El Declive de La Universidad
El Declive de La Universidad
El Declive de La Universidad
viejas escuelas monacales a los jóvenes, ya que en ellas llenan sus cabe-
zas de saberes innecesarios. Cuando Thomasius en 1687 osó utilizar en
una lección la lengua alemana e incluso una obra del jesuíta español
Baltasar Gracián, le participó la facultad que era imposible tratar una
materia filosófica en alemán y que utilizara solamente el latín. Escojo
este ejemplo para mostrar cómo las universidades alemanas estaban ale-
jadas de la praxis humana, ya que el libro de Gracián era un libro prác-
tico, escrito en un lenguaje que la gente entendía.
Si nosotros hablamos aquí de la provincialización de la Universidad
como un indicio de su declive, se debe entender esta provincialización
en un doble sentido: uno, como la oposición de la Universidad al desa-
rrollo del espíritu internacional y por otra parte, una reducción de sus
tareas al ámbito nacional y local, por ejemplo: reducirse a la formación
de funcionarios de la Administración o del Estado.
No creemos se necesite traer aquí, en relación con esto, nuevos
ejemplos, ya que cualquier historiador puede encontrarlos, además de
que no será difícil a cualquier mente crítica darse cuenta de que este
peligro amenazó a la Universidad durante toda su historia y que esta
amenaza no ha pasado sino, todo lo contrario, ha aumentado.
El segundo peligro que amenaza a la Universidad y que promueve
su declive es la instrumentalización, su utilización, o lo que es lo mis-
mo, la orientación de la investigación y de la enseñanza diferente de los
fines indicados, sean ellos estatales, sociales, económicos o ideológicos.
Ejemplos históricos de cómo la Universidad ha podido estar al servicio
del sistema religioso, nos lo muestra aquí y allá la Reforma y la Contra-
rreforma. No sin sentido se quejaba antaño Erasmo de Rotterdam cuan-
do decía que las escuelas y universidades decaían cuando comenzaba a
dominar el luteranismo.
Una especial y burda forma de utilización de la Universidad es la
profesionalización, esto es, la reducción de la actividad universitaria a la
preparación de determinados oficios. Por supuesto, que la Universidad
no tiene que formar de pasada en los oficios académicos, pero supone
una enorme coartación y empobrecimiento si la enseñanza universitaria
se limita a la preparación profesional y se constriñe la investigación a fa-
vor de la enseñanza, lo que va siendo poco a poco una regla. Que esta
tendencia hacia la profesionalización cada día es más fuerte nos es en el
presente patente, ya que cada vez se agolpan más oficios en la Universi-
dad, codiciosos de formación académica. Y así, es hoy especialmente
grande el peligro de la profesionalización, es un hundir a las universida-
des en altas escuelas de oficios.
La auténtica raíz de la instrumentalización de la Universidad está en
el carácter pragmático de las ciencias nuevas. Francis Bacon bajo el lema
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