Resumen ComyCult Cat2 Plan 98
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Significado (Sdo)
Esta relación vertical es la significación. La relación horizontal es el valor. El valor es la
posición del signo dentro del sistema al que pertenece. El valor determina la
significación y no a la inversa. El signo no es algo positivo, es pura diferencia. Lo único
que se le pide a un signo es que no se confunda con los otros signos del sistema.
El sistema de la lengua es una configuración de signos que tienen entre sí relaciones de
valor virtuales o potenciales. La producción de frases consiste en realizar dos
operaciones: seleccionar unidades disponibles en los paradigmas de la lengua y
combinar dichos signos en sintagmas que son las frases. Se tendió a pensar los
paradigmas en una dimensión vertical y los sintagmas en una dimensión horizontal.
Los límites de la visión combinatoria
El valor de un mensaje dado es la suma de los valores de sus unidades constitutivas.
Este principio es válido en uno solo de los dos niveles. Toda lengua posee una doble
articulación. La primera articulación corresponde a las unidades de
significante/significado, dotadas de significación y de valor. La segunda articulación es
la de unidades más microscópicas, de las que se componen las unidades de la primera
articulación.
Los sistemas de signos no lingüísticos no tienen doble articulación. En estos casos, no
hay unidades estables e identificables que formen unidades más grandes por
combinación.
El modelo tridimensional: la concepción operatoria
La semiología fue forzosamente pensada como una ampliación o extensión de la
problemática lingüística. Pierce se consagró, en cambio, a construir una ciencia de los
signos, la semiótica.
La teoría de Pierce comporta tres categorías: la primeridad, la secundidad y la
terceridad. La primeridad es el modo de ser de lo que es, sin referencia a nada más. La
secundidad es el modo de ser de lo que es tal como es en relación con un segundo. La
terceridad es el modo de ser de lo que es tal como es, poniendo en relación recíproca
un segundo y un tercero. La semiótica es la ciencia de las terceridades, que son los
signos.
Si comparamos a Saussure con Pierce se podría decir que el modelo saussuriano tiene
dos componentes y el modelo de Pierce tiene tres. Lo que diferencia a los dos modelos
no es el número de componentes, sino su naturaleza. En el modelo bidimensional de
Saussure, los dos componentes son conceptualmente homogéneos e
interdependientes, se determinan recíprocamente. El modelo de Pierce no es una
tripartición, sino una tricotomía. El modelo de Pierce los componentes del signo
designan relaciones multilaterales entre los tres términos, que son de naturaleza lógica
diferente.
Para Pierce un signo tiene tres componentes o funciones, que corresponden a las tres
categorías del primero, el segundo y el tercero aplicadas dentro del universo de los
signos, que son todos terceros. El primero es el representamen o fundamento. El
segundo es su objeto. El tercero es su interpretante. Un signo o representamen es
alguna cosa (primero) que hace las veces de alguna otra cosa (segundo) para alguien
(tercero), desde algún punto de vista. Un signo es alguna cosa por cuyo conocimiento
conocemos alguna otra cosa.
El interpretante no es una persona ni un intérprete en el sentido individualizado del
término, que la circunstancia en la cual un individuo ocupa la posición de interpretante
es un caso particular de una función mucho más general. Cada uno de los
componentes de un signo es, a su vez, un signo: semiosis infinita.
Las tipologías básicas resultan del cruzamiento de la primeridad, la secundidad y la
terceridad. Tres tricotomías: en primer lugar, según si el signo en sí mismo es una
simple cualidad (primeridad), un existente (secundidad) o una ley general (terceridad);
en segundo lugar, según que la relación del signo con su objeto consista en que el
signo tiene un carácter que le es propio (primeridad), una relación existencial con ese
objeto (secundidad), o una relación con un interpretante (terceridad); en tercer lugar,
según que su interpretante se represente al signo como una posibilidad (primeridad),
como un signo de un hecho (secundidad) o como un signo de razón (terceridad). Este
cruzamiento produce diez especies de signos. La tipología más conocida es la que
clasifica los signos en términos de la relación con el objeto: íconos, índices y símbolos.
