El Terrorismo en El Islam

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 27

Índice

Introducción...................................................................................................................1

El terrorismo en el Islam................................................................................................2

El Terrorismo.............................................................................................................2

Historia de la razón del terrorismo en el Islam..........................................................2

Terrorismo Islámico...................................................................................................9

Categorías del Terrorismo Islámico.........................................................................18

Conclusión...................................................................................................................24

Bibliografía...................................................................................................................25
Introducción
El terrorismo es una acción morbosa y cruel, que se ve en muchas formas, en
acciones que se crean con la intención de hacer daño a los demás, causándoles una
especie de terror, miedo, e inseguridad, para poder aprovecharse de la debilidad de los
demás y poder intimidar, castigar o conquistar un territorio en específico.

Los grupos terroristas realizan acciones criminales, violatorias del derecho a la vida y
de las normas establecidas y aceptadas para la convivencia pacífica, es decir, es
necesario analizar la información que ofrecen los medios de comunicación ya que más
allá de las imágenes, videos y noticias que causan pánico a nivel mundial, toda esa
información demuestra las masacres y asesinatos despiadados y con ellos se ataca
con la intimidación que generan.

Uno de los grupos terroristas más famosos y temidos a nivel mundial, son los grupos
terroristas Islámicos, que gracias a sus creencias han hecho acciones catastróficas
internacionalmente, como el atentado en Estados Unidos a las torres gemelas, el 11 de
septiembre, con un ataque suicida.

1
El terrorismo en el Islam
El Terrorismo
El terrorismo es una acción donde se aplica la agresividad, violencia y amenaza
buscando aterrorizar a las personas, es inevitable acabar con este tipo de caos, sin
embargo, existen muchas autoridades especializadas para luchar con ellos.

El terrorismo está siempre organizado por varias personas, que conforman una
organización, grupo o función de sus mismos objetivos, todos están bajo sus mismos
ideales, sin importar sin son grupos independentistas, revolucionarios, racistas, entre
otros.

Uno de los tipos de terrorismo más comunes es el terrorismo de Estado, donde fuera
de cualquier guerra o crímenes de guerra, aplica violencia para intimidar y afectar a
otro país, imponiendo autoridad y terror.

Un ataque terrorista que quedara en la historia, y es imposible de olvidar, y es el


atentado a las torres gemelas de los Estados Unidos, el 11 de septiembre, por un grupo
terrorista suicida de al qaeda. Rodríguez (2012).

Historia de la razón del terrorismo en el Islam


En el mundo existen por lo menos más de 40 países de mayoría musulmana, tan
sólo once celebran elecciones que pueden considerarse democráticas, y ninguno de
ellos es árabe, (Karantnycky, 2002). Es más, ni uno solo de los regímenes árabe-

2
musulmanes del norte de África y Oriente Medio es directamente democrático, aunque
las constituciones de muchos de estos países reconocen, con formalidad, el respeto a
la democracia y a los derechos humanos, pues la realidad es distinta.

Existen grupos políticos y se celebran elecciones, pero el Poder Ejecutivo suele


controlar y abortar el funcionamiento libre y democrático de las otras instituciones del
Estado, se reprimen los derechos de expresión y asociación es decir, suele ser
frecuente la represión, mediante cárcel, tortura y desapariciones, no sólo de la
oposición política radical y violenta, sino también de la moderada, estas sociedades
viven de una mentira democrática, o al menos no disfrutan de la democracia.

Sin embargo, la situación de tiranía vivida por la mayoría de los países árabe-
musulmanes se inicia, en gran medida, de la propia trayectoria histórica que les ha sido
impuesta por las potencias extranjeras, es decir, desde mediados del siglo XIX, ya
perderían el control de su historia, que pasarían a manos de la Unión Europea, los
objetivos y acciones de estas poblaciones quedarán gobernados a los de las potencias
extranjeras, y éstas podrán ir surgiendo, progresivamente, su dominio de toda la región.

Ya en el siglo XX, Europa impone la construcción ficticia del mapa geográfico de


Oriente Medio, lo que acabará por condicionar el severo traumatismo devenir histórico
de todos los pueblos de esa región, Europa ignoraba así la opinión y los intereses
legítimos de estas personas, creó élites superficiales fácilmente manipulables, y sólo
tuvo en cuenta la explotación inmediata de estos territorios, en los que ya empezaba a
aflorar el petróleo; para justificar su empresa colonial, los europeos asumieron que la
misión de civilización donde se creó un Oriente Medio comunitarios arcaicos,
incapaces del autogobierno, pero rodeaban en toda esa zona, sin parar.

Las ciudades, los pueblos y las comunidades religiosas y étnicas contaban con
modos seculares de administración, arbitraje y gobierno, que el nuevo sistema
internacional despreció e ignoró sin importarle nada, calificándolos de obstáculos para
la modernización y para la construcción de Estados-nación de acuerdo con el
pensamiento europeo. Es decir, esa modernidad jacobina no era en realidad más que
la cobertura de la imposición de clanes y organizaciones particulares creadas como

3
instrumento de gobierno hegemónico sobre la pluralidad de identidades que en esa
región existía, (Martín Muñoz, 2003).

Tras la Primera Guerra Mundial, y la celebración de las Conferencias de Londres y


San Remo en 1920, Francia y Gran Bretaña acordaron el reparto definitivo de dichos
territorios y la constitución de un Sistema de Mandatos, una situación que sería
recogida por el Tratado de Sevres entre Turquía y los aliados en agosto de 1920, y
asumida por la Sociedad de Naciones. Siria y Líbano quedaron bajo la tutela y la
influencia francesa, mientras que los británicos ejercieron su control sobre Palestina,
Transjordania, Kuwait, Bahrein, Qatar, Omán e Irak.

