Trabajo Ecología Ambiental

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“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA


ESCUELA DE POSGRADO
PROGRAMA DE MAESTRÍA CON MENCIÓN EN INGENIERÍA
AMBIENTAL Y SEGURIDAD INDUSTRIAL

TEMA:

Termodinámica en el ser vivo a nivel atómico y molecular (Ecología molecular)

CURSO:

Ecología ambiental

DOCENTE:

Blgo. Dr. Roque Rojas Babilonia

INTEGRANTES:

Aquino Vega, Sandra Isela


Lucero Chavarry, Lucia del Rocio
Nuñez Barría, Jocelyn Middoni

PIURA – PERÚ

2023
Índice

Índice 2
Introducción 4
Marco teórico 5
Termodinámica y objeto de estudio 5
Termodinámica en los ecosistemas 5
Termodinámica en los seres vivos 6
Leyes de la termodinámica en los seres vivos 7
El cuerpo humano como sistema termodinámico 8
Las leyes de la termodinámica 9
Primera Ley de la termodinámica 9
Segunda Ley de la termodinámica 10
Tercera Ley de la termodinámica 11
Tipos de Sistemas 12
Sistemas aislados o sistemas adiabáticos 13
Sistemas abiertos 13
Sistemas cerrados 14
Energía: forma y calidad 15
Evolución de la energía en el organismo 16
Metabolismo 17
Transmisión de calor al exterior 20
Los microorganismos intervienen en los ciclos biogeoquímicos 22
Flujo de energía 29
Ecología molecular 33
Entropía de los sistemas biológicos 35
Entropía en los organismos 35
Entropía de los ecosistemas 36
Exergía en ecosistemas 37
Degradación de la exergia 38
Características de la ecología molecular 38
2.1.14.1. Métodos basados en PCR 39
La selección natural a nivel molecular 40
La conservación genética en las áreas verdes de las ciudades 40
La aplicación de la biotecnología en el área forestal 41
Ejemplos de avances de investigación en ecología molecular 41
Equilibrio del PH en el ecosistema y en el organismo 42
El pH en el mundo vegetal. 43
pH en ríos y lagos 44
pH en mares y océanos 44
pH en el organismo de los seres vivos 45
Importancia de la nutrición 45
El pH ácido, punto débil de las células cancerosas 46
Conclusiones 47
Referencias bibliográficas 47
Introducción

Predecir la evolución de los ecosistemas es una de las numerosas preguntas que se


hacen a los ecologistas. Para responder a esto necesitaremos dar una definición científica a
conceptos como sostenibilidad, integridad, resiliencia y salud del ecosistema. Esta no es una
tarea fácil, como ejemplifica la teoría moderna de los ecosistemas. Los ecosistemas muestran
un alto grado de complejidad, basado en un alto número de compartimentos, interacciones y
regulaciones. Las últimas dos décadas han ofrecido propuestas para la interpretación de los
ecosistemas dentro de un marco de la termodinámica (Nielsen et al., 2020).

El punto de entrada de tal comprensión de los ecosistemas se entregó hace más de 50


años a través de las interpretaciones de Schrödinger y Prigogine de los sistemas vivos como
"alimentadores de negentropía" y "estructuras disipativas", respectivamente. La combinación
de estos puntos de vista desde la termodinámica del equilibrio lejano a la termodinámica
clásica tradicional, y la ecología obviamente no va a suceder sin problemas. Parece haber
pocas razones para dudar de que lejos de los sistemas de equilibrio, como los organismos o
los ecosistemas, también tienen que obedecer principios físicos fundamentales como la
conservación de la masa, la primera y segunda ley de la termodinámica.

Ambos se han aplicado en ecología desde la década de 1950 y últimamente se han


introducido los conceptos de exergía y entropía. La exergía se ha propuesto recientemente,
desde varias direcciones, como un indicador útil del estado, la estructura y la función del
ecosistema. Las propuestas toman dos direcciones principales, una relacionada con la exergía
almacenada en el ecosistema, la otra con la exergía degradada y la formación de entropía. La
implementación de la exergía en ecología a menudo se ha explicado como una traducción del
principio darwiniano de "supervivencia del más apto" a la termodinámica. El ecosistema más
apto, siendo el capaz de utilizar y almacenar flujos de energía y materiales de la manera más
eficiente (Nielsen et al., 2020).

El principal problema en la transferencia a la ecología es que las propiedades


termodinámicas solo se pueden calcular y no medir. La mayor parte de la evidencia de apoyo
proviene de ecosistemas acuáticos. Los resultados muestran que los cambios naturales y
culturalmente inducidos en los ecosistemas, van acompañados de variaciones en la exergía.

En resumen, la sucesión ecológica es seguida por un aumento de la exergía. Este


trabajo tiene como objetivo describir el estado del arte en la implementación de la
termodinámica en la ecología.
Marco teórico

Termodinámica y objeto de estudio

La termodinámica es la parte de la física que estudia las transferencias de calor, la


conversión de la energía y la capacidad de los sistemas para producir trabajo. Esta rama de la
ciencia estudia las propiedades de los sistemas donde la descripción de los mismos requiere
de la temperatura como coordenada. La termodinámica estudia los intercambios de energía,
describiéndolos a nivel macroscópico. Las leyes de la termodinámica explican los
comportamientos globales de los sistemas macroscópicos en situaciones de equilibrio.

Termodinámica en los ecosistemas

Los ecosistemas muestran un alto grado de complejidad, basado en un alto número de


compartimentos, interacciones y regulaciones. Las últimas dos décadas han ofrecido
propuestas para la interpretación de los ecosistemas en el marco de la termodinámica
(Nielsen et al., 2020). En la figura 1, se muestra la división de la termodinámica en tres
partes.

Figura 1. Visión general de algunos eventos históricos que conducen a la aplicación de la termodinámica y la
exergía en la ecología. El esquema se ha dividido en tres áreas, (1) una para el desarrollo de la termodinámica
dentro de la física, (2) una segunda línea que vincula la termodinámica con la biología, y (3) una tercera línea
que muestra eventos importantes en el desarrollo de la relación entre la ecología y la sociedad tal como la vemos
hoy. Se ha intentado ubicar a los autores de acuerdo con sus respectivas áreas de investigación con indicación
del tiempo aproximado de las principales contribuciones.

Los desarrollos actuales en la teoría de los ecosistemas para comprender la


complejidad ecológica, particularmente aquellos que incorporan y aplican principios
termodinámicos, están haciendo posible integrar varios enfoques de ecosistemas en un marco
teórico consistente (Arenal Cabello et al., 2018).

Se ha dicho que el hombre de las cavernas inició su marcha hacia la civilización


cuando utilizó la energía del fuego para obtener calor y luz, y la energía de sus músculos en la
maza, y el arco para su alimento y su supervivencia (Amelia et al., 2020).

Desde entonces el bienestar material del hombre ha dependido, en gran parte, de la


utilización de nuevas formas de energía: primero el viento (en las velas y en los molinos) y
las caídas de agua. Más tarde, las máquinas mecánicas y las reacciones químicas de los
combustibles. Por último, en nuestra época dependemos de la magia de la energía eléctrica, la
amenaza de la energía atómica y la promesa de la energía solar (Para et al., 2018).

La energía es un concepto básico en ciencia, todo lo que existe (incluso la materia) es


energía y, por lo mismo, todo lo que ocurre en el Universo se puede ver como
transformaciones energéticas (Díaz et al., 2009). La energía del sol es la fuente principal de
vida en la Tierra, dado que la temperatura en la superficie caería casi hasta el cero absoluto
(-273 °C).

La energía solar dirige los ciclos geofísicos y geoquímicos que mantienen la vida
entre ellos, el ciclo del oxígeno, el del agua, el del carbono, y el del clima (citar). Los
combustibles fósiles son simplemente energía solar almacenada –el producto de la
fotosíntesis hace millones de años (Badii et al., 2016).

La Termodinámica se desarrolló para estudiar las transformaciones energéticas que


tienen lugar en cualquier sistema. Otra importancia del análisis termodinámico es que permite
predecir la "factibilidad" de un proceso espontáneo. La teoría termodinámica de la evolución
biológica es un modelo que describe la evolución de los sistemas utilizando los principios y
leyes de la termodinámica.

Termodinámica en los seres vivos

Los seres vivos presentan un constante flujo de energía porque son sistemas
termodinámicos abiertos, ya que continuamente están intercambiando materia, energía e
información con su medio ambiente, con el que mantienen un equilibrio dinámico, es decir,
para adquirir y mantener estructuras que, a su vez, son susceptibles de evolucionar. La
termodinámica biológica se refiere al estudio de la transferencia de energía que se produce
entre moléculas o conjuntos de moléculas. Son las transformaciones que tienen lugar en la
célula y de la naturaleza y función de los procesos químicos en los que se basan estas
transformaciones (Figura 2).

Figura 2. Termodinámica en el ser vivo

Leyes de la termodinámica en los seres vivos

Es evidente que cualquier ser vivo mantiene un alto grado de orden interno. Son
sistemas termodinámicos abiertos debido a que constantemente están intercambiando energía.
(fundamentalmente en forma de calor) y materia (consume y produce una amplia gama de
sustancias) con su entorno.

