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ESS y Fem

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Miradas feministas sobre

la economía social y solidaria


en Uruguay
Anabel Rieiro,1 Gabriela Veras Iglesias,2
y Adriana Andrade Martínez3

Resumen

Diversos enfoques sobre la economía social y solidaria (ESS) y la eco-


nomía feminista (EF) comparten fundamentos teóricos que diferencian
dichas economías de la economía hegemónica. La crítica común entre
ambas corrientes apunta al tipo de relaciones sociales que se producen
actualmente, basadas en un sistema patriarcal y una racionalidad utili-
tarista que prioriza la maximización de la ganancia sobre la reproduc-
ción y sostenibilidad de la vida.

Nos proponemos en el presente artículo: 1) retomar algunos conceptos


útiles para pensar la relación entre ambas corrientes; 2) presentar datos
generales que nos permitan conocer la distribución por sexo en los dis-
tintos sectores de la ESS en el Uruguay contemporáneo; y 3) sistematizar
incipientes debates acerca de las relaciones de género que comienzan a
darse desde las organizaciones de la ESS.

Palabras clave: economía social y solidaria, economía feminista, trabajo

Artículo arbitrado
1
Doctora en Sociología. Asistente de investigación y docente efectiva de de-
Fecha de recepción: dicación total en el Departamento de Sociología, Área de Sociología Política y
05/09/2018 Economía Social y Solidaria, Facultad de Ciencias Sociales, Udelar. Investigadora
Fecha de aprobación: Nivel I de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación. Ex-coordinadora y
1/02/19 actual integrante del Centro de Formación y Documentación en Procesos Auto-
gestionarios (CFDPA). Correo electrónico: anabel.rieiro@cienciassociales.edu.uy.
2
Licenciada en Ciencias Sociales por la Universidad de San Pablo (USP), maestran-
Revista Idelcoop, No da de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
227, Miradas feminis- Educación. Docente asistente del área de Estudios Cooperativos y de Economía
tas sobre la economía Social y Solidaria de SCEAM-Udelar. Co-coordinación del Centro de Formación y
social y solidaria en Documentación en Procesos Autogestionarios (CFDPA). Integrante del colectivo
Uruguay feminista Minervas. Correo electrónico: gv.iglesias@gmail.com.
ISSN 0327-1919. P. 32-53 3
Licenciada en Psicología. Maestranda en Psicología Social (Facultad de Psico-
/ Sección: Reflexiones y logía, Udelar). Co-coordinadora del Centro de Formación y Documentación en
Debates Procesos Autogestionarios (CFDPA).
Correo electrónico: amandrademartinez@gmail.com.
Anabel Rieiro, Gabriela Veras Iglesias y Adriana Andrade Martínez

Resumo

Visão feminista sobre a Economia Social e Solidária no Uruguai

Diversos enfoques da Economia Solidária (ES) e da Economia Feminista


(EF) comparten fundamentos teóricos que as diferenciam da economia he-
gemônica. Ambas correntes criticam as relações sociais que se produzem
atualmente, baseadas no sistema patriarcal e na racionalidade utilitarista
que prioriza a maximização do lucro sobre a reprodução e sustentabilidade
da vida.

No presente artigo propomos: 1. retomar alguns conceitos chaves para pen-


sar a relação entre ambas correntes; 2. apresentar dados gerais sobre a dis-
tribuição por sexo nos distintos setores da ES no Uruguai contemporâneo, e
3. sistematizar debates incipientes sobre as relações de gênero realizados a
partir das organizações da ES.

Palavras-chave: economia solidária, economia feminista, trabalho

Abstract

Feminist analysis of social and solidarity economy in Uruguay

Diverse approaches over Social and Solidarity Economy (SSE) and Feminist
Economy (FE) share theoretical foundations that differentiate them from
hegemonic economy. Common critique between both economic currents
aim to the kind of social relationships that are produce currently, based on a
patriarchal system and an utilitarian rationality that prioritizes maximiza-
tion of profit over reproduction and life sustainability.

We propose in this article: 1. take some useful concepts to think the relation-
ship between both economic currents. 2. present general data that allow us
to know distribution per gender in different sectors of SSE in contemporary
Uruguay, and 3. systematize emerging debates regarding gender relations-
hips that start taking place on SSE organisations.

Keywords: social and solidarity economy, feminist economy, work

REFLEXIONES
Y DEBATES 33
Miradas feministas sobre la economía social y solidaria en Uruguay

Introducción solidaria desde el mapeo realizado por la Uni-


dad de Estudios Cooperativos (UEC) en 2014-
La eficacia de las propuestas de economía po- 2015.9 Por último, retomamos para el mundo
pular solidaria, por limitadas que sean, ha ido de quienes se autodenominan autogestio-
ganando –a paso lento– un espacio en el ima- nados y autogestionadas el mapeo sobre las
ginario de lo alternativo y lo posible.4 La orga- empresas recuperadas por sus trabajadores y
nización autogestionaria, asociativa y colectiva trabajadoras realizado en el contexto de la te-
que supone la economía social y solidaria (ESS) sis doctoral de una de las autoras.10
plantea rupturas con la organización clásica la-
boral basada en las relaciones de propiedad. En la tercera parte del artículo, sistematizamos
Con lo cual, parece pertinente indagar sobre algunas discusiones emergentes en el contex-
los posibles cambios que podrían generarse to nacional, a partir de talleres sobre la temá-
sobre las relaciones entre hombres y mujeres. tica de género, organizados en el II Encuentro
El interés es comprender las modificaciones Regional de la Economía de los/as Trabajado-
en las relaciones de género que podrían dar- res/as (PTI, Uruguay, 2016), el espacio prepa-
se, tanto en cuanto a las representaciones de ratorio para el Encuentro Internacional de la
poder como en la transformación del vínculo Economía de los/as Trabajadores/as (Coopera-
entre lo productivo y lo reproductivo. tiva Caminos,11 Uruguay, 2017) y en el propio
Encuentro Internacional (Textiles Pigüé, Ar-
El artículo se estructura en tres partes. En la pri- gentina, 2017).
mera, retomamos algunos conceptos y ruptu-
ras pertinentes para pensar el posible carácter El artículo es producto de las primeras re-
antisistémico de la economía feminista (EF) y la flexiones del trabajo que las autoras venimos
ESS para lo cual recurrimos a dos aportes funda- realizando hace dos años en el eje de género
mentales: por un lado, los de Silvia Federici5 en del Centro de Formación y Documentación en
cuanto a la relación entre esferas productiva y Procesos Autogestionarios (CFDPA).12
reproductiva, y por otro lado, los de Rita Segato6
que nos permiten pensar la solidaridad econó-
mica en cuanto a la decolonialidad del poder.

En el segundo apartado, analizamos la distribu- 9


Torrelli (2016).
ción por sexo que caracteriza la ESS actualmen- 10
Rieiro (2016).
te a partir de cuatro fuentes de información 11
Caminos es una cooperativa uruguaya dedicada a los cui-
producidas durante los últimos años en el con- dados y a la salud integral.
12
El Centro de Formación y Documentación en Procesos
texto nacional. Así, partimos de datos generales Autogestionarios (CFDPA) es un espacio de articulación
del cooperativismo proporcionados por el Insti- creado en el año 2013 con el objetivo central de potenciar
tuto Nacional del Cooperativismo (Inacoop)7 en aprendizajes, procesos de formación y coinvestigación. Han
confluido en este espacio trabajadores y trabajadoras, colec-
2017 y el Censo Cooperativo de 2009.8 Dichos tivos y organizaciones sociales: Asociación Nacional de Em-
datos son complementados para la economía presas Recuperadas por sus Trabajadores (ANERT), Espacio
Autogestión del Plenario Intersindical de Trabajadores, Con-
vención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT), Federación de
4
Coraggio (2017). Cooperativas de Producción del Uruguay (FCPU), Federación
5
Federici (2004, 2018). de Cooperativas de Vivienda y Ayuda Mutua (FUCVAM) y la
6
Segato (2011, 2017). Coordinadora de Economía Solidaria (CES), así como organi-
7
https://www.inacoop.org.uy, última fecha de acceso: 24 de zaciones técnicas-académicas relacionadas a dicha temática
enero de 2019. (Instituto Cuesta Duarte y la Red Temática de la Economía
8
INE (2010). Social y Solidaria de la Universidad de la República (Udelar).

