Protocolo Inspección de Riesgo

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PROTOCOLO PARA

EVALUACION INTEGRAL DE
RIESGO EN ARBOLADO
PÚBLICO

1
INTRODUCCIÓN

La ocurrencia de la caída de árboles añosos o de sus ramas, ya sea en calles o


espacios verdes, ha motivado la necesidad de implementar un sistema preventivo
de inspección, evaluación y monitoreo de aquellos ejemplares en los que se han
detectado defectos que pueden ser evaluados visualmente desde el exterior o de
aquellos en los que se presuma la existencia de un daño interno.

El arbolado urbano constituye un patrimonio invalorable en la ciudad que merece


ser preservado aplicando las más adecuadas y avanzadas técnicas disponibles,
para asegurar su sustentabilidad y a la vez generar las condiciones de seguridad
compatibles con la actividad urbana.

Todos los arboles poseen algún nivel de riesgo hacia las personas, estructuras o
servicios.
Por lo general este riesgo es mínimo y es por lejos compensado por los beneficios
ambientales, sociales y económicos que los mismos nos brindan.

A medida que los árboles envejecen o se debilitan por plagas, enfermedades u


otras situaciones de estrés, el balance mencionado puede revertirse, requiriéndose
entonces una evaluación del riesgo para determinar las acciones a seguir.

El peligro es una condición ó característica intrínseca que puede causar lesión o


enfermedad, daño a la propiedad y/o paralización de un proceso, en cambio, el
riesgo es la combinación de la probabilidad y la consecuencia de no controlar el
peligro.

Cuando la probabilidad de ocurrencia de daño es alta e importante su magnitud,


resulta indispensable tomar medidas drásticas y de inmediato para evitar
accidentes y problemas, mientras que si esa posibilidad es baja y el daño resulta
mínimo, la inmediatez de la acción puede no resultar necesaria.

La pregunta recurrente es la siguiente: ¿hasta qué punto de la amenaza de daños


personales o a propiedades planteada por un árbol viario o de un espacio verde
público se considera suficiente como para efectuar la remoción del mismo?

La respuesta esta pregunta requiere de experiencia, buen juicio, un amplio


conocimiento de la biología del árbol, un conocimiento básico sobre la
responsabilidad legal asociada con el mantenimiento del arbolado público y por
sobre todo, sentido común. Sin embargo esto solo no alcanza si no está
acompañado con un adecuado Programa de manejo del Riesgo en el cual el punto
más importante es la posibilidad de implementar lo que se prescribe.

Mediante la implementación de un proceso de evaluación del riesgo se pueden


obtener un en primer lugar la categorización del peligro lo que permite establecer
prioridades en las intervenciones.
En segundo lugar, la información surgida de los registros, proporciona una fuente
importante para establecer los recursos necesarios y elaborar presupuestos
acordes a las necesidades.

Determinar el curso de acción apropiado en estas situaciones es a menudo


complejo y problemático por lo que la detección, evaluación y manejo de los
árboles de riesgo se transforma en un problema de real importancia.

Los avances en la comprensión de la estructura arbórea, la biomecánica, etc., así


como también el desarrollo de nueva tecnología para examinar los defectos
naturales o provocados, facilitan la identificación de problemas que puedan llegar
a convertirse en situaciones de riesgo.

El primer objetivo en la evaluación de la estructura arbórea consiste en identificar


los arboles potencialmente peligrosos para de ese modo ser tratados antes de que
ocurran accidentes.

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Se privilegiarán, en este aspecto, a todos aquellos ejemplares situados en arterias
de alto tránsito, centros de transferencia de transportes, los próximos a lugares de
permanencia, tales como patios de juego, estaciones aeróbicas, zonas de descanso
, bancadas, etc., así como también los que se encuentren vinculados a caminos,
senderos y aceras, poniéndose especial énfasis en aquellos ejemplares de mayor
porte, de especies consideradas conflictivas o que presenten uno o más defectos
que comprometan la seguridad, tales como inclinación excesiva, estructura
inadecuada, daños biológicos y/o físicos en la madera, estado avanzado de
decrepitud o decaimiento, etc., en cualquiera de las partes de cada ejemplar para
intervenir de manera proactiva, evitando consecuencias mayores.

IDENTIFICACIÓN DE CONDICIONES GENERADORAS DE RIESGO.