Los seres vivos somos, por tanto, sistemas termodinámicos abiertos y en constante
desequilibrio energético, y para alejarnos del estado de equilibrio requerimos un constante
aporte de energía que captamos de los ecosistemas a través de los nichos ecológicos (Figura
3) (Schneider y Sagan, 2009).

Figura 3. Nicho ecológico en un ecosistema


La teoría de sistemas clásica, fundamentada en el principio o tendencia al equilibrio
sistémico, queda así desacreditada por la termodinámica del no equilibrio. Muchos sistemas
que aparentemente parecen estar en equilibrio realmente no lo están. Se trata de un error
perceptivo y analítico. El equilibrio energético se alcanza cuando se llega a un estado de
máxima entropía y de mínima energía dentro del sistema (figura 4). Sin embargo, tanto los
sistemas orgánicos como los inorgánicos concretos o particulares terminan alcanzando tarde o
temprano un estado de equilibrio termodinámico.

Figura 4. Nicho ecológico

El cuerpo humano como sistema termodinámico

El cuerpo humano está constantemente intercambiando energía y materia


(metabolismo) y consumiendo energía para desarrollar los trabajos externos e internos
necesarios (anabolismo), para lo cual es necesario ingerir moléculas de gran energía
(nutrición) que, mediante la combustión, dan lugar a productos de menor energía
(catabolismo).

De igual forma, los organismos pueden clasificarse de acuerdo a dos criterios: la


fuente de energía utilizada y el origen de la misma. En función de la fuente de carbono se
pueden diferenciar los organismos autótrofos que utilizan el carbono inorgánico y los
heterótrofos que emplean el carbono orgánico.

Por su parte, la clasificación según el origen de la fuente de energía, distingue a los


fotótrofos que obtienen la energía directamente del sol y los quimiótrofos que consiguen la
energía a partir de compuestos químicos. Así, demuestra la clara evidencia del cumplimiento
de las Leyes de la Termodinámica, específicamente en la primera (afirma que la energía no se
crea ni se destruye, sino que se transforma).
Al proceso de transformaciones continuas de energía en los seres vivos se le conoce
como flujo de energía, el cual se rige por las leyes de la termodinámica, las cuales son leyes
físicas que definen las propiedades básicas y el comportamiento de la energía (Figura 5).

Figura 5. Fenómenos termodinámicos homeostáticos de regulación del cuerpo humano

Las leyes de la termodinámica

Primera Ley de la termodinámica

El principio de la conservación de la energía afirma que la energía puede ser


transformada de un tipo a otro, pero nunca creada ni destruida. Un ejemplo es la fotosíntesis,
proceso en el que la energía luminosa del Sol se transforma en energía química (Figura 6).

Figura 6. Primera ley de la termodinámica

Todos los organismos biológicos requieren energía para sobrevivir. En un sistema


cerrado, como el universo, esta energía no se consume, sino que se transforma de una forma a
otra. Las células, por ejemplo, realizan una serie de procesos importantes. Estos procesos
requieren energía. En la fotosíntesis, la energía es suministrada por el sol. La energía
luminosa es absorbida por las células de las hojas de las plantas y convertida en energía
química. La energía química se almacena en forma de glucosa, que se utiliza para formar
carbohidratos complejos necesarios para desarrollar la masa vegetal.

Figura 7. Ejemplo de la primera ley de la termodinámica

A diferencia de la energía interna, el calor y el trabajo no son funciones de estado, y


dependen del proceso seguido para llegar del estado inicial al final. Podemos aplicar el
primer principio de la Termodinámica a diferentes procesos:

Figura 8. Procesos de la termodinámica

Segunda Ley de la termodinámica

La energía fluye del cuerpo con mayor cantidad de energía, al cuerpo con menor
cantidad de energía hasta lograr un equilibrio. Sin embargo, en el paso de un cuerpo a otro,
una parte de la energía se disipa. Esto significa que, durante una transformación de energía,
una cantidad de ésta se libera al espacio, con lo que el proceso nunca es completamente
eficiente (Figura 9).

Es importante mencionar que la Segunda Ley de la Termodinámica permite predecir


si una reacción es espontánea cuando aumenta la entropía del universo; sin embargo, es
difícil medir la entropía del entorno, por eso en los sistemas biológicos, aparece el concepto
de energía libre de Gibbs, que se ocupa de las variaciones del sistema sin necesidad de medir
el entorno, facilitando la comprensión del comportamiento a nivel celular.
Figura 9. Segunda ley de la termodinámica

La energía almacenada en la glucosa también puede liberarse a través de la


respiración celular. Este proceso permite que los organismos vegetales y animales accedan a
la energía almacenada en carbohidratos, lípidos y otras macromoléculas a través de la
producción de ATP. Esta energía es necesaria para realizar funciones celulares como la
replicación del ADN, la mitosis, la meiosis, el movimiento celular, la endocitosis, la
exocitosis y la apoptosis.

Al igual que con otros procesos biológicos, la transferencia de energía no es 100 por
ciento eficiente. En la fotosíntesis, por ejemplo, no toda la energía luminosa es absorbida por
la planta. Parte de la energía se refleja y parte se pierde en forma de calor. La pérdida de
energía hacia el entorno circundante da como resultado un aumento del desorden o entropía.
A diferencia de las plantas y otros organismos fotosintéticos, los animales no pueden generar
energía directamente de la luz solar. Deben consumir plantas u otros organismos animales
para obtener energía.

Cuanto más arriba está un organismo en la cadena alimenticia, menos energía


disponible recibe de sus fuentes de alimento. Gran parte de esta energía se pierde durante los
procesos metabólicos realizados por los productores y consumidores primarios que se comen.
Por lo tanto, hay mucha menos energía disponible para los organismos en los niveles tróficos
más altos. (Los niveles tróficos son grupos que ayudan a los ecólogos a comprender el papel
específico de todos los seres vivos en el ecosistema). Cuanto menor sea la energía disponible,
menor será el número de organismos que se pueden sustentar. Por eso hay más productores
que consumidores en un ecosistema.
Tercera Ley de la termodinámica

Afirma que es imposible alcanzar una temperatura igual al cero absoluto mediante un
número finito de procesos físicos, ya que a medida que un sistema dado se aproxima al cero
absoluto, su entropía tiende a un valor constante específico. A medida que el sistema se
acerca al cero absoluto, el intercambio calórico es cada vez menor hasta llegar a ser casi nulo.
Ya que el flujo espontáneo de calor es unidireccional, desde los cuerpos de temperatura más
alta a los de temperatura más baja (segunda ley de la termodinámica), sería necesario un
cuerpo con menor temperatura que el cero absoluto; y esto es imposible. La tercera ley rara
vez se aplica a nuestras vidas cotidianas y rige la dinámica de los objetos a las temperaturas
más bajas conocidas.

Figura 10. Tercera ley de la termodinámica

Tipos de Sistemas

En termodinámica, los sistemas se dividen en general en tres tipos diferentes, sistemas


aislados, cerrados o abiertos, que se distinguen por la permeabilidad variable de sus límites a
la energía y/o la materia.
Figura 11. Tipos de sistemas

Sistemas aislados o sistemas adiabáticos

Estos, son sistemas que, como dice el término, están totalmente aislados del entorno.
Esto significa que no reciben ni intercambian flujos de energía ni materia hacia o desde los
sistemas. Por tanto, su evolución (según la segunda ley de la termodinámica) sólo puede tener
lugar en una dirección, hacia una entropía creciente, es decir, hacia el estado de mayor
probabilidad y grado de aleatoriedad.

Figura 12. Un sistema aislado tiene un límite hacia su entorno circundante, que está totalmente cerrado a los
intercambios de energía y materiales entre los dos compartimentos.

Sistemas abiertos

Estos son sistemas que están abiertos tanto a los flujos de energía como de materia.
Los sistemas vivos son ejemplos típicos de esto. Los flujos de energía en estos sistemas
(biológicos) se "utilizan" para distribuir y organizar la materia en estructura mediante
procesos de autoorganización, por ejemplo, Popovic (2014). La pérdida de energía por
disipación como se mencionó anteriormente es inevitable debido a la irreversibilidad de los
procesos. Las pérdidas materiales también son inevitables, pero se supone que deben
esforzarse al mínimo, a un nivel dictado por la necesidad o las funciones forzadas.

Claramente, los sistemas biológicos, los ecosistemas y, de hecho, la mayoría de los


sistemas que encontramos en nuestra vida cotidiana, están abiertos y, por lo tanto, pertenecen
al tercer tipo, lo que hace que este sea el más interesante para nosotros. Las plantas utilizan la
energía del sol y los nutrientes (materia) de los suelos. Los animales obtienen su energía en
forma material (energía químicamente ligada) solamente, por ejemplo, mediante el pastoreo o
la depredación. Tanto las plantas como los animales, pierden energía a través de procesos
respiratorios, evapotranspiración, respiración y transpiración, respectivamente. La biosfera es
eventualmente también un sistema abierto, pero podemos considerar que el flujo material
desde el espacio es tan pequeño que podemos reducir nuestra comprensión del planeta Tierra
como un sistema cuasi-cerrado

Figura 13. Los sistemas abiertos están abiertos tanto a los flujos de energía como a los materiales. Pueden usar
los flujos de energía y materiales recibidos para acumular y organizar materia o elementos de composición,
distribuyendolos en patrones aún más avanzados e incluso tienen la capacidad de crecer en tamaño. La energía
en general necesita salir del sistema como lo dicta la segunda ley siempre, por ejemplo, el calor formado por
procesos disipativos, por ejemplo, a través del metabolismo. La energía disipada debe dispersarse al medio
ambiente y este reservorio circundante a su vez debe ser capaz de tolerar esto. Que la materia se vaya no es una
necesidad a menos que, por ejemplo, pensemos en compuestos degradados que de otro modo podrían ser
perjudiciales para los organismos, por ejemplo, el papel de los riñones. Mientras tanto, para muchos sistemas
biológicos, el patrón de intercambio estará determinado por roles ecológicos o por funciones de forzamiento.

Sistemas cerrados
Los sistemas cerrados, el segundo tipo fundamental, son sistemas que están abiertos
solo a flujos de energía, es decir, no están abiertos a flujos de materia. Los límites del sistema
a menudo se denominan paredes diatérmicas que indican la posibilidad de intercambio de
energía en forma de calor. Cabe señalar que un flujo de energía (por ejemplo, calor)
potencialmente puede servir para organizar la materia ya encerrada en el sistema, como es el
caso de las células de Bénard. Los sistemas de ingeniería o de trabajo, que son sistemas que
intercambian energía como calor o solo trabajo, son ejemplos típicos de este tipo de sistemas
tratados en los libros de texto.
Figura 14. Los sistemas cerrados tienen límites que están abiertos y pueden recibir o intercambiar flujos de
energía. Al mismo tiempo, los materiales potencialmente encerrados en el sistema en condiciones iniciales
deben permanecer constantes. Mientras tanto, esto todavía deja la posibilidad de que los elementos sean
estructurados o (auto)organizados de diversas maneras, más o menos "sensibles" de acuerdo con otras leyes
físicas, como en el caso de algunos sistemas físicos como las células advectivas de Bénard mencionadas en el
texto.

Energía: forma y calidad

Mientras que la energía permanece constante, su forma puede cambiar. Pero, no sólo
cambia la forma, también lo hace la calidad o el "valor" de la energía. Por valor nos referimos
aquí a su capacidad para hacer el trabajo. Una visión como esta nos permite comparar y
evaluar diferentes formas de energía entre una y otra.

Según Brillouin (1960), las formas de energía que tienen la forma de mayor valor, la
mayor capacidad para hacer el trabajo, son, por ejemplo, la radiación y la energía electrónica.
Estas formas de alta calidad a menudo se denominan formas de energía de baja entropía. La
forma con la menor cualidad energética o "valor" es el calor que puede caracterizarse como el
estado (casi) final de la degradación de la energía, y por lo tanto se considera una forma de
alta entropía.

Figura 15. Transformación de la energía a través de la "cascada de Brillouin". La energía siempre se transforma
en una sola dirección, de alta calidad, como la radiación, a una calidad secuencialmente inferior, terminando
como su forma de menor calidad, es decir, calor, es decir, terminando como energía disipada como resultado de
la irreversibilidad de los procesos.

La energía en forma de alta calidad entra en los sistemas biológicos en relativamente


pocos casos. Los fotopigmentos de los organismos autótrofos son capaces de capturar la
energía de alta calidad del sol durante el proceso de fotosíntesis. Eventualmente, la energía
capturada de esta manera por el ecosistema, se convierte en la última entrada y restricción de
lo que está sucediendo en cualquier ecosistema. Entonces, en un sentido termodinámico, los
ecosistemas están todos regulados de abajo hacia arriba, como argumenta Nielsen en 1992.
Investigaciones recientes también argumentan que el reciclaje de materia a través del enlace
detritus-bacteriano, que también puede considerarse perteneciente a un mecanismo regulador
ascendente, puede ejercer un efecto estabilizador similar en el sistema en su conjunto
(Fernandez et al., 2016).

El principio de transformación de energía en procesos biológicos puede ilustrarse en


la Figura 16. La energía de alta calidad es capturada por procesos autótrofos, como la
fotosíntesis, y en parte utilizada para construir moléculas complejas. De esta manera, la
energía de alta calidad se transforma en energía química. Las moléculas complejas pueden a
su vez descomponerse, liberando energía y calor. La energía liberada se almacena
temporalmente en enlaces químicos, por ejemplo, en ATP. Varias de estas energías pueden
sumarse y utilizarse para la síntesis química de nuevas moléculas o compuestos complejos,
siempre con una producción de calor, es decir, la disipación de energía como resultado.

Figura 16. Los sistemas biológicos se alejan del equilibrio termodinámico ya sea (1) como es el caso de los
autótrofos por fotosíntesis, es decir, la entrada de energía de alta calidad a través de la radiación solar, o (2) por
absorción o acumulación de moléculas complejas, lo que es posible sumando varios paquetes de energía de
calidad intermedia a través de portadores de energía, por ejemplo, ATP. En el ecosistema, este proceso es
impulsado en última instancia por un suministro de energía química de los organismos autótrofos, la mayoría de
los otros procesos son impulsados por esta energía química, que suministra procesos metabólicos y respiratorios
(redibujados y modificados de Müller y Nielsen en 1996.
Evolución de la energía en el organismo

Existen diversas clasificaciones probables para la energía: eólica, solar, nuclear,


calorífica y renovable. No obstante, en Física se estima que hay 3 categorías primordiales y la
energía de un cuerpo o sistema puede pertenecer a uno solo o diversos.

● Energía Interna: La energía interna es una magnitud extensiva, puesto que es


dependiente de la proporción de materia. Debido a la composición y al estado del
cuerpo.
● Energía cinética: La energía cinética es la energía que un objeto tiene gracias a su
desplazamiento. La energía transferida se conoce como energía cinética, y es
dependiente de la masa y la rapidez alcanzada. Debido al estado de movimiento del
cuerpo.
● Energía Potencial: La energía potencial es un tipo de energía mecánica que está
vinculada con la interacción entre un cuerpo y un campo o sistema de fuerzas externas
(si el objeto está localizado en el campo) o interno (si el campo está dentro del
objeto). Debido a la posición que ocupa un cuerpo en un campo de fuerzas.

Tabla 1. Clasificación de tipo práctico, según el tipo de fuerzas implicadas o la forma de almacenamiento de la
energía.
Metabolismo

Una característica esencial de todos los seres vivos es la interacción de la materia y


energía a través de una serie de reacciones englobadas como el Metabolismo. Por otro lado,
el organismo vivo requiere ejecutar un trabajo biológico, y ese trabajo requiere energía que
será proporcionada por el metabolismo. Se conoce la forma de cómo la materia interactúa
dentro de los procesos metabólicos, de qué manera se utiliza la energía, y de cómo ella fluye
a través de las rutas metabólicas, además de cómo se integran las reacciones junto a los
cambios que ocurren a nivel de la materia. Constantemente la energía es convertida de
energía potencial en cinética y viceversa. En el organismo vivo ello ocurre cada instante. La
energía es independiente de la vida. La vida, en cambio, depende por completo de la energía.

Figura 17. Fases del metabolismo

Se expone la utilización anaeróbica del glucógeno y de la glucosa para formar el ATP


y la utilización aerobia de los compuestos derivados de los hidratos de carbono, las grasas, las
proteínas y otras sustancias para formar aún más ATP. A su vez, el ATP se encuentra en
equilibrio reversible con la fosfocreatina de las células y cómo la célula contiene más
fosfocreatina que ATP, gran parte de la energía almacenada se deposita como fosfocreatina.

Figura 18. Rutas metabólicas de los organismos


Si una persona no efectúa trabajos físicos, la tasa metabólica de todo el cuerpo se
puede determinar de una manera sencilla por la cantidad total de calor liberada en un
momento dado por el organismo. Al medir la tasa metabólica por calorimetría directa, se
analiza la cantidad de calor liberada por el cuerpo dentro de un calorímetro espacioso, de
diseño especial. Se introduce a la persona en una cámara de aire, bien aislada, para que el
calor no escape por las paredes. El calor del cuerpo calienta el aire de la cámara. Sin
embargo, la temperatura del aire del interior de la cámara se mantiene constante al forzar el
aire a través de conductos hasta un baño de agua fría.

El metabolismo corporal se refiere a todas las reacciones químicas que suceden en las
células y la tasa metabólica suele expresarse como la tasa de liberación de calor durante estas
reacciones.

Ejemplo

Un hombre sano, que pesara 70 kg y que permaneciera todo el día en la cama,


consumiría alrededor de 1.650 calorías. El proceso de la alimentación y la digestión aumenta
la cantidad de energía consumida cada día del orden de 200 calorías, de manera que si este
hombre permaneciera en la cama e ingiriera una dieta razonable requeriría un aporte de
alimentos equivalente a 1.850 calorías diarias. Si estuviera sentado en una silla todo el día sin
hacer ejercicio, el requerimiento energético diario global subiría a 2.000-2.250 calorías. En
consecuencia, los requerimientos energéticos diarios de un hombre con vida preferentemente
sedentaria, que solo ejecuta las funciones esenciales, ascienden aproximadamente a 2.000
calorías.

