestos a los
recursos de las partes acusadoras contra la decisión de los tribunales
de juicio en punto a absolver o condenar al imputado.
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De allí que por regla general no son impugnables en
casación las decisiones relativas a la denegación o imposición de
medidas cautelares porque no están comprendidas en ninguno de los
supuestos del artículo 457 del Código Procesal Penal de la Nación. En
tal sentido, las resoluciones que ordenan, deniegan, modifican o
levantan medidas cautelares, no revisten el carácter de sentencias
definitivas (Fallos: 329:440 y 899, entre muchos otros). Sin embargo,
dicho principio no es absoluto, puesto que cede cuando aquellas
resoluciones causen un agravio que, por su magnitud y circunstancias
de hecho, pueda ser objeto de tardía, insuficiente o imposible
reparación ulterior (Fallos: 328:4493, 4763; 342:93; 344:759) y por lo
tanto requieren tutela inmediata (confr. Fallos: 314:791; 316:1934 y
sus citas; 317:1838 y sus citas; 320:2326, entre otros).
En el caso, la inhabilitación cautelar reclamada por la
recurrente se vincula con el ejercicio de la profesión de médico, es
decir, de una actividad profesional regulada por el Estado, en cuyo
ejercicio el imputado habría cometido, de acuerdo a la sentencia de
condena recaída en este proceso, cuatro hechos de similares
características calificados jurídicamente como lesiones graves dolosas
(artículo 90 del Código Penal).
A su vez, resulta relevante que el 6 de junio de 2023,
Aníbal Rubén Lotocki fue procesado por el titular del Juzgado
Nacional en lo Criminal y Correccional no 60, en el marco de la causa
no CCC 16744/2021/CA3, por el delito de homicidio simple (artículo
79 del Código Penal), en tanto se determinó, con el grado de
convicción exigido por el artículo 306 del Código Procesal Penal de la
Nación, que sería responsable por la muerte de su paciente Rodolfo
Cristian Zárate, acaecida con motivo de una intervención quirúrgica
llevada a cabo por el imputado, en el mes de abril de 2021.
En tal sentido, se advierte que con posterioridad a la
comisión de los episodios por los cuales Lotocki fue condenado en
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tribunal superior de la causa para la justicia nacional en materia penal
(Fallos: 328:1108, “Di Nunzio, Beatriz Herminia”).
Por todas estas razones, el recurso de casación
interpuesto por la querellante Sosa es admisible en este punto.
VII. La medida cautelar cuya imposición requiere la
querella se encuentra regulada en el artículo 310, primer párrafo del
Código Procesal Penal de la Nación, el cual establece que “Cuando se
dicte auto de procesamiento sin prisión preventiva, por no reunirse los
requisitos del artículo 312, se dejará o pondrá en libertad provisional
al imputado y el juez podrá disponer que no se ausente de
determinado lugar, que no concurra a determinado sitio o que se
presente a determinada autoridad en las fechas periódicas que se le
señalen. Si es aplicable al hecho alguna inhabilitación especial,
podrá disponer también que se abstenga de esa actividad” (el
resaltado no pertenece al original).
Sin embargo, el tribunal de la anterior instancia omitió
considerar en absoluto la regla legal que opera como base normativa
del análisis de procedibilidad de la medida cautelar solicitada. Por el
contrario, se limitó a señalar que la inhabilitación de modo previo a
que la sentencia condenatoria adquiera firmeza vulneraría el estado de
inocencia del imputado, su derecho a trabajar, e implicaría la
imposición de una pena anticipada, pues de acuerdo a los artículos 5 y
20 bis del Código Penal, la inhabilitación para ejercer la profesión se
encuentra prevista como una pena y, por ello, no podría siempre
según el sentenciante imponerse como medida cautelar.
A partir de esta breve reseña se observa con claridad que
el juez a quo, al denegar la medida precautoria, ha prescindido de la
aplicación de la ley vigente y ello se evidencia a partir de una
multiplicidad de motivos.