No obstante, la mayoría de los pueblos árabes de la región mostraron su rebelión en


contra al Sistema de Mandatos, después de darse cuenta que se habían librado del
dominio otomano para seguir siendo sometidos a una nueva dominación extranjera
franco-británica, recibiendo una nueva y grave amenaza, el compromiso de los
británicos con los sionistas; la nación árabe proyectada, independiente y unida, termino
por convertirse en diversas naciones árabes, separadas entre sí.

La división del mundo árabe quedaba definida, los árabes, sin embargo, se sintieron
traicionados y manipulados por los aliados, extendiéndose entre ellos un inmenso
sentimiento de frustración, dolor y rabia, que iba a evidenciarse en las diferentes luchas
posteriores por la independencia y la unidad, marcando al nacionalismo árabe hasta
nuestros días.

La constitución de los países árabe-musulmanes como Estados independientes no


los ha librado desde entonces de la intromisión en sus asuntos internos y la tutela
permanente de Occidente, los británicos, por su parte, accedieron a la independencia
de sus colonias, pero no han dejado de vigilar la vida interna de las mismas, en ello ha
consistido, la política exterior de Estados Unidos en la zona, desde que este país
emergió como gran superpotencia tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

En poder de la doctrina de la seguridad nacional y de sus intereses estratégicos,


Estados Unidos ha promocionado por donde quiera infinidades de golpes de Estado y
algunos de los regímenes más tiránicos de la Historia, por ello, a los ojos de amplios

4
sectores del mundo árabe, Estados Unidos es corresponsable de las tragedias y
frustraciones vividas en sus respectivas sociedades. (Ramonet, 2005).

Fuera de eso, Estados Unidos viene amparando, cualquier sistema de la política


beligerante del enemigo secular del mundo árabe, el estado de Israel, este fue creado
en 1948 en pleno corazón de Palestina, y desde hace 35 años desafía a la ONU, al
poseer armas de destrucción masivas que pueden ser biológicas, químicas y
nucleares, ocupando militarmente, desde 1967, territorios árabes (Reinhart, 2004).

De modo que una generación de personas con nacionalidad árabes va a colocar


entre sus prioridades el logro del equilibrio estratégico y armamentista con Israel,
Gamal Abdel Nasser fue la cabeza visible del panarabismo, una ideología que, dados
los elementos comunes históricos, culturales, sociales y económicos, le daba la
originalidad de la unidad política de todos los pueblos árabes.

Ello les otorgaría un gran poder colectivo y grupal, con mucha fuerza y constancia,
que contribuiría a la unidad moral entre el pueblo y su gobierno, el socialismo fue otro
de los rasgos distintivos de este nacionalismo popular panarabista, y por esta razón
tomo el control de todos los recursos por parte del Estado, otro líder nacionalista fue
Saddam Hussein, quien durante mucho tiempo contó con las simpatías y los favores de
Occidente.

5
En totalidad, el mundo occidental alimentó su imaginario de potencia militar
expansionista, y le brindó su apoyo en contra del régimen de los ayatolás instaurado
por Jomeini en Irán en 1979, donde estados Unidos e Israel aprovecharon, sin
embargo, la ocasión para poner en práctica un doble juego, consistente en vender
también armas de contrabando a Irán, y de este modo, las dos grandes potencias
militares, demográficas y petrolíferas de Oriente Medio, en las que Israel veía una
amenaza para su seguridad, acabarían por destruirse, como así ocurrió. (Ramonet,
2005)

A los años después del final de la guerra contra Irán, específicamente tres años
después, en 1991, Saddam Hussein emprende una nueva aventura expansionista, la
invasión de Kuwait, pero en esta otra ocasión Occidente, los Estados Unidos, no
estaban dispuestos en ningún modo a que se rompiesen los equilibrios geopolíticos de
la zona o se jugase con algo tan crucial para sus intereses económicos como es el oro
negro, llamado petróleo.

Saddam Hussein dejó de ser, por decirlo así, amigo de Occidente y se convirtió en
una figura demoniaca y cruel por esa misma propaganda occidental, tras la Guerra del
Golfo, y por mandato de la ONU, Irak fue sometido a un intenso y prolongado embargo
económico, que generó indecibles calamidades en la población, sin conseguir la caída
del dictador.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y el renovado espíritu


imperialista alentado por los sectores más duros y reaccionarios de la política
norteamericana, una vez que, tras el final de la etapa de Guerra Fría, Estados Unidos
se ha convertido en la potencia reconocida a nivel mundial, y les mandan, junto a sus
fieles aliados británicos, al amanecer del 20 de marzo de 2003, a iniciar su guerra
preventiva en contra de Irak.

Los halcones que le rodeaban y sus aliados británicos decidieron actuar contra la
ley, la moral, los derechos humanos y el derecho internacional, pero, como es de sobra
conocido, la invasión de Irak se desencadenó para apoderarse de su petróleo y
remodelar el Oriente venidero en un sentido favorable a los intereses estratégicos de
Estados Unidos, y para garantizar a largo plazo, la seguridad de Israel, donde las

6
armas de destrucción masiva y los vínculos con Al-Qaeda sólo eran pretextos.
(Ramonet, 2005)

De esta manera, durante décadas, los continuos desacuerdos, los abusos y


atropellos violentos permanentes, protagonizados o propiciados por Estados Unidos en
contra del mundo árabe-musulmán han ido generando, progresivamente, entre sus
víctimas una gran ola de resentimiento hacia sus representantes y, por general, hacia
la propia población norteamericana, colocándola en el punto de mira del terrorismo
fundamentalista islámico.

