Fu Enza Lida

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LA BATALLA DE SALAMINA

La acción naval más importante en la historia de la


antigüedad, antes de J. C.

Por
Rodrigo FUENZALIDA Bade
Capitán de navío (R)
Academia Chilena de la Historia

l. Anteced entes Hist óricos

ARA TENER un sa~lrcs y traiciones con la decadencia y


conocin1icnto más la ruina de esta última ¡uerra, para limi-
acabado de lo que tarnos a nuestro objetivo: $alamina, los
fue la batalla naval encuentros anterioreo y sus resultados. Oc
de Salamis o Salo.- no hacerlo. ello daría mo tivo para escri·
mina. debemos re- bir un libro y con seguridad, baatante ex-
montamos a sus prolegómenos, que co- tenso.
menzaron un poco m&s de medio siglo
antes de su realización. Hay que vivir el U. Primera G uerra Médica - Maratón, -
siglo V antes de J. C., la llamadn "época T riunfo de Milciad~ - Muerte de
ciática" de Grecia, el apogeo de su ci•1i· D arío, quien es suced ido p or J erjes •
lización y, más que nada, el esplendor de Muerte d e M i!cíades
Atenas. Ese período, relativamente cor-
to, comienza y termina con dos d ramá· Primera Guerra Médica
ticoa rucesos: el enfrentamiento de los
griegos con los persas, conocido como El año 546 antes de J. C. el rey Ciro
las Guerras Médicas -por lo de medos de Penia se anexó la comarca de Lidia,
o persas-- y la feroz lucha por la hegemo- en la parte. occidental del Asia Menor,
nía de las ciudades griegas, o Guerra del cuyn capitál, Sardes, gobernada por el
Peloponeso. Al brillo esplendoroso del poderoso monarca Creso, cayó en poder
orto ateniense, habría de seguir un ocaso del primero, pasando toda esa vasta re·
de sangre. Pasaremos por alto el '·'siglo gión a formar parte del Imperio Persa.
de Pcriclco" y el crepúsculo, ll eno d e de- El sucesor de Ciro, su hijo Cambiscs,
REVJSTA DE MAlllNA (ENERO-l'EDREno
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quien sufría un desequilibrio mental, con· Los atenienses, de•engañados, dejaron
quistó Egipto y •e mostró cruel y salvaje. la costa, no obstante los llamados deses-
Reinó hasta 522 A.C. Fue sucedido por perados de Aristágoras. Los persas, por
Dario, hijo de Histaspes, y reinó virtual- su parte, fueron paulatinamente concen·
mente a Persia desde 521, un año antes trándose sobre Mileto y así en Ladé d
de la desaparición de Cambises, y real- 494 AC., 600 navíos persas, fenicios, chi·
mente después de éste, hasta 485 A. r:. priotas y egipcios hicieron frente a 350
Pacificó y organizó su imperio, conquis- embarcaciones griegas y, aun cuando hu·
tó la India, sometió la Tracia y Macedo- bo derroche de valor entre los griegos,
nia; ipcro al fin fue vencido por los grie- éstos fueron aniquilados y Mileto toma·
gos en Maratón. lnterin, mientras las ciu· do, tiendo arrasada sin compasión: los
dades griegas del Asia Menor estaban so· hombres exterminados o deportados y fas
metidas a los persas, Darío respetó la re· mujeres y niños reducidos a la esclavitud,
ligión de sus va•allos, así como sus san- lejos de sus ho.gares, en In desembocadu-
tuarios. Pero, por otra parte, mantuvo ra del Ti gris. Aristágoras fue muerto en
guarniciones propias e impuso severos tri· Tracia e Histeo, crucificado. Desde en·
butos, creando tiranía entre los helenos. tonces Jonia permaneceI!a d6cil y pací·
Mileto -patria de Thales- en la des- fica.
embocadura del Meandro, era la más sig· Da1ío, sin embargo, había jurado
nificativa ciudad de Jonia. Su aceite, vi· vengaree por la ayuda de Atenas a la re-
no, cerámica y lanas, eran las mejores belión y, además de su venganza, desea-
fuentes de exportación, además de ser ba hacer una satrapía de aquel país di-
una gran ciudad de la civilización griega. vidido. Aun cuando el resto de las ciuda·
Por ello, Mileto encabezó la rebelión con- des no comprendió el peligro, Atenas sí
tra los persas, quienes acababan de sufrir lo entendió a plenitud , por ser un puerto
do& derrotas por parte de los escitas y comercial, cuya prosperidad dependía
por la isla de Naxos en las Cíclades. enteramente del mar y del movimiento
Pero Mileto era débil y un tÍiano, His- marítimo, el cual estaba amenazado di·
teo, con su yerno Aristágoras, organiza· rectamente por el enemigo, que domina·
ron una insurrección general, aboliendo ha la Jonia y el paso al Mar Negro. En
en todas partes las tiranlas fíeles a los las demás partes había despreocupación
persas. Aristágoras partió hacia Grecia a e indiferencia.
bu•car auxilios. Allí fue acogido benévo·
lamente, pero el momento no ee juzgó En Esparta, la discordia y la lucha en·
oportuno por los problemas internos que tre los reyes Cleomenes y Demarato ter·
afrontaban las ciudades. Había lucha en· minó con el triunfo del primero. Dema-
ire Argos y Corinto y en Esparta existían rato se refugi6 entre los persas, mientras
rivalidades muy serio.s entre dos reyes: Cleomenes se aproximó a Atenas, don·
Clemoenes y Demarato. de se vivía un11 oituación política com-
Sólo en Atenas se aceptan las atrayen- plicada por las luchas partidistas entre la
tes promesas y la Asamblea acuerda en· aristocracia de Milcíades y la democracia
viar veinte trirreme•. Eretría ofrece por de T emfstocles.
tu parte, cinco navíos, con dos mil com- T emístocles, hombre de gran saber, no
batientes en total. Había prevalecido la quiso enfrentarse a Milcíades, guerrero de
prudencia y Jonia no obtuvo mús que un reconocida experiencia y éste último fue
apoyo moral, insignificante, para aportar elegido el estratega general ateniense, por
a los persas. Fuera de ello, los rebeldes cuanto conocía bien a los persas. Se pro-
no se entendían entre sí y no todas las dujo la unión y el año 490 AC. la flota
c.i udades admitían que Mileto tenía un per~a con 60 navíos y 2.000 hombres ge
papel preponderante. Vino entonces el lanzó sobre el Mar Egeo, conquistando
golpe de mano de los rebeldes contTa lu Cíclades y capturando a sangre y fue-
Sardes, que provocó el incendio y des· go Naxos.
trucci6n de la ciudad ( 498 A. C.). Pero
Suza, e! corazón del Imperio, era inacce- Hipias, hijo de Pisístrato, antiguo tira·
!ible y estaba a tres meses desde la costa. no de Atenas, se hizo consejero de los
La distancia y el tiempo eran, pues, alia- perta•, esperando restablecerse en el po·
dos de Darío. der.
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Mvatón ra combatir con ellas en igualdad de fuer-


zas. Aquí ca donde se lucieron los hopli·
E.sta fuerza persa desembarcó en Eu- tas ( 1) , que con una carga entre gritos
bea y atacó Eretrfa, que cayó después de estentóreos, atemorizaron a loa persas.
un asedio de seis d!as. Luego los penas La distancia llega a los 1.500 metros en-
pasaron el estrecho brazo de mar que se- tre los combatientes. Los gritos hacen que
para la Eubea del Atica y se situaron en el miedo desa¡>arezca, el terreno inclinado
In llanura de Maratón, a treinta kilóme- favorece a los griegos, quienes r ápida-
tros de Atenas. mente, pero procurando no agotarse, des-
cienden la pendiente. Los peuas, sorpren-
La inmensa mayoría de la población didos, dudan: tienen que maniobrar para
estaba dispuesta a combatir, pero el pro- colocarse paralelos a la costa y poder ha-
blema era elegir el lugar mñs convenien- cer frente al enemigo que se )es aproxima
te, ai etperM al enemigo dentro de ];u vertiQinosamentc.
murallas de Atenas o a campo abierto.
La segunda posibilidad dejaba a los per- Los arqueros persas se atropellan y ca-
sas con la facilidad d e quitarles la retira- si no tienen tiempo de lanzar su acostum-
da y limitarles el apoyo ]ogfstico. Sin em- brada lluvia de flechas sobro el atacante.
bargo, Mildadcs aconsejó y obtuvo que La caballerfa embarcada y la sorpresa
ae batieran fuera de las murallas. Conta- habían reducido a los arqueros a la ine-
ban con sus aliados espartanos; pero és- ficacia ante un enemigo disciplinado, ve-
tos, advertidos por mensajeros, se nega- loz y bien armado. Las dos mejores ar-
ron, por razones religiosas, a ponerse en mas penas no habían podido ser utili-
marcha antes de seis días. zadas. La táctica demostrada por Mílcfa-
dea ca verdaderamente genial. Se lucha
Sólo mil soldados de Platea, ciudad cuerpo a cuerpo. A los peraas sólo les fa-
pequeña, pero h eroica, so unieron a los vorece la superioridad numérica; pero
a tenienses. Por senderos montañosos y hay un gran factor a favor de los griegos;
abruptos llegaron y obaervaron al adver- los persas combaten por un rey al que la
tario desde las cumbres. Este descansaba mayoría ni siquiera ha visto; por un im-
en un llano de sólo tres kilómetros de an- perio cuyos límites no conocerán nunca,
cho entre las montañas y el mar. por una victoria que sólo dar& satisfac-
Milcíadcs e>;peraba pacientemente y los ción a au ¡:mor propio. pero que no cam·
persas no se movfan, esperando la señal biará &u destino. Los griegos, en c.a mbio,
de loa traidores del partido de Hipias, pelean -por sus murallas, que ellos mismos
que deblan prevenirlos cuando la ciudad ban construido, por una ciudad que aman,
estuviera desguarnecida y como no la re- por cus hogares, por una libertad que aca-
cibieron, pasados ocho dína de espera, te- ban de conquistar. Por otra parte, a 30
miendo que los espartanos se unieran a kilómetros de su tierra no es posible r1>-
loa atenienses. decidieron tomar la injcia- currir a la huida: la derrota serla seguida
tiva y atacar la ciudad. por el aniquilamiento.
Reembarcaron su caballería y se pre- Finalmente, en la lucha cuerpo a cuer-
pararon para transportar sús tropas a Fa- po ae impone el pesado armamento del
le ron, puerto de Atenas. Las tropas per- hoplita, pues los persas no poseían cora-
sas, en filas perpendiculares a la costa. za. tino un sable corlo y un escudo me-
march3ron bacía el sur. Entonces, Mil- diocre. En cambio. la larga lanza de los
c!ades se decidió a atacar, con sólo 1O hoplitas era una enorme ventaja. Su co-
mil hombres de que disponía. La acción raza reforzada con placas mct8licas los
estaba en desproporción de 1 a 3 en con- protegía, pues resislfa al aable y a l puñal.
tra de los atenienses; p ero con la caballe- En lo sucesivo, el escudo de los griegos ~e
ría embarcada, el desequilibrio de fucr- hace redondo y la lanza, como arma ofen-
zaa se reducía. al mismo tiempo que dis- siva, ae transforma en el símbolo de ~u
minufa el poder de choque de los persas. valor militar, en oposición al arco ele los
Ahora los griegos pelearían uno contra
dos.
Deliberadamente, Milcíades debilitó (1) Hoplita: Soldado de ínlantcrla griego
1u centro, con la misión de mantenerse armado ron coraz.a, casco, escudo, lanza y
firmes huta el fin, y reforzó las alas, pa· espada.