Por una parte, el magistrado ha resuelto la petición de la
recurrente con referencia a disposiciones legales que regulan el
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catálogo de penas y sus condiciones de imposición (artículos 5 y 20
bis del Código Penal), ajenas a la naturaleza del reclamo de la parte
(medida cautelar), el cual encuentra regulación en una norma distinta
(artículo 310 del Código Procesal Penal de la Nación), a la cual ni
siquiera se ha hecho alusión en la sentencia impugnada.
Por otra parte, el a quo ha fundado su decisión sobre la
base de una genérica referencia al estado de inocencia del que goza el
imputado, sin siquiera realizar un análisis en punto a la coherencia
que en el caso presenta el resguardo de ese principio constitucional
con el dictado, con carácter previo a la firmeza de la condena, de una
medida de carácter cautelar, solicitada con la finalidad de asegurar los
fines del proceso, cuando se corroboran determinados requisitos que
la propia ley establece.
En el caso, no se encuentra en discusión que la pena
impuesta por sentencia no firme no es ejecutable en ninguno de sus
aspectos, pues ello es evidente y ninguna parte lo contiende. Sin
embargo, tampoco es controvertido que la necesidad de asegurar los
fines del proceso permiten la imposición de medidas cautelares de
carácter personal y real, bajo determinadas circunstancias, y sin que
ello desconozca el estado de inocencia del imputado.
La pretensión cautelar de la querella en su alegato
imponía un análisis de aplicabilidad de lo dispuesto en el artículo 310,
primer párrafo in fine del Código Procesal Penal de la Nación,
examen del cual se ha prescindido en la decisión recurrida.
No hay dudas de que la inhabilitación que reclama la
querella anticipadamente a la firmeza de la condena pone a prueba la
vigencia, la consolidación y la estabilidad del principio constitucional
de inocencia, contenido en el artículo 18 de la Constitución Nacional,
en función del cual, la regla es la libertad en el ejercicio de los
derechos del imputado durante el proceso, hasta tanto una sentencia
firme lo declare culpable.
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Así, la vigencia de este principio determina que la
excepción, esto es, la restricción anticipada de derechos, sólo puede
tener como fundamento razonable la existencia de riesgos en punto al
entorpecimiento de los fines del proceso, de modo que las medidas
cautelares tienen como fundamento dos extremos centrales: por un
lado, la verosimilitud en el derecho invocado y, por otro, el peligro
para la realización del derecho que aparezca como verosímil, aspectos
que el tribunal de mérito omitió examinar por completo.
Con relación a la verosimilitud en el derecho, el artículo
310 del Código Procesal Penal de la Nación exige, para la imposición
de la cautela, que se haya dictado auto de procesamiento. En el caso,
se ha alcanzado el dictado de una sentencia condenatoria no firme, lo
cual despeja toda duda acerca de que el presupuesto aludido se
encuentra satisfecho. Ello pues, con relación al auto de
procesamiento, la sentencia de condena no firme determina un
sustancial incremento en el grado de verosimilitud del derecho
invocado.
En lo relativo al peligro en la demora, corresponde
señalar que el tribunal oral condenó a Lotocki por resultar autor
penalmente responsable de cuatro hechos de lesiones graves dolosas
y, además de la pena de prisión, le impuso la inhabilitación especial
para ejercer su profesión por el término de cinco años, sobre la base
de lo previsto en el artículo 20 bis del Código Penal, el cual establece
que “[p]odrá imponerse inhabilitación especial de seis meses a diez
años, aunque esa pena no esté expresamente prevista, cuando el delito
cometido importe: (…) 3º. Incompetencia o abuso en el desempeño de
una profesión o actividad cuyo ejercicio dependa de una autorización,
licencia o habilitación del poder público”.
