El Teatro Desde 1939 Hasta Nuestros Días

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El teatro desde 1939 hasta nuestros días

ESQUEMA

 Introducción
 Años 40
- El teatro de continuidad
- El teatro del humor
- El teatro existencialista
 Años 50
- El teatro realista (Social, de protesta y denuncia)
 Años 60 y 70
- El teatro vanguardista
 El teatro desde 1975 a la actualidad

INTRODUCCIÓN

Al finalizar la Guerra Civil Española, nuestro teatro se encuentra con tres graves
problemas:

- Por un lado, el agravamiento de los condicionantes comerciales del género


teatral: la crisis económica hace que solamente los más poderosos puedan
asistir a las representaciones, y la censura impide todo contenido político
crítico en las obras.
- Por otra parte, se produce un corte muy profundo con respecto a lo que
había sido el teatro con anterioridad a la Guerra, debido a la muerte de
algunos de los grandes maestros (Valle – Inclán, Unamuno y García Lorca) o
al exilio de otros (Max Aub, Alejandro Casona, Rafael Alberti). Esta ruptura
se produce, sobre todo, con las tendencias más innovadoras, mientras que
el teatro comercial continúa en la misma línea, ya que no supone un peligro
para nadie.
- Por último, se habla del inicio de una crisis del teatro que puede explicarse
por varias razones: la primera, al no quedar grandes autores españoles a
causa de la muerte o el exilio, los empresarios recurren a traducciones de
obras de autores extranjeros, con lo que los jóvenes dramaturgos españoles
encuentran más dificultades a la hora de estrenar sus obras. La segunda, el
cine se convierte en el gran espectáculo de masas y desplaza al teatro en los
gustos del público.
AÑOS 40

El teatro de continuidad

Así denominó a estas obras Francisco Ruiz Ramón en su Historia del teatro
español, y las caracterizó con los siguientes rasgos:

- Continúa la comedia de salón de Jacinto Benavente.


- Ideológicamente se caracterizan por la defensa de los valores tradicionales:
Dios, patria y familia.
- Introduce siempre una ligera crítica de costumbres (hipocresía
principalmente).
- Técnicamente se puede caracterizar por el uso de una escenografía realista,
por el seguimiento de las normas aristotélicas (tres unidades, estructura,
etc.) y por la búsqueda de la perfección formal.

El teatro del humor

Dentro del teatro de intención humorística nos encontramos con dos manifestaciones
principales:

- Un teatro cómico que busca la risa fácil con técnicas tradicionales y que continúa
las formas anteriores a la Guerra Civil.
- Pero la manifestación más interesante durante este periodo es la de un teatro que
busca renovar la risa, el teatro del absurdo, intentando provocarla mediante
situaciones, personajes, argumentos y lenguaje inverosímil, casi absurdo. Esta
forma de hacer teatro había sido iniciada antes de la Guerra por Jardiel Poncela
con Cuatro corazones con freno y marcha atrás en 1936 o Eloísa está debajo de un
almendro de 1940. También en este apartado destaca Miguel Mihura en cuyas
obras los protagonistas son hombres pusilánimes que suelen ser engañados o que
se dejan arrastrar por las circunstancias. Su obra más crítica es Tres sombreros de
copa de 1932.

El teatro existencialista

Se da a caballo entre la década de los 40 y los 50. Se llama así al conjunto de obras que
pretenden representar los conflictos existenciales del ser humano (soledad, incomunicación,
falta de sentido vital, melancolía, frustración, fluir del tiempo,…). Junto a estas preocupaciones
existenciales aparecerán las preocupaciones sociales, pero en estos primeros años no será fácil
exponer la crítica y la denuncia social en las obras debido a la presión de la censura. Dentro de
esta tendencia debemos considerar dos posturas:

- El teatro posibilista, representado por Antonio Buero Vallejo e iniciado en 1949


con Historia de una escalera. Este teatro introduce la denuncia social de una forma
indirecta para burlar la censura del momento.
- El teatro radical, que ejerce la denuncia política directamente. El mejor
representante es Alfonso Sastre que se inicia a partir de 1953 con Escuadras hacia
la muerte. Se trata de un teatro irrepresentable en aquellos momentos debido a la
censura. Se le llama también teatro imposibilista.