Estos sentimientos de odio, rencor y venganza también se han trasladado al mundo


occidental en general, y específicamente hacia quienes son condescendientes con la
política exterior norteamericana en el mundo árabe-musulmán, sin embargo, la
responsabilidad de Occidente sobre la mala situación de estos países ha podido ser
ensalzada, ya que, al culpar a Occidente y a los judíos de todos los males que aquejan
al mundo árabe, los gobernantes tratarían de desviar la atención de las problemáticas
internos de sus sociedades, en este sentido, Bin Laden afirmaba en 1996 que “El
pueblo del islam ha sufrido la agresión, la vergüenza y la injusticia impuesta por la
alianza sionista-cruzada y sus colaboradores. (Jordán, 2004).

Cabalmente, la carencia de políticas libres e individuales, y el estado de corrupción


generalizado, suelen ser los principales motivos de desaprobación de la oposición
islamista hacia sus respectivos gobernantes, donde se les ha otorgado la represión, la
cárcel, la tortura o el exilio, pero no ha evitado que amplios sectores de la población
esperen más de ellos que de un gobierno de dudosa validez o autenticidad.

Los movimientos islamistas han creado, una gran red asistencial, que atiende las
necesidades de la población con más eficiencia que el propio Estado, y están
presentes en las universidades, los sindicatos y en las asociaciones de los más
distintos caracteres; almacenando o reteniendo así un importante respaldo social,
traducido, a menudo, en un gran número de bancas, en aquellos países donde se les
ha permitido definir a las elecciones, hasta el punto de llegar a constituir la principal
fuerza de oposición política, y representar, una grave amenaza para la estabilidad del
régimen instituido.

7
Por lo tanto, utilizando por su parte, del ambiente internacional predominante de
guerra contra el terrorismo, el poder de turno ha reprimido firmemente tanto a la
oposición islamista violenta como a la pacífica, los procesos de acción-represión-
acción, generalmente iniciados por los propios Estados, han creado un clima de
auténtica guerra civil en sus sociedades respectivas, han sembrado las semillas del
odio y de la intolerancia, y han contribuido a la radicalización de amplios sectores
sociales, que han llegado a percibir el terrorismo como una vía legítima y adecuada
para derrocar a la autocracia o dictadura.

Las esperanzas de democratización a la manera de estas sociedades son muy


pocas, ya que a los gobiernos autoritarios acostumbran oponerse dichos movimientos,
cuya máxima aspiración democrática es la shura, que significa práctica social
autorizada y validada por los versículos coránicos y consistente en la consulta de
aquellos que podrían verse afectados por un proceso de toma de decisiones.

Hace ya algunas décadas, la existencia de una gran desigualdad estructural en el


reparto de las riquezas se viene generando, de igual manera, una profunda división de
la mayoría de las sociedades árabe-musulmanas, y, en consecuencia, una progresiva
extremadacion, más que todo de los sectores más débiles y desprotegidos de sus
poblaciones respectivas, las políticas de liberalización económica, Fondo Monetario
Internacional, Banco Mundial y Organización Mundial del Comercio, han contribuido a
empeorar o agravar aún más la precaria situación socioeconómica de estos países.

En este aspecto, Argelia y Egipto constituyen dos casos paradigmáticos,


concretamente, la experiencia argelina ha servido de ejemplo para el movimiento
islámico en general, al llegar a convencerse de que resulta inútil jugar de acuerdo con
las reglas y tratar de hacerse con el poder en las urnas, tal como había hecho el FIS
“Frente Islámico de Salvación”, pues la guerra civil será, de esa manera, inevitable
cuando se trate de hacer caer a los regímenes y serán prooccidentales e ignorantes de
la ley de Dios, como inevitable será la guerra contra quienes los respaldan y se
mostrara respeto y fidelidad, así es en el mundo occidental en general y los Estados
Unidos en particular.

8
Imagen del Frente Islámico de Salvación

Terrorismo Islámico
Desde el mundo occidental existen prejuicios culturales al momento de formular un
enfoque especifico del estudio del islam y la yihad, pues de anticipado asumen
posiciones de rechazo a las costumbres, prácticas religiosas y patrones de conducta
del mundo árabe, lo que conduce a juzgar, penalizar acciones, comportamientos y
situaciones que son naturaleza histórica apoyada en los libros sagrados y religiosos
que sustentan la fe del mundo musulmán.

El Islam es una religión política, que no separa iglesia y estado por esto se dificulta
entender el yihadismo, ya que los criterios son completamente distintos a la separación
que en occidente se establece entre las instituciones religiosas y las instituciones del
estado.

En este mismo orden de ideas, puede decirse que muchas veces se ha asociado la
violencia yihadista a los mismos orígenes del Islam, la realidad es que los aspectos
belicistas de esta religión responden a situaciones coyunturales producidas por el
entorno geopolítico en el que se va a originar y expandir.

9
La rama yihadista en principio tiene su basamento en la religión islámica, luego se
va distorsionando en la medida en que los enfrentamientos guerreristas entre grupos se
agudizan y se producen actos terroristas violentos.

