Efecto Mariposa
Efecto Mariposa
Efecto Mariposa
Rating: Explicit
Archive Warning: Graphic Depictions Of Violence, Underage
Category: F/F, F/M, M/M
Fandom: Harry Potter - J. K. Rowling
Relationship: Draco Malfoy/Harry Potter, Hermione Granger/Ron Weasley, Seamus
Finnigan/Dean Thomas, Sirius Black/Remus Lupin, Luna Lovegood/Ginny
Weasley, Marcus Flint/Oliver Wood, Charlie Weasley/Oliver Wood, Penelope
Clearwater/Percy Weasley
Character: Harry Potter, Draco Malfoy, Ron Weasley, Hermione Granger, Theodore Nott,
Blaise Zabini, Severus Snape, Minerva McGonagall, Filius Flitwick, Pomona
Sprout, Pansy Parkinson, Ginny Weasley, Neville Longbottom, Charlie
Weasley, Fred Weasley, George Weasley, Albus Dumbledore, Lucius Malfoy,
Sirius Black, Remus Lupin, Regulus Black, Gregory Goyle, Vincent Crabbe,
Tom Riddle | Voldemort, Alan Puckle, Newt Scamander, Rolf Scamander,
Percy Weasley
Additional Tags: Mentor Severus Snape, Gay Draco Malfoy, draco es ahijado de snape, Good
Draco Malfoy, Alternate Universe, Bottom Harry Potter, Top Draco Malfoy,
Healer Draco Malfoy, POV Draco Malfoy, POV Harry Potter, Sirius Black
Lives, Gay Harry Potter, Alternate Universe - Canon Divergence, Morally
Grey Albus Dumbledore, Gay Oliver Wood, oliver wood is hot, Draco Malfoy
Needs a Hug, Book 1: Harry Potter and the Philosopher's Stone, Book 2: Harry
Potter and the Chamber of Secrets, Book 3: Harry Potter and the Prisoner of
Azkaban, Book 4: Harry Potter and the Goblet of Fire, Book 5: Harry Potter
and the Order of the Phoenix, Book 6: Harry Potter and the Half-Blood Prince,
Book 7: Harry Potter and the Deathly Hallows
Language: Español
Stats: Published: 2023-08-11 Updated: 2023-11-16 Words: 113,853 Chapters: 37/?
Efecto mariposa
by T_Akira_Bell
Summary
Un pequeño Draco de 10 años tuvo la fortuna de cruzarse con una estrella fugaz y le confió
el deseo más profundo de su corazón. Ser amigo de Harry Potter.
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¡ATENCIÓN!
Este fanfic en ningún momento pretende apoyar las opiniones y acciones discriminatorias
de la autora original.
Este fanfic puede tener escenas grotescas, violencia, consumo de sustancias y escenas
sexuales explícitas, se recomienda para mayores de edad. (Se que está advertencia te la vas
a pasar por dónde quieras pero no está de más avisar)
Pd: mientras más comenten más rápido se sube capitulo, es que me motivo :b
La estrella
Cuando el cielo comenzó a oscurecer, una pequeña figura de cabello y rostro pálidos pareció
haberse pegado con ventosas a una de las ventanas de la mansión.
—Draco—. El pequeño niño escuchó a su madre llamarle —¿Qué estás haciendo, mi niño?
—¡Quiero ver una estrella fugaz! —. Exclamó el pequeño, quien todavía no despegaba la nariz de
la ventana.
Su madre estaba confundida, después de todo, la casa Malfoy estaba conformada por grandes
magos y brujas que guardaban una de las riquezas más grandes de Inglaterra. Si su pequeño hijo
deseaba algo, solo debía pedirlo, pues no había nada que la magia o el dinero no pudieran
conseguir. —¿Y qué es lo que quieres pedirle?
Ahora Narcisa debía tragarse sus palabras, no hay nada que el dinero o la magia no pueda
conseguir, a excepción de eso que pedía su hijo. No era de extrañar que lo que más deseara Draco
Malfoy en este mundo fuera conocer al famoso Harry Potter, la única persona que había enfrentado
al hechizo asesino y vivido para contarlo, el único al que el mismo Lord Voldemort no había
podido asesinar y no solo eso, sino que en esa misma noche el señor tenebroso desapareció sin
dejar rastro. El mago tenebroso más grande que haya habido fue vencido por un pequeño bebé que
no sabía ni siquiera caminar.
Su historia llegó a los oídos de todo aquel mago y bruja en el mundo y todos estaban ansiosos por
siquiera poder ver con sus propios ojos la cicatriz que dio fin a la guerra mágica, y Draco no era la
excepción.
—Tal vez puedas verlo el siguiente año.
—¡¿En serio?!— aquello pareció captar de inmediato la atención de Draco, pues había despegado
la cara de la ventana para voltear a ver a su madre.
—Es probable que Harry Potter sea mandado a Hogwarts el siguiente año, justo el mismo año que
tú— Le dijo al pequeño, quién ya empezaba a dar saltos de emoción ante la idea de que la persona
que más ansiaba conocer estuviera cerca suyo. En realidad, Narcisa no estaba muy segura de que
Harry Potter fuera a asistir a la escuela, pero si sabía que a no ser que Harry Potter resultará ser un
penoso squib, (aún que lo dudaba mucho después de que venciera al señor tenebroso) Harry Potter
debía estar aceptado en Hogwarts prácticamente desde que era un pequeño bebé. De igual manera,
aquello era una pequeña movida que estaba aprovechando para ganarle a su marido sobre que
escuela debían elegir para mandar a su heredero, Narcisa quería que siguiera con orgullo la
tradición Black de ser parte de la casa Slytherin, justo como ella y todos sus antecesores; si Harry
Potter estaba ahí o no le era irrelevante y en realidad prefería que si hijo no tuviera contacto con el
ahijado de su primo el expulsado.
Finalmente había llegado la hora de la cena, y en cuanto Draco vio a su padre sentado en la cabeza
de la mesa corrió a saludarle.
—¡Padre! ¡Quiero ir a Hogwarts! — Lucius frunció los labios y miró a su esposa, sospechando que
ella tenía algo que ver en el comportamiento de su hijo.
—¡Ah! Que interesante— Le respondió a su hijo —Eso lo discutiré con tu madre más tarde.
La cena estaba asquerosa, después de todo en la casa de los Malfoy jamás encontrarías algo de
comer que no fuera alta cocina y el paladar del pequeño Draco aún no sabía apreciar las más finas
notas de sabor que contenía su sopa, en su mente el solo tenía en el plato un caldo baboso con un
fuerte sabor a ajo y sal. Se terminó el plato como pudo y su padre le indicó que fuera a su
habitación, Draco salió del comedor y cuando las puertas de este se cerraron pegó la oreja para
escucharlos hablar, al parecer su padre se negaba rotundamente a qué asistiera a Hogwarts y
prefería en su lugar que lo inscribieran en el instituto Durmstrang debido a que ahí si enseñaban las
artes oscuras en lugar de evitarlas, escuchó a su madre abogar por sus tradiciones y el ahora deseo
de su hijo para hacerlo cambiar de idea, discusión que en realidad no llegó a nada y terminaron
cambiando el tema a la próxima gala de navidad que ofrecerían en la mansión. Cuando Draco llegó
a su habitación estaba ligeramente desolado ante la negativa de su padre, se paseó por la habitación
hasta llegar a su cama y se sentó mirando hacia el enorme y bonito ventanal que tenía enfrente
mientras intentaba idear algún plan para que su padre accediera a dejarlo ir a Hogwarts. Cuando
puso más atención en la ventana pudo ver lo que había estado buscando, una estrella fugaz,
rápidamente cerro sus ojos poniendo todas sus esperanzas en ella.
Harry miraba la extraña lista de útiles que le había enviado la escuela, aunque Hagrid le había
asegurado que encontrarían todo lo que necesitaba en Londres, él simplemente no podía entender
exactamente en dónde, aunque igual estaba feliz por haber escapado de esa terrible cabaña en mitad
de la nada y poco o nada le importa a dónde fuera a ir después de eso.
Túnicas, sombreros puntiagudos, libros extraños, calderos, una varita, todos los elementos que
venían especificados en la lista de útiles escolares eran de lo más extraños que había visto nunca,
incluso había especificaciones como el caldero de peltre del número 2 o los guantes protectores de
piel de dragón.
—Hagrid, ¿Los guantes tienen que ser de piel de dragón real? — le preguntó Harry.
—No pensarás que de elefante— le respondió Hagrid con total naturalidad. A Harry le pareció
curioso dado que se acababa de enterar hace unos instantes que los dragones en realidad existían y
que de hecho Hagrid los adoraba, y ahora se enteraba de que también hacían guantes con su piel
como si fuera cuero de vaca.
También le llamaron la atención varios de los títulos de los libros como "Guía de transformación
para principiantes", "Filtros y pociones mágicas" y "Animales fantásticos y dónde encontrarlos",
todos estos eran títulos que estaba ansioso por poseer, sus ojos se posaron en el último libro de la
lista con curiosidad. "Las fuerzas oscuras. Una guía para la autoprotección", era un título un poco
alarmante y realmente no había pensado mucho en eso cuando se enteró del mundo mágico, pero
era completamente lógico pensar que, así como había personas mágicas y amables como el gigante
que tenía frente a él, de la misma manera pudieran existir personas que utilizarán los dones
mágicos para el mal. Inmediatamente, se imaginó que es lo que hubiera hecho su primo Dudley si
tuviera esas habilidades, claramente habría hecho algo más que darle una cola de puerco, de hecho,
tal vez lo hubiera convertido en un puerco completamente.
Al bajar del tren y caminar por Londres se sintió un poco perdido, nunca antes había estado ahí,
pero definitivamente Harry tenía una mejor percepción de cómo funcionaba el mundo muggle, ya
que, aunque Hagrid parecía saber que calles tomar, aún le costaba mucho trabajo saber cómo
cruzar los pases peatonales. Después de cruzar parte de la ciudad con la suerte de no ser
atropellados, llegaron a la puerta de un bar que sospechosamente nadie se detenía a mirar.
—Es aquí. El caldero Chorreante. Es un lugar famoso— dijo Hagrid. Harry hizo una mueca de
desconfianza ante el lugar, era un bar que parecía pequeño y de mala muerte al que normalmente
no se le hubiera permitido acercarse hasta la mayoría de edad y bajo su propio riesgo; sin embargo,
eso no detuvo a Hagrid de hacerlo pasar y el Interior era más grande de lo que parecía desde fuera,
pero era igual de oscuro y demacrado que su fachada. Todos parecían mirar a Hagrid de manera
muy amistosa e incluso el cantinero le ofreció "lo de siempre" lo cual le daba a Harry la certeza de
que Hagrid pasaba bastante de su tiempo por ahí.
Más pronto de lo que se hubiera esperado comenzó a recibir una cantidad de atención abrumadora
en cuanto las personas pusieron sus ojos en él, en ese momento cobró un poco de sentido todas esas
experiencias que había tenido de personas conociendo su nombre y dándole las gracias por algo
que él no comprendía o simplemente emocionados de tomar su nombre. Todos ahí parecían
conocerlo de repente y se apelotonaban para presentarse con él.
Cuando pensó que todo no podía ser más incómodo, Hagrid llamó de manera enérgica a un joven
muy pálido y nervioso, con múltiples tics en diferentes partes del cuerpo.
Mientras Hagrid ponía al día a Harry de como el profesor Quirrell había tenido una mala
experiencia en la selva negra, Harry no paraba de darle vueltas a toda la información que estaba
recibiendo de golpe, Hagrid aventaba tantas frases extrañas y hablaba de vampiros y otras cosas de
una forma tan natural que Harry no podía evitar hacerse muchas preguntas, pero cada que iba a
preguntar ya tenía entre manos un concepto nuevo que aprender. Vio a Hagrid golpear la pared con
el paraguas y al momento siguiente estaban los ladrillos retorciéndose para formar un hueco por el
que pudieran pasar y detrás de eso estaba la calle más sorprendente que hubiera visto Harry en toda
su vida.
—Bienvenido al callejón Diagon— dijo Hagrid bastante complacido de sí mismo.
La calle estaba completamente abarrotada de personas con un montón de vestimentas extrañas y las
tiendas lo eran todavía más, mientras pasaban por el callejón Harry fue dando un vistazo a los
nombres de las tiendas y sus ojos se toparon con "El emporio de las Lechuzas" escrito en un cartel
afuera de una tienda que se veía sombría, entonces recordó que el pergamino que tenía consigo
mencionaba algo sobre llevar lechuzas a la escuela, pareciéndole algo extraño que permitieran
animales.
—Gringotts— dijo Hagrid mientras señalaba el edificio de color blanco brillante, que tenían en las
puertas de entrada unos hombrecitos de aspecto puntiagudo y dedos y pies largos vestidos con
uniformes carmesí. Hagrid le explicó en voz baja que estos eran Gnomos. El viaje por Gringotts
fue muchísimo más emocionante de lo que había pensado en primer momento, normalmente
cuando pensaba en un banco él solía imaginar al tío Vernon vistiendo de manera elegante para ir a
un edificio donde la gente era estricta y amargada por estar sentados tanto tiempo haciendo cuentas
y si bien los gnomos eran estrictos y amargados, la sorpresa estuvo en la bajada a la cámara donde
se encontraba el dinero. La cámara de sus padres, normalmente no se detenía a pensar en sus
padres, pero en ese momento se preguntó si en algún punto ellos habían estado parados enfrente de
la bóveda en dónde ahora estaba parado él.
Después de que Hagrid le explicará un poco sobre la moneda que utilizaban los magos, fueron a la
cámara setecientos trece, cosa que le llamó la atención a Harry debido al meticuloso secretismo con
el que se estaban refiriendo todos, debía haber algo muy interesante dentro de esa bóveda por lo
que parecía; sin embargo, al llegar a la bóveda y abrirla se dio cuenta de que no había nada más
que un trozo de tela recubriendo algo que parecía muy duro y amarrado con una cuerda.
Hagrid se la metió en el bolsillo y le dijo a Harry que no dijera nada de eso a nadie, cosa que solo
provocó en él más curiosidad de la que ya tenía.
Hagrid indico a Harry que debía comprar su uniforme, señalando una tienda con el rótulo de
"Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones" y se excusó para darse una vuelta por el
caldero Chorreante debido a que todavía estaba mareado por el viaje en Gringotts. Harry entró solo
a la tienda en donde lo recibió una bruja bastante amable y sonriente.
—¿Hogwarts, guapo? — escuchó a la mujer preguntarle —Tengo muchos aquí... En realidad, otro
muchacho se está probando ahora.
Harry miró al fondo de la tienda y se encontró con un niño de rostro pálido que estaba de pie sobre
un banquito, mientras una bruja ponía alfileres a la túnica negra que vestía.
Madame Malkin puso a Harry en el banquito de al lado del chico, le deslizó una larga túnica por la
cabeza y comenzó a marcar el largo de esta.
—Hola— dijo el muchacho —¿También Hogwarts? —. Ya viéndolo de cerca, Harry pudo ver qué
el muchacho al lado suyo tenía el cabello más rubio que había visto en su vida. No era rubio como
el de Dudley quien tenía un tono apagado, el de este chico era tan rubio que casi parecía blanco.
—Mi padre está en la tienda de al lado, comprando mis libros, y mi madre fue calle arriba a mirar
las varitas— dijo el chico intentando no sonar demasiado emocionado por la escuela —Creo que
luego voy a arrastrarlos a mirar escobas de carrera. No sé por qué los de primer año no pueden
tener una propia, pensé en meter una de contrabando para practicar en el campo de noche.
Harry estaba algo confundido por lo que le decía, aunque recordaba algo en la carta sobre que los
de primer año no podían llevar escobas, no sabía que estás eran para competencias. De igual
manera, tampoco prestaba mucha atención debido a que miraba con detenimiento al chico, nunca
había visto a alguien tan pálido, pero tan elegante.
—No...— respondió Harry, aún más confundido, ¿Qué rayos era "quidditch"?
—Yo sí — dijo orgulloso de sí mismo —De hecho, papá dice que sería un crimen si no me
eligieran para jugar por mi casa, ¿Ya sabes en qué casa vas a estar? —.
—Bueno... realmente nadie lo sabe hasta que lleguemos, pero yo debo ir a Slytherin, porque toda
mi familia fue allí—.
Harry realmente no sabía qué decirle, había tantos temas en la mesa que la información
prácticamente se le había desparramado de las manos.
Harry casi se atraganta con su saliva al escuchar su nombre —Bueno...yo... ¿Por qué quieres saber?
— le preguntó.
—Mi mamá me prometió que Harry Potter estudiaría en el mismo año que yo, quiero conocerlo.
Tal vez quiera ser mi amigo...— Harry se sintió casi conmovido por las palabras de ese niño sin
saber que, de hecho, Harry Potter estaba justo al lado de él. — Aunque creo que a mi papá no le
agrada, dice que tiene mala sangre.
—Sí, porque es mestizo...me dijo eso hace unos días, pero creo que en realidad no me importa,
quiero que sea mi amigo— Harry ya no sabía cómo sentirse, ¿Qué era ser mestizo? Fuera lo que
fuera, al parecer era algo malo, pero parecía que al resto de personas no les importaba eso dado a
qué todos reaccionaban de manera alegre cuando se enteraban de que tenían a Harry Potter frente a
ellos.
—¡Oye, mira a ese hombre! — exclamó súbitamente el chico, señalando la ventana de enfrente.
Hagrid estaba allí, sonriendo a Harry y mostrando dos helados muy grandes.
—Ese es Hagrid— aclaró Harry, aliviado de por fin saber algo —Trabaja en Hogwarts.
—Oh, he escuchado a mi padre decir que es una especie de salvaje borracho que vive en una
cabaña en los terrenos de Hogwarts.
—¿De verdad? — preguntó bastante curioso —¿Y por qué está aquí contigo? ¿Dónde están tus
padres?
—Están muertos...—.
—Sí, un mago y una bruja— Harry se encontraba algo incómodo al hablar de eso.
—Oh, así que eres como yo, mi padre dice que no deberían dejar entrar a los otros, dice que no son
como nosotros y que todo debería quedar en las familias de antiguos magos—.
Harry vio la cara del chico hacer una cara de sorpresa, como si nunca le hubieran preguntado eso,
pero antes de que pudiera contestarle, Madame Malkin dijo:
—Ya está listo lo tuyo, guapo.
Harry se quedó quieto mientras esperaba una repuesta del chico, quien solo se encogió de hombros.
Harry estaba muy silencioso mientras comía el helado que Hagrid le había comprado.
—¿Qué sucede? — preguntó Hagrid.
—Nada— mintió Harry, se detuvieron a comprar algunos pergaminos y plumas, lo cual lo distrajo
un poco, incluso encontró un frasco de tinta que cambiaba de color cuando escribías. Al salir de la
tienda, Harry finalmente habló.
—No me hagas sentir peor— Harry le contó a Hagrid lo que ocurrió en la tienda de túnicas, tenía
muchas preguntas sobre lo que significaba ser de mala sangre o que aparentemente era mestizo.
—Bueno, es cierto que eres lo que las personas denominan "mestizo", tu padre vino de una larga
familia de magos importantes y tu madre vino de una larga línea de muggles, pero eso no los hace
ser menos, tu madre era una gran bruja, de las mejores si me permites decir, si ese chico hubiera
sabido tu nombre seguro se hubiera emocionado. Si sus padres son magos, probablemente creció
conociendo tu nombre.
Hagrid paso un buen rato explicándole a Harry como eran las casas de Hogwarts y el sistema de
puntos de estas.
—Muchos magos que fueron a Slytherin se volvieron malvados. Varios estaban del lado
de...Quien-tu-sabes, él también estuvo en esa casa.
Mientras compraban los libros de Harry, él no podía dejar de pensar en lo que sabía de las casas y,
sobre todo, lo que sabía de Slytherin, aquel chico que había conocido en la tienda de Madame
Malkin dijo que tenía que elegir Slytherin, aunque según lo que le había dicho Hagrid realmente no
se podía escoger, solo te ponían en una casa. Si toda la familia de ese chico había ido ahí,
¿Entonces eran todos malvados? ¿Ese chico también se volvería malvado? Era difícil pensar en
alguien como él siendo malo, parecía casi un ángel.
2. La selección
Encontrar el andén 9 ¾ había sido una de las cosas más locas que había experimentado y en cuanto
se subió al expreso de Hogwarts se dio cuenta nuevamente de lo poco que sabía sobre el mundo
mágico. Había pasado el viaje junto con Ron Weasley, un niño pelirrojo, con pecas y bastante alto
que venía con su familia, ellos habían sido los que le habían ayudado a encontrar el andén.
Encontraba a Ron bastante agradable, aún que le sorprendió bastante su impresionante cantidad de
hermanos. Se encontró a si mismo pensando es si sus padres tenían hermanos, la respuesta en
cuanto su madre era evidente, pues la tía Petunia era hermana de su madre y hasta donde él sabía
ella era la única hermana que tenía y el único pariente vivo de esa familia. Pero en cuanto su padre,
la respuesta no estaba tan clara, toda la vida le habían dicho que mentiras sobre él, que era un
alcohólico, un desobligado y desempleado; pero estaba más que claro que eran mentiras, en
realidad lo único que tenía la certeza de saber era el cómo lucía, le habían dicho que era muy
parecido a su padre. Pensó que tal vez pudo haber tenido más tíos o primos que fueran más
agradables que los Dursley, pero aún si existían, probablemente estaban muertos porque en once
años ninguno había aparecido para siquiera hacerle una visita.
De igual manera le gustaba pensar que tal vez en algún lugar del mundo aún le quedaba alguna
persona que pudiera llamar familia.
Ron introdujo un poco más a Harry dentro del mundo mágico en el camino a Hogwarts y aún que
Harry tenía algunas respuestas para muchas cosas que se había preguntado cuando conoció el
mundo mágico por primera vez, ahora tenía nuevas, como de dónde sacaban las imágenes que se
movían o la clase de trabajos que se podían realizar en el mundo mágico, sabía que podía trabajar
en el banco como Bill, o ir a estudiar dragones como Charlie, los hermanos de Ron, pero fuera de
eso no sabía mucho más ¿Tal vez como profesor?
También conoció a una niña que le parecía ligeramente irritante y algo mandona de nombre
Hermione Granger y un chico de aspecto asustadizo llamado Neville Longbottom que había
perdido a su sapo en algún lugar del tren.
Conocía varios nombres ahora, pero durante el transcurso del viaje no podía dejar de pensar en
aquel niño pálido que conoció en la tienda de túnicas de Madame Malkin, se supone que él también
debía de estar en el tren, pero hasta ese momento no había visto a nadie que se le pareciera aún que
fuera un poco.
—¿Te enteraste de lo que pasó en Gringotts? — dijo Ron, llamando la atención de Harry
nuevamente —Salió en el profeta, pero no creo que las casas de los muggles lo reciban; trataron de
robar en una cámara de alta seguridad.
Harry estaba verdaderamente sorprendido, incluso había un letrero enorme en Gringotts que
advertía sobre los peligros de robar —¿De verdad? ¿Y qué les sucedió?
—Nada, por eso es tan importante. No los atraparon. Mi padre dice que tiene que haber un
poderoso mago tenebroso detrás de eso, pero lo raro es que no se llevaron nada. Claro que todos se
asustan cuando sucede algo así, ya sabes, porque Quien-tu-sabes podría estar detrás de eso.
Harry se preguntó exactamente para qué entrarías a robar en un banco si no te ibas a llevar nada,
¿Para darles un susto? Aún desconocía mucho sobre los magos, pero eso de igual manera no le
parecía inteligente usar una supuesta mente criminal ultra brillante para simplemente dar un susto y
no llevarse nada. Aquellas reflexiones no le duraron mucho a Harry dado que después de eso Ron
preguntó cuál era su equipo favorito de quidditch y Harry ya sabiendo que el quidditch era un
deporte un poco raro decidió ser sincero y decir que no conocía ninguno, y a eso Ron se dedicó a
explicar con lujo de detalle de que trataba el deporte y definitivamente mucho mejor de lo que lo
había explicado Hagrid.
Escucharon la puerta del compartimento abrirse de pronto y está vez no eran ni Hermione ni
Neville, quién estaba parado detrás de la puerta era el chico que había conocido en la tienda de
túnicas junto con otros dos chicos de un tamaño atemorizante que parecían ser sus guardaespaldas.
—¿Es cierto? — dijo el chico con un intenso brillo en sus ojos —Por todo el tren están diciendo
que Harry Potter está en este compartimento—.
El chico dio un rápido vistazo al compartimento y cuando puso sus ojos en Harry la cara le cambió
por completo —Eres... ¿Eres tú?
Por el tono en que lo dijo, Harry no supo muy bien si le estaba preguntando si él era Harry Potter o
si él era el chico de la tienda de túnicas. Aún que en ambos casos la respuesta seguía siendo la
misma —Sí.
El chico pasó de tener la boca entreabierta a cerrarla un poco apenado —Oh...Bueno...— divagó —
Estos de aquí son Crabbe y Goyle— presentó a los enormes chicos que tenía a su lado — Y mi
nombre es Malfoy...D-draco Malfoy— se trabó un poco al pronunciar su nombre, Harry vio las
mejillas del chico, ligeramente más sonrosadas en comparación a la primera vez que lo vio.
Ron dejó escapar una pequeña risita encubierta con una fea tos. Draco lo miró con rabia y bastante
más enrojecido.
—¿Te parece gracioso mi nombre? No necesito ni siquiera preguntar quién eres, Pelirrojo, con
pecas y ropa de segunda mano, eres un Weasley, mi padre dice que tu familia tiene más hijos de
los que pueden mantener.
Harry escuchó un pequeño rugido de enojo salir de la garganta de Ron. Draco se giró hacia Harry
para seguirle hablando.
—Siento mucho eso, pero no tolero que la gente se burle de mí. En fin, es un gusto conocerte.
Draco le extendió la mano para estrechar la de Harry, este dudó un poco en tomarla, había
insultado a su ahora amigo de una manera bastante grosera, aún que en realidad él se estaba
defendiendo, así que le extendió la mano igual.
—Un gusto también— le dijo de manera amable mientras le daba la mano —Pero creo que fuiste
demasiado lejos insultándolo a él.
Harry volteo a ver a Ron, quién estaba rojo y con una expresión de enfado bastante notable, pero al
mismo tiempo parecía analizar la situación, no era buena idea iniciar una pelea con Draco cuando
tenía dos enormes pilares a su lado.
—Bien— escupió Ron —Siento mucho haberme reído — dijo entre dientes.
—Bien. Siento haber sido cruel contigo— Draco pareció relajarse después de eso, se veía decidido
a irse hasta que Goyle hablo.
—Sí, no hemos comido en todo el viaje. Ellos parecen tener mucho, ¿No es cierto? — ambos se
miraron con una sonrisa maliciosa.
Goyle se inclinó para tomar una rana de chocolate que estaba al lado de Ron, pero antes de que la
tomara soltó un grito horrible de dolor. La rata de ron, Scabbers había mordido al chico en los
nudillos y tanto el cómo Crabbe se retorcieron mientras Goyle agitaba la mano para quitarse la rata
de encima. Cuando la rata salió volando aterrizó sobre el rostro de Draco, haciendo que esté soltara
un grito del susto y aventara la rata de su rostro. Mientras tanto, Ron reía alegremente mientras los
señalaba y se alegraba de ver qué su rata no era tan inútil después de todo.
—Así que no sientes tanta lastima por reírte de mí— dijo Draco bastante molesto. Harry no pudo
evitar mirar el pequeño corte en su mejilla que había sido hecho por las garritas de Scabbers —
Pagarás por esto Weasley, Crabbe, Goyle, vámonos— después de eso, Draco caminó furioso
tocándose la mejilla hacia otra parte del tren.
Harry se sintió un poco mal porque su intento de formar un acuerdo de paz había sido
estrepitosamente derrumbado por una rata, asomó un poco la cabeza por la puerta y pudo ver al
fondo a Draco retar a Goyle, juraría haber escuchado algo como "¿Cómo te atreviste a intentar
robar a Harry Potter? Me avergonzaste frente a él" y después siguió caminando furiosamente.
Harry volvió a mirar a Ron, quién se limpiaba las lágrimas que se le habían formado por la risa.
—Todos saben que los Malfoy son malvados, solo se comportó amable porque eres Harry Potter—
dijo bastante firme —Mi papá dice que el señor Malfoy era un gran seguidor de Quien-tu-sabes y
también dice que una vez mortífago, siempre serás uno.
Harry estaba dudoso ante esas afirmaciones, principalmente porque nunca había escuchado la
palabra "mortífago" pero parecía ser bastante grave si era un término ligado a Voldemort; así
mismo, ya habían varias cosas que ponían a Draco en una mala posición, venir de una familia que
parecía estar del lado de Voldemort, esa extrañas creencias de su padre sobre la sangre, el hecho de
que quería ser asignado a Slytherin, en donde al parecer iban los magos malvados, todo eso
encajaba en lo que Ron le estaba diciendo. Pero aún tenía sus dudas, después de todo en la tienda
de túnicas él no tenía ni idea de que él era Harry Potter.
Finalmente el tren se detuvo y comenzó un viaje algo más corto hacía Hogwarts, que era un
enorme castillo con muchas torres, todos subieron a unos botes, Harry se subió junto con Ron a un
bote y después les siguieron Neville y Hermione, en el recorrido del lago, Harry admiraba el
paisaje mientras veía como el castillo se hacía más y más grande conforme se acercaban y a lo
lejos pudo reconocer la brillante cabellera de Draco, quién iba con otras tres personas que él no
reconocía, dos chicos y una chica, se extrañó de no ver a esos dos grandulones junto a él, así que
buscó entre los demás barcos que habían y se dio cuenta de que Crabbe y Goyle eran lo
suficientemente grandes como para ocupar un bote ellos dos solos.
Al llegar al pie del castillo, los hicieron subir unas escaleras sumamente largas, Harry se alegró
bastante de que su capa estuviera ajustada perfectamente ajustada a su altura, de lo contrario pudo
haberse tropezado con ella al momento de subir esas escaleras tan irregulares. Cuando por fin
llegaron a una gran puerta, Hagrid la tocó tres veces y está abrió inmediatamente; una bruja alta, de
aspecto muy serio y que suba una túnica verde esmeralda apareció del otro lado del marco.
Hagrid encargó al grupo de primer año que llevaba a la bruja, Harry oyó a Hagrid llamarla
"profesora McGonagall".
Mientras seguían a la profesora McGonagall por el castillo, Harry miraba los alrededores pensando
que todo aquello era un sueño y que en cualquier momento alguien vendría a sacarlo del castillo o
que simplemente despertaría en su pequeña y fría alacena.
—Bienvenidos a Hogwarts— dijo la profesora, con un fuerte acento escoses—El banquete de
comienzo de año se celebrará en unos instantes, pero antes de eso deben ser seleccionados para sus
casas. Esta es una ceremonia muy importante, mientras estén aquí, sus casas serán como su familia,
tendrán clases con ellos, dormirán en los dormitorios de sus casas y probablemente pasen su tiempo
libre conviviendo con gente de su casa. La experiencia que vivirán en Hogwarts dependerá de esta
noche.
Harry estaba muy nervioso, Ron había aprovechado el viaje para explicarle un poco sobre las casas
y sus características, pero no pensaba encajar en ninguna de las que le había mencionado. La
profesora McGonagall explicaba con más detalle el sistema de puntos y la copa de la casa y de
repente dio indicaciones de que se arreglaran lo mejor que pudieran para entrar al gran comedor.
Harry casi de inmediato trató de aplastar su cabello, casi podía escuchar a la tía Petunia gritarle lo
horrible que se veía ese cabello alborotado e incontrolable.
—¿Cómo es que nos seleccionan? — le preguntó Harry a Ron con bastante preocupación.
—Creo que es algún tipo de prueba, Fred me dijo que duele mucho, pero espero que sea una
broma.
Aquello no tranquilizó a Harry, miró hacia todos lados y vio en las caras de todos la misma
confusión y nerviosismo, excepto en uno, Draco Malfoy. El chico del cabello brillante no parecía
tener ni la más mínima pizca de miedo o de inquietud, Harry intentó acercársele para preguntar si
él sabía algo sobre como los seleccionarían, pero no pudo avanzar mucho para cuando la profesora
McGonagall había vuelto por ellos. El gran comedor era enorme y estaba decorado con una vista al
cielo en lugar de un techo, se escuchó la voz chillona de Hermione aclararle a todos los que
estuvieran cerca que era un truco mágico que había leído en algún libro. Cuando todos estuvieron
estáticos frente a un banco que tenía encima lo que parecía ser un trapo sucio. Pronto el trapo
comenzó a moverse y Harry pudo ver qué en realidad se trataba de un sombrero viejo y remendado
que había comenzado a cantar sobre las casas de Hogwarts. Casi ni la escuchó debido a que cuánto
más cantaba el sombrero sobre las casas, más seguro estaba de que esa misma noche saldría de
vuelta con los Dursley. No creyó que hubiera manera de que él perteneciera ahí.
