Bleichmar Cap 3 Fobias Por Identificación
Bleichmar Cap 3 Fobias Por Identificación
Bleichmar Cap 3 Fobias Por Identificación
~¿.
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1
!r Que un síntoma pueda producirse sobre la base del proceso
de identificación,· es algo que Freud desarrolló con bastante
recisión en sus escritos.1 • 2 Sin embargo, y resulta llamativo,
f ~o es una de sus hipótesis más difundidas sobre la teoría de .
l las neurosis o · la producción de síntomas. .
f El estudio de los miedos y fobias en la infancia nos ha
f conducido .reiteradamente a tener que recurrir a esta idea en
¡ la producción sintomal. La frecuencia con que un mismo te-
1
r mor o gama de aprensiones así como sus específicas formas
1
¡ 1
2
S. Freud, La interpretación de los sueños, St. Ed., vol. IV.
S. Freud, Psicología de las masas y análisis del yo, St. Ed., vol.
XVIII.
f a S. Freud, Análisis de la fobia de un niño, St. Ed., vol. X. "La his-
teria de angustia evoluciona cada vez más hacia la fobia. Al final, el enfer-
[ mo puede haber quedado libre de angustia, pero sólo a costa de inhibiciones
y restricciones a las que hubo de someterse. En la histeria de angustia se
desarrolla desde un principio una labor psíquica encaminada a ligar de nue-
SS
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_..- ~ ·r.,..,
. -· , .
Por otra parte, otros autores han reconocido también el pa.
pel de la identificación como generador de trastornos fóbicos.'
Una de las mayores ventajas para el agrup~ento de los
fenómenos fóbicos sobre la base del mecanismo de producción
lo encontramos justamente en este punto. Fenómenos aparen.
temente tan dispares como un temor aguqo y repentino a un
objeto inofensivo, así como una prolongada historia. de timi-
dez e inhibiciones múltiples ~l llamado carácter fóbico-
pueden responder a procésos de formación similares.
l ,.
La relación entre síntoma e identificación se halla clara-
mente expuesta por Freud en Psicología de las Masas y Aná-
lisis del Yo (1921), aunque ya en 1900 había explicado las
características de la identificación histérica. Esta fue una de
las primeras descripciones de Freud sobre el papel de la iden-
tificación en el síntoma histérico dando cuenta del fenómeno
llamado de contagio mental o imitación. La identificación no
1
es una simple imitacjón sfuo una ·apropiación basada en la
:¡ presunción de una etiología común. Este elemento común es
una fantasía inconsciente.
56
-
La teoría .freu~iana sobre la ~~ón de la identificación
roducción smtomal es la s1gu1ente:
en 1a P
. T1n el seno de la dinámica edípica, la identificación se efec-
l) s;;. .
túa con:
) Un atributo o rasgo (en este caso el síntoma) del ob-
a jeto rival con el propósito de conseguir una equivalen-
cia que permita sustituirlo y conseguir el objeto in-
cestuoso, obteniendo, a su vez, el castigo por el deseo
prohibido. Ej.: Dora se identifica con la tos de la Sra. ¡
.
K. El síntoma expresaría, a la vez, la inclinación eró- !
r
tica hacia el padre y el castigo por la sustitución
1
deseada. "¿No querías ser tu madre? Ya lo has conse-
f· guido, por lo menos ya experimentas sus mismos su-
¡ frimientos."
,,.. b) Un atributo del objeto deseado. En este caso la iden-
tificación ha ocupado el lugar de la elección de objeto,
¡¡
tnµ1sformándose ésta, por regresión, en una identifi-
1 cación. Ej.: Dora imita la tos de su padre. Esta li
¡ identificación se hallaría· al servicio de la represión y l
1¡
bajo el régimen de los mecanismos del inconsciente. En li
ambos casos la identificación no es sino parcial y alta- ··1
¡1
mente limitada, contentándose con tomar un solo rasgo 11
de la persona-objeto.
li
2) Independientemente de todo lazo libidinal con el otro la ¡:
./
identificación se realiza, por equivalencia parcial, con un
rasgo común de la problemática de la otra persona. Ej.: 11
·¡
en un grupo de adolescentes una de ellas recibe una carta
de amor y sufre un ataque . . Las demás compañeras, cono-
.cedoras del secreto, y en el deseo de colocarse en la mis-
ma situación, son víctimas de igual ataque.
