Escocia Cataluña
Escocia Cataluña
Escocia Cataluña
Curso 2020-2021
El presente Trabajo Final de Grado se propone estudiar, examinar y comparar los procesos
referidos al nacionalismo Catalán y Escocés partiendo de una revisión histórica que seguirá
una línea cronológica de hechos, explicando los elementos de carácter social, conductas y
normas que, de manera sucinta, expondrán los aspectos centrales que los han caracterizado.
Para ello, se definirán los orígenes de ambos pueblos, su organización política y su
configuración dentro de los Estados centrales (Reino de España y Reino Unido de Gran
Bretaña), describiendo sus roles y sistemas de convivencia. Igualmente, se dará cuenta del
nacimiento de las ideas y los movimientos pro nacionalistas, cuyos resultados se han
traducido en acciones dirigidas a promover iniciativas independentistas en forma de consultas
y referéndums que en última instancia buscan adjudicarse una mayor autonomía en la gestión
de gubernamental.
La revisión documental asociada a la investigación, también buscará exponer las formas de
actuación de los gobiernos nacionalistas en Escocia y Cataluña, así como las relaciones
políticas entre estos y los poderes estatales nacionales, fundamentalmente en lo referido a los
procesos de descentralización y transferencias efectivas de competencias a los gobiernos
regionales objeto del presente trabajo.
Este documento académico será escrito en forma de ensayo, permitiendo abordar una síntesis
comparativa que brindará una mayor comprensión de la realidad estudiada, sobre la base de
recopilaciones bibliográficas y análisis de carácter historiográfico, por mencionar los más
importantes: “Catalanes y escoceses: Unión y discordia” escrito por John H. Elliot; la
“Enciclopedia del nacionalismo” del profesor Andrés de Blas Guerrero; “Nacionalismos y
naciones en Europa” escrito por el profesor Andrés de Blas Guerrero”; “La frontera interior”
del catedrático Ramón Máiz; “La independencia de Escocia” y “Naciones contra el Estado”
de Michael Keating; y “El independentismo catalán en contexto” de Jesús Sánchez
Rodríguez, estos últimos para entender lo referido al nacionalismo y como se ha manifestado
desde sus distintas características socio culturales.
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Índice
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Índice de Cuadros
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Introducción
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1) En el caso de Escocia, se describirán las características de los pueblos que habitaron
su territorio, así como la dinámica de relacionamiento de estos con las Islas
Británicas, igualmente se dará cuenta del sistema jurídico – político, los inicios del
conflicto con Inglaterra, el proceso de unión dinástica entre los dos reinos, las guerras
“Jacobitas”, y los motivos de la creación del Acta de Unión entre el reino Escocés e
Inglés, lo cual abrió paso a la participación de Escocia dentro del Imperio Británico,
todo ello paralelo al surgimiento de la corriente nacionalista originada en el
romanticismo del siglo XIX. El capítulo finaliza con la creación del partido
nacionalista escocés, las políticas de “Home Rule” y el sentimiento independentista
que hasta hoy persiste.
2) Con respecto a Cataluña, la explicación parte igualmente de los antecedentes
históricos donde los nobles godos de la marca hispánica se relacionaban entre los
francos y los califatos musulmanes en Hispania; también se trata lo referido a la
anexión de Cataluña al Reino de Aragón y las consecuencias (negativas para los
catalanes) una vez se sucede la disminución del poder imperial y la guerra de sucesión
de la corona española al final de la edad media. El trabajo continúa con el Carlismo y
la génesis del nacionalismo catalán, describiéndose las diferentes tendencias
nacionalistas dentro de la I y II República Española, así como su situación en el
contexto de la Dictadura Franquista, momento que surge el terrorismo nacionalista
catalán. En cuanto a la etapa democrática española, se tratará lo concerniente a los
gobiernos nacionalistas en Cataluña, el Estatuto de Autonomía y la relación con el
gobierno central español a cambio de concesiones para el traspaso efectivo de
competencias estatales e inversión pública; el estudio también incluye lo concerniente
al referéndum catalán y una reseña sobre el terrorismo nacionalista.
3) Por último, se expone un análisis comparativo entre el nacionalismo escocés y catalán
que resume la similitudes y diferencias de ambos procesos en la búsqueda de una
mayor autonomía en base a sus valores nacionales dentro de sus respectivos países.
El trabajo seguirá las premisas de la investigación cualitativa en base a un diseño etnográfico,
de narrativa histórica y revisión documental, donde se expondrán los elementos que integran
los procesos históricos, así como las relaciones sociales de las respectivas naciones, para
comprender la realidad política y el contexto de las etapas descritas, donde se resaltará la
formación del sentimiento o identidad nacionalista, que finalmente arrojará las ideas centrales
para el análisis comparado entre las características que definen los nacionalismos –
independentismos de Cataluña y Escocia.
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Capítulo I: Reseña Histórica del Devenir Político de Escocia desde sus Orígenes hasta el
Proceso de Devolución del Poder
El proceso político que se ha desarrollado en las últimas décadas a lo interno del Reino Unido
de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, teniendo como actor principal a Escocia, puede ser
comprendido de una manera más amplia al analizar la base histórica que lo sustenta, así como
los elementos coyunturales y de reciente data que lo han impulsado.
En tal sentido, resulta pertinente abordar momentos clave de la historia política de Escocia,
partiendo de sus orígenes, sean de carácter mitológico o circunstancial, pasando por su
consolidación nacional, el proceso de unificación de Escocia con Inglaterra, el nacionalismo,
el movimiento por el autogobierno y la devolución del poder.
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derechos de dominio sobre las Islas Británicas (Elliot, 2018).
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reino, por lo que se establecieron arzobispados liderados por clérigos de origen
anglonormando que, si bien obedecían a la autoridad romana, fueron dotados de mayor
autonomía, contando con el apoyo del rey. Durante este período, fue también establecido un
sistema de justicia y de gobierno controlado directa y absolutamente por el rey (Moreno,
1995).
El reinado de David I generó una mayor cohesión entre los habitantes que ocupaban el
territorio bajo su regencia, también mayor cohesión política en toda su extensión al procurar
el establecimiento de terratenientes afectos al rey, así como cierto grado de independencia de
Roma por parte de las instituciones religiosas escocesas.
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reinos previa a las incursiones inglesas y la independencia escocesa.
Al poco tiempo, estalla la Segunda Guerra de Independencia (1332-1357), con la invasión del
territorio de Escocia promovida por Eduardo III de Inglaterra, quien, con el apoyo de nobles
escoceses, la invadió y saqueó. Sin embargo, el desenlace resultó en el mantenimiento en el
poder del rey David II y la independencia de su reino, aunque se debió remunerar
cuantiosamente a la monarquía inglesa.
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Unión Dinástica
La unificación de los reinos escocés y británico resultaba casi imposible de lograr y
mantener, por lo menos a través de las armas, pues las continuas guerras impulsadas por
Inglaterra para apoderarse del territorio del norte lograban avances y, al poco tiempo,
retrocesos a la expansión inglesa. Sin embargo, un hecho fortuito cambiaría este escenario,
logrando la unión dinástica de Escocia e Inglaterra, pudiendo concretarse más firmemente
tras la firma del Tratado de la Unión, tiempo después.
En 1603, la reina Isabel I de Inglaterra fallece, al no dejar descendientes, su pariente más
cercano, Jacobo VI de Escocia, asciende al trono inglés como Jacobo I de Inglaterra, uniendo
así los dos reinos bajo la dirección de un mismo monarca. Jacobo I procuró la unificación de
las dos naciones a través de diversas acciones como propiciar: el matrimonio entre los nobles
de ambos reinos, a manera de lograr mayor integración cultural; la homogeneidad de los dos
sistemas legales, idea que no fue bien acogida por ambos parlamentos, y la adopción de
símbolos como la Union Jack o bandera de la unión (Elliot, 2018).