Pasaron un montón de chicos que la profesora McGonagall iba nombrando por orden alfabético.
En la "B" una chica de curioso cabello azul fue colocada en Ravenclaw, Vincent Crabbe fue
seleccionado en Slytherin, Hermione Granger, quién fue puesta en Gryffindor, Gregory Goyle
también iba a Slytherin, era bastante obvio que él y Crabbe estuvieran en la casa malvada, el
siguiente nombre conocido fue Neville Longbottom, quien también fue seleccionado para
Gryffindor.
—Malfoy, Draco.
En cuánto Harry escuchó el nombre comenzó a girar la cabeza para encontrarlo, finalmente pudo
verlo pasar al lado de él con paso firme.
—Apuesto a que el sombrero lo pone en Slytherin con solo tocarle un dedo— susurro Ron con algo
de desdén.
Harry miraba atentamente a Draco mientras subía al banquito y se ponía el sombrero, Harry no
pensaba que fuera tan malo como para ir a la casa malvada, el sombrero había empezado a hacer
caras y gestos mientras estaba en la cabeza de Draco, tardando un poco más de lo que le había
tomado con otros de los chicos.
—¡SLYTHERIN! — gritó finalmente el sombrero, Harry estaba algo decepcionado por escucharlo,
lo vio acercarse a la mesa de las personas que usaban uniformes verdes y tomar asiento junto a
Crabbe y Goyle.
Ya no quedaban muchas personas, pasó por la letra "M", las "N", llegaron a la letra P, Parkinson,
Patil, Perks, y finalmente.
—Potter, Harry.
Harry sintió las miradas sobre en el momento en el que empezó a caminar hacia el frente, la gente
murmuraba cosas sobre él, aún que no estaba muy seguro de lo que estaban diciendo. Cuando se
colocó el sombrero pudo sentir una voz que ronroneaba por su cabeza.
—Mmm... Difícil, muy difícil. Lleno de valor... Una buena mente, hay talento, sí, y una buena
disposición de probarse a sí mismo. ¿Dónde será?, ¿Dónde te pondré? Slytherin tal vez.
—No en Slytherin, ¿Eh?, ¿Estás seguro? Podrían llevarte a la grandeza, lo tienes todo aquí adentro
y Slytherin te ayudaría en el camino a la grandeza, incluso tú mismo dudas un poco...
Harry seguía pensando en Draco, realmente no le parecía una mala persona, pero, ¿Y si Ron tenía
razón? ¿Qué pasaría si solo hubiera sido amable por qué él es Harry Potter? No tenía por qué
arriesgarse.
—Así que no hay dudas— ronroneo la voz del sombrero —Entonces mejor que seas
¡GRYFFINDOR!
El sombrero selección gritó y Harry se quitó el sombrero, dio un vistazo a las mesas del comedor y
pudo ver cómo muchas personas se lamentaban de no haberlo tenido en su casa, mientras que la
mesa de Gryffindor festejaba con aplausos y chiflidos calurosos. Harry miró a la mesa de Slytherin
y pudo ver en la cara de Draco algo de decepción.
3. El favorito de la clase
Harry tenía muchas cosas en la cabeza, entre el dolor de su cicatriz, la advertencia del director
Dumbledore, el inicio de las clases y la constante persecución por parte de muchos alumnos en
Hogwarts no tenía descanso. Los alumnos constantemente murmuraban cerca de él, lo esperaban
de manera "disimulada" fuera de las puertas de clase, fuera de la torre de Gryffindor, en el gran
comedor, en los pasillos, incluso había notado que algunos se asomaban por las ventanas o los
barandales de las escaleras solo para mirarlo. Todo aquello lo distraía demasiado, tanto que no
podía encontrar el camino a su clase.
Con los lugares y las aulas no había mejor suerte, había puertas falsas que solo estaban empotradas
en la pared, otras que cada vez que las abrías parecían cambiar de habitación y estaba bastante
seguro de que había puertas que desaparecían y aparecían en otros lugares del castillo. A los de
primer año se les proporcionaba un mapa simple del castillo para que se fueran familiarizando con
los lugares en donde debían tomar clases, pero era un mapa demasiado incompleto a los ojos de
Harry, pensó que sería útil si por lo menos el mapa especificara los movimientos de las estúpidas
escaleras.
El horario también era extraño, incluso tenía clases a media noche en la torre de astronomía, claro
que para estudiar en cielo nocturno debía de ser por la noche, pero Harry no se esperaba tener que
estar despierto hasta tarde para ver el cielo, simplemente creyó que les enseñarían en una pizarra o
con algún truco mágico como el techo del gran comedor.
Tan pronto comenzó a tener clases, pudo comprender la complejidad de aprender magia, había que
conocer un sinfín de cosas de cada materia para hacer un encantamiento y las prácticas eran más
difíciles de lo que pensó, no bastaba con agitar la varita como lo había hecho en Olivanders, había
que hacer movimientos en el aire muy detallados, era casi como aprender a escribir de nuevo. Para
las primeras clases ya tenía un montón de tarea, no le molestaba mucho ya que estaba ansioso de
descubrir muchas cosas, pero pociones mágicas definitivamente iba a ser difícil.
No habían pasado ni cinco minutos y el profesor Severus Snape ya parecía detestar a Harry. Pudo
escuchar a algunos chicos de la clase de Slytherin reírse levemente ante el comentario de Snape.
—Ustedes están aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones— dijo el
profesor Snape, casi susurrando —Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita y
puede que alguna de sus huecas cabezas piense que esto no es magia. No espero que lleguen a
entender la belleza de los calderos hirviendo suavemente o de la delicadeza de preparar los
ingredientes. Puedo enseñarles a embotellar la fama, preparar la gloria, incluso detener la
muerte...solo si son algo más que los alcornoques que suelen venir a calentar esas sillas.
Hubo un silencio estremecedor, Harry miró disimuladamente a los lados para observar a sus
compañeros, desde donde estaba podía ver a Hermione, quién parecía casi a pongo de saltar de su
silla, Ron estaba a un lado de él y se veía ligeramente incómodo por el sermón del profesor.
También podía ver a Draco, quién parecía resplandecer en medio de la oscura mazmorra en donde
se encontraban y como siempre parecía tranquilo.
—¡Potter! — dijo el profesor Snape de golpe, atrayendo la atención de todos —¿Qué obtendré si
añado polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?
Harry se preguntaba de que rayos estaba hablando el profesor, Hermione ya había alzado la mano
para responder, cosa que solo hacía sentir peor a Harry, quién esperaba que su cara de confusión no
se notara.
—No lo sé, señor— respondió Harry.
Los labios el profesor se contorsionaron a una mueca burlona —Es claro que la fama no lo es todo,
intentemos de nuevo, Potter. ¿Dónde buscarías si te digo que me encuentres bezoar?
Hermione de nuevo movía la mano frenéticamente para responder, Harry se sentía estúpido por no
saber a qué se refería y el hecho de que ahora todos lo estuvieran mirando lo ponía peor.
—No lo sé, señor...
—Al parecer ni siquiera te dignaste a abrir el libro antes de venir, ¿O me equivoco, Potter?
Harry solo pudo mirar directamente a los ojos del profesor Snape, los cuales eran casi como fosos
sin algún tipo de brillo en ellos.
Esta vez Hermione se levantó del asiento y extendió la mano lo más alto que pudo.
—¿El n-nombre? — para ese punto, el profesor Snape ya había conseguido volver a Harry un
manojo de nervios —...no lo sé profesor...creo que Hermione si lo sabe...—.
Hubo algunas risas ahogadas y murmuros ante el comentario, cosa que alarmó a Harry, no quería
que el profesor pensara que se estaba burlando de él.
—¡Siéntate niña! — gritó Snape a Hermione —Muy gracioso, Potter. Parece ser que lo llevas en la
sangre, mala sangre—.
Esa era la segunda vez que Harry escuchaba el término "mala sangre" Draco le había dicho en la
tienda de Madame Malkin que su padre decía que era de mala sangre, aquello puso furioso a Harry.
—Señor Malfoy— continúo Snape —¿Podría ser tan amable de responder y demostrar que hay
gente digna de conocimiento en esta sala?
Los ojos de todos fueron directamente a posarse en el joven de cabello brillante, Harry lo observó
atentamente y creyó que se veía un poco más pálido que antes.
—Umm...— Draco bajó un poco la cabeza para recomponerse de la repentina atención —Si bien
recuerdo... asfódelo y ajenjo producen la poción de filtro de muertos en vida, es una poción para
dormir. Un bezoar es una piedra sacada del estómago de una cabra y sirve para curar una gran
cantidad de venenos— Snape se veía bastante complacido con las respuestas de Draco —Y el
acónito y luparia...en realidad la única diferencia si es solo el nombre, son la misma planta.
—Bien...— Snape pareció ligeramente disgustado al ver a Draco darle la razón a Harry, pero no
hizo mayor alboroto por aquello —¿Por qué no lo están apuntando todo? —.
Se escuchó rápidamente el ruido de las plumas sobre los pergaminos.
—Y se le restará un punto a la casa de Gryffindor por tu descaro, Potter.
Harry se sintió culpable por perder un punto, aún que parecía ser más capricho del profesor.
Las cosas solo empeoraron para los estudiantes de Gryffindor mientras la clase avanzaba. La
poción de ese día era sencilla, una cura para los forúnculos. El profesor Snape de paseaba entre los
calderos observando y criticando a todo el mundo, aún que Harry pronto notó que era verdad lo que
habían dicho sobre Snape, aún que Crabbe y Goyle eran un desastre y poco hábiles, Snape no había
sido tan duro con ellos a como estaba siendo con el pobre Neville y por sobre todas las cosas, la
única persona en la habitación que se llevaba todos los halagos del profesor era Draco Malfoy.
Cuando Snape señalaba el perfecto trabajo de Draco, una gran nube de humo verde y un fuerte
silbido llenaron la habitación.
El pobre de Neville había convertido el caldero de Seamus en algo muy parecido al engrudo y
ahora se estaba derramando por el suelo, quemando y haciéndole agujeros a los zapatos de los que
estaban cerca. Rápidamente todos en la clase se subieron a sus taburetes, mientras que Neville;
quién estaba completamente cubierto de la poción fallida, lloriqueaba de dolor, y no era para
menos, sus brazos y piernas estaban repletas de pústulas rojas que lucían muy dolorosas.
—¡Chico idiota! — dijo Snape muy enfadado, y con un movimiento de si varita hizo desaparecer
la poción —Supongo que añadiste las púas de erizo antes de sacar el caldero del fuego, ¿No? —.
Neville solo lloraba y se mecía en su lugar, claramente perturbado por lo sucedido.
—Llévalo a la enfermería— ordenó Snape a Seamus. Luego se acercó a Harry y Ron —Tú, Harry
Potter. ¿Por qué no le dijiste que no lo hiciera? Pensaste que si se equivocaba quedarías bien,
¿Verdad? Ese es otro punto menos para Gryffindor, por tú falta de compañerismo para con tus
semejantes.
Harry solo pudo abrir la boca para intentar explicar que él no tenía cerca a Neville y que tampoco
lo había visto poner las púas, pero Ron le dio una patada en la espinilla por debajo del caldero.
—No lo provoques— murmuró —He oído decir que Snape puede ser muy desagradable.
—Es obvio que lo defiendas, Malfoy. Después de todo, eres igual de insoportable que él— le
contestó Ron de muy mala gana.
—Realmente debes tener el cerebro liso, Weasley. No es muy inteligente insultarme e insultar al
profesor justo cuando estoy amenazando con acusarte. Me preguntó que te pondrán de castigo, tal
vez limpiar la lechucería con la lengua para ver si eso te obliga a lavarte la boca con jabón.
A ese punto, Harry realmente temió por el castigo de Ron. Si el profesor Snape era tan despiadado
como para culparle de cosas solo porque sí, entonces fuera cual fuera el castigo que le pusiera a
Ron no sería nada agradable.
—Espera, Draco.
—No creo que haya necesidad de acusar a nadie...Ron solo está molesto porque el profesor Snape
nos ha estado regañando toda la hora.
—Señor Malfoy, vuelva a su caldero— dijo Snape desde el otro lado de la habitación.
—Nos vemos luego— dijo Draco, quién se marchó y fue directo a terminar su trabajo.
Al final de la clase, Draco había conseguido tres puntos para Slytherin por su poción, de la cual el
profesor no recortó palabras para alardear de lo perfecta que era y aún que la poción de Hermione
era igual de buena, está no recibió ningún tipo de elogio.
Todos los alumnos de Gryffindor salieron completamente abatidos por la actitud del profesor
Snape, en especial Harry, quién no podía comprender por qué Snape parecía odiarlo tanto. Nunca
en su vida lo había visto y mucho menos le había hecho algo, lo único en lo que pudo pensar es en
qué tal vez era uno de esos magos que le daban importancia a el linaje, después de todo, había
dicho que tenía mala sangre.
—Anímate— dijo Ron — Snape siempre le quita puntos a Fred y George, y, de hecho, a
cualquiera de nuestra casa solo por respirar. ¿Puedo ir a ver a Hagrid contigo?
Harry casi había olvidado que esa mañana, en el desayuno, había recibido una carta de Hagrid
cuando Hedwig le entregó el correo y que había quedado con él para tomar una taza de té para
contarle de su primera semana de clases.
Ya en la cabaña de Hagrid, Harry se sentía algo más animado, Hagrid y Ron hablaron algo sobre
sus otros hermanos, a Harry le pareció curioso como todo el mundo parecía identificar a la familia
Weasley con solo verlos, ¿Cómo sabían que eran de una familia en particular? No es como si no
existieran más pelirrojos con pecas en el mundo, aún que ahora que lo pensaba, no había visto a
otros alumnos pelirrojos por Hogwarts. Aquel pensamiento de volvió fugaz después de ver la copia
del profeta que tenía Hagrid, la fecha del robo en Gringotts había sido el mismo día en que había
ido con Hagrid a sacar una cosa misteriosa de una cámara de alta seguridad. Tal vez era
coincidencia, ¿O no lo era?
4. La recordadora
Los días en la torre de Gryffindor eran cálidos la mayoría del tiempo, tal vez algo ruidosos según
Percy, el hermano de Ron, pero a Harry le parecían perfectos. Dormir y despertar en una cama tan
cómoda y amplia en lugar de su apretada alacena era maravilloso, y el hecho de que todos los días
al despertar se encontraba muy lejos de los Dursley lo hacía extremadamente feliz.
Era solo otro día más en la torre, hasta que empezó a haber algo de revuelo entre los estudiantes de
primer año.
—¿Ya vieron esto? — les dijo Dean a Harry y a Ron.
—Apareció un anuncio en el tablero, las lecciones de vuelo empiezan el jueves y tenemos que
compartir clase con Slytherin— dijo sonando bastante molesto.
—Oh no...— exclamó Ron —Y yo que creí que solo había que soportarlos una clase.
Harry se acercó al tablero de anuncios, pudo ver claramente el pergamino que anunciaba
justamente lo que acababa de escuchar de la boca de Dean. A Harry poco a poco comenzaban a
caerle cada vez peor los alumnos de Slytherin, eran realmente crueles con ellos, sobre todo los de
años más avanzados. Había escuchado varias veces que Neville había sido mandado a la
enfermería por algún maleficio proveniente de algún Slytherin de años avanzados y no solo era el,
muchos de los de primer año eran atacados por ellos, sobre todo los Hufflepuff y los Gryffindor.
—Lo que faltaba— dijo Harry —Tener que volver a hacer el ridículo sobre una escoba voladora,
¿Que no habrán tenido suficiente con mi escena en clase de pociones?
—Todavía no sabes si vas a hacer el ridículo— le animó Ron —A demás, creo que hay gente que
debería preocuparse más que tú. Mira a Malfoy, siempre está presumiendo de lo bueno que es en
quidditch, pero estoy seguro de que solo son palabras basura. Apuesto que se caerá en cuanto se
eleve con la escoba.
En realidad, está vez Ron tenía algo de razón, era verdad que Draco se llenaba la boca cuando se
trataba de quidditch, incluso cuando lo conoció en la tienda de Madame Malkin le había hablado
sobre eso aun cuando era un perfecto desconocido. Aún que, a decir verdad, Harry nunca había
visto ni siquiera una escoba volar, así que era algo difícil para él comprender que tan fácil o que
tan difícil sería moverse en una por el aire, lo único que tenía a la mano eran las historias que los
muggles cuentan en Halloween sobre brujas volando en escobas y secuestrando niños, pero ahora
que realmente vivía rodeado de magos y brujas estaba comenzando a poner en duda muchas cosas
del mundo muggle sobre la magia.
Aún con el intento de Ron por animarle, no podía evitar sentirse preocupado. A pesar de que
aprender a volar una escoba le resultaba muy interesante, después de ver a Hermione llenarse de
todos los libros que pudo acerca de volar escobas se dio cuenta de una cosa, Harry nunca había
tenido entre sus manos una escoba, cosa que muchos de sus otros compañeros sí, no solo Draco
hablaba de sus excelentes habilidades, Ron también hablaba sobre las veces que casi chocaba la
vieja escoba de Charlie, Seamus Finnigan era mestizo, como Harry, pero el si había crecido con la
magia cerca de él y volando escobas mágicas desde pequeño.
Mientras desayunaban la mañana del jueves, Harry consideró muy seriamente pedirle a Hermione
que le recomendara algún libro de vuelo de los que había encontrado, pero consideró que ya era
muy tarde como para intentar aprender algo a solo unas horas de ir al campo de vuelo.
Nuevamente llegó el correo, Harry miró al rededor y casualmente puso los ojos sobre la mesa de
Slytherin, Draco siempre recibía desde casa cartas, paquetes de dulces y todo tipo de pequeños
regalos cuando el correo entraba por la puerta, mientras que Harry no había vuelto a recibir una
sola carta desde la nota de Hagrid, cuando las lechuzas se estaban disipando del gran comedor,
pudo ver a Hedwig entrar y dejarle en su asiento una bolsa dorada atada con un hilo de color
plateado, no había una nota; Harry tomó la bolsa para ver qué había dentro y para su sorpresa eran
dulces de diferentes variedades. ¿Quién pudo haberle enviado dulces? Los Dursley claramente no,
aquellas golosinas eran típicas del mundo mágico y también estaba el hecho de que los Dursley
jamás le comprarían dulces a Harry, las únicas excepciones en las que Harry recibía algo así era
cuando sus tíos de veían orillados a comprarle alguno para evitar que las personas hablarán del
claro favoritismo que tenían por Dudley, aún que debía admitir que cada vez que recibía algún
dulce por parte de ellos, fuera la razón que fuera, era feliz.
—¡Harry, mira! — La voz de Ron llamó su atención —Neville recibió una recordadora.
Harry observó atentamente la bola de cristal que Neville tenía entre las manos, y lentamente un
humo rojo apareció dentro de ella.
—Me la envío mi abuela, de suponer que estas cosas de vuelven rojas cuando olvidas algo—
explicó Neville —El único problema es que no sé lo que olvidé.
—Tu capa, Longbottom— todos se sobresaltaron al escuchar la voz de Draco —Olvidaste tu capa
— dijo con algo de altiveza.
Neville se miró a su mismo y se dio cuenta de que era verdad, había dejado la capa en los
dormitorios de Gryffindor.
—Tal vez por eso te ves más estúpido que de costumbre— dijo Gregory Goyle. Neville comenzó a
ponerse rojo ante el insulto.
—Qué bonita, ¿Me la prestas? — Vincent Crabbe le quitó de las manos la recordadora a Neville.
Harry y Ron estaban a nada de saltar de sus asientos, pero Seamus ya se había adelantado, estaba
apuntando con su varita a los enormes chicos que estaban intimidando a Neville.
—Ya basta— dijo Draco —¿Son idiotas? Finnigan tiene una gran afinidad por explotar, si agita esa
varita no pueden estar seguros de si explotará él o ustedes— dijo mientras le quitaba la recordadora
de las manos a Crabbe.
—Baje la varita, señor Finnigan. ¿Qué sucede? — la voz de la profesora McGonagall se hizo
presente en medio de la situación.
A las tres y media, todos los alumnos de Gryffindor del primer año bajaron corriendo de la torre a
su primera clase de vuelo. El día era perfecto para volar, el cielo despejado y ligeramente ventoso.
Para cuando todos llegaron, vieron que los alumnos de Slytherin ya estaban ahí y también estaban
alineadas las escobas en el suelo. Harry ya había escuchado de los gemelos Weasley que las
escobas del colegio eran horribles, que vibraban o se desviaban hacia los lados.
La señora Hooch les había indicado que se pusieran al lado de las escobas, Harry inmediatamente
buscó la menos vieja que encontró y se puso al lado de ella, para cuándo volteó al frente se dio
cuenta de que Draco Malfoy había escogido la escoba que estaba frente a él.
—Extiendan la mano derecha sobre la escoba y digan "arriba"— dijo la señora Hooch.
Harry observó como la escoba de Draco se levantó inmediatamente del suelo en cuanto él lo
indicó, Draco lo miró directamente a los ojos y alzó la cabeza con algo de vanidad.
—¡Arriba! — exclamó Harry, y para su sorpresa, su escoba se levantó directamente hacia su mano
sin mayor complicación, miró a Draco a los ojos e imitó el gesto vanidoso del rubio.
Volteó a ver a los demás y vio que no todos habían conseguido levantar la escoba, Hermione y
Neville parecían tener muchos problemas. Incluso Neville se cansó de intentarlo y solo levantó la
escoba con su propia mano cuando la señora Hooch no miraba.
Luego aprendieron a montarse en la escoba y el cómo sujetarla. Ron se rio por lo bajo cuando la
señora Hooch le dijo a Draco que había estado sujetando mal la escoba.
—Ahora, cuando haga sonar el silbato, dan una fuerte patada. Manténganse firmes y elévense un
metro o dos e inclínense suavemente. Preparados...tres...dos.
Antes de que la señora Hooch hiciera sonar el silbato, Neville ya había dado la patada y había
comenzado a subir en línea recta —¡Vuelve, muchacho— gritó la señora Hooch, pero Neville
seguía subiendo, llevaba alrededor de seis metros cuando comenzó a perder el control, la escoba se
ladeó de un lado al otro y pronto Neville cayó al suelo!
Neville se quedó en el suelo, quejándose de dolor y agarrándose la muñeca. —Uy, está fracturada.
Vamos muchacho...a levantarse, vas a estar bien— la señora Hooch se volvió hacia el resto de la
clase.
—No se muevan, debo llevarlo a la enfermería. Si veo a alguno de ustedes volando pueden darse
por expulsados.
Para cuando Neville prácticamente se arrastró fuera del lugar con dirección al castillo, algunos de
Slytherin habían soltado una gran carcajada.
—¡Draco! ¿Si viste la cara de ese gran zoquete?
—Oh, ¿Estás enamorada de Longbottom? Nunca pensé que te gustaran los gorditos llorones,
Parvati.
Mientras Parvati y Pansy peleaban, Harry miró a Draco, quién se había dado la vuelta y miraba
algo en el suelo, se agachó para recogerlo y lo observó atentamente, era la recordadora de Neville.
—Draco— dijo Pansy con una voz melosa —¿Qué tienes ahí?
Draco estaba a nada de entregarle la recordadora a Ron, pero Pansy arrebató la esfera de cristal de
las manos de Draco. —Él no va a darte nada, menos con unas manos tan sucias como las tuyas,
podrías contagiarle alguna enfermedad.
Ron se puso rojo de la furia —Si no fueras una niña ya estarías yendo a la enfermería tú también—
dijo entre dientes.
—No te precipites, Weasley. Es una dama— habló un chico de ojos verdes, Harry había escuchado
su nombre por el pase de lista en clase de pociones, Theodore Nott —Tengo una excelente idea, yo
tomaré eso y lo pondré en la copa de un árbol, que divertido va a ser cuando Longbottom la
busque.
—Trae eso aquí, Nott— dijo Harry con calma, decidido a ponerle fin a todo eso.
—Potter. Temo avisarte que no me apetece— Nott ya se había subido a su escoba y estaba
levitando a medio metro del suelo —¿Qué te parece si me la quitas? — dijo elevándose más.
—Esto es ridículo, por eso todos odian Slytherin— dijo Harry —Es en serio ¿Por qué todos son
así? — Harry miró a Draco por un momento, esperando que tal vez se estuviera equivocando con
respecto a todo, ese chico en la tienda de túnicas no podía ser tan cruel como los demás decían.
Pero Draco solo miró el suelo.
—Pobre mestizo— dijo Nott, haciendo un gesto despectivo ante la palabra "mestizo" —Si tanto la
quieres, ven a buscarla— Nott se lanzó en su escoba rápidamente a las ramas más altas de un árbol.
Harry rápidamente tomó su escoba y se dispuso a ir por la recordadora a pesar de las advertencias
de Hermione.
—¡Potter! — Harry volteó a ver quién lo detenía, Draco estaba sosteniendo su brazo —Potter, no
sabes volar...— le dijo preocupado.
Harry lo miró serio —¿Y eso a ti qué? No es como si tú fueras a ir por la recordadora— se quitó la
mano de Draco de encima y dio una fuerte patada, subió y se deslizó por el aire con mucha
facilidad. Sorpresivamente había descubierto algo que podía hacer sin que nadie le enseñara, llegó
hasta Nott sin ninguna dificultad.
—Suéltala, o te tiraré de la escoba— le advirtió a Nott.
—Ah, inténtalo— le respondió confiado, pero pronto su posición cambió al ver qué Harry había
conseguido alcanzarle y agarrar su escoba por el mango.
—¡Harry Potter!
Casi dejó caer la recordadora del susto que le provocó escuchar a la profesora McGonagall gritar
su nombre.
—Nunca...en todos mis años en Hogwarts... ¿Cómo te atreviste? Pudiste haberte lastimado.
Los compañeros de casa de Harry quisieron intervenir por él de inmediato, inclusive creyó haber
escuchado a Draco hablar por el ante McGonagall.
—Oh, por supuesto que sí. Harry será mi segundo— dijo Ron.
—Bien— dijo Draco —El mío será Vincent. A media noche, salón de trofeos, ¿De acuerdo?
Cuando Draco se fue, Harry tenía muchas preguntas para Ron. No tenía ganas de pararse a media
noche para escabullirse en el castillo, ya había tenido que esperar a la media noche para las clases
de astronomía y eso no le había gustado para nada.
Hermione les reclamó diciendo que no podían ir por ahí con el toque de queda, pero Ron
simplemente la ignoró.
Cuando estaba por llegar la hora acordada, de alguna manera terminaron implicados Neville y
Hermione, y para su mala suerte Draco y compañía jamás aparecieron.
—Debí saber que no vendría, todos los Malfoy son unos cobardes— dijo Ron.
5. Halloween
—Wingardium leviosa.
Era un hechizo más complicado que lo que habían estado practicando antes, hacer levitar una
pluma podía parecer divertido, pero debido a los recientes acontecimientos Harry apenas podía
concentrarse en lo que hacía. El robo a Gringotts en la cámara a la que había ido con Hagrid el día
de su cumpleaños, el perro enorme de tres cabezas, la trampilla y lo que pudiera haber debajo. Era
demasiada coincidencia, sobre todo si tomabas en cuenta que todos decían que esos sucesos eran
poco comunes en el mundo mágico.
—Wingardium leviosa.
Ahora también era parte del equipo de quidditch en su propia casa, y debía entrenar tan duro y tan
rápido como fuera posible para que cuando llegara la temporada de quidditch pudiera desempeñar
bien el papel que le habían dado, las tareas tampoco ayudaban a qué se relajara, la profesora
McGonagall era especialmente estricta con las tareas y no se diga tener que aguantar al profesor
Snape en clase de pociones, Harry casi tenía que dejar de existir para que el profesor dejara de
quitarle puntos a Gryffindor.
—¡Wingardium leviosa!
Un fuerte estallido llamó la atención de todos. Harry tenía los oídos pitándole, ya que esa explosión
había sido causada por Seamus, quién estaba sentado al lado de él.
—No lo sé, Harry. Pero estoy seguro que mis cejas jamás van a volver a crecer...
Al finalizar la clase, Hermione había sido la única en hacer levitar la pluma de manera exitosa, y
Ron estaba bastante molesto por eso.
—Es leviOsa, no leviosaaa— dijo Ron imitando a Hermione —Es tan irritante, por eso no tiene
amigos.
Él no contaba con que Hermione estaba caminando justo detrás de ellos, y en cuanto lo escuchó
caminó más rápido, chocando su hombro con el de Ron.
En el gran comedor, pudieron escuchar a Parvati Patil decirle a su amiga Lavender que Hermione
había estado llorando en el baño de las niñas y que había pedido que la dejaran sola. Ron parecía
algo culpable, pero en cuanto apareció el banquete se distrajo lo suficiente como para no pensar en
nada más que el pollo asado.
Harry se estaba sirviendo una papa en salsa agridulce, cuando el profesor Quirrell llegó corriendo
al comedor, con el turbante torcido y cara de terror.
—¡Un troll! — dijo en un tono alarmante —Un troll...en las mazmorras...pensé que debían saberlo
— y se desplomó en el suelo.
Pronto se produjo el pánico entre los alumnos. Para que todos hicieran silencio, el profesor
Dumbledore hizo salir de su varita varios fuegos artificiales. —Prefectos— dijo con mucha calma
—Conduzcan a sus grupos a los dormitorios, de inmediato.
Percy actuó rápido, rápidamente acomodó a los alumnos de Gryffindor junto con los demás
prefectos y comenzó a dirigirlos como un rebaño de ovejas.
Ron se mordió el labio bastante nervioso —Cuida que Percy no nos vea, vamos.
Ambos se agacharon y se mezclaron con los Hufflepuffs que iban hacia el otro lado, caminaron por
un pasillo vacío y corrieron hacia el baño de niñas. Cuando doblaron la esquina escucharon unos
pasos apresurados a sus espaldas.
—¡Percy! — susurró Ron, pero no era Percy, era el profesor Snape quien cruzaba el pasillo y se
perdió de vista.
—¿Qué está haciendo? ¿Por qué no va a las mazmorras como los demás profesores? — murmuró
Harry.
—Parece que va al tercer piso...— dijo Ron —¿Que tiene que hace Snape en el tercer piso justo
ahora?
—Que te importa, Weasley— tanto Ron como Harry se voltearon completamente pálidos para
encontrarse con Draco.
—¿Están locos? Los dormitorios de Slytherin están en las mazmorras, ¡Yo no voy a ir para allá! —
gritó en voz baja —Oigan, ¿No sienten un olor raro?
Harry olfateó y un aroma desagradable llegó hasta su nariz, era como una mezcla de calcetines
sucios y baño de universidad pública. Oyeron un gruñido y unas pisadas torpes y fuertes que
parecían venir de algo gigantesco. Harry pensó lo peor y lo se equivocaba, el troll ya no estaba en
las mazmorras.
Todos miraron al troll y Harry pensó que era la cosa más horrible que había visto nunca, incluso
sobrepasaba la fealdad de Dudley. El troll se detuvo en una puerta y miró hacia el interior, entró
lentamente en la habitación y Harry pensó que era el momento para actuar.
Se acercaron lentamente a la puerta y haciendo el menor ruido posible pusieron empujar la puerta y
cerrar con llave.
—¡Si! — gritaron todos a la vez muy emocionados, quisieron correr del lugar para evitar que algún
profesor los viera, cuando escucharon un grito agudo proveniente del cuarto que acababan de
cerrar.
—Ay no... ¡Ese es el baño de niñas! — dijo Ron entrando en pánico —¡Hermione! — gritó
corriendo a la puerta.
Harry echó a correr y para su sorpresa, Draco lo siguió, abrieron la puerta y cuando miraron dentro
Hermione estaba aferrada a la pared del fondo con cara de querer desmayarse mientras el troll
avanzaba hacia ella.
—¡Oye, tonto! — Gritó Ron, arrojándole una tubería que había encontrado por el suelo. El troll
rápidamente cambió de dirección y caminó hacia donde estaba Ron, quién ya estaba intentando
ingeniárselas para salir bien parado de lo que acababa de hacer.
—¡Vamos, corre! — le gritó Harry a Hermione, pero ella no se movía, seguía completamente
rígida y aferrada a la pared.
—No se va a mover— dijo Draco, quien rápidamente corrió a jalarla del brazo para moverla.
Harry al ver que el troll estaba cada vez más fuera de control y que Draco no estaba teniendo
mucho éxito en sacar a Hermione del peligro, decidió hacer lo más estúpido que se le había
ocurrido en mucho tiempo, pero lo único que se le había ocurrido en ese momento. Corrió y dio un
salto para colgarse del cuello del troll y le clavó la varita en la nariz.
El troll bastante adolorido comenzó a sacudir el bastón de madera, Harry estaba colgando todavía y
haciendo lo imposible para que el bastón no lo golpeara, Hermione estaba tirada en el suelo junto
con Draco, quién intentaba proteger la cabeza de Hermione y la suya. Finalmente, Ron sacó su
varita.
—¡Wingardium leviosa!