57
.,.. ~
.,-...··'
Pareciera que el calificativo de histérica, tanto para la
identificación resultante del conflicto edípico como para la
que se realiza con un rasgo parcial de la persona-objeto, con
exclusión de todo lazo libidinal, se basa en el hecho de que
en ambos casos se utiliza para expresar una · comunión sexual
subyacente.
Creemos que en estos tipos de identificación es importan.
te destacar su carácter parcial y altamente limitado a un ras.
go. · Por medio de esta dialéctica se pueden producir síntomas
fóbicos. Por lo tanto, en la elucidación del síntoma poco apor-
ta el ·análisis de las cadenas asociativas relaciop.adas con el
·objeto fobígeno para descubrir qué cualidades de éste podrían
haberlo organizado como tal. El objeto no vale por sus nexos
metafóricos o metonímicos con otro objeto al que estaría re-
emplazando sino porque es parte, en tanto rasgo, de otro con
el que se realiza la identificación. El síntoma es "opaco" a la
~
búsqueda de la significación propia, lo que no quiere decir 'l
que el análisis se agote en el señalamiento del rasgo homólo-
go. Muy por el contrario, lo que está sustentando esa simili-
tud es un proceso que se refiere a la identifica<?ión con la
posición del otro en la estructura edípica, y el punto pertinen-
te de análisis es entonces todo ese juego intersµbjetivo.
Ejemplifiquemos lo anterior: Bettina, -10 .años, soñaba
repetidamente con peligro en las carreteras, amenazas de cho-
ques, gigantescos camiones que se le venían encima (su estan-
cia transcurría· en Caracas, ciudad peculiar por sus autopistas,
caminos de cornisa y tráfico endemoniado). El contenido de
sexualidad edípica era bien claro, y Bettina lo aceptaba a ve-
ces hasta divertida. Un hecho vino a darme otra pista: la
madre de Bettina no sabía conducir y temía aprender. En
una ciudad en que el transporte público es casi nulo, la señora
viajaba siempre en taxi o la transportaba el marido. A Betti-
na se le. señaló esta situación, su deseo de que papá también
se ocupara de ella como se ocupaba de mamá y .esa condición
podía conseguirse mediante los temores, que promovían en
su padre una actitud protectora.
Poco tiempo después de señalársele esta identificación en
forma sistemática, un día Bettina viene contenta y dice:
58
-En la playa estuve manejando el volante y los pedales,
lo único que me faltan son los cambios.
-Te animaste.
-Sí, yo me senté en el lugar de papá y mi papá en el de
rnarná y él me ayudaba· con los cambios.
Identificación y carácter
La caracterología psicoanalítica constituye una de las ramas
más jóvenes del psicoanálisis, el cual se inició en el estudio
de los fenómenos que son ajenos al yo y que no encajan
debidamente en el modo habitual de conducta, es decir, el
carácter. Pero posteriormente también sostuvo que el modo
habitual del yo 6 puede resultar comprensible desde un punto
1
'I
6 Ya tendremos ocasión de discutir por qué el yo no es solamente una 1
representación ilusoria del sujeto y cómo Laplanche al hablar del yo función
sigue escrupulosamente a Freud.
• r
de vista genético como dependiente de circunstancias de orden
inconsciente, y que actos involuntarios comunes obedecen al
mismo determinismo que los trastornos de la voluntad. r
Uno de los factores que impulsaron el estudio en esta ?'
1
dirección fue la necesidad de encontrar razones a las resis.
tencias. Se descubrió el hecho de que aunque una persona
no sienta en el momento ningún temor, alguna vez estuvo
asustada ante una exigencia pulsional y que este temor sigue
presente y operando inconscientemente dentro de ella, razón
por la cual debe elaborar resistencias a expresar cualquier co..
sa que pueda tener relación con tales experiencias, actitud que
se extiende como característica habitual en su vida diaria.
