Fig. 7. Distribución de Proteínas en La Membrana

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3.1.2.

Proteínas
La composición proteica de la membrana del eritrocito se divide en
dos categorías: proteínas integrales, que están firmemente
insertadas en la bicapa lipídica; y, proteínas periféricas, que se
encuentran en el lado citoplasmático de la membrana adheridas a
los lípidos de membrana o a las proteínas integrales mediante
interacciones iónicas y de hidrógeno. Ambos tipos de proteínas de
membrana son sintetizados durante el desarrollo celular.
Las proteínas integrales más abundantes incluyen la proteína banda
3 y la glicoforina A. Fig. 7.

Fig. 7. Distribución de proteínas en la membrana.

La proteína banda 3, llamada así porque aparece como la tercera


banda en una corrida de electroforesis en gel de poliacrilamida
(SDS-PAGE), se presenta en forma de un dímero compuesto por
dos subunidades idénticas (un homodímero). Cada subunidad
atraviesa la membrana al menos doce veces y contiene una cantidad
relativamente pequeña de carbohidratos, aproximadamente un 6-8%
de su peso molecular total. Las proteínas de banda 3 actúan como
canales de intercambio pasivo de aniones a través de la membrana,
facilitando el intercambio de cloruro por bicarbonato. También están
relacionadas con el envejecimiento celular, la generación del
antígeno de senescencia celular, la unión de IgG (inmunoglobulina
G), la eliminación de células y el mantenimiento de la integridad
celular. El dominio N-terminal de la banda 3 desempeña un papel
fundamental al anclar la membrana del eritrocito al citoesqueleto
subyacente, conectándose con la hemoglobina, las proteínas 4.1 y
4.2, la anquirina y varias enzimas glucolíticas. Como resultado, la
banda 3 forma parte central de un macrocomplejo de proteínas
integrales y periféricas en la membrana del eritrocito.
Por otro lado, la primera proteína de membrana en tener su
secuencia de aminoácidos determinada fue la glicoforina A. Al igual
que la banda 3, la glicoforina A se presenta como un dímero; sin
embargo, cada subunidad de la glicoforina A atraviesa la membrana
solo una vez y tiene una densa cubierta de carbohidratos que
representa el 60% del peso molecular de la molécula. Estos
carbohidratos se extienden desde la superficie del eritrocito.
Se cree que la función principal de la glicoforina se deriva del gran
número de cargas negativas transmitidas por el ácido siálico, que
generalmente es el azúcar en el extremo terminal de cada cadena
de carbohidratos. Debido a estas cargas, los glóbulos rojos se
repelen entre sí, evitando que se agrupen mientras circulan a través
de los vasos sanguíneos más pequeños. Es importante señalar que
las personas que carecen de glicoforina A y B en sus glóbulos rojos
no experimentan efectos negativos debido a la ausencia de estas
glicoforinas. En cambio, las proteínas de banda 3 en estos individuos
están altamente glicosiladas, aparentemente para compensar la falta
de cargas negativas necesarias para prevenir la interacción entre las
células. El extremo carboxilo terminal de la banda 3 se extiende
hacia el citosol y se une a la proteína 4.1, que a su vez se conecta a
la espectrina.
La glicoforina también sirve como receptor para el protozoario que
causa la malaria, ya que proporciona una vía de entrada a los
glóbulos rojos. El polimorfismo de esta proteína es la base de los
sistemas de grupos sanguíneos. Las diferencias en la secuencia de
aminoácidos de las glicoforinas determinan si una persona tiene el
grupo sanguíneo MM, MN o NN.
La anquirina es una proteína en forma de pirámide que se une tanto
a la cadena β de la espectrina como a la proteína banda 3, lo que
asegura la fijación de la espectrina a la membrana. La actina se une
a la espectrina y estabiliza las conexiones entre las dos
subunidades. En los eritrocitos, la actina existe como filamentos
cortos de doble hélice. El extremo de la cola de los dímeros de
espectrina se une a la actina, y esta a su vez se une a la proteína
4.1, formando el complejo proteína 4.1-espectrina-actina y ayudando
a estabilizar la conexión.
Las proteínas periféricas de la membrana interna del eritrocito están
ubicadas en la superficie interna y forman un esqueleto fibrilar de
membrana que desempeña un papel crucial en la determinación de
la forma bicóncava de los eritrocitos. Este esqueleto de membrana
puede estabilizar dominios dentro de la membrana que contienen
grupos específicos de proteínas y limitar el movimiento de estas
proteínas de manera significativa. La principal componente de este
esqueleto es la espectrina, una proteína fibrosa alargada que se
presenta en forma de dímero de aproximadamente 100 nm de
longitud. La espectrina consta de una subunidad α y una subunidad
β que se entrelazan entre sí. Las cabezas de los dímeros de
espectrina se asocian para formar tetrámeros, y las colas se asocian
con oligómeros de actina. Además, la espectrina está unida a la
superficie interna de la membrana a través de enlaces no covalentes
a otra proteína periférica llamada anquirina, que a su vez se une de
manera no covalente a un dominio citoplasmático de la proteína
banda 3. Los filamentos de espectrina se organizan en arreglos
hexagonales y pentagonales, y esta red de dos dimensiones se
construye mediante la vinculación de ambos extremos de cada
filamento de espectrina a un grupo de proteínas, incluyendo un
filamento corto de actina y tropomiosina, que generalmente
participan en actividades contráctiles.
Si se eliminan las proteínas periféricas de la membrana del eritrocito,
la membrana se fragmenta en pequeñas vesículas, lo que indica que
se requiere la red de proteínas interna para mantener la integridad
de la membrana. Los glóbulos rojos deben ser altamente
deformables, resistentes y capaces de soportar las fuerzas de
cizallamiento que tienden a separarlos. La red de espectrina y actina
proporciona a la célula la fuerza, elasticidad y flexibilidad necesarias
para cumplir sus funciones.
Otro componente importante de la membrana que debe mencionarse
debido a su efecto en la membrana es el calcio. La mayor parte del
calcio intracelular (alrededor del 80%) se encuentra relacionado con
la membrana del eritrocito. El calcio se mantiene en una
concentración intracelular extremadamente baja gracias a la
actividad de la bomba de ATP.
En los glóbulos rojos, el calcio desempeña un papel crucial en la
regulación, la función y la programación de la muerte y eliminación
de estos glóbulos del sistema circulatorio. Al igual que en otras
células, el nivel de calcio intracelular libre en los glóbulos rojos se
controla de manera precisa mediante un sistema de homeostasis del
calcio altamente complejo. Es importante destacar que esta