La emergencia de la problemática enunciativa
La significación de un signo o conjunto de signos producidos en una situación no es
determinable si no conocemos, de alguna manera, el sistema del cual el o los signos
producidos han sido extraídos. No puedo determinar el significado de un signo si no
conozco su valor. Si se comunican significados, se están comunicando al mismo tiempo
valores. Si para comunicar algo (significados) tengo que seleccionar y combinar, estoy
simultáneamente comunicando la selección y la combinación que he efectuado. El
sentido de un signo es inseparable de aquellos otros signos que podrían ocupar su
lugar, el sentido de un signo presente en un momento dado es inseparable de los
signos ausentes en ese momento dado.
Esta problemática comienza a elaborarse a través de la llamada teoría de la
enunciación. En la actualización de la lengua, el sujeto hablante no sólo construye un
mundo, sino que se construye también a sí mismo y a su interlocutor a través de las
operaciones de selección y combinación.
La semiótica de Pierce tenía desde su origen una vocación sociológica al presentarse
como teoría del proceso semiótico del conocimiento inserto en la temporalidad de la
historia humana. La semiología o semiótica puede entonces ser redefinida como
ciencia de la producción social del sentido.
VERÓN – LA SEMIOSIS SOCIAL (CAP. 3, 4 Y 5)
Capítulo 3: La clausura semiótica
PRODUCCION RECONOCIMIENTO
CIRCULACIÓN
PRODUCCION RECONOCIMIENTO
CIRCULACION
OPERACIONES
CIRCULACIÓN
La reducción de la relación tríadica al par (D) <> (O) es la definición misma del “efecto
ideológico”, según el cual un discurso verdadero mantiene una relación frontal con su
objeto. El efecto ideológico, inseparable del postulado del “discurso absoluto”, se
constituye por desconocimiento de la red interdiscursiva y se alimenta de la ilusión del
sujeto como fuente del sentido. Considerado en relación con sus P es el interpretante
de estas condiciones, y es solo en esta medida que constituye a O como su objeto.
Considerado en relación con sus R, por otro lado, D es signo de su objeto u R deviene
el interpretante, dentro de la relación tríadica. Considerado en su único vínculo con D,
O puede ser designado como el objeto inmediato de D. Insertado en la relación tríadica
(P-O-D), O es el objeto dinámico, porque si mi objeto “desborda” el discurso que
mantengo sobre él, es porque otros discursos han hablado ya de mi objeto. ¿Cómo se
puede determinar si O en tanto objeto de los discursos que componen el conjunto P,
es el mismo objeto O del discurso D? No se puede afirmar que sea el mismo, pero
tampoco se puede afirmar que sea diferente. En la relación metadiscurso/discurso-
objeto, el discurso del “observador” de la red (el análisis del discurso) jamás es
interpretante del discurso analizado: es siempre solamente su signo.
Capítulo 6: La red de distancias
Hay diferentes tipos de análisis del discurso. A continuación retomaremos la que fue
nuestra problemática en la primera parte del trabajo: la de lo ideológico. Si bien esta
problemática tuvo una importancia “histórica” en el análisis del discurso, no constituye
el único nivel de análisis posible. Cuando las condiciones productivas conciernen a los
mecanismos fundamentales de funcionamiento de una sociedad, tenemos frente a
nosotros 2 problemáticas: la de lo ideológico y la del poder de los discursos. Llamo
ideológico al sistema de relaciones de un discurso con sus condiciones de producción.
El análisis de lo ideológico es el análisis de las huellas, en los discursos, de las
condiciones sociales de su producción. Llamo poder al sistema de un discurso con sus
efectos. Como dimensiones de análisis de una teoría de los discursos, ideológico y
poder designan gramáticas discursivas.
Reconstituir una gramática a partir de un corpus dado, siempre implica reconocer este
ultimo como instancia de una clase. Una gramática es un modelo de reglas que
caracterizan la producción de una clase, y esta clase es infinita. Simultáneamente,
ninguna gramática será la gramática de un cierto discurso, ninguna podría ser
exhaustiva: será, por ejemplo, la gramática de lo ideológico o del poder de un discurso,
pero no su gramática discursiva en general. Pero con respecto a un texto concreto,
siempre será parcial.
Todo fenómeno social es susceptible de ser “leído” en relación con lo ideológico y en
relación con el poder. Ideológico y poder remiten a dimensiones de análisis de los
fenómenos sociales y no a “cosas” o “instancias” que tendrían un “lugar” en la
topografía social. Ahora bien, resulta evidente que las articulaciones del sistema
productivo no son de la misma naturaleza en los diferentes niveles del funcionamiento
de la semiosis social. En cada caso las condiciones de producción, de circulación y de
reconocimiento, implican mecanismos diferentes y exigen una puesta en juego de
análisis específicos.
