Entrevista Circular
Entrevista Circular
Entrevista Circular
Cuando las técnicas se guían por la conexión que une las cosas entre sí,
es cuando la supervisión se convierte en un proceso de reflexión y de
aprendizaje reciproco entre supervisor y supervisado.
Resumen
Después de varios años de supervisar alumnos/as y profesionales del Trabajo Social y
de investigar sobre la situación de las prácticas pre-profesionales de los estudiantes en tra-
bajo Social en la Universidad de Alicante, nos encontramos con deficiencias metodológicas
dentro del proceso de supervisión que apuntaban a la necesidad de un manual detallado que
ayudará al supervisor/a en el proceso de supervisión.
A partir de la construcción de los marcos teóricos necesarios, la supervisión educativa
en Trabajo Social, las bases teóricas en las que se sustenta el modelo milanés de terapia
sistémica; surge esta propuesta metodológica para el proceso de supervisión en Trabajo
Social, desde una perspectiva sistémico relacional apoyada en los procesos cibernéticos y la
teoría de la comunicación humana.
Abstract
After several years supervising social work students and professionals and the develo-
pment of an applied research on the situation of the field practice of social work students
in the University of Alicante, we found methodological deficiencies within the supervision
process that indicated the necessity of a detailed manual to help supervisors during the
supervision process.
This proposal for the process of educative supervision in Socal Work is based on
the educative supervision in Social Work and the theoretical foundations of the Milanese
approach of systemic family therapy, and is developed from a relational-systemic perspective
supported by the cybernetic processes and the theory of human communication.
123
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Un Modelo Teórico Práctico para el Proceso de Supervisión en Trabajo Social
1. Introduccion
El contenido de este artículo, que por razones relativas a la extensión máxima que
puede tener presentamos, forma parte de una investigación más amplia de orientación
teórica, recopilación y elaboración sobre la supervisión educativa en Trabajo Social desde
los aportes de la Terapia Sistémica.
Nuestro objetivo aquí, es mostrar una parte del diseño del proceso de supervisión y
señalar la necesidad de identificar el proceso relacional que siempre acompaña a cualquier
proceso de aprendizaje mediante la diferenciación entre los efectos, es decir todo lo re-
lacionado con la interacción (metas, estructura, recursos, actividades, comportamientos)
y los afectos, todo lo relacionado con la relación (necesidades, motivaciones, actitudes,
valores, sentimientos, expectativas).
La unidad de análisis que se aborda es el proceso relacional de aprendizaje y crecimiento
que ha de seguir el supervisado y el supervisor en un proceso de supervisión, para ello
nos basamos en los marcos teóricos sobre la supervisión educativa en Trabajo Social, los
aportes de la Terapia Familiar Sistémica y en el significado de la supervisión en la Escuela
de Trabajo Social de Alicante.
Consideramos que se trata de un tema en plena vigencia en el panorama de las pro-
fesiones de ayuda puesto que podría incorporar de novedoso dentro de la profesión y la
titulación de Trabajo Social, un manual del proceso a seguir para supervisar con una base
teórica, diferenciando entre el supervisor y el supervisado en un sistema donde ambos
crecen juntos.
Con este articulo se pretende dar cuenta de la necesidad de “acompañar” al supervisado
en su crecimiento y su proceso de aprendizaje para realizar mejor su trabajo, que tenga
menos “enganches” emocionales, que no quede atrapado en un caso con el que interviene,
y para ello este modelo podría ser una buena oportunidad.
124
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Asunción Lillo Beneyto
125
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Un Modelo Teórico Práctico para el Proceso de Supervisión en Trabajo Social
que “vivir” que el supervisor se ocupa de ellos a través de mostrarse seguro, exigente pero
flexible, abierto/a, es decir, si los supervisados sienten que se pueden comunicar con él,
contar con él, sentir que está ahí.
Para llevar a término está primera fase, que es esencial en cualquier inicio del proceso
de supervisión, el supervisor ha de conseguir crear un espacio relacional que promueva
la participación y la reflexión con el ánimo de compartir y escucharse. Al mismo tiempo,
despertar el interés y la curiosidad de los supervisados por conocer y entender la articulación
y congruencia de los “elementos” que configuran los hechos, o las realidades analizadas.