regulación del calcio intracelular es especialmente delicada en los
glóbulos rojos, ya que incluso pequeños incrementos en la
concentración de calcio en el citosol pueden desencadenar eventos
que conducen a la muerte celular programada, conocida como
eriptosis.
El aumento en los niveles de calcio intracelular libre en las células
puede ser resultado de diversos mecanismos que alteran el flujo de
calcio a través de la membrana celular:
- Canales de calcio activados por voltaje (VOC, por sus siglas en
inglés): Estos canales permiten un rápido flujo masivo de calcio
hacia el citosol cuando la membrana plasmática experimenta una
despolarización.
- Canales de calcio activados por ligandos (ROC, por sus siglas en
inglés): Estos canales son controlados por diversos ligandos o
moléculas señaladoras, como la adrenalina, que pueden activar
el canal y permitir la entrada de calcio al interior de la célula.
- Liberación de calcio desde reservorios intracelulares: El influjo de
calcio a través de la membrana plasmática puede desencadenar
la liberación de calcio almacenado en diferentes compartimentos
intracelulares, como el retículo endoplásmico, la mitocondria y el
aparato miofibrilar.
Estos mecanismos regulan el equilibrio de calcio en las células y
desempeñan un papel esencial en la función y la supervivencia
celular, siendo particularmente críticos en los glóbulos rojos.
La entrada de calcio al citoplasma ocurre principalmente a través de
canales de calcio presentes en la membrana plasmática, y la
concentración de calcio intracelular libre se mantiene generalmente
a niveles muy bajos debido a la interacción del calcio con otras
proteínas que lo transportan o lo almacenan en el interior de la
célula. Cualquier alteración en esta precisa regulación del calcio
intracelular libre que supere la capacidad de amortiguación del calcio
en las células puede tener un impacto significativo en la fisiología
celular.
En el caso de los glóbulos rojos, que son células no excitables,
carecen de núcleo y orgánulos internos, durante mucho tiempo se
subestimó la importancia del calcio intracelular libre. Esto se debe a
que los glóbulos rojos no disponen de reservorios intracelulares para
el almacenamiento de calcio, lo que simplifica el estudio y la gestión
de los efectos del calcio intracelular libre en estas células.
Los sistemas de entrada de calcio en los glóbulos rojos aún no se
han caracterizado completamente. Sin embargo, se ha demostrado
que el calcio puede ingresar a través de canales catiónicos no
selectivos que dependen del estado de oxidación-reducción de los
glóbulos rojos. El daño oxidativo, que implica un aumento en la
condición oxidativa en comparación con la antioxidante en los
glóbulos rojos, provoca una disminución en la concentración de
glutatión reducido. Esto, a su vez, abre permeabilidades no
específicas a cationes, lo que resulta en un incremento del calcio
intracelular libre. Este aumento se utiliza como un mecanismo
efectivo en respuesta al daño oxidativo para desencadenar una
respuesta en la célula.
Para mantener un estado constante de concentración de calcio
intracelular libre en los glóbulos rojos, es esencial eliminar el calcio
de manera eficiente. Para ello, los glóbulos rojos cuentan con una
enzima llamada ATPasa de calcio dependiente de magnesio,
específicamente la isoforma PMCA4, que se encuentra en la
membrana plasmática de los glóbulos rojos humanos. Esta enzima
es activada por la calmodulina, y cuando los niveles de calcio
intracelular libre aumentan, el calcio se une a la calmodulina, lo que
aumenta la afinidad de la ATPasa de calcio para bombear el calcio
fuera de la célula. La retención de calcio por parte de
amortiguadores intracelulares depende de la capacidad de formación
de sales con cloro y fosfato, así como de su unión a ciertas
proteínas, limitada por la concentración de calcio en el miofibrilar. El
calcio intracelular libre influye en la elasticidad, estabilidad, forma,
volumen, estructura y algunas funciones intracelulares de los
glóbulos rojos. Ayuda a mantener el citoesqueleto estable a través
de la interacción con la proteína calcio-calmodulina, lo que asegura
la estructura de la espectrina-actina y la espectrina-anquirina. Un
aumento en el calcio intracelular libre conduce a una serie de
cambios, como la reducción del volumen celular, el aumento de la
fragilidad de la membrana y la alteración de la estructura y
organización del citoesqueleto. Esto puede resultar en la formación
de eritrocitos con forma de equinocitos, que son más rígidos y tienen
una mayor probabilidad de ruptura en condiciones de presión capilar.
Concentraciones de calcio intracelular superiores a 0.1 μM (micro
Mol) disminuyen la afinidad de la proteína 4.1 por la región de
espectrina-actina, debilitando así la red de citoesqueleto de los
glóbulos rojos. Además, el dominio citoplasmático de la proteína
banda 3 y su unión al complejo espectrina-anquirina se ven
afectados negativamente, lo que debilita aún más la trama de
citoesqueleto y tiene un impacto en la elasticidad y estructura de los
glóbulos rojos.
3.1.2.1. Macrocomplejo Proteico de Banda 3/Rh o intercambiador
de aniones (AE1), complejo Rh.
La banda 3 del intercambiador aniónico (AE 1) es una
proteína integral importante de la membrana de los
eritrocitos; Tiene una masa molecular aproximada de 95
kDa (kilo dalton) y es el prototipo de todos los AE, consta
de 911 aminoácidos y tiene aproximadamente 1,2 x 106
copias por célula. Esta proteína multifuncional tiene 3
dominios: un dominio transmembrana en el que se
produce el intercambio de cloruro/bicarbonato, un dominio
citoplasmático C-terminal corto y un dominio
citoplasmático N-terminal largo. El dominio citoplasmático
C-terminal de la banda 3 se une a la anhidrasa carbónica
II (CA II), formando un complejo metabólico que media el
paso del bicarbonato a la fase citoplasmática de la banda
3.
El dominio citoplásmico N-terminal de la banda 3 se une a
enzimas glucolíticas, hemoglobina y hemomicrones, que
pueden inducir la agregación de la banda 3 y el recambio
celular. La función fundamental del dominio N-terminal de
la banda 3 es anclar la membrana de los eritrocitos al
citoesqueleto subyacente. Así, la banda 3 representa el
elemento central del macrocomplejo de proteínas
integrales y periféricas de la membrana de los eritrocitos.
El componente con mayor peso molecular en el
citoesqueleto de la membrana de los eritrocitos es la
espectrina. Los tetrámeros de espectrina están unidos a la
membrana por la proteína anquirina, que está asociada
con la banda 3. El propósito de la banda 4.2 es estabilizar
la unión entre la anquirina y la banda 3 del intercambiador
aniónico.

