Dependencia y Superexplotación - Dossier 2023

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DEPENDENCIA Y SUPEREXPLOTACIÓN

LA RELACIÓN ENTRE EL CAPITAL EXTRANJERO


Y LAS LUCHAS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

Dossier no 67
Instituto Tricontinental de Investigación Social
Agosto 2023
DEPENDENCIA
Y SUPEREXPLOTACIÓN:
LA RELACIÓN ENTRE EL
CAPITAL EXTRANJERO
Y LAS LUCHAS SOCIALES
EN AMÉRICA LATINA

Dossier no 67 | Instituto Tricontinental de Investigación Social


Agosto 2023
Dossiêer no 67
La constitución y consolidación del capitalismo en los diferentes
países del mundo está determinada no solo por la lógica general de
este modo de producción, sino también por los elementos sociales,
históricos y culturales de los diferentes territorios. El modo en
que cada país y región comprende las formas de acumulación y
expansión es fundamental para la lucha de clases.

La disputa entre los proyectos capitalista y socialista durante el


siglo XX generó un entorno fecundo para la formulación teórica y
política de alternativas para enfrentar la desigualdad social en los
países de la periferia del capitalismo. Una iniciativa importante
en este sentido fue la creación de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL) por parte de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU). Al mismo tiempo, hubo sectores
que propusieron una salida a esa problemática y formularon
una estrategia basada en la transformación social, como los
partidos comunistas alineados con las formulaciones de la Tercera
Internacional o grupos de militantes de izquierda, que intentaban
entender la dinámica del capitalismo latinoamericano a partir de
la teoría del valor de Marx, con vistas a construir una alternativa
socialista. Estas últimas formulaciones dieron lugar a la llamada
teoría marxista de la dependencia (TMD).

Con todo, en las dos últimas décadas del siglo XX el mundo


asistió al desarrollo y la expansión de la globalización comercial,
productiva y financiera. Este nuevo momento de la economía
mundial se caracteriza por el aumento del comercio de bienes y
servicios, la mayor participación internacional en las operaciones
productivas de las empresas transnacionales y la intensa circulación

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Dossier no 67

de capitales en el plano internacional en una nueva dinámica del


capitalismo mundial. Ante las exigencias del capital financiero
—centro dinámico de esta nueva etapa capitalista—, los países
aumentaron el grado de apertura externa de sus economías
y de desregulación de sus mercados, con una reducción de la
participación del Estado en la economía en el marco del ideario del
Estado mínimo, a pesar de las necesidades básicas insatisfechas de
un enorme contingente de la población.

De esta forma, se implementaron en múltiples países políticas


neoliberales que buscaban desmantelar tanto el Estado de
bienestar en Europa como los escasos avances en la determinación
constitucional del Estado democrático de derecho en América
Latina, presentadas como condiciones necesarias para el desarrollo
económico y superación del “subdesarrollo”.

Frente a esa nueva dinámica del capitalismo contemporáneo, la


oficina de Brasil del Instituto Tricontinental de Investigación
Social, con colaboración de la profesora Renata Couto Moreira de
la Universidad Federal de Espírito Santo (UFES) y del Coletivo
Anatália de Melo – Estudos Marxistas da Dependência, busca
profundizar el papel de la teoría marxista de la dependencia
en la actualidad como importante herramienta científica para
comprender la esencia de las actuales tendencias antidemocráticas y
fascistas, y ofrecer orientación a los procesos de emancipación a lo
largo del siglo XXI.

Para ello, buscamos hacer una breve historia del debate de la


dependencia considerando sus diferentes corrientes y perspectivas.
Además, reflexionamos sobre la relevancia de entender la
superexplotación de la fuerza de trabajo como rasgo que caracteriza
la especificidad de la situación de los países dependientes y su
actualidad. Para nosotras y nosotros, esta categoría es fundamental
para la comprensión de la forma que adopta el proceso de
acumulación y apropiación de riqueza en el Sur Global, y no tiene
sentido separar las posibilidades de superación de la condición
de superexplotación de la clase trabajadora de los elementos
estructurales que la determinan.

