Fundamentos de Antropología
Fundamentos de Antropología
Fundamentos de Antropología
antropología
V015
Mª JESÚS CARRAVILLA PARRA
CARLOS VALVERDE
2012
Carravilla Parra, María Jesús
Fundamentos de antropología [Archivo de Internet] / Mª Jesús Carravilla Parra, Carlos Valverde. – Ávila:
Universidad Católica de Ávila, 2012. – 1 archivo de Internet (PDF). – (Manuales)
ISBN 978‐84‐9040‐010‐4
1. Antropología I. Valverde, Carlos
GN25
398
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Reimpresión (en formato electrónico): septiembre 2012
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ISBN: 978‐84‐9040‐010‐4
Índice general
Fundamentos de antropología
1
UNIDAD 2. INTERPRETACIONES ACTUALES DE LA PERSONA
Fundamentos de antropología
2
UNIDAD 3. LOS ORÍGENES DEL HOMBRE
Fundamentos de antropología
3
UNIDAD 5. EL CONOCIMIENTO HUMANO (I)
Fundamentos de antropología
4
UNIDAD 6. EL CONOCIMIENTO HUMANO (II)
6.1. La inteligencia
6.1.1. Conocer lo real en cuanto real
6.1.2. La autoconciencia
6.1.3. Conceptos universales
6.2. La razón
6.2.1. La deducción
6.2.2. La inducción
6.2.3. La ciencia
6.3. El hombre, peregrino de la verdad
6.3.1. ¿Podemos conocer la realidad y, por tanto, la verdad?
6.3.2. La evidencia, criterio de verdad
6.3.3. Grados de certeza
6.3.4. El error, contrario a la verdad
6.3.5. Búsqueda de la verdad
Fundamentos de antropología
5
UNIDAD 7. LA VOLUNTAD Y LA LIBERTAD HUMANAS
Fundamentos de antropología
6
UNIDAD 8. CUESTIONES SOBRE EL ALMA (I)
Fundamentos de antropología
7
UNIDAD 9. CUESTIONES SOBRE EL ALMA (II)
Fundamentos de antropología
8
UNIDAD 11. LA PERSONA EN RELACIÓN: FUNDAMENTOS
Fundamentos de antropología
9
FUNDAMENTOS DE
ANTROPOLOGÍA
1
LA ANTROPOLOGÍA
FILOSÓFICA Y SU OBJETO
V015(01)
Fundamentos de Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS................................................................................................3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................4
1.1. Sobre la posibilidad de una filosofía de la persona ...........................5
1.1.1. Naturaleza y cultura.........................................................................5
1.1.2. La filosofía de la persona: ¿una ciencia? .........................................6
1.2. Precomprensión y lenguaje ...............................................................10
1.2.1. La precomprensión ........................................................................10
1.2.2. El lenguaje.....................................................................................12
1.3. Importancia actual de una filosofía de la persona............................14
1.3.1. El problema del sentido de la vida .................................................14
1.3.2. ¿Qué es el ser humano?................................................................15
1.4. Hacia una definición de la persona ...................................................17
1.4.1. Definiciones de persona ................................................................18
RESUMEN ................................................................................................23
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
Significa que un problema es algo que está ante mí y por ello puedo
objetivarlo y comprenderlo; pero cuando se trata de estudiar la persona
humana sucede que yo, que la estudio soy también persona humana y que
inevitablemente cuando la estudio me estudia a mí mismo, de tal manera que
soy, a la vez, objeto y sujeto, juez y parte.
¿Qué es ciencia?
Ahora bien, si hay una naturaleza humana genérica y común a todas las
personas, y de eso es difícil dudar, podemos preguntarnos:
No se ve por qué no resulta posible verificar todas las condiciones para que
un saber sea ciencia, cuando se estudia la estructura esencial de la persona.
De hecho se han escrito y se escriben Antropologías Filosóficas que, aún con
algunas variantes, exponen de manera objetiva que es la persona humana.
Se deberán tener en cuenta muchos datos aportados por las ciencias
humanas modernas, porque ellos ayudan a conocer más y mejor la misma
naturaleza humana.
Pero hay que advertir que, como la realidad es inagotablemente rica, los
objetos y los niveles de conocimiento son también distintos y que, por tanto, el
concepto de ciencia es análogo, no unívoco.
“Una proposición puede ser tenida por cierta cuando es verificable por la
experiencia”.
Pero tal principio tampoco es correcto, porque en todas las ciencias, sea de
la Naturaleza, sea del hombre, se pueden enunciar principios ciertos,
objetivos, reales, y no falsos. Son las conquistas definitivas del conocimiento
humano y de la investigación de la realidad.
“¿Yo qué soy? ¿Yo quién soy? ¿Yo de dónde vengo? ¿Yo a
dónde voy? ¿Yo qué tengo que hacer en la vida?”
Por lo general, acusan así a la Metafísica los que no la han estudiado a fondo
o ya se acercan a ella afectados por los perjuicios escépticos característicos
de nuestra época. No pocos apelan a la crítica que Kant hizo de la Metafísica,
pero cualquiera que haya estudiado serenamente a Kant, que haya
contrastado sus análisis con la realidad, podrá observar la arbitrariedad de
sus soluciones, tanto más que parte del postulado acientífico, proveniente de
Hume, de que sólo los sentidos conocen y de ahí su empirismo. Pero no es
éste el momento de entrar en una discusión con Kant, tanto más que hoy el
kantismo como tal está abandonado.
1.2.1. LA PRECOMPRENSIÓN
Más entidad parece tener la objeción que se hace desde lo que podríamos
llamar la precomprensión con que nos acercamos al conocimiento de la
realidad.
Balmes escribe:
1.2.2. EL LENGUAJE
Cuando, por ejemplo, decimos derecho, ley, espíritu, autoridad, y mil otros
vocablos, es claro que tienen resonancias distintas para los distintos oídos
que la escuchan. Durkheim (1958-1917; Sociologíe et Philosophie, París
1924), F. de Saussure (1857 – 1913; Cours de linguistique genérale, París
1922) y antes K. W. Von Humboldt (1767 – 1835; Ueber die vergleichende
Sprachsstudien, 1820) ya observaron que las palabras pueden modelar el
pensamiento y contribuir a la formación de las diversas representaciones del
mundo.
Pero también aquí tenemos que decir que, aún admitido el valor de estas
observaciones, ellas no son obstáculos suficientes como para negar la
objetividad de muchos de nuestros conocimientos, incluidos los
conocimientos sobre la persona. La razón es muy sencilla: el lenguaje es un
sistema de símbolos convencionales. Pero hay símbolos y símbolos, sin
entrar ahora en el estudio de las diferencias entre signos y símbolos.
En la segunda mitad del siglo XX nadie se deja guiar por ese total optimismo
racional. Las grandes dictaduras, las espantosas guerras, los genocidios, los
campos de exterminio y las injusticias del Capitalismo han provocado una
crisis de la utopía racionalista y, consiguientemente, de la razón. Se ha
pasado de la confianza ilimitada en la razón, a la desconfianza absoluta en
ella y al consiguiente desconcierto. Filósofos, novelistas y dramaturgos llevan
muchos años acusando el vacío de la existencia. Así, entre otros: Martin
Heidegger, J.P. Sartre, T. S. Eliot, James Joyce, Ezra Pound, W. B. Yeats,
Kafka, Albert Camus, Ionesco, Beckett, Milan Kundera, Umberto Eco, etc.
Nietzsche escribió que sólo el que tiene en la vida un por qué encuentra un
cómo. Conocer la estructura de la persona es la primera condición para poder
ofrecerle tablas de valores objetivos universales que orienten sus
comportamientos.
Etimología de persona
Es sabido que Aristóteles dio una primera definición de persona como “animal
racional” o como “animal que posee razón”. Influido por Aristóteles, Severino
Boecio (480-525) enunció una definición más precisa de persona que se hizo
después clásica, porque la aceptó Santo Tomás (Summa Theologica, I, q.
XXIX, a I y ll) y tras él, toda la Filosofía medieval y gran parte de la moderna.
Dice:
Por eso, se han intentado últimamente otras definiciones, aunque son menos
rigurosas porque son más bien descriptivas o imprecisas y, a veces, oscuras.
Martín Buber:
RESUMEN
INTERPRETACIONES
ACTUALES DE LA
PERSONA
Fundamentos de Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS................................................................................................3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................4
2.1. El cristianismo y la reflexión greco-romana sobre la persona..........5
2.2. El humanismo liberal............................................................................8
2.2.1. Valoración absoluta de la libertad individual.....................................8
2.2.2. La razón como instancia suprema ...................................................8
2.2.3. Confianza ilimitada en la naturaleza ................................................9
2.2.4. Valoración........................................................................................9
2.3. El humanismo marxista......................................................................11
2.3.1. La economía como punto de partida..............................................11
2.3.2. La alienación económica y la abolición de la propiedad privada ....11
2.3.3. Valoración......................................................................................13
2.4. Freud y su análisis de la persona......................................................15
2.4.1. El psiquismo humano.....................................................................16
2.4.2. La líbido .........................................................................................16
2.4.3. Freud y la religión ..........................................................................18
2.4.4. Valoración......................................................................................19
2.5. El hombre como voluntad de poder ..................................................21
2.5.1. La moral de los esclavos................................................................22
2.5.2. El superhombre .............................................................................22
2.5.3. Valoración......................................................................................23
2.6. El humanismo posmoderno..............................................................26
2.6.1. La modernidad...............................................................................26
2.6.2. El desencanto por lo racional.........................................................26
2.6.3. Características de la posmodernidad.............................................27
RESUMEN ................................................................................................31
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
Esta palabra es muy antigua e imprecisa y cabe en ella casi todo lo que
sucedió en Europa a lo largo del siglo XIX. Prescindimos aquí del Liberalismo
económico, del político, del teológico y hablaremos únicamente de los
postulados fundamentales que configuraron el humanismo liberal en su
aceptación más radical, sobre la cual hubo después muchas variantes y
matices. Muchas de las idas liberales están vigentes en nuestros días y
determinan las actitudes del hombre de hoy.
La razón era un dogma para ellos: “Nec decipit ratio, nec decipitur unquam”
(la razón ni engaña, ni se engaña nunca). Todo debe ser sometido a la crítica
racional, y no debemos admitir nada que no sea racional (negación de los
misterios), es decir, claro, distinto y lógico. La razón y su hija predilecta, la
ciencia, resolverán todos los enigmas humanos y darán a los hombres la
felicidad.
2.2.4. VALORACIÓN
Libertad de conciencia.
Libertad de religión.
Llibertad de expresión.
Llibertad de asociación.
Pluralismo, relativismo.
Laicismo.
Sociedad:
Supuesta esta crítica y estos postulados, aparece bien clara la solución: las
actuales fuerzas de productividad, por ser enormes, están exigiendo dejar de
estar en manos privadas y pasar a ser sociales. O de otra manera, se trata de
abolir la propiedad privada y de instaurar la propiedad común.
2.3.3. VALORACIÓN
La historia la hacen las personas y las personas son economía, pero son al
mismo tiempo amor, afán de aventura, ideologías, religión, agresividad,
ilusión, ideal, imaginación y sobre todo libertad, porque no son sólo materia.
Claudio Sánchez Albornoz dice: “la historia es la hazaña de la libertad y la
libertad es la hazaña de la historia” (España un enigma histórico, T.I,
Barcelona, 1973, 4ª edición, XII).
Sin embargo, a pesar de sus errores, hay que reconocer que el marxismo:
Sigmund Freud (1856-1939) fue un médico, de raza judía, que vivió casi toda
su vida en Viena. Su dedicación primordial fue el descubrimiento de los
orígenes de las psicopatologías y su terapéutica, pero a través de sus
estudios sobre estados anormales llegó a una cierta interpretación del ser
mismo de la persona. E. Fromm ( La condición humana actual, Barcelona
1981, 53) recuerda que Freud escribía en 1881:
Vivencias inconscientes
2.4.2. LA LÍBIDO
Hasta 1920 creyó que toda la psicología humana podía explicarse partiendo
del “principio del placer”, que radicalmente era el instinto sexual. Todas las
demás satisfacciones buscadas por el hombre no serían sino derivaciones y
transformaciones de ese instinto que, al no encontrar el cauce al que se
siente impulsado, buscaría esas “sublimaciones”. Si no las lograse, derivaría
hacia la neurosis.
