2 Exodo
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2 Exodo
Éxodo
• Salida de Israel de Egipto (1-15), camino hacia el Sinaí (16-18); la Alianza (19-24) y el culto (25-40).
MOISÉS,
Este texto afirma 3 cosas importantes:
1. Moisés es el más grande entre todos los profetas. Por eso la “Ley de Moisés” es superior a todas las otras
formas de revelación.
2. La superioridad de Moisés deriva de la superioridad de su relación con Yahveh (Ex 33,11; Nm 12,6-8; etc.).
Yahveh y Moisés estaban en “contacto directo”, sin intermediarios (diferente a la comunicación mediante
sueños o visiones).
3. El éxodo es el acontecimiento fundamental de la historia de Israel. Ningún otro acontecimiento se puede
comparar con éste. La fundación de Israel surge con Moisés, y no con David o Salomón. En efecto, Israel es
más antiguo que la monarquía y, desde luego, que la conquista de la tierra prometida.
En general, los exegetas distinguen al menos tres partes en el libro del Éxodo:
1. La salida de Egipto (Ex 1,1-15,21)
2. La marcha desde Egipto al Sinaí (Ex 15, 22-18,27)
3. Israel en el Sinaí: la alianza y las leyes (Ex 19,1-40,38) En esta parte es habitual diferenciar varias secciones:
a) La alianza (Ex 19-24)
b) La ruptura de la alianza y su renovación (Ex 32-34)
c) Las normas para la construcción del santuario y su ejecución. (Ex 25-31; 35-40)
Contenido del Éxodo: Inicia narrando la opresión sobre el pueblo hebreo, con Moisés se inicia la liberación, hasta el
punto de llegar al monte Sinaí, después de la marcha por el desierto. Dios hace una alianza con el pueblo y le dicta sus leyes
por medio de Moisés. Narra la construcción de la tienda, lugar de culto en la época del desierto.
Éxodo es el segundo libro de la Biblia. Es el segundo libro del antiguo testamento y del pentateuco.
El libro de Éxodo es sobre la salida del pueblo de Israel de Egipto y el pacto de Dios con ellos. El libro está atribuido a
Moisés y se cree que fue escrito entre los años 1450 y 1410 a C.
Si en Génesis Moisés quiso explicar el llamamiento del pueblo de Israel por Dios, aquí en Éxodo él explica como este
pueblo se va desarrollando culturalmente y espiritualmente. Los eventos en el libro empiezan en Egipto y continúan cerca de
la costa hacia el desierto Sinaí y después el desierto Sin.
Similar a Génesis, Éxodo consiste de varios géneros que contribuyen a la historia. La mayor parte del libro es en forma
de narración. Si Moisés es el autor de este libro, tal como dice la tradición judía y cristiana, pues la narración es en la tercera
persona. Él se introduce a la historia en el capítulo 2, después de brevemente explicar lo que sucedió con el pueblo de Israel
después de la muerte de José.
Pentateuco 2
Éxodo
El libro también contiene himnos y oraciones. Los canticos de Moisés y Miriam en el capítulo 15 son de los más
conocidos en el antiguo testamento. La composición alaba a Yahvé por la victoria sobre el Faraón.
Después del capítulo 20, donde Yahvé da los 10 mandamientos, varios capítulos se dedican a una serie de leyes e
instrucciones sobre la vida diaria y la adoración.
Personas importantes
Puntos principales
• Dios cumple sus promesas. La razón por la cual el faraón temía a los judíos era porque estos crecían en gran número.
Dios prometió a Abraham que su descendencia llegaría a ser una gran nación. Aquí vemos la realización de esto.
• Dios escucha el clamor de su pueblo ("Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abram, Isaac y
Jacob. Y miro Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios."-Éxodo 2,24-25).
• La salida del pueblo de Egipto ilustra el plan de salvación que se llevaría a cabo por medio de Jesucristo en la cruz.
(Éxodo 12)
• Dios establece pacto y espera que cumplamos con nuestra parte.
• Dios establece reglas para que vivamos en santidad.
INTRODUCCION
El libro del Éxodo es central en toda la Biblia. Contiene las tradiciones fundamentales de los orígenes del pueblo de
Israel y la fundación de sus instituciones religiosas (culto, sacerdocio, leyes, etc.); es el modelo siempre nuevo de toda liberación
de Dios y de todo profetismo en la figura de Moisés; atestigua la formación del pueblo de Dios y lo fortalece en momentos
de crisis.
Su fuerza le viene de ser palabra de Dios en que se proclama y confiesa la fe en el Dios que ha salvado a su pueblo y lo ha
sacado de la esclavitud para darle vida, libertad y esperanza: «He bajado para librarlo del poder de los egipcios, sacarlo de
ese país y llevarlo a una tierra nueva y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel» (Ex 3,8; cf. 3,17).
Dios se compromete con su pueblo a través de una alianza y le otorga los mandamientos e instituciones de culto como valiosos
dones para servirlo. El paso del señorío del faraón al señorío de Dios justifica el cumplimiento de las exigencias que él pide al
pueblo para protegerlo y cuidarlo. Sus mandamientos excluyen cualquier otro dios (20,3), pues no hay ningún otro que lo
haya liberado, sino este Dios vivo y verdadero que se revela en su fidelidad y misericordia como «El que es» (3,14).
Dios es fiel a su palabra y protegerá al pueblo que ha rescatado, por eso es el Dios verdadero y digno de confianza. Pero esta
alianza no es incondicional, pues exige en correspondencia guardar sus mandatos y vivir en fidelidad la nueva relación de
fraternidad desde la cual quiere vincularse con los miembros de su pueblo.
Desde la historia de su interpretación, el libro del Éxodo ha sido objeto de abundantes comentarios con la finalidad de
desentrañar los problemas suscitados en la comprensión del texto, actualizar su mensaje para cada época y responder, así, a
las nuevas condiciones y retos para los creyentes.
El siglo XIX fue notorio por la indagación exegética de los libros del Pentateuco. Julius Wellhausen, en su estudio histórico-
crítico literario, dio orden a las investigaciones realizadas hasta entonces.
Ofreció una base científica a la llamada hipótesis documentaria, según la cual el Pentateuco estaría compuesto de cuatro
fuentes: yahvista (J), elohísta (E), deuteronomista (D) y sacerdotal (P), siendo esta
última la que ordenó y dio forma a las demás.
En el siglo XX, por los años 60, se publicó el estudio de G. Auzou, De la servidumbre al servicio. Estudio del libro del Éxodo.
El enfoque histórico-crítico-literario había prevalecido hasta entonces. Todavía en los años 70, W. H. Schmidt orientó su
comentario al Éxodo desde el estudio histórico-crítico clásico. En 1974, B. S. Childs, con su Libro del Éxodo: Un comentario
Pentateuco 3
Éxodo
crítico teológico, incursionó con un nuevo modelo de investigación. En lugar de quedarse en los problemas histórico-literarios
del texto, tomó en cuenta el contexto canónico y la historia de su interpretación. Su estudio consistía en interpretar el libro
del Éxodo «como escritura canónica en la disciplina teológica de la Iglesia». Posteriormente, le seguiría J. I. Durham, poniendo
el énfasis en el análisis de las narraciones del Éxodo como composiciones literarias teológicamente orientadas.
No hay que olvidar la aportación y el gran valor que la teología de la liberación en Latinoamérica concedió a los textos de
opresión liberación, privilegiando el análisis histórico, cultural y social, a fin de orientar las acciones sociales y políticas
liberadoras en las circunstancias del momento.
Finalmente, aparte de los análisis histórico-críticos, en las últimas décadas del siglo XX se incrementó el análisis sincrónico, las
investigaciones crítico-textuales y los estudios sobre la relación entre Éxodo y la antigua literatura judía.
Para muchas personas, lo poco que saben del Éxodo depende de lo que las películas o programas televisivos nos han
transmitido, con muy poco valor y sin el sentido crítico que merece el Éxodo como palabra de Dios. No hay que sujetar el
Éxodo a las dramáticas películas de Hollywood, que se fijan más en lo fantástico que en su mensaje y contenido, o a los
escépticos documentales cientificistas que minusvaloran su mensaje o buscan hacer concordar exactamente cada palabra del
texto con los datos arqueológicos, efectos de la naturaleza o acontecimientos históricos.
La indiferencia ante el Éxodo como Palabra de Dios no es la mejor actitud, pues estamos delante de la fuerza liberadora y
vivificadora de la Palabra divina. Más allá del texto lingüístico hay un mensaje que trasciende; más allá de la zarza ardiente
está un Dios por descubrir. Ciertamente, no por ello hemos de descuidar la ayuda de las ciencias actuales (historia, arqueología,
ciencias del lenguaje) que, lejos de oscurecer el sentido del texto o de desacreditarlo, arrojan luces de mejor comprensión
lingüística, cultural e histórica sobre el texto y el acontecimiento de liberación para un acercamiento auténtico a la Palabra de
Dios que salva. La aportación de las ciencias actuales es útil, incluso necesaria.
Al igual que Moisés, estamos invitados a ver, más allá de la zarza, al Dios presente, actuante y liberador. Es el Dios que va de
la zarza a la Tienda del Encuentro para acampar y estar con su pueblo.