La Fórmula Del Cambio Personal

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FORMULA PARA EL CAMBIO PERSONAL

ASUME TU RESPONSABILIDAD
Una de las actitudes más nocivas que podemos adoptar es culpar a otros por
nuestros errores. Aunque eso no es nada nuevo. Piensa en Adán. Cuando
Dios se acercó con él después de haber pecado, Adán le dijo a Dios: “la
mujer que tú me diste fue quien me dio del fruto...”. Adán culpó primero a
su mujer y luego a Dios por haberle dado a Eva.
¡Pobre Adán! En su mente, él era una víctima nada más. 
Esa actitud no ayuda a salir adelante. Y esto aplica de la misma forma para
ti y para mi. Si nosotros adoptamos la postura de ser víctimas—del sistema,
del gobierno, de mi cónyuge— no podremos cambiar lo que debemos
cambiar en nosotros mismos. Todos queremos cambiar el mundo y el mejor
lugar para empezar es frente al espejo.
El reto de hoy consiste en dejar de responsabilizar a otros por tu vida. Tú
eres responsable del 100% de tus decisiones y de tu vida. Deja de echarle la
culpa a tus padres, a tus profesores e incluso a aquellos que te han herido. 
RETO DÍA 1:
Escribe en un papel una lista de las personas que te han fallado. Tómate un
tiempo a solas con Dios y, delante de Él, renuncia a culparlos por lo que te
hicieron. Ora a Él para que te dé claridad de lo que tú debes hacer en los
próximos días.

DESCUBRE TU PUNTO CIEGO


Ésta es una de las cosas más difíciles de hacer pero también una de las más
liberadoras. Jesús quería enseñarnos esta verdad elemental que no podemos
guiar a otros si primero no ponemos atención a lo que está pasando en
nuestra propia vida. Él expresó: “Saca primero la viga de tu propio ojo, y
entonces verás con claridad…” Me llama la atención el orden en el
proceso: primero trabajamos en lo nuestro y luego podremos ayudar a los
demás.
Aquí hay una serie de preguntas que pueden ayudarte:
 ¿Qué áreas de mi vida no estoy viendo claramente?
 ¿Cuál es mi punto ciego?
 ¿Qué parecen estar diciendo recurrentemente aquellos más
cercanos a mi?
 ¿Cuál es su queja principal con respecto a mi?
 ¿Qué verdad puedo extraer de lo que dicen?
 ¿Qué me ha estado susurrando el Espíritu Santo al oído?
RETO DÍA 2:
Haz una cita con las personas que más te conocen. Lleva papel y lápiz y
hazles preguntas difíciles de escuchar. Pregúntales cuál es tu punto ciego.
¿Cuáles son las conductas o palabras que estás diciendo que están
lastimando a otros? Pídeles que te den un recorrido del camino que estás
llevando. No te defiendas, no te excuses. Solamente escucha y toma la
verdad que haya en sus palabras. Aunque sea duro. 
CONFIÉSALO
Ya sé. Esto puede parecer intimidante y traer sentimientos mixtos a tu
corazón, pero la confesión, en realidad, es una práctica espiritual muy
saludable. Confesar nuestro pecado significa simplemente ponerse de
acuerdo con Dios. Es estar en la misma página con Él. Lo que Él llama
malo, llamarlo malo y lo que Él llama bueno, llamarlo bueno. En primer
lugar, debemos confesar nuestro pecado ante Dios y luego ante las personas
adecuadas. 
En la historia del hijo pródigo, es evidente para el Padre (que representa a
Dios) que su hijo se estaba equivocando. Quizás trató de hacérselo ver, de
razonar con él, de apelar a sus principios, pero simplemente tomó la
decisión de vivir un estilo de vida alejado de Dios. Cuando tocó fondo y su
corazón fue quebrantado, el hijo pródigo reconoció, quizás por el peso
mismo de sus decisiones, que estaba equivocado. Se arrepintió, es decir,
cambió de mente. Y sus palabras son maravillosas: “Papá, he pecado
contra el cielo y contra ti.” En primer lugar, reconoció que pecó contra
Dios y, luego, contra su padre.
RETO DÍA 3:
Dedica un tiempo para apartarte y tener una conversación sincera con Dios.
Ponte de acuerdo con Él. Reconoce delante de Él que te has equivocado;
reconoce tu parte en cualquier relación dañada. Una vez que hayas hecho
esto, busca a una persona espiritualmente madura y de tu confianza para
abrir esta área. No creas la mentira del enemigo que vas a poder salir solo
de esto. Abre tu vida y deja que otras personas te ayuden. Esto quitará una
enorme presión de tus hombros y podrás ser ayudado. 
¡APÁRTATE!
Hasta ahora, durante los 3 primeros días, hemos hablado de confesar,
reconocer y aceptar nuestra responsabilidad. Todo esto es absolutamente
necesario, pero no es suficiente para cambiar el rumbo de nuestra vida. Las
buenas intenciones y resoluciones no son suficientes. Debemos apartarnos
de esos patrones de pensamiento y conducta que nos hunden. Debemos
tomar el camino correcto y mantenernos en él. Salomón dijo: "el que los
confiesa (sus pecados) y se aparta alcanzará misericordia."
Estoy de acuerdo que no es fácil romper adicciones o patrones de conducta
que han estado arraigados en nuestro sistema operativo por años y años.
Pero sí estoy seguro que pequeños pasos consistentes en la dirección
correcta te ayudarán a terminar bien. No dejes de reunirte en tu iglesia
local. Y si no lo estás haciendo, busca hacerlo cuanto antes. Necesitas el
cobijo de un grupo de personas imperfectas que buscan a Dios juntas. Esto
también implica probablemente cortar ciertas relaciones tóxicas y nocivas. 
RETO DÍA 4:
Sigue reuniéndote semanalmente con tu mentor, tu pastor, líder espiritual o
consejero profesional. Busca una comunidad de creyentes y discípulos en la
que puedas integrarte. Involúcrate como voluntario en tu iglesia local.
Empieza a leer la Biblia de nuevo. Descubre tu verdadera identidad en
Cristo. Empieza a servir a otros. Todo esto traerá fruto en su debido
tiempo.
APRÓPIATE DE LA GRACIA DE DIOS
Querer lograr un estilo de vida que honre a Dios en tus propias fuerzas y a
pura voluntad propia puede llevarte a la frustración y a tirar la toalla más
temprano que tarde. Pero no estás solo. Dios mismo ha prometido estar
contigo en cada paso. Él te da sus promesas, su poder y su propósito para
ayudarte en el camino cuando más lo necesites. 
El padre del hijo pródigo no recibió a su hijo con regaños, ni sermones ni
“te lo dije”.  Lo recibió con gracia. Le dio lo que no se merecía. Hizo fiesta.
De igual forma, cuando humillas tu corazón delante de Dios, reconoces tu
debilidad y clamas a Él, y te abre las puertas de par en par. Él Nunca se
rinde ni tira la toalla contigo. Lo que Él comenzó en tu vida, lo va a
completar.
RETO DÍA 5:
Deja a un lado los sentimientos de culpa. Jesús ya te perdonó y te ha hecho
una nueva criatura. Enfócate en conocer y profundizar en tu identidad en
Cristo y esfuérzate por descubrir cuál es el plan específico de Dios para tu
vida. Cada vez que falles, cada vez que tropieces, recuerda que esto se
parece más a una maratón que a una carrera de 100 metros. ¡La mejor parte
de tu historia está todavía por escribirse!
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