Para que un árbol sea considerado riesgoso debe cumplir con alguno de los
siguientes criterios:
1. Debe poseer defectos estructurales que predispongan al fallo y debe estar
asociado a un posible blanco o diana tal como edificios, rutas, aceras, o
áreas recreacionales donde existan usuarios y bienes.
Un árbol con una importante cavidad basal puede no ser riesgoso si el
mismo se encuentra en un bosque lejos de personas o sus propiedades, sin
embargo, el mismo árbol se convierte en un riesgo potencial en una
vivienda, en un espacio verde o en una vereda que esté frecuentada por el
público.
2. En otra situación, un árbol estructuralmente sano puede ser considerado
riesgoso si el mismo interfiere con las actividades rutinarias de las personas,
como por ej. las siguientes situaciones:
• Troncos o ramas que obstruyen las visuales en la vialidad
• Raíces que levantan y/o dañan aceras.
• Interrupción de servicios públicos por ramas que interfieran los
mismos
Considerando que tanto un árbol con defectos o un árbol sano en una ubicación
inconveniente, pueden ser problemáticos, la inspección integral y sistemática del
árbol entero y su entorno inmediato, resultan necesarias para detectar condiciones
potenciales de riesgo.
Las condiciones a evaluar son las siguientes:
Situación del árbol
Aunque la situación de un árbol no debería implicar en sí mismo un riesgo, los
arboles generadores de situaciones de riesgo se encuentran con mayor
probabilidad en ciertas ubicaciones y circunstancias como ser:
a) Áreas de alto tránsito. Los árboles en áreas de alto flujo vehicular o
peatonal son propensos a sufrir compactación del suelo, daños en raíces y
por consiguiente decaimiento o descomposición radicular.
b) En el borde de grupos arboreos. Los arboles de borde están expuestos
generalmente a situaciones de estrés durante las tormentas, así como
también a presentar daños radiculares por tareas de limpieza. Una buena
práctica es la de inspeccionar los árboles en aquellas áreas que se
encuentren a 1½ veces la altura máxima de la masa arbórea. Vale considerar
que aunque a veces los troncos no presentan daños, las raíces pueden tener
serios problemas.
c) Arboles solitarios, especialmente cuando son muy grandes ya que los
mismos son más propensos a sufrir daños por rayos.
Si se tratase del único árbol remanente de un macizo prexistente, es muy
probable que el mismo tenga dañado su sistema radicular y puede ser
propenso al vuelco.
Los arboles solitarios con menos de un tercio de su altura con ramas vivas
son considerados como altamente riesgosos.

d) Suelos húmedos o someros: los arboles creciendo en sitios húmedos


generalmente tienen un sistema radicular poco profundo que los
predispone al vuelco o a problemas radiculares.

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Los sitios que han sido alterados por cambios de nivel que ocasionan
deficiencias en el drenaje provocan muerte radicular por asfixia, así como
aquellos árboles que crecen en áreas que reciben excesiva irrigación son
proclives a la descomposición de sus raíces.

Ubicaciones inapropiadas.
Arboles estructuralmente sanos pueden crear condiciones de riesgo si se
encuentran en ubicaciones inapropiadas tales como:
a) Obstrucciones visuales. La obstrucción visual en las vialidades puede
resultar en colisiones de vehículos. Las áreas que deben ser examinadas
incluyen señales verticales, luminosas y todo otro tipo de señal de
tránsito. Las visuales deben mantenerse despejadas en todas las
intersecciones de calles y curvas en las rutas.
b) Interferencia en aceras. Las raíces de nuestros árboles viarios crecen
habitualmente debajo de las aceras. Cuando crecen en diámetro
pueden romper y/o elevar secciones de los pavimentos generando
riesgos para los peatones. Este problema puede reducirse mediante una
selección apropiada de especies, evitando la plantación en áreas con
restricciones para el desarrollo de raíces, diseñando y construyendo
aceras apropiadas. Se debe tener el mayor de los cuidados en las
operaciones de corte de raíz para solucionar los problemas.

Defectos de los árboles.


Una inspección completa de las ramas, tronco y cuello de la raíz es fundamental
para detectar situaciones de riesgo.
Se enumera a continuación un listado de defectos bastante comunes que requieren
de una inspección periódica para determinar el tipo de riesgo y su amenaza al
público.
1. Defectos en la copa.