Se hace necesaria en la primera sesión, la elaboración de un contrato de supervisión,
donde se acuerden los puntos que se han de trabajar. En el caso de supervisados de nuestra
escuela, es la guía docente de la asignatura donde estén inmersas las practicas de campo,
su contrato de supervisión.
METODOLOGÍA: Estas que aquí se nombran, son las técnicas y herramientas más
usuales para que el supervisor consiga los objetivos propuestos:
Mantenimiento: Consiste en proporcionar un apoyo programado a la estructura que
presenta el sistema de supervisados (Minuchin, 1988:186-188).
126
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Asunción Lillo Beneyto
127
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Un Modelo Teórico Práctico para el Proceso de Supervisión en Trabajo Social
3. 2. Fase intermedia
Esta etapa se caracteriza por ser fundamentalmente de apoyo y participación compar-
tida en la resolución de problemas. La relación en esta etapa promoverá el crecimiento
mutuo y la no dependencia. Es en ella, cuando la situación de aprendizaje ofrece grandes
oportunidades, ya que una crítica constructiva puede aceptarse y aprovecharse mucho
mejor que en etapas anteriores. Y será en este momento cuando se capte la verdadera
significación de la relación del supervisor y se comprenda su utilidad. El supervisor sis-
témico ha de alcanzar unos objetivos relacionales para poder provocar un cambio en los
mecanismos de la propia “visión” del supervisado, para ello ha de compartir y mostrar,
provocar, convocar y conjugar los efectos y las afectos, facilitando la reflexión y girando
el calidoscopio, consiguiendo así cambiar la “visión” del mismo “panorama”. Estar dentro
de una de esas láminas de tres dimensiones, donde al final consigues ver lo que se esconde
a primera vista.
El supervisor ha de saber lo que está haciendo, su intencionalidad, no debe improvisar.
Debe implicar e implicarse desde no callar ni acallar los sentimientos y pensamientos de
los supervisados, darles voz, escuchar atentamente y reflexionar lo que dice el otro como
si fuera lo que decimos nosotros.
Para alcanzar estos objetivos, el supervisor a de analizar los mecanismos que determinan
y construyen la “realidad” percibida. Investigar las bases de la diferencia entre las realidades
percibidas por diferentes participantes y estimular la inteligencia, a partir de los diferentes
niveles de lectura que configuran una situación, favoreciendo el reconocimiento y resaltando
las diferencias que surgen de los diversos niveles de lectura de una situación.
El orden seguido por las fichas que se presentan a continuación es referencial, el su-
pervisor lo podrá adaptar dependiendo de lo que suceda en el sistema de supervisados.
128
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Asunción Lillo Beneyto
aquello a lo que se refieren y por otro qué cuando juzgamos si una comunicación es clara, debemos recordar
también que las personas se comunican en diversas formas además de utilizar palabras.
Una persona se comunica simultáneamente a través de sus ademanes, su expresión facial, su postura
y movimientos corporales, su tono de voz e incluso por la manera como está vestida. Y toda esta comuni-
cación ocurre dentro de un contexto. ¿Cuándo sucede? ¿Dónde? ¿Con quién? ¿Bajo qué circunstancias?
¿Cuál es la relación entre las personas que llevan a cabo el intercambio? Debido a todos esos factores, la
comunicación es un asunto complejo, que necesita de un aprendizaje”. (Satir, 1980: 71-99).
Un supervisor que se comunica de una manera funcional puede: expresar con firmeza
su opinión, pero al mismo tiempo aclarar y calificar lo que dice, pedir réplica y ser receptivo
a la réplica cuando la recibe.
Si se quiere que la comunicación verbal sea razonablemente clara, tanto el supervisor
que envía un mensaje como el supervisado o supervisados tienen la responsabilidad de
hacer que así sea. La aclaración y la calificación mutuas reducen las generalizaciones, per-
miten a ambas partes ser específicas y probar sus afirmaciones. Permiten a una persona
verificar su “realidad” y compararla con la “realidad”de la otra persona. También ayudan
a separar a quien percibe las cosas de lo que está siendo percibido. Frena la tendencia a
proyectar en otros los propios deseos, pensamientos y percepciones y frena los esfuerzos
de una persona de hablar de otra.
El supervisor ha de conseguir los siguientes objetivos dentro del sistema, Ser congruente
a la hora de enviar cualquier mensaje, no contradiciéndose en los diferentes niveles que
lo acompañan, evitar que las señales no verbales y el contexto se contradigan entre sí,
experimentar con los supervisados los axiomas de la teoría de la comunicación humana,
analizar los axiomas exploratorios de la comunicación humana y provocar en los supervi-
sados la curiosidad por introducirse en el mundo de la comunicación.
