Cien Años de Soledad-03
Cien Años de Soledad-03
Cien Años de Soledad-03
Argumento de la obra
El libro narra la historia de la familia Buendía a lo largo de siete generaciones en el pueblo ficticio
de Macondo.
José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán son un matrimonio de primos que se casaron llenos de
presagios y temores por su parentesco y el mito existente en la región de que su descendencia
podía tener cola de cerdo. En una pelea de gallos en la que resultó muerto el animal de Prudencio
Aguilar, éste, enardecido por la derrota, le gritó a José Arcadio Buendía, dueño del vencedor: "A
ver si ese gallo le hace el favor a tu mujer", ya que la gente del pueblo sospechaba que José
Arcadio y Úrsula no habían tenido relaciones en un año de matrimonio (por el miedo de Úrsula de
que la descendencia naciera con cola de cerdo). Así fue como José Arcadio Buendía reta en duelo a
Prudencio, en el que, José Arcadio lo mata al atravesarle la garganta con una lanza. Sin embargo, su
fantasma lo atormenta apareciéndose repetidas veces en su casa lavándose la herida mortal con
un tapón de esparto. Así es como José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán deciden irse a la sierra. En
medio del camino José Arcadio Buendía tiene un sueño en que se le aparecen construcciones con
paredes de espejo y, preguntando su nombre, le responden "Macondo". Así, despierto del sueño,
decide detener la caravana, hacer un claro en la selva y habitar ahí.
El pueblo es fundado por diversas familias conducidas por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán,
quienes tuvieron tres hijos: José Arcadio, Aureliano y Amaranta (nombres que se repetirán en las
siguientes generaciones). José Arcadio Buendía, el fundador, es la persona que lidera e investiga
con las novedades que traen los gitanos al pueblo (teniendo una amistad especial con Melquíades,
quien muere en variadas ocasiones y que sería fundamental para el destino de la familia), y
termina su vida atado al castaño hasta dónde llega el fantasma de su antiguo enemigo Prudencio
Aguilar, (al que le había dado muerte con una lanza en el cuello antes de fundar Macondo) con el
que dialoga. Úrsula es la matriarca de la familia, quien vive durante más de cien años cuidando de
la familia y del hogar.
El pueblo poco a poco va creciendo y con este crecimiento llegan habitantes del otro lado de la
ciénaga. Con ellos se incrementa la actividad comercial y la construcción en Macondo.
Inexplicablemente llega Rebeca, a quienes los Buendía adoptan como hija. Por desgracia, llegan
también con ella la peste del insomnio y la peste del olvido causada por el insomnio. La pérdida de
la memoria obliga a sus habitantes a crear un método para recordar las cosas y José Arcadio
Buendia comienza a etiquetar todos los objetos para recordar sus nombres; no obstante, este
método empieza a fallar cuando las personas también olvidan leer. Un día, regresa Melquíades de
la muerte con una bebida para restablecer la memoria que surte efecto inmediatamente, y en
agradecimiento es invitado a quedarse a vivir en la casa. En esos momentos escribe unos
pergaminos que sólo podrían ser descifrados cien años después.
Cuando estalla la guerra civil, la población toma parte activa en el conflicto al enviar un ejército de
resistencia dirigido por el coronel Aureliano Buendía (segundo hijo de José Arcadio Buendía), a
luchar contra el régimen conservador. En el pueblo, mientras tanto, Arcadio (nieto del fundador e
hijo de Pilar Ternera y José Arcadio, el primer hijo de José Arcadio Buendía) es designado por su tío
jefe civil y militar, y se transforma en un brutal dictador, quien es fusilado cuando el
conservadurismo retoma el poder.
La guerra continúa y el coronel Aureliano se salva de morir en varias oportunidades, hasta que,
fatigado de luchar sin sentido, arregla un tratado de paz que durará hasta el fin de la novela.
Después de que el tratado se firma, Aureliano se dispara en el pecho, pero sobrevive.
Posteriormente, el coronel regresa a la casa, se aleja de la política y se dedica a fabricar pescaditos
de oro encerrado en su taller, de donde sale solamente para venderlos.
Aureliano Triste, uno de los diecisiete hijos del coronel Aureliano Buendía, instala una fábrica de
hielo en Macondo, deja a su hermano Aureliano Centeno al frente del negocio y se marcha del
pueblo con la idea de traer el tren. Regresa al cabo de poco tiempo, cumpliendo con su misión, la
cual genera un gran desarrollo, ya que, con el tren, llegan también el telégrafo, el gramófono y el
cine. Entonces el pueblo se convierte en un centro de actividad en la región, atrayendo a miles de
personas de diversos lugares. Algunos extranjeros recién llegados empiezan una plantación de
banano cerca de Macondo. El pueblo prospera hasta el surgimiento de una huelga en la plantación
bananera; para acabar con ella, se hace presente el ejército nacional y los trabajadores que
protestan son asesinados y arrojados al mar.