Así se desarrolló el "psicoanálisis del carácter", el análisis por-
menorizado y la génesis histórica de ciertas actitudes emplea-
das como defensa.
Así se describen los rasgos de carácter como elaboraciones
secundarias de síntomas neuróticos, y es interesante constatar
que Fenichel agrega "en su mayor parte de síntomas de his-
teria de angustia en la infancia". 7
Algunas actitudes neuróticas del carácter se constituyen
como adaptaciones a las neurosis. El yo intenta desenvolverse
lo mejor posible dentro de una neurosis ya constituida. El
carácter así formado actúa en su conjunto como una defensa
para preservarse de nuevos síntomas. Estos rasgos se deno-
minan de tipo reactivo y Fenichel describe las evitaciones
(actitudes fóbicas) y las de oposición (formaciones reactivas).
Ahora bien, cuando se realiza la evitación sistemática de
una situación, actividad o sentin1iento, se produce una inhibi-
ción. La inhibición aparece como una manifestación pura de
contracatexis, pues llega a suprimir de tal modo el deseo que
éste no alcanza a desarrollarse. Es el caso del que se aparta
de "hacer deportes" porque no encuentra en su ejercitación
ninguna satisfacción; por lo tanto, gran parte de la esfera del
desarrollo físico queda detenida, pero aparentemente sin dis-
tonía para el yo.
--
interesante destacar la diferencia entre evitación e in-
.~~ cuando se está en la etapa de la situación evitada,
hib c~ n~ierta una gama muy amplia de reacciones: molestia,
1
ésta esodio, que ponen en marcha el mecanismo de mante-
terllor,aparte, pero es a costa de un trabajo psíquico. En el
nerse de la inhibición, la s~tuación o sentimiento perturbador
caso sconoce, no existe
· para e1 yo, no tiene
· re1evancia.
· L as
se de d 1 , . . .
·nb"biciones e caracter comienzan como evitaciones, como
1
:Wcias allí donde existe la creencia de que el placer que se
~~endrá está vinculado con un peligro o daño para el yo.
'
t
!
¡
i
curiosidad se halla inhibida por una escoptofilia sádi-
ca, se bloquea el pensamiento y el placer del conoci-
miento;
- las del habla, por sexualización de la función.
61
defensa es menos manifiesto, a menudo, que la elaboración
de la misma." 8
Quizá no sea un cambio en la línea de las neurosis lo que
ha ocurrido, sino que el enfoque de observación y compren-
,- sión de los fenómenos ha cambiado. La escisión del yo en
el proceso defensivo 9 inaugura, desde Freud mismo, esta nue-
' .y,
va orientación, en el sentido de que el conflicto y la defensa
son constituyentes de la misma estructura del· yo, en lugar
de funcionar como un aditamento extraño.
Sin embargo, lo que llama la atención del planteo es que
si bien Fenichel considera que este cambio debe ser buscado
en el método y la manera en que el yo admite, rechaza o mo-
difica los reclamos pulsionales y que el método depende de lo
que en su medio ambiente se le enseñó respecto a la manera
de enfocar sus exigencias -y además, sostiene que los cam-
bios en las neurosis reflejan los cambios que ha sufrido la
moralidad-, no menciona los procesos de identificación co-
mo transmisores de estos cambios.
Sin embargo, pensamos que sus ideas sob~e el carácter,
aunque antiguas, dan cabida a la identificación, en el sentido
de que en realidad "el carácter se superpone a la concepción
del yo". Y que el carácter no es solamente una serie de de-
fensas, sino algo más, formas de pensamiento, de reacción,
que si bien no pueden llamarse defensas, no deben, de ninguna
manera, considerarse independientes del deseo y sus vicisi-
tudes.
O sea que el "yo función" y la combinación de las modali-
dades defensivas ponen el sello, la marca distintiva que se
denomina carácter.
