Tesis Terminada!!!
Tesis Terminada!!!
Tesis Terminada!!!
Facultad de Psicología
LEG: 122.122
Índice
1
Introducción…………………………………………………………… p.3
Desarrollo………………………………………………………………..p.4
Casos clínicos-Análisis………………………………………………..p.15
Conclusión………………………………………………………………p.23
Bibliografía………………………………………………………………p.25
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Introducción
A continuación se presenta la Tesis de Licenciatura en Psicología de la
alumna Agustina Rodrigo, L.U: 363975800.
Desarrollo
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En relación al tema propuesto en esta Tesis, la entrevista de admisión y la
escucha analítica, podríamos decir que estamos ante un tema complejo. Freud
(1916) en sus Conferencias de introducción al psicoanálisis nos advertía:
Más tarde Lacan retoma esta idea, diciendo que el psicoanálisis no es una
ciencia exacta, y que la clínica debe interrogar no solo al psicoanálisis sino
también a los analistas, para que estos den cuenta de lo que “su práctica tiene
de azarosa”.
Dicho período trata de un tiempo en el que se trabaja con los enfermos sólo
provisionalmente para tomar conocimiento del caso y decidir si es apto para el
psicoanálisis. La iniciación del tratamiento con un período de prueba tiene
además una motivación diagnóstica, ya que se debe dar cabida a la duda
sobre si el caso corresponde a alguna de las formas de las psicosis, hasta ese
momento no analizables para Freud. Menciona, además, que la primera meta
del tratamiento es “allegar al paciente a la persona del médico”, es decir,
establecer las condiciones para la instalación de la transferencia.
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es un psicótico, un neurótico o un perverso, y etiquetarlo. El diagnóstico
psicoanalítico se hace en transferencia. Hay que ver cómo es la relación al Otro
en la transferencia, y cuál es la posición del sujeto con respecto a lo que dice.
Lombardi (2007) destaca que la ventaja del diagnóstico psicoanalítico consiste
en que permite ubicar la participación inconsciente del sujeto en la creación y
sostén de su síntoma. El diagnostico se realiza en un proceso en el que se
intenta que el paciente cambie su posición ante el padecer. Freud (1914) ya
hablaba de lograr un cambio de actitud del paciente frente a su enfermedad.
Decía que el paciente había tratado a su enfermedad como algo despreciable,
y no quería saber acerca de aquella. Esa actitud Freud la llamó política del
avestruz. Pero dice que durante el tratamiento el paciente debería abandonar
esa política del avestruz, ocuparse en los fenómenos de su enfermedad, y ya
no considerarla algo despreciable sino un digno oponente. Por su parte, Lacan,
proponía lograr la rectificación subjetiva. Con esto se refería a un cambio de
actitud del sujeto con respecto a lo real inherente a su síntoma, su participación
inconsciente en el mismo.
Para que pueda haber interpretación, es necesario que el analista esté bien
posicionado y cumpliendo con su función
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1915). Si bien el analista es ubicado en el lugar del sujeto supuesto saber por
el paciente, debe tener presente que eso no es más que una ficción, el único
saber es el saber inconsciente del analizado. Colette Soler (2009) dice que:
El deseo del analista puede definirse como un lugar vacío que se le ofrece
al analizante, y en el que puede instalarse el deseo de este último como deseo
del Otro. Hace posible la destitución subjetiva del lado del analista, que es
desposeído de su persona, de su lugar de sujeto, ofreciéndose como objeto de
la transferencia. Debe aceptar ser tomado como un significante más, estar allí
como semblante del objeto causa del deseo. “Haciéndose instrumento en la
cura, el analista es el medio, como objeto a, para poder alcanzar algún real”
(Farías, 2012, p.62). Entendemos entonces, que la abstinencia no se homologa
a la pasividad del lado del analista.
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La entrevista de admisión en psicoanálisis
Hay que evaluar la aptitud del paciente para el mismo. Es decir, hay que
establecer si el síntoma o el padecimiento son asequibles al tratamiento
psicoanalítico. Es necesario determinar si se trata de un padecimiento cuya
causa es significante para que podamos intervenir sobre el mismo, ya que el
tratamiento que nosotros proponemos es vía la palabra. Si la causalidad fuese
de otro orden, como por ejemplo una causa orgánica, el tratamiento propuesto
podría ser otro, distinto del psicoanalítico. Por esta razón suelen ser frecuentes
las interconsultas con otros profesionales. Se recibe al paciente que se
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presenta en su singularidad, cuenta lo que le pasa, como se siente, y el
analista tiene que tratar de ubicarlo en un particular, de escuchar allí algo del
tipo clínico.(hacemos clínica de lo particular pero sin olvidar lo singular, lo
subjetivo desborda cualquier estructura, la agujerea( “psa clínica y ética” p.