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Dossier no 67
Teoría marxista de la dependencia
y lucha de clases en América Latina

El debate sobre el subdesarrollo y la dependencia surgió en


la década de 1960, guiado principalmente por el intento de
comprender por qué los países latinoamericanos estaban rezagados
con relación a los países centrales. El debate internacional giró en
torno a puntos de vista bastante distintos e incluso contradictorios.
Fue un momento de intenso diálogo para desarrollar el
pensamiento latinoamericano a través instituciones como la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social
(ILPES), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
(FLACSO), centros universitarios, como la Universidad de Chile,
el Instituto de Economía de la Universidad Católica de Chile y la
Escola de Sociologia e Política de São Paulo.

En este debate, respaldado por el Banco Mundial, las y los


economistas de la CEPAL —como Celso Furtado, Raúl
Prebish, Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto— veían el
subdesarrollo como una situación de “atraso” en el desarrollo de los
mercados y sus instituciones relacionadas. De acuerdo a ese análisis,
era necesario superar una serie de condiciones estructurales en estos
países, especialmente respecto a la industrialización, favoreciendo
así el desarrollo de mercados internos y de mejores condiciones en
los términos de intercambio en las relaciones internacionales, lo
que sería posible por medio de una intervención activa del Estado.

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Dossier no 67

La relación desigual entre los países del centro y de la periferia del


capitalismo se cuestionó en términos de desarrollo y subdesarrollo,
sin llevar ese cuestionamiento hasta la contradicción entre las
diferentes clases sociales de los países.

Paralelamente, en la década de 1960, un grupo de economistas


formado por los profesores Ruy Mauro Marini, Theotônio
dos Santos, Vania Bambirra, Luiz Fernando Victor, Teodoro
Lamounier, Albertino Rodrigues y Perseu Abramo, organizó en
Brasilia sus primeros estudios sobre la teoría de la dependencia en
un curso permanente de lectura de El Capital, de Karl Marx. La
propuesta era analizar el desarrollo histórico y las transformaciones
de la realidad latinoamericana a partir del método marxista, para
comprender la esencia del fenómeno del subdesarrollo en los
países de la región. Ese esfuerzo también estaba vinculado a la
formulación de una estrategia para enfrentar los retos políticos
planteados en Brasil en la época, en un momento de efervescencia
de los movimientos populares, en torno a un gobierno que
proponía la realización de reformas estructurales —agraria,
urbana, educativa— y la ofensiva de las clases dominantes locales
apoyadas por las burguesías de los países centrales del capitalismo,
especialmente Estados Unidos.

Estos fueron los primeros estudios de lo que hoy se conoce como la


teoría marxista de la dependencia. A partir de categorías marxistas
como la ley general de la acumulación capitalista, y la plusvalía
absoluta y relativa, las y los autores afirmaban que las raíces del
subdesarrollo no se encontraban en el atraso industrial de cada
economía en sí, sino en la forma que había tenido el proceso
histórico en que América Latina había sido incorporada al mercado
mundial durante la colonización europea, y en las relaciones
internacionales a las que se vieron sometidos, perpetuadas tras su
independencia política en forma de dependencia económica de los
dictados de la división del trabajo en el capitalismo global.

Desde esta perspectiva, se entiende el subdesarrollo como la forma


necesaria que tienen las economías dependientes para insertarse en
el desarrollo desigual y combinado de la acumulación capitalista en
su totalidad globalizada. Así, la relación de dependencia es creada y
retroalimentada por el propio desarrollo de la industria capitalista,
que transforma a algunos países proveedores de materias primas
en una verdadera fuente de riqueza que es drenada hacia los
centros industrializados. Al mismo tiempo, para que este drenaje
se sostenga, debe apoyarse en la superexplotación de la fuerza
de trabajo, que expresa el verdadero proceso de producción y
reproducción del capital en los países latinoamericanos.

La superexplotación del trabajo se refiere a la existencia de una


intensificación del proceso de explotación del trabajo, que da
lugar a una extracción de plusvalía por encima de los límites
establecidos históricamente en los países centrales. Esta se
convierte en una característica fundamental del sistema capitalista
en las economías subdesarrolladas, ya que el capital extranjero y
las clases dominantes locales se benefician de los bajos salarios, las
precarias condiciones de trabajo y la ausencia de derechos laborales,
maximizando así sus ganancias y la acumulación de capital. Esto
contribuye a la reproducción de la dependencia y la subordinación
de estos países en el orden internacional.