129
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Un Modelo Teórico Práctico para el Proceso de Supervisión en Trabajo Social
METODOLOGÍA: Para trabajar las dificultades con las que se encuentran las personas,
partimos de la concepción de que la esencia de las entrevistas, no son las personas sino
el “juego” relacional, que en ella se presentan, para ello es necesario saber prepararla y
analizarla, experimentando el proceso que se ha de seguir, un buen aprendizaje es analizar
entrevistas grabadas, pero previamente, es importante que los supervisados trabajen sobre
ellas, observen los posibles significados relacionales que ofrece la disposición espacial
que nos presentan las personas, las interacciones no verbales que se producen, el tipo de
configuraciones significativas que aparecen a lo largo del proceso de interacción, deducir
posibles reglas relacionales, anotar las impresiones y observaciones que surgen de la pre-
paración de la entrevista que les permita elaborar una o varias hipótesis que guíen y den
orden, después observarán la grabación y podrán comparar los procesos realizados.
130
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Asunción Lillo Beneyto
METODOLOGÍA:
Como señaló (Tomm 1984: 253), “Bateson enfatiza la importancia de focalizar la atención en
las “diferencias” o diferencias perceptivas en la comprensión de los procesos mentales. La interacción entre
las partes de la “mente” es provocada por la “diferencia”. Una diferencia siempre refleja una relación
(entre todo lo que está siendo diferenciado) esto es recíproco y, por lo tanto circular. Así, comprender las
diferencias y su reciprocidad asociada contribuye al pensamiento sistémico”.
Existen varios tipos de diferencias por las que debe preguntarse. Diferencias espaciales
(incluyendo las diferencias entre personas, diferencias entre relaciones y diferencias entre
ideas percepciones, valores y creencias) y diferencias temporales que son las que se localizan
en un marco temporal distinto al presente.(Preguntas relacionadas con diferencias espacia-
les en el pasado, diferencias entre un momento en el pasado y otro también en el pasado,
diferencias entre el pasado y el presente, diferencias entre el pasado y el futuro, entre el
presente y el futuro y diferencias entre un momento futuro y otro momento futuro.
Las preguntas triádicas son totalmente características de este estilo de entrevistar. Su uso
desafía el pensamiento de que el supervisor haga hablar a los supervisados o supervisado
de si mismo. Una pregunta triádica puede ser definida como una pregunta dirigida a una
131
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Un Modelo Teórico Práctico para el Proceso de Supervisión en Trabajo Social
tercera persona acerca de la relación entre otras dos. Este tipo de preguntas puede llegar a
ser muy incisivas, y a menudo proporcionan al supervisor información sobre todo el siste-
ma a partir de las respuestas que dan a sus preguntas .De las preguntas triádicas podemos
destacar que son siempre acerca de relaciones, que desarrollan por si mismas la capacidad
de los miembros del sistema de convertirse en observadores de su propio proceso sistémico,
que el que responde, como observador periférico, es capaza de ofrecer una descripción de
la relación diferente a la de la persona implicada. (La diferencia entre la perspectiva desde
fuera y la perspectiva de los participantes) y que como participante en el campo global de
la interacción, el que responde habrá experimentado en sí mismo el efecto de la relación.
(Una descripción de la relación observada es, de hecho, una información de su impacto
sobre el observador en el nivel más elevado de relación observador-observado).
La multitud de preguntas circulares que pueden hacerse es interminable, sin embargo
hay que tener en cuenta que demasiadas preguntas de este tipo pueden llegar a confundir
tanto a lo supervisados como al supervisor por ello es imprescindible guiarse con hipótesis
sobre lo que se está o se quiere trabajar. Las hipótesis te dan orden y coherencia a la forma
de preguntar al supervisor.
Los cuatro grandes apartados de preguntas (Tomm,1988) son: las descriptivas lineales, empleadas
para informarnos sobre definiciones y explicaciones de los acontecimientos, las descriptivas
circulares, que se caracterizan por explorar los posibles nexos de eventos que incluyen el problema, las
estratégicas, preguntas dirigidas a encontrar soluciones y respuestas por los mismos supervisados y las
reflexivas, que pueden motivar a experimentar nuevas conductas intentando activar intencionadamente
las reflexiones”.