105) El diagnóstico se hace en transferencia. Para concluir un diagnóstico, es
necesario determinar cómo se desarrolla la relación con el Otro en el lazo
transferencial con el analista, y para esto se necesita tiempo. Ese tiempo,
puede plantear una dificultad para el admisor, que en una o dos entrevistas,
debe hacer un diagnóstico presuntivo. insoportable Es una conjetura sobre la
posición del sujeto y su respuesta al encuentro con lo insoportable ( todos
inventamos un truco para llenar el agujero en lo real, frente a lo traumatico uno
inventa lo que puede) psa clínica y ética), en la lógica de la castración. Pero
este diagnóstico presuntivo, como su nombre lo indica, es una presunción, y
podrá variar. Parte de una necesidad de tener un diagnóstico al inicio, pero no
es el diagnóstico final del paciente, porque su estructura se irá verificando en
transferencia.
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produzca un lazo de confianza. Necesitamos que el paciente pueda depositar
en esa figura del admisor la atribución de un saber, pero no se tratará del
“Sujeto supuesto Saber”, porque esto es algo que se producirá durante el
análisis. El admisor está en el lugar de un Otro, del que se espera diga algo, dé
alguna respuesta, ponga alguna palabra, y esto implica una transferencia. Si no
se genera algo del orden de la transferencia con el admisor, tampoco será
posible que esa derivación llegue al terapeuta designado.
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Rubinstein (1996) se pregunta si hay alguna diferencia entre una admisión
realizada por un analista y una admisión realizada por alguien con formación no
analítica. Sitúa la diferencia, no sólo en la posibilidad de tener en cuenta la
transferencia, sino qué diferencia hay entre una entrevista objetivante y una
entrevista psicoanalítica. Responde que la entrevista objetivante es la que lleva
a cabo una persona que no tiene formación analítica. Sería una entrevista
puramente diagnóstica, un interrogatorio destinado a completar datos de una
historia clínica. Por otro lado, una entrevista de admisión realizada por un
analista, es aquella en la que el sujeto adquiere relevancia desde el primer
momento, en la que se le da la palabra al paciente y se lo escucha.
Lacan habla de una lógica temporal en la que ubica tres momentos: ver,
comprender y concluir. Podemos plantear ese momento de ver como el
equivalente al proceso de admisión. Hay que ver cuál es el síntoma, cuál es el
padecimiento de esta persona que se presenta a la consulta, cómo se
posiciona frente a ese sufrimiento. Esto implica ver qué relación tiene la
persona con ese síntoma y si hay posibilidad de que esté dispuesto a hacer
algo con ese padecimiento. Esto es importante, ya que consultar no implica
necesariamente que la persona quiera hacer algo con ese padecimiento.
Lacan (1975) dice: “Se trata de hacerlos entrar por la puerta, que el análisis sea
un umbral, que haya para ellos una verdadera demanda. Esta demanda: ¿Qué
es eso de lo que ellos quieren ser desembarazados? Un síntoma" Y agrega:
Ser desembarazado de un síntoma, yo no les prometo nada. Porque aún
para un síntoma obsesivo, por más molestos que sean, no es seguro que
hagan el esfuerzo de regularidad para salir de él. En ese filtrado hay una
apuesta, una parte de chance (p.1)
En la admisión se presentifica el yo en los enunciados y a partir de allí se
intenta ubicar cuál es la posición del sujeto en lo que dice que le ocurre, si hay
o no un sujeto que pueda implicarse, o qué chances hay para la emergencia
del sujeto. Si bien se le da la palabra al paciente en la entrevista de admisión,
no es habitual que haya asociación libre, ni atención flotante. El admisor
realiza algunas preguntas, tratando de escuchar por qué viene esa persona,
por qué ahora, qué se pregunta, de qué estructura se trata, y qué tratamiento
se le puede ofrecer.
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Miller (1997) dice: “El que viene a vernos como analistas no es un sujeto; es
alguien a quien le gustaría ser un paciente, cosa muy extraña.” (p.4)
Consideramos que aquel que pide un análisis puede ser autorizado por el
analista a entrar en la experiencia. Esta cuestión aparece en el comienzo de
cada experiencia analítica, a partir del primer minuto, a partir del primer
encuentro, hasta de la primera llamada telefónica. La cuestión es si se va a
autorizar el proceso analítico que a partir de ahí se desenvuelve, con aquel que
quiere ser su paciente. (p.6)
Verónica Perelli (2014) “El analista se ofrece para que el paciente ponga a
decir su sufrimiento, para que intente ponerle sentido a eso que se presenta
sin sentido; un sentido singular, único, sentido destinado a perderse” (p.95).
La escucha analítica esta en relación con ese estado de privación del que
habla Freud, es neutral y abstinente, y no varía según el encuadre. Está
presente tanto en un consultorio como en un hospital, de allí que podamos
plantear la posibilidad de un psicoanálisis en una institución. El acto analítico
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está en juego desde las primeras entrevistas, el analista está allí como
semblante del objeto causa del deseo a producir. Hay que escuchar cuál es la
demanda que trae esa persona, qué está pidiendo, y que hay detrás de ese
pedido. Rubinstein (2004) dice: “Un analista podrá escuchar en una demanda,
se la formule como de análisis o no, el reclamo de un espacio de deseo. Y en
esto consiste su escucha” (p.4). Lo que buscamos como analistas en una
admisión es registrar algo de un conflicto subjetivo, una dificultad relativa a su
economía libidinal que el sujeto no puede resolver y que le es insoportable.
Sabemos que lo que el paciente dice no es por azar, que no habla libremente,
sino que todo lo que dice está sobre determinado por marcas, por significantes.
Si el analista lo decide, el paciente es admitido para pasar a las entrevistas
preliminares, es decir a iniciar un trabajo. En las entrevistas preliminares el
analista dirige al paciente al encuentro con el inconsciente. Se trata de que se
produzca la emergencia del sujeto, la división subjetiva como efecto de la
interpretación del analista, para que así el paciente se convierta en analizante y
sea accesible al análisis.
Por su parte, Sotelo (2015), plantea la hipótesis de que en toda consulta hay
un punto de urgencia. Plantea a esta última como un punto de quiebre, de
ruptura, y que el sujeto ya no puede sostenerse con aquellos soportes con los
cuales transcurría su vida. Explica:
Freud en sus escritos aclaraba que él sólo propone pasos a seguir, pero que
se trata de consejos, ya que en el psicoanálisis no hay reglas, la única regla es
la regla fundamental. La clínica es caso por caso, no podemos proceder de la
misma manera con todos los pacientes, porque trabajamos con sujetos y con
singularidades. Sin embargo, hay algunos requisitos para una admisión, que
podrán variar según la situación. Estos requisitos están en relación con lo que
pueda leer o escuchar el analista que está allí como admisor, que lo llevará a
decidir si hay una posibilidad para intervenir con el dispositivo psicoanalítico.
Primer caso:
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Para ilustrar lo concerniente a la entrevista de admisión tomaré el caso de
una paciente que consulta en un sanatorio de la obra social de los empleados
del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. En este sanatorio, el paciente suele
continuar atendiéndose con el profesional que realizó la admisión. El analista
procede con algunas preguntas directas para rellenar un formulario que pide el
sanatorio. Entre otras cosas, se pregunta el nombre, dirección, estado civil, y
ocupación. También se indaga si el paciente se encuentra tomando alguna
medicación y si realizo algún tratamiento anteriormente.
Llega a la consulta derivada por su obstetra, pero refiere que además ella
quería venir porque necesita hablar. El motivo por el cual viene es porque en
febrero de este año perdió un embarazo de cinco meses. El niño se habría
ahorcado con el cordón umbilical. Al hablar acerca de esto los ojos se le llenan
de lágrimas, llora y la voz se le entrecorta.
Se le pregunta por qué consulta ahora, ya que la pérdida del embarazo fue
en febrero y la consulta la hace en mayo. Ante esto refiere que su obstetra la
iba a derivar pero que la misma no pudo atenderla por un tiempo y ella se tuvo
que atender con otro profesional que no la derivó. Cuando volvió a atenderse
con su obstetra, ésta hizo la derivación.
Ella repite varias veces que necesita hablar, pero cuando se le pregunta de
que necesita hablar, la respuesta no es clara. Rubinstein (1996) dice:
Segundo Caso:
Esta mujer llega derivada por el médico que dirige en ese sanatorio la
multifamiliar. Comenta que ella concurre a la multifamiliar pero que ahí no se
puede expresar. Cuenta que vive con su hija. Se le pregunta por sus hijos y el
marido, a lo cual responde que tiene un hijo, el mayor, y otro que falleció a los 4
años. Su marido falleció cuando ya se había separado hacia 8 años. Comenta
que su hijo mayor se fue a trabajar con el padre y que no lo ve porque su nuera
lo separo de la familia. Ella siempre vivió con su hija, que tiene problemas
psiquiátricos por lo cual estuvo internada alrededor de 8 días y que salió muy
bien. Esta hija tuvo depresión y la mujer cuenta que en ese momento vino “la
hermana” que vive en Jujuy a verla. La analista le pregunta si esa hermana es
hija del padre, a lo que responde que todos los hijos son del mismo padre, y
aclara que tiene más hijos. Tiene otro hijo varón que la visita y otra hija que
falleció al nacer.
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Cuenta que tiene problemas en la columna, que tiene riesgo de caerse y
que los dolores son “terribles”. Que en una ocasión el médico le indicó que no
podía estar sola, entonces estuvo viviendo en la casa de su hijo (con el cual
tiene relación actualmente) y que su hija iba a dormir también ahí. En el tiempo
que vivió sola le costó porque estaba acostumbrada a vivir con su hija. Luego,
volvió a vivir con la hija, pero dice que su problema es que su hija tiene
momentos que le dice de todo, que desde que volvieron a vivir juntar le
reprocha la internación. Dice que ella se queda callada porque su hija inventa y
puede estar horas hablando. La licenciada le pregunta en que cree que
la puede ayudar, a lo que responde que quiere ir para poder quejarse con
alguien que la escuche. Dice que quiere un lugar donde le escuchen sus
“quejas”, que en la terapia grupal no puede hablar de sus cosas y que su hija
cuando ella le habla, le dice de todo, le recrimina y no para La Licenciada le
aclara que lo que debería hacer es hablar con sus otros hijos para que la
ayuden económicamente en tener una persona que la cuide porque su hija está
enferma y que también ella necesita que alguien la cuide ya que la paciente
había comentado que su hija no quiere tomar la medicación que la psiquiatra le
manda.
¿Qué es lo que tiene el psicoanálisis para ofrecerle a esa persona que viene
a la institución para una consulta psicológica? Se le ofrece una escucha
específica, ya que mediante el deseo del analista se le ofrece a la persona que
viene a la consulta un lugar vacío donde pueda ubicar su deseo. En caso de
que el paciente sea admitido, pasará a las entrevistas preliminares. Durante el
tiempo de las entrevistas preliminares el paciente deberá trabajar. Lacan se
refiere también a este tiempo como el momento de comprender. Se trata de un
trabajo a partir de la asociación libre, y se intentará que se den las condiciones
para que sea posible una entrada en análisis. El momento de concluir, al que
se refiere Lacan, implica llegar a una conclusión acerca de si hay o no, una
entrada en análisis. Las condiciones para el inicio de análisis consisten en que
el paciente se convierta en analizante, se necesita que se instale la
transferencia y que el síntoma se vuelva analizable en tanto implique una
interrogación para el sujeto. ¿Por qué decimos que es necesario que el
síntoma se vuelva analizable? Porque, como dice Lacan, el síntoma no llama a
ser interpretado, no se dirige al Otro, porque es goce revestido y se basta a sí
mismo. El síntoma analizable se construye en transferencia. Se vuelve
analizable a condición de incluirse en la transferencia.
La clínica es caso por caso, cada sujeto tiene con su síntoma una relación
particular que deberemos ir develando, y la única manera de abordarlo es
dándole la palabra al sujeto.
Ahora bien, podríamos preguntarnos por qué pensamos que esto es posible.
Porque más allá de la sobre determinación inconsciente, hay una cierta
elección por parte del sujeto, en el sentido de una elección de su posición, de
su respuesta subjetiva ante eso que no se elige y que es incurable. Hay una
elección, que aunque forzada, le concierne. Se trata de que el sujeto vuelva a
elegir, y esta vez, elija algo distinto.
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Conclusión
A partir de lo expuesto en la presente tesis, considero fundamental la
importancia de que las entrevistas de admisión sean realizadas por un analista.
Fundo mi posición en el hecho de que sólo el psicoanalista está en condiciones
de proveer esa escucha tan particular, aquella que atiende a los detalles que
permiten decidir si la persona que se presentó a la consulta debe ser admitida
o no. Como mencioné anteriormente, en psicoanálisis no tenemos reglas para
que alguien sea admitido o rechazado, sino que eso depende del caso singular,
y de lo que el analista pueda escuchar allí. Esta escucha hace posible un
análisis en una institución, ya que no varía según el contexto.
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SUPONEMOS QUE ESA PERSONA QUE LLEGA A
LA CONSULTA ESTA HABITADA POR UN
SUJETO, SUJETO DEL ICC, POR ESO LO
DEJAMOS HABLAR, LO ESCUCHAMOS.
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Bibliografía
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