Tomas de Aquino
Tomas de Aquino
Tomas de Aquino
Lectura 3
CAPÍTULO II
[La esencia de las sustancias compuestas]
Pero, dado que el principio de individuación es la materia, tal vez de esto pudiera concluirse
que la esencia que incluye en sí al mismo tiempo la materia y la forma, sea la materia particular
y no universal: de lo cual se seguiría que los universales carecerían de definición, dado que la
esencia es lo que se significa por la misma. Y por ello hay que saber que el principio de
individuación no es la materia tomada de cualquier modo, sino sólo la materia signada. Y llamo
materia signada aquella que se considera bajo determinadas dimensiones. Ahora bien, esta
materia no se pone en la definición del hombre en cuanto hombre, pero habría que ponerla en
la definición de Sócrates, si Sócrates tuviera una definición. Porque en la definición del hombre
no se incluye este hueso y esta carne, sino el hueso y la carne en absoluto, que son la materia
no signada del hombre.
Así, por tanto, resulta evidente que la esencia del hombre y la esencia de Sócrates no se
diferencian sino como lo no signado y lo signado, por lo cual el Comentador en el libro VII de la
Metafísica dice[21] que Sócrates no es sino la animalidad y la racionalidad, que son su
quiddidad. De modo análogo, la esencia del género y la esencia de la especie difieren como lo
no signado y lo signado, si bien en uno y otro caso se da un modo diverso de signación; porque
la designación del individuo respecto a la especie se realiza mediante la materia determinada
por las dimensiones, en cambio la designación de la especie en relación con el género se
obtiene mediante la diferencia constitutiva que procede de la forma de la cosa. Pero esta
determinación o designación que se da en la especie en relación con el género, no es por algo
existente en la esencia de la especie que no se encuentre de algún modo en la esencia del
género, por cuanto todo lo que se encuentra en la especie se da también, como
indeterminado, en el género. En efecto, si animal no fuese todo lo que es hombre, sino sólo
una parte, no se podría predicar de él, puesto que ninguna parte integral se predica de su todo.
Este término «cuerpo» puede ser tomado también de modo que signifique una cosa que tiene
tal forma, de la cual se pueden designar las tres dimensiones, cualquiera que sea esa forma,
tanto si de ella puede proceder otra perfección ulterior, como si no; y en este caso cuerpo
significa el género de animal, ya que en animal nada se puede pensar que no esté incluido
implícitamente en el cuerpo. En efecto, el alma no es una forma diversa de aquella por la que
podían designarse las tres dimensiones en una cierta realidad; y por ello cuando se decía que
«cuerpo es lo que tiene tal forma de la cual pueden designarse tres dimensiones», se entendía
una forma cualquiera, ya sea el alma, ya sea la petreidad, ya sea cualquiera otra forma. Y así la
forma del animal está contenida de modo implícito en la forma de cuerpo, en cuanto el cuerpo
es su género.
Y tal es también la relación de animal respecto a hombre. En efecto, si animal significase sólo
una realidad que posee una tal perfección que la hace capaz de sentir y de moverse mediante
un principio que existe en ella, con exclusión de otra perfección, en ese caso, cualquier otra
perfección sobreañadida, se relacionaría con el animal como si fuera una parte y no como
contenida implícitamente en la noción de animal, y de este modo, animal no sería género;
porque es género en cuanto significa una cosa de cuya forma puede resultar la sensación y el
movimiento, cualquiera que sea esa forma, ya sea sólo alma sensitiva, ya sea sensitiva y
racional a la vez.
Por todo ello resulta patente el motivo por el cual el género, la especie y la diferencia se
relacionan proporcionalmente con la materia, la forma y el compuesto en la naturaleza,
aunque no se identifiquen con ellos; porque ni el género es la materia, sino que está tomado
de la materia como significando el todo. Por eso decimos que el hombre es un animal racional,
y no decimos que consta de animal y de racional, como decimos que consta de alma y de
cuerpo. En efecto, se dice que el hombre consta de alma y cuerpo, como una cosa tercera
constituida de dos cosas, y que no es ninguna de ellas, porque el hombre no es el alma, ni el
cuerpo. Pero cuando se dice que en cierto modo está constituido de animal y de racional, no se
entiende como una tercera cosa de dos cosas, sino como un tercer concepto que resulta de dos
conceptos. De hecho el concepto de animal expresa la naturaleza de la cosa sin determinación
de una forma especial que designe la naturaleza de la cosa, por lo que es material respecto a la
perfección última. El concepto de esta diferencia de racional consiste en la determinación de
una forma especial; de estos dos conceptos se forma el concepto de especie o de definición. Y
por ello, del mismo modo que una cosa constituida de otras no recibe como predicados las
cosas de las cuales está constituida, así tampoco el concepto recibe como predicados aquellos
conceptos de los cuales resulta: pues no decimos que la definición sea el género o la diferencia.
Ahora bien, aunque el género signifique la esencia integral de la especie, sin embargo no es
preciso que las diversas especies que tienen el mismo género tengan una esencia única; puesto
que la unidad del género deriva de la misma indeterminación o indiferencia; pero no de tal
modo que aquello que viene designado mediante el género sea una naturaleza numéricamente
una en las diversas especies, a la cual se añade otra cosa que es la diferencia que lo determina,
como la forma determina la materia que es numéricamente una, sino porque el género
significa una forma cualquiera, pero no determinadamente esta o aquella que viene expresada
de modo determinado por la diferencia y que no es diversa de la que venía significada
indeterminadamente por el género. Y por ello afirma el Comentador en el libro XI de la
Metafísica[25] que la materia prima se dice una por la remoción de todas las formas, pero el
género se dice uno por la comunidad de la forma significada. Por ello es evidente que por la
adición de la diferencia, suprimida aquella indeterminación, que era la causa de la unidad del
género, las especies permanecen diversas por esencia.
Por consiguiente resulta claro que la esencia del hombre viene significada por este término,
hombre, y por este término, humanidad, pero de modos diversos, como queda dicho, porque
el término hombre la significa como un todo, a saber, en cuanto no excluye la designación de la
materia, sino que la contiene de modo implícito e indistinto, como queda dicho que el género
contiene la diferencia; y por ello este término hombre se predica de los individuos. En cambio
este término humanidad la significa como parte, puesto que no incluye en su significado sino
aquello que pertenece al hombre en cuanto hombre, y excluye toda determinación de la
materia, por lo cual no se predica de los individuos humanos. Y por ello este término esencia a
veces se predica de la cosa, pues se afirma que Sócrates es una cierta esencia, y a veces se
niega, como cuando decimos que la esencia de Sócrates no es Sócrates