No hay que olvidar, que estos cuatro modelos de preguntas no llevan un orden prees-
tablecido, en ocasiones, aun cuando el proceso de interrogatorio circular creamos que ha
llegado a poder introducir preguntas estratégicas, el sistema se resiste y tendremos inevi-
tablemente que volver a las preguntas lineales, preguntas directas acerca de pensamientos
y sentimientos de una persona sobre si misma.
132
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Asunción Lillo Beneyto
con situaciones actuales, compartir otras historias familiares que ayuden a tener distintas
visiones de los hechos, investigar las bases de la diferencia entre las realidades percibidas
por diferentes participantes y analizar los mecanismos que determinan y construyen la
“realidad percibida”.
METODOLOGIA
Para realizar un genograma tanto el supervisor como el supervisado han de conocer y
compartir los símbolos que se utilizan para su trazado, nosotros utilizaremos aquellos a los
que hace referencia McGoldrik y Gerson aún cuando no estemos de acuerdo con la utiliza-
ción de los símbolos de género que en el se proponen (p.26): “Cada miembro está representado
por un cuadrado o un círculo según su género”, añadiendo masculino y femenino respectivamente
a los símbolos, y sabiendo por un lado que el género es una construcción social y por otra,
que estos símbolos sólo representan el sexo de los miembros de la familia, no creemos
adecuado hablar de símbolos de género, sino de símbolos de sexo; por tanto el cuadrado
será para representar a los hombres y el círculo para representar a las mujeres.
Consideramos que para un conocimiento del sistema familiar del supervisado y para
la finalidad del trabajo de supervisión, vamos a utilizar líneas de colores para señalar las
relaciones familiares. Dependerá del objetivo que se quiera alcanzar, de la complejidad
con la que se quiera trabajar y de la formación del supervisor, que el ejercicio puede tener
diversas variantes;
A) Presentación a través del nombre que nos pusieron en nuestra familia de origen.
¿Quién nos puso el nombre? ¿Nos gusta nuestro nombre o no nos gusta? ¿Qué
nombre nos gustaría haber tenido? Y escribir cinco acontecimientos importantes
que sucedieron en tu familia y que han marcado tu trayectoria vital.
B) Elaboración de cada uno de los supervisados de su genograma, como mínimo con
tres generaciones, con nombre y fechas, con un tiempo de dedicación individual,
otro tiempo de trabajo por parejas y otro de exposición.
C) El supervisado ha de construir primero, una historia de su familia a partir del gráfico
dibujado y de los cinco acontecimientos que has descrito en el ejercicio anterior y
segundo, ha de señalar en el genograma, líneas rojas para aquellas relaciones que
ha vivido con más intensidad, las que han sido y son imprescindibles en su vida,
líneas verdes para las relaciones que aportan sentimientos entre el llanto y la risa
pero la esperanza termina imponiéndose, amarillas, para aquellos momentos re-
lacionales donde se ha vivido un dolor interior y emocionalmente se han sentido
solos y líneas azules para las situaciones límites que les han parecido insuperables
pero al final han tenido que tomar una decisión .
133
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Un Modelo Teórico Práctico para el Proceso de Supervisión en Trabajo Social
lo obstaculizarán; en qué puntos necesita ayuda y dónde la ayuda ofrecida en realidad podría
ser un impedimento. Es una fase dedicada a la reflexión conjunta y la conclusión.
La evaluación de la supervisión cuando se trata de un grupo debe realizarse con la
participación e intervención de todos los miembros que lo componen. En estas sesiones
se evalúa el comportamiento y la intervención de cada uno de los miembros en el grupo,
el aprendizaje adquirido sobre el funcionamiento de grupos, la supervisión grupal y el
papel del supervisor, su rol como conductor del grupo de la supervisión y la dinámica de
grupo que se ha establecido.
En esta fase, compartimos las pautas que propone Kisnerman y recoge Fernández
(1997:172) para tener una estructura de todo lo que se ha de evaluar.
El supervisado ha de realizar una “auto evaluación” donde se destaque por un lado
el aprendizaje, mejoras obtenidas de la supervisión, a la vez que de las sesiones grupales,
también puede aportar que le ha ofrecido la supervisión del trabajo práctico, y por el otro,
el proceso que se ha seguido a nivel de acompañar al supervisado en lo relacional, como se
ha integrado al sistema, que técnicas creen que ha utilizado el supervisor para acercarse a
ellos, cómo lo han vivido, es decir, consideramos que el sistema ha de evaluar en relación
por un lado a los efectos y por otro a los afectos. Las FUNCIONES del supervisor en
esta última fase han de estar dirigidas a otorgar al supervisado de un amplio campo para
su desempeño independiente, con confianza y sin temor, acompañarlo en su despedida del
grupo y evaluar su propio proceso dentro del sistema en el que ha estado inmerso.
METODOLOGÍA: En este apartado, consideramos que al ser la fase final del proceso,
obtendremos la información sobre los supervisados a través de un instrumento con las
pautas que consideremos más adecuadas a la hora de evaluar. Sin embargo no podemos
obviar, que si el supervisor ha estado tratando con los supervisados más allá de la interac-
134
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Asunción Lillo Beneyto
ción, es necesario que cada supervisor elabore el instrumento relacional que más se acerca
a lo que él realmente ha vivido en el proceso de supervisión, cumpliendo así una de las
reglas de oro del supervisor, ser congruente con lo que se dice y con lo que se hace.
4. Conclusiones
El supervisor ha de conectar lo que no puede verse, las partes invisibles del supervisado.
En definitiva, el supervisor ha de ir más allá de la información recibida. Para conseguir este
objetivo, proponemos un listado de preguntas que le ayudarían al supervisor a alcanzar ese
proceso al que nos estamos refiriendo, pudiendo ser utilizadas también para ser respondidas
por el supervisado, en algún momento del proceso de supervisión:
¿Si sentíamos que aprendíamos que nos hizo hacer y que no nos hizo hacer? ¿Qué nos
ayuda a sentir que enseñamos? ¿Qué nos ayuda a obtener lo que nos ayuda? ¿Qué nos ayuda
a obtener éxito en la supervisión? ¿Qué nos ayuda a crear la relación con el supervisado?
¿Qué hacemos con los supervisados que promueva la relación entre ellos? ¿Qué es lo que
hacemos cuando transmitimos? ¿Qué objetivo tiene que los supervisados piensen a nivel
de contenidos (efectos) y a nivel relacional (afectos)? ¿Para qué y porqué queremos que
piensen a nivel de afectos? ¿Cómo llegamos hacer lo que decimos que hacemos? ¿Cuáles
son los trucos relacionales que utilizamos con los supervisados para fomentar su parti-
cipación? ¿Cuáles son nuestras herramientas que refuerzan la atención a la relación y la
producción de efectos? ¿Cuáles son las herramientas que nos refuerzan la autoinducción?
(son herramientas internas, aplicables a nosotros/as mismas para reforzarnos en nuestra
lectura y sentimiento sistémico). ¿Qué es lo que hacemos cuando preparamos una sesión
de supervisión? ¿Qué es lo que rige lo que hago en una sesión?¿Cuál es el programa que
organiza los programas a la hora de realizar un proceso de supervisión?¿A qué ayuda tener
un panorama de todo el proceso de supervisión desde el punto de vista cognitivo. Práctico
y afectivo? ¿Y a qué no ayuda? ¿Qué entendemos por enseñar? ¿Qué entendemos por
aprender? ¿Qué es lo que hace que seamos más capaces o menos capaces de hacer? ¿Qué
hacemos con lo que sentimos que nos hace sentir el otro? ¿Qué hacemos nosotros que nos
gusta de nosotros mismos? ¿La tensión que a veces sentimos, nos la está enviando el otro
con el que nos comunicamos? ¿Con qué criterios decidimos las responsabilidades?...
El proceso de ser un buen supervisor es tarea compleja, y no podemos obviar que en
el sistema supervisor/ supervisado, existen dos procesos, el qué ha de realizar el supervisor
y el qué realiza el supervisor junto con los supervisados.
El espacio de supervisión tendría que pretender el aprendizaje de dos experiencias de
fundamental importancia para todo ser humano: la de sentirse incluido y la de sentirse
excluido.
Los efectos y los afectos que se suceden en los espacios de supervisión ponen a prueba
diariamente la congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos.
Una pieza fundamental durante todo el proceso de aprendizaje son los patrones de
inclusión o exclusión que el supervisor en relación con el supervisado o supervisados utilice.
Es la comunicación y todo lo que la acompaña, lo que hace que las relaciones funcionen
en el sentido de provocar un sentimiento de buen trato e inclusión o un sentimiento de
mal trato y de exclusión.
Nos parece de especial importancia, por ser relevante para nuestra investigación, la
referencia que Fernández (1997: 113-116) hace a Arcelina Ribeiro y que consideramos
135
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Un Modelo Teórico Práctico para el Proceso de Supervisión en Trabajo Social
recoge lo que otros autores también citan, en relación a los supervisores: “Los supervisores
necesitan utilizar sus conocimientos sobre teoría y dinámica de grupos para la conducción y establecimiento
de grupos de supervisión. Además debe mantener el interés común hacia lo que se debe aprender y las bases
sobre las cuáles orientar el aprendizaje. Debe aceptar las ideas que se le planteen, tolerar las diferencias,
respetar el pensamiento de cada uno, pero sin aliarse con ninguno. Recoger las propuestas que hacen los
supervisados sobre un tema o actuación y devolverlo al grupo. Debe impulsar que cada miembro aporte su
propio material. Procurar que el material sea variado, nuevo y distinto a medida que el grupo va evolucio-
nando”. Pero ¿Cómo hacerlo? ¿Cuál es el funcionamiento que debe seguir el supervisor?.
El supervisor y los supervisados entran en coparticipación para un propósito específico
y por un plazo determinado. El propósito tiene como objetivo trabajar los problemas,
las dificultades con las que se encuentran los supervisados intentando reintroducir en
el sistema de supervisor/supervisados modificaciones sobre su método y su pauta de
desempeño actual. Es decir, ver a los supervisados y supervisor inmersos en un proceso
cibernético de segundo orden.
El proceso mental del sistema del supervisado será el punto de mira del supervisor, este
intentará mirar las pautas subyacentes de la retroalimentación, utilizando el concepto de
autoreferencia con el nombre clave de “circularidad”, autoobservación y la autorreflexión
de dichos sistemas.
Para los supervisores es importante poner en práctica la otra manera de contemplar
las distinciones que propone Varela y qué cita Keeney (1987: 108-109):
“eso” / “el proceso que conduce a eso”, si consideramos como supervisores, que estos
lados están relacionados entre si, por un lado, nos aproximamos al encuadre cibernético
de las distinciones entendiendo que la respuesta de un lado surge del proceso que el su-
pervisado realiza en el otro lado y viceversa y por otro lado, estás complementariedades
cibernéticas transforman la manera de conocer del supervisor consiguiendo acceder al
mundo del efecto y del afecto en el proceso de supervisión.
El supervisor ha de conseguir en cada una de las sesiones de supervisión mantenerse
durante todo el tiempo, igual que cuando miramos y conseguimos introducirnos en un
cuadro de tres dimensiones, observa, observa lo que observa, observa lo que observa
que ha sido observado y lo observan, sirviendo esa observación como información de
lo observado.
Estamos de acuerdo que cada una de las etapas del proceso de supervisión tiene unos
objetivos distintos a conseguir y para conseguirlo creemos que la mejor manera de po-
nerlo en funcionamiento es aplicando este modelo que nace de la unión de la supervisión
educativa y la Terapia Sistémica que se suele utilizar para referirse al modelo milanés de
terapia familiar, aún cuando alguna de las técnicas aquí nombradas fueron apadrinadas
por la escuela estructuralista.
Los resultados obtenidos, ofrecen un proceso de supervisión estructurado en tres
fases, donde se intenta dejar reflejado las distintas técnicas, instrumentos y herramientas
de trabajo a utilizar por el supervisor para en la fase inicial, relacionarse y acomodarse con
el sistema de supervisados. En la fase intermedia, para promover el crecimiento mutuo, la
no dependencia y conseguir crear un espacio recursivo de comprensión y entendimiento
mutuo donde se pueda cuestionan y cambiar la estructura y visión del mundo del los
supervisados y para la reflexión y la conclusión en la fase final.
136
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Asunción Lillo Beneyto
Bibliografía
Bateson,G. (1990): Espíritu y Naturaleza. Buenos Aires, Amorrortu.
Bateson,G. (1991): Pasos hacia una ecología de la mente. Argentina, Planeta en coedición
con Carlos Lohle S.A.
Boscolo,L. Cecchin,G. Hoffman,L. Penn,P. (1987): Terapia familiar sistémica de
Milán. Buenos Aires, Amorrortu.
