Hígado Equino
Hígado Equino
Hígado Equino
SANTIAGO, CHILE
2006
ÍNDICE
Resumen ............................................................................................................ 2
Summary ............................................................................................................ 3
Introducción ............................................................................................................ 4
Objetivos ............................................................................................................ 32
Resultados ............................................................................................................ 40
Discusión ............................................................................................................ 62
Conclusión ............................................................................................................ 67
Bibliografía ............................................................................................................ 68
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RESUMEN
El propósito de este estudio fue determinar valores de referencia para Fibrinógeno (Fb), Tiempo de
Tromboplastina Parcial Activado (TTPA) y Tiempo de Protrombina (TP) en caballos Fina Sangre de
Carrera (FSC), y establecer si factores como sexo y edad influyen en la cuantificación de dichas
pruebas. Para ello se seleccionaron equinos clínicamente sanos (n=80) de 1 a 5 años de edad
provenientes de haras e hipódromos de la Región Metropolitana, sometidos a normas de manejo,
alimentación y entrenamiento habituales para la especie.
Se determinó la distribución de los datos y se calculó los valores de referencia con un intervalo de
confianza de 95%. Para Fb se encontraron diferencias significativas entre edades, por esta razón se
determinó realizar valores de referencia para equinos de 1 a 2 años y otro intervalo para equinos
mayores de 3 años. Para TTPA y TP se determinó valores de referencia para la muestra completa.
Los valores de referencia obtenidos de este estudio proveen valiosa información para la evaluación
de parámetros de coagulación, evaluación de funcionalidad hepática y para comparaciones
interlaboratorios.
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SUMMARY
As the liver is the site where are synthesized most of proteins of the cascade of the coagulation, an
abnormal hemostasis can be consequence of a hepatic insufficiency, becoming thus, the coagulation
factors in a good instrument for the evaluation of hepatic functionality in equines.
The purpose of this study was to determine reference values for Fibrinogen (Fb), Prothrombin Time
(PT), Activated Partial Thromboplastin Time (ATTP) in Thoroughbred horses, and to establish if
factors as sex and age influence in the quantification of these tests. Therefore, were selected clinically
healthy equines (n=80) of 1 to 5 years of age originating of haras and racecourse of Metropolitan
Region, maintained under habitual norms of handling, feeding and training for Thoroughbred
horses.
The coagulation tests were performed in a semiautomatic coagulometer, for Fb was used Clauss
method, ATTP cephalin add activator time method and PT Quick method.
Data distribution was determined and reference intervals were calculated with a 95% confidence
interval. For Fb were significant differences among ages, thereby it determined to develop values of
reference for equines of 1 to 2 years and another one for equines of 3 years. For ATTP and PT were
determined values of reference for the complete sample.
Reference intervals obtained on the study provide valuable information for assessing coagulation
parameters, evaluation of hepatic functionality and for interlaboratory comparisons.
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INTRODUCCIÓN
El hígado tiene un papel crítico en una amplia variedad de funciones metabólicas, secretorias,
excretorias y de almacenamiento, por lo cual frente a una enfermedad, insuficiencia o falla hepática,
presenta una amplia variedad de signos clínicos.
Desafortunadamente, la mayoría de los signos son inespecíficos y tienen una alta variabilidad
dependiendo de la extensión y duración de la enfermedad hepática, ya que requiere de la pérdida de
por lo menos el 60-80% de su masa funcional para presentar signología.
Muchas veces una enfermedad hepática no está acompañada necesariamente de una insuficiencia
hepática, por ello es importante diferenciar alteración de insuficiencia hepática, ya que esto conlleva a
un cambio en el pronóstico del paciente. En insuficiencia ó enfermedad hepática crónica el
pronóstico suele ser desfavorable, asociándose frecuentemente con fibrosis; en cambio en un
proceso patológico agudo o alteración aún existe posibilidad de regeneración, por ello se hace
necesario que el clínico dedicado a la medicina interna de equinos se apoye en pruebas de
laboratorio, que le permitan visualizar el grado de falla y/o alteración de la funcionalidad hepática.
Dichas pruebas serán útiles siempre que se cuente con intervalos de referencia (“valores normales”),
que permitan determinar o inferir el grado de alteración patológica del proceso en curso.
En el presente estudio, se determinó los valores de referencia para los factores de coagulación que
reflejan funcionalidad hepática: Tiempo de protrombina (expresado como porcentaje de actividad),
Tiempo de tromboplastina parcial activada y Fibrinógeno, en equinos Fina Sangre de Carrera (FSC);
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ya que al estar sintetizados en hígado la mayoría de los factores implicados en la cascada de la
coagulación, representará fielmente tanto integridad como funcionalidad hepática, entregando así una
herramienta, no sólo diagnóstica, sino pronóstica de utilidad al Médico Veterinario. Además se
evaluó si factores como sexo y edad influyen en la cuantificación de dichas pruebas.
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REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
En un caballo normal la mayor parte del hígado se encuentra a la derecha del plano medio, situado
oblicuamente por detrás de la cara abdominal del diafragma, principalmente dentro de la caja
torácica. Se extiende en sentido craneal desde el sexto o séptimo espacio intercostal y caudalmente
hasta la decimoquinta costilla a nivel del riñón derecho. El hígado equino tiene cuatro lóbulos:
derecho, izquierdo, medio y caudado. La superficie o cara visceral del hígado es cóncava e irregular y
contiene el área (hilio) a través de la cual emerge el conducto hepático y penetran vasos sanguíneos,
vasos linfáticos y nervios (tríada portal). La bilis, producida por los hepatocitos, es excretada dentro
de los canalículos biliares y sale a través de conductos biliares. Los conductos biliares corren
adyacentes a las ramas de la vena porta y la arteria hepática, convergen y se unen en el hilio para
formar el conducto hepático que drena dentro del duodeno proximal. El flujo biliar en el caballo es
continuo debido a que no tiene una vesícula biliar o esfínter para regular el flujo en el sitio de entrada
del conducto hepático al duodeno (Dyce et al., 2002).
El hígado recibe el 20% del gasto cardiaco y tiene dos aportes sanguíneos separados, la arteria
hepática y la vena porta. La arteria hepática, rama del tronco celiaco, transporta un pequeño volumen
sanguíneo con alto contenido de oxígeno y alta presión, desde el corazón hacia el hígado para
sostener su actividad metabólica. La vena porta entra al hígado transportando sangre baja en oxígeno
desde los órganos abdominales. La microcirculación hepática está constituida por vasos
intrahepáticos <300 µm., llamados sinusoides, canales vasculares distensibles, fenestrados,
recubiertos por células endoteliales y macrófagos (células de Küpffer), es principalmente a este nivel
donde se efectúa la regulación del flujo hepático y donde ambos sistemas – venoso y arterial – se
fusionan. Esta red microvascular constituye una gran área para el intercambio de sustancias entre la
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sangre y los hepatocitos. La sangre de los sinusoides drena dentro de las venas centrales y luego a las
venas hepática y cava caudal (Glasinovic, 2001).
El hígado está inervado tanto por el sistema simpático como parasimpático (nervios aferentes y
eferentes). Los nervios hepáticos autónomos juegan un rol importante en la regulación metabólica y
hemodinámica mediática del hígado. La estimulación de paquetes nerviosos alrededor de la arteria
hepática y vena portal, principalmente vía α receptores, causa un incremento de la salida de glucosa y
lactato, una disminución en la absorción de oxígeno, una disminución en la perfusión sanguínea
combinada con una redistribución intrahepática y un vaciamiento de norepinefrina a la vena hepática.
Los nervios hepáticos también juegan un rol a largo plazo en la inducción de enzimas y
contribuyendo a la especialización de los hepatocitos (Jungermann y Katz, 1989).
El hígado esta rodeado casi completamente por una cápsula serosa (peritoneo visceral). Bajo esta
membrana serosa se encuentra una cápsula fibrosa (cápsula de Glisson) que está compuesta de tejido
conectivo denso fibroso blanco (DWFCT). El tejido conectivo de la cápsula se extiende en los
lóbulos del hígado, como tejido conectivo interlobular, envolviendo individualmente a cada lóbulo
hepático, sirviendo de sostén al estroma (Banks, 1980). Extensas áreas de tejido conectivo
interlobular aparecen a lo largo de cualquier sección de hígado, estas soportan, vasos linfáticos, ramas
de la arteria hepática, ramas de la vena porta y conductos biliares. Estos grupos de vasos y ductos,
junto con el respectivo soporte de tejido conectivo son llamados canales o áreas portales (Frappier,
1998).
El "clásico lóbulo" hepático se describe como una estructura poligonal de parénquima rodeando la
vena hepática central, esta típica forma está limitada por tejido conectivo, con zonas portales en las
esquinas de los polígonos. Este modelo fue aceptado por más que un siglo, aunque esta estructura
lobular guarda gran importancia en las descripciones morfológicas de condiciones patológicas, no
puede explicar varias alteraciones funcionales e histológicas, indicando que la unidad funcional y
anatómica del hígado es el acino hepático, modelo más útil que fue propuesto a principio de este
siglo, el cuál fue deducido de la observación de que en muchas glándulas la unidad estructural se
orienta alrededor de un conducto excretor central. Este modelo postula que la corriente sanguínea
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fluye linealmente dentro de una estructura parenquimatosa, que exhibe una disminución radial de
concentraciones de sustrato y de hormonas alrededor del eje vascular de los vasos aferentes
(Rappaport, 1976; Jungermann y Katz, 1989; Tennant, 1997).
Los hepatocitos son el principal tipo celular del hígado y en conjunto ocupan al menos el 70% de su
volumen. Como todas las células de origen epitelial, el hepatocito es funcionalmente polarizado y la
membrana plasmática contiene tres dominios o regiones morfológica y funcionalmente separados. El
dominio o región sinusoidal es equivalente a la región basolateral de otras células epiteliales. El
contacto entre hepatocito está dado por la región intercelular que contiene desmosomas y gap
junctions. La región canalicular es responsable de muchas de las funciones de excreción del hígado y
de la fase inicial de la formación de bilis. Los hepatocitos están dispuestos en láminas de una sola
célula separados por sinusoides. Estos sinusoides hepáticos difieren de otros capilares en dos
importantes aspectos, primero, los hepatocitos normalmente no descansan sobre una membrana
basal convencional, están separados de las células endoteliales por el espacio perisinusoidal de Disse.