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REVISTA DE MARlNA (ENERO·FEDREIIO
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penas. Si pensamos un poco, {no era que en el desquite. Pero no alcanzó a ver
acaso la lanza el arma de Atenea} Esta su venganza y el año 485 AC., muere hu·
no permitía en el combate ninguna ele· millado. Su hijo Jerjes se ocupa de pre·
gancia ni fintas de la esgrima. Es indi s- parar la invas.i ón concentrando sus fuer-
pensable atacar fuerte y rápido. El tajo: zas metódicamente. Primero pacificó el
la espada en alto y luego el golpe con el Egipto y Caldea; luego llegó a un acuer-
filo; después, aprovechando que el ad· do con Cartago para combatir a la Gre-
ver!ario ha levantado su escudo, ataca cia occidental e impedir cualquier ayuda
con la punta horizontalmente: la estoca- de las colonias griegas y finalmente, ne·
da. goció con los griegos del norte.
Este manejo de armas para los hopli· Entretanto, los griegos, embebidos con
tas significaba un largo entTenanúento, sus glorias, reanuda.ron las disputas entre
que duraba desde los 18 a los 60 años, sus ciudades y las luchas partidistas.
tiempo en el cual todos los ciudadanos de· Aun cuando Milcíades era el héroe po-
bian permanecer en el servicio militar. pular, su triunfo irritaba a sus adversarios
No era raro, pues, que fuera un cuerpo poHticos. Uno de ellos era Tem(stocles.
extraordinariamente militarizado.
Así, ante tales enemigos, los persas, M uerte d e Milcíades
aunque debilitaron en parte el centro de
la linea griega, no pudieron, en cambio, Milcíades se ensoberbeci6 y aprove·
dominar sus alas, donde los griegos, sien· chando su prestigio, convenci6 a sus con-
do inferiores en número, los arrollaron y, ciudadanos que se debía atacar la isla de
plegándose hacia el centTo, los sorpren· Paros. una de las Cíclades. Esta poseía
dieron por la espalda, envolviéndolos. Se una gran riqueza en la abundancia y cali·
produjo entonces la desbandada de las dad de las canteras de mármol que allí
huestes persas, quienes, sin esperanzas, se explotaban. Pero la expedici6n contra
huyeron en tropel hacia sus buques, per· Paros tenía su justificación y ésta era que
seguidos por los griegos, que intentaban durante la Primera Guerra Médica los
detener las embarcaciones. Se dice que naturales de Paros habían ayudado al
los persas perdieron más de 6.000 hom· ejército de Darío, poniendo naves a ~u
bres. También murieron 192 ateniense" disposici6n.
aun cuando esta cifra se considera ex.ce· Seguro de su superioridad, Milciades
siva mente pequeña, porque proviene de les exigi6 una cantidad exorbitante que
fuente griega. los isleños no podrían pagar y éstos se
negaron. Milcíades puso sitio a la ciudad,
As( se produjo la memorable batalla pero fracas6 y tuvo que volver a Atenas.
de Marat6n. Los persas, no obstante la donde fue atacado duramente por sus ad·
dura prueba, quisieron caer sobre la ciu· ve.r sarios. Además había sido herido y la
dad, pero para llegar a ella necesitaban lesión se había agravado gangrenándose.
diez horas. Los vencedores comprendie- Asistió a un proceso en una camilla. Se
ron el peligro. forzaron la marcha y en le concedi6 la vida en pago de una grue·
siete horas estaban en Atenas, listos para sa suma. Poco después morí a de sus he-
su defensa. Los persas se retiraron. Los ridas.
espartanos llegaron s61o al día siguiente.
Grecia fue salvada por los hititas, infan- Surgi6 entonces un hombre realmente
tes, a los que se podía considerar como grande, cuya influencia iba en aumento
meros aficionados al lado de los soldados desde hada diez años: Temístocles.
de Esparta. Sin embargo, Marat6n es or·
gullo legítimo de Atenas. 111. La personalidad d e T emístocles • Las
exigencias d e Jerjes • Segunda Guerra
Muere Darío. Lo sucede J erjes Médica • L eónidas y las T ermópi!as •
T ernístocles y Salarnina - Plat ea
Pero para los ojos de Darío, los grie·
gos no eran más que muertos a plazo Ci- Personalidad d e T ernístocles
jo. Se había perdido una batalla, pero ~e
ganaría la guerra. Darío era capaz de T cmístocles no se educó en Atenas co·
crear un ejército hasta diez veces supe· mo todos los jefes más connotados. El
rior al de los griegos y no soñaba má' era un plebeyo, hijo de un extranjero; no
1977) LA DATALLA DE SALAMINA 59

había ningún clan ni fortuna que cont1i- Nunca el mundo había visto algo se-
buyera a ponerlo en pri mera fila. Sólo mejante. Si los 500.000 hombrea de les
'Podía exhibir su habilidad y su talento. que habla Herodoto constituyen una c.i-
F ue, sin lugar a dudas, el mejor de los fra exagerada, por lo menos hasta el do-
Jefes de Estado de Grecia y probable- ble, en todo caso la enorme multitud sal-
mente no haya ninguna figura más pro- vaje y confu!a del ejército persa, apoya·
minente en la Historia de Europa en la de por una flota considerable, debió pa-
antigÜedad. Grecia le debe, indudable- recer invencible.
mente, su grandeza y su presti¡io. Su in-
fluencia era poco común. Era un verda- Exigencias d e Jerjes
dero genio. Poseía excelentes dotes de
conductor de pueblos y de gran diplomá- Oc nuevo los embajadores del monar-
tico. Pero no tenla escrúpulo alguno; su ca aqueménida Jerjes se dirigieron a G re-
espíritu, carente de prejuicios, era clarí- cia exigiendo ··1a tierra y el agua .., es de·
simo. Pero a estos atributos negativos {no cir, la sumisión total. Pero no pasaron p or
podemos atribuirle la vieja frase de que Esparta y Atenas porque preveían que
el fin justifica los medios} Los laureles ambas habrían de unirse. Las demás ciu-
de Milcíades quitaban el sueño a Teml•- d ades griegas se hicieron r ogar y el mis-
tocles, pero él luego alcanzarla otros. Te- mo oráculo les justificó su actitud. Todos
nía a la sazón 1reinta años. Era diestro, ellos :permitían prever una victoria per-
activo y p cnuasivo. Interpretaba bien los sa. Los atenienses hicieron caso omiso de
oráculos. Cuando vislumbra lo de Sala- los oráculos. Hubo una reunión general
mina y oye que todo está perdido, con- de jefes y se acordó que tod os los griegos
sulta al oráculo, quien reiponde: .. Ate- quedarían bajo el mando de los esparta-
nas debe atrincherarae tras una muralla nos.
de madera... lnmedialamenle Temísto-
cles lo interpreta: .. La muralla de madera Segunda Guerra Méd ica
es un mamparo formado por los costados
de los buques que deben construirse a J erjes sugirió y dispuso la invasión de
toda prisa para ponerlos a flote. T odos ]a H élad e. Al finalizar abril del 460 AC.,
los hombres deberán hacerse marinos'. el inmenso ejército persa cruzó el Heles-
Habla, pues, que e•enr una marina de ponto, en tanto que la formidable arma-
guerra: el porvenir de Atenas estaba en da se concentraba en F ócea. Según H e-
el mar, pues los persas. a quienes nlgun~s rodoto, principal historiador de In Segun-
atenienses vanidosos creían de1aparec1- da Guerra Médica, la escuadra de Jerjes
dos, para Tem!stocles signjf!caban ~n .Pe- comprendía nada menos que sobre mil
ligro latente y por eso tomo el yac1m!en- trirrcmes de combate, con 250.000 hom-
to de plata recién descubierto en Launón, bres, entre dotaciones y tropa. Los <pue-
cerca de Atenas y, en vez de utili:r.ar esta blos que habían contribuido a formarla
riqueza para reducir .los impuesto."• pa~a e ran. en p rimer lugar, los fenicios. con
hacer más grata la vida de los ciudada- 300 trirreme<0, le.s mejores unidades rle
nos, la empleó en la construcción de los la fuerza naval: seguían los egipcios con
buques de que carecía, aun en. contr.a de 200 trirremes; 100 los puertos de Cilicia;
cuantos combatieron en Maraton, quienes 100 los jonios; 70 los carios y, en total,
no comprendían que se pudiese cambiar más de 300 los puertos helénicos del Asia
una estrategia ya probada. Menor. súbditos del lmperio. La invasión
T emístocles no se rezagó en cuanto a comenzó a principios de junio. ocupando
la técnica de la guerra, a pesar de In op~­ los pe?las Tracia y Macedonia. t nu lo
sición del p ar tid o de los terratenientes cual se prepararon para atacar inmedia-
capitaneados por Arlstides. Este último tamente la Grecia del Norte.
fue relegado al ostracismo y T cmístocles El Congreso gr iego decidió defender el
puso en práctica su programa y así, cin· e:tratégico desfiladero de las Termópilas,
co años después, en 460 AC. poseía 200 el mejor punto d e defensa en 1ierra, y en
modernos navíos (trirremes). El momeo· el mar, el estrecho de Artemision. que se·
to había llegado. Un 11ño a ntes, el 46 1, para Eubea del continente. En cualquie-
Jerjes habí11 terminado sus preparativos ra de los dos casos, la angostura del es-
bi'licos. pacio imped iría el despliegue de los pcr-
REVISTA DE MARINA ( E.'IEllO-'PEllREllO
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sas y reduciría, en consecuencia, la aplas- tafio: "Caminante, ve a decir a Esparta