Después de la masacre de los trabajadores del banano, el pueblo es asediado por las lluvias que se
prolongan por cuatro años, once meses y dos días. Úrsula dice que espera el final de las lluvias
para finalmente morir. Nace Aureliano Babilonia, el último miembro de la línea Buendía
(inicialmente referido como Aureliano Buendía, hasta que más adelante descubre por los
pergaminos de Melquíades que su apellido paterno es Babilonia). Cuando las lluvias terminan,
Úrsula muere y Macondo queda desolado.
Tiempo y espacio
La novela está ambientada en el pueblo de Macondo, lugar ficticio que refleja muchas de las
costumbres y anécdotas vividas por García Márquez durante su infancia en su pueblo natal,
Aracataca, en la Costa Caribe de Colombia. El sentido multifacético del tiempo que discurre entre
lo eterno, lo lineal y lo cíclico y una prosa rítmica cercana a la tradición oral le confieren a la novela
su carácter distintivo de mito críptico que llevó a los críticos a considerarla como una de las obras
fundadoras del género literario conocido como realismo mágico.
Las referencias de la novela ubican a Macondo en algún lugar de la Costa Caribe colombiana entre
la Ciénaga Grande de Santa Marta y la Sierra Nevada de Santa Marta, zona correspondiente a los
municipios de Ciénaga, Zona Bananera y Aracataca (población de origen del autor).
Cien años de soledad puede ubicarse en la historia de Colombia entre mediados del siglo XIX y
mediados del siglo XX, época claramente reconocible por las guerras civiles que enfrentaron a los
nacientes partidos liberal y conservador que debatían las ideologías de régimen federalista y
centralista en el país. Durante la Regeneración, el presidente Rafael Núñez promulga la
constitución de 1886, la cual establece un régimen centralista en materias principalmente política y
económica, iniciando por entonces la república conservadora (que se prolonga hasta 1930) y
teniendo como principal detractor a Rafael Uribe Uribe, quien lidera la guerra civil de 1895 y la
Guerra de los Mil Días.
En 1906 se construye el ferrocarril que conectaba a Santa Marta y Ciénaga y por entonces se
establece en el país la compañía United Fruit Company para la explotación bananera, situación que
trae un rápido desarrollo a la región. El trato inhumano a los trabajadores obligó a organizar una
huelga en noviembre de 1928 que desencadenó los acontecimientos conocidos como la Masacre
de las Bananeras, narrada en la novela.
Cien años de soledad, un planteamiento ético
Cien años de soledad, la obra de Gabriel García Márquez, motivo de nuestra investigación,
tiene veinte capítulos, cada uno casi con el mismo número de páginas; suman un total
cuatrocientas páginas, y nos entregan el ritmo de trabajo del autor al escribirla. Cada
capítulo tiene sentido en sí mismo y un tiempo circular que domina la obra.
Macondo es el lugar de los acontecimientos y comienza con una evocación de lo que era
desde los tiempos de su fundación. Desde las primeras páginas aparecen épocas
prehistóricas, "cuando las aguas eran diáfanas, las piedras blancas y enormes y el mundo
tan reciente que las cosas carecían de nombre y había que señalarlas con el dedo para
mencionarlas" (CAS, p. 7)1. Épocas que las ciencias nos muestran como primitivas y la
Biblia como paradisíacas. Para perpetua memoria, la historia de un pueblo: fundación,
evolución, bonanza, decadencia y desaparición de Macondo, y la de una estirpe a lo largo
de siete generaciones, es contada por Gabriel García Márquez.
Iniciación con la temática del recuerdo
El primer capítulo es una exaltación de los recuerdos que contrasta con la peste del olvido
en que caerán los habitantes de Macondo. Empieza la obra con un recuerdo que se hace
temático: el coronel Aureliano Buendía, en aquella tarde memorable, frente al pelotón de
fusilamiento, recordó el día en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Luego nos dice
cómo los niños iban a recordar por el resto de sus días las actitudes de su padre y la
revelación exaltada de las conclusiones de sus estudios sobre temas científicos, como la
redondez de la tierra (CAS, p. 10).
Los niños asombrados grababan en la memoria los relatos fantásticos (CAS, pp. 12-21).