La pena de inhabilitación se fundamenta, principalmente,
en motivos preventivo especiales y tiene la finalidad de impedir la
reiteración de conductas riesgosas, de modo que sea posible
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neutralizar la incompetencia o abuso que el individuo ha exhibido en
la realización de determinada actividad, en el ejercicio de la cual se ha
comprobado que ha cometido algún hecho delictivo, en tanto ello
importa un peligro concreto para bienes jurídicos de terceros. Es
decir, la pena de inhabilitación especial se dirige a limitar las
actividades del condenado en el ámbito en el cual ha delinquido.
Dicho ello, la finalidad de tutela cautelar de la medida
prevista en el artículo 310, primer párrafo in fine del Código Procesal
Penal de la Nación se torna evidente cuando se repara en los términos
de acuerdo a los cuales el legislador la reguló, en tanto estableció que
“Si es aplicable al hecho alguna inhabilitación especial, podrá
disponer también que se abstenga de esa actividad”. Así, es evidente
que la ley vincula directa e íntimamente la posibilidad de imponer la
medida de cautela con la eventual aplicación al caso de una pena de
inhabilitación especial.
Por consiguiente, el peligro en la demora que se exige
para la imposición de la medida cautelar bajo análisis, se vincula
directamente con el aseguramiento de los fines del proceso,
particularmente con la realización de la pena de inhabilitación
especial que eventualmente sea impuesta en la sentencia. De ese
modo, el legislador se propone evitar lesiones a bienes jurídicos
cuando las particulares circunstancias de hecho comprobadas por la
jurisdicción configuran un caso en el que la continuidad de la
actividad en el ejercicio de la cual el imputado ha llevado a cabo
conductas que han sido objeto de proceso, podría, con un alto grado
de probabilidad, y sobre una base objetiva, continuar generando daño
durante el tiempo que naturalmente transcurra hasta el momento de
firmeza de la sentencia.
El examen de la concurrencia del peligro en la demora
para el dictado de una medida cautelar debe resultar en forma objetiva
(Fallos: 344:3442) y exige una apreciación atenta de la realidad
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comprometida, con el objeto de establecer cabalmente si las secuelas
que lleguen a producir los hechos que se pretenden evitar pueden
restar eficacia al ulterior reconocimiento del derecho en juego, por la
sentencia definitiva (Fallos: 344:1033; “Gador SA”, sentencia del
13/05/2021; “Basf Argentina SA”, sentencia del 22/04/2021;
“Gualtieri Hnos SA”, sentencia del 08/07/2021; 343:1086 disidencia
de los jueces Maqueda y Rosatti; 342:1591; 341:1717; 339:225;
329:5160; 329:3890; 329:2111; 328:4309; 319:1277).
Así, en el caso, no puede prescindirse de la verificación
de una reiteración de hechos lesivos a la salud pública como producto
del ejercicio de la profesión, pues, en las particulares circunstancias,
la condena impuesta abarca cuatro casos de similares características
que siempre de acuerdo a la decisión recurrida generaron graves
daños a la salud de las pacientes del señor Lotocki.
A su vez, tal como se adelantó en el acápite precedente,
el 6 de junio de 2023, Aníbal Rubén Lotocki fue procesado por el
titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional n o 60, en el
marco de la causa no CCC 16744/2021/CA3, por el delito de
homicidio simple doloso (artículo 79 del Código Penal), en tanto se
determinó, con el grado de convicción exigido por el artículo 306 del
Código Procesal Penal de la Nación, que sería responsable por la
muerte de su paciente Rodolfo Cristian Zárate, acaecida con motivo
de una intervención quirúrgica llevada a cabo por el imputado, en el
mes de abril de 2021.
Como antes se puso de manifiesto, con posterioridad a la
comisión de los hechos por los cuales Lotocki fue condenado en este
proceso, pero con anterioridad al dictado de la sentencia de condena
recurrida, aquél continuó ejerciendo la profesión de médico y
realizando intervenciones quirúrgicas de similar naturaleza a aquellas
que dieron lugar a los episodios objeto de condena en la presente
causa.
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Este hecho estaría, también, vinculado al ejercicio de la profesión del
imputado.