Para el logro de una mejor y mayor comprensión hay que admitir que el Islam se
edifica en un tronco distinto. El Islam como cualquier otra expresión religiosa, se apoya
en creencias y preceptos morales, derivados de la religión de Mahoma, quien la
concibe como la religión que su pueblo necesita, una conjunción entre lo religioso y lo
político. Entre Islam e islamismo, en esencia hay diferencias conceptuales.

Pérez. (2010). El Islam, al igual que las otras religiones, es una religión que recoge
una serie de principios e indicaciones para sus creyentes. Por el contrario, el islamismo
se podría definir como aquella ideología que basada en el Corán y la Sunna, trata de
solucionar los problemas de la sociedad donde se encuentra mediante la aplicación de
sus fórmulas político-religiosas con el objetivo máximo de instaurar un Estado islámico
y aplicar la sharia islámica.

Evidentemente, la diferencia entre Islam e islamismo se observa en dos formas de


percibir la cultura árabe. Una, el Islam, representado por la religión que fortalece la fe y
la espiritualidad. Otra, el islamismo que se apoya en la ideología, la concibe como un
instrumento que deriva en la violencia hasta distorsionar el principio religioso.

La yihad agudiza e incrementa los actos terroristas progresivamente. En la medida


que los grupos se radicalizan en nombre de la religión, surgen otras categorías
acuñadas internacionalmente, como (terrorismo yihadista) o (terrorismo islámico), esta
nueva dimensión afianza la asociación entre yihadismo con la connotación violenta y
criminal que se le atribuye.

Bramon. (2013). Uno de los factores que más contribuyen al desencuentro entre
Occidente y el mundo del islam es el uso, el abuso y el mal uso que se ha hecho y que
se hace de la palabra yihad y, sin lugar a dudas, ello constituye una de las cuestiones
más conflictivas de nuestros tiempos, hay que señalar que el hecho de que un término
árabe figure en el Corán, constituye un elemento muy útil para el correcto
entendimiento de su significado.

10
Ello es así porque para los musulmanes su Libro Sagrado contiene la palabra de
Dios tomada al dictado y, por definición, Dios debe de conocer infinitamente mejor que
nadie la lengua árabe y lo que quieren decir todos y cada uno de los términos que
figuran en su texto.

En este sentido, la imparcialidad obliga a esclarecer la naturaleza de esta religión


para evitar los errores de generalización que han ocurrido, todas las religiones están
basadas en la fe y el amor al prójimo, son guías para la vida en sociedad y establecen
normas sostenidas en la moral que prometen incluso trascender la vida terrenal.
Aceptar el Islam como violento y belicista crea resistencia a la razón, por lo cual se
requiere ahondar un poco más en el conocimiento de la yihad y el yihadismo a los
efectos de tener una idea más objetiva del fenómeno.

La palabra árabe yihad procede de la raíz jhd, que significa esfuerzo, empeño o
lucha, esta expresión religiosa contenida en el Corán se subdivide en espiritual y
violenta, atribuyendo al propio Mahoma la distinción entre las dos modalidades de
yihad: Yihad mayor y Yihad menor.

Yihad mayor: De interpretación espiritual, consiste en el esfuerzo que todo creyente


debe realizar para ser un óptimo musulmán como esposo, padre, madre, hijo o
persona.

Yihad menor: La de inspiración violenta, que utiliza el terrorismo como método de


trabajo a nombre de una supuesta yihad. Es la acción bélica con significado religioso
(Terrorismo Yihadista).

Aunque las disputas sobre la validez de una noción agresiva de yihad continúan,
algunas han sido utilizadas para legitimar campañas violentas, resaltando el uso de
acciones guerreristas a lo largo de toda la historia del islam.

La Yihad, como se manifiesta actualmente, es la rama del Islam que ha existido a


partir de que grupos de esta religión la radicalizaran, entendiendo que profesar la fe es,
según sus fanáticos y rigoristas, sinónimo de Guerra Santa.

11
Una organización terrorista suele ser un actor no estatal, pero su capacidad
operativa se vería enormemente potenciada si cuenta con el respaldo de algún Estado,
que le facilite refugio, campos de entrenamiento, financiación, armas, inteligencia o
medios de propaganda, la comunión ideológica es un factor destacable en el apoyo
estatal del fenómeno terrorista, pero también lo serían otras consideraciones de
carácter estratégico, tales como la oportunidad de apoyar a un grupo enfrentado a otro
Estado enemigo.

De cualquier manera, la relación entre un Estado y una organización terrorista es


muy compleja y sinuosa. Se trata de actores egoístas, que suelen poner en práctica un
doble juego, al no llegar a confiar plenamente el uno en el otro, y que procuran obtener
lo máximo sin arriesgar sus intereses particulares, por motivos muy diversos, y con
distinto grado de implicación, hay un gran número de Estados comprometidos en el
origen y desarrollo del fenómeno terrorista islámico. (Jordán, 2004).

De manera que, Irán y Sudán han sido dos de los países que más han contribuido a
su auge, tras el triunfo de la revolución islámica impulsada por Jomeini en 1979, Irán se
convirtió no sólo en enemigo de los regímenes árabes que consideraba apóstatas Irak,
Arabia Saudí; sino también de Israel y Estados Unidos, por eso, ha prestado su apoyo
a grupos terroristas que compartían esas mismas enemistades, tales como: Hizbollah,
en el Líbano, y Hamas y la Yihad Islámica, en Palestina.

En 1981, el gobierno iraní creó el Consejo Supremo para la Coordinación de la


Revolución Islámica, que ha servido de plataforma a diversos grupos terroristas que
operaban en Argelia, Egipto, Jordania, Turquía y Arabia Saudí.

