Lógica
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Entre los siglos I al V, el cristianismo fue tomando su fisonomía histórica, la cual dio
lugar al nacimiento de la teología cristiana que surgió de tres grandes debates que se
desarrollaron a lo largo de aquel período. Los temas que se trataron fueron: la posición
de cristianismo frente al judaísmo, la adoptación o rechazo de la filosofía greco-romana
y la lucha contra las herejías. De la solución de dichos temas, se produjo la fusión de la
fe cristiana, que afirma la existencia de un solo Dios. Luego, comienza el asentamiento
de la Cristiandad, que se caracterizó por su conquista espiritual y por la defensa contra
las herejías. De esto surgieron dos prototipos; el clérigo y el caballero cristiano.
Asimismo, se le dio una gran importancia a la cuestión del saber y al desarrollo de la
tecnología, lo que demostraba una clara aplicación de la razón a la técnica. De esta
manera, se observa en pleno apogeo de la Edad Media, el crecimiento de las
poblaciones, la reanudación del comercio, el contacto con textos griegos, construcción
de grandes catedrales, conformación de la economía monetaria. Esto producirá una
transformación el caballero y el clérigo. En el primero surgirá el ansia del dinero, lo que
llevará a la aparición de la burguesía. Y con respecto al segundo, su mutación consiste
1
D´ANGELO RODRÍGUEZ, Aníbal; “Aproximación a la Posmodernidad”;” “Que es la Modernidad”; EDUCA; Buenos Aires;
1998; p.23.
en que encuentra en la Universidad un espacio como hombre de pensamiento y no como
sacerdote de Dios. Estos fenómenos condujeron a la aparición de la ciencia, es decir,
“…la concepción de un mundo creado por Dios y en el que Él ha puesto su
racionalidad, el interés por la naturaleza y el afán fáustico de dominio sobre ella…” .2
Por otro lado, es menester destacar la nueva forma especial de distribución del poder en
la sociedad feudal, en donde se manifiesta una clara horizontalización del poder y se
descubre en ella “…el germen de las formas democráticas y hasta del desarrollo
económico…”3 Hice hincapié en estos temas para demostrar que tanto la democracia
como la ciencia, ambos estandartes de la modernidad, procedieron directamente de la
Cristiandad, lo que demuestra que en un primer momento existió una continuidad entre
ambas formas. Sin embargo, no es posible negar la ruptura que entre ellas sobrevino.
Para explicarla es necesario nombrar diferentes hechos que se constituyeron como
causa: en el S.XIV, el nominalismo; en el XV el Renacimiento y el Humanismo; en el
XVI la Reforma y en el XVII el Racionalismo. Esto produjo que el clérigo y el
caballero cristiano fueran reemplazados por dos nuevos prototipos de hombres, el de
palabra y el de dinero, quienes contarán de gran libertad al liberarse de la tutela de la
Iglesia y del Estado. Estos dos tipos humanos se caracterizarán por “…su
desvinculación de todo control, tanto en el derecho como de hecho, en su presencia en
los poderes mágicos de la palabra y el dinero para transformar el mundo, siempre que
se los deje actuar sin cortapisas…”.4Se comienza a gestar, de esta forma, cuatro
rupturas decisivas. La primera de ellas es con Dios, lo cual se debía a que los hombres
de palabras buscaban poseer un conocimiento autónomo, que les permita dominar el
mundo. Es por esta razón que “el Creador se ha convertido en una hipótesis de la que
los sabios no tienen ya necesidad”5. La segunda es con el pasado, que se verá
acompañada de la mano del iluminismo y el rechazo a la tradición, que quedó
reemplaza por la utopía de futuro que recibió el nombre de “progreso”. Sobre ese punto,
es menester dedicar unas líneas a la nueva filosofía ya que fue de gran importancia para
la modificación de la mentalidad del hombre. Nace en el siglo XVII en Francia, que
tuvo como protagonistas a los hombres de palabras. Éstos sostenían que el ser humano
2
D´ANGELO RODRÍGUEZ, Aníbal; “Aproximación a la Posmodernidad”;” “Que es la Modernidad”; EDUCA; Buenos Aires;
1998; p.54.
3
D’ANGELO, RODRÍGUEZ; op, cit; p. 55.
4
D’ANGELO, RODRÍGUEZ; op, cit; p.66.
5
D’ANGELO, RODRÍGUEZ; op, cit; p. 68.
era un ser autónomo, solitario, que no admitía vinculación a nadie que le ponga
“cadenas” a una pertenencia sustantiva, lo que derivó que mirara a Dios “desde arriba”.
Esto se fundamentaba en el dominio de la razón. Sin embargo, el hombre no está solo,
sino que se trata del hombre y todos los hombres. Es nada menos que la humanidad, la
cual es el sujeto de la historia y lo que ésta hace es progresar. Este pensamiento generó
la tercera ruptura ya que todos los otros círculos de pertenencias que relacionaba a la
persona con las demás, son considerados algo circunstancial, que nada añade al hombre
autónomo que se hace a sí mismo. Por otro lado, el “progreso” es la consecuencia de la
actividad humana. Se trata pues del dominio de la ciencia y la técnica. Los hombres de
palabras atrajeron para sí la ciencia y establecieron que ésta era la base de todo
conocimiento, los cuales sostenían firmemente que el progreso los conduciría
inevitablemente hacia el dominio total de la Naturaleza. Este argumento ocasionó la
cuarta ruptura debido a que la persona comenzó a considerar a la Naturaleza “…como
una posesión de la que dispone como “dueño y señor…” 6, y no como un don recibido
de Dios. Por lo tanto, surgió el “cientificismo”, es decir, una nueva filosofía que
estableció que no existía otro acceso válido al conocimiento que no se fundamentara en
lo científico. Esto trajo como consecuencia que se desconociera el orden sobrenatural y
moral.
7
D´ANGELO RODRÍGUEZ, Aníbal; “Aproximación a la Posmodernidad”;” “Que es la Modernidad”; EDUCA; Buenos Aires;
1998; p.87.
8
D’ANGELO, RODRÍGUEZ, Aníbal; op, cit; p.88
económico, se comienza a desarrollar el capitalismo que fue capaz de multiplicar las
fortunas sin límites.
Con esta nueva forma, comienza el “siglo de las palabras y el dinero”, que se
caracterizó por el nacimiento de numerosos relatos que tuvieron como factor común la
búsqueda de emancipación y el alcance del progreso. Éstos fueron: el relato iluminista
de la emancipación de la ignorancia (encarnada en la idea de lo sobrenatural) por la luz
de la razón, el relato especulativo de la idea universal a través de la dialéctica de lo
concreto desarrollado por Hegel, el relato de la tecno-ciencia que hace al hombre amo
de la naturaleza, el relato marxista de la emancipación del proletariado por la
socialización del trabajo y el relato capitalista de la emancipación de la pobreza por el
desarrollo industrial. Al mismo tiempo es indispensable nombrar la teoría de Darwin y
Comte, que establecieron los pilares de la modernidad y dieron un paso hacia la
posmodernidad. Por un lado, el darwinismo afirmó que el ser humano era fruto de la
evolución. Por consiguiente, se estableció una nueva concepción de vida sin Dios
debido a que habían logrado demostrar que el hombre no provenía de Él. Por el otro,
Comte fue el creador de la física social o sociología que consistía en el estudio de los
fenómenos sociales sujeto a las leyes naturales invariables, cuyo descubrimiento es el
objeto especial de investigación. Y, junto con la psicología, lograría dominar todas las
otras disciplinas relativas al hombre, convirtiéndolo en un sistema cerrado del poder, el
cual lograría su cometido mediante rígidos moldes de enseñanza. De esta forma, a
principios del S.XX nos encontramos frente a un hombre de gran euforia progresista en
una grandiosa época, llamada la bella epoque, en donde el ser humano dominaba al
mundo, a la naturaleza y a sí mismo. En palabras de Federico Nietzsche, el centro de la
cuestión era la muerte de Dios. Empero, “…El hombre moderno es reo de tentativa de
deicidio …”99. A pesar de esto, el “gran sistema moderno” alcanzó su fin cuando se
produjeron las guerras mundiales que quebrantaron la ilusión de que los
descubrimientos científicos y su aplicación iban a llevar a la humanidad hacia la
plenitud de sus capacidades. La situación económica y cultural mostraba síntomas
alarmantes. Sin embargo, la segunda Revolución Industrial, logró aumentar la oferta, a
través de la producción masiva. Esto trajo como consecuencia que los empresarios
cambiaran el paradigma para lograr de esta forma aumentar considerablemente la
demanda. Esto provocó que para la década del 20’ las nuevas fuerzas de consumo
9
D´ANGELO RODRÍGUEZ, Aníbal; “Aproximación a la Posmodernidad”;” “Que es la Modernidad”; EDUCA; Buenos Aires;
1998; p.110
actuaran poderosamente ya que los nuevos inventos permitían una vida cómoda.