A estas iniciativas, se sumó la introducción de reformas en la liturgia que procuraban la
alineación del protestantismo escocés con las ceremonias anglicanas, situación que produjo
un gran descontento en la sociedad escocesa y la expulsión o encarcelación de los
predicadores que se negaron a aceptar los preceptos religiosos dictados por el monarca
(Elliot, 2018).
Tras la muerte de Jacobo VI en 1625, su descendiente Carlos I asume el trono de Gran
Bretaña y ejerce una forma de gobierno más autoritaria que su antecesor, al favorecer
fervientemente el absolutismo. Este pensamiento, generó tensiones en relación con la Cámara
de los Comunes, al punto de disolverla en 1629. Por otro lado, la relación del rey con sus
súbditos empeoró al establecer impuestos extraordinariamente altos para poder financiar a su
gobierno.
Carlos I también emprendió reformas litúrgicas en Escocia que, al igual que lo hizo su padre,
pretendían alinear la religión presbiteriana (religión mayoritaria en Escocia) con la anglicana
(religión mayoritaria en Inglaterra), lo que desencadenó en las denominadas “Guerras de los
obispos” (1639 a 1640). Lo anteriormente descrito habría reforzado el sentimiento de
identidad nacional de los rebeldes de Escocia, así como una ampliación de los sentimientos a
favor de las antiguas libertades que su reino ostentó cuando eran independientes (Elliot,
2018).
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La Restauración
La victoria de la fuerza parlamentaria sobre los realistas en la guerra civil británica, y la
muerte de Carlos I en 1648, decapitado por orden del parlamento, generaron la disolución de
la unión dinástica entre escoceses e ingleses. Oliver Cromwell asume el poder político y es
impuesta la “Commonwealth of England”, estableciéndose un régimen republicano y un
protectorado (Moreno, 1995).
En 1660, Carlos II fue restaurado en el trono inglés, restituyéndose de esta manera la dinastía
Estuardo y su regencia en ambos países. Un año después, fue restablecido el parlamento
escocés y se constituyó un Consejo Escocés en Whitehall, un órgano descentralizado del
Consejo Privado inglés para coordinar los lineamientos políticos entre Londres y Edimburgo
(Elliot, 2018).
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Panamá que fracasó enormemente (Proyecto Darién); mientras que los ingleses procuraban la
profundización del proceso de unificación del reino y dar por terminado los conflictos por los
derechos de sucesión al trono (Elliot, 2018).
El Tratado de la Unión fue aprobado por el parlamento escoces e inglés en 1707, tras años de
negociaciones entre ambos reinos. Gracias a este tratado Escocia formaría parte de la
monarquía parlamentaria del Reino Unido de Gran Bretaña, se crea el Parlamento de
Westminster con representantes de cada territorio. Aunque el acuerdo representó para los
escoceses la pérdida de su propio parlamento y de su independencia, se les permitió mantener
su libertad religiosa, un alto grado de autonomía política, la conservación de sus
universidades, entre otros aspectos (Elliot, 2018).
Años más tarde, Bonnie Prince Charlie lideraba el resurgimiento de la amenaza de los
jacobinos, insurrección que fue denominada como la Rebelión Jacobita (1745 y 1746), sin
embargo, la derrota de esta sublevación en Culloden (1745), representó el fin de este
movimiento, lo que favoreció que Escocia continuara con el proceso integrador.
Cabe destacar que eliminada la amenaza latente que representaba el jacobismo para el
mantenimiento del acuerdo, Escocia continúo mejorando su situación económica y
beneficiándose de cierta autonomía otorgada en el Tratado de la Unión como la posibilidad
de seguir manteniendo muchas instituciones, incluyendo la Iglesia, el gobierno local y el
sistema legal (Keating, 2012). A ello se suma la existencia de una cláusula ambigua que
establecía la tramitación por parte del parlamento central de las cuestiones de “derecho
público”, mientras que temas de “derecho privado” se debían resolver solamente “para la
utilidad evidente de los súbditos dentro de Escocia” (Keating, 2012).
Respecto al Tratado de la Unión, existen diversidad de opiniones y análisis, resaltando lo
expuesto por Haseler (1996), al señalar que la Unión no fue más que un acuerdo impulsado
por intereses, sin importar lo realmente relevante, generando diversas repercusiones para los
escoceses y los ingleses. El escritor y político español Chesús Yuste (2008), comparte esta
opinión, al indicar que la firma del acta supuso un interés netamente económico, puesto que
Escocia, a pesar de haber defendido fehacientemente su independencia y propia identidad
durante siglos de enfrentamientos contra Inglaterra, cede ante las presiones de personalidades
influyentes de su país y la situación económica que enfrentaba. Es así que, durante las
negociaciones del tratado, Inglaterra se valió de la situación financiera que atravesaba
Escocia y ofreció ayudas económicas y hasta sobornos para concretar lo que no pudo a través
de las armas.
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Nacionalismo Escocés. Movimiento hacia el Autogobierno. Proceso de Devolución del
Poder e Independencia
La evolución en los procesos de consolidación de las naciones europeas, han sido una
característica perenne orientada a la modernización habitual de estructuras políticas alineadas
con las necesidades del interés nacional, donde elementos culturales, simbólicos y
tradicionales forman parte fundamental de su cohesión interna, a partir de valores comunes
perfectamente defendibles en casos de amenaza.
En este sentido, de acuerdo a Michael Billing (Keating, 2012), se considera que el
nacionalismo construido en base a dichos elementos históricos, prácticas usuales y de
movilización de la conciencia colectiva forman parte de un “nacionalismo banal”, cotidiano,
que ayuda a fortalecer en la población el sentido de pertinencia y lealtad a la nación a la cual
pertenecen de manera permanente y, que suele ser exaltada en caso de conflicto.
De acuerdo con lo anterior, para Escocia estos factores han sumado en la definición de un
perfil nacionalista alejado de cuestiones estrictamente culturales o lingüísticas (como sucedió
entre el siglo XVIII – XIX), y más próxima a la tradición histórica y progresiva de la relación
dada con Reino Unido, en función de reivindicaciones dirigidas a obtener el máximo control
económico y político de su territorio, intención que en la actualidad continua, más aun con el
potencial económico energético de gas y petróleo encontrado en el Mar del Norte.
Estado y Nación
La eventual independencia de Escocia también plantea una discusión de fondo con respecto a
la naturaleza de Gran Bretaña como Estado y nación, ya que se considera que este factor, más
allá de generar una crisis en la unión, coloca sobre el tapete otros aspectos como el estatus de
Inglaterra ante la división y el carácter de adhesión de Escocia como Estado independiente
dentro de la propia Unión Europea (UE), considerando las tendencias a favor o en contra de
la UE tanto de Escocia como de Inglaterra respectivamente.
El enfoque sobre las consecuencias de la división entre Escocia y Gran Bretaña tiene
antecedentes tempranos, los cuales podemos encontrar, por ejemplo: en el contexto de los
procesos de descolonización, donde el Imperio Británico se minimizó perdiendo gran parte su
control y poderío, o más recientemente entre los años ´70 y ´90 del siglo pasado donde, las
políticas antipopulares contra el Estado de Bienestar de los gobiernos conservadores de
Westminster, impactaron en la clase obrera y la opinión pública escocesa avivando los
sentimientos nacionalistas en pro de la independencia que fueron sofocados por el
Thatcherismo.