34 227 Marzo 2019, p.32-53


Anabel Rieiro, Gabriela Veras Iglesias y Adriana Andrade Martínez

1. El mundo del trabajo: reproducción Al no concebirse como parte del


del capital y reproducción de la vida trabajo, las tareas relacionadas
Frente a la reificación de las relaciones humanas al trabajo doméstico, a lo reproductivo
y la crisis de reproducción actual del sistema ca- y a tareas del cuidado en general, se
pitalista, tanto la EF13 como la ESS14 se proponen
como economías antisistémicas por parte de invisibilizan y se establece así
algunos y algunas autores y autoras. En primer un doble eje de dominación. La falta
lugar, se trata de comprender el trabajo en sen-
tido amplio, sin reducirlo a la esfera laboral, ni
de salario opera para la mayoría
al empleo formal.15 Partimos de una concepción de las mujeres como un dispositivo de
del trabajo integral que incluye todas las tareas no reconocimiento de su función social,
que implican la reproducción social y no única-
mente las que forman parte del mercado formal. un disciplinamiento que Federici
nos invita a pensar como
Para acercarnos al mundo del trabajo abordan-
do la relación entre la reproducción del capital “patriarcado del salario”.
y la reproducción de la vida, recurrimos a dos
aportes teóricos esenciales. En primer lugar, al-
gunos conceptos aportados por Silvia Federici conformado por relaciones sociales jerarqui-
fueron considerados para comprender cómo la zadas según criterios de propiedad y género.
separación de estas esferas en el capitalismo Existe la tendencia cultural de reproducir re-
logra invisibilizar y subordinar lo reproductivo laciones sociales que refuerzan las desigual-
a lo productivo. En segundo lugar, se presentan dades de clase y género como dimensiones
algunos conceptos planteados por Rita Segato, que se superponen en un mismo patrón,
los cuales nos permitieron retomar el modelo consolidando a su vez representaciones so-
del “patriarcado salarial”16 desde realidades ciales que legitiman y normalizan las jerar-
locales y relaciones coloniales que las carac- quías existentes.
terizan. Finalmente, tomamos la idea de Joan
Wallach Scott sobre la categoría de género17 Platero18 entiende la interseccionalidad de
como un elemento constitutivo de las relacio- dimensiones que estructuran las relacio-
nes sociales desde una perspectiva sistémica, nes de poder y las distintas desigualdades
para abordar las interrogantes presentadas. como una maraña: “Un conjunto de ejes
que se entretejen y que generan situacio-
1.1 El mundo del trabajo, la esfera productiva nes y experiencias concretas”.19 La maraña
y reproductiva de la vida se ha analizado muy frecuentemente des-
de las ciencias sociales, las cuales conciben
El mundo del trabajo, generalmente reduci- cada eje por separado, como si fueran acu-
do al empleo o a la actividad económicamen- mulables. Lo cierto es que el movimiento de
te rentada monetariamente, se encuentra dicho entramado solo se explica a través del
abigarramiento de sus componentes y sus
13
Moreno (2013), Federici (2018), Pérez Orozco (2014). ejes que actúan mutuamente.
14
Mamani (2012), Coraggio (2018), Singer (2002).
15
Fouquet (1998), Moreno (2013).
16
Federici (2004, 2018). 18
Alonso Álvarez (2014).
17
Scott (2008). 19
Ídem, 258.

REFLEXIONES
Y DEBATES 35
Miradas feministas sobre la economía social y solidaria en Uruguay

Cuando pensamos sobre el eje de género, género en la economía heteropatriarcal, so-


es necesario relacionar a las desigualdades bre todo en cómo se dan las divisiones en-
de género que se producen en el mercado tre los trabajos productivos y reproductivos
formal con la invisibilización del trabajo do- mencionados anteriormente; y 3) establece
méstico y reproductivo. Ambas desigualda- un compromiso de la teoría con la transfor-
des recaen en general sobre el cuerpo de las mación social: la EF se propone comprender
mujeres, lo que retroalimenta las jerarquías las relaciones socioeconómicas y busca cam-
patriarcales. Al no concebirse como parte biarlas, para la autora “se trata de salir de sí
del trabajo, las tareas relacionadas al trabajo para no quedarse en sí, para politizar la exis-
doméstico, a lo reproductivo y a tareas del tencia (y) salir de sí”.22
cuidado en general, se invisibilizan y se es-
tablece así un doble eje de dominación. La Sin embargo, el sistema productivo sigue
falta de salario opera para la mayoría de las basado en los criterios de propiedad privada
mujeres como un dispositivo de no recono- con modelos organizacionales que configu-
cimiento de su función social, un discipli- ran relaciones de trabajo jerarquizadas verti-
namiento que Federici nos invita a pensar calmente, que subordinan a su vez el sistema
como “patriarcado del salario”.20 Abordar la reproductivo según sus propios intereses.
relación entre la esfera productiva y reproduc- Las organizaciones cooperativas y las perte-
tiva para analizar el trabajo femenino en la so- necientes a la ESS se plantean una estructura
ciedad se convierte en un eje de análisis clave. organizacional donde se reconstruyen es-
Para la autora, la separación clásica entre las pacios asamblearios y gestiones colectivas
dos esferas reforzó la ubicación desprivilegia- entre los trabajadores y las trabajadoras. Se
da de las mujeres en la esfera productiva. De propone partir del reconocimiento del tra-
esta manera, se construyeron representacio- bajo oculto en la esfera productiva como eje
nes sociales que asocian la esfera pública y fundamental de la reproducción de la vida y
productiva a atributos masculinos, mientras para la organización del trabajo capitalista,
se asocia el trabajo doméstico y la esfera ya que garantiza la reproducción de la fuerza
privada a lo femenino. El ámbito de la repro- de trabajo y toda la organización social.
ducción donde se establecen relaciones de
reciprocidad, cuidado y solidaridad es des- La ESS en general, y en Uruguay en particular,
valorizado y no reconocido como trabajo y cuenta –como se presentará más adelante–
aporte a la economía. con una presencia importante de mujeres.
Nuestra pregunta se dirige al impacto del
Al caracterizar lo que se entiende por econo- trabajo reproductivo en las relaciones esta-
mía feminista, Amaia Pérez Orozco21 señala blecidas en el interior de las experiencias de
tres claves centrales: 1) critica al mercado ESS. ¿Encontramos en la economía social y
como epicentro de la economía y regulador solidaria el reconocimiento del trabajo re-
de la vida, lo que contribuye a la consolida- productivo? Nos moviliza pensar el potencial
ción del homo economicus, para ella, la soste- deconstructivo de las fronteras entre ámbitos
nibilidad de la vida debe ocupar el rol central productivos y reproductivos que podrían de-
de la dinámica económica; 2) cuestiona las sarrollarse desde las experiencias de la ESS y la
desigualdades referentes a las relaciones de búsqueda por regular la economía al poner la
vida en el centro de las preocupaciones.
20
Federici (2004, 2018).
21
Pérez Orozco, op. cit. 22
Ídem, 27.

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Anabel Rieiro, Gabriela Veras Iglesias y Adriana Andrade Martínez

1.2. Solidaridad económica y decolonialidad posición de las mujeres en el pensamiento


social. El “entronque de patriarcados”28 deja
En otro nivel de preocupaciones teóricas, nos al margen, y desprovisto de toda politicidad,
planteamos comprender la situación regional al espacio doméstico, subordina y le otorga
partiendo de la construcción de relaciones de un valor residual a la esfera pública.
producción con características coloniales es-
pecíficas. Segato observa en el contexto lati- Dentro de las experiencias actuales de la ESS
noamericano el pasaje de las luchas “contra el en la región, encontramos que en gran medi-
sistema”, que caracterizaron los años 60 y 70, da la búsqueda por construir organizaciones
a las “luchas por la inclusión en el sistema”23 comunitarias y colectivistas frente a la econo-
posteriores a los años 80. Siguiendo con la mía hegemónica retoma la cuestión colonial
perspectiva interseccional y decolonial24 las a modo de deconstruir algunos supuestos y
identidades actuales deben comprenderse restablecer imaginarios solidarios posibles.
como identidades dinámicas, precarias, siem- En el caso de Uruguay, su historia marcada
pre en construcción, dados los múltiples con- por el genocidio indígena,29 el estadocentris-
flictos que las atraviesan (clase, raza, género, mo y la construcción de un imaginario de ex-
relación con la naturaleza, etcétera). cepcionalidad frente a la región30 constituye
identidades fuertemente vinculadas e identi-
Segato plantea que la intervención colonial ficadas con Occidente, más específicamente
ultramarina y luego republicana tuvo un rol con sus raíces españolas e italianas.
disruptivo respecto al tejido de relaciones
sociales anteriores en Latinoamérica.25 A ni- De esta manera puede comprenderse que
vel político, la organización comunitaria y históricamente las experiencias de la ESS re-
colectivista se vio enfrentada a la ciudadanía, curran a las experiencias solidarias de origen
impuesta como el único camino democráti- europeo como los pioneros de Rochdale y
co y universal. Las transformaciones instau- las cooperativas. De todas formas, lejos de
radas atañen directamente a las relaciones ser un país europeo en territorio latinoame-
de género, en donde los contratos sociales ricano, las relaciones coloniales estructuran
caracterizados como un “patriarcado de baja nuestra economía y nuestros imaginarios
intensidad” son capturados y reorganizados sociales, políticos y culturales. Nos pregun-
por el nuevo orden colonial moderno y por tamos entonces si las experiencias de la ESS
el “contrato ciudadano”.26 son procesos asociativos con capacidad para
constituirse en espacios colectivos en donde
Además, con la administración de raza blan-
ca arriban a nuestro continente la universa- 28
Paredes (2010).
lización de la esfera pública (con un sistema 29
El genocidio de Salsipuedes de 1831 es tomado como un
de representación masculina) y la privati- importante hecho que justifica la escasa presencia de la iden-
tidad indígena en la cultura uruguaya. Sin embargo, actúan
zación de la esfera doméstica (fuertemente otros factores, como la falta de legado de los pueblos origi-
femenina). La intervención colonial ha ter- narios y una trama cultural donde no se valora la presencia
minado por minimizar27 la representación y de sus costumbres. La acción de colectivos autodeclarados
descendientes charrúas, unificados en el Consejo de la Na-
ción Charrúa (CONACHA), que luchan por el reconocimiento
23
Segato (2010), 14. de la población indígena actual, han generado nuevos ele-
24
Quijano (2000), Mignolo (1996). mentos para reflexionar sobre la perspectiva indígena en la
25
Segato (2011). construcción de la identidad uruguaya. Se trata de un tema
26
Segato (2017). complejo que no pretendemos profundizar en el artículo.
27
Ídem, 91. 30
Barrán (1989, 1990).

REFLEXIONES
Y DEBATES 37
Miradas feministas sobre la economía social y solidaria en Uruguay

se retome la esfera del trabajo en su sentido sus bases sociales y sus emprendimientos,
amplio, abordando de manera crítica la rela- pueden identificarse y diferenciarse dinámi-
ción entre lo productivo y lo reproductivo, camente a nivel de las agendas que caracte-
las relaciones de género y las relaciones de rizan a las organizaciones de segundo grado
representación establecidas. y tercer grado.

Como nos plantea Segato, “tenemos que Retomaremos entonces dentro del campo
retirar del gueto el problema de la mujer, de la ESS uruguaya contemporánea: a) la
pensarlo entrelazado como cimiento y peda- economía social, asociada mayormente al
gogía elemental de todas las otras formas de largo desarrollo y los principios del coopera-
poder y subordinación: la racial, la imperial, tivismo; b) la autogestión obrera que emerge
la colonial, la de las relaciones centro-perife- con el resurgir de las empresas recuperadas
ria, la del eurocentrismo con otras civilizacio- y retoma el discurso de clase en alianza con
nes, la de las relaciones de clase”.31 el movimiento sindical; c) la economía solida-
ria, asociada mayormente con nuevas redes
2. Las mujeres en la economía social y emergentes en los albores del Foro Social
solidaria uruguaya Mundial y los nuevos movimientos contrasis-
témicos de inicios del siglo.
A continuación, intentaremos reconstruir la
distribución por sexo que se encuentra en las Reconstruir este campo de estudio para ana-
distintas corrientes que incluimos dentro del lizar la distribución sexual a la interna no es
campo de la ESS del Uruguay contemporáneo. una tarea sencilla: no existe una sistematiza-
Para Pablo Guerra, el fenómeno de la ESS tra- ción global, los datos están fragmentados y
taría de un conjunto de experiencias econó- hacen referencia a realidades sectoriales. La
micas fundadas en valores solidarios que en propuesta de este artículo consiste en hacer
los últimos años dio lugar al surgimiento de dialogar estas distintas realidades para lograr
nuevos actores, quienes sumados a otros de una primera aproximación acerca de la pre-
mayor tradición (cooperativas, mutuales, aso- sencia de las mujeres en dichos campos. No se
ciaciones) caracterizan un sector de la econo- trata de un estudio exhaustivo sino de un es-
mía particular.32 fuerzo de visualización de la participación fe-
menina a través de la recopilación de fuentes
A la diferencia estudiada e identificada por secundarias. Comprender el campo de la ESS
varios autores entre la economía social y la de manera inclusiva, se justifica si lo aborda-
economía solidaria,33 agregamos en Uruguay mos como una heterogeneidad de economías
al sector que se ha dado en llamar de los desde donde se debilita la separación entre el
autogestionados y de las autogestionadas, capital y el trabajo,34 separación característica
compuesto por las empresas recuperadas del sistema de producción capitalista.
en alianza con la central sindical PITCNT. En
este sentido, nos interesa rescatar al menos Las tres modalidades planteadas (economía
tres sectores que atraviesan el campo de la social, economía solidaria y autogestión obre-
ESS, que si bien comparten en gran medida ra) muestran novedosas formas de organi-
zación entre los y las que ejercen el trabajo y
los medios de producción. Desde los hetero-
31
Segato (2017), 98.
32
Guerra (2012), 2.
33
Véase Razeto (1997), Laville (2004), Schmidt (2008). 34
Singer, op. cit.

38 227 Marzo 2019, p.32-53


Anabel Rieiro, Gabriela Veras Iglesias y Adriana Andrade Martínez

géneos territorios económicos, se declara ge- El contexto de la cultura individualista