Importante es nombrar la aparición de tres grandes inventos que plantearon un desafía
fáctico a la moral. Éstos fueron: el cine, al radio y los medios masivos de difusión. Éste
último fue el fenómeno tecno-cultural más importante. Sin embargo, se destruyó la base
ideológica de la cosmovisión progresista con la explosión de las bombas nucleares en
Hiroshima y Nagasaki, hecho que reflejó que “…Occidente, en su forma modera, había
actuado como el aprendiz de brujo, poniendo en su acción fuerzas que no podía
controlar…”10. Empero, produce un último estallido de ilusiones en las generaciones ya
adoctrinadas de los jóvenes. Importante es meterse en la mente de aquellos, quienes no
comprendían porque las palabras de Rousseau continuaban vigentes, es decir, que el
hombre siguiera encadenado a pesar de nacer libre. Menester es aclarar que se daba un
fenómeno extraño en el hombre moderno ya que, a pesar de su ruptura con Dios, la
moral burguesa era una curiosa caricatura cristiana. A pesar de esto, todo se modificará
con las nuevas invenciones que hacen la vida fácil, generan prosperidad económica, y
sobre todo los medios de difusión quienes aceleran el proceso. Con estas características
particulares surgió la generación del 60’, que buscó con gran esfuerzo romper con las
cadenas de la realidad que pesaba sobre ella. De esta forma, las ilusiones de los jóvenes
consistieron en un intento de vivir sin obligaciones. Quisieron realizar la revolución; sin
embargo, solamente, jugaron a ella. Pero ésta logró dejar una pesada herencia en la
cultura. “…Toda una generación convirtió a la libertad en norma moral …” (…) “…
Ser libre era, en adelante hacer todo…” (…) 11 “Experimentarlo todo…”. Las nuevas
ideas se difundieron a través de la educación y los medios de comunicación masiva. Los
hombres de palabra y dinero, que encabezaron los procesos culturales lograron su
cometido ya que hicieron desaparecer, lentamente, el fundamento religioso de la
civilización occidental, provocando que desapareciera la moral universal y la
objetividad de la verdad que sostenía el hombre moderno. La persona posmoderna ha
logrado dar un paso más adelante que la modera. Las palabras del filósofo Nietzsche se
han cumplido: el ser humano ha matado a Dios. La sociedad, por primera vez en la
historia, pretende edificarse sin lo sagrado y profesa una moral del “… “todo vale”, una
vida reducida a vivir el día a día, una atroz “religión” sin dogmas y, por tanto, sin
certezas, sin moral y sin punto de referencia…”12
10
D’ANGELO, RODRÍGUEZ, Aníbal; “Aproximación a la Posmodernidad”; “ La gran crisis del siglo XX”: EDUCA; Buenos
Aires; 1998; p.126
11
D’ANGELO, RODRÍGUEZ, Aníbal; op, cit; p.137
12
D´ANGELO RODRÍGUEZ, Aníbal; “Diccionario POLÍTICO; Claridad; Buenos Aires; 2004; p.537
Esta nueva sociedad posmoderna se caracteriza por tener como centro a la PERSONA,
lo que lleva a un personalismo individual, en donde el otro desaparece y uno mismo es
la prioridad. Y ya no es la razón la que domina nuestras conductas, sino que es el
DESEO el que rige. Se busca constantemente satisfacción y cuando la alcanzamos
queremos más. Por lo tanto, el tiempo de espera se limita, convirtiendo a lo instantáneo
en un valor. Lo pasado se olvida y tanto el futuro como el progreso desaparecen,
cobrando importancia, únicamente, el ahora. El hombre se convierte en dionisíaco, es
decir, que es acto, persiguiendo el placer. Al mismo tiempo, esta persona en búsqueda
del placer es manipulada a través de los medios de comunicación masiva, los cuales
reemplazaron la palabra por la IMAGEN que logra impactar y reemplazar a la reflexión.
Asimismo, aquella, como busca la propia realización, provoca la fragmentación de la
sociedad y al perder su trascendencia, deja de existir. Esto deriva a que la política
también pierda su sentido trasformador y, por lo tanto, surge la GESTIÓN que se
caracteriza por responder al que manda; por lo que el Estado pierde su poder y se
constituye como ordenador social el MERCADO que solo profesa la competencia y
mira a las personas como simples CONSUMIDORES/USUARIOS. De esta manera
surge la ética del CONSUMO, y surgen los derechos para aquel que consume; sin
embargo, se debe lograr que TODOS consuman y una forma de garantizarlo es través de
la MODA. Para esta nueva forma de vida la profundidad no es lo adecuado, sino la
SUPERFICIE. Sigmund Freud manifiesta que nuestra vida consiste en “patinar sobre un
lago frío”, es decir, sobre aquella superficie, lo que nos permite cambiar y el que no la
hace, pierde. Por lo tanto, el cambio y el movimiento se constituyen como valores
trascendentales de la posmodernidad. De esta forma regresa el nomadismo. Al mismo
tiempo, sobre aquella habita el parámetro de la belleza, entendida como la perfección y
la continuidad. Y, la mayor obsesión de la belleza se expresa en la superficie corporal, es
decir, la humana. Paralelamente, en estos tiempos “superficiales”, aparece como un
factor dominante la SEDUCCIÓN que se adapta al cambio, aleja del dolor y se
constituye como una forma de placer que nos permite transformarnos constantemente.
Este cambio provoca que lo permanente se esfume; por lo tanto, nuestra cultura se
vuelve efímera y se da gran importancia a la instantaneidad. Se trata de una época en
lo que todo, rápidamente, se torna obsoleto y debe ser reemplazado, lo cual se refleja en
el consumo y en la moda. Ésta última convirtió a la actualidad en el “imperio de lo
efímero” y tal es su importancia, que forma parte esencial de las decisiones de las
personas. Nos desenvolvemos en tiempos de ligereza y suavidad, en los cuales dejaron
de tener vigencia los valores morales universales. Esto se fundamente en el hecho de la
“cultura de la persona”; por lo tanto, predomina la ÉTICA PERSONAL que determina
que es lo correcto o incorrecto para cada uno, sin que se tengan en cuenta la valoración
del otro. Empero, se debe TOLERAR el accionar y la opinión de los demás. Esto deriva
a la existencia de la multiplicidad de verdades, es decir, que es erróneo proclamar que
hay verdades objetivas ya que cada uno posee su propia verdad. Y para lograr que no
haya conflicto se promueve la idea del CONSENSO que se convierte en una forma
suave de acordar sin acordar. Al evitar el conflicto, desaparece la dialéctica, la cual se
reemplazó por la transparencia, que consiste en la absorción de unos de los polos del
conflicto por el otro. De esta forma, lo que se ve es todo lo que es y no hay nada más
allá de lo evidente. En este marco, el placer su vuelve nuestro objetivo, excluyendo el
dolor, todo se vuelve cercano, la vida es un todo absoluta que elimina la presencia de la
muerte, se rechaza toda posibilidad de aburrimiento y el presente es el único tiempo
experimentable. Es decir, que vivimos en una sociedad donde no hay lugar para lo
distinto, no existe alternativa. Esta sociedad transparente es “el infierno de lo igual”.
Al mismo tiempo, las normas se flexibilizan, por lo que las instituciones se sumen en
una gran crisis, eliminando cualquier indicio de jerarquía. Sin embargo, la única norma
es el EXESO, lo cual exalta a la libertad que no encuentra límites y, de esta forma, nadie
es rebelde porque todos somos rebeldes. Y ya no existen los deberes, sino que se posee
el PODER de hacer lo que uno quiera, lo cual nos condena a la eterna exigencia de la
felicidad, ya que vivimos en la sociedad del sí, que nos obliga a un rendimiento extremo
en todos los aspectos, el cual nos hace caer en un cansancio agotador que nos somete.
Michel Foucault: “propone una lectura del discurso sobre la base no simplemente de lo
que se dice, sino de lo que se encubre, y la trama de lo que se encubre tiene
invariablemente que ver con las prohibiciones que rigen una cierta estructura de la
sociedad”13. Aparece de esta forma el discurso como ejercicio de poder, es decir que se
regula y se construyen los discursos; por lo tanto, las palabras ya no describen a la
realidad, sino que la estructuran. Así, la manipulación se asienta en la sociedad como
elemento para dominar a las masas y se exalta al deseo del sujeto.
Gianni Vattimo: expresa “que la realidad es suave y dinámica, lo cual se debe a que el
hombre y el ser, en una recíproca sacudida, pierden ante todo carácter que lo
contrapone como sujeto y objeto”14. Afirma, pues, que el hombre puede despedirse de
su subjetividad entendida como inmortalidad del alma. Asimismo, pierden su vigencia
la ética, la cual es reemplazada por la estética.
Gilles Lipovestsky: sugiera la llegada de la época del posdeber, como una modalidad
ética, la cual no obliga, sino que sugiere. Por otro lado, establece la vigencia de los
valores, bajo el nombre de conductas deseables.
13
DELBOSCO, Paola; “Educar en la Posmodernidad”; Bonum; p.47
14
DELBOSCO, Paola; op; cit; p.54
15
DELBOSCO, Paola; op; cit; p.64
la gran ironía es que el que tiene el poder es el que domina a todos las masas, quienes
solamente gozan de la ilusión de una libertad plena.