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También podemos decir que existen posiciones que refuerzan la necesidad que Escocia debe
continuar unida al Estado británico sobre la base de sus experiencias comunes, conservando
su propia identidad para su supervivencia, tomando además en cuenta criterios económicos y
de influencia política fundamentalmente:
Los argumentos económicos a favor y en contra de la independencia son complejos y
discutidos. Algunos de los opuestos a la independencia arguyen que Escocia es
económicamente más fuerte dentro del Reino Unido, ya que un país de cinco millones de
personas (Escocia) nunca sería tan fuerte económica, militar o políticamente como un país
de 60 millones, suponiendo que ambos países son igualmente bien gestionados. Otros
afirman que, como parte de un estado británico unitario, los escoceses tienen más influencia
en asuntos internacionales: una Escocia independiente no tendría asiento permanente en el
Consejo de Seguridad de la ONU, por ejemplo. Algunos escoceses europeístas dicen que no
es necesaria la independencia en una Europa que tiende hacia unificación, aunque la crecida
del euroescepticismo en el Reino Unido desde la década de 1990 hace que estos argumentos
tengan menos fuerza (Sensaget, 2021).
La discusión persiste sobre las tendencias de la población en cuanto a apoyar la
independencia o no, las cuales por motivos económicos domésticos, identificación con los
valores británicos o locales e incluso la distribución de ingresos entre las naciones que
conforman el Estado británico que, siendo desigual, son causantes de fenómenos como “la
pobreza relativa” (Keating, 2012) donde Escocia es observada como una colonia interior
explotada por el capital - Estado inglés, recibiendo ingresos inferiores que repercuten en la
calidad de vida de la población, siendo una situación que en definitiva influye en la
valoración positiva o negativa en la definición de Escocia como un Estado o permanecer
como Nación.
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líderes nacionalistas como Sir Walter Scott, quien apoyaba la propuesta de un acuerdo
constitucional federalista con los ingleses, más que la integración económica entre otros
aspectos expuestos en el Acta de la Unión. (Elliot, 2018).
Sin embargo, el movimiento nacionalista escoces resurge con fuerza durante el descontento
social de la crisis económica propia de la etapa de entre guerras en los años ´20 y ´30 del
siglo XX, donde se reunifica el movimiento nacionalista, que fue dispersado por el auge de la
revolución industrial británica a finales del 1800. De esta reunificación surge el Partido
Nacional Escoces (SNP) en 1934, siendo protagonista de importantes procesos como la
Devolution entre otras reivindicaciones, luego se sucedió la Segunda Guerra Mundial y ya
para los años ´70 el movimiento nacionalista se reactiva, tomando en cuenta el factor
institucional (el derecho y la religión) cultural y económico (descubrimiento de hidrocarburos
en el Mar del Norte), más que el lingüístico que configura el rasgo central de dicho
movimiento nacionalista (De Prat, 1991).
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globalización, la democracia liberal y la defensa de los derechos humanos, que impactan
definitivamente en la discusión del movimiento independentista de escocia y sus objetivos
primigenios de convertir a esa nación como un Estado formal, frente a las nuevas tendencias
que apuntan a nuevos sistemas políticos emergentes (Keating, 2012).
Demanda de Autogobierno
La demanda de autogobierno en Escocia ha sido un fenómeno que ha estado a la par del
nacimiento y evolución del movimiento nacionalista escoces, que desde el siglo XIX venía
estructurándose. En aquellos momentos, Escocia sentía que la Unión producida en 1707 tenía
defectos y no respondía correctamente a los ciudadanos escoceses, por ello en 1853 se creó la
Asociación para la Vindicación de los Derechos de los escoceses que de forma organizada
expresaba su malestar con los gobiernos ingleses intervencionistas y con la crisis agraria que
sufría, pero sus demandas fracasaron por falta de apoyo. Estas demandas surgieron casi en
paralelo a la causa irlandesa, que también demandaban autogobierno, que fueron concedidas
en 1914 por Westminster mientras que el estallido de la Primera Guerra Mundial paralizó el
proyecto escocés de las Home Rule, el cual estuvo destinado a dotar a Escocia de un
autogobierno eficiente y responsable (Elliot, 2018).
Posteriormente, durante los años ‘30 del siglo XX se conformó el Partido Nacional Escoces
(SNP), con el objetivo de promover las ideas de autogobierno e independencia, agrupando en
su espacio a los diversos grupos que demandaban la separación de Inglaterra, y cuyo auge
coincidió con el declive económico del período entre guerras que afectó gravemente a
Escocia, pero no adquirió relevancia hasta 1970 (De Blas Guerrero, Andrés, 1999). Durante
esa década, en 1979, por una gran presión del SNP en Escocia se votó en favor de las “Home
Rule”, Devolution o leyes de descentralización, que permitiría tener más competencias, como
la creación de una asamblea parlamentaria, sin embargo, la iniciativa fracasó.
Los años ‘80 y ‘90 del siglo pasado, marcados por la turbulencia política – económica debido
a las medidas y posturas del gobierno conservador de Margaret Thatcher, el SNP resurge
nuevamente para presionar políticamente con las “Home Rule” (Elliot, 2018), esta vez con
los efectos esperados, en 1992 las ideas de descentralización afloran en el Partido Laborista
que en septiembre de 1997, de la mano de Tony Blair, se llevó a cabo un nuevo referéndum
que logra un apoyo del 74,3% para crear la Asamblea Legislativa Escocesa. Se formuló un
nuevo sistema productivo, basado en la electrónica y la petroquímica, estimulando los
servicios bancarios, así como el desarrollo la industria turística, lo que impulsó la economía
escocesa, logrando más servicios y un modelo de bienestar para los ciudadanos escoceses,
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impidiendo la subida de impuestos, así como la aplicación de políticas desventajosas desde
Westminster, traduciéndose en una renovación de las ideas nacionalistas y de
autodeterminación impulsadas por el SNP (Elliot, 2018).
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como la continua consideración de la independencia definitiva.
De acuerdo a Keating (2012), la devolución escocesa representa algo más que la
“descentralización regional” que se encuentra en países como Francia o Italia. Se trata de la
construcción de una nueva entidad política que se deslinda de la concepción tradicional del
Estado Nación, con una visión amplia y fortalecida de los asuntos sociales, políticos y
económicos, que merecen un apropiado aseguramiento del ámbito de acción escocés con
respecto a los actores con los cuales se establecen los intercambios, de ello depende un
adecuado relacionamiento bajo la base del reconocimiento de que es a través del gobierno
escocés por el cual se pueden canalizar las demandas, acceder a los bienes públicos, políticas
públicas precisas, entre otros: “Las formas más fuertes de autogobierno ciñen a los actores
de forma más intensa, porque dependen de las políticas y los bienes públicos producidos por
los gobiernos transferidos, y solamente son accesibles a través de ellos” (Keating, 2012).
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Independencia
La independencia continúa teniendo un rol central en la discusión sobre sí ella es pertinente o
no. El Partido Nacional de Escocia (SNP) que en su momento estuvo en contra de la idea de
la Unión Europea, hoy sostiene la posibilidad de una Escocia independiente dentro de la
Unión como espacio que privilegia el desarrollo de los pequeños Estados, sin embargo,
quienes niegan la posibilidad de la independencia total, se basan en argumentos de carácter
económico y la real capacidad de Escocia como Estado independiente de sostenerse por sí
misma, sin contar su importancia política dentro de un sistema internacional tan complejo
como el actual. Otras discusiones al respecto de la independencia escocesa tienen un alcance
más vinculado a la ética, las leyes y la constitucionalidad, en cuanto a la vigencia de la
propuesta, en todo caso, una decisión al respecto comporta el acuerdo y la negociación entre
las partes, dejando de lado posturas extremas donde la decisión del más fuerte se haga sentir
(Keating, 2012).