De lo que se trata es de comprender la semiosis necesariamente investida en toda
forma de organización social. Sin esta semiosis, no es concebible forma alguna de
organización de lo social. Lo que no quiere decir que esta semiosis esté sujeta a un
principio de coherencia interna.
El aspecto esencial de nuestro esquema es la distinción entre producción y
reconocimiento. Nos hacen falta 2 tipos de modelos, estos, sin duda, tienen relaciones
sistematicas entre ellos, pero sus relaciones jamás son simples ni lineales. Esto quiere
decir que:
Porque hay que definir un nivel de pertinencia del análisis, poner el discurso en
relación con condiciones productivas determinadas
Porque, tratándose de una búsqueda de invariantes discursivos, la única
manera de hacer visibles estos invariantes es hacer variar las condiciones:
jamás se puede trabajar sobre un discurso, hay que comparar siempre
discursos sujetos a condiciones productivas diferentes. El análisis de los
discursos es siempre interdiscursivo.
Se trata de darnos los medios para encontrar el proceso tras el sentido producido, de
reconstituir la producción de a través de las marcas contenidas en los “estados” que
son los textos. La semiosis solo puede tener la forma de una red de relaciones entre el
producto y su producción, solo se la puede señalar como sistema puramente
relacional: tejido de enlaces entre el discurso y su “otro”, entre un texto y lo que no es
ese texto.
VERÓN – DICCIONARIO DE LUGARES NO COMUNES
Indicaciones para su uso
Este es el diccionario que hice para ocuparme de los discursos sociales, y por lo tanto,
de lo ideológico y del poder de los discursos. Esta lista quiere sugerir la posibilidad de
una teoría de la producción social del sentido. La lista puede dividirse en 4 grupos de
términos. El primer comprende 2 subgrupos que abarcan lo esencial del esquema del
sentido, entendido como perteneciente a un sistema productivo:
Producción/reconocimiento
Circulación
El segundo incluye y plantea como puede apreciarse el núcleo de la problemática
sociológica que nos interesa:
Ideología
Ideológico
Poder
El tercer grupo incluye el análisis de estos dos términos procuro plantear el problema
de las fronteras entre la evolución de la lingüística y el estudio de los discursos sociales:
Discursos
Lingüístico
El cuarto está dedicado a las principales nociones referentes a problemas de
metodología:
Operación
Desfase
Interdiscursividad
Lectura(s)
Texto
Semiosis
Producción/Reconocimiento
Producción/Reconocimiento son los dos polos del sistema productivo de sentido.
Llamamos circulación al proceso de desfase entre ambos. El analista del discurso
puede interesarse por las condiciones de generación de un discurso o un tipo de
discurso, se interesa en el primer caso por la gramática de producción y en el segundo
por una (o varias) gramáticas de reconocimiento. Puede interesarse por ambas.
Una gramática de producción o de reconocimiento tiene la forma de un conjunto
complejo de reglas que describen operaciones. Estas operaciones son las que permiten
definir las restricciones de generación y los resultados bajo la forma de una cierta
lectura. Puesto que el punto de partida del análisis consiste en reconstituir el proceso
de producción partiendo del “producto”.
La operación metodológica que consiste en constituir un corpus dado de discursos
permite automáticamente distinguir el corpus mismo de todos los demás elementos
que deben incluirse en el análisis pero que no están “en” el corpus. Los elementos
extradiscursivos constituyen las condiciones de la producción o del reconocimiento.
Esas condiciones contienen siempre otros discursos. Entre las condiciones esta
también aquello que el analista considerará como elementos que desempeñan un
papel determinante para explicar las propiedades de los discursos analizados.
Tratándose de la problemática de lo ideológico y del poder, esos elementos tendrán
que ver con las dimensiones fundamentales del funcionamiento de la sociedad en el
interior de la cual se produjeron tales discursos. Ahora bien, para que algo sea
considerado como condición de producción de un discurso es necesario que haya
dejado huellas en él. Puesto que todo texto es un objeto heterogéneo y constituye el
lugar de encuentro de una multiplicidad de sistemas de determinación diferentes es
posible construir tantas gramáticas como maneras haya de abordar el texto.