Segundo, las fenestraciones en las células de revestimiento sinusoidal permiten la formación de linfa
hepática en el espacio de Disse que tiene un contenido proteico mucho mayor que la linfa formada
en lechos capilares convencionales, el cual es un ultrafiltrado de plasma caracterizado por su bajo
contenido proteico (Tennant, 1997).
Una significativa heterogeneidad estructural se ha demostrado entre los hepatocitos periportales del
acino hepático (Zona 1, aferente o proximal), los hepatocitos de la zona media (Zona 2) y los
hepatocitos perivenosos o centrolobulillares (Zona 3, pericentral, eferente o distal). Siguiendo la
circulación sanguínea son distinguibles al menos dos zonas, la zona periportal perfundida con sangre
rica en oxígeno, sustratos y hormonas, y la zona perivenosa irrigada con sangre baja en oxígeno,
sustratos y hormonas, pero rica en dióxido de carbono (CO2) y otros productos del metabolismo
(Jungermann y Katz, 1989). Es predecible que existan diferencias en la concentración de solutos
entre los hepatocitos localizados en la entrada (zona 1) y en la salida (la zona 3) del acino, ya que la
perfusión en este, ocurre de manera secuencial. Sin embargo, la distribución y el transporte de
solutos por los hepatocitos de cada zona acinar también parecen estar influenciados por otros
factores aparte de la perfusión secuencial de sangre. La concentración de receptores en hepatocitos
en cada zona, la presencia de grupos químicos específicos en las moléculas entrantes y el ligamiento
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de solutos a proteínas plasmáticas, son todos factores con los cuáles se modifica esta interacción y la
concentración celular lograda de solutos en cada zona acinar (Gumucio, 1983). Las concentraciones
de glucosa y aminoácidos, que vienen principalmente desde la vena hepática portal, son más altas en
sinusoides periportales durante la digestión, lo que estaría asociado con importantes diferencias
metabólicas, ya que las enzimas de la glicólisis y gluconeogénesis tienen diferente actividad entre las
distintas zonas del acino hepático (Tennant, 1997).
También existen diferencias en las fenestraciones del endotelio sinusoidal entre las zonas periportales
y centrolobulillares, ha sido demostrado mediante microscopía electrónica (SEM, scanning electron
microscopy) que el diámetro es inversamente proporcional a la frecuencia de fenestraciones entre
estas dos zonas, lo que puede explicar la conducción selectiva de grandes complejos moleculares
como los quilomicrones encontrados en hepatocitos periportales (Braet y Wisse, 2002).
El hígado tiene un papel crítico en una amplia variedad de funciones en el organismo. La mayoría de
los nutrientes absorbidos desde el tracto gastrointestinal pasan directamente al hígado vía circulación
portal, éstos son metabolizados a energía, transformados en otra clase de nutrientes y exportados a
tejidos periféricos, o bien almacenados en éste. El hígado es capaz de ajustar la carga de
carbohidratos, proteína y lípidos desde el tracto gastrointestinal, mantener niveles sanguíneos
constantes de nutrientes entre ingestas, así como en respuesta a necesidades especiales. Además de
este rol en la homeostasis y metabolismo de nutrientes, el hígado está envuelto en la excreción,
detoxificación y metabolismo de sustancias tanto endógenas como exógenas; así como en la
hematopoyesis y la síntesis de proteínas (Barton y Morris, 1998).
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exiguo, la glucosa entraría preferentemente en el cerebro y otros tejidos porque sus sistemas de
transporte tienen una Km menor que la del hígado. Bajo estas condiciones, la glucosa es transportada
dentro de los hepatocitos para la síntesis de glicógeno, aminoácidos y triglicéridos. Entre comidas, la
concentración de glucosa decrece en la vena porta a niveles de la circulación periférica
aproximadamente a 5 mM. Durante este período, la concentración de glucosa en los hepatocitos es
relativamente mayor a la sangre sinusoidal y GLUT-2, facilita el transporte de glucosa desde el
citoplasma de los hepatocitos a los sinusoides y por último a la circulación sistémica para suplir los
requerimientos energéticos de otros tejidos. A su vez, el transportador GLUT-1 está presente sólo en
la membrana plasmática de los hepatocitos más centrales y su afinidad por glucosa es mucho mayor
(Km 1-2 mM) que la de GLUT-2. Curiosamente, el gen para GLUT-1 es transcrito y trasladado por
hepatocitos a través del acino, sin embargo, por medio de mecanismos de control post-
transcripcional, este es insertado en la membrana plasmática de sólo los hepatocitos centrales
(Tennant, 1997).
Otra función importante del hígado es la producción de bilis, que está constituida principalmente
por ácidos biliares conjugados, fosfolípidos, colesterol y bilirrubina conjugada. Los ácidos biliares son
agentes fisiológicos importantes requeridos para la disponibilidad del colesterol, así como para la
absorción de vitaminas y grasas. Son sintetizados, conjugados y excretados exclusivamente por el
hígado, las zonas 1 y 2 del acino hepático serian el sitio primario de la síntesis de estas sales y su
conversión desde colesterol requiere 15 diversos pasos enzimáticos (Chiang, 1998). La bilirrubina es
un pigmento que se produce por degradación enzimática del grupo Hem, aproximadamente un 80%
deriva de la remoción de eritrocitos en etapa de envejecimiento desde la circulación por el sistema
retículo endotelial (Jungermann y Katz, 1989). La bilirrubina no conjugada, insoluble, se liga a
albúmina y es transportada hacia hígado, donde se conjuga en los hepatocitos. En los caballos mas
del 50% de la bilirrubina es conjugada con glucosa. Luego se excreta en forma activa hacia los
conductos biliares (Johnston, 1998).
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fenestraciones del endotelio de las células que permiten pasar casi todas las proteínas plasmáticas
directamente al espacio de Disse y a la superficie sinusoidal de los hepatocitos. En la circulación
general, la albúmina tiene dos grandes funciones, es el principal determinante de la presión oncótica
del plasma y es la principal proteína transportadora para metabolitos endógenos hidrofóbicos y
xenobióticos, sustancias que al ligarse a la albúmina quedan en una solución acuosa estable en el
plasma (Tennant, 1997).
El hígado juega un rol crítico en la remoción de amoniaco desde la sangre, éste se produce
primariamente en el tracto gastrointestinal por acción de las bacterias colónicas y las enzimas
mucosas sobre las proteínas. Luego es llevado a hígado, vía portal, para su conversión a urea.
(Johnston, 1998). La mayoría del amoniaco entra al hígado por difusión, principalmente a los
hepatocitos de las zonas 1 y 2, sólo pequeñas cantidades de amoniaco alcanzan la zona 3, por ende la
concentración de amoniaco en los sinusoides periportales es mayor en comparación con los
sinusoides centrolobulillares. Dentro del acino hepático están involucrados dos procesos enzimáticos
complementarios, la síntesis de amoniaco a urea en hepatocitos periportales y de amoniaco a
glutamina en hepatocitos centrolobulillares (Tennant, 1997).
Aproximadamente el 40 a 60% del Cobre (Cu) dietario es absorbido a la sangre por la mucosa del
intestino delgado. La albúmina y transcupreina transportan el Cu en sangre hasta el hígado, el cuál es
el sitio de síntesis de ceruloplasmina, estas proteínas transportan el cobre a tejidos blanco en el
organismo. El cobre sobrante se elimina por la vía biliar a través de una proteína transmembrana, la
ATPasa tipo-P transportadora de cobre (ATPasa7B), localizada en el polo biliar del hepatocito
(Nagano et al., 1998).
Las enzimas para la metabolización de drogas (tóxicos) tales como la citocromo P450 están
localizadas principalmente en la zona 2 y 3 del acino hepático. Esto podría explicar por que los
tóxicos inducen daño hepatocelular preferentemente en hepatocitos perivenosos (Jungermann y
Katz, 1989). Comparado con los adultos, los caballos jóvenes tienen menos habilidad para
metabolizar hidrocarbonos aromáticos y menos capacidad conjugativa, que puede generar alto riesgo
cuando la exposición a toxinas requiere metabolización por estos sistemas enzimáticos (Lakritz et
al., 2000).
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Los lipopolisacáridos bacterianos endógenos (LPS) son glicolípidos encontrados en abundancia en la
membrana externa de todas las bacterias Gram (-) y tienen la habilidad de producir una vigorosa
respuesta inflamatoria (Ouellette et al., 2004). Dado que las bacterias Gram (-) normalmente
colonizan el colon, el cuerpo ha desarrollado fuertes mecanismos de defensa que regulan
estrechamente la entrada y procesamiento de los LPS. El hígado juega un rol central en este proceso
en virtud de su habilidad dual de no sólo limpiar los LPS, sino también de responder
energéticamente a los LPS. La gran mayoría de los LPS que entran al huésped en condiciones
normales y patológicas es a través del tracto gastrointestinal, el hígado se encuentra estratégicamente
localizado, siendo la barrera final para prevenir que bacterias gastrointestinales y sus productos,
entren al flujo sanguíneo sistémico. En estudios experimentales en animales sanos, los LPS son
sacados de circulación dentro de pocos minutos después de una inyección intravenosa y la mayoría es
encontrado en hígado (Su, 2002).
Las células de Küpffer componen aproximadamente el 70% del total de la población de macrófagos
del organismo, se presume que son la primera barrera contra una bacteremia o endotoxemia portal,
impiden que bacterias y endotoxinas entren a la circulación sistémica removiéndolas desde la sangre
venosa portal. Una vez activadas, las células de Küpffer producen citoquinas, las cuáles pueden
regular la función de hepatocitos y células endoteliales vía interacción paracrina o pueden ser
liberadas a la circulación sistémica. Por otro lado, las células de Küpffer son potentes limpiadores de
mediadores inflamatorios sistémicos y derivados del sistema gastrointestinal, sustancias tóxicas y
citoquinas, de esta manera, juegan un rol crucial en la extensión o limitación de la respuesta
inflamatoria sistémica (Dhainaut et al., 2001).
La exposición a estas toxinas puede ocurrir directamente por la ingestión en el campo de plantas, o
por el consumo de heno contaminado. Estudios recientes demuestran que los caballos necesitan
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consumir más de 200 mg. de alcaloide por kilo de peso corporal antes de que se induzca una
enfermedad hepática grave, por lo general mortal (Rose y Hodgson, 1995).