tante desventaja numérica, pues los grie- que hemos muerto aquí en defensa de su'
gos sólo contaban con 80. 000 infantes, la leyes''.
mayoría hoplitas, en fuerzas terrestres y, A todo esto la situación ae hacia cada
en navales, un total de construcción apre- vez mlís grave: la flota griega hl\b(a sido
surada de 280 t.rirremes: 14 7 atenienses vencida en Artemision.
al mando de Temístoclcs, 113 del Pelo- Ante el problema desfavorable, se im-
poneao y el resto de las pequeñas islas Y pusieron los intereses egoístas. Los pelo-
ciudades helénicas. poneaoa querían establecer una nueva de-
fen• a en el istmo de Corinto, entreg:indo
Leónidas y las T ermópilas así Atica a los persas. La solución no era
mala estratégicamente, pero los atenien-
ses no admitieron fácilmente abandonar
El rey de Esparta, Leónidas, tomó po- su ciudad. Nuevamente el oráculo de Del-
sesión de las Termópilas con 300 infnn- fos aconsejó batirse detrás de los "muros
tea espartanos y unos 4.000 griegos (2). de madera". Los maratonianos interpre-
Durante ocho días consiguió detener a los
taron que era necesario resistir detrás de
penas. Jerjes le mandó un mensajero pi-
las fortificaciones, muchas de ellas de ma-
diéndole deponer las armas, pues consi- dera. Pero Temístoclcs, el marino, ase-
deraba la acción una carnicer!a. Leónidas guró que el oráculo se refería a los bu-
le contestó: .. Ven a tomarlas ... Como se
decía que la masa de arqueros persas po- ques.
dría ocultar el to\ con sus llechaa, lanza- Y as( se produjo la más grande acción
das al unísolo, un espartano respondió: naval de la antigüedad.
"Mucho mejor, así combatiremos a la
sombra''. Tal era el temple de esos sol- Tcmístoclea y Salamina
dados.
Jerjes dispuso que primero atacaran Ya hemos virto cómo Temístodes, po-
los .. inmortales.. , cuerpo llamado así por-
co antes de finalizar el año 48 7 AC. re
que sus muertos eran inmediatamente re-
emplazados. Pero el estrecho paso era había propuesto hacer de Atenas la pri-
mera potencia marítima griega, alcanzan-
un ¡ran inconveniente para los persas, no
obstante au superioridad numérica, que do basta 200 trirrcmes; pero dada la in-
de nada servía. minencia de la guerra con el Imperio per-
•a se aceleró la construcción de las que
Sin embargo, un miserable traidor in- faltaban y todo estuvo dispuesto a co-
dicó a los persas un sendero a través de mienzos del 480 AC. El "navfo de linea"
las montañas, con lo que Leónidas sería de cae periodo histórico era el o 111 trirre-
sorprendido por la e1pald11. Pero éste, me, un buque estrecho y largo con tre3 fi-
advertido, se negó a retroceder, dejando las de remos, que podía navea:ar también
marchar a cuantos quisieron. Sólo se que- a la vela. El o la trirreme ateniense de la
daron 300 espartanos y algunos beocios. época de Salamina e!a llamado igualmen-
En Esparta, quiene.s huían perdían el ho- te "triera.. -buque de tres órdenes de
nor. Dando prueba de un valor extraordi- remeros- (tria - tres; era - remo) y
nario, todos los hombres de Leónidas pe- tenía, en general, las siguientes caracte-
recieron. Pero su valor permiti6 ganar el rísticas: 50 toneladas de desplazamiento,
tiempo necesario para que el resto de los 3S metros de eslora, unos 200 hombres
griegos pudieran movilizar sus fuerzas. de dotación ( 174 remeros, que accionn-
Posteriormente los espartanos levanta- ban cada uno un remo individual, en tres
ron un monumento con el siguiente epi- filas de mayor a menor elevación (la de
más abajo se llamaba .. talamitas" y las
superiores "tramitas.. ); 8 mnrineros y 18
(2) Sobre este número hay muchas ver- ..epíbates" o soldados embarcados, de !a
siones. De lo que si parece no haber dudas cuales 14 eran hoplitas, o equipados con
es de los 300 espartanos. De los demás, unos armadura completa y 4 arqueros); velo-
dicen que !ueron sólo 500, otros 700 y otros cidad, !orzando la boga, hasta casi 1O
4.000. De los persas algunos dicen que eran nudos, y medio ofen3ivo, un terrible es-
2.00.000, de los cuales murieron 20.000. polón de bronce en la proa.
1971) LA BATALLA DE $ALAMINA
61 .
Antes que se librara la heroica acción rocas y arrecifes de la costa, destrozán·
de las Termópilas y la consiguiente des· dolos. Cuando después de tres días cesó
trucción de Atenas por Jerjes, se habían el furioso temporal, los persas habían per·
producido dos encuentros navales meno- dido 400 trirremes, más de la tercera par-
res que redujeron en gran parte la flota te de rus efectivos. Reparadas las demás
pe~a. Mientras el grueso de esta flota embarcaciones, quedó la fuerza reducida
contorneaba las costas macedónicas y a 800 trirremes, que decidieron atacar a
luego recorría el litoral de Tesalia, la :u· los griegos. Mientras la mayor parte de
mada helénica se desplazó hacia el norte las unidades p ersas, de 500 a 600 trirre-
y fondeó frente al cabo Artemision, a la mes, se emplearía en la embestida frontal
•alida del canal Euripus, que separa la para forzar el paso, con salida de 2 mi·
larga isla de Eubea del continente. Es !las de ancho, los 200 trirremes restantes
decir, quedaban inmediatamente al nor- debían contornear la costa oriental de la
te de Atenas. Los corintios y eginetas, r.e- isla de Eubea, doblar por el sur esta isla
losos de la •upremacfa que iba adquirien· y caer sobre la espalda de los griegos.
do Atenas, no consintieron combatir ba- Pero, nuevamente sobrevino un mal tiem-
jo un mando supremo ateniense y por po del E.S.E. que hizo naufragar a todas
ello los coligados nombraron al esparta- con eus 40.000 hombres, a la altura de
no Euribíades almirante en jefe de la flo- Koila, en Eubea. Entretanto los griegos,
ta, pese a que lo natural hubiera sido el fondeados en In boca del Euripus, siguen
nombramiento de Temístocles. el consejo de Temístoeles de atacar a los
Más o menos el 1O de agosto la escu3.· persas en formación cerrada y en su ma-
dra persa fondeaba en las costas de Mag- niobra, en orden perfecto, hacen retroce·
nesia, cerca del cabo Serpias, donde fue der a los asiáticos, que en la angostura
sorprendida por una violenta tempestad, del paso no pueden desplazarse 'POr com-
que hizo garrear a sus trirremes, precipi- pleto para imponer su superioridad nu·
t1mdo a centenares de éstos contra las méri:::a. Los persas pierden 30 trirremes

