Texto Modulo II Tema 4 Enfoque Diagnostico Hematuria
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INTRODUCCIÓN
El reto al que se enfrenta el clínico es identificar al niño en quien la hematuria es causada por una
enfermedad subyacente significativa y evitar pruebas innecesarias en aquellos individuos con una
enfermedad benigna.
El único estudio necesario para todos los niños con distintas presentaciones de hematuria es un
completo análisis de orina con examen microscópico. El resto de la evaluación debe confeccionarse
de acuerdo con la historia clínica, el examen físico y la presencia de otras alteraciones en el análisis
de orina.
Dra. E. Hidalgo-Barquero / Dra. M.L. Justa
Enfoque diagnóstico de la hematuria.
Módulo II. 1º Curso Experto Universitario en Nefrología Pediátrica Avanzada.
OBJETIVOS DOCENTES
Los principales objetivos del pediatra en el manejo del niño con hematuria serán:
Conocer las causas más comunes, para establecer el origen de la misma y poder
realizar el tratamiento adecuado en las más habituales..Diferenciar a aquellos pacientes
con enfermedad renal grave, que necesitarán un estudio más exhaustivo por parte del
nefrólogo pediatra, de aquellas otras situaciones que por su carácter benigno no
precisarán más que un estudio básico y seguimiento por su pediatra.
Reconocer durante el control evolutivo de las afecciones más frecuentes los datos
clínico/analíticos que alertan de una evolución no habitual y la necesidad de derivar
oportunamente al paciente al nefrólogo.
Dra. E. Hidalgo-Barquero / Dra. M.L. Justa
Enfoque diagnóstico de la hematuria.
Módulo II. 1º Curso Experto Universitario en Nefrología Pediátrica Avanzada.
CONTENIDO DE LA UNIDAD
1. Epidemiología
2. Conceptos y tipos de hematuria
2.1 Hematuria
2.1.1 Tipos de hematuria
3. Primeros pasos ante una hematuria
3.1 Detección
3.1.1 Alteraciones macroscópicas
3.1.2 Estudio químicos. Tira de orina
3.2 Confirmación
3.2.1 Estudios microscópicos
3.3 Localización
3.3.1 Datos clínicos
3.3.2 Morfología del hematíe
3.3.3 Índices eritrocitarios
3.3.4 Citometría de flujo automatizada
4. Etiología
5. Evaluación diagnóstica
5.1 Historia clínica
5.2 Exploración física y síntomas acompañantes
5.3 Exámenes complementarios
5.3.1 Exámenes de laboratorio
5.3.2 Exámenes radiológicos
5.3.3 Indicaciones de biopsia renal
5.3.4 Cistoscopia
6. Enfoque práctico ante la hematuria
6.1 Hematuria microscópica aislada asintomática
6.2 Hematuria microscópica asintomática con proteinuria
6.3 Hematuria microscópica sintomática
6.4 Hematuria macroscópica
7. Criterios de derivación a Nefrología Infantil
8. Criterios de ingreso hospitalario
9. Información para pacientes
Puntos clave
Referencias bibliográficas
Dra. E. Hidalgo-Barquero / Dra. M.L. Justa
Enfoque diagnóstico de la hematuria.
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1. EPIDEMIOLOGÍA
La frecuencia de la hematuria en la edad pediátrica varía en función del tipo de estudio que se
considere como fuente (casuísticas de diferentes centros o bien estudios de despistaje) y de la edad
y sexo de los pacientes, por lo que los resultados a veces no son comparables.
Las cifras publicadas sobre frecuencia de hematuria microscópica asintomática se basan en estudios
de despistaje realizados en centros escolares y en exámenes periódicos de salud. Su prevalencia en
una población pediátrica no seleccionada varía según el criterio utilizado para definirla.
Aproximadamente el 4 % de los niños en edad escolar tienen microhematuria si valoramos una sola
muestra de orina; este porcentaje desciende al 1 % si exigimos la positividad en dos muestras
consecutivas (con intervalo entre ellas de más de una semana) y a menos de un 0,5 % si valoramos
los hallazgos en tres muestras consecutivas en el plazo de varias semanas (hematuria persistente).