Los problemas surgen principalmente cuando el forraje, cubos, pellets o granos están contaminados
y el animal es incapaz de seleccionar y evitar la ingestión de estas plantas. En California, Senecio
vulgaris es un contaminante común de heno de alfalfa de primer corte, mientras que Amsincka
intermedia es más frecuente encontrarla en henos de pasto (grass hays) tales como heno de avena
cortado en primavera (Smith, 1983). En Chile se ha descrito alrededor de 300 especies de Senecio sp.,
pero sólo Senecio erraticus a sido reportado como tóxico para bovinos, caballos y ovinos (Araya,
1990). La ingestión de grandes cantidades de forraje altamente contaminado puede presentar
signología clínica dentro de unas semanas, aunque la exposición a niveles bajos de consumo es más
frecuente y debe pasar un período de varios meses para que los signos clínicos de enfermedad
hepática crónica aparezcan (Smith, 1983). En caballos traídos al Hospital Veterinario de la
Universidad Austral de Chile, en los que se diagnosticó seneciosis, correspondían según anamnesis, a
animales que habían permanecido consumiendo la planta por varios años consecutivos (Araya,
1990).
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Otro tipo de intoxicación estaría dado por la acumulación de cobre en hígado, pero parece poco
probable que los niveles dietarios recomendados de 25 - 50 mg/kg tengan efectos deletéreos (Harris
et al., 1995), ya que, los caballos tienen alta resistencia a la toxicidad crónica por cobre y pueden
tolerar niveles hasta 800 mg/kg (Cromwell, 1997; Harris et al., 1995). Por el contrario, un bloqueo
de los ductos biliares, con la consiguiente falla en la eliminación de cobre hacia la vía biliar,
provocaría un acúmulo de este metal en el interior de los hepatocitos donde se liga a la metalotionina
(MT1A es una pequeña proteína intracelular capaz de quelar varios metales pesados, incluyendo
cobre) (Spee et al., 2005). El Cu sufre una degradación incompleta dentro del lisosoma, formando
un polímero insoluble y rico en Cu activado. Este compuesto desencadena una peroxidación lipídica
lisosomal que conduce a la necrosis celular, la fagocitosis de este cobre reactivo por células de
Küpffer amplifica el daño hepático (Klein et al., 1998). Se induce también un descenso en la síntesis
de la apoceruloplasmina (molécula precursora de la ceruloplasmina). El cobre finalmente se libera
hacia la sangre una vez desbordada la capacidad del hígado (Spee et al., 2005).
La hepatitis crónica y cirrosis se refieren a una lesión primaria del parenquimal hepático con muerte
hepatocelular, fibrosis e inflamación. Sin embargo, inflamación y fibrosis y en algunos casos muerte
celular no son restrictivos de desórdenes parenquimatosos primarios, ya que también pueden ser
vistos en desórdenes primarios biliares y circulatorios. La diferenciación en general es posible a
través de un cuidadoso examen histológico y la evaluación en conjunto de lesiones del parénquima,
biliares y vasculares presentes en el hígado afectado (van den Ingh, 2004).
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patrón focal o difuso en el interior del lóbulo. La fase de la enfermedad y así el posible pronóstico,
está determinado por la extensión y patrón de la fibrosis y la posible pérdida de arquitectura (van
den Ingh, 2004).
La fuente principal de ese tejido fibroso son las células estrelladas hepáticas (HCSs), que en
condiciones fisiológicas, se encuentran en el espacio de Disse, donde son mantenidas inactivas
(fenotipo no-fibrogénico), encargadas principalmente del almacenamiento de retinoides y la
remodelación de la matriz extracelular, que ocurre predominantemente como una consecuencia de la
acción de una familia de enzimas llamadas metaloproteinasas (MMPs), éstas son secretadas dentro
del espacio extracelular como proenzimas, las cuáles luego son activadas por mecanismos de clivaje
específicos. Las enzimas activas son alternadamente inhibidas por una familia de inhibidores tisulares
de metaloproteinasas (TIMPs 1 al 4). Por esta combinación de mecanismos, la degradación de matriz
extracelular es estrechamente regulada, lo cuál previene un daño tisular involuntario (Arthur, 2000).
La fibrosis se puede presentar como necrosis de hepatocitos en áreas que unen espacios porta entre
sí (porto-portal), espacios porta con venas centrolobulillares (porto-central) y centro-central (venas
centrolobulillares entre sí), acompañada de colapso y condensación de la red reticular o por directa
activación de las HSCs (van den Ingh, 2004). Estudios del rol de las HSCs en este proceso y un más
detallado conocimiento de su biología celular llevan a importantes preguntas acerca de la validez del
modelo de “sólo progresión” de la fibrosis, ya que actuales evidencias indican que es dinámica y que
puede ser bidireccional (involucrando fases de progresión y regresión) y que además de incrementar
la síntesis de colágeno, este proceso patológico involucra grandes cambios en la regulación de la
degradación de la matriz (Arthur, 2000). Cuando se remueve el ambiente habitual del espacio de
Disse, en sitios lesionados del hígado, por exposición a toxinas hepáticas, colestasis, infección viral o
invasión tumoral, las HCSs abandonan su función habitual y comienzan a proliferar, son activadas a
un fenotipo profibrinogénico miofibroblástico, de esta manera se convierten en las principales
productoras de colágeno tipo I y tipo III y de proteínas no colágenas de la matriz extracelular
(Ramm et al., 2000). La producción y depósito perisinusoidal de todas esas proteínas se lleva a cabo
en forma descontrolada, debido a la disminución de la capacidad de HCSs para producir
metaloproteinasas que degraden el colágeno (van den Ingh, 2004).
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La fibrosis es una respuesta común y no específica a una injuria hepática y aunque asociada
generalmente a hepatopatías crónicas, esta puede ser detectada 7 días después de una toxicosis aguda
por pirrolizidina en caballos (Durham et al., 2003a). Es vista tradicionalmente como un proceso
patológico progresivo involucrando múltiples eventos celulares y moleculares que conducen en
última instancia al excesivo depósito de proteínas en la matriz extracelular. Cuando este proceso es
combinado con una inefectiva regeneración y reparación, existe una gran alteración de la arquitectura
normal y el resultado final es la cirrosis (Arthur, 2000).
Aunque existen múltiples causas y morfologías de cirrosis hepáticas, todas las formas de cirrosis son
caracterizadas por una defenestración del endotelio sinusoidal y la presencia de una membrana basal
subendotelial. Además, se ha demostrado que la desaparición de la barrera normal de filtración en
hígados cirróticos da lugar a un intercambio bidireccional deteriorado entre la sangre sinusoidal y las
células parenquimales. Antes del establecimiento de la fibrosis, la defenestración parece ser reversible
al remover la hepatotoxina, pero se vuelve irreversible después de la formación de la membrana basal
subendotelial (Braet y Wisse, 2002).
En cirrosis se pueden distinguir dos categorías morfológicas, cirrosis micronodular, con nódulos
regulares de menos de 3 mm (el tamaño de un lóbulo normal) y cirrosis macronodular con nódulos
irregulares mayores a 3 mm (sobre varios centímetros). Mientras la forma micronodular desarrolla
alteraciones difusas regulares y fibrosis del acino, la cirrosis macronodular desarrolla grandes áreas
irregulares de necrosis con colapso secundario y el desarrollo de conexiones vasculares porto-
centrales (van den Ingh, 2004).
El hígado es un órgano que parece estar dotado con una notable habilidad compensatoria y
regenerativa. Desafortunadamente, estas capacidades compensatorias pueden retrasar la presencia
clínica de la enfermedad hepática hasta que el proverbial “demasiado tarde” se haga realidad, con el
inicio de signos clínicos más profundos. Aunque incluso los casos severos del coma hepático pueden
recuperarse, muchos no, debido a los avanzados cambios del hígado, que van más allá de las
capacidades regeneradoras del órgano (Byars, 2003). El hígado tiene tal capacidad de reserva
funcional que puede presentar aproximadamente tres cuartas partes de su parénquima inactivo antes
de presentar signos clínicos de disfunción (Blood y Radostits, 1992; Rose y Hodgson, 1995).
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Los signos clínicos y los hallazgos clinicopatológicos asociados con la insuficiencia hepática se
refieren a la incapacidad del órgano para realizar sus múltiples funciones. Sin considerar la causa y
tiempo de evolución de la enfermedad hepática, a menudo los signos clínicos de la insuficiencia se
desarrollan en forma súbita, dificultando el establecimiento de la relación con una causa posible
(Johnston, 1998). La severidad de los signos clínicos y el curso de la enfermedad hepática son
variables dependiendo del patrón, localización, tasa y extensión del daño hepático, el que puede ser
reversible o irreversible, siendo afectado por procesos focales, generalizados, agudos, crónicos,
inflamatorios, anatómicos o funcionales (Barton y Morris, 1998).
La ictericia ocurre como resultado del acúmulo de bilirrubina en el plasma y otros tejidos. La
coloración ictérica de las membranas mucosas y de la esclerótica se evidencia cuando la
concentración sérica de bilirrubina excede los 3 mg/dl y es marcada cuando las concentraciones
superan los 12 mg/dl (Johnston, 1998). Su presentación es casi siempre marcadamente elevada en
enfermedad hepática aguda pero, en general, es sólo ligeramente elevada o ausente en enfermedades
crónicas hepáticas (Smith, 1983).
La fotosensibilización se desarrolla en alrededor del 25% de los caballos en áreas no pigmentadas que
están expuestas a la luz solar (Smith, 1983). La filoeritrina, una porfirina derivada de la clorofila, es
producida por las bacterias intestinales y excretada principalmente en las heces. De manera normal, la
porción de la filoeritrina que se absorbe hacia la circulación portal es eliminada con efectividad por el
hígado y luego excretada con la bilis. En la insuficiencia hepática, la filoeritrina pasa a circulación
sistémica y se acumula en la piel, donde absorbe la energía radiante del sol, produciendo radicales
libres, causando inflamación y necrosis de la piel despigmentada. El sitio afectado con mayor
frecuencia es el hocico, aunque se puede afectar cualquier zona cutánea del cuerpo (Johnston, 1998).