3.1.2.2. Glucoproteínas
Lo que define a una glucoproteína, básicamente es que
son moléculas compuestas por una proteína que puede
estar unida a uno o varios glúcidos y estos pueden ser
simples o compuestos.
En la membrana del eritrocito es un complejo proteínico-
fosfolípido que tiene una composición de 52% de
proteínas, 40% de lípidos y 8% de carbohidratos. existen
dos tipos de proteínas:
• Proteínas integrales
Se encuentran fijamente unidas en la doble capa de
lípidos.
Las proteínas integrales más abundantes:
Banda 3 (proteína), está se presenta como un dímero
compuesto que es la unión de dos subunidades. Cada
subunidad aproximadamente traspasará a la
membrana una docena de veces. Incluye una pequeña
cantidad de carbohidratos (6-8% de la molécula).
Además, una de sus principales características, es su
participación como canal de intercambio pasivo de
aniones teniendo como medio a la membrana.
Como dato relevante tenemos que la proteína
glicoforina A, fue la primera en tener su cadena de
aminoácidos determinada. Esta proteína también se
encuentra presente en forma de dímero, pero en este
caso sus subunidades solo logran atravesar la
membrana una sola vez. Comprende una capa de
carbohidratos muy espesa, que radica en 16 cadenas
de oligosacáridos, conformando el 60% el peso
molecular.
Suponen que la principal función de la glicoforina A,
procede de su gran número de cargas negativas
transferidas en el ácido siálico (generalmente es el
azúcar de un extremo terminal de cada cadena de
carbohidratos). Es así que, por esta razón, los glóbulos
rojos no logran juntarse, evitando que las células se
agrupen durante su paso por los pequeños vasos
sanguíneos.
• Proteínas periféricas:
Tienen como ubicación la parte citoplasmática de la
membrana, en la parte externa del complejo lípido.
En la membrana plasmática del eritrocito, las proteínas
periféricas se encuentran en la superficie interna,
estableciendo un esqueleto de membrana fibrilar que
es muy importante para la determinación de forma que
adquiere el eritrocito (bicóncava).
El componente principal del esqueleto es una proteína
fibrosa alargada, la espectrina, dímero que mide
aproximadamente 60 - 70 nm de longitud, que radica
en una subunidad α y β, entrelazadas entre sí.
Debido a las regiones de la cabeza del dímero de la
espectrina, puede juntarse para formar tetrámero, las
cuales después se juntan a oligómeros de actina.
Esta unida a la membrana a la superficie interna de la
membrana a través de enlaces no covalentes.
Los filamentos de espectrina están sistematizados en
arreglos hexagonales y pentagonales, esta red se
forma por la vinculación de ambos extremos de cada
filamento de espectrina con un grupo de proteínas de
filamento corto como la actina y tropomiosina, proteínas
que acostumbrar participar en actividades contráctiles.