El bastón salió volando de las manos del troll y se elevó sobre la cabeza de este, luego cayó con
fuerza y el troll se tambaleó para después caer boca abajo.
—¿Murió?
Hermione fue la primera en hablar.
—No creo— respondió Draco —Tal vez desmayado... ¡Potter! — Draco dejó a Hermione y corrió
a levantar a Harry, quién sentía que las piernas le temblaban.
Harry se levantó y cuando sus piernas funcionaron lo suficiente como para mantenerse de pie por sí
mismo, fue a sacar su varita de la nariz del troll.
—Es...un uso muy particular para las varitas— dijo Draco con una cara de asco al ver el moco
grisáceo del troll.
Todos notaron cuando la profesora McGonagall entró al baño, seguida del profesor Snape y el
profesor Quirrell. Snape dejo salir un gruñido algo extraño al ver a Draco ahí.
—¡Draco! ¿Qué estás haciendo aquí? — gritó Snape —¡Deberías estar con los demás Slytherins!
Harry vio a Draco bajar la cabeza.
—¡Ustedes también! — dijo McGonagall muy enfadada —¿En qué estaban pensando, por todos
los cielos? Tienen suerte de que no los hayan matado. ¿Por qué no fueron a los dormitorios?
Snape dio una mirada muy severa a Harry, como si quisiera asesinarlo, inmediatamente Harry bajó
la mirada sintiéndose bastante nervioso y pudo ver qué el pantalón de Snape estaba rasgado y había
sangre bajando por su pierna.
—Me estaban buscando a mi...profesora— la voz empequeñecida de Hermione sonó —Yo vine a
buscar al troll, había leído sobre ellos y creí que podía hacer algo para detenerlo...
Harry y Ron estaban asombrados, incluso Ron dejó caer la varita cuando escucho a Hermione
decirle una mentira a McGonagall. Draco solo se veía confundido.
—Si ellos no hubieran venido por mi... probablemente estaría muerta. Cuando llegaron el troll
estaba a punto de matarme, no les dio tiempo a ir a buscar ayuda...— dijo Hermione bajando la
cabeza.
—Bueno...eso fue una impertinencia bastante grave, señorita Granger. ¿Cómo se te pudo haber
ocurrido? Pensé que eras más prudente— dijo la profesora McGonagall —Le quitaré cinco puntos
a Gryffindor por esto, si no te han hecho daño, ve a la torre de Gryffindor. Están terminando de
comer.
Hermione salió de la habitación, demasiado tímida como para voltear a ver a los otros tres chicos
que dejaba atrás.
—Ustedes tuvieron demasiada suerte. No muchos principiantes se enfrentan a un troll de la
montaña y viven para contarlo, cinco puntos...como recompensa a cada uno, suman un total de diez
puntos para Gryffindor y cinco para Slytherin. Ahora váyanse, debo informar al profesor
Dumbledore de esto.
Harry, Ron y Draco salieron del baño, caminaron solo unos pasos cuando de pronto...
—Usted no, señor Malfoy— sonó la voz de Snape bastante seria —Acompáñeme por favor.
Harry vio la cara de Draco torcerse, definitivamente estaba en problemas. Draco se fue con el
profesor Snape sin protestar y Ron y Harry siguieron su camino a la torre de Gryffindor.
Al llegar, Hermione de les acercó bastante tímida.
—Gracias...— les dijo —De verdad pude haber muerto de no ser por ustedes, ah y Malfoy. Pensé
que Malfoy era peor de lo que en realidad es, le agradeceré luego— Hermione estaba por darse la
vuelta, pero Ron la detuvo.
Hermione se dio la vuelta y Ron corrió a buscar comida junto con Harry.
—A todo esto— dijo Ron con la boca llena de papas —¿Qué le dijiste a Malfoy para convencerlo
de ayudar a Hermione?
—No le dije nada— Harry se limpió la boca, estaba manchado de jugo de calabaza —Solo corrí y
el vino detrás de mí.
—Creo que está muy obsesionado contigo— dijo Ron, quién ya había terminado su plato y
buscando una rana de chocolate —No veo más razones para que haya ayudado a Hermione, estoy
seguro de que Snape va a castigarlo por ayudar a hijos de muggles, o por ayudarte a ti. En
cualquiera de los dos casos, casi siento pena por él.
6. Harry el buscador
Había empezado el mes de noviembre, el clima se había vuelto frío. Las montañas cercanas al
colegio se tornaron de tonos grises por el hielo, el lago parecía de acero estando congelado, todas
las mañanas el parque amanecía lleno de escarcha y los dormitorios de Slytherin bajaban mucho de
temperatura en las madrugadas.
Los primeros días de frío habían sido una tortura para Draco, hasta que los elfos comenzaron a
calentar mágicamente las camas de los estudiantes y a mantener el calor dentro de la sala común.
Aun así, Draco pasaba gran parte del día fuera de las mazmorras o metido en la sala común junto a
la chimenea, todavía no podía entender cómo hacían los locos que les gustaba mirar al calamar
gigante por la ventana que daba una vista directa bajo el lago, esa ventana estaba condenadamente
fría.
Aquellos fríos de noviembre marcaban el inicio de la temporada de quidditch, la cual Draco había
esperado impaciente. Sintió pena por no poder formar parte del equipo de Slytherin ya que era de
primer año, y tampoco tuvo mucha suerte al encontrar una manera de meter a Hogwarts su propia
escoba para practicar por la noche. Si algo quería era entrar al equipo como buscador.
El sábado de esa semana se daría inicio al torneo de quidditch entre casas y el primer partido era
Slytherin contra Gryffindor, habían rumores de que había un nuevo buscador en el equipo de
Gryffindor y que ese buscador era nada más y nada menos que Harry Potter.
Draco pensó que solo era el furor por tener a Harry Potter en Hogwarts, esos meses podías
escuchar que Harry hacia cualquier cosa, especialmente después de haber vencido al troll, ya había
escuchado cosas raras como que Potter era un animago ilegal, que sus ojos eran así de verdes
porque contenían el hechizo que intentó acabar con su vida o que su madre era una preciosa Veela
y que por eso era tan guapo y encantador. A ese punto el rumor de que Harry Potter fuera el
buscador de Gryffindor era probablemente la cosa con más sentido que había escuchado, pero igual
de improbable que todo lo demás.
—¿Quién creen que sea el nuevo buscador de Gryffindor? Yo apuesto que es el tonto de Jordan—
dijo Blaise Zabini.
—Oh no, se dé buena fuente que Lee Jordan es solo el comentarista— le corrigió Theodore Nott.
—No creerás que Harry Potter es de verdad el buscador, ¿O sí? — dijo Blaise en tono de burla.
—Claro que no— dijo Theo —¿Que no lo has visto en clase de vuelo? Ni siquiera es tan bueno...
¿Qué dices tú, Draco?
Draco volteó a verlos desde su cama —No creo que lo sea, es una incoherencia. Los de primer año
no pueden formar parte de los equipos de quidditch.
—Si, bueno, pero además de eso. Usa lentes, ¿Cómo va a ver la snitch si no es capaz de ver ni
siquiera lo que tiene en frente? — bromeó Theo —¿No te parece gracioso que los ojos no le
funcionen? Tal vez el rayo asesino de verdad le desacomodó los ojos.
—Oh si, perdón por burlarme de tu novio— dijo Theo algo molesto.
—Ah, ¿No? ¿Entonces por qué lo sigues a todos lados como un perrito? Antes no podías dejar de
hablar de él y preguntar a dónde iba todo el tiempo para poder hablarle, gracias a Merlín ya te
detuviste. Pero ahora vas y corres a salvarlo de un troll gigante, no me vengas con cosas como que
ibas a ayudar a alguien más. Odias a Weasley y claro que no vas a ayudar a una sangre sucia como
Granger.
—Cierra la boca, Nott— dijo Draco, ya sonando más molesto —Tal vez cuente a mi padre como te
has estado propasando, puede que quiera tener una interesante conversación con los tuyos.
Theo inmediatamente dejó de hablar y bajó la cabeza, claro que tenía en mente que no había que
hacer enojar al señor Malfoy, sabía de buena mano que no le temblaba la mano a la hora de usar
sus influencias para castigar a cualquiera que atacará el nombre de su familia, lo que incluía a su
hijo.
—Me voy— dijo Theo —¿No vienes, Blaise? — Blaise lo siguió y Draco se quedó completamente
solo en la habitación.
Draco se tumbó sobre su espalda en su cama, sintiéndose aliviado de no tener a Theo ni a Blaise
cerca, habían sido sus amigos durante gran parte de su vida debido a sus padres, incluso tenía la
sospecha de que su madre había elegido a sus amigos por él. Había estado siendo presionado por
todos ellos para actuar de maneras que a él realmente no le gustaban tanto, como hablar mal de
Harry Potter por su estatus de sangre, cosa que su padrino Severus también había estado alentando.
Sabía que Severus era una persona rencorosa, pero no podía comprender que había en Potter como
para que lo odiara tanto. Todavía no olvidaba la última vez que interactuó con Potter, fue
descuidado, por puro impulso corrió detrás de él para salvar una niña que no conocía de un troll y
Severus le dio un sermón extremadamente largo sobre no juntarse con gente de bajo nivel.
Volteó a la ventana, la cual también daba al lago y como era de esperar estaba condenadamente
fría. A veces extrañaba poder ver el cielo desde las ventanas, buscando alguna estrella fugaz.
También era noviembre la primera vez que vio una y no había vuelto a ver otra desde ese día, una
estrella a la que le confío su deseo de hacerse amigo de Harry Potter. Cuando se enteró de que su
madre había convencido a su padre de que lo enviaran a Hogwarts una vez recibió su carta, fue el
chico más feliz del mundo, pero ahora que de verdad tenía la oportunidad de ser amigo de Potter,
no sabía cómo acercarse, menos cuando Potter estaba rodeado de Weasleys. A su padre no le
gustaba la idea de que se acercara a Potter, pero dijo que lo toleraría siempre y cuando no fuera a
hacerse amigo de un Weasley. Era muy difícil intentan hablar con Potter sin que aquel pelirrojo
intentara arrancarle la lengua con la mirada.
Sus compañeros en Slytherin tampoco lo estaban ayudando, solo iban y provocaban a los
Gryffindor porque se supone que eso hacen los Slytherin.
Frustrado, solo cerró las cortinas de su cama y se dispuso a dormir, Crabbe y Goyle volverían en
cuanto sus estómagos estuvieran llenos, y en cuanto Blaise y Theo, no podían estar en la sala
común para siempre, era muy fría por la noche.
La mañana del sábado era brillante y fría, Draco vio como muchas personas se reunían alrededor
de Potter, supuso que el rumor de que él era el buscador de Gryffindor tenía algo que ver con eso.
Theo había dejado de estar enojado con Draco por amenazarlo y ahora hablaban con mucho
entusiasmo sobre la temporada de quidditch y se preguntaban con entusiasmo que estrategias había
ideado Marcus Flint, el capitán del equipo de Slytherin.
—El siguiente año voy a aplicar para buscador— dijo Theo.
—Buena suerte con eso, tendrás que competir conmigo y es obvio que vas a perder— le recalcó
Draco.
A las once de la mañana, una cantidad abrumadora de estudiantes se habían juntado alrededor del
campo de quidditch. Cuando Draco subió a las gradas, dio un vistazo rápido a todo lo que podía
con sus binoculares y justo frente a él, en la grada más alta estaban Granger y Weasley sosteniendo
una pancarta que brillaba y cambiaba de color que decía "Potter, presidente"
—No puede ser— murmuró Draco para sí mismo.
—¿Qué no puede ser, Draco? — dijo Pansy con su voz chillona, se había pegado a él en cuanto
había salido de las mazmorras y había quitado a Gregory para sentarse al lado suyo.
Cuando los equipos salieron al campo, lo que había pensado cuando vio la pancarta se hizo
realidad, Harry Potter estaba parado junto al equipo, con el uniforme puesto y con una preciosa
Nimbus 2.000 en sus manos.
Vio como todos se montaban en sus escobas y después de que la señora Hooch diera un largo
pitido con el silbato todos se elevaron en el aire. El partido era bueno, odiaba admitirlo, pero el
equipo de Gryffindor estaba bien coordinado y Harry tenía bastante ventaja con la Nimbus 2.000.
Lee Jordan hacía comentarios graciosos, seguidos de las reprimenda de la profesora McGonagall,
cosa que si bien le hacía reír, no parecía causarle ninguna gracia a sus compañeros Slytherin, se
aguantó la risa para no verse fuera de lugar.
Si bien el partido era interesante, lo que en realidad le importaba era ver a Harry Potter, desde que
lo había visto en el expreso de Hogwarts supo que era el mismo chico de la tienda de túnicas y en
ese momento le había dicho que no jugaba quidditch y que menos tenía una escoba propia. Parece
ser que Potter estaba lleno de sorpresas.
Mientras observaba a Potter, pudo verlo lanzarse hacia abajo, siendo perseguido por Terence
Higgs, el buscador de Slytherin. Era claro que había visto la snitch y Potter era mucho más veloz
que Higgs, iba aumentando la velocidad hasta que Marcus Flint le cerró el paso abruptamente.
Escuchó a sus compañeros celebrar la obvia falta de Flint, mientras que el resto de personas
gritaban furiosos ante la injusta jugada.
Fue penalti para Gryffindor, pero no gol está vez, el partido continuó y Draco siguió observando
los movimientos de Potter, lo vio esquivar una bludger y después lo vio aferrarse a la escoba de
una manera extraña, lo vio intentar seguir pero con el paso del tiempo parecía que iba perdiendo el
control de la escoba y no era el único que lo había notado, muchos otros habían comenzado a
señalar a Harry y a comentar que la escoba estaba haciendo movimientos raros. Draco había
empezado a preocuparse cuando vio la escoba comenzar a dar vueltas.
—Oh, lo sabía, me dijo que no sabía volar...— murmuró con preocupación para su mismo.
Potter terminó colgando de su escoba. Todos miraban con terror la escena que se estaba
presentando el en cielo cuando después de unos momentos la escoba se quedó estática en el aire y
Potter, de manera milagrosa, pudo subir de nuevo a la escoba. Draco no pensó que tuviera la fuerza
suficiente, aún que era cierto que ahora se veía más sano, estaba seguro que la primera vez que lo
vio pensó que estaba a punto de morir de hambre.
El partido continuó, Potter aumentó la velocidad casi en cuanto se recuperó, Higgs lo siguió de
cerca hasta que fue en picada al terreno de juego, parecía que estaba a nada de vomitar. Escupió
algo en su mano y levantó la esfera dorada luciendo muy feliz. Gryffindor había ganado con un
marcador de ciento setenta puntos contra sesenta puntos.
—¡Ah! ¡Ni siquiera la atrapó! — se escuchaba a Marcus Flint quejarse en la sala común de
Slytherin —¡Literalmente casi se la tragó! Eso no puede contar.
Higgs estaba al lado de Flint, haciéndole segunda en todas sus quejas. Desgraciadamente no había
alguna regla en el quidditch que penalizará atrapar la snitch con otra parte del cuerpo que no fueran
las manos, así que era completamente válido que Potter la atrapará con la garganta.
Ese día Draco aprendió una cosa, Potter tiene una habilidad sobrenatural para las imposibilidades,
primero estaba la extraña manera de sobrevivir a la maldición asesina, luego va y pelea contra un
troll y ahora quebranta las normas con el permiso de todo el mundo, juega quidditch sin saber
jugarlo y sin saber volar en escoba y no conforme con eso, gana su primer partido de manera
extraña, definitivamente Draco iba a ir a buscar información sobre la familia Potter en la biblioteca
para verificar que no fuera descendiente de alguna criatura mágica.
7. Navidad en Hogwarts
Ya era diciembre y las vacaciones de invierno estaban a la vuelta de la esquina y Harry había sido
el primero en anotarse en la lista de alumnos que iban a quedarse en Hogwarts. No iría a Privet
Drive por varias razones, una de las primeras que se le ocurrían es que probablemente tendría que
ver cómo se las arreglaría para ir desde la estación en King's Cross hasta la casa de los Dursley, ya
que dudaba que el tío Vernon fuera a ir por él. De igual modo, Ron y sus hermanos se quedarían
para las vacaciones, sus padres iban a ir a visitar a su hermano Charlie en Rumanía para navidad y
no podían llevar a todos sus hijos.
Las clases en las mazmorras eran extremadamente incómodas, no solo por lo condenadamente frío
que era el lugar, si no que Snape había estado insoportable después de la derrota de su casa en el
partido de quidditch y además de eso, algunos alumnos de Slytherin habían comenzado a molestar
a Harry.
—Miren eso, el tonto que no sabe volar en escoba— Pansy Parkinson había sido especialmente
hostil con él desde el inicio del año —Todavía me pregunto cómo hiciste para quedarte en el
equipo, Potter.
—Con la fama, ¿Qué no es obvio— dijo Nott, quien siempre estaba merodeando cerca de
Parkinson
Son embargo, a pesar de todos los esfuerzos que hicieron por burlarse del incidente con la escoba,
no lograron mucho, a muchos más alumnos les parecía fascinante la habilidad de Harry para no
caer de una escoba fuera de control.
—Me da mucha lástima— dijo Parkinson en voz alta —toda esa gente que tendrá que quedarse en
Hogwarts para navidad, todo porque no los quieren en sus casas— Nott se rio del comentario.
—Pansy— dijo Draco muy disgustado —Yo me quedaré en Hogwarts para navidad.
Parkinson de inmediato se pegó al brazo de Draco, disculpándose y prometiendo que ella también
se quedaría para acompañarlo, aún que para eso ya era un poco tarde, las listas ya se habían
recogido.
Para cuando terminó la clase, Harry y Ron salieron casi corriendo de las mazmorras por el frío que
hacía.
Después de pasarse por el gran comedor con Hagrid y que este nuevamente se negara a compartir
información sobre Nicolás Flamel, corrieron a la biblioteca a buscar algo de información, siendo
echados por la señora Pince.
Cuando llegaron las vacaciones, Harry y Ron pasaron mucho tiempo pensando en Nicolás Flamel.
Pero más que eso, Harry se sintió algo extraño al ver Hogwarts bastante vacío, aún que los
hermanos de Ron hacían lo posible para llenar la torre de Gryffindor con ruido, cosa que a varios
de los de séptimo año, que estudiaban para sus éxtasis, no les había gustado para nada. A la hora
de las comidas, Harry volteaba a la mesa de Slytherin, Draco estaba ahí pero como lo había
sospechado, no había nadie más con él. Le dio la sensación de que en realidad nadie sabía que
Draco se quedaría para navidad, de lo contrario al menos Parkinson se hubiera quedado para estar
pegada de él todo el día.
En la víspera de navidad, Harry se fue a la cama pensando en todo lo que haría con Ron y los
gemelos, pensó en considerar a Percy, pero creyó que era demasiado amargado como para unirse a
ellos. A la mañana siguiente se despertó temprano y lo primero que vio fueron varios paquetes a
los pies de su cama.
—Feliz navidad, Harry — le dijo Ron, quién se tallaba los ojos llenos de lagañas.
—Feliz navidad, Ron— dijo Harry, poniéndose la bata y mirando los regalos que tenía frente a él
—Vaya, no había esperado que me dieran algo.
El primer regalo era de Hagrid, una flauta tallada a mano, algo chueca pero que al soplar parecía
imitar el canto de una lechuza, el segundo era un regalo muy pequeño, con una nota que decía
"recibimos tu mensaje y te mandamos tu regalo de navidad. De tío Vernon y tía Petunia".
—Ron, mira esto— dijo Harry entusiasmado —Mis tíos me enviaron algo, nunca me habían dado
algo en navidad— Ron se acercó a mirarlo y cuando Harry abrió la caja se le borró la sonrisa
inmediatamente, era una moneda de cincuenta peniques. —Que detalle...
—¿Qué es eso? ¿Es dinero? — dijo Ron, quién estaba evidentemente más fascinado que Harry.
—Ah, sí, dinero muggle. Puedes quedarte con ella— le dijo dándole la moneda —¿De quién es
este?
—Ah, creo que se dé quién es. Mi madre, le dije que creías que nadie te regalaría nada y....creo
que es un suéter— comentó Ron.
Harry abrió el regalo y comprobó que en realidad si era un suéter, estaba tejido a mano, grueso y
de color verde, y una gran caja con un pastel de chocolate casero.
—Todos los años nos teje un suéter, el mío siempre es rojo oscuro— le dijo Ron.
—Es muy amable de parte de tu madre— dijo bastante feliz y peleando consigo mismo para no
lloran frente a Ron.
El siguiente regalo era una caja de ranas de chocolate con una nota de Hermione, Ron también
había recibido una caja así. Luego tomó otro regalo, notó que era muy ligero, lo desenvolvió y algo
parecido a un líquido extraño de color gris cayó al suelo. Ron quedó asombrado.
—Creo que se lo que es— dijo Ron tomando lo que estaba en el suelo.
Ron se la aventó a la cara, procurando que estuviera extendida para cuándo cayera sobre Harry.
—No lo sé...ahí hay una nota— Harry recogió la nota y la leyó en voz alta — Tu padre dejó esto
en mi poder antes de morir. Ya es tiempo de que te sea devuelto. Utilízalo bien. Una muy feliz
navidad para ti.
—Vaya, quien quiera que fuera el que envío esa capa, seguramente era cercano a tu padre— dijo
Ron —¿No sabes de alguien que lo haya sido?
—No en realidad, no conozco a nadie que haya sido amigo de mis padres.
Harry miró que aún le quedaba un regalo más por abrir, una caja mediana de color dorado,
decorada con un bonito lazo plateado.
Harry notó que, durante el desayuno, Draco no dejaba de mirarlo, lo hacía sentir algo cohibido.
Aun así, era una navidad agradable.
Cuando cayó la noche pensó en la capa y las cosas que podría hacer con ella, ocurriéndosele algo
muy interesante. Saltó de la cama y pensó por un momento despertar a Ron, pero se veía
demasiado plácido como para siquiera moverlo. Salió de la torre de Gryffindor y se dirigió
directamente a la biblioteca, era momento de entrar a la sección prohibida.
Aún con la capa puesta, estuvo a punto de ser descubierto por Filch, la señora Norris y el profesor
Snape; sin embargo, se las arregló para salir bien parado de aquella situación, encontrándose con
un espejo bastante curioso que parecía mostrarle a su familia. Pasó varias noches cerca del espejo,
le gustaba ver a sus padres y familiares aún que fuera a través de un cristal, no fue hasta que Albus
Dumbledore lo encontró viendo el espejo que supo lo que era, el espejo de Oesed.
Dumbledore le explicó con palabras muy graciosas lo que hacía el espejo, "te muestra los deseos
más desesperados del corazón", le explicó que aún que el espejo mostraba cosas complacientes, no
era del todo bueno que lo mirara mucho tiempo, pues muchas personas perdieron la razón por no
poder cumplir lo que el espejo les mostraba. Esa fue la última vez que vio el espejo, pero no la
última vez que lo buscó.
—Si quieres mi opinión— dijo Ron con una pierna de pollo en la mano —Creo que es mejor así.
Te lo digo en serio, te habías comenzado a obsesionar con esa cosa, me parece sensato que lo
movieran.
Tal vez Ron tenía razón, pero Harry sentía la necesidad de ir a buscarlo aún que fuera una vez más.
Puso la excusa de estar demasiado cansado para poder salir del gran comedor y corrió lo más
rápido que pudo al baño. Sacó la capa de invisibilidad que había guardado con bastante cuidado en
uno de los cubículos y se dispuso a salir del baño rápidamente para aprovechar el tiempo y buscar
por todo el castillo, pero no contó con que Draco Malfoy había salido de otro de los cubículos y lo
había visto actuar de manera extraña.
Draco lo miró con sospecha, luego se dio la vuelta y fue al lavabo a lavarse las manos —No sé qué
estés tramando, pero debe ser lo suficientemente malo como para no tener a Weasley cerca— se
secó las manos en la toalla —¿Tal vez debería dar aviso a los profesores?
Draco lo miró con una cara extraña —No sabía que eras así de egocéntrico, Potter.
—Ya— Draco caminó hacia Harry —No te tomes muy en serio lo que hayas escuchado en la
tienda de túnicas, el hecho de que seas una celebridad no te va a dar derechos conmigo, Potter—.
—Es impropio de alguien de mi nivel dirigirme a alguien por su nombre de pila si es no es alguien
cercano a mi...eso dice mi madre.
—Draco, ¿Es algo común entre magos no pensar por sí mismos? — Draco lo miró confundido —
Ron también hace lo mismo, repite las cosas que dice su padre y ni siquiera se detiene a pensar en
sí es cierto o no, por eso te odia...
—Umm...— Draco se había quedado sin palabras —Sé que mi padre y el señor Weasley no se
llevan bien, mi padre dice que él y su familia son una deshonra para los magos— Harry lo miró
severamente —Es natural pensar que los más grandes tienen razón... Aún que...creo que a veces...
se equivocan con... cosas...
—Ajá— Harry lo miró con menos severidad —Sabes, antes de venir aquí pensaba que los magos y
las brujas se llevaban a los niños para comérselos— vio como la cara de Draco cambiaba a una de
asco —Es obvio que no lo hacen, pero mis tíos siempre me decían esas cosas cuando era más
pequeño para asustarme, cuando recibí mi carta dijeron que jamás me dejarían venir porque me
convertiría en algo monstruoso. Yo no creo que los magos sean monstruos.
Draco solo hizo una mueca, sintiéndose algo extraño.
—Draco, ¿De verdad crees que tengo mal la sangre?
De alguna extraña manera, Harry ya no tenía la necesidad de buscar el espejo de Oesed. Solo tenía
que pensar en cómo iba a sacar la capa del baño sin que Draco se diera cuenta.
—¿Una qué?
8. El árbitro de Slytherin y la piedra filosofal
El castillo había vuelto a su habitual movimiento. Todos los alumnos habían vuelto de las
vacaciones y Draco ahora tenía que lidiar con una muy arrepentida Pansy Parkinson que no dejaba
de intentar convencerlo con dulces y cartas que lo perdonara por dejarlo solo en vacaciones, en
realidad eso a Draco no le importaba y le había dicho que aceptaba sus disculpas desde la primera
vez que lo mencionó.
Había estado dando vueltas junto con Vincent, Gregory y Theo por las áreas más soleadas del
castillo para quitarse el frío de los calabozos, aún que para ese tiempo ya había comenzado a
disminuir un poco.
—Saben, creo que iré a la biblioteca— dijo Draco, esperando que los demás siguieran su curso al
proponerles algo tan aburrido.
—Oh, vamos contigo, estoy seguro que estás cabezas huecas no han hecho nada en vacaciones—
dijo Theo.
Emprendieron el viaje a la biblioteca con bastante calma y cuando llegaron a la puerta, Neville
Longbottom salió lo suficientemente despistado como para chocar con Theo y tirarlo.
—¿Qué te pasa? ¿No sabes caminar? — exclamó Theo muy molesto. Vincent lo ayudó a ponerse
de pie.
—Ya— Theo volteó a mirar sus zapatos y vio una leve rayadura —Estos zapatos son mis favoritos,
Longbottom—.
—Lo siento, ya dije que no era mi intención — dijo Longbottom algo más molesto.
—Sabes, he estado estudiando un nuevo hechizo...solo qué— Theo sacó su varita de si bolsillo —
Aún no tengo con quien practicarlo. Creo que eres un buen sacó de pruebas, Longbottom —.
Longbottom comenzó a correr lo más rápido que le permitían los libros que llevaba consigo.
Draco intentó no pensarlo mucho mientras investigaba de la familia Potter, aunque no encontró
mucho más que la historia de un curandero llamado Linfred de Stinchcombe que tenía el apodo de
"The potterer" (El alfarero). Un mago que curaba las enfermedades muggles, pero no veía mucha
relación con Harry Potter y simplemente se rindió al no encontrar algún registro de su árbol
familiar. Para ese punto, Theo, Vincent y Gregory ya se habían ido a las cocinas para intentar robar
algunos postres para Vincent y Gregory y Draco solo salió de la biblioteca con una rana de
chocolate que se sentó a comer en un pasillo vacío.
—¡Malfoy! — escuchó a alguien gritar, era Potter, quién había doblado la esquina y parecía
extremadamente enfadado —¿Me puedes explicar que haces embrujando gente? — exclamó.
—Yo no he hecho nada— dijo Draco con molestia.
—Neville acaba de volver a la torre de Gryffindor con las piernas pegadas y dijo que lo habías
embrujado—.
—No sé el contra hechizo, ni siquiera sabía que ese maleficio existía. Mira, intenté detenerlo, pero
Theo simplemente hace lo que quiere—.
Potter solo hizo una mueca de desagrado y se desparramó por la pared hasta quedar sentado al lado
de Draco. Ambos se quedaron en silencio y Draco solo se limitó a abrir su rana de chocolate, en el
momento en que la abrió la rana saltó y Draco la atrapó en el aire con bastante habilidad.
—Bueno, solo pueden saltar una vez y suelen saltar hacia adelante, pones la envoltura hacia donde
quieres que salte y solo la atrapas— Draco miró la rana por un momento y la partió por la mitad
para darle un pedazo a Potter.
—Sí. Creo que el pobre Longbottom ha tenido suficiente por un año, no sé si esté buscando romper
algún récord de accidentes, pero en una de esas va a acabar muerto o expulsado por poner en
peligro su integridad y la de los demás—.
—Ya veo...—.
Draco miró la envoltura de su rana de chocolate y sacó la lámina de colección.
—¿Quién te salió? — preguntó Potter.
—El profesor Dumbledore, tengo como tres de estas. Puedes quedártela si quieres— le dio la
lámina para que la viera.
— En realidad, la primera vez que comí una rana de chocolate me salió Dumbledore. Quedé muy
sorprendido cuando desapareció de la lámina, Ron me dijo que no iba a quedarse ahí todo el día—.
—En el mundo muggle las imágenes no se mueven...— Draco se vio muy interesado por esa última
afirmación, pero cuando quiso preguntarle vio a Potter demasiado interesado en la descripción de
la lámina. Fue algo extraño de ver considerando que hace unos momentos le había dicho que el
primero que le había salido fue Dumbledore, y de un momento a otro, Potter ya había saltado del
piso y se había puesto en marcha.
—¡Tengo algo que hacer! ¡Nos vemos Draco! —.
Draco se quedó muy confundido por lo extraño que podía llegar a actuar Potter, pero lo que más le
inquietaba era pensar en imágenes inmóviles ¿Cómo haces para que no se muevan? ¿No se
cansarían de estar quietas todo el día?
—Gryffindor contra Hufflepuff— Blaise estaba hablando con la boca llena de tostadas con
mermelada — Y el profesor Snape de árbitro, ¿Quieren apostar a quién gana? —.
—Blaise, ¿De verdad piensas que el profesor Snape va a dejar que gane Gryffindor? — dijo Theo
—No los deja ni respirar en clase, obviamente va a limpiar el camino para que Slytherin gane la
copa—.
Draco sabía que eso era lo que su padrino haría, no sabía mucho de cómo funcionaba la mente se
Severus, pero lo que si sabía es que tenía la tendencia de molestar a los Gryffindors, a Potter y
Longbottom con exactitud.
Llegaron al campo de quidditch y subieron a las gradas y para mala suerte de todos, Theo ya había
divisado la pelirroja cabeza de Weasley. Pasó por detrás de los chicos Gryffindor y golpeó su
cabeza con su pie.
Weasley se quejó por el dolor.
—Lo siento, confundí tu cabeza con una zanahoria— se burló Theo —Oye Draco, ¿Cuánto tiempo
crees que dure Potter colgado de su escoba está vez? ¿Quieren apostar? ¿Cuánto apuestas Weasley?
—.
—Theo, ¿Cómo le vas a pedir apostar a Weasley? — le siguió Draco — No puede pagar ni un knut
—.
Aquellos comentarios parecieron no llegar a Weasley, quién parecía más molesto por ver a Severus
marcar un penalti favor Hufflepuff por culpa de una bludger que lanzó su hermano. Aún que Draco
no sabía si se trataba de Fred o de George.
—Saben— dijo Blaise —He estado pensando, creo que ya sé cómo elijen a los Gryffindor. Es
porque dan pena, están todos los Weasley, Potter, Longbottom—.
—Cierra la boca, Zabini— dijo Longbottom —Yo valgo por doce como tú— Draco se sorprendió
de la repentina valentía del chico que hacía unos momentos había visto arrastrase en el piso como
un gusano.
Puso atención en el juego por un instante y Potter ya había aumentado la velocidad con la vista fija
en un punto, tal vez había visto la snitch.
—Longbottom, si tu cerebro fuera de oro serías más pobre que Weasley— dijo Theo.
—Lo perdimos— dijo Nott —No somos competencia para su novia con dientes de conejo—.
Weasley ni siquiera dijo algo, solo se abalanzó sobre Theo y rápidamente Blaise se les sumó para
ayudar. En medio de la confusión de Draco, pudo ver cómo Potter había atrapado la snitch
sumamente rápido, la sorpresa del momento pudo haberlo impulsado a celebrar el triunfo de Potter
de no ser que escucho a alguien gritarle.