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Dossier no 67

A partir de la división internacional del trabajo, la superexplotación


de la fuerza de trabajo y el despojo de las y los trabajadores en
América Latina y el Caribe, África y Asia contribuyeron a sostener
el Estado de bienestar en los países desarrollados. En el Norte
Global hubo una especie de compromiso entre el Estado, los
patronos y la clase trabajadora centrado en la expansión de los
métodos productivos, cuya base eran los crecientes aumentos de las
ganancias y de la productividad, compartidos a través de aumentos
de los salarios reales y de la expansión de la protección social.

Por lo tanto, como sistematiza la economista y militante


popular Juliane Furno (2022), la TMD demuestra que el
modo de producción capitalista a escala mundial da origen a
dos tipos de economía que se desarrollan a ritmos diferentes,
en los que desarrollo y subdesarrollo no son antagónicos sino
complementarios, una unidad dialéctica, porque conducen a la
misma lógica de acumulación. Así, el capitalismo dependiente
se define por la transferencia de valor de la periferia al centro
como dinámica estructural, la superexplotación del trabajo como
compensación de las burguesías locales y un tipo particular de
reproducción del capital en el que producción y consumo están
separados.
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De América Latina al mundo

El avance de gobiernos dictatoriales en América Latina llevó a


muchos intelectuales latinoamericanos a exiliarse en Chile durante
el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende (1970-
1973), favoreciendo un intercambio aún mayor de estas ideas. En
medio de los cambios estructurales que se implementaban —como
la reforma agraria y la nacionalización del cobre—, las nuevas
experiencias políticas propiciaron estudios y análisis a partir de las
necesidades concretas que presentaba la compleja experiencia de
una transición pacífica al socialismo.

El golpe militar contra el gobierno de la Unidad Popular en


1973, auspiciado por las clases dominantes chilenas y por el
Estado estadounidense, causó la dispersión del grupo de la
TMD. No obstante, pocos años después, muchos de sus autores
se reencontrarían en México, donde sus formulaciones teóricas
tendrían un desarrollo aún mayor, principalmente entre los
profesores exiliados en la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM). Así, la teoría marxista de la dependencia
se desarrolló en una perspectiva no solo teórica, sino de praxis
transformadora, elaborada por verdaderos intelectuales orgánicos,
vinculados a las organizaciones socialistas y a los problemas de su
tiempo.

Ruy Mauro Marini, por ejemplo, se convertiría en una de las


lecturas clave en los procesos de formación política de militantes
de diversas organizaciones socialistas y movimientos sociales, como
el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile y el
Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua.
Además, la TMD influyó en los programas de gobierno de la
Unidad Popular chilena, del gobierno militar revolucionario de
Perú y en la Teología de la Liberación de militantes cristianos
de todo el continente. En su autobiografía El país bajo mi piel.
Memorias de amor y guerra, la poeta Gioconda Belli recuerda que en
1973:
Leer, estudiar, era una exigencia militante que me tomaba
a pecho. Devoraba la literatura rebelde de América Latina
en esa época: libros del Che, de los tupamaros, la teoría de
la dependencia de Ruy Mauro Marini, y también Lucáks
y sus tesis sobre la ética, los debates sobre el compromiso
del arte, las propuestas de Freire sobre educación para la
liberación (43).
Aunque gestada en América Latina y en un contexto específico de
revolución y contrarrevolución de las décadas de 1960 a 1970, la
difusión de la teoría marxista de la dependencia no se limitó a esta
región. Al contrario, se convirtió en una herramienta necesaria para
comprender las manifestaciones del imperialismo en todo el Sur
Global.

Uno de los principales elaboradores de la TMD, Theotônio dos


Santos (2008), recuerda que Norman Girvan aplicó el concepto
de dependencia a la realidad del Caribe, con cierta influencia en el
gobierno de Manley en Jamaica, iniciando una “escuela caribeña
anglófona de la dependencia”. En África, la TMD tuvo “una

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fusión bastante fructífera”, gracias al esfuerzo de Samir Amim por


reunir en Dakar en 1970 al pensamiento social latinoamericano y
africano. También formó parte de este movimiento el Congreso
de Economistas del Tercer Mundo en Argel en 1974. Se
pueden añadir además las publicaciones de Kwame Nkrumah
(Neocolonialismo: la etapa final del imperialismo, 1965); Walter
Rodney (Cómo Europa subdesarrolló a África, 1972), e Issa Shivji
(Luchas de clases en Tanzania, 1976).