El complejo de Edipo
En lo que llamó Freud “un salto atrevido”, creyó poder explicar el nacimiento
de las religiones históricas por el totemismo. El totem sería una sustitución del
padre, asesinado porque prohibía a los hijos las relaciones sexuales con la
madre, y luego sublimado y venerado con adoración. Una vez al año se le
mata como signo de dominio sobre él y luego se celebra un banquete en el
que se le come como medio de reconciliación con él. Por miedo al totem (al
padre) se establecen tabúes (normas morales) que hay que observar bajo
pena de castigo.
2.4.4. VALORACIÓN
2.5.2. EL SUPERHOMBRE
2.5.3. VALORACIÓN
La influencia de Nietzsche
Sin embargo, tenemos que decir que sus valores positivos quedan eclipsados
para la inmensa mayoría de sus lectores, por lo que aparece a primera vista,
que es su crítica descomunal y feroz contra la moral cristiana, y su defensa
de una moral del impulso vital, del triunfo, del placer, del desprecio a otros.
No muestra la más mínima comprensión para los valores humanos más altos,
como son el amor, la justicia, la solidaridad, el dominio de los instintos
brutales, la ayuda mutua etc.
Hay que reconocer que su empeño tenaz, por transmutar todos los valores
morales del cristianismo por los valores del instinto, ha logrado un éxito
extenso y profundo en el mundo occidental, sea directamente, sea a través
de pensadores y literatos influidos por él, que son muchos.
2.6.1. LA MODERNIDAD
Pero he aquí, que a partir de los primero años del siglo XX, sobrevienen unas
crisis humanas como nunca en la historia habían sucedido. Nos referimos a
las grandes dictaduras, a las grandes guerras, a los campos de concentración
y exterminio, a los genocidios, a las enormes injusticias del capitalismo, a los
ríos de sangre y lágrimas, al hambre, a la explotación del sur por el norte y a
tantas y tantas calamidades como nos han afectado y nos afectan.
Desencanto de la razón.
Pluralismo de valores.
La metafísica es un residuo.
Desencanto de la razón
“Huye, Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a morir por
la verdad, porque suelen provocar la muerte de otros muchos (…) Quizá
la tarea del que ama a los hombres consista en lograr que estos se rían
de la verdad, lograr que la verdad ría porque la única verdad consiste en
aprender a liberarnos de la insana pasión por la verdad”.
Del naufragio de todos los sistemas y órdenes antiguos no nos quedan sino
fragmentos incoherentes sin sentido y sin valor. En lugar, pues, de obedecer
a los imperativos de la verdad y de la razón, tenemos que guiarnos por las
propias apetencias espontáneas que constituyen la vida. Desaparecidos los
“grandes relatos”, que pretendían conocer la realidad y unificarla en principios
de verdad, no nos queda sino un vagar incierto por la vida, sin aspirar a la
sabiduría. Y por supuesto, sin aceptar compromisos definitivos, y viviendo
más bien de opciones puntuales.
Pluralismo de valores
La metafísica es un residuo
RESUMEN
Hasta 1920, Freud creyó que toda la psicología humana podía explicarse
partiendo del “principio del placer” que radicalmente era el instinto sexual.
Mas adelante pensó que en la persona luchaban dos instintos poderosos
y radicales que llamó Eros (instinto de placer), y Tánatos ( instinto de
muerte o destrucción).
3
LOS ORÍGENES
DEL HOMBRE
Fundamentos de Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS................................................................................................3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................4
3.1. La problemática actual sobre el origen del ser humano....................5
3.1.1. Dos teorías opuestas .......................................................................5
3.1.2. Breve análisis del problema .............................................................6
3.2. Enraizados en la materia......................................................................7
3.2.1. La gran explosión ............................................................................7
3.2.2. La biogénesis...................................................................................7
3.2.3. La evolución de los seres vivos........................................................8
3.2.4. La hominización...............................................................................8
3.3. ¿Poligenismo o monogenismo?........................................................11
3.3.1. El hombre y el chimpancé..............................................................11
3.3.2. Explicación de estas diferencias ....................................................12
3.4. El proceso de socialización ...............................................................14
3.5. El puesto del hombre en el cosmos ..................................................17
RESUMEN ................................................................................................21
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
He aquí una de las cuestiones más apasionantes y más discutidas en los dos
últimos siglos. Hasta el siglo XVIII, en el mundo occidental, los relatos de
Génesis bíblico se entendían literalmente: Dios, al principio de los tiempos,
habría creado el sol, la luna, las estrellas, las plantas, los animales, el hombre
y la mujer. Era una representación fixista de los orígenes. Pero el estudio de
la Naturaleza, ya en el siglo XVIII, la clasificación de los seres vivos (Linneo,
Buffon) la aparición de la noción de especie, como conjunto de individuos
fecundos entre sí, el descubrimiento de los genes y otros hechos, dan lugar a
la sospecha de que ha habido una transformación de unas especies en otras
(Lamark, Philosophie zoologique, 1859). En 1871 publicaba Darwin “El origen
del hombre”, en el que ya se aplicaba el evolucionismo a la aparición del
hombre.
Se entabló así una larga discusión que ha durado hasta mediados del siglo
XX. El evolucionismo parecía oponerse a la Biblia; pero, por otra parte, la
Paleontología y la Etnología confirmaban cada vez más la hipótesis
evolucionista.
Diez mil millones de años después, es decir, hace aproximadamente cinco mil
millones de años, se formó la Tierra como satélite de una estrella, el sol.
3.2.2. LA BIOGÉNESIS
Una vez que aparece la vida, se propaga con rapidez, precisamente por esa
capacidad de reproducción. En el correr de millones de años van
apareciendo, sin duda por mutaciones de los cromosomas y por adaptación
al medio, infinidad de especies vegetales y animales. Se calcula que han
existido más de un millón de especies animales y más de 250.000 vegetales.
Nos ocuparemos sólo de los animales.
3.2.4. LA HOMINIZACIÓN
Hace más o menos 35.000 años, se da una subespecie, que acaba por
imponerse; es la del llamado homo sapiens sapiens, morfológicamente
idéntico al hombre actual. La evolución venía buscando al hombre y al fin lo
ha conseguido.
Por ello, para la aparición del hombre no basta la evolución somática. Hace
falta un poder distinto y creador, que haga brotar esa maravilla que es el
espíritu capaz de inteligencia, de razón y de libertad. Pero el tema del alma
humana, su naturaleza, su origen y su destino, es suficientemente importante
como para que le dediquemos más adelante una unidad entera, ya que sin
este estudio no quedaría explicada la aparición de la persona humana.
Otros detalles diferencian también las células humanas de las del chimpancé,
pero son de menor importancia. También en la estructura del ADN se
encuentran notables semejanzas entre la del chimpancé y la del hombre.
Podemos imaginarnos cómo han podido suceder las cosas. Una mutación
por azar que afecta a los cromosomas no toca, sin duda, más que a uno de
los representantes del par. El par del que este cromosoma forma parte se
hace híbrido, es decir, está formado por un cromosoma normal y un
cromosoma mutado. Este par se desdobla al formarse los gametos y, en la
primera generación, la mitad de los descendientes serán híbridos, es decir,
uno de los cromosomas que forman ese par será mutado y otro no, y eso en
todas las células de su cuerpo.
Si dos de estos híbridos se unen entre ellos, o si el primer mutado se une con
uno de estos descendientes mutados, pueden verificarse tres tipos de
encuentros:
En este proceso histórico juega un papel decisivo otro factor, que no existía
en la evolución biológica: es la libertad. ¿Podrá destruir la libertad todo el
proceso de perfeccionamiento humano? No es nada probable.
Son muchos los indicios que nos inclinan a pensar así. Están de acuerdo los
científicos en que las formas biológicas están en función de ciertas constantes
de la Naturaleza, de potencia muy alta. Cualquier variación en ellas, por
pequeña que fuese, podría haber roto el equilibrio y hacer la vida imposible.
Así, por ejemplo, la velocidad de la luz, la fuerza gravitatoria, la carga del
electrón y la masa del protón, la velocidad de expansión del universo y su
variación con el tiempo y el espacio, etc.
El principio antrópico
No tenemos datos para conjeturar que en otro punto del universo se haya
realizado una conjunción favorable de tantos factores para que también allí
haya vida, aunque tampoco se puede considerar como imposible.
RESUMEN
Una vez que la evolución biológica llega hasta el ser humano, se inicia un
evolución psicológica, social y cultural impresionante, que se orienta, con
momentos de oscuridad evidentes, a una mayor humanización,
4
EL HOMBRE: SER
CUALITATIVAMENTE
DISTINTO
Fundamentos de Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS................................................................................................3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................4
4.1. El ser humano: ¿Individuo o persona? ...............................................5
4.2. Capacidad de un lenguaje simbólico ..................................................6
4.2.1. Los símbolos y sistemas simbólicos ................................................6
4.2.2. El lenguaje.......................................................................................7
4.3. Las expresiones artísticas .................................................................10
4.4. El conocimiento ciéntifico .................................................................12
4.5. La conciencia ética.............................................................................14
4.6. El fenómeno religioso ........................................................................16
4.7. El hombre y el animal en su entorno.................................................18
4.8. La autoconciencia ..............................................................................20
4.9. Sobre los instintos .............................................................................21
4.9.1. El instinto animal............................................................................21
4.9.2. El instinto humano .........................................................................22
RESUMEN ................................................................................................25
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
(El hombre, Salamanca 1980, 15-17). En este mismo sentido hablan célebres
etólogos, como Irenäus Eibl-Eibesfeldt, Konrad Lorenz o biólogos como A.
Portmann, F. J. Ayala, etc. ( I. Eibl Eibesfeldt, Etología. Introducción al estudio
comparado del comportamiento, Barcelona 1979)
Hay aquí algunos de los hechos más propios y específicos de la persona. Nos
fijaremos no tanto en lo que hacen los hombres y los animales para ver sus
diferencias, si no en aquello que hacen los hombres y no pueden hacer los
animales.
Los signos y los símbolos han sido muy estudiados en los últimos años,
porque es verdad que el hombre se mueve en un universo simbólico. Tanto
es así que Ernst Cassirer ha llamado al hombre animal simbolicum, un animal
con capacidad de crear símbolos y de entenderse con ellos.
Signo
Símbolo
4.2.2. EL LENGUAJE
Pero, sin duda ninguna, el sistema simbólico humano más sorprendente, raíz
y origen de otros muchos, es el lenguaje. Es tal la maravilla de poder hablar,
leer y escuchar que no es extraño que haya surgido toda una filosofía del
lenguaje, la cual analiza y estudia lo que con las palabras decimos u
ocultamos, su valor creativo y cultural, la necesidad de purificarlo, etc.
Otro tanto ocurre en el lenguaje escrito. Lo que llega a nuestra retina no son
sino ondas lumínicas, las letras convencionales con que nos expresamos.
Pero, al leer, captamos inmediatamente no sólo la materialidad de los signos
gráficos, sino el contenido de ideas que van incluidas en las letras.
Los experimentos, que se han hecho para hacer hablar a los animales
superiores, han fracasado todos. El lenguaje no depende sólo del sistema
fisiológico de fonación, sino de una realidad mucho más profunda, del
pensamiento y de la capacidad reflexiva, autoconsciente y relacional.
El juego
Hay que decir también que los estudios neurofisiológicos han demostrado la
vinculación indudable del lenguaje al encéfalo y a diversas zonas de la
corteza cerebral, de modo que lesiones en esas zonas pueden alterar las
fuciones lingüísticas. Esto significa que no es la inteligencia sólo la que
piensa, ni el espíritu sólo el que habla, sino la persona entera.
La risa
Ciencia
Ha sido siempre así, desde que los hombres han tomado conciencia refleja de
sí mismos. Aristóteles escribió cuatro tratados de temas morales (Ética a
Eudemo, Ética a Nicómano, Magna Moralia, Sobre las virtudes y los vicios);
los estoicos avanzaron mucho en el conocimiento de la Ley natural; y la
revelación judeo-cristiana emitió un conjunto de preceptos y orientaciones
morales que dictan a la conciencia del hombre cómo deben ser sus
comportamientos, si ha de vivir como persona.
Esto quiere decir que a lo largo de los siglos, sea por el ejercicio de la razón,
sea ayudados por la revelación, los hombres han ido descubriendo
paulatinamente lo que es la persona en cuanto persona, y , por ello, cuáles
deben ser sus actitudes singulares, familiares, sociales, políticas,
económicas, etc.
El hecho moral supone, además, la libertad. Kant vio acertadamente que sin
libertad no hay explicación posible del hecho moral. El hombre es un ser
capaz de valorar diversos bienes y de autodeterminarse libremente por uno
de ellos.
Nada de esto existe en los animales. El animal procede siempre guiado por
sus instintos, no capta reflejamente los valores y los antivalores, no delibera,
no puede decir “no” a la naturaleza y al instinto; en suma, no es sujeto de
moralidad. Por eso no vive una vida ascética en busca de mayor percepción
moral, ni ha formulado códigos de deberes y derechos. Todos los conceptos
de bien y mal moral, conciencia, libertad, responsabilidad, ley, derecho le son
absolutamente ajenos.
Creían también en otra vida; de ahí, las ofrendas y los ritos funerarios. En
suma, todo el complejísimo mundo de lo mitológico, que es de una variedad
infinita.
Unamuno escribe:
(Del sentido trágico de la vida, Obras Completas, IV, Madrid 1950, 495)
Con este enunciado queremos significar las distintas actitudes que toman los
animales y el hombre, desde su nacimiento, con el entorno natural en el que
nacen, crecen, se desarrollan y mueren.
El animal nace con mucha más facilidad para saber alimentarse, defenderse
y adaptarse al medio. Necesita una protección y un aprendizaje
relativamente corto.
El trabajo
El animal nace además programado de tal manera que, paso a paso, sin
propia reflexión ni libertad, irá cumpliendo necesariamente el programa
inscrito en sus cromosomas germinales, con una mínima influencia del
entorno.
Por el contrario, el hombre nace mucho más indigente, sin terminar, mucho
menos protegido que los animales para la defensa, sin agudeza de sentidos,
necesitado de una larga y continuada protección. Biológicamente nace mucho
más pobre que los animales. Trae también en sus cromosomas un programa
inscrito, pero su desarrollo necesitará una cuidadosa y larga protección
paterno-materna, porque sin ella quedaría frustrado.
Sin embargo, el hecho sorprendente es que este ser débil ha acabado por ser
el rey de la Naturaleza: la domina, descubre sus secretos, la somete a su
servicio y progresa. Ya adulto, se impone a sí mismo unas normas y una
disciplina de aprendizaje y de conducta, selecciona sus actos, es previsor,
puede decir no a sus instintos, hace proyectos, sabe que nunca alcanzará
en esta vida su plenitud y la realización de sus ideales, vive proyectado hacia
la utopía y la esperanza. Estos hechos llevaron a Max Scheler a calificar al
hombre como “el asceta de la vida, el eterno protestante contra toda mera
realidad” (OC. 44)
4.8. LA AUTOCONCIENCIA
Como una primera definición puede admitirse la que dio hace años William
James:
El hombre, como ya hemos dicho, también tiene instintos. Algunos son los
mismos que tienen los animales: la conservación de la propia vida, la
defensa, la continuación de la especie, el instinto de posesión, el instinto de
agrupación, un instinto destructivo de lo que nos molesta, que Freud llamo
“Tanatos”, y tantos otros; porque las clasificaciones son muchas y no
coincidentes.
Hay que advertir, por fin, que los instintos, como ya hemos dicho, son
propiedades de la naturaleza. Pero en el caso del hombre es preciso no
confundir o identificar instintos corporales con naturaleza humana.
RESUMEN
Sólo los seres humanos viven la inquietud por alguien real, que sea más,
que dé a la vida un sentido trascendente, que al fin sea plenitud de
verdad, de bien, de amor, de felicidad. Lo religioso es consubstancial al
ser humano.
EL CONOCIMIENTO
HUMANO (I)
Fundamentos de Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS................................................................................................3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................4
5.1. ¿Qué es conocer humanamente?........................................................5
5.1.1. Es una actividad vital .......................................................................5
5.1.2. Es una relación singular entre sujeto y objeto..................................6
5.1.3. Es una unión intencional del sujeto con el objeto.............................6
5.2. Teorías principales sobre el conocimiento.........................................8
5.2.1. Grecia y Roma.................................................................................8
5.2.2. La Edad Media.................................................................................9
5.2.3. La Edad Moderna ..........................................................................10
5.2.4. El siglo XIX ....................................................................................12
5.2.5. Pensadores contemporáneos ........................................................13
5.3. El conocimiento por los sentidos......................................................15
5.3.1. La sensación..................................................................................15
5.3.2. Percepción.....................................................................................16
5.3.3. La inteligencia................................................................................17
5.4. La imaginación ...................................................................................19
5.4.1. Imaginación creadora ....................................................................19
5.4.2. Imaginación voluntaria e involuntaria .............................................20
5.4.3. Imaginación turbadora ...................................................................20
5.4.4. Imaginación y mitos .......................................................................20
5.5. La memoria .........................................................................................22
5.5.1. Diversas clases de memoria ..........................................................22
5.5.2. Valor de la memoria.......................................................................23
RESUMEN ................................................................................................25
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
Como hemos dicho ya, Aristóteles vio que lo que especificaba al hombre en
razón de tal, lo que le concedía la diferencia más singularizada y le separaba
de los animales era la racionalidad, el pensamiento que llamamos racional y
que incluye la posibilidad de comunicarse mediante el lenguaje.
Parece más adecuado afirmar que el término del conocimiento se logra por la
conjunción del objeto real y la actividad mental del sujeto.
Otra versión de esta conjunción la presentará Kant. Pensaba este autor que
los datos, que nos llegan por los sentidos, son modificados por el sujeto, de
tal suerte que los hace espaciales y temporales, a partir de unos esquemas a
priori que poseemos en nuestra sensibilidad. Además, los infunde una
estructura inteligible, a partir de unas categorías a priori que tenemos en
nuestro entendimiento, para formar así conceptos universales y necesarios.
Es decir, que no conocemos la realidad como es en sí. La realidad queda
detrás de nuestra representación y no llegamos a ella. Sólo conocemos
nuestra representación de la realidad (el fenómeno). La realidad
(noumenon) la pensamos, pero no la conocemos.
Quiere esto decir que existe una intencionalidad del sujeto que se dirige al
objeto, pero esto de una manera refleja, es decir, distinguiendo perfectamente
entre el sujeto cognoscente y el objeto conocido.
Está claro que no se da una unión física entre ambos, sino representativa.
Lo que se representa en el sujeto es la imagen, o el concepto.
Aristóteles, con gran acierto, comprendió que toda la realidad tiene, además
de sus dimensiones externas, si es material, una estructura inteligible. El
hombre puede conocer mediante una imagen sensible, pero puede, además,
penetrar en la estructura inteligible que hay siempre en la realidad. Entonces
forma el concepto o idea de la realidad.
Formación de conceptos
El s. XIV es un siglo crítico, sobre todo por obra del franciscano inglés
Guillermo de Ockham (1300-1349). Con una tendencia al empirismo, que se
conservará ya siempre en la filosofía inglesa, niega el valor a la función
abstractiva del entendimiento. Los que llamamos conceptos universales
son ficciones o signos de cosas singulares, que en realidad es lo único que
conocemos. Al mismo tiempo, negaba valor a cuanto había dicho la
Escolástica anterior sobre la psicología del conocimiento, es decir, sobre la
función del entendimiento agente, el fantasma, la especie impresa, el
entendimiento posible, la especie expresa, etc. Esta tendencia crítica y
simplificadora se llamó “vía moderna” o “nominalismo” –sólo existen meros
“nombres” en el entendimiento y objetos singulares en la realidad-, y tuvo
gran influencia hasta el s. XVII.
Los empiristas ingleses que vinieron después, sobre todo John Locke
(1632-1704) y David Hume (1711-1776), creyeron que la razón no era un
medio de conocimiento propiamente dicho, sino un instrumento que
asociaba y combinaba sensaciones. Sólo los sentidos conocían. Más aún, ni
siquiera podemos saber si la realidad es como nos la representan los
sentidos, porque lo único que tenemos delante es nuestra representación
subjetiva, pero ¿cómo saber si la realidad corresponde a ella? Suponían, que
la representación, ellos la llamaban indebidamente “idea”, era una pantalla
interpuesta entre la realidad y las facultades cognoscitivas.
Muy influido por Hume estuvo Kant. Este pensador, tuvo una influencia
extraordinaria en el pensamiento posterior; ciertamente, hizo un análisis muy
minucioso de nuestras facultades cognoscitivas. Dividió el sujeto
cognoscente en tres facultades distintas: sensibilidad, entendimiento y
razón. Fue su primer error. Creyó después, influido por los empiristas, que
sólo los sentidos conocen, y no la realidad como es en sí, porque son los
sentidos los que, al recibir los datos de la sensibilidad, los “sintetizan” como
espaciales y temporales, a partir precisamente de unos esquemas a priori y
unas intuiciones, que poseemos en la sensibilidad: el espacio y el tiempo.
Después el entendimiento infunde a esos datos las estructuras inteligibles,
las categorías, de valor universal y necesario, que posibilitan los juicios
universales (juicios sintéticos a priori). La razón unifica posteriormente en tres
grandes “ideas”, el mundo (Cosmología), el hombre (Antropología), Dios
(Metafísica), todos los juicios y todas las ciencias.
El Positivismo afirma que no conocemos más que los datos sensibles, y sólo
son ciencias válidas las ciencias positivas. Ya en el s.XX aparecerá el
Neopositivismo, que no admite como científicamente válidas más
proposiciones que las verificables por los sentidos.
5.3.1. LA SENSACIÓN
5.3.2. PERCEPCIÓN
Percepción
Quiere decir que cuando tenemos una sensación cualquiera, ella llega a
nuestra conciencia fundida con otras sensaciones que hemos podido tener en
otros momentos, o con previos actos intelectuales volitivos, emocionales, etc.
Existe en nosotros una función unificadora, una “forma” (Gestalt) que integra
la heterogénea pluralidad de diversos conocimientos en la unidad de lo que
llamamos percepción.
5.3.3. LA INTELIGENCIA
5.4. LA IMAGINACIÓN
Imaginación
5.5. LA MEMORIA
Memoria
Los animales tienen también memoria sensitiva, por eso se les puede
domesticar, ya que, por repetición de sensaciones, acaban por recordar y
asociar imágenes, y reaccionan mecánicamente a los estímulos. La diferencia
con el hombre está en que, en el hombre, la memoria sensitiva es también
reflexiva.
También puede pasar esto mismo en los pueblos. Un pueblo que pierde la
memoria de la historia que ha realizado durante siglos, pierde su identidad y
retorna a la infancia. Si olvida su tradición, tendrá que construir todo como si
antes no hubiese vivido; y correrá el riesgo infantil de vivir de imitación de
otros pueblos más que de creatividad.
RESUMEN
EL CONOCIMIENTO
HUMANO (II)
Fundamentos de Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS................................................................................................3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................4
6.1. La inteligencia.......................................................................................5
6.1.1. Conocer lo real en cuanto real .........................................................6
6.1.2. La autoconciencia............................................................................9
6.1.3. Conceptos universales...................................................................10
6.2. La razón...............................................................................................13
6.2.1. La deducción .................................................................................14
6.2.2. La inducción...................................................................................16
6.2.3. La ciencia ......................................................................................18
6.3. El hombre, peregrino de la verdad ....................................................22
6.3.1. ¿Podemos conocer la realidad y, por tanto la verdad? ..................22
6.3.2. La evidencia, criterio de verdad .....................................................23
6.3.3. Grados de certeza .........................................................................24
6.3.4. El error, contrario a la verdad.........................................................25
6.3.5. Búsqueda de la verdad ..................................................................27
RESUMEN ................................................................................................29
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
6.1. LA INTELIGENCIA
Las sensaciones
Conocer lo real en cuanto real quiere decir conocer reflejamente que hay
cosas que tienen una entidad en sí mismas, que son “de suyo”- la expresión
es del mismo Zubiri-, que, por lo mismo, son independientes del sujeto en
cuanto cognoscente, que se establece una relación intencional y refleja entre
sujeto y objeto real.
Para los animales, la realidad no es más que un estímulo que pone en acto
sus sentidos o sus instintos; mientras que para el hombre inteligente, la
realidad es además realidad autónoma, conocida reflejamente como tal.
Con esto expresaban que cualquier realidad puede, de suyo, ser conocida o,
lo que es lo mismo, que es impensable que haya algo impensable. Por donde
se ve la necesaria vinculación que existe entre realidad y pensamiento,
pensamiento y realidad, y que el pensamiento verdadero no es otra cosa que
el abrirse del ser en el espíritu humano. Cuando el pensamiento no
responde a la realidad, no es verdadero.
Esto nos remite a una consideración metafísica: la que nos dice que la verdad
ontológica es un atributo del ente. “Todo ente es verdadero” significa que todo
ente puede ser entendido, que tiene una estructura inteligible.
Los juicios
Como ha visto Joseph Marechal, la afirmación del ser como realidad es una
condición de posibilidad del juicio (Cfr. Le point de départ de la Metaphysique,
t. V. Bruselas, 1945). Así, en el mismo juicio se supera el idealismo kantiano y
todo fenomenismo. En la misma orientación que Marechal están otros
pensadores, como J.B. Lotz, E. Coreth, O.Muck, A.Marc.
Proceso cognoscitivo
Por fin, hay que advertir que, cuando hablamos de realidad, no hablamos sólo
de materia. El materialismo identifica realidad con materia. Pero de este
modo es muy difícil explicar gran parte de los conocimientos. Los derechos
humanos son reales, pero no son materiales. Los conceptos universales son
reales, pero no son materiales. Una teoría científica es real, pero no es
material. Los valores morales son reales, pero no son materiales. El alma
humana es real, pero no es material. Y así podríamos citar otros muchos
hechos y datos.
“omnis cognitio incipit a sensu”, todo conocimiento empieza por los sentidos;
pero pronto trascendemos el dato sensible y empieza la percepción de toda la
realidad y la elaboración inteligente.
6.1.2. LA AUTOCONCIENCIA
Ahora bien, este hecho innegable sólo puede darse en seres inmateriales.
Los seres materiales son extensos y, por lo mismo, están compuestos de
partes. En ellos, una parte puede volver sobre otra parte, pero una parte no
puede volver sobre sí misma, porque cada parte también es intrínseca y
esencialmente extensa, está compuesta de partes.
La razón de por qué los animales conocen, pero no conocen que conocen y
por eso no rectifican y no progresan, es porque son materiales y sólo
materiales, y por ello no pueden volver sobre sus propios actos.
Concepto universal
El concepto árbol
El árbol concreto será un chopo, un sauce, un castaño o una
higuera, etc. La inteligencia prescinde de las notas
individuantes, propias de cada uno de estos árboles, y
entiende y atiende sólo a la esencia estructural, a aquello que
es común a todos estos seres.
La teoría verdadera es, sin duda, la que dice que los conceptos universales
están formalmente en la mente y fundamentalmente en la realidad.
Esto quiere decir que lo que existe es siempre singular e individual, pero la
inteligencia humana tiene una potencia abstractiva, por la cual en las
realidades singulares capta la esencia real, es decir, aquellas notas que son
comunes y esenciales a todos los individuos de una misma especie, las que
constituyen una naturaleza común.
Así pues, los conceptos universales están exigiendo una facultad inmaterial
superior a los sentidos, ya que, si actuasen sólo los sentidos no captarían
más que lo singular, pero no lo universal. Esa facultad es la que llamamos
inteligencia, que, a su vez, no es sino una propiedad de espíritu humano.
6.2. LA RAZÓN
Por lo mismo, también decimos que no es, como quería Kant, una facultad
que sintetiza los juicios científicos en tres grandes “ideas” o totalidades
cogitables, sino presencia y toma de conciencia nueva de más realidad.
Por lo dicho se ve que no es fácil dar una definición de la razón, sino que
también aquí tenemos que intentar conocerla por sus efectos. La dificultad
está en organizar estos efectos, porque son muchos y muy complejos. Aún
sabiendo que simplificamos, podemos reducir los procesos racionales a tres:
la deducción, la inducción, la ciencia.
Son tres modos con los que la mente humana busca conocer más y mejor, y
también unificar y sintetizar los conocimientos para obtener una
representación sintética y unificada de la realidad. Los explicaremos
brevemente.
6.2.1. LA DEDUCCIÓN
Deducción
La objeción radical
El saber formal añade un plus al saber virtual. El saber virtual es poder saber,
sencillamente no saber. El saber formal es sencillamente saber. Este es el
caso de las conclusiones deductivas, en las que conocemos formalmente
ese más.
Dicho de otra manera: la premisa mayor sólo enuncia las notas de una ley
que se presenta como universal. La premisa menor dice que un caso
determinado está comprendido en esa ley y la cumple. Este es el nuevo
conocimiento que, por deducción, alcanza la razón.
6.2.2. LA INDUCCIÓN
Inducción
Así puede formular una ley universal y necesaria, que genera una
verdadera certeza.
Esto quiere decir que, a través de los fenómenos, la razón humana puede
llegar a conocer la estructura esencial de ciertos seres de la Naturaleza y
llegar a formular los modos constantes de su actuación, que llamamos leyes.
No sucede lo mismo en el área de lo humano, porque la causalidad en los
actos plenamente humanos es una causalidad libre.
Principio de Heisenberg
6.2.3. LA CIENCIA
Todas estas ciencias cumplen las definiciones dadas, pero, como el objeto
de cada una es distinto y el objeto especifica el método, el modo de obtener
los resultados será también distinto. No se investigan lo mismo en la Física o
en la Zoología que la Ética o el Derecho. Todas son ciencias, pero de distinto
modo.
Ellas nunca podrán explicar por qué tenemos obligaciones de conciencia, qué
es la familia, cuál es el sentido último de la vida y de la muerte y tantos
problemas humanos.
Que Juan Carlos I es el rey de España: ¿es sólo una idea, a la que
no sabemos si corresponde la realidad?
Se puede preguntar, cuál es el criterio que nos garantice que lo que nos
representa la mente es la realidad; porque no cabe duda que podemos
engañarnos, y que nos engañamos muchas veces, o que nos encontramos
confusos y dudosos y nos preguntamos si hemos alcanzado la verdad. Pues
bien, el criterio más seguro es la evidencia, como última razón de toda
verdad y última causa de toda certeza.
El escepticismo actual
Esta realidad indudable nos hace ver que la historia del pensamiento humano
es la historia de la búsqueda de la verdad. Cicerón escribió:
“No sé cómo es que no se puede decir nada tan absurdo que no lo haya
dicho algún filósofo” (Sed nescio quo modo nihil tan absurde dici potest
quod non Decatur ab aliquo philosophorum).
Los antiguos decían: “Veritas filia temporis”, la verdad es hija del tiempo. Si se
mira la Historia desde una atalaya alta y con una perspectiva larga, como se
debe mirar, se verá que, a pesar de tantas equivocaciones sombras, nos
ilumina y nos atrae cada vez más el esplendor de la verdad. La verdad está
hecha para la persona y la persona para la verdad.
RESUMEN
LA VOLUNTAD Y LA
LIBERTAD HUMANAS
Fundamentos de Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS................................................................................................3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................4
7.1. La voluntad: nociones generales ........................................................5
7.1.1. El bien, objeto de la voluntad ...........................................................5
7.1.2. El bien supremo, último y definitivo objeto de la voluntad humana...6
7.2. Del conocimiento a la valoración ........................................................8
7.2.1. Valores y disvalores. la valoración ..................................................9
7.2.2. Clasificación de los valores............................................................10
7.3. La libertad: diferentes concepciones................................................13
7.3.1. Elinación de vínculo o de necesidad ..............................................13
7.3.2. El libre arbitrio o albedrío ...............................................................14
7.3.3. La opción fundamental...................................................................14
7.4. La negación de la libertad..................................................................16
7.4.1. Crítica del determinismo ................................................................18
7.5. Argumentos a favor de la libertad humana.......................................19
7.5.1. La experiencia universal y cotidiana ..............................................19
7.5.2. La conciencia moral .......................................................................20
7.5.3. La legalidad ...................................................................................20
7.5.4. La educación .................................................................................21
7.5.5. La inteligencia y racionalidad humanas..........................................21
7.6. Dios y la libertad humana ..................................................................25
7.6.1. El proyecto de dios y la libertad humana........................................25
7.6.2. El ser humano: ser contingente y libre ...........................................25
7.6.3. La ley y la norma ...........................................................................26
7.7. Actos del hombre y actos humanos..................................................28
7.7.1. Actos del hombre...........................................................................28
7.7.2. Actos humanos ..............................................................................28
RESUMEN ................................................................................................31
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
Sólo con cosas no puede sentirse feliz la persona. La felicidad más plena sólo
puede conseguirse en la realización por el amor. San Agustín consideraba
que la plenitud del amor y la plenitud de la felicidad son aspiración
fundamental del hombre, que en totalidad se encontrarían en Dios. De ahí su
conocida frase:
“Nos hiciste Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que
descanse en ti”.
(Confesiones I, 1PL 32, 661)
El hombre, aún sin saberlo, gravita hacia el Ser Absoluto. Por ello ha podido
hablar Zubiri de una “religación esencial” del hombre con Dios, y afirmar que
no tenemos religión, sino que somos religión (Naturaleza, Historia, Dios,
Madrid, 1981, 382 ss).
Todos los demás seres, al participar del Ser absoluto, participan de su bien,
siempre de manera limitada e insuficiente. La voluntad se siente atraída por
aquello que de bien participado hay en los seres contingentes; pero por ser
bienes limitados y contingentes, dejan un margen a la libertad, como
veremos.
Valor objetivo
En general, la persona debe dar preferencia a los valores del espíritu sobre
los valores somáticos, y procurar que éstos, que son también verdaderos
valores, estén subordinados y orientados por los valores superiores del
espíritu.
Hay que recordar que uno de los defectos más graves de las
sociedades occidentales es que en ellas se dé la primacía
absoluta a un valor material, el dinero.
Opción fundamental
Estudia la libertad “en cuanto disposición total del sujeto, orientada hacia la
definitividad” (Escritos de Teología VI, Madrid, 1969, 216 ss, y en Escritos de
Teología II, Madrid 1963, 256ss).
Opción fundamental
Por experiencia, todos sabemos que es así. Es verdad que la llamada “opción
fundamental” es un acto más radical de la libertad, ya que puede
comprometer a todo el ser de la persona; pero eso no priva a los actos
singulares de ser actos libres y responsables de un sujeto. La persona
realiza su vida y su ser con cada opción libre; no sólo con una o varias
opciones fundamentales. Tanto más que, sea cual fuere la “opción
fundamental”, cada acto humano tiene una connotación moral: o es
honesto o no es honesto.
Entre los filósofos cristianos medievales, nadie pone en duda la libertad del
hombre. En el siglo XVI, Martín Lutero negó la existencia del libre arbitrio,
como consecuencia del pecado original, y escribió un tratado “De servo
arbitrio” (Sobre el arbitrio esclavo). Pero ha sido después, cuando más
directamente se ha negado el hecho de la libertad humana.
7.5.3. LA LEGALIDAD
7.5.4. LA EDUCACIÓN
Por fin, daremos un argumento más metafísico, pero que va al fondo del
conocimiento de la naturaleza humana, a la raíz última de la libertad. Es el
siguiente:
Pero, al mismo tiempo que aprehenden esa bondad, entienden también que
ninguno de los bienes contingentes es la plenitud de la verdad y del bien,
y, por lo tanto, ninguno puede saciar plenamente a la persona. Todos son
bienes limitados. De ahí que la atracción no sea absoluta, determinante.
Sólo ante la Verdad y el Bien absolutos no seríamos libres.
Para Jean Paul Sartre ser libre consiste en autodeterminarse, sin motivos o
valores precedentes, tomando la decisión únicamente como un acto subjetivo.
Sin embargo, los motivos y los valores no suprimen la libertad puesto que
ninguno es determinante. Más bien preparan la voluntad para que haga una
buena elección. Es más, sin motivos, sin un objeto y su importancia que
motiven, no puede darse elección; ante objetos siempre neutros no habría
elección posible.
La ley y la norma.
La respuesta es ésta:
A finales del siglo XVI y principios del XVII, el problema fue apasionadamente
discutido por los mejores filósofos y teólogos de la época, y provocó duros
enfrentamientos entre dominicos y jesuitas, que daban respuestas diversas.
La solución, que parece más convincente, es la que dio el jesuita Luis de
Molina (1535-1600).
Esta acción no es doble, sino la única acción producida por dos agentes,
aunque uno de los agentes, la voluntad humana, no la pueda producir sin el
concurso de Dios. El concurso de Dios es intrínsecamente indiferente y deja a
la criatura humana la determinación del acto, sin que por ello la voluntad
realice, ella sola, una volición. Por eso, la responsabilidad de la acción
pertenece a la criatura libre. (La obra de Molina llevaba este título Concordia
liberi arbitrii cum gratiae donis, divina praescientia, providentia,
praedestinatione et reprobatione, ad nonnullo primae partis. Lisbos 1588)
Se piensa que cada uno es dueño absoluto de sí mismo y que tiene derecho
a darse las pautas de comportamiento que quiera. Una libertad así entendida,
coincide frecuentemente con el capricho, con la tiranía, del placer. Cuando se
dice “quiero ser libre para hacer lo que me dé la gana”, se está diciendo que
se quiere vivir bajo la dictadura de la gana, no bajo la orientación de la verdad
y del bien. La gana, muchas veces es caprichosa e irracional. Benedicto XVI,
cuando era cardenal Ratzinger, advertía: “la liberación respecto a lo moral no
es otra cosa, en su misma esencia, que una liberación hacia la tiranía”
(Iglesia, ecumenismo y política, Madrid, 1987, 238).
Las leyes y las normas, si son justas, puede limitar el campo de acción para
posibilitar la convivencia, sobre todo las leyes positivas; pero las leyes y las
normas son indicadores de cómo podremos ejercitar humana y
correctamente la libertad. La ley natural que nos prohíbe robar es un indicador
de que ejercitaremos humanamente nuestra libertad, si respetamos la
propiedad ajena. Propiamente no limita nuestra libertad, la orienta. Adaptarse
libremente a las leyes justas es el mejor modo de ejercer la libertad.
Es ésta, una distinción tradicional, que viene a matizar cuanto hemos dicho
sobre los actos intelectuales y los volitivos de la persona humana. Porque, no
cabe duda que en la acción humana pueden jugar, y juegan de hecho, un
papel importante componentes emocionales, subconscientes, pasionales,
sociales, temperamentales, hábitos adquiridos, mecanismo psicológicos
espontáneos que impiden una percepción clara de la realidad. Por lo mismo,
obstaculizan el ejercicio de la libertad, o la reducen de manera notable.
Actos humanos
Para la libertad del acto humano, no son obstáculo las motivaciones o los
atractivos. Como se ha dicho al hablar de la libertad, ésta no consiste en la
ausencia de motivos, sino en el acto de elegir sin coacción. Un hombre puede
sentirse atraído por una mujer y, libremente, desposarse con otra. Son actos
plenamente humanos.
Con esto queremos decir que todo acto humano tiene una connotación
moral, y que es en los actos humanos donde la persona expresa su
moralidad, su ser de persona, con ellos se constituye también en buena o
mala persona.
Está claro que el fin moral pretendido en un acto humano, nunca puede
buscarse por medios inmorales; ya que el fin no justifica los medios. Liberar a
un enfermo de sus sufrimientos es un acto moralmente bueno. Matarle
(eutanasia), para ello, es ilícito.
RESUMEN
La posibilidad de la educación.
Los actos humanos son los que realiza la persona con total conciencia y
en pleno uso de su libertad. Se llaman actos del hombre los que carecen
de alguna de esas cualidades. Los actos humanos siempre tienen una
connotación moral.
8
CUESTIONES SOBRE
EL ALMA (I)
Fundamentos de Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS................................................................................................3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................4
8.1. Teorías y soluciones ............................................................................5
8.1.1. El dualismo helénico ........................................................................5
8.1.2. El cristianismo de los primeros siglos...............................................6
8.1.3. La Edad Media.................................................................................7
8.1.4. Siglo XVII.........................................................................................7
8.1.5. Del siglo XVIII al XX.........................................................................8
8.1.6. El materialismo ................................................................................8
8.1.7. El neopositivismo.............................................................................9
8.1.8. Los filósofos cristianos.....................................................................9
8.2. La existencia del alma: argumentos..................................................11
8.2.1. La causa inmaterial de conceptos y concocimientos inmateriales..11
8.2.2. La autoconciencia..........................................................................13
8.2.3. La libertad......................................................................................14
8.3. La sustancialidad del alma ................................................................15
8.4. Cuerpo y alma, materia y forma.........................................................19
8.4.1. El hylemorfismo .............................................................................19
8.4.2. El hylemorfismo humano................................................................20
8.5. Mente-cerebro.....................................................................................22
8.5.1. Actualidad e importancia de la cuestión .........................................23
8.5.2. Teorías monistas ...........................................................................24
8.5.2.1. El conductismo ..............................................................................25
8.5.2.2. Teoría de la identidad ....................................................................25
8.5.3. Teorías emergentistas ...................................................................27
8.5.4. Teoría dualista-interaccionista .......................................................28
RESUMEN ................................................................................................33
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
El primer autor que estudió más detenidamente este tema fue Platón, sin
duda influido por los órficos, los pitagóricos y algunas filosofías orientales. Es
sabido que, en sus más bellos diálogos, Fedro, Fedón, República, expone sus
teorías sobre el alma, porque comprendió perfectamente que no puede
explicarse la persona y sus actos superiores sin recurrir a un componente
inmaterial.
Algunos teólogos discuten hoy sobre el sentido de este texto, pero parece
suficientemente claro. En el último momento de su vida exclama: “Padre, a
tus manos encomiendo mi espíritu”. (S. Lucas, 23, 46).
En el siglo XIV, que fue un siglo de crítica del pensamiento anterior, hubo
diferencias. La escuela franciscana defendía que en el hombre había
pluralidad de formas y que la unión entre el cuerpo y el alma era accidental.
Negaba también la posibilidad de demostrar por la razón la espiritualidad, la
inmortalidad y la creación del alma, aunque debían admitirse por fe. En esta
escuela destaca Guillermo de Ockham que, como hemos señalado,
propendía al nominalismo y al empirismo.
Kant, por las influencias recibidas de los empiristas, niega que sean válidos
los argumentos racionales para probar la existencia del alma, su
espiritualidad, etc., porque considera paralogismos (razonamientos erróneos
sin intención de engañar). Admite, en cambio, la inmortalidad personal del
alma, como un postulado necesario para explicar el hecho moral.
8.1.6. EL MATERIALISMO
Los marxistas admitían que, aunque todo era materia y nada más que
materia, por estar dotada de movimiento dialéctico, se producían en ella
saltos cualitativos, en los que aparecía la materia en un estado superior. Uno
de esos saltos habría dado origen al pensamiento.
8.1.7. EL NEOPOSITIVISMO
Hay cierta diferencia entre ellos porque, mientras algunos siguen más
literalmente a Santo Tomás (Garrigou-Lagrange, Gilson, Santiago Ramírez,
Cornelio Fabro), otros buscan nuevas formulaciones, asumiendo
aportaciones de los filósofos modernos y contemporáneos (Rosselor,
Tonquedec, A. Marc, G. Siewerth, J. de Finance, J.B. Lotz, K. Rahner, E.
Coreth). También X. Zubiri es, en algún sentido, hylemorfista, aunque muy
original.
¿Existe el alma?
Pues bien, he aquí los argumentos por los que podemos demostrar la
existencia en el hombre de un componente superior, inmaterial, espiritual, que
llamamos espíritu o alma. (Es muy interesante el artículo de J.L. Ruiz de la
Peña, “Psyché, el retorno de un concepto exiliado”, Salmanticensis 29/2
(1982) 171-202).
Hay que advertir que el alma, por estar fundida con el cuerpo, depende de él
en su actuar, principalmente del sistema nervioso, y, más concretamente, del
cerebro.
Conceptos universales
8.2.2. LA AUTOCONCIENCIA
Si, pues, la persona puede estar y está presente a sí misma, es que no sólo
es corpórea, no es sólo material, es también espiritual.
8.2.3. LA LIBERTAD
Los argumentos son concluyentes, como para que podamos afirmar, con
certeza, la realidad del componente espiritual de la persona, que llamamos
alma.
Una vez estudiada la existencia real del alma, debemos tratar de conocer, en
cuanto podamos, su naturaleza. Y, primero, hemos de preguntarnos si el
alma es un ser:
El fenomenismo
Santo Tomás, como hemos dicho, ve, en el espíritu, el ser capaz de volver
sobre sus propios actos de manera completa (redins ad essentiam suam
riditiones completa) (S. Thomas, De causis, lect XV). En la Summa comenta:
“volver sobre la propia esencia no es otra cosa que el subsistir de una
realidad en sí misma” (Summa Theologica, I, q. 14, a2, 1).
Sólo unida al cuerpo y fundida con él, es una sustancia completa, una
naturaleza o principio adecuado de actos y una persona humana.
Así entendida, se elimina todo dualismo excesivo, como los que inducían
Platón, Descartes, Spinoza o Leibniz. Ese dualismo exagerado presenta
dificultades insolubles, cuando se quiere explicar la interacción cuerpo-alma,
alma-cuerpo. De ahí las soluciones arbitrarias, y aun ridículas, que dieron
tales filósofos.
Podríamos decir que, por estar alma y cuerpo unidos en una sola naturaleza,
cuando la persona actúa, actúa toda la naturaleza, aunque, en las
funciones superiores, específicamente espirituales (memoria conceptual,
intelección, raciocinio, volición, etc) el alma depende del cuerpo (del cerebro
principalmente) sólo extrínsecamente, como hemos dicho antes.
La causa es, sin duda, que en realidad nadie sabe todavía hoy, de manera
exacta y adecuada, qué es, en última instancia, la materia; y mucho menos,
qué es, en última instancia, el espíritu. Acaso no lo sabremos nunca. De ahí
que podamos hablar del misterio del hombre y del misterio del ser.
8.4.1. EL HYLEMORFISMO
Más claro: por su componente material, un cuerpo podría ser otro: la materia
de esta mesa podría ser la materia del ordenador. Aquello por lo cual una
mesa es una mesa y no un ordenador; eso es la forma. En el nivel
conceptual, metafísico, la teoría no presenta dificultad, es clara y convincente.
Espíritu en el mundo
Por ello, es ociosa la pregunta que personas poco informadas hacen: ¿dónde
está el alma? El alma viva es lo que constituye el cuerpo vivo todo él.
8.5. MENTE-CEREBRO
El hylemorfismo hoy
Curiosamente, esta discusión es hoy tan viva que se ven implicados en ella
filósofos y, sobre todo, científicos de primera magnitud. Y es que de la
respuesta que se dé a este problema, depende la concepción que se tenga
del hombre y, consiguientemente, de su dignidad, de sus deberes y de sus
derechos. Depende el puesto que le asignemos al hombre en el cosmos, por
usar la expresión de Max Scheler.
No es, pues, una discusión bizantina, sino que en ella se puede jugar el futuro
del hombre. Ruiz de la Peña, recientemente fallecido, recuerda la frase de W.
Penfield: “Acaso en ningún otro momento de la historia de las ciencias ha
habido tanto interés como ahora por el cerebro”; el de su conexión con la
mente sería “el problema fundamental de los problemas fundamentales” (J.L.
Ruiz de la Peña, Las nuevas Antropologías, Santander 1983, 136).
Si no hay otra realidad más que el cerebro material, el hombre debería ser
estudiado únicamente desde la Biología, o, como quieren algunos, sólo desde
la Física.
No hace falta decir que las respuestas son muchas y muy variadas. Aun a
riesgo de simplificar demasiado el conjunto de respuestas, parece que
podemos resumirlas en tres grandes capítulos:
Teorías monistas, piensan que no hay más que una realidad y que
ésta es el cerebro material.
8.5.2.1. EL CONDUCTISMO
Esta Teoría está más extendida. Se llama así porque identifica mente con
cerebro. Sus principales representantes son D. M. Armstrong (A materialist
Theory of the Mind, London 1968) y por H. Feigl (The Mental and the Physical
Minneapolis 1967).
Hay que decir, sobre todo, que Armstrong propone su teoría como una
hipótesis filosófica que presenta ciertas dificultades y que aún no está
experimentalmente comprobada. Se puede suponer que esta Teoría de la
identidad ha sido muy criticada, en primer lugar porque no está demostrada
y además porque parece indemostrable. Al ser una teoría pretendidamente
“científica”, es decir, empírica, resulta difícil comprender que un experimento
pueda establecer la identidad entre un proceso mental y uno neuronal;
podrá establecer la sucesión, incluso la conexión, pero no la identidad.
Defiende M. Bunge que hay una identidad entre la mente y el cerebro (en
este sentido es monista materialista), pero piensa que el cerebro humano
posee una cualidad emergente que es el pensamiento.
Los representantes más relevantes de esta Teoría son el filósofo Karl Popper
y el Premio Nobel de Neurocirugía, John Eccles. Exponen ampliamente su
pensamiento en su libro, ya famoso. El yo y su cerebro (Barcelona 1982), del
que tomamos los datos siguientes, en un resumen muy incompleto.
Así, por ejemplo, una teoría científica puede transformar el mundo material.
La teoría de la composición del átomo (M3) causó la destrucción de
Hiroshima (M1). Valgan unos ejemplos nuestros: la ideología nazi(M3)
provocó la última guerra mundial (M1). La religión cristiana (M3) transformó la
Europa bárbara y ha producido innumerables esculturas, catedrales, libros,
etc. (M1). En suma: “los objetos del M3 son abstractos (…), pero aún así son
reales, pues constituyen herramientas poderosas para cambiar al M1”. (o.c.
54)
Confiesa Popper que son los productos de la mente los agentes más
decisivos de la Historia, luego son reales. Concluye: esto indica que los
objetos del M3 son reales y se pregunta: “¿es que acaso hay objetos
incorporales del Mundo 3 (…) Pienso que esta pregunta es importante y que
su respuesta es sí” (o.c 47).
Este supuesto, refuta con cierta ironía, las teorías materialistas y la Teoría de
la identidad mente=cerebro. El propugna un dualismo interaccionista. No se
atreve a afirmar la realidad esencial y sustantiva de lo inmaterial. Admite “algo
que se podría denominar la naturaleza del yo cuasi-esencial (o cuasi
substancial)” (oc 119), y que es “algo claramente distinto de todo lo que haya
existido anteriormente” (oc 621).
Eccles expone sus argumetos en la segunda y tercera parte del libro citado El
yo y su cerebro. Por necesidad de síntesis nos vemos forzados a resumir con
exceso lo que allí se desarrolla amplia y científicamente:
Eccles, sobre todo en el coloquio final con Popper, transcrito en el libro que
comentamos, no se conforma con afirmar un interaccionismo, sino que afirma
claramente la realidad esencial y entitativa de la mente o alma.
RESUMEN
El alma humana es, pues, el principio vital racional único del hombre, y se
identifica realmente con el principio vital sensitivo y vegetativo de la vida
humana. El alma, por la comunicación de su mismo ser al cuerpo,
constituye con él una substancia completa: somos alma-cuerpo, una única
naturaleza personal.
Teorias monistas, piensan que no hay más que una realidad y que
ésta es el cerebro material, de alguna manera, el ser humano queda
reducido a un animal más. Sus argumentos los fundamentan en
experimentos científicos.
9
CUESTIONES SOBRE
EL ALMA (II)
Fundamentos de Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS................................................................................................3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................4
9.1. El origen del alma .................................................................................5
9.1.1. Breve recorrido histórico ..................................................................5
9.1.2. El concurso especial de Dios en la acción generativa humana ........6
9.2. La inmortalidad del alma......................................................................9
9.2.1. Razones para demostrar la inmortalidad del alma desde la
filosofía ..........................................................................................11
9.2.2. Situación del alma separada del cuerpo ........................................12
9.3. Significado del cuerpo humano.........................................................14
9.3.1. Diversas concepciones sobre el cuerpo.........................................14
9.3.2. Limitaciones del cuerpo .................................................................17
RESUMEN ................................................................................................19
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
Hemos dicho en el apartado anterior que el alma, por ser espíritu, no puede
ser causada por la materia, y que, por lo tanto, no puede haber aparecido por
evolución de la materia, ni puede tampoco ser transmitida de padres a hijos,
ya que lo espiritual es simple, es decir, no tiene partes, y por ello no puede
dividirse. Surgen, entonces, las preguntas inevitables: ¿De dónde proviene el
alma? ¿Cómo llega a la existencia? ¿Cuándo y cómo informa la materia
corporal? Llegamos aquí a la frontera de lo misterioso, pero aún así la razón
humana ha intentado adentrarse en este misterio hasta donde le haya sido
posible.
Los gnósticos, de los primeros siglos de la era cristiana, veían el alma como
desterrada del mundo de la luz (platonismo) o, en otras ocasiones, como
procedente de los eones que simbolizan las fuerzas del universo.
Avicena, musulmán del siglo XI, como creada por los ángeles.
Supuesto todo lo que hemos dicho sobre la naturaleza espiritual del alma, no
queda otra solución posible a la pregunta por su origen que admitir su
creación por Dios. El único que puede poner en la existencia un ser espiritual
es Dios por un acto de creación.
Desde que los hombres han sido capaces de razonar, se han hecho esta
pregunta y han mostrado una irreprimible resistencia a aceptar la aniquilación
total S. Freud escribe:
Ya en los siglos XIX y XX, niegan naturalmente que la persona sea inmortal
en cuanto niegan la sustancialidad real del alma o su cognoscibilidad:
panteísmo, materialismo, empirismo, positivismo, conductivismo,
existencialismo, estructuralismo, posmodernismo. En el fondo hay también
una precaria antropología e igualmente una deficiente gnoseología.
Porque el alma, aun separada del cuerpo, por ser sustancia y por
ser espíritual, puede seguir existiendo y ejerciendo sus funciones de
conocer y amar, de ser conocida y ser amada.
“En todos los tiempos, los hombres han creído en una vida ulterior y
todavía hoy creen (…); el hecho de que los hombres entre los mejores y
los más sabios, hayan creído en la inmortalidad, debe hacernos
prudentes”.
(en N. M. Luytens, Unsterblichkeit, Neuchátel 1958, 46)
Ya hemos hablado del concepto peyorativo que Platón tenía del cuerpo, ya
que lo consideraba como cárcel y sepulcro del alma. Por la enorme influencia
que él tuvo en la cultura occidental, durante muchos siglos ha persistido en
ella esa tendencia peyorativa, a pesar de que en la Biblia Judeo-cristiana la
concepción de la persona no era dualista, y ni en el Evangelio, ni en todo el
Nuevo Testamento, se habla mal del cuerpo. San Pablo, hablando del cuerpo,
dice:
“¡Sí! Los que estamos en esta tienda gemimos oprimidos. No es que
queramos ser desvestidos, sino más bien sobrevestidos, para que lo
mortal sea absorbido por la vida”.
(2 Cor 5.4)
El cuerpo no es un objeto
Santo Tomás dice: “el alma humana está en el confín de todas las
substancias corpóreas y de las incorpóreas, existiendo como en el horizonte
de la eternidad y del tiempo, alejándose de lo ínfimo se acerca a lo más alto”.
Basten estas notas para hacer ver el valor, el significado y la nobleza del
cuerpo humano, y, consiguientemente, el respeto que se les debe.
Siendo verdad todo cuanto hemos dicho acerca del cuerpo, no podemos
menos de hablar también de las limitaciones.
“Advierto en mis miembros otra ley que lucha contra la ley de mi razón.”
(Rom 7.23)
RESUMEN
10
LAS PASIVIDADES
HUMANAS:
EL DOLOR Y LA MUERTE
Fundamentos de Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS................................................................................................2
INTRODUCCIÓN ........................................................................................3
10.1. Sobre el dolor. planteamientos............................................................4
10.2. Algunas notas históricas .....................................................................7
10.2.1. La biblia y el cristianismo .................................................................7
10.2.2. El optimismo de la razón..................................................................7
10.2.3. El pesimismo sobre el ser humano y su destino ..............................8
10.3. En busca del sentido y los valores del dolor....................................10
10.3.1. La armonía del conjunto del universo ............................................10
10.3.2. Cosmogénesis ...............................................................................11
10.3.3. Análisis crítico................................................................................12
10.3.4. Razonamientos en torno al mal......................................................13
10.4. Sobre la muerte...................................................................................17
10.4.1. El pesimismo existencialista: Heidegger, Sartre, Camus................18
10.4.2. Neopositivismo, agnosticismo y la escuela francKfurt ....................20
10.5. La muerte contemplada desde un sereno optimismo......................22
10.5.1. Paso necesario para la plenitud de la evolución ............................22
10.5.2. La separación del cuerpo y del alma..............................................24
10.5.3. Una relación más profunda y plena con todo lo existente ..............24
10.5.4. Valor pedagógico de la muerte ......................................................25
RESUMEN ................................................................................................29
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
Es verdad que en los dos últimos siglos, gracias a los progresos de la higiene,
de la medicina, de la técnica y de la economía, se han mitigado muchos
sufrimientos, y debemos rendir nuestro agradecimiento a tantas personas
como colaboran en la tarea de hacer disminuir el sufrimiento humano; pero
todos sabemos que aún se sufre mucho y, más aún, estamos bien
persuadidos de que el sufrimiento, por unas u otras causas, no desaparecerá
nunca. Es una consecuencia inevitable de la fragilidad de la materia y de la
difícil simbiosis de materia y espíritu.
Sería demasiado prolijo hacer una fenomenología completa del dolor. Basta lo
que se apunta y la experiencia cotidiana para darse cuenta de que
efectivamente la vida humana se teje de luces y de sombras, de tiempos de
alegría y tiempos de sufrimiento, de éxitos y prosperidades, de fracasos y de
temores, de salud y enfermedad.
El hombre sufre más que los animales por la autoconciencia, de la que antes
hemos hablado. Sufre y sabe que sufre. Puede hacer partícipes a amigos o
familiares de sus sufrimientos, y eso es ya un gran alivio, pero sabe también
que el dolor es algo tan personal, que cada uno tiene que vivirlo
responsablemente en su singularidad y que, en el fondo último de su ser,
cada uno se las ve a solas con ese sufrimiento.
No podemos hacer aquí una relación completa de las actitudes que los
pensadores han tomado, a lo largo de la Historia del pensamiento, ante el
enigma del dolor.
Anunciaron que el hombre tenía derecho a ser feliz y que lo sería en cuanto
se liberase de las imposturas religiosas y morales y de las cadenas políticas.
La Naturaleza y los instintos le guiarían con paso seguro a la felicidad.
Rousseau fue uno de los principales inspiradores del naturalismo del siglo
XVIII, sostenedor de la bondad natural del hombre.
Marx, que fue un hijo de la Ilustración, creyó también firmemente que los
hombres tenían derecho a ser felices aquí en la Tierra. Pero él veía el mal
fundamental de la Humanidad en la Economía de propiedad privada.
Contra el optimismo de Hegel y los idealistas que creían que todo, hasta el
sufrimiento, se podía interpretar racionalmente, reaccionó también Sören
Kierkegaard (1813-1855), atormentado siempre por el “temor y el temblor”, y
por la angustia religiosa, frutos de su educación en una teología luterana
basada en la conciencia del pecado y de la depravación ingénita del hombre.
Aunque muy distintos entre sí, los tres vivieron las situaciones espantosas
de las guerras mundiales, de las grandes y feroces dictaduras, del terror
policíaco, del absurdo de aquellas situaciones. No es extraño que su
interpretación de la vida sea pesimista, que vean al hombre como “un
sufrimiento inútil”, la vida humana como “el absurdo”, los demás como “el
infierno” (Sartre), o la angustia como la situación fundamental de hombre que
se encuentra con que “está arrojado en el mundo”, no es más que un “ser
para la muerte” y con que la existencia humana es finitud, angustia y
contingencia radical (Heidegger).