José Arcadio transmitía esas revelaciones para un recuerdo que se volvió hereditario.
También los malos recuerdos quedaban mordiendo la memoria, como el del cinabrio,
cuando Melquíades rompió por descuido el frasco de bicloruro de mercurio y Úrsula se llevó
los niños a orar, para no desmitificar ese olor a demonio.
O, aquel otro de que solo la posibilidad de anticipar el entierro de su esposa (CAS, p. 19)
persuadió a José Arcadio a quedarse en Macondo. Allí cambió su modo de pensar sobre los
niños y su enseñanza quedó impresa en la memoria de sus hijos.
Y si los gitanos trajeron máquinas para olvidar los malos recuerdos (CAS, p. 22), José A.
quiso inventar otras para recordar las invenciones y con ello exorcizar todas las
frustraciones de sus empresas delirantes y dejaría en sus hijos el tejido de una cultura que
los pueblos no pueden olvidar, so pena de que se repitan las cosas que padecieron los hijos
de Macondo y que debe sufrir todo pueblo que olvida su historia y sus valores ancestrales.
Así, al escribir, Gabriel García Márquez no dejaría perder los recuerdos de Aracataca y de
su infancia que abren horizontes imaginarios cargados de belleza y fantasía, que
constituyen una enseñanza y, a la vez, son una advertencia contra el olvido para nuestros
pueblos sumidos en guerras fratricidas y condenados a repetir la historia.
"Recordar es vivir", parece decirnos Gabo, cuando afirma que el coronel Aureliano revivió el
pasado, tibio y fascinante, aquella tarde de marzo, cuando su padre interrumpió sus
exposiciones para llevarlos a conocer el hielo (CAS, p. 21). Son páginas impresionantes
donde plantea la obra como recuerdo de una aldea feliz, convulsionada por el impacto de
los inventos traídos por los gitanos y no bien digeridos como progreso y como ciencia.
Estructura
Los valores estéticos de Cien años de soledad, dejando a un lado el dominio del idioma que
es uno de los valores más grandes de la obra, se concentran en la unidad espacio-
temporal. Toda materia narrativa pugna por alcanzar un sentido totalizador y unificador.
Nos preguntamos, ¿de qué medios se vale el autor para obtener la unidad? Y nos
respondemos: de la estructura de la obra.
1.4.2 El espacio
La unidad viene dada, en primer lugar, por el espacio. Luego por el tiempo circular y por la
temática: el incesto. También influyen la fuerza del mito: el mito profano, las tendencias
edípicas y el mito sagrado, de inspiración bíblica, que ayudan al vigor y al poder mágico de
la palabra poética.
1.4.3 El tiempo
En segundo lugar crea un tiempo unitario y totalizador que encadena fuertemente los
acontecimientos. El autor domina todo, lo mismo que el narrador que lo suplanta,
Melquíades. Todo se concatena para darle unidad al mundo nuevo creado por Gabriel
García Márquez. El proceso se desarrolla en 100 años, tiempo cerrado, finito y circular. La
obra está escrita en pasado y en tercera persona, por un narrador que domina los sucesos.
Todo acontecer está determinado por un manuscrito, en sánscrito, obra de Melquíades, el
mago, y concebido con 100 años de anterioridad. El tiempo se inicia en los prestigiosos
orígenes y la historia es narrada desde el mito, antes de que lleguen los historiadores. El
tiempo desde el que se narra es el futuro, y el tiempo de lo narrado coincide con los cien
años; son el pasado y el presente de la obra. El narrador domina la trayectoria de la
realidad ficticia y asocia hechos que pasan en el futuro de lo que narra o coinciden con el
pasado remoto (Vargas Llosa, 1971, p. 547).
La narración circular vuelve sobre sus huellas, reitera recuerdos de infancia y el mito se
repite, aun después de la muerte. "Úrsula pelea por la supervivencia de la especie,
Aureliano busca la verdad, Fernanda reza y el coronel sigue soñando en guerras inútiles"
(s.m.i.)3, más allá de la muerte.
BIBLIOGRAFIA
https://www.gavilan.edu/academic/spanish/gaspar/html/24_03.html#:~:text=Cien%20a
%C3%B1os%20de%20soledad%20puede,y%20centralista%20en%20el%20pa%C3%ADs.
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-
53232015000100015#:~:text=En%20Cien%20a%C3%B1os%20de%20soledad%20se
%20relata%20el%20origen%20de,de%20ser%20coste%C3%B1o%20o%20caribe%C3%B1o.