En gran medida, Al-Qaeda quien era La base, transformó su actividad guerrillera en


terrorista gracias a la instrucción proporcionada por Hizbollah en el Líbano, y ello no
hubiese sido posible sin la venia de Irán, en el Sudán de la década de 1990, Hassan Al-
Turabi apodado como el papa del terrorismo y líder del Frente Islámico Nacional, fue un
intermediario de la política iraní promotora del terrorismo islamista.

Al-Qaeda pudo establecer así en este país campos de entrenamiento y desarrollar


su entramado económico, como echó raíces en Afganistán gracias al respal

12
Concretamente, la casa de Saud, reinante en Arabia Saudí, ha contribuido a la
extensión global de Al-Qaeda al financiar por todas partes, asociaciones islámicas
extremas y difundir el wahabismo.

La riqueza generada por el petróleo saudí contribuyó, de igual manera, a financiar a


los muyahidin que combatían a los soviéticos en Afganistán, quienes acabaron por
fundar en la década de 1980 la Oficina Afgana MAK, o el embrión de Al-Qaeda, por su
parte Pakistán favoreció la instauración del régimen de los talibanes en Afganistán, y
éstos al mismo tiempo facilitaron la consolidación de Al-Qaeda en su territorio.

El régimen baazista de Siria viene auspiciando, de igual manera, a Hizbollah, y el


Irak de Saddam Hussein recompensaba económicamente a las familias de los suicidas
palestinos que atentaban contra Israel, es importante destacar que Estados Unidos
prestaron también un enorme apoyo económico, armamentista y de inteligencia a los
muyahidin afganos, contribuyendo así, paradójicamente, a la creación y promoción de
Al-Qaeda.

Para determinar el origen del terrorismo, se precisa aclarar el contexto histórico a


partir de la lectura del Libro Sagrado del Islam El Corán, en él está escrita la revelación
que Alá Dios reveló al profeta Mahoma.

Haciendo síntesis de la historia, se conoce que a partir de entonces el profeta


comienza a predicar, es expulsado de la Meca, se ubica en la región de Medina y allí
logra expulsar a cristianos y judíos. Entra en guerra con los hermanos de la Meca, los
vence, entra triunfalmente, destruye todos los símbolos e ídolos como hace el Estado
Islámico al entrar a las ciudades y la Meca se convierte en la capital del Islam. La
nueva religión va extendiéndose a las tribus de los alrededores. Mahoma es un caudillo
guerrero, con acciones violentas similares a las que realiza el Estado Islámico.

El fin que persigue el guerrero es instar a la conversión a la religión islámica, acabar


con las otras religiones por bárbaras y crueles, como las tribus árabes, para construir
una unidad política nueva y extenderse o expandirse territorialmente.

Evidentemente, la seguridad nacional implica defensa ante los ataques terroristas,


en este caso, los medios de comunicación difunden las estrategias de seguritización

13
para combatir el terrorismo aplicándose como política exterior. A partir del 11 de
septiembre de 2001, esta política exterior se profundiza en los gobiernos de occidente,
liderados por los Estados Unidos, utilizan el terrorismo para aplicar el intervencionismo
globalizado en nombre de la seguridad.

Thieux, (2005). Expresa que La lucha contra el terror se ha convertido en el lema de


los gobiernos occidentales para justificar una nueva agenda de seguridad
intervencionista. La respuesta estadounidense a los atentados del 11-S abrió una
nueva etapa, marcada por las intervenciones militares en Afganistán e Irak.

Estas ofensivas no sólo han sumido a Naciones Unidas en una crisis de legitimidad
sin precedentes, sino que han dado un vuelco al rumbo que parecía tomar la sociedad
internacional en la década de los noventa. La “cruzada” internacional contra el terror
llevada a cabo por EE.UU tiene, entre otros objetivos, la reconfiguración del Gran
Oriente Medio, un espacio geográfico considerado particularmente sensible y prioritario
para su seguridad.

La guerra contra el terror es un “paradigma funcional” que permite a EE UU imponer


de forma unilateral su agenda estratégica y, además, posibilita dar un paso más en la
ruptura del principio de respeto de la soberanía de los estados.

Puede afirmarse que a partir de este evento, en occidente se profundizan las


acciones militares para combatir al terrorismo, mientras la yihad global conduce las
acciones terroristas y criminales, lideradas por Al Qaeda, organización que hasta el
presente ha formado múltiples células o franquicias en Asia y África.

14
Terrorismo Islámico en el sudeste asiático.

Terrorismo
Islámico en África

El Estado
Islámico, el grupo
yihadista suní con la
mayor
cobertura
mediática de
operaciones
violentas y
criminales, se formó
a partir de una
subdivisión de Al Qaeda, controla actualmente amplias franjas de territorio en Siria e
Irak y constituye el centro de interés de la comunidad internacional.

15
Baudrillard y Morín. (2003), expresan que El terrorismo es el acto que restituye una
singularidad irreductible en el corazón del sistema de intercambio generalizado. Y todas
las singularidades, ya sea al nivel de la especie, del individuo, de las culturas, que han
pagado con su muerte la instalación de este circuito mundial de intercambio, regulado
por una sola potencia, se vengan hoy en esa transferencia terrorista de situación.

Pero es el sistema mismo el que ha creado las condiciones objetivas de esta


reacción brutal: recogiendo para si todas las cartas, termina por forzar al otro a cambiar
el juego y a cambiar las reglas de ese juego, estas nuevas reglas son feroces, porque
la apuesta es feroz. A un sistema al que el exceso de potencia le plantea un desafío
insoluble, los terroristas responden con un acto del que el intercambio mismo es
indisoluble e imposible, se trata por ende de terror contra terror.

En consecuencia, existe una vinculación directa entre los niveles alcanzados por el
terrorismo y el nuevo orden económico mundial impuesto a través de la globalización
para asegurar el control de las fuentes energéticas.

Para el logro de tal fin, se diseñan y aplican estrategias de cuarta generación,


utilizando métodos sutiles que enmascaran los planes de penetración y control de
territorios ricos en recursos, haciendo difícil la identificación de los autores materiales.

Es preciso diferenciar, a fin de realizar la reflexión y el análisis correspondiente, el


terrorismo de la lucha de movimientos organizados en defensa de la soberanía,
identidad, derecho a la libre determinación de los pueblos y en contra de la ocupación,
e intervención extranjera, que han sido etiquetados de terroristas.

Desde el mismo occidente se desestiman las acciones que realizan estos grupos o
frentes de lucha y, en vista de la supremacía del poder hegemónico mundial se
distorsiona la lucha histórica por la reivindicación de los derechos de la población.

Reinares. (2003), Quiso decir en cuanto a la diferencia entre terrorista y luchador por
la libertad, cabría matizar que mientras el terrorismo como hemos visto es una táctica
de insurgencia, la lucha por la libertad lleva consigo una motivación, de manera que
una persona o grupo puede practicar ambas actividades al mismo tiempo, pero éstas
son sustancialmente diferentes. A pesar de ello, dependiendo de quién realice la

16
calificación y la forma en que se justifique la violencia, un mismo grupo o individuo
puede ser calificado simultáneamente de las dos maneras.

Dentro de estos grupos organizados de lucha, bien puede hacerse un inciso con el
caso palestino. La mayor organización militante islámica Hamas, formada al comienzo
de la primera Intifada o levantamiento palestino contra la ocupación por parte de Israel
de la Franja de Gaza y de la Franja Oeste, es catalogada por el mundo occidental y
especialmente por Israel como terrorista, esta organización intenta recuperar, por todos
los medios, el territorio palestino que ha sido ocupado progresivamente por Israel
desde 1948. (Asser, 2002)

En esta misma perspectiva, Hezbollah, organización radical chiita, se considera a sí


mismo un grupo de resistencia frente a las acciones de Israel y la intervención
occidental en el Medio Oriente, este movimiento recibe desde occidente la misma
calificación que Hamas como grupo terrorista. Bien puede afirmarse, que los
parámetros que etiquetan o no a organizaciones como terroristas, están relacionados
con la afectación que estas puedan causar a los intereses del imperio o al resto de las
potencias, obviando o desconociendo el objetivo o el ideal de sus luchas contra la
intervención extranjera. (Blanco, 2015)

Se precisa que el término terrorismo ha sido objeto de muchas y extensas


definiciones, lo describen como un mal que azota y somete a los pueblos, que utiliza la
fuerza y la violencia para infundir miedo. Igual se señala, entre las causas de la
implantación del terrorismo a nivel mundial, el control político y económico que ejercen
las grandes potencias para apropiarse de las riquezas de los países más débiles.

Las organizaciones internacionales han diseñado campañas, acuerdos,


convenciones, normativas para atacar este flagelo. Las acciones han sido lentas,
débiles y no han logrado resolver o minimizar las luchas y enfrentamientos de estos
grupos violentos, mientras el terrorismo se posiciona cada vez más y los actos
violentos colocan ahora a las sociedades frente a un terrorismo internacional.

17
Categorías del Terrorismo Islámico
El terrorismo islamista no es un fenómeno rígido, pues quienes lo practican difieren
en sus orígenes, motivaciones, fines y modos de operar, sin embargo, todos ellos
coinciden en el uso de la violencia con fines político-religiosos y anhelando restaurar
gobiernos islámicos.

En unos casos, ésta es su único deseo o designio, en otros, pretenden conseguir


primero la independencia de un territorio, para después islamizarlo, n este sentido,
existirían hasta tres grandes modalidades de terrorismo islamista; aquel que puede
pretender islamizar un Estado ya existente, el dirigido a la creación de un nuevo Estado
al que habría de islamizar posteriormente y el terrorismo general. (Jordán, 2004).

Terrorismo versus Estado apostata

La primera modalidad de terrorismo islamista pretende, alterar por la fuerza la


distribución del poder en el centro del Estado donde actúa, tras la conquista del poder,
con los equipos del Estado, entonces, a su favor, tratarían de imponer la islamización
desde arriba, rigiendo la sociedad de acuerdo con las prescripciones coránicas, la
violencia terrorista sería, por lo tanto, la vía adecuada para reconducir a la población al
verdadero camino trazado por la religión, del que habría sido apartada por los
regímenes apóstatas.

Aunque la mayoría de las organizaciones que realizan este tipo de terrorismo suelen
limitar el alcance de sus operaciones al interior de sus respectivos países, muchos de
sus integrantes vivían en el extranjero, donde disfrutaban de la condición de refugiados
políticos y pudieron desarrollar, con cierta impunidad, tareas de propaganda y apoyo a
las células operativas internas.

En este sentido, el Reino Unido y España, llegaron a una especie de pacto entre
caballeros, por el cual se dejaba libertad de movimientos a los grupos islamistas
radicales a cambio de que no atentaran en sus territorios, pero, permitir santuarios
terroristas puede volverse en contra de la seguridad de quien los acoge, como así
aconteció el 11 de marzo de 2004 con los atentados de Madrid, o el 7 de julio de 2005
en Londres. A finales de la década de 1980 y principios de la de 1990, tras finalizar la

18
guerra contra los soviéticos en Afganistán, cientos de veteranos de la yihad regresaron
a sus países de origen.

