Escala de Actitudes Disfuncionales y Depresión

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Universidad Galilea

Licenciatura en Psicología
Escala de Actitudes Disfuncionales de
Weissman y Beck
Perspectivas teóricas en el estudio de
la conducta enfocadas en el trastorno
depresivo
Unidad de aprendizaje: Personalidad
disfuncional (diagnóstico y tratamiento)
ALUMNO: CÉSAR FERNANDO VÁSQUEZ
PALMEROS
DOCENTE: LIC. CLAUDIA JAQUELINE AGUILAR
MEZA
14 de agosto de 2023
LPSD007 XA 22 Sede Xalapa Veracruz
Escala de Actitudes Disfuncionales de Weissman y Beck

Interpretación de resultados

En general. Las puntuaciones salieron debajo de los puntos que se


considerarían generarían problemas, de acuerdo a la evaluación sale que
soy una persona con unos pensamientos realistas y equilibrados, no
aparece ningún tipo de trastorno ansioso ni depresivo, al contrario, sale un
alto nivel de autoestima.

En el rubro que más puntaje obtuve, fue el de autonomía, pero no pase los
puntos limites así que analizo que puedo llegar a creer que lo que siento es
inmodificable o dependen de las situaciones en las que vivo día con día, me
costara darme cuenta de que esos sentimientos dependen en gran parte de
mi forma de interpretar los acontecimientos y de las decisiones y actos que
estoy tomando y es como puedo llegar a controlarlos para entrar en
equilibrio.

En conclusión de acuerdo a lo visto en clase no se llegó a observar


indicadores de organicidad ni alteración profunda de la personalidad, podría
decirse que soy una persona independiente que no necesito tener la
aprobación de las otras personas, con autoestima saludable que equilibro el
amor de las personas con el propio (mío), competente en las tareas que
realizo, aun si en alguna llego a fallar me enfoco en seguir y en otros
aspectos importantes en mi vida, no tengo un pensamiento rígido y tengo
flexibilidad ante los cambios que se van presentando. Estas escalas son
muy interesantes pues de la mano con la asistencia psicológica se pueden
lograr resultados con gran fiabilidad para el paciente.

Bibliografía:

 Fernández, J. S., & Valverde, C. V. (1993). Adaptación española de la Escala de Actitudes


Disfuncionales (DAS) de Beck: propiedades psicométricas y clínicas. Análisis y Modificación
de Conducta, 19(67), 707-750.
Perspectivas teóricas en el estudio de la conducta enfocadas en
el trastorno depresivo

Perspectiva teórica Explicación del trastorno depresivo

Cuando se habla de la influencia de los


factores biológicos en la depresión se
tienen en cuenta diferentes
alteraciones a nivel genético,
estructural u hormonal que pueden
estar interviniendo.

A modo de resumen podemos decir


que, existe una vulnerabilidad biológica
o genética a padecer la depresión
cuando a nivel familiar han existido
varios casos de depresión, por lo que
parece existir una relación entre
depresión y herencia. Sin embargo, a
menos que las condiciones
ambientales también la favorezcan, las
Biológica
posibilidades de padecerla serían
probabilísticamente bajas, es decir que
no necesariamente tiene porqué
aparecer; creciendo en un ambiente
saludable y aun teniendo
predisposición genética no tiene
porqué manifestarse la depresión de
forma obligatoria.

Pueden existir disfunciones en la


neurotransmisión cerebral. Problemas
en la recepción del neurotransmisor o
alteraciones en los transportadores de
serotonina y dopamina son hipótesis
muy asentadas, aunque en los últimos
años se está investigando la validez de
las mismas.

Se han conseguido hallar diferencias a


nivel estructural en diferentes zonas
del cerebro entre quienes tienen una
mayor tendencia a la depresión. Las
regiones cerebrales encargadas de
regular emociones como son la zona
prefrontal, el hipocampo o la amígdala
han sido de las más estudiadas.

A nivel hormonal, se pueden encontrar


niveles de cortisol elevados durante la
depresión, viéndose alteradas
diferentes funciones como la
metabolización de hidratos, el sistema
inmunológico o la liberación de
factores de inflamación. El estrés
sostenido puede elevar los niveles de
cortisol, sin embargo, hay que destacar
que, el nivel de tolerancia al estrés y
las diferentes estrategias de
afrontamiento individuales pueden
influir directamente en esta hormona.

A diferencia del psicótico, el neurótico


depresivo conserva su yo, aun cuando
lo sitúe en una posición de distancia e
indiferencia con respecto a las cosas y
a los otros. En su interior, él conserva
la capacidad de entrar en contacto con
los demás, y continúa siendo un sujeto
con el cual es posible hablar un
lenguaje común, que está en
condiciones de conversar de sí mismo,
a pesar de la monotonía de su queja.
El lenguaje del neurótico depresivo
conserva su función mediadora,
Psicodinámica incluso cuando él afirme que la vida no
tiene sentido.

A diferencia del psicótico, el depresivo


preserva su condición de sujeto abierto
a la comunicación gobernada por las
leyes universales del lenguaje. Aunque
experimenta un vacío interior, habla de
él y muestra su vergüenza. Desde esta
perspectiva psicodinámica, la neurosis
depresiva es entendida como un
trastorno del estado de ánimo que
comprende tanto la distimia como la
depresión mayor no psicótica. El
conflicto inconsciente que causa la
depresión neurótica es el narcisismo
exacerbado del ideal del yo. La
perturbación de los sentimientos
vitales es considerada como un efecto
de la pérdida del ideal del yo y no
como la causa de la depresión.
Aunque la fluctuación de estos
sentimientos altera la imagen de sí, el
ideal del yo es el que modula los
sentimientos vitales.

Los síntomas de la depresión neurótica


ponen de manifiesto una inhibición de
la fuerza vital. La parálisis del
pensamiento, la fatiga, la disminución
del ímpetu psicomotor, la incapacidad
para decidir o para tener iniciativas y la
reducción de las relaciones afectivas –
caracterizadas por la apatía y la
anhedonia–, revelan un vacío interior
que sugiere la pérdida de la tensión
pulsional

Las aproximaciones conductuales al


tratamiento de la depresión se
caracterizan fundamentalmente por
utilizar una metodología científica más
que una teoría específica o un
conjunto de técnicas. Los tratamientos
conductuales de la depresión tienden a
confiar en los hallazgos empíricos de
la psicología experimental,
centrándose en los determinantes
actuales de la conducta más que en la
Conductista historia de aprendizaje. El modelo
conductual sugiere que la depresión
unipolar es fundamentalmente un
fenómeno aprendido relacionado con
interacciones negativas entre la
persona y su entorno (p.ej., relaciones
sociales negativas o baja tasa de
refuerzo). Estas interacciones con el
entorno pueden influenciar y ser
influidas por las cogniciones, las
conductas y las emociones, y las
relaciones entre estos factores se
entienden como recíprocas. Las
estrategias conductuales se utilizan
para cambiar los patrones poco
adaptativos de conducta, cognición y
emoción.

En la actualidad hay varios modelos


conductuales de la depresión
(Antonuccio et al., 1989; 1995;
Beckham y Leber, 1995; Beutler et al.,
2000; Docherty y Streeter, 1993): la
disminución del refuerzo positivo
(Lewinsohn, 1974, 1975) y su
reformulación (Lewinsohn, Hoberman,
Teri y Hautzinger, 1985), el modelo de
McLean (1982), el de Rehm (1977), el
de Wolpe (1979), el de Bellack, Hersen
y Himmelhoch (1981) y el de Nezu
(1987).

Los modelos de vulnerabilidad más


utilizados para explicar la instauración
de la depresión han sido los llamados
de diátesis-estrés. Estos modelos
proponen que existen determinados
factores de vulnerabilidad psicológica
(diátesis), los cuales permanecen
latentes en el individuo, y que en su
interacción con sucesos estresantes o
negativos aumentan la probabilidad de
aparición y/o mantenimiento del
trastorno. De esta manera, según
Cognitiva estos modelos ante las mismas
situaciones negativas tendrían mayor
probabilidad de deprimirse aquellas
personas que presenten una mayor
cantidad e intensidad de factores de
vulnerabilidad.

Dentro de esta aproximación de


diátesis-estrés, el modelo cognitivo es
el que más investigación ha generado.
En el modelo se enfatiza que las
variables que determinan que algunas
personas se depriman y otras no ante
los mismos acontecimientos están
relacionadas con la forma de procesar
la información. Aunque el origen difiere
según los modelos, todos coinciden en
que los sesgos cognitivos son un
elemento fundamental que favorece la
aparición y el mantenimiento de
episodios depresivos. Los tipos de
sesgos más estudiados son los de
memoria, atribuciones causales, de
atención y de interpretación, que más
adelante comentaremos.

Existe una gran cantidad de literatura


que se ha ido acumulando sobre la
asociación entre dichos factores
cognitivos (p. ej., atribuciones
causales, pensamientos irracionales,
sesgos de memoria y atención, baja
autoestima, etc.) y el estado de ánimo
deprimido. Los estudios que han
aportado al modelo una evidencia más
sólida son los estudios longitudinales.
En este sentido, numerosos estudios
han hallado que la intensidad de las
reacciones depresivas se puede
predecir por la interacción entre un
nivel elevado de actitudes y
cogniciones disfuncionales con la
aparición de sucesos estresantes de
tipo general.

Con base en esto, una persona que


está pasando por un proceso de
depresión, divide su personalidad entre
lo que ‘debiera hacer’ y lo que hace;
entre una ‘autoridad interiorizada’
como un ‘adulto severo’ y un niño que
se siente desvalido y sólo quiere
satisfacer sus necesidades
Humanista existencial instintivamente. Ante tal escenario, la
persona se vuelve agresora y víctima
de sí misma. La persona se mueve
entre los dos polos de esas
personalidades introyectadas. El
problema es que ninguna de estas dos
partes es expresada o experimentada
en su totalidad por la persona. Ante
esta situación se genera un conflicto
no resuelto, y la persona continuará
siendo el objetivo de su agresión. De
este modo, la persona en un proceso
depresivo, más que reconocer sus
necesidades, se manipula a sí misma
y/o a su entorno porque está en una
lucha entre la ‘severidad’ y ‘el niño
desvalido’. La persona se siente
aislada.

Es importante tomar en cuenta


factores interpersonales en la
depresión: ésta se da cuando la
persona siente que ha perdido su
autoestima porque no logra acoplarse
a los ideales y objetivos
perfeccionistas. En la depresión, el
miedo al dolor y la desesperanza,
disuade a la persona de experimentar
y expresar sus emociones.

Una aproximación al acompañamiento


de la depresión desde la psicoterapia
humanista de manera general, es
conveniente recordar que el enfoque
de las psicoterapias humanistas toma
en cuenta los siguientes puntos
importantes con relación a la persona:

(1) La persona como un todo;

(2) Forma parte de un contexto


relacional con otras personas;

(3) Puede reflexionar sobre sí misma;

(4) Puede elegir en libertad; y

(5) Tiene intencionalidad –tiende a los


valores, propósitos y a dar significado
a lo que sucede.

Con base en esto, el acompañamiento


psicoterapéutico-humanista busca
ayudar a la persona que se encuentra
en procesos de depresión, primero que
nada a expresar sus emociones,
transformar los discursos y las voces
internas que le han habitado en torno a
las dos polaridades (la parte severa y
la parte sumisa que mencioné hace
unos párrafos); se busca acompañarle
a transformar el ‘deber ser’, o los
‘podría ser’ por discursos más afines
con las identidades preferidas de la
persona, en un camino que busca
sanarla y reintegrarla. Se trata de
acompañar para que la persona pueda
ponerse en contacto con sus
sentimientos y necesidades.

La cultura es un conjunto de
conocimientos, creencias y conductas
compartidas que constituyen los
elementos normativos de un grupo. La
teoría del consenso es un conjunto de
técnicas analíticas y modelos que
pueden usarse para estimar los
saberes culturales. El conocimiento
individual, o competencia cultural
individual, puede ser analizado desde
el acuerdo entre los integrantes de un
grupo determinado. Se parte de la idea
de que las personas son culturalmente
competentes en un área específica de
Cultural comunitaria un objeto social en la que son expertos
no sólo por su conocimiento científico,
sino también, y, sobre todo, por los
saberes culturalmente compartidos El
análisis de consenso es teoría y
método, ya que como teoría especifica
las condiciones bajo las cuales un
mayor acuerdo entre los individuos,
indica un mayor conocimiento sobre un
dominio cultural. Y como método
permite evaluar el grado del
conocimiento de los informantes.

Las diversas causas de los problemas


de salud mental y de los trastornos
mentales incluyen no sólo
características individuales (tales como
la capacidad para gestionar nuestros
pensamientos, emociones,
comportamientos e interacciones con
los demás), sino también factores
sociales, culturales, económicos,
políticos y ambientales; las políticas
nacionales, la protección social, el
nivel de vida, las condiciones laborales
y los apoyos sociales de la comunidad.

Los programas de promoción y


atención de salud mental existentes
por parte del sector salud de México
han tenido un impacto limitado. La
mayoría de los programas
implementados se orientan hacia la
atención de problemas específicos de
enfermedad mental, dejando de lado la
promoción y fomento de la misma.
Además, no se toma en cuenta la
perspectiva de los sujetos a los cuales
se dirigen los programas, es decir, los
actores implicados.

La promoción de la salud mental


procura fomentarla mediante el
mejoramiento de los recursos,
habilidades y fortalezas de las
personas, familias, comunidades e
instituciones. También, busca fomentar
el establecimiento de condiciones de
vida adecuadas, así como "empoderar"
a los actores sociales para que esas
condiciones puedan lograrse. La
Organización Mundial para la Salud
(OMS) define a la salud mental como
un estado de bienestar en el que la
persona materializa sus capacidades y
es capaz de hacer frente al estrés
normal de la vida, de trabajar de forma
productiva y de contribuir al desarrollo
de su comunidad.

Los estudios que se han enfocado a


identificar la conceptualización de la
salud no sólo desde la visión de los
expertos, sino de la población en
general, destacan un creciente interés
por la perspectiva de las personas que
no cuenta con formación académica en
el campo de la salud, es decir, de los
profanos o legos. La correcta
promoción de la salud metal, considera
que las estrategias e intervenciones
terapéuticas, profilácticas y de
promoción, tienen que basarse en
pruebas científicos y en prácticas
óptimas, teniendo en cuenta
consideraciones de carácter cultural

La depresión (el trastorno depresivo


mayor) es una enfermedad común y
grave que afecta negativamente la
manera de sentir, pensar y actuar. Por
suerte, la depresión tiene tratamientos
eficaces, seguros y al alcance de las
personas. La depresión provoca
sentimientos de tristeza o pérdida de
interés en actividades que antes
disfrutaba. Puede traer diversos
problemas emocionales y físicos, y
Psiquiátrica puede disminuir su capacidad para
funcionar en el trabajo y en el hogar.

Los síntomas de la depresión pueden


variar de leves a graves y pueden
incluir: Sensación de tristeza o
desanimo, pérdida de interés o placer
por actividades que antes disfrutaba,
como pasar tiempo con amigos y seres
queridos. no ir a reuniones
comunitarias por falta de energía o
sensación de tristeza, llegar tarde u
olvidar citas por falta de motivación,
recibir comentarios de amigos o seres
queridos debido a cambios en el
aspecto o la higiene personal, cambios
en el apetito: pérdida o aumento de
peso no relacionados con la dieta,
problemas para dormir o dormir
demasiado, pérdida de energía o
aumento de la fatiga, aumento de la
actividad física sin un propósito (por
ejemplo, incapacidad para quedarse
quieto, caminar de un lado a otro,
retorcerse las manos) o movimientos o
habla lentos (estas acciones deben ser
lo suficientemente graves como para
que otros las puedan observar),
sensación de inutilidad o culpa,
dificultad para pensar, concentrarse o
tomar decisiones, pensamientos de
muerte o suicidio, entre otras.

Para que haya un diagnóstico de


depresión, los síntomas deben durar al
menos dos semanas y deben implicar
un cambio en el nivel de
funcionamiento con la cual vive su
vida. Además, hay afecciones (por
ejemplo, los problemas de tiroides, un
tumor cerebral o un déficit de
vitaminas) que pueden asemejarse a
los síntomas de depresión, por lo que
es importante descartar causas
médicas generales. La depresión
afecta aproximadamente a uno de
cada 15 adultos (6.7 %) por año. Una
de cada seis personas (16.6 %)
experimentará la depresión en algún
momento de su vida. La depresión
puede ocurrir en cualquier momento,
pero en promedio, aparece por primera
vez entre los últimos años de la
adolescencia y alrededor de los 25
años. Las mujeres son más propensas
que los hombres a sufrir depresión.
Algunos estudios muestran que un
tercio de las mujeres tendrá un
episodio de depresión mayor en su
vida. El factor hereditario influye en
aproximadamente 40 % de los casos
cuando los familiares en primer grado
(padres, hijos o hermanos) tienen
depresión.

Bibliografía:

 Nevárez, J. C. (2006). El abordaje de la depresión desde distintos marcos conceptuales


psicológicos.
 Josué Díaz, L., Torres Lio-Coo, V., Urrutia Zerquera, E., Moreno Puebla, R., Font Darías, I., &
Cardona Monteagudo, M. (2006). Factores psicosociales de la depresión. Revista Cubana
de medicina militar, 35(3), 0-0.
 Silva, H. (2002). Nuevas perspectivas en la biología de la depresión. Revista
chilena de neuro-psiquiatría, 40, 9-20.
 Avila, A. (1990). Psicodinámica de la depresión. Anales de Psicología/Annals of Psychology,
6(1), 37-58.

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