• Ramas muertas y débiles. Se debe buscar follaje muerto, ramas


defoliadas, muertas, con estructuras fúngicas, o descortezadas, de
un diámetro superior a los 3 cm. Se debe prestar atención a las
copas sobre avenidas, calles, aceras u otras vialidades por donde se
circule. Prácticas inapropiadas de poda tales como el despunte
provocan un retroceso de la brotación hacia la rama madre o incluso
hacia el tronco o producen nuevas brotaciones en un esfuerzo para
proporcionar la energía necesaria para abastecer a la estructura
remanente. Sin embargo estas nuevas brotaciones, así como
aquellas ramas con un ángulo estrecho de inserción y corteza
incluida son más propensas a desprenderse debido a su frágil
inserción en el tronco o rama.

• Ramas quebradas o colgantes. Las ramas quebradas que


permanecen unidas al árbol, así como las colgantes son fácilmente
detectables por el aspecto marrón de sus hojas marchitas o por su
posición dentro de la estructura de ramas del ejemplar.

• Copas desbalanceadas. Los árboles con copas asimétricas y/o


desbalanceadas tienen su peso pobremente distribuido sobre el
tronco. Estos árboles presentan una mayor propensión al fallo
cuando se combinan con otros defectos tales como decaimiento
(descomposición) o enfermedades radiculares

2. Defectos en ramas estructurales.

• Daños por rayos. Daños verticales en la corteza, extendidos en forma


de espiral, desde la cima hasta la base del árbol son generalmente un
indicio de daño provocado por relámpagos. La madera afectada por
un relámpago se descompone rápidamente. Contrariamente a lo que
expresan las creencias populares, los árboles que han sido
alcanzados por un relámpago son más susceptibles de ser

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alcanzados nuevamente.

• Uniones en forma de V. Ramas o ejes que se unen en forma de V,


son muy propensos a desprenderse. Conforme estas ramas
codominantes crecen en tamaño, la probabilidad de fallar se
incrementa.

• Inclinación. Los árboles que han crecido en una posición inclinada no


son peligrosos en sí mismos. No obstante cuando esta característica
se encuentra asociada a otros defectos, tal como puede ser la
descomposición de la madera, la inclinación agrega una considerable
situación de estrés e incrementa la probabilidad de fallo.

• Multiplicidad de troncos emergiendo de un mismo sistema radicular.


Arboles multicaules, originados de rebrotes de cepa, poseen a
menudo extensas e importantes pudriciones en el área del cuello de
la raíz

• Cuello anormal. La proliferación anormal de los tejidos del tronco


inferior a menudo se asocia con una descomposición de la base del
tronco y de la raíz. Si las raíces no son claramente visibles, pueden
haber sido suprimidas disminuyendo sustancialmente la estabilidad
del árbol.

3. Defectos en Raíces/Cuello de raíz.

• Estructuras fructíferas fúngicas. Cualquier estructura fúngica visible


puede ser un indicador de un deterioro radicular extensivo. La
presencia de estructuras fúngicas en la zona adyacente a los arboles
puede indicar la presencia de un hongo patógeno o la de una
micorriza beneficiosa por lo que resulta indispensable la
identificación de los mismos.

• Corteza muerta o desprendida. Cuando el cambium es destruido por


un patógeno o por medios mecánicos, la corteza presenta menos
firmeza en su unión al tronco. La descomposición de las raíces está a
menudo asociada con la corteza muerta o desprendida en el cuello
de la raíz.

• Ausencia de raíces de sostén. Los árboles que no presentan una


estructura basal característica puede deberse a un relleno o
cobertura con suelo de las raíces de soporte. Esta situación
predispone al ejemplar al deterioro o pudrición de la madera en la
parte inferior del tronco y del cuello de la raíz.

• Arboles sobre elevados. Los árboles que crecen sobre montículos


sobrelevados pueden haber sido afectados por un desmonte y la
perdida de raíces de soporte predispone al árbol a su caída.

• Chorreado o sangrado del tronco. El chorreado o sangrado del


tronco puede estar asociado con descomposición del tronco.

Decaimiento o descomposición.
El decaimiento o descomposición de troncos o ramas mayores es el más común
de los defectos encontrados en los arboles urbanos. Los síntomas del decaimiento,
descomposición o pudrición tales como cavidades expuestas resultan más que
obvios o pueden no ser visibles por lo que requerirán una inspección más
profunda, empleándose elementos tecnológicos desarrollados para tal fin.
A mayor descomposición interna del árbol, mayor probabilidad de fallo, mientras
que una pequeña cantidad de tejidos descompuestos, generalmente no ocasionan
problemas estructurales serios.
Los síntomas de descomposición son:

• Cavidades expuestas: estas cavidades implican el deterioro de la corteza,


albura y duramen y se encuentran ubicados habitualmente donde se inicia
el daño que provoca la ulterior descomposición.