Theotonio dos Santos señala que India ya contaba con una larga
tradición de crítica antiimperialista y de formulación de caminos
propios de desarrollo, y que la TMD pasó a integrar este repertorio
analítico, como en la compilación de Ngo Manh-Lan (Unreal
Grouth, Critical Studies in Asian Development, 1984). Además de
eso, también influiría en foros internacionales, como la Tercera
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo
(UNCTAD), en Santiago de Chile (1972), y en la formulación del
Nuevo Orden Económico Internacional.
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La superexplotación como esencia de la


dependencia

La categoría de superexplotación de la fuerza de trabajo fue


desarrollada por Ruy Mauro Marini en la década de 1970. A pesar
de las transformaciones en la lógica y la dinámica de acumulación
de capital en los últimos 50 años, tal formulación aún es relevante
para comprender la lucha de clases en los países del Sur Global.
Sin embargo, es importante reformular el concepto, considerando
la situación actual de esas economías tras la evolución histórica del
modelo de desarrollo dependiente. Pensar la superexplotación en
estos términos solo tiene sentido si se la considera una forma de
expresión del proceso de producción, acumulación y apropiación de
riqueza históricamente determinado en el continente.

La superexplotación es entendida por Marini (1972) como un


cambio cualitativo en la relación social de producción específica
de América Latina, que combina de forma compleja tres
mecanismos de ampliación de la apropiación del valor excedente
producido en la jornada de trabajo: la extensión de la jornada de
trabajador/a; la intensificación de la jornada de trabajo, acelerando el
proceso de producción y el trabajo en sí; y la posibilidad de expropiar
parte del trabajo socialmente necesario para la reproducción de la clase
trabajadora. Es decir, la superexplotación tiene como principal
característica el pago sistemático de la fuerza de trabajo por debajo
de su valor. En otras palabras, se trata de una situación en la que los
salarios medios permanecen constantemente por debajo del valor
socialmente necesario para que la familia trabajadora reproduzca
sus condiciones de vida y su capacidad de trabajo.

Esto es posible debido a la sumisión de las economías dependientes


a la configuración de la división internacional del trabajo para
atender las demandas de materias primas y alimentos a bajo costo
de las economías imperialistas. Marini (2005) caracteriza así la
evolución del capitalismo en los países de América Latina, a partir
de la ruptura del ciclo de realización del capital en los mercados
internos. Dentro de las relaciones de dependencia, la economía
queda subordinada a una especialización productiva centrada en
la exportación de commodities. Esta especialización productiva
en la exportación de productos primarios y de baja tecnología
incorporada representa la otra cara de las relaciones de dependencia
y crea las condiciones para la profundización de las desigualdades
salariales internas y de la propia superexplotación de las y los
trabajadores.

Internamente, en los países dependientes, la superexplotación


también es un mecanismo de compensación del envío de parte de
la plusvalía de las burguesías locales a los centros del capital, de
los que dependen financiera y tecnológicamente. Es determinante
también la existencia y manutención de un gigantesco ejército
industrial de reserva, que mantiene bajas las reivindicaciones
salariales. Por lo tanto, la superexplotación no debe ser entendida
solo como un aumento del grado de explotación, que podría
resolverse con el aumento de los salarios en las luchas sindicales,
sino como una dinámica de extracción de valor vigente en los
países dependientes.

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La dependencia se entiende dentro de las funciones y límites


establecidos en el desarrollo de las fuerzas productivas y las
relaciones sociales de producción, para garantizar la reproducción
ampliada del capital global en su totalidad, y de la propia
dependencia en su especificidad. La acumulación en los centros
imperialistas de la riqueza producida en la economía global
sostiene y es sostenida por las relaciones de dependencia.

Así, la superexplotación y la dependencia son dos caras de la misma


moneda que limitan y mantienen a los países dependientes dentro
de la dinámica de acumulación del capitalismo en su conjunto.
Debido a esto, solo pueden superarse juntas: la superación de la
superexplotación de la fuerza de trabajo solo será posible con la
superación de la dependencia en las relaciones internacionales del
mercado mundial y, por lo tanto, del propio sistema capitalista de
acumulación.

Los economistas indios Utsa Patnaik y Prabhat Patnaik (2020)


destacan que el “antiguo” imperialismo utilizaba al Estado colonial
para imponer la deflación de los ingresos a las y los trabajadores
de la periferia mediante el sistema de tributación colonial y la
generación de desempleo. En su fase contemporánea, la adopción
de las cadenas globales de valor permitió también la formación de
un ejército global de reserva que trabaja tanto con la expropiación
del campesinado como con la deflación de ingresos impuesta, a la
vez que desempeña el papel global de mantener bajo el vector de
los salarios en efectivo en todos los países, incluidas las metrópolis.
Además de la expropiación de las tierras campesinas y del éxodo
rural, las políticas de tercerización y precarización del trabajo
contribuyen a la formación de este ejército global.

Esas colaboraciones reafirman la actualidad de la TMD, al mismo


tiempo que exigen la revitalización de algunas de sus categorías
de análisis para comprender los mecanismos de conformación
del patrón de acumulación y dependencia, ahora bajo el yugo del
capital ficticio, el sistema financiero y las políticas neoliberales. En
este sentido, cabe mencionar los esfuerzos teóricos de autores como
Jaime Osorio, Claudio Katz, John Smith e Intan Suwandi, entre
otros.

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Dossier no 67
Superexplotación, cuestión agraria
y lucha de clases en América Latina hoy

Esta comprensión de los caminos recorridos hasta ahora por la


TMD nos lleva a cambios específicos en los procesos políticos
y en la lucha de clases en América Latina. Es desde la totalidad
del sistema que entendemos la actualidad de la categoría
superexplotación para analizar la dependencia de las economías
latinoamericanas.

En respuesta a la crisis financiera mundial de 2008, las economías


capitalistas actuaron en torno a dos ejes para compensar las
pérdidas y mantener inalterable la dinámica del sistema financiero:
aumentar la explotación del trabajo reduciendo los derechos
laborales y acelerar la destrucción de los bienes comunes de la
naturaleza.

Una de las consecuencias inmediatas es la profundización de


las relaciones capitalistas en la agricultura, así como de las
desigualdades entre las grandes empresas agrícolas capitalistas
transnacionales y las unidades de producción familiar campesinas.

La polarización de esta contradicción lleva, en última instancia,


a la caída del precio de los productos agrícolas pagados a los
productores familiares en contraposición a la tendencia al alza de
los precios de las commodities. Esa caída afecta también al precio
de sus tierras, generando un proceso de endeudamiento constante

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y expulsión de las familias campesinas de sus territorios. Al mismo


tiempo, se destruye aún más la base material de producción de
riqueza y se desarrollan las fuerzas productivas en un modelo
depredador de los recursos naturales y que contrata cada vez menos
trabajadores. Eso profundiza aún más la superexplotación de la
fuerza de trabajo y el agotamiento de los recursos naturales, que
son las bases de la producción de la riqueza social.

Esto pone fin a las limitaciones impuestas por esta lógica de


valorización de las ganancias y de las rentas especulativas al propio
desarrollo del sistema capitalista en su conjunto. Los ejemplos
aparecen en las carteras de inversión de las grandes empresas
transnacionales que operan en los mercados de commodities
agrícolas y minerales, en las adquisiciones y fusiones de empresas
de los complejos agroalimentarios y de grandes fondos de inversión
en tierras agrícolas de los países dependientes.

En su incesante búsqueda de ganancias, los grandes inversionistas


internacionales procuran invertir cada vez más en la compra de
activos físicos, desde tierras hasta refinerías, abundantes en los
países de la periferia del sistema; y aumentan la especulación
en los mercados financieros con derivados de la producción de
commodities y otros activos financieros, lo que a su vez influye en la
propia determinación de los precios de las commodities.

La política agrícola neoliberal para los países latinoamericanos


continúa priorizando el sector primario exportador,
extremadamente concentrado y bajo el control de grandes
corporaciones y fondos de inversión internacionales. De las
exportaciones del agronegocio brasilero, el 83% se concentra en
apenas cinco complejos agroindustriales: 46% en la producción de
soja, 14,3% en el sector cárnico, 12,7% en “productos forestales”,
monocultivos para las “papeleras”, 4,5% en el complejo azúcar-
alcohol y 5,4% en la producción de café (MAPA, 2019).

El flujo de inversión extranjera directa en los países dependientes


de América Latina, especialmente Brasil, establece así un
mecanismo eficaz para compensar las crecientes caídas de las tasas
de ganancia en la crisis del capitalismo global. No obstante, la
salida que las clases dominantes encuentran para la crisis conduce
a una profundización de su propia crisis existencial. Desde esa
perspectiva comprendemos el movimiento que se viene dando en
el Congreso Nacional brasileño que incide en la regulación de la
adquisición de tierras por extranjeros en Brasil.