El entrenamiento y la experiencia adquirida en la lucha guerrillera contra el


comunismo facilitó así el ejercicio de la actividad terrorista en contra de la apostasía,
pero la grave derrota política y militar infringida por sus respectivos Estados ha
motivado que una gran parte de estos grupos se pase a la yihad internacional liderada
por Al-Qaeda, o acabe abandonando la lucha armada.

En consonancia con los objetivos perseguidos, las víctimas propiciatorias de sus


atentados suelen ser miembros de las fuerzas de seguridad, líderes políticos
musulmanes presuntos infractores de la ley islámica, herejes del Islam, fieles de otros
credos religiosos, y extranjeros trabajadores de empresas multinacionales, turistas y
misioneros, e, incluso, el conjunto de la población, al ser considerada apóstata por no
rebelarse contra el poder establecido.

En concusión, la acción de los terroristas, conducente a la islamización por la fuerza


de sus respectivas sociedades, acabará por distanciarlos de la población que
pretenden acaudillar, éstos serán derrotados policialmente, y verán frustradas al fin sus
aspiraciones, la guerra contra el Estado terminará por decantarse a favor de éste, dada
su abrumadora superioridad en todos los órdenes, aún más si se trata de un régimen
autoritario sin freno alguno para aplastar la rebelión.

Al tratarse de un conflicto asimétrico, la vía terrorista respondió, simplemente, a una


necesidad estratégica, abocada, desde un principio, al fracaso, sobre todo si no
consigue movilizar a su favor a la población, tras ese fracaso político-militar, las
organizaciones terroristas afectadas siguieron distintos derroteros, de esta manera,
algunas han acabado por abandonar la lucha armada.

Terrorismo de Liberación

El terrorismo de liberación quiere, por su parte, la emancipación de un territorio


determinado, para después islamizarlo, esta modalidad terrorista suele obtener mayor
respaldo popular que la anterior, ya que se trata de luchar contra un enemigo exterior,
que usurpa por la fuerza e ilegítimamente el espacio territorial anhelado.

19
La lucha no sólo adquiere, de este modo, un carácter político-religioso, sino también
de liberación nacional, el blanco de los ataques ya no es la propia comunidad, sino
quienes representan al bando contrario: las fuerzas de ocupación y la población civil del
país invasor, a su vez, hará lo propio, al reprimir a los activistas y a sus compatriotas
civiles. Unos y otros entrarán así en una dinámica infernal, basada en la lógica acción-
represión-acción.

La legitimidad de la causa y los habituales excesos cometidos por el Estado invasor


a la hora de reprimir, suelen despertar ciertas simpatías y apoyo internacional al
movimiento de liberación, de los que se beneficiarán también las propias
organizaciones terroristas, en otros casos, los motivos por los cuales algunos Estados
prestan su apoyo a una organización terrorista ajena son más prosaicos, al tratar,
fundamentalmente, de debilitar a otro Estado enemigo. Hamas y la Yihad Islámica, en
Palestina, y Hizbollah, en el Líbano, son claros ejemplos de este tipo de terrorismo.

A lo contrario de la modalidad anterior, su significado en definitiva, es organizaciones


con un mayor respaldo popular, más longevas, que llegan, incluso, a alcanzar grandes
objetivos; éste es el caso de Hizbollah, que, tras cerca de 20 años de lucha, consiguió
expulsar del sur del Líbano al todopoderoso ejército israelí.

Este tipo de éxitos, y el consiguiente respaldo social obtenido, garantizarán, pues, la


continuidad del terrorismo de liberación en aquellos lugares donde viene operando, e,
incluso, es de prever la aparición de nuevos actores, que tratará de trasladar esta
dinámica a otros rincones del planeta.

Terrorismo General

El terrorismo General constituye la principal novedad en la práctica del terrorismo


islamista, este tipo de violencia viene siendo protagonizada por Al-Qaeda, un
entramado terrorista complejo y flexible, único por su alcance transnacional y
composición multiétnica. Al-Qaeda aspira a la reinstauración del califato, a la
reunificación de toda la comunidad de creyentes, bajo una misma entidad política,
regida por las leyes del Islam, eso va a implicar un flagrante desafío al orden

20
establecido por los regímenes árabes apóstatas y, por extensión, al orden
internacional.

La propia comunidad internacional se convertiría, de este modo, en posible


escenario de sus atentados; así ha sido en Nueva York, Madrid, Londres y en tantos
otros lugares alejados del mundo árabe. Como hemos indicado antes, a finales de la
década de 1980, la Oficina Afgana se transforma en Al-Qaeda, y, el 23 de febrero de
1998, se creó, formalmente, el Frente Islámico Mundial para la yihad contra judíos y
cruzados, siendo su mentor Osama Bin Laden.

Para alcanzar sus propósitos, Al-Qaeda ha tejido una extraordinaria red terrorista
presente en 70 países, tanto en sociedades donde los musulmanes abundan o son
mayoría como entre las comunidades de inmigrantes islámicos asentadas en los países
occidentales. Se estima que estaría constituida por tres mil miembros, seguidores en su
mayoría de la corriente predominante del Islam, la sunní. (Romero, 2006).