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• Cuerpos fructíferos de hongos: las más típicas estructuras de
fructificaciones de hongos que aparecen en el tronco de los árboles son
indicadores de una descomposición importante de la madera.

• Corteza muerta, suelta o dañada. La corteza desprendida o muerta indica


que el cambium y a menudo la madera que se encuentra por debajo están
muertos. Esta situación puede ocurrir junto con la pudrición o previo a ella.

• Grietas. Las grietas son separaciones radiales en la madera y corteza.


Pueden estar asociadas a procesos importantes de pudrición de la madera,
tasa de crecimiento veloz o cambios repentinos de temperatura. Las grietas
pueden provocar la sequedad de la madera, tornándola más frágil.
Cuando grietas recientes se asocian con decaimiento, el árbol debe ser
evaluado de inmediato ya que existe un alto riesgo de caída.

• Costuras, suturas o cicatrices. Son separaciones radiales de los tejidos de la


corteza que han sido cerradas por el crecimiento de un callo. Tal como las
grietas, pueden ocurrir por una tasa de crecimiento rápida, por cambios
repentinos de temperatura o estar asociados con proceso de pudrición.
Cicatrices en lados opuestos de un árbol, habitualmente son indicadoras de
una daño interno de importancia.

• Tumores. Es un crecimiento anormal de tejidos de la madera y de la corteza


en áreas localizadas del tronco o de las ramas que pueden estar asociados a
procesos de descomposición. Pueden ser también causados por patógenos
tales como bacterias, virus, y hongos sin descomposición de la madera y sin
afectar la integridad estructural.

• Cancros. Los cancros son áreas localizadas de tejidos muertos en troncos y


ramas causadas por bacterias u hongos patógenos. La madera debajo de
los cancros puede estar descompuesta o su fortaleza estructural debilitada
si el cancro inhibe el crecimiento de la madera durante varios años.
Evaluación de defectos en raíces.
En términos generales, la tercera parte de las fallas en los arboles están
relacionadas con el sistema radicular, aunque ese porcentaje pude ser superior
cuando la velocidad del viento supera los 80 km/h como durante huracanes y
tornados. Sin embargo las fallas pueden ocurrir bajo cualquier condición de viento
cuando las raíces están muy debilitadas.
Existen dos tipos de fallas: de la raíz o del suelo, siendo estas últimas sumamente
difíciles de predecir. Esta fallas ocurren cuando el suelo no tiene la suficiente
resistencia como para mantener las raíces en su lugar, y puede llegar a ocurrir con
cualquier tipo de textura de suelo si el mismo está húmedo. Este tipo de falla es
más común en suelos poco profundos (menor a 0,60 m), como así también cuando
los arboles están rodeados por superficies pavimentadas que le impiden al sistema
radicular tener un desarrollo que permita soportar toda la estructura del árbol. Esta
situación se presenta en forma mas frecuente en ejemplares jóvenes que no llegan
a establecerse.
Las fallas de raíces ocurren en cambio cuando estas son rotas o cortadas y por
consiguiente no pueden proveer el soporte necesario al árbol. También ocurren
más fácilmente en aquellos arboles con pudrición de raíces o cuando fueron
cortadas por las necesidades de obras.
Esta es la causa más común vinculada a la caída de árboles durante días de calma,
siendo los dos factores determinantes el número de raíces afectadas y la
intensidad el daño o pudrición.
Síntomas de problemas de raíces.
Los arboles con daños importantes en sus raíces no presentan a menudo síntomas
de su declinación. Los indicios de un decaimiento de las raíces incluyen:

• Corteza muerta o desprendida en raíces y parte inferior del tronco.


• Estructuras fructíferas de hongos e los alrededores de las raíces
principales.
• Exudados en raíces o parte inferior del tronco.

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• Desmonte o aporte de suelo en la zona de goteo.
• Grietas en el suelo por arriba o al lado de las raíces principales.
Aunque la mayoría de los defectos de la parte aérea de un árbol pueden ser
determinados a simple vista, se requiere de un examen más completo para
evaluar problemas o defectos en las raíces.

Manejo de árboles de riesgo.

Luego de que un árbol haya sido sometido a una inspección y evaluación, y cuando
de resultas de las mismas se hayan identificado defectos que lo constituyan en un
ejemplar de riesgo, deberá evaluarse cuál es la solución para remediar el problema.