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(Fb), tiempo de tromboplastina parcial activada (TTPA) y función plaquetaria, también pueden
presentar anormalidades (Dodds, 1993; Tennant, 1997). Los pacientes con cirrosis hepática tienen
un amplio espectro de anormalidades, todos los factores procoagulantes e inhibidores están
disminuidos, lo que refleja el deterioro de la síntesis de proteínas. Pueden ser identificadas moléculas
anormales de fibrinógeno y protrombina, así como las plaquetas, tanto cuantitativamente como
cualitativamente y la mayoría de los pacientes desarrolla coagulación intravascular diseminada (DIC)
(Mammen, 1992).
La causa de la encefalopatía no esta clara, pero puede ser resultado de concentraciones de glucosa
sanguínea muy bajas, elevación de los valores de amoniaco sanguíneo o alteraciones en las
proporciones de aminoácidos en el sistema nervioso central. Este desbalance puede provocar una
falla en la homeostasis de los neurotransmisores o de la producción de falsos neurotransmisores
(Rose y Hodgson, 1995). Si el amoniaco no se metaboliza por completo ingresa a la circulación
sistémica. El mecanismo por el cual el amoniaco ejerce su neurotoxicidad no se conoce con certeza,
pero la reacción de distribución del amoniaco libre, la fracción más tóxica, dependen del pH
sanguíneo y de la concentración de potasio. Aunque en los caballos con insuficiencia hepática es
frecuente que se produzca un incremento en el nivel de amoniaco sanguíneo, la gravedad de los
signos clínicos no siempre se correlaciona con dichas concentraciones. En humanos, los altos niveles
de amoniaco sanguíneo estimulan la producción de glucagón en las personas que padecen
insuficiencia hepática. Esto lleva a un incremento de la gluconeogénesis hepática a partir de
aminoácidos. Para mantener la glicemia normal se inicia la secreción de insulina; esto estimula la
captación y el metabolismo de aminoácidos de cadena ramificada por parte de los músculos. La
disminución de la relación entre aminoácidos de cadena ramificada y aminoácidos aromáticos en el
18
plasma desde un valor normal de ≤ 1,5-4:1 puede provocar una disfunción neurológica grave. Los
aminoácidos aromáticos no se metabolizan con facilidad en el hígado enfermo y se acumulan e
interfieren con la neurotransmisión normal (Johnston, 1998).
El rol primario del hígado en la remoción de LPS puede ser demostrado en pacientes con falla
hepática. La endotoxemia es frecuente en pacientes con cirrosis y el grado de endotoxemia está
correlacionado con el grado de falla hepática (Su, 2002). La signología de endotoxemia en equinos se
resume en un nuevo concepto o condición clínica, síndrome de respuesta inflamatoria sistémica
(SIRS), ya que las respuestas patobiológicas tales como, severa disminución en el número de
plaquetas, hipoglicemia, acidosis metabólica, desórdenes en la hemostasis acompañados de cianosis
en las mucosas visibles, oliguria acompañada de proteinuria y función gastrointestinal anormal,
pueden ser manifestaciones de coagulación intravascular diseminada (DIC) hasta síndrome de
disfunción multiorgánico (MODS), por lo tanto la respuesta clinicopatológica de equinos a los LPS
indica que la naturaleza del SIRS está dada por la progresiva hipercitoquinemia que desencadena en
un shock séptico (Oikawa y Yamaoka, 2003).
La temperatura, pulso y frecuencia respiratoria son usualmente normales en equinos, sin embargo, en
estados terminales de falla hepática, pueden estar elevados. Anorexia y pérdida de peso está
usualmente presente pero puede ser notada simplemente como disminución de la ingesta más que
emaciación (Smith, 1983). También se puede evidenciar dolor abdominal debido al rápido
incremento del tamaño de hígado (Johnston, 1998).
La insuficiencia hepática en el caballo usualmente deriva en signos reconocibles los que pueden llevar a
un diagnóstico clínico de insuficiencia hepática, sin embargo, frecuentemente persiste una adecuada
función hepática a pesar de la presencia de un grado medio o moderado de enfermedad hepática
llevando a una hepatopatía subclínica, el diagnóstico por tanto de esto si requiere más procedimientos
diagnósticos (Durham et al., 2003b).
19
diagnóstico, efectuar un correcto pronóstico, evolución y respuesta al tratamiento del paciente
(Coppo y Mussart, 2000).
Varios análisis clinicopatológicos derivados de exámenes de sangre han sido útiles en el establecimiento
de diagnosis y prognosis de hepatopatías en caballos, sin embargo, los resultados de las pruebas
clinicopatológicas no siempre correlacionan con el grado de enfermedad hepática o el desenlace del caso
(Durham et al., 2003b).
Las pruebas de laboratorio pueden ser divididas en dos grandes categorías, enzimas séricas derivadas
de hígado y pruebas de funcionalidad hepática (Smith, 1983). La actividad enzimática hepática sérica
proporciona una medida del daño hepatocelular activo. La medición de los niveles circulantes de
productos que normalmente se producen y excretan por el hígado y la determinación del tiempo de
depuración de determinadas sustancias brindan información valiosa respecto de los cambios en la
capacidad funcional (Johnston, 1998).
Las alteraciones más comunes en los valores de la bioquímica sérica incluyen la elevación de enzimas
como transaminasa oxalacética (AST), gama-glutamil transferasa (GGT), sorbitol dehidrogenasa
(SDH), fosfatasa alcalina (FA), lactato dehidrogenasa (LDH), útiles sólo en una hepatopatía aguda ya
que en una enfermedad hepática crónica suelen estar en niveles normales debido a que no existe un
daño activo, pero la funcionalidad hepática si se encuentra alterada (Rose y Hodgson, 1995;
Durham et al., 2003b).
20
Los caballos presentan niveles mayores de bilirrubina sérica no conjugada que otras especies. Por
tanto, el plasma equino normal tiene un índice ictérico más alto. Un 10 al 15% de caballos normales
pueden presentar una coloración amarillenta en las membranas mucosas y esclerótica, limitando el
valor diagnóstico clínico en las ictericias importantes. El incremento de la concentración de
bilirrubina suele preceder a la ictericia clínicamente detectable. Como la bilirrubina conjugada tiene
más afinidad por el tejido conectivo que la forma no conjugada, es de esperar un grado de ictericia
importante en enfermedades hepáticas colestásicas, así como, cuando el metabolismo energético de
los hepatocitos es interrumpido, en ambos casos, se limita la excreción de bilirrubina conjugada hacia
bilis y aumenta su concentración plasmática. Por otro lado, cualquier situación que provoque una
disminución en la ingesta de comida, produce un aumento en la concentración plasmática de
bilirrubina no conjugada. La hiperbilirrubinemia asociada con insuficiencia hepática aguda alcanza
concentraciones superiores a 10 mg/dl. Es de esperar un mayor aumento no proporcional de la
fracción no conjugada, pero la concentración de la forma conjugada puede aumentar debido a una
obstrucción intrahepática. La bilirrubina total aumenta en la hepatopatía aguda por la disminución de
su captación, conjugación, excreción y el aumento de la producción del grupo hem debido a una
mayor destrucción eritrocitaria. Los caballos que padecen insuficiencia hepática crónica presentan
una elevada concentración de bilirrubina total, sin embargo, los aumentos son variables y a menudo
menores que en una enfermedad aguda. Aun cuando en una enfermedad hepática crónica no
aumente la bilirrubina total, la relación entre la fracción conjugada y ésta, se encuentra notablemente
aumentada, cambio que es importante desde el punto de vista diagnóstico (Johnston, 1998).
Bilirrubinuria también ha sido observada en la mayoría de los caballos con enfermedad hepática y
confiere un color verde-café a la orina (Smith, 1983).
Como los ácidos biliares se absorben con eficiencia y recirculan a través del hígado 38 veces al día,
son indicadores sensibles de enfermedad hepática en el caballo. La concentración normal de ácidos
biliares es menor de 15 µmol/L, cuando excede este valor puede indicar enfermedad hepática. Al
parecer éstos serían más útiles en el diagnóstico de enfermedades crónicas, ya que durante la fase
aguda puede permanecer funcional la suficiente cantidad de parénquima que permita la reexcreción
del ácido (Johnston, 1998). El estado alimenticio del equino (referido a la presencia o ausencia de
alimento) afecta las concentraciones séricas de ácidos biliares, ya que en ayuno los niveles de ácidos
21
biliares son significativamente menores a los observados en condiciones de post ingesta de alimento,
ya que durante la noche la recaptación hepática disminuye siendo mínima por la mañana,
aumentando proporcionalmente al incremento de alimento en el lumen intestinal, hasta sobrepasar la
capacidad de captación hepática lo que se refleja en el aumento de las concentraciones de ácidos
biliares en sangre periférica (Rudolph et al., 1998). No se observa diferencia significativa por efecto
de la edad y el sexo en equinos, tampoco los distintos aportes de materia grasa en las dietas, influirían
en las concentraciones séricas de ácidos biliares (Rios et al., 2002), lo que se explica por que la
ausencia de vesícula biliar obligaría a los ácidos biliares a estar continuamente ciclando por la
circulación portal, no siendo afectados por el tipo de dieta (Hoffman et al., 1987). Debido a lo
anterior, se sugiere tener en consideración el momento de la toma de muestra cuando se utilicen los
ácidos biliares como metodología diagnóstica para alteraciones hepáticas (Rios et al., 2002).
La mayoría de los caballos con enfermedad hepática tienen una glicemia normal, sin embargo, si la
función hepática está perjudicada en grado suficiente, es factible observar hipoglicemia importante. A
menudo, concentraciones inferiores a 20 mg/dl están acompañadas por signos de encefalopatía que
se controlan ante la administración endovenosa (EV) de 50 a 100 g de glucosa (Johnston, 1998).
22
Por ende, en contraposición con otras especies, edema y ascitis rara vez ocurren en caballos con
enfermedad hepática crónica (Smith, 1983; Johnston, 1998).
La hipoalbuminemia puede presentarse en el periodo final de una enfermedad hepática, aunque esta
disminución se produce junto con un aumento de β y/o γ globulinas, manteniendo normales la
concertación plasmática de proteínas totales. De esta manera es de gran importancia conocer la
concentración de estos componentes dentro del valor correspondiente a las proteínas totales (Johnston,
1998).
23
su carencia de sensibilidad, aún cuando fueron colectadas múltiples biopsias. El valor pronóstico de
la biopsia hepática en el caballo no ha sido muy investigada, sin embargo, muchos autores siguieren
que una marcada fibrosis periportal es un indicador de pobre pronóstico (Durham et al., 2003a).
