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FILOSOFIA, GLOBALIZACIÓN, NEOLIBERALISMO E
IDENTIDAD DE AMERICA LATINA
Dr. Juan Rivera Palomino
Este es el cuarto punto de: FILOSOFIA LATINOAMERICANA
PARA LA TRANSFORMACIÓN. Como es sabido, y así lo muestran sus resultados, los diferentes modelos y proyectos económico-políticos ensayados en América Latina han sido ajenos a la realidad socio histórica de sus países y de la región en general. Los países Latinoamericanos no hemos conseguido una identidad, y por el contrario hemos estado sometidos a la situación de dominación del capitalismo internacional y nativo tanto en su fase neocolonial, como imperialista y ahora globalizada, históricamente hablando. El pensamiento filosófico latinoamericano, tal como lo diagnosticó Augusto Salazar Bondy, no escapó a este tipo de relación. De esta manera, la independencia política no implicó la transformación estructural de las sociedades latinoamericanas de acuerdo a proyectos político nacionales. Más bien significaron la continuación y prolongación de la situación colonial y feudal. Los países de América Latina y el Caribe han pasado históricamente por tres tipos de conquista que impidieron la construcción nacional y regional de sus propios sistemas económicos, sociales y políticos, de acuerdo a un proyecto nacional y popular de desarrollo. La primera conquista la realizaron España y Portugal. En ella se impuso su cultura medieval, sus concepciones religiosas y geocéntricas, así como sus modelos agrícolas. La segunda conquista la realiza el Capitalismo Anglosajón, ya no a través de la ocupación militar de territorios sino mediante la imposición de reglas de juego económicas. Así, mientras nuestros países continuaban siendo básicamente productores de materias primas, ellos podían vender sus productos manufacturados. Pero además este intento fracasa producto de que como parte de este proceso de modernización de acuerdo a modelos económico políticos anglosajones, no se logra transformar la estructura económica tradicional de tipo agrario cuyas máximas instituciones eran la hacienda y la servidumbre. Así mismo, por el lado político, se intentó la aplicación de la democracia neoliberal representativa, la cual fue interrumpida constantemente tanto por periodos caudillistas militares como por periodos de dictaduras. El resultado de ello fue negativo puesto que era incompatible la estructura económica feudal con el liberalismo político moderno. La tercera conquista, se da con la incursión del modelo capitalista norteamericano, en la llamada fase del imperialismo económico y cultural. Es en este periodo que se intenta una vez más modernizar América Latina desde adentro, aplicando el modelo de sustitución de importaciones. Sin embargo, este modelo privilegió el desarrollo industrial dejando de lado una vez más la transformación de la estructura agraria. A nivel político podemos decir que tanto el pensamiento como los partidos políticos se turnaron para expresar y defender los intereses industriales y de los latifundistas. El resultado económico y político una vez más fue la frustración de América Latina de encontrarse consigo misma y definir su identidad cancelando el tipo de dependencia que mantenía con respecto a las metrópolis. El problema de fondo de estos procesos de modernización "refleja" es que no surgieron de las necesidades, intereses y objetivos políticos internos de los países de América Latina. Los proyectos históricos inspirados en el pensamiento filosófico político como el positivismo y el liberalismo ortodoxo fueron calco y copia del pensamiento y la realidad del occidente capitalista. Los proyectos políticos inspirados en el pensamiento marxista, con excepción de Cuba también fracasaron en América Latina, hecho coadyuvado por el derrumbe del modelo socialista de la ex URSS y el fin de la guerra fría. Así, quedando el mundo bajo la égida hegemónica del capitalismo internacional surge como la única alternativa en su nueva fase la denominada "globalización" con su expresión política el "neoliberalismo". A la manifestación de este nuevo proceso no sólo coadyuvan los hechos políticos ya mencionados sino también la tercera revolución científica tecnológica que permite una mayor y eficiente comunicación entre las empresas transnacionales. Cabe señalar que este proceso de globalización que se da a nivel productivo, financiero, tecnológico y cultural, acompañado de la constitución de bloques regionales, se desarrollará básicamente en los espacios modernos de las economías con mercados lo suficientemente desarrollados. Las contradicciones socioeconómicas que ha generado este proceso de globalización como el alto nivel de crecimiento económico favorable para las grandes Corporaciones y las clases sociales altas de desempleo masivo y el aumento de la miseria y la pobreza a nivel mundial y de América Latina y el Caribe hacen dudar de las bondades