Su-067 de 2023
Su-067 de 2023
Su-067 de 2023
CORTE CONSTITUCIONAL
Sala Plena
SENTENCIA
En el trámite de revisión del fallo de tutela del 25 de enero de 2022, dictado por
la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, en el sentido de negar el amparo
de los derechos fundamentales de Daniela, el cual fue confirmado mediante
providencia del 25 de mayo del mismo año, proferida por la Sala Civil de la
Corte Suprema de Justicia1.
I. ANTECEDENTES
2
Existe un universo de identidades de género que no son susceptibles de categorizaciones exhaustivas debido
a que la significación de las categorías de género fluctúa constantemente ante la “posibilidad de ser revaluadas
a partir de la experiencia personal y del discurso aceptado por el colectivo social” . La Corte Constitucional y
la CIDH han clasificado las vivencias y experiencias, en función de su correspondencia con determinadas
normas de género socialmente establecidas, en: (i) identidades “cisgénero”; (ii) identidades de género
“diversas”; y (iii) identidades “ancestrales”. Las identidades transgénero. El término trans es un término
“paraguas” usado para describir las diferentes variantes de identidad de género de las personas cuya expresión
no coincide con las identidades socialmente establecidas para el género o sexo del nacimiento. Dentro de esta
categoría se encuentran, de un lado, las “femineidades trans” , que abarcan las vivencias de género de aquellas
personas comúnmente conocidas como “mujeres trans”, cuyo sexo al nacer fue masculino/hombre, pero su
identidad “se inscribe en el ámbito de lo social y culturalmente construido, concebido y leído como femenino”
. De otro lado, las “masculinidades trans” , con las que se identifican aquellas personas conocidas como
“hombres trans”, cuyo sexo al nacer es femenino/mujer, pero su identidad de género corresponde al ámbito de
lo social y culturalmente construido, concebido y leído como masculino . Por último, las personas de identidad
“no binaria” son aquellas que se identifican con vivencias que no se encuadran en lo social y culturalmente
definido como femenino o masculino. Cfr. Sentencia SU-440 de 2021.
3
En una de las intervenciones que presentó ante la Corte Constitucional, Daniela remitió copia de las
resoluciones por medio de las cuales la Universidad Santiago de Cali le concedió “matrícula de honor – 1
puesto”. Cfr. Memorial de intervención ante la Corte Constitucional del 10 de febrero de 2023, pp. 2 a 6.
4
Memorial de intervención ante la Corte Constitucional del 10 de febrero de 2023, p. 10.
5
La accionante informó que el 25 de diciembre de 2022 radicó ante el Ministerio del Interior, en la Dirección
de Asuntos para Comunidades Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras, la solicitud de
reconocimiento como persona afrodescendiente. Cfr. Memoriales de intervención ante la Corte Constitucional
del 21 de noviembre de 2022 y del 10 de febrero de 2023, pp. 12 y 10 y 11, respectivamente.
6
La tutelante informó de la condición de salud de su madre, dentro de la que vale la pena resaltar episodios
depresivos, trastornos de humor y trastornos afectivos bipolares. Memorial de intervención ante la Corte
Constitucional del 10 de febrero de 2023, pp. 7 y 8 y documento “HISTORIA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA
ZOILA ROSA MORALES”, p. 2.
7
Cfr. Demanda ordinaria laboral y la respectiva contestación ((Expediente ordinario laboral, fls. 60 y 112).
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
23
Cfr. Ib. fls. 60. 69.
24
Ib. fl. 61.
25
Ib. fls. 242 a 248.
26
Ib. fl. 303.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
27
El Tribunal aceptó que en el expediente se probó una disfunción renal bilateral y de un trastorno depresivo,
pero señaló que no se aportaron pruebas que permitan certeza de que el empleador sabía de estas patologías.
28
Cfr. Expediente ordinario laboral, fl. 488.
29
Por “derivación”, se alegó la infracción de los artículos 5 y 26 de la Ley 361 de 1.997, 7° del Decreto 2463
de 2.001. Además, “correlativamente” se estimaron quebrantados los artículos 164, 165, 176 del Código
General del Proceso, 31 del Código Civil, 145 del CPTSS, y 29, 53 y 230 de la Constitución Política.
30
“correlativamente”, alegó violados los artículos 60 y 61 del CPTSS, 11 del CGP, 9, 13 y 2 del CST y 2, 13,
25, 29, 47, 53, 54 y 228 de la Constitución Política.
31
Expediente ordinario laboral, fls. 496 y 497.
32
Ib. fl. 499.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
17. Acción de tutela previa al inicio del proceso ordinario laboral. La Sala
considera importante precisar que Daniela inició una acción de tutela en contra
de su empleador con el objetivo de que se declarara la ineficacia de la
terminación unilateral del contrato de trabajo y se dispusiera su reintegro, la
cual se declaró improcedente por la existencia de otro medio de defensa
judicial33. Este mecanismo de defensa judicial fue ejercido luego por la
accionante y en él se profirieron los fallos objeto de la acción de tutela de la
referencia.
20. La Comisión Seccional de Disciplina Judicial del Valle del Cauca declaró
la caducidad de la acción disciplinaria, en proveído del 27 de julio de 2022.
Para tales fines, se tuvo en cuenta que habrían pasado más de cinco años desde
la ocurrencia de los hechos, en aplicación de lo dispuesto en los artículos 29 y
30 de la Ley 734 de 2002, modificados por la Ley 1474 de 2011.
22. Para tales fines, luego de explicar por qué entendió configurados los
requisitos de procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales,
la accionante expuso tres líneas de argumentación: (i) que la autoridad judicial
accionada incurrió en defecto fáctico, pues valoró indebidamente unas pruebas
y, además, omitió otras relevantes para la decisión; (ii) que se impuso la
33
Sentencias del 21 de abril y el 3 de junio de 2014, dictadas, respectivamente, por los juzgados Cuarto Civil
Municipal de Palmira y Quinto Civil del Circuito de Palmira. Cfr. Expediente ordinario laboral, fls. 187 a 203.
34
Informe de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, elaborado el 21 de noviembre de 2022.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
23. La ciudadana tutelante pidió tener en cuenta que, durante la ejecución del
contrato de trabajo, “nunca recib[ió] un llamado de atención NI VERBAL NI
ESCRITO”35 por parte de su empleador. Por el contrario, aseguró, su
desempeño siempre fue excelente, “motivo por el cual los médicos de la clínica
(…) [la] eligieron para que (…) los represent[ara] frente al COMITÉ DE
ÉTICA DE LA CLÍNICA [GENERAL]”36. Igualmente, la tutelante resaltó los
actos de discriminación de los que fue víctima por parte de algunos de sus
compañeros y jefes, consistentes en palabras y tratos despectivos y humillantes,
actos de bullying por los “incipientes cambios físicos”37 de su cuerpo, ajustes
intempestivos de los turnos de trabajo, limitaciones injustificadas en los turnos
de descanso y alteraciones anormales en las funciones asignadas, sobre los
cuales la Sala Plena entrará en detalle posteriormente (infra secc. II, num. 4).
35
Demanda de tutela, p. 4.
36
Ib.
37
38
Ib. p. 4.
39
Cfr. Demanda de tutela, p. 16.
40
Mediante auto del 14 de enero de 2022, el juez de tutela de primera instancia admitió la demanda.
41
Escrito de intervención, p. 1.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
42
Ib. p. 2.
43
El titular actual del Despacho informó que el juez que emitió el fallo acusado presentó renuncia al cargo.
44
Escrito de intervención, p. 3.
45
Escrito de intervención, p. 2.
46
Ib. p 3.
47
Ib. p. 2.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
33. El juez de tutela a quo consideró que las autoridades judiciales accionadas
no desconocieron el precedente judicial sobre la condición de debilidad
manifiesta. Aseguró que “las personas que integran el colectivo LGBTI han
sido históricamente un grupo poblacional discriminado y excluido
socialmente, y que por ello merecen una mayor protección por parte del
Estado”49. Con todo, aclaró, la orientación sexual e identidad de género de los
trabajadores no es un supuesto fáctico suficiente para estructurar el derecho a
la estabilidad laboral reforzada.
35. La actora aseguró que, contrario a lo que dijo el juez de primera instancia,
en el expediente sí hay prueba de la discriminación alegada, particularmente,
señaló que hay elementos de juicio que muestran diversos tratos
discriminatorios por parte de sus compañeros y empleador. A este último lo
calificó como una “entidad de estirpe católica religiosa conservadora (…)”50.
48
Sentencia de primera instancia, p. 8.
49
Ib. pp. 9 y 10.
50
Escrito de impugnación, p. 7.
51
En el fallo se lee: “Dicho operador de justicia no tuvo el cuidado suficiente para formular sus preguntas a
los terceros deponentes, y ello, sin duda, provocó en su momento una afectación a los derechos de la ahora
quejosa, quien con toda la razón ha pregonado en esta especialísima senda haber recibido un trato ofensivo
en la prenotada diligencia judicial. No es tolerable para esta Corporación tan abierta falta al deber de respeto
hacia las partes contendientes, el cual le asiste a todo fallador.” Cfr. Sentencia de segunda instancia, p. 10.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
38. Para el juez de amparo, las pruebas del expediente daban cuenta de que (i)
las enfermedades de la accionante no comportaban estabilidad laboral
reforzada; (ii) el despido no fue discriminatorio; (iii) la pérdida de la capacidad
laboral tuvo fecha de estructuración “posterior al despido”; y (iv) no se probó
que el empleador tuviera conocimiento de los “eventos médicos” alegados. En
ese sentido, concluyó que, sin “dejar de lado el derecho a la identidad de
género y, por ende, la especial protección de la aquí gestora, en su condición
de mujer transgénero”54, es difícil desaprobar de plano o calificar como
absurdos o aviesos los planteamientos de la autoridad de casación accionada.
52
Sentencia de segunda instancia, p. 8.
53
Ib.
54
Ib.
55
Ib. p. 9.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
47. Con todo, manifestó que Coomeva EPS perdió la habilitación para prestar
el servicio de salud a partir del 31 de enero de 2022. Agregó que, con ocasión
de lo anterior y desde el día siguiente, Daniela fue trasladada a la EPS Sánitas.
56
En auto del 9 de noviembre de 2022, se dispuso: “OCTAVO. Por medio de la Secretaría General, OFICIAR
a la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, para que, en el término de tres (3) días hábiles, contados
a partir del recibo de la presente providencia, le informe a este Despacho si ha sido notificado de la solicitud
presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por parte de Daniela (…); y, en caso de
ser afirmativa la respuesta, remita los documentos enviados con destino al proceso surtido ante el referido ente
internacional”.
57
En auto del 9 de noviembre de 2022, se dispuso: “SEGUNDO. Por medio de la Secretaría General,
OFICIAR a la EPS Coomeva en Liquidación y a Coomeva Medicina Prepagada, para que, en el término de
cinco (5) días hábiles, contados a partir del recibo de la presente providencia, remita a este Despacho: (i)
copia de la historia clínica de Daniela (…); (ii) copia de las incapacidades reconocidas a la ciudadana antes
referida; y (iii) los demás documentos clínicos que estime relevantes”.
58
Ib.
59
En auto del 9 de noviembre de 2022, se dispuso: “SÉPTIMO. Por medio de la Secretaría General, OFICIAR
a la Comisión Seccional de Disciplina Judicial del Valle del Cauca, para que, en el término de tres (3) días
hábiles, contados a partir del recibo de la presente providencia, le informe a este Despacho el estado del
proceso disciplinario surtido en contra de Héctor Hugo Bravo, juez segundo laboral del Circuito de Palmira,
ocasionado, al parecer, por la compulsa de copias que hiciere el Tribunal Superior de Buga, ante la posible
configuración de conductas discriminatorias en contra de Daniela (…)”.
60
En auto del 9 de noviembre de 2022, se dispuso: “NOVENO. Por medio de la Secretaría General, OFICIAR
a la Secretaría de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, para que, en el término de tres (3) días
hábiles, contados a partir del recibo de la presente providencia, remita el expediente digital completo de la
acción de tutela de la referencia, (…), en el que funge como accionada la Sala de Casación Laboral de la Corte
Suprema de Justicia y como accionante, la ciudadana Daniela (…)”.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
61
En auto del 9 de noviembre de 2022, se dispuso: “SEXTO. Por medio de la Secretaría General, OFICIAR
a la Junta Regional de Calificación de Invalidez del Valle del Cauca, para que, en el término de tres (3) días
hábiles, contados a partir del recibo de la presente providencia, remita a este Despacho copia de la historia
clínica de Daniela (…)”.
62
En auto del 9 de noviembre de 2022, se dispuso: “TERCERO. Por medio de la Secretaría General, OFICIAR
a la ciudadana Daniela, para que, en el término de tres (3) días hábiles, contados a partir del recibo de la
presente providencia, le informe a este Despacho: (i) cuál es su estado actual de salud; (ii) si recibió algún
tipo de indemnización al momento de la terminación del contrato de trabajo; (iii) en qué consistieron los actos
de “burla y bullying” a los que fue sometida, particularmente, los referidos en el numeral 11 de los hechos de
la demanda de tutela; (iv) en qué consistieron los actos de “represalias de acoso” a los que fue sometida,
particularmente, los que menciona en el numeral 13 de los hechos de la demanda de tutela; y (v) cuál es el
estado actual de la solicitud que elevó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Adicionalmente, OFICIAR a la mencionada ciudadana, para que remita a este Despacho copia de: (vi) sus
antecedentes médicos y los documentos clínicos que considere relevantes; (vii) prueba de las incapacidades y
comunicaciones que radicó ante su otrora empleador; y (viii) el concepto al que se refiere en el numeral 60 de
los hechos de la demanda de amparo de la referencia”.
63
Segundo escrito de intervención, p. 10.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
52. La Sociedad Global64 guardó silencio, pese a que fue notificada de los
dos autos de pruebas, en dos ocasiones diferentes65.