Freud 10 abunda en referencias al- papel nodular de la
identificación en la formación del carácter. Describe dos tipos
de identificación en este proceso:
62
-
1~
.63
._
-;>.,~ • - -: •'
.. ,..., _
·~ .
r-
'•
L-'
!(
Conflicto Escarnio
Represión Burlas
·--~Inhibiciones del yo~-- Humillaciones
64
-
wadecuados. Prefieren permanecer en sus hogares dedi-
re~ 5 a actividades pasivas y evitar los lugares· donde hay mu-
ca a ºgente, tumulto, aglomeraciones.
cb Genera1mente se atienen. a l..a rutma
. y su d esempeno- es-
tar es mediano, pues si bien aspiran a destacarse, se asus-
co ante cualquier distinción. En los recreos permanecen ais-
tan
lados; en su casa se d e ¿·1can a 1eer o a ver te1ev1s1on.
.. ,
No manifiestan oposición abierta, sino que pueden mas-
arse obstinados, oposicionistas. no colaboradores, tozudos.
~n general justifican las inhibiciones por medio de rechazos
voluntarios. Hacen esfuerzos de devaluación defensiva de ob-
·etos o situaciones consideradas como peligrosas a través del
J''no rne gusta"", no es 1o que me interesa
. ""
, esas c<?sas yo no
las hago". El niño oculta los temores y las inhibiciones para
.mantener el balance narcisista.
l Déficit de funciones
65
I"
.. . ,._,. r~-·,
1
trasta con su propio psiquismo-, lo considera· como del or.
den de lo reprimido".H
l Es decir que existe la posibilidad de que en el carácter
fóbico, los déficit se "hereden'~ por identificación. Pareciera
más habitual este tipo de trasmisión generacional para los ras.
gos fóbicos o déficit que son sintónicos para el yo, en el caso
de síntomas fóbicos.
Preferimos hablar de déficit primario cuando algo no se
ha desarrollado por identificación con aquel que carece de ese
rasgo o función, para diferenciado de inhibiciones que son
ausencias de algo que sí surgió, pero que por el conflicto y la
angustia se detiene en su desarrollo o se reprime.
Identificación primaria
- 66
,_-,; .. -- -· -,
._.
. . úe un clivaje dentro-fuera, susceptible de pJ'oporcionar
se jJlSlll .
rocesos incorporativos y a 1as pnmeras
. f antas1as
, ora-
1i
s lo~, xnfnimo de términos necesarios para su articulación
Jes, ~enguaje de la pulsión oral: 'qui~ro met~r esto dentro
1
en ~, quiero expulsar esto fuera de mí' ".16
1
67
¡:
. !
·.
1;
1
i
Todo lo cual implica, para su consecuc10~, una identifi-
i
'
1
cación con el otro, o sea, el dese::o de conformar el propio yo
" tomando como modelo al otro. Si el niño hace suya, en una
f: anticipación estructurante, la imagen del otro y es a él a quien
~ 1!H se dirige buscando las claves que determinan sus deseos, ve-
' '¡!I:"· mos que tanto la fundación y el desarrollo de las instancias
endopsíquicas como la·naturaleza de la relación de objeto pri-
mitiva están basados en el proceso de identificación. La iden-
tificación y la relación de objeto coexisten sin diferenciación,
11
constituyendo la trama misma de este campo intersubjetiva
inicial.
Volviendo a la identificación primaria, Freud 21 sostiene
:!O Si bien el objeto fundamental del deseo del niño es la madre, hasta
el descubrimiento de la diferencia de sexos, como apuntó Freud, no existiría
una valoración distinta para el padre o la madre desde la subjetividad del
niño. En este punto cabría toda una discusión sobre cuál es la posición del
tercero para el niño, antes de la significación sexual.· Lacan sostiene que su
; ¡l¡I
valor se halla definido desde la madre. Piera Aulagnier, agrega el matiz de
"el otro sin pecho". Grunberger, en una postura muy interesante, acuña la
1
noción de "tríada narcisista". 1
21 El yo y el ello, Cap. III, ohra cit.
68
-.·
. ''Esta identificación n~ parece constituir el resultado o
que·nl ce de una carga de objeto, pues es directa e inmediata
dese e~or a toda carga de objeto". En este párrafo se preci-
y ant 00 mayor claridad las características de dicha identifi-
san. ~n· 1) se realiza antes del p~ríodo en que pueda darse la
cactoió~ 0 carga del objeto; 2) no constituye el resultado o
e}ec;nlace de una pérdida de aquél; 3) es preedípica, carece 1
~esla articulación simbólica y del espacio triangular que per-
.¡
69
.~~ ;_ .:e¡_~ .··~~~:~_t:..;-::n-...\,;:~::._~ -~~ -- .:;.;,.~:O- ;.,..,.'.t: :;_.;{,-';..?;,_ •.!é_--:;
-~,
Katy posee y entre todas las -cualidades que la hacen admira.