Las alternativas pueden variar desde la no intervención no inmediata hasta el retiro


del árbol, dependiendo de la naturaleza y severidad del problema.

El proceso de toma de decisión resulta a menudo muy dificultoso y también


costoso, por lo cual habitualmente no se lograra cumplimentar con todas las
acciones en un mismo ejercicio por lo que corresponderá efectuar una acertada
selección de las acciones prioritarias.
Se brinda a continuación una guía orientativa para interactuar con los riesgos
asociados a arboles urbanos.

1. Árboles muertos. Si un árbol está muerto y tiene un blanco, o si un


porcentaje mayor al 50% de sus ramas principales están muertas y tiene
antecedentes de decaimiento, debe ser removido.

2. Ramas muertas y/o colgantes: Como regla general, todas las ramas secas
y/o colgantes iguales o mayores a los 5 cm de diámetro deben ser podadas
y/o retiradas.

3. Ramas dañadas o sobreextendidas. Cuando el daño exceda el 33% del


volumen de una rama, la misma deberá ser eliminada, podada para reducir la
carga o cableada para soportar su peso. Una rama sobreextendida puede
definirse como aquella que es más larga que lo que es habitual en la especie
y que no presenta ramas subsidiarias activas a lo largo de los dos tercios
inferiores de su longitud. Este tipo de ramas deberán ser correctamente
podadas o eliminadas.

4. Ramas codominantes. En arboles jóvenes, se deberá ralear (eliminar) una de


las dos ramas, mientras que en arboles maduros se deberá garantizar la
seguridad mediante el empleo de elementos de fijación y sostén.

5. Podredumbre o decaimiento del tronco. Árboles que presenten más del 33%
de pérdida de madera sana deben ser removidos. Si el porcentaje es menor,
deberá considerase la presencia de otros factores estructurales
concurrentes tales como inclinación, cancros, copas desbalanceadas y
blancos importantes.

Evaluación y caracterización del riesgo.


Su finalidad es la de reducir la ocurrencia de siniestros previsibles mediante la
intervención temprana de aquellos ejemplares que se encuentren en situación de
riesgo.
Apunta fundamentalmente a efectuar el retiro de aquellos árboles secos o que por su
estado constituyan una amenaza a la seguridad pública, así como la poda de aquellos
que presenten ramas de riesgo.
Los niveles de riesgo para la seguridad pública se basan en los siguientes criterios:

• características de las vías de tránsito (tipo y flujo de tránsito y patrones de


congestión),
• uso de las áreas públicas y patrones de ocupación (alto, moderado y bajo),
• características del árbol (calificación del riesgo, edad y densidad),

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• interferencias de ramas con el tránsito, peatones o líneas de servicios,
• interferencias de raíces con las aceras o propiedades.

En general la infraestructura urbana es permanentemente evaluada según códigos


que estipulan grados de riesgos previstos y que no dan lugar a dudas ni discusiones,
lo que ocurre pocas veces en el caso del arbolado, dando lugar a conflictos
innecesarios entre la evaluación profesional, las decisiones políticas de gestión y el
parecer de los ciudadanos.

Es indispensable entonces, la participación de profesionales capacitados y


experimentados capaces de manejar con niveles aceptables el riesgo del arbolado
urbano.

El umbral de riesgo aceptable dependerá no solo de las políticas y objetivos


prefijados, sino también de las situaciones coyunturales por las que se atraviese.
Por tal motivo se considera importantísimo el definir los árboles que superen el
nivel de riesgo aceptable, que constituirán el núcleo de las intervenciones,
mientras que los restantes serán los riesgos que se asuman desde el punto de
vista programático de la gestión en esta situación extraordinaria, por lo que una
vez superada la misma se deberá volver a redefinir este capítulo.

La gestión del riesgo, requiere un proceso sistemático para detectar, evaluar,


prevenir y corregir los defectos de árboles considerados peligrosos, o especies
inapropiadas. Estas acciones complementan el programa integrado de
mantenimiento del arbolado urbano, junto con la plantación, poda y los programas
de respuesta a emergencias.

Árboles peligrosos o de riesgo: son aquellos que tienen defectos estructurales en


raíces, tallo o ramas que pueden causar daños a la propiedad o lesiones a las
personas.

Defectos de árboles: pueden ser de varios tipos:


• por lesiones o enfermedades que debilitan gravemente los troncos, raíces o
ramas,
• por problemas estructurales derivados de una arquitectura pobre,
• por raíces poco profundas o por mal manejo de poda.

Para una apropiada evaluación del riesgo es apropiado plantear una serie de
instancias de inspección que incluyen:

• el relevamiento global del arbolado,


• la inspección visual del ejemplar,
• la comprensión de la biología del árbol y su comportamiento en el bosque
urbano,
• estudios con instrumental de detección de patologías, y
• observación de las zonas de uso.
Cada paso en la evaluación es significativo y complementa el proceso; pero de todas
maneras es imposible pensar en el “riesgo 0”, teniendo en cuenta la enorme
interacción que ocurre en la ciudad entre infraestructura - habitantes – árboles –
tiempo – clima - mantenimiento.
Existen varios sistemas de evaluación de riesgo, daño o perjuicio que representa un
árbol o alguna parte del mismo. Algunos se definen a través de un valor numérico,
mientras que otros describen el nivel de riesgo en una escala de “baja” a “muy alta”,
que podrán ser adoptados de acuerdo a cada situación particular.
Independientemente del sistema de calificación de riesgo, el objetivo es el de contar
con una base de datos permanentemente actualizada que permita una toma de
decisiones eficiente, y donde se vea reflejado el trabajo de campo recogido mediante
un formulario estándar que resuma los aspectos más importantes de la evaluación.

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Al establecer un programa de categorización de riesgos, es muy importante incluir a
la comunidad, informándoles sobre sus responsabilidades en cuanto a los trabajos
clandestinos que pueda incrementar el riesgo del árbol en la vía pública.
Para la evaluación del riesgo se deberán tener en cuenta una serie de parámetros
que deben interrelacionarse al momento de la toma de decisiones sobre el ejemplar:

A. Categorías de defectos que ocasionan riesgo


B. Estimación del grado de riesgo
C. Guía para la Evaluación de Riesgos. Códigos
D. Gestión zonas según riesgo e. Medidas a adoptar

A. Categorías de defectos que ocasionan riesgo

Los defectos de un árbol inseguro (o riesgoso) son signos visibles de que el árbol se
está perdiendo vitalidad o fortaleza estructural lo que puede generar riesgos. Se dice
que un árbol con defectos no es inseguro, a no ser que el mismo o que algunas de
sus partes puedan alcanzar a un objetivo. Los protocolos internacionales reconocen
siete tipos de defectos de árbol que pueden ocasionar riesgos:
1. Pudrición o descomposición de la madera.
2. Grietas.
3. Uniones débiles de ramas.
4. Cancros.
5. Problemas de raíces.
6. Arquitectura defectuosa del árbol.
7. Madera muerta.
Cada tipo de defecto tiene un rango de síntomas que indican la severidad y el
potencial de caída del árbol.
1) Pudrición de madera o descomposición de la madera

Riesgo alto:
• Caries avanzadas que afectan más del 40 % de la circunferencia de tronco,
rama, cuello de la raíz.
• Fuste con caries avanzadas y espesor de la pared remanente de menos de 1/6
del diámetro.
• Fuste con una abertura o cavidad de más del 30% de la circunferencia del
tronco, y grosor de la pared menor a 1/3 del diámetro.
• Cualquier rama de gran tamaño con pudrición de madera.

Riesgo moderado:
• Los indicadores de descomposición avanzada se encuentran entre el 25% y el
40% de la circunferencia de cuello del tallo, rama o raíz.
• Fuste con caries avanzadas y espesor de la pared remanente mayor al 1/6 del
diámetro.
• Fuste con una abertura o cavidad de menor o igual al 30% de la
circunferencia del tronco, y grosor de la pared mayor a 1/3 del diámetro.
2) Grietas
Riesgo alto:
• Tronco que se encuentra dividido por una grieta.
• Segmento del tronco que presenta muchas grietas
• Grieta horizontal en el tronco
• Grietas asociadas a pudrición de madera.
• Cualquier rama rota o quebrada.
Riesgo moderado:
• Fuste con una sola grieta y pudrición moderada.
3) Problemas de raíz

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Riesgo alto:
Árbol inclinado con evidencias recientes de levantamiento de solado
Corte de raíces principales a menos de 5 veces el diámetro del tronco
Desmontes de suelo dentro la línea de goteo.
Más del 40% de las raíces dañadas, deterioradas, o muertas dentro del Radio Crítico
de Raíz (RCR; 18 veces el DAP o diámetro a la altura del pecho) está.
Tronco con raíces estranguladoras a más del 40% de la circunferencia del árbol.
Riesgo moderado:
• Menos del 40% de las raíces dentro del Radio Crítico De Raíz (RCR) están
dañadas, deterioradas, o muertas.
4) Uniones de ramas débiles: ramas codominantes, brotes epicórmicos, corteza
incluida.
Riesgo alto:
• Unión débil agrietada, enmohecida o con caries.
• Uniones de rama en V con corteza incluida e indicios de inminente separación
• Brotes epicórmicos en un fuste en descomposición.
Riesgo moderado:
• Rama o tronco codominante que presenta corteza incluida.
5) Cancros: zona donde la corteza y / o cambium están muertos.
Riesgo alto:
• El cancro afecta al 40 % o más de la circunferencia del árbol / rama.
Riesgo moderado:
• Cancro afecta de un 25% al 40% de la circunferencia del árbol / rama.
6) Arquitectura defectuosa del árbol.
Este apartado incluye: deficiente patrón de crecimiento, presencia de madera de
tensión y compresión, árboles en forma de Arpa e inclinación excesiva.
Riesgo alto:
• Árbol con exceso de inclinación (mayor de 40° respecto de la vertical).
• Árbol inclinado con cancros o deterioro en la parte baja del tallo.
• Rama con curva cerrada o giro.
• Rama horizontal con varias ramas verticales (árbol arpa)
Riesgo moderado:
• Árbol con inclinación mayor a 30° y menor a 40°

7- Árboles muertos, con muerte en el ápice, o ramas secas


Estructuralmente inestable debido defectos preexistentes o a la rápida
descomposición de la madera.
Riesgo alto:
• Cualquier situación de las mencionadas en este punto se considera de alto
riesgo.

B. Estimación del grado de riesgo

Al detectar alguna o varias de las “Categorías de defectos” se habrá iniciado un


diagnóstico del ejemplar, a fin de asumir las tareas correspondientes. De todas
maneras se debe considerar que:
• Todos los árboles defectuosos no pueden ser detectados, corregidos o eliminados.
• Hay problemas de raíz y algunos defectos internos que no son fácilmente
determinables y pueden requerir de inspecciones a fondo y el uso de herramientas
especializadas de diagnóstico.

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• Los árboles pueden sobrevivir durante muchos años con defectos internos. La
gravedad del defecto puede no cambiar con el tiempo.
• Considerando que todos los árboles defectuosos no pueden ser detectados,
nuestro objetivo sería encontrar el 80 por ciento o más de los árboles defectuosos en
cada inspección. Al hacer las inspecciones y actuar sobre ellos, se puede manejar con
éxito el riesgo de los árboles.
C. Tablas para Evaluación de Riesgos
Con el fin de optimizar el sistema de evaluación se organizan cuatro categorías de
clasificación de riesgo según sea: Bajo – Moderado – Alto – Muy Alto , reservándose
la categoría de Extremo para aquellas situaciones de Riesgo Muy Alto que requieran
la intervención inmediata (situaciones comparables a las emergencias)
Las siguientes tablas presentan un método de asignación de puntajes sobre la
“Estimación del grado de riesgo de cada árbol” y sus partes afectadas. La suma de
datos permitirá asignar un valor numérico que sumado al valor según la zona de uso
(tabla 3) nos dará como resultado el nivel de prioridad de acciones.

TABLAS PARA EVALUACION DE RIESGO


Estimación de riesgo (ER) Puntuación 1 a 4
Tamaño del Defecto (TD) Puntuación 1 a 3
Zona de Uso (ZU) Puntuación 1 a 3
Puntaje total Puntuación 1 a 10

De acuerdo al grado de complejidad que se prevea para la inspección, se podrán


mensurar los distintos grados de riesgo, tipos de defectos presentes, etc. que
presenta el universo relevado, datos que permitirán priorizar las intervenciones de
aquellos ejemplares que presenten el puntaje total más elevado y planificar el resto
de las acciones según el mérito detectado esn su evaluación.