—¡Esto es por el maleficio, Malfoy! — era Longbottom, quién dirigía un puño directo a su cara,
dos segundos le bastaron para encontrarse luchando por sacarse aquel chico de encima. Lo cual era
muy complicado si considerabas la diferencia de peso y que Draco en realidad no tenía mucha
fuerza. No fue hasta que Vince y Gregory se metieron a defenderles que pudieron calmarse.
—¡Ron! ¡Ron! ¡Ganamos! ¿Dónde estás? — Granger busco a Weasley y cuando vio la escena de
todos completamente golpeados simplemente se llevó a Weasley y Longbottom como si fueran
niños pequeñitos.
—Weasley me mordió...— dijo Blaise — ¿Crees que se vaya a infectar, Theo? —.
—No si te llevamos a la enfermería— dijo Theo, acariciando el brazo de Blaise —Uy, Draco,
también deberíamos llevarte—.
Al llegar a la enfermería, todos recibieron una gran reprimenda por parte de la señora Pomfrey,
Longbottom había llegado completamente inconsciente y con varios golpes, Draco se hubiera
preocupado por el si no estuviera al tanto de la aparente habilidad de Longbottom para sobrevivir a
catástrofes de gran calibre. Incluso comenzó a pensar que tal vez estaba hecho de goma.
De igual manera sintió que Gregory de había pasado un poco con él.
—Lo siento Theo... voy a morir, me van a quitar el brazo y moriré mientras me lo cortan...—
Blaise siempre había sido un dramático, lo que Draco no podía entender era por qué Theo no lo
ignoraba como hacía con todos los demás.
—No vas a morir, la señora Pomfrey se encargará de que tus heridas sanen—.
Draco tuvo un ojo morado por los siguientes días y esos días habían sido pacíficos, si no contabas
las constantes miradas de odio por parte de los Gryffindor y las burlas sobre que ahora Draco
parecía un dálmata.
Por suerte para él, su padrino no dejaba que nadie se burlara de su ahijado frente a él.
—Finnigan, tres puntos menos para Gryffindor— dijo Severus después de que Seamus Finnigan se
burlara en voz baja de la apariencia de Draco.
Al acabar la clase, Severus dejó que todos salieran del aula, menos Draco.
—¿Tienes suficiente esencia de díctamo? — le dijo Severus mirando su ojo morado.
—Si...profesor—.
Draco vio los labios de Severus curvearse en una sonrisa algo torcida. Asintió frenéticamente con
la cabeza y salió del aula sintiéndose feliz.
—Draco—.
—¡Ah! — gritó —¡Potter! ¿Qué haces? No te quedes ahí sin hacer ruido, casi me matas de un
susto—.
—Lo siento...quería preguntarte...— dijo Potter, quién pareció quedarse a mitad de la frase —¿Eso
lo hizo Neville? —.
—Bien...si, lo siento, debí explicarle. ¿Ya fuiste a la enfermería? La señora Pomfrey podría hacer
que desaparezca—.
—Ya fui, Potter. Pero no funciona así, tendré está fea mancha por otros dos días—.
—¿Dos días? — dijo Potter sonando asombrado —Cuando yo tengo de esos me duran como tres
semanas—.
—¿Por qué duran tanto? ¿Eres débil de salud? — dijo Draco demasiado extrañado.
—No, a todos nos duran eso...— Potter de vio algo pensativo —¿Qué usan ustedes para curar? —.
—Umm...esto— Draco sacó la pomada de díctamo que recién le había dado Severus —Es díctamo
normalmente viene en esencia, pero Severus hizo una pomada especial para mi ojo...—.
—Oh...no tenemos de esto en el mundo muggle— dijo Potter, abriendo el frasco y mirando con
curiosidad la crema que había dentro. Tomó un poco con la punta de sus dedos y se aproximó a
Draco.
—Te ayudo a ponértela— dijo Potter, Draco dejó que se aproximara y sintió el movimiento de los
dedos de Potter moverse por su ojo, con la misma suavidad que había visto a Theo tocar las heridas
de Blaise.
—Umm...pues sí, mi primo Dudley tiene un muy mal carácter...y mi tía Petunia dice que me
parezco mucho a mi padre— Cuando terminó de ponerle la pomada a Draco, cerró el frasco y se lo
devolvió —No sabía que eras cercano al profesor Snape...— dijo con algo de duda en su rostro.
—Mis padres lo conocieron cuando estudiaban aquí, fueron a la misma casa— Draco guardó el
frasquito en su túnica —¿No venías a preguntar algo, Potter? —.
Draco estaba bastante confundido por eso. —A demás de que fue hecha con alquimia y que sólo
Nicolás Flamel ha hecho una...no mucho, ¿Por qué? —.
—Oh, lo encontré por ahí mientras estudiaba y Hermione y Ron no parecían saber mucho, tal vez
tú sabrías... ¿No ha dicho nada el profesor Snape sobre alguna piedra filosofal? Quiero decir, es el
jefe de su casa y....—.
—Si, lo siento. Ya me voy— y Potter salió corriendo del lugar, fue algo incómodo porque en
realidad ambos se dirigían al gran comedor y Draco podía ver a Potter caminar a unos metros de
distancia de él.
9. Marte y Venus
La primera parte del plan había salido bien, Norberto estaba en camino a Rumanía para crecer
siendo cuidado por Charlie. La parte de volver a la torre de Gryffindor había sido un completo
fracaso, sobre todo si consideraban que habían sido lo suficientemente tontos como para dejar la
capa de invisibilidad.
—¡Harry! — dijo Neville en cuanto los vio entras al despacho de McGonagall —Intente
encontrarte para prevenirte. Oí que Nott iba a intentar atraparte porque tenías un dragón—.
Harry pensó que las cosas no se podían poner peor, vio a la profesora McGonagall torcer la boca
con enojo, pero extrañamente quién estaba en la habitación no era Theodore Nott, Draco era el que
estaba sentado en una esquina del despacho. La profesora McGonagall los regañó severamente por
estar fuera de la cama a la una de la mañana, incluso no tuvieron que inventar una excusa para ella.
La profesora se había inventado su propia versión de lo que había sucedido, poniendo la huida de
Norberto como una simple fantasía que inventaron Hermione y Harry para meter en problemas a
algún Slytherin y que por desgracia Neville de vio envuelto.
—Se les descontarán cincuenta puntos a cada uno, y están castigados. Usted también señor Malfoy
—.
Todos salieron cabizbajos del despacho de McGonagall y Harry no pudo dormir mucho esa noche.
No podía dejar de pensar en por qué Draco estaba ahí si el que había querido acusarlos era Nott.
Perdieron ciento cincuenta puntos para Gryffindor en total, y todos en la torre parecían odiarlos. En
especial Neville, que pensó que había sido engañado por Harry sobre el dragón y que había sido
sumamente estúpido al intentar darle aviso de los planes de Nott. Ahora por esa enorme diferencia
de puntos, Slytherin iba en primer lugar.
—Anímate Harry, Fred y George pierden puntos todo el tiempo y nadie los odia— dijo Ron para
reconfortarlo.
—Sí. Pero nunca habían perdido ciento cincuenta puntos en una sola noche—.
Harry se sentía tan culpable que incluso le dijo a Oliver Wood que quería renunciar al equipo de
quidditch. Wood no aceptó esa propuesta y le aclaró que sin él en el equipo ya no podría encontrar
un reemplazo para el a tiempo para el siguiente partido y que además era el mejor buscador que
habían tenido en el equipo.
Mientras Harry caminaba por los pasillos, algunos chicos de Slytherin se burlaban de él dándole
las gracias por haber perdido tantos puntos y ponerlos en la cima y los chicos de otras casas lo
miraban con cierto recelo, nadie quería ver a Slytherin ganar. Incluso Hermione mantenía la cabeza
baja en clases y trabajaba en silencio en lugar de levantar la mano frenéticamente para responder.
Con la próxima llegada de los exámenes todos parecían lo suficientemente ocupados como para
dejarles en paz un rato, en especial los de cursos más avanzados que parecían desmoronarse por los
pasillos. Cuando todo parecía medianamente normal escuchó una conversación extraña del
profesor Quirrell y simplemente dedujo que Snape había estado intimidándolo para poder llegar a
la piedra filosofal. Prefería no indagar demasiado en la situación al verse metido ya en tantos líos.
Mientras desayunaban una mañana, llegaron algunas notas para Harry, Hermione y Neville
anunciando que se había decidido el lugar y hora de su castigo. Debían ir con el señor Filch a las
once de la noche, un castigo con Filch era lo que menos quería escuchar Harry, había oído que era
fan de los castigos horribles.
A las once de la noche se despidieron de Ron y fueron directo a el vestíbulo para encontrar a Filch.
Draco se les unió en el camino.
—Síganme— les dijo Filch, con una voz que sonaba peculiarmente alegre y en el camino a la
cabaña de Hagrid les habló de lo mucho que extrañaba que le dejarán hacer castigos físicos contra
los estudiantes. Cómo colgarlos de los pulgares hasta rompérselos, a Harry le horrorizó la idea.
—El día de hoy cumplirán su castigo con Hagrid— Harry se animó un poco al escuchar eso y por
la cara de Filch supuso que su alegría se notó demasiado —Yo que ustedes no estaría tan felices. El
día de hoy entrarán al bosque prohibido para ayudarlo con sus deberes. Todos tuyos Hagrid,
volveré más tarde para llevarme lo que quede de ellos—.
—No creo que nos hagan entrar ahí... ¿O sí? — dijo Draco —Hay toda clase de cosas ahí...dicen
que hay hombres lobo—.
—Bueno. Señor Malfoy, temo decirte que el día de hoy entrarán al bosque prohibido. Pero no se
preocupe, no hay hombres lobo en Hogwarts...no desde hace unos años— la cara de Hagrid pareció
un poco extraña al sugerir que antes pudo haber habido hombres lobo caminando por Hogwarts.
—Escuchen con cuidado, porque lo que haremos esta noche es peligroso y no quiero que ninguno
se arriesgue. Síganme—.
Hagrid los condujo hacia el bosque. Señaló un sendero de tierra que desaparecía entre los espesos
arbustos. Harry sintió un ligero cosquilleo al ver la negrura del bosque.
—¿Ven eso que brilla en la tierra? Es sangre de unicornio. Hay alguno mal herido por aquí, algo
ha estado atacando a los unicornios —.
—¿Y si lo que los ataca nos encuentra primero a nosotros? — dijo Draco muy preocupado.
—No hay ninguna criatura en el bosque que los ataque si están conmigo o con Fang— dijo Hagrid
—Nos dividiremos en dos equipos y exploraremos por senderos diferentes, si encuentran algo o
están siendo amenazados, levanten la varita y lancen chispas rojas, los demás iremos rápidamente a
verlos—.
—Oh bien, pero te aseguro que es un cobarde— dijo Hagrid —Neville, acompaña a Malfoy—.
—Muy bien, calmados todos— dijo Hagrid —Entonces, Harry, acompaña a Malfoy y a Fang—.
—¿Miedo?, ¿Y cómo no voy a tener miedo? Podríamos morir aquí— dijo Draco algo paranoico.
Caminaron un rato más por lo que parecía ser un sendero o lo más parecido a uno. Se escucharon
unos pasos extraños dirigirse rápidamente hacia ellos y Harry en su desesperación levantó la varita
y chispas rojas salieron de ella. Lo que estaba parado frente a ellos era un hombre con el torso al
aire y cuerpo de caballo, quién los miraba desde arriba con una expresión que Harry no podía
descifrar. El centauro volteó la cabeza hacia el cielo, contemplándolo con atención.
—¿Qué pasó? — la voz de Hagrid se escuchó muy agitada, el centauro bajo la cabeza para mirarle
—Oh, eres tú, Ronan. ¿Cómo estás? —.
—Buenas noches Hagrid — dijo el centauro con una voz apacible Y profunda —¿A qué se debe tu
visita? —.
—Estoy buscando a una criatura que está atacando a los unicornios. Ah, este es Harry Potter, el
que está detrás de él es Draco Malfoy, y estos son Hermione Granger y Neville Longbottom. Todos
estudiantes del colegio. Niños, él es Ronan. Es un centauro—.
—Buenas noches— les saludo Ronan amablemente —Temo que los he asustado, así que son
estudiantes, ¿Aprenden mucho en el colegio? —.
—Un poquito. Bueno, eso es algo— Ronan volvió a mirar el cielo —Esta noche, Marte está
brillante.
—Ajá— dijo Hagrid, intentando aparentar que sabía de lo que hablaba —Escucha, ya que estás
aquí. Ya mencioné que hay un unicornio herido. ¿Has visto algo? —
Ronan se quedó mirando al cielo sin pestañear, suspiró un momento y después habló.
—Siempre son los inocentes las primeras víctimas. Ha sido así durante los siglos y lo es ahora—.
Hagrid intentó hablar con él un poco más con la esperanza de que le dijera algo; sin embargo, el
centauro lo único que decía era que Marte estaba inusualmente brillante. Incluso cuando llegó otro
centauro, Bane, este no hizo más que afirmar lo que había dicho Ronan. Irritado, Hagrid solo
condujo a todos más adentro del bosque y después de explicar que los centauros eran algo celosos
con su conocimiento, volvieron a separarse en equipos.
Harry y Draco continuaron adentrándose en el denso bosque como por media hora, atentos a
cualquier ruido o sombra que se moviera.
—Mira— dijo Draco, jalando la capa de Harry y señalando algo de color blanco brillante que se
distinguía de la tierra. Se acercaron lentamente.
La figura del unicornio se distinguió mejor una vez estuvieron cerca, y para mala suerte de todos,
el unicornio estaba muerto. Aun estando muerto, era la cosa más hermosa y triste que Harry había
visto, las patas estaban dobladas en ángulos extraños y la melena de color blanco perla estaba
desparramado sobre el suelo oscuro, de alguna manera, el unicornio le recordaba un poco a Draco.
No pudieron contemplar mucho al unicornio, un sonido de algo que de deslizaba los puso alerta.
Un arbusto se agitaba y después de unos momentos, una figura encapuchada se acercó al unicornio,
gateando de una manera muy antinatural. Todos se quedaron muy quietos mientras observaban a la
figura beber la sangre del unicornio de manera bastante grotesca. Fang ladró a la figura y está puso
su atención en los tres que habían estado observándole, se levantó lentamente y Fang salió
corriendo de inmediato, Harry y Draco quisieron hacer lo mismo, pero tropezaron el uno contra el
otro y terminaron en el suelo completamente paralizados por el miedo. Harry comenzó a sentir un
ardor muy fuerte en la zona donde estaba su cicatriz y la visión se le había nublado, había perdido
sus lentes.
El sonido de unos cascos galopando se acercaron rápidamente a dónde estaban y Harry solo pudo
ver a una figura de colores claros saltar sobre la criatura que los acorralaba y está salió corriendo.
—Harry, tus lentes— escuchó a Draco decir y vio como su mano blanca y temblorosa le acercaba
sus lentes.
Para cuando recuperó la visión, un centauro de cabello rubio y con apariencia joven estaba parado
frente a ellos.
—Firenze, ¿Qué estás haciendo? ¡Tienes humanos en el lomo! — dijo Bane muy consternado —
¿No te da vergüenza? ¡Pareces una mula! —.
—¿Te das cuenta de a quién llevo? — dijo Firenze —Es el chico Potter. Mientras más rápido se
vaya del bosque, mejor—.
—¿Qué tanto haz dicho? Recuerda que juramos no oponernos a los cielos. ¿No has leído en el
movimiento de los planetas lo que sucederá? —.
—Estoy seguro de que Firenze estaba obrando conforme a lo que creyó adecuado— intervino
Ronan, defendiendo con firmeza al más joven de ellos.
—¿Qué tiene que ver eso con nosotros? ¡No es asunto nuestro andar llevando humanos extraviados
en nuestro bosque como si fuéramos burros! —.
Firenze levantó las patas con furia. Harry tuvo que aferrarse para no caer y Draco se aferró a él.
—¿No has visto el unicornio? — preguntó Firenze a Bane —¿No comprendes por qué lo mataron?
¿Los planetas te guardaron ese secreto? Yo me levantaré en contra de todo el que aceche este
bosque, con humanos sobre mi lomo si es necesario—.
Firenze partió rápidamente, con Harry y Draco sujetándose de donde pudieran. Harry intentó
hacerle algunas preguntas a Firenze, pero él no contestó ninguna hasta que se detuvieron en un
lugar particularmente tupido de árboles.
Harry miró a Draco, quién solo hizo un gesto de no tener idea de la respuesta.
—No...— le contestó Harry —En clase solo utilizamos los cuernos y el pelo de la cola—.
—Eso es porque matar un unicornio es algo monstruoso— dijo Firenze —Solo quienes no tienen
nada que perder y todo por ganar cometen semejante crimen. Una vez la sangre toca tus labios te
mantendrás con vida incluso si estás al borde de la muerte, pero el precio es muy alto. Si alguien
mata a un unicornio con el fin de salvarse a sí mismo, obtendrá media vida. Una vida maldita—.
—Que tonto— dijo Draco —Si vas a estar maldito el resto de tu vida, entonces la muerte sería más
piadosa, ¿Quién estaría tan desesperado? —.
—Hay personas que tienen tanto la muerte, que una vida maldita es mejor que lo desconocido—
dijo Firenze —A no ser que solo necesites estar vivo el tiempo suficiente como para encontrar un
mejor remedio. Algo que te devuelva toda tu fuerza, tu poder. Algo con lo que nunca mueras.
¿Harry Potter, sabes lo que ocultan en el colegio en este preciso momento? —.
—¡La piedra filosofal! ¡Por supuesto, está buscando el elixir de la vida! — dijo Harry, Draco solo
pudo una cara de sorpresa enorme —Pero no entiendo quién...—.
—¿No se te ocurre quien haya esperado muchos años para regresar al poder, que esté aferrado a la
vida, esperando una oportunidad? —.
Harry entonces encontró la respuesta, Hagrid le había dicho que, aunque muchos decían que había
muerto, otros creían que seguía vivo, que era muy poco humano para morir.
—¡Harry! ¿Estás bien? — la voz de Hermione les llamó la atención, la vieron correr hacia ellos
por el sendero.
Ambos bajaron del lomo de Firenze y Harry les explicó que él y Draco habían encontrado el
unicornio y que lo habían encontrado muerto.
—Buena suerte, Harry Potter— le dijo Firenze —Los planetas ya han sido leídos equivocadamente
antes, incluso por centauros. Espero está sea una de esas veces— Firenze miró hacia el cielo y se
quedó mirando lo por un momento, luego miró a Harry y a Draco —Curioso, Venus también está
brillante, inusualmente brillante—.
—Bien Firenze, es mejor que regreses con los tuyos— dijo Hagrid —Ronan debe estar
intercediendo por ti de nuevo—.
Firenze sonrió ante esa afirmación —Es cierto, me despido. Que pasen buenas noches— y Firenze
desapareció entre los árboles.
Para cuando llegaron a la torre de Gryffindor, Ron estaba completa dormido, lo despertó para
explicarle a él y Hermione todo lo que había sucedido mientras estaba solo con Draco, tanto Ron
como Hermione estaban preocupados por el simple hecho de pensar que Snape estaba intentado
traer a Voldemort de vuelta.
—No creo que con Dumbledore en Hogwarts él se atreva a tocarte— dijo Hermione —A demás,
no sé qué tanto debamos confiar en las predicciones, la profesora McGonagall dice que la
adivinación es de las ramas menos precisas de la magia. Quiero decir, ¿Qué se supone que significa
que Venus está más brillante que otros días? Ni siquiera se molestó en explicarlo—.
Para cuando terminaron de hablar, el cielo había comenzado a ponerse claro. Todos se fueron a
dormir completamente exhaustos y cuando Harry levantó las cobijas encontró su capa invisible
cuidadosamente doblada con una nota:
"Espero que no hayas tenido tantos problemas en el bosque. Ten la capa por las dudas"
10. La gran hazaña de Gryffindor
Para Draco los exámenes habían sido relativamente sencillos, pociones sin duda había sido su
mejor materia. No solo porque su padrino fuera el profesor de pociones, si no que había pasado
gran parte de su infancia ayudando a Severus cuando quedaba a su cargo mientras que sus padres
estaban lejos.
Por el resto de materias la única que le había supuesto un verdadero reto era la historia de la
magia, sobre todo porque el extremadamente viejo y anticuado profesor Binns hacia muy difícil
prestar atención a su clase. Incluso cuando querías realmente ponerle atención terminabas
cabeceando abruptamente.
Por fortuna para él, historia de la magia era el último examen programado, lo había dado después
de los Hufflepuff y ahora que estaba completamente libre tenía un ligero sentimiento de vacío.
Había pasado tanto tiempo estudiando para los exámenes que ya no tenía mucha idea de que hacer
a continuación, Theo y Blaise hablaban sobre probar algún maleficio nuevo que habían aprendido
en los últimos días, y Vince y Gregory seguramente habían ido corriendo a las cocinas para ver qué
más podían robar para antes de la comida. Pansy era la única que parecía prestarle atención a
Draco, y no paraba de hablar acerca de un maravilloso pastel de manzana que había aprendido a
hacer en las vacaciones de invierno. En realidad, Pansy no dejaba de hablar sobre toda la cantidad
de postres que había aprendido a realizar durante ese tiempo, cosa que tal vez pudo haberle
interesado a Vincent o a Gregory, pero no le interesaba mucho a Draco.
—Es en realidad muy delicioso— continúo Pansy mientras se dirigían a la sala común de Slytherin
—Si me visitas en verano, te prepararé uno para ti solo— dijo restregándose por el brazo de Draco.
Iban doblando la esquina y Potter estaba ahí casi corriendo, parecía tener mucha prisa.
—¡Draco! — le escuchó decir —Draco, escucha, necesito preguntarte algo— dijo algo apurado y
nervioso.
—¿Y este igualado? — se quejó Pansy —¡Es señor Malfoy para ti! —.
—Pansy...— Draco le llamó la atención —Los alcanzo luego en la sala común — les dijo a sus
amigos.
Pansy hizo un gesto de desprecio, y Blaise y Theo solo pusieron caras de ironía.
—Vamos Pansy— le dijo Theo —Abre los ojos, no tienes oportunidad con Draco. No mientras
San Potter exista—.
Pansy y Blaise siguieron a Theo por el pasillo y Potter los miró hasta que desaparecieron por unas
escaleras.
—Oh... sí— Potter vaciló un poco, retorciendo el dobladillo de la manga de su túnica —Lo que te
voy a preguntar es muy importante...— dijo de repente con una voz muy seria, volteó hacia los
lados para que nadie los viera y arrastró a Draco hacia la habitación vacía más cercana que
encontró.
—¿Recuerdas lo que dijo Firenze, en el bosque prohibido? —.
A Draco se le pusieron los pelos de punta de solo recordar el bosque peligroso —Si...lo recuerdo.
Ya te dije que no sé nada de la piedra filosofal, se me hace increíble que siquiera pienses que algo
de tanto valor está escondido por aquí—.
—Pero si está aquí— afirmó Potter con una seguridad asombrosa —Escucha, sé que suena
demente, pero considera toda la situación... Él día que nos conocimos, la tienda de túnicas, ¿Lo
recuerdas, ¿no? —.
—Antes de que fuera a comprar mis túnicas, pasé a Gringotts junto con Hagrid—.
—¿Tienes una bóveda en Gringotts? — interrumpió Draco —¿Una bóveda propia? Pensé que no
habías tenido contacto con nuestro mundo hasta este año— dijo genuinamente sorprendido.
—Umm... realmente no es mía, lo es ahora, pero pertenece a mi familia... perteneció, más bien...—.
Draco se arrepintió casi al instante de haber señalado eso.
—El punto es— retomó Potter —No solo fuimos a mi bóveda ese día, también pasamos a recoger
algo a una bóveda de máxima seguridad. Estoy seguro de que era la piedra, ese mismo día, pero
más tarde alguien entró a Gringotts a robar—.
—Si, leo el periódico, Potter— en realidad era su padre quien lo leía y comentaba con su madre las
noticias que le parecían interesantes —De todos modos, aunque el gigante y tú hubieran sacado la
piedra, ¿Qué te hace pensar que está en Hogwarts! —.
—Porque Hogwarts es el lugar más seguro del mundo mágico— dijo Potter —O al menos eso
dicen muchos de ustedes, además, el profesor Dumbledore y Nicolás Flamel son amigos desde
hace tiempo. Si yo tuviera un amigo que tiene un puesto importante uno de los lugares mágicos
más seguros, definitivamente dejaría que cuidara algo así de valioso—.
—Suena lógico— dijo Draco —Pero, ¿Qué tiene que ver todo eso conmigo? Ya te dije que no sé
nada de la piedra, de hecho, parece que tú sabes más de esa piedra que yo—.
—Bueno...hay una cosa que tú puedes saber más que yo— dijo Potter —El profesor Snape, pareces
ser muy cercano a él—.
—Algo— dijo Draco, orgulloso de ser el favorito de su padrino. Pero sin poder mostrar demasiado
el parentesco.
—Entonces debes conocerlo un poco mejor que los demás...— de repente, Potter de vio algo
dudoso —Lo voy a preguntar de manera directa... ¿Crees que el profesor Snape pueda estar
trabajando para Voldemort? —.
—Muchas cosas, en el ataque del troll, Ron y yo lo vimos correr al tercer piso y regresó con una
gran herida en la pierna, yo mismo vi esa herida una vez que me quitó un libro de quidditch y fui a
buscarlo hasta su oficina. Parecía causada por un animal enorme. ¿Sabes que hay en el tercer piso?
—.
Draco simplemente sacudió la cabeza —Estas diciendo disparates, Potter. ¿Cómo va a haber algo
así en Hogwarts? ¿Cómo lo sabes? —.
—Bueno, no me hubiera enterado si no hubieras retado a Ron a un duelo al cual no fuiste y encima
avisaste a Filch que estaríamos ahí. Terminamos ocultándonos en el tercer piso por error y casi nos
come. El punto es, que estoy seguro de que Snape intentó pasarlo y resultó herido. Y no es todo lo
que le he visto hacer, también lo he visto intimidar al pobre profesor Quirrell. Lo vi cerca del
bosque prohibido mientras iba en mi escoba, estaba amenazándolo con que no lo quería de
enemigo y mencionó que la piedra estaba aquí, en Hogwarts—.
—No...— Draco simplemente negaba todo aquello —Eso no puede ser verdad—.
—Es todo verdad, Draco. Firenze nos lo dijo, Voldemort está en el bosque bebiendo sangre de
unicornio para seguir vivo. La piedra es lo único que lo traerá de vuelta, el único que hemos visto
hacer cosas sospechosas es a Snape. ¡Incluso intentó matarme! —.
—¿Cómo que intentó matarte? — exclamó Draco —Está bien que no le agradas mucho, pero
Severus jamás intentaría matar a alguien— afirmó.
—En mi primer partido de quidditch perdí el control de la escoba por completo, Hermione vio a
Snape encantar mi escoba para tirarme en el aire. Incluso fue hasta donde estaba Snape y causó una
distracción para que yo pudiera recuperar el control. ¿Aún crees que no es sospechoso? —.
—Umm...— Draco no supo que decir —Se que se puede ver muy mal...lo admito, pero ¿Qué tal si
es un malentendido? De ninguna manera podría estar haciendo todo eso, así no es él...—.
Cuando Draco llegó a la sala común de Slytherin, Pansy, Theo y Blaise estaban sentados en los
sillones cerca de la ventana que daba al lago, Pansy corrió rápidamente hacia él con algunas
protestas sobre cómo había sido grosero al ignorarla y el cómo es que debía juntarse con personas
acorde a su estatus de sangre, pero Draco simplemente la ignoró y corrió directamente a su
dormitorio para encerrarse dentro de las cortinas de su cama. Aquello que Potter le había dicho no
podía ser cierto.
Ya habían pasado tres días desde el incidente con la piedra filosofal, Potter descansaba en la
enfermé desde entonces y aunque Draco deseaba saber si Potter se encontraba bien, también quería
decirle un gran "te lo dije" en su cara. Lo que pasó esa noche en el tercer piso era un completo
secreto, y por supuesto, todo el mundo lo sabía. Potter había hecho bien todas sus suposiciones, su
único error fue creer que Severus era la persona que iba detrás de la piedra filosofal.
Draco había querido visitar a Potter en la enfermería, pero la señora Pomfrey no dejaba pasar a
nadie y sólo recibía regalos de los más recientes admiradores de Potter. Incluso vio a los gemelos
Weasley intentar regalarle un retrete.
Se acercaba el fin del ciclo, ya se había anunciado que Ravenclaw había ganado la copa de
quidditch de ese año a falta del jugador estrella y por supuesto, Slytherin ganaría la copa de las
casas. El mismo día de la fiesta de fin de ciclo, Draco se paseó cerca de la enfermería y vio a
Hagrid entrar con completa libertad.
Draco se preguntó si podía tener algo de suerte y entrar a verle, se acercó a la enfermería y de
inmediato la señora Pomfrey lo interceptó.
—¿Dígame, señor Malfoy? — la señora Pomfrey siempre tenía un aspecto severo, aún que no
tanto como el poco amigable rostro de Severus, o la eterna expresión de enojo de la profesora
McGonagall.
La señora Pomfrey torció la boca, pero después de meditarlo por unos momentos asintió —Si
puedes, pero tendrás que esperar a que Hagrid termine de hablar con él —.
—Oh, claro— dijo Draco. Vio como la señora Pomfrey volvió a sus deberes y Draco se sentó
cerca de la puerta a esperar. Cuando Hagrid pasó cerca de él, le dirigió una amable sonrisa y un
saludo con la mano, a los cuales Draco respondió algo tímido.
—Ya puede pasar, señor Malfoy. Recuerde, tiene solo cinco minutos—.
Draco asintió y caminó hacia la camilla de Potter, intentando parecer calmado, incluso se acomodó
un poco el cabello.
—Bueno, tengo que decir que me preocupaba bastante que no fueras a despertar. Si no despertaba
nunca hubiera podido decirte esto— Draco se acercó y se sentó en la silla que había al lado de la
camilla —Te lo dije. No había manera en que Severus estuviera involucrado en tal barbaridad—.
Potter simplemente hizo un puchero —Bueno, debes admitir que se veía demasiado sospechoso.
Tal vez si fuera más amable la gente no iría por ahí creyendo que en cualquier momento va a matar
a alguien—.
Draco miró atentamente la enorme cantidad de regalos que había sobre la mesa.
—Parece que ahora eres más famoso, Potter. Eso a Severus no va a gustarle, no le gustan los
famosos pretenciosos—.
—Yo nunca quise ser famoso. Ni siquiera lo intenté — dijo Potter —Es extraño que la gente me
mire de esa manera, muy incómodo —.
—Supongo que sí— dijo Draco —Entonces, no creo que quieras un regalo más. Ya tienes toda la
mesa llena—.
—¿Me trajiste algo? — dijo Potter, con un tomo que sonaba adorable. Draco pudo ver esos ojos
particularmente verdes brillante detrás de las gafas.
—Uh... sí — Draco rebuscó dentro de su túnica y sacó una caja de color dorado y un lazo plateado
—Es para cuando estés en casa. Creo que puede servirte—.
Harry miró con atención el regalo que tenía entre las manos —Así que fuiste tú. Todo esté tiempo
eras tú el que me mandaba cosas—.
Draco se puso algo nervioso y sintió un pequeño calor subir por sus mejillas —Pensé que era raro
que alguien tan famoso como tú no recibiera nada por las mañanas. Así que pensé en darte algo...
—.
Harry abrió la caja con cuidado y en el interior vio un frasco muy parecido al que le había
mostrado Draco fuera de clase de pociones.
—Es pomada de díctamo. Severus me ha enseñado a hacerla, así que puedo hacerla cada vez que la
necesites...—.
Harry lo miró nuevamente —Eres muy amable— le dijo a Draco —Sabía que eras diferente—.
La fiesta de fin de ciclo fue más extraña de lo que habría imaginado, la casa de Gryffindor recibió
un total de ciento setenta puntos extras por lo ocurrido en el tercer piso, aunque no le terminaba de
quedar claro de dónde habían salido los diez puntos extras que le habían dado a Neville
Longbottom. Vio a todos sus compañeros Slytherin quejarse de perder la copa de las casas.
—Bueno— dijo Draco —Supongo que ser famoso tiene sus ventajas—.
Ser el favorito de Snape era ventajoso, pero ser el favorito de Albus Dumbledore sin duda era algo
contra lo que no se podía competir.
El verano del 92
Espero te encuentres bien, aunque no debería preocuparme mucho después de ver la enorme
cantidad de suerte que tienes a la hora de enfrentarte a los problemas.
Me he tomado el atrevimiento de escribir esta carta debido a que quería saber si la pomada que te
he regalado está funcionando como debería. Esa pomada la hice desde cero y quisiera saber si lo
he hecho bien. Aunque eso no quiere decir que esté deseando que la uses a menudo.