ble, el niño desea ocupar la posición de su hermana mayor
en la valoración de sus padres, y- en consecuencia, también
hace suyo el temor a la luna por el cual _Katy hasta consigue
visitar a "una doctora simpática que tiene tantos juguetes''.
En el proceso de identificación veníamos distinguiendo
varios aspectos:
1) El objeto de la identificación.
- Si éste es incorporado globalmente como represen-
tación del sujeto. O sea, una identificación con el
objeto en su totalidad (primaria, sin discrimina- '~-
ción) .22
-O con un rasgo del otro, es decir una identificación
con un aspecto parcial (puede ser con_ una palabra,
una parte del cuerpo. una actitud, un mecanismo
de defensa, etc.) .
2) Resultado de la identificación.
- Identificación permanente, es decir, estructurante
(pueden ser las que organizan y fundan una instan-
cia o las que contribuyen a enriquecerla) .
- Identificaciones transitorias (identificación histé- /
rica).
70
--
perficie y estaría profundamente ligada con la percep-
d~ó:ude caracteres formales exteriores. En este caso la iden-
c~. ción parece ser el efecto de una huella perceptual. Pos-
t ~rrnente, de acuerdo con los focos de catexización materna
1
'l
.f
polisemia de un significante como el apellido -que condensa
0 incluye tantos rasgos del sujeto o de la familia- uno que
es elevado al carácter de emblema identificatorio. Uno de es-
1 tos rasgos puede ser " e1 temeroso ,, , " e1 m1e . doso ,,, e1 ser f,o-
11
71
I
.,,,-...
ciones que en forma sucesiva el futuro sujeto habrá de espe.
rar, aceptar o rechazar.
De esta sucesión, podemos aislar una otra manera, otro
procedimiento habitual por medio del cual el niño se estruc.
tura por el otro. En este caso la trama no es tan sutil, sino
que existe un esfuerzo deliberado, frecuentemente consciente
por parte del medio para el desarrollo y estimulación de ha-
bilidades en el niño, en que los padres se colocan como mo-
delos. Ellos proponen cómo desean que el hijo sea, se com-
porte, hable, sienta. El niño sabe que si logra adecuar su
papel al argumento requerido obtiene como recompensa:
amor, reconocimiento, favor. Esta narcisización de conduc-
tas, modo de acción, forrnas verbales, intereses, gustos, mo-
delan su imagen hasta el punto de que conforman su iden-
tidad.
Es sabido que aquel sujeto que denominamos un carácter
fóbico ha asumido sus restricciones, sus temores, sus inhibi-
ciones -por medio de justificaciones y racionalizaciones- co-
mo virtudes o formas de ser valiosas. Esta especie de "ideo-
!(, logía caracterial" será el modelo que se imponga al niño: se
considerará que la timidez es precaución; las inhibiciones cor-
porales o físicas, espiritualismo; el temor, adecuación a los
tiempos en que vivimos.2 ll
72
--
identidad fóbica
73
1 :r-
el niño piense consciente o inconscientemente que es tímido I
74
-·
¡f
¡t
l
).
de la enunciación identificatorla 26 !
1·
¡teglas 1
. ., no sólo se le otorgan juicios sobre quién es él -los
0
M n~ados identificatorios- sino que en esos juicios se trans-
en.:~ reglas para la construcción de representaciones sobre
Jtll glas que nunca fueron formuladas ni pensadas como ta-
sí re 1 , . .
