Fu Enza Lida
Fu Enza Lida
Fu Enza Lida
Por
Rodrigo FUENZALIDA Bade
Capitán de navío (R)
Academia Chilena de la Historia
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REVISTA DE MARlNA (ENERO·FEDREIIO
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penas. Si pensamos un poco, {no era que en el desquite. Pero no alcanzó a ver
acaso la lanza el arma de Atenea} Esta su venganza y el año 485 AC., muere hu·
no permitía en el combate ninguna ele· millado. Su hijo Jerjes se ocupa de pre·
gancia ni fintas de la esgrima. Es indi s- parar la invas.i ón concentrando sus fuer-
pensable atacar fuerte y rápido. El tajo: zas metódicamente. Primero pacificó el
la espada en alto y luego el golpe con el Egipto y Caldea; luego llegó a un acuer-
filo; después, aprovechando que el ad· do con Cartago para combatir a la Gre-
ver!ario ha levantado su escudo, ataca cia occidental e impedir cualquier ayuda
con la punta horizontalmente: la estoca- de las colonias griegas y finalmente, ne·
da. goció con los griegos del norte.
Este manejo de armas para los hopli· Entretanto, los griegos, embebidos con
tas significaba un largo entTenanúento, sus glorias, reanuda.ron las disputas entre
que duraba desde los 18 a los 60 años, sus ciudades y las luchas partidistas.
tiempo en el cual todos los ciudadanos de· Aun cuando Milcíades era el héroe po-
bian permanecer en el servicio militar. pular, su triunfo irritaba a sus adversarios
No era raro, pues, que fuera un cuerpo poHticos. Uno de ellos era Tem(stocles.
extraordinariamente militarizado.
Así, ante tales enemigos, los persas, M uerte d e Milcíades
aunque debilitaron en parte el centro de
la linea griega, no pudieron, en cambio, Milcíades se ensoberbeci6 y aprove·
dominar sus alas, donde los griegos, sien· chando su prestigio, convenci6 a sus con-
do inferiores en número, los arrollaron y, ciudadanos que se debía atacar la isla de
plegándose hacia el centTo, los sorpren· Paros. una de las Cíclades. Esta poseía
dieron por la espalda, envolviéndolos. Se una gran riqueza en la abundancia y cali·
produjo entonces la desbandada de las dad de las canteras de mármol que allí
huestes persas, quienes, sin esperanzas, se explotaban. Pero la expedici6n contra
huyeron en tropel hacia sus buques, per· Paros tenía su justificación y ésta era que
seguidos por los griegos, que intentaban durante la Primera Guerra Médica los
detener las embarcaciones. Se dice que naturales de Paros habían ayudado al
los persas perdieron más de 6.000 hom· ejército de Darío, poniendo naves a ~u
bres. También murieron 192 ateniense" disposici6n.
aun cuando esta cifra se considera ex.ce· Seguro de su superioridad, Milciades
siva mente pequeña, porque proviene de les exigi6 una cantidad exorbitante que
fuente griega. los isleños no podrían pagar y éstos se
negaron. Milcíades puso sitio a la ciudad,
As( se produjo la memorable batalla pero fracas6 y tuvo que volver a Atenas.
de Marat6n. Los persas, no obstante la donde fue atacado duramente por sus ad·
dura prueba, quisieron caer sobre la ciu· ve.r sarios. Además había sido herido y la
dad, pero para llegar a ella necesitaban lesión se había agravado gangrenándose.
diez horas. Los vencedores comprendie- Asistió a un proceso en una camilla. Se
ron el peligro. forzaron la marcha y en le concedi6 la vida en pago de una grue·
siete horas estaban en Atenas, listos para sa suma. Poco después morí a de sus he-
su defensa. Los persas se retiraron. Los ridas.
espartanos llegaron s61o al día siguiente.
Grecia fue salvada por los hititas, infan- Surgi6 entonces un hombre realmente
tes, a los que se podía considerar como grande, cuya influencia iba en aumento
meros aficionados al lado de los soldados desde hada diez años: Temístocles.
de Esparta. Sin embargo, Marat6n es or·
gullo legítimo de Atenas. 111. La personalidad d e T emístocles • Las
exigencias d e Jerjes • Segunda Guerra
Muere Darío. Lo sucede J erjes Médica • L eónidas y las T ermópi!as •
T ernístocles y Salarnina - Plat ea
Pero para los ojos de Darío, los grie·
gos no eran más que muertos a plazo Ci- Personalidad d e T ernístocles
jo. Se había perdido una batalla, pero ~e
ganaría la guerra. Darío era capaz de T cmístocles no se educó en Atenas co·
crear un ejército hasta diez veces supe· mo todos los jefes más connotados. El
rior al de los griegos y no soñaba má' era un plebeyo, hijo de un extranjero; no
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había ningún clan ni fortuna que cont1i- Nunca el mundo había visto algo se-
buyera a ponerlo en pri mera fila. Sólo mejante. Si los 500.000 hombrea de les
'Podía exhibir su habilidad y su talento. que habla Herodoto constituyen una c.i-
F ue, sin lugar a dudas, el mejor de los fra exagerada, por lo menos hasta el do-
Jefes de Estado de Grecia y probable- ble, en todo caso la enorme multitud sal-
mente no haya ninguna figura más pro- vaje y confu!a del ejército persa, apoya·
minente en la Historia de Europa en la de por una flota considerable, debió pa-
antigÜedad. Grecia le debe, indudable- recer invencible.
mente, su grandeza y su presti¡io. Su in-
fluencia era poco común. Era un verda- Exigencias d e Jerjes
dero genio. Poseía excelentes dotes de
conductor de pueblos y de gran diplomá- Oc nuevo los embajadores del monar-
tico. Pero no tenla escrúpulo alguno; su ca aqueménida Jerjes se dirigieron a G re-
espíritu, carente de prejuicios, era clarí- cia exigiendo ··1a tierra y el agua .., es de·
simo. Pero a estos atributos negativos {no cir, la sumisión total. Pero no pasaron p or
podemos atribuirle la vieja frase de que Esparta y Atenas porque preveían que
el fin justifica los medios} Los laureles ambas habrían de unirse. Las demás ciu-
de Milcíades quitaban el sueño a Teml•- d ades griegas se hicieron r ogar y el mis-
tocles, pero él luego alcanzarla otros. Te- mo oráculo les justificó su actitud. Todos
nía a la sazón 1reinta años. Era diestro, ellos :permitían prever una victoria per-
activo y p cnuasivo. Interpretaba bien los sa. Los atenienses hicieron caso omiso de
oráculos. Cuando vislumbra lo de Sala- los oráculos. Hubo una reunión general
mina y oye que todo está perdido, con- de jefes y se acordó que tod os los griegos
sulta al oráculo, quien reiponde: .. Ate- quedarían bajo el mando de los esparta-
nas debe atrincherarae tras una muralla nos.
de madera... lnmedialamenle Temísto-
cles lo interpreta: .. La muralla de madera Segunda Guerra Méd ica
es un mamparo formado por los costados
de los buques que deben construirse a J erjes sugirió y dispuso la invasión de
toda prisa para ponerlos a flote. T odos ]a H élad e. Al finalizar abril del 460 AC.,
los hombres deberán hacerse marinos'. el inmenso ejército persa cruzó el Heles-
Habla, pues, que e•enr una marina de ponto, en tanto que la formidable arma-
guerra: el porvenir de Atenas estaba en da se concentraba en F ócea. Según H e-
el mar, pues los persas. a quienes nlgun~s rodoto, principal historiador de In Segun-
atenienses vanidosos creían de1aparec1- da Guerra Médica, la escuadra de Jerjes
dos, para Tem!stocles signjf!caban ~n .Pe- comprendía nada menos que sobre mil
ligro latente y por eso tomo el yac1m!en- trirrcmes de combate, con 250.000 hom-
to de plata recién descubierto en Launón, bres, entre dotaciones y tropa. Los <pue-
cerca de Atenas y, en vez de utili:r.ar esta blos que habían contribuido a formarla
riqueza para reducir .los impuesto."• pa~a e ran. en p rimer lugar, los fenicios. con
hacer más grata la vida de los ciudada- 300 trirreme<0, le.s mejores unidades rle
nos, la empleó en la construcción de los la fuerza naval: seguían los egipcios con
buques de que carecía, aun en. contr.a de 200 trirremes; 100 los puertos de Cilicia;
cuantos combatieron en Maraton, quienes 100 los jonios; 70 los carios y, en total,
no comprendían que se pudiese cambiar más de 300 los puertos helénicos del Asia
una estrategia ya probada. Menor. súbditos del lmperio. La invasión
T emístocles no se rezagó en cuanto a comenzó a principios de junio. ocupando
la técnica de la guerra, a pesar de In op~ los pe?las Tracia y Macedonia. t nu lo
sición del p ar tid o de los terratenientes cual se prepararon para atacar inmedia-
capitaneados por Arlstides. Este último tamente la Grecia del Norte.
fue relegado al ostracismo y T cmístocles El Congreso gr iego decidió defender el
puso en práctica su programa y así, cin· e:tratégico desfiladero de las Termópilas,
co años después, en 460 AC. poseía 200 el mejor punto d e defensa en 1ierra, y en
modernos navíos (trirremes). El momeo· el mar, el estrecho de Artemision. que se·
to había llegado. Un 11ño a ntes, el 46 1, para Eubea del continente. En cualquie-
Jerjes habí11 terminado sus preparativos ra de los dos casos, la angostura del es-
bi'licos. pacio imped iría el despliegue de los pcr-
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SARO?'ICO
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capturados y deben retirarse al puerto <le su superioridad numérica más bien pe·
Afetes. Al día .siguiente, después del chns- queña, hallándose contrapesada por !a
co, bU.can el desquite y lanzan contra lo• demostrada preparación táctica y militar
helenos un ataque en masa, en formaci6n griega ( 3).
c6ncava para facilitar un envolvimiento: En Falero, Jerjes convocó a consejo,
pero éstos, con mejor táctica . y superior donde te acordó a tacar de inmediato a
c.a pacidad de maniobra, concentran sus los griegos en su fondeadero, lo que ha-
golpes contra una part e de la escuadra bilita1ía al ejército de tierra para forzar
contraria, la cual, no pudiendo llegar al el istmo de Corinto sin dejar enemigos a
envolvimiento, carga sobre los grieg:>s su espalda. En cambio, en el campo gr;e.
con toda su masa. La lucha se torna muy go predominaba la incertidumbre. la des-
dura y sangrienta y los g riegos tienen uni6n y la duda, pues gran parte de los
grandes pérdidas: pero esto lo experimen- jefes, entre ellos el generalísimo Euribía-
tan en mayor escala los perlfas, que se re- des, querían abandonar Salamina y mar-
tiran durante la noche. para no sufrir ma- char hacia el istmo para defenderlo en
yor castigo. Los comandantes griegos •-i- cooperación con el ejército de tierra. T e-
guen resueltos a permanecer en Artemi- místoc)es insistía en permanecer en los es-
sion, o-poniéndose de nuevo los medos: trechos, lo que les daba ventaja sobre el
pero el mismo día en que se libr6 la ba- enemi go, aparte de que no quería aban-
talla de dicho nombre, tiene lugar asimis· donar a su suerte a los refugiado• del
mo la acci6n de las Term6pilas y dos días Atica.
después Euribíades y TemÍ! tocles se im-
ponen del sacrificio de Le6nidas, quien, El gr an caudillo y a•tuto jefe atenien-
pese a su heroico comportamiento, no pu- se, impaciente de lograr su objetivo hizo
do contener la avalancha .p ersa, la cual ver a Euribíades que la retirada hacia el
ya llegaba hacia Fócea, Beocia y Atica, istmo !ignificaba la dislocación de la es-
con lo que la escuadra helena no podría cuadra helénica, llegando hasta a amena-
permanecer más en Artemision, con el li- zarle con marchar a l frente con los 200
toral del flanco izquierdo ocupado por el trirremes bajo su mando a Siris. en lu-
enemigo, que pronto ser(a dueño de la is- gar de seguirle en el caso que Euribíades
la de Eubea. En tal situación, decidieron ordenase la retirada, controversia que
retirarse hacia el sur y fondear en Sala- terminó obligadamente al advertirse los
mina a repararse. movimientos de los buques persas. Du-
rante estas discusiones, que eran verda-
Los persas, por su parte, después de la deramente críticas, Temístocles apeló a
retirada griega de Artemision , irrumpen un medio verdaderamente dese.s perado
en el canal de Euripus y tres días después para obligar a los peloponesos a trabar
fondean en Falera, un puerto para llegar la batalla en Salamina. Recurrió a su as-
a Atenas, magnífico abrigo para una gran tucia sin escrúpulos.
flota.
Durante la noche envió a su fiel escla-
A todo esto, J erjes se había apodera- vo Sicinos, persa de origen, a Falera, pa·
do del Atica, incendiando Atenas, cuyos ra decirle a Jerjes: "El general de los
habitantes se refugiaron en Salamina, E gi- atenienses es adicto a los persas y hace
na y Trecena , o. excepción de los hom- saber 'POr ello al gran rey que los grieg:>s,
bres capaces de empuñar un arma, que llenos de terror, tratan de emprender la
se incorporaron a la escuadra, la cual ha- fuga ; los persas no deben dejarlos huir,
bía sido grandemente reforzada, alcan-
zando unos 380 trirrcmes. con 80.000
hombres. L as fuerzas atenienses solas, al (3) Como puede verse, los historiadores no
mando de Temístocles, sumaban 200 lri- están de acuerdo sobre el número de com-
rremes ( 180 del Atica y 20 de Calcidia), batientes. Casi ninguno coincide y esto "'"
ca•i unos 40.000 hombres. A poca distan· nntural porque algunos cuentan el total de
cia en Falera, a s6lo 12 kil6metros de los beligerantes y otros sólo a quienes parti-
los' helenos, se hallaba la flota de Jerjes, ciparon activamente en la batalla, pues r:o
considerablemente reducida por las tem- hay que olvidar que muchos persas no ol-
pestades y los combates de Artemision, canzaron a llegar al campo láctico. Sin em-
la que sumaba solamente unos 450 a bargo, los dalos, en todo caso sor. dislintlls
500 trirremes, siendo, en consecuencin, en las diversas fuentes.
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lo cual no les será difícil, pues reina la dos los caudillos, los peloponesos inclu·
di!cordia entre ellos", Hasta cierto punto sive, opinaron por la resistencia y se aca-
no dejaba de tener cierta razón en eso baron las disensiones. To dos emplearon
de la discordia. Los penas creyeron por sus esfuerzos en una so la decisión de com·
completo lo que les dijo el mensajero, batir hasta el fin y se ocuparon en dispo·
con tanto mayor motivo cuanto ello res· ner sus trinemes y sus dotaciones para
pondía a los planes de Jerjes. En efecto, el inminente encuentro.
una división de guerreros escogidos ee No existe seguridad sobre la fecha exac-
apoderó de la isla Psitalia, entre la punta ta de la batalla de Salamina, así como
SE de Salamina y la costa ática; la ma- hay discrepancias en numerosos datos en-
yor parte de la escuadra fue enviada du· tre los historiadores que han estudiado el
rante la noche a interceptar el estrecho hecho y lo han narrado. Se estima que t:I
entre el Atica Muniquia y el cabo Kino· 29 de septi emb re del 480 AC. sea el día
soura, y 200 buques recibieron la orden más probable, no obstante que solventes
de doblar el estrecho .por el sur e inter- a utores señalan, unos el 20, otros el 23
ceptar la boca occidental del mismo jun· y otros el 28. El lugar del encuentro fue
to a Megásida, debiendo luego remontar· el estrecho de ese nombre y el desarrollo
lo h asta Eleusis. de la acción tampoco resulta claro, según
La noticia de que la escuadra griega el cotejo de las fuentes de donde se de·
se encontraba sitiada la llevó a T emísto- rivan las <principales opiniones. La ma-
cles el p atricio Arfstides, quien habiendo yoría de los historiadores modernos, d
dejado el ostracismo había llegado a Sa- interpretar Ja narración de Herodoto afir-
lamina, dispuesto a ponerse al servicio man que el grueso de la flota persa, a .-x·
de w patria. Un capitán de Tenos que en cepción de la escuadra de Caría y otras
aquel momento se aventuró a pasarse al fuerzas menores del ala izquierda, había
bando griego, confirmó la noticia. Y to· entrado en el estrecho a partir de la me·
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