Draco Malfoy.
------------------------------
Querido Potter.
No sé exactamente qué tan lejos quede tu casa de la mía, pero estoy seguro de que ya ha pasado el
tiempo suficiente como para que recibieras la carta y que yo recibiera la respuesta, por lo que
debo suponer que simplemente has decidido no contestar.
De todos modos, y en espera de que realmente leas esta carta, quiero desearte un feliz
cumpleaños, te he enviado un regalo para que tus trabajos dejen de tener esa terrible caligrafía.
Esperaré tu respuesta.
Draco Malfoy.
Pd:
Te he enviado junto con esta carta una invitación. Es para mí cumpleaños, el 5 de junio,
jugaremos quidditch espero puedas asistir.
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Potter.
Empiezo a creer que no sabes usar el correo y es verdaderamente una pena porque yo no pienso
usar el correo muggle.
Draco Malfoy.
------------------------------
....
...
.
------------------------------
—Draco Lucius Malfoy— dijo su padre con un tono muy serio —¿Quieres explicarme que es esto?
— señaló el trozo de pergamino que le había quitado a Draco.
Draco se quedó mudo y se puso más pálido de lo que ya era, se quedó mirando el trozo de
pergamino que tenía en sus manos, leyendo una y otra vez las únicas palabras que había puesto y
que por supuesto, lo delataban.
—Ahora mi hijo se ha vuelto analfabeta— dijo Lucius —Creo haberte dicho, Draco, que no quiero
a ningún Potter cerca de mi familia. He hablado con los padres de tus compañeros de Slytherin,
¿Sabes lo que me han dicho, Draco? —.
Draco negó con la cabeza y bajó la mirada, tenía una vaga idea de lo que los demás habían dicho.
—Al parecer no solo haz frecuentado a Potter, si no que encima pusiste tu vida en peligro para
salvar a una niña de sangre sucia. ¿Es eso correcto? —.
Draco no dijo nada, ni siquiera se atrevió a moverse. Luego, simplemente sintió la bofetada que le
dio su padre y que lo dejó en el suelo, tampoco se atrevió a moverse de donde había caído.
—Creí haberte criado mejor, pero ya vi que he sido muy blando contigo— dijo Lucius —
Acompáñame, es hora de que aprendas a respetar el linaje—.
Lucius levantó a su hijo por el cuello de la camisa y lo arrastró por los pasillos de la mansión
mientras le apretaba la muñeca. Draco se quejaba del dolor, pero ninguna de sus protestas había
tenido efecto, él ya había sido castigado otras veces por su padre, pero esta vez se sentía diferente
pues su padre se veía realmente enfadado. Cuando llegaron a la habitación que Draco más odiaba
de la mansión, su padre lo lanzó al suelo, algo que nunca había hecho antes.
—Y sabes que hacer—le dijo, Draco pasó saliva, se puso de rodillas mirando la pared y con las
manos temblorosas se quitó la camisa. —Quédate quieto —.
Sintió el primer golpe del bastón de su padre en su espalda, hizo lo posible para no quejarse, pero
de igual manera salió un pequeño sonido de su boca. El siguiente golpe lo sintió en su hombro
derecho, luego el brazo, los golpes comenzaron a ser más rápidos y dolorosos a medida que el
enojo de su padre lo hacía. Un golpe más doloroso que los otros le dio cerca de la clavícula, Draco
estaba seguro de que su padre se había cansado de usar el final del batón y ahora era la cabeza de
serpiente la que lo golpeaba, no duró mucho tiempo de rodillas, terminó tirado en el piso de nuevo
y después de unos cuantos golpes su padre se detuvo.
—Crucio—. Dolor, el dolor más puro que pudo haber sentido alguna vez se apoderó de su cuerpo,
sentía su cabeza palpitar y su cuerpo entumecerse ante la sensación, cada pequeña fibra de su
cuerpo parecía ser arrancada de él.
Draco había perdido la noción del tiempo, lo único que podía ver era la pared de la sala de
castigos, una pared completamente blanca, tan blanca que sentía que los ojos le dolían. No podía
levantarse por órdenes de su padre y era mejor así, se quedó hecho bolita en el piso, esperando a
que alguien viniera por él.
—Amo Draco...— Dijo una voz chillona, Draco inmediatamente lo reconoció, era Dobby —El
señor y la señora Malfoy dicen que es hora de cenar— le informó el elfo.
En cuanto Dobby intentó levantarlo, Draco hizo un gesto de dolor —¡Ah! ¡No me toques! — le
gritó.
—¡Lo siento! — Dobby lo soltó inmediatamente y comenzó a golpearse el mismo —Dobby malo,
Dobby lastimó al amo Draco, Dobby malo—.
Dobby dejó de lastimarse y se volvió hacia Draco, está vez lo levantó con un poco más de cuidado.
Cuando Draco se puso de pie y de alguna manera se abotonó la camisa, caminó hacia la puerta y
Dobby la abrió rápidamente para que él pudiera pasar, caminó por los pasillos de la mansión con la
cabeza baja y al llegar al comedor puso la cara más neutra que pudo.
Sus padres lo saludaron como si nada hubiera sucedido, a pesar de que se veía obviamente
maltratado. La cena de ese día era un puré con un fuerte olor a pescado y una ensalada algo
insípida. Desde que había vuelto a la mansión extrañó inmediatamente la comida del gran
comedor, pero no dijo nada al respecto.
—Draco— le llamó su madre —Quiero que sepas que estoy muy complacida por tus resultados
este año en Hogwarts— Draco le sonrió levemente —Aun así, espero que el año que viene pongas
más empeño en historia de la magia, tu padre ha visto que una tal Granger te ha superado en esa
materia. Espero no me decepciones—.
—No, madre— dijo Draco levemente, intentando no respirar para comer el puré sin hacer caras.
Una vez que la cena terminó y su padre le dio permiso de retirarse, fue de inmediato a su
habitación para buscar la pomada de díctamo que le había dado Severus y comenzar a untarla en
los golpes que tenía, también notó que había algunas heridas abiertas y buscó otro frasco con
esencia de multrap que había entre sus cosas.
Pronto se sintió mucho mejor, aunque no podía alcanzar las heridas de su espalda.
Dobby no lo pensó dos veces, rápidamente se encargó de poner remedio a las heridas que Draco no
podía alcanzar, después de eso le dijo a Dobby que podía retirarse, Draco no había llorado en todo
ese tiempo hasta que se recostó en su cama, solo sollozaba en silencio, esperando que no lo
escuchara su padre.
11. Borgin y Burkes
Después del extraño incidente con Dobby y el enorme desastre que había ocasionado en casa de
sus tíos, Harry había sido rescatado por Ron y los gemelos Weasley en un auto volador y por
supuesto, había estado quedándose en la madriguera de los Weasley desde ese momento, la señora
Weasley lo consentía tanto que estaba seguro que en cualquier momento iba a reventar de tanta
comida, la señora Weasley le había estado haciendo muchos comentarios acerca de lo delgado y
hambriento que se veía y cómo no, si desde que había vuelto a Privet Drive no había vuelto a tener
una sola comida decente.
Estar con los Weasley era más o menos similar a pasar las vacaciones en Hogwarts, solo que está
vez había adultos al pendiente de lo que sea que hicieran, tenía ahí a Ron, a Fred, George y a Percy
también, aunque este casi siempre estaba en su habitación haciendo cosas importantes según él. Lo
único que realmente era diferente era convivir con Ginny.
La hermana menor de Ron, Ginny, era en extremo tímida cuando Harry estaba cerca, se ponía
completamente roja y se escondía en algún lugar que tuviera cerca, Harry había intentado hablar
con ella en alguna ocasión, pero Ginny se ponía tan nerviosa que solo parecían salir frases a medias
de ella.
Después de varios días, finalmente Hogwarts fue mencionado en la madriguera, habían llegado las
listas de útiles escolares. A Harry ya no le sorprendió que la carta le llegara a casa de los Weasley,
después de todo esas cartas siempre habían sido muy específicas en la dirección.
La primera carta que le había llegado venía especificado no solo la calle y el número de la casa,
sino que incluso estaba escrito que vivía en la alacena de debajo de las escaleras. Había visto esas
cartas apelotonarse en la puerta de entrada, salir en los huevos de la cocina, incluso cuando Hagrid
fue a llevarle el mismo la carta, venía muy especificada la dirección del lugar, aunque Harry estaba
seguro de que estaba en medio de la nada.
Dio un vistazo a la lista y pudo notar que gran cantidad de libros eran de un solo escritor, Gilderoy
Lockhart. Ya había escuchado ese nombre antes, la señora Weasley tenía un libro de él que decía
como encargarse de los gnomos de jardín.
Esa misma mañana llegó Errol haciendo un desastre enorme con una carta de Hermione diciendo
que iría el miércoles al callejón Diagon para comprar todo y sugirió que se encontraran ese día.
El señor Weasley estaba más que encantado de ir ese día, sobre todo porque tendría la oportunidad
de conocer a los padres muggles de Hermione.
Llegó el día de ir al callejón Diagon y justo como otras veces, había otra cosa que Harry no
conocía, los polvos flu.
—¿Nunca has viajado por la red de flu? — preguntó el señor Weasley —¿Entonces como llegaste
al callejón Diagon el año pasado? —.
—En metro...—.
Después de ver cómo Fred y George usaban los polvos flu llegó su turno, se metió a la chimenea
con un poco de polvos flu en la mano mientras intentaba entender la enorme cantidad de consejos
que le daban Ron y la señora Weasley sobre cómo usarlos.
—Callejón diagono—.
Harry sintió que se lo tragó la tierra y que después de dar muchas vueltas lo escupió en otro lado,
después de llevarse un buen golpe al salir de la chimenea a la que había llegado, y de inmediato
notó que algo no había salido bien. El lugar donde se encontraba parecía ser alguna especie de
tienda muy extraña, definitivamente eran artilugios mágicos los que estaban a la venta, pero estos
se veían de dudosa procedencia. Mientras se dirigía a la puerta de salida, pudo verificar más o
menos en dónde estaba, pero fuera el lugar que fuera en definitiva no estaba en el callejón Diagon.
Aún con los lentes rotos, pudo reconocer a dos personas que estaban a nada de entrar a la tienda y
uno de ellos era Draco Malfoy. Rápidamente Harry se metió en un gran armario negro que tenía a
la izquierda y dejó la puerta entreabierta para poder ver fuera, pues Draco no iba solo, si no con un
adulto que también lucía una larga melena de color blanco. Aquel debía ser su padre.
—No, padre— dijo Draco algo cabizbajo, Harry nunca lo había visto así.
—Te has estado portando muy bien estás últimas semanas, más tarde iremos a comprar una escoba
de carreras. Quiero que entres al equipo de Slytherin este año—.
Aquello pareció alegrar a Draco, quien había comenzado a mirar un poco los extraños artículos que
ofrecía la tienda.
—Me has dicho que ese Potter tiene una, ¿Qué clase de escoba dices que era? —.
—Vaya, sin dudas la fama te concede permisos especiales de todo tipo. ¿Qué tiene de maravilloso
tener una cicatriz en la cara? Todavía no entiendo que fue lo que hice mal como para que te
acercaras tanto a él—.
Draco pareció moverse de forma extraña —Bueno... dijiste que debíamos pretender admirarlo,
padre...—.
—Una cosa es pretender admirarlo y otra muy diferente es intentar volverlo tu amigo— dijo el
señor Malfoy —Ya te dije que no me vuelvas a faltar al respeto haciendo algo así, ¿O no te quedó
claro? —.
Draco y su padre dejaron de hablar en cuanto el encargado de la tienda salió a hablar con el señor
Malfoy, Harry pudo escuchar algo sobre venderle artilugios que él ya no quería tener en su
mansión debido a las recientes redadas del ministerio. No le sorprendió para nada que el señor
Malfoy tuviera cosas que ocultarle al ministerio de magia, después de todo, ya había escuchado
mucho sobre él y como solía ser partidario de Voldemort.
Draco comenzó a dar vueltas por el establecimiento hasta que llegó frente al armario, Harry intentó
mantenerse lo más callado que pudo, incluso respiraba lo menos fuerte que podía. Draco miró con
curiosidad el armario, y lentamente comenzó a abrir la puerta que estaba entreabierta, dándose
cuenta de quién estaba dentro.
Tanto Draco como Harry tenían una enorme cara de sorpresa.
Draco, quién ya estaba visiblemente alterado, solo cerró la puerta del armario con Harry dentro.
—Lo siento, padre— dijo apresuradamente y volvió al lado del señor Malfoy.
Después de que las negociaciones del señor Malfoy terminarán, tanto el cómo Draco salieron de la
tienda y Harry escuchó al encargado de la tienda maldecir al señor Malfoy y cuando Harry escuchó
que el encargado se había mentido en la trastienda supo que era su momento de salir de ahí
corriendo. La calle sobre la que estaba la tienda se veía muy de mala muerte, demasiado oscura y
tenebrosa en comparación al brillante callejón Diagon; una bruja que lucía andrajosa y que llevaba
una gran bandeja de lo que parecían ser uñas humanas comenzó a acorralarlo y Harry casi pensó
que esa bruja sí que se lo llevaría para comérselo.
Por suerte, Hagrid llegó en el momento justo para sacarlo de aquel lugar.
—¡No tienes remedio! — le dijo Hagrid —Si la gente te ve merodeando tu solo por el callejón
Knockturn de esa forma pensarán que estás en malos pasos—.
—Lo siento, me perdí en la red de flu y no sé muy bien en donde fue que terminé — le dijo Harry.
Tuvo una pequeña conversación con Hagrid sobre su repelente de babosas carnívoras y del porqué
no había respondido a sus cartas, luego encontraron a Hermione y casi de inmediato se encontró
con la familia Weasley, quienes se veían muy preocupados.
—¡Harry! ¡Esperábamos que solo hubieras salido a unas cuantas chimeneas de distancia! — dijo el
señor Weasley —Molly está muy desesperada—.
—¡Fenomenal! A nosotros nunca nos han dejado entrar ahí— dijo Fred.
Una vez que estuvieron todos juntos y que la señora Weasley expresará toda la alegría y el alivio
que sentía de ver qué Harry estaba bien, Harry comenzó a explicar lo que había pasado.
—¡Ah! Y también vi a Draco ahí, iba un poco más a la fuerza que otra cosa, iba con su padre, creo
—.
—¿Viste a Lucius Malfoy? — dijo el señor Weasley, quién de repente se vio muy interesado.
—Así que está preocupado, ¡Cómo me encantaría ponerle las manos encima! Seguro me subirían
el sueldo—.
Harry omitió deliberadamente la parte en donde Draco había abierto el armario en donde se había
escondido, y también omitió el hecho de que su padre parecía ser algo agresivo con él.
Después de pasar por Gringotts, se fueron a hacer las compras pertinentes y una hora después
estaban camino a Flourish y Blotts por los libros que necesitarían. Para su sorpresa, la librería
estaba repleta de gente y el motivo estaba expuesto en una gran pancarta que estaba colgada en la
ventana.
Gilderoy Lockhart estaba ahí firmando libros de su autoría.
De alguna manera, Harry terminó siendo fotografiado junto a Lockhart, quien encima le había
regalado toda la colección de sus libros. Fue un momento extraño, todo mundo aplaudió y
murmuró cosas sobre él, de igual modo, no iba a desperdiciar el hecho de que ahora tenía libros
gratis y después de ver qué la familia Weasley se veía bastante corta de presupuesto decidió
regalarle sus libros a Ginny.
—Ten— le dijo a Ginny mientras metía todos los libros en el caldero que ella traía —Yo compraré
los míos—.
Harry se sintió cada vez más asfixiado entre tantas personas y se alejó lentamente de la multitud,
chocando con alguien por accidente.
—Lo siento, no me fijé por dónde iba...—.
Cuando Harry se giró, vio el angelical rostro de Draco, que hacía una mueca de dolor, ya que Harry
le había pisado el pie.
—¡Potter! — le dijo Draco —Vaya, parece ser que la fama te persigue tanto que no puedes ir ni a
la librería sin ser el protagonista— le dijo, dando a entender que había presenciado toda la escena
con Lockhart.
—¡Déjalo en paz! — le dijo Ginny a Draco, luciendo muy enojada —¡Él no lo ha buscado! —.
Ginny se puso roja, mientras que Ron y Hermione se acercaban con los libros en las manos.
—Cierra tú sucia boca, Malfoy— dijo Ron, mirando a Draco con desdén —Meterte conmigo es
una cosa, pero meterte con mi hermana es algo que no te voy a tolerar— Ron dejó los libros que
tenía en el caldero e intentó ir hacia Draco, pero Harry lo detuvo.
—¡Ron! — dijo el señor Weasley, quién se abría paso entre la multitud junto con George y Fred —
¿Qué haces? Vamos afuera, aquí no se puede estar—.
—Lucius— le saludó fríamente el señor Weasley, ambos se miraban con un gran desprecio.
—Me he enterado que tienes mucho trabajo en el ministerio, espero que con todas esas redadas te
hayan subido el sueldo...— el señor Malfoy se acercó al caldero que sostenía Ginny y tomó uno de
los libros —Vaya, a juzgar por los libros tan estropeados parece ser que todo ese trabajo es de a
gratis— dijo con algo de asco —¿De qué te sirve deshonrar el nombre de mago si ni siquiera te
van a pagar bien por ello? —.
—Tenemos ideas muy diferentes de lo que es deshonrar el nombre de un mago— dijo el señor
Weasley, quién estaba completamente rojo de furia.
—Eso está claro— dijo el señor Malfoy, quién miró de reojo al señor y señora Granger —por las
compañías que tienes...uno pensaría que no podrías caer más bajo, pero aun así lo logras.
El caldero de Ginny salió volando y así como cayó el caldero en el piso, del mismo modo cayeron
el señor Malfoy y el señor Weasley. El señor Weasley había tirado al señor Malfoy y ahora
estaban ambos luchando en el suelo, mientras que Fred y George alentaban a su padre.
No fue hasta que Hagrid llegó a separarlos que ambos se calmaron, el señor Malfoy tenía ahora una
marca en el ojo de un puñetazo que le había dado el señor Weasley. A Harry le recordó un poco a
cuando Draco tuvo el ojo morado por unos días después de que Neville le soltara un puñetazo, la
marca resaltaba bastante por el gran contraste entre la piel pálida y pulcra.
—Toma niña — dijo el señor Malfoy poniendo los libros en el caldero —Que tu padre no tiene
nada mejor para darte. Draco, vámonos—.
Draco no tuvo de otra más que agachar la cabeza y salir de la librería sin voltear a ver a nadie.
—No debería caer en provocaciones, Arthur— le dijo Hagrid al señor Weasley —En esa familia
todos parecen estar podridos… Aunque ese niño parece menos echado a perder, espero que crezca
mejor que todos ellos—.
—Oh, Hagrid, tienes muchas esperanzas. No hay manera en que alguien con esos genes no crezca
torcido— dijo el señor Weasley. Harry tuvo el extraño impulso de gritar, no le parecía que Draco
estuviera podrido, más bien parecía asustado.
12. El lago negro
Finalmente llegó el primero de septiembre, un martes cualquiera para todos los muggles, pero para
Harry y sus compañeros significaba el inicio del año escolar. Algo curioso de Hogwarts era que
realmente no importaba el día de la semana que fuera, bien podría ser jueves o domingo, pero el
primero de septiembre siempre se tenía que abordar el expreso de Hogwarts.
Era una verdadera gracia ver cómo absolutamente todo entraba en el pequeño Ford Anglia que
tenía el señor Weasley, no importaba que tantas maletas entrarán o que tantas personas se metieran
en el auto, el espacio era más que suficiente. Harry pensó mucho en qué probablemente a los
muggles que los vieran se tallarían los ojos pensando que lo que estaban viendo era una broma,
como si fuera una especie de truco como los autos de los payasos del circo.
Para mala suerte de todos, llevaban el tiempo encima debido a que todos parecieron olvidar algo y
lo recordaron cuando iban a nada de partir, George olvidó un paquete de bengalas, Fred olvidó su
escoba y Ginny olvidó su diario. Ya con esos retrasos tuvieron que ir casi volando por la autopista,
y aunque pudieron haber volado realmente, la señora Weasley no lo permitió.
Llegaron quince a las once a King's Cross y cuando bajaron todos del auto y la excesiva cantidad
de equipaje, varias personas que pasaban por ahí los vieron con caras raras, cosa que Harry ya
había anticipado, pero ninguno de los Weasley parecía haberse dado cuenta. Cuando llegaron a la
entrada del andén 9 ¾ la señora Weasley hizo que pasaran uno por uno lo más rápido y discreto
que pudieran, dejando a Ron y a Harry al final.
Harry aseguró la jaula de Hedwig y Ron se aferró al carrito que tenía, ambos corrieron a la pared
que tenían enfrente y cuando creyeron que iban a cruzarla la pared se hizo completamente sólida de
repente. Ambos de estrellaron contra ella y también contra ellos mismos, las cosas que tenían en
los carritos salieron volando y se desparramaron por todas partes, Harry solo esperó que nada se
hubiera roto, especialmente la pomada de díctamo y la poción que le había regalado Draco.
—¿Qué creen que hacen? — dijo un guardia que estaba por la zona.
—Lo siento, perdí el control del carrito— le respondió Harry, el guardia solo suspiró cansado y se
fue murmurando sobre lo raros que se ponían los primeros de septiembre cada año.
—¿Por qué no pudimos pasar? — se preguntó Ron con bastante nerviosismo —Por esto ahora
hemos perdido el tren, siempre parte muy puntual—.
Ron se había sentado en el suelo y puso la cara que le indicaba a Harry que estaba pensando en
alguna posible solución, en lo mientras, Harry comenzó a recoger las cosas que se habían caído del
carrito y a intentar tranquilizar a Hedwig, ya que la lechuza estaba haciendo un gran escándalo y
todos habían comenzado a mirarlos por eso.
Harry solo hizo una mueca de incomodidad —No...el único dinero que he recibido de mis tíos fue
la moneda de cincuenta peniques que me enviaron en navidad—.
A Ron pareció iluminársele el rostro —¡Claro! — exclamó Ron, y de inmediato comenzó a buscar
en sus bolsillos, sacó la pequeña moneda de su bolsillo derecho —¡Estamos salvados! —.
Harry no sabía si reírse o sentir pena por la horrible situación que tenían entre manos —Ron, no
podemos hacer nada con cincuenta peniques, es muy poco dinero—.
Inmediatamente la sonrisa de Ron se desvaneció y volvió a pensar.
—En el auto volador, claro— Harry hizo una cara de duda —Estamos en un apuro, a los magos
menores de edad se nos permite usar magia ante una emergencia, y justo ahora estamos en una—.
—Claro, Fred y George se lo llevan a todos lados. Incluso recuerdo que cuando yo tenía siete años,
mi hermano mayor Charlie se lo llevó para ir a Hogwarts, aún que claro que me dijo que no le
dijera a mamá—.
Harry estaba un poco dudoso, era una idea estúpida, pero era lo mejor que tenían. Volvieron al auto
y metieron las cosas en el maletero, a excepción de la jaula de Hedwig que iba en el asiento
trasero.
—Por supuesto— dijo Ron —Comprueba que no nos ve nadie— le pidió a Harry, arrancando el
auto con un golpe de su varita.
Harry sacó la cabeza por la ventana y vio para todos lados —Vía libre—.
Ron pulsó un botón plateado del tablero y el auto desapareció a de la vista de todos.
—Bueno, vámonos — exclamó Ron muy feliz de estar al volante, Harry vio como los edificios
comenzaban a ir hacia abajo, aunque claro, en realidad eran ellos los que iban subiendo. Era
impresionante ver cómo en solo unos segundos Londres estaba muy por debajo de sus propios pies.
Un ligero estallido los alarmó un poco. —Oh no, se descompuso el botón de invisibilidad— Ron
comenzó a pulsar frenéticamente el botón plateado y el auto comenzó a aparecer y desaparecer.
No fue hasta que Harry comenzó a golpear un poco el tablero que el auto volvió a desaparecer por
completo.
—No creo, estamos muy arriba— dijo Ron —Oye, eso de los golpes nunca se me hubiera
ocurrido. ¿Es eso lo que llaman astucia muggle? —.
Harry lo miro con desconcierto —Uh…supongo. Mi tío Vernon siempre golpea las cosas cuando
no funcionan y a veces vuelven a funcionar—.
—Asombroso—. Ron condujo el auto cerca de donde estaban las vías de los trenes —Bien,
tenemos que buscar el tren para saber por dónde ir—.
—Ya lo veo— exclamó Harry —Todo recto, por allá— le señaló el camino y Ron se puso en
marca, siguiendo el tren a unos metros por encima de este.
—Bien, ahora solo tenemos que preocuparnos de los pájaros y alguna otra cosa que vuele—.
El viaje era muy largo y cansado, las primeras dos horas fueron emocionantes, pero por el resto de
ellas Harry y Ron pensaron en que jugar mientras seguían el tren, pero pronto comenzó a ser
aburrido.
—Ah, este viaje es mucho más fácil cuando estás rodeado de otras personas, Hermione nos hubiera
contado como le fue en el verano cuando menos— dijo Ron.
—Oye Harry, nunca te he preguntado. ¿Qué hacías antes de saber que eres un mago? —.
—¿Qué hacía? — Harry no vio venir esa pregunta —Bueno...ir a la escuela, hacer tarea, cosas
como esa—.
—Sí, como todos— Harry pensó que era raro el cómo había reaccionado Ron —¿Los hijos de
magos no van a la escuela antes de Hogwarts? —.
—Uh, no— contestó Ron —A todos nos enseñan en casa hasta que tenemos edad para ir a la
escuela de magia. Entonces, ¿La escuela para muggles es como Hogwarts? —.
—Algo parecido— dijo Harry —Yo no me quedaba a dormir en la escuela, aunque existen unas
que son internados, ahí si te quedas a dormir en un dormitorio con otros chicos, pero no te
seleccionan para una casa ni nada. Ah, y las clases son solo de día, aún que también hay unas
escuelas que tienen turnos en la tarde y otras que tienen clases en la noche, pero definitivamente no
mezclan horarios como en Hogwarts, como la clase de astronomía a media noche—.
—Qué raro— dijo Ron —¿Entonces hay muchos tipos de escuelas? ¿Cómo era la tuya? —.
—Normal, supongo. Iba a clases por la mañana y regresaba a casa de mis tíos por la tarde—.
—Sí, te enseñan sobre muchas cosas ahí, animales, plantas. Te dicen como hacen para vivir,
alimentarse, cómo funciona la biología de muchas cosas en el mundo—.
—¿Cómo? ¿Los muggles saben todo eso? — dijo Ron claramente sorprendido —Siempre creí que
los muggles eran tontos y que no sabían nada del mundo en donde vivimos, ¿Saben leer las
estrellas? —.
—Algunos lo hacen, de hecho. Pero no como los magos o los centauros...que parece que leen el
futuro o esas cosas, los muggles estudian las estrellas, saben de qué están hechas y esas cosas,
aunque también hay algunas personas que saben ubicar las constelaciones bastante bien—.
—Caramba— Ron se veía muy interesado —¿De qué están hechas las estrellas? —.
—De gas básicamente, gas y algo llamado plasma que está muy caliente y hace pequeñas
explosiones, por eso brillan—.
—Fascinante, tal vez a los magos nos vendría bien algo de astucia muggle de vez en cuando— Ron
se veía feliz —¿Extrañas a tus amigos de esa otra escuela? —.
—¿Qué? — Ron volteó a verlo —Pero eres Harry Potter, ¿Cómo no vas a tener amigos? —.
—Los muggles no saben que soy famoso— le dijo a Ron —Y mi primo Dudley no dejaba que los
demás me hablaran. Si veía a cualquiera intentando hacerlo lo golpeaba junto con otros dos tontos
que lo acompañaban siempre—.
—Ese primo tuyo debe ser un completo pedazo de caca— dijo Ron muy enfadado —Ir por ahí
golpeando gente con otros dos bravucones, me recuerda a Malfoy—.
—Bueno, físicamente son muy distintos, Draco es pequeño, delgado y pálido, muy elegante.
Dudley es más como un cerdo con peluca— Ron se rio ante el comentario.
—He hablado con Draco cuando no hay nadie cerca, es un poco frío, pero no me parece que sea
alguien que busque problemas, solo te detesta porque su padre le dice que debe hacerlo. A demás,
Draco no me golpea—.
—A veces...— dijo Harry algo nervioso —¡No lo hace todo el tiempo!, Este verano no lo hizo.
Solo es algo temperamental...—.
—Temperamental o no, el día que lo tenga de frente se va a enterar de unas cuantas cosas, incluso
si no puedo usar magia contra él, le meteré la varita tan profundo en la nariz que le sacaré el
cerebro—.
Para cuando estaba cayendo la noche y el calor finalmente comenzó a disiparse. Finalmente
pudieron divisar el castillo a lo lejos, habían llegado, Ron ya se había predispuesto a comenzar a
bajar para tener un suave aterrizaje; sin embargo, el motor comenzó a chirriar y del capó comenzó
a salir una preocupante cantidad de vapor.
Harry y Ron se miraron, ambos estaban pálidos del susto y casi no se movieron, pensando que tal
vez si no lo hacían nada malo pasaría, pero pronto el auto comenzó a caer. Ambos gritaron y Ron
desesperadamente comenzó a golpear el volante con la varita para detener el auto hasta que esta se
rompió. Sin otra alternativa, Ron intentó redirigir el auto para que cayeran haciendo el menor
desastre que pudieran. Harry se aferraba al asiento tanto como podía.
—¡Cuidado con el árbol! — le gritó Harry a Ron y él dio un volantazo para esquivar el árbol a
tiempo, dieron una vuelta completa al castillo mientras todavía estaban en el aire y cuando
volvieron a pasar sobre el lago finalmente cayeron en picada, Harry agradeció que tuvieran las
ventanas cerradas porque de otro modo ya se hubiera mojado todo el interior del auto.
—Estoy entero— le contestó —Lo malo, es que estamos en el lago negro y nos estamos hundiendo
—.
El auto comenzó a hundirse rápidamente y ambos empezaron a entrar en pánico.
—Primero, tienes que calmarte amigo. Nos vas a dejar si aire— le dijo Ron, aunque a él también le
estaba costando mucho trabajo mantener la calma. Pronto estuvieron completamente sumergidos
en el lago. —Solo espero que no nos vea el calamar gigante...—.
Ron de dio cuenta de que probablemente no debió haber dicho eso en voz alta, pues Harry había
comenzado a ponerse mucho más nervioso que antes.
—Oh no...Harry tienes que calmarte— pero aquello no funcionaba, Harry incluso había comenzado
a lagrimear del terror que sentía —Tu varita, ¿Dónde está? Dámela— le dijo Ron y Harry a duras
penas pudo sacar la varita de su bolsillo para dársela a Ron —Accio filtro de paz— dijo Ron y
rápidamente llegó hacia el la poción que Draco le había regalado a Harry en navidad. Le dio a
Harry un poco de la poción y este pronto comenzó a dejar de hiperventilar.
—¿Mejor? — le preguntó Ron.
—... Sí...— dijo Harry —Gracias... ¿Cómo vamos a salir de aquí? — todavía le temblaba la voz.
—No lo sé...— respondió Ron —Pero no te preocupes, mi padre dice que la suerte viene en la
sangre de los Weasley. Debe ser verdad, mis hermanos siempre se meten en todo tipo de
problemas y nunca les ha pasado gran cosa...algo se nos ocurrirá—.
Estar dentro del lago negro era extraño, lo único que los rodeaba era la oscuridad y un silencio
aterrador. Se mantuvieron quietos por un momento hasta que una mano golpeó el parabrisas del
auto, ambos gritaron y Hedwig comenzó a revolotear dentro de su jaula, incluso Scabbers había
comenzado a chillar.
Aquella mano pertenecía a nada más y nada menos que a una sirena, era muy diferente a lo que
Harry había pensado que sería y, sobre todo, nunca pensó que de verdad existieran, se quedó
mirando la un momento y la sirena los miró a ellos, Ron rápidamente comenzó a hacerle señas a la
sirena.
—¡Lo siento por molestarla! — le gritó —¿Puede ayudarnos a salir? —. Ron intentaba con
bastante enjundia hacer que la sirena le entendiera, luego la sirena dio la vuelta y se fue, Ron se
volvió a recostar en el respaldo del asiento bastante decepcionado.
Pasados unos minutos, tanto Harry como Ron comenzaron a sentir que algo los movía hacia arriba.
Ambos se miraron y comenzaron a sonreírse mutuamente, las sirenas habían sido benevolentes y
los estaban ayudando a subir y cuando el auto estuvo lo suficientemente arriba como para que
Harry y Ron vieran la tierra, las sirenas comenzaron a llevarlos a la orilla. Harry volteó hacia atrás
y pudo ver varias colas salir y entrar frenéticamente del agua.