En los caballos con hepatopatía se produce con mayor frecuencia un compromiso hepático difuso.
Por lo tanto, las lesiones observadas por medio de la biopsia hepática por lo general se correlacionan
bien con las existentes en todo el órgano. En ocasiones, pueden presentarse lesiones focales; en estos
casos el diagnóstico por ultrasonografía puede ser de utilidad en la detección y posterior realización
de biopsias guiadas de las lesiones identificadas (Johnston, 1998). El abordaje se realiza a través del
duodécimo a decimocuarto espacio intercostal derecho, justo ventral a la línea trazada entre la
tuberosidad coxal y la punta del hombro. Se rasura un área de piel y se prepara asépticamente. Se
inyecta anestésico local subcutáneamente (5ml), hacia los músculos intercostales. Se hace una
pequeña incisión con bisturí, se inserta una aguja de biopsia y se dirige craneal y ventralmente. La
aguja se pasa a través del diafragma y de 10 a 13 cm dentro del parénquima del hígado. Después de la
recolección, las muestras se deben colocar en formalina para el subsecuente examen histopatológico.
Se puede dejar que la herida de la piel cicatrice por segunda intención o bien, puede suturarse (Rose
y Hodgson, 1995). Las muestras no sólo se remiten para el informe histopatológico sino también
para realizar cultivos bacteriológicos cuando se sospecha de colangitis supurativa. Los clásicos
hallazgos histológicos de enfermedad hepática crónica debido a toxicidad por alcaloide de
pirrolizidina son fibrosis, hepatomegalocitosis, proliferación de conductos biliares (Smith, 1983). Las
principales contraindicaciones para biopsia de hígado son la evidencia de coagulopatías y sospecha de
abscesos en el hígado (Rose y Hodgson, 1995; Smith, 1983).
La imagen ultrasonográfica puede ser usada para identificar ciertas anormalidades del hígado equino,
identificar un apropiado sitio para la biopsia y ayudar en la determinación del pronóstico (Durham
et al., 2003b). Nos permite visualizar el órgano para determinar tamaño y realizar una valoración
subjetiva de su textura, desplazamiento, presencia de abscedación, canalículos dilatados y
disrupciones nodulares del tejido capsular y parenquimal, estas últimas son más características de la
presencia de una neoplasia (Byars, 2003). Los transductores sectoriales de 3,3 – 3,5 MHz son los
más útiles. El tamaño del hígado varía entre individuos, pero se le considera normal si se visualiza
una cuña moderada de bordes netos. Con frecuencia, las venas hepática y porta pueden identificarse
en el hígado normal, no así el brillo ecogénico del sistema biliar. La enfermedad biliar obstructiva
24
produce hepatomegalia, observándose en la ultrasonografía una cantidad de parénquima hepático
superior al normal. Se presenta dilatación de los conductos biliares. En ocasiones, dentro de los
conductos distendidos se ven regiones focales hiperecoicas, indicativas de colelitiasis (Johnston,
1998). En enfermedades inflamatorias, como abscesos y hepatitis, se visualiza inflamación difusa que
puede mostrar un parénquima hipoecoico y los abscesos pueden aparecer como masas focales hiper
o anecoicas que están bien circunscritos (Biller, 2000). Considerada como una herramienta
invaluable, la utilización de la ultrasonografía transcutánea, tiene ciertas restricciones y no puede
emplearse en todo su potencial debido, al menos en parte, a las limitaciones inherentes al tamaño del
órgano que debe ser examinado, la localización de estructuras específicas dentro de la cavidad
abdominal las cuales interfieren con la evaluación ultrasonográfica, como la presencia de gas en las
estructuras intestinales, los pulmones y las costillas (Gerlach y Ferguson, 2003).
Con respecto a los factores de coagulación, las pruebas más representativas, TTPA, TP y Fb,
evalúan en conjunto vía intrínseca, extrínseca y común de la coagulación, constituyéndose de esta
forma en un referente indirecto de la integridad y funcionalidad hepática, al descartar procesos que
afectan en forma directa estas pruebas (Blood y Radostits, 1992).
25
Los mecanismos de coagulación de humanos y otros animales son extraordinariamente similares,
pero sólo pocos estudios han comparado sistemáticamente función plaquetaria, coagulación y
fibrinolisis entre especies o han realizado una comparación fidedigna utilizando humanos como
referencia (Dodds, 1997), ya que se han obtenidos bajos resultados cuando fueron usadas curvas
estándar de plasma de referencia humano (Gentry y Christopher, 2001).
26
Un gran factor a considerar en el entendimiento de la hemostasis es el efecto del estrés fisiológico
sobre la coagulación, fibrinolisis y función plaquetaria. Alteraciones de la hemostasis normal ocurren
durante la vida fetal y neonatal, con la edad, sexo, cambios hormonales, preñez, raza, ejercicio,
variación diurna, obesidad y grupos sanguíneos, aunque la significancia de muchos de estos cambios
o factores es desconocida, algunos afectan la interpretación de pruebas diagnósticas o sitúan al
paciente en riesgo de sangramiento o trombosis (Dodds, 1997).
En pacientes con cirrosis, se han reportado niveles sanguíneos disminuidos de formas cimógenas de
factores VII, X, V y protrombina, lo cuál se puede deber no sólo a la severidad de la cirrosis sino
también, al menos en parte, al consumo de estos cimógenos por la vía extrínseca de la coagulación,
ya que la severa sepsis puede estimular esta vía (Plessier et al., 2003).
27
El propósito fundamental de un test diagnóstico es discriminar entre individuos afectados y no
afectados (Durham et al., 2003c). Combinaciones de pruebas pueden efectivamente discriminar
entre caballos sanos y con enfermedad hepática confirmada, el TP es de extrema utilidad en
enfermedades del hígado ya que se presenta marcadamente elevado cuando existen alteraciones
hepáticas, correlacionado con TTPA se podría distinguir entre una hepatopatía incipiente y una
severa enfermedad hepática (Dodds, 1997).
El TTPA realizado en plasma activado sobre caolín o ácido elágico es un indicador confiable de la
vía intrínseca de la coagulación, evaluando los factores XII, XI, IX, VIII y factores de la vía común
X, V (Blood y Radostits, 1992). El TTPA varía en las diferentes especies, con las fuentes de
tromboplastina utilizadas, con el método y con el tipo de instrumentos usados para determinar el
punto final. Además, la dilución de plasmas animales para enlentecer el proceso de coagulación en el
TTPA ha dado resultados variables. Son entonces esenciales plasmas homólogos como controles.
Una variante simple del TTPA es el tiempo de coagulación activado (TCA) que mide la actividad de
la vía intrínseca de sangre entera. La ventaja de usar esta prueba es que se requiere sólo sangre entera,
activador y calcio y depende de la activación sobre las plaquetas suministradas por la muestra.
Entonces, el TCA es sensible para cambios significativos en el conteo plaquetario. Esto ha sido
utilizado exitosamente en animales menores y mayores como un test de exploración, aunque el
TTPA es aún preferido por la mayoría de los laboratorios (Doods, 1997).
El nivel sérico de fibrinógeno es normal en muchos caballos con enfermedad hepática. Sin embargo,
ante un daño hepatocelular grave, las concentraciones séricas de fibrinógeno pueden ser inferiores a
100 mg/dl.. Como las enfermedades colestásicas primarias pueden estar acompañadas por una
relativa disminución de la función hepatocelular, las concentraciones de fibrinógeno sérico pueden
estar normales o aumentadas en casos de colelitiasis (Johnston, 1998).
28
Las concentraciones de fibrinógeno pueden ser cuantificadas por varios métodos, incluyendo
ensayos biológicos, físicos e inmunológicos. Un método físico práctico para uso clínico en medicina
humana y veterinaria está basado en precipitación por calor y en la coagulabilidad de la trombina. Las
muestras de plasma son colocadas en tubos de microhematocrito y la cantidad de precipitado
formado después de calentar los tubos por 3 a 9 minutos a 56ºC es cuantificado por micrómetro
ocular. Los métodos biológicos son más exactos, como el ensayo de Ratnoff-Menzie que mide el
peso de coágulos secos recalcificados. Otra técnica común son los ensayos inmunológicos de
fibrinógeno, los cuáles cuantifican el inmunoprecipitado formado con sueros antifibrinógeno
específicos (Doods, 1997).
El método de precipitación del microhematocrito de Millar et al. en 1971 y de Schalm et al. en 1975 se
ha comparado con un método que emplea una proteína coagulable de referencia (Ratnoff y Menzie,
1957), en la determinación del fibrinógeno sérico en el caballo. El método Millar fue más exacto y
preciso y mostró una correlación más positiva con el método de referencia que el método de Schalm.
El método de Millar fue recomendado como procedimiento simple y relativamente exacto para la
determinación de fibrinógeno en plasma, determinación que puede ser utilizada como indicador
adicional de diagnóstico y pronóstico en la investigación de enfermedades en el caballo (Campbell
et al., 1981; Brugmans et al., 1998).
En equinos, se han realizado dichos análisis en trabajos de investigación de ciertas patologías, pero
en general escasean trabajos para establecer “valores de referencia” y determinar la utilidad relativa de
cada prueba (Blood y Radostitis, 1992).
Una población es una colección de individuos o artículos que tienen algo en común. Por ejemplo, se
puede decir que la población de perros sanos consiste en todos los perros que están libres de
enfermedad. Si un perro determinado pertenece o no a la población de perros sanos depende de la
habilidad del investigador para determinar si ese perro está libre o no de enfermedad (Farver, 1997).
Una población puede ser descrita por características cuantificables frecuentemente llamadas
observaciones o medidas. Si fuese posible registrar una observación para cada miembro en la
población, lo más probable es que demostraría que no todos los miembros de la población tienen el
29
mismo valor para dicha observación. Esto refleja la inherente variabilidad en poblaciones. Para una
medición dada, la lista de posibles valores que pueden ser asumidos, con la correspondiente
frecuencia con la cuál cada valor aparece en la población relativa al número total de elementos en la
población, es referida como, la distribución de las mediciones u observaciones en la población. Cada
distribución poblacional puede ser descrita por medidas conocidas como parámetros. El promedio,
mediana y moda son tres miembros de la clase de parámetros que describen el centro de la
distribución. La desviación estándar, varianza y rango son ejemplos de parámetros que proveen
información sobre la dispersión de la distribución. La forma de la distribución también es
importante. Algunas distribuciones son simétricas con respecto al centro, mientras que otras
distribuciones son asimétricas, siendo inclinada a la derecha o izquierda (Farver, 1997).