Con la prioridad dada al agronegocio, como buque insignia de la


economía agroexportadora brasilera, las políticas y los recursos
públicos son cada vez más apropiados por los grandes oligopolios
internacionales de las cadenas agroalimentarias, viabilizando un
mecanismo de creciente apropiación de la riqueza producida y
profundizando la dependencia económica y la superexplotación
de la clase trabajadora en América Latina. Esta lógica orienta las
decisiones de inversión de los grandes actores globales del sistema
capitalista y puede llevar la crisis a los extremos de escasez de
alimentos y recursos naturales y a la destrucción misma de las
condiciones de existencia humana en el planeta.

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Dossier no 67

Datos compilados y publicados por Grain (2012) muestran esa


expansión de la adquisición de tierras por extranjeros en los países
latinoamericanos. En Brasil, por ejemplo, 2,9 millones de hectáreas
de tierras fueron adquiridas por personas jurídicas extranjeras.
De ese total, 30,9% están en manos de empresas del sector
financiero, sumando un total de 907.000 hectáreas. Otro 65,4%
está bajo control de empresas del agronegocio y la agroindustria,
evidenciando la articulación entre los capitales financiero y agrario
en el proceso de financiarización del capitalismo actual. La mayoría
de estos capitales proceden de empresas transnacionales con sede
en Estados Unidos, que controlan el 35,4% de las adquisiciones de
tierras agrícolas en Brasil.

Según el informe del Banco de Datos de la Lucha por la


Tierra (Dataluta, 2020), las propiedades de empresas de capital
internacional del agronegocio de explotación de recursos naturales
están concentradas en empresas papeleras, que totalizaron 1.402
propiedades adquiridas entre 2013 y 2018. El envío permanente
de ganancias y dividendos a los países de origen de estos capitales
amplía el proceso de valorización y creciente apropiación de la
riqueza producida en estas tierras y de sus recursos naturales. Esto
coloca a los grandes oligopolios transnacionales de la celulosa y el
papel en el centro de la lucha de clases y de la cuestión agraria en
nuestros territorios.

Las clases dominantes de los países con economías dependientes


se subordinan así a los intereses de los países imperialistas y de sus
grandes corporaciones transnacionales, que orientan cada vez más
sus inversiones a las tierras y recursos naturales de América Latina.
Hoy podemos ver el reflejo de esta reorientación de las clases
dominantes aún más dependientes y subordinadas al imperialismo
de Estados Unidos en la reducción de recursos y vaciamiento
de las políticas públicas relacionadas con la reforma agraria y la
agricultura familiar.

Tomando como ejemplo la Ley de Presupuesto Anual del gobierno


de Jair Bolsonaro en 2020, los efectos son evidentes: los recortes
de recursos para la reforma agraria fueron significativos en todas
las áreas, sumando 71% de reducción para la adquisición de
tierras para reforma agraria, 63% para asistencia técnica, 62% para
promoción de la educación en el campo, 61% para monitoreo
de conflictos agrarios y pacificación en el campo y 52% para
fiscalización ambiental y prevención y combate a incendios
forestales (Bragon, 2020).

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Dossier no 67
Consideraciones finales

De todo este escenario presentado, podemos decir que la lucha


por la reforma agraria, en su relación esencial con la lucha por la
tierra y sobre la tierra, deja de presentar el carácter reformista de
las reformas agrarias clásicas implementadas en los procesos de
revolución burguesa y pasa a tener un fuerte carácter revolucionario,
en la medida en que se opone a los mecanismos de poder y
superexplotación establecidos en el capitalismo dependiente.

Frente a la violencia institucionalizada contra cualquier cambio


en el statu quo, en el que se privilegia a las clases dominantes,
cualquier forma de acción de resistencia de los movimientos
sociales populares exige la combinación de amplios frentes de lucha
basados en las posibilidades de avances democráticos dentro del
orden burgués así como de acciones contra este orden.

Para ello, de acuerdo al análisis de la TMD, las transformaciones


necesarias solo serían posibles transgrediendo la lógica impuesta
por la financiarización del capitalismo globalizado. Esto nos
conduce a la construcción de una revolución contra este orden
como estrategia y desafío para la clase trabajadora del campo y la
ciudad.

