Marco Teórico
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HIGIENE ORAL
El cuidado de los dientes y la boca es de gran importancia, puesto que es la parte inicial
del aparato digestivo. Los dientes son parte fundamental para mantener en buenas
condiciones el organismo, su principal función es la trituración de los alimentos para
asegurar la buena digestión de los mismos. La falta parcial o total de los dientes
repercutirá en el organismo en general, la dificultad para masticar, predispone a mala
nutrición y ello facilita la desnutrición y la adquisición de enfermedades sistémicas,
además los dientes enfermos por sí mismos constituyen focos de infección que
ocasionan otros trastornos generales e inclusive, ocasionalmente, la muerte.
Los niños en general son muy perezosos para realizar la higiene diaria dental e incluso
muchos para la higiene general, por ello es deber de los padres intentar que consigan
el hábito de cepillarse los dientes cada día.
Está más que demostrado que la higiene diaria contribuye a una gran disminución de
padecimiento de enfermedades bucodentarias. Si el niño no tiene el hábito de
cepillarse los dientes, se debe estudiar a los padres, puesto que en muchos casos
resulta que los padres tampoco lo poseen y entonces la misión y tarea de la enseñanza
de la higiene se vuelve ardua y difícil.
Muchos especialistas prefieren tratar los pacientes infantiles sin la presencia de los
padres, pero otros consideran que es importante que los padres estén presentes en el
momento de explicarles en que consiste la placa bacteriana y en el momento de
teñirles los dientes (muchas veces se puede ponerlos en un compromiso de teñirles los
dientes de los papás, ya que ha ocurrido varias veces que el niño ha dicho: "ahora se lo
haces a mi mamá y veremos sus "Bichitos", lógicamente se puede aplazar la tinción de
los padres para otra cita).
Un niño tiene que empezar a cepillarse los dientes a partir de los tres años.
Normalmente, el niño intente lavárselos él sólo, sin embargo, no se puede esperar que
lo haga correctamente, y por lo tanto dependerá de la ayuda e indicaciones diarias de
sus padres durante mucho tiempo; lo mejor es que éste entrenamiento se lleve a cabo
por la noche. Ayudar al niño regularmente los dientes desarrolla y fija en él hábitos que
más tarde serán definitivos para su salud oral.
La boca es el primer órgano del aparato digestivo y gracias a ella se puede recibir,
triturar y tragar los alimentos. También participa activamente en la percepción del
sabor y el sentido del gusto, así como en la respiración.
Una boca sana facilita al individuo la relación con el mundo que lo rodea, ya que es uno
de los elementos más útiles que posee cuando recién nace y durante su vida, para
descubrir la consistencia y textura de las cosas y además le permite hablar y realizar
distintos gestos y sonidos con los que se comunica con las demás personas.
Una boca sana es el reflejo de un cuerpo sano y de una persona bien integrada en la
sociedad. Por lo cual, es importante dedicarle tiempo al cuidado de la dentadura.
Visitar por lo menos cada seis meses al odontólogo para que haga una revisión general
para evitar problemas con la salud bucal.
Un dolor de muela es un malestar que puede acarrear serios problemas a la salud, por
eso se sugiere que se tenga un cuidado especial con la boca, lavar los dientes después
de cada comida y utilizar hilo dental después del cepillado, pues esto ayudará a
eliminar los residuos de alimento que quedan entre los dientes y muelas.
La salud de los dientes y boca está relacionada de muchas maneras con la salud y el
bienestar general. La capacidad de masticar y tragar la comida es esencial para obtener
los nutrientes necesarios que permiten disfrutar de un buen estado de salud. Aparte
de las consecuencias sobre el estado nutricional, una mala salud dental también puede
afectar de manera negativa a la capacidad de comunicación y a la autoestima.
El mejor modo de prevenirlas es con una buena higiene bucodental y con revisiones
periódicas al odontólogo. También es relevante el control de la ingesta de
determinados alimentos, especialmente aquellos que tienen un alto potencial
cariogénico: azúcares como la sacarosa o la glucosa.
