Qué Es El Pensamiento

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¿Qué es el pensamiento?

Menciona Pestalozzi (citado por Paul y Elder, 2005, p. 8) que “el pensamiento dirige al hombre hacia el
conocimiento. Puede ver, oír, leer y aprender lo que desee y tanto cuanto desee; nunca sabrá nada de ello, excepto
por aquello sobre lo cual haya reflexionado; sobre aquello que, por haberlo pensado, lo ha hecho propiedad de su
propia mente”. El concepto pensamiento tiene gran variedad de acepciones, según el campo de estudio desde el
cual se analice. De manera general, se refiere a todo lo que pasa por nuestra mente en algún momento, ya sean
recuerdos, ensoñaciones, conjeturas, productos racionales del intelecto o los generados por nuestra imaginación, lo
que convierte al pensamiento en una actividad inherente a la mente humana. John Dewey (1859-1952), filósofo
estadounidense, afirmó la existencia del pensamiento reflexivo, el cual permite la organización de las ideas para
llegar a la solución de problemas o situaciones; es decir, este tipo de pensamiento siempre está enfocado en un
propósito y en la consecución de una meta.

Desde la perspectiva de la psicología, el pensamiento es un término relacionado con la resolución de problemas,


específicamente basado en la teoría del aprendizaje; sostiene que ha de ser concebido como pieza fundamental en el
proceso por el cual un organismo se adapta a su entorno. Bolton (1976) rescata la función primordial del
pensamiento como capacidad mental en el día a día de los individuos. Nuestro pensamiento es una actividad mental
que inevitablemente utiliza la experiencia, la reflexión y la experimentación para brindarnos una respuesta a los
problemas que enfrentemos. El sujeto debe adquirir, a lo largo de su desarrollo, una serie de reglas para poder
llegar a la resolución de éstos. Ello involucra una conformación social del pensamiento, pues es la convivencia con
los otros lo que permite que el nuevo individuo aprenda las pautas que le permitirán generar la solución a futuros
conceptos. Podemos deducir que, aunque el pensamiento es un proceso que involucra una capacidad mental propia,
también se nutre de la convivencia de los otros y la observación de los similares.

Operaciones mentales y habilidades cognitivas


Ahora revisaremos cómo el desarrollo del pensamiento se encuentra directamente relacionado con nuestras
operaciones mentales. Distintos autores han estudiado al respecto. Algunos de ellos son Piaget y Inhelder (citados
por Cisneros, Olave y Rojas, 2013, p. 300) que mencionan que una operación mental es “la acción interiorizada
que modifica el objeto del conocimiento y que se va construyendo y agrupando de un modo coherente en el
intercambio constante entre pensamiento y acción exterior”. Reuven (citado por Cisneros, Olave y Rojas, 2013, p.
300) es otro autor que aborda el tema y nos dice que las operaciones mentales son “el conjunto de acciones
interiorizadas, organizadas y coordinadas, en función de las cuales llevamos a cabo la elaboración de la
información que recibimos”.

Menciona las siguientes:


Pulsa en las áreas que se marcan como sensibles para visualizar la información. Con ello podemos afirmar que cada
una de las actividades cognitivas que llevamos a cabo en nuestro interior se realiza en función de una operación
mental, la cual se apoya en los procesos cognitivos que nos ayudan a incorporar nuevos conocimientos.
Procesos cognitivos
Pulsa en las áreas que se marcan como sensibles para visualizar la información. Los procesos cognitivos son
transversales a las operaciones mentales; es decir, se ponen en acción cuando éstas se activan para reconocer,
organizar, clasificar y analizar información. Las operaciones mentales unidas de un modo coherente se organizan
en estructuras cognitivas o de conocimiento y representan la estructura mental de una persona. Por otro lado,
las habilidades cognitivas son el conjunto de operaciones mentales que tienen por objetivo integrar a la estructura
cognitiva de la persona la información adquirida a través de los sentidos e integrar una estructura de conocimiento.
Hartman y Sternberg (citado por Herrera, 2008) nos dicen que estas habilidades son las obreras del conocimiento;
son numerosas, variadas y de gran utilidad, a la hora de trabajar en las distintas áreas de éste. No existe un consenso
sobre una clasificación de las habilidades cognitivas, pero generalmente se retoma la siguiente:
Las habilidades cognitivas facilitan el conocimiento para poder utilizarlo donde, cuando y como convenga.
La importancia de abordar las operaciones mentales y su implementación en las habilidades cognitivas radica en
aprender a reflexionar acerca de los procesos que vivimos en nuestro quehacer como estudiantes.

Relación entre el pensamiento, lenguaje y escritura


Se ha dicho ya que el lenguaje es un reflejo creativo de nuestro pensamiento. Si antes no lo emitimos, no podría
existir su expresión mediante el lenguaje. El pensamiento crea y determina al lenguaje; a su vez, el lenguaje
enriquece y revoluciona al pensamiento. De tal forma, ambos mantienen una relación mutua, interdependiente y
dinámica. La escritura activa posibilita el desarrollo del pensamiento en funciones como la percepción, la atención
y la memoria. La escritura dentro del contexto educativo puede ser vista desde tres perspectivas:
 Como un producto: Se toman en cuenta únicamente los aspectos formales y superficiales del texto
(ortografía, redacción, formato, etc.).
 Como un proceso: Se toma como una habilidad en constante trabajo y siempre perfectible
 Como condicionada por el contexto: Se toman los trabajos escritos como evidencias de la influencia del
contexto sobre el escritor.

Redactar implica la conjunción de diversos conocimientos: el social, el conceptual y el lingüístico; es decir,


necesitamos saber a quién y con qué propósito escribiremos un texto; debemos tener un conocimiento vasto sobre
la materia o el contenido sobre el que pretendemos escribir y, sumado a esto, un buen conocimiento del lenguaje,
sus reglas y ortografía. No es lo mismo escribir un cuento para niños y un artículo sobre una reforma legislativa
reciente para una revista especializada.

Etapas para una escritura eficaz


Existen tres etapas para lograr una escritura eficaz (Caldera, 2003). Pulsa en las áreas que se marcan como
sensibles para visualizar la información. En muchas ocasiones, los escritores “expertos” realizan este proceso de
manera inconsciente o natural; sin embargo, como toda habilidad, la escritura no es algo que simplemente se sabe o
no se sabe, sino que es susceptible de mejorarse con la práctica y la metacognición, es decir, el conocer. ¿Qué es lo
que sabemos y qué nos hace falta aprender o practicar? Uno de los pasos más importantes y que frecuentemente es
pasado por alto por los escritores “novatos” es la planeación. Es importante hacerse preguntas sobre el propósito
del escrito.

Por ejemplo, en el caso de uno académico, ¿sobre qué se pretende reflexionar y escribir? ¿Qué se sabe respecto al
tema? ¿Sobre qué se necesita buscar más información? Posteriormente, es importante organizar las ideas. Una
estrategia muy útil es la lluvia de éstas: simplemente escribir todo lo que venga a la mente, como palabras o frases
completas, y después organizarlas de lo más general a lo más particular e identificar las relaciones entre los
conceptos. Para esto existen herramientas clasificadoras de información, como mapas mentales, ideogramas o
esquemas. También es muy importante conocer las características del tipo de escrito que se va a realizar, no es lo
mismo un ensayo, un resumen o una síntesis. En la siguiente unidad, revisarás todo acerca de las estrategias de
estudio.

Otra de las fallas frecuentes de los escritores novatos es no revisar el texto después de haberlo escrito. Es de suma
importancia dejar pasar un tiempo para este paso. Hay que revisar si se cumple con el objetivo planteado, con las
características del tipo de texto, si el lenguaje es el apropiado para el posible público lector; asimismo hay que
cuidar la ortografía. Una buena idea es pedirle a alguien que lea el texto. De no ser posible, hazlo tú mismo como si
no lo hubieras escrito y fuera la primera vez que lo examinas y así detectar posibles erratas. Tulane Public
Relations. (2006).

En cuanto a la lectura de un texto, ésta implica básicamente dos procesos de pensamiento: la decodificación y la
comprensión, es decir, identificar las palabras de acuerdo con un código y asignarles un significado; la
comprensión depende de la calidad de la decodificación, y para esto se requiere un amplio vocabulario, interpretar
las relaciones entre las palabras, conocimientos previos sobre lo que se lee y habilidades para distinguir los
contenidos principales o más importantes y los secundarios o de apoyo (Calvo y Carrillo, s. f.).
La decodificación es una de las principales características que posee el lector experto, de tal manera que casi
instantáneamente conecta la palabra escrita con su significado.

El principiante no domina este proceso o tiene dificultades con él; por lo tanto, se ve obligado a adivinar, releer y
tratar de inferir por el contexto o por alguna otra estrategia compensatoria lo que quiere decir lo escrito. Es
importante que busques y encuentres tus propios tips que te permitan mantener y desarrollar tu comprensión
lectora.

De la misma manera que la escritura, la lectura es una habilidad perfectible con la práctica y puede ser facilitada si
enriquecemos nuestro vocabulario, al prestar atención a las palabras nuevas y cuando realizamos un monitoreo
consciente de la actividad. Si te interesa saber un poco más sobre estas habilidades, te sugerimos que revises el
siguiente texto: ¿Qué hacen los buenos lectores cuando leen?
Ahora tenemos claro que el lenguaje escrito (lectura y escritura) depende de la puesta en marcha de diversas
operaciones mentales y del desarrollo de las habilidades del pensamiento. El ejercicio de todo ello nos permite
adquirir nuevos conocimientos.

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