Actividad Agrícola en Francia

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Actividad agrícola

Francia es la primera potencia agrícola de la Unión Europea, siendo también el segundo mayor exportador
de todo el mundo de productos alimentarios, después de Estados Unidos, cuyo sector tiene un excedente
del comercio exterior que ascendió a nueve mil millones de euros en el 2007.
El territorio francés se extiende sobre 55 millones de hectáreas, de las cuales, la superficie apta para el
cultivo (arables y permanentes) representa el 35% de la superficie total.
El norte de Francia se caracteriza por tener grandes granjas, en donde sus principales cultivos son cereales
como el trigo, el maíz y el azúcar, así también gracias a los territorios de ultramar, el vino, productos
lácteos, frutas como la producción de importantes cantidades de manzana para mesa y para sidra, así
también peras, ciruelas, melocotones, albaricoques, hortalizas, animales y productos cárnicos, los cuales se
encuentran sobre todo en la región occidental, son exportados y generan excedentes. La producción de
ternera está localizada principalmente en la zona central.
Un fuerte sector industrial de los alimentos (sector secundario), se encuentra apoyado por la agricultura,
sector que es importante en la economía francesa
Francia ha sido siempre un país con una agricultura muy rica, lo que ha permitido al país galo beneficiarse
de un balance positivo de exportaciones e importaciones a lo largo de la historia.
El sector agrícola representa el 77% de la producción agropecuaria total. La superficie cultivada con
cereales representa el 45% de la superficie cultivada total. El trigo, el maíz y la cebada son los cereales más
producidos. Otros cultivos que se destacan son las oleaginosas, como girasol y colza y las legumbres secas
Actividad pecuaria y carnes
Francia es una tierra de ganadería con más de 70 razas bovinas, ovinas y caprinas, en programas de
selección o de conservación. Este amplio abanico de razas es una fuente de biodiversidad de aptitudes
zootécnicas notables. Este patrimonio es una ventaja para responder a las necesidades muy variadas tanto
de los ganaderos según sus condiciones de producción como de las cadenas agroalimentarias según sus
mercados.
En cada una de las especies bovinas, ovinas y caprinas, esta paleta de razas permite en efecto a cada
ganadero elegir la “síntesis genética” más apropiada a su tipo de producción y a sus objetivos en función
de las condiciones de suelo, de clima y de cadena productiva.
La diversidad genética de la ganadería francesa es a imagen de la de las tierras que componen el territorio
nacional. Estas distintas condiciones de medio ambiente, unidas a los cambios de la historia política y
económica (influencias anglosajonas en el Norte, de los países del centro de Europa en el Este,
mediterráneas en el Sur, etc.) han engendrado naturalmente, con la participación de los ganaderos, esta
biodiversidad del ganado francés.
Desde hace tiempo, los ganaderos franceses han valorizado el patrimonio genético nacional seleccionando
razas de bovinos de carne reconocidas entre las mejores del mundo
Actividad pesquera
La acuicultura francesa es una actividad antigua y arraigada, primordialmente en la producción de
moluscos y en el cultivo de trucha. Exceptuando los salmónidos, especies de agua dulce han sido
cultivadas desde la Edad Media en el Suroeste y las regiones Centrales y Orientales de Francia. Durante los
años setentas, el ciclo biológico de la lubina y la dorada fue completado por científicos franceses que
experimentaban en el Sur de Francia. El rápido progreso de la tecnología y la alta demanda por parte de los
mercados de conocedores, notablemente en Italia, contribuyeron al desarrollo del sector acuícola.
Productividad láctea
El mercado de la leche, o sector lácteo, incluye las siguientes actividades la cría, el ordeño, la recogida, la
transformación y la comercialización de la leche en forma de una amplia variedad de productos lácteos.
Hay dos categorías de productos. Por un lado, el productos terminados como la leche líquida, los quesos,
las cremas, las mantequillas, los yogures y los postres lácteos destinados al consumo masivo y a la
restauración fuera del hogar (cantinas, hoteles...). Por otro lado, existen productos intermedios como
ingredientes secos y productos derivados de la leche, como leche en polvo o proteínas, para fabricantes de
alimentos.
El sector lácteo francés es considerado estratégico para el país y de ello dan buena muestra las cifras:
61.700 granjas lecheras, 298.000 empleos directos, 104.000 empleos indirectos y más de 6.900 millones de
euros en exportaciones de leche y de productos lácteos.

Productividad vinícola
Francia es, sin lugar a dudas, uno de los países más importantes dentro del mundo del vino. Se trata de uno
de los principales productores de vino a nivel mundial, disputándose junto con Italia el primer puesto de la
lista año tras año, con producciones que pueden llegar a superar los 45 millones de hectolitros. Y no solo
produce el vino, sino que el país vecino es también uno de los mayores consumidores de vino del mundo,
con un consumo de unos 26,8 millones de hectolitros anuales, solo por detrás de EEUU. Pero Francia no
solo destaca por producir y demandar mucho vino, sino que lo hace especialmente bien. Muchísimos de
los mejores vinos del mundo tienen origen francés.