La cantidad de energía consumida para las actividades físicas diarias suele representar
un 25% del gasto energético total, pero varía mucho de una persona a otra, según el tipo y la
magnitud del ejercicio físico realizado. Por ejemplo, subir escaleras exige casi 17 veces más
energía que dormir en la cama. De ordinario, una persona que realice trabajos pesados puede
alcanzar una tasa máxima de utilización energética de hasta 6.000 a 7.000 calorías durante las
24 h, es decir, casi tres veces y media más que la energía consumida en condiciones de
reposo.

Después de ingerir una comida, la tasa metabólica aumenta como consecuencia de las
distintas reacciones químicas que acompañan a la digestión, absorción y almacenamiento de
los alimentos dentro del organismo. Este aumento es el denominado efecto termógeno de los
alimentos, puesto que se requiere energía para estos procesos y se genera calor. Cuando se
toma una comida con muchos hidratos de carbono o grasas, la tasa metabólica se suele
incrementar en un 4% pero si se ingiere una comida rica en proteínas, la tasa metabólica
empieza a elevarse en el plazo de 1 h, alcanza un máximo cercano al 30% sobre el valor
normal y se mantiene así durante 3 a 12 h. Este efecto de las proteínas sobre la tasa
metabólica se conoce como acción dinámica específica de las proteínas. El efecto termógeno
de los alimentos explica el 8% del consumo energético diario total de muchas personas.

Transmisión de calor al exterior

La transferencia de calor es cuando dos sistemas de temperaturas diferentes se


ponen en contacto. La transmisión del calor tiene lugar por tres mecanismos básicos:

Conducción. Es el proceso en el cual se transmite calor a lo largo de un cuerpo


mediante colisiones moleculares. La energía calorífica se transmite durante el contacto
directo entre cuerpos (o partes de los mismos) a distintas temperaturas y tiene lugar mediante
choques o acoplamientos entre las moléculas del sistema (unas en zonas más calientes, con
mayor energía térmica y otras en las zonas más frías, con menor energía térmica), aunque no
haya un movimiento macroscópico de las moléculas, o el material sea transparente a la
radiación. Este proceso es de gran importancia en sólidos, pero de menor importancia en
líquidos y gases, donde normalmente aparece combinado con la convección y es
prácticamente enmascarado por ésta.

Ejemplos

● A lo largo de los instrumentos para manipular carbón u otros objetos potencialmente


muy calientes. Si su extensión fuera más corta, la transferencia de calor sería más
rápida y no se podría tocar ninguno de los extremos.
● El hielo en una taza de agua caliente se derrite por medio de la conducción.
● Al hervir agua, la llama conduce el calor al recipiente y al cabo de un tiempo permite
calentar el agua.
Convección. La energía calorífica se transmite por el movimiento físico de moléculas
“calientes” de las zonas de alta temperatura a las zonas de baja temperatura y viceversa,
equilibrando las temperaturas. Este proceso tiene gran importancia en fluidos y también es
denominado conducción superficial, ya que el flujo de calor entre la superficie de un material
y un fluido está relacionado con la conducción a través de una fina capa del fluido que se
encuentra junto a la superficie.

Además, es este proceso de conducción superficial el que provoca, en un fluido


inicialmente en reposo en contacto con una superficie a distinta temperatura, una diferencia
de temperaturas en el fluido, originándose diferencias de densidad en el mismo que
producirán a su vez un desplazamiento físico de materia a distintas temperaturas de unas
zonas a otras, teniéndose convección (en este caso natural).

La transferencia de calor por convección puede ser forzada cuando está ayudada por
el movimiento de las superficies en contacto con el fluido o libre (llamada también natural)
cuando se produce únicamente en virtud de una diferencia de densidades causada por una
diferencia de temperaturas. También puede venir acompañada de un cambio de fase, como
ocurre durante la condensación o la ebullición, con unos intercambios de calor muy intensos.

Ejemplos:

● La transferencia de calor de una estufa.


● Los globos aerostáticos, que se mantienen en el aire por medio del aire caliente. Si se
enfría, inmediatamente el globo comienza a caer.
● Cuando el vapor de agua empaña los vidrios de un baño, por la caliente temperatura
del agua al bañarse
● El secador de manos o de pelo, que transmiten calor por convección forzada.
● La transferencia de calor generada por el cuerpo humano cuando una persona está
descalza.
Radiación. La energía calorífica se transmite en forma de energía de la radiación
electromagnética, emitida por todos los cuerpos por el hecho de encontrarse a una
temperatura, y que se propaga a la velocidad de la luz (porque es luz de distintas longitudes
de onda) y puede ser absorbida por los cuerpos, aumentando su temperatura. La radiación es
el único medio de transmisión del calor cuando ésta tiene lugar a través del vacío, y puede ser
muy importante para altas temperaturas.

La radiación se da cuando existe una transferencia de calor entre entre dos cuerpos,
mediante ondas electromagnéticas

Ejemplos:

● La transmisión de ondas electromagnéticas a través del horno microondas.


● El calor emitido por un radiador.
● La radiación ultravioleta solar, precisamente el proceso que determina la temperatura
terrestre.
● La luz emitida por una lámpara incandescente.

Los microorganismos intervienen en los ciclos biogeoquímicos

Los ecosistemas (de manera general) se comportan como sistemas cerrados.


Intercambian energía con el medio. No intercambian materia con el medio.

Figura 19. El ecosistema como sistema cerrado

Los nutrientes son los elementos y moléculas que constituyen la estructura básica de
la vida. Los ciclos biogeoquímicos describen los caminos que siguen estos nutrientes de las
partes abióticas a las partes bióticas de los ecosistemas y su regreso a las partes abióticas.
Gracias a los ciclos biogeoquímicos es posible que los elementos se encuentren disponibles
para ser usados una y otra vez por diferentes organismos: sin ellos, la vida se extinguiría.

Las principales reservas de estos nutrientes se encuentran en el ambiente abiótico. Los


ciclos biogeoquímicos se pueden dividir en ciclos atmosféricos, cuya principal reserva se
encuentra en la atmósfera, como el del carbono y el nitrógeno; y los ciclos sedimentarios
como el del fósforo y el azufre, cuya principal reserva se encuentra en el suelo y rocas
sedimentarias.

Figura 20. Ciclos biogeoquímicos

Los materiales de la naturaleza se transforman mediante una serie de conversiones


biológicas. Las hojas que se caen son degradadas por los microorganismos o consumidas por
los animales y retornadas a sus componentes elementales, necesarios para cumplir los
diferentes papeles para perpetuar la vida. Aunque todos los seres vivos contribuyen a la vida,
los microorganismos desempeñan un papel particularmente importante. Transforman una
enorme cantidad de materia orgánica, y tan sólo ellos pueden realizar ciertas
transformaciones esenciales.
Figura 21. Rutas metabólicas de los organismos
Microorganismos como agentes beneficiosos y perjudiciales. Los microorganismos
intervienen en la naturaleza de una manera fundamental en los ciclos biogeoquímicos. Por
otro lado, los organismos superiores proporcionan a los microorganismos un entorno vital
muy ventajoso, con un medio rico en nutrientes y condiciones físicas constantes, ello puede
dar lugar a relaciones de parasitismo, simbiosis, etc.

Las bacterias (microorganismos) y los ciclos Biogeoquímicos. Las bacterias, junto


con los hongos, desempeñan una importante función como desintegradoras en la biosfera.
Así, la materia de los compuestos orgánicos puede volver a incorporarse a las cadenas
tróficas en forma de compuestos inorgánicos simples. Además, su diversidad metabólica las
hace indispensables para facilitar la circulación de muchos elementos químicos entre las
diferentes capas superficiales de la Tierra: son los llamados ciclos biogeoquímicos. Los
ecosistemas funcionan gracias al flujo de energía procedente del sol y al ciclo de la materia.

Ciclo del Carbono. El carbono (C) es el elemento básico de los compuestos


orgánicos. Todas las macromoléculas (carbohidratos, lípidos, proteínas, etc.) están formadas
por cadenas de carbono. La capacidad de los átomos de carbono de unirse unos con otros
proporciona la base para la diversidad y el tamaño molecular de la vida. Fuera de la materia
orgánica, el carbono se encuentra en la atmósfera en forma de bióxido de carbono (CO2) y en
las rocas carbonatadas (calizas, coral).

El ciclo del carbono se inicia en la atmósfera, donde las plantas terrestres toman el
bióxido de carbono para realizar la fotosíntesis (proceso de fijación del carbono). Los
productores acuáticos lo utilizan disuelto en el agua (en forma de bicarbonato, HCO3-). En
este proceso el CO2 se utiliza en la síntesis de la glucosa y de esta forma pasa a los
consumidores primarios, que a su vez sirven de alimento al siguiente eslabón de la cadena y
así sucesivamente.

En cada nivel trófico de una red alimenticia, el carbono regresa a la atmósfera o al


agua como resultado de la respiración, ya que al hacerlo liberamos CO2. A medida que
mueren las plantas y los animales, las bacterias y los hongos se encargan de liberar el carbono
de los cadáveres para dejarlo disponible como alimento para otros niveles tróficos.

Por medio del metabolismo de plantas y animales, se libera el CO2 de carbono y el


ciclo puede volver a comenzar.
Otra fase que complementa el ciclo en forma más lenta es la que ocurre con algunos
protistas y moluscos (caracoles y ostiones). Extraen del agua el CO2 para formar carbonato
de calcio (Ca2CO3) con el que construyen sus conchas. Cuando estos organismos mueren, las
conchas se acumulan en el fondo marino y con el tiempo se transforman en piedra caliza que,
al disolverse, reincorpora el carbono al medio acuático y vuelve a estar disponible para los
organismos.

Los combustibles fósiles constituyen una reserva importante de carbono y se forman a


lo largo de millones de años a partir de la transformación de las moléculas orgánicas de las
plantas y animales antiguos. Así se forman los depósitos de hulla, petróleo y gas natural que
se utilizan en los procesos de combustión en fábricas y vehículos. Cuando quemamos
combustibles fósiles se reintegra el CO2 a la atmósfera.

Los microorganismos en el Ciclo del Carbono:

● Algas y cianobacterias (en ambientes acuáticos) fijan el CO2 (mediante fotosíntesis).


● Bacterias y Hongos descomponedores devuelven CO2 al medio (fermentaciones o
respiración anaerobia).
● Arqueobacterias metanogénicas utilizan el CO2 para producir CH4.
● Arqueobacterias metanotróficas reoxidan el CH4 para devolver CO2.

Figura 22. Ciclo del Carbono


Ciclo del Nitrógeno. El nitrógeno forma parte de ácidos nucleicos o proteínas.

Reservorio: Atmósfera (N2 gaseoso, muy estable químicamente). También se


encuentra en el humus orgánico y en las rocas sedimentarias. Las reservas más activas de este
elemento son los compuestos inorgánicos, como amonio, nitritos y nitratos, que son solubles
en agua. Las actividades biológicas fundamentales en el ciclo del nitrógeno comprenden la
fijación de nitrógeno, la amonificación, la nitrificación y la desnitrificación y la asimilación.

El nitrógeno es el nutriente edáfico requerido en mayor cantidad por las plantas. En su


forma más abundante, es el gas principal de la atmósfera (N2). Gracias a la actividad de
algunos microorganismos y a las tormentas, algo del nitrógeno puede transformarse en
compuestos utilizables por las plantas que los absorben del suelo. Aquí se representan las
etapas de su ciclo en la naturaleza.

Algunos microorganismos juegan un papel muy importante en el ciclo del nitrógeno,


sólo unas pocas bacterias (Azotobacter, Rhizobium, entre otras) son capaces de fijarlo en
forma orgánica. Una vez incorporado o asimilado a la materia orgánica, el nitrógeno sufre
distintas transformaciones hasta que sale de nuevo a los almacenes inorgánicos a través de la
excreción y la muerte.

Los microorganismos en el Ciclo del Nitrógeno:

● Fijan el N de la atmósfera (Fijación) → NH3: Especies como Nostoc, Azotobacter,


Clostridium o Rhizobium. Viven en simbiosis con plantas leguminosas (guisantes,
judías, etc.).
● Transforman NH3 (de la fijación o de restos orgánicos) → NO3 (Nitrificación):
- 1ª Etapa: oxidación de NH3 → NO2 (nitritos). Lo realizan bacterias
nitrosificantes (Nitrosomonas).
- 2ª Etapa: conversión de NO2 →NO3 (nitratos). Lo realizan bacterias
nitrificantes (Nitrobacter).
● Convierten los NO3 → N2 que pasa de nuevo a la atmósfera (Desnitrificación): Lo
producen bacterias del género Pseudomonas. Se da en condiciones anaeróbicas.
Figura 23. Ciclo del Nitrógeno

Ciclo del Oxígeno. El oxígeno molecular (O2) representa el 20% de la atmósfera


terrestre. Este patrimonio abastece las necesidades de todos los organismos terrestres
respiradores y cuando se disuelve en el agua, las necesidades de los organismos acuáticos. En
el proceso de la respiración, el oxígeno actúa como aceptor final para los electrones retirados
de los átomos de carbono de los alimentos. El producto es agua. El ciclo se completa en la
fotosíntesis cuando se captura la energía de la luz para alejar los electrones respecto de los
átomos de oxígeno de las moléculas de agua. Los electrones reducen los átomos de carbono
(de dióxido de carbono) a carbohidratos. Al final se produce oxígeno molecular y así el ciclo
se completa.

Ciclo del Hidrógeno. El ciclo hidrológico es un proceso en el que el agua cambia de


estado físico y de ubicación. Todos los medios forman parte de este ciclo del agua: desde el
océano y los mares hasta la tierra firme y la atmósfera. Cuando se produce un cambio del
estado del agua, nos referimos a que puede pasar de estado sólido a líquido y gaseoso.

Es uno de los ciclos que mantienen la tierra en funcionamiento, específicamente


mediante el transporte, distribución, almacenamiento y purificación del agua. A estos se les
conocen como servicios ecosistémicos y hacen que la cantidad de agua en el planeta Tierra no
varíe, sino que simplemente permiten su circulación y circulación.
Figura 24. Ciclo del Hidrógeno

Ciclo del Fósforo. Los reservorios más activos se encuentran en suelo y aguas en
forma de fosfato. Los componentes del fitoplancton y los vegetales acuáticos aprovechan los
fosfatos, incorporando el fósforo a las cadenas tróficas. Los microorganismos participan en el
ciclo del fósforo por transferencia de formas inorgánicas a orgánicas o bien solubilizando el
fosfato insoluble.

Los microorganismos en el Ciclo del Fósforo: Producen fosfatos (a partir de orina,


heces, tejidos animales y plantas) que son utilizados por plantas → animales (para construir
ATP o ácidos nucleicos).

Figura 25. Ciclo del Fósforo


Ciclo del Azufre

Reservorio:

Rocas y los sedimentos en los que se encuentra inmovilizado, como yeso (CaSO4 + 2
H2O) y la pirita (FeS2). Sin embargo, los mares y océanos contienen una cantidad mayor de
sulfato inorgánico disponible para la actividad biológica. Las principales transformaciones
biológicas transcurren entre dos estados de oxidación: el sulfato y el sulfuro de hidrógeno.

Los microorganismos en el Ciclo del Azufre:

● Oxidan el H2S (de la materia orgánica en descomposición) a Azufre: Producido por


bacterias del género Thiobacterium.
● Oxidan el Azufre a Sulfatos (que pueden ser usados por organismos fotosintéticos).
Producido por bacterias del género Thiobacillus.
● Reducen los sulfatos a H2S. Producido por bacterias del género Desulfovibrio.
● Debido a su actividad producen H2S que se acumula en la atmósfera.

Figura 26. Ciclo del Azufre

Flujo de energía

La energía que los organismos autótrofos almacenan y ponen a disposición de otros


organismos de la comunidad a lo largo de un periodo específico se conoce como
productividad primaria neta y se mide en calorías o en términos de biomasa.
Figura 27. Flujo de energía en un ecosistema

La cantidad de vida que un ecosistema puede sostener se denomina capacidad de


carga, y está determinada por la energía que capturan los productores de ese ecosistema.

Figura 28. Intercambio de materia y energía en un sistema abierto

Por ejemplo:

En el ambiente acuático, su productividad se distribuye en sentido vertical: la parte


superior de las aguas recibe más iluminación y participa activamente en la producción, los
organismos que mueren se van al fondo y de allí los minerales que se obtienen de la
descomposición suben a la superficie por los movimientos de surgencia y son utilizados por
los organismos del fitoplancton (Figura 29).

Figura 29. Ambiente acuático y su productividad en sentido vertical


En el ambiente terrestre, la materia inorgánica que se encuentra en el suelo es
absorbida por las raíces y transportada por el sistema vascular hasta las hojas de la copa de
los árboles, donde se capta la energía radiante para realizar la fotosíntesis, y por tanto, la
productividad de biomasa es más alta. Después, la caída de las hojas y su descomposición
determina el retorno de los elementos al suelo.

● Ecosistemas de baja productividad tenemos: el desierto, donde la escasez de agua


limita la productividad, y las aguas profundas de los océanos, donde la luz solar es
limitada.
● Ecosistemas de alta productividad: estuarios y las selvas tropicales donde los recursos
abundan.
● Productividad primaria neta promedio en gramos de material orgánico por metro
cuadrado por año de algunos ecosistemas terrestres y acuáticos.

Niveles tróficos. El nivel trófico es la posición que ocupan los organismos por su
nivel de alimentación dentro de las cadenas alimenticias. Por lo anterior, todos los
organismos que comparten hábitos alimenticios similares se encuentran en el mismo nivel
trófico (Figura 30).

Figura 30. Niveles tróficos

Redes o tramas alimenticias. Las comunidades naturales rara vez tienen grupos bien
definidos de productores, consumidores y desintegradores en relación lineal como se ilustran
en las cadenas alimenticias. Sin embargo, una red alimenticia muestra múltiples cadenas
alimenticias interconectadas efectivas dentro de una comunidad específica.

Cada nivel representa un eslabón en la cadena alimenticia, por tanto, la estructura


trófica del ecosistema (relación productor-consumidor) está constituida por los niveles
tróficos donde están situados todos los organismos de la comunidad. Seguramente te
preguntarás cómo sabemos quién se come a quién. El método más sencillo es la observación
directa, pero se dificulta cuando los organismos son microscópicos, sus hábitos de caza son
nocturnos o en ambientes de difícil acceso.

El método utilizado en las aves es el análisis del contenido estomacal: en el caso de


los organismos rapaces se analiza el bolo alimenticio; otro método es el de isótopos
radiactivos que permite marcar a las plantas o animales con radioisótopos y luego buscar a
los organismos que se lo han comido con un detector. De esta forma se construyen las
cadenas, redes o tramas (Figura 31).

Figura 31. Redes alimenticias

Diezmo ecológico. El flujo de energía en los ecosistemas es unidireccional. Mientras


la energía pasa por los diferentes niveles tróficos (de la nutrición), gran parte de la misma se
pierde en el proceso respiratorio. Esto ocurre a causa de la segunda ley de la termodinámica,
dado que existe una pérdida importante de energía en cada transferencia, y esto se denomina
Ley de Diezmo Ecológico o Ley del Diez por Ciento.

Cuando se aplicaron las leyes de la termodinámica al flujo de materia y energía, así


como a la formación de biomasa, se determinó que en el paso entre los niveles tróficos se
obtiene tan sólo el 10% de la energía generada en el anterior; en otras palabras, de la energía
que se captura en cada nivel trófico, un 90% se destina al movimiento, metabolismo y otras
acciones, mientras deja el 10% restante para que lo aproveche el siguiente.

Observamos que un productor aprovecha el 90% de la energía solar que fija para
realizar sus funciones de sobrevivencia y en caso de servir de alimento a algún herbívoro esto
sólo podrá utilizar el 10% de toda la energía que fijó el vegetal. A su vez el herbívoro utiliza
el 90% de esa cantidad que recibió para sobrevivir, y en caso de servir de alimento a algún
carnívoro éste, sólo podrá utilizar el 10% de la cantidad que recibió el herbívoro (Figura 32)

Figura 32. Pirámide del flujo de energía en los niveles tróficos

Figura 33. Ejemplo del flujo de energía

Ecología molecular

Es el empleo de herramientas moleculares para resolver problemas ecológicos a nivel


evolutivo. El enfoque termodinámico ha encontrado una aplicación generalizada en ecología
en las últimas décadas. Es difícil determinar exactamente dónde comienza la ecología, si
comienza con los organismos (a nivel autoecológico), las poblaciones o solo a nivel de los
ecosistemas en su conjunto.

Los enfoques termodinámicos se han aplicado para analizar sistemas y fenómenos


biológicos en una amplia gama de áreas y en todos los niveles jerárquicos. Especialmente, el
uso de la entropía y la información, mencionado anteriormente, han contribuido mucho al
confundir y entremezclar el uso de los conceptos.
Figura 34. Organización desde un nivel atómico

Por lo tanto, uno o más de estos enfoques han entrado, por ejemplo, en fisiología,
especialmente a través de la termodinámica de redes (Imai, 1996) y Mikulecky (1991) y el
análisis de procesos de envejecimiento, por ejemplo, en células (Riggs, 1993). Los psicólogos
también han retomado los conceptos en el análisis del habla u otra comunicación. Mientras
tanto, los estudios sobre organismos, a través de la embriología y la fisiología, por un lado,
sirven para ilustrar los principios de sistemas relativamente simples, pero, por otro lado,
también nos dicen cuán problemática puede ser una interpretación termodinámica de los
resultados.

En años recientes el avance en el desarrollo de tecnologías moleculares, en particular


en las relacionadas con la secuenciación del ADN. El impacto de la genómica y
metagenómica es de tal magnitud que revolucionarán las ciencias ecológicas, dando origen,
junto con la Ecología Molecular (ecología avanzada), con preguntas y metodologías
diferentes a las abordadas por la ecología clásica. Estas nuevas metodologías abren la puerta
a la exploración de nuevas aproximaciones al estudio de las comunidades microbianas, pues
permiten el análisis simultáneo de la caracterización taxonómica de las especies contenidas
en la comunidad y las funciones que pueden desempeñar. Aquí revisamos algunos de los
avances de esta Nueva Ecología, describiendo el potencial que puede alcanzar si se usa junto
con otras disciplinas (Tabla 2 y Figura 35) (Bonilla & Rosso, 2008).

Tabla 2. Los niveles clásicos de estudio y complejidad de la Ecología, los métodos cómo se han enfrentado
tradicionalmente y las propuestas de la Nueva Ecología
Figura 35. Marcadores genéticos

Entropía de los sistemas biológicos

Algunas medidas y cálculos de balances termodinámicos de sistemas biológicos y


ecológicos han sido realizados por algunos autores, pero sólo en relativamente pocos casos.
Una gran cantidad de trabajo parece estar dominado por estudios embriológicos y
morfogenéticos, a medida que crecen los organismos, principalmente provenientes de Europa
del Este y Rusia, La importancia para los ecosistemas se discutió un poco más tarde a través
de los trabajos de Straskraba (1987), Mauersberger (1982), Svirezhev (1990) y Aoki (1987)

Entropía en los organismos

Aceptar la opinión de que los sistemas vivos pueden ser tratados como estructuras
disipativas, de acuerdo con la hipótesis de Prigogine y Wiame (1946), hace que sea
interesante establecer, si es posible, equilibrios de entropía para organismos enteros o partes
de estos.

Los estudios sobre plantas, o más bien partes de plantas, es decir, hojas de soja y
roble, hojas de plantas caducifolias (no especificadas) y ramas de coníferas (Aoki, 1989), en
general muestran que los balances de entropía en estas partes de las plantas son negativos,
aunque la actividad nocturna difiere de la del día. Esto tal vez no sea tan sorprendente cuando
se trata de la fotosíntesis y, por lo tanto, la captura de formas de energía de baja entropía y
alta exergía, como la radiación. Se han realizado estudios similares donde se ha utilizado el
principio de máxima entropía para el análisis de plantas y vegetación (Franklin et al., 2020).
Los estudios citados junto con la técnica y las observaciones de Luvall y Holbo (1991)
constituyen una plataforma importante para futuros estudios termodinámicos de vegetación.

Algunos estudios se han llevado a cabo en animales, como lagartos (Aoki, 1988),
ciervos de cola blanca (Aoki, 1987), e incluso humanos (Aoki, 1994). Los estudios en
animales muestran que el flujo neto de entropía hacia el animal es negativo. El tamaño
también puede desempeñar un papel importante, ya que se debe esperar que la producción de
entropía específica sea menor para los animales grandes. Calculando la producción de
entropía específica para ciervos y comparándola con un lagarto, muestra un valor para el
ciervo de solo 1/21 del valor del lagarto.

Los estudios en humanos no muestran resultados tan claros. La producción de


entropía de los humanos está mostrando un rápido aumento durante los primeros años de vida
humana, aunque los resultados varían (Aoki, 1994). Después del aumento inicial, la
producción de entropía tiende a disminuir con varias tasas y tiende a no encontrar un nivel
constante. Los resultados de acuerdo con estas observaciones también se encontraron válidos
para los cerdos y se argumenta que es una nueva "ley universal para el desarrollo, crecimiento
y envejecimiento de muchas especies de organismos biológicos" (Aoki, 1992)

Entropía de los ecosistemas

También se han llevado a cabo estudios de equilibrios de entropía en ecosistemas


enteros, principalmente lagos, y en particular el lago Biwa, el lago más grande y estudiado de
Japón, así como el lago americano Mendota, uno de los lagos más estudiados del mundo. El
lago Biwa se considera mesooligotrófico, y el lago Mendota es eutrófico (Aoki, 1998).

Las investigaciones de los saldos mensuales de entropía llevados a cabo en el lago


Mendota y el lago Biwa (Aoki, 1998) mostraron un desempeño de los flujos netos negativos
de entropía a los lagos durante todo el año. Se demostró que la producción mensual de
entropía era una función lineal de la radiación solar. Comparando esto con un lago más
eutrófico, el lago Mendota, mostró que la eutrofización se acompaña de un aumento en la
producción de entropía.

Exergía en ecosistemas

Las diferentes formas de exergía, cuatro en total, se han probado varias veces en
relación con estudios de modelización de lagos poco profundos principalmente daneses y
también de algunos lagos y estuarios europeos. Los resultados mostraron que los cambios
estructurales en los ecosistemas durante la evolución y el desarrollo de las sociedades de
fitoplancton en particular suelen ir acompañados de un aumento de la exergía, aunque es
probable que se produzcan tendencias decrecientes en el período de transición. Además, las
especies ganadoras, o constelación de la misma, son las que pueden demostrar la exergía más
alta calculada. Además, una diferencia en los valores de exergía al evaluar el comportamiento
de dos de las expresiones propuestas, la exergía clásica e interna, solo fue notable durante los
cambios abruptos del ecosistema.