neralizadamente que el objetvo central de las
actividades es el bienestar de todos sus parti-
que impera en la sociedad también
cipantes. En este sentido, hombres y mujeres opera como un factor de dificultad
estarían en el centro de la economía y no el ca- al momento de organizarse como
pital. Al igual que en la EF, este desplazamiento
permitiría politizar lo económico. colectivos, dadas las relaciones
reificadas de “la razón neoliberal”.
Por supuesto, la cooperación, la solidaridad y
la autogestión son ideas que funcionan como
En este sentido, no es propicio encarar
principios inspiradores en las diversas expe- las experiencias de ESS como algo “puro”,
riencias de la ESS, y se ponen en juego con cier- sino comprenderlas desde
ta flexibilidad y adaptación a la realidad de los
territorios en juego. Poner en práctica estos as- las contradicciones que generan al
pectos es un desafío que genera algunas con- construir otras formas de relacionarse
tradicciones y conflictos en la cotidianidad de
los emprendimientos, en la medida que tienen en el ámbito de la producción, dentro
que convivir y sobrevivir bajo las reglas de la del sistema y de la cultura hegemónica.
“sociedad del mercado”.35 El contexto de la cul-
tura individualista que impera en la sociedad
también opera como un factor de dificultad al
momento de organizarse como colectivos, da- nacionales del cooperativismo,37 se identifican
das las relaciones reificadas de “la razón neoli- antecedentes ya en el año 1870, en general
beral”.36 En este sentido, no es propicio encarar desde organizaciones colectivas impulsadas
las experiencias de ESS como algo “puro”, sino por oleadas de inmigrantes, y en 1920 se ins-
comprenderlas desde las contradicciones que titucionalizan las primeras experiencias que
generan al construir otras formas de relacio- adoptan en sus documentos fundacionales
narse en el ámbito de la producción, dentro los principios cooperativos internacionales.
del sistema y de la cultura hegemónica.
Las experiencias cooperativas desarrolladas
2.1. ¿Cómo se distribuyen los sexos en este desde finales del siglo XIX en Uruguay se
campo de estudio según las tres vertientes caracterizan por su diversidad de formas y
mencionadas de la ESS? ritmos de crecimiento, y es reconocida por
varios autores38 la oleada que se vinculó cla-
2.1.1. Economía social ramente al final del período de sustitución de
importaciones. Alfredo Errandonea y Marcos
El sector de la economía social está fuerte- Supervielle interpretan, en ese entonces, que
mente asociado con el desarrollo del coope- “el cooperativismo llegó a constituirse en un
rativismo en Uruguay. Sin duda, se trata del modo de amortiguar la desaparición del Es-
sector que posee mayor trayectoria histórica, tado batallista de bienestar, y logró crear las
así como experiencias asociativas actualmen- condiciones para negociar sus espacios con
te. Según el estudio histórico de los orígenes los nuevos actores emergentes”.39
37
Terra (1986).
35
Polanyi (1989). 38
Véase Errandonea y Supervielle (1992); Terra, op. cit.
36
Gago (2014). 39
Errandonea y Supervielle, op. cit., 93.

REFLEXIONES
Y DEBATES 39
Miradas feministas sobre la economía social y solidaria en Uruguay

Gráfico 1. Porcentaje de socios y socias hombres y


En estos últimos treinta años, podríamos reco- mujeres en el sistema cooperativo uruguayo
nocer dos nuevas etapas.40 La primera estaría
marcada por la primavera democrática, don- 49% 51%
de el movimiento cooperativo crea en 1984 Socias mujeres Socios hombres
la Mesa Nacional Intercooperativa, que se
concreta en 1988 con la conformación de CU-
DECOOP. En este período, no se destacan las
políticas públicas hacia el sector. La segunda
etapa estaría ubicada a principios del nuevo
siglo, cuando explotó la crisis socioeconómica
que se produjo en el 2002. En este contexto, el
movimiento cooperativo fue revalorizado en el Fuente: Elaboración propia en base a los datos del Censo Cooperativo,
Uruguay poscrisis. Por último, podríamos decir INE (2010).
que, a partir del 2005, con la llegada del Frente
Amplio al Gobierno, se abre una nueva etapa remontan al Censo Cooperativo (INE, 2010)
de políticas públicas dirigidas al sector, todo lo (Ver cuadro 2).
cual ha llevado a que en los últimos diez años
las cooperativas se hayan triplicado, como Como nos muestra la tabla anterior, según el úl-
muestra el cuadro 1. timo Censo Cooperativo la distribución entre los
sexos es casi paritaria a nivel global (51% hom-
En cuanto a la distribución por sexo en las bres y 49% mujeres), aunque encuentra diferen-
cooperativas, los últimos datos existentes se cias por modalidad (Gráfico No1).

Cuadro 1. Evolución de la cantidad de cooperativas en Uruguay (1989-2017)

COOPERATIVAS AÑOS
1989 2008/2009 2013 2017
Agrarias y sociedades de Fomento Rural 182 129 146 118
Ahorro y Crédito 55 67 94 95
Consumo 51 33 38 44
Sociales 95 191 406
Trabajo o Producción 189 227 515 760
Vivienda 366 581 1482 2061
Otras (artísticas, gremiales, médicas, seguros) 32 56 6
TOTAL 843 1164 2522 3490
Fuente: Elaboración en base a Isola y Martí (2015), datos tomados de Errandonea y Supervielle (1992) para 1989; INE (2010) para 2008-2009,
información proporcionada por INACOOP para 2013 y datos de INACOOP (2017) para 2017.

40
Isola y Martí (2015).

40 227 Marzo 2019, p.32-53


Anabel Rieiro, Gabriela Veras Iglesias y Adriana Andrade Martínez

Gráfico 2. Porcentaje de socios y socias hombres y


mujeres en el sector de la autogestión obrera pesar de que se trate de un proyecto familiar
de hombres y mujeres. En estas situaciones,
72% 28% algunas de las mujeres cooperativistas de vi-
Socios hombres Socias mujeres vienda están invisibilizadas.

2.1.2. Economía autogestionaria

Recientemente, se ha dado una corriente


mayormente articulada en base a la auto-
gestión obrera, que retoma la importan-
cia sindical. Emerge a partir de la crisis del
Fuente: Elaboración propia en base a datos de Rieiro (2016). 2002, desde las empresas recuperadas por
sus trabajadores y trabajadoras y desde la
Asociación Nacional de Empresas Recupe-
Sin embargo, es importante tener en cuenta radas por sus trabajadores (ANERT) en don-
que en general, a través de la construcción de los trabajadores y las trabajadoras se
de estos datos, existe una subrepresentación nuclean y articulan con la central única el
de la participación real que tienen las mu- PIT-CNT. En este sector, encontramos que,
jeres en las cooperativas. El caso más claro en el 2016, de 41 empresas encuestadas
quizás sea el de las cooperativas de vivienda, que comprenden 2.751 trabajadores y tra-
contexto en el que en la mayoría de las ve- bajadoras, el 72% eran hombres y el 28%
ces el titular cooperativista es el hombre, a mujeres41 (Gráfico No2).

Cuadro 2. Socios activos por sexo y modalidad cooperativa

COOPERATIVAS HOMBRES MUJERES TOTAL


Socios Porcentaje Socios Porcentaje DE SOCIOS
Agrarias y Sociedades de Fomento Rural 11.027 81 2.622 19 13.649
Ahorro y Crédito 366.509 50 367.751 50 734.260
Consumo y otras modalidades cooperativas 69.597 55 57.520 45 127.117
Médicas 667 64 380 36 1.047
Odontológicas 218 37 375 63 593
Producción y Cooperativas Sociales 6.842 73 2.503 27 9.345
Vivienda 12.067 56 9.620 44 21.687
TOTAL 466.927 51 440.771 49 907.698
Fuente: Censo Cooperativo. Cuadro 15 del Informe INE (2010), 51.