que se le atribuyen a los modelos económicos neoliberales. Por lo tanto, la reflexión filosófica se orienta hacia la búsqueda de otros modelos, de otras utopías. Una vez más, no parece que el pensamiento neoliberal con sus modelos económicos sea la mejor alternativa para los países de América Latina y el Caribe. Este proceso de globalización de corte capitalista al pretender transnacionalizar los modelos económicos, sociales, culturales y políticos, está impidiendo, una vez más, que nuestros pueblos tengan el derecho a desarrollarse económica y socialmente en forma autónoma, sin interferencias, dependencias y dominaciones de parte de las potencias extranjeras, como las del vecino del norte: Estados Unidos. Tal vez tenga razón, Néstor García Canclini (1998: 12), cuando afirma que en el campo cultural no se estaría dando una globalización sino una norteamericanización de las comunicaciones, como es el caso de México. Otro aspecto negativo y nefasto del capitalismo globalizante es la destrucción del equilibrio hombre-naturaleza al contaminar las aguas continentales y marítimas, los alimentos, el aire, los ecosistemas; la explotación irracional de los minerales y el petróleo, el inadecuado manejo de los suelos, el uso de tecnologías destructoras del equilibrio hombre-naturaleza, crecimiento urbano irracional y tugurización de las principales ciudades, la destrucción de gran parte de la biomasa tropical produciendo la extinción de especies botánicas y zoológicas, el incremento de tierras improductivas debido a las políticas de importación y subsidios de alimentos, la lluvia ácida procedente de los Estados Unidos que destruye los lagos y los árboles del Canadá y la explotación maderera de las selvas de lluvia tropical que contribuyen a la fusión de los hielos polares. En la ecología de la postmodernidad, las catástrofes locales tienen consecuencias globales. El aire y el agua no tienen ningún respeto a las fronteras nacionales. Las causas de estos hechos señalados son las siguientes:
Los modelos y estrategias económicas de los llamados países post-
industrializados no han tomado en cuenta la dimensión naturaleza. La industrialización se ha hecho a expensas de la destrucción del medio ambiente natural. Como correlato en el pensamiento económico dominante notamos que no se toma en cuenta la dimensión natural sino que se la considera como externalidad al modelo o proceso productivo, salvo en los modelos desarrollados sostenidos y sustentables. Se opera, pues, una separación entre naturaleza y economía y entre economía y sociedad, constituyendo una postura netamente economicista que no considera los aspectos naturales y sociales. No se han diseñado y aplicado Modelos y políticas de Ecodesarrollo que impliquen la conservación, preservación y desarrollo de la naturaleza y el desarrollo humano. La sobrevaloración del capital sobre la naturaleza y el trabajo ha conducido a los empresarios y a las transnacionales a interesarse sobre todo en la sobreacumulación del capital sin importarles los llamados "costos naturales, sociales y humanos". Las tecnologías industriales utilizadas en las diferentes ramas económicas han contaminado, destruido los elementos naturales y el medio ambiente en general. El tan aclamado desarrollo científico-tecnológico más ha servido para el enriquecimiento de las empresas transnacionales que para solucionar los acuciantes problemas sociales y humanos. En cuanto al aspecto social, históricamente podemos afirmar que los diferentes Modelos Económicos aplicados en la región no lograron solucionar ni los problemas económicos de crecimiento y desarrollo, de desarrollo tecnológico, ni los problemas sociales de la pobreza, la salud, la educación y del hábitat o vivienda. Estos Modelos fueron los siguientes: Modelo de desarrollo hacia afuera, o primario exportador, modelos de sustitución de importaciones, de integración de economías periféricas, y ahora el Modelo Neoliberal versión FMI. Los tipos de Estado que se sucedieron como el desarrollista, populista burocrático- autoritario, y ahora el pretendido "Estado neoliberal", no intervencionista, ni controlista, ni regulador, que, en teoría, deja todo al libre funcionamiento del mercado. Con este último tipo de Estado es que se han agudizado los problemas sociales como el desempleo, el subempleo, la miseria, la pobreza. Según datos de la UNICEF de 1997, en Latinoamérica y el Caribe, cada hora mueren 13 niños por desnutrición, lo cual significa que al día fallecen 312 infantes en esta parte del continente. En el caso de la Argentina, según una fuente independiente habría más de 4 millones de niños en extrema pobreza. Los principios sociales sobre los que se sustenta este tipo de sociedades sometidas al yugo neoliberal son: el individualismo, el egoísmo, la competitividad destructiva, el mercantilismo, el consumismo, la inseguridad, la desconfianza, la incomunicación, la imitación, la dependencia, la alienación. La tecnocracia y los intelectuales orgánicos del sistema-mundo creen que las economías, sociedades y culturas americanas son tradicionales y que, por lo tanto, hay que modernizarlas para adecuarlas al proceso de globalización capitalista. Esta tercera modernización que se da en América latina y el Caribe tiene el objetivo ideológico de imponer la cultura económica, científica, tecnológica y moral de los países avanzados. Imponer los estilos de pensar, sentir y actuar, su escala de valores, costumbres, creencias, actitudes, y patrones de comportamiento a todos los países latinoamericanos independientemente de las culturas específicas y peculiares que tengan. Se pretende homogeneizar, estandarizar los patrones culturales copiando e imitando, sobre todo, los pertenecientes a la cultura norteamericana, es decir, transnacionalizar la cultura norteamericana. Por eso es que para Néstor García (1998: 14) más se trataría de una Norteamericanización que de una Globalización. Como ejemplo nos pone el caso mejicano donde el 49% de inversión extranjera permitida será ocupado mayoritariamente por los programas de televisión, los videos y las tecnologías de punta de Estados Unidos. El tope de 20 % que establecen las leyes de este país para el capital foráneo señala claramente que no sólo en la desigualdad tecnológica se construye la asimetría de la interacción. El medio técnico para lograr esta norteamericanización son las utopistas comunicacionales que no es exclusivo de América Latina y los países periféricos sino que también se ha dado en el espacio visual europeo. Es en el GATT de 1993 donde 117 países aprobaron la mayor liberalización de la historia, las cuestiones culturales y comunicacionales que se volvieron un asunto de primera importancia para la política económica internacional. Como en América Latina, la ola privatizadora llevó en Europa a entregar a las empresas privadas radios, canales de televisión y gran parte de los circuitos de informática y telemática. Sin embargo, en esta década la Unión Europea ha incrementado las inversiones para promover producciones cinematográficas y televisivas con sentido europeo, y trata de regular la circulación de productos extranjeros. La concentración de la producción internacional de hardware en Japón y de software en Estados Unidos refuerza nuestra dependencia futura de esas metrópolis. Pero a la vez, el descenso de costos en las tecnologías audiovisuales favorecen la mayor generación endógena de mensajes representativos de las culturas locales y nacionales (García Canclini, 1996: 13-40). Finalmente, esta última parte tiene por objetivo insinuar un conjunto de elementos generales que podrían configurar una Propuesta Alternativa a la utopía de la "Aldea Global", En primer lugar, un conjunto de aportes importantes para construir un Proyecto Nacional y Popular, están dados por la cultura y el pensamiento andino-amazónico en lo que se refiere a la relación armónica entre hombre y naturaleza, a la concepción integrada y holista que tienen los miembros de las comunidades campesinas de la sierra y nativas de la selva de la naturaleza, la economía y la sociedad, su concepción agrocéntrica de la economía, a la organización comunitaria y solidaria del proceso productivo, su concepción no mercantilista de la economía, a la valoración del trabajo productivo y solidario dirigido primordialmente a la satisfacción de las necesidades primordiales de la comunidad, pensamiento que corresponde con la propuesta del Desarrollo a Escala Humana hecho por Manfred y otros, su concepción cíclica del tiempo, su tecnología agrícola, de riego, los andenes, los haru huaru, etc., sus estilos de hacer planificación, y su concepción integrada del hombre, a diferencia del pensamiento filosófico occidental que viene desde el cartesianismo. A nivel internacional debo mencionar los grandes aportes de la Red de Educación y Economía social y solidaria de la Universidad de Quilmes, Colombia, España entre otros en busca de otro tipo de Economía y sociedad y Estado. El pensamiento socialcristiano, vía Teología de la liberación constituye otra fuente importante a ser tenida en cuenta por su concepción de la sociedad, de la persona humana y por sus aportes éticos y su crítica al "capitalismo salvaje". Igual suerte corre la llamada Filosofía de la liberación y la Educación para la Liberación. El pensamiento socialdemócrata, por su énfasis en lo social y en el papel del Estado, y la integración que propone de lo social con la entidad del mercado. El pensamiento y las experiencias socialistas constituyen otra fuente invalorable para construir una sociedad humana basada en los principios de la justicia, la igualdad, el trabajo productivo, la noción de colectivo, la libertad, su concepción de democracia económica, social y política, el papel del Estado, etc.
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