Todas las formas de exergía, incluida la exergía específica, se analizaron en un lago


chino, Chao Hu, y se examinó el rendimiento de cada indicador después de la aplicación de
medidas de ingeniería ecológica como experimentos de biomanipulación. Se encontró que la
exergía específica era prometedora como indicador de la distribución de biomasa entre los
compartimentos, indicando implícitamente qué tan bien está estructurado el ecosistema (Xu,
1997).

En un elegante estudio, los cálculos de crecimiento de macrófitos basados en


relaciones alométricas derivadas de la literatura se acoplaron a un cálculo de cuál de las
especies de biblioteca se predeciría realizar demostrando una exergía máxima en las
condiciones prevalecientes en las lagunas de Venecia. Los cálculos se utilizaron para predecir
la distribución de varias especies de macrófitos en la laguna, que a su vez podrían compararse
con la distribución observada. Los resultados mostraron una alta precisión, un acierto de más
del 85%, en las predicciones (Coffaro, 1996).
Figura 36. Una red trófica que ilustra un ecosistema acuático típico con reciclaje interno a través de un detritus y
un compartimento bacteriano. Los flujos se traducen en relaciones de exergía, lo que permite rastrear la
conversión y disipación de energía en todo el sistema.

Degradación de la exergia
Las técnicas utilizadas en la estimación de la degradación de la exergía en los
ecosistemas (vegetación) han sido desarrolladas por Luvall y Holbo (1989), a finales de los
años 80. Explicado de manera sencilla el gradiente de exergía impuesto a los ecosistemas en
forma de radiación solar es utilizado por las plantas para la fotosíntesis, que es una actividad
dominante o primaria de cualquier ecosistema.

El proceso de fotosíntesis es, a su vez, seguido por la evapotranspiración, una


actividad generalmente reconocida para dar lugar a un enfriamiento del sistema. La
evapotranspiración y el enfriamiento se convierten así en una medida de la actividad y
madurez del ecosistema. Cuanto más avanzado o maduro es el ecosistema, más
evapotranspiración se produce. Cuanta más evapotranspiración, mayor será relativamente
mayor será el enfriamiento del sistema. Entonces, eventualmente, el enfriamiento observado
se convierte en un proxy de la actividad y la degradación de la exergía.

En un caso ha sido posible estimar la exergía degradada por algunos de los ecosistemas más
grandes del mundo, el Amazonas, el centro y este de los Estados Unidos, Asia y el Sahara,
por datos de satélites, es decir, datos de teledetección.

Las actividades observadas se comportan como se espera y muestran que cuanto más
avanzados son los sistemas, mayor es la evapotranspiración. Mientras que las selvas
amazónicas son capaces de absorber el equivalente o un poco menos que el Sahara, gran parte
de la radiación solar entrante se utiliza para la producción, como lo indican los datos de
evapotranspiración (70%) en comparación con el 2% del Sahara. Como consecuencia, de la
evapotranspiración, los ecosistemas más maduros, por ejemplo, las selvas tropicales, pueden
bajar la temperatura hasta en 25°C en comparación con el entorno.

Características de la ecología molecular

La ecología molecular se distingue por lo siguiente:

● La utilización de marcadores moleculares de ADN (proteínas, secuencias de ADN o


ARN) basados en genealogías soportadas por herencia y principios genéticos.
● Aplicación a problemas de ecología y evolución
● Utilización de las relaciones genéticas entre individuos, poblaciones o especies para
abordar problemas a diferentes escalas biológicas jerarquizadas Ecología molecular y
la conservación, Ecología molecular y la diversidad.
● Aspectos relevantes en la utilización de marcadores moleculares.
● La mayoría de los marcadores representan variabilidad en regiones no-codificantes
del ADN. Su variación es neutral desde el punto de vista de selección natural.
● Los marcadores difieren en la cantidad de variabilidad que ilustran. Es necesario
ajustar el tipo de marcador a cada problema y su escala espacial.
● Tipos de marcadores: codominantes (patrones de bandas distinguibles en homocigotos
y en heterocigotos), dominantes.
● Los marcadores difieren en el tipo de herencia: ADN nuclear- biparental; ADN
citoplásmico (mtDNA; cpDNA)- uniparental.

Generalmente la ecología molecular se divide en descriptiva y mecanicista (Figura 37)

Figura 37. Ecología molecular descriptiva y mecanicista


2.1.14.1. Métodos basados en PCR

El ADN total de un organismo (en muy pequeña cantidad) es cebado con


oligonucleótidos cortos (10-meros) de secuencia arbitraria que ceban al azar en numerosos
sitios de todo el genoma. Allá donde se presenten dos sitios de cebado en orientaciones
opuestas y a distancia compatible con la amplificación por la polimerasa, se producirá un
fragmento amplificado. De cada reacción por PCR se obtiene un complejo patrón de
fragmentos específico del genoma analizado y del cebador utilizado (Figura 38)

Figura 38. Determinación de niveles de variabilidad genética a escala geográfica amplia

La selección natural a nivel molecular

Las dos ideas principales derivadas de la teoría Darwin-Wallace sobre la evolución de


las especies señalan que los organismos son producto de una historia evolutiva, es decir, de
ancestría-descendencia a partir de modificaciones de un ancestro en común. Además, el
mecanismo principal de la evolución es la selección natural de estas variaciones hereditarias.

La selección se refiere a la reproducción diferencial de algunos fenotipos/genotipos


sobre otros bajo ciertas condiciones ambientales que prevalecen en un momento determinado
(Futuyma, 1986; Li, 1997). En otras palabras, es un mecanismo evolutivo que genera un
cambio en las frecuencias relativas de los fenotipos/genotipos, de acuerdo a su adaptación
relativa dentro de la población.

Durante mucho tiempo se creyó que la selección era la principal fuerza que mantenía
la variación fenotípica y genotípica. Sin embargo, a partir del desarrollo de nuevas técnicas
para el estudio de la variación a nivel ADN y proteínas se inició de manera formal el estudio
de la evolución a nivel molecular.
Los resultados demostraron que la mayor parte de la variación al nivel molecular no
es mantenida por la selección tipo darwiniano (selección adaptativa o positiva), sino resultado
de un balance entre la deriva génica y las mutaciones neutras a casi neutras.

La conservación genética en las áreas verdes de las ciudades

Al dirigir los esfuerzos de investigación de la ecología del paisaje y la conservación


genética a la planificación y el diseño urbano supondría una nueva perspectiva para examinar
o entender procesos espaciales y temporales que ocurren en esos espacios, y que pueden ser
claves en los esfuerzos de conservación y de restauración ecológica de otras áreas menos
degradadas o que mantienen un mayor estado de naturalidad.

Con la integración de indicadores de la genética de poblaciones y las estadísticas


espaciales sería posible reevaluar las estrategias de paisajismo, los patrones de localización y
de selección para el mejoramiento de especies forestales en el diseño de áreas verdes en los
ámbitos urbanos. Por ejemplo, (Millward & Sabir, 2010) reportan que el 40 % de los árboles
recién plantados en espacios urbanos mueren en sus primeros 10 años, y además, presentan
tasas de crecimiento muy por debajo de la media en comparación con aquellas especies
localizadas en entornos naturales (Barrantes-Sotela, 2019).

La aplicación de la biotecnología en el área forestal

Uno de los pilares de la genética de la conservación, es la evaluación de las


poblaciones de especies que se encuentran en peligro de extinción, el poder interpretar y
predecir los riesgos en la naturaleza genética y las acciones que se pueden emprender para
minimizar la pérdida de tal diversidad. Parte de estos trabajos son realizados con marcadores
moleculares, los cuales han ayudado en la estimación de la diversidad y el estado genético de
las poblaciones de especies amenazadas por la presión antrópica o en su caso, ecológica
(Domínguez, 2022).

Ejemplos de avances de investigación en ecología molecular

El uso de datos de secuencias multilocus es esencial para establecer límites de


especies sólidas. Caracterizaron morfológicamente y construyó filogenias multilocus
utilizando cuatro marcadores moleculares, dos marcadores de cloroplasto (mat K y rbcL) y
dos marcadores nucleares (ITS y GBSS I-2).
Figura 39. Estudios a nivel nacional: Explorando la diversidad de bayas andinas del norte de Perú a partir de
análisis moleculares

La familia de algas rojas Palmariaceae se distribuye en los hemisferios norte y sur y


actualmente incluye cuatro géneros y 25 especies. Con la ecología molecular describieron
una nueva especie, Devaleraea yagan, basado en la filogenia multilocus y confirma las bajas
divergencias genéticas

Figura 40. Nueva especie de Palmariaceae de Chile Subantártico: Devaleraea yagan

Utilizaron la filogenia multilocus y cinco métodos basados en ADN para delimitar


especies en Beauveria (usando tres fabricantes moleculares). Estos análisis polifásicos
permitieron la delimitación, confirmación y descripción de B. peruviensis como un nuevo
taxón del noreste de Perú. La filogenia multilocus es crucial al establecer los límites de las
especies en Beauveria.
Figura 41. Morfología de Beauveria

Equilibrio del PH en el ecosistema y en el organismo

Se trata de un valor utilizado con el objetivo de medir la alcalinidad (base) o acidez de


una determinada sustancia, indicando el porcentaje de hidrógeno que encontramos en ella,
midiendo la cantidad de iones ácidos (H+). La escala del pH varía del 0 al 14, de forma que
se considera 7 como un valor de pH neutro, menos de 7 se vuelve más ácido, arriba de 7 se
vuelve más alcalino.

Figura 42. Escala de pH

El pH es un parámetro que se encuentra presente en todos los ecosistemas de nuestro


mundo, de una manera u otra. Al igual que sucede con la temperatura, los seres vivos se
adaptan a un determinado grado de pH, y desarrollan su actividad vital condicionados a un
mantenimiento de ese nivel de pH establecido.

Mientras ese pH se mantiene dentro de unos límites adecuados, la vida sigue su curso
de manera normal. Cuando el pH varía fuera de esos límites, se produce un desequilibrio,
causando problemas para el normal desarrollo de la actividad y llegando a poner en peligro la
vida en ese ecosistema.

Para hacer un paralelismo del factor pH con el factor temperatura, si tomamos el


ejemplo del oso polar, éste está perfectamente adaptado a vivir en climas muy fríos, su
metabolismo y su piel hacen que vivir a una temperatura de -30 ºC no sea ningún
inconveniente, pero sin embargo es incapaz de vivir mucho tiempo en un clima caluroso.
Aunque el valor pH es mucho más desconocido que el valor temperatura, también condiciona
el tipo y condiciones de vida de nuestro entorno.
El pH en el mundo vegetal.

Podemos observar, cuando subimos una montaña, como la vegetación va cambiando a


medida que ganamos altura sobre el nivel del mar y varía la temperatura. De la misma
manera el pH es considerado como una de las principales variables en los suelos, ya que
controla muchos procesos químicos que tienen lugar en éstos. Afecta específicamente la
disponibilidad de los nutrientes de las plantas.

Figura 43. Clasificación de los suelos por su pH

Los suelos que están cercanos al pH neutro (7) ofrecen los beneficios de tener en
general la mayor disponibilidad de nutrientes. Los organismos que habitan en el suelo son
importantes para la degradación de los materiales orgánicos que servirán posteriormente
como abono. Estos organismos trabajan mejor en un pH por encima de 6,0. Las lombrices de
tierra prefieren el pH por encima de 6,5. Un pH por debajo de 6,0 disminuye la fijación de
nitrógeno, haciendo más lenta la descomposición de la materia vegetal.

pH en ríos y lagos

El agua de los lagos, lagunas y ríos sanos tiene un pH entre 7 y 8. La mayoría de los
peces tolera el agua con pH entre 6 y 9. Los peces generalmente mueren en pH más bajos y
más altos. Los sapos y otros anfibios son más sensibles al pH que muchos peces. Es por ello
que el estudio de anfibios se utiliza como parámetro básico en el estudio de la calidad
medioambiental del agua de ríos y lagos. La lluvia ácida ayuda a acidificar el pH del agua
dulce de lagos y ríos.

pH en mares y océanos

Los océanos regulan el clima, ayudando a producir la lluvia necesaria para que haya
agua en los ríos. La vida en la Tierra simplemente no existiría sin los océanos. Más de la
mitad del oxígeno que respiramos es producido por el fitoplancton del océano. Los “bosques
azules”: praderas marinas, humedales y manglares, absorben más CO2 que los bosques en la
Tierra. Estos bosques azules son vitales para el clima en el planeta. El mar es un medio
ligeramente alcalino. El pH del agua oceánica está entre 7.5 y 8.4.

pH en el organismo de los seres vivos

Mantener la acidez y la alcalinidad balanceadas es la clave para un buen


funcionamiento del cuerpo. No debe pensarse en ácido como “malo” y alcalino como
“bueno”; la nutrición es vital para lograr un estado óptimo.

La acidez o alcalinidad (base) del cuerpo se puede medir por medio de la sangre, orina
o saliva. El nivel idóneo del pH en la sangre debe oscilar entre 7.35 y 7.45, pero la
contaminación atmosférica, los malos hábitos alimenticios o el estrés acidifican el cuerpo y
alteran ese pH, la sangre reacciona y roba los nutrientes que necesita del resto de órganos
vitales para compensar el desequilibro.

Importancia de la nutrición

En este sentido, la nutrición es un factor vital para lograr el estado óptimo de


equilibrio ácido-base, ya que hay nutrientes con la capacidad de acidificar y otros con la
capacidad de alcalinizar (basificar).

Los alimentos se clasifican según el efecto que tienen dentro del cuerpo después de la
digestión y no según el pH que tienen por sí mismos; así, el sabor no es un indicador del pH
que pueden generar dentro del organismo, como es el caso de los cítricos que a pesar de saber
ácido, tiene un efecto en el organismo completamente alcalino (básico).

Los minerales como el potasio, el calcio, el sodio y el magnesio, forman reacciones


alcalinas (básicas) en el cuerpo y se encuentran principalmente en las frutas y las verduras.
Contrariamente, los alimentos que contienen hierro, azufre y fósforo como las carnes, el
huevo, los lácteos y los frutos secos, son promotores de acidez.

Lo ideal es que la alimentación esté compuesta de un 20 a 25% de alimentos ácidos y


de un 75 a 80% de alimentos alcalinos. Solo así podremos ir creando paulatinamente un
ambiente equilibrado al interior del cuerpo, de tal manera que sea protegido de enfermedades
y del deterioro celular.
Las consecuencias de un pH ácido:

● Disminución de la actividad del sistema inmune


● Favorecimiento de la calcificación de los vasos sanguíneos
● Pérdida de masa ósea y masa muscular
● Fatiga crónica
● Dolor y espasmos musculares
● Caída del cabello y deterioro de las uñas
● Piel irritada
● Cansancio generalizado

Los alimentos ácidos y alcalinos son los responsables de los procesos metabólicos y a
la vez son necesarios como mecanismos de defensa para evitar enfermedades. Para lograr una
buena salud, es necesario mantener un equilibrio en el consumo de ambos.

Lista de opciones de comida de acuerdo a su pH.

Alimentos alcalinos

● Verduras: brócoli, zanahoria, col, coliflor, cilantro, berenjena, hongos, espinacas.


● Frutas: sandía, manzana, nectarina, naranja, piña, pasas, dátiles, tomate, coco fresco.
● Alimentos con proteína: huevo, queso cottage, pechuga de pollo, tofu.

Alimentos ácidos

● Verdura: espinaca cocida, chícharos.


● Frutas: ciruela pasa, jugos procesados, ciruelas.
● Cereales: maíz, avena, centeno, arroz blanco, arroz integral, papa.
● Alimentos con proteína: carne de res, carne de cerdo, mariscos, pavo, pollo,
carnero, pescado.
● Otros:bebidas alcohólicas, mermelada, vinagre, bebidas carbonatadas, leche,
frijoles, chocolate.

El pH ácido, punto débil de las células cancerosas

Se conoce que las células cancerosas provocan la acidificación de su entorno y, en


consecuencia, se alcaliniza del interior de la propia célula. En un principio, esta desregulación
debería suponer un problema para el desarrollo y la proliferación de las células y, sin
embargo, en el cáncer, ocurre todo lo contrario. Un estudio computacional, cuyo co-primer
autor es el químico computacional Miquel Duran-Frigola, del Instituto de Investigación
Biomédica (IRB Barcelona), demuestra que las células cancerosas proliferan menos y de
manera menos robusta al acidificar su pH interno, apuntando así a nuevos enfoques
terapéuticos.

Utilizando decenas de miles de datos históricos de ensayos bioquímicos y una base de


datos de expresión génica de células cancerosas, los investigadores han desarrollado un
modelo computacional que analiza cómo se ve afectada la actividad de casi 2.000 enzimas
metabólicas, por variaciones en el pH.

La acidificación como objetivo. Los investigadores han confirmado la hipótesis que


se plantearon inicialmente, según la cual, si las células del cáncer proliferan cómodamente
con niveles de pH alcalinos, entonces serían más sensibles al pH ácido. Esto abre la puerta a
considerar la acidificación del interior de las células cancerosas, combinado con terapias de
cáncer más convencionales, como una buena estrategia terapéutica.

Nuevas dianas terapéuticas. Además, han podido identificar las enzimas


metabólicas que hacen sinergia con la acidez intracelular en el desarrollo del cáncer y que los
convierte en posibles dianas terapéuticas. Cinco de esas dianas potenciales han sido probadas
en laboratorio, con líneas celulares de cáncer de mama, ofreciendo resultados prometedores.

Conclusiones

● El ecosistema más apto, es aquel capaz de usar y almacenar flujos de energía y


materiales de la manera más eficiente.
● El principal problema en la transferencia a la ecología es que las propiedades
termodinámicas solo se pueden calcular y no medir.
● La ecología molecular se ocupa de aplicar, a través de diferentes métodos, la genética
de poblaciones moleculares, la filogenética molecular y la genómica, principalmente
para descubrir nuevas especies.
● El pH también tiene importancia a nivel ecológico y biológico, en especial con los
últimos descubrimientos en cuanto a la relación del pH acido y las células
cancerígenas.
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