41
Rieiro, op. cit.

REFLEXIONES
Y DEBATES 41
Miradas feministas sobre la economía social y solidaria en Uruguay

La participación femenina se encuentra ma- Criollas, se han ido sumando nuevas expe-
yoritariamente en los sectores de servicios riencias en los últimos años, como el Merca-
más que en los sectores industriales (típica- do Popular de Subsistencia, entre otros. La
mente masculinos), y los rubros más femini- economía solidaria todavía se ubica como un
zados son los de mantenimiento-limpieza, sector incipiente que busca su consolidación.
textiles y educación. Es justamente en di- Según los datos del mapeo 2014-2015, la
chos contextos donde se observan algunas mayoría de las integrantes de los emprendi-
innovaciones relacionadas a los cuidados mientos encuestados son mujeres. Este per-
domésticos y a la actividad productiva. fil feminizado de la ESS se debe, entre otras
cuestiones, a actividades productivas mayor-
Como ejemplo de ello, encontramos en una tex- mente asociadas con dicho sexo (Gráfico 3).
til recuperada la transformación de una oficina,
desde la cual se ejercía anteriormente el control Entre las personas consultadas en el mapeo
del trabajo, en un espacio de cuidado infantil 2014-2015, se registraron 310 mujeres y 281
que permitiera compatibilizar los horarios fluc- hombres, lo que indica una mayoría de mu-
tuantes de la producción y el cuidado de los jeres que dinamizan la cotidianidad de las
hijos y de las hijas. Una trabajadora comenta: experiencias de ESS. Sin embargo, notamos
“Era lindo ver ahí a nuestros niños, porque un que el sector de autogestionados –como se
espacio desde el cual nos sentíamos vigiladas mostró anteriormente, fuertemente mascu-
empezó a simbolizar un espacio de juego y un linizado– se incluye como parte de la ES. Si,
espacio a ser cuidado por nosotras”.42 como proponemos en el presente trabajo,
dejamos aparte dicho sector, encontramos
2.1.3. Economía solidaria que el campo de la ES encuentra una aun
mayor tendencia a caracterizarse por una
En tercer lugar, encontramos que en las últi- mayoritaria participación femenina.
mas décadas emergieron nuevas experiencias
asociativas vinculadas al campo de la econo- Cuadro 3. Algunas de las nuevas organizaciones
mía solidaria, fenómeno relativamente nuevo del campo de la economía solidaria según el mapeo
en el país y que adquiere un importante creci- 2014-2015
miento según los datos recabados en el mapeo
2014-2015.43 Aparecen nuevas organizaciones ORGANIZACIONES CANTIDAD DE
donde las experiencias comienzan a agrupar- EXPERIENCIAS ASOCIATIVAS
se. Si bien varias de las experiencias de base
son cooperativas, esta figura no es lo central a Red de Agroecología 40
la hora de agruparse. En este sector de la eco-
nomía, aparecen mayormente como temáticas Red de Semillas Criollas 18
rectoras la sustentabilidad del medioambiente
y la sostenibilidad de la vida (cuadro 3).
Coordinación de 301
Economía Solidaria (CES)
A la Coordinadora de Economía Solidaria, la Asociación de Mujeres
Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay, Rurales del Uruguay 24
la Red de Agroecología y la Red de Semillas (AMRU)
42
Trabajadora textil, entrevista, en Rieiro, op. cit. Fuente: Elaboración propia con base en los datos del mapeo, caracteri-
43
Torrelli, op. cit. zación y desafíos de la economía solidaria en Uruguay (Torrelli, 2016).

42 227 Marzo 2019, p.32-53


Anabel Rieiro, Gabriela Veras Iglesias y Adriana Andrade Martínez

La creación en 2008 de la Coordinadora Na- La economía solidaria todavía se ubica


cional de Economía Solidaria (CNES) tiene
por objetivo fortalecer el sector y generar
como un sector incipiente que
un espacio de articulación entre las expre- busca su consolidación. Según los datos
siones existentes. Está integrada por diver- del mapeo 2014-2015, la mayoría de
sos colectivos y organizaciones y funciona
como una plataforma que las coordina. Po- las integrantes de los emprendimientos
see la finalidad de promover y divulgar las encuestados son mujeres. Este perfil
nociones, los conceptos y los principios de
la ES; construir agendas comunes; generar
feminizado de la ESS se debe, entre otras
espacios de comercialización, el apoyo a cuestiones, a actividades productivas
ferias y a otras actividades de comercializa-
ción comunitarias; organizar acciones edu-
mayormente asociadas con dicho sexo.
cativas sobre el comercio justo, el consumo
responsable y las finanzas éticas; favorecer
experiencias de autogestión colectivas y prendimientos integrantes de la Coordina-
asociativas.44 Desde la creación de la Coordi- dora. El gráfico 4 ilustra que la mayoría de
nadora, la ES ganó más espacio en el ámbito las mujeres son blancas, mayores de 50 años
público y se organizaron diversas instancias y cursaron o están cursando la secundaria.
de comercialización colectiva, debates y en- En estos casos, el emprendimiento se torna
cuentros, pero todavía posee dificultades a una alternativa laboral para mujeres mayo-
la hora de desarrollar sus objetivos y divul- res y de baja escolaridad.
gar su propia existencia. Según los datos
del mapeo, podemos trazar un breve perfil Ante este contexto, nos volvemos a pregun-
de las mujeres que forman parte de los em- tar si tiene la ESS un especial potencial para
generar distintas relaciones sociales desde
la perspectiva de género. Nos interesa perci-
Gráfico 3. Porcentaje de socios y socias hombres y bir si realmente se construyen otras formas
mujeres en el sector de la economía solidaria de relacionarse y si se transitan procesos
que rompan con las representaciones de
integrantes de los ess consultados en el mapeo
poder cristalizadas.
47,55% 52,45%
Hombres Mujeres
La participación de las mujeres en la ESS
está relacionada con el rehacer de las for-
mas de vida, el reconstruir comunidad y la
construcción de economías arraigadas a las
redes y tramas locales, lo cual se opone al
desarraigo y a la desposesión que caracteri-
zan a la economía guiada únicamente por el
capital. Desde las experiencias actuales de la
ESS, ¿puede reinventarse la politicidad de lo
Fuente: Elaboración propia con base en los datos del mapeo, caracteri-
zación y desafíos de la economía solidaria en Uruguay (Torrelli, 2016).
doméstico, propia de la vida comunal, o si-
gue reproduciéndose la separación y subor-
dinación de la esfera reproductiva a la esfera
44
Romero y Méndez (2011), 46. productiva?

REFLEXIONES
Y DEBATES 43
Miradas feministas sobre la economía social y solidaria en Uruguay

Gráfico 4. Perfil de mujeres en el sector de la economía solidaria según franja etaria, ascendencia étnica
y nivel educativo
mujeres según faja etaria mujeres según ascendencia étnica mujeres según nivel educativo

0% Menos de 14 74% Blanca 34% Primaria completa


10% De 14 a 35 18% Negra 30% Secundaria incompleta
34% De 36 a 50 5% Indígena 24% Secundaria completa
56% Más de 50 3% Otros 4% Terciaria incompleta
3% Amarilla 6% Terciaria completa
2% Primaria incompleta
Fuente: Elaboración propia con base en los datos del mapeo, caracterización y desafíos de la economía solidaria en Uruguay (Torrelli, 2016).

3. La economía social y solidaria en A continuación, sistematizamos algunas discu-


perspectiva feminista. Sistematización siones que se dieron entre quienes participa-
ron en base a tres preguntas que funcionaron
de algunos debates emergentes como estímulos transversales al debate de los
Con el objetivo de mantener un diálogo con distintos talleres.
los y las integrantes de la ESS de Uruguay y
Argentina, se retoman las discusiones realiza- 3.1. ¿Se transforman las relaciones de género en
das en los Encuentros de la Economía de los/ los espacios de la ESS? ¿De qué manera?
as Trabajadores/as llevados a cabo entre 2016
y 2017, así como en el taller “La economía Ante la pregunta de si se transforman las re-
social y solidaria en perspectiva feminista” laciones de género en los espacios de ESS,
(Cooperativa Caminos, Montevideo, 2017), en
donde participaron personas pertenecientes entre trabajadores, trabajadoras, estudiantes, investigadores
e investigadoras procedentes de Uruguay y un compañero
a diversas experiencias del campo de la ESS.45 de una fábrica recuperada por sus trabajadoras y trabajado-
res de Argentina. Como disparador se presentó una mesa
45
El II Encuentro Regional de la Economía de los/as Trabaja- donde expusieron tres invitadas: dos compañeras de la co-
dores/as se llevó a cabo en Montevideo en el año 2016, don- misión de género de FUCVAM y una integrante del colecti-
de participaron investigadoras, investigadores, trabajadoras, vo feminista Minervas. En el VI Encuentro Internacional de
trabajadores y organizaciones de distintos países: Argentina, la Economía de los y las Trabajadores/as, realizado en Pigüé
Brasil, Chile y Colombia. En dicha ocasión, la temática apa- (Provincia de Buenos Aires, Argentina) en 2017, la temática
rece de forma latente en las discusiones realizadas pero sin fue tratada en una mesa llamada “La economía de las/los
prioridad en la agenda del Encuentro. A mediados de 2017, trabajadoras/es desde una perspectiva de género(s)” donde
se organiza desde el CFD/PA el taller “La economía social y participaron cerca de ochenta personas y en la cual tuvimos
solidaria en perspectiva feminista”, preparativo para el En- la oportunidad de compartir los avances del taller del en-
cuentro Internacional (realizado en el mismo año en Argen- cuentro preparatorio. Allí expusieron mujeres de distintos
tina). El taller tuvo lugar en la Cooperativa Caminos y contó países y participaron trabajadoras trabajadores, estudiantes,
con la participación aproximadamente cuarenta personas, investigadores e investigadoras del campo de la ESS.