SARO?'ICO
REVISTA DE MARINA (ENERO-FEBRERO
62
capturados y deben retirarse al puerto <le su superioridad numérica más bien pe·
Afetes. Al día .siguiente, después del chns- queña, hallándose contrapesada por !a
co, bU.can el desquite y lanzan contra lo• demostrada preparación táctica y militar
helenos un ataque en masa, en formaci6n griega ( 3).
c6ncava para facilitar un envolvimiento: En Falero, Jerjes convocó a consejo,
pero éstos, con mejor táctica . y superior donde te acordó a tacar de inmediato a
c.a pacidad de maniobra, concentran sus los griegos en su fondeadero, lo que ha-
golpes contra una part e de la escuadra bilita1ía al ejército de tierra para forzar
contraria, la cual, no pudiendo llegar al el istmo de Corinto sin dejar enemigos a
envolvimiento, carga sobre los grieg:>s su espalda. En cambio, en el campo gr;e.
con toda su masa. La lucha se torna muy go predominaba la incertidumbre. la des-
dura y sangrienta y los g riegos tienen uni6n y la duda, pues gran parte de los
grandes pérdidas: pero esto lo experimen- jefes, entre ellos el generalísimo Euribía-
tan en mayor escala los perlfas, que se re- des, querían abandonar Salamina y mar-
tiran durante la noche. para no sufrir ma- char hacia el istmo para defenderlo en
yor castigo. Los comandantes griegos •-i- cooperación con el ejército de tierra. T e-
guen resueltos a permanecer en Artemi- místoc)es insistía en permanecer en los es-
sion, o-poniéndose de nuevo los medos: trechos, lo que les daba ventaja sobre el
pero el mismo día en que se libr6 la ba- enemi go, aparte de que no quería aban-
talla de dicho nombre, tiene lugar asimis· donar a su suerte a los refugiado• del
mo la acci6n de las Term6pilas y dos días Atica.
después Euribíades y TemÍ! tocles se im-
ponen del sacrificio de Le6nidas, quien, El gr an caudillo y a•tuto jefe atenien-
pese a su heroico comportamiento, no pu- se, impaciente de lograr su objetivo hizo
do contener la avalancha .p ersa, la cual ver a Euribíades que la retirada hacia el
ya llegaba hacia Fócea, Beocia y Atica, istmo !ignificaba la dislocación de la es-
con lo que la escuadra helena no podría cuadra helénica, llegando hasta a amena-
permanecer más en Artemision, con el li- zarle con marchar a l frente con los 200
toral del flanco izquierdo ocupado por el trirremes bajo su mando a Siris. en lu-
enemigo, que pronto ser(a dueño de la is- gar de seguirle en el caso que Euribíades
la de Eubea. En tal situación, decidieron ordenase la retirada, controversia que
retirarse hacia el sur y fondear en Sala- terminó obligadamente al advertirse los
mina a repararse. movimientos de los buques persas. Du-
rante estas discusiones, que eran verda-
Los persas, por su parte, después de la deramente críticas, Temístocles apeló a
retirada griega de Artemision , irrumpen un medio verdaderamente dese.s perado
en el canal de Euripus y tres días después para obligar a los peloponesos a trabar
fondean en Falera, un puerto para llegar la batalla en Salamina. Recurrió a su as-
a Atenas, magnífico abrigo para una gran tucia sin escrúpulos.
flota.
Durante la noche envió a su fiel escla-
A todo esto, J erjes se había apodera- vo Sicinos, persa de origen, a Falera, pa·
do del Atica, incendiando Atenas, cuyos ra decirle a Jerjes: "El general de los
habitantes se refugiaron en Salamina, E gi- atenienses es adicto a los persas y hace
na y Trecena , o. excepción de los hom- saber 'POr ello al gran rey que los grieg:>s,
bres capaces de empuñar un arma, que llenos de terror, tratan de emprender la
se incorporaron a la escuadra, la cual ha- fuga ; los persas no deben dejarlos huir,
bía sido grandemente reforzada, alcan-
zando unos 380 trirrcmes. con 80.000
hombres. L as fuerzas atenienses solas, al (3) Como puede verse, los historiadores no
mando de Temístocles, sumaban 200 lri- están de acuerdo sobre el número de com-
rremes ( 180 del Atica y 20 de Calcidia), batientes. Casi ninguno coincide y esto "'"
ca•i unos 40.000 hombres. A poca distan· nntural porque algunos cuentan el total de
cia en Falera, a s6lo 12 kil6metros de los beligerantes y otros sólo a quienes parti-
los' helenos, se hallaba la flota de Jerjes, ciparon activamente en la batalla, pues r:o
considerablemente reducida por las tem- hay que olvidar que muchos persas no ol-
pestades y los combates de Artemision, canzaron a llegar al campo láctico. Sin em-
la que sumaba solamente unos 450 a bargo, los dalos, en todo caso sor. dislintlls
500 trirremes, siendo, en consecuencin, en las diversas fuentes.
1977) LA llATALLA DE SALAMlNA 63
lo cual no les será difícil, pues reina la dos los caudillos, los peloponesos inclu·
di!cordia entre ellos", Hasta cierto punto sive, opinaron por la resistencia y se aca-
no dejaba de tener cierta razón en eso baron las disensiones. To dos emplearon
de la discordia. Los penas creyeron por sus esfuerzos en una so la decisión de com·
completo lo que les dijo el mensajero, batir hasta el fin y se ocuparon en dispo·
con tanto mayor motivo cuanto ello res· ner sus trinemes y sus dotaciones para
pondía a los planes de Jerjes. En efecto, el inminente encuentro.
una división de guerreros escogidos ee No existe seguridad sobre la fecha exac-
apoderó de la isla Psitalia, entre la punta ta de la batalla de Salamina, así como
SE de Salamina y la costa ática; la ma- hay discrepancias en numerosos datos en-
yor parte de la escuadra fue enviada du· tre los historiadores que han estudiado el
rante la noche a interceptar el estrecho hecho y lo han narrado. Se estima que t:I
entre el Atica Muniquia y el cabo Kino· 29 de septi emb re del 480 AC. sea el día
soura, y 200 buques recibieron la orden más probable, no obstante que solventes
de doblar el estrecho .por el sur e inter- a utores señalan, unos el 20, otros el 23
ceptar la boca occidental del mismo jun· y otros el 28. El lugar del encuentro fue
to a Megásida, debiendo luego remontar· el estrecho de ese nombre y el desarrollo
lo h asta Eleusis. de la acción tampoco resulta claro, según
La noticia de que la escuadra griega el cotejo de las fuentes de donde se de·
se encontraba sitiada la llevó a T emísto- rivan las <principales opiniones. La ma-
cles el p atricio Arfstides, quien habiendo yoría de los historiadores modernos, d
dejado el ostracismo había llegado a Sa- interpretar Ja narración de Herodoto afir-
lamina, dispuesto a ponerse al servicio man que el grueso de la flota persa, a .-x·
de w patria. Un capitán de Tenos que en cepción de la escuadra de Caría y otras
aquel momento se aventuró a pasarse al fuerzas menores del ala izquierda, había
bando griego, confirmó la noticia. Y to· entrado en el estrecho a partir de la me·

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S A •R O N 1

Dispersión de las (Uel"Z3S persas.