Para cuando el auto tocó tierra, pareció cobrar vida propia. Abrió las puertas y expulsó a Harry,
Ron y la jaula de Hedwig y después abrió la cajuela y aventó los baúles de los chicos, luego el
auto salió pitando en dirección al bosque prohibido.
—Sí...— dijo Ron, pero él parecía más interesado en el lago negro, donde las sirenas estaban
mostrando la cabeza fuera del agua, Harry y Ron se acercaron —Gracias por la ayuda— les dijo
Ron.
Las sirenas hicieron un chillido conjunto que hizo a Harry y Ron taparse las orejas de tan horrible y
estruendoso que era y después las vieron meterse en el lago de nuevo.
—Bien...creo que les agradamos— Ron suspiró —¿Crees que tengan pollo en el banquete? —.
13. El diario de Tom Riddle
—Así que, el tren no es un medio de transporte digno para el famoso Harry Potter y su fiel
compañero Weasley. Quieren hacer una llegada a lo grande ¿No, muchachos? — Snape los había
arrastrado hasta su oficina.
Ron tragó saliva. Harry sintió un ligero cosquilleo en su cabeza y por un momento pensó, como
muchas otras veces, que Snape podía leer sus pensamientos, aunque esa idea se perdió en seguida
después de que Snape sacó un ejemplar del profeta.
—Los han visto— escupió Snape, enseñándoles el titular —“Muggles desconcertados por un Ford
Anglia volador”— les leyó —“En Londres, dos muggles están convencidos de haber visto un auto
viejo sobrevolando la torre del edificio de correos al medio día en Norfolk”. Fueron seis o siete
muggles en total. Señor Weasley, tengo entendido que tu padre trabaja en el departamento contra
uso incorrecto de los objetos muggles. Su propio hijo quebrantando las leyes por las cuales se parte
el lomo—.
Harry vio el rostro de ron enrojecerse y hacer muecas de todos los tipos. De igual modo, Harry
comenzó a sentir culpa, no se había detenido a pensar en las consecuencias si alguien descubría
que quién había encantado el auto era el mismo señor Weasley.
—Y no solo eso. También han perturbado la tranquilidad del lago negro, el calamar gigante debe
estar muy asustado y las sirenas deben estar indignadas—.
—¡Silencio! — dijo Snape —Es una desgracia que no pertenezcan a mi casa, los hubiera expulsado
de inmediato. Pero como no me corresponde, iré a buscar a alguien que tome esa decisión. Esperen
aquí —.
Para la mala fortuna de Snape o la buena fortuna que tenía el apellido Weasley, esa noche no
fueron expulsados y de hecho en la torre de Gryffindor fueron bastante venerados por hacer una
gran entrada. Pero si tenían un par de cartas escritas por Albus Dumbledore dirigiéndose a sus casas
con la queja de la escuela dentro, un castigo que había por cumplir, se perdieron la ceremonia de
selección y aunque por las extraordinarias condiciones no le habían quitado puntos a Gryffindor, lo
que si pasó fue que el señor Weasley comenzó a ser investigado por el ministerio.
“RONALD WEASLEY”
Harry nunca había visto una carta gritar, pero ahora comprendía porque Neville estaba tan asustado
cuando vio el aullador llegar a la mesa de Gryffindor.
Harry bajó la cabeza en cuanto escuchó su nombre, el aullador dijo unas cuantas cosas más e hizo
comparaciones de Ron con sus otros hermanos, aunque esas comparaciones no eran del todo
ciertas, Ron ya le había dicho que Charlie había hecho exactamente lo mismo hacía unos años, los
gemelos Weasley siempre se metían en problemas, había escuchado historias de Bill haciendo toda
clase de cosas, incluso Ginny tenía su pequeña colección de historias problemáticas, el único que
parecía completamente pulcro era Percy y Harry todavía no estaba completamente seguro de eso.
Para cuando el aullador dejó de gritar se hizo presente un silencio incómodo, bastante parecido a
estar dentro del lago negro otra vez. El sobre rojo cayó al suelo y se hizo cenizas.
Nadie dijo nada, ni una sola palabra, todos en el gran comedor volteaban a ver al pobre desgraciado
que había recibido el aullador. Incluso los de la mesa de Slytherin miraban con algo de pena la
situación, de manera lenta y gradual todos en el gran comedor volvieron a sus pláticas normales,
fingiendo que nada había sucedido. Harry solo pudo ver unos cuantos reírse de la situación una vez
hubo más ruido y para su nula sorpresa eran Nott, Zabini y Parkinson. Aún que Draco sí que
miraba con algo de preocupación lo que había sucedido.
Cuando tuvieron todos su horario, pudieron ver qué las primeras dos horas que tenían las
compartirían con la casa Hufflepuff, a Harry le agradaban mucho los Hufflepuff. En el primer año
en Hogwarts había interactuado varias veces con alumnos de esa casa mientras escapaba de las
maldiciones y embrujos de los alumnos de años avanzados de la casa Slytherin, en su mayoría se
encontraba con otros chicos de primer año, pero también llegaron a defenderlo los de cursos
avanzados y los prefectos de la casa Hufflepuff.
Harry, Ron y Hermione abandonaron el castillo juntos, después del aullador Hermione creyó que
habían tenido suficiente castigo y había dejado de tener mala cara. Mientras caminaban en
dirección a los invernaderos, los tres pudieron ver una chica de Gryffindor con el cabello rojo
brillante correr en su dirección.
—¡Hola, Ginny! — saludo Ron enérgicamente a su hermana, pero ella solo corrió rápidamente en
dirección al castillo, ignorando a su hermano mayor —¿Qué le pasa? —.
—Tal vez los nervios del primer día— dijo Hermione —¿Es tu hermanita? —.
—Sí, siempre ha sido algo tímida cuando no conoce algo o cuando Harry está cerca de ella. Bueno,
llegaremos tarde si nos quedamos aquí—.
— ¡Hola, qué hay! — Lockhart saludó enérgicamente al grupo de estudiantes —Estaba explicando
a la profesora Sprout sobre cómo podríamos detectar el estado de ánimo de los calamares gigantes
conforme la temperatura del agua. En mis viajes he aprendido muchas, sé todo lo que hay que saber
sobre los calamares y... —.
—Toque la puerta para que lo deje entrar, señor Potter— le dijo la profesora Sprout de manera
amable a Harry.
Lockhart se volteó a mirar a Harry —Harry— le dijo mostrando su perfectamente alineados dientes
blancos —Harry, Harry, Harry —.
Harry solo lo miró inexpresivo y sin saber a dónde mirar de lo incómodo que estaba.
— Nunca nada me había impresionado tanto, ¡Llegar a Hogwarts volando en auto! Ni en mis
sueños más alocados. Se exactamente que querías hacer. Ay Harry, Harry—.
—Ah, no tienes por qué fingir conmigo, te metí el gusanillo de la publicidad, ¿No es así? — de
alguna manera Lockhart se las arreglaba para siempre mostrar los dientes y aun así lucir perfecto
—Una vez le encuentras el gusto a salir en las primeras planas no puedes resistirte a eso. Lo
comprendo, es completamente natural. Me avergüenzo un poco de mí mismo por haberte metido al
mundo de los famosos siendo tu tan joven y por ello tomaré la responsabilidad de ser tu tutor, lo
que necesitas es tómatelo con calma y...— Lockhart comenzó a hablar y a hablar como un niño que
acaba de aprender como pronunciar frases completas, mencionó muchas cosas y entre ellas el
hecho de que acabar con la guerra mágica a costa de prácticamente toda su vida no era equiparable
a salir en los concursos de la revista corazón de bruja y por ese comentario había perdido la
atención de Harry de inmediato, simplemente estaba esperando a que se callara para poder entrar a
clases en paz.
Mientras Lockhart seguía hablando, Harry pudo ver una libreta de color negro tirada cerca del
invernadero.
—Pero bueno, por algo se debe empezar, bien. Creo que tú profesora ya am esperado suficiente, te
dejo—. Lockhart le dio un par de palmaditas en la espalda y salió caminando, agitando
dramáticamente su túnica de color turquesa.
Harry rápidamente fue directo a la libreta que estaba tirada y se dio cuenta de que era un diario muy
desgastado y algo húmedo por el rocío del pasto, tenía una fecha en la cubierta que le indicaba que
ese diario tenía alrededor de 50 años. Lo abrió y la primer página tenía el nombre “T.M. Riddle”
escrita con tinta vieja y emborronada, por supuesto que no debía pertenecer a nadie de su año, y
dudaba mucho que le perteneciera a algún estudiante en Hogwarts, así que la guardó.
Tocó la puerta del invernadero y la profesora Sprout le abrió —Ya no está Lockhart por aquí, ¿O
sí? — preguntó asomando la cabeza, Harry negó —Estupendo, vamos entra— dijo en su habitual
humor carismático y amable.
Nada más entrar pudo ver las mesas llenas de macetas y unas plantas que se veían extrañas; esa
clase trataría sobre mandrágoras, unas plantas que según Hermione servían para devolver el estado
original a personas encantadas o transformadas y por ello habían ganado diez puntos para
Gryffindor y poco después ganó otros diez puntos por señalar que las mandrágoras son bastante
letales por la manera en la que gritan y lloran cuando las sacas de la tierra.
—Muy bien. Justo ahora tenemos unas mandrágoras que aún son muy jóvenes como para matar a
alguien con su llanto— dijo la profesora Sprout —Sin embargo, eso no quiere decir que no puedan
desmayarse al escucharlas, así que tomen sus orejeras para protegerse—.
Cuando todos tuvieron las orejeras, la profesora Sprout les mostró como debían trasplantar las
mandrágoras, Neville se desmayó en el momento en que la profesora sacó la mandrágora de la
maceta y comenzó a llorar y quejarse.
—Va a estar bien— dijo la profesora —Estará inconsciente durante unas horas déjenlo ahí —.
Les indicó que formarán equipos de cuatro y como Neville estaba desmayado, Harry, Ron y
Hermione juntaron a un chico de Hufflepuff de nombre Justin Finch-Fletchley. Harry lo había visto
antes, era uno de los chicos con los que había corrido de los alumnos de Slytherin mientras se
cubrían de las maldiciones que lanzaban, nunca habían hablado, pero una vez lo vio caer con las
piernas completamente pegadas la una a la otra y antes de que pudiera ayudarle un prefecto de
Ravenclaw ya se estaba haciendo cargo del asunto.
Fletchley era muy fan de Lockhart, hablaba constantemente de lo feliz que estaba de que él fuera su
nuevo profesor de DCAO y sobre lo radiante que era su sonrisa —Vaya tipo más valiente, yo me
hubiera muerto de miedo su un hombre lobo estuviera siquiera cerca mío, pero él se mantuvo
calmado y pudo salir de la situación sin esfuerzos—.
—No creerás que de verdad hizo todo lo que dice en sus libros, ¿O sí? — le dijo Ron.
—Claro que lo creo, si no lo hubiera hecho no tendría tantos premios o la orden de Merlín— dijo
Fletchley bastante seguro de sí mismo.
—Claro, premios muy importes como la mejor sonrisa en una revista para jóvenes brujas—
respondió Ron con ironía.
—¡Lo tiene bien merecido! — dijo Fletchley —Es todo un bombón, solo estás celoso de que las
personas lo consideran atractivo y a ti no, Weasley—.
—¿Perdón? — Harry estaba muy desprevenido —Ah...yo creo que...tal vez, no es muy común ver
pelirrojos...—.
—Weasley, voy a admitirlo, tienes buenos genes. Pero solo serás atractivo si creces y te pareces a
alguno de tus hermanos mayores, como Percy— dijo Fletchley.
—¿¡Percy!?— exclamó Ron, pasaron gran parte de lo que quedaba de la hora discutiendo sobre
como Ron podía llegar a ser mucho más atractivo que sus hermanos y, sobre todo, más atractivo
que su aburrido hermano Percy.
—No sé cómo voy a sobrevivir el año...— dijo Ron muy preocupado, intentando arreglar su varita
con cinta adhesiva, aunque no le estaba yendo muy bien—Ni siquiera sé cómo los muggles usan
está cosa, se pega en todos lados menos en dónde quieres—.
—A ver, déjame ayudarte— le dijo Hermione —Tienes que encontrar el borde primero, ¿Ves? Así.
Y luego tienes que tener las dos piezas juntas, le damos un par de vueltas y ya está—.
—Gracias Hermione — le dijo Ron —Veamos... Wingardium leviosa— ron conjuró el hechizo y
pareció más o menos funcionar con la manzana que tenía enfrente de él, aunque está se tambaleaba
por momentos —Supongo que eso servirá—.
—Es un poco raro— dijo Harry —Pudimos más o menos arreglar la varita con cinta, pero no
pudimos usar el hechizo de reparación en ella, es como un mal chiste—.
—Yo les dije que las varitas no se pueden reparar con magia, por ilógico que suene— le aclaró
Ron —Esto es lo que te estoy diciendo, Harry, necesitamos más perspicacia muggle—.
—Sigo sin creer que de verdad no sepan lo que es el pegamento — dijo Hermione.
—Hola, Harry...— Harry volteó a ver quién lo llamaba —Soy Colín Creevey, primer año en
Gryffindor— dijo bastante emocionado —¿Puedo sacarte una foto? — Harry recién había notado
la cámara que tenía entre las manos.
—Sí, para demostrar que te he visto— dijo con impaciencia —Lo sé todo sobre ti, todos me han
contado de todo. Venciste a Quien-tu-sabes, eres un animago ilegal, tu madre era una hermosa
Veela, eres el buscador más joven de quidditch en Hogwarts en mucho tiempo, sabes hablar sirenio
y estás compitiendo con Lockhart para ganarle el premio a la mejor sonrisa de la revista corazón de
bruja— Creevey tenía una sonrisa tan amplia que a Harry le dolían las mejillas solo de verlo.
—¿Qué? — a Harry le costó un poco procesar la gran cantidad de cosas que Creevey le había
dicho en un momento, había reconocido algunos de los disparates que había dicho, como lo de que
su madre era una Veela. Draco le había preguntado lo mismo en las vacaciones de invierno del año
pasado. Pero era la primera vez que escuchaba sobre el "sirenio" y también la primera vez que
escuchaba sobre el rumor de que era un animago —Mira, yo que tú no creería las cosas que los
demás van diciendo por ahí —.
—Oh, bueno, igual quisiera hacerte una foto, es para mandársela a mi padre— dijo Creevey
poniéndole la cámara incómodamente cerca de la cara a Harry —Mi padre es lechero, ninguno de
los dos podía creerlo cuando recibí mi carta. Tomaré un montón de fotos para enviarlas en esas
bonitas lechuzas, por cierto, encontré como hacerlas moverse, así que no tienes que quedarte
quiero. Ah, también ¿Podrías firmarme la foto una vez que la revele? — Creevey parecía estar
dispuesto a rogarle si fuera necesario.
—Así que ahora firmas autógrafos, Potter— ambos voltearon al momento, Theodore Nott estaba
ahí, al lado iban Pansy Parkinson y Blaise Zabini —¡Vamos! todos hagan cola para que el gran y
maravilloso Harry Potter les firme un trozo de pergamino—.
—Yo no estoy firmando nada— dijo Harry ya algo molesto de la situación.
—¿Envidia? — dijo Nott —¿De qué? ¿De tener una horrible cicatriz en la frente? No gracias, mi
piel es perfecta, así como está—.
—Cállate, Nott— dijo Ron, quién ya estaba apuntándole con la varita a la cabeza.
—Cuidado Weasley, o vendrá tu mamá a sacarte del colegio por las orejas— se burló Nott —Oye
Potter, me parece que Weasley quiere un autógrafo tuyo, tal vez pueda venderlo y tener suficiente
dinero para tener una varita decente en lugar de el palo remendado con plástico ese—.
—¡Ya te dijo que te calles! — gritó Harry, apuntándole con la varita también.
—Hazte el tonto, ¿No haz visto que no ha querido estar cerca de ti desde que llegaste a Hogwarts?
— ahora que Nott lo mencionaba, era cierto, Draco no había aparecido mucho esos días —En
realidad, ahora yo soy su favorito. Heriste sus sentimientos cuando decidiste ignorarlo todo el
verano y ni siquiera te has dignado a ir y pedirle perdón por ser un idiota que no sabe usar el
correo. Aunque creo que en realidad si sabes usarlo, si este pelele con la cámara en la mano sabe
usarlo, estoy seguro de que tú también. Draco no estará muy feliz de saber eso—.
Harry había comenzado a ponerse ansioso, ¿Draco estaba molesto con él? No sabía exactamente
que lo había puesto así, realmente no había hecho nada para molestarle.
—¿Qué pasa aquí? — Todos voltearon a ver quién se acercaba y todos bajaron las varitas
inmediatamente en cuanto vieron a Gilderoy Lockhart acercarse dando pasos muy largos —¿Quién
está firmando fotos? — Lockhart dio un vistazo rápido a los alumnos que tenía frente a él —No sé
por qué lo he preguntado. Harry, así que volvemos a las andadas—.
Harry se había puesto muy rojo y el grupo de Nott había comenzado a reírse levemente.
—Vamos, señor Creevey. Una foto de los dos será mejor, te la firmaremos ambos— Lockhart se
puso al nivel de Harry y lo abrazó fraternalmente. Creevey rápidamente posicionó la cámara y sacó
todas las fotos que puso hasta que sonara la campana de clases.
Después de eso, Harry hizo lo posible por zafarse del sermón de Lockhart y correr con Ron y
Hermione.
—Es mejor que Creevey y Ginny no se conozcan nunca— le dijo Ron —Podrían fundar el club de
fans de Harry Potter o algo parecido—.
—Sí eso pasa no sé cómo voy a hacer para quitarme a Lockhart de encima...—.
La clase de DCAO fue casi lo que Harry esperaba, era increíble como Lockhart se las había
arreglado para dar la clase de peor manera que Quirrell. La clase consistió en una gran plática
sobre las hazañas del profesor y muchos chistes malos que ponían el ambiente incómodo. Les hizo
un examen de evaluación y la primera en terminar de contestarlo fue Hermione, en condiciones
normales a Harry no le hubiera sorprendido eso, pero el examen consistía en preguntas sobre la
vida personal del profesor Lockhart. Su color favorito, sus ambiciones, logros, incluso había una
sobre su cumpleaños.
Mayor fue la sorpresa de Harry al ver qué la única que había contestado todas las preguntas bien
había sido Hermione.
—¿Hermione también está enamorada de este tonto? — le susurró Harry a Ron.
—Eso parece— le susurró de vuelta —Creo que en cualquier momento Hermione y Justin fundarán
el club de fans de Gilderoy Lockhart. Al menos eso nos da diez puntos extra—.
Para cuando finalizó la clases todos estaban muy cansados. Sobre todo, el pobre de Neville, que
había sido el más afectado con el incidente de los duendecillos. Harry y Ron habían decidido ir a
la torre de Gryffindor para descansar un poco mientras que Hermione dijo que iría a la biblioteca
para algo de lectura ligera.
Ron había caído completamente rendido en su cama, apenas llegó se quitó los zapatos y se tiró al
colchón, durmiéndose prácticamente al instante, Harry le cerró las cortinas para darle algo de
privacidad y luego se sentó en su propia cama. Recordó que esa mañana había recogido un
misterioso diario que tenía la fecha de hace cincuenta años.
Al mirar con más detenimiento el diario, pudo ver que en una de las tapas venia impreso el nombre
de un quiosco en Londres. A quien sea que le perteneciera debió haber sido de familia muggle, o
mestizo como mínimo, no se le ocurría ningún mago que no haya salido a conocer el mundo
muggle que supiera siquiera cómo manejar el dinero sin ningún tipo de ayuda.
Harry abrió el diario y comenzó a ojearlo, a pesar de ser bastante viejo, no había nada escrito en él,
revisó meticulosamente cada página y la única que tenía algo escrito era la primer hoja. “T.M.
Riddle”
Comenzó a imaginarse de qué eran las iniciales, tal vez algo como a Tina Micaela o Tamara
Madeleine. No se le ocurrió nada más que sacar su pluma y su tintero para dejar al menos una
marca en el diario. Sumergió la pluma en la tinta y cuando quiso escribir la pluma goteó y el papel
quedó machado.
—Tontas plumas, no sé si algún día me acostumbre a usarlas...— murmuró para sí mismo. Pero lo
que más llamó su atención es que apenas se había descuidado un momento y las gotas de tinta ya
no estaban, dejó caer a propósito otra gota de tinta y está vez vio con sus propios ojos como el
papel absorbía la tinta hasta que no quedaba ningún rastro de ella —Un diario mágico... ¿Cómo no
lo pensé? —.
Vio como la tinta desaparecía y en su lugar una inscripción aparecía con una caligrafía muy bonita.
Preguntó Harry.
Harry había sido demasiado tonto, probablemente alguien más apegado a la magia hace cincuenta
años no hubiera pensado nunca en tener una contestadora, o de siquiera ponerle atención al mundo
muggle.
“No sabía que los Slytherin y los Gryffindor podían llevarse bien. En cuanto a cómo obtuviste mi
diario, no lo sé”
“No lo sé”
A Harry se le estaban empezando a acabar las preguntas, y no es para menos, no sabía nada sobre
lo que fuera que pasará hace cincuenta años atrás, mucho menos sabría quién es Tom Riddle.
“Yo soy Tom Riddle. Estudiante de la casa de Slytherin, un estudiante ejemplar. Miembro del club
de las eminencias del profesor Slughorn, prefecto de mi casa y acreedor al premio por servicios
especiales al colegio”
Cómo era de esperar, había muchas cosas que Harry jamás había escuchado siquiera.
Cuando Harry estaba a punto de preguntar qué era la cámara de los secretos, Dean y Seamus
aparecieron de repente muy enérgicos.
—¿Dónde está Ron? — preguntó Dean, corrió a la cama de Ron y abrió las cortinas, lo encontró
exactamente en la misma posición en la que se había quedado dormido y comenzó a zangolotearlo
para despertarle —¡Ron! ¡Ron! ¡Despierta! —.
—Tus hermanos ganaron una apuesta contra Jordan, ¡Va a saltar al lago negro ahora! ¡Vamos! —.
Ron saltó de la cama y se puso los zapatos lo más rápido que pudo. Harry dejó el tintero cerrado en
su habitación y la pluma, habría dejado el diario de no ser que Seamus había estado jalándolo para
que se apresurara. Todos bajaron de la torre de Gryffindor junto con otros estudiantes que también
corrían para ver a Lee Jordan saltar, todos iban lo más rápido que se podía directo al lago negro,
Harry sin querer chocó con alguien.
—¡Lo siento! — dijo sacudiendo un poco la cabeza por el golpe, delante de él estaba Draco
Malfoy —Draco...—.
Draco no dijo nada, solo volteó hacia otro lado y volvió a caminar en la dirección a donde se
dirigía. Lo que decía Nott parecía ser verdad, Draco estaba enojado con él. Intentó llamar su
atención, pero nuevamente Seamus y Dean lo arrastraron fuera del castillo. Todos se reunieron
alrededor de Lee Jordan y los gemelos Weasley, quienes ya estaban haciendo un gran alboroto.
—¡Acérquense! ¡Damas, caballeros y los que todavía no se deciden, les presentamos a Lee Jordan!
— dijeron los gemelos al mismo tiempo.
—Oh, pero falta una cosa George— dijo Fred, ahora Harry sabía cuál era cuál —No podemos
hacer que Lee salte así—.
—¡Así con ropa! — dijo Fred y con un movimiento de varita Lee Jordan quedó en bóxer, eso había
tomado por sorpresa a Jordan, quién ahora estaba muy rojo e intentando cubrirse un poco —
Deleiten sus ojos señoritas —.
Todos miraban a Jordan y lentamente este empezó a agarrar confianza y a hacer poses para que su
ligera musculatura se notara un poco más, Harry escuchó a muchas chicas reírse y comentar sobre
lo mucho que les gustaba, algunos chicos le silbaban a Jordan y Harry le dio un vistazo de pies a
cabeza, realmente se veía bien.
Todos empezaron a gritarle que saltara una y otra vez, Jordan subió una pequeña colina cerca de
ahí y después de agarrar valor, corrió y saltó directo al lago negro. Todos estaban muy
entretenidos.
Harry casi puso toda la habitación patas arriba, el diario había desaparecido y todavía tenía algunas
preguntas para hacerle.
—Oh, vamos Harry. Tal vez lo encuentres luego— le dijo Ron —Mejor vamos a desayunar—.
Esa mañana habían planeado visitar a Hagrid aprovechando el fin de semana, pero no contó con
que se repente un intruso abriera la puerta de la habitación.
—¡Harry! Qué bueno que estás despierto, desayuna rápido y nos vemos en el campo de quidditch
— Oliver Wood ya había estado amenazando a todos con que las prácticas de quidditch
empezarían cuando menos lo esperaran —Ah, y el horario va a cambiar para el siguiente
entrenamiento, será cuando apenas amanezca— dicho eso, Oliver se fue rápidamente de la
habitación.
Ambos bajaron al gran comedor en donde Hermione ya estaba por ahí desayunando y devorando
con los ojos otro libro de Lockhart.
—Vamos Hermione, quita los ojos de ese libro por una vez en tu vida— dijo Harry.
—Oh, supongo que no vas a querer ver lo que tengo para ti entonces— Harry usó un tono algo
desanimado —Es una pena tener que devolverle esto al profesor Lockhart— esas simples palabras
bastaron para que tuviera toda la atención de Hermione y le mostró una foto firmada de Lockhart
posando en la biblioteca. Hermione se asombró mucho al ver qué había un saludo para ella en la
foto.
Ron le había entregado una rana de chocolate, pero era obvio que lo que más le había gustado era
esa foto firmada.
—Lockhart parece que quiere ser mi mentor o una cosa parecida, y siempre aparece al rededor
mío, le pedí a Creevey le tomara una foto, no fue muy difícil convencer a Lockhart de posar para la
cámara y una vez que la reveló le pedí que la firmara, ya sabes, como un favor personal —.
Cuando iban los tres al campo de quidditch, Colin Creevey apareció de la nada.
—Hola Harry, ¿Qué llevas puesto? — Creevey se unió a ellos rápidamente.
Todos llegaron al campo de quidditch y Ron y Hermione hicieron todo lo posible para mantener a
Creevey en las gradas.
—¡Por fin llegas, Harry! — dijo Wood —Ahora está todo el equipo, todos arriba—.
En cuanto Wood dio la indicación, todos dieron una patada y se elevaron en el aire, listos para
empezar el entrenamiento.
—No puede ser— De repente, Wood se vio muy disgustado y la razón era completamente evidente
y venía vestida de color verde esmeralda. El equipo de Slytherin había llegado al campo también y
todos se vieron obligados a bajar al suelo.
—¿Qué significa esto, Flint? He apartado el campo para Gryffindor, ya te puedes largar—.
Marcus Flint era mucho más alto y robusto que Oliver Wood, Y Harry estaba seguro que tenía un
leve parecido con el troll que había entrado en el castillo en octubre del año anterior.
—Lo siento principito— Flint le tomó la mejilla a Wood y la apretó —Pero yo tengo una nota del
profesor Snape— Flint sacó el trozo de pergamino y Wood tomó el papel entre sus manos.
—Oh por supuesto que sí, uno con mejor vista que el tuyo— Draco dio un paso al frente. Harry vio
que el uniforme esmeralda que portaba lo hacía ver de alguna manera más elegante que otros días,
para luego ver la escoba que tenía en la mano, una Nimbus 2.001, Harry pensó de inmediato en la
conversación que tuvo Draco con su padre en Borgin y Burkes.
—Como puedes ver, ahora nosotros tenemos la ventaja. Draco tiene una 2.001, salió el mes pasado
— Flint se acercó peligrosamente a Wood —Estoy ansioso por destrozarte...— dijo con una voz
algo más grave y ronca.
Wood pareció poner una cara un poco extraña y se veía un poco más rojo, aunque bien podía ser el
reflejo del uniforme de Gryffindor —...En el campo, ¿Verdad? —.
La cara de Marcus Flint cambio a una un poco más apenada —Por supuesto — carraspeo.
Por la expresión que tenían los gemelos Weasley, Harry pensó que se estaba perdiendo de algo,
pero no sabía muy bien que era.
—Uh...Bien— dijo Wood un poco más serio —Pueden tener el campo, pero esa mierda de escoba
no va a ganarle nunca a mi muchacho estrella— gruño Wood y ambos comenzaron a discutir sobre
cuál de los dos buscadores era mejor.
—¿Qué está pasando? — preguntó Ron, Hermione y él ya se habían acercado y Creevey seguía
dando vueltas por ahí y tomando fotos de todo.
—Los de Slytherin van a entrenar a Draco para ser su nuevo buscador— le respondió Harry.
—Vamos, hay suficiente espacio para que todos entrenen— dijo Hermione —¡Oigan! — les gritó a
Flint y Wood —¡Solo usen el campo los dos! —.
—Nadie te está pidiendo tu opinión, sangre sucia — escupió Flint, y todos en el equipo de
Gryffindor reaccionaron muy mal ante esas palabras, la discusión pasó a ser una pelea bastante
acalorada. Harry no sabía muy bien a qué se refería el término "sangre sucia" pero a él ya le habían
hecho comentarios por ser mestizo y según algunas personas "era de mala sangre", supuso que el
insulto que Flint había lanzado a Hermione también tenía que ver con eso, así que también estaba
molesto.
—¡Vas a arrepentirte de esto! — gritó Ron. Le apuntó a Flint con su varita —¡Slugulus eructo! —
un rayo de luz verde salió disparado, pero no hacía el frente, si no hacia atrás. Ron cayó al suelo y
comenzó a toser frenéticamente y un montón de babosas comenzaron a salir de su boca.
Los chicos del equipo de Slytherin comenzaron a reírse a carcajadas y los hermanos Weasley no
esperaron ni un momento para defender a su hermano.
—¡Flipendo maxima! — conjuró uno de los dos hermanos y Flint salió volando de manera muy
graciosa.
—Son enormes— dijo Hermione —Podría jurar que usaste algún hechizo fertilizante—.
—Oh, nada de eso. Aunque lo mismo dijo el joven Malfoy, estuvo por aquí ayer. Se veía un poco
perdido—.
Más tarde ese día, la profesora McGonagall les había entregado el citatorio para el castigo que
tendrían por haber alterado el orden en el lago negro. Ron tenía que limpiar la sala de trofeos sin
usar magia junto con el señor Filch, aquello hizo estremecer a Ron, Harry pensó que tendría una
mejor suerte que él hasta que la profesora McGonagall le informó su castigo.
—Oh, no... ¿No puedo ir a limpiar también? Soy bueno limpiando al estilo muggle— dijo Harry
desesperadamente.
—Lo siento Potter, pero se supone que es un castigo — dicho eso, la profesora McGonagall siguió
su camino.
—Yo tengo que limpiar, ¿Y a ti te ponen a responder cartas? — dijo Ron algo celoso.
—A responder cartas con Lockhart— corrigió Harry —Créeme que va a ser una completa tortura.
Incluso te cambiaría el castigo muy por las buenas—.
—Puedes poner las direcciones sobre los sobres— dijo Lockhart con mucha energía —La primera
es Gladys Gudgeon. Una gran admiradora, asegúrate de que la dirección se vea bien—.
Harry no se sentía muy cómodo mientras escribía todas esas direcciones, sobre todo porque desde
que había pisado esa oficina Lockhart se había encargado d recomenzar su sermón sobre como
sobrellevar la fama y la ridícula cantidad de cosas que había hecho, incluso citaba sus propios
libros como si estuviera haciendo alguna clase de anuncio publicitario. Las horas pasaban
sumamente lento, Harry varias veces llegó a cabecear y en una de esas veces que cabeceó pudo
escuchar una voz.
"Ven a mi...deja que te desgarre...deja que te despedace...déjame matarte"
Harry se incorporó rápidamente bastante confundido, tal vez se estaba quedando dormido.
"Ven a mi..."
Esta vez Harry pudo escucharlo completamente consciente, pero Lockhart no pareció reaccionar en
lo absoluto.
—La...la voz—.
—¿Cuál voz? Harry, debes estarte quedando dormido... ¡Vaya, mira la hora! De verdad debe ser tu
cansancio. Ya han sido cuatro horas desde que llegaste, el tiempos vuela cuando te diviertes—
Lockhart se veía bastante feliz —Bien, es hora de que te deje ir. Trata de no tener más castigos,
puede que la siguiente vez la profesora McGonagall no tenga tanta consideración como para un
castigo tan benevolente—.
Harry casi salió corriendo de la oficina de Lockhart y mientras caminaba por los pasillos intentaba
escuchar la voz de antes, una voz extraña y de alguna manera siseante.
Llegó a su habitación en la torre de Gryffindor e intentando no hacer ruido porque sus compañeros
ya estaban con las cortinas cerradas, se cambió de ropa y se dispuso a esperar a Ron. Llegó media
hora más tarde y se veía completamente agotado.
—Fue horrible— susurró Ron — Filch me hizo sacarle brillo a una copa de quidditch más de
catorce veces, siento que se me van a caer las manos— dijo mientras se quitaba el uniforme y con
el torso descubierto comenzó a buscar su pijama. Harry apartó la mirada algo avergonzado —¿A ti
como te fue con el señor sonrisas? —.
