Toledo Texas Avance
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Universidad de Cantabria Canales y Puertos, IDIVAL
Universidad de Cantabria
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Universidad de Oporto Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Cantabria
Universidad de Cantabria
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Facultad de Ciencias Económicas y Centro de Estudios Históricos, Matemática Pura e Aplicada)
Empresariales, El Colegio de México
Dña. Belmar Gándara Sancho
Universidad de Cantabria
D. Salvador Moncada Directora, Editorial de la
Faculty of Biology, Medicine and Universidad de Cantabria
Health, The University of Manchester
Héctor Caño Díaz
TOLEDO, TEXAS
M.L. Estefanía y el western español
DIVULGACIÓN CIENTÍFICA - 16
Caño Díaz, Héctor, autor
Toledo, Texas : M.L. Estefanía y el western español / Héctor Caño Díaz. – Santander :
Editorial de la Universidad de Cantabria, 2023
182 páginas : ilustraciones. – (Divulgación científica ; 16)
ISBN 978-84-19024-51-0
www.editorial.unican.es
Introducción ................................................... 11
www.editorial.unican.es
¿Acaso no hay una relación misteriosa entre pecado y perdón?
Cuando un pecado no está perdonado, entonces está reclamando un castigo,
clama un castigo, ya sea de los seres humanos, ya sea de Dios.
El amor cubre la muchedumbre de los pecados1.
1 Kierkegaard, Søren (2006) «El amor cubre la muchedumbre de los pecados» en Las obras del
amor, Ediciones Sígueme, Salamanca, p. 356.
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Héctor Caño Díaz
2 Torralba, Francesc (2016) «La esencia del amor en Kierkegaard. Interpretación de Las obras
de amor (1847)», Pensamiento, vol. 72 nº 271, p. 419.
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Toledo,Texas. M.L. Estefanía y el western español
nes. Otra concesión más que hace un flaco favor al objeto de análisis.
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La premisa debería ser la siguiente: en un argumentativo elitista, nadie
debería escribir una sola línea después de Homero. Cualquier texto es
redundante después de la Ilíada y la Odisea. Si comprendemos esto, real-
mente no hay diferencia en leer a José Saramago o los tebeos de Lucky
Luke. En la España de Franco, las novelas de M.L. Estefanía vendían más
que cualquier otra cosa salvo los periódicos, y ofrecían un contenido
mucho más veraz.
Si algo gusta en España es señalar al prójimo, elevarlo a las alturas y
condenarlo al infierno. Un país que celebra la Semana Santa destruyendo
al pelele con saña, para guardar silencio el Domingo de Resurrección
agachando la cabeza pero sin arrepentirse, tal y como se festeja un año
después la misma carnicería en bucle. En esta escenificación del indi-
viduo y la masa, hubo un heterodoxo que no se dejó inmolar, que res-
pondió a los inquisidores a tiros de un Colt y un rifle Winchester. Para
la España contemporánea fue un revulsivo y contribuyó al cambio de
mentalidades, del sometimiento a la emancipación: un español importó
los valores de la democracia occidental en un territorio de atraso, codi-
cia y superstición, y lo hizo tan subrepticiamente que nadie lo percibió
en su momento.
España era una dictadura y en cada quiosco del país había un libro de
Marcial Lafuente Estefanía explicando en qué consiste la auténtica liber-
tad, el paradigma de América. El vaquero solitario frente al populacho, el
outsider contra el establishment.
España era el verdadero escenario del poema épico. Campaban a sus
anchas la corrupción política, el abuso institucional, el ruralismo, el cai-
nismo y la crónica negra, los últimos coletazos del bandolerismo, un olor
a incienso y naftalina lo impregnaba todo. Quienes no vivimos en esa épo-
ca sabemos lo que nos han contado: yo no viví el auge de los bolsilibros
pero me siento concernido por su novelística porque soy de Toledo, como
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