REVIST.\ DE MARINA <ENERO-FEDRERO
64
dianoche anterior a la batalla y que r.I reina Artemisa de H alicamato, con algu-
amanecer •e hallaba desplegada a lo lar- nas naves (4).
go de la costa• suroccidental del Atica, En el bando griego, Arístides. con una
desde 'el cabo "Munichia hasta el de An· parte de los hoplitas, permanecía en Sala.
fiale, desarrollándose el decisivo encuen· mina, con la misión de cubrir la playa.
tro dentro del estrecho, lo que impidió Tenía a sus órdenes trirremes por si le
que lograrlln intervenir las fuerzas persas fuera .preciso o tuviera la oportunidad de
ya mencionadas, que aún no habían pe- capturar algunas islas. T emístocles, con
netrado. La flota griega se hallaba cer- los buques áticos ( 120 trirremes) debía
cana a la ribera de la isla Salamina. Hay combatir, formando el ala izquierda grie-
otra opinión, que es menos seguida, que ga, contra la derecha persa, o sea, con·
sostiene, por el contrario, que durante la tra los fenicios y chipriotas, debía hacer
noche los · persas sólo se limitaron a blo- frente a los reyes de Sidón y Tiro y a
quear el estrecho y a la mañana siguien· Prexaspes de Aspotineo; el centro, a las
te los griegos •e formaron en línea al re•- órdenes de Adimante, estaba formado
guardo de la punta Kinosoura, saliendo por los 60 restantes trirremes atenienses,
a hacer frente a los penas, con lo que la los 20 de Calcidia, 30 de Grecia conti-
acción se entabló fuera ya del estrecho. nental y 20 de Megara, o sea, 130 unida-
Tampoco hay igualdad en los relatos des en total. Esta fuerza de Adimante en·
Y en el número de los hombres que par· frentaria a parte de las fuerzas de Mega·
ticiparon. Es asimismo difícil ubicar exac· bace y de Aquimenes, y la derecha, que
lamente los lugares, por cuanto los his· comandaba Euribíades (virtualmente el
toriadores hablan distintas lenguas y !os generalísimo, porque en la realidad, el
mapas son a veces de difícil traducción, gran gestor de la batalla fue Temísto •
según el idioma en que están impresos. eles), comprendía 120 unidades de las
Algunas enciclopedias citan amplias bi· cuales eran 16 lacedemonios, 33 del Pe-
bliografías de donde han resumido los loponeso, 40 de Corinto y 30 de E gina.
hechos y otras se limitan a nombrar los Esta fuerza tenía que atacar a Arebiane.
autores y exponer textualmente cuanto Poco después de la salida del sol, Eu·
ellos dicen ; pero en todo caso, talvo omi· ribíades da la señal d e aparejar; en ~e­
siones que pueden pasarse por alto, el re· guida suena el solemne "pean" o himno
sumen más exacto, a nuestro juicio, es helénico y la larga lila de embarcaciones,
éste. cerrando distancia, se abalanza sobre los
persas en forma incontenible. Estos, que
Cuando amaneció, ambas flotas esta- no se hallaban del todo preparados, se
ban preparadas para el encuentro. Los esfuerzan por hacer frente al enemigo.
persas a lo largo de la costa ática. Su ala La lucha se generaliza durante un com-
derecha, formada por las naves fenicias, bate que debió durar unas cuatro horas,
apoyaban su extremo derecho virtualmen· peleando confusamente, nave contra na·
te en Salamina y ocupaban el litoral fren- ve, con quebradura de remos, abordajes
te a Eleusis. Estas eran unas 1SO trirre- y furia salvaje. El golpe decisivo fue da-
mes, las mejores unidades de la escuadra do por Temfstocles, que con su audacia
perta, al mando de los reyes de Tiro y y habilidad características procura envol-
Sidón. y de los almirantes persas Prexas· ver la extrema derecha de la fracción fe·
pes y Megabace. El centro lo mandaba
Aquemenes, hermano de Jcrjcs y almi·
rante en jefe de toda la armada, y esta- (4) La reína Artemisa de Halicarnaso, ciu-
ba compuesto por la escuadra egipcia dad de la antigua Caria, en el Asía Menor,
(de 100 a 150 trirremes ), más 100 ri· no debe confundirse con Artemisa n, tam-
rremes cilicios y licios. El ala izquierda, bién reina de Halicarnaso, que construyó a
al mando de Arebiane o Ariabigne, otro su esposo Mausolo una tumba considera-la
hermeno de Jerjes, comprendía los 100 una de las Siete Maravillas de la Antigüedad
t1irremes de las ciudades jonias y los iO y que le ha dado el nombre de mausoleos a
u 80 trirremes carios, que se mantenían" este tipo de monumentos, como tampoco con
todavía fuera del canal. Aqu[ también la diosa de la mitología griega, identificnda
formaba, según algunos historiadores, la después con la Diana romano.
LA BATALLA DE SALAMINA
65
n1c1a, y consiguiéndolo, la ataca furiosa· almirante, no tiene más remedio que hun·
mente de flanco, obligando ni enemigo a dir su nave mientras los vencidos caen en
ceder paulatinamente. E.I ca udillo atenien· mllnos de los griegos como peces en una
se, eatrechando las distnncias entre su• red.
buques y en forma de una inmensa cuña Por último, Arístidcs, con sus hoplitas,
gira de a poco hacia la derecha empujan· dest roza a los 400 persat, pertenecientes
do a la ya desorganizada formaci6n fe· a las más nobles familias., que se habían
niela, comprimiendo y aplastando sus bu- situad o en la isla de Psitalia.
ques, unos contra otros. Luego de un fe-
roz e intenso abordaje, los epíbatcs ate· Al caer la tarde, el grueso de la flota