Harry le contó todo lo que había ocurrido, especialmente lo de la voz que había escuchado y Ron
confirmó lo que temía, escuchar voces no era normal incluso en el mundo mágico. Pero era
demasiado tarde como para pensar en algo coherente como explicación, tal vez por la mañana
Hermione les ayudaría a dar luz al asunto.
“Fue bastante difícil conseguir algo como eso, y ni siquiera la he visto usarla. Severus suele
ponerle muy mala nota en sus trabajos porque tiene una caligrafía pésima, es como si nunca
hubiera tenido una pluma entre las manos...aunque ahora que lo pienso puede que eso sea así, ¿Tú
qué piensas?
Aún si fuera un malentendido, ni siquiera me habla. Solo se dignó a mirarme al ver qué tenía una
nueva escoba y que ahora voy a ser su contrincante en quidditch, ojalá Marcus le hubiera hecho
caso a la pelos de espantapájaros, así me hubiera visto y hubiera podido presumir de lo mucho
que he entrenado por el puesto. Aunque claro, después de que el tonto de su amigo se conjurara el
solo poco o nada podría estar al pendiente de mí, ni siquiera somos amigos... Igual es un poco
tonto hacer magia con una varita rota.
…
¿Te dijo que tiene un amigo en Slytherin? Qué fastidio, no sé quién se me habrá puesto en medio,
pero sea quien sea no me agrada. ¿Sabes que ni siquiera vino a mi cumpleaños? ¡Incluso estaba
preparado para cualquier castigo que me dieran! Me arriesgue tanto en mandarle esas cartas y no
contestó ninguna, Theo me aseguró que había visto a Potter enviar cartas varias veces. Estoy muy
indignado.”
16. El gato de halloween
—Hola Harry—.
Una voz conocida pero ligeramente más grave se escuchó. Parecía ser Lee Jordan el que tenía
frente a él. —Te ves algo avergonzado, tal vez esto ayude un poco— Jordan se quitó poco a
poco la túnica y cayó al suelo, después el suéter y la camisa terminaron en el suelo también.
Ahora tenía a Jordan con el pecho al descubierto.
—Déjame ayudarte con el tuyo— las manos de Lee tocaron el cuerpo de Harry, quién estaba
muy confundido y emocionado por lo que estaba pasando.
—Se más cuidadoso— otra voz conocida, Oliver Wood en su traje de quidditch —No quiero
que mi buscador estrella quede demasiado cansado— las manos de Wood comenzaron a
quitar lentamente la túnica de Harry —Déjate llevar—.
—¡Harry! ¡Levántate! —.
—Que te levantes — Ron estaba ahí, sacudiéndolo para levantarlo —Si no te levantas Oliver
Wood se volverá loco, ya vino a tocar la puerta—.
—Genial, que te vaya bien en el entrenamiento— después de eso, Ron volvió a su cama y en
cuanto se acomodó volvió a dormir.
Harry seguía muy confundido y se sentía bastante caliente del cuerpo, pensó de inmediato que tal
vez la epidemia de catarro lo había alcanzado, pero cuando volteó hacia abajo pudo ver un pequeño
bulto marcado debajo de su pijama. Bastante avergonzado volteó a todos lados y por suerte todos
sus compañeros de habitación estaban con las cortinas cerradas, solo esperó que Ron no lo hubiera
notado. Corrió hacia el baño con su uniforme de quidditch y mientras se cambiaba consiguió
calmarse, recogió su escoba y salió directo al campo de quidditch, lo malo del nuevo horario de
entrenamiento era que el desayuno aún no estaba servido en el gran comedor, así que tenían que
entrenar sin desayunar.
Cuando Harry llegó al campo, ya estaban ahí los gemelos y por supuesto, Oliver Wood.
—¡Ahí estás Harry! — dijo Wood —Sabía que tú amigo Ron te despertaría sin problemas,
esperemos un poco a que lleguen todos antes de calentar, quiero probar nuevas cosas para el
entrenamiento de hoy—.
Harry no podía ni mirarlo a los ojos, solo asintió con la cabeza baja y podía sentir las mejillas un
poco calientes. Fue a pasar un poco el rato con los gemelos Weasley, quienes siempre lo alegraban
con algún nuevo plan que podría meterlos en un castigo de nuevo.
Cuando todo el equipo estuvo reunido, Wood anunció que gracias a los gemelos, quienes
estuvieron espiando al equipo de Slytherin, pudo tener una idea de cómo jugaba el nuevo buscador
que tenían y como planeaban defenderlo, así que probaría a practicar unas cuantas estrategias para
que Harry pudiera igualar a la Nimbus 2.001.
Cuando finalmente terminaron, todos fueron a las duchas, Harry no solía acostumbrar ducharse ahí
pero después de la última vez en que regresó al castillo cubierto de lodo no quería arriesgarse de
nuevo. Entró a los cambiadores del equipo de Gryffindor, donde se encontraban las taquillas
asignadas para los jugadores, las duchas y baños. Cuando Harry abrió su taquilla pudo ver qué ya
había una toalla limpia y un cambio de su ropa muggle, después de todo era fin de semana. Tomó
la toalla y entró a una de las duchas, en donde ya había un cesto para la ropa sucia, aún no sabía
exactamente quién limpiaba la ropa y eso era ligeramente aterrador, la ropa solo desaparecía y
aparecía doblada cuidadosamente sobre su cama después de unas horas.
Después de ducharse se puso la toalla y salió a su taquilla con la esperanza de que nadie lo viera
andar por ahí.
—Ah, Harry. Todavía estás aquí — Harry se quedó pasmado, Oliver Wood estaba en su taquilla y
también acababa de salir de la ducha.
—Sí...no quería volver al castillo lleno de lodo— le dijo intentando parecer calmado —La última
vez Filch me atrapó y Sir Nicholas me rescató de eso, tengo que ir a su fiesta de muerte más al rato
—.
—Vaya, dicen que esas fiestas son extravagantes— le comentó —Espero te vaya bien en eso—.
Harry había aprovechado para dar un vistazo, Oliver Wood sin duda era más fuerte que Jordan,
tenía una espalda ancha y marcada, los brazos y piernas bien definidas y la manera en la que el
cabello mojado caía sobre su frente hicieron a Harry sonrojar. Volteó a su taquilla para no hacer de
aquella situación algo más extraño.
Ya en el gran comedor, Hermione y Ron estaban bastante ocupados discutiendo de algo y Harry
corrió a sentarse al lado de ellos.
—Bastante bien...— intentó no parecer incómodo, aunque prefería no pensar en el quidditch por un
momento —¿De qué hablaban? —.
—Yo le decía a Ron que nosotros también tenemos muchos grupos musicales en el mundo muggle
— dijo Hermione.
Harry estalló en risas —Con las manos, Ron— le dijo —En el mundo muggle existen escuelas
para aprender a tocar instrumentos, a cantar, a componer—.
—¿También existe una escuela de eso? ¡Deben tener escuelas para todo! — dijo Ron emocionado.
—De hecho, si tenemos escuelas para casi todo— intervino Hermione —A propósito, Harry, ¿Qué
clase de música te gusta? Ya intenté preguntarle a Ron, pero no tengo ni idea de lo que habla—.
—Um...— Harry se puso un poco rojo y avergonzado —Madonna...— dijo casi murmurando.
Hermione rio —Está bien que te guste Madonna, Harry. A mí también me gusta—.
—Sí. Pero tú eres una chica, Hermione— le dijo Harry.
—¿Y que con eso? Uno debería poder disfrutar lo que sea que le guste sin que nadie lo golpee
porque es "de niñas"— Hermione hizo el símbolo de las comillas con sus manos.
—Por cierto— Harry cambió el tema —¿Van a acompañarme al cumpleaños de muerte de Sir
Nicholas? —.
Después de ese comentario, Hermione y Ron comenzaron a discutir sobre si la fiesta de más tarde
sería interesante o aburrida, pero lo único que a Harry le interesaba en ese momento era darle
vistazos muy fugaces a Oliver Wood.
Todos ya se estaban preparando para la gran fiesta de halloween y Harry estaba más que
arrepentido por haber aceptado ir al cumpleaños de muerte, lo único que pudo ver del gran
comedor fueron las enormes calabazas de Hagrid que habían sido convertidas en lámparas
enormes.
—He escuchado que Dumbledore contrato esqueletos bailarines para el espectáculo de la noche—
comentó Ron.
—Bueno, no podemos echarnos para atrás con esto— contestó Hermione —Lo prometido es deuda
—.
Los tres se dirigieron a las mazmorras y tan pronto llegaron se dieron cuenta de las velas negras
que brillaban tenuemente con una luz azul oscura, aquellas velas marcaban el camino al lugar. La
temperatura en las mazmorras era baja por lo general y en épocas más cercanas a el invierno a
temperatura bajaba todavía más, pero aun así parecía que cuánto más se acercaban a aquel lugar
lleno de fantasmas el ambiente se hacía cada vez más frío, Harry definitivamente debió haberle
hecho caso a Hermione y llevar un suéter.
Al final del rastro de velas los recibió Sir Nicholas muy amablemente, el ambiente era muy distinto
a la fiesta que había en el gran comedor, los fantasmas se veían apagados y lentos, incluso los que
bailaban en la pista de movían de una manera tan aletargada que era difícil pensar que era un vals.
La música no ayudaba para nada, era como si un montón de personas usarán sus uñas de manera
conjunta para crear sonido con algún tipo de ritmo, fueron a ver si había algo de comer, pero para
su mala suerte la comida estaba podrida, parece ser que los fantasmas al no tener manera de comer
lo que hacen es dejar que la comida se pudra y cuando la atraviesan poder sentir un poco de
"sabor". Dando la vuelta y con cuidado de no atravesar a nadie, se toparon con Pevees, que en
realidad no era un fantasma, si no un poltergeist que vivía en el castillo desde hace quién sabe
cuántos siglos, muchos dicen que tal vez venía con el castillo. Pevees era alguien con quién debías
tener cuidado, si bien podía ser tu salvación en algunas ocasiones, la mayoría de veces solo haría
que las situaciones empeoraran, y está iba a ser una de esas situaciones.
—¡Eh! ¡Myrtle! — llamó Pevees y aunque Hermione le rogó a Pevees que no le repitiera lo que
había dicho de la chica fantasma que se acercaba, de todos modos, lo hizo —Ahora mismo la
señorita Granger estaba hablando de ti—.
Hermione intentó halagar a Myrtle, una chica fantasma que se paseaba por los baños en donde
había muerto y de vez en cuando los inundaba. Para desgracia de Hermione, los fantasmas suelen
ser bastante rígidos en su forma de ser una vez mueren y regresan a la vida, así que no hubo poder
humano que hiciera a Myrtle sentirse mejor consigo misma, Pevees también ayudó un poco a el
malestar de Myrtle llamándola granosa.
Después de que Myrtle saliera llorando del lugar, Hermione empezaba a verse arrepentida de haber
dicho que la fiesta podría ser interesante, pero al menos Sir Nicholas se le veía contento de
presentar a Harry a sus colegas fantasmas, o al menos lo estaba hasta que Sir Patrick llegó a
burlarse de su cabeza semidecapitada.
Después de unas horas los tres decidieron que habían tenido suficiente y creyeron prudente ver si
aún quedaba algo de comida en el gran comedor para poder cenar o si tenían que pasar por las
cocinas.
“Desgarrar...despedazar...matar”
—Harry, que te ocurre? — preguntó Ron al ver qué Harry se había quedado estático tan de golpe.
—Lo escucho...—.
—Es la voz que escuche cuando estaba con Lockhart...se está yendo por algún lado...— Harry se
quedó en silencio por un momento para intentar seguir el ruido —por allí—.
Los tres subieron por unas escaleras al segundo piso y caminaron el pasillo rápidamente, Harry
estaba alterado y nervioso por escuchar a la voz tan decidida a matar a alguien. Cuando estuvieron
cerca del baño de las niñas se encontraron con una pared que tenía un escrito con letras brillantes.
Harry sabia sobre la cámara de los secretos, sabía que incluso le dieron un premio a alguien por
averiguar quién abrió la cámara, es por eso que al ver la inscripción en la pared se puso pálido. No
podía ser buena señal.
Al acercarse un poco más se mojaron los zapatos con el agua que provenía del baño, seguramente
Myrtle había corrido a inundarlo por haberse sentido tan ofendida hacia un rato. Aquella bola de
pelo que colgaba cerca de la inscripción era un animal, pero no un animal cualquiera, se trataba de
la gata de Filch, la señora Norris.
Ninguno de ellos se movió hasta que escucharon un ruido detrás de ellos. Draco estaba ahí
también, parecía venir del otro pasillo y estaba boquiabierto mirando las letras brillantes de la
pared.
Poco tiempo después los pasillos comenzaron a inundarse de gente y los profesores y prefectos se
acercaron a inspeccionar.
—Teman, enemigos del heredero— se atrevió a decir una voz en la multitud —Los siguiente son
los de sangre sucia— Harry lo vio, Theodore Nott.
—¡MI GATA! — el grito de Filch alarmó a todos y entre pequeños desvaríos que decía solo atinó
a culpar al primero que vio, que desgraciadamente fue Harry —¡Tú! ¡Tú mataste a mi gata! ¡Yo te
mataré a ti! —.
—¡Argus! — la voz de Dumbledore hizo callar todos los murmullos —Argus, ven conmigo.
Ustedes también, Potter, Weasley y Granger, si son tan amables—.
Llegaron a la oficina de Lockhart, la cual era la más cercana y mientras los prefectos dispersaban
la multitud y se llevaban a todos los estudiantes a sus casas, los profesores intentaban determinar lo
que había pasado con la señora Norris.
Filch siguió intentando culpar a Harry, pero aquella acusación no tenía ni pies ni cabeza, el
argumento principal era que como Harry había visto un folleto que Filch guardaba en su oficina
ahora sabía que él era un squib.
—Argus, ninguno de estos estudiantes tiene la habilidad para petrificar— le aseguró Dumbledore
—No se preocupe, me parece que la profesora Sprout tiene un cultivo de mandrágoras, en cuanto
estén maduras podremos hacer un remedio para la gata—.
Aquello pareció calmar a Filch, pero Snape no sonaba demasiado convencido. Cuestionó sobre las
actividades de los tres estudiantes Gryffindor en busca de la más mínima fisura en la historia.
—Me parece que el señor Potter no está diciendo toda la verdad...a mi parecer tendríamos que
castigarle sin poder participar en la temporada de quidditch...—.
—Francamente, Severus. No veo razón para llegar a eso— dijo la profesora McGonagall —Ya
quedó claro que la gata no pudo ser petrificada por estos chicos, no podemos castigar a alguien que
no ha hecho nada malo, y tampoco podemos castigarlo por querer ir a la cama sin cenar—.
Snape no tuvo más que decir ante la situación, incluso el profesor Dumbledore abogó por la
inocencia de los estudiantes y no hubo más remedio que dejarlos ir.
“Estimado Tom. Me he sentido un poco extraño estos días, talvez solo esté un poco cansado. Hoy
sucedió algo inesperado, petrificaron un gato y hay un mensaje extraño en la pared cerca del baño
de las niñas y creen que Potter lo hizo, hablando de Potter, hoy lo vi mirando mucho a Oliver
Wood, parece que la gente se obsesiona con Wood por alguna razón, incluso Marcus parece
obsesionado con el ¿Qué tiene Oliver Wood de bueno?”
17. La cámara de los secretos
—No me creo que no exista algo sobre la cámara de los secretos— dijo Hermione —Creo que
justo ahora nos vendría bien el diario que encontraste, Harry—.
—Sigo sin entender como desapareció, debió ser cuando Jordan saltó al lago, antes de eso lo
llevaba conmigo en mi túnica y para la mañana siguiente no había rastro de él— Harry estaba
jugueteando con su varita.
Se encontraban en la biblioteca hablando en voz baja y mientras Ron terminaba la tarea de historia
de la mágica, Hermione se había dado a la tarea de buscar en libros que hablaran sobre Hogwarts
algo relacionado a la cámara de los secretos. Harry también intentaba buscar entre las estanterías
algo que pudiera ser útil y en su camino se encontró con Justin Finch-Fletchley, cuando Harry
quiso acercarse a decirle “hola”, Justin lo vio y pareció entrar en pánico, se removió incómodo y
cambió de rumbo de manera abrupta, tal vez no le agradaba a Justin.
La campana sonó y tocaba ir a la clase más aburrida de todas, historia de la magia. A Harry le
gustaba la historia, cuando iba a la escuela muggle una de sus materias favoritas era historia y de
hecho historia de la magia era interesante, lo malo era el profesor. El profesor Binns no había
cambiado su estrategia de enseñar en mucho tiempo y lo único interesante era verlo entrar al aula a
través del piso o del pizarrón y ese día no era la excepción, con el tono más monótono del mundo
comenzó la clase y las primeras cabezas comenzaron a luchar por mantenerse erguidas.
—Disculpe profesor—. Hermione había alzado la mano, algo que no había ocurrido desde quien
sabe cuánto tiempo.
—Dígame, señorita…—.
—Granger— le aclaró —Profesor, pensaba que quizá usted pudiera hablarnos sobre la cámara de
los secretos—. Aquella pregunta había despertado a toda la clase. Pero al profesor pareció no
gustarle la pregunta.
—Señorita Grant, mi disciplina es historia de la magia. Me ocupo de los hechos, no de los mitos y
las leyendas—. Después de aclararse la garganta volvió automáticamente a su monologo habitual.
—Disculpe— Hermione parecía decidida —Señor, tengo entendido que las leyendas suelen tener
una base real—.
Esta vez el profesor Binns tenía una cara diferente, tal parecía que ningún estudiante había estado
interesado en conversar con él y presentar argumentos aun cuando estaba vivo. —Bueno, eso es
ciertamente discutible. En algunos casos hubo bases reales; sin embargo, la leyenda por la que
usted pregunta es un completo disparate…— el profesor Binns estaba a punto de retomar la clase,
pero al ver que por primera vez tenía la atención de sus estudiantes decidió contarles. —Está bien.
Como ustedes saben, el colegio Hogwarts de magia y hechicería fue fundada por cuatro magos de
la época y las casas llevan sus nombres como representación. Godric Gryffindor, Helga Hufflepuff,
Rowena Ravenclaw y Salazar Slytherin. Ellos construyeron el castillo lejos de la mirada de los
muggles y trabajaron para darle a los jóvenes una educación de calidad. Como nos indican las
fuentes históricas confiables, Salazar Slytherin terminó dejando el colegio por un disputa con el
resto de fundadores, sobre todo con Godric Gryffindor, sobre quienes eran o no dignos de estudiar
magia, en especial los magos provenientes de familias muggles. La leyenda nos dice que Salazar
Slytherin construyó una cámara oculta en alguna parte del castillo antes de marcharse y que solo
los descendientes de Slytherin podrán abrirla y desencadenar el horror que existe dentro—.
Cuando el profesor terminó de contar la historia, el silencio reinó en la habitación y solo fue
interrumpida por una pregunta —¿A qué se refiere con “el horror que hay dentro”? — Era Seamus
Finnigan.
—Según la creencia, en la cámara está atrapada alguna especie de monstruo que solo el heredero
de Slytherin podrá controlar— le aclaró el profesor Binns. Y después de muchas preguntas terminó
por decir que aquella leyenda era completamente falsa debido a que se había intentado encontrar la
cámara antes y nadie había tenido éxito.
—Profesor— Harry alzó la mano —Tengo entendido que no es la primera vez que se abre la
cámara. Si ya se abrió antes entonces la leyenda debe ser cierta, ¿No? —.
—Eso es una mentira, la cámara jamás ha sido abierta. Es cierto que hace unos años una persona
resultó muerta por un criatura y que se corrió el rumor de que la cámara de los secretos tenía algo
que ver, pero en aquella ocasión el responsable fue detenido y expulsado de Hogwarts y la cámara
de los secretos siguió sin aparecer—.
Después de clase, ni Harry, Ron o Hermione estaban muy seguros de que pensar. Ellos sabían que
la cámara tenía que existir pues el diario de Tom Riddle había sido muy claro con el motivo del
premio que había recibido, pero también era muy extraño que el profesor Binns estuviera tan
empeñado en decir que todo era mentira, no sabían mucho sobre cuanto tiempo llevaba enseñando
el profesor Binns, pero estaban seguros que habían pasado varias décadas desde entonces.
—Yo siempre lo he dicho— dijo Ron —Los de Slytherin son gente demente, solo vean al
fundador de la casa. Se que en ese tiempo los magos eran perseguidos, pero las cacerías de brujas
eran un chiste, los muggles no podían notar la diferencia entre un mago y uno de los suyos, la
limpieza de sangre es una estupidez. Si el sombrero me hubiera considerado para Slytherin yo
mismo me subía al tren para volver a casa esa misma noche—.
Hermione solo asintió con entusiasmo, después de todo a Hermione tampoco le gustaban mucho
los Slytherin, pero Harry se sentía muy extraño con todo eso, nunca les había dicho que el
sombrero seleccionador había sugerido ponerlo en Slytherin en primer lugar y que solo por la duda
de si era un buen lugar para el fue que el sombrero decidió ponerlo en Gryffindor. Todavía tenia
muchas dudas sobre los que pertenecían a la casa de Slytherin, muchos de ellos eran muy
desagradables como personas y tenían ideales que los conducían a llamarlo de mala sangre o
llamar a Hermione sangre sucia, Flint, Nott, Parkinson, incluso el profesor Snape, todos ellos solo
reforzaban esas ideas que tenía, pero todavía existía Draco.
—¡Eh, Harry! — Colin Creevey se había cruzado con ellos entre una multitud.
—Ah, Colin, Hola— le respondió viendo como el pequeño Creevey luchaba contra la multitud
para mantenerse cerca de él.
—Harry, en mi clase hay un niño diciendo que eres…— desgraciadamente la multitud de alumnos
era demasiada y Creevey terminó siendo arrastrado al gran comedor.
Cuando la estampida humana se preguntaron entre ellos que clase de criatura podía habitar en la
cámara de los secretos, claramente no podía ser humano, aunque los magos tenia una vida larga,
como Dumbledore que debía tener alrededor de 110 años de edad, seguían sin ser lo
suficientemente duraderos como para tolerar el paso del tiempo en una cámara que nadie revisaba
en años, tenía que ser alguna criatura que tuviera la capacidad de petrificar y de desaparecer con
cautela sin dejar ningún rastro; tal vez una cocatriz o una gorgona, pero seguían sin estar muy
seguros. Lo mejor que pudieron pensar fue en ir al lugar de los hechos a investigar, al llegar lo
primero que hicieron fue meterse al baño de niñas para preguntarle directamente a Myrtle si había
visto algo el día el ataque, pero por desgracia Myrtle había estado demasiado ocupada intentando
terminar con su vida nuevamente como para prestarle atención a otra cosa. Aquella investigación lo
único que trajo fueron problemas a Ron con su hermano Percy.
—Se siente muy importante solo porque tiene una brillante insignia, lo único que teme es que sus
posibilidades de ser Head Boy se arruinen, le hace lo mismo a Fred y George, incluso a Ginny, ella
ha estado de muy mal humor porque Percy no deja de regañarla por intentar hacer cosas de un
estudiante normal. Un día la regañó por correr en el pasillo cuando era perseguida por unos tontos
de Slytherin, le quitó dos putos a Gryffidor—. Ron pasó gran parte de la tarde refunfuñando hasta
que la conversación llegó a la sala común de Gryffindor y el tema comenzó a ser sobre especular
del verdadero heredero de Slytherin.
—Creo que es Nott— aseguró Harry —Lo escuché esa noche, dijo que los siguientes serían los…
sangre sucia— Harry se sintió asqueado de tener que repetir el insulto.
—Se que no te cae bien Nott, Harry— dijo Ron —Pero dudo que Nott sea el heredero de Slytherin.
Tengo a alguien más en mente y no creo que te guste saberlo Harry—.
—Porque podría ser Malfoy. Antes de que te enojes déjame explicarte— Ron tranquilizó a Harry e
cuanto lo vio a punto de saltar —En realidad el rumor de que tu eres el heredero de Slytherin no es
el único que se escucha en el castillo, desde hace mucho los Malfoy presumen de ser descendientes
de Salazar Slytherin, nadie sabe que tan verdad sea eso porque no hay registros confiables, pero
muchos están seguros de que Malfoy es el verdadero heredero—.
—Ron— Intervino Hermione —Eso no tiene mucho sentido. Aun si Malfoy fuera el heredero, no
ha sido malo con nadie como yo, normalmente los evita. No da problemas por lo general, incluso
les ayudó a salvarme del troll el año pasado. ¿Por qué de repente haría algo como petrificar a la
señora Norris? El único con quien ha tenido problemas es contigo, Ron—.
—Se que se ve mal—admitió Ron —Pero de verdad estoy seguro de que solo fue amable porque
Harry estaba cerca, quiero decir, es Harry Potter, crecimos conociendo la historia y
preguntándonos cuando aparecería, incluso yo mismo he llegado a pensar que un día voy a
despertar y que Harry va a desaparecer como si hubiera sido un sueño, pensar que algún día lo
tendríamos cerca era casi irreal. Se los estoy diciendo, Draco Malfoy salió de la mezcla de dos
familias repletas de puristas de sangre, creció con ellos toda su vida, dejen que se le pase la fiebre
por Harry y veremos su verdadera cara—.
—Bien, hagamos una cosa— dijo Hermione muy decidida y bajando la voz —Tengo una idea, una
muy difícil y peligrosa. Talvez rompamos como cincuenta reglas del colegio, hay que preguntarle a
Malfoy directamente, en su sala común para que se sienta más cómodo, él debe saber algo—.
Harry y Ron se miraron y luego volvieron a mirar a Hermione —Mione— dio Harry —Hasta yo
debo admitir que es una idea imposible—.
—Sí— continuó Ron —¿Qué haríamos? Llegamos a la puerta de la casa Slytherin, les tocamos y
decimos “Hola, ¿Está Malfoy? ¿Podemos pasar a verlo si no es molestia?” Nos van a convertir en
moscas. Incluso si de alguna manera nos dejan pasar, no creo que Malfoy quiera decirnos con tanta
facilidad si soltó un monstruo en el colegio o no—.
—Ténganme un poco de confianza, hay una manera— Hermione les había indicado que se
acercaran —Poción multijugos, sé que no le prestan atención al profesor Snape porque tiene un
carácter detestable, pero en las últimas emanas mencionó que la poción multijugos sirve para
transformar el aspecto de las personas, podríamos entrar a la sala común de Slytherin sin que nadie
lo note y si elegimos bien a las personas en las que nos vamos a convertir Malfoy no va a oponerse
a contarnos algo—.
—Eso va a ser lo difícil. La receta está en un libro de la sección prohibida y después de que el año
pasado Harry se metiera en la noche a buscar el año pasado con lo de la piedra filosofal ahora hay
mucha más seguridad que antes. Va a ser difícil explicar porque queremos un libro así y que algún
profesor nos dé acceso. Pensé en decirle al profesor Flitwick y decir que solo me interesa la teoría,
pero dudo que me de acceso y tal vez alertemos al resto de los profesores—.
Todos se quedaron pensando por un momento. —Tengo una idea— dijo Harry —Ya sé a quién
pedirlo, déjenmelo a mí. No creo que me lo vaya a negar, después de todo soy Harry Potter —.
“Querido Tom. Ya no aguanto a Theo, desde que le dije lo molesto que estaba con Potter ha
estado más pegajoso que Pansy y va por todos lados presumiendo que es el mejor amigo del
heredero de Slytherin, yo no soy el heredero de Slytherin, solo es algo que mi abuelo Abraxas dijo
un día para tener un mejor estatus y como nadie lo contradijo mi padre continúo con la farsa.
...
¿Conociste a mi abuelo? Tiene sentido, aunque nunca lo he escuchado hablar sobre su tiempo en
Hogwarts, tal vez porque es un gruñón y ya no lo veo tan seguido. A propósito, hoy escuche a una
chica de Ravenclaw sobre la probabilidad de que Potter sea el heredero, puedo comprender
porque todos pensaban que su madre era una Veela, ¿Pero ser el heredero de Slytherin? La gente
debería bajarse de las nubes, también escuché a un chico Hufflepuff decir que Potter era adorable
y que esperaba tener una oportunidad con él. Estoy de acuerdo con que Potter es adorable, pero
me siento algo molesto cuando alguien habla sobre estar cerca de él, es un sentimiento extraño.”
18. Slytherin vs Gryffindor
Si a Harry le hubieran dicho que la clase de defensa contra las artes oscuras sería una completa
pérdida de tiempo en el momento en el que entró en Hogwarts no solo no les hubiera creído, se
hubiera reído en la cara de quien fuera, pero ahí estaba, sentado al lado de Ron mientras
escuchaban a Lockhart hablar sobre su autobiografía y lo maravillado que estaba de poder incluir
ser profesor en Hogwarts entre las páginas de la siguiente edición. Había llegado un punto en
donde había comenzado a extrañar las clases de Quirrell, podía tener a Voldemort pegado a la nuca
y causarle dolores increíbles en la cicatriz, pero al menos enseñaba el contenido del libro.
De cualquier manera, ese día en especial Harry estaba ansioso porque terminara la clase, claro que
todos los días esperaba eso, pero ese día era diferente; había pasado bastante tiempo ideando con
Hermione la mejor manera de llegar con Lockhart para poder sacar un libro de la sección
prohibida.
—Esperemos a qué se hayan ido todos — dijo Ron, y Harry estuvo de acuerdo.
El aula se vacío bastante rápido y cuando Lavender Brown dejó de hablar con Lockhart y se fue
dando pequeños chillidos, Harry se acercó con uno de los libros de Lockhart en la mano.
—¡Ah! Harry, ¿Qué sucede? ¿Necesitas otro consejo de estrella a estrella en ascenso? — le dijo
Lockhart bastante emocionado.
—En realidad...— dijo Harry un poco tímido —He estado leyendo su libro, "Una vuelta con los
espíritus malignos" y quería sacar un libro de la biblioteca para poder entender unas partes del
libro, el problema es que está en la sección prohibida y no puedo sacarlo sin permiso. Se me
ocurrió que no había nadie mejor calificado para ayudarme que usted...
Lockhart parecía brillar de la alegría que le daba tener a Harry pidiéndole ayuda de aquella manera.
—Oh, Harry, me parece muy bien que no solo busques la fama. La clave del éxito viene de la
sabiduría y no creo que a nadie le parezca mal que ayude un poco a mi pequeño discípulo—
Lockhart ni siquiera miró mucho el libro que Harry pretendía sacar de la librería y solo sacó una
pomposa pluma de pavorreal para firmar —Es bonita, ¿Verdad? Normalmente esta pluma la
reservo para las firmas de libros, pero dado a que eres un caso especial no hará daño que la use
ahora— Lockhart garabateó en el papel y se lo devolvió a Harry —Tengo entendido que mañana es
el primer juego de quidditch de la temporada, ¿No? Gryffindor contra Slytherin, escuché por ahí
que eres un excelente jugador. Yo también fui un gran jugador de quidditch, incluso me pidieron
que entrara a la selección nacional, pero mi corazón siempre estuvo en erradicar las fuerzas
oscuras.
Harry solo pretendió mirarlo con admiración y sonreírle, a veces se sentía un poco mal por
Lockhart, estaba seguro de que muchas de las cosas que estaban escritas en sus libros eran puras
tonterías, muchas veces había escuchado a su tío Vernon quejarse sobre aquellos que presumían
demasiado y que generalmente eran personas que no tenían la menor idea de lo que estaban
hablando y cada vez que tenía clase con el esas palabras de su tío hacían eco en su cabeza, no podía
evitar preguntarse ¿Por qué que Dumbledore contrataría a alguien tan malo para dar una clase tan
importante?
De cualquier modo, ahora tenía lo que necesitaba y Lockhart se veía feliz. Harry, Hermione y Ron
salieron del aula bastante satisfechos de ver qué el profesor ni siquiera puso resistencia al firmar el
permiso y de inmediato corrieron a la biblioteca para sacar el libro. La señora Pince sospechó
cuando vio la nota y Hermione no pudo evitar sentir que las manos le temblaban, probablemente se
había dado cuenta de que era un libro que normalmente un alumno de segundo año no tendría
porque solicitar, pero el permiso era completamente legítimo, los tres esperaron ansiosos a la
bibliotecaria y cuando el libro se les fue entregado salieron de la biblioteca y corrieron al baño de
Myrtle, teniendo especial cuidado en que nadie los viera entrar para no volver a meterse en
problemas.
—Bueno, aquí está — dijo Hermione temblando con el libro en las manos.
—Me pareció que es el lugar más seguro para hacer esto, nadie viene aquí porque Myrtle inunda el
baño muy seguido— cuando Hermione dijo eso, Myrtle quién estaba en un cubículo comenzó a
llorar aún más desconsoladamente —Como nadie viene aquí, este será el mejor lugar para preparar
la poción sin que nadie nos descubra.