3.1.2.3. Moléculas de adhesión eritrocitaria:


Las moléculas de adhesión celular son glucoproteínas de
membrana que desempeñan un papel crucial en el
contacto entre grupos celulares. Estas funciones incluyen
el traslado de leucocitos por el cuerpo, la adhesión
leucocitaria en sitios inflamatorios y la formación de
sinapsis inmunológicas para prevenir la fuga de
sustancias secretadas.
Sus funciones principales son:
 Función de las integrinas en la adhesión de
leucocitos:
Las integrinas son muy importantes en el
rodamiento de leucocitos en el endotelio. Tienen
enlaces de unión débiles con subunidades alfa y
beta y se unen a ligandos como fibronectina,
fibrinógeno y laminina. Las integrinas de la familia
Beta 2 son exclusivas de los leucocitos y
promueven la adhesión al endotelio.

 Función de las inmunoglobulinas en la adhesión


leucocitaria:
Las inmunoglobulinas, expresadas en el endotelio
vascular y membranas de leucocitos, juegan un
papel fundamental en el reclutamiento leucocitario
y la fortaleza de la sinapsis celular. Sus ligandos
son principalmente las integrinas en el endotelio.
Las moléculas de adhesión celular son cruciales
para facilitar la interacción entre grupos celulares y
la matriz extracelular. Desempeñan un papel
esencial en el traslado y adhesión leucocitaria a
través de diversas vías, fortaleciendo la sinapsis
inmunológica y evitando la fuga de sustancias en
procesos inflamatorios.

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