' ara quien as pone en practica.
les psería una s1tuac1on
· · 1ente a 1a que propone Choms-
· ' eqmva
en su gramática generativa: el sujeto llega a poseer ·un
k~ero finito de reglas para construir un número infinito de
~ ses, siendo estas últimas, en nuestra comparación, equiva- l·
1;:tes a ~os enunciados identificatorios que forman las re- !
resentac1ones del self. ·
p Las reglas existen como formas que el sujeto posee para
organizar la manera en que se representará. Así, por ejemplo,
un padre que, al llegar su hijo de la escuela y mostrarle las
calificaciones, repara y hace hincapié en las pocas materias
en que aquél no alcanzó un grado máximo, le está transmi-
~
tiendo una regla por la cual la observación se centra sobre
lo que falta para alcanzar la perfección.
Las reglas se aprenden en acontecimientos cotidianos apa-
rentemente triviales y es por este mismo carácter que pasan
desapercibidas en el papel esencial que desempeñan en la es-
tructuración del sujeto. Son reglas que le son desconocidas, ·
pero no en el sentido de que estén reprimidas por razones de
censura, sino porque consisten en las operaciones mismas bajo
las cuales funciona el psiquismo y que nunca estuvieron re-
presentadas como tales.
Veámoslas. En primer lugar tenemos la selección del có-
digo, la perspectiva, el parámetro de análisis, el sector temá-
tico, desde el cual se construirán representaciones. El sujeto
fóbico tiene un estilo codificador de la realidad, un campo
semántico básico con el que el sujeto lee permanentemente
cualquier acontecimiento exterior o vivencia interna. Para el
75
~> '):;...:.:
- 'Y?" -'
caso del sujeto fóbico, existe una tríada de significaciones Pti.
vilegiadas que son Amenaza-Amenazado-Aseguramiento, o Fuet.
te-Débil-Protector.
Los objetos y situaciones de la vida se definen y clasifican. t
76
¡
tiIIle y otra impide y hasta preconiza que es de buena
1
y se asel prevenir que "a su hijo lo atropelle un auto"? ¿Qué
j]'.l~dre ue hace que una madre tema y evite y la otra no?
es Jo}Jugo
q Bleich mar sostiene
. que 1o que caracteriza
. a 1 sujeto
.
. es la especial codificación del universo en términos de
fó~~coo y seguridad. No es sólo una reacción exagerada ante
1
pe 1echos peligrosos, es un filtro especial por el cual se di-
105 siona o evalúa una situación cualquiera como susceptible
,nener peligrosa. Es una específica reacción cognitivo-a/ectiva,
de ~ue el afecto displaciente, la ansiedad y el miedo surgen
1 pdoruna evaluación, de un juicio cognitivo por el cual se cate-
e l.
oriza algo como pe 1groso.
g Una incursión por la etología 29 puede ayudamos a aclarar
idea. Investigaciones en comportamiento animal han lle-
1
:do a describir mecanismos desencadenadores innatos (MDI).
~e trata de lo siguiente: el animal percibe, mediante una serie
de "esquemas", los acontecimientos importantes de la vida y
cuando un objeto perceptible o un proceso del mundo externo
"encaja" en uno de tales esquemas, la acción impulsiva co-·
rrespondiente se pone en marcha en forma automática.
Ahora bien, los MDI no son muy exactos y reciben la
precisión que los dirige hacia el objeto adecuado mediante un
tipo específico de aprendizaje. En el caso de la reacción de
fuga -que es innata en todas las especies- es necesaria una
señal especial dada por la madre para su desencadenamiento.
El grito de alarma materno "interpreta" el universo de la
realidad, fijado el peligro en un determinado animal enemi-
go. Basta una vez y el código se establece (imprinting). Los
MDI representan una especie de "teclado" sobre el cual el
medio ambiente toca el órgano de los impulsos. Ahora bien,
¿qué ocurre si este grito se pluraliza y repite frecuentemente?
El animal muestra una conducta "Il:eurótica" y huye ante cual-
quier estímulo.
El niño necesita más de una única experiencia para el
aprendizaje del peligro, pero también es el rostro o el grito
77
• fr ·-
del adulto el que pone en marcha éste proceso. Ahora bien
ante un niño parado frente a una ventana se le puede: ¡)
señalar el peligro; 2) señalar el peligro y protegerlo retirán.
dolo; 3) aterrorizarse y gritar; 4) enojarse porque el pequeño t
comete travesuras; 5) amenazarlo con algún castigo o restric. t
·•'
·' ción; 6) castigarlo para que aprenda. A veces uno se pregunta '
,.
,. qué aprende a temer el niño, si la situación real de mayor 0
menor peligro objetivo o la, reacción materna. (El análisis
de niños fóbicos muestra lo persecutorio de las imagos ma.
ternas.) Creemos que investigaciones en este punto, período y
proceso mediante el cual la noción de peligro se instaura en
1~ el niño, pueden contribuir a la mejor comprensión de la ins.
¡~¡
¡
talación de un juicio clasificador de lo temible o inofensivo.
1; Una vez hecha la selección del código, se podrá funcionar
t.
en un sector amplio o restringido. Por ejemplo, si el cuerpo
es vulnerable, si los otros niños lo pueden desmayar de un
golpe, si él no puede con ellos, si se enferma fácilmente, si
puede soportar el dolor, etcétera.
Otra regla de la enunciación es la trasposición categorial
mencionada anteriormente. Tomemos el caso .del niño al que
se le presenta la condición masculina en la cual se encuentra f
79
r
de la representació~ del objeto, sino del propi? suj~to,. ya q'll (
ambas representaciones se constrnyen en obligatona mterd e ¡;
pendencia. Aquel que se siente poderoso visualizará los obje. ¡
tos como inofensivos. e. r
$
-"
discriminación que gobierna esta identificación el niño
incorpora los miedos:
.q
,
¡
l) sea como estilo codificador de la realidad; n
,
¡
2) sea como síntomas; ¡'
b) con una posición dentro de la estructura:
l,
1) con el objeto rival (por competencia y rivalidad n
edípica); i¡
f
2) con el objeto de amor (sustitución de la relación J
~í
de objeto por una identificación); ~
P
3) con el objeto que el objeto admira. ii
~
~¡
En todos estos casos, sea que el niño presente un síntoma, B
ea que desarrolle un estilo de personalidad o un carácter fó- ~
~ico, lo esencial es que su origen y organización están basados i
j
en la identificación. Dicha identificación, en el caso de deli-
nearse sobre la base de los conceptos de identificación prima-
i!
ria (Freud) o de identificación especular (Lacan) , es un pro-
ceso constitutivo, estructi..ll'ante de la instancia del yo y como
tal queda incorporado a su organización estable. Se trata de 1
una incorporación "sintomal silenciosa", es decir que los te- 9
mores no son producto de transacciones, ni remiten a un con.-
tenido latente oculto. La única discordia que contienen es la
de ser productos del exceso del discurso de los otros que el
niño ha incorporado como propio y creyendo en la bondad del
1
~
mismo.
l
Además, una vez que el niño se ha identificado . y funcio-
na ya con ese rasgo o con las reglas operatorias que definen ·
1
~
~
1
el estilo codificador, los padres cristalizan tales identificacio-
1
¡ nes por medio de enunciados promotores de identidad: "es ~1
¡,
1
muy tímido".
!
En el caso de tratarse de una identificación en el seno de ~
!!
~
la estructura edípica, es indudable que el motor de la identi- ¡¡
!I
t ;¡
ficación surge de la dinámica triangular, pero no es un conflic- ~
r
i to de fuerzas incluido en el contenido mismo del síntoma o ¡:
!
rasgo que éstos expresan, no es un producto de transacción t
entre el impulso y la defensa organizado en una serie de des-
81
. ...":;.;,,.,_~-;;.~:;:-~·:...:~ ___ _.._.::¡~_.,.:
'á-_ ;~-.,, ~;;s: ·~.
.. . .
·--¡--- -·
plazamientos simbólicos, sino que tanto el síntoma como el
rasgo son incorporados ya como productos formados a través J
del proceso identificatorio. Estas aclaraciones nos parecen i
esenciales para el curso de la cura, pues como en el caso de r
Bettina, fueron las intervenciones sistemáticas so'Qre su lucha ;'
con la rival edípica las que disolvieron gran parte de sus re. 1
82
--