Tabla 1. Estimación del Riesgo: Probabilidad de fallas: 1 – 4 puntos


RIESGO PUNTAJ CAUSAS
E
BAJO Algunos defectos menores presentes sobre ramas
Los defectos no alcanzan menores
el umbral de caída. 1 Muerte regresiva e incipiente de la copa
Ninguna acción Ramas secas de poco tamaño
correctiva es necesaria. Tocones
Varios defectos moderados presentes
Incipiente descomposición del tronco o de la/s
MODERADO cavidad/es
Los defectos no alcanzan Pared remanente de espesor mayores a 1/3 ó 1/6
el umbral para la caída. según corresponda
Los defectos pueden o Sin caries extensas
2 Defecto/s que afecten hasta un menos del 30 % de
no resultar en una la circunferencia del árbol
eventual caída del árbol. Unión débil de rama principal o tronco
La acción correctiva es codominante sin corteza incluida
discrecional. Raíces estranguladoras menores al 30% de la
circunferencia del tronco con madera comprimida
Daño a raíces: menor del 30% dentro del RCR
Múltiples defectos presentes:
ALTO Descomposición avanzada del tronco o de la/s
Los defectos indican que cavidad/es
el árbol está fallando, Pared remanente de espesor igual a 1/3 ó 1/6
está en peligro inminente según corresponda
de caer, o ya ha caído 3 Grietas o cavidades especialmente aquellas en
parcialmente. contacto con el suelo o asociadas con otros
La acción correctiva debe defectos
ser tomada tan pronto Defecto/s que afecte/n a entre el 30% y el 40% de
como sea posible. la circunferencia del árbol
Daño corona / rotura - unión débil de rama con

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grieta o pudrición Raíces estranguladoras : hasta el
40% de la circunferencia del tronco
Daños a las raíces entre el 30% y el 40% dentro del
RCR. Inclinación del árbol con la raíz cortada
reciente o amontonamiento de tierra - rajadura o
caries extensas ramas quebradas/ rotas , tocones
Árbol muerto en pie, sin otros defectos
importantes.
Multiplicidad de defectos significativos presentes
Descomposición muy avanzada del tronco o
cavidad/es superiores
Pared remanente de espesor menor a 1/3 ó 1/6
según corresponda
MUY ALTO Grietas o cavidades especialmente aquellas en
Los defectos superan contacto con el suelo o asociadas con otros
cualquier acción defectos
4 Fuste dividido en dos partes
correctiva quedando Defecto/s que afecten a más del 40% de la
únicamente la posibilidad circunferencia del árbol
de la extracción del árbol Decaimiento generalizado
Daños de más del 40% de raíces en su RCR.
Inclinación del árbol mayor a 40 º con rotura de raíz
Grietas o caries extensas desde fuste hacia ramas
primarias
Árboles muertos con defectos presentes.
Tabla 2. Tamaño del ejemplar/parte con defecto: 1-3 puntos

Puntaje Tamaño

1 Árbol o partes del mismo menores de 10 cm


de diámetro
2 Árbol o partes del mismo entre 10 y 50 cm
de diámetro
3 Árbol o partes del mismo mayores a 50 cm
de diámetro
Al tiempo que se realiza la evaluación visual del árbol es necesario consignar su
ubicación asignándole un valor de acuerdo al tipo de uso del lugar de implantación
del ejemplar observa- do.

Tabla 3. Tipo de uso del sitio: 1- 3 puntos


Uso Puntaje Observaciones
Calles de bajo uso y senderos de espacios verdes,
Usos estacionamientos adyacentes a las áreas bajo uso,
1 áreas naturales como bosques o zonas ribereñas,
Ocasionales zonas de transición con el uso público limitado, áreas
industriales o de servicios
Parques, y áreas de picnic, estacionamientos
Usos adyacentes a zonas de uso moderado, calles
2 secundarias (barrios) y senderos del parque dentro
Intermedios de las áreas de uso moderado a alto, y dispersos.
Campamentos.
Rutas de acceso o de emergencia, servicios médicos,
zonas de acceso para discapacitados, patios de
recreo de escuelas, parques, y áreas de picnic,
Usos 3 paradas de colectivos, terminales, centros de
Frecuentes transferencia, edificios administrativos y viviendas,
calles y avenidas principales, cruces congestionados
en áreas de uso alto, estacionamientos adyacentes a
áreas de alto uso.
Los datos obtenidos de la aplicación de las tres tablas permitirán obtener valores
dentro de una escala de 3 a 10, que posibilitarían ordenar las intervenciones con un
criterio vinculado al grado de riesgo que ellos presentan de acuerdo a la siguiente
clasificación:

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• Sin Riesgo Puntaje 3
• Riesgo bajo Puntaje 4
• Riesgo Moderado Puntaje 5
• Altamente riesgoso Puntaje 6y7
• Riesgo extremo Puntaje 8 a 10

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