Desde el punto de vista clínico la significación estadística no resuelve todas las interrogantes que hay que
responder ya que la asociación estadísticamente significativa puede no ser clínicamente relevante y,
además, la asociación estadísticamente significativa puede no ser causal. En definitiva podemos
encontrar asociaciones "estadísticamente posibles y conceptualmente estériles". A pesar de las
limitaciones de la estadística, el término "estadísticamente significativo" invade la literatura médica, el
considerar el término significativo implica utilizar términos comparativos de dos hipótesis. Los tests de
hipótesis son pruebas de significación estadística que cuantifican hasta que punto la variabilidad de la
muestra puede ser responsable de los resultados de un estudio en particular (Pita y Pertega, 2001).
El estado de “salud absoluta” no existe, algún grado de patología está presente en cada individuo,
este concepto está implícito en la definición de “valores de referencia”, que son derivados de
mediciones de presuntas poblaciones sanas, el nivel de salud de la población puede ser específico
basados en el criterio usado para inclusión o exclusión de individuos a esta población sana
(Sunderman, 1975).
30
La normalidad o salud son términos difíciles de definir en cualquier especie, pero en ninguna es
quizás tan difícil como en el equino (Gerber et al., 1975), ya que la hematología y bioquímica clínica
del equino son únicas en muchos aspectos en comparación con otras especies domésticas (Schalm
et al., 1975).
Se debe tener en cuenta que los equinos FSC como todos los mamíferos domésticos atraviesan por
distintos estadios fisiológicos, (crecimiento, gestación, lactancia, entrenamiento, envejecimiento) que
conllevan a modificaciones en su organismo (Coppo, 2001). Si bien los valores hematológicos no
están ajenos a estos cambios, las pruebas de coagulación podrían también estar sujetas a dichos
cambios, por ende es importante conocer cual es la real influencia de estos factores, ya que al utilizar
un examen como ayuda diagnóstica, es posible que se atribuya significado patológico a resultados que
reflejan sólo un cuadro normal para determinado estado fisiológico (Irvine, 1958).
Producto de lo anterior, el presente estudio tiene como objetivo determinar los valores de referencia
para las pruebas de coagulación, para equinos FSC; y de esta forma evaluar funcionalidad hepática,
entregando información esencial para el Médico Veterinario Internista.
31
OBJETIVOS
32
MATERIAL Y MÉTODOS
En este estudio se utilizaron equinos provenientes de haras (Haras Cordillera y Haras Puerta de
Hierro) e hipódromos de la Región Metropolitana (Club Hípico e Hipódromo de Santiago),
sometidos a normas de manejo, alimentación y entrenamiento habituales para equinos Fina Sangre de
Carrera (FSC).
Se establecieron 4 grupos:
Con un tamaño mínimo de 15 individuos para cada grupo, constituidos por ejemplares clínicamente
sanos determinados mediante anamnesis, examen clínico y exámenes de laboratorio que se detallan a
continuación:
2. Perfil Bioquímico:
• Transaminasa oxalacética (GOT, AST).
• Bilirrubina total y directa.
33
Obtención de muestras de sangre:
Todas las muestras se tomaron en ayuno y antes de realizar cualquier tipo de actividad física. La
extracción se realizó por venipuntura yugular, teniendo especial atención en la proporción volumen /
anticoagulante, ya que es punto crítico en las pruebas de coagulación:
- 1 tubo con citrato (tapa celeste) 1,8 ml para pruebas de coagulación.
- 1 tubo con EDTA (tapa lila) 5 ml para hemograma.
- 1 tubo sin anticoagulante (tapa roja) 5 ml para perfil bioquímico.
Las muestras se trasladaron al laboratorio en menos de 1,5 horas desde que se realizó la extracción.
No se requirió mayor tiempo de traslado, por ende tampoco de centrifugación.
Los análisis realizados para determinar los parámetros de funcionalidad hepática, fueron fibrinógeno
sérico (Fb), tiempo de protrombina (TP) y tiempo de tromboplastina parcial activado (TTPA).
Métodos:
1. Hemograma:
- Recuento elementos figurados, se utilizó autoanalizador ADVIA 60® Bayer.
- Fórmulas leucocitarias, se realizaron al microscopio con tinción Giemsa.
- VHS se realizó por método de Westergreen en Micro Sed System (Auto e.s.r. Analyzer).
34
- GOT (AST): Método UV optimizado (International Federation of Clinical Chemistry,
IFCC) 37ºC.
- Bilirrubinas: Método DPD (Diclorofenildiazonio).
Control de Calidad: Para todas las pruebas se utilizaron dos plasmas control valorados (C1 y
C2) antes de analizar las muestras, para verificar los resultados. Controles Grifolds®.
Muestra: La manipulación inicial de la muestra fue igual para las tres pruebas:
Se mezcló nueve partes de sangre recién extraída con una parte de citrato de sodio 0,11 mol/l
(3,8%). Se centrifugó durante 10 minutos a 1500 g tan pronto como llegaron las muestras a
laboratorio. Se transfirió el plasma a un tubo de plástico limpio usando una pipeta con punta
de plástico. Se conservó la muestra refrigerada, menos de 1 hora hasta su procesamiento.
Método: Se llevó a temperatura ambiente tanto muestras como reactivos, luego se pipeteó 0.2
ml de muestra diluida (1/10) y se incubó por 2 minutos a 37ºC, se midió el tiempo desde que
se adiciona el reactivo (0,1 ml), el equipo semiautomático tiene lectura óptica de la formación
del coágulo.
35
Resultados: se obtuvieron interpolando el tiempo de coagulación obtenido (segundos) en la
curva de calibración a la concentración correspondiente de Fb en mg/dl.
- Tiempo de tromboplastina parcial activado: Método del tiempo cefalina más activador.
La prueba de TTPA se basa en la activación del plasma citratado por parte de un activador de
la fase de contacto (ácido elágico) en presencia de factor III plaquetario o en presencia de un
equivalente de los fosfolípidos plaquetarios (Cefalina). Posteriormente se agregan iones de
calcio en exceso, por lo tanto el tiempo de prueba será proporcional a los factores de
coagulación implicados presentes en la muestra.
Reactivo: DG- PT de Grifolds® con un índice de sensibilidad internacional (ISI) de 1,17, que
es expresión numérica de la sensibilidad del reactivo de tromboplastina que se utilizó, a partir
del cuál es posible calcular la razón internacional normalizada (INR) que constituye la forma
36
correcta de expresar los resultados del tiempo de protrombina (INR=(TM/TN)ISI , donde
TM es el tiempo medido en segundos y TN tiempo promedio en segundos.
Curva de Calibración: Se puede preparar un pool de plasma normal fresco (PNF) de por lo
menos 5 donantes sanos o utilizar plasma de referencia (DG-REF), como para equinos no se
dispone de este último se preparó un pool.
Se realizaron diluciones sucesivas a partir del primer tubo de PNF con tampón de Owren
(DG-Owren) como sigue:
Tubo 1 2 3 4
DG-Owren -- 1ml 1ml 1ml
Mezclar bien y 2ml 1ml 1ml 1ml
transferir PNF Tubo 1 Tubo 2 Tubo 3
% de actividad 100% 50% 25% 12,5%
37
Análisis Estadístico:
Los valores obtenidos de las distintas pruebas de coagulación fueron procesados, mediante los
programas computacionales, InfoStat-p (versión 2004), SAS (Statistical Analysis System, versión
2000) y Microsoft®Excel (versión 2000). Así los resultados se informan como: media, mediana,
desviación estándar, varianza, coeficiente de variación, mínimos, máximos e intervalos de confianza.
Para eliminar los datos aberrantes, se truncó la muestra en tres desviaciones estándar de la media
(3S).
Para verificar si existen diferencias estadísticamente significativas e interacción entre los efectos de
sexo y edad de los grupos en estudio se realizó un análisis de varianza, de diseño factorial 2 x 2,
mediante procedimientos de Modelos Lineales Generales (GLM) del programa de análisis estadístico
SAS.
yijk = µ + Si + Ej + I ij + εijk
Donde:
yijk = característica de interés (Fb, TTPA, TP).
µ = promedio poblacional.
Si = efecto sexo.
Ej = efecto edad.
I ij = interacción entre sexo y edad.
εijk = error residual.
38
El método de Análisis de Varianza para comparación de promedios parte del supuesto inicial de que
no existe diferencia entre los promedios y que los resultados de la muestra son producto
exclusivamente del azar (hipótesis nula) siendo su nivel de significancia p < 0,05. Si los valores de p
son menores a 0,05 se opta por la hipótesis alternativa, aceptando que existen diferencias
estadísticamente significativas entre los promedios de los valores nominales.
Si existen diferencias estadísticamente significativas como resultado del análisis de varianza, se realizó
una prueba de Tukey para comparaciones múltiples a fin de verificar que grupo del estudio está
generando las diferencias evidenciadas.
1.- Normalidad de los datos: supuesto que se comprueba mediante una prueba de Shapiro-Wilks
modificado.
Un valor de p menor al nivel de significancia nominal de la prueba, en este caso menor a 0,05
conduce al rechazo de la hipótesis nula (muestra proveniente de una población de distribución
normal).
2.- Homogeneidad de varianzas: supuesto que se comprueba mediante una prueba de homogeneidad
de varianzas múltiples de Bartlett.
La hipótesis nula (igualdad de varianzas) se rechaza si el cálculo del estimador de la prueba es más
grande que el valor crítico, siendo el nivel de significancia nominal de p < 0,05. En este caso, para
heterogeneidad de varianzas, se procede a la transformación logarítmica de los datos.
39
RESULTADOS
40
Tabla 2: Valores para Fibrinógeno (Fb), Tiempo de Protrombina (TP) y Tiempo de
Tromboplastina Parcial Activado (TTPA) en equinos machos enteros de 1 a 2 años, sin
entrenamiento previo (Grupo M:1).
41
Tabla 3: Valores para Fibrinógeno (Fb), Tiempo de Protrombina (TP) y Tiempo de
Tromboplastina Parcial Activado (TTPA) en equinos hembras de 3 a 5 años, en
entrenamiento y compitiendo (Grupo H:3).
42
Tabla 4: Valores para Fibrinógeno (Fb), Tiempo de Protrombina (TP) y Tiempo de
Tromboplastina Parcial Activado (TTPA) en equinos machos de 3 a 5 años, en
entrenamiento y compitiendo (Grupo M:3).
43
• Fibrinógeno (Fb):
Al procesar los datos de la muestra completa (n= 80), la media muestral fue de 196,48 y la desviación
estándar (S) fue de 38,05. Con un coeficiente de variación de 19%:
3S : 114,15 dando como límite inferior : 82,33
límite superior : 310,63
Quedando fuera de los límites sólo un dato, ejemplar nº 30 (valor = 324), por tanto, se extrajo de la
muestra.
Resumen Fb
Total H M E1 E3
n 79 33 46 35 44
Media 194,86 199,36 191,63 218,17 176,32
Mediana 192 195 185,5 215 165,5
Desviación Estándar 35,43 36,83 34,43 25,38 31,20
Varianza 1255,02 1356,24 1185,40 643,91 973,30
Coeficiente de Variación 18,18 18,47 17,97 11,63 17,69
Mínimo 117 117 138 176 117
Máximo 284 284 254 284 254
n = número de individuos.
44
Con estos nuevos límites, ningún dato queda fuera de rango, lo que determina que no existe otro
dato aberrante dentro de la muestra.
Se sometió los datos a una prueba de Normalidad Shapiro-Wilks modificado, aceptando la hipótesis
nula para distribución normal de la muestra, al obtener en la prueba un p=0,1724. Luego, se realizó
una prueba de Bartlett para igualdad de multivarianzas. El valor de p en esta prueba fue de 0.846, por
tanto, no hay evidencia que existe heterogeneidad de varianzas.
F.V. SC gl CM F p-valor
Modelo 34680,62 3 11560,21 13,72 <0,0001
Sexo 467,13 1 467,13 0,55 0,4589
Edad 33429,55 1 33429,55 39,66 <0,0001
Sexo*Edad 101,95 1 101,95 0,12 0,7290
Error 63210,85 75 842,81
Total 97891,47 78
Donde:
F.V = factor de variación
SC = suma de cuadrados
gl = grados de libertad
CM = cuadrados medios
F = valor del estimador
p-valor = probabilidad que H0 sea verdadera con p nominal >0.05
Del análisis anterior se concluye que hay diferencia por edad en la muestra, no hay diferencias
estadísticamente significativas por sexo y tampoco existe interacción entre edad y sexo.
45
Tabla 7: Prueba de Tukey para Fb con un 95% de confianza.
Gráfico 1: Distribución empírica de los valores observados para Fb separados por edad.
Fibrinógeno
1,00 o
Frecuencias relativas acumuladas
0,75
0,50
0,25
0,00
110,15 154,96 199,77 244,59 289,40
Valores observados
46
Como resultado de los análisis antes realizados, la muestra para Fb se dividió en dos submuestras por
edades, como sigue:
Gráfico 2: Distribución empírica de los valores observados para Fb para E:1 separados por sexo.
Fibrinógeno
1,00
0,75
Frecuencias relativas acumuladas
0,50
0,25
0,00
110,20 155,00 199,80 244,60 289,40
Valores observados
Con estos límites, ningún dato queda fuera de rango, lo que determina que no existen datos
aberrantes dentro de la muestra.
47
Se determinó así el límite de confianza para Fb en equinos Fina Sangre de Carrera (FSC) de 1 a 2
años de edad, con un 95% de confianza:
Gráfico 3: Distribución empírica de los valores observados para Fb para E:3 separados por sexo.
Fibrinógeno
1,00
Frecuencias relativas acumuladas
0,75
0,50
0,25
0,00
110,25 147,64 185,03 222,41 259,80
Valores observados
48
Con estos límites, ningún dato queda fuera de rango, lo que determina que no existen datos
aberrantes dentro de la muestra.
Se determinó así el rango de referencia para Fb en equinos FSC de 3 años de edad, con un 95% de
confianza:
49
• Tiempo de Tromboplastina Parcial Activado (TTPA):
Resumen TTPA
Total H M E1 E3
n 80 33 47 36 44
Media 39,06 37,39 40,24 40,82 37,63
Mediana 40 37,1 41,3 41,75 38,40
Desviación Estándar 6,09 5,40 6,32 6,09 5,76
Varianza 37,04 29,13 39,94 37,10 33,14
Coeficiente de variación 15,58 14,43 15,71 14,92 15,30
Mínimo 25,5 25,6 25,5 26,3 25,5
Máximo 49,2 46,4 49,2 49,2 47,1
Con estos límites, ningún dato queda fuera de rango, lo que determina que no existen datos
aberrantes dentro de la muestra.
Se sometió los datos a una prueba de Normalidad Shapiro-Wilks modificado, rechazando la hipótesis
nula para distribución normal de la muestra, al obtener en la prueba un valor de p=0,0080.
Luego, se realizó una prueba de Bartlett para igualdad de multivarianzas. El valor de p en esta prueba
fue de 0.796, por tanto, no hay evidencia suficiente para asegurar que existe heterogeneidad de
varianzas.
50
Aún realizando la transformación logarítmica de los datos, la muestra no se ajusta a una distribución
normal, por lo tanto, al no cumplirse los supuestos para efectuar el análisis de varianza, se realizó la
prueba no paramétrica de Kruskal-Wallis:
Sexo Edad H p
H 1 18,68 0,0003
H 3
M 1
M 3
Donde:
H = valor del estimador.
p = valor de la probabilidad que H0 sea verdadera.
51
De la tabla anterior se concluye que existen diferencias significativas entre:
- M:1 y H:1
- M:1 y H:3
- M:1 y M:3
Y no se evidencia diferencias estadísticamente significativas entre:
- H:1 y H:3
- H:1 y M:3
- H:3 y M:3
Gráfico 4: Distribución empírica de los valores observados para TTPA separados por edad y sexo.
TTPA
1,00
Frecuencias relativas acumuladas
0,75
0,50
0,25
0,00
24,42 30,85 37,28 43,71 50,13
Valores observados
52
Tabla 11: Comparación de los límites de confianza y promedio para TTPA.
Para decidir si efectivamente existían diferencias significativas que impedían tomar la muestra
completa para realizar un intervalo de confianza total, se realizó una prueba de t (Student) entre las
muestras descritas anteriormente:
Grupo1 Grupo2 t p
SM:1 Total -1,58 0,1168
Donde:
SM:1 = muestra sin machos de edad 1.
Total = muestra completa.
53
Aún no detectando diferencias estadísticamente significativas entre la muestra completa y la muestra
sin el grupo M:1 se entregan intervalos de confianza para cada grupo en estudio.
54
• Tiempo de Protrombina (TP):
Resumen TP
Total H M E1 E3
n 80 33 47 36 44
Media 10,88 10,64 11,05 10,71 11,02
Mediana 11,00 11,00 11,10 10,90 11,00
Desviación Estándar 0,78 0,85 0,69 0,80 0,75
Varianza 0,61 0,72 0,47 0,63 0,56
Coeficiente de variación 7,17 7,95 6,23 7,43 6,78
Mínimo 8,60 8,60 9,40 8,60 9,40
Máximo 13,10 11,80 13,10 11,80 13,10
Con estos límites, ningún dato queda fuera de rango, lo que determina que no existen datos
aberrantes dentro de la muestra.
Se sometió los datos a una prueba de Normalidad Shapiro-Wilks modificado, aceptando la hipótesis
nula para distribución normal de la muestra, al obtener en la prueba un valor de p=0,0880.
Luego, se realizó una prueba de Bartlett para homogeneidad de multivarianzas. El valor de p en esta
prueba fue de <0.0001, por tanto, hay evidencia suficiente para asegurar que existe heterogeneidad
de varianzas en la muestra.
55
Aún realizando la transformación logarítmica de los datos, las varianzas siguen siendo heterogéneas,
por lo tanto, al no cumplirse los supuestos para efectuar el análisis de varianza, se realizó la prueba
no paramétrica de Kruskal-Wallis:
Sexo Edad H p
H 1 4,74 0,1900
H 3
M 1
M 3
Donde:
H = valor del estimador.
p = valor de la probabilidad que H0 sea verdadera.
Del análisis anterior se concluye que no existen diferencias estadísticamente significativas entre los
grupos (p=0,1900).
56
Gráfico 5: Distribución empírica de los valores observados para TP.
TP
1,00
0,75
Frecuencias relativas acumuladas
0,50
0,25
0,00
8,38 9,61 10,85 12,09 13,32
Valores observados
57
Determinación de recta de Thivolle:
Muestra1 11,1
1:1 10,9 100%
Muestra2 10,7
Muestra1 13,8
1:2 13,85 50%
Muestra2 13,9
Muestra1 17,2
1:3 17,2 33%
Muestra2 17,2
X y Consumo
t (seg) recíproco (Q%)
y = at +b
58
Gráfico 6: Recta de Thivolle.
0 ,0 4
0 ,0 3
0 ,0 3
0 ,0 2
0 ,0 2
0 ,0 1 y = 0,00317x - 0,0244
0 ,0 1
0 ,0 0
0 5 10 15 20
Por lo tanto para cada TP entregado en segundos se establecerá un “y”. El inverso de “y”
x y % de Actividad
59
Tabla 18: Resultados para TP en segundos, porcentaje y razón internacional normalizada (INR).
60
Segundos % INR Segundos % INR
TM TP (TM/TN)ISI TM TP (TM/TN)ISI
16,8 35 1,66 19,5 27 1,97
16,9 34 1,67 19,6 26 1,99
17,0 34 1,68 19,7 26 2,00
17,1 34 1,69 19,8 26 1,55
17,2 33 1,71 19,9 26 1,56
17,3 33 1,72 20,0 26 1,57
17,4 33 1,73 20,1 25 1,58
17,5 32 1,74 20,2 25 1,59
17,6 32 1,75 20,3 25 1,60
17,7 32 1,76 20,4 25 1,61
17,8 31 1,78 20,5 25 1,62
17,9 31 1,79 20,6 24 1,63
18,0 31 1,80 20,7 24 1,63
18,1 30 1,81 20,8 24 1,64
18,2 30 1,82 20,9 24 1,65
18,3 30 1,83 21,0 24 1,66
18,4 29 1,85 21,1 24 1,67
18,5 29 1,86 21,2 23 1,68
18,6 29 1,87 21,3 23 1,69
18,7 29 1,88 21,4 23 1,70
18,8 28 1,89 21,5 23 1,71
18,9 28 1,90 21,6 23 1,72
19,0 28 1,92 21,7 23 1,73
19,1 28 1,93 21,8 22 1,74
19,2 27 1,94 21,9 22 1,75
19,3 27 1,95 22,0 22 1,76
19,4 27 1,96 22,1 22 1,76
Donde:
61
DISCUSIÓN
• Fibrinógeno (Fb).
Según Harvey et al. en 1984, la concentración de Fb aumenta a su máxima concentración a los 5 meses
de edad, por ende se esperaría que el rango de valores para E:1 fuese menor o igual que para E:3,
interesantemente en este estudio los niveles de Fb son mayores en E:1. Situación que se puede deber al
estrés fisiológico que sufrieron los potrillos (E:1) en el presente estudio al ser sometidos por primera vez
en su vida a factores estresantes, asociados por ejemplo, a transporte y manejo necesarios para hacer
posible la toma de muestras, ya que, como informa Dodds (1997) estos factores afectan la respuesta de
proteínas de fase aguda, acontecimiento que también evidencia Arthington et al. en 2003, en terneros
recién destetados sometidos a transporte por primera vez, encontrando que, tanto Fb como,
ceruloplasmina y cortisol aumentaban con el estrés.
Además, la actividad enzimática sérica en potrillos es considerablemente más elevada que en caballos
adultos pudiendo reflejar una diferencia fisiológica entre estos, ya que, la masa hepática relativa
(como porcentaje del peso corporal) y actividad enzimática por gramo de tejido hepático son más
altos en animales jóvenes (Gossett y French, 1984).
Por otro lado, se ha encontrado en la literatura algunos trabajos referente a mediciones de Fb, en las que
se evidencia una amplia dispersión de los valores informados dependiendo del autor que se consulte y el
método que se utilice (Tamzali et al., 2001). No existiendo una concordancia entre la técnica ocupada
y el intervalo de referencia reportado, ya que Campbell et al. en 1981, Morris y Beech en 1983 y Larkin
en 1987, utilizando la misma técnica de precipitación por calor más centrifugación, difieren en los
intervalos de referencia publicados. A su vez, distintas técnicas aplicadas al mismo grupo experimental
62
de caballos originan intervalos referenciales distintos, como lo evidenciado por Blaisdell y Dodds en
1977 (ver anexos Nº1 y Nº2).
Cabe destacar que todos los estudios comparados por Tamzali et al. en 2001 fueron realizados en
equinos adultos, a excepción de Brugmans et al. en 1998, quien separa la muestra en grupos etáreos
estableciendo tres grupos de estudio, el primer grupo menor de 6 meses, el segundo entre 3 y 19 años y
el tercer grupo mayores de 19 años, si bien el estudio realizado por Brugmans et al. reporta un intervalo
de referencia mayor en el grupo etáreo menor (325 ± 40 mg/dl), concordando con los resultados del
presente estudio, deja sin intervalo referencial a los animales entre 1 a 2 años, grupo de sumo interés en
los criaderos de equinos Fina Sangre de Carrera (FSC), ya que a esta edad comienza el manejo más
controlado.
Esta dispersión de valores evidenciada en la literatura, se puede deber a la cantidad de animales utilizada
en cada determinación, ya que una variable que presente una amplitud y una varianza total tan alta (σ2=
1255,02) difícilmente se podría llegar a tomar una muestra suficiente. Por consiguiente, se debe
considerar que las diferencias encontradas entre grupos, a un bajo número de individuos, puede
enmascarar alguna diferencia (Pita y Pertega, 2001), por lo cuál, según los resultados reportados en el
presente estudio, se puede decir que al menos existe diferencia entre edades para la variable Fb en
equinos FSC.
Según Campbell et al. (1981), no habría diferencia significativa en la concentración de Fb entre los
caballos FSC sanos y los caballos sanos de otras razas. Lo que permitiría extrapolar estos resultados a
la población total de caballos.
63
• Tiempo de tromboplastina parcial activado (TTPA).
Al comparar los intervalos de referencia para la muestra total de TTPA del presente estudio ( 26,88 a
51,24 seg.) con los entregados en literatura, estos se ajustan más a los valores publicados por Kaese et
al. en 2005 ( 25,7 a 47,3 seg), que los entregados por Kaneko et al. en 1997 ( 3,3 a 36 seg), lo que se
puede atribuir a la metodología utilizada en las determinaciones y/o a los avances en las técnicas de
laboratorio, que hacen cada vez más sensibles y específicas las pruebas de laboratorio (Moritz et al.,
2004).
Al realizar una prueba de Kruskal Wallis se determinó que existían diferencias estadísticamente
significativas entre los grupos en estudio, lo que se corroboró con una prueba de Dunn, que evidenció
que las diferencias entre grupos eran debido principalmente al grupo de machos de 1 a 2 años (M:1),
situación que se podría explicar por el estrés sufrido por los ejemplares al momento de la toma de
muestra o a un factor que fue imposible determinar en el estudio, lamentablemente no existen
publicaciones detalladas que hagan posible la comparación exhaustiva sobre el tema.
64
• Tiempo de protrombina (TP).
Los rangos referenciales obtenidos en el presente estudio para TP ( 9,32 a 12,44 seg.) coinciden con
los encontrados en literatura, reportados por Kaneko et al. en 1997 ( 9,7 - 12,1 seg.).
Para entregar los resultados como porcentaje de actividad de protrombina, se requirió establecer una
curva de calibración (recta de Thivolle), a partir de un pool de plasma equino, ya que se han obtenidos
bajos resultados cuando se han utilizado curvas estándar de plasma de referencia humano. Gentry y
Christopher (2001), recomiendan utilizar una curva estándar generada con un pool de plasma de la
especie a la cuál se testeará, ya que si la curva estándar es generada usando plasma humano, se debe
tomar en cuenta que la sensibilidad del ensayo puede disminuir.
Ya que, los equinos en asociación con enfermedades severas del tracto gastrointestinal, cirugías
abdominales, peritonitis, endotoxemia, septicemia, trombosis venosa, laminitis y coagulación
intravascular diseminada (DIC) desarrollan desordenes de la coagulación, la heparina es ampliamente
utilizada para el tratamiento y profilaxis de éstos trastornos. El TP es una de las pruebas más útiles en el
seguimiento cercano de equinos con terapia anticoagulante, para evitar efectos adversos frecuentes
como inflamación en el sitio de punción, hemorragia, trombocitopenia y aglutinación de eritrocitos con
potencial daño al flujo sanguíneo microvascular (Schwarzwald et al., 2002). Siendo éste, junto con la
evaluación de funcionalidad hepática, uno de los usos más relevantes del TP, se hace necesario contar
con resultados estandarizados y que permitan realizar comparaciones interlaboratorios.
65
Puesto que en los últimos años se han realizado muchos avances en bioquímica clínica, las diferencias
encontradas con valores de referencia publicados previamente para las pruebas de coagulación pueden
ser atribuidos en gran manera a las diferencias en la metodología (Moritz et al., 2004), condición que se
evidencia en los resultados entregados en este estudio para Fb y TTPA.
A pesar de que los resultados de este estudio no revelaron que factores como edad o sexo afecten las
pruebas de coagulación, a excepción del efecto edad evidenciado en los valores de Fb, se debe tener
en cuenta que los equinos como todos los mamíferos domésticos atraviesan por distintos estadios
fisiológicos, que conllevan a modificaciones en su organismo, como los descritos por Dodds (1997),
Lakritz et al. (2000) y Coppo (2001). La real significancia de muchos de estos cambios o factores aún
es desconocida y algunos podrían afectar la interpretación de pruebas diagnósticas, si bien, se hace
necesario seguir investigando, los intervalos de referencia obtenidos de este estudio proveen valiosa
información para la evaluación de parámetros de coagulación, evaluación de funcionalidad hepática y
para comparaciones interlaboratorios.
66
CONCLUSIÓN
mg/dl mg/dl
Fb Edad 1 218,17 ± 50,76 167,4 – 268,9
Fb Edad 3 176,32 ± 62,40 113,9 – 238,7
- Los valores de referencia para tiempo de tromboplastina parcial activado (TTPA) en equinos
FSC son:
segundos segundos
Hembras Edad 1 37,03 ± 11,55 25,5 - 48,6
Hembras Edad 3 37,74 ± 10,34 27,4 - 48,1
Machos Edad 1 43,86 ± 8,98 34,9 - 52,8
Machos Edad 3 37,55 ± 12,38 25,2 - 49,9
segundos segundos
TTPA total 39,06 ± 12,18 26,9 – 51,2
- Los valores de referencia para tiempo de protrombina (TP) en equinos FSC son:
67
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[Consulta: 07 – 07 – 2005]
76
MATERIAL COMPLEMENTARIO
Anexo Nº1: Comparación de rangos de referencia para Fb entregados en literatura según autor,
técnica utilizada y número de animales (Tamzali et al., 2001).
77
Anexo Nº2: Comparación de rangos de referencia para Fb entregados en literatura según autor y
número de animales.
FICHA DE REGISTRO
NOMBRE :
FECHA DE NAC. :
MADRE :
PADRE :
ORIGEN :
Entrenamiento SI NO
Describa
Enfermedades Pre-Existentes SI NO
Tratamientos Previos SI NO
78
N° Ficha:
EXAMEN CLÍNICO
Actitud
Mucosas
Temperatura Flujo yugular
F.C. F.R.
T.LL.C. Pliegue Cutáneo
SISTEMA CARDIOVASCULAR:
Bloqueos SI NO
Soplos SI NO
SISTEMA RESPIRATORIO:
Describa
Auscultación
Descarga Nasal SI NO
SISTEMA TEGUMENTARIO:
Describa
Pelaje: Normal SI NO
Ectoparásitos SI NO
Lesiones SI NO
79
N° Ficha:
SISTEMA GASTROINTESTINAL:
Diarrea SI NO
Sonidos Intestinales SI NO
Distensión
SI NO
Abdominal
Articulaciones Inflamadas SI NO
Espalda/Lomo (dolor) SI NO
OBSERVACIONES:
80
N° Ficha:
EXAMEN HEMATOLÓGICO
HEMOGRAMA:
Observaciones
PERFIL BIOQUÍMICO:
81
N° Ficha:
82