Circulación
El concepto de circulación designa el tejido intermediario del sistema. El aspecto
circulación no implica un tipo de lectura. Porque la circulación, en lo que concierne al
análisis de los discursos, solo puede materializase en la forma de una diferencia entre
la producción y los efectos de los discursos. Una superficie discursiva está compuesta
por marcas que pueden interpretarse como huellas de las operaciones de
engendramiento o como huellas que definen el sistema de referencias de las lecturas
posibles de ese discurso en reconocimiento. Pero no hay huellas de la circulación.
Las condiciones de la circulación con extremadamente variables, según el tipo de
soporte del discurso y según la dimensión temporal que se tome en consideración. En
el primer caso, las condiciones de la circulación dependen de las condiciones de
funcionamiento de la sociedad en un momento dado. En el segundo caso, la
circulación llega a ser una dimensión propiamente histórica, que remite a la historia
social de los discursos. Si bien el concepto de circulación es aparentemente el más
“evanescente” (la circulación no deja huellas) es la que le confiere su dinámica al
modelo.
Ideología(s)
En las ciencias sociales, el principal problema es que uno procura delimitar el empleo
de ciertos conceptos dentro de un marco teórico, pero esos conceptos existen también
fuera de tal marco, es decir, en el seno de las prácticas sociales. Es el caso de la noción
de ideología. Si nos declaramos interesados en constituir una “teoría de las ideologías”,
estamos empleando un término que, en otro nivel, forma parte del objeto que nos
interesa. Pues el funcionamiento de las ideologías no es ajeno a su denominación.
¿Cómo tomar distancia del uso “social”, precientífico de esta noción? El corte con el
empleo debe hacerse en virtud de la diferencia entre “ideología” e “ideológico”. No se
trata de renunciar al término, sino de reservarle un empleo descriptivo y no teórico.
Ideología designaría una formulación histórica en el sentido de “sistema de ideas,
filosofía del mundo y de la vida de una sociedad o de una clase”. Si uno le atribuye una
condición puramente descriptiva el empleo del término no parece peligroso.
Solamente desde el punto de vista teórico hay que tener presente que la existencia
social, histórica, de estos objetos no es ajena al hecho de reconocerlos como tales. Por
ello es aconsejable no olvidar tampoco el plural de ese término. Lo que nos ocupa no
es la ideología, sino las ideologías. Es mejor indicar el paso al nivel teórico mediante un
cambio del término.
Ideológico
Lo ideológico designa una dimensión de análisis del funcionamiento social. Estamos
ante lo ideológico cada vez que una producción significante se aborda en sus
relaciones con los mecanismos de base del funcionamiento social entendidos como
restricciones al engendramiento del sentido. Ideológico es el nombre del sistema de
relaciones entre un discurso y sus condiciones (sociales) de producción. El análisis
ideológico es el estudio de las huellas que las condiciones de producción de un
discurso han dejado en la superficie discursiva.
Por el hecho de ser una dimensión, lo ideológico está en todas partes. Lo ideológico no
es algo del orden de la “superestructura”: es una dimensión que atraviesa toda la
sociedad. Pero afirmar que lo ideológico esta en toda partes no es lo mismo que decir
que todo es ideológico. Se producen muchas otras cosas además de lo ideológico.
Lo ideológico no tiene nada que ver con la problemática de lo verdadero y lo falso, ni
tampoco con nociones como ocultación, falsa conciencia o deformación de lo “real”. El
discurso “absoluto” existe pues como efecto discursivo. Es decir: aunque todo discurso
este sometido a determinadas condiciones de producción, hay algunos que se
presentan como si no lo estuvieran: es fácil advertir que, en realidad, el efecto de
sentido de ese discurso no es otra cosa que el efecto de poder de un discurso.
El análisis ideológico de la producción social de sentido no es otra cosa que la
búsqueda de las huellas que invariablemente dejan esos niveles del funcionamiento
social en los discursos sociales. Ello no implica que todo lo que se pueda encontrar en
los discursos remita a esos niveles fundamentales de la sociedad, por eso aparte de la
lectura ideológica, un discurso permite muchas otras lecturas. Lo ideológico, como el
sentido en general, se produce como desfase, como diferencia interdiscursiva. Pero en
la medida en que lo ideológico tiene la jerarquía de una gramática de producción de
discursos, nunca podría definirse en el nivel de los contenidos.
