(2022-00080-01) Gerardo Martínez Olaya (Navia) Nulidad

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LUIS ALONSO RICO PUERTA

Magistrado Ponente

ATCxxx-2022
Radicación n.º 25000-22-13-000-2022-00080-01    
(Aprobado en sesión del once de mayo de dos mil veintidós)

Bogotá D.C., once (11) de mayo de dos mil veintidós


(2022).

Respecto de la impugnación formulada frente a la


sentencia proferida por la Sala Civil Familia del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Cundinamarca el 22 de
marzo de 2022, dentro de la acción de tutela que promovió
Gerardo Martínez Olaya contra el alcalde municipal de
Nimaima, la Corte advierte que el asunto se encuentra
viciado de nulidad como pasa a explicarse.

ANTECEDENTES

1. Actuando en su propio nombre, el solicitante reclamó


la protección de los derechos fundamentales al debido
proceso y a la defensa, presuntamente vulnerados por la
autoridad convocada.
Rad. n.º 25000-22-13-000-2022-00080-01    

2. Relató en síntesis que, en la Inspección de Policía del


precitado municipio, se tramitó proceso verbal abreviado, el
cual concluyó el 21 de julio de 2021 con la orden de demoler
una construcción, sin embargo, luego de interponerse
apelación frente a dicha determinación, la misma se revocó
por el alcalde de ese lugar mediante resolución 011 de 2022.

3. En consecuencia, pretende que a través de este


excepcional mecanismo constitucional se ordene al
burgomaestre de Nimaima, dejar «sin valor» el acto
administrativo que resolvió la alzada.

4. Por su parte, el 22 de marzo de 2022 la colegiatura a


quo concedió el resguardo reclamado, decisión que fue
impugnada por el alcalde de la mencionada zona.

CONSIDERACIONES

1. De la atribución de competencia en materia de


amparo constitucional.

No obstante ser la tutela un mecanismo preferente y


sumario, no es ajena –como no lo es ninguna acción
judicial–a las reglas del debido proceso, por lo que su
conocimiento debe corresponder al juez que se encuentre
legalmente facultado para resolverla, dado que, como lo ha
explicado la jurisprudencia, en su trámite «se deben satisfacer
ciertos presupuestos básicos del juicio como son, entre otros, la

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Rad. n.º 25000-22-13-000-2022-00080-01    

capacidad de las partes, la competencia y la debida integración de la

causa pasiva» (CC, A-257/96).

El factor de competencia del ruego tuitivo se encuentra


previsto en el artículo 37 del Decreto 2591 de 1991, sin
embargo, esa disposición solo se ocupó de la «preventiva y
territorial», de ahí que el artículo 1.º del Decreto 333 de 2021,

predeterminó el conocimiento de los asuntos entre los


diferentes funcionarios judiciales y corporaciones,
dependiendo de aspectos como el nivel de la autoridad o la
calidad del funcionario demandado.

En el presente caso, se configura la nulidad por falta


de competencia prevista en el artículo 133-1 del Código
General del Proceso, la cual, por ser funcional, según el
canon 138 ídem (aplicable a la acción de tutela en virtud de
lo dispuesto en el artículo 4.° del Decreto 306 de 1992,
reglamentario del Decreto 2591 de 1991), implica que «lo
actuado conservará su validez y el proceso se enviará de inmediato al
juez competente; pero si se hubiere dictado sentencia, esta se
invalidará».

2. De la definición de competencia en el sub-lite.

Al revisar el diligenciamiento de esta causa, la Corte


encuentra que el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cundinamarca carece de competencia para resolver en
primera instancia el presente auxilio, al advertirse que el
reclamo no compromete actuación u omisión de las
autoridades administrativas en ejercicio de funciones

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jurisdiccionales que, en forma expresa, enlista el numeral


10º del artículo 2.2.3.1.2.1 del Decreto 1069 de 2015
(modificado por el Decreto 333 de 20211), sino que se dirige
contra el alcalde municipal de Nimaima, quien de
conformidad con el artículo 24 del Código General del
Proceso y el artículo 116 de la Carta Magna, no administra
justicia.

Bajo esa perspectiva y teniendo en consideración el


factor funcional antes mencionado, el conocimiento de una
tutela contra entidades, autoridades u organismos del
orden municipal radica en los jueces municipales, al tenor
de lo previsto en el numeral 1.° del artículo 2.2.3.1.2.1 del
Decreto 1069 de 2015, el cual dispone que: «[l]as Las acciones
de tutela que se interpongan contra cualquier autoridad, organismo o
entidad pública del orden departamental, distrital o municipal y contra
particulares serán repartidas, para su conocimiento en primera

instancia, a los Jueces Municipales» se resalta.

De suerte que, conforme se extrae de la normativa en


cita, deviene diáfano que el primer grado de la presente
acción constitucional no correspondía adelantarlo al
tribunal, sino al Juzgado Promiscuo Municipal de Nimaima.

3. De la actuación que se invalida.

En atención a lo señalado, se impone declarar la falta


de competencia del Tribunal Superior del Distrito Judicial

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«10. Las Las acciones de tutela dirigidas contra autoridades administrativas en ejercicio de
funciones jurisdiccionales, conforme al artículo 116 de la Constitución Política, serán
repartidas, para su conocimiento en primera instancia, a los Tribunales Superiores de Distrito
Judicial».

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de Cundinamarca para conocer en primera instancia este


amparo; y, en consecuencia, como se ha dictado sentencia
bajo dicha irregularidad vulneradora del debido proceso, se
decretará su nulidad, ordenando el envío del expediente al
Juzgado Promiscuo Municipal de Nimaima.

De esa forma, en cumplimiento del inciso final del


artículo 138 del Código General del Proceso que ordena que
«[e]l auto que declare una nulidad indicará la actuación que debe

renovarse», se precisa que al invalidarse el fallo proferido por

la colegiatura a quo, se dispondrá que el funcionario


habilitado para tal fin, conforme a la ley, dicte uno nuevo
que defina en primer grado el resguardo, sin perjuicio de lo
que estime necesario complementar (v. gr., practicar otras
pruebas o realizar notificaciones omitidas).

4. Sobre la facultad para decretar nulidades.

En cuanto a esa potestad, esta Sala ha señalado que:

«(…) hace suya la preocupación de la Honorable Corte


Constitucional expresada en el auto 124 de 2009 (exp. I.C.C.1404)
sobre la imperiosa necesidad de evitar la dilación en el trámite de
las acciones de tutela para garantizar su finalidad, eficiencia y
eficacia, esto es, la protección efectiva e inmediata de los derechos
fundamentales.

(…) empero, no comparte su posición respecto a que los jueces no


están facultados para declararse incompetentes o para decretar
nulidades por falta de competencia con base en la aplicación o
interpretación de las reglas de reparto del decreto 1382 de 2000
el cual “…en manera alguna puede servir de fundamento para
que los jueces o corporaciones que ejercen jurisdicción
constitucional se declaren incompetentes para conocer de una
acción de tutela, puesto que las reglas en él contenidas son
meramente de reparto”.

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Rad. n.º 25000-22-13-000-2022-00080-01    

“En efecto, el Decreto 1382 de 2002, reglamenta el artículo 37


del Decreto 2591 de 2001 relativo a la competencia de los jueces
para conocer de la acción de tutela y, por supuesto, establece las
reglas de reparto entre los jueces competentes (…)» (CSJ
ATC1526, 06 oct. 2021, rad. 00036-01, citado en
ATC295-2021,11 mar. 2021, rad. 00019-01, entre
otros).

En esa línea, se ha dejado sentado que: «El fallo dictado


por un juzgador carente de competencia funcional para tal efecto, en
nuestro ordenamiento procesal actual, esto es, a partir de la entrada en
vigencia del Código General del Proceso, constituye una decisión «nula»,
la que se torna insubsanable, al establecer el legislador que la
competencia por tal factor es «improrrogable», tal como lo dispone el
inciso 1º del artículo 16 del referido estatuto adjetivo 2, por lo que el
funcionario que advierta esa anomalía está obligado a declararla de
oficio, como se extrae de la misma norma, la cual resulta aplicable al
trámite de la acción de tutela de conformidad con el artículo 4º del

Decreto 306 de 19923» (CSJ ATC1218-2020, 9 dic. 2020, rad.

00327-01, citado en ATC057-2022, 26 ene. 2022, rad.


00378-01).

5. De la imposibilidad del conflicto de


competencia frente a la orden que se impartirá.

Al respecto, una vez más se advierte que:

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«ARTÍCULO 16. PRORROGABILIDAD E IMPRORROGABILIDAD DE LA JURISDICCIÓN Y LA
COMPETENCIA.  La jurisdicción y la competencia por los factores subjetivo y funcional son
improrrogables. Cuando se declare, de oficio o a petición de parte, la falta de jurisdicción o la
falta de competencia por los factores subjetivo o funcional, lo actuado conservará validez, salvo
la sentencia que se hubiere proferido que será nula, y el proceso se enviará de inmediato al
juez competente. Lo actuado con posterioridad a la declaratoria de falta de jurisdicción o de
competencia será nulo». [Se subrayó].

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Ese aparte normativo fue incluido en el canon 2.2.3.1.1.3. del Decreto 1069 de 2015 (Por
medio del cual se expide el Decreto Único Reglamentario del Sector Justicia y del Derecho),
precisando que antes enseñaba que, «para la interpretación de las disposiciones sobre trámite
de la acción de tutela previstas por el Decreto 2591 de 1991…, en todo aquello en que no sean
contrarios a dicho decreto», se aplicarían los principios generales del Código de Procedimiento
Civil, pero ahora hace referencia no a este estatuto sino al Código General del Proceso.

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Rad. n.º 25000-22-13-000-2022-00080-01    

«(…) no cabe en absoluto declarar conflicto de competencia


afirmativa ni negativa de un juez de inferior categoría al superior,
pues la historia jurídica ha patentizado desde épocas remotas
(Ley 105 de 1931) que la organización judicial en forma de
cuerpo piramidal deviene del concepto de jerarquía tan básico
para una recta administración de justicia, pues de lo contrario se
llegaría a la anarquía y perdería el concepto de autoridad fijado
en la misma ley. (…) En esta misma perspectiva se han reflejado
en el tiempo diversas reformas conservando el núcleo esencial,
tal y como ocurrió con el Decreto 1400 y 2019 de 1970 que
adoptó el Código de Procedimiento Civil, confirmando la regla que
‘El juez que reciba el negocio no podrá declararse incompetente,
cuando el proceso le sea remitido por su respectivo superior
jerárquico o por la Corte Suprema de Justicia’. Criterio
posteriormente recogido por el Decreto 2289 de 1989 en el inciso
3º del artículo 148 bajo el mismo texto y con plena vigencia»
(CSJ ATC, 16 jul. 2010, rad. 00022-01, citado en ATC,
21 may. 2020, rad. 00091-01, entre otros).

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Civil de


la Corte Suprema de Justicia,

RESUELVE

PRIMERO: Declarar la nulidad de la sentencia de


tutela de primera instancia proferida por el Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Cundinamarca, el 22 de
marzo de 2022, en el trámite de la referencia, sin perjuicio
de la validez de las pruebas legalmente practicadas.

SEGUNDO: Ordenar la remisión del presente


expediente al Juzgado Promiscuo Municipal de Nimaima.

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Rad. n.º 25000-22-13-000-2022-00080-01    

TERCERO: Comunicar lo aquí resuelto a los


interesados por un medio expedito, y librar las demás
comunicaciones pertinentes.

HILDA GONZÁLEZ NEIRA


Presidente de Sala

MARTHA PATRICIA GUZMÁN ÁLVAREZ

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

FRANCISCO TERNERA BARRIOS

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