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Capítulo II: Reseña de la Evolución Histórica del Proceso Catalán a partir de sus
Orígenes hasta el Proceso por la Autodeterminación
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Tiempo más tarde, los pueblos germánicos se expandieron y establecieron en ciudades
romanas, ello debido a las constantes invasiones bárbaras y a la situación económica y social
que enfrentaba Roma. De esta manera, los visigodos logran establecerse en Barcelona (año
415), territorio que un siglo más tarde (año 526) se convertiría su capital. Los visigodos
establecieron una monarquía, siendo muy relevante el reino de Toledo, que pretendía la
unificación de la Península Ibérica, lo que conllevó a la Revuelta de Paulus (s. VII). Este
hecho histórico podría ser considerado el primer intento emancipador de Cataluña (s. V)
(Uttrera, 2014).
La influencia musulmana en Cataluña no fue tan profunda como en el resto de la Península
Ibérica. En la Cataluña vieja, la presencia árabe fue por poco tiempo, en comparación con los
territorios del sur de Cataluña y en las comarcas de Valencia. Esta situación, aunada a la
lejanía existente con el califato de Córdoba, generó el surgimiento de constantes
sublevaciones contra el poder musulmán, lo que propició la reconquista de este territorio por
parte de los francos liderados por Carlomagno (Uttrera, 2014).
Tiempo después, formó parte de la denominada Marca Hispánica (s. IX), territorio “hispano”
del Imperio carolingio.
Tras la caída del Imperio de Carlomagno, el territorio de la Marca Hispánica volvió a formar
parte de una aristocracia visigoda, fue una región vasalla del Imperio Al-Andalusí, para luego
formar parte del Reino de Aragón (s. XI). El territorio “hispano” estuvo conformado por el
condado de Barcelona, condado de Sobrarbe, condado de Ribagorza y el condado de
Ampurias, entre otros, los cuales siempre fueron dependientes de otros Estados o Imperios
(Elliot, 2018).
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Tiempo más tarde, la Marca Hispánica al formar parte del Reino de Aragón, serán regida por
los Fueros de Aragón (1247), los cuales consistían en un conjunto de leyes que daban gran
poder a la nobleza frente a la Corona, eran pactados entre el rey y un Consejo del Reino que
aparte de proteger los derechos de la nobleza y aristocracia, incorporan normas jurídicas del
reino (Elliot, 2018).
A pesar de la unificación dinástica de los reinos de Castilla y Aragón, tras el matrimonio de
los Reyes Católicos (1469), las leyes del Reino de Aragón se mantuvieron vigentes e
independientes al resto de España por unos siglos más. Cabe señalar que las legislaciones de
Aragón y de Castilla resultaban ser muy parecidas, aunque mantenían ciertas costumbres y
fueros propios de cada reino (Elliot, 2018).
El nuevo ordenamiento instituido por Felipe V estableció el castellano como idioma oficial,
prohibiendo el catalán, prohibió las milicias populares en Cataluña y Aragón, y estipuló la
aplicación de nuevos impuestos. Estas nuevas disposiciones fueron establecidas a raíz de la
postura asumida por el Reino de Aragón y la región de Cataluña en la guerra de sucesión
española, dado que apoyaron la causa de los monarcas de la casa de Austria (Elliot, 2018).
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En concordancia con la acción asumida por el presidente de la Generalitat de Cataluña, la
Junta de Brazos proclama la República Catalana y nombra al Rey francés Luis XIII como
Conde de Barcelona, en vista de su apoyo ayudar militar al proceso catalán, y a un virrey
francés como gobernador. Sin embargo, Juan José de Austria recupera Cataluña a favor de
Felipe IV (Elliot, 2018).
En 1700 Carlos II, nombró en su testamento a Felipe V de Borbón como su sucesor y, por lo
tanto, nuevo monarca de España, provocando la “guerra de sucesión española”. A pesar de
que Felipe V juró las constituciones catalanas, los catalanes se vieron profundamente
agraviados porque, en ciertas leyes de autogobierno, el Rey no cedió el control de los
nombramientos de miembros institucionales en la Diputación General de Cataluña o en el
Consejo de Ciento, además de que se estipulaba la entrega de un donativo al Rey,
pareciéndole a la corte del monarca insuficiente. En el año 1702, luego de varios conflictos
acaecidos con la nueva administración en Cataluña, surge un movimiento antiborbónico,
favorable a la casa de Austria. En este periodo histórico, se podría señalar que se da inicio al
surgimiento del nacionalismo catalán (Gencat, 2021).
Pocos años después, Cataluña a cambio de mantener las instituciones catalanas negocia con
Inglaterra el derrocamiento de Felipe V y el apoyo al Archiduque de Austria. En 1705,
Barcelona proclama rey al Archiduque Carlos y comienza la rebelión que se adueña de todo
el territorio catalán. Durante este periodo, se proclaman nuevas leyes de carácter reformista
que son apoyadas por Carlos III. Sin embargo, en 1714, Barcelona cae ante las fuerzas
borbónicas. Felipe V tras ganar la guerra, convierte el reino en un Estado absolutista,
centralista, uniformista y acaba con la identidad española plural (Elliot, 2018).
Cabe destacar que entre 1707 y 1716, Felipe V promulgó los “Decretos de Nueva Planta”
(2021), una serie de decretos que acaban con las leyes propias del Reino de Valencia y del
Reino de Aragón, estableciéndose legislación común para todo el territorio que conformada
el reino de España. En lo que se refiere al Principado de Cataluña, Felipe V abolió las Cortes
y el Consejo de Ciento, prohibió las milicias, impuso nuevos impuestos, declaró el castellano
como idioma oficial de la administración y de la justicia, marginando el catalán.
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tradicionalismo. Las desavenencias generadas por la línea de sucesión y las posturas políticas
de ambos mandos provocaron que los desafectos a Isabel se enfrentaran al gobierno en lo que
más tarde se denominarían las guerras carlistas, las cuales se desarrollarían de manera
intermitente entre 1833 y 1876, teniendo como vencedor al gobierno nacional (Elliot, 2018).
Cabe resaltar que, el carlismo fue un movimiento político de corte tradicionalista y nació en
contra del liberalismo del reinado de Isabel II, el cual concibe el nacionalismo como la
preservación de la lengua y las costumbres tradicionales. Esta corriente favoreció a los
nacionalistas catalanes, ya que impulsaba el anticentralismo. Los carlistas aceptaban los
antiguos fueros de Cataluña y del País Vasco y la propuesta de crear un Estado independiente
en conjunto con los países de la Corona de Aragón, además de considerar a Cataluña como
una nación. En 1900, los antiguos carlistas se aproximaron al partido “Liga Regionalista”, por
cuanto promovía el programa político de los carlistas catalanes, exigiendo cortes catalanas,
tribunal superior, el catalán como lengua oficial, soberanía económica, un ejército regional,
todo lo que se suprimió en 1714 (Elliot, 2018).
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población, lo que condujo a que la causa catalana perdiese apoyo, surgiendo nuevos
movimientos diferenciados entre los que apoyan a la sociedad burguesa y la rural, divididas a
su vez, entre tendencias de izquierda y derecha.
Tras la dictadura de Miguel Primo de Rivera, periodo en el cual el nacionalismo español se
alimentó de la idea de una España integrada y soberana, mediante el ejercicio de un fuerte
autoritarismo que reprimió cualquier forma de diversidad cultural regional, se consolidó el
partido de la Esquerra Republicana de Cataluña, una organización política creada a partir de
la alianza entre republicanos, nacionalistas, socialistas entre otros movimientos sociales
congregados en contra del centralismo monárquico, el cual tuvo un papel central en las
elecciones municipales de 1931, posterior a la dimisión de Primo de Rivera.
Al obtener la victoria, el 14 de abril de 1931, Lluís Companys, líder de la Esquerra, declara la
República de Cataluña (conocida como la Segunda República), que dura tres días y se
destituye a cambio de una Diputación y una Estatuto Catalán que especificará a Cataluña
como un Estado autónomo dentro de la República Española (este estatuto será una de las
causas de la guerra civil española). En 1934, Companys proclamó el Estado Independiente de
Cataluña dentro del Estado Federal Español y más tarde fue apresado y condenado por
rebelión. En 1938 con el asedio de las tropas franquistas a Cataluña, se proclama la abolición
del Estatuto de Autonomía. (Elliot, 2018).
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Posterior a una etapa de represión y violencia, en 1960, resurge el movimiento antifranquista
y, en noviembre de 1971, se crea la Asamblea de Cataluña (Assamblea de Catalunya), una
organización política catalana, antifranquista y no violenta que, exigía libertades
democráticas, amnistía general para los presos políticos y la consecución del Estatuto de
autonomía.
También hubo organizaciones no pacíficas como el Frente de Liberación Catalán (FAC) que
estuvo operativo de 1969 a 1977, que atentaba contra “la presencia extranjera que dominaba
Cataluña”, sin embargo, posterior a la muerte de Franco, la definición sobre si Cataluña debía
darse un autogobierno en el marco de la instauración democrática en España fue un asunto
que no estuvo del todo claro (Elliot, 2018).
Las características del nacionalismo catalán a lo largo de la historia se han cruzado con la
identidad y la política de clase. Cuando el nacionalismo catalán surge en el siglo XIX (Canal,
2018), su tendencia era conservadora, pero con una tensión acentuada entre los elementos
reaccionarios, tradicionalistas y modernizadores, asociado fuertemente al grado de desarrollo
económico de esa región. Para los primeros años de siglo XX, se consolida la idea de la
Mancomunitat de Catalunya como vía de construcción de la nación, la cual puede
considerarse como la primera etapa que fue liderada por Enric Plat de la Riba.
Desde entonces, las tendencias más preponderantes se encuentran aquellas que hacen
hincapié en la necesidad de unificar Cataluña bajo un gobierno autonómico con influencia
dentro de España, mejor conocido como el “catalanismo”, el cual se ha apuntado un éxito
considerable en lo que refiere a fijar un programa político donde los asuntos se debaten en
términos catalanes.
El programa se basa en una identidad común, que es difusa y que comparten muchos, una
identidad que se fundamenta en la historia, la cultura y la lengua compartidas. También
surgieron facciones que han apostado por el nacionalismo y la independencia total de
Cataluña. En este sentido, la derecha dura catalana ha tendido a ser españolista y se ha
opuesto al reconocimiento del carácter nacional de Cataluña, mientras que la tradición
izquierdista apuesta por el nacionalismo.
Posteriormente, partidos como la Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) tomaron la
iniciativa en el campo nacionalista al producirse el ocaso del nacionalismo conservador en el
decenio de 1920. Formado en 1931 por Francesc Maciá, el ERC era un partido radical-
izquierdista de las bajas clases medias con algunos seguidores de la clase obrera. Era
republicano y anticlerical. Su programa contenía demandas sociales además de cambios
constitucionales de carácter radical y fue el principal partido de la Generalitat restaurada
27
durante la Segunda República (segunda etapa de conformación del nacionalismo catalán).
Igualmente, los Partidos de los Socialistas de Cataluña, los Verdes o la agrupación de
Convergencia y Unión (Convergència i Unió - CiU) se han alineado más a la idea de una
Cataluña federada, no fuera de España y colaboracionista (en el caso de CiU) con el
centralismo español, favoreciendo el incremento de la autonomía y atributos de Cataluña
como Estado soberano (Elliot, 2018).
El gobierno más representativo de la coalición CiU, fue el Jordi Pujol quien estuvo a cargo de
la Generalitat durante 23 años hasta su dimisión en 2003 (Pujol, 2021). Desde el punto de
vista de Pujol, el nacionalismo catalán inscrito en la denominada “época autonómica abierta”
(Canal, 2018), estuvo estrechamente asociado a una visión de una sociedad estable, cristiana,
conservadora, democrática y adaptable. Pujol le concede gran importancia a la
renacionalización de los valores catalanes y otorga relevancia a la economía de mercado
como medio más que como fin, no descartando la intervención del gobierno, allí donde
estuviese justificada.
28
alianza que gobernaría Cataluña durante más de veinte años, Convergéncia i Unió –
CiU, bajo el liderazgo incontestado de Jordi Pujol, sería conocida como la etapa del
“pujolismo” entre 1980 y 2003.
2) La segunda corriente fue representada por la Esquerra Republicana de Catalunya
(ERC), el viejo partido hegemónico en el nacionalismo catalán durante la Segunda
República y la Guerra civil, que aparecía debilitado por sus divisiones internas y que
tuvo que esperar un vuelco en su dirección para disputar la hegemonía al CiU. Este
período duró siete años, entre 2003 y 2010, y sería el del tripartido, es decir, del
gobierno conformado por la alianza de tres partidos de izquierda en Cataluña, el ERC,
el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) y la Iniciativa por Cataluña Verdes
(ICV), desplazando el CiU de su hegemonía anterior.
3) Finalmente, la tercera corriente seria la formada por el Partido Socialista de
Liberación Nacional de los Países Catalanes (PSAN) que representó el sector más
izquierdista, fundamentalmente maoísta, y claramente independentista. Esta etapa es
inmediatamente anterior al inicio del procés, fruto del fracaso de los gobiernos
tripartitos y da lugar al regreso de CiU al poder de la mano de su nuevo líder, Artur
Mas.
Sin embargo, podría decirse que el pujolismo modeló el nacionalismo catalán durante la
transición democrática, esta tendencia a través de la actuación del CiU, expresaba los
intereses de la burguesía catalana en lo político y económico, situándose en el campo del
autonomismo dentro del nacionalismo catalán, alejado de los independentistas nuevos o
antiguos. Desde estas posiciones, hizo avanzar la transferencia de competencias en manos de
la Generalitat, a la vez que extendía la influencia del nacionalismo catalán por toda la
sociedad, especialmente mediante la utilización de la enseñanza y los medios públicos de
comunicación catalanes y mediante sucesivos acuerdos con los partidos de ámbito estatal.
En estas condiciones, tuvieron lugar los principales acontecimientos que diseñaron la
estructura territorial y, por tanto, la articulación de Cataluña en el seno del Estado español, a
través de la aprobación de:
1) La Constitución.
2) El Estatuto de Autonomía de Cataluña, cuyo texto final fue aceptado por los
representantes catalanes y aprobado en el referéndum celebrado en Cataluña el 25 de
octubre de 1979 con un 88,1%. Este Estatuto mantuvo prácticamente la misma
vigencia que el pujolismo y solo tras su desplazamiento del poder por el gobierno
tripartito de Maragall (coalición de partidos de izquierda catalanes), se impulsó un
29
nuevo Estatuto, en cuyo origen podemos encontrar el inicio del giro independentista y
el comienzo del procés.
3) La Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA, 1982), que
pretendía cerrar de manera definitiva el panorama autonómico con la constitución de
todas las Comunidades Autónomas antes de febrero de 1983, a la vez de racionalizar
el proceso de transferencia de competencias a dichas Comunidades. Posteriormente
esta ley fue impugnada ante el Tribunal Constitucional que terminó anulando
numerosos artículos, siendo este contexto utilizado hábilmente por el pujolismo para
realizar una Crida a la solidaritart mediante la cual consiguió una gran movilización
ciudadana (Sánchez, 2020).
A efectos prácticos, sin embargo, el independentismo aún no había conseguido nada. En la
década de 1990 estaba dotado de un partido sólido y con importante presencia electoral, pero
la creación de un Estado propio era un objetivo a largo plazo que no figuraba entre las
prioridades inmediatas; por otro lado, CiU seguía siendo el partido hegemónico con una
orientación claramente autonomista.
La definitiva redacción de un Estatuto concebido por Maragall como la solución definitiva al
tema de Cataluña terminó convirtiéndose en el factor detonante del conflicto y la crisis
política más grave vivida por la democracia española, tras la ruptura de la convivencia en esa
comunidad autónoma. En junio de 2006, el Estatuto fue plebiscitado, con una participación
del 48,85% y el voto de rechazo propugnado por ERC y el Partido Popular (PP). En estas
condiciones, el Estatuto fue aprobado por el 73,9% de los participantes, ello resultó en una
mayor crispación siendo el detonante para un giro del nacionalismo catalán hacia el
secesionismo unilateral con una dinámica que se ha ido agravando (Sánchez, 2020).
Las elecciones autonómicas celebradas en noviembre de ese mismo año, volvieron a dar una
nueva victoria a CiU pero, inexplicablemente, los socialistas volvieron a repetir el tripartido,
ya sin Margall, después de haber constatado la posición de ERC. El recurso no lo resolvió el
Tribunal Constitucional sino hasta junio de 2010 declarando inconstitucionales 14 artículos y
señalando la ineficacia jurídica del Preámbulo.
La respuesta desde Cataluña fue una masiva manifestación al mes siguiente apoyada por
todos los partidos presentes en el Parlament salvo el PP y Ciutadans, la cual se realizó bajo el
lema “Som una nació, nosaltres decidim” que expresaba dos líneas de propaganda y
actuación que adoptaría el nacionalismo ya secesionista a partir de ese momento. Ambas
frases significaban que los independentistas identificaron la nación catalana con sus
posiciones, lo cual supuso una forma de pensamiento esencialista y totalitario común a una
30
gran parte de los nacionalismos, así como la aplicación del derecho de autodeterminación, no
reconocido en la Constitución española, con el objetivo de sumar más fuerzas que, aunque no
fueran independentistas, se vieron atraídas por el derecho de autodeterminación.
Por otro lado, esta coyuntura permitía a los partidos involucrados dotarse de un discurso
pseudo - democrático que antepone la expresión directa del “pueblo” por encima y al margen
del sistema legal, convirtiendo al independentismo catalán en un nacional-populismo,
forzando dos referéndums ilegales y utilizarlos de base para hacer una declaración unilateral
de independencia (Sánchez, 2020).
31
autonómico con respecto al gobierno central:
32
Consejo de Radio y Televisión…
Título VI. De la Financiación de la Generalitat.
(2) La Generalitat participa en el
rendimiento de los tributos estatales
cedidos a Cataluña. A tal efecto, estos
tributos tienen la siguiente
consideración:
a) Tributos cedidos totalmente, que son
aquellos que corresponde a la
Generalitat la totalidad de los
rendimientos y capacidad normativa;
b) Tributos cedidos parcialmente, que
son aquellos en los que corresponde a
la Generalitat una parte de los
rendimientos y, en su caso, capacidad
normativa.
(3) En el marco de las competencias
Artículo
Competencias financieras del Estado y de la Unión Europea, el
203
ejercicio de la capacidad normativa a
que se refiere el apartado 2 incluye la
participación en la fijación del tipo
impositivo, las exenciones, las
reducciones y las bonificaciones sobre
la base imponible y las deducciones
sobre la cuota.
(4) Corresponden a la Generalitat la
gestión, recaudación, liquidación e
inspección de los tributos estatales
cedidos totalmente y dichas funciones,
en la medida en que se atribuyan,
respecto a los cedidos parcialmente, de
acuerdo con lo establecido en el
artículo 204.
(1) La gestión, recaudación,
liquidación e inspección de todos los
tributos propios de la Generalitat de
Cataluña, así como, por delegación del
Estado, de los tributos estatales cedidos
totalmente a la Generalitat,
corresponde a la Agencia Tributaria de
Cataluña.
Artículo La Agencia Tributaria de
(2) La gestión, recaudación,
204 Cataluña
liquidación e inspección de los demás
impuestos del Estado recaudados en
Cataluña corresponderá a la
Administración Tributaria del Estado,
sin perjuicio de la delegación que la
Generalitat pueda recibir de éste, y de
la colaboración que pueda establecerse
especialmente cuando así lo exija la
33
naturaleza del tributo.
(1) El Estado y la Generalitat
procederán a la actualización
quinquenal del sistema de financiación,
Artículo Actualización de la teniendo en cuenta la evolución del
208 financiación conjunto de recursos públicos
disponibles y de las necesidades de
gasto de las diferentes
Administraciones.
A los efectos de lo que establece el
artículo 203.2, en el momento de la
entrada en vigor del presente Estatuto,
los tributos estatales cedidos tendrán la
siguiente consideración:
(a)Tributos estatales cedidos
totalmente:
• Impuesto sobre Sucesiones y
Donaciones. Impuesto sobre el
Patrimonio.
• Impuesto sobre Transmisiones
Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados. Tributos sobre los
Juegos de Azar.
• Impuesto sobre las Ventas Minoristas
Disposición de determinados Hidrocarburos.
adicional Relación de tributos cedidos Impuesto sobre Determinados
séptima Medios de Transporte.
• Impuesto sobre la electricidad.
(b)Tributos estatales cedidos
parcialmente:
• Impuesto sobre la Renta de las
Personas Físicas. Impuesto sobre el
Valor Añadido.
• Impuesto sobre Hidrocarburos.
• Impuesto sobre las labores del
tabaco.
• Impuesto sobre el Alcohol y Bebidas
Derivadas. Impuesto sobre la
Cerveza.
• Impuesto sobre el Vino y Bebidas
Fermentadas. Impuesto sobre los
Productos Intermedios.
Cuadro nro. 1: Artículos sobre la Transferencia de Competencias en el Estatuto Autonómico de
Cataluña. Fuente: Gencat. (2006). Estatuto de Autonomía de Cataluña. Gencat.
https://web.gencat.cat/es/generalitat/estatut/estatut2006/. Elaboración propia.
34
El dilema de estas atribuciones a la comunidad autónoma es que en base a los artículos 148,
149 y 150 de la Constitución española el reparto de competencias debe respetar una serie de
principios constitucionales que se imponen de forma indiscutible y que deberían limitar su
poder de auto atribución de competencias en materias reservadas.
La aprobación del Estatuto autonómico por el Parlamento de Cataluña fue el punto de
arranque del denominado derecho a decidir, como consecuencia de las dificultades
encontradas para la materialización de esa reforma. En febrero de 2006 se produjo la primera
manifestación de la Plataforma por el Derecho a Decidir para impedir modificaciones a
dicho Estatuto, siendo el inicio del proceso de movilizaciones que se convertirían en masivas
desde entonces (Sánchez, 2020).
Este Estatus, modificado por el pacto MAS - Zapatero, aprobado por el Parlamento español, y
votado favorablemente en un referéndum en Cataluña fue impugnado ante el Tribunal
Constitucional por el PP, quien consiguió a través de esta vía que el Estatuto fuese suprimido
en aspectos considerados esenciales por sus promotores, situación que provocó que el apoyo
independentista en Cataluña aumentase. En la Diada de 2012 se alcanzaron los niveles de
movilización más altos con la participación de alrededor de 1,5 millones de personas, el
conflicto catalán entró así en la etapa de alcanzar una secesión de manera unilateral (Sánchez,
2020).
En septiembre de 2012 una mayoría del Parlamento mediante una resolución expresó la
necesidad de una consulta de autodeterminación. Tras las elecciones de noviembre de 2012,
se formó un nuevo gobierno catalán fruto del pacto ERC-CiU, que tuvo como finalidad la
aprobación de una ley de consultas y realizar un referéndum. En el enfrentamiento entre las
instituciones políticas catalanas y las españolas, el Gobierno español acudió al Tribunal
Constitucional como intérprete superior de la Constitución, para impugnar y anular las
resoluciones referidas a la consulta. Entre tanto, las instituciones políticas catalanas se
inclinaron, por la celebración unilateral de un referéndum de independencia que tuvo lugar el
9 de noviembre de 2014.
Esta primera consulta al ser suspendida por el Tribunal Constitucional, el Gobierno catalán la
planteó en un nuevo formato el cual, contó con recursos propios de la Generalitat, despliegue
de voluntarios y organizadores civiles para llevarlas a cabo, sin embargo, dicho formato
también suspendido por el Tribunal (Sánchez, 2020). Las elecciones plebiscitarias de 2015
arrojaron un resultado del 47,8% de votos para el bloque independentista que les hizo
inclinarse hacia una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) previa celebración de un
nuevo referéndum, también unilateral, que le sirvió para darle legitimidad (Sánchez, 2020).
35
Referéndum por la Independencia de Cataluña y Proceso de Autodeterminación
La idea del referéndum catalán nace con el Procés, proceso soberanista de Cataluña que
pretende desde el 2010, llevar a cabo un referéndum unilateral de Cataluña para decidir la
continuidad de la Comunidad Autónoma dentro de España o la creación de un Estado propio
en forma de república catalana que se origina por la crisis económica mundial del 2008 y
crece cuando el gobierno del PP aplica un régimen de austeridad económica al país a partir de
2011.
El 10 de julio de 2010 y el 11 de septiembre de 2012 respectivamente, se celebran dos
manifestaciones a favor de la independencia de Cataluña, como expresión de la crisis que
vive el país, las cuales fueron promovidas por entidades independentistas (Asamblea
Nacional Catalana) y los medios de comunicación pública controlados por el gobierno
autonómico. Dichas manifestaciones causan en el poder político catalán la idea que un
referéndum es viable en la región, por lo que el parlamento catalán aprobó durante el mes de
septiembre de 2017 las leyes de transitoriedad política 19/2017 y la 20/2017, para
fundamentar la celebración de dicho referéndum autonómico que tuvo lugar el 01 de octubre
de ese mismo año, a pesar de la prohibición del Tribunal Constitucional español.
Entre tanto, el movimiento nacionalista catalán no estuvo desprovisto de facciones que
ejercieran política de manera violenta a través de terrorismo organizaciones como el Frente
de Liberación Catalán operativo entre1969 - 1974 realizó un centenera de atentados. A este
grupo le sucedió otro más mortífero, el Exércit Popular Catalá (El Ejercito Popular Catalán) a
partir de 1977. En 1979, sus activistas se integraron en la organización Terra Lliure (Tierra
Libre), esta última organización fue la más importante y duradera entre las tres, apareció en
1978 y entró en declive a partir de 1991 como fruto tanto de un acuerdo con ERC para dejar
las armas; en su haber tuvo más de cien atentados, varias decenas de heridos y cinco
fallecidos, su disolución formal se produjo en 1995 (Sánchez, 2020).
Paralelamente a los partidos políticos y a las instituciones políticas independentistas,
surgieron en Cataluña los Comités de la Defensa de la República (CDR) en apoyo a la “idea
del procés”. En septiembre de 2017, se denominaban grupos de activistas organizados, con el
objetivo de facilitar la realización del referéndum de independencia del 1 de octubre, pero
tras el fracaso de la consulta y de la independencia optaron por proclamar la República
Catalana y realizar actividades colectivas de desobediencia civil. (Elliot, 2018).
El secesionismo entró, así, en una dinámica caracterizada por tres tormentosos componentes,
la ausencia de posibilidad de negociaciones con el gobierno estatal, desobediencia y la
36
utilización creciente de la violencia en las movilizaciones callejeras monopolizadas por el
CDR (Sánchez, 2020).
Los integrantes de los CDR detenidos en 2019 durante la Operación Judas, fueron apresados
por la Guardia Civil por crear un Equipo de Respuesta Táctica que, según la investigación,
estaría demostrado que tendrían la finalidad de contribuir de forma violenta a la
independencia de Cataluña. Estas acciones violentas serían la de actuar en contra de cuarteles
de la Guardia Civil y personajes políticos como Pablo Casado (presidente del PP), Manuel
Vals (concejal de Barcelona) entre otros (López-Fonseca y Gálvez, 2021).
37
Capítulo III. Análisis Comparativo de los Casos de Escocia y Cataluña
38
(Bustamante, 2019), por lo que se podría afirmar que Cataluña nunca ha sido una nación
independiente (Elliot, 2018).
Por otro lado, Sir Elliot (2018) reseña a través de hechos históricos acaecidos en Escocia y
Cataluña, la existencia de un denominado “patriotismo dual”, el cual permite el
relacionamiento emocional y responsable a diversas unidades políticas, no debiéndose
confundir con nacionalismo (Marina, 2021).
En este orden de ideas, se evidencia que previo a la uniones dinásticas o por inserción
ocurridas en los casos objeto de estudio, existía un cierto patriotismo regional o local, sin
embargo, tras los procesos de unificación se inició una nueva etapa que implicaría el
surgimiento de un patriotismo más amplio, que se afianzaría aún más con el estallido de la
Revolución Francesa, conflicto en el cual tanto el Reino Unido y el Reino de España debieron
enfrentar a los revolucionarios franceses (Elliot, 2018). Ante la ocurrencia de este evento
ambos reinos entrarían en conflicto de manera unificada, es decir, Escocia como Cataluña
participaron bajo el liderazgo del reino inglés y español, respectivamente.
No obstante, las circunstancias y decisiones de los gobernantes favorecerían o no la
convivencia pacífica de la unidad política regional con la metrópoli correspondiente. En el
caso de Escocia y el Reino Unido, la victoria frente a los franceses y la prosperidad reinante
durante la época victoriana, así como los niveles de autonomía que, fueron favorecedores
para el buen desarrollo de las relaciones de Edimburgo y Londres.
Por el contrario, Cataluña tuvo que enfrentar como parte de España, la derrota frente a
Francia y Estados Unidos de América, a lo que se suma el haber tenido que enfrentar las
arremetidas de los franceses revolucionarios, sin el apoyo de Madrid, ello debido a la
desconfianza de los gobernantes ante el desconocimiento sobre la postura que asumiría
Barcelona, situación que en conjunto con la declaración de neutralidad de España ante la
Primera Guerra Mundial, debilitó aún más la relación entre la región catalana y la metrópolis
(Elliot, 2018), tensión que aún se mantiene hoy en día.
En lo que respecta al ámbito legal, los pueblos de Escocia y Cataluña fueron beneficiados
notablemente por el imperio al cual pertenecieron, así como de los procesos de
industrialización que fueron impulsados tanto en el Reino Unido como en España. Sin
embargo, los aportes recibidos por formar parte del Estado inglés y español, respectivamente,
no impidieron que con la llegada del liberalismo y, más tarde, del romanticismo, resurgiera el
sentimiento de identidad nacionalista y, subsecuentemente, el deseo de lograr instaurar
instituciones de autogobierno, así como, obtener la independencia, a través de cauces
similares como el referéndum en sus respectivos territorios (Elliot, 2018). Aunque el derecho
39
interno de Escocia y España difieren en muchos aspectos, lo que favorecería la gesta de los
escoceses y, por el contrario, serviría de obstáculo para las intenciones catalana.
En lo que respecta el sistema político y legal del Reino Unido, este ha permitido que exista un
proceso de devolución de poderes a Escocia de manera progresiva que ha garantizado la
devolución de su parlamento y gobierno, tras la aprobación de la denominada Ley de Escocia
en 1998 (Scotland Act).
En el presente contexto, resulta pertinente señalar que la Ley de Escocia de 1998 le permitía
al gobierno británico rechazar la ejecución de referendos por parte de Escocia. Sin embargo,
la victoria obtenida por el Partido Nacional Escocés (SNP, siglas en ingles) en los escrutinios
llevados a cabo en 2011, habría permeado la posibilidad de que la Administración del Primer
Ministro David Cameron le concediera los mecanismos requeridos para que el proceso de
autogobierno continuase, situación que ha favoreció la firma el Acuerdo de Edimburgo en
2012 (Elliot, 2018) y, de esta manera, facilitó la realización de otros referendos hasta la
fecha.
El caso de Cataluña resulta más complejo, dado que la posibilidad de que pueda celebrar
referendos a favor de un gobierno de autogestión e independencia de España, dista de poder
concretarse, en vista de que las opciones legales que ha manejado la Generalitat de Cataluña,
no han podido ser concretadas, debido principalmente a que no son acordes a la Constitución
Española, siendo una de las posibles vías para poder materializar los deseos independentistas,
la eventual solicitud de una reforma constitucional (Martínez, 2014).
Cabe resaltar que en la Constitución Española destacan aspectos como el señalado en el
artículo N° 2 sobre la nación española, al indicar que es “indisoluble” (Martínez, 2014), por
lo tanto, a nivel constitucional no se contempla la posibilidad de una secesión por parte de
Comunidades Autónomas como Cataluña. Además, en el mismo documento se establece la
existencia de una diversidad de nacionalidades, pero sobre sobre la base de la nación
española, la cual se encuentra sujeta a un Gobierno Central (Ventoso, 2019), por lo que no se
estipula que el Estado español se encuentre constituido por un conjunto de naciones, como si
se indica en la jurisprudencia del Estado británico que reconoce la unión de cuatro naciones:
Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte (Forcadell, 2020).
Ante los obstáculos que establece el derecho interno de España, sumado a las tensiones
generadas por decisiones contraproducentes por parte de los gobernantes españoles, los
grupos extremistas del movimiento nacionalista catalán han asumido la radicalización como
medio para expresar su descontento (Bustamante, 2019).
A continuación, se presenta un cuadro sinóptico de aspectos relevantes que han caracterizado
40
los procesos de las naciones de escocia y Cataluña:
Escocia Cataluña
- Nación independiente desde la alta Edad - Nunca fue una nación independiente.
Media.
- Flexibilidad del sistema constitucional - Rigidez del sistema constitucional, por
basado en la jurisprudencia, dada la no cuanto la ley se encuentra en un nivel
existencia de una constitución escrita. superior a la jurisprudencia, lo que dificulta
la realización de reformas.
- Jurisprudencia reconoce que el Reino Unido - Reconocimiento constitucional de una
de Gran Bretaña e Irlanda del Norte está diversidad de nacionalidades, sustentadas en
conformado por cuatro naciones. la indivisible nación española.
- Disposición política de las partes - Carencia de disposición política para el
involucradas para un manejo consensuado logro de un consenso
del proceso de restitución del poder.
- Patriotismo dual consolidado gracias a la - Patriotismo dual no profundizado, ante la
defensa del colectivo ante enemigos decadencia del Imperio Español entre el
externos (Primera Guerra Mundial), entre siglo XVII – XIX, neutralidad española en
otros. la Primera Guerra Mundial, entre otros.
Cuadro nro. 2: Cuadro Comparativo de Procesos de Autogobierno en Escocia y Cataluña.
Fuente: Bustamante, L. (2019), Elliot, J. (2018), Forcadell, M. (2020), Martínez, A. (2014) y Ventoso,
(2019). Elaboración propia.
41
Conclusión
42
nacionalistas y las idea de independencia como medida de respaldo social, bien para justificar
la creación de un Estado soberano como producto de una lucha histórico – cultural o bien
para ganar redito e influencia en el gobierno español y de esta manera sostener cuotas de
poder político.
Los impactos de la independencia de Cataluña, no sólo tendrían repercusiones regionales y
nacionales, estas podrían extenderse al contexto de la comunidad europea e internacional,
afectando la estabilidad de otros Estados de la unión que poseen intereses similares dentro de
sus fronteras, sin contar las consecuencias económicas, legales y comerciales que ello
implicaría. Sólo en el caso de España representaría la pérdida de aproximadamente más de un
cuarto del producto interno bruto del país, afectando la balanza de intercambios de bienes y
servicios de España y por ende una disminución de su influencia en el escenario europeo.
En cuanto al nacionalismo escocés, podemos señalar que el mismo combina una estrategia
organicista con un nacionalismo liberal que aglutina diferentes sectores a favor de este
movimiento en Escocia, permitiéndole cobrar relevancia en el escenario político del Reino
Unido. Liderados por el SNP, los nacionalistas escoceses persiguen con las políticas del
“Home Rule”, un mayor autogobierno de Londres, basados en el apoyo que la población
otorga a la propuesta de conformación de una Escocia independiente del Estado británico
que, de acuerdo a los datos del Referéndum de 2014, correspondió al 44,7% de los
ciudadanos con derecho al voto en dicha región, siendo una base importante de movilización.
En este sentido, las “Home Rules” actúan como mecanismo de balance a los gobiernos
británicos para disminuir los deseos de independencia, cediendo ciertas políticas de
autogobierno a los escoceses, disminuyendo la presión política de algunos poderes de
Londres para que continúen dentro de la Unión. Los nacionalistas escoceses no desean tanto
la independencia de escocia porque ya dentro de “La Unión” están reconocidos como nación,
lo que desean es lograr más autogobierno y un mayor control sobre la explotación de los
recursos naturales y así como las políticas fiscales de su región.
En todo caso, la investigación se ha limitado a ofrecer los elementos históricos, culturales y
políticos que han derivado en la proceso de transferencia de competencias entre Cataluña y
Escocia, con sus respectivos Estados centrales, donde ha tenido un rol importante los
movimientos nacionalistas que persiguen aumentar su influencia y obtener cuotas
autonómicas para ejercer el autogobierno en sus entidades, en un juego de “pesos y
contrapesos” con el poder central respectivo, cuyo interés primordial es preservar la unidad
nacional, cohesión y diálogo permanente que haga frente a los intentos de fragmentación que
amenazan finalmente la seguridad y estabilidad de toda Europa.
43
Bibliografía
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Editorial.
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Random House Grupo Editorial. Barcelona 2018. ISBN ebook: 978-84-306-1989-4
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https://cronicaglobal.elespanol.com/politica/lecciones-pacto-del-
majestic_242244_102.html
Maiol, R. (2021). Jordi Pujol: del Pacto del Majestic a la Convergència de 'Andreu' Mas. El
País. https://elpais.com/ccaa/2012/02/15/catalunya/1329344369_936849.html
López, O. (2021). La Guardia Civil insiste en señalar al grupo de CDR detenidos como una
44
“organización terrorista”. El País. https://elpais.com/espana/2021-06-16/la-guardia-
civil-insiste-en-senalar-al-grupo-de-cdr-detenidos-como-una-organizacion-
terrorista.html
Hasseler, S. (1996). The English Tribe. St. Martin’s Press, INC. N.Y United States. p.29.
45
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46