Por lo tanto, reafirmamos la importancia de la TMD como


instrumento científico para tejer reflexiones y dar orientación a
acciones que frenen el avance de la financiarización del capital y su

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Dossier no 67

crisis contemporánea, sobre todo en los países latinoamericanos.


Así, nos parece necesario revisitar el debate de la TMD,
considerando su elaboración histórica y su necesaria actualización,
dialécticamente relacionada con el momento que vivimos en la
lucha de clases en Brasil, América Latina y el mundo.
Créditos de las imágenes

Las ilustraciones de este dossier presentan adaptaciones visuales de


portadas de libros y revistas, entre ellas:

• Marini, Ruy Mauro. “Dialética da dependência” e outros escritos.


Compiladores: Roberta Traspadini y João Pedro Stédile. São
Paulo: Expressão Popular, 2005.

• dos Santos, Theotônio. Imperialismo y dependencia Caracas:


Fundación Biblioteca Ayacucho, 2011.

• Rodney, Walter. How Europe Underdeveloped Africa. New York


and London: Verso, 2018.

• Shivji, Issa. Class Struggles in Tanzania. New York and London:


Monthly Review Press, 1976.

• Bambirra, Vania. El capitalismo dependiente latinoamericano


México DF: Siglo Veintiuno Editores, 1977.

• Katz, Claudio. La teoría de la dependencia, cincuenta años después.


Buenos Aires: Editorial Batalla de Ideas, 2019.

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Dossier no 67

Referencias bibliográficas

Belli, Gioconda. El país bajo mi piel. Memorias de amor y guerra. Barcelona: Plaza
y Janés, 2001.

Bragon, Ranier. “Bolsonaro incrementa verba para ruralistas y reduz quase a


zero a reforma agrária”. Folha de S. Paulo. Septiembre de 2020. Consultado en
julio de 2023. Disponible en: https://www1.folha.uol.con.br/poder/2020/09/
bolsonaro-incrementa-verba-para-ruralistas-y-reduz-quase-a-zero-a-reforma-
agraria.shtml.

DATALUTA-Banco de Dados de la Luta pela Terra. Relatório BRASIL 2020.


Presidente Prudente (SP), UNESP, 2020.

Dos Santos, Theotonio. Imperialismo y dependencia. Caracas: Biblioteca


Ayacucho de Clásicos Políticos de la América Latina; Banco Central de
Venezuela, 2012.

A teoria de la dependência: un balanço histórico y teórico. Florianópolis:


Insular Livros, 2020.

Furno, Juliane. Imperialismo: una introdución econômica. Rio de Janeiro: De la


Vinci livros, 2022.

Grain. Acaparamiento de tierras. 2012. Disponible en: h​t​t​p​s​:​/​/​g​r​a​i​n​.​o​r​g​/​m​e​d​i​a​


/​W1​s​i​Z​i​I​s​I​j​I​w​M​T​I​v​M​D​M​v​M​j​M​v​M​D​V​f​M​j​N​f​M​T​h​f​M​z​c​y​X​0​d​S​Q​U​l​O​X​0​F​j​Y​
X​B​h​c​m​F​t​a​W​V​u​d​G​9​f​Z​G​V​f​d​G​l​l​c​n​J​h​c​y​5​w​Z​G​Y ​i​X​V​0​.

Marini, Ruy Mauro. “Dialéctica de la dependencia: la economía exportadora”.


Sociedad y Desarollo, nº 1, 1972.
“Dialética de la dependência”. En: Roberta Traspadini y João Pedro
Stédile (org.). Ruy Mauro Marini – vida y obra. São Paulo: Expressão
Popular, 2005.

Ministerio da Agricultura, Pecuaria y Abastecimento. Nota técnica


– Balança Comercial do Agronegócio – Março/2019. Disponible
en: https://www.gov.br/agricultura/pt-br/assuntos/noticias/
participacao-do-agronegocio-nas-exportacoes-brasileiras-cresce-1-5-en-marco

Manh-Lan, Ngo (ed.). Unreal Growth: Critical Studies in Asian Development.


Volume 1 & 2. New Delhi: Hindustan Publishing Corporation Press, 1984.

Patnaik, Utsa y Patnaik, Prabhat. “Imperialismo en la era de la globalización”.


En: Emiliano López (comp.). Las venas del sur siguen abiertas. Buenos Aires:
Batalla de Ideas, 2020.

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