De éstos, el 37 % continuarán con hematuria un año más tarde y sólo el 7,6 % tras cinco años de
evolución.
La combinación de hematuria y proteinuria es menos frecuente, con una prevalencia de menos del
0,7 por ciento en niños en edad escolar no seleccionados en una sola muestra de orina, prevalencia
que disminuye a 0,06% si se exigen 3 muestran de orina consecutivas.
2.1 Hematuria: es la presencia anormal de hematíes en la orina, procedentes del riñón o de las vías
urinarias, ya sean visibles a simple vista (hematuria macroscópica) o aparente sólo en el análisis de
orina (microhematuria).
3.1 DETECCIÓN
El primer paso a seguir ante el hallazgo de una orina coloreada será la confirmación de la presencia
de hematíes en la misma. Su aspecto macroscópico, unido al estudio químico y microscópico,
permitirá ayudarnos no sólo a confirmar la hematuria sino a localizar el origen de la misma. En el
caso de hematuria microscópica, la orina no presentará cambios en la coloración.
- Intensidad de la hematuria
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- Origen:
• Glomerular: produce una tonalidad pardo-oscura, como coca-cola,
por transformación de la hemoglobina en hematina.
• Extraglomerular: procedente de las vías urinarias, la orina tendrá
una coloración rojiza, a veces con presencia de coágulos
- Tiempo de contacto de la orina con la hemoglobina
Sin embargo, el aspecto coloreado de la orina puede ser debida a la presencia de sustancias
colorantes endógenas o exógenas (tabla I):
3.1.2 Estudios químicos: Tira reactiva de orina: es el test de cribado utilizado para el
diagnóstico de hematuria por su simplicidad y eficacia. Las tiras detectan la presencia de
hemoglobina, libre o intraeritrocitaria, y mioglobina; basándose en la acción catalizadora de la
misma entre peróxido de hidrógeno y un cromógeno (tetrametilbencidina) presentes ambos en la
tira. Así si la muestra de orina contiene hemoglobina (el grupo hem de ésta), con acción
pseudoperoxidasa, provocará la liberación de oxígeno, capaz de oxidar al cromógeno y originar un
viraje de color, a una tonalidad verde azulada más o menos intensa según la concentración de
hemoglobina (del hem) en la muestra de orina.
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Pueden detectar de 5 a 10 hematíes por microlitro (0,2 mg/dl de hemoglobina, con una sensibilidad
del 91 al 100% y una especificidad del 65 al 99%), lo que corresponde más o menos a un hallazgo
en el microscopio de 2 a 5 hematíes por campo (con objetivo de 400 aumentos) de una muestra de
10-15 ml de orina centrifugada.
Las tiras reactivas además posibilitan la detección simultánea de otras alteraciones en la orina
(proteínas, nitritos, esterasas leucocitarias), que pueden orientar al diagnóstico.
3.2 CONFIRMACIÓN
La positividad de la tira reactiva de orina obliga a realizar el estudio microscópico para confirmar
dicha hematuria.
3.2.1 Estudio microscópico del sedimento urinario: es el gold standard para la detección
y confirmación de hematuria.
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La muestra de orina debe cumplir una serie de características que garanticen la fiabilidad de los
resultados: La muestra de orina ideal será la recién emitida, siendo recomendable, en pacientes
continentes, recoger la orina a mitad de la micción, para evitar contaminación de genitales externos;
es preferible la primera orina de la mañana (ya que los hematíes se conservan mejor en orinas
ácidas y concentradas, pues la hipotonicidad y la alcalinidad favorecen la hemólisis); se debe evitar
el cateterismo vesical y el ejercicio físico intenso al menos 48 horas antes de la recogida; y no
demorar el estudio más de una hora a temperatura ambiente.
Tabla I Mioglobinuria
Falsa hematuria Hemoglobinuria
3.3 LOCALIZACIÓN
Una historia detallada, examen físico completo y exámenes de laboratorio pertinentes son
indispensables para la evaluación de la misma.