El teatro realista (social, de protesta y de denuncia)

A partir de 1955 se puede decir que aparece el teatro social en España, aunque ya
había habido manifestaciones anteriores, como es el caso de las obras de Buero Vallejo y
Alfonso Sastre. La aparición de estas obras de contenido crítico y denunciador es posible
gracias a tres razones:

- La necesidad de que el teatro exprese los problemas del momento. Esta necesidad
fue general para todos los autores españoles del momento, independientemente
del género literario que cultivaran.
- Aparición de un nuevo tipo de público, joven y universitario, que pide un nuevo
concepto de teatro, crítico con la situación histórica que vive España.
- Y, por supuesto, la relajación de la censura, que permite el estreno de estas obras
políticamente comprometidas.

Los temas principales de este periodo serán dos: la denuncia de la injusticia y la


desigualdad social, y la alienación de los seres humanos en el nuevo orden social. Entre los
recursos técnicos que definen las nuevas obras conviene destacar los siguientes:

- Realismo directo.
- Realismo que recupera elementos de las comedias de costumbres de Carlos
Arniches (ambientación popular, lenguaje sencillo).
- Uso de técnicas esperpénticas que deforman la realidad: animalización de los seres
humanos, cosificación de los personajes, degradación de los protagonistas, etc.
- Expresionismo y simbolismo.

Este tipo de teatro se irá extendiendo a los largo de las siguientes décadas.
Dramaturgos pertenecientes a este tipo de teatro tenemos a Lauro Olmo, Antonio Gala, José
Martín Recuerda o Carlos Muñiz.

AÑOS 60 Y 70

El teatro vanguardista

A mediados y finales de los 60 se produjo una eclosión experimental en el teatro


similar a la que se dio en la poesía y la novela. Esta renovación se produce abandonando el
realismo para realizar obras más expresionistas, que concedían mayor importancia a otros
factores teatrales que no fueran el texto. Este tipo de teatro se solía quedar al margen de los
circuitos comerciales habituales y tuvieron que encontrar otras vías de distribución y estreno.
Se dan dos tipos de vertientes:

- Autores individuales que crean un teatro “underground” y heredero de las


vanguardias y el absurdo, como es el caso del teatro recargado de Francisco Nieva
o el teatro de pánico de Fernando Arrabal en obras como Pic – Nic o Cementerio de
automóviles, mezcla de lo absurdo con lo cruel que irá adquiriendo cada vez un
tono más político y donde se daba mucha importancia a elementos plásticos y
sonoros o se usaba de forma novedosa el espacio escénico.
- Grupos independientes, surgidos en los años 60, que crearán sus propios
espectáculos de diverso tipo, como Els Joglars, Els Comediants, La Fura del Baus,
Akelarre o La Cuadra.

TEATRO DESDE 1975 A LA ACTUALIDAD

Con la llegada de la democracia, finaliza la censura y regresaron los escritores exiliados.


Además, se abordará el tema de la Guerra Civil de forma abierta y realista., tanto desde la
comedia como desde el drama, con obras como Las bicicletas son para el verano (1984), de
Fernando Fernán Gómez, sobre los recuerdos de adolescencia del autor durante la guerra, y
¡Ay, Carmela! (1986), de José Sanchís Sinisterra, una agridulce historia de unos actores en
medio de la guerra. Surgen también autores realistas que abordarán problemáticas del
momento, como la expansión de las drogas en los años 80 en Bajarse al moro (1985), de José
Luis Alonso de Santos.

De forma general, el teatro queda dividido entre las representaciones del teatro
nacional, con obras clásicas realizadas con grandes montajes, el teatro más tradicional y
realista, de corte comercial y fácil para el público, y un tipo de teatro expresionista y
vanguardista que sigue siendo desarrollado por grupos independientes y minoritarios. Algunos
autores relevantes son Emilio Ballesteros, con La eternidad y el vampiro de 2007; Juan Antonio
Mayorga, con El chico de la última fila (2006); Ernesto Caballero, Gracia Morales, Ignacio del
Moral o Carmen Resino.

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