Todos se sentaron en el piso y Hermione abrió el libro, las páginas estaban manchadas de humedad
y solo con ver un poco por encima el contenido ya se podía deducir el porqué estaba en la sección
prohibida, muchas de las pociones que se describían tenían efectos terribles como voltear a las
personas de dentro hacia fuera. La poción multijugos requería de bastante paciencia y habilidad,
tardarían prácticamente un mes en ser preparada y los ingredientes, aunque varios se podían
encontrar en el armario de los estudiantes del aula de pociones, había algunos como el cuerno de
bicornio que serían muy difíciles de encontrar.
Se veía bastante difícil, pero era lo mejor que tenían para intentar descubrir lo que estaba pasando.
Más tarde ese mismo día, Harry había estado buscando a Draco por su cuenta, aún si Ron y
Hermione vivían convencidos de que Draco no diría nada, Harry quería intentar preguntarle
directamente de todos modos, iba bajando las escaleras a las mazmorras y de una de las múltiples
puertas extrañas se escuchó un crujido y vio la puerta abrirse, Harry se quedó paralizado y lo
siguiente que vio fue a Oliver Wood, quién estaba vestido con el uniforme escolar, pero estaba
demasiado desarreglado, a Harry le pareció extraño debido a que Oliver Wood siempre solía ser
impecable con su uniforme, casi tan impecable como el mismo Percy Weasley. Oliver notó la
presencia de Harry y se quedó quieto, mirándolo con una expresión extraña, momentos después
salió de la misma puerta Marcus Flint. Los tres se quedaron mirando por un momento y Marcus
Flint pareció entrar en pánico pues su cara se contorsionó y rápidamente sacó la varita y le apuntó.
Harry muy confundido pero temeroso de lo que sea que Flint estuviera planeando hacerle, salió
corriendo por dónde había venido.
—¡Marcus, espera! — Harry ya estaba un poco lejos, pero estaba seguro de que ese era Oliver
Wood. Harry no se iba a quedar para ver si Wood era capaz de detener a Flint, así que siguió
corriendo escuchando detrás de él los pasos acelerados que lo correteaban.
—¡Carpe retractum! — Escuchó a Flint y después de eso sintió que algo parecido a una cuerda lo
atrapó y cayó al suelo para después ser arrastrado hacia atrás y por más que se removió para
soltarse del agarre no surtió efecto.
—¡Expelliarmus! — conjuró una voz familiar, de inmediato Harry se liberó de las ataduras del
hechizo y alguien lo ayudó a levantarse —¡Rápido, corre! — era Draco, quién ahora lo jalaba de la
manga de su túnica. Ambos corrieron sin voltear atrás y después de doblar el pasillo se metieron en
una puerta que apareció de la nada. El interior era bastante parecido a un salón pero tenía muchas
sillas rotas de maneras extrañas, amontonadas junto a unas cuantas mesas.
—¿Por qué estás molesto conmigo? — le preguntó Harry, Draco se volteó a mirarlo claramente
indignado.
—¿Cómo que por qué? — escupió —Ignorarme es una cosa, ¡Pero fingir demencia! — Draco se
veía bastante molesto y apartó a Harry de la puerta para disponerse a salir.
—¡Espera! — Harry detuvo a Draco sosteniéndole de la túnica —¡De verdad no lo sé! No sé qué
fue lo que hice pero...lo lamento...
Draco lo miró atentamente y relajó su expresión de enojo a una de confusión —¿De verdad no lo
sabes? — le preguntó Draco, Harry bajó la cabeza y negó, Draco dio un largo suspiro —¿Por qué
no respondiste ninguna de mis cartas?
Harry volteó a verlo con una expresión de sorpresa, ¿Draco le había enviado cartas?
—Nunca las recibí— le dijo Harry —No recibí cartas de nadie, ni de Ron, o Hermione, tampoco de
Hagrid. Un elfo estaba intentando evitar que volviera a Hogwarts y robó mi correo... Y aún si lo
hubiera recibido no hubiera podido responder, mis tíos no dejan que Hedwig este fuera de su
jaula...
—A ver, espera— le dijo Draco con una expresión aún más confundida —¿Un elfo intentó que no
vinieras a la escuela? — sonaba bastante escéptico.
Draco había comenzado a comprender —Así que...de verdad no lo recibiste— dijo con un pequeño
tono de alivio —Pensé que simplemente me ignorabas porque...bueno, no sé por qué.
—¡No! — exclamó Harry —No lo haría...— ambos se quedaron en silencio y Harry pudo mirar a
Draco más de cerca, se veía algo más pálido de lo normal y con leves ojeras —¿Qué fue lo que me
enviaste?
—Oh...— Draco se removió incómodo —Solo unas cartas y... tu regalo de cumpleaños...
Incluso se había tomado la molestia de conseguirle un regalo de cumpleaños, Harry se sentía algo
culpable por no haber hablado con Draco antes —Lo siento, sé que debí haberme acercado antes
pero con todo lo que me ha estado ocurriendo...tengo la cabeza en otro lado.
—¿Qué? — eso tomó a Harry de imprevisto —¿Por qué quieres un autógrafo mío?
—Bueno, eres Harry Potter y absolutamente nadie tiene algo así, sería algo realmente único— le
dijo —Si quieres que te perdone entonces dame un autógrafo como compensación...y como regalo
de cumpleaños—.
—Bueno, sí. Una de mis cartas tenía una invitación para que vinieras a mi cumpleaños en verano,
pero supongo que tampoco llegó—.
Ahora Harry si se sintió muy avergonzado —Bien, pero no le digas absolutamente a nadie que te lo
di, en especial a Creevey o a Lockhart. Me volveré loco si los tengo cerca preguntando cosas o
dándome sermones—.
—Draco...— dijo Harry de repente, dispuesto a preguntar, Draco solo lo miró atento —Necesito
preguntártelo... ¿Eres el heredero de Slytherin?
Draco puso los ojos en blanco —No, Potter, no —dijo tajante —Todo eso que la gente dice sobre
que mi familia proviene de la descendencia de Salazar Slytherin son puros cuentos.
Harry suspiró aliviado —Sabía que no podías ser tú—. Ambos se sonrieron mutuamente.
—Bueno, debo irme. Vincent y Gregory deben estarme buscando— dijo Draco —Prepárate para
que te patee el trasero el sábado.
Harry rio —Eso lo veremos, solo espero que Marcus Flint no esté enfadado contigo por lo que pasó
hoy y que no te saque del equipo antes de que te destroce en el campo de quidditch.
—No me puede sacar, tengo una Nimbus 2.001— dijo Draco cínicamente.
El sábado llegó bastante rápido y esa mañana Harry había despertado bastante animado, se vistió y
bajó temprano para desayunar adelantándose a Ron y Hermione.
—¡Harry! — escuchó que alguien le llamaba, era Oliver Wood. Harry todavía se sentía muy
extraño cuando él estaba cerca —Harry, que bueno encontrarte solo— le dijo y se sentó al lado de
él bastante pensativo —Escucha, siento mucho si Flint te asustó, solo que... Bueno, nos estábamos
arreglando sobre el horario de quidditch porque con las clases de está empezando a dificultar y...
cosas de esas— Harry pensó que eso no tenía sentido, pero solo asintió lentamente —
Bueno...apreciaría mucho si, tú sabes, mantienes lo que viste en secreto.
—Claro...— en realidad a Harry no podía importarle menos lo que fuera que Wood y Flint
estuvieran haciendo a escondidas, estaba más preocupado porque Hermione no explotara el baño
de las niñas con una poción sumamente complicada.
Harry estuvo de acuerdo, pronto todos los miembros de los equipos de quidditch estuvieron en el
gran comedor para desayunar, ambas mesas se veían con recelo, era algo común el día de los
partidos, los gemelos Weasley decían que era para infundir el miedo en el contrincante y obtener
una ventaja con la intimidación. Draco también estaba ahí, pero Harry no lo miró mucho debido a
que también lo acompañaban Crabbe, Goyle y el desagradable Theodore Nott.
Ya en el campo de quidditch, las gradas estaban completamente llenas y el grito de apoyo de sus
compañeros hacia a Harry lo hizo sentirse confiado, tan confiado como nunca se había sentido en
su vida, se montó en la escoba y en cuanto la señora Hooch sonó el silbato salió disparado hacia
arriba junto con todo su equipo, el inicio siempre debía evitar ser golpeado por algún cazador que
se estuviera peleando por la quaffle y después dar vueltas en busca de algún destello dorado, notó
que Draco lo seguía de cerca, la Nimbus 2.001 si que era rápida.
Esquivaba las bludgers y se mantenía firme confiando en que los gemelos Weasley lo protegieran,
intentó deshacerse de Draco rápidamente. Una Bludger más, la esquivó con gracia pero lejos de
perderla de vista la bludger volvió a atacarle, eso era raro.
Harry comenzó a escapar de la bludger sin importarle mucho si Draco lo seguía o no, una bludger
correteándolo era casi igual de peligroso que tener a Marcus Flint apuntándole con una varita. Uno
de los gemelos se las arregló para golpear la bludger que molestaba a Harry.
—¡Ya está! — le dijo Fred —¡Busca la snitch! — y salió disparado a buscar la siguiente bludger
para desviar.
Las gotas de lluvia habían comenzado a caer y Harry notaba como las gruesas gotas lo golpeaban
con fuerza, pero no con tanta como lo hubiera golpeado la bludger si no la hubiera esquivado, de
nuevo tenía esa pelota intentando derribarlo de manera insistente. Fred y George hicieron lo posible
por cubrirlo pero de aquella manera era completamente imposible buscar la snitch, detuvieron el
partido para informar que una de las bludgers debía estar manipulada por ese comportamiento tan
extraño, pero la señora Hooch estaba muy segura de que eso era imposible, así que el partido
continuó de todos modos.
Harry estaba constantemente dando giros y cayendo en picada para deshacerse de la Bludger y en
una de las pocas oportunidades en las que se deshizo de la pelota se detuvo un momento a
descansar.
—No sabía que practicabas ballet, Potter — le dijo Draco, quién estaba a su lado ahora.
—Al menos con una bludger te mantendrás lo suficientemente lejos de mí y podré atrapar la snitch
con mayor facilidad—.
En ese momento la snitch apareció frente a ambos y quedó suspendida por un momento, luego la
vieron descender y rápidamente los dos bajaron en picada para atraparla, ambos extendieron el
brazo y Draco estaba a nada de atrapar la snitch cuando la bludger regresó y golpeó a Harry en el
brazo desestabilizándolos a ambos, Draco pudo reponerse antes de caer al suelo, pero Harry no
tuvo la misma suerte. Se estrelló contra el suelo y dio unas cuantas vueltas, para cuando se pudo
incorporar mostró frente a todos la snitch que tenía en la mano y luego la bajó para tocarse el otro
brazo que se veía deforme y dolía como el infierno.
—¡Harry! — Draco corrió tan rápido como pudo para ayudarle —¿Estas bien? — dijo
arrodillándose en el barro. Rápidamente una gran multitud había comenzado a rodearlos.
—Si...eso creo— respondió Harry, un sonido llamó la atención de ambos —¡Colin, no quiero que
me saques fotos! — dijo Harry muy molesto, pero Creevey no hizo mucho caso.
—¡Oye, saca esa estúpida cámara de aquí! — le gritó Draco y Creevey muy asustado retrocedió.
—¡Harry! — Harry volteó y para su desgracia Lockhart estaba acercándose con su sonrisa de oreja
a oreja y la varita en la mano.
—Oh, Harry, estás confundido por el golpe, no sabes lo que dices — dijo Lockhart —déjame
inmovilizarte el brazo—.
—Mejor envíenme a la enfermería— dijo Harry, arrastrándose por el barro intentando llegar a
Draco.
—Esto no dolerá nada— dijo Lockhart arremangándose la túnica, lanzó un hechizo y una
sensación cosquilleante y desagradable se apoderó del brazo de Harry. Sintió su brazo desinflarse y
ciertamente dejo de doler, pero cuando puso atención pudo darse cuenta de que no solo era la
sensación, su brazo realmente parecía desinflado —¡Ah! Si...a veces eso puede pasar, pero ya no
hay huesos rotos
—¡Pero no tiene huesos! — dijo Draco bastante alarmado, otro "click" sonó —¡Deja la cámara o te
prometo que el siguiente en la enfermería vas a ser tú!
Mientras Draco regañaba a Creevey, Ron y Hermione habían levantado a Harry y comenzaban a
caminar a la enfermería, Draco los siguió de cerca.
“Querido Tom. Estoy muy preocupado por Harry, sé que está en buenas manos con la señora
Pomfrey pues es una persona con una gran cantidad de experiencia con heridas mágicas, todavía
no puedo creer que Lockhart se haya atrevido a lanzarle un hechizo que desapareciera sus huesos,
lo haría escupir babosas si no se me castigara por ello”
19. Harry vs Nott
Dolor. Un fuerte dolor invadió el brazo de Harry y este se despertó con la sensación de tener
espinas clavadas por todo el brazo, pero esa no fue la única sorpresa, al voltear ligeramente la
cabeza pudo ver a alguien que le pasaba una esponja por la frente. Dio un grito mientras se
incorporaba y cuando se puso los lentes pudo reconocer quién estaba frente a él.
—¡Dobby! — exclamó Harry. Los ojos del elfo lo miraron con un enfoque muy extraño y con cara
de angustia, una lágrima se resbaló desde el ojo del elfo hasta su alargada nariz.
—Harry Potter ha vuelto al colegio— susurró triste —Dobby avisó y avisó a Harry Potter. Señor
¿Por qué no hizo caso a Dobby? ¿Por qué Harry Potter no volvió a casa cuando perdió el tren?
—¿El tren? ¿Cómo sabes que perdí el tren? ¿Qué haces aquí? — Harry aún estaba adormilado,
pero lentamente su cabeza comenzaba a centrarse —Fuiste tú...— murmuró Harry —Tú cerraste la
barrera para evitar que Ron y yo pasáramos, ¿Verdad?
—Sí, señor. Claro— dijo Dobby agitando las orejas —Dobby tuvo que quemarse las manos con la
plancha después de eso, señor— Dobby le mostró los dedos completamente vendados a Harry —A
Dobby no le importó el castigo, señor, Dobby debía poner a salvo a Harry Potter. ¡No se me
ocurrió que Harry Potter pudiera llegar al colegio por otros medios! ¡Dobby tuvo tal disgusto
cuando se enteró de que Harry Potter estaba en Hogwarts que se le quemó la cena de su amo! Mi
amo no estuvo muy contento después de eso...
—Casi consigues que nos expulsen— le replicó Harry —Lo mejor es que te vayas, no me hace
mucha gracia verte ahora que sé lo que hiciste.
—Dobby tenía que salvar a Harry Potter. Harry Potter debe regresar a casa, Dobby creyó que con
su bludger bastaría para hacerlo volver...
—¡No! ¡Dobby jamás le mataría, señor! ¡Mi joven amo jamás se recuperaría de la pena! Dobby
jamás causaría esa pena a Harry Potter o a su joven amo, ¡Dobby solo quería ocasionar el daño
suficiente para que lo enviaran a casa!
—¡Eso no es mejor! — exclamó Harry —¿Acaso querías que regresara a casa hecho pedazos?
—¡Oh! ¡Señor! Dobby jamás lo querría— dijo mientras sus lágrimas caían en el viejo almohadón
que tenía por vestimenta —Si tan solo supiera lo que Harry Potter significa para nosotros, los
parias, los esclavos, los que son como Dobby. Cuando el que no debe ser nombrado estaba en la
cima, los elfos éramos tratados como alimañas. Desde luego así es como siguen tratando a Dobby,
pero, señor, la vida para los que son como Dobby ha mejorado desde que usted derrotó al que no
debe ser nombrado...
Harry lo miró mientras Dobby se secaba las lágrimas y por primera vez lo observó bien, se veía
patético usando ese almohadón —Dobby, ¿Por qué llevas eso?
—Es la marca del esclavo, señor. Dobby solo puede ser liberado si sus dueños le regalan una
prenda. La familia de Dobby siempre tiene cuidado en no pasarle ni un solo calcetín porque
entonces Dobby podría dejar de servir a su casa. Así es como a los elfos domésticos se nos trata,
pero desde que usted venció al que no debe ser nombrado nos tratan con menos violencia, es por
eso que debe irse de Hogwarts, señor, cosas terribles están a punto de suceder ahora que la cámara
ha vuelto a abrirse y que la historia se repite...
—Dobby, ¿Sabes algo sobre la última vez que se abrió la cámara de los secretos? Vamos Dobby,
dime, ¡necesito saber!
—Oh, señor, Dobby siempre escucha atento a su joven amo contar sobre la grandeza y valentía de
Harry Potter, pero este no es momento de demostrar su gran valor, señor. ¡Debe irse a casa! Hay
demasiado peligro.
—¡Por eso debo saber! — Harry estaba impaciente —¿Quién es? ¿Quién la ha abierto? ¿Qué pasó
la última vez?
—¡Dobby no puede hablar, señor, no debe! — chilló el elfo —¡Harry Potter debe estar a salvo!
Harry estuvo a punto de gritarle a Dobby, pero se escucharon unos pasos desde el pasillo yendo
directos a la enfermería, un crujido extraño hizo desaparecer a Dobby y ahora solo estaba Harry
con la cabeza caliente por el enojo, rápidamente se metió debajo de las cobijas y fingió estar
dormido.
—Traiga a la señora Pomfrey— Harry escucho en un leve susurró, era Dumbledore y los pasos
que le siguieron sonaban mucho a los de la profesora McGonagall cuando estaba apurada.
—Traía un racimo de uvas consigo— intervino la profesora McGonagall —Sospecho que intentaba
llegar hasta aquí para visitar a Potter.
Harry sintió una opresión en el pecho al escuchar su nombre, ¿Quién sería? ¿Ron, Hermione? ¿Tal
vez Draco? Harry se negaba a pensar en alguno de sus amigos en una situación tan mala.
—Sí, también llevaba su cámara consigo, Albus, ¿Crees que pudo haberle tomado una foto a su
atacante? — la profesora McGonagall sonaba muy nerviosa, por la cámara Harry pudo suponer que
se trataba de Colin Creevey. Escuchó un pequeño estallido y pudo oler el plástico quemado de la
cámara.
—Significa que nuestro temor de ha hecho realidad, la cámara de los secretos se ha abierto de
nuevo— dijo Dumbledore.
Harry casi no durmió esa noche, entre el dolor y la constante idea en la cabeza de tener al pobre
Creevey en la camilla de al lado reducido a una estatua lo perturbaba. Cuando el sol iluminó la
enfermería el domingo por la mañana, Harry se atrevió a mirar a la camilla de Creevey y se
encontró con una cortina que tapaba completamente la vista, la señora Pomfrey al ver a Harry
despierto le llevó el desayuno y revisó su brazo.
—Todo está perfecto— dijo la señora Pomfrey —Una vez que termines el desayuno puedes irte—
le dedicó una sonrisa amable y se retiró a ordenar algunos papeles.
Harry se vistió lo más deprisa que pudo y corrió directo a la torre de Gryffindor para contarles a
Hermione y Ron sobre los sucesos de la noche, pero no los encontró ahí, en su lugar tuvo una
pequeña e incómoda conversación con Percy, aunque ahora que lo veía bien pudo estar de acuerdo
con Justin Finch-Fletchley, Percy tenía su encanto. De todos modos, lo siguiente que hizo fue
directo al baño de Myrtle y por supuesto, ahí estaban Ron y Hermione.
—¡Harry! — dijo Hermione en cuanto lo vio —Vaya susto, ¿Qué tal está tu brazo?
—Bastante mejor— le respondió Harry, se asomó al cubículo y pudo ver qué habían instalado el
caldero sobre un fuego transportable.
—Quisimos empezar a preparar la poción multijugos lo más rápido que se pueda, pensábamos ir a
verte más tarde si todavía no salías de la enfermería— dijo Ron buscando en uno de sus bolsillos
—Ten, te conseguí una rana de chocolate.
—Gracias, Ron— Harry recibió la rana y les explicó lo que había pasado con Colín, cosa que ellos
ya sabían puesto que la profesora McGonagall había hecho el anuncio muy temprano —Era de
esperarse, la profesora McGonagall se veía muy afectada cuando llegaron a la enfermería, debe
estar preocupada.
—No creo que sea él— dijo Harry —De todos modos, eso no fue lo único que pasó, anoche volví a
ver a Dobby. Vino a advertirme de que Hogwarts estaba en un gran peligro, aunque no quiso
decirme mucho sobre la cámara de los secretos, resulta que todas las cosas extrañas que han estado
pasándome son culpa de él, está intentando hacer que regrese para que nada malo me pase,
también parece ser que su joven amo me tiene cariño y por eso Dobby intenta protegerme.
—Sigue teniendo sentido— dijo Ron —Una familia con el suficiente dinero para tener elfos, el
elfo sabe sobre la cámara y tiene un joven amo que te adora, Harry, tiene que ser Malfoy.
Seguramente su padre abrió la cámara antes y ahora le toca a Malfoy.
—Quien quiera que fuera, lo único que me hubiera gustado es que cuando menos hubiera dicho
algo sobre qué tipo de monstruo hay ahí— comentó Hermione —Así sería más fácil detenerlo, tal
vez se hace invisible o pueda disfrazarse para parecer una armadura, no he encontrado nada
coherente en los libros.
El ambiente en el castillo no era mejor, todos habían estado murmurando del más reciente
acontecimiento y muchos hijos de muggles habían empezado a usar amuletos de protección,
incluso Neville había conseguido una gran cebolla verde para alejar el mal, un cristal púrpura y una
cola de tritón. Los demás intentaban explicarle que él estaba a salvo porque venía de una familia de
sangre pura y probablemente no lo atacarían, pero Neville seguía siendo paranoico y diciendo que
él era más un squib que un mago por su falta de capacidades con la magia.
Más tarde ese día fueron a la biblioteca para concluir algunas de sus tareas, y mientras Harry
caminaba por los pasillos de la biblioteca buscando un libro que Hermione le había pedido pudo
escuchar a un grupo de chicas que estaba formado por Ravenclaws y Hufflepuffs de segundo año
hablaban con un secretismo extraño y Harry que estaba acostumbrado a escuchar a su tía hablar
sobre los demás se quedó a escuchar.
—Yo creo que debe ser Potter— murmuró una de las Hufflepuff —El pobre niño había estado
molestándolo desde que empezó el año, lo de tomarle fotos con el brazo roto debió ser la gota que
derramó el vaso.
—Es cierto que fue muy grosero tomarle fotos de esa manera— dijo otra Hufflepuff —Yo también
me hubiera molestado, pero petrificarlo parece demasiado excesivo.
—No creo que haya sido Harry Potter— dijo una chica Ravenclaw que tenía el cabello de un
particular color azul —Si lo piensan bien es más probable que Draco Malfoy lo haya hecho.
—Ya les dije que la familia Malfoy presume de ser descendientes de Salazar, el mismo Lucius
Malfoy alardea de eso en el ministerio, mi madre lo ha escuchado. Considerando que los Malfoy
son puristas de sangre es bastante normal que hayan petrificado a la señora Norris como
advertencia, todos saben que Filch es un squib aunque el crea que no— les dijo.
—Fácil, Harry Potter — las demás mostraron una cara de confusión —Miren, el año pasado Draco
Malfoy casi atropella a un montón de personas todo para llegar al vagón donde estaba Harry Potter,
está obsesionado con él, tal vez hasta enamorado. Creevey le tomó fotos a Potter desde el inicio del
año, es obvio que Malfoy podría estar celoso y escuché de una Gryffindor de tercer año que cuando
Potter cayó y Malfoy fue a apoyarlo, amenazó a Creevey con mandarlo a la enfermería si no
guardaba la cámara.
—No lo había pensado— dijo una de las Hufflepuff —Sin duda ahora Creevey está en la
enfermería, tal vez haya que tener más cuidado con no molestar a Potter, podríamos enojar a
Malfoy.
Harry tuvo que contenerse para no soltar la carcajada en medio de la biblioteca, ¿Cómo podría
Draco estar enamorado de él? Si todo lo que quería era ser su amigo, además de que Harry estaba
seguro de que Draco jamás hubiera abierto la cámara de los secretos, él no era el heredero de
Slytherin.
La primer semana de diciembre se llegó pronto y las listas de quienes se quedarían en el colegio
comenzaban a pasearse entre los estudiantes, Ron había escuchado de buena fuente que Draco
también se quedaría para navidad ese año y a Hermione le pareció una excelente oportunidad para
usar la poción multijugos una vez estuviera terminada, todavía le faltaba agregar los ingredientes
más complicados de conseguir, cuerno de bicornio y piel de serpiente arbórea africana. No quedaba
de otra más que robar del armario privado de Snape.
Sacar los ingredientes implicó un gran escándalo en clase y una bengala dentro del caldero de
Goyle, la poción infladores terminó salpicando a muchos de los que estaban cerca, los alumnos
chillaban mientras se inflaban como si fueran globos, Harry se sintió muy mal cuando vio que la
pócima había salpicado a Draco y ahora su nariz se estaba hinchando se cómo un balón, no era
agradable desfigurar una cara tan elegante como la de Draco, incluso para ese punto, Harry se
preguntaba qué tan necesario era terminar la poción multijugos, aunque al mismo tiempo sabía que
Hermione y sobre todo Ron no estarían conformes sin una prueba real.
Una semana más tarde Harry, Ron y Hermione cruzaban por el vestíbulo cuando vieron un puñado
de gente pegada al tablón de anuncios.
—¡Ya vieron! —dijo Seamus recargándose en el hombro de Ron —¡Abrirán un club de duelo!
¿No es asombroso?
—La primer sesión es esta noche, no vendría mal un par de clases, sobre todo con lo que está
pasando.
—Bueno, no creo que ninguno de ustedes sea atacado por el monstruo— les dijo Hermione.
—Probablemente— dijo Seamus —Pero los de Slytherin han estado más agresivos que antes, la
última vez vi como convirtieron a un Ravenclaw de primer año en una enorme gelatina azul.
Harry entonces recordó su altercado con Marcus Flint hacia un par de semanas, definitivamente si
Draco no hubiera estado ahí para salvarle tal vez ahora sería una gelatina verde en la enfermería.
Todos estuvieron completamente de acuerdo en anotarse al club de duelo y ese día a las ocho de la
noche estaban un montón de alumnos eufóricos dentro del gran comedor mientras se preguntaban
en voz baja quien sería el que les enseñaría, muchos pensaban en el profesor Flitwick, un hombre
diestro en los encantamientos y que de hecho tenía un trofeo de duelo en la sala de los trofeos, Ron
lo había limpiado unas trece veces. Otras personas pensaban en Snape, se escuchaban bastantes
rumores de que el profesor Snape se enfrentaba constantemente a otros alumnos en duelos de magia
en su tiempo en Hogwarts. Hubo quien incluso apostó al mismísimo Albus Dumbledore abogando
que probablemente estaba preocupado por la seguridad de los estudiantes y además, ¿Quién mejor
que Dumbledore para enseñarles a defenderse? Era el mago más poderoso de la época. Muchas
eran las especulaciones, pero quién finalmente llegó fue...
—¡Vengan aquí, acérquense! ¿Todos me ven? ¿Todos me oyen? — Gilderoy Lockhart estaba en el
medio de la habitación hablándoles a los estudiantes —El profesor Dumbledore me ha concedido
el permiso para abrir este modesto club de duelo...— Harry casi no escuchó nada de lo que
Lockhart dijo, estaba muy ocupado sintiéndose mareado por procesar el hecho de que la mejor
ayuda para defenderse sería el mismo señor que le había desbaratado los huesos. —Permítanme
que les presente a mi ayudante, el profesor Snape. Su profesor ha afirmado que tiene experiencia
en el bello arte de batirse en duelo y ha accedido a ser mi ayudante para una pequeña
demostración, no se preocupen, su querido profesor no sufrirá ningún daño.
—Tal vez deberíamos conseguir una corona de flores...— dijo Seamus —Dean, tú eres bueno
conjurando flores, podrías...— Seamus no pudo terminar la frase, Dean le había tapado la boca y se
le veía bastante avergonzado de que le dijera a todos que era particularmente bueno conjurando
flores.
—Como ven, sostenemos las varitas en la posición de combate convencional— explicó Lockhart
—Cuando cuente tres ambos haremos nuestro primer embrujo, claro que ninguno de los dos tiene
la intención de matar al otro— todos se miraron unos a otros bastante preocupados —Una..., dos...
Y tres.
—¡Expelliarmus!
Harry reconoció el hechizo, el destello de luz roja brilló, Lockhart se quedó sin varita y salió
volando hacia atrás por el impacto y quedó tendido en el suelo.
Muchos Slytherin vitorearon y Draco se mostró bastante orgulloso y contento.
—¡Bueno, ya lo han visto! — dijo Lockhart volviendo a ponerse de pie como pudo —Un
encantamiento de desarme; como pueden ver, he perdido la varita.
Después de que Lockhart de manera muy penosa se excusara por tan pobre desempeño, Lockhart y
Snape se metieron entre la multitud para formar parejas.
—Potter y Weasley... — dijo Snape acercándose a ellos —Me parece que ya es hora de separar este
equipo por un instante, Weasley, ve con Finch-Fletchley — Hermione se acercó instintivamente
pero Snape la detuvo —Granger, vas con Parkinson— Hermione trató de no hacer una mueca de
desagrado muy evidente y se marchó —En cuánto a ti... Potter— Harry pudo escucharlo decir su
nombre con desdén, si Snape hubiera sido una serpiente de verdad probablemente hubiera escupido
veneno, pero la expresión en la cara de Snape era extraña, como si le estuviera costando trabajo
decidir. Finalmente suspiró —Señor Malfoy, haz equipo con Potter.
—Por supuesto, profesor— dijo Draco, intentando no lucir demasiado emocionado y feliz.
—Muy bien, todos tengan la varita a la mano, recuerden que solo harán hechizos para desarmar al
contrincante— dijo Lockhart.
—Oh, no es justo— dijo Harry a Draco —Sabes ese hechizo como si fuera tú nombre.
En realidad el duelo fue bastante divertido para Harry, Draco le enseñó a mover la varita
correctamente y a hacer el hechizo solo para quitar la varita sin que el oponente saliera volando,
pero fuera de ellos dos los demás parecían ser un completo desastre, Ron había seguido su pelea
con Justin sobre su atractivo y después de unos encantamientos Justin terminó con una herida en el
brazo por la varita rota de Ron, Neville había estado corriendo en círculos después de que Finnigan
le encendiera fuego a su suéter por accidente y ojalá a Hermione le hubiera estado yendo bien, pero
batirse en un duelo de principiantes con Pansy Parkinson se había convertido en un duelo feroz.
—¡Rictusempra! — conjuró Hermione y un rayo de luz plateada salió disparado hacia Pansy, quién
terminó en el suelo retorciéndose. Pansy se veía muy enojada y en cuanto se levantó apuntó a
Hermione con su varita.
—¡Tarantallegra! — los pies de Hermione comenzaron a dar saltos fuera de control, Hermione
ahora bailaba de manera veloz.
Snape tuvo que hacerse cargo de la situación. Lockhart se veía bastante abatido por el terrible
desempeño de los acontecimientos.
—Tal vez sea buena idea enseñarles a interceptar los hechizos indeseados— dijo Lockhart —
Necesito dos voluntarios... Nott, Potter, vengan acá.
Cuando Harry vio la cara de Draco supo que algo no estaba bien, sintió como sus pálidas manos lo
sostenían de la túnica y ahora que lo veía bien pensó que lucía aún más pálido que la vez en que lo
salvó de Marcus Flint, las ojeras eran más profundas, sus ojos que normalmente eran de un tono
azul brillante se habían oscurecido y los labios se le veían agrietados y lastimados. Harry sintió la
mirada de todos y pronto comprendió que estaban esperando que el subiera a la tarima para un
duelo con Nott, no tuvo de otra más que soltar a Draco y subir.
—A ver, Harry. Cuando Theodore te apunte con la varita, tienes que hacer esto—. Lockhart le
estaba enseñando rápidamente un movimiento complicado que parecía ser un bloqueo, aunque dejó
caer la varita torpemente, Harry con algo de pánico volteó a ver a la multitud en busca de alguien
que le diera un poco de calma y en cuanto sus ojos se encontraron con Snape vio que le estaba
haciendo una seña rara, lo vio hacer el mismo movimiento con la varita, pero bien ejecutado.
¿Snape le estaba enseñando el bloqueo?
Nott en un movimiento rápido levantó la varita y puso una sonrisa torcida. —¡Serpensortia!
—. Hubo un estallido y de la punta de la varita de Nott salió una larga serpiente de color negro que
cayó al suelo, la serpiente muy amenazante había comenzado a erguirse y estaba lista para atacar,
todos se echaron para atrás muy asustados, menos Draco quién se había quedado paralizado y con
cara de angustia al mirar a Harry.
—¡Permítame! — dijo Lockhart, y antes de que Snape pudiera decir algo movió la varita