Una buena higiene comienza por un correcto cepillado, que conviene realizar justo
después de cada comida, ingesta de bebidas, especialmente las azucaradas. El
cepillado más importante, y el que no debe faltar, es el de después de la cena o de la
última ingesta antes de dormir.
No existe ningún método de cepillado que satisfaga las necesidades de todos los
pacientes. A la hora de valorar la eficacia del cepillado dental, es más importante la
eliminación meticulosa de los depósitos que la técnica utilizada.
Entre estas técnicas se puede citar la técnica de Bass, la técnica horizontal, la técnica
de Stillman modificada.
Técnica de Bass
En esta técnica se coloca el cepillo a 45° respecto al eje mayor del diente y las cerdas se
presionan ligeramente al margen gingival y en la zona interproximal; a partir de esa
posición se mueve de atrás hacia adelante con acción vibratoria por 10 a 15 segundos
(10 veces) en el mismo lugar para desorganizar la placa. Para las caras vestibulares de
todos los dientes y para las linguales de los premolares y los molares, el mango debe
mantenerse paralelo y horizontal al arco dentario. (Fig. 2, Anexo II)
Para las caras linguales de los incisivos y los caninos superiores e inferiores el cepillo se
sostiene verticalmente y las cerdas del extremo de la cabeza se insertan en el espacio
crevicular de los dientes. Para las caras oclusales se recomiendan movimientos de
barrido cortos en el sentido anteroposterior.
Técnica Horizontal
En esta técnica las cerdas del cepillo se colocan a 90° respecto al eje mayor del diente y
el cepillo se mueve de atrás hacia adelante como en el barrido. Esta técnica está
indicada en niños pequeños o con dificultades motrices importantes que no les
permiten utilizar una técnica más compleja. (Fig. 3, Anexo II)
Las cerdas se colocan a 45° respecto al ápice de los dientes en el margen gingival, en
una posición similar a la del método rotatorio, descansando parcialmente en la encía,
El cepillo se sitúa mesiodistalmente con un movimiento gradual hacia el plano oclusal.
De esta manera, se limpia la zona interproximal y se masajea vigorosamente el tejido
gingival.
Es aconsejable que los padres cepillen los dientes del niño hasta que éste muestre una
habilidad suficiente para hacerlo solo, lo que sucederá entre los ocho y los nueve años
de edad.
Otra opción es que el niño se ubique de espaldas, parado entre las piernas del padre o
la madre, con la cabeza apoyada en el pecho o el hombro izquierdo del padre (si éste
es diestro), que empleará su mano izquierda para sostener la cabeza del niño y la
mano derecha para implementar la técnica. Esta técnica da al padre una mejor
sensación de la profundidad de la boca del niño, quien a su vez no se desplaza hacia
atrás como suele hacerlo cuando el cepillado se realiza frente a frente.
Limpieza de la lengua
Es muy recomendable instruir al paciente para que además de los dientes se cepille la
lengua. Limpiándola se eliminarán depósitos que pueden causar olores o contribuir a la
formación de placa en las diferentes áreas de la boca.
Los limpiadores linguales pueden ser de dos tipos de acuerdo con su diseño:
Los raspadores en forma de “U”.- Este tipo de raspadores pueden alcanzar con mayor
facilidad la parte posterior del dorso lingual y otorgan un mejor control de la posición
de la presión en esa zona, lo que hace más fácil evitar la náusea.
Los raspadores en forma de “T”.- Este tipo de raspadores son similares a los que tiene
forma de “U”, únicamente varían en su forma y en el control de la posición de la
presión.
EL HILO DENTAL
Está comercializado en diferentes formas, hilo dental, cinta dental, encerado, sin
encerar, con un extremo rígido, etc., cada una de las cuales tiene un uso concreto.
La seda dental con un extremo rígido es muy útil para pacientes portadores de
ortodoncia fija o de prótesis fija, puesto que el extremo rígido se puede pasar por
debajo de los alambres y puentes.
También existe una seda dental fluorada, que añade la acción protectora del flúor al
efecto de la higiene interdental.
El hilo se introduce entre los dientes y se hace recorrer el borde de los dientes, en
especial por la zona cercana a la encía, algo que combinado con el cepillado de dientes
previene infecciones de las encías, halitosis y caries dentales.
El uso del hilo dental requiere el desarrollo de una destreza medianamente compleja,
lo que representa un inconveniente para su implementación sistemática.
Ubicar el hilo alrededor del dedo mayor de ambas manos, dejando 5 a 8 cm de hilo
entre ellas.
Tensar el hilo entre los dedos índices de ambas manos, dejando 2 cm de hilo entre
éstos.
Ubicar el hilo entre los dientes redondeando contra la superficie de cada cara
proximal deslizándolo hacia la encía con movimientos de serrucho y vaivén de
arriba hacia abajo para remover la placa interproximal hasta alcanzar debajo del
margen gingival.
Desplazar el sector de hilo usado en cada espacio proximal para limpiar cada diente
con hilo limpio.
Los sostenedores de hilo son menos efectivos que la manipulación digital del hilo, pero
son útiles cuando existen dificultades manuales, y están particularmente indicados en
los pónticos de los puentes y en las prótesis.
ENJUAGUES O COLUTORIOS
Tras realizar un cepillado y utilizar el hilo dental, puede ser conveniente el uso de un
enjuague bucal, el cual es una excelente alternativa para el control químico de la
formación de placa dentobacteriana.
El enjuague bucal o colutorio es una solución que suele usarse para eliminar las
bacterias y microorganismos causantes de caries y eliminar el aliento desagradable.
Los colutorios son líquidos que sirven para realizar enjuagues y tienen prácticamente la
misma composición de los dentífricos, aunque no llevan abrasivos.
PROBLEMAS BUCODENTALES
A todo esto habría que añadir las elevadas repercusiones económicas de estas
enfermedades, que generan unos costos muy superiores a los gastos que representaría
su prevención.
Entre los problemas bucodentales ocasionados por mala higiene podemos citar los
siguientes:
Halitosis
Materia Alba
Placa Dentobacteriana
Infecciones de Encía y Periodonto
Lesiones Cervicales No Cariosas
Caries Dental
HALITOSIS
La halitosis o mal aliento de la boca en un 80% de los casos la causa es de origen bucal
debido a un exceso de bacterias, siendo la enfermedad periodontal, las caries
profundas y las bacterias retenidas en la lengua las principales causantes.
MATERIA ALBA
La materia alba es una capa blanca que se percibe a simple vista y se adhiere sobre la
superficie de placas y dientes. La distinción entre materia blanca y placa dental está
determinada por la intensidad de adhesión del depósito. Si sobre esta capa se aplica
un chorro fuerte de agua y se elimina, se trata de materia alba, si por el contrario lo
aguanta, es placa bacteriana.
La materia alba es un agente irritante químico y bacteriano grave que actúa sin cesar, a
menos que sea eliminado mediante el cepillado de los dientes o por otros
instrumentos utilizados en la práctica de la higiene oral personal. Se desprende con
facilidad utilizando enjuagatorios fuertes.
PLACA DENTOBACTERIANA
Como la mayoría de las enfermedades, las patologías bucales están causadas por algún
agente causal; para comprender la génesis de la caries y de la enfermedad de las
encías, es básico conocer la placa dentobacteriana y saber cómo actúa.
Los tejidos dentarios pueden ser afectados por procesos nosológicos de etiología
variada que provocan alteraciones de forma, tamaño, color, estructura y número de
las piezas dentarias. En la región cervical de las piezas dentarias suelen presentarse
diversas lesiones, además de las producidas por caries dental. Estas ocasionan
desgaste o desprendimiento de la estructura dental. Entre estas lesiones se puede citar
a la abrasión, la erosión y la atrición.
CARIES DENTAL
Tras la destrucción del esmalte, la caries ataca a la dentina y alcanza la pulpa dentaria
produciendo su inflamación, pulpitis, y posterior necrosis (muerte pulpar). Si el diente
no es tratado puede llevar posteriormente a la inflamación del área que rodea el ápice
(extremo de la raíz) produciéndose una periodontitis apical, y pudiendo llegar a
ocasionar un absceso.