nicnsea, equipados con pesado armamen· vencida huia en desorden hacia Fa lera.
to defen!ivo, logran una ventaja incues- perseguida por los vencedores, que no
tionable sobre los persas, obligando a dieron cuartel a los rezagados hasta que
unos a dirigirse a la playa y a otros a re· la noche puso fin a la matanza.
fugiarse detrás del centro pena. Mientras los helenos sólo 'Perdieron 40
El cenlro medo se venía sosteniendo trirreme~ y unos 10.000 hombrea, los per-
frente a las naves de Adimante y los jo· sas perdieron no menos de 200 trirrcmcs
nios del ala izquierda se baten encarniza- entre capturados o echados a pique y con
damente logrando tener en jaque a los un núm.,ro abismante de bajas, alrededor
pcloponesos y eginetas de la derecha de S0.000.
gTiegn, que dirige Euribíades, los cuales La batalla de Salamina fue, pues, uno
incluso llegan a perder terreno y son em· de 101 más aangrientos hechos de armas
pujados hacia la ribera; pero la cuña ate- de la ¡¡uerra naval de todas las épocas,
niense de T emístocles, destruida el ala así como uno de los más decisivos, pues
derecha fenicia, sigue haciendo progresos, su resultodo obligó a Jcrjes n renunciar
formando ahora una nueva línea de frente a sus planes de conquista en Europa. E.1
lransveual al estrecho. en direcci6n SE. verdadr.ro artífice fue Temíatocles y es
arrojándose sobre el flanco derecho del difícil r¡ue alguna acción naval en los
centro perra, mientras Adimante combate pueblo~ haya tenido tanta importancia,
al enemigo con renovado (mpctu. En la ui cc>mo ningún nombre de marino ba
cruenta batalla perecen el almirante en je· podirto eclipsar el prestigio de T emísto-
fe persa, Aquemenes y Sienesis, comán- clet, el hombre que visionariamente for·
dante de la escuadrílla cilicia, desorgani· jó 111 gran instrumento bé!ico: la escuadra
zándose el centro asiático, combatido ntf'Hicnse.
desde los dos lados y amontonándose las
naves egipcias y cilicias en au apresurado Platea
prop6sito de huir hacia la boca del estre·
cho, resultando dest ruidas gran número de Desde un acantilado, J erjes asistió al
ellas por las unidades atenienses que las terrible espectáculo en que toda 1u escua-
peuiguen de cerca. dra se fue a la desbandada y donde dos
El ala izquierda de Tcmi.stocles sigue de sus hermanos pe.r ccieron. Debió vol-
el ataque, acabando de derrotar a los bu- ver al Asia, confiando a Mardonio la
ques que encuent ra frente a ella. Luego misión de conducir el ejército a Tesalia.
para preparar un próximo ataque.
loa atenienses y eginetas, que combatían
en la extrema derecha de la línea griega, Entonces T emístoclea propuso ir a
prolongan ésta, corriéndose más al sud· guerrcnr al Asia y sublevu a los griegos
cate y alcanzan de través a una parte de que al(( vivían, para obligar a los persas
loa lrirremes enemigos que se baten de· a replegarse. Pero sus aliados, temiendo
sesperadamente en retirada. Entonces T e· perder la protección de la flota, juzgar~n
m(stoclea toma contac to con los eginetas esta táctica poco apropiada.
Y con au presencia termina la batalla. con Al comenzar el año 4 79 AC. Mardo·
el ataque masivo a la divisi6n j6nico- nio inici6 una serie de ofensivas locales,
ceria, que después de encarnizada lucha todas ellas fra.c asadas. Lentamente iba
Y la muerte de Arebiane, emprende una detgastando y desalentando a los griegos,
desordenada fuga. La bella reina Arte· siempre en desacuerdo con la t áctica a
misa, que se había atribuido el título de seguir.
REVISTA DE MARINA
66
Luego Mardonio decidió realizar 1m convirtiéndose Siracusa en la ciudad do-
ataque fuerte contra P la tea, pero allí !a minante del mar Tirreno.
grandiosa resistencia de los espart'>nos, Tanto al oriente como al occidente.
ba jo el mando del rey Pausanias, contuvo triunfa el helenismo. El hombre libre ha
la presión per•a, que estaba venciendo en vencido al esclavo. La victoria de sus ar-
todas partes. Mardonio murió y el ejérci- mas preparó el triunfo de la inteli gen-
to persa, privado de su jefe. se puso t:-i cia y de la civilización griegas.
fuga y abandonó la península.
Casi en el mismo día, en Micala. los Bibliografía:
griegos tomaron al asalto una fortifica-
ción persa, que éstos habían instalado pa- -Enciclopedia Metódica Laroussc, Tomo JI
ra proteger su flota en Salamina. Aquí la 1964.
desbandada fue enorme y el peligro te - Polis - Historia Universal - Perícot - Del
alejó definitivamente, por lo menos en Castillo - Vicens. Editorial Viccns-Vivcs.
eta guerra (no debemos olvidar que es- Barcelona 1965.
tamos finalizando la Segunda Guerra
Médica, y éstas fueron tres). -Enciclopedia Genero! del Mar. Edítorial
Por otra parte, coincidiendo con Sa1n- Garri¡;a S.A. Madrid, Barcelona - 1957.
mina, Gelón, tirano de Siracusa, destrozó -Historia Mundial de Ja Marina - Almiran-
por completo el ejército de Cartago, al te Bayo! Jcan Savant. Editorial ContiMn-
que impuso un tratado de paz y una fuer- tc S. A. Madrid - 1965.
te indemnización de guerra. El año 4 74
AC., cerca de Cumas, la flota etrusca, Id -Hislorama, Vol. 2 - Editorial CODEX Ma-
más poderosa de entonces. fue destruidd, drid - 1965.

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