Trabajo Historia Primer Trimestre
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Trabajo Historia Primer Trimestre
Al salir la familia real española va hacia Francia, donde se tienen que reunir con Napoleón, hubo un
enfado de los madrileños y el 2 de mayo de 1808 se alzaron contra las fuerzas francesas que van hacia
la capital.
En poco tiempo, el general Murat moderó la revuelta fusilando a muchas personas, entre tanto la Junta
de Gobierno, permitía tras su ida por Fernando VII, no llevaban a cabo nada para intentar quitarse el
castigo.
Al saber de la noticia de las abdicaciones de Bayona y los acontecimientos en Madrid, los
levantamientos antifranceses se esparcieron por toda España.
El ideario que hizo posible el levantamiento, partía de la defensa de la religión y de las monarquías,
con una percepción tradicional sobre la minoría liberal.
El discurso ideológico de la guerra lo hizo el bajo clero, comentó al pueblo que por la guerrilla
contribuyó en una cruzada contra la impiedad francesa. Solo la Iglesia disponía de una organización
nacional centralizada y se fundó en motor del levantamiento.
Lo que la Iglesia no pudo evitar fue que una minoría progresista, en Cádiz por causa de la guerra,
instauró los fundamentos de la futura revolución liberal.
En septiembre de 1808, se constituyó en Aranjuez la Junta Central Suprema, con delegados de las
juntas provinciales, entre los que estaba Jovellanos, bajo la presidencia del conde de Floridablanca
que tornó los poderes soberanos y se erigió en el máximo órgano gubernativo.
La resistencia de los españoles desbarató los proyectos de Napoleón. Aunque la toma de las ciudades
se preveía fácil, los franceses se acababan debilitando al no poder recibir refuerzos por parte de
Cataluña debido a que habían sido frenadas en el desfiladero de Bruch.
Girona, aguantó el ataque y rompió las vías de abastecimiento con Francia. El imperio francés con el
objetivo de conquistar toda la península intenta conquistar Andalucía, pero este se estrelló contra las
milicias del general Castaños y tuvo que rendirse en Bailén.
Este suceso tuvo una gran repercusión internacional, al tratarse de la primera derrota de un ejército
napoleónico. Su hermano José I, que acababa de llegar a Madrid, se retiró y las tropas francesas se
vieron obligadas a retroceder hasta el Ebro
En Portugal, la llegada del ejército de Wellington obligó a los franceses al abandono del país, la
presencia de Francia en España se reducía a Navarra, País Vasco y el norte de Girona.
A partir de este momento la guerra adquirió una mayor dimensión, impulsada por el deseo de
Napoleón de aplastar la resistencia española. Napoleón dirigió personalmente operaciones militares
que buscaban derrotar al cuerpo inglés que actuaba en Portugal.
El avance francés fue tan contundente que José Bonaparte (José I) volvió a Madrid. El ejército inglés
quedó destrozado y fue obligado a reembarcarse en A Coruña. Solo algunas zonas de la periferia y las
áreas montañosas del centro permanecían libres.
Los españoles adoptaron una novedosa firma del combate, la guerrilla, atacaban por sorpresa y en
acciones rápidas, valiéndose de su conocimiento del terreno y de la complicidad de la población civil.
Los franceses dominaban las ciudades y las partidas guerrilleras el campo. Los franceses no
consiguieron liquidar las guerrillas, pues se dispersaban después de cada ataque.
A medida que la guerra se alargaba, José se sentía más identificado con el ideario pacifista y
reformista de sus súbditos afrancesados. Napoleón al no hallar en José la sumisión esperada, intervino
directamente y en 1810 transfirió las provincias al norte del Ebro para preparar su anexión con
Francia. Holanda, los puertos alemanes y diversos estados de Italia, fueron incorporados a la Francia
imperial. En febrero de 1810 cayó Sevilla y toda Andalucía, excepto Cádiz. José recorrió algunas
ciudades andaluzas y fue recibido calurosamente, mientras en Cádiz iniciaba la convocatoria de
Cortes
3.4.5 Derrota y retirada del ejército francés
En la primavera de 1812, la guerra dio un giro definitivo. Lo que que pareció un paseo militar, se
había convertido en un atolladero que obligaba a Napoleón a mantener en España un importante
conjunto de tropas, cada vez más necesarias en el frente de Rusia. La retirada de efectivos de los
franceses podía llevar al desatre, como ocurrió al frente de las tropas británicas, portuguesas y
españolas, y ayudado por las partidas guerrilleras, derrotó a los franceses cerca de Salamanca
haciendo que los españoles llegarán a Madrid. Esto obligó a los franceses retroceder hacia Burgos,
mientras que José I tuvo que abandonar la capital.
Los franceses bajo el mando de José I ejecutan una contraofensiva contra los españoles haciendo que
se tuvieran que retirar a Ciudad Rodrigo. El ejército tras su victoria y recolocación de posiciones se
dio cuenta que había revelado la estrategia para vencer a los españoles. La sensación de José I era
clara. Una nueva retirada de soldados hacia Europa la acrecentó. En 1813, el general británico lanzaba
de nuevo su acometida, sin que los franceses consiguieron parar su avance. Los franceses
abandonaron completamente Madrid y se retiraron hacia Vitoria-Gasteiz donde sufrieron una grave
derrota. El ejército francés fue vencido en Alemania y esto provocó que Napoleón tuviera que firmar
un acuerdo con Fernando VII, al que devolvió la Corona de España. Acabado así con la guerra entre
España y Francia.
El día de San José de 1812, los diputados de Cádiz aprobaron una Constitución, la primera de la
historia de España, que resumía su labor legisladora y establecía las ideas y el lenguaje del liberalismo
español.
La Pepa es un texto muy extenso, porque, en su deseo de evitar interpretaciones contrarias al espíritu
de la Constitución, los legisladores gaditanos regularon hasta el detalle todas las cuestiones
relacionadas con la vida política y los derechos de los ciudadanos.
Su idea de nación quedó plasmada en el diseño de un Estado unitario, que afirmaba los derechos de
los españoles en su conjunto por encima de los históricos de cada reino. Los diputados representan a
la nación, lo que supone la eliminación de cualquier otra representación, regional o corporativa, algo
que ya carecía de sentido en una España dividida en provincias y municipios.
Al mismo tiempo, con su afirmación de los derechos individuales y colectivos de los españoles, ponía
los fundamentos para acabar con un modelo de sociedad basado en las exenciones y los privilegios.
Con el fin de conseguir la igualdad de los ciudadanos, fijaba una burocracia centralizada, una
fiscalidad común, un Ejército nacional y un mercado libre de aduanas interiores.