Caillé,P. La Perrière, K. Jul, F. Checchin,G. Whitaker, C. (1988) : “De-
sarrollo personal y herramientas profesionales”, en ELKAÍM,M.(COMP), Formaciones
y prácticas en Terapia Familiar. Buenos Aires, Nueva Visión; 93 – 114.
Colomer, M. Y Doménech, R. (1991): La supervisión en trabajo social. Buenos Aires,
Humanitas.
Elkaïm,M. (comp.)(1988): Formaciones y practicas en terapia familiar. Buenos Aires, Nueva
Visión.
Fernández Barrera, J. (1997): La supervisión en el trabajo social. Barcelona, Paidós.
Haley,J. (1988): Terapia para resolver problemas. Buenos Aires, Amorrortu.
Haley,J. (1987): Estrategias en Psicoterapia. Barcelona, Toray.
Haley,J.Hoffman,L. (1993): Técnicas de Terapia Familiar. Buenos Aires, Amorrortu.
Hoffman,L. (1987): Fundamentos de la terapia familiar. México, Fondo de Cultura eco-
nómica.
Kadushin, A. (1985): Supervision in social work. New York, Columbia University Press.
Keeney, B.P. (1987): La estética del cambio. Argentina, Paidós.
Keeney,B. ROSS, J. (1985): Construcción de Terapias familiares sistémicas. Buenos Aires,
Amorrortu.
Martin-Molero, F. (1999): “Supervisión de la calidad docente”, en Revista de Educación
nº 320 (Sept.-Dic.); 141-158.
Minuchin,S. Fishman, H.Ch. (1988): Técnicas de Terapia Familiar. Barcelona, Paidós.
Minuchin,S. (1988), Familias y Terapia Familiar. México, Gedisa.
Mcgoldrick,M y Gerson,R. (1993): Genogramas en la evaluación familiar. Bar-
celona, Gedisa.
Pettes, D. (1974): La supervisión en el trabajo social: Método para formación de estudiantes y
desarrollo del staff. Madrid, Euramérica.
Satir,V. (1980): Psicoterapia Familiar Conjunta. México, La prensa Médica Mexicana.
Segal, L. (1994): Soñar la realidad. El constructivismo de Heinz Von Foerster. Barcelona,
Paidós.
Selvini Palazzoli,M. Boscolo,L. Cecchin,G. Prata,G. (1988): Paradoja y
Contraparadoja. Barcelona, Paidós.
Selvini Palozzoli,M, Boscolo,L. Cecchin, G. Prata,G. (1980): “Princi-
pios teóricos y prácticos para la conducción de una entrevista”, en Family Process, nº
19. Pags. 3 –12.
Sherif, T. ; Sánchez, E. Et Al. (1976): Supervisión en trabajo social. Buenos Aires,
ECRO.
Simon, F.B. Stierlin.H Y Wynne L.C. (1988) : Vocabulario de Terapia Familiar. Bar-
celona, Gedisa.
Speche, H.M. (1977): Supervisión en el desarrollo de la comunidad. Buenos Aires, Humanitas
137
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva
Un Modelo Teórico Práctico para el Proceso de Supervisión en Trabajo Social
Tomm,K. (1984), “One Perspective on The Milan Sistemic Approach: Part II. Description of Ses-
sion Format, Interviewing Style and Interventions”, en Journal of Marital and Family Therapy,
vol.10, nº 3. Pag. 253 – 271.
Tomm,K (1987): “ Interventive interviewing: Part I. Strategizing as a fourth guideline
for the therapist, en Family Process. Vol. 26 (1), Pag. 3 – 13.
Tomm,K (1987): “ Interventive interviewing: Part II. Reflexive questioning as a mean to
ensable self-healing, en Family Process”. Vol.26 (2). Pag. 167 –184.
Tomm,K. (1988): “ Interventive interviewing: Part III. Intending to ask circular, strategic
or reflexive questions, en Family Process”. Vol.27 (1). Pag. 1 –15.
von foerster, H.(1991): Las Semillas de la Cibernética. Barcelona, Gedisa.
Watzlawich,P. Beavin, J.B. Jackson, Don D. (1987): Teoría de la Comunicación
Humana. Barcelona, Herder.
138
Portularia Vol. VII, nº 1-2. 2007, [123-138], issn 1578-0236. © Universidad de Huelva