64
En auto del 9 de noviembre de 2022, se dispuso: “CUARTO. Por medio de la Secretaría General, OFICIAR
a la Sociedad Global, para que, en el término de tres (3) días hábiles, contados a partir del recibo de la presente
providencia, le informe a este Despacho: (i) las causas de terminación de la relación laboral que tenía con
Daniela (…); (ii) si la referida trabajadora tuvo llamados de atención o procesos disciplinarios documentados;
(iii) cuáles fueron las áreas o dependencias en las que trabajó la médica [tutelante] y cuáles eran las razones
por las que ella fue trasladada entre las dependencias de cirugía ortopédica, urgencias y hospitalización
durante el año 2012, luego de que iniciara el proceso de transición de género; (iv) cuáles son los criterios con
los que se determinaba, entre los años 2011 y 2014, la asignación de turnos nocturnos y la distribución de días
de descanso del personal médico de la [Clínica General] de la Ciudad de Palmira; (v) si se realizaron los
exámenes de retiro de la mencionada trabajadora y, de no haberse practicado, las razones por las que los
mismos no se llevaron a cabo; y (vi) si entre los años 2011 y 2014 se terminaron unilateralmente otros contratos
de trabajo del personal médico de la [Clínica General] y, de ser afirmativa la respuesta, cuántos y cuáles
fueron las razones de tales terminaciones unilaterales. // QUINTO. Por medio de la Secretaría General,
OFICIAR a la Sociedad Global, para que, en el término de tres (3) días hábiles, contados a partir del recibo
de la presente providencia, remita a este Despacho copia de: (i) el expediente laboral de Daniela (…) y, de ser
el caso, los llamados de atención que se le efectuaron y los procesos disciplinarios adelantados en su contra;
(ii) las incapacidades clínicas de la accionante; (iii) si fueron practicados, los resultados de los exámenes
médicos de retiro de la tutelante; (iv) la respuesta a la solicitud que Daniela asegura haber radicado ante el
director médico de la [Clínica General], informando su diagnóstico de insuficiencia renal, relacionada en el
numeral 14 de los hechos de la demanda de amparo de la referencia; y (v) los manuales y directrices de
funciones y tareas del personal médico vigentes entre los años 2011 y 2014, particularmente, el de los
profesionales que la Unidad de Cuidados Intensivos de la [Clínica General] de la Ciudad de Palmira, así como
el de los otros establecimientos, sucursales o agencias registrados ante la Cámara de Comercio de Cali.”.
65
En los autos del 9 de noviembre de 2022 y el 7 de febrero de 2023, se dispuso la notificación al correo
electrónico reportado en el certificado de tradición y libertad aportado al expediente ordinario laboral y,
adicionalmente, a la dirección física actual de la empresa. Adicionalmente, en auto del 8 de febrero de 2023, se
ordenó la notificación de las actuaciones al correo personal de la apoderada de la sociedad.
66
En auto del 9 de noviembre de 2022, se dispuso: “DÉCIMO. Por medio de la Secretaría General, OFICIAR
a las facultades de medicina de las universidades Nacional, de Antioquia y de los Andes , para que si a bien
lo tienen, dentro del término de diez (10) días, contados a partir del recibo de la presente providencia, le
informen al Despacho: (i) en qué consiste la disforia de género y cuáles son las principales consecuencias de
esta en la vida de una persona; (ii) si la disforia de género puede estar asociada con cuadros de depresión y
cuáles son las consecuencias de estos y aquella en la vida laboral de una persona; y (iii) en qué consiste la
insuficiencia renal crónica y cuáles son las principales consecuencias de esta en la vida de una persona”.
67
Se presentó un concepto conjunto del Grupos de Acciones Públicas (Gapi) y el Observatorio para la Equidad
de las Mujeres (Oem).
68
Se presentaron dos conceptos: uno del Semillero de Investigación Trabajo y Derecho (SITD) y otro del
Programa de Acción por la Igualdad y la Inclusión Social (PAIIS).
69
La Corte Constitucional les pidió a varios intervinientes que se pronunciaran sobre las siguientes tres
temáticas: (i) relaciones laborales en las que están involucradas personas transgénero; (ii) enfoque diferencial
y alcance de la estabilidad laboral reforzada para las personas transgénero; y (iii) experiencias internacionales
y estándares de derechos humanos aplicables al reconocimiento, garantía y protección de los derechos laborales
de la población transgénero.
70
Regulado en el inciso 1º del artículo 64 del Acuerdo 2 de 2015.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
II. CONSIDERACIONES
71
Cfr., sentencias SU-572 de 2019, SU-566 de 2019, SU-454 de 2019, SU-020 de 2020 y SU-388 de 2022.
72
(i) Que se acredite legitimación en la causa; (ii) que no se cuestione una sentencia de tutela –salvo casos
excepcionales–; (iii) que se acredite una carga suficiente de motivación en cuanto al cumplimiento de las
exigencias de procedibilidad y en cuanto a los presuntos defectos de que adolece la providencia que se
cuestiona; (iv) que se acredite un ejercicio oportuno –inmediatez–; (v) que se cumpla la exigencia de
subsidiariedad, en cuanto a que se agotaron todos los medios de defensa judiciales disponibles para cuestionar
los presuntos defectos de que adolece la providencia; y (vi) que se justifique la relevancia constitucional del
cuestionamiento y, por tanto, el carácter decisivo de las irregularidades que se alegan, en cuanto a la previsible
modificación sustancial del sentido de la providencia que se cuestiona.
73
Esto es, si la providencia adolece de un defecto (cfr., de manera general, la sentencia C-590 de 2005) material
o sustantivo (cfr., entre muchas otras, las sentencias SU-448 de 2011, SU-424 de 2012, SU-132 de 2013, SU-
230 de 2015, SU-116 de 2018 y SU-060 de 2021), fáctico (cfr., entre muchas otras, las sentencias SU-159 de
2002, SU-226 de 2013, T-385 de 2018 y SU-405 de 2021), procedimental (cfr., entre muchas otras, las
sentencias SU-173 de 2015, SU-215 de 2016 y SU-041 de 2018), orgánico (cfr., entre otras, las sentencias T-
929 de 2008, SU-447 de 2011, SU-770 de 2014, SU-210 de 2017 y SU-050 de 2018), error inducido (cfr., entre
otras, las sentencias T-863 y SU-917 de 2013 y SU-261 de 2021), decisión sin motivación (cfr., entre otras, las
sentencias T-709 de 2010, SU-424 de 2012, SU-770 de 2014 y SU-349 de 2022), desconocimiento del
precedente (cfr., entre muchas otras, las sentencias C-083 de 1995, C-836 de 2001, C-634 de 2011, C-816 de
2011, C-818 de 2011, C-588 de 2012, SU-023 de 2018, T-082 de 2018, SU-445 de 2019, SU-474 de 2020 y
SU-297 de 2021) o violación directa de la Constitución (cfr., entre muchas otras, las sentencias SU-195 de
2012, SU-132 de 2013, SU-168 de 2017, SU-024, SU-069 y SU-098 de 2018).
74
Cfr., las sentencias SU-050 de 2018, SU-573 de 2017, SU-050 de 2017 y SU-917 de 2010.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
75
En relación con este requisito, el inciso 1º del artículo 1 (de manera general), los artículos 5 e inciso 1º del
13 (en cuanto a la legitimación por pasiva) y el artículo 10 (en cuanto a la legitimación por activa) del Decreto
2591 de 1991, respectivamente, disponen: “Artículo 1. Objeto. Toda persona tendrá acción de tutela para
reclamar ante los jueces, en todo momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí
misma o por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos constitucionales fundamentales,
cuando quiera que éstos resulten vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad
pública o de los particulares en los casos que señala este Decreto”; “Artículo 5. Procedencia de la acción de
tutela. La acción de tutela procede contra toda acción u omisión de las autoridades públicas, que haya violado,
viole o amenace violar cualquiera de los derechos de que trata el artículo 2o. de esta ley. También procede
contra acciones u omisiones de particulares, de conformidad con lo establecido en el Capítulo lll de este
Decreto. La procedencia de la tutela en ningún caso está sujeta a que la acción de la autoridad o del particular
se haya manifestado en un acto jurídico escrito”; “Artículo 13. Personas contra quien se dirige la acción e
intervinientes. La acción se dirigirá contra la autoridad pública o el representante del órgano que
presuntamente violó o amenazó el derecho fundamental. Si uno u otro hubiesen actuado en cumplimiento de
órdenes o instrucciones impartidas por un superior, o con su autorización o aprobación, la acción se entenderá
dirigida contra ambos, sin perjuicio de lo que se decida en el fallo. De ignorarse la identidad de la autoridad
pública, la acción se tendrá por ejercida contra el superior”; “Artículo 10. Legitimidad e interés. La acción
de tutela podrá ser ejercida, en todo momento y lugar, por cualquiera persona vulnerada o amenazada en uno
de sus derechos fundamentales, quien actuará por sí misma o a través de representante. Los poderes se
presumirán auténticos. || También se pueden agenciar derechos ajenos cuando el titular de los mismos no esté
en condiciones de promover su propia defensa. Cuando tal circunstancia ocurra, deberá manifestarse en la
solicitud”.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
76
En la sentencia SU-080 de 2020, en relación con la sentencia C-590 de 2005, se dijo que este requisito se
acredita siempre: “Que se hayan agotado todos los medios -ordinarios y extraordinarios- de defensa judicial
al alcance de la persona afectada, salvo que se trate de evitar la consumación de un perjuicio iusfundamental
irremediable[54]. De allí que sea un deber del actor desplegar todos los mecanismos judiciales ordinarios que
el sistema jurídico le otorga para la defensa de sus derechos (…)”.
77
Sentencia SU-499 de 2016. La Corte Constitucional ha indicado que en algunos casos 6 meses puede ser un
término razonable y, en otros, 2 años puede ser el plazo límite para su ejercicio. Entre otras, cfr., las sentencias
T-328 de 2010, T-860 de 2011 y T-246 de 2015. La exigencia de razonabilidad, según la jurisprudencia
constitucional, es más estricta en caso de que la actuación que se cuestione en sede de tutela sea una providencia
judicial (cfr., sentencias C-590 de 2005, T-594 de 2008, T-265 de 2015 y SU-184 de 2019). La sentencia SU-
439 de 2017 reiteró el precedente señalado en la sentencia SU-961 de 1999, según el cual el término prudencial
de interposición de la tutela implica: “cierta proximidad y consecuencia de los hechos que se dicen violatorios
de derechos fundamentales, pues es claro que la solicitud de amparo pierde su sentido y su razón de ser como
mecanismo excepcional y expedito de protección, si el paso del tiempo, lejos de ser razonable, desvirtúa la
inminencia y necesidad de protección constitucional”. En la sentencia SU-427 de 2016, al hacer referencia, de
manera general, al alcance que la jurisprudencia constitucional le ha otorgado al requisito de inmediatez, indicó:
“7.6. Ahora, si bien la Constitución y la ley no establecen un término expreso de caducidad, en la medida en
que lo pretendido con el amparo es la protección concreta y actual de un derecho fundamental, este Tribunal,
en varias providencias, ha sostenido que ante la inexistencia de un término definido, en algunos casos se ha
considerado que el plazo oportuno es de seis meses, luego de lo cual podría declararse la improcedencia de la
tutela, a menos que, atendiendo a las particularidades del caso sometido a revisión, se encuentren
circunstancias que justifiquen la inactividad del accionante107. En esas hipótesis, por ejemplo, se ha llegado
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
a considerar que, bajo ciertos supuestos, un término de dos años puede llegar a ser considerado
razonable108”. En el primer pie de página de la providencia en cita, se hace referencia, además, a lo señalado
en las sentencias T-328 de 2010 y T-1063 de 2012. En la sentencia SU-355 de 2020, en relación con esta
exigencia se dijo: “el elemento de la inmediatez como criterio general de procedencia resulta particularmente
relevante, ya que se trata de una exigencia que contribuye a garantizar la esencia misma de la cosa juzgada al
interior del ordenamiento jurídico y de los principios antes invocados”. Además, según lo ha precisado la Sala
Plena (cfr., la sentencia SU-072 de 2018) la revisión debe ser mucho más exigente si se trata de decisiones de
las altas cortes, dado su carácter excepcional.
78
Edicto fijado el 15 de julio de 2017. Cfr. Expediente ordinario laboral, fl. 505.
79
Acta de reparto. Cfr. Escrito de intervención que presentó Daniela el 21 de noviembre de 2022, p. 30.
80
En la sentencia C-590 de 2005, se dijo que en virtud de este requisito: “el juez constitucional no puede entrar
a estudiar cuestiones que no tienen una clara y marcada importancia constitucional so pena de involucrarse
en asuntos que corresponde definir a otras jurisdicciones. En consecuencia, el juez de tutela debe indicar con
toda claridad y de forma expresa porqué la cuestión que entra a resolver es genuinamente una cuestión de
relevancia constitucional que afecta los derechos fundamentales de las partes”.
81
El fallo tiene como antecedentes las sentencias T-248 y T-422 del año 2018. Estas providencias judiciales
sistematizaron y dieron alcance a algunos criterios expuestos en las sentencias T-335 de 2000, T-102 de 2006,
T-1044 de 2007, T-658 de 2008, T-505 de 2009, T-610 de 2009, T-896 de 2010, T-040 de 2011, T-338 de 2012,
T-512 de 2012, T-543 de 2012, T-1061 de 2012, T-931 de 2013, T-182 de 2014 y T-406 de 2014.
82
La doctora Diana Constanza Rivera Fajardo salvó el voto.
83
Sentencia SU-573 de 2019.
84
Corte Constitucional, sentencias SU-128 de 2021 y SU-103 de 2022. La Corte Constitucional ha entendido
que, en virtud del principio “nemo auditur propriam turpitudinem allegans”, carece de relevancia constitucional
la solicitud de amparo que pretenda la protección de derechos fundamentales, cuya presunta vulneración haya
sido consecuencia de un comportamiento negligente u omisivo del accionante en el proceso judicial.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
70. Aun en gracia de discusión, la Sala considera que tal omisión daría lugar
a un debate sustancial y relevante constitucionalmente, habida cuenta de que
sería necesario estudiar si dicha omisión se puede pasar por alto ante la facultad
de los jueces laborales de fallar ultra y extra petita. Tales facultades constituyen
una herramienta idónea para la protección de los derechos laborales y
prestacionales y, como tal, para la vigencia y efectividad de los contenidos
constitucionales. Su estudio, pues, es un asunto de relevancia que amerita un
estudio de fondo de la controversia planteada.
89
Cfr. Sentencias T-1100 de 2008, T-781 de 2011, SU.842 de 2013, T-764 de 2014, T-463 de 2016, T-145 de
2017, T-275 de 2018, T-107 de 2019, SU-462 de 2020, SU-129 de 2021 y SU-259 de 2021.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
75. El defecto fáctico tiene una dimensión positiva, que consiste en que el
juzgador aprecia pruebas que no han debido ser valoradas o las valora
defectuosamente; y una negativa, que se presenta “cuando la autoridad omite
erróneamente el decreto o práctica de pruebas, o «las valora de una manera
arbitraria, irracional y caprichosa u omite su valoración y sin una razón
valedera considera que no se encuentra probado el hecho o la circunstancia
que de la misma deriva clara y objetivamente (…)»”90. En la dimensión
negativa se incluyen las omisiones en la valoración de las pruebas
determinantes para identificar la veracidad de los hechos analizados en la causa.