Bebidas
Francia es un país reconocido a nivel internacional por su champán y por sus vinos, algunos de ellos los más
exclusivos y exquisitos del mundo, pero también tiene una gastronomía típica rica en platos pero también
en otras muchas bebidas que merece la pena conocer.
Al igual que su comida, arte, historia e idioma, a los franceses les apasionan sus bebidas y tenemos que
decirte que no todo se trata de vino en Francia. Algunas bebidas francesas son populares en todo el país,
mientras que otras bebidas francesas populares se encuentran principalmente en una región específica de
Francia.
Algunas de ellas han saltado a otros países para colocarse también entre las bebidas más populares, por
ejemplo para eventos y celebraciones, como el champán.

Cereales y especias
El cultivo de cereales en Francia ocupa más de la mitad de las tierras cultivables, con casi 10 millones de
hectáreas de superficie ocupada Esto ha convertido a la agricultura francesa en un sector importante,
siendo las regiones del noroeste y suroeste las más dinámicas en términos de producción. En Francia se
cultivan unas diez especies de cereales, como el trigo blando, el maíz en grano, la cebada y el trigo duro. En
Francia hay decenas de miles de producciones agrícolas que actúan en toda la cadena de valor: desde la
recogida, pasando por la primera transformación (molienda, malteado, etc.) hasta la segunda
transformación (panadería, fábrica de galletas, etc.)
La gastronomía de Francia es una de las más preciadas a nivel mundial, que además goza del
reconocimiento de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Las razones de tal reconocimiento son
las técnicas culinarias que emplea, algunas de las cuales han nacido entre sus fogones, la delicadeza y la
elegancia de sus platos y la calidad de la materia prima que los compone, parte de la cual proviene de sus
tierras. Sin embargo, esta no sería lo mismo sin la presencia de las especias, pues desempeñan un papel
fundamental al aromatizar y enaltecer el sabor de las preparaciones, transformándolas en auténticas obras
de arte culinario.
Las más frecuentes son el tomillo, el orégano, la ajedrea, el romero, la salvia, el estragón o el perejil, entre
otras. Dicen los entendidos que la combinación pretende recrear el aroma que desprenden las colinas
provenzales y el sabor de los platos que se degustan al aire libre durante el verano en esta preciosa zona
de esencia mediterránea; debe transportar al comensal a un soleado día de esta bella zona francesa.

Gastronomía del país (raíces gastronómicas – antecedentes)


Fruto de la evolución centenaria de la nación francesa, su gastronomía ha ido reinventándose
sucesivamente con el paso de la historia, los movimientos sociales, políticos o artísticos, la evolución en el
tipo de jornada laboral y el acceso a nuevas y diversas materias primas. El origen de las sucesivas
vanguardias culinarias fue siempre la ciudad de París, donde residían los chefs encargados de la realeza,
figuras en algunos casos de extrema importancia en la sociedad de la época y cuya influencia se extendía al
resto del Reino y del orbe.
La historia de la cocina francesa comienza tradicionalmente en la Alta Edad Media con la elaboración de
tratados culinarios y recetas rápidas. Sin embargo, para tener una imagen más clara de cómo la cocina
francesa se inició en la Historia, hay que dejar de lado la Edad Media y centrarse en algunos de los cambios
radicales que se produjeron durante el Renacimiento.
La comida diaria del hombre de a pie durante la Edad Media era repetitiva, de subsistencia y totalmente
dependiente de las materias disponibles en el entorno más cercano. Es sólo durante los banquetes
servidos a la aristocracia cuando se trata de desarrollar platos más elaborados, base de la gastronomía
medieval. En estos banquetes los platos se servían todos al mismo tiempo y eran comidos con las manos.
Los banquetes terminaban con un issue de table que con el tiempo evoluciona hacia el concepto actual de
postre. Típicamente se podía tratar de grajeas o peladillas, queso o vinos especiados.
Los ingredientes variaban con el flujo de las estaciones (y las restricciones del calendario eclesiástico),
existiendo métodos rudimentarios para la conservación de alimentos. El ganado era sacrificado a principios
del invierno y su carne ahumada o salada, mientras que las frutas, semillas o raíces se hervían en miel.
En primer lugar, los platos franceses eran generalmente ácidos antes de que una manía por el azúcar
llegara al país en el siglo XVI – ¡el azúcar se ponía en el agua, el vino e incluso en el pescado y la carne! Esta
tendencia ayudó a provocar un cambio fundamental en los hábitos alimenticios franceses en años
posteriores: se hizo una clara distinción entre platos salados y dulces, y el postre se sirvió
consistentemente al final de la comida. Además, la mantequilla se fue convirtiendo poco a poco en un
alimento básico de la cocina francesa.
A lo largo de los siglos XV y XVI se van incorporando al acervo culinario los productos traídos de América
como las alubias.
El siglo XIX y principios del XX fueron decisivos para establecer el papel y el estatus de los cocineros en la
sociedad francesa, así como para establecer un fundamento estricto y codificado para el trabajo de cocina.
También fue en el siglo XIX cuando Le Cordon Bleu, la emblemática escuela de artes culinarias, comenzó a
ofrecer clases.

COMIDA IMPORTANTE (colocar nombres en lamina)

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