Hora Santa Nov. 2023
Hora Santa Nov. 2023
Hora Santa Nov. 2023
MONICIÓN DE ENTRADA
Monitor: “Abrid nuestro corazón a Dios, dejar sorprenderos por Cristo. Dadle el «derecho a hablaros». Abrid las
puertas de nuestra libertad a su amor misericordioso. Presentad nuestras alegrías y nuestras penas a Cristo, dejando
que Él ilumine con su luz nuestra mente y acaricie con su gracia nuestro corazón” (Benedicto XVI a los jóvenes
en Colonia 20 de agosto 2005) es la invitación apremiante que nos hace esta noche el Papa Benedicto XVI cuando
nos ponemos delante del sagrario al comenzar esta hora santa.
CANTO DE EXPOSICIÓN:
ESTACIONES
Ojos que «se abrieron y lo reconocieron» al partir el pan. Jesús en la Eucaristía es el culmen y la fuente de la
misión.
Los corazones fervientes por la Palabra de Dios empujaron a los discípulos de Emaús a pedir al misterioso viajero
que permaneciese con ellos al caer la tarde. Y, alrededor de la mesa, sus ojos se abrieron y lo reconocieron cuando
Él partió el pan. El elemento decisivo que abre los ojos de los discípulos es la secuencia de las acciones realizadas
por Jesús: tomar el pan, bendecirlo, partirlo y dárselo a ellos. Son gestos ordinarios de un padre de familia judío,
pero que, realizados por Jesucristo con la gracia del Espíritu Santo, renuevan ante los dos comensales el signo de
la multiplicación de los panes y sobre todo el de la Eucaristía, sacramento del Sacrificio de la cruz. Pero
precisamente en el momento en el que reconocen a Jesús como Aquel que parte el pan, «Él había desaparecido de
su vista» (Lc 24,31). Este hecho da a entender una realidad esencial de nuestra fe: Cristo que parte el pan se
convierte ahora en el Pan partido, compartido con los discípulos y por tanto consumido por ellos. Se hizo invisible,
porque ahora ha entrado dentro de los corazones de los discípulos para encenderlos todavía más, impulsándolos a
retomar el camino sin demora, para comunicar a todos la experiencia única del encuentro con el Resucitado. Así,
Cristo resucitado es Aquel que parte el pan y al mismo tiempo es el Pan partido para nosotros. Y, por eso, cada
discípulo está llamado a ser, como Jesús y en Él, gracias a la acción del Espíritu Santo, aquel que parte el
pan y aquel que es pan partido para el mundo. Papa Francisco
Gracias, Señor por la Eucaristía. Gracias Señor, porque deseabas ardientemente celebrar la Pascua con nosotros.
Gracias, Señor, porque en la última cena partiste tu pan y tu vino en infinitos trozos, para saciar nuestra hambre y
nuestra sed.
Gracias, Señor, porque en el pan y en el vino nos entregaste tu vida y nos llenas de tu presencia.
Gracias, Señor, porque nos amaste hasta el final, hasta el extremo que se puede amar: morir por otro, dar la vida
por otro.
MINISTERIO DE FORMACIÓN PERMANENTE
Gracias, Señor, porque quisiste celebrar tu entrega, en torno a una mesa con tus amigos, para que fuesen una
comunidad de amor contigo.
TODAS: Gracias, Señor, porque podemos celebrar la Eucaristía todos los días. Gracias, Señor, porque cada día
puedo volver a empezar y continuar con tu ayuda, mi camino de fraternidad con mis hermanos y mi camino de
transformación en Ti. En la Eucaristía hallamos la fuente de felicidad que estamos buscando sin cesar. San Juan
Pablo II dijo: “En realidad, es a Jesús a quien buscáis cuando soñáis la felicidad; es Él quien os espera cuando no
os satisface nada de lo que encontráis; es Él la belleza que tanto os atrae; es Él quien os provoca con esa sed de
radicalidad que no os permite dejaros llevar del conformismo; es Él quien os lee en el corazón las decisiones más
auténticas que otros querrían sofocar” (Roma JMJ, 2000).