En términos generales, la Corte ha identificado tres eventos de configuración
de este tipo de defecto: (i) la omisión en el decreto y la práctica de pruebas
indispensables para solucionar el problema jurídico planteado; (ii) la falta de
valoración de elementos probatorios debidamente incorporados al expediente
que, de haberse tenido en cuenta, podrían haber cambiado el sentido de la
decisión demandada; y (iii) la indebida valoración de los elementos probatorios
aportados al proceso, dándoles un alcance no previsto por el legislador o la
jurisprudencia.
77. Por otro lado, la Corte ha señalado que una providencia judicial incurre en
violación directa de la Constitución cuando el juez que la dicta le da a una
disposición normativa un alcance abiertamente contrario a la Carta Política93.
Sin embargo, este Tribunal también ha dicho que no cualquier irregularidad
procesal o diferencia interpretativa configura dicho defecto, ya que: “[e]s
necesario que los reproches alegados sean de tal magnitud que permitan
desvirtuar la constitucionalidad de la decisión judicial objeto de tutela”94.
Particularmente, la jurisprudencia constitucional ha establecido que se
configura la causal en comento cuando el juez ordinario adopta una decisión
que desconoce la Carta Fundamental, al menos, en dos eventos: (i) al dejar de
aplicar una disposición iusfundamental, lo que ocurre cuando (a) en la solución
del caso se dejó de interpretar y aplicar una disposición legal de conformidad
con el precedente constitucional; (b) se trata de un derecho fundamental de
90
Sentencia SU-349 de 2022.
91
Sentencia SU-349 de 2022.
92
Sentencia T-476 de 2019.
93
Cfr. Sentencia SU-022 de 2023.
94
Cfr. Sentencia T-401 de 2020.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
79. En lo que atañe a lo que catalogó como la dimensión negativa del defecto,
la accionante aseguró que los jueces laborales de instancia, por un lado,
valoraron de forma arbitraria las pruebas del expediente y, por el otro,
omitieron tener en cuenta la totalidad de las pruebas documentales.
Particularmente, resaltó los siguientes argumentos:
95
Cfr. Sentencia SU-062 de 2018.
96
Cfr. Sentencia SU-126 de 2022.
97
Demanda de tutela, p. 49.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
80. La accionante aseguró, además, que los jueces accionados pasaron por alto
las pruebas del plenario que daban cuenta de los actos discriminatorios de la
que había sido víctima por parte de sus jefes y compañeros de trabajo. Tales
actos, así como los que perpetró el juez de primera instancia al practicar las
pruebas testimoniales, fueron catalogados por la accionante como lesivos de su
derecho a la dignidad humana y, como tal, contarios a la Constitución Política.
98
Ib. p. 47.
99
Escrito de intervención, p. 2.
100
Ib.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
(infra num. 4.3.); y omitieron las pruebas del expediente que daban cuenta de
que el empleador de la accionante sí pudo haber conocido de su estado de salud,
previamente a la terminación unilateral del contrato de trabajo (infra num. 4.4.).
84. Es del caso precisar que la Sala Plena no tomará en consideración los
hechos expuestos sobre el vínculo de los médicos tratantes con la EPS de la
accionante (fj. 79.7 supra). Esto, no solo porque la Corte tiene competencia
para definir el objeto del debate que debe resolver101, sino porque tales hechos
reflejan un debate irrelevante en términos probatorios, pues, como ya se dijo,
la razón principal de las decisiones cuestionadas fue que el empleador no
conoció del estado de salud de la accionante. Desde esa perspectiva, aun
suponiendo que le asiste razón a la parte actora en su alegato, lo cierto es que
ese eventual defecto no tendría la entidad suficiente para afectar la validez de
los fallos tutelados, a la luz de las subreglas mencionadas en los fundamentos
jurídicos 74 a 76 supra.
87. La Sala Plena considera que el Juzgado Segundo Laboral del Circuito de
Palmira omitió dicho deber de verificación y, al hacerlo, incurrió en el defecto
fáctico que se le imputa103. Por un lado, la referida autoridad no tomó en
consideración que el médico Carlos Arturo Solís estaba dando cuenta de hechos
101
Cfr. Sentencia SU-150 de 2021.
102
Cfr. Sentencias T-554 de 2003 y T-296 de 2006.
103
La Corte ha considerado que tal omisión es lesiva de los derechos fundamentales en casos homologables en
los que se cuestionó la idoneidad de las pruebas periciales, por ejemplo, en las sentencias T-274 de 2012, y SU-
686 de 2015.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
88. Otra muestra de la falta de idoneidad del médico declarante que el juez
laboral omitió verificar, es que este aseguró que la disforia de género es una
“condición mas de la persona”106 y con ello pretendió la invisibilización de sus
efectos. Sin embargo, según el concepto que rindió la Universidad de Antioquia
en el trámite de revisión ante la Corte Constitucional, “no todas las personas
con incongruencia de género o identidad trans experimentan disforia”107. En
otras palabras, no todas las personas trans son diagnosticadas con disforia de
género. Además, la “disforia de género es un diagnóstico siquiátrico”108 que
suele estar acompañado de un “malestar clínicamente significativo y alteración
del nivel de funcionalidad global [d]el ser humano que lo experimenta”109.
Como tal, agregó la Universidad, se identifican tres núcleos centrales sobre las
consecuencias de la disforia de género, a saber: (i) el que tiene que ver con la
percepción individual y la integración de la disforia en el curso de vida; (ii) el
que “se relaciona sensiblemente, desde la proxemia, con la relación emocional
y vital con los seres queridos”110; y (iii) el que abarca la relación social global,
es decir, “la integración en múltiples entornos como el laboral, académico,
social político, económico y de seguridad social, entre otros”111.
89. Lo mismo podría decirse respecto de los testimonios rendidos por Yesenia
Roldán Muñoz, médico general con diplomado en epidemiología y
especialización en gerencia en salud, y Juan Rafael Morón, médico general112,
ambos amigos y compañeros de trabajo de la accionante; quienes fueron
interrogados sobre los problemas renales de la empleada113 y, particularmente,
sobre el alcance de la disforia de género. Una evidencia de la problemática
probatoria que gira en torno a la idoneidad de la prueba testimonial técnica, es
que mientras el primer testigo señaló que la disforia de género es una
“condición más de la persona”, el segundo señaló que es un “trastorno de
104
Declaración del testigo Carlos Arturo Solís. Expediente ordinario laboral, archivo de audio denominado
“09AudienciadepracticadePruebas”, minuto 10:20.
105
Ib. Minuto 10:05.
106
Declaración del testigo Carlos Arturo Solís. Expediente ordinario laboral, archivo de audio denominado
“09AudienciadepracticadePruebas”, minuto 13:19.
107
Escrito de intervención. p. 2.
108
Ib.
109
Ib.
110
Ib. p. 5.
111
Ib.
112
Declaración del testigo Juan Rafael Morón. Expediente ordinario laboral, archivo de audio denominado
“09AudienciadepracticadePruebas”, minuto 48:48.
113
Declaración del testigo Yesenia Roldán. Expediente ordinario laboral, archivo de audio denominado
“09AudienciadepracticadePruebas”, minuto 24:18.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
90. Habría que agregar que el juez laboral accionado interrogó a la testigo
Johana Andrea Quijano, ingeniera industrial119 que ocupa el cargo de auxiliar
de gestión humana en la Clínica General 120, sobre la salud de Daniela. Entre
otras, le preguntó si cuando la actora estaba trabajando “se le veía enfermo o
como discapacitado”121 y, en general, sobre su estado de salud. Ante tales
interrogantes, y pese a que el abogado de la actora señaló que “ella no es
médico, doctor”122, la testigo se pronunció sobre la condición de salud de la
accionante. Esta situación tampoco fue objeto de valoración en la sentencia.
91. Por su parte, el Tribunal Superior de Buga se limitó a señalar que los
testigos coincidieron en que la disforia de género no es una enfermedad, cuando
esto no se corresponde con la realidad, según lo que se dijo antes, y nada dijo
sobre la idoneidad de los profesionales de la salud para emitir concepto sobre
asuntos ajenos a su formación profesional. Incluso, al resolver la tacha que
promovió el apoderado de la demandante en contra del testimonio del médico
Carlos Arturo Solís, el juez ordinario de segunda instancia se limitó a
manifestar genéricamente que la declaración sería tenida como un testimonio
técnico, “pues aporta al proceso desde el punto de vista médico científico”123.
125
Sentencia T-417 de 2008.
126
CPTSS, art. 61.
127
La norma remite al Código Judicial. Sin embargo, esa remisión hoy se entiende al CGP. Cfr. Corte Suprema
de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencias de los procesos SL9779-2014, AL3836-2018, AL3480-2021
y AL103-2021, entre otras.
128
Sentencia SU-129 de 2021.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
99. Ahora bien, descendiendo al caso concreto la Sala Plena observa que el
Juzgado Segundo Laboral del Circuito de Palmira incurrió en los dos
129
https://escuelajudicial.ramajudicial.gov.co/sites/default/files/modulo_pruebas_cgp.pdf (págs. 156 y ss).
130
Cfr. Sentencias C-144 de 2010 y T-503 de 2011.
131
Cfr. Sentencia T-967 de 2014, T-126 y T-462 de 2018 y SU-048, SU-349 y T-400 de 2022.
132
Cfr. Sentencia T-235 de 2011.
133
Cfr. Sentencias T-918 de 2012, T-063 de 2015, SU-440 de 2021 y T-310 de 2022.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
“Es que son varias preguntas y varias respuestas. Vamos una por una. Primero
la disforia de género que es, según usted [la médico], el trastorno sexual que lo
convierte al hombre en un gay (…). Pero, ¿no podemos decir que el señor es gay
o si? (…) ¿Pero yo lo veo normal como todos los muchachos de ahora que se
peinan así, pero son normales? (…)”138
134
Declaración del testigo Yesenia Roldán. Expediente ordinario laboral, archivo de audio denominado
“09AudienciadepracticadePruebas”, minuto 23:23.
135
Ib.
136
Ib. Minuto 23:35.
137
Ib. Minuto 25:55.
138
Ib. Minuto 26:02 a 27:05.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
“¿Mejor dicho, o sea si una mujer es mujer pero se siente lesbiana es una cosa
(…) ? Bueno, género masculino y femenino [respuesta al testigo sobre la
diferencia que pidió hacer entre sexo y género], ¿él se siente hombre, varón y
macho o se siente una hembra (…) Bueno, aunque a veces eso solamente está en
la cabeza, a veces uno pasa por ahí y ni sabe que es hombre o mujer, sino
simplemente cuando uno ve esas muchachas o muchachos de la Cámara de
Comercio que sí se visten de mujer, pero eso dicen esto es marica o un gay,
pero si lo ve vestido de hombre y con barba y todo dice, pues, dice es un varón…
no sabe uno que tenga por dentro (…)”145 (negrillas fuera de texto)
139
Cfr. Ricardo de la Espriella Guerrero, Homofobia y siquiatría. Revista Colombiana de Siquiatría Vol.
XXXVI (num. 4). Asociación Colombiana de Psiquiatría. Bogotá, Colombia. 2007. pp. 718-735.
140
Declaración del testigo Johana Andrea Quijano. Expediente ordinario laboral, archivo de audio denominado
“09AudienciadepracticadePruebas”, minuto 47:00.
141
Declaración del testigo Juan Rafael Morón. Expediente ordinario laboral, archivo de audio denominado
“09AudienciadepracticadePruebas”, minuto 50:27.
142
Ib. Minuto 50:41.
143
Ib. Minuto 50:41.
144
Ib. Minuto 51:40.
145
Ib. Minuto 53:07 a 55:40.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
106. El juez concluye esa parte del interrogatorio diciendo: “bien, para mí
entonces no sufre de trastorno mental es normal, sino de una apetencia sexual
diferente”146. En seguida, al estudiar la depresión mayor que padece la
accionante, el juez indaga al testigo sobre los alcances de la enfermedad, para
lo cual busca asociarla con la felicidad y la tristeza, como estados de ánimo de
los individuos. Incluso, en línea con esto, en la sentencia de primera instancia
se concluiría que la depresión mayor “no es una enfermedad sino un estado de
ánimo de la persona[, q]ue depende de las circunstancias externas, la cual le
puede producir tristeza, pero también puede tener momentos de alegría de
acuerdo a las circunstancias de la vida”147.
146
Ib. Minuto 55:50.
147
Expediente ordinario laboral, fl. 303.
148
Pp. 5 y 6.
149
https://dle.rae.es/marica.
150
Cfr. Alexander Ramírez, Construyendo identidades gais por medio del habla rosa en Santiago de Cali.
Revista la Manzana de la Discordia No. 15 (Vol. 2). Universidad del Valle. Cali, Colombia. 2020. pp. 1-29.
151
Sobre discriminación a las mujeres trans que se dedican al trabajo sexual, Cfr. Sentencias T-594 de 2016 y
T-310 de 2022.
152
En la demanda de tutela se lee: “Para contextualizar al despacho cuando el juez Héctor Hugo Bravo se
refiere a los «muchachas o muchachos Maricas o gays» de la Cámara de Comercio. Se refiere a que esa zona
de la ciudad de Palmira Valle del Cauca es de amplio conocimiento que se ha constituido en un lugar de
«tolerancia» donde un grupo de personas transgénero y travestis ofrecen sus servicios sexuales (…)” Pág. 16.
153
Ver RTVC, Sistema de Medios Públicos. ¿Putas o peluqueras? Más allá del estigma (contenido visual).
Allí no solo se da cuenta del estigma que tienen que afrontar las mujeres transgénero, sino que también se
presentan testimonios de abogadas, modelos e, incluso, de una candidata al Senado de la República. Disponible
en este link Web: https://www.rtvcplay.co/peliculas-documentales/putas-o-peluqueras-mas-alla-del-estigma.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
111. Es del caso precisar que la mencionada nulidad de pleno derecho opera
frente a las pruebas practicadas en detrimento de los derechos fundamentales,
incluso, sin violencia física, como es el caso de las pruebas que se practican
lesionando el derecho fundamental a la dignidad humana o la intimidad; y no
solo respecto de las pruebas que se obtienen ilícitamente y que representan una
violación de las garantías procesales de las partes. Tal postura que aquí reitera
la Sala Plena, fue recientemente decantada por medio de la Sentencia SU-371
de 2021.
112. Habría que agregar que la conducta del juez Segundo Laboral del Circuito
de Palmira pudo llegar a ser constitutiva del tipo penal de actos de racismo o
discriminación, establecido en el artículo 134A del Código Penal, modificado
por el artículo 2º de la Ley 1752 de 2015. Además, al haber actuado dentro de
un proceso en el que se debían definir los derechos laborales de una ciudadana,
la conducta pudo haber sido objeto de las circunstancias de agravación punitiva
a las que se refieren los numerales 3º, 4º y 6º del artículo 134 de la Ley 599 de
2022. No obstante, debido a que el juez competente para definir tal
responsabilidad es el juez penal y a que ello supone adelantar el proceso
correspondiente, la Sala se abstendrá de emitir un pronunciamiento sobre el
particular o emitir una orden en concreto, máxime cuando ya pudo haber
operado el fenómeno de prescripción en los términos de los artículos 82.4 y 83
ibídem.
154
Escrito de intervención Universidad Libre, p. 3.
155
Escrito de intervención Universidad Icesi, p. 4.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
“(…) el señor juez (…), sin ser invitado, se sienta con nosotros y de forma
irrespetuosa[,] lo cual había sido la constante durante todo el desarrollo de la
audiencia[,] empieza a realizarme preguntas de índole sexual, dichas preguntas
se orientaron a indagar sobre si yo tenía novio o novia; sobre si yo me vestía de
mujer u hombre; sobre si yo me iba a dejar crecer el «cabello»; o qué por qué me
peinaba así[,] (…) también me abordó de forma burlesca sobre si yo conocía esas
“MARICAS” que se paraban ahí en la [C]ámara de [C]omercio, (…) y de forma
muy grosera manifestó la siguiente frase «lo bueno es que las personas así como
usted NO se varan, siempre consiguen trabajo en esos lugares». Haciendo
alusión al trabajo sexual. A todos esos cuestionamientos en medio de mi asombro
al ver la desfachatez, la falta de empatía, la falta de educación y el nivel
extralimitado de irrespeto de ese juez hacia conmigo, sólo le respondí que mi
orientación sexual no estaba siendo tema de debate en esta audiencia[,] que todo
lo que me preguntaba era de índole personal y que no contribuía en nada a dirimir
sobre la vulneración de mis derechos laborales y mi dignidad humana la cual
había sido víctima por mi condición de género. Ese diálogo extraprocesal duró
menos de 5 minutos y fue en ese lugar público donde todos los comensales que
estaban cerca escucharon de esas preguntas e incluso algunos empezaron a
mofarse, siendo re victimizada por ese honorable juez de la Republica de
Colombia”.
119. Tales situaciones no fueron objeto de análisis por parte del juez de la
casación, pese a que este se encuentra vinculado por los efectos normativos de
la Carta Política (CP, art. 4). Sobre este último aspecto en particular se volverá
luego, al analizar el defecto sustantivo que propuso la actora (infra num. 6).
157
Corte Constitucional, sentencia T-675 de 2017. Ver también, Corte Constitucional, sentencias T-447 de
1995, SU-337 de 1999, T-476 de 2014, T-063 de 2015, T-099 de 2015, T-192 de 2020, T-236 de 2020 y SU-
440 de 2021.
158
Corte Constitucional, sentencia T-594 de 1993. Ver también, Corte Constitucional, sentencias T-062 de
2011, T-565 de 2013 y T-335 de 2019.
159
La Corte Constitucional ha precisado que “es difícil encontrar un aspecto más estrechamente relacionado
con la definición ontológica de la persona que el género y la inclinación sexual. Por ende, toda interferencia
o direccionamiento en ese sentido es un grave atentado a su integridad y dignidad, pues se le estaría privando
de la competencia para definir asuntos que a él solo conciernen”. Corte Constitucional, sentencia T-062 de
2011. Ver también Corte Constitucional, sentencias T-063 de 2015, T-099 de 2015, T-077 de 2016, T-675 de
2017 y T-236 de 2020.
160
Corte Constitucional, sentencia T-447 de 1995.
161
Véanse, por ejemplo, las resoluciones del Consejo de Derechos Humanos (CDH) 17/19, 14 de julio de 2011,
y 27/32, 2 de octubre de 2014; en similar sentido ver CDH, Resoluciones A/HRC/29/23, 4 de mayo de 2015,
párr. 21, 78 y 79, A/HRC/29/33/Add.1, 1 de mayo de 2015, párr. 86, 88 y 111, lit. q. Cfr. Asamblea General de
la Organización de Naciones Unidas (ONU), resolución 69/182, 30 de enero de 2015; Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), observación general núm. 20, 2 de julio de 2009, párr. 27;
PIDESC, observación general núm. 22, 2 de mayo de 2016, párrs. 23 y 40; Comité de los Derechos del Niño
(CDN), observación general núm. 15,17 de abril de 2013, párr. 8; CDN, observación general núm. 20, 6 de
diciembre de 2016, párrs. 33 y 34; Comité contra la Tortura, observación general núm. 2, de 24 de enero de
2008, párr. 21; CDH, Observaciones finales sobre el tercer informe periódico de Kuwait (CCPR/C/KWT/CO/3),
11 de agosto de 2016 párrs. 12 y 13; y CDH, Observaciones finales sobre el séptimo informe periódico de la
Federación de Rusia (CCPR/C/RUS/CO/7), 28 de abril de 2015, párr. 10.
162
Experto Independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación
sexual o identidad de género de la ONU. El derecho de la inclusión. Informe temático del año 2021,
A/HRC/47/27, 3 de junio de 2021, párr. 43. Disponible en: https://undocs.org/es/A/HRC/47/27.
163
Corte Constitucional, sentencia T-562 de 2013.
164
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Informe sobre Personas Trans y de Género Diverso
y sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, 7 de agosto de 2020, párr. 67.
165
Experto Independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación
sexual o identidad de género de la ONU. El derecho de la inclusión. Informe temático del año 2021,
A/HRC/47/27, 3 de junio de 2021, párr. 13. Disponible en: https://undocs.org/es/A/HRC/47/27. Ver también,
Corte Constitucional, sentencias T-804 de 2014 y T-443 de 2020; Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer (CEDAW), recomendación general No. 28, 16 de diciembre de 2010, párr. 5,
relativa al artículo 2 de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer.
166
Principios de Yogyakarta. Principios sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos
en relación con la orientación sexual y la identidad de género, 2007, Preámbulo. La Corte Constitucional ha
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
adoptado esta definición de la identidad de género, en entre otras, las siguientes decisiones: T-804 de 2014, T-
063 de 2015, T-099 de 2015, T-077 de 2016 y T-363 de 2016.
167
Experto Independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación
sexual o identidad de género de la ONU. El derecho de la inclusión. Informe temático del año 2021,
A/HRC/47/27, 3 de junio de 2021. Disponible en: https://undocs.org/es/A/HRC/47/27. Ver también, CIDH,
Relatoría sobre los derechos de las personas LGBTI, Algunas precisiones y términos relevantes. Disponible en:
http://www.oas.org/es/cidh/lgtbi/mandato/precisiones.asp. Ver también Corte Constitucional, sentencia T-236
de 2020, salvamento de voto de la magistrada Diana Fajardo.
168
La Corte constitucional ha precisado que en el derecho a la identidad de género concurren los siguientes
contenidos: (i) proscribir toda intervención en la autonomía del sujeto en la definición de la identidad y
orientación sexual; (ii) proteger a las personas, particularmente aquellas que pertenecen a minorías de identidad
u orientación sexual, de tratamientos discriminatorios injustificados; (iii) prohibir toda forma de sanción o
restricción que pretenda cuestionar o direccionar la opción de identidad u orientación sexual del sujeto. Corte
Constitucional, sentencia T-565 de 2013.
169
Ib.
170
Corte Constitucional, sentencias T-314 de 2011, T-478 de 2015 y T-363 de 2016.
171
Corte Constitucional, sentencias T-909 de 2011, T-562 de 2013, T-565 de 2013, T-804 de 2014, T-099 de
2015, T-363 de 2016, T-030 de 2017, T-392 de 2017, T-143 de 2018 y T-335 de 2019.
172
Corte Constitucional, sentencias C-371 de 2000 y C-963 de 2003. “Los criterios sospechosos son, en últimas,
categorías que ‘i) se fundan en rasgos permanentes de las personas, de las cuales éstas no pueden prescindir
por voluntad propia a riesgo de perder su identidad; (ii) han estado sometidas, históricamente, a patrones de
valoración cultural que tienden a menospreciarlas; y, (iii) no constituyen, per se, criterios con base en los
cuales sea posible efectuar una distribución o reparto racional y equitativo de bienes, derechos o cargas
sociales. El constituyente consideró, entonces, que cuando se acude a esas características o factores para
establecer diferencias en el trato, se presume que se ha incurrido en una conducta injusta y arbitraria que viola
el derecho a la igualdad’”.
173
Corte IDH, caso “Duque contra Colombia”, sentencia del 26 de febrero de 2016. Ver también, Corte IDH,
caso “Flor Freire Vs. Ecuador”, sentencia del 31 de agosto de 2016 y caso “Vicky Hernández y otras contra
Honduras”, sentencia del 26 de marzo de 2021.
174
Corte Constitucional, sentencias T-314 de 2011 y T-335 de 2019.
175
Corte Constitucional, sentencias T-099 de 2015 y T-675 de 2017.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
176
PIDESC, Observación General No. 20, , 2 de julio de 2009, núm.12. “Discriminación sistémica. El Comité
ha constatado periódicamente que la discriminación contra algunos grupos subsiste, es omnipresente, está
fuertemente arraigada en el comportamiento y la organización de la sociedad y a menudo implica actos de
discriminación indirecta o no cuestionada. Esta discriminación sistémica puede consistir en normas legales,
políticas, prácticas o actitudes culturales predominantes en el sector público o privado que generan
desventajas comparativas para algunos grupos y privilegios para otros”. Ver también, Corte Constitucional,
sentencias T-099 de 2015, C-584 de 2015 y T-077 de 2016.
177
Corte Constitucional, sentencia C-117 de 2018. “La discriminación interseccional o múltiple se refiere a las
diferentes categorías que pueden acentuar una situación de discriminación, como, por ejemplo, raza, etnia,
religión o creencia, estatus socioeconómico, discapacidad, edad, clase y orientación sexual”.
178
Experto Independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación
sexual o identidad de género de la ONU. El derecho de la inclusión. Informe temático del año 2021,
A/HRC/47/27, 3 de junio de 2021, párr. 29. https://undocs.org/es/A/HRC/47/27.
179
CIDH, Informe sobre Personas Trans y de Género Diverso y sus derechos económicos, sociales, culturales
y ambientales, 7 de agosto de 2020, párr. 58.
180
Corte Constitucional, sentencias T-086 de 2014, T-141 de 2015 y T-363 de 2016.
181
Corte Constitucional, sentencia T-363 de 2016.
182
Corte Constitucional, sentencia T-363 de 2016.
183
Corte Constitucional, sentencia T-099 de 2015. Cfr. CIDH. Violencia contra Personas Lesbianas, Gay,
Bisexuales, Trans e Intersex en América, 12 de noviembre de 2015, pár. 213.
184
Corte Constitucional, sentencia T-143 de 2018.
185
Corte Constitucional, sentencia T-030 de 2017. Ver también, Corte Constitucional, sentencia T-804 de 2014.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
128. Esto último es de la mayor relevancia para los efectos del caso concreto,
en el entendido de que la titularidad de los derechos y su ejercicio en términos
de igualdad formal, de un lado, suponen la facultad de acudir al aparato judicial
del Estado para exigir la garantía de los derechos conculcados y, del otro,
impiden que los jueces lleven a cabo prácticas discriminatorias o repliquen los
estereotipos que han justificado actos de menosprecio y violencia física y
simbólica en contra de las personas con identidades transgénero, máxime cuando
el reclamo de justicia de estos últimos es, precisamente, respecto de actos
discriminatorios o violentos y estereotipados, pues, en tal hipótesis, este tipo de
actuaciones deja a los miembros de dicha población en un escenario de
revictimización judicial lesivo del orden constitucional, como se explicará a
continuación.
186
Corte Constitucional, sentencia T-363 de 2016.
187
CIDH. Informe sobre Personas Trans y de Género Diverso y sus derechos económicos, sociales, culturales
y ambientales, 7 de agosto de 2020, párr. 236.
188
Corte Constitucional, sentencias T-141 de 2015 y T-143 de 2018.
189
Corte Constitucional, sentencia T-192 de 2020.
190
Cfr. Sentencia C-893 de 2001.
191
Al respecto y frente a las excepciones, Cfr. C-156 de 2020.
192
Cfr. Sentencia C-193 de 2020.
193
Sentencia C-552 de 2001.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
194
Cfr. Sentencia C-1195 de 2001.
195
Cfr. Sentencia T-553 de 2011.
196
Cfr. Sentencia C-828 de 2002.
197
Cfr. Ley 270 de 1996, art. 125, y Sentencia C-037 de 1996.
198
Cfr. Sentencia C-392 de 2000.
199
Sentencia T-954 de 2006.
200
Cfr. Auto 006 de 2009 y sentencias T-661 de 2016 y T-451 de 2019.
201
Cfr. Sentencia C-069 de 2016.
202
Cfr. Auto 098 de 2013 y Sentencia T-439 de 2020.
203
Cfr. Auto 234 de 2013 y Sentencia T-010 de 2015.
204
Cfr. Sentencias T-241 de 2016, T-590 y SU-677 de 2017, T-126 y T-462 de 2018, T-486 y T-093 de 2019 y
SU-020 y SU-048 de 2022.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
de este tipo de enfoques para satisfacer las exigencias del derecho de acceso a
la administración de justicia frente a poblaciones históricamente discriminadas.
134. Lo anterior, al menos, por seis razones a las que ya se hizo referencia
previamente: (i) el juez laboral recurrió al uso de manifestaciones lingüísticas
tendientes a menoscabar y desvalorizar a la accionante, en su calidad de mujer
trans, pues algunas de las preguntas fueron planteadas teniendo como parámetro
moral lo que es normal y lo que no lo es, binomio conceptual al que el juez
adscribió, respectivamente, la heterosexualidad y la homosexualidad; (ii) al
señalar que la accionante podría volver a ser “hombre normal”, el funcionario
dio entender que la homosexualidad es una condición que se puede retrotraer
en el tiempo o, lo que sería lo mismo; curar, cual si se tratara de una patología
que se debe tratar; (iii) el juez hizo el interrogatorio al testigo basado en una
inferencia prejuiciosa y discriminatoria, según la cual todas las mujeres
transexuales son trabajadoras sexuales, en el entendido de que, al describir lo
que él entendió como características “externas” de estas personas, limitó sus
razonamientos a las trabajadoras sexuales que trabajan cerca de la Cámara de
Comercio de Palmira; (iv) el juzgador a quo acudió al adjetivo “marica” de
forma peyorativa y prejuiciosa, no solo porque se trata de una palabra que se
usa como insulto para los hombres homosexuales “afeminados”, sino también
porque acudió a dicho término con el objeto de reproducir diversos estereotipos
patriarcales; (v) el funcionario judicial relacionó el aspecto físico de Daniela
con la que juzgó era su orientación sexual, ya que vinculó esta última con la
forma de peinar de las personas homosexuales, con lo cual, además, reprodujo
una idea estereotipada que fundamenta diversos tipos de violencia; y (vi) el
funcionario judicial introdujo a las preguntas la categoría “loquito”, alusión que,
además de ser ofensiva para la parte demandante y con las personas en
condición de discapacidad mental, tiene como consecuencia la invisibilización
de los fenómenos de discriminación de los que fue víctima Daniela (infra 4.3.),
en el entendido de que el juez limita la disforia de género a los aspectos
siquiátricos, cuando esta tiene importantes efectos personales, sociales y
familiares.
205
Cfr. Sentencia C-233 de 2021.
206
Cfr. Sentencia C-881 de 2002.
207
Cfr. Sentencia C-336 de 2008.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
vida como bien le parezca, de acuerdo con su propia visión del mundo y con
sus gustos personales208, ámbito en el cual no es aceptable ninguna intromisión.
136. En este punto, la Sala considera necesario hacer tres precisiones sobre el
alcance de los actos discriminatorios en los que incurrió el juez laboral de
primera instancia, las cuales tienen como objeto hacer aun más evidente la
incompatibilidad de tales conductas con el orden constitucional y convencional.
Por un lado, que la prohibición de discriminación no solo es exigible en el marco
de las relaciones entre los particulares, trabajador y empleado en este caso, sino
que también lo es exigible respecto de los funcionarios judiciales, quienes deben
garantizar que las personas con orientación de género y sexual diversas puedan
acudir al aparato judicial en busca de la protección de sus derechos, sin el temor
a ser discriminados por ello, esto es, revictimizados por los mismos jueces de
la República. Por otro lado, es importante señalar que recientes estudios
académicos coinciden en señalar que “la disforia de género (…) ya no es
entendida como una condición patológica que afecta a las personas, sino más
bien una condición social o un síndrome biocultural que impide a las personas
construir su cuerpo y comportamientos sexuados por fuera del canon estético y
ético normativo del Estado y de gran parte de la sociedad”209. Desde esa
perspectiva, entonces, es posible señalar que el juez laboral debía estar
capacitado para valorar los aspectos de la disforia de género en el ámbito
familiar210 y social de la parte accionante211, incluso decretando pruebas de
oficio, a efectos de garantizar que su decisión respetara la dignidad humana de
Daniela y, por ende, fuera compatible con los valores de la Constitución
Política. Con todo, el funcionario se limitó a indagar si Daniela estaba o no
“loquita” y, al hacerlo, dejó de lado varias aristas de la problemática social que
enfrentan las personas como la actora.
208
Ib.
209
Cantini Jorge Ernesto, et. al., Disforia de género. Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud y Edita
Ediciones. Bogotá, Colombia. 2021. p. XXI.
210
Cfr. Op. Cit. La disforia de género desde la experiencia familiar. pp. XXVII a XLIII
211
Cfr. Op. Cit. Género, expresión e imagen y Disforia de género y siquiatría. pp. 29 a 52.
212
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Campo Algodonero Vs. México, Sentencia del 16 de
noviembre de 2009, p. 102 (fj. 401).
213
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Artavia Murillo y otros Vs. Costa Rica, Sentencia del 28
de noviembre de 2012, p. 95 (fj. 302).
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
141. Los derechos de las mujeres trans han sido reconocidos en diferentes
normas, tratados internacionales e instrumentos de derecho blando, así como en
decisiones proferidas por autoridades judiciales nacionales e internacionales. En
términos generales, son titulares de los derechos reconocidos a todas las
personas.
142. Los derechos laborales de las mujeres trans han sido registrados desde dos
aristas, principalmente. Por una parte, internacionalmente se ha hecho énfasis en
el derecho que les asiste a vivir una vida libre de violencia de cualquier tipo,
incluida la que se genera en ambientes de trabajo214. Por otra parte, nacional
(infra fj. 151) e internacionalmente215 se ha reconocido el derecho que tienen las
mujeres trans a no ser discriminadas en diversos escenarios, incluido el laboral y
de la seguridad social, habida cuenta de la calidad que ostentan de persona216.
214
Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Vicky Hernández vs. Honduras (2021); y CIDH,
Violencia contra Personas Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersex en América. Informes Temáticos.
Washington D.C., USA.
215
Cfr. Declaración Universal de los Derechos Humanos (art. 7); Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre (art. II); Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 2); Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art. 2.2.); Convención Americana Sobre Derechos Humanos
(art. 1.1); Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos para asegurar los Derechos
Económicos Sociales y Culturales (Art. 3); Convenio Europeo de Derechos Humanos (art. 14); y Carta Africana
sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos (art. 2).
216
Se excluyen los asuntos sobre seguridad social y salud. Sobre el particular, se puede consultar el Caso Duque
Vs. Colombia (2016) y la Opinión Consultiva 24 de 2017, ambos de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. También la Observación general No 18 de 2006 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales de la ONU. Igualmente, la Corte Constitucional se ha pronunciado sobre asuntos pensionales (SU-
440 de 2021), por otro lado, ha resuelto casos sobre la exigencia de libreta militar para acceder al sistema laboral
(T-476 de 2014 y T-099 de 2015) e, igualmente, ha dictado sentencias en casos en los que los accionantes
cuestionan la orden del empleador de utilizar un uniforme de trabajo que no corresponde con la identidad de
género (T-492 de 2011 y T-143 de 2018). Igualmente, refiriéndose a la orientación sexual diversa, el Tribunal
ha proferido importantes fallos sobre aspectos pensionales (C-336 de 2008) y prestacionales (C-415 de 2022).
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
En temas de salud la línea jurisprudencial es profusa, como lo muestra las sentencias T-421 de 2020 y T-218
de 2022.
217
Artículo 2.
218
Adoptada en la reunión 86 de la Conferencia Internacional del Trabajo (1998) y enmendada en la reunión
110 de la Conferencia Internacional del Trabajo (2022).
219
Artículo 1.1.
220
Artículo 1.2.
221
Artículo 4. No se consideran como discriminatorias las medidas que afecten a una persona sobre la que
recaiga sospecha legítima de que se dedica a una actividad perjudicial a la seguridad del Estado, o acerca de la
cual se haya establecido que de hecho se dedica a esta actividad, siempre que dicha persona tenga el derecho a
recurrir a un tribunal competente conforme a la práctica nacional.
222
Sentencia T-143 de 2018.
223
Sentencia T-099 de 2015.
224
Sentencia T-236 de 2020.
225
Sentencia T-077 de 2016.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
226
ONU, Human Rights, Office of the High Commissioner. Hacer frente a la discriminación contra las
personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales. Normas de Conducta para las Empresas. 2017.
227
Las bases generales del programa se pueden consultar en:
https://www.argentina.gob.ar/derechoshumanos/promocion/empresas-organizaciones-sindicatos-y-derechos-
humanos-lgbtiq.
228
Cfr. Intervención Universidad Pontificia Bolivariana, pp. 8 y 9.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
229
Ib.
230
Ib. pp. 8, 9 y 14.
231
Cfr. Intervención Universidad Icesi, pp. 6 y 7.
232
Gerald Bostock es un hombre gay que trabajaba para el condado de Clayton, en Georgia, como coordinador
de servicios de bienestar infantil. Estuvo vinculado con la entidad por diez años, aproximadamente, durante los
cuales fue calificado satisfactoriamente y recibió varias distinciones. No obstante, luego de afiliarse a la”liga
gay de softball recreativo”, fue despedido del trabajo con el argumento de que realizó una conducta impropia
como empleado.
233
Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Bostock Vs. Clayton County, Georgia, Certiorari to the
United States Court of Appeals for the Eleventh Circuit. Argued October 8, 2019 - Decided June 15, 2020.
234
Traducción libre. El texto original dice: “Today, we must decide whether an employer can fire someone
simply for being homosexual or transgender. The answer is clear. An employer who fires an individual for
being homosexual or transgender fires that person for traits or actions it would not have questioned in members
of a different sex. Sex plays a necessary and undisguisable role in the decision, exactly what Title VII forbids”
Cfr. Op. Cit. 253. p. 2.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
153. Para los efectos de este fallo y por las particularidades del caso de Daniela,
únicamente resultan relevantes los problemas sobre la permanencia en el sistema
laboral y, particularmente, las problemáticas de discriminación y de despidos
relacionados con la orientación sexual o de género.
235
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú (2017), pp. 42 y ss.
236
Observación General No. 18 “El derecho al Trabajo”. Doc. E/C.12/GC/18, 24 de noviembre de 2005.
237
Así lo señaló la Universidad Icesi con fundamento en información estadística generada por el Departamento
Nacional de Estadística y la CIDH.
238
Cfr. Secretaría Distrital de Planeación de Bogotá, et. al. Diagnóstico y Recomendaciones para la Inclusión
Laboral de los Sectores Sociales Lgbti. Allí se mencionaron cuatro tipos de barreras: 1. Barreras Transversales,
2. Barreras en el tramo de educación básica, secundaria, media y posmedia, 3. Barreras en el tramo de
intermediación laboral y 4. Barreras en el tramo de empleo.
239
Cfr. Alexander Pérez Álvarez, et. al. Raros… y oficios Diversidad sexual y mundo laboral: discriminación
y exclusión. Escuela Nacional Sindical & Corporación Caribe Afirmativo. 2013.
240
CIDH, Empresas y Derechos Humanos: Estándares Interamericanos. Relatoría Especial sobre Derechos
Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales. Washington, USA. 2019. párr. 383; y también Informe sobre
Personas Trans y de Género Diverso y sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.
Washington, USA. 2020. pp.109 a 132.
241
Intervención de la Universidad Libre, p. 4.
242
Intervención de la Universidad Icesi, p. 3.
243
Intervención de la Universidad Eafit, p. 1 y 2.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
154. En su forma original, el artículo 10 del CST establecía que todos los
trabajadores son iguales ante la ley y, como tal, tienen la misma protección y
garantías, por lo que “queda abolida toda distinción jurídica entre los
trabajadores por razón del carácter intelectual o material de la labor, su forma
o retribución, salvo las excepciones establecidas por la Ley (…)”. No obstante,
esta misma codificación contenía regulaciones contrarias a dicho mandato de
trato igualitario, como la que le prohibía a las mujeres ciertas actividades
laborales (art. 242.3), declarada inexequible por la Corte mediante la Sentencia
C-586 de 2016. En la práctica, el referido artículo 10 no era suficiente para
contener los actos discriminatorios basados en la condición de género de las
personas, menos si se trataba de personas trans. Sin embargo, no hay que olvidar
que es una codificación que data de mediados del Siglo XX.
157. En ese contexto, la sala Plena considera que, para resolver el alegato sobre
discriminación que planteó la mujer trans tutelante, es necesario acudir a la línea
jurisprudencial sobre presunción de inconstitucionalidad de los despidos rodeado
de indicios de violación de los derechos fundamentales, para lo que es necesario
hacer una aplicación expansiva de las reglas de la Sentencia SU-236 de 2022, a
efectos de asumir el caso como uno de discriminación laboral por identidad de
género. Esto, porque el caso tiene unas particularidades en concreto que ameritan
tal enfoque: (i) la accionante es una persona trans, (ii) el caso involucra actos
244
Cfr. Sentencias T-054 de 2009, T-146 de 2010, T-314 y T-863 de 2011, T-552, T-562 y T-771 de 2013, T-
476 y T-804 de 2014, T-009, T-063, T-141, T-371 y T-462 de 2015, T-077 y T-283 de 2016, SU-047, T-392 y
T-498 de 2017, SU-075, T-143 y T-239 de 2018, T-447 de 2019, T-050, T-191, T-236, T-263, T-362, T-438 y
T-441 de 2020, T-231 y SU-440 de 2021 y T-033, T-171, T-218 y T-310 de 2022.
245
Sentencia SU-236 de 2022.
246
Cfr. Sentencias T-392 de 2017 y T-620 de 2019.
247
Sentencia T-152 de 2017.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
160. Faceta fáctica del juicio. Tiene como objeto establecer si existe un nexo
causal entre el despido y el ejercicio de la libertad o la condición protegida. En
esta fase es necesario analizar si las razones aducidas por el empleador son
objetivas y válidas, de tal forma que desvirtúen la presunción de
inconstitucionalidad del despido, “(…) así como el nexo causal entre el ejercicio
de una libertad o la existencia de una condición constitucionalmente protegida,
como son la pertenencia étnica, la raza, el género, la identidad de género o la
condición migratoria, del trabajador y su despido (…)” (negrillas propias). Esto,
porque, según la jurisprudencia constitucional, un despido se presume
inconstitucional porque existen indicios de que se dio como reproche o
retaliación a ciertas expresiones del trabajador desvinculado o como forma de
discriminación. Desde esta perspectiva, en consecuencia, resulta necesario:
primero, que el trabajador despedido exponga los indicios que evidencian que su
desvinculación estuvo motivada en el desconocimiento de un derecho
fundamental o fue discriminatoria y, segundo, que el empleador demuestre que
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
248
Cfr. Sentencia C-086 de 2016.
249
Sentencia SU-129 de 2021.
250
Ib.
251
Sobre los estándares de prueba, Cfr. Michel Taruffo, La prueba (Td. Laura Manríquez y Jordi Ferrer).
Marcial Pons. Barcelona, España. 2008. Pp.137 a 139.
252
Cfr. Sentencias del 3 de julio y 3 de diciembre de 2019 (SL4050-2019 y SL5289-2019) y del 22 de julio de
2020 (SL2686-2020).
253
Cfr. Sentencias C-332 de 2017 y T-362 de 2020.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
164. Faceta valorativa del juicio. Busca calificar jurídicamente la decisión del
empleador a efectos de determinar si esta desborda la autonomía contractual del
empleador para dar por terminado el vínculo laboral y si ello configura la
vulneración de un derecho fundamental. El juez debe determinar si la
circunstancia que dio lugar al despido es objeto de protección constitucional en
el escenario laboral y si, debido a dicha protección constitucional, las facultades
con las que cuenta el empleador para dar por terminado el contrato de trabajo, no
pueden ejercerse en ese contexto específico. Sobre el tema en particular, en la
Sentencia SU-236 de 2022 se dijo: “(…) el interrogante no se centra en
determinar si, en abstracto, el trabajador fue despedido por haber ejercido
alguna libertad fundamental o porque tiene una condición especialmente
protegida por la Constitución, como el género, la pertenencia étnica o el estado
de salud, sino si, en el escenario concreto en el que se produjo la desvinculación,
esta libertad o esta condición fue determinante en la decisión; de tal forma que,
en este contexto particular, esta salvaguardia especial desplaza la facultad con
la que en general cuentan los empleadores para dar por terminado el contrato
de trabajo (…)”.
169. No quiere decir lo anterior que a los empleadores les asista per se el deber
de hacer explícitas la razones por las cuales terminan el contrato de trabajo en
todos aquellos casos en los que hacen uso de la facultad que les otorga el
artículo 64 del CST, ya que el legislador reconoció que es viable dicha
terminación, precisamente, sin que medie una justa causa para tales fines256,
para lo cual, por supuesto, estableció el deber de indemnización de perjuicios.
En sí misma, esta facultad no riñe con la Constitución Política. Lo que quiere
señalar la Sala Plena es que el legislador no reconoció una potestad para que
los empleadores terminen los contratos con motivaciones contrarias al orden
constitucional, con el argumento de estarlo haciendo “sin justa causa” o al
amparo del artículo 64 ibídem. En estos escenarios de violación del orden
constitucional es viable que el empleado acuda ante los jueces laborales para
cuestionar la terminación del contrato de trabajo. El debate será probatorio y,
como tal, debe surtirse en sede judicial. Una cosa es que la terminación del
contrato no tenga justa causa y otra, diferente, es que la causa sea contraria al
ordenamiento jurídico y que sus motivaciones pretendan ser cobijadas con la
potestad que confiere el artículo 64 del CST. Lo primero, para este Tribunal y
la jurisprudencia ordinaria, es una potestad conferida por el legislador a los
empleadores privados, que refleja importantes fines constitucionales. Lo
segundo, sin embargo, es una conducta contraria al orden legal que, en términos
prácticos, consiste en ejercer la condición resolutoria del contrato y asumir el
pago de una suma a efectos de justificar actos contrarios a la Carta Política.
Como tal, esta conducta puede ser juzgada en el marco analítico de la doctrina
del abuso del derecho, para este caso del derecho a la terminación del contrato
de trabajo257.
171. La Sala Plena considera que existe un nexo causal entre el despido y la
identidad de género de Daniela. Por una parte, la Sociedad Global no demostró
la existencia de razones objetivas o válidas para la desvinculación de la
trabajadora. En el trámite de tutela, la referida sociedad no se refirió a tales
razones, ya que se limitó a afirmar que el despido se produjo al amparo del
artículo 64 del CST y que se pagó la indemnización correspondiente.
Adicionalmente, al referirse a los actos discriminatorios adujo que estos debían
ser probados por la trabajadora accionante. Incluso, pese a que la magistrada
sustanciadora le preguntó a la empresa cuáles fueron “las causas de terminación
de la relación laboral que tenía con [Daniela]”, esta guardó silencio al respecto,
256
Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, sentencia del Caso Lagos del Campo Vs. Perú (2017. pár.
150. Allí se lee: “Cabe precisar que la estabilidad laboral no consiste en una permanencia irrestricta en el
puesto de trabajo, sino de respetar este derecho, entre otras medidas, otorgando debidas garantías de
protección al trabajador a fin de que, en caso de despido se realice éste bajo causas justificadas, lo cual implica
que el empleador acredite las razones suficientes para imponer dicha sanción con las debidas garantías, y
frente a ello el trabajador pueda recurrir tal decisión ante las autoridades internas, quienes verifiquen que las
causales imputadas no sean arbitrarias o contrarias a derecho”.
257
Cfr. Sentencia T-317 de 2020.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
172. Por otra parte, Daniela dio cuenta de las razones por las que consideró que
su desvinculación es inconstitucional al ser discriminatoria, las cuales anunció
en la demanda laboral ordinaria (hechos 14 y 15)259, reiteró en el libelo de tutela
(hechos 11 a 16)260 y detalló durante el proceso de revisión surtido ante la Corte.
En términos generales, Daniela le pidió a la Sala Plena tener cuenta la ocurrencia
de hechos relacionados con: (a) maltrato y discriminación laboral, debido al
bullying y burlas de sus jefes y compañeros de trabajo, algunas asociadas con su
condición de afrodescendiente; y (b) persecución laboral, consistente en
reasignación de funciones y dependencias y cambios subrepticios de los turnos
de trabajo nocturno.
174. Daniela señaló que las reuniones del Comité de Ética Médica, del cual ella
hizo parte elegida por algunos de sus compañeros de trabajo, se llevaban a cabo
por fuera del horario laboral, por lo que era común que se asistiera con
“indumentaria civil”. En ese contexto, explicó que “como consecuencia de [su]
progresiva incorporación y expresión de género femenin[o], en varias ocasiones
el director médico[,] con gestos de desagrado[, l]e preguntaba «¿usted por qué
se viste así?»; [¿]Esa es ropa de mujer o de hombre[?]”262. Estas preguntas la
hacían sentir incómoda y desataban las risas de los otros miembros del Comité.
En tales reuniones, agregó, “se hacía alusión [a] los conceptos religiosos
258
Cfr. Autos del 9 de noviembre de 2022 y el 8 de febrero de 2023.
259
Expediente ordinario laboral, fl. 61.
260
Demanda de tutela, pp. 6 a 8.
261
Escrito de intervención del 21 de noviembre de 2022, p. 5.
262
Ib. p. 6.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
175. La tutelante informó que, ante sus reproches, los miembros del Comité
Ético, le respondían que “los Homosexuales siempre llegaban con una ETS
(enfermedad de Transmisión Sexual), y que claro que se debía orientar al
personal para que cuando llegue un miembro de la comunidad LGBTI no se
fueran a «contagiar»”264. La directriz de la compañía, además de ofenderla a
ella, afectaba a toda la comunidad y reproducía varios estereotipos
discriminatorios.
176. La Sala Plena encuentra que, en el mismo sentido en el que lo hizo el juez
laboral de primera instancia, las directivas de la Clínica General y los
compañeros de trabajo de Daniela la sometieron a diversas formas de
discriminación que generaban en ella momentos “tormentosos que exacerbaron
[su] angustia, dolor emocional y empeoraron [su] depresión mayor”,
particularmente, por las referencias y expresiones estereotipadas con las que se
comunicaban con ella. Adicionalmente, la Corte encuentra, con preocupación,
que subsisten diversas narrativas discriminatorias que terminan por afectar
gravemente la efectividad de los derechos de las personas con orientación de
género o sexual diversas. Por un lado, los hechos narrados dan cuenta de que se
mantiene la práctica de asumir que estos sujetos siempre son portadores de
enfermedades de transmisión sexual265. Por la otra, los actos discriminatorios
reflejan la idea de que estas personas no pueden elegir una pareja -si es que
quieren hacerlo- porque sienten gusto y atracción por cualquier persona de su
entorno, por lo que, se cree, infundadamente, intentarán un contacto sexual con
cualquier individuo que se les acerque, aun sin el consentimiento de aquellos.
Esto último, con ocasión de las afirmaciones de los compañeros de trabajo que
sugerían que Daniela podría “gatearles” durante el tiempo de descanso en los
turnos nocturnos.
177. Sin perjuicio de lo anterior, es necesario aclarar que las pruebas del
expediente no son suficientes para establecer un vínculo causal entre los hechos
de discriminación y el credo institucional que, al parecer, tiene la Clínica
General.
así? ¿No está como muy largo para trabajara en la UCI”267. Precisó que, a pesar
de que ella siempre usaba el gorro quirúrgico, unos días después el infectólogo
de la institución le manifestó que “le preocupaba su pelo” 268. Para Daniela, este
tipo de llamados no era común entre “(…) las demás mujeres enfermeras y
auxiliares que laboraban en la UCI” 269 y se originó en el reclamo del gerente
general de la Institución. Agregó que la discriminación se hace más evidente si
se tiene en cuenta que ella es una mujer trans afrodescendiente y,
particularmente, el hecho de que Daniela manifiesta que tiene un “pelo afro” 270.
267
Ib.
268
Ib.
269
Cfr. Ib.
270
Ib. p. 12.
271
“La interseccionalidad es una forma de análisis que parte de reconocer que una misma persona puede estar
atravesada por diferentes identidades que generan situaciones únicas. Este marco conceptual va más allá del
género como único factor opresor de la mujer; el análisis interseccional tiene en cuenta asuntos económicos,
sociales, políticos, culturales, psíquicos, subjetivos y experienciales, que a su vez se presentan en contextos
específicos, generando modos de relaciones jerárquicas y desiguales. Temas como la etnia, la raza, la clase,
las capacidades, las creencias religiosas e incluso la espiritualidad son tenidos en cuenta con el fin de
determinar la condición única que estos generan en una mujer. Lo que se estudia entonces son los diferentes
tipos de manifestaciones o de consecuencias que tienen en cada mujer esos distintos factores de opresión
estableciendo los condicionantes y las experiencias determinadas, específicas y distintas que surgen en cada
situación”. Sentencia T-410 de 2021.
272
Cfr. Lina María Vargas, Poética del peinado afrocolombiano. Alcaldía Mayor de Bogotá. Bogotá, 2003;
Kristell Andrea Villareal Benítez, Trenzando la identidad: cabello y mujeres negras. Universidad Nacional.
Bogotá, 2017; Jeannette Marie, Mageo, Hairdos and Don'ts: Hair Symbolism and Sexual History in Samoa.
Man, Vol. 29 (No. 2). Royal Anthropological Institute of Great Britain and Ireland. UK, 1994. pp. 407-432; y
Cheryl Thompson, Black Women, Beauty, and Hair as a Matter of Being. Women´s Studies Vol 38 (No. 8).
TYF. pp. 831-856.
273
Cfr. Dvora Zipkin. The Myth of the ShortHaired Lesbian. Journal of Lesbian Studies Vol 3 (No. 4). TYF.
pp. 91-101; Mira Nicolescu, Women with shaved heads: western Buddhist nuns and Haredi Jewish wives:
polysemy, universalism and misinterpretations of hair symbolism in pluralistic societies. Scripta Instituti
Donneriani Aboensis Vol. 23. Editado por Donner Institute for research in Religious and Cultural History in
Åbo. Finlandia, 2011. pp. 309-332; y Henrietta Monica Settler, ‘Hair economies’: power and ethics in an
ethnographic study of female African hairdressers in Cape Town. Stellenbosch University. Sudáfrica, 2017.
274
Sentencia T-279 de 2022.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
181. Los indicios sub examine adquieren mayor relevancia probatoria si son
evaluados con las reglas de la sana crítica, esto es, en los términos del artículo
176 del CGP276 y a la luz de las máximas de la experiencia277. Estas últimas
permiten hacer inferencias a partir de hechos indicadores, para este caso, de los
que provienen de la estadística. Esto, porque, como lo señalaron las
universidades de los Andes y Eafit amparadas en la Encuesta Nacional de
Demografía y Salud de 2015278, para la época de los hechos el “14% de hombres
y mujeres trans sostuvieron que se llegaron a situar en una posición de
discriminación consistente en que no se les contrato o se les fue despedidos del
trabajo por su orientación sexual”, así como el “15% de las mujeres y el 19%
de los hombres [encuestados] observaron cómo sus compañeros de trabajo
LGBTI+ fueron discriminados por parte de sus jefes”. Este tipo de razonamiento
le permite a los jueces de tutela valorar debidamente casos de discriminación
como el de la referencia, pues permiten construir una perspectiva macro de la
discriminación a la que han sido sometidas las personas con identidad de género
diversa y, partir de tal perspectiva, evaluar cómo pudieron haber ocurrido unos
hechos en concreto.
182. Daniela manifestó que desde que fue contratada trabajó en la Unidad de
Cuidados Intensivos. Igualmente, informó que en los meses anteriores al
despido, fue trasladada a otras dependencias de la Clínica General,
particularmente a los servicios de cirugía ortopédica, urgencias y
hospitalización. Los traslados eran constantes y eran justificados por el jefe de
la accionante, según esta última en los siguientes términos: “la UCI, está
controlada y ya no hay casi trabajo y en Urgencias o Cirugía Ortopédica está
colapsada así que necesito que vaya allá”279. Sin embargo, la actora manifestó
que al terminar el trabajo en las dependencias a las que era trasladada, debía
volver a la Unidad de Cuidados Intensivos, lo que llevó a que, muchas veces,
debiera terminar el turno de trabajo una hora después de lo planeado. Todo, sin
que ella fuera remunerada por esas horas extra de trabajo que tenía que cumplir.
Incluso, la dirección médica de la Clínica asignó de forma permanente la tarea
de hacer la correlación clínica de los casos de interés en lo que se denominaba
“jueves médico”, pese a que la dependencia contaba con otros tres médicos y,
nuevamente, sin reconocerle una remuneración extra por esta carga de trabajo280.
183. La accionante manifestó que en las otras dependencias se repetían los actos
discriminatorios por parte de sus compañeros por lo que ella llamó “incipientes
275
Escrito de intervención del 21 de noviembre de 2022, p. 10.
276
ARTÍCULO 176. APRECIACIÓN DE LAS PRUEBAS. Las pruebas deberán ser apreciadas en conjunto,
de acuerdo con las reglas de la sana crítica, sin perjuicio de las solemnidades prescritas en la ley sustancial para
la existencia o validez de ciertos actos.
277
Cfr. Orión Vargas Vélez, El razonamiento inductivo en la valoración judicial de la prueba. Editorial
Universidad de Salamanca. Salamanca, España. 2019. pp. 62 y 63.
278
Cfr. Escritos de intervención de las universidades de los Andes (SITD) y Eafit, pp. 20 y 3, respectivamente.
279
Ib.
280
Ib.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
cambios físicos (…)”281. Aseveró, por ejemplo, que era frecuente que los
ortopedistas le dijeran en “medio de una cirugía, [que] «le [iba] a tocar agarrar
esa pierna bien fuerte», «COMO UN VERDADERO HOMBRE, COMO UN
MACHO»”282. Mencionó que tales comentarios “generaba[n] muchas sonrisas
cómplices de todo el equipo quirúrgico” 283. Tales comentarios, además de
reproducir ideas prejuiciosas sobre los roles de las mujeres en el ámbito laboral,
reproducen ideas paternalistas “presentada[s] de modo aparente como una
medida de protección en favor de las mujeres, que además de presentarlas como
sexo débil, en la práctica las coloca en posición de desventaja respecto de los
hombres, erigiéndose en una forma de discriminación directa y en una barrera
que les impide acceder al trabajo en condiciones de igualdad”. Así lo consideró
la Corte en la Sentencia C-586 de 2016, en la que, como ya se mencionó, declaró
la inexequibilidad de una norma del CST que prohibía que las mujeres trabajaran
en labores mineras y, en general, en trabajos peligrosos, insalubres o que
requirieran grandes esfuerzos.
281
Demanda de tutela, p. 7.
282
Escrito de intervención del 21 de noviembre de 2022, p. 10.
283
Ib.
284
Ib. p. 7.
285
Ib.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
186. Finalmente, Daniela señaló que tenía la necesidad de aceptar tales tratos
discriminatorios y de persecución laboral, debido a que ella y su madre
dependían económicamente del salario de aquella. La progenitora, según los
documentos obrantes en el expediente, es un adulto mayor que ha sido sometido
a diversos procedimientos médicos porque padece de varias enfermedades,
dentro de las que la Sala Plena resalta la insuficiencia renal crónica, enfermedad
pulmonar obstructiva, polineuropatía periférica y depresión grave con síntomas
sicóticos286. Esta última, según lo afirma la accionante, relacionada con los
hechos discriminatorios de los que era víctima Daniela y con el fallecimiento del
padre de la tutelante.
187. Ahora bien, es necesario aclarar que la Corte le dará credibilidad a las
afirmaciones de la accionante referidas en los fundamentos jurídicos
precedentes, por las siguientes razones: (i) por cuanto en los procesos laborales
de discriminación basada en la identidad de género, es responsabilidad del juez
valorar las pruebas del expediente, incluida la indiciaria, con una perspectiva de
género y a partir de las reglas del razonamiento abductivo o hipotético, lo que
supone que deben valorar las circunstancias de modo, tiempo y lugar que
rodearon la terminación del contrato de trabajo con menor rigor respecto de la
manera como lo harían usualmente; (ii) porque, a la luz del artículo 20 del
Decreto 2591 de 1991, el silencio de la Sociedad Global respecto de los autos
dictados por la magistrada sustanciadora, supone la presunción de veracidad de
las afirmaciones que no son susceptibles de confesión; (iii) debido a que en el
ejercicio del complejo análisis probatorio en este tipo de asuntos, el juez de tutela
“no puede desconocer que cualquier conducta, actitud o trato fundado en un
prejuicio social, con el que se pretenda subvalorar, ignorar o anular los
derechos fundamentales de una persona transgénero, supone prima facie un acto
de discriminación y debe ser considerado como inadmisible”287; y (iv) porque
en el expediente hay pruebas de que la accionante se había referido a estos hechos
desde mucho tiempo antes de que se terminara la relación laboral, como lo
demuestran dos de los tres testimonios practicados en audiencia288 y,
especialmente, los informes de las consultas de sicología realizadas entre
diciembre del año 2012 y noviembre de 2013289 -3 meses antes del despido-, en
los que Daniela se quejó de hechos que le generaban intranquilidad en el trabajo
y, específicamente, de estar siendo víctima de presiones indebidas de sus jefes y
acoso de sus compañeros.
286
La accionante aportó tres documentos: (i) “Historia clínica dictamen de ceguera médico legal sra. Zoila
Rosa Morales” (5 fls.); (ii) “Historia clínica geriatría Zoila Rosa Morales” (2 fls.); y (iii) “Historia clínica
siquiátrica Zoila Rosa Morales” (4 fls).
287
Sentencia T317 de 2020. Cfr. Sentencias T-392 de 2017 y T-314 de 2011.
288
Expediente ordinario laboral, archivo de audio denominado “09AudienciadepracticadePruebas”, minuto
31:00 y 61:50.
289
Expediente ordinario laboral, fls. 249 a 252 y 265.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
191. Hay otros dos hechos indicativos de las aptitudes de la accionante: por un
lado, ella era miembro del Comité de Ética de la Clínica General, para lo cual,
informa, fue elegida por una parte de sus compañeros de trabajo291. Esto da
cuenta de aptitudes positivas para el relacionamiento con sus colegas médicos.
Por otro lado, Daniela estuvo becada gran parte de su carrera, como lo muestran
las resoluciones expedidas por las autoridades de la Universidad Santiago de
Cali, correspondientes a los periodos 2006I, 2007II, 2009I y 2010I, en los que se
lee: “otorgar la Matrícula de Honor -1 puesto- a [Daniela] por haber obtenido
el mayor promedio en las calificaciones (…) durante el periodo académico”292.
192. Tampoco hay prueba en el plenario que sugiera que la decisión del
empleador hubiere estado motivada por problemas económicos o institucionales.
Es cierto que en los certificados de existencia y representación legal aportados al
expediente laboral se reflejan anotaciones de algunos procesos judiciales
ejecutivos293. Sin embargo, la Sala Plena considera que estos hechos son usuales
en la dinámica empresarial y, de todo modos, no son indicativos de una situación
de tal envergadura que permita justificar el despido de la accionante, máxime si
se tiene en cuenta que la Clínica General actualmente está en funcionamiento y
presta sus servicios en el municipio de Palmira y, además, que hace parte de un
conglomerado de varias instituciones que prestan servicios médicos y clínicos.
290
Expediente ordinario laboral, fl. 249.
291
Demanda de tutela, p. 4.
292
Escrito de intervención del 10 de febrero de 2023, pp. 2 a 6.
293
Expediente ordinario laboral, fls, 78 a 87 y 405 a 421.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
298
Audiencia de fallo de segunda instancia. Expediente ordinario laboral, archivo de audio denominado
“15AUdioVideoSegundaInstancia”. Minuto 10:09.
299
Audiencia de fallo de segunda instancia. Expediente ordinario laboral, archivo de audio denominado
“15AUdioVideoSegundaInstancia”.
300
Expediente ordinario laboral, fl. 503.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
que la actora invocó para pedir estabilidad laboral reforzada, para lo que los
jueces accionados desarrollaron consideraciones técnicas sobre las patología
mencionadas y argumentos fácticos propiamente dichos, orientados a establecer
si el empleador tenía o no conocimiento de los problemas de salud de la tutelante
al momento del despido. La Sala Plena no se referirá a la primera situación
porque no encuentra reparo sobre la valoración probatoria que desplegaron los
jueces accionados allí. Tampoco se pronunciará nuevamente sobre los
argumentos técnicos asociados con las patologías, dados los problemas de
idoneidad y validez que se explicaron en el acápite sobre el defecto fáctico en
la valoración de las pruebas testimoniales del expediente (supra num. 4.1.).
201. En ese contexto, la Sala Plena considera que el Juzgado Segundo Laboral
del Circuito de Palmira y el Tribunal Superior de Buga incurrieron en defecto
fáctico, por la indebida valoración de las pruebas del expediente que daban
cuenta de que el empleador sí pudo haber conocido del estado de salud de la
accionante. Sea del caso señalar, desde este momento, que no le asiste razón a
la parte tutelante cuando afirma que el empleador debió conocer de su estado
de salud porque algunos de sus médicos tratantes eran sus compañeros de
trabajo y, particularmente, porque el empleador, además de ser tal, era una de
las instituciones médicas en las que la accionante recibía atención en salud.
Esto, porque la historia clínica está sometida a reserva por disposición expresa
de los artículos 24 de la Ley 23 de 1981 y 10, literal “g”, de la Ley 1751 de
2015. Además, no hay razones para suponer que los médicos tratantes
vulneraron tal reserva o que la dependencia de recursos humanos de la clínica
tenía acceso a la historia clínica de Daniela. Con todo, esto no significa que tal
circunstancia no pueda ser tomada en consideración como prueba indiciaria de
otros hechos, como, por ejemplo, de conductas discriminatorias (supra num.
4.3.).
301
Expediente ordinario laboral, fl. 113.
302
ARTÍCULO 121. Trámite de reconocimiento de incapacidades y licencias de maternidad y paternidad. El
trámite para el reconocimiento de incapacidades por enfermedad general y licencias de maternidad o paternidad
a cargo del Sistema General de Seguridad Social en Salud, deberá ser adelantado, de manera directa, por el
empleador ante las entidades promotoras de salud, EPS. En consecuencia, en ningún caso puede ser trasladado
al afiliado el trámite para la obtención de dicho reconocimiento. // Para efectos laborales, será obligación de los
afiliados informar al empleador sobre la expedición de una incapacidad o licencia.
303
En la página 12 de la contestación de la demanda se lee: “son obligaciones especiales del trabajador (…)
29. Avisar inmediatamente cuando se presente una incapacidad que le impida asistir a laboral. 30. Presentar
inmediatamente a la empresa el certificado de incapacidad. En caso de tener algún impedimento para
entregarlo, deberá hacerlo a más tardar dentro de los tres días hábiles siguientes a la fecha que esto ocurra”.
Cfr. Expediente ordinario laboral, fl. 113.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
203. Tal fue el enfoque con el que se interrogó a los tres mencionados testigos.
Por un lado, la señora Roldán Muñoz informó que las incapacidades se le
entregaban al jefe directo, el doctor Adrián Pama, quien se encargaba de
“radicar eso”304. Igualmente, la testigo informó que los problemas renales de
la tutelante fueron detectados de forma incidental en el año 2012, cuando estaba
siendo tratada por la disforia de género y le ordenaron diferentes exámenes de
laboratorio. En seguida, ante la pregunta del apoderado de la demandante, la
declarante señaló que el doctor Pama conocía de los padecimientos de salud de
la accionante, al menos desde el año 2012. Explicó que siempre se le entregaron
copias de las valoraciones médicas respectivas305. Al parecer, esto era necesario
para poder cambiar los turnos de trabajo y acudir a las citas de control médico.
En la misma línea, la abogada del demandado le preguntó a la testigo si estuvo
presente cuando la accionante radicó incapacidades médicas desde el año 2012,
a lo que esta respondió lo siguiente: “yo la acompañé [a Daniela] en varias
ocasiones a llevarle copia de las valoraciones al doctor Pama”306.
204. Por otra parte, la ingeniera Quijano respondió a las preguntas del juez y
de la apoderada del empleador sobre el proceso para radicar las incapacidades.
Luego, ante las preguntas de la parte demandante, la testigo manifestó que no
recordaba que el jefe inmediato de la accionante, doctor Adrián Pama, hubiere
radicado documentos relacionados con incapacidades médicas. Agregó que,
dentro de los deberes de los colaboradores de la Clínica General, estaba el de
“notificar a sus jefes para mirar con quien se van a cubrir los turnos” 307.
205. De otro lado, el testigo Juan Rafael Morón narró lo ocurrido el día de la
terminación del contrato de trabajo, cuando él se encontraba de turno en la
Clínica General, en donde se expidió la incapacidad médica que se invocó como
fundamento de la estabilidad laboral reforzada308. Aseguró que el jefe de la
accionante tenía conocimiento de dicha incapacidad. Agregó que las
incapacidades médicas se entregaban al doctor Adrián Pama, quien buscaba la
persona para cubrir el turno de la persona incapacitada. De la misma manera, el
testigo declaró que Daniela estaba enferma desde antes de la terminación
unilateral del contrato de trabajo. Manifestó que el doctor Pama sí conocía los
padecimientos de salud de la accionante309. Aclaró que el galeno conocía de los
problemas sicológicos y renales de la tutelante, debido a que le otorgó diferentes
permisos médicos para ausentarse del lugar del trabajo y dirigirse al municipio
de Santiago de Cali, en donde se trataban algunas de las patologías310.
304
Declaración del testigo Yesenia Roldán. Expediente ordinario laboral, archivo de audio denominado
“09AudienciadepracticadePruebas”, minuto 22.14.
305
Ib. Minuto 35:48 a 36:25.
306
Ib. Minuto 39:19.
307
Ib. Minuto 46:44.
308
Declaración del testigo Juan Rafael Morón. Expediente ordinario laboral, archivo de audio denominado
“09AudienciadepracticadePruebas”, minuto 61:.
309
Ib. Minuto 68:34.
310
Ib. Minuto 69:34.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
208. Es importante aclarar que la Sala Plena no pudo establecer con certeza
que este documento hubiere sido aportado al expediente ordinario, toda vez que
en el plenario laboral obra un documento con el mismo objeto y con la misma
fecha de radicación, pero remitido al doctor Adrián Pama313, no a Guillermo
Giraldo Buitrago. Sin embargo, la Corte considera que en el curso de este
proceso no es posible hacer caso omiso del contenido de dicha prueba
documental, no solo porque la misma fue debidamente trasladada a la empresa
demandante cuando se le notificó de la demanda de tutela de la referencia, sino
también porque el mismo complementa la conclusión a la que se arribó respecto
de la valoración parcial de las pruebas testimoniales del plenario. La omisión
de este documento, pues, no constituye defecto fáctico en estricto sentido, pero
sí le permite a la Corte hacer énfasis en que los jueces laborales debieron
estudiar la prueba testimonial del expediente en lo que respecta al conocimiento
del empleador de las patologías de la accionante, incluso, decretando pruebas
de oficio al amparo del artículo 54 del CPTSS, con lo cual, eventualmente,
hubieran permitido arribar a documentos como el que en este momento se
analiza.
311
Expediente ordinario laboral, fls. 141 y 142.
312
Demanda de tutela,
313
Expediente ordinario laboral, fl. 151.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
sus afirmaciones, por lo que, en estricto sentido, la labor oficiosa de los jueces
hubiere sido complementaria y no supletoria respecto de las cargas procesales.
314
Sentencia SU-023 de 2018 y T-044 de 2022.
315
Cfr. Sentencia SU-368 de 2022.
316
Cfr. Sentencia T-102 de 2014.
317
Cfr. Sentencias T-351 de 2011 y T-744 de 2017.
318
Ib.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
213. Con todo, los jueces de la República pueden apartarse de los precedentes
y jurisprudencia vinculante, siempre que cumplan una carga argumentativa
estricta tendiente a demostrar, adecuada y suficientemente, las razones por las
cuales toman tal determinación. Particularmente, tienen que demostrar que la
interpretación alternativa que ofrecen desarrolla y amplía, de mejor manera, el
contenido de los derechos, principios y valores constitucionales objeto de
protección. De no hacerlo, sus decisiones podrían estar incursas en el defecto
por desconocimiento del precedente judicial. Así, resultan contrarias al debido
proceso, entre otras prácticas: (i) el incumplimiento de la carga mínima de
argumentación que, a partir del principio de razón suficiente, justifique por qué
el juez se aparta del precedente constitucional; y (ii) la simple omisión o
negativa del juez en la aplicación del precedente, a partir de un erróneo
entendimiento de la autonomía judicial o en un ejercicio abusivo de ella322.
215. Postura de los jueces accionados y del empleador. De forma genérica, los
jueces accionados y la sociedad empleadora de la accionante señalaron que las
sentencias ordinarias se dictaron con apego a la jurisprudencia vigente. La Sala
Laboral del Tribunal Superior de Buga guardó silencio.
319
Sentencia C-083 de 1995.
320
Cfr. Auto 397 de 2014.
321
Cfr. Sentencia SU-023 de 2018 (ff.jj. 66 a 68).
322
Cfr. Sentencias SU-347 y SU-388 de 2022.
323
Demanda de tutela, p. 50.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
218. A partir de lo expuesto en las dos sentencia antes mencionadas, en las que
se consolida una línea jurisprudencial que surgió con anterioridad a las
sentencias ordinarias cuestionadas, las diferentes salas de revisión de tutela han
optado por valorar los casos de estabilidad laboral ocupacional asociados con
asuntos de salud del trabajador, teniendo como referente la dificultad sustancial
para desempeñar las labores y no la existencia de una calificación formal325.
Incluso, la Sala Plena ha emitido, al menos, tres fallos reiterando la orientación
surgida años atrás, a saber, las sentencias SU-380 de 2021, SU-087 y SU-348
de 2022 y SU-063 de 2023326. En la segunda de estas providencias, se
sintetizaron los rasgos principales de la línea jurisprudencial que hoy se reitera
respecto del artículo 26 de la Ley 361 de 1997, a saber: (i) la norma “se aplica
a todas las personas en situación de discapacidad, sin que esto implique
agravar las condiciones de acceso a los beneficios que traía la Ley en su
versión original, que utilizaba la expresión personas con «limitación» o
«limitadas» (…)”; (ii) se extiende “a todas las personas en situación de
324
La línea jurisprudencial sobre estabilidad laboral reforzada empezó delimitarse en la Sentencia C-531 de
2000. Cfr. Sentencias T-1040 de 2001, T-519 de 2003 y T-1083 de 2007, entre otras anteriores y relevantes.
325
Cfr. Sentencias T-041 y T-620 de 2019, T-050 y T-099 de 2020, T-237 y T-410 de 2021 y T-096 y T-424
de 2022.
326
Expediente T-8.847.563 (M.P. Diana Fajardo Rivera).
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
220. Los supuestos de las reglas “ii” y “iii” están debidamente acreditados,
como se explicó en esta providencia judicial, respectivamente, cuando la Sala
Plena estudió el defecto fáctico que se generó porque “[e]l empleador pudo
haber conocido del Estado de salud del accionante” (supra num. 4.4) y porque
no se valoraron los actos discriminatorios en los que se incurrió por parte del
empleador y de los compañeros de trabajo de la accionante (supra num. 4.3.3.).
327
Tomado de la Sentencia SU-087 de 2022.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
223. Por su parte, el juez laboral ad quem señaló que no es viable conceder la
estabilidad laboral reforzada a la trabajadora, primero, porque el empleador no
tenía cómo conocer su estado de salud328, incluso, señaló que muchas de las
pruebas dan cuenta de valoraciones médicas posteriores al despido. Y, segundo,
porque la disforia de género no es una enfermedad, sino un trastorno de
identidad sexual, por lo que, concluyó, no es posible aseverar que quienes lo
padecen están limitados para ejecutar alguna labor329.
328
El Tribunal aceptó que en el expediente se probó una disfunción renal bilateral y de un trastorno depresivo,
pero señaló que no se aportaron pruebas que permitan certeza de que el empleador sabía de estas patologías.
329
Cfr. Expediente ordinario laboral, fl. 488.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
225.3. Los jueces accionados se abstuvieron de valorar los efectos que las
patologías padecidas tenían sobre la capacidad laboral de Daniela,
alegando que dichos efectos fueron demostrados con la calificación de la
Junta Regional de Calificación de Invalidez del Valle del Cauca, cuyo
dictamen (2016) es posterior al despido de la accionante (2014). Esta
postura, sin embargo, resulta ajena al precedente constitucional
consolidado y reiterado de forma pacífica, desde la Sentencia SU-049 de
2017, según el cual no es perentoria la existencia de una calificación de
pérdida de capacidad laboral para poder determinar si una persona es
beneficiaria de estabilidad. Lo que los jueces laborales accionados
debieron valorar, en atención a la jurisprudencia de la Corte, es cómo los
padecimientos de la trabajadora le impedían ejercer sus funciones con
normalidad.
330
Expediente ordinario laboral, fl. 303.
331
Cfr. https://www.who.int/es/health-topics/la-d%C3%A9pression#tab=tab_1.
332
Ministerio de Salud, Subdirección de Enfermedades no Transmisibles, Boletín de Salud Mental. Depresión.
Bogotá, Colombia. 2017. p. 2. El documento está disponible para ser consultado en el siguiente vínculo Web:
https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/ENT/boletin-depresion-marzo-
2017.pdf
333 333
Expediente ordinario laboral, fls. 52 a 59.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
226. En suma, por lo dicho antes, la Sala Plena considera que, si las autoridades
judiciales accionadas hubieran tenido en cuenta el precedente constitucional,
hubieran podido concluir que Daniela, además de ser despedida de forma
inconstitucional (supra num. 4.3.), podía llegar a ser titular del fuero de
estabilidad laboral pretendido con la demanda ordinaria. Esto, claro está, por
las patologías que padecía, incluida la disforia de género, pero no por su
condición per se de mujer trans. Todo, porque, desde una perspectiva
constitucional, las pruebas del plenario le hubieran permitido concluir que la
demandante tenía condiciones de salud que le impedían significativamente el
normal desempeño laboral; pues: (i) no se practicó el examen médico de retiro
que hubiera permitido advertir sobre las enfermedades y sus efectos en la
capacidad laboral; y (ii) la accionante había sido diagnosticada con disforia de
género y problemas renales y, desde años antes del despido (2012), se
encontraba en tratamientos y exámenes médicos.
230. En ese contexto, entre otras hipótesis, la Corte336 ha considerado que los
jueces incurren en defecto sustantivo porque la decisión que adoptan tiene
fundamento en una norma inaplicable al caso concreto, porque (i) no es
pertinente; (ii) ha perdido su vigencia por haber sido derogada, tácita o
expresamente; (iii) es inexistente; (iv) ha sido declarada contraria a la
Constitución Política; o (v) no se adecúa a la situación fáctica a la cual se aplicó.
Igualmente, ha entendido que también se incurre en el mencionado defecto
porque la interpretación de la norma que sí resultaba aplicable al caso: (vi) no
es razonable; (vii) es inaceptable por ser hermenéuticamente contraevidente o
claramente perjudicial para los intereses las partes; y (viii) no es sistemática, en
el entendido de que omite el análisis de otras disposiciones aplicables al asunto.
334
Cfr. Sentencia SU-245 de 2021.
335
Cfr. Sentencias T-346 y T-1045 de 2012 y T-044 de 2022.
336
Cfr. Sentencias T-807 de 2004, T-1101 de 2005, SU-448 de 2011, T-321 de 2017, SU-312 de 2020 y T-034
de 2023.
337
Cfr. Sentencia T-024 de 2023 (fj. 66).
338
Cfr. Sentencia SU-317 de 2021 (fj. 57 y 58).
339
Sentencia SU-027 de 2021.
340
Demanda de tutela, p. 37.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
341
Cfr. Sentencia del 9 de agosto de 2011 (37272).
342
Cfr. Sentencia SU-143 de 2020.
343
Cfr. Sentencias C-668 de 2001 y C-203 de 2011. En similar sentido, Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Laboral, sentencia del 4 de diciembre de 2019 (58548).
344
Cfr. Sentencia C-713 de 2008.
345
Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 27 de noviembre de 2019 (SL5596).
346
Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 24 de abril de 2018 (SL1368).
347
Cfr. Sentencia C-372 de 2011.
348
Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 13 de octubre de 1999 (12480).
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
242. Respecto del primer grupo de reproches, que respaldan los dos cargos de
casación invocados, la Corte Constitucional no encuentra reparo alguno de la
decisión que adoptó la Corte Suprema de Justicia y, por ende, entiende que
dicha autoridad no incurrió en el defecto sustantivo alegado, al menos, por dos
razones: de una parte, porque el escrito no cumple con las exigencias legales
de argumentación y, en parte, sus razonamientos carecen de lógica
argumentativa, por lo que se comparten los argumentos esgrimidos en el fallo
de casación objeto de la demanda de amparo. Basta con agregar que, la Sala
Plena señaló352 que los requisitos de técnica formales y de orden lógico le
imponen al demandante en casación, entre otras, las siguientes cargas en la
formulación del recurso de casación, las cuales no están acreditadas en el caso
sub examine: (i) identificar los pilares sobre los que “se encuentra construido
el pronunciamiento que se propone combatir”353; (ii) elegir correctamente la
vía (directa o indirecta, supra fj. 235) y la modalidad del ataque formulado
349
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 28 de enero de 2020 (SL175).
350
Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 29 de enero de 2020 (SL141).
351
Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 11 de diciembre de 2019, (SL4628).
352
Cfr. Sentencia SU 143 de 2020.
353
Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 28 de enero 2020 (SL186).
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
354
Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 27 de noviembre de 2019 (SL5178).
355
Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 28 de enero 2020 (SL186).
356
Cfr. Sentencia C446 de 1997.
357
Cfr. Sentencias C-372 de 2011 y C-163 de 2021.
358
Cfr. Sentencias C-596 de 2000, C-572 de 2011 y SU-424 de 2012.
359
Cfr. Sentencia SU-143 de 2020.
360
Ib.
361
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, sentencia del 20 de agosto de 2019 (SL3274). En
similar sentido, Cfr. Sentencia del 30 de agosto de 2017 (SL19502) y del 16 de marzo de 2016 (SL3474).
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
249. Ahora bien, la Sala Plena encontró probadas dos circunstancias que dan
cuenta de que la Corte Suprema de Justicia debió pronunciarse sobre la posible
violación de los derechos fundamentales a la igualdad, dignidad humana y a la
identidad de género, incluso, de manera oficiosa. Al no hacerlo, interpretó
indebidamente las normas que regulan las exigencias argumentativas del
recurso de casación, esto es los numerales 4º y 5º del artículo 90 del CPTSS,
cuya interpretación constitucional se explicó en las consideraciones
precedentes.
250. Por un lado, la Corte Suprema de Justicia omitió valorar que la parte
recurrente le informó sobre la posible configuración de conductas
discriminatorias basadas en la identidad de género de la accionante y su
pertenencia a la comunidad LGBTI. En efecto, al sustentar el primer cargo, el
apoderado de la accionante acusó a los jueces de instancia por “NO DAR por
probado EST[Á]NDOLO, que los testigos presentados por la parte actora,
quienes eran compañeros de Labor [de la] DEMANDANTE, por ser Médicos
362
Sentencia SU-143 de 2020. Cfr. Sentencia C-880 de 2014.
363
Cfr. Sentencia SU-227 de 2021.
364
Sentencia SU-635 de 2015.
365
Sentencia C-596 de 2000. En el mismo sentido, Cfr. Sentencias C-197 de 1999 y SU-542 de 1999.
366
Sentencia C-880 de 2014.
Expediente T-8.842.342
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera
251. Es del caso aclarar que, aun haciendo caso omiso de lo anterior, el juez de
la casación estaba obligado a valorar de oficio la posible violación de los
derechos fundamentales mencionados en el fundamento jurídico precedente,
sobre todo porque en el expediente había pruebas documentales, testimoniales
e indiciarias que daban cuenta de actos discriminatorios, como se explicó al
estudiar el defecto fáctico (supra num. 4). Sin embargo, la autoridad judicial
accionada guardó silencio sobre el particular, en el entendido de que se limitó
a estudiar los reproches sobre la estabilidad laboral reforzada que alegó el
apoderado de Daniela, de cara a los requisitos y exigencias formales de la
casación.
252. Habría que agregar que, para el momento en el que se dictó el fallo de
casación acusado, la jurisprudencia constitucional ya había establecido el
enfoque constitucional del recurso de casación y, específicamente, el deber de
valorar, incluso de oficio, la eventual violación de los derechos fundamentales,
tal y como se puede observar en las sentencia C-596 de 2000 y SU-143 de 2021.
7. Remedio constitucional
254. Por las razones expuestas, la Corte concluye que el Juzgado Segundo
Laboral del Circuito de Palmira y el Tribunal Superior de Buga vulneraron los
derechos fundamentales a la igualdad, a no ser discriminada, a la identidad de
género y al debido proceso de Daniela. En consecuencia, es necesario revocar
la sentencia del 25 de enero de 2022, dictada por la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia, que confirmó el fallo del 25 de mayo del mismo año,
proferido por la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, consistente en negar
las pretensiones de la demanda de tutela. En su lugar, se dispondrá el amparo
de los derechos fundamentales previamente mencionados.
257. Para tales fines, la Sala Plena le ordenará al Juzgado Segundo Laboral del
Circuito de Palmira que liquide las sumas de dinero que la Sociedad Global o
quien haga sus veces, le adeuda a Daniela. En todo caso, al liquidar las sumas
de dinero, deberá tener en cuenta la suma de dinero que el empleador pagó a
título de indemnización por la terminación unilateral del contrato de trabajo
(supra fj. 7).
260. Este mandato, en forma alguna, puede entenderse como una restricción al
cumplimiento de la orden de reintegro de Daniela, pues, como ya se dijo, tiene
que ser adelantada dentro de los cinco días concedidos para el reintegro. Todo,
sin perjuicio de que la accionante decida concertar con su empleador la manera
como se reintegrará al cargo o que ella no acepte el reintegro que ordenó la
Corte Constitucional.
8. Síntesis de la decisión
III. DECISIÓN
RESUELVE
Comuníquese y cúmplase,