44 227 Marzo 2019, p.32-53


Anabel Rieiro, Gabriela Veras Iglesias y Adriana Andrade Martínez

existe entre las y los participantes de los ta- Si el patriarcado naturalizado


lleres un primer acuerdo en que de forma
generalizada se reproducen las relaciones de
en nuestras sociedades no es
género de la economía imperante. trabajado por las organizaciones de
la ESS, estas tenderán a reproducirlo.
En el taller del Encuentro Internacional de
2017, dos trabajadores uruguayos plantean: No hay nada de espontáneo en abordar y
“En nuestras cooperativas no existe discrimi- deconstruir organizacionalmente
nación; sin embargo, son las propias compa-
ñeras las que no quieren participar en los ór-
las relaciones de poder, dado que estas
ganos de dirección”. Ciertamente se observa se establecen bajo un sistema de
que, de 41 casos encuestados,46 únicamente violencia simbólica específico.
en cuatro hay mujeres en las direcciones de
las empresas recuperadas en Uruguay.

El comentario fue estructurador del debate y la ESS, pero a su vez plantea la posibilidad de
fuertemente cuestionado por participantes retomar y revertir dichas relaciones desde el
de distintas experiencias regionales, quienes trabajo colectivo. A lo largo del debate en-
plantearon numerosas anécdotas vividas en contramos cómo en el “imaginario social”,48
lo cotidiano, que ejemplificaban los desestí- planteado inicialmente por dos trabajado-
mulos operantes y concretos que existen en res, se encuentra una “dimensión efectiva”49
las organizaciones, muchas veces invisibili- que tiende a reproducir significaciones anu-
zados por los dirigentes. Como resultado, a dadas al poder y una “dimensión radical”50
la hora de ejercer tareas de representación que habilita nuevas significaciones posibles.
y decisión, la baja participación femenina
suele atribuirse a la falta de interés personal En los tres contextos observados se percibe,
de las mujeres y no a causas estructurales u a lo largo de los talleres, un desplazamiento.
organizacionales. Luego del largo diálogo se La constatación de que no se modifican las
llegó a un cierto consenso del grupo para relaciones de género luego se relativiza, y
trasladar al plenario: se plantea que hay potencialidad, que exis-
ten las condiciones para que se transformen
Más allá de la propia organización, la violen- dadas las características y principios que los
cia de género es un asunto sistémico que, si rigen: el impulso para una mayor participa-
los emprendimientos económicos solidarios ción, democracia y solidaridad. El tema de
no se plantean revertir abordando y decons- género es retomado, entonces, para trazar
truyendo las relaciones de género explícita- el camino de la ESS hacia el bienestar de las
mente, estas tenderán a reproducirse.47 personas, de la garantía de la protección de
la vida y la promoción de la autonomía in-
La consigna trasladada al plenario recono- dividual y colectiva. Si el patriarcado natu-
ce la existencia de leyes u ordenamientos 48
“Imaginario social” es un concepto de Cornelius Castoriadis
según conexiones invisibles que son parte que hace referencia al “conjunto de significaciones que man-
del gobierno cotidiano en los contextos de tiene unida a una sociedad y la instituye como tal. Considera
que la producción de las mismas es una capacidad de la ima-
46
Rieiro, op. cit. ginación colectiva” (Fernández et al., 2011).
47
Consigna elaborada por el colectivo para presentar a ple- 49
Fernández et al. (2011).
nario. Taller del Encuentro Internacional, 2017. 50
Ídem.

REFLEXIONES
Y DEBATES 45
Miradas feministas sobre la economía social y solidaria en Uruguay

ralizado en nuestras sociedades no es traba- espacios de la casa y los hombres participan


jado por las organizaciones de la ESS, estas mayormente de las asambleas. La práctica se
tenderán a reproducirlo. No hay nada de relaciona fuertemente con la estructura pa-
espontáneo en abordar y deconstruir organi- triarcal que confiere al hombre los espacios
zacionalmente las relaciones de poder, dado relativos a la esfera productiva-pública y a la
que estas se establecen bajo un sistema de mujer la reproductiva-privada.
violencia simbólica específico.51
Sin embargo, las mismas participantes que
Es muy común que algunas mujeres y hom- detectan relaciones de reproducción reto-
bres integrantes de distintos espacios de la man algunas acciones transformadoras vi-
ESS no visualicen las formas de violencia su- venciadas en la misma FUCVAM con la “Guía
tiles que viven hasta que se problematizan contra la violencia sobre la mujer”,53 que
sus relaciones sociales desde espacios colec- elaboró la Comisión de Género. Las repre-
tivos. En general, estos procesos de despla- sentantes de la federación plantearon que la
zamiento y deconstrucción de lo instituido Guía fue una intervención ante la constata-
no se observan de forma generalizada en la ción de casos de violencia en algunos hoga-
actual ESS y cuando suceden se desencade- res. De esta manera, la federación colectiviza
nan a partir de la acción de las mujeres que el problema que antes se manejaba como
integran las organizaciones, desde espacios doméstico e intenta actuar como colectivo
informales o comisiones de trabajo. Aun así, ante él. La elaboración de la Guía y su pos-
se ve que las mujeres siguen siendo minoría terior presentación en distintas cooperativas
en los órganos de decisión, con lo cual se desencadena numerosas consultas que per-
explica el lento proceso de deconstrucción miten retomar el tema de la violencia desde
observado en los contextos de la ESS. los propios colectivos. Desde entonces apo-
yan y dan seguimiento a las compañeras que
Amaia Pérez Orozco plantea que, si lo desea- se contactan. En la Guía, se trabaja la concep-
ble es la colectivización de la responsabilidad ción de género desde una perspectiva anti-
de sostener la vida, es necesario aprehender patriarcal. Se problematiza la construcción
las expresiones colectivas existentes sin idea- de los roles de género para contextualizar y
lizarlas y “atendiendo a las desigualdades explicar las distintas formas de violencia. Se
que puedan estarse re-produciendo”.52 presentan orientaciones para diagnosticar y
actuar ante una situación de violencia vivi-
Las experiencias solidarias recorren trayecto- da y el marco jurídico y las instituciones que
rias no lineales, encuentran transformaciones amparan a las mujeres en estos casos.
que se derivan de las propias contradicciones
y se vivencian simultáneamente atravesadas En definitiva, en una misma organización de
por rupturas y continuidades. Por ejemplo, la ESS, como es la FUCVAM, podemos encon-
en el taller nacional de 2017, algunas parti- trar prácticas que reproducen los roles de gé-
cipantes plantean la reproducción en el Mo- nero –como la tendencia a que sea la mujer
vimiento Cooperativo de Vivienda por Ayuda la que se encargue de los cuidados mientras
Mutua (FUCVAM) a la hora de constatar que
las mujeres ocupan generalizadamente los 53
Guía contra la violencia sobre la mujer, disponible en:
http://www.fucvam.org.uy/wp-content/uploads/2017/04/
Gu%C3%ADa-contra-la-violencia-sobre-la-mujer-web_
51
Bourdieu (2005). Abril-2017.pdf, última fecha de acceso: 15 de septiembre de
52
Pérez Orozco, op. cit., 165. 2017.

46 227 Marzo 2019, p.32-53


Anabel Rieiro, Gabriela Veras Iglesias y Adriana Andrade Martínez

el hombre participa de las asambleas– pero Se debate el impacto que podría tener
otras que innovan en la relación entre lo co-
lectivo y lo privado a la hora de establecer
la salarización del trabajo doméstico.
acciones contra la violencia doméstica. La mayoría de las participantes toman
dicha política como una herramienta
En un contexto nacional caracterizado por
el “Ni una menos”,54 el tratamiento de la potente para la visibilización y
violencia doméstica desde los colectivos – rejerarquización del trabajo reproductivo
más allá de las políticas públicas contra el
feminicidio– abre una esfera con particular
que en general recae sobre las mujeres.
potencial para trabajar la consigna “lo perso- Sin embargo, algunas plantean la
nal es político” o, en todo caso, lo personal compleja y contradictoria situación de
es colectivo. En el debate sobre “los comu-
nes”,55 se plantea la tensión entre lo público estar buscando la no salarización de la
y lo común, donde lo público es presentado esfera productiva a través de la ESS
como algo que se estructuró a lo largo de la
historia como privado de la gente, de for-
y tener que salarizar la esfera donde
ma ajena a las poblaciones reales, aunque se concentran la mayor parte de las
abstractamente pertenezca a todos y todas.
Por otro lado, se entiende lo común como
tareas reproductivas.
prácticas construidas de forma horizontal y
que en cierta medida suelen ganar carácter
público. Federici ubica las prácticas de lo co- de las economías no salariales? Como primer
mún como una estrategia recurrente del mo- diagnóstico, quienes participaron de los tres
vimiento feminista de ayuda mutua. ¿Cómo talleres llegaron a un rápido acuerdo en que
operan o podrían operar estas estrategias en actualmente –al igual que en el sistema capi-
el campo de la ESS? talista– la esfera reproductiva se subordina a la
productiva en la ESS. Sin embargo, se advierte
3.2. ¿Cómo se relaciona la esfera productiva una potencial ruptura en el hecho de que en la
con la reproductiva en la economía social y ESS lo productivo priorice la vida y no el capital.
solidaria?
Los cuidados emergen como un fuerte eje de
Si, como nos plantea Federici, los sistemas de debate para pensar lo productivo en relación
género se han organizado a partir del “patriar- a lo reproductivo. En cuatro puntos se pueden
cado del salario”56 y las tareas mayormente sintetizar las cuestiones más relevantes emer-
invisibilizadas son las atribuidas a las mujeres, gentes sobre todo en el Encuentro nacional de
¿se constituyen nuevas relaciones de género 2017 y el regional de 2016: 1) la demanda de
entre las esferas productiva-reproductiva des- cuidados y la organización colectiva; 2) la ofer-
ta de cuidados y la ESS; 3) las políticas públicas
54
“Ni una menos” es la consigna de una campaña que el actuales que abordan la esfera de los cuidados;
movimiento feminista lleva a cabo en varios países con el
objetivo de denunciar los casos de feminicidio. Ante cada y 4) los cuidados dentro de la esfera productiva.
feminicidio identificado se organiza un acto urbano en que
se publicita lo ocurrido. Se entiende por feminicidio el asesi- Como síntesis podríamos destacar, en cuan-
nato de una mujer por el hecho de ser una mujer.
55
Ver Caffentzis y Federici (2015). to a la demanda de cuidados, que las orga-
56
Federici (2013). nizaciones de la ESS han colectivizado poco

REFLEXIONES
Y DEBATES 47
Miradas feministas sobre la economía social y solidaria en Uruguay

el problema, y en general es tomado como reproductivo que en general recae sobre las
un problema familiar/individual que cada mujeres. Sin embargo, algunas plantean la
participante debe solucionar en base a su compleja y contradictoria situación de estar
situación particular. Una cooperativista de buscando la no salarización de la esfera pro-
vivienda57 plantea la necesidad de cuidados ductiva a través de la ESS y tener que salari-
como generalizada en las cooperativas de vi- zar la esfera donde se concentran la mayor
vienda. Observa que las cooperativas históri- parte de las tareas reproductivas.
cas presentan necesidades de características
de población en general envejecida, mientras Por último, en cuanto a los cuidados en la
que en las cooperativas jóvenes la necesidad propia esfera productiva, quienes partici-
de cuidados es mayormente para la primera paron del taller en la Cooperativa Caminos
infancia. De todas maneras, concluye que po- acuerdan que la dimensión afectiva y repro-
cas veces se colectivizan las necesidades para ductiva dentro de los emprendimientos re-
encontrar soluciones en conjunto. cae en gran medida sobre las mujeres. A nivel
organizativo se percibe una relación más es-
En cuanto a la oferta de cuidados, varias parti- trecha para las mujeres entre lo productivo,
cipantes de la Cooperativa Caminos plantean lo político y lo doméstico. Una cooperativista
en el Encuentro regional de 2016 la importan- de trabajo plantea: “Por ejemplo, para noso-
cia de retomar los cuidados como derechos. tras es normal preguntarle al compa cómo
“Cuando nosotras ofrecemos cuidados, tra- sigue su hijo o algún familiar que esté enfer-
tamos de pensarlos como un derecho de las mo… a ellos los sorprende… para ellos no
personas y no como una mercancía, aunque es tan evidente que se hable en el trabajo de
sepamos las fuertes restricciones que tienen lo que sucede en el hogar”.60 Sin esencializar
aquellos que hoy no los pueden pagar… ahí ni absolutizar, la distribución diferencial del
se necesitan políticas públicas que los garanti- tiempo dedicado a dichas esferas podría ex-
cen”.58 También se plantea desde este colectivo plicar por qué existen tantas experiencias y
la dificultad para que los varones se involucren prácticas cotidianas en la ESS en donde las
más en la esfera de los cuidados. “En la casa ni mujeres son visualizadas con un rol funda-
que hablar, pero aun de manera tercerizada, mental en el fomento de una cultura vincu-
los cuidados siguen estando en manos de las lar, menos competitiva y más solidaria.
mujeres (…) nos cuesta mucho contar con tra-
bajadores hombres en esta cooperativa”.59 3.3. ¿Cuáles podrían ser las luchas en común
entre el feminismo y la economía social y so-
En relación a los cuidados y a las políticas lidaria?
públicas, se debate el impacto que podría
tener la salarización del trabajo doméstico. Las marchas masivas de los últimos 8 de mar-
La mayoría de las participantes toman dicha zo, así como la popularizada consigna de “Ni
política como una herramienta potente para una menos”, dan cuenta de un desborde social
la visibilización y rejerarquización del trabajo particular a nivel nacional, regional y mundial.
Demuestran la importancia del feminismo y
57
Integrante de cooperativa de viviendas. Testimonio brin- su creciente incorporación en la agenda públi-
dado en el taller realizado en la Cooperativa Caminos (2017). ca, y cuestiona también su significación en las
58
Integrantes de la cooperativa uruguaya Caminos. Testimo-
nio brindado en el Encuentro Regional de la Economía de los
Trabajadores (2016). 60
Cooperativista de trabajo. Testimonio brindado en el taller
59
Ídem. realizado en la Cooperativa Caminos (2017).

48 227 Marzo 2019, p.32-53


Anabel Rieiro, Gabriela Veras Iglesias y Adriana Andrade Martínez

organizaciones sociopolíticas y su incidencia solidaria y una práctica estratégica para el


en las distintas esferas colectivas. En este mar- movimiento feminista. Como ejemplo, pode-
co se visualiza en quienes participaron de los mos nombrar algunos casos de cooperativas
talleres la compatibilidad entre varias prácti- que reglamentaron a la interna del empren-
cas o consignas del movimiento feminista y de dimiento la prohibición de acceder a cargos
los espacios de ESS, pero de forma paradójica de representación a personas que ejerzan
se observa cómo aún estos espacios caminan violencia de género. Esta práctica de cuidado
en paralelo. Se evalúa que a pesar de perci- mutuo suele ser utilizada como herramien-
birse como luchas que comparten formas de ta de autorregulación y es una consigna de
vivir y principios, en la práctica no suelen de- colectivos feministas que busca publicitar y
sarrollarse en conjunto. De todas maneras, las denunciar la violencia de género sufrida por
organizaciones detectan un cambio de con- las mujeres, y al sujeto que la ejerce.
texto social que facilita retomar la temática de
género, y las distintas experiencias empiezan • Crítica a la coyuntura: a partir de los talle-
a tomar parte en la Marcha del 8 de marzo y en res, se plantea que las dos corrientes (femi-
otras redes de mujeres. La mayoría de quienes nismo y ESS) poseen una lectura del mundo
participaron del taller en la Cooperativa Ca- que comparte la necesidad de luchar contra
minos, relataron que habían participado de las formas de dominación en las relaciones
alguna actividad vinculada a las temáticas de sociales. Desde la ESS, es una consigna que
género, aunque en algunos casos no se auto- atraviesa la forma de organizar los espacios
denominaran como feministas. de producción, circulación o comercializa-
ción de la mercancía. Y en el movimiento
Como forma de sistematizar la discusión, fue- feminista la lucha contra las formas de do-
ron identificados y debatidos distintos ejes minación de género es una consigna central
de confluencia entre la ESS y el feminismo: para la construcción de otras formas de re-
lacionarse. “Lo personal es político” y “lo do-
• Paridad de la participación: la paridad méstico se colectiviza” son afirmaciones que
en los espacios de decisión es una práctica politizan la dimensión personal y doméstica,
compartida en los dos ámbitos. Los espacios y la tornan parte de un problema social.
de decisión son esferas trabajadas desde lo
colectivo y muy valorados, tanto por el mo- • Lo personal es político, lo doméstico es
vimiento feminista como en los espacios de político: romper con la dicotomía entre lo
ESS. En el caso de la ESS, se presentan como productivo y lo reproductivo es una idea que
una centralidad en la organización colectiva tiene potencia analítica ya que aclara cómo
propuesta. El tema de la paridad está presen- en la ESS y en el movimiento feminista están
te y en la mayoría de los casos es reivindicado presentes los procesos de politización de los
por las mujeres. En el movimiento feminista, dilemas privados. Los problemas personales
los espacios internos suelen ser organizados son redimensionados y enmarcados en la
por una mayoría de mujeres, así que el tema de estructura del sistema capitalista, las proble-
la paridad no es una cuestión en sí misma, sin máticas vividas desde lo personal también
embargo, lo es para los espacios públicos, y se son parte de cómo se estructura la sociedad.
torna una bandera clásica de la lucha feminista. En este sentido, podemos percibir, tanto a
la ESS como al movimiento feminista, como
• Ayuda mutua: las prácticas de ayuda mu- frutos de prácticas de resistencia al sistema
tua son un principio fundante de la economía capitalista.

REFLEXIONES
Y DEBATES 49
Miradas feministas sobre la economía social y solidaria en Uruguay

Reflexiones finales Más allá de los datos cuantitativos, el análisis


cualitativo desprendido de los debates entre
Las experiencias de la otra economía en Uru- distintos participantes de las experiencias
guay se configuran como espacios posibles de ESS muestra, por una parte, la tendencia
para repensar la sociedad y sus relaciones de práctica a la reproducción de las relaciones
explotación-dominación constitutivas, desde sociales dominantes, y por otra parte, la
el mundo del trabajo. El objetivo del artículo emergencia de experiencias en donde co-
fue retomar dichos espacios como contextos mienzan a trastocarse ciertas tendencias re-
específicos desde los cuales emergen proce- lacionales. En este sentido, las unidades de
sos colectivos de deconstrucción de las rela- la ESS no son solo económicamente produc-
ciones de género hegemónicas. tivas, sino que se constituyen como expre-
siones colectivas y culturales con capacidad
La primera dificultad para comprender la dis- de producir prácticas e imaginarios sociales
tribución por sexo encontrada en el campo alternativos a las promovidas por la razón
de la ESS uruguaya es la falta de información neoliberal. En todo caso, las transformacio-
global. Los datos aparecen fragmentados, lo nes no son automáticas y sin duda develan la
cual dificulta comprender las distintas reali- necesidad de crear planes de formación. Así
dades sectoriales. A pesar de ello, hemos in- planteado, se vuelve fundamental la visibili-
tentado acercarnos desde distintas fuentes zación y la sistematización de experiencias
de datos existentes y podemos concluir que existentes que hayan logrado desencadenar
algunos sectores encuentran proporcional- procesos grupales reflexivos y performativos
mente mayor participación femenina que de nuevas relaciones sociales.
otros. Por ejemplo, la economía solidaria se
caracteriza por contar con un mayor núme- Para la construcción de nuevas relaciones
ro de participantes mujeres, especialmente entre las esferas de lo productivo y lo repro-
si se contrasta con el sector mayormente ductivo, la visibilización del trabajo domés-
masculinizado de los autogestionados. En tico y de los cuidados en general emerge
cuanto a la economía social, encontramos como un asunto central. Es necesario repen-
un porcentaje de hombres y mujeres equi- sar el vínculo para dar cuenta del conjunto
tativo a nivel global, pero muy heterogéneo de procesos que sostienen al sistema actual.
en sus diferentes modalidades. Como casos La expansión de las fronteras de lo que se
emblemáticos dentro del sector, se pueden considera económico, al ampliar las nocio-
señalar las cooperativas agrarias y socieda- nes del trabajo sin restringirlas al trabajo
des de fomento como las experiencias ma- remunerado económicamente, abre nuevos
yormente protagonizadas por los hombres ejes de discusión para abordar el bienes-
y las cooperativas odontológicas como las tar de la población. El trabajo reproductivo
mayormente protagonizadas por las muje- organizado colectivamente proporciona
res. Un desafío que emerge del análisis de aprendizajes específicos. Las experiencias
las estadísticas existentes hoy es la recons- pueden también aportar pistas a tener en
trucción global de la ESS, dado que los datos cuenta en el diseño de las políticas públicas
se encuentran fragmentados y superpues- que se despliegan actualmente en Uruguay
tos. Por otro lado, se hace necesaria la cons- mediante el Sistema Nacional de Cuidados.
trucción de indicadores que logren captar
con profundidad la existencia e importancia La sustentabilidad de la vida como apuesta
de las mujeres en la ESS. política de la ESS y la EF no apunta, por su-

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puesto, a asociarlas a economías de sobrevi- Tanto la ESS como la EF buscan politizar la eco-
vencia y pobreza, sino todo lo contrario, per- nomía al restablecer relaciones sociales más
mite abordar la economía desde el punto de solidarias. Se trata de planteos que poseen un
vista de la calidad de vida al responder a las compromiso con la transformación social, que
necesidades materiales y afectivas de las per- busca politizar la propia existencia. En un clima
sonas. Desde esta perspectiva, las personas nacional, regional y mundial caracterizado por
están ubicadas como epicentro de la econo- la emergencia de nuevas organizaciones y lu-
mía, es decir, los cuidados para la reproduc- chas feministas, abrir las puertas de la ESS a las
ción y manutención de la vida conforman el ideas de la EF parece revitalizante. Lo que está
motor que dinamiza la propia economía. Así, en juego no es simplemente lograr la partici-
todos los trabajos vinculados al ámbito de pación igualitaria de las mujeres en la ESS, sino
los cuidados, que sostienen la esfera repro- transformar las relaciones sociales existentes,
ductiva, son valorados como ejes esenciales teniendo a la equidad como principio articu-
de la economía y considerados importantes lador. Se trata entonces de despatriarcalizar la
trabajos que garantizan nuestra vida. De esta organización laboral para desplazar el centro
forma, se amplía también la noción entendi- del análisis económico de los mercados hacia
da por la categoría trabajo y se critica y resig- las personas, y priorizar la reproducción y la
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