3.3.2 Morfología del hematíe (por microscopía de contraste de fases): los hematíes pueden sufrir
modificaciones en la orina, siendo unas inespecíficas y como consecuencia de las características
físico-químicas de la orina (densidad, pH) y otras dependientes del origen de la hematuria.
Examinando la forma y tamaño de los hematíes en la orina mediante microscopio de contraste de
fases se pueden observar:
Figura I: Estudio del sedimento urinario por microscopía de contraste de fase en paciente con hematuria
glomerular mostrando hematíes dismórficos en forma de anillo con protusiones en forma de vesícula
(acantocitos).
Existe discrepancia con relación al porcentaje mínimo de hematíes dismórficos necesarios para
catalogar una hematuria como glomerular, en función del método de estudio utilizado por los
diversos autores. Así, si se utiliza una metodología estadística el porcentaje mínimo varia del 10 al
20 %. En cambio, utilizando metodología clínica el porcentaje mínimo sería del 80 %, que es la
cifra más aceptada en la actualidad. Por el contrario se considera hematuria no glomerular cuando
más del 80 % de los hematíes muestran una morfología normal. Proporciones intermedias se
consideran hematuria mixta. Zaman y Proesmans no valoran como métodos óptimos la
determinación de hematíes dismórficos o de acantocitos por separado para el diagnóstico de
hematuria glomerular, proponiendo la utilización combinada de ambos, considerando hematuria de
origen glomerular cuando el porcentaje de hematíes dismórficos es igual o superior al 50 % y,
además, el porcentaje de acantocitos es igual o superior al 1 %.
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Por tanto la relación VCM de los hematíes urinarios / VCM de los hematíes sanguíneos será:
3.3.4 Citometría de flujo automatizada: La citometría de flujo es una tecnología biofísica basada
en la utilización de luz láser, empleada en el recuento y clasificación de células según sus
características morfológicas, presencia de biomarcadores, y en la ingeniería de proteínas. Se ha
demostrado su utilidad para la detección y localización de la hematuria, aún en hematurias
microscópicas poco intensas, aunque su utilización está limitada a laboratorios especializados.
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VCMo: Volumen corpuscular medio de los hematíes de la orina; VCMs: Volumen corpuscular
medio de los hematíes de la sangre. ADE: Ancho de distribución eritrocitaria
4. ETIOLOGÍA
La distribución y frecuencia de las diferentes etiologías varían en función de los grupos de edad, de
manera que en los más pequeños predominan las causas extraglomerulares (malformaciones
congénitas y nefropatías intersticiales e hipóxico-isquémicas relacionadas con problemas
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La nefropatía IgA constituye la causa más frecuente de hematuria glomerular (habitualmente como
hematuria macroscópica recidivante). Las infecciones urinarias y la hipercalciuria idiopática son la
causa más frecuente de hematuria extraglomerular
Hematuria macroscópica: sus causas principales en el niño son las infecciones del tracto
urinario (ITU), irritación del área perineal y el traumatismo. Otras menos frecuentes son la
hipercalciuria, nefrolitiasis, glomerulopatías (glomerulonefritis postinfecciosa –GNAPI- y
nefropatía IgA), uropatías, coagulopatías, tumores (Tumor de Wilms) y la cistitis
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En los dos estudios, los niños estaban en un mayor riesgo de hematuria macroscópica que
las niñas debido a su mayor susceptibilidad a traumatismos de uretra.
Hematuria microscópica: puede ser secundaria a procesos tanto banales, como graves.
o Transitoria, entre las causas se encuentran la infección urinaria, los traumatismos, la
fiebre y el ejercicio.
o Persistente, las principales causas que hay que considerar son la Nefropatía por IgA
y la Nefropatía por alteración del colágeno 8nefropatía por membrana basal fina y
síndrome de Alport); así como, la hipercalciuria, otras nefritis hereditarias y el
síndrome del cascanueces.
4.1 En la Nefropatía por IgA los pacientes a menudo tienen hematuria microscópica persistente
con episodios de hematuria macroscópica recurrente coincidentes con infecciones tracto respiratorio
superior o enfermedad gastrointestinal. Normalmente hay una historia familiar negativa de la
enfermedad renal. (Ver tema 6 del módulo II)
Los niños con Nefropatía por Membrana basal fina generalmente tienen antecedentes familiares
de hematuria (microscópica persistente y macroscópica recurrente) sin antecedentes de enfermedad
renal progresiva. A menudo, el diagnóstico se hace en los niños afectados al realizar despistaje
familiar de hematuria durante la evaluación de otro miembro de la familia. En estos pacientes la
hematuria microscópica aislada (es decir sin HTA, proteinuria ni insuficiencia renal) ha sido
tradicionalmente considerada como benigna pero su seguimiento a largo plazo y la aparición de
estudios prolongados, junto al desarrollo de la genética molecular ha hecho que actualmente se esté
cuestionando esta visión. (Ver tema 1 del módulo III)
4.5 Nefrolitiasis y nefrocalcinosis. Los niños con nefrolitiasis típicamente se presentan con dolor
abdominal y hematuria macroscópica. Sin embargo, los pacientes asintomáticos con nefrolitiasis y
nefrocalcinosis de vez en cuando se presentan con hematuria microscópica.
4.6 Síndrome del cascanueces. Resulta de la compresión de la vena renal izquierda entre la aorta
y la arteria mesentérica superior proximal. Esto da lugar a hematuria micro y macroscópica en
niños, que suele ser asintomática, pero puede estar asociada con dolor en el costado izquierdo y
también puede causar proteinuria ortostática. La prevalencia del síndrome del cascanueces es
relativamente alta en los niños con hematuria aislada, y la inclusión de la ecografía Doppler renal
como prueba de detección (evaluando el diámetro de la vena renal izquierda y la velocidad pico del
flujo venoso por la misma) tiene un efecto sustancial en su detección, aunque a veces es necesario
realizar un Angio-Tac. Figura 2
Figura 2: Imagen mediante Ecografia Doppler renal mostrando vena renal izquierda dilatada a su paso por la pinza Aorto-
mesentérica (varón de 13 años con riñón único derecho por RMQ izquierdo, con proteinuria ortostática)
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La hematuria puede ser macro o microscópica y aparecer después de diferentes tipos de ejercicios.
En algunos casos (deportes de contacto) después de traumatismos directos sobre el riñón o la vejiga
o tras carreras de larga distancia, debido al movimiento alternante de la vejiga. Sin embargo, el
traumatismo puede no ser la única explicación a la hematuria inducida por ejercicio, ya que puede
ocurrir con deportes que no son de contacto, como el remo o la natación. Por otra parte, estudios
realizados a corredores de carrera de larga distancia que presentaron hematuria macroscópica,
difieren en cuanto al tipo de hematuria ya que a veces se observan glóbulos rojos dismórficos,
cilindros hemáticos y proteinurias leves que sugieren un origen glomerular de la hematuria, pero en
otros trabajos efectuados en deportistas considerados sanos, tras ejercicios intensos y prolongados,
no se encontraron glóbulos rojos dismórficos ni cilindros hemáticos.
No está́ claro porqué el ejercicio puede provocar hematuria glomerular, pero la isquemia renal
(debida a la derivación de sangre al músculo en ejercicio) puede jugar un papel importante. El
aumento de la angiotensina II incrementa la resistencia de la arteriola eferente (postglomerular),
produciendo un aumento de la presión intraglomerular, que combinado con la isquemia podría
promover el movimiento de glóbulos rojos y proteínas a través de la pared de los capilares
glomerulares.
Aun considerando este mecanismo, la hematuria inducida por ejercicio parece ser una condición
benigna que no dura largo tiempo (debería remitir espontáneamente en 48-72 horas) por lo que se
debe llegar a este “probable” diagnóstico una vez realizados estudios que descarten otras causas a
las que atribuir la hematuria.
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5. EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA
La identificación de la causa de la hematuria requiere un plan diagnóstico sistematizado del que son
elementos esenciales la historia clínica (anamnesis y antecedentes familiares y personales), los
signos clínicos, el examen físico minucioso y los exámenes complementarios.