Poder
El término “poder” designa el sistema de relaciones entre un discurso y sus
condiciones (sociales) de reconocimiento. Se refiere a la problemática de los efectos de
sentido de los discursos. La noción de poder define una dimensión de todo discurso, no
debe confundirse la problemática del poder con la problemática de lo político, esta
última concierne a un tipo de discurso. “Poder” e “ideológico” son dos problemáticas
estrechamente ligadas entre sí: el poder de un discurso no es ajeno a los mecanismos
significantes que resultan de las operaciones discursivas que a su vez derivan de las
condiciones ideológicas de producción. Pero los dos problemas no son el mismo.
¿Cómo se materializa pues el poder de un discurso? El poder solo puede estudiarse a
través de sus efectos, que a su vez, es otro discurso.
Discursos (análisis de los)
En primer lugar, la noción de “discurso” designa todo conjunto significante
considerado como tal sean cuales fueren las materias significantes en juego.
En segundo lugar, la expresión se emplea en plural: “análisis de los discursos”, con lo
cual se busca señalar una diferencia respecto al “análisis del discurso” que concibe el
discurso como homólogo de la lengua. Lo que se produce, lo que circula y lo que
engendra efectos en el seno de una sociedad constituye siempre discursos.
En tercer lugar, el termino discurso destaca cierto enfoque. “Texto” y discurso no son
lo mismo, texto es una expresión equivalente a “conjunto significante” con ese
término se designa a un paquete de materias significantes. “Análisis discursivo” implica
ya cierto número de postulados que hacen que el texto no se aborde de cualquier
modo. Los siguientes son los más importantes de tales postulados:
1. Ya sea en relación con las reglas de su producción o de su reconocimiento, las
huellas que se encuentran en la superficie de un discurso corresponden a
operaciones que no pueden reducirse a la suma de las propiedades de las
unidades-enunciados que componen el discurso.
2. Poner en una secuencia discursiva las operaciones que han de describirse,
partiendo de las huellas dejadas en la superficie, implica relaciones “a
distancia”. El discurso tiene un espesor témpora-espacial que le es propio.
3. Una misma marca identificada en dos puntos diferentes de la secuencia
operativa de un texto, puede ser la huella de dos operaciones subyacentes
distintas.
4. En el caso de ciertos soportes, la distribución en el espacio es tan importante
como la ubicación dentro de la secuencia. Existe una organización significante
del espacio del discurso. Esta idea remite a una problemática: la de la
materialidad del sentido incorporado.
5. El análisis discursivo trabaja sobre las disparidades intertextuales, se interesa
por las diferencias entre discursos, un texto no puede analizarse “en sí mismo”,
sino únicamente en relación con las invariantes del sistema productivo de
sentido. Por ello el procedimiento comparativo es el principio básico del análisis
de los discursos.
Lingüístico (análisis)
Para muchos lingüistas, la lingüística no puede ir más allá de los límites de la
proposición. En efecto, la lingüística trabajo con fragmentos de discurso, pero en la
mayor parte de los casos considerara esos fragmentos independientemente de toda
situación de circulación de tales discursos e independientemente de los contextos
discursivos en los que podrían situarse dichos fragmentos. El análisis de los discursos
se interesa principalmente por la ubicación del sentido en el espacio y el tiempo. En
consecuencia, las operaciones que procura identificar y describir no pueden reducirse
a componentes de unidades-proposiciones.
Ahora bien, nada le impide al lingüista interesarse por las descripciones de
operaciones transfrásicas. ¿Quedaría abolida así la distinción entre análisis lingüístico y
análisis de los discursos? Aparentemente aún subsiste una diferencia. Porque la
tendencia del lingüista es la de trabajar sobre marcas, sin interpretarlas como huellas
de las restricciones de origen social que sufrió la producción, es decir,
independientemente del contexto discursivo.
Operación
Cuando se analizan los discursos se describen operaciones. Una superficie textual está
compuesta por marcas. Esas marcas pueden interpretarse como las huellas de
operaciones discursivas subyacentes que remiten a las condiciones de producción del
discurso y cuya economía de conjunto definió el marco de las lecturas posibles, el
marco de los efectos de sentido de ese discurso. De modo que las operaciones mismas
no son visibles en la superficie textual: deben reconstruirse partiendo de las marcas de
la superficie.
El modelo de una operación está compuesto por 3 elementos: un operador, un
operando y la relación entre ambos. Sobre la base de ese modelo mínimo, se impone
hacer ciertas observaciones: