Carretero & Kriger, 2008
Carretero & Kriger, 2008
Carretero & Kriger, 2008
Resumen
En este artículo se presentan y discuten los hallazgos de un estudio empírico sobre las narrativas históricas de
alumnos argentinos de 6 a 16 años de edad acerca del relato del “Descubrimiento” de América, al cual se consi-
dera como el hito más profundo y conflictivo de la identidad argentina. Se entrevistaron 100 sujetos urbanos de
clase media, 20 de cada una de las siguientes edades, 6, 8, 10, 12, 14 y 16. Dicho evento histórico se celebra
ritualmente cada año en todas las escuelas argentinas, como parte de las llamadas “efemérides”. Dichas cele-
braciones histórico-patrióticas son muy comunes en numerosos países del mundo, si bien en otros, como España,
no existen. Se realiza un análisis del contenido histórico e identitario de las narraciones de los entrevistados, así
como su proceso de cambio en las edades citadas. Las narrativas de los más jóvenes (6 y 8 años) muestran una
comprensión anecdótica y personalista, donde el conflicto entre culturas no es considerado. Las de 10 y 12 años
sitúan a los héroes occidentales, como Colón, en el centro de su argumento. Las de los sujetos de 14 y 16 años son
más abstractas y estructurales, pero poseen numerosos juicios presentistas. Por otro lado, muestran una visión del
“Descubrimiento” muy influida por ideas cercanas al darwinismo social, de modo que el progreso justifica his-
toricamente la violencia y la explotación. Por tanto, se concluye que la celebración del citado evento en la escuela
no contribuye tanto a la formación histórica disciplinar de los alumnos, como a la construcción de su identidad
nacional, produciendo también explicaciones presentistas de la historia escolar.
Palabras clave: Enseñanza de la Historia, construcción de la identidad nacional, narrativas históricas.
Introducción
En este artículo presentamos un análisis de las narrativas de los alumnos
argentinos acerca del relato de la llegada de Colón a América en 1492, que forma
parte de una investigación empírica más amplia sobre las representaciones origi-
narias y fundacionales de la nación (véase también al respecto Carretero y Kriger,
2006), especialmente interesada en comprender cómo se articulan la enseñanza
de la historia y la construcción identitaria.
Antes de presentar el problema, creemos importante que el lector tenga en
cuenta que en el contexto analizado las representaciones históricas toman como
base dos tipos de fuentes, que se constituyen como “herramientas culturales”
(Wertsch, 1998) y cuyo diseño original se encuentra estrechamente vinculado
con el desarrollo de la escuela en Argentina durante el siglo XIX. Se trata, por
una parte, de la celebración de las fechas patrias o efemérides, y, por la otra, de la
enseñanza de la historia curricular. La primera se incorpora a la escuela a fines del
siglo XIX (Bertoni, 2001), como parte de un proyecto nacional en el que conver-
gieron los ideales políticos y pedagógicos (Carli, 2002; Escudé, 1990), donde se
constituyeron como una práctica ritual (Amuchástegui, 1995) de transmisión de
la memoria oficial e “invención” de la nación (Hobsbawm, 1990). Es importante
destacar que si bien dichas celebraciones no existen en España, son muy comunes
en numerosos países del mundo, como los iberoamericanos, e incluso en Nortea-
mérica, siendo el caso español más bien una excepción.
En particular, la efeméride del 12 de octubre surge estableciendo un reconoci-
miento de la identidad blanca y católica, en continuidad con España –la “Madre
Patria”– y en ruptura con las identidades indígenas originarias, cuya negación y
destrucción han caracterizado en sus comienzos al proyecto histórico argentino1.
Esta fecha fue incorporada al calendario patrio al ser declarada feriado por el pre-
sidente Hipólito Irigoyen, en 1917, y elevada luego al rango de efeméride nacio-
nal por Arturo Illia, en 1964, aunque desde el último cuarto de ese siglo se ha
configurado crecientemente como leit motiv que actualiza cada año una polémica
profunda sobre el origen legítimo de la argentinidad. Tal carácter conflictivo se
manifiesta también en las sucesivas nominaciones que ha recibido el actual “Día
de la Raza”2, un término que hoy es interpretado como una “significación ofensi-
va y beligerante”3, pero que históricamente es tributario del concepto de “genio
nacional” , propio del nacionalismo etnocultural que se extendió simultánea-
mente en casi toda Europa con el proceso de desarrollo de los estados nacionales
desde el siglo XVI, y que llegó también a América y a las incipientes colonias
independizadas4.
En relación con ello, creemos que debemos recordar la importancia fundacio-
nal que tiene el relato de la llegada de Colón a América en la conformación del
“mundo de las naciones” (Hobsbawm, 1990). Tengamos en cuenta que ella es
percibida en términos historiográficos como un hecho fundamental de la historia
universal, cuyas consecuencias afectaron al planeta entero. Posee un carácter
inaugural en relación a lo que la periodización más tradicional ha llamado la
“Edad Moderna”, y en términos más amplios, un carácter fundacional respecto
de la modernidad entendida como un proyecto regido por los ideales de la Razón
y el progreso histórico. En este sentido, el relato del “descubrimiento”, como
también el de la conquista y la colonización, fundamentan parte del sentido ori-
ginario de la escolaridad: el de asegurar el triunfo de la cultura sobre la naturale-
za, y de la civilización sobre la barbarie.
Para los europeos, el “descubrimiento” del “Nuevo Continente” determinó
una ampliación del mundo conocido que en términos simbólicos aparece como
uno de los más importantes triunfos de la “razón moderna” e ilustrada sobre el
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ras); pero que también acompañan los procesos de visibilización de las identida-
des alternas –“nuevas” y “viejas”– y, en América Latina específicamente, de las
identidades indigenistas y su reconocimiento como identidades políticas.
Objetivos
Nuestro objetivo fundamental fue analizar el contenido histórico e identitario
de las narraciones infantiles sobre el “descubrimiento”, así como su proceso de
cambio a lo largo de diferentes edades, entre los 6 y los 16 años.
Teniendo en cuenta que consideramos a la escuela como un agente central en
la formación de las representaciones del pasado y la identidad común, partimos
de la hipótesis de que la formación identitaria –viabilizada sobre todo por la
práctica ritual de celebración de las efemérides patrias (la del 12 de octubre es
una de las más importantes)– no contribuyen a la formación disciplinar, sino
más bien a asentar en las representaciones de los alumnos aspectos esencialistas
–y por tanto escasamente historiográficos– del pasado. Es por ello que nuestro
interés se centra especialmente en la articulación entre los aspectos emotivos y
valorativos presentes en las representaciones sociales de los alumnos, en tanto
modalidades del sentido común que orientan el comportamiento y la comunica-
ción de los individuos en el mundo social (Castorina, 2005).
Método
Participantes
Se realizó un estudio de corte cualitativa sobre 120 alumnos, divididos en 6
grupos de 20 sujetos de las siguientes edades: 6, 8, 10, 12, 14 y 16 años. Los
alumnos asistían a los cursos correspondientes a su edad en un colegio público de
clase media, de la ciudad de La Plata (Pcia. de Buenos Aires., Argentina), duran-
te el ciclo lectivo del año 1999, y fueron escogidos al azar.
Procedimientos
Se realizaron 120 entrevistas semiestructuradas y en forma personal con cada
uno de los alumnos, en las cuales se les formularon diversas preguntas sobre el
relato en que se basa la celebración del 12 de Octubre, que –como se ha indicado
anteriormente– forma parte del calendario de efemérides patrias y , como tal, es
motivo de diversas actividades escolares. De este modo, se indagó en profundi-
dad la visión de los alumnos sobre los diversos aspectos del relato de la llegada de
los españoles a América en 1492, interrogándolos particularmente sobre las
siguientes cuestiones, adaptadas a su diferente capacidad de comprensión:
a) Cuál es el hecho histórico que se reconoce (descubrimiento de América,
encuentro Europa/América)
b) Qué relevancia tiene este hecho histórico (universal, nacional, científica,
política, etcétera)
c) Quiénes y cómo son los sujetos históricos que los protagonizan (Colón,
españoles, indígenas)
d) Qué sucede entre estos sujetos (conflicto, armonía, interacción)
e) Qué identificaciones establecen los sujetos con este relato (americanistas o
europeístas)
f) De qué modo este relato se vincula con la historia argentina y con los mar-
cos de representación de “nosotros” y “los otros” (americanos y españoles).
A partir de las trascripciones de las entrevistas, se analizó cualitativamente el
contenido histórico e identitario de las narraciones de los sujetos, siguiendo un
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Resultados
A continuación haremos una presentación general de los resultados del análisis
de los contenidos históricos de las narrativas construidas. No sería posible ofrecer
aquí una descripción exhaustiva de los hallazgos, por lo que nos limitaremos a
exponer una selección de los fragmentos representativos de las narrativas. Para un
análisis más exhaustivo véase Carretero (2007) y Carretero y Kriger (2006).
En una segunda etapa, a partir de los 8 años de edad, las narraciones adquie-
ren forma argumental y se sitúan progresivamente en el pasado. Este es una
dimensión lejana genérica que luego incorporará aspectos cronológicos, dispo-
niéndose en torno a dos grandes ejes: uno es la centralidad de la figura del héroe
– Colón para el caso– con quien se establece un alto compromiso emotivo; y el
otro, la exploración de los límites del mundo mediante la aplicación de lógicas
causales y explicativas. A su vez, estos ejes se interrelacionan argumentalmente
en un solo relato, donde confluyen la demostración de la redondez de la tierra y
el “descubrimiento” de América, una gesta protagonizada por Colón en pos de la
verdad y el conocimiento.
Luisina (8):
–… Bueno, entonces fue así y la gente no quería porque unos decían que iba a ir por el mar y se iba a caer
al espacio, otros decían que la Tierra estaba sostenida por elefantes y que se caía, y no me acuerdo más. Y
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Agustina (8):
E:– Decíme una cosa, ¿si Colón no hubiera llegado a América, qué hubiera pasado?
A: –La gente seguiría pensando que la Tierra no era redonda.
Nicolás (10):
E: – Vos me decís que cuando Colón llegó se encontró con gente a la que le puso “indios”...
N: –…y empezaron a comerciar. Suponete (sic.): Colón le daba espejos y ellos le daban collares. Cambia-
ban.
Entre los alumnos de más edad (10 a 12 años), y en la medida en que la infor-
mación recibida, que proviene ya de la enseñanza disciplinar, se enriquece, la
violencia de los hechos no puede ser contenida por ese primer formato. Entonces
se produce una ruptura argumental y el relato único se escinde, quedando: por
una parte el descubrimiento, de carácter pacífico y centrado en Colón, y por la otra
la conquista, signada por la agresión y protagonizada por los españoles. Esta estra-
tegia de desdoblamiento permite que el concepto de descubrimiento siga siendo
portador de un sentido constructivo y sea anclaje de la identificación positiva de
los niños con los nativos de América, que se complementa con la temprana
representación de la nación como categoría preexistente y fundamentalmente
territorial.
Tadeo (10):
T:–Primero lo recibieron bien, pero después empezaron las guerras y empezó a morir gente, entonces ahí...
Cuando descubrieron América ellos después volvieron para avisar en España y se quedaron hombres, pero
ya habían matado gente y ahí empezó la guerra, pero Colón no quería que haya guerra.
E: –¿Qué quería Colón?
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Así, los sujetos interpretan que es a partir de la mirada de los otros-españoles que
el nosotros-indígenas adquirió existencia y visibilidad, es decir: como respuesta de
esos otros al requerimiento y la carencia, estigmatizadas en la desnudez.
Mariela (10)
E: –¿A vos te parece que si Colón no hubiera existido hubiera pasado lo que pasó?
M:– No, para mí seguiríamos siendo todos como antes.
E: –¿Cómo seríamos?
M: –Seríamos indígenas, vestidos con taparrabo. No habría edificios ni nada y las casas estarían hechas
con paja y con barro.
De modo que podemos observar ya la importancia que tiene este evento his-
tórico en la formación de las primeras representaciones de origen de la argentini-
dad, signadas por la ambigüedad de las identificaciones y por el desplazamiento
del valor de una gesta universal al proceso de revelación de la identidad nacional,
a través de la mirada de los que llegan. El origen profundo y lejano de la nación
podría entonces ser situado en el momento en que al llegar los europeos, este
territorio –preexistente pero oculto hasta entonces– ingresa en la Historia (única
y con mayúscula) del mundo, como se infiere de las narraciones más esencialistas
de los alumnos:
Tadeo (10)
E:– Bueno, si yo te preguntara cuál fecha te parece más importante que se festeje, que se celebre, el 9 de Julio,
el 12 de Octubre o el 25 de Mayo, ¿vos qué me dirías?
T:– Y, el 12 de Octubre, porque si el 12 de Octubre no hubiera pasado tampoco se festejaría el 25 de Mayo
y el 9 de Julio.
grupo a reconectar las dos partes del relato original que se habían escindido: des-
cubrimiento y conquista. Ahora, éstas son reintegradas en un esquema regido por
leyes que se postulan como universales e inexorables, y que combinan el paradig-
ma del darwinismo social con el ideal de progreso. Como resultado de ello, des-
cubrimiento y conquista se configuran como dos etapas de una misma empresa
civilizadora (“Los indígenas comienzan a civilizarse… Dejan de ser indios para
ser más educados”)
Federico (14)
E:– ¿Qué consecuencias trae eso para los indígenas?
F:– Que empiezan a civilizarse.
E:– ¿Qué quiere decir eso para vos?
F:– Que empiezan a ser más como el común ahora, dejar de ser indios para ser más educados.
Agustina (12)
E:– ¿Y los indígenas tenían su propia forma de ser, su propia cultura?
A:– Sí, los indígenas según donde estaban y sobre el tiempo que estaban eran más o menos inteligentes, eran
como si hubieran estado en Europa pero esa civilización se desarrolló mucho después. Y estaban aprendiendo
a hacer las cosas, por ejemplo a armar estructuras como los mayas o los incas. Los mayas, los incas y los
aztecas eran unos de los más avanzados, y acá en Argentina cuando se fueron expandiendo, cuando llega-
ron de Asia…
Manuel (14):
E:– Cuando vos decís no tenían educación los indios ¿ a qué te estás refiriendo?
M – No sabían hablar bien… Eran todos así, sin educación.
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Lo interesante es que pese a ello, son los indígenas quienes se configuran para
los alumnos como primeros referentes de su identidad nacional, a quienes suelen
definir como “los verdaderos argentinos”. Es decir: la mirada del otro-europeo
viene a des-cubrir –literalmente– al americano, a quien luego cubrirá con los
atributos de la civilización. De modo que la argentinidad no aparece como pro-
ducto del mestizaje sino de la imposición cultural, que es reinterpretada como
triunfo del progreso, que propició la “adaptación” de los indígenas y –finalmen-
te su investidura.
Ignacio (14):
–El 25 de Mayo sería como una fecha patria. Cuando dejamos de ser españoles y nos hicimos argentinos. Y
el 12 de Octubre también sería como una fecha patria porque dejamos de ser indígenas y comenzamos a ser
españoles.
Laura (14):
L:– La verdad que no sé por qué es el Día de la Raza, supongo que porque es como que ellos son nuestros
antepasados.
E:– ¿Ellos quiénes son?
L: – Los indios…Claro, ahora acá somos todos, pero por las inmigraciones, estamos muy diversos, pero los
verdaderos son ellos.
Sólo entre muy pocos de los alumnos mayores, de 16 años de edad, los esque-
mas totalizantes tienden a flexibilizarse para dar lugar a una visión con diferentes
versiones de la historia, que incorpora la capacidad de reconocer grupos e intere-
ses diferentes.
Clara (16):
–Y… desde una perspectiva europea es un descubrimiento, porque no lo conocían, no sabían que estaba y
bueno, lo descubrieron... los que lo inventaron... no lo encontraron, estuvo siempre ahí, ellos lo encontraron,
punto (…) Pero estos indios, a diferencia de los africanos a los que ellos estaban acostumbrados a explotar,
no eran tan resistentes a hacer trabajos forzados, entonces morían un montón... la pólvora es lo que los
dominaba a los indios más que nada.
Diego (16):
–Era un modo diferente. Ellos, a diferencia de los españoles, ellos creían que lo material era lo más impor-
tante... a diferencia de los indios, los indios tenían las riquezas, oro, estaban llenos de oro, pero no era algo
material, era algo simbólico. No, más que nada era el español, o el europeo, como quieran llamarlo, era más
individual, no era colectivo como un indígena.
Fernanda (16):
–Si, fue positivo, porque sino estaríamos todos... estaríamos así, todos vestidos de indios... o sea, fue bueno
por una parte... lo que tuvo de bueno fue que introdujeron una parte de su cultura, bah, la cultura, pero
tampoco no fue que la impusieron bien, en una forma pacífica, sino que fue en una forma de guerra, tipo
así, contra los indios, que no los entendían... fue como que lo tomaron todo así muy de golpe...
nacional. Este relato histórico los lleva a preguntarse quiénes son y qué posición
tomar ante este problema, y entonces se explicitan algunas cuestiones relativas a
los orígenes de la argentinidad como un conflicto de identidad no resuelto, espe-
cialmente en lo relativo a sus supuestas raíces indígenas.
Tomás (16):
–Me parece totalmente injusto lo que pasó, porque la tierra tenía que ser de los americanos, no de los europe-
os, porque en realidad nosotros no somos del todo americanos, somos... como si fuéramos una especie de ameri-
canos, pero no somos del todo, tenemos un problema de identidad para mí.
Discusión
Hemos analizado como cambian y se configuran, a lo largo de diferentes
momentos de la formación escolar, las representaciones de los alumnos sobre el
origen profundo y más lejano de la nación, que se postula tempranamente como
categoría teleológica, ahistórica y fuertemente anclada en la dimensión territo-
rial de la argentinidad, es decir, sobre el relato de la llegada de los europeos a
América, que sitúa como primer referente identitario a los indígenas, y se postu-
la tempranamente comocategoría teleológica, ahistórica y fuertemente anclada
en la dimensión territorial de la argentinidad.
Como ya señalamos, la interpretación de estos hechos históricos se ha vuelto
más conflictiva y se percibe que el viejo relato oficial resulta hoy intolerable, e
incluso se promueve desde algunos ámbitos su pronta exclusión del calendario
de efemérides patrias7. Hemos podido constatar que efectivamente este origen ori-
ginario –valga la redundancia– actualiza cuestiones identitarias nodales, que ade-
más adquieren mayor visibilidad y conflictividad en un contexto global de
emergencia de “otras historias” y de las identidades subalternas, acompañada por
una consiguiente revisión de las perspectivas historiográficas, disciplinares y cul-
turales (Carretero y Kriger, 2004), y de un modo específico en América Latina
donde las identidades indigenistas han logrado constituirse en el nuevo milenio
en identidades políticas centrales, incluso en posesión del poder, del juego
democrático (véase analizado en detalle el caso de México en Carretero, 2007).
Sin embargo, nuestro estudio nos lleva a afirmar la creencia de que los hechos
históricos recordados en la efeméride del 12 de octubre, pese a lo polémica que
resulta su presencia en el calendario patrio actual, se sigue configurando en la
mente de los alumnos como hito fundacional de la identidad argentina. En este
sentido, el análisis de las sucesivas formas de comprensión y resignificación de
este relato de origen nos han llevado a destacar:
a) el temprano reconocimiento de la figura de Colón como héroe y prócer que
forma parte del panteón patrio;
b) el carácter vivencial de las narraciones de los más pequeños, que muestran
cómo las efemérides se incorporan como experiencia identitaria propia;
c) el uso de una primera estrategia de comprensión que apunta a conciliar el
conflicto entre los dos componentes de la identidad (americanos y europeos), y a
la conservación del valor positivo de la gesta fundacional, a través del desdobla-
miento del relato en dos partes autónomas, descubrimiento y conquista;
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Allí tienen una función clave las trasposiciones didácticas de los conceptos de
“adaptación” y “selección natural”, mediando la transformación-mutación-conver-
sión-pasaje de la “barbarie” a la “civilización”, términos entre cuya tensión se con-
forma esa “suerte de matriz que parece sostener las recreaciones posteriores acerca
del tema de la Argentina dividida” (Svampa, 2006, p. 11), y que define el “dilema
argentino” (op.cit.), frente al cual aún parece primar la opción evolucionista de la
conversión civilizadora –la “mutación”de la multitud originaria que dará luego
lugar al pueblo de la nación, y luego a la ciudadanía del estado– sobre la de la cons-
trucción de una sociedad genuinamente inclusiva.