5.1.1 Anamnesis:
Circunstancias/síntomas acompañantes:
o Traumatismo abdominal o lumbar: aún de poca intensidad, pueden causar una
hematuria por simple contusión o precipitar una hematuria macroscópica reveladora
de una hidronefrosis.
o Síndrome miccional (historia reciente de incontinencia, disuria, frecuencia o
urgencia) sugiere infección del tracto urinario, hipercalciuria y/o balanitis, como
posibles causa.
o Práctica deportiva o ejercicio intenso reciente
o Ingesta de fármacos: antiinflamatorios no esteroideos, como el Ibuprofeno (nefritis
intersticial), o antihistamínicos (cistitis eosinofílica), aunque la hematuria no suele
ser la manifestación central en estos pacientes.
o Historia de dolor en el costado unilateral, que puede irradiarse a la ingle, sugiere
obstrucción causada por un cálculo o coágulo de sangre. En comparación, dolor de
costado y sin irradiación, pero con fiebre, disuria y frecuencia aumentada o
urgencia es sugerente de pielonefritis aguda. Dolor de costado izquierdo en el
síndrome del Cascanueces.
o Presencia de signos de afectación renal (palidez, edema, oliguria, hipertensión
arterial), que orientan el diagnóstico hacia glomerulonefritis.
o Evidencia de exantema cutáneo (púrpura) y de dolor en articulaciones, sugieren
vasculitis por Schönlein- Henoch, nefropatía lúpica (eritema malar).
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▪ Cardiopatía congénita.
▪ Hematuria asintomática sin progresión a IRT: nefropatía por mbna basal fina.
5.3 Exámenes complementarios: una vez confirmada la hematuria (tira reactiva y estudio
microscópico del sedimento urinario evaluando la morfología y los índices eritrocitarios) y su
persistencia, junto a una detallada historia clínica y exploración física, se añadirán los siguientes
exámenes, según la ospecha:
Hematuria extraglomerular:
Presencia de leucocitos y nitritos en tira reactiva junto con leucocitos y bacteriuria en el
sedimento será indicativa de ITU y se deberá realizar urocultivo.
Adenovirus debe considerarse como una etiología potencial si existen síntomas miccionales
y el análisis de orina es indicativo de infección urinaria pero el cultivo es negativo.
Cuantificación urinaria de calcio (índice Ca/Cr en orina aislada o calciuria en 24 horas)
Estudio metabólico de riesgo litógeno: aunque menos frecuentes hay otros factores
predisponentes a la litiasis que pueden cursar con hematuria y se debe incluir en el estudio
(citraturia, uricosuria, fosfaturia y oxaluria).
5.3.3 Indicaciones Biopsia renal: La indicación de biopsia renal no es absoluta, debe valorarse en
cada caso individualmente siendo la tendencia actual a ser cada vez más selectivo a la hora de su
indicación. En general una Biopsia renal no se realiza por una hematuria microscópica aislada, sin
embargo debe considerarse si hay evidencia de enfermedad subyacente progresiva, que se
manifiesta por una elevación en la concentración de creatinina, proteinuria significativa, o un
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aumento de otro modo inexplicable en la presión arterial. Situaciones en las que la hematuria puede
ser indicación de biopsia renal:
En el 47% de los niños con hematuria microscópica aislada la biopsia fue normal, en el 34% se
detectó nefropatía por Membrana basal Fina y en el 16%, Nefropatía IgA.
En el 25 % de los niños con hematuria microscópica y proteinuria la Biopsia fue normal, en el 18%
detectó nefropatía por Membrana basal Fina y en el 46% Nefropatía IgA. Otros hallazgos incluyen
glomerulonefritis mesangial proliferativa (3%), glomerulonefritis postestreptocócica (3%), el
síndrome de Alport (2%), y glomeruloesclerosis focal y segmentaria (GEFS) (2%).
Estos resultados demuestran que los resultados de la biopsia renal en la mayoría de los casos de
hematuria microscópica son normales o debidos a Enfermedad por membrana basal fina. Aunque un
número significativo de pacientes con hematuria microscópica aislada tenía nefropatía por IgA,
estos pacientes tienen un riesgo mínimo de progresión de la enfermedad, siempre que no desarrollen
proteinuria. Por el contrario, los pacientes con hematuria y proteinuria persistente son más
propensos a tener enfermedad renal significativa.
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Cistoscopia. La cistoscopia raramente está indicada para la hematuria en los niños. Debe
reservarse para el niño con una masa vesical y para aquellos con anomalías uretrales debido
a un traumatismo. Ocasionalmente, para intentar demostrar casos de atrapamiento de vena
renal izquierda –el sangrado se verá por el meato ureteral izquierdo-, cuando los exámenes
radiológicos no son concluyentes.
Despistaje de hematuria en familiares. El estudio de la hematuria debe completarse
siempre que sea posible con un estudio urinario, mediante tira reactiva, de padres y
hermanos, estudio que debe repetirse en varias ocasiones antes de asegurar su normalidad.
Es difícil establecer una pauta única para el manejo de la hematuria. Son múltiples los factores que
pueden influir en la toma de decisiones para cada caso, pero deben ser evitadas 2 posiciones
extremas: enviar al niño al nefrólogo infantil inmediatamente después de descubrir la hematuria y
aplicar un único y amplio protocolo de actuación a todos los pacientes por igual.
Una extensa evaluación diagnóstica, incluidas pruebas de laboratorio, está reservada sólo a niños
con proteinuria, hipertensión o hematuria macroscópica.
Existen algoritmos diferentes e igualmente válidos, pero el propuesto por Diven y Travis en el año
2000, continúa siendo el más adecuado para afrontar la hematuria en función de su forma de
presentación, ya sea microscópica o macroscópica, y la clínica acompañante. En él, se establecen
recomendaciones para una apropiada evaluación así como sugerencias sobre el momento apropiado
de referencia del paciente pediátrico a un nefrólogo infantil. Algoritmo I
el estudio realizado en 1979 en una población no seleccionada de 8954 niños en los que se llevó a
cabo despistaje de hematuria. Entre los 28 pacientes (0,3 por ciento) con dos o más muestras de
orina que dieron positivo para la sangre, se llevó a cabo una extensa evaluación incluyendo biopsia
renal y pielografía intravenosa, encontrándose causa sólo en 5 casos (dos nefropatía IgA, una
enfermedad de membrana basal fina y dos estenosis ureteropélvica).
- Se realizará así mismo, despistaje familiar de hematuria a padres y hermanos para detectar posible
enfermedad de membrana basal fina o nefritis hereditaria (síndrome de Alport), así como la
valoración del índice calcio/creatinina (ya que uno de los diagnósticos más probables es el de
hipercalciuria idiopática).
- Mientras la hematuria persista, estos pacientes debe ser seguidos al menos anualmente para
asegurarse de que no desarrollan proteinuria ni hipertensión.
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- Si es significativa (índice Proteina/Creatinina > 0,2 en mayores de 2 años ó > 0,5 en niños más
pequeños; o proteinuria >4 mg/m2/h) y confirmada en 2-3 muestras en las semanas siguientes, el
paciente debe ser referido al nefrólogo infantil, ya que es probable que exista una enfermedad renal.
6.3 Hematuria microscópica sintomática: la evaluación irá dirigida según los síntomas y los
hallazgos clínicos. Esta categoría es la más exigente, ya que abarca una amplia gama de
enfermedades con diferentes presentaciones clínicas. Las manifestaciones clínicas pueden ser:
Inespecíficas (fiebre, malestar general, pérdida de peso), extrarrenales (erupción cutánea, púrpura,
artritis) o en relación con enfermedad renal (edema, hipertensión, disuria, oliguria).
UpToDate (redactado por médicos y editores) ofrece dos tipos de materiales educativos para el
paciente, escritos en lenguaje sencillo (“Conceptos Básicos"), o algo más detallado (“Mas allá de
los Conceptos Básicos”) en dependencia de si el paciente y/o los padres/tutores deseen una visión
general de lectura corta y fácil o una información en profundidad sobre el tema.
Los artículos los encontraréis como material suplementario de esta unidad (Anexos 1 y 2), con el fin
de ofrecerlos a vuestros pacientes
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PUNTOS CLAVE
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS