¿Qué Se Le Puede Pedir A La Vida?
¿Qué Se Le Puede Pedir A La Vida?
¿Qué Se Le Puede Pedir A La Vida?
Javier Urra
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¿Qué se le puede pedir a la vida?. Javier Urra
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¿Qué se le puede pedir a la vida?. Javier Urra
Para encontrarse con uno mismo hay que encarar y aceptar la verdad, la libertad interior
exige capacidad autocrítica y sentido del humor.
Erradiquemos nuestros monólogos interiores tóxicos, apliquémonos antídotos contra los
pensamientos negativos invasivos.
Conocerse a sí mismo supone o debe suponer mejorarse y aceptar a los demás.
No se trata de racionalizar la vida, sino de sentirla.
En la vida hay que saber pedir ayuda y en otras ocasiones decir correctamente NO,
ambas conductas nos hacen más libres.
EL VERDADERO OBJETIVO DE LA VIDA ES HACER FELICES A LOS DEMÁS.
Respetarse a uno mismo facilita la correcta relación con los demás. Con disciplina
hemos de vacunarnos contra la pasión por dominar y aprender a manejar los
desencuentros interiores.
No prestemos demasiada atención a quien nos critica, ni a quien nos alaba.
NUESTRAS RELACIONES SON UNA BUENA FORMA DE CONOCERNOS A
NOSOTROS MISMOS, PUES LOS DEMÁS NO NOS DAN, NI NOS QUITAN
NADA, SÓLO SON ESPEJOS DE LO QUE POSEEMOS Y DE AQUELLO DE LO
QUE CARECEMOS.
FORJEMOS LA MADUREZ DESDE LA AUTONOMÍA DE LA APROBACIÓN
AJENA.
Cuando intentamos descubrir lo mejor en los demás, acabamos descubriendo lo mejor
en nosotros y siempre sin juzgar, erradicando prejuicios, aceptando al otro tal y como
piensa y siente.
LO TRASCENDENTE NO ES LO QUE HACEN LOS DEMÁS SINO CÓMO
REACCIONAMOS ANTE ELLO.
Aprender a vivir con el lema: YO ELIJO, YO PUEDO.
DOLOR, MUERTE, HUMOR, LENGUAJE SON ASPECTOS IRRENUNCIABLES
EN LA MADURACIÓN Y HAN DE SER ABORDADOS COMO FÓRMULAS
INTERIORIZADAS.
Sabedores de que somos protagonistas y responsables de nuestras vidas, hemos de
continuar en el proceso de convertirnos en personas dueñas de nuestro destino.
NUESTRA VIDA ES FUNDAMENTALMENTE LO QUE LLEVAMOS DENTRO
DE NOSOTROS.
Alcanzar la madurez, sabiéndonos irrepetibles, supone perseguir los sueños y seguir
siendo niños hasta el final y por ende creativos, ilusionados e ilusionantes.
Hay que ser libre para cometer errores, resulta esencial el coraje para enterrar los
miedos, pues vivir con miedo es no vivir. ¿Cuáles son mis miedos? ¿en qué he
fracasado?
CRECEMOS CUANDO ACEPTAMOS LA REALIDAD Y LA AFRONTAMOS;
MADURAR ES, EN GRAN MEDIDIA, PERDER LOS MIEDOS.
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Preguntémonos hoy, ahora, qué sueños nos faltan por cumplir e intentemos hacerlos
realidad.
La mayoría de los males tienen remedio, usemos el salvavidas del humor, regalemos
optimismo, de verdad que las actitudes positivas son realidades bioquímicas capaces de
modificar la fisiología del organismo.
Trabajemos más en desarrollar nuestros puntos fuertes que en combatir nuestras
debilidades, CON CADA CONDUCTA QUE PONEMOS EN MARCHA
RESITUAMOS NUESTRO CARÁCTER.
EN GRAN MEDIDA SOMOS LO QUE CREEMOS, TENEMOS QUE ELEGIR
NUESTRO PROPIO SER.
LA OPINIÓN AJENA. CUENTO
Una historia zen nos habla de un anciano y un niño que caminaban al lado de un burro.
Al cruzar un pueblo, un grupo de niños se rio de ellos gritando: “¡mirad qué tontos,
tienen un burro y van los dos andando!”. “¡Podría el viejo subirse a él!”
El anciano se subió y siguieron la marcha. Al atravesar otro pueblo, algunas personas se
indignaron: “¡Parece mentira, el mayor cómodamente sobre el burro y el niño
caminando!”.
Intercambiaron los puestos, pero en la siguiente aldea la gente afeó su conducta: “!Es
intolerable, el muchacho sentado en el burro y el pobre anciano a su lado, caminando!”.
Llegados a este punto, tanto el viejo como el niño se subieron al burro. Al cruzarse con
un grupo de labriegos por el camino, éstos les afearon su acción: “!Es vergonzoso, vais
a reventar al pobre animal¡”
Entonces el anciano y el niño tomaron la determinación de cargar al burro sobre los
hombros. La gente que se cruzaba con ellos se mofaba diciéndoles. “¡Nunca vimos
gente boba, tienen un burro y en lugar de montarlo, lo llevan a cuestas!”.