Una consecuencia no poco importante de lo dicho es que la capacidad de agencia
está puesta en “los otros” y no en el “nosotros”, de modo que el progreso imaginado de
la nación no responde a procesos de crecimiento interno sino a lo que esos otros
–españoles, norteamericanos, etcétera– traen de “afuera” (del mundo), y que recibe
significativos nombre: “cultura”, “desarrollo”, “tecnología”. La valorización de
estos bienes es tan alta que justifica para la gran mayoría de los alumnos los precios
pagados por ellos, empezando nada menos que por la existencia de los pobladores
nativos, y luego, por una dependencia que se percibe como constitutiva.
De modo tal que el origen más profundo de la nación está marcado por lo que
podríamos caracterizar como un sacrificio inaugural de la política en su sentido
más amplio, a favor de las “leyes naturales” de la Historia. Hemos notado que tal
sacrificio puede aparecer variablemente para los alumnos mayores como parcial,
como total, como más o como menos sangriento, pero siempre se lo piensa como
realizado en nombre del progreso y la civilización, aún cuando finalmente “no
solo la civilización no cancela este estado de cosas, sino que ella lo produce a través
de deslizamientos sucesivos de la dialéctica sacrificial: de los instintos a las insti-
tuciones, del miedo a la sujeción, de la servidumbre impuesta a la voluntaria”
(Espósito, 2003, p. 86).
Desde la transformación por vía cultural hasta el genocidio, encontramos en
las representaciones de nuestros entrevistados distintos modos de nombrar, cali-
ficar y valorar a este sacrificio común en el que esta comunidad funda su identidad:
la argentinidad; pero en todos los casos los sujetos reducidos o erigidos como
objeto de tal sacrificio son los mismos: los pueblos originarios.
Encontramos además que este modo de concebir el nacimiento del “nosotros”
esquematiza la comprensión de la historia argentina desde el origen, que es en si
misma conflictiva porque pone en tensión dos tipos de imperativos: uno que se
reconoce como ligado explícitamente a valores morales universales – que conde-
nan la violencia, la falta de reconocimiento y respeto de las culturas originarias,
etcétera– y otro que aparece como ligado a objetivos cognitivo-disciplinares pero
que en verdad ésta se legitima en un ideal de progreso moralmente interpretado.
En suma, creemos que las dificultades para acceder a una comprensión histó-
rica plena obstaculizan el paso del planteamiento moral al ethos político; y que
ambas son resultado, a su vez, de la hipertrofia de los aspectos valorativos e iden-
titarios en desmedro de los cognitivo-disciplinares, que se verifica, en los proce-
sos de enseñanza de la historia.
Para terminar, enfatizamos que estos hallazgos nos invitan a seguir investi-
gando las profundas correlaciones existentes entre los imaginarios de origen, pre-
sente, futuro (o acaso destino) comunes. Dicho de otro modo: nos desafían a con-
siderar en toda su importancia , el rol que vuelve a asumir la enseñanza de la his-
toria, no sólo en la formación de las representación del pasado común , sino en
pos de su correcto “uso público” (Carreras Ares y Forcadell Álvarez, 2003) para
la formación de ciudadanías políticas capaces de proyectar y construir sociedades
pluralistas, no restringidas por los imperativos ni las urgencias identitarias
(Carretero, 2007).
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