En consecuencia, la multiplicidad de imputaciones por
hechos delictivos presuntamente cometidos en ejercicio de la
profesión, su nivel de gravedad, su atribución a título de dolo, las
circunstancias de hecho objetivamente comprobadas en el proceso
descriptas a lo largo de la presente, el grado de verosimilitud
alcanzado en los pronunciamientos adoptados jurisdiccionalmente, el
peligro en la demora, las fuentes normativas que regulan la cuestión
examinada y los requisitos exigibles para compatibilizar el dictado de
la medida cautelar con el estado de inocencia consagrado en el
artículo 18 de la Constitución Nacional, representan una constelación
de elementos relevantes para resolver el caso, que el tribunal de la
anterior instancia ha omitido por completo examinar.
Tales omisiones configuran, sin duda, un caso de
arbitrariedad, pues resulta descalificable la sentencia que omite el
análisis de cuestiones conducentes para la adecuada solución de la
causa (Fallos: 340:1084, entre muchísimos otros).
En ese sentido, la Corte Suprema de Justicia de la Nación
ha sostenido que una sentencia es arbitraria y carente de todo
fundamento jurídico, cuando se resuelve contra o con prescindencia
de lo expresamente dispuesto por la ley respecto del caso, o de
pruebas fehacientes regularmente presentadas en el juicio, o que se
haga remisión a las que no constan en él (Fallos: 207:72).
Corresponde descalificar el fallo que prescinde de lo que establece la
norma aplicable vigente sin declarar su inconstitucionalidad, lo que no
resulta admisible y configura una causal de arbitrariedad (ver Fallos:
341:961; 340:2021; 341:762; 340:765 voto del juez Rosenkrantz).
La doctrina de la arbitrariedad atiende sólo a supuestos de extrema
gravedad, en los que se evidencie que las resoluciones recurridas
prescindan inequívocamente de la solución prevista en la ley, o
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necesidad de otorgar una solución inmediata a la cuestión bajo
tratamiento por parte de este tribunal de casación.
Por todo ello, corresponde HACER LUGAR al recurso de
casación interpuesto por la querellante Pamela Estefanía Sosa,
REVOCAR el punto dispositivo III de la sentencia recurrida en
cuanto no hizo lugar a la inhabilitación provisoria del imputado para
ejercer su profesión, CASAR la resolución recurrida y, en
consecuencia, IMPONER a Aníbal Rubén Lotocki la inhabilitación
para ejercer la profesión de médico, con carácter cautelar, hasta tanto
se resuelva de forma definitiva su situación en esta causa. Dicha
medida cautelar deberá hacerse efectiva de modo inmediato, a partir
de la notificación de la presente (artículos 310, primer párrafo in fine
y 470 del Código Procesal Penal de la Nación)
Todo se resuelve sin costas (artículos 530 y 531 del Código
Procesal Penal de la Nación).
VIII. Por último, ha de señalarse que todas las
consideraciones efectuadas en la presente decisión encuentran
fundamento fáctico en las determinaciones realizadas por el tribunal
de la anterior instancia y se limita a analizar si de acuerdo a los
extremos comprobados por éste, su decisión en punto a denegar la
medida cautelar en cuestión se encuentra debidamente fundada, pues
el análisis de la cuestión de fondo por parte de este tribunal tendrá
lugar en una etapa posterior. Por ello, corresponde pronunciarse como
se enunció precedentemente, sin perjuicio de lo que esta Sala pueda
resolver, oportunamente, sobre el fondo del asunto.
En virtud de lo expuesto, la Sala III de la Cámara
Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional de la Capital
Federal RESUELVE:
HACER LUGAR al recurso de casación interpuesto por
la querellante Pamela Estefanía Sosa, REVOCAR el punto
dispositivo III de la sentencia recurrida en cuanto no hizo lugar a la
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Poder Judicial de la Nación
CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 3
CCC 50949/2015/TO1
PABLO JANTUS MARIO MAGARIÑOS
Ante mí,
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GUIDO WAISBERG
SECRETARIO DE CÁMARA
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