En esas estaban cuando el burro se revolvió con fuerza, se desplomó en un barranco y
murió. El viejo instruyó al joven: “Si escuchas las opiniones de los demás y les haces
caso, acabarás más muerto que este burro; por tanto, escucha únicamente la voz de tu
corazón.”
Es importante entrenar y fortalecer el optimismo, lo que supondrá ser más eficaces, más
creativos, disfrutar de cada momento.
Hay quien es feliz con nada, ése es realmente rico y es que la felicidad responde a una
actitud y a una decisión personal.
La felicidad, que es en gran medida una disposición de la mente más que de las
circunstancias, es transitoria. La fuerza evolutiva ha priorizado el optimismo como
capacidad no sólo adaptativa sino transformadora.
Propongámonos metas que merezcan la pena y exijan esfuerzo.
La mejor receta para aumentar la alegría es compartirla, no lo dude.
Tengamos fe en el creador o en la evolución, tengamos fe en la vida.
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Cuando la ostra se siente agredida por un grano de arena, segrega nácar para defenderse
y de esta manera genera una joya tan preciosa y brillante como es la perla. Hay que
obtener lo positivo de la adversidad, la denominada RESILIENCIA, un canto a la
esperanza que nos regala un gran mensaje: no estamos determinados.
Asimismo tenemos el reto de transformar el dolor de la pérdida en la dulzura del
recuerdo.
Las emociones constituyen nuestro clima interior, y en lo posible debemos
desdramatizar, pues todo lo que nos preocupa deja de tener trascendencia cuando nos
dicen que nos quedan meses de vida.
Se encuentra SIEMPRE la felicidad cuando se busca propiciársela a los demás.
Cuidemos la vida, una vida bien consumida lleva a un morir razonablemente satisfecho.
El reloj y el calendario no pueden eclipsar que cada momento es único, irrepetible, de
verdad milagroso. Fijémonos objetivos, establezcamos contacto con una dimensión más
profunda de nuestra inteligencia, demostrémonos coherencia entre lo que decimos y
realizamos, lo que además nos propiciará autóritas. La vida demanda entusiasmo.
HABRÁS TRIUNFADO
Cuando confíes en ti mismo mientras los demás duden, puedas emocionarte ante nuevos
retos, sepas compartir una sonrisa, actúes por convicción, seas honesto contigo mismo,
no distingas en el trato al poderoso del necesitado, te enfrentes por igual a los aciertos y
a los errores, puedas encumbrarte socialmente sin perder tu humildad y descender a la
base de la pirámide social sin deterioro para tu dignidad, sepas por igual perdonar y
disculparte, disfrutes más con el esfuerzo que con la efímera victoria, tus acciones sean
tan breves en su ejecución como dilatadas en los resultados, dones tu palabra a quien la
requiera, cuando obsequies con tu silencio a quien así te lo demande y regales tu
ausencia a quien no te aprecia, tu amor no conozca el eclipse del egoísmo, aceptes tus
limitaciones, no pierdas la calma, disfrutes de lo sencillo, tus sentimientos y
pensamientos bailen en armonía, sigas teniendo algo por lo que comprometerte, una
esperanza, una psicohistoria cuyo guión se ha cumplido, busques un guiño dentro de ti,
en los otros, en el Universo, en el Creador.
No se lucha porque se es fuerte, se es fuerte porque se lucha.
PARA GANAR EN ESTA VIDA ES NECESARIO QUE NO NOS IMPORTE
GANAR O PERDER.
PARA QUE SURJA LO POSIBLE ES PRECISO INTENTAR UNA Y OTRA VEZ LO
IMPOSIBLE. Herman Hesse
LA VIDA NO SE BASA EN COMPETIR CON LOS DEMÁS, SINO EN COMPETIR
CON UNO MISMO PARA MEJORAR.
La vejez avanza cuando la esperanza se retira.
Cuenta una vieja historia procedente del imperio japonés que en una ocasión un samurái
impulsivo y belicoso desafió a un viejo maestro zen para que le explicara los conceptos
del cielo y del infierno. El monje le contestó con desprecio: “No eres más que un necio
bravucón y no puedo perder mi tiempo en tonterías”. El samurái, herido en su honor,
gritó colérico: “¡Tu impertinencia te costará la vida!” y desenvainó la espada. El
maestro replicó: “Eso es el infierno”. Impactado por la exactitud de las palabras del
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maestro sobre la cólera que lo estaba ahogando, el samurái se calmó, envainó la espada
y se postró ante él agradecido. El maestro concluyó: “Y eso es el cielo”.
Para ser persona hay que construir la personalidad, fruto del esfuerzo.
Tenía la muy buena costumbre de madrugar, de levantarse de un salto, de sonreír al
espejo, de abordar el día con ilusión, lleno de expectativas. Para ello y en la medida de
lo posible no trasnochó y se durmió con algún pensamiento positivos.
VIVAMOS DE TAL MANERA QUE AL NACER LLOREMOS MIENTRA EL
MUNDO SONRÍE Y AL MORIR EL MUNDO NOS LLORE MIENTRAS
NOSOTROS SONREÍSMO.
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