A diferencia de las organizaciones terroristas tradicionales, rígidamente


jerarquizadas, Al-Qaeda presenta una estructura horizontal en redes, integradas por
células autónomas e independientes entre sí, y ubicadas en infinidad de lugares del
planeta.

Estas células, de naturaleza permanente o semipermanente, estarían constituidas


por entre dos y 15 miembros, se articulan con independencia de las organizaciones
locales asociadas a Al-Qaeda que pudieran existir en la misma zona, disponen de
infraestructura aparte, suelen procurarse sus propios recursos, e, incluso, pueden llegar
a tomar la iniciativa para llevar a cabo un atentado.

La estructura matriz de la propia Al-Qaeda se divide en distintos comités de asuntos


económicos, comunicaciones, estudios islámicos, prensa y publicidad, y militares, estos
últimos se encargan de reclutar y adiestrar a los nuevos activistas, además de planificar
y ejecutar los atentados.

Las nuevas tecnologías de la comunicación, características de la era de la


globalización, han venido a propiciar, irónicamente, que una de las fuerzas que más se

21
le oponen pueda gestionar eficaz y eficientemente su amplio entramado terrorista
transnacional.

Como el internet facilita las labores de proselitismo y reclutamiento, el entrenamiento


de los militantes, el almacenamiento y tratamiento de datos, e, incluso, la gestión de los
recursos financieros; la telefonía móvil, por su parte, permite un contacto estable entre
los distintos componentes de la organización, sin importar la distancia física.

Los notables éxitos obtenidos hasta ahora por Al-Qaeda en la lucha contra sus
enemigos han derivado, sobre todo, de su propia idiosincrasia, es decir, de la forma tan
peculiar como ha logrado organizarse y estructurarse, de su modo operandi, y del
amplio eco y predicamento de su filosofía en los sectores islámicos radicales de todo el
planeta. Este tipo de terrorismo está suponiendo, por ello, un enorme reto a la
capacidad de respuesta y de resistencia de quien lo sufre.

Desde luego, la vieja política de "buscar y destruir", llevada a cabo por los
norteamericanos en Vietnam y puesta en práctica de nuevo contra Al-Qaeda en
Afganistán, se está mostrando ineficaz, a pesar del impacto simbólico que pueda
representar la muerte de su líder carismático, Osama Bin Laden, en mayo de 2011.

Esta torpe e ignorante estrategia guerrera emprendida por Estados Unidos contra Al-
Qaeda está obteniendo, como contrapartida, una inteligente y hábil respuesta por parte
de ésta, al descentralizar aún más la actuación de su red otorgando mayor autonomía a
las células y grupos locales ubicados en países de mayoría musulmana, así como al
fomentar la creación de células "dormidas" entre las comunidades islámicas de los
países occidentales prestas a actuar cuando la situación les resulte propicia, o al
favorecer el surgimiento ex novo de este tipo de terrorismo en zonas calientes, tales
como en el Irak ocupado por las tropas norteamericanas.

En resumen, es de prever que la actuación de Al-Qaeda someterá a sus víctimas a


un largo, intenso y penoso calvario, por ello, sólo una política basada en la plena
consciencia de las causas y consecuencias de este tipo de terrorismo puede contar con
ciertas garantías de éxito a la hora de combatirlo, sin embargo el Gobierno de los
Estados Unidos logro conseguir la destrucción de su líder.

22
Líder de terrorismo islámico, Bin Laden.

23
Conclusión
La ira, la frustración y el resentimiento vividos por amplios sectores de las
sociedades árabe-musulmanas han transcendido sus fronteras nacionales respectivas
y han hecho de la propia comunidad internacional el escenario del horror.

El terrorismo sigue siendo el arma de los inocentes, y al situar a la comunidad


internacional en su punto de actuar, sin establecer distinciones entre los gobernantes y
la población civil, es incitar respondiendo más al paradigma de guerra que al concepto
clásico del mismo.

Los grupos terroristas islámicos buscando defender su grupo de defensa armado,


psicópata y suicida, no le importa nada con tal de aplicar tus reglas en el mundo, a
través de su historia podemos comprender que esto se debe a la sed de venganza que
tienen contra el mundo, específicamente Estados Unidos y Europa, una de las acciones
más terribles que hicieron fue el atentado en Estados Unidos en las torres gemelas,
son aviones manejados por personas suicidas, acabaron con la vida de muchísimas
personas de muchas nacionalidades.

24
Bibliografía
Díaz, E. (2011). La muerte de Osama Bin Laden en las portadas de la prensa
española: análisis de la cobertura en primera de ABC, El Mundo, El País y Público.
Fuente de: https://journals.openedition.org/argonauta/234

Téllez, R. (2010). Conflicto Araba-Israelí y terrorismo. Fuente de:


https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67613199011

Romero, A. (2010). Islam y Terror. Fuente de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?


script=sci_arttext&pid=S1405-14352010000300003

Guzmán, R. (2002). Una tetralogía contemporánea: Bodansky, Osama Bin Laden, el


terrorismo internacional y el fundamentalismo islámico. Contribución a un debate.
Fuente de: https://www.jstor.org/stable/40313696

Romero A, Troyano Y. (07 de diciembre del año 2011). Las raíces socioestructurales
del terrorismo fundamentalista islámico. Obtenido de
https://convergencia.uaemex.mx/article/view/1041/1638

Derghoughassian K. (Junio 2003). Islam, terrorismo y política unipolar. De las Torres


Gemelas a Irak. Obtenido de https://nuso.org/articulo/islam-terrorismo-y-politica-
unipolar-de-las-torres-gemelas-a-irak/

25

También podría gustarte