Leibnitz, como ya se ha dicho, pensaba que este mundo era el mejor de todos
los posibles, pero no perfecto sino perfectible:
10.3.2. COSMOGÉNESIS
Así, pues, tanto el mal físico como el mal moral son subproductos
necesarios de la evolución de un mundo en proceso. Por sugerente que sea
esta interpretación, parece que puede provocar las mismas reservas que la
de Leibniz. Para las personas que sufren no será suficiente explicarlas que su
sufrimiento es una necesidad del proceso evolutivo de la materia y de la vida.
Las utopías como ha visto Ernst Bloch, son buenas como estímulo; son
peligrosas si se pretende que se realicen aquí, ya y ahora. Por la estructura
real de la Naturaleza, por la estructura real de la persona materia-espíritu, por
el hecho mismo de la libertad y de una libertad deficiente, por la coexistencia
con personas todas libres y con personas todas distintas, los sufrimientos son
una realidad que hay que aceptar.
Por fin, los sufrimientos de unos son la ocasión cualificada para que otros
comprendan, ayuden… salgan de sí, en qué consiste propiamente amar; sin
duda ninguna, el factor más personalizante.
Con todo cuanto hemos dicho, no enarbolamos el dolor por el dolor, que eso
sería masoquismo. Lo que hemos querido decir es que el dolor es un
inevitable componente de la vida del hombre y que puede ser sublimado.
Son las preguntas más decisivas que la persona humana puede plantearse,
porque va en ellas todo el sentido de la vida. San Agustín se estremecía
ante la muerte de un amigo querido:
Si siempre los filósofos han reflexionado sobre la muerte, nunca tanto como
los de este siglo XX, probablemente porque en toda la primera mitad de él, la
muerte se llevó cantidades ingentes de vidas y de vidas jóvenes, que fueron
segadas por ideologías sin sentido.
“Si tenemos que morir nuestra vida no tiene sentido, ya que sus
problemas no reciben ninguna solución”.
Morir no es más que dejar el puesto a otro, es el triunfo de los demás sobre
mí. La vida, como proyecto de la libertad, es un sufrimiento inútil.
Por otra parte, dar el salto a lo religioso, sería una excusa para no
compromenterse y además lo religioso es falso. No queda, pues, ante la
muerte, sino aceptar la vida sin esperanza, pero comprometiéndose a
ayudar al pobre, construir un frente común contra la miseria y la injusticia.
Eso tiene que tener algún sentido.
“Puesto que lo finito es lo único que hay (…) el agnóstico vive la finitud
satisfactoriamente. Cualquier insatisfacción de lo finito, en cuanto tal, es
enfermiza”.
Así, y de otras muchas maneras, han rozado los filósofos y también los
dramaturgos y los poetas sobre esta contingencia última y definitiva de la
persona que es la muerte. “El alma del poeta se orienta hacia el misterio”
escribió Antonio Machado.
Nos bastará hacer algunas breves consideraciones, que nos iluminen un poco
sobre el significado de la muerte. Los médicos están hoy de acuerdo en que
“aunque parezca serlo el corazón, el cerebro es el órgano ultimum vivens”, no
el paro cardiaco sino el encefalograma plano certifica la muerte del cuerpo.
Se puede optar por uno de los dos términos, pero lo razonable es un sereno
optimismo. La razón viene a confirmar lo que nos dice la fe cristiana.
Al argumento dado para explicar la muerte como el paso necesario para que
la evolución alcance su plenitud en cada uno de los hombres, se deben añadir
los que dimos el hablar de la inmortalidad del alma que confirman cuanto
acabamos de decir.
Karl Rahner ha propuesto una teoría audaz para encontrar luz en este
contraste oscuro de la muerte real de la persona por una parte y la
inmortalidad del alma por otra.
“La pálida muerte llama lo mismo en las chozas de los pobres que en
los palacios de los reyes”.
(Carminum, I.I,IV)
Por eso no podemos suicidarnos, ni aceptar ese suicidio que con términos
eufemísticos se llama “eutanasia” o “derecho a una muerte digna”. La soledad
y la impotencia ante la muerte nos hace comprender que cada uno no es el
fundamento ni la norma última de los valores; que la vida auténtica no
consiste en hacer lo que uno quiera como si mi vida poseyese un sentido que
yo le doy, ya que al final me es quitada como al principio me fue dada. Ante
eso mi libertad no puede nada.
RESUMEN
11
LA PERSONA EN
RELACIÓN:
FUNDAMENTOS
Fundamentos de Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS................................................................................................3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................4
11.1. El movimiento personalista .................................................................5
11.1.1. Precursores del personalismo..........................................................5
11.2. La persona se realiza a través de la comunicación .........................10
11.2.1. El lenguaje hablado: el diálogo ......................................................11
11.3. Las formas fundamentales de comunicación...................................13
11.3.1. El amor: la comunicación más plena..............................................13
11.3.2. La relación interpersonal................................................................15
11.3.3. La esperanza.................................................................................17
RESUMEN ................................................................................................19
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
El título de este último tema debe ser explicado, porque encierra mucho más
contenido de lo que a primera vista pudiera parecer. Queremos decir con esto
que la persona humana, por ser una naturaleza dotada de la estructura y las
propiedades con que la hemos descrito en temas anteriores, es un ser abierto
siempre y capaz de entrar en comunicación enriquecedora con las otras
personas.
Más aún, se puede afirmar que la persona sólo se realiza si es capaz de vivir
en una múltiple relación con los demás. No hace falta advertir, porque es por
sí mismo evidente, que no todas las relaciones son personalizantes. Un
comando terrorista vive en estrecha relación, mientras sus miembros
conspiran para cometer un asesinato. Un empresario puede vivir en muchos
tipos de relación con sus obreros para obtener el máximo beneficio, pero
subordinándoles al beneficio. Es evidente que estos modos de relacionarse
no son humanizadores, sino todo lo contrario, son alienantes.
Hemos dicho que constituyen una corriente filosófica; porque entre sí son muy
diversos, pero todos ellos coinciden en temas fundamentales:
Kant.
Feuerbach.
Kant
En algún sentido, se puede considerar a Kant como precursor de este
movimiento, ya que una de las enunciaciones de su imperativo moral
categórico dice:
Feuerbach
"Yo no existo sin ti; yo dependo del tú, sin ti yo no soy yo".
Pero Feuerbach ha ido aún más lejos, porque ha visto con acierto, que la
relación más personalizante y humana es la relación de amor:
"Tú existes solamente si amas; el ser solo es ser, si es el ser del amor''.
(Edic. cit. I. 26 )
"Solamente es algo quien ama algo, no ser nada es idéntico a no amar nada.
Cuanto más es uno, tanto más ama y viceversa".
La frase, con la que cierra su obra más importante "La esencia del
Cristianismo", es la profesión más explícita que se ha hecho de la divinización
del hombre: "Homo homini deus", el hombre no tiene más Dios que el
hombre.
Lo cierto es que hoy ya nadie, que conozca la historia de los últimos siglos y
lo que en realidad es la persona humana y su razón, puede esperar el éxito
humano de tal racionalismo ilustrado.
No olvidemos lo que hemos dicho en otro sitio de este texto: la razón pura no
existe, sino que lo que existe es el hombre que razona; y pensar que todos
los hombres podrán reconciliarse un día en la razón, como soñaron los
ilustrados, no pasa de ser un sueño y una ingenuidad.
Martín Buber busca una definición que aleje a la persona del individualismo
monádico y cerrado por un lado, como era el modelo liberal del siglo XIX y
como es, en parte, el del Capitalismo, y de los colectivismos, por otro, como
fueron el comunismo o el nazismo. Por eso afirma:
Así puede decirse, en general, que el encuentro cordial con otros tiene un
carácter eminentemente creador, si se logra que sea un verdadero
encuentro.
Aun a riesgo de una cierta simplificación, podemos decir que hay tres clases
de amor:
No deja de ser un misterio esa actitud por la cual, cuanto la persona más se
olvida de sí para favorecer a otros, más, verdaderamente se realiza ella
misma. Esa es una realidad perfectamente verificable por la experiencia.
Tanto somos cuanto damos.
El amor en el evangelio
"La unión diferencia (...) sólo el amor, por la buena razón que sólo él
acoge y une a los seres por el fondo de ellos mismos, es capaz -es un
hecho de experiencia cotidiana- de llevar a plenitud los seres en tanto
que seres, cuando los une".
Martín Buber, en un bello libro, publicado en 1922 (Yo y Tú, Madrid 1956),
recuerda que la relación interpersonal puede ser de dos tipos: "yo-ello", "yo-
tú":
11.3.3. LA ESPERANZA
Gabriel Marcel pretendía, con sus estudios sobre la esperanza, salir al paso
del pesimismo de Heidegger y sobre todo de Sartre. Podemos destacar entre
sus obras: “Esquisse d'une phénomenologie et d'une metaphysique de
l'espérance”, en Homo viator, Paris 1944; Être et avoir, Paris 1935; Positions
et approches concrétes du mystére ontologique, Paris 1933; Le mystére de
l'être, Paris 1951. Para un conocimiento de lo que a lo largo de la Historia se
ha escrito sobre la esperanza, con valoraciones críticas y sugerentes ideas
personales, es indispensable el libro de P. Lain Entralgo, La espera y la
esperanza, Madrid 1958.
RESUMEN
12
LA PERSONA EN
RELACIÓN: ÁMBITOS
Fundamentos de Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS................................................................................................3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................4
12.1. La relación familiar ...............................................................................5
12.1.1. El enamoramiento............................................................................5
12.1.2. El noviazgo ......................................................................................6
12.1.3. El matrimonio...................................................................................7
12.1.4. La indisolubilidad matrimonial ..........................................................8
12.1.5. La familia y el hogar.........................................................................9
12.1.6. La familia y el Estado.....................................................................11
12.2. La persona en las relaciones laborales ............................................14
12.2.1. El trabajo y la economía ................................................................14
12.2.2. Características del trabajo para el personalismo............................16
1.2.2.1. Se ejercitan múltiples capacidades humanas.............................17
1.2.2.2. Por la técnica y la ciencia la Naturaleza se pone al servicio del
ser humano.............................................................................17
1.2.2.3. El hombre hace digno todo trabajo que no sea inmoral..............18
1.2.2.4. El trabajo es un servicio a la sociedad .......................................19
1.2.2.5. El trabajo como ejercicio de solidaridad entre generaciones ......20
1.2.2.6. La fatiga: posibilidad de superación, necesidad de descanso.
Sociedad del ocio....................................................................21
1.2.2.7. Situaciones injustas y actitudes inmorales .................................22
12.3. La persona en la sociedad civil .........................................................23
12.3.1. El bien común, fin de la sociedad...................................................24
12.3.2. El Estado, estructura política de la sociedad..................................25
12.3.3. Necesidad de una moral para la convivencia.................................28
12.3.4. Recuperación del concepto de "Ley natural"..................................30
12.4. La persona en la relación religiosa ...................................................33
12.4.1. Qué significa Dios para el hombre .................................................34
12.4.2. La religación del hombre con Dios en la filosofía de X. Zubiri ........35
12.4.3. Los personalistas: Dios como garante de toda relación .................37
12.4.4. Valor de la experiencia comunitaria de lo religioso.........................39
RESUMEN ................................................................................................41
OBJETIVOS
Presentar los ámbitos que nos parecen más importantes para el desarrollo
de la vida de relación.
INTRODUCCIÓN
El lenguaje del cuerpo nos manifiesta que las personas son sexuadas, varón
y hembra, hombre y mujer, de la misma naturaleza y de la misma dignidad,
pero al mismo tiempo diversos y por eso complementarios. De modo que el
ser humano, la persona humana, que es persona-en-el-cuerpo, está
vocacionada al amor, a la entrega de sí y la interrelación y la comunión
correspondientes. Esta relación de amor es lo más característico y peculiar
del ser humano. Josef Seifert llega a considerar que esta esencial apertura y
donación de la persona, ese estar vocacionada al amor, la define mucho más
específicamente en su ser personal que otras definiciones clásicas. (Cfr.
Josef Seifert, “El hombre persona-en-el-cuerpo”, Espíritu (Barcelona) 44
(1995) 130-156).
12.1.1. EL ENAMORAMIENTO
12.1.2. EL NOVIAZGO
12.1.3. EL MATRIMONIO
Matrimonio
El hijo tiene estricto derecho a tener padre, madre y hermanos, salvo que
se sea hijo único; porque sólo así podrá desarrollarse armónica y
equilibradamente.
Éso se logra cuando cada uno vive para el bien de los demás, de forma que
la familia sea la escuela insustituible del verdadero amor y del mejor
humanismo. Se destruye por el egoísmo, cuando los miembros no se
aceptan, no se ayudan, no viven la gratuidad, se cierran en sí mismos,
buscan y exigen recibir más que dar. En la familia vale, más que en ninguna
otra sociedad el aforismo: "Siempre es mejor amar que tener razón".
Los padres tienen autoridad sobre los hijos. Pero la palabra autoridad, en
nuestros días, viene frecuentemente cargada de un lastre afectivo y se
entiende como imposición y mando sin réplica. No es así; la autoridad, más
que una prerrogativa, es un servicio que los padres prestan a sus hijos para
ayudarles en su desarrollo armónico. Cabe, ciertamente, un diálogo con
ellos, sobre todo a medida que van siendo mayores, pero a la obligación de
los padres de decidir, debe responder en los hijos la de obedecer.
La familia, pues, tiene derechos y deberes que no dimanan del Estado y debe
ser protegida y ayudada por el Estado.
Han quedado algunos logros que hay que reconocer, como la extensión de la
Seguridad Social, una legislación laboral que defiende los derechos del
trabajador, la acción sindical como reguladora de las relaciones laborales.
El personalista más célebre, Karol Wojtyla, Papa Juan Pablo II, ha hecho lo
que no había hecho ningún otro Papa, al dedicar una encíclica entera a
desarrollar la importancia y el valor del trabajo, la "Laborem Exercens", donde
llega a decir que "el trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial, de
toda la cuestión social" (n 93).
Juan Pablo II recordó también que el valor del trabajo humano no debe
medirse tanto por los objetos producidos, cuanto por el hecho de que quien lo
ejecuta es una persona; "el primer fundamento del valor del trabajo es el
hombre mismo, su sujeto"; de donde se sigue que el trabajo está en función
del hombre, no el hombre en función del trabajo. Es mucho más
importante el significado subjetivo del trabajo que el objetivo. La persona se
ennoblece con el trabajo; más aún, el trabajo que se hace como un servicio a
los demás es uno de los más altos valores que podemos ofrecer. Ese trabajo
no puede suponer la explotación impune de los demás hombres, pero
tampoco de la naturaleza. Esto envilece, no ennoblece el trabajo, y por tanto
al hombre.
También podemos hablar de unos efectos globales del trabajo. Hoy gracias
a las nuevas tecnologías, a los nuevos medios de comunicación, nos
encontramos en una era global. También dependerá del signo del trabajo el
carácter de esa globalización. Lo deseable sería conseguir “la globalización
de la solidaridad”, como acuño en su día Juan Pablo II.
Riesgos de la técnica
El trabajo lleva consigo un acuerdo implícito de vivir unos para otros: los
alimentos con que nos mantenemos en la existencia, el vestido que usamos,
los medios de transporte en que viajamos, la atención del médico que nos
cura o del profesor que nos enseña, el periódico que nos informa y así
indefinidamente, son posibles, gracias al trabajo de muchas personas.
El trabajo produce una fatiga. Pero esa realidad tiene también su valor
humano. En primer lugar, porque exige al hombre un ejercicio de la voluntad
para perseverar en una labor, aunque se haga monótona y fatigosa. Pero
además, porque obliga a la persona al descanso, precisamente para que no
sea esclavo del trabajo, poder recuperarse y poder convivir con la familia,
fomentar las amistades, leer, hacer deporte, disfrutar de la Naturaleza. Son
los espacios de ocio.
Por todo lo dicho, queda claro que ya nadie puede ver en el trabajo una
desgracia o una situación de inferioridad, sino una forma de dignificación de la
persona, de poder realizarse como tal, de una ayudar a los demás, de una
socialización adecuada.
La sociología
Desde que los hombres han tomado conciencia de sí mismos, se han reunido
en grupos o tribus para encontrar en el conjunto lo que no podían obtener
sólos. Aristóteles, con su habitual concisión, escribió que "el hombre es por
naturaleza un animal político" (Política lll, 6, 1278 b); que la naturaleza le
inclina a vivir en la polis, en la ciudad, que para los griegos era el núcleo
social por excelencia. Las muchas posibilidades de comunicación, que por
naturaleza posee el hombre, y de las que ya hemos hablado, sólo pueden
ejercitarse de manera completa en la convivencia social. Para la persona,
vivir es convivir.
Sociedad civil
Hemos dicho también que la sociedad debe estar orientada hacia el bien de
las personas que la forman. La advertencia es de la máxima importancia,
porque con ella queremos decir que el fin de la sociedad no es su propio
engrandecimiento o su poder, sino el bien de las personas, o de otra manera:
la sociedad es para las personas, no las personas para la sociedad. Hay una
ordenación mutua entre persona y sociedad. No puede existir la una sin la
otra. Pero si se ha de conceder una primacía, tiene que ser a las personas.
Origen de la autoridad
Se puede decir que toda persona por ser persona tiene que vivir como
persona, conforme a la naturaleza humana. Cada ser tiene su propia
naturaleza y sus propios actos conforme a ella.
Un piano tiene que servir para interpretar correctamente una partitura musical.
Si no sirve, hay que afinarle. Un manzano tiene que actuar de forma que dé
manzanas. Si no las da, hay que podarle.
Otros ilustrados del s. XVIII y del XIX, desde una postura deísta, es decir,
admitían la existencia de un Ser Supremo, principio de toda racionalidad, pero
que no había intervenido para nada en la Historia, buscaron otros modos de
fundamentar la Moral: para unos era un sentimiento moral subjetivo
(Hutcheson); para otros, la educación (Montaigne); para otros, la Constitución
civil (Mandeville); para otros, la propia perfección (Wolff); para muchos, la
filantropía o amor a la Humanidad.
De modo más sencillo podríamos decir que sin legislador no hay ley. Por
tanto, si ha de haber una ley moral que defina lo que es moralmente bueno y
malo y que obligue en conciencia a todos los hombres a hacer lo bueno y
evitar lo malo, tiene que provenir de un legislador último que sea más que
los hombres y ante el que los hombres sean responsables del bien y del mal
que hacen. Ese último legislador sólo puede ser Dios. Si se le suprime no hay
manera de fundamentar una Moral universal obligatoria en conciencia, como
tres siglos de intentos fallidos lo demuestran. Ni un hombre, ni una sociedad
de hombres, ni el Estado, ni la razón sola pueden obligar a otro hombre en
conciencia.
Como, por otra parte, sabemos que la razón humana va despertando muy
lentamente, y aún le falta mucho para alcanzar su plenitud de desarrollo, se
explica que a lo largo de la Historia haya habido, y sigue habiendo hoy, tantos
errores en la apreciación moral de los comportamientos, que no vamos a
enumerar aquí. Estos errores en cuanto al conocimiento de la Ley natural
no dicen nada contra la verdad de la Ley natural, como los errores contra
la Matemática no dicen nada contra la verdad de la Matemática. Sólo significa
que nos queda mucho por descubrir de la verdad de la persona.
Ley natural
Cualquiera otra norma o ley que contradiga a la Ley natural, deja de tener
fundamento moral, deja de ser obligatoria y, en determinados casos, habrá
obligación de desobedecerla; por ejemplo, si un Estado impone legislaciones
que violen el derecho fundamental a la vida de todo ser humano. (Ya ha
ocurrido en determinados momentos de la historia, por ejemplo la legislación
contra los judíos en la época de los nazis). Toda ley que vaya contra la ley
natural, contra los Derechos Humanos que la manifiestan, queda sin
fundamento adecuado; ninguna ley positiva que la promulgue estará bien
fundamentada.
La Ley natural es, así, el fundamento de las leyes positivas. Entre juristas
existe la discusión de si hay leyes positivas meramente penales, es decir, que
no obligan en conciencia sino únicamente obliga en conciencia cumplir la
pena impuesta por una infracción de ellas.
Representaciones de Dios
Desde las corrientes existencialistas de los años 30 al 50 del siglo XX, hasta
el desencanto escéptico de los posmodernos actuales, ése es el más hondo
problema que se agita en la literatura, en el teatro y en amplios sectores de la
Filosofía (Cfr. M. Benzo, Sobre el sentido de la vida, Madrid, 1972; A. López
Quintas, Cuatro filósofos en busca de Dios, Madrid 1989).
Si por el contrario, Dios no existe, hay que afirmar con Max Horkheimer que
sin Dios no se da un sentido absoluto, ni verdad absoluta, y la moral se
convierte en una cuestión de gusto o de capricho:
Entre los pensadores del S. XX, ha sido Xavier Zubiri uno de los que han
intentado con más acierto una actualización de la respuesta clásica a aquella
pregunta, al repensar y formular de nuevo la religación esencial del hombre
contingente con el Dios absoluto. He aquí un brevísimo resumen de sus
principales ideas a este respecto, aunque será muy incompleto e imperfecto,
por la densidad de su filosofía y lo intrincado de su lenguaje.
Todos los seres contingentes tienen esta religación, pero sólo en la persona
se actualiza reflejamente porque es el único ser capaz de reflexionar y saber
qué es y cómo es. La conciencia refleja del yo personal remite
inevitablemente a la conciencia de la religación esencial con el Tú Absoluto.
Por eso, la religación o religión no es algo que se tiene o no se tiene, sino que
la persona, lo sepa o no lo sepa, lo quiera o no lo quiera, es religión. La
religación o religión es una dimensión formal del ser personal humano.
Puede tener o no religiones positivas, pero lo que no puede es estar
ontológicamente desvinculado de Dios.
Esta intimidad de Dios a las personas es la que hacía a San Agustín afirmar a
Dios como "intimior intimo meo", más íntimo a mí que yo mismo, y eso sin
dejar de ser trascendente y distinto de mí. Íntimo e inmanente y por eso
cercano a mí y por ello distinto y superior a mí.
Esta religación o vinculación con Dios que Zubiri expone con gran
profundidad, aunque en términos metafísicos, ya nos hace ver que nuestra
vida tiene un sentido real. Por el hecho mismo de estar así ontológicamente
religados al Ser Absoluto, que es Amor total, no podemos pensar seriamente
que la vida sea para nada.
Los personalistas han expuesto estas mismas ideas con lenguaje menos
metafísico. Como ya hemos visto en esta misma unidad, la persona es un ser
esencialmente relacional y abierto.
Está constituido por una triple relación: yo-mundo, yo-tú, yo-Dios, las tres
coordinadas y jerarquizadas entre sí, ya que cada una se perfecciona en la
siguiente. La forma perfecta de la primera es el arte; de la segunda, el amor;
de la tercera, la religión. La persona que se queda sólo en una de ellas no se
realiza plenamente (Cfr. M. Buber, Yo y tú).
No hay que elegir entre el amor al hombre y el amor a Dios, porque lo más
que podemos ver de Dios es una persona humana. Los dos amores van
unidos.
El intimismo de Kierkgaard
Ella sirve de mediación entre Dios y los hombres; en ella se transmite la vida
divina y la verdad revelada; en ella somos acogidos, perdonados,
alimentados, conducidos hacia la Vida última y definitiva.
Es, así, esta Iglesia un hecho religioso y comunitario que confirma nuestra
tesis de la necesidad de vivir lo religioso en comunión con otras personas y
lograr que el "yo" se convierta en un "nosotros". Toda gran idea, al
encarnarse, queda rebajada al nivel de lo humano, pero no por eso pierde su
valor de ideal para mantenernos en la tensión hacia él. Es esa permanente
tensión hacia el ideal, el que día tras día realiza a la persona.
RESUMEN