Metabolismo en El Ayuno.
Metabolismo en El Ayuno.
Metabolismo en El Ayuno.
El ayuno es la situación metabólica existente por la mañana después de una noche sin comer.
Ante la falta de ingreso de nutrientes, el organismo pone en marcha unos mecanismos
conducentes a la producción de sustratos energéticos que aseguren el metabolismo cerebral y
otros órganos vitales, y disminuye simultáneamente el consumo periférico, con el objetivo
teleológico de la supervivencia. Si el ayuno se prolonga en el tiempo, los procesos metabólicos
van cambiando en sus características cualitativas y cuantitativas, de manera que se modifican los
productos energéticos consumidos (glucosa, ácidos grasos libres y cuerpos cetónicos), disminuye
globalmente su oxidación y tras la depleción inicial de glucógeno hepático y muscular y el
catabolismo proteínico, la fuente principal de glucosa es el hígado mediante la gluconeogénesis.
Los sustratos provienen inicialmente del catabolismo proteínico y la lipólisis, pero más adelante
la destrucción proteínica se ralentiza, maximizándose la lipólisis. En los últimos años se han
producido avances en el conocimiento de los mecanismos implicados. Así, se conoce mejor el
umbral de glucemia necesario para comenzar la cascada de eventos. Pero, sobre todo, el
descubrimiento de la leptina, la implicación del neuropéptido Y, los amplios y diversos cambios
hormonales, así como sus repercusiones sobre variados aspectos del metabolismo, están
ayudando a comprender los mecanismos íntimos del ayuno. (R. Albero*, s.f.)
Diabetes mellitus
El equilibrio de la glucosa
Nuestro cuerpo está compuesto por miles y miles de células. Para que esas células funcionen y
podamos correr, hablar o pensar, necesitan energía. Y una de sus fuentes favoritas es la glucosa
que toman de la sangre. Si hay muy poca glucosa en sangre, nuestras células no podrían
funcionar, pero si hay un exceso también es un problema. Por eso es tan importante que los
niveles de glucosa en sangre se mantengan siempre en un rango constante.
El papel de la insulina
Cuando comemos, los alimentos llegan al sistema digestivo, donde se digieren y rompen en sus
componentes más sencillos. Allí, en el intestino delgado se absorben los nutrientes, que entran
directamente al torrente sanguíneo. Entre todos esos nutrientes, está también la glucosa. Por eso,
nada más comer se produce un aumento de glucosa en sangre. Es como una invasión de azúcar.
Y para contrarrestar esta invasión, aparece en escena la insulina.
La insulina es una hormona que se produce en una zona diminuta del páncreas, concretamente en
las células beta de los islotes de Langerhans. Cuando el páncreas nota una subida de azúcar,
secreta insulina que viaje por la sangre hasta llegar a todas la células del cuerpo. Allí, la
insulina se une a un receptor especifico en el exterior de la célula y activa los canales
transportadores que permiten que la glucosa entre. Es como una llave que abre las puertas de
las células para que capten la glucosa. De esta forma las células obtienen la energía que
necesitan, y los niveles de azúcar en sangre disminuyen.
Pero la insulina, a parte de actuar sobre todas las células del cuerpo, tiene una serie de tejidos u
órganos diana. Estos tejidos son el músculo, el tejido adiposo y el hígado. Son los graneros del
cuerpo, los lugares en donde se guarda toda la energía extra hasta que sea necesaria.
En el hígado y los músculos, induce la formación del glucógeno. Unas moléculas largas y
ramificadas que en definitiva son un almacén rápido de glucosa. El glucógeno del musculo
es un almacén local, que proporciona energía cuando hacemos ejercicio o corremos, mientras
que en el hígado actúa como almacén general para todo el organismo. Y por último, el tejido
adiposo sería el almacén a largo plazo. Aquí la insulina induce la formación de grasa, de
triglicéridos, que acaban formando los temidos michelines
Pero ¿qué pasa si de repente necesitamos un extra, o si pasamos varias horas sin comer, como
durante la noche? En estos casos los niveles de glucosa en sangre empezarían a bajar y el cuerpo
para subirlos tiene que recurrir a las reservas.
Pero además del glucagón, hay también otra hormona que tiene una función muy similar: La
adrenalina.
Si de repente hay un peligro o un momento de estrés, necesitamos un chute de energía rápida que
nos permita salir corriendo o mantener nuestro cerebro en alerta máxima. En esos casos es
cuando la adrenalina se dispara.
Por un lado, actúa como neurotransmisor en el cerebro, poniéndolo en estado de alerta. Por
otro, actúa como una hormona sobre los músculos, induciendo la destrucción del glucógeno
y su consumo, de forma muy similar a lo que hace el glucagón. De esta forma los músculos
obtienen la energía suficiente para poder actuar rápidamente y alejarse corriendo del peligro.
La diabetes, cuando se rompe el equilibrio
Hasta ahora hemos visto la situación normal, pero ¿qué ocurre en la diabetes?
El metabolismo se refiere a todas aquellas sustancias que es necesario poseer o producir para
la realización de un ejercicio, tales como las sustancias energéticas (ATP), sustancias producidas
durante el ejercicio y que son parte de las reacciones metabólicas (fosfato de creatina, ácido
láctico…) y otras sustancias como hormonas (Adrenalina, Noradrenalina…) o combustibles de
reserva (glucógeno, azúcar sanguíneo, reservas de ácidos grasos).
Debemos darnos cuenta de que todas las reacciones que a continuación detallamos no pueden
entenderse así, como reacciones independientes (aunque es así como se estudian para poder
diferenciarlas, clasificarlas y para un mejor entendimiento de las mismas) sino que todas las
reacciones forman parte de un todo. Todas se dan al mismo tiempo o son provocadas unas por
otras de modo que se forma una cadena cíclica que persigue un mismo fin, el mejor
funcionamiento del organismo humano. Además debemos comprender la importancia de las
reacciones metabólicas en el ejercicio ya que sin ellas no podría producirse tal ejercicio (por
ejemplo: sin ATP no hay movimiento del músculo esquelético...).
Vamos a hacer un repaso a grosso modo de todo lo que ocurre en el organismo humano
cuando realizamos un ejercicio. No vamos a especificar las variaciones que se producen en estas
respuestas según aspectos más particulares del ejercicio como son temperatura ambiente,
humedad del aire, ejercicio realizado en altura o en profundidad, edad o sexo del sujeto, etc,
debido a que esos campos no corresponden a este trabajo y además podría elaborar un manual si
tuviera que exponer todas estas variaciones. A pesar de ser un trabajo muy superficial me
parecen suficientes los efectos al ejercicio que enumero en el mismo.
c. Aumento del volumen sanguíneo en circulación: Este permite llevar más sustratos
y O2 hacia los músculos y eliminar los desechos. Así se evita una hiperacidosis
del músculo (descenso del pH) que puede alterar su actividad, desnaturalizando
las células.
Corazón más grande: La cavidad es más amplia y el miocardio tiene más fuerza, por lo
tanto ésto le permite latir con menor esfuerzo y frecuencia a la vez que envía más sangre
en cada sístole.
Mejor equilibrio del pH: El pH se encarga de neutralizar los ácidos del organismo.
Sistema Nervioso:
Sistema muscular-articular:
Aumenta la cantidad de: Fosfato de Creatina, Glucógeno, Calcio (Ca), Potasio (K),
Magnesio (Mg), y se dan modificaciones en la cronaxia (excitabilidad) debido al aumento
de la masa muscular.
Sistema endocrino:
Metabolismo:
(Martín, s.f.)
BIBLIOGRAFIAS
(s.f.). Obtenido de Lifeder. (18 de diciembre de 2020). Digestión celular: qué es y clasificación.
Recuperado de: https://www.lifeder.com/digestion-celular/.