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Justo A Tiempo

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Las siglas J.I.T.

se corresponden a la expresión
anglosajona “Just In Time“, cuya traducción podemos
denotar como “Justo A Tiempo“. Y precisamente la
denominación de este novedoso método productivo
nos indica su filosofía de trabajo: “las materias primas
y los productos llegan justo a tiempo, bien para la
fabricación o para el servicio al cliente“.

«Producir los elementos que se necesitan, en las


cantidades que se necesitan, en el momento en que se
necesitan».
Nació en Japón, donde fue aplicado por la empresa
automovilística Toyota que lo empezó a utilizar a
principios de los años 50 y el propósito principal de este
sistema era eliminar todos los elementos innecesarios en
el área de producción (que incluye desde el
departamento de compras de materias primas, hasta el de
servicio al cliente, pasando por recursos humanos,
finanzas, etc.) y es utilizado para alcanzar reducciones de
costos nunca imaginados y cumpliendo con las
necesidades de los clientes a los costos mas bajos posibles
como se ha comentado en la introducción.
El método J.I.T. explica muchos de los éxitos de las
empresas japonesas en los últimos años, las cuales
están pasando poco a poco a liderar sus ámbitos
de mercado. Sin embargo, son muchas las
empresas que no han implantado aún el J.I.T. en
su producción.

Pero debemos partir de la base de que el J.I.T. no


es solamente un método productivo, sino una
filosofía, y que por lo tanto no se debe implantar,
sino que se debe enseñar y del que se deben
mostrar sus virtudes y sus inconvenientes, de tal
modo que el trabajador aprenda esta filosofía por
iniciativa propia, y por imposición.
Conseguir una buena tasa de rentabilidad depende de una
buena implantación cuyas cinco fases que son esenciales
para ello son:

 Primera fase: Poner el sistema en marcha.


 Segunda fase: educación.
 Tercera fase: conseguir mejoras del proceso.
 Cuarta fase: conseguir mejoras del control.
 Quinta fase: ampliar la relación proveedor / cliente.
PRIMERA FASE:

Incluye una cierta educación inicial, el análisis de


costes y beneficios, y la identificación de una
planta piloto.
La primera fase implica la creación de una base
sobre la que se pueda construir la implantación.
Como la implantación del J.I.T. implica cambiar
las actitudes dentro de una empresa, la primera
fase establece el tono global de la aplicación.
Segunda Fase:

El hecho de que esta fase se haya denominado


el punto en que se sigue o se deja indica su
importancia. Una buena implantación del J.I.T.
requiere cambiar ciertas actitudes a veces muy
arraigadas.
Tercera y cuarta Fase:

Se pueden cambiar los procesos, y luego el control


de la producción. Estas mejoras incluyen la
utilización de mini fabricas con líneas de flujo
para simplificar los problemas de control, así como
el uso de sistemas de arrastre/Kanban para
arrastrar el trabajo a través del sistema de
producción.
Quinta Fase:

La fase final, la ampliación de la relación


proveedor/cliente, completa la implantación del
J.I.T.. Esta fase incorpora a los proveedores y
clientes en un sistema J.I.T. que abarca todo el
proceso de producción, desde los proveedores,
pasando por la propia empresa hasta llegar a los
clientes
A la cultura japonesa le encanta representar los
conceptos con imágenes. Para describir el primer
objetivo de la filosofía del J.I.T., atacar los
problemas fundamentales, los japoneses utilizan
la analogía del río de las existencias que queda
reflejada en el esquema.
El segundo objetivo de la filosofía del J.I.T. se puede
expresar mediante una frase que se utiliza con
frecuencia en las fábricas japonesas más eficientes,
eliminar Despilfarros, en este contexto, significa todo
lo que no añada valor al producto.
Operaciones que no añaden valor son la inspección, el
transporte, el almacenaje, la preparación. Tomemos el
caso de la inspección y el control de calidad como
ejemplos.
El tercer objetivo de la filosofía J.I.T. es buscar soluciones
simples.
Un enfoque simple respecto al flujo de material es
eliminar las rutas complejas y buscar líneas de flujo más
directas
El J.I.T. pone mucho énfasis en la búsqueda de la
simplicidad, basándose en el hecho de que es muy
probable que los enfoques simples conlleven una gestión
más eficaz. El primer tramo del camino hacia la
simplicidad cubre dos zonas: Flujo de material y Control.
La mayoría de los sistemas de fabricación tenían
además otros problemas: Proveedores poco fiables,
Falta de calidad y Procesos con cuellos de botella, etc.
Establecer sistemas para identificar problemas. Hemos
visto cómo los sistemas de arrastre/Kanban sacan los
problemas a la luz. Otro ejemplo es el uso del control
de calidad estadístico que ayuda a identificar la fuente
del problema.
La mayor parte de este coste consiste en hardware y software informático.
Normalmente una aplicación de los sistemas MRP( Planificación de los
requerimientos del material) implica una secuencia de implantación de
18 meses para resolver los flujos de datos; luego se prueba el sistema en
paralelo con el sistema existente, se solucionan los problemas iniciales y
finalmente la empresa pasa a utilizar definitivamente el nuevo sistema. En
cambio, el J.I.T. exige muy poca inversión de capital. Lo que se requiere es
una reorientación de las personas respecto a sus tareas.
Tanto las relaciones con los proveedores como
con los clientes son importantes porque amplían
el alcance de la reducción de costes y dan mayor
impulso a la mejora de la calidad.
En la relación con el proveedor, una manera de eliminar
despilfarros, en forma de excedentes de existencias, es
reducir las cantidades de los pedidos ya que así se
reducirá el tiempo de permanencia en los almacenes. La
reducción de las cantidades de pedidos es un aspecto del
J.I.T. que se aplica a los proveedores, pero hay que
realizar algunos cambios para que sea factible. Al reducir
las cantidades de los pedidos , estos aumentan, por lo
que sólo puede resultar rentable si cambiamos algunos
de los mecanismos del suministro.
El crear vínculos con los clientes principales constituye el
último eslabón de la cadena del J.I.T. que pasa a través de
los proveedores, la empresa y tiene su punto final en el
cliente. Es importante incluir a los clientes en una
aplicación del J.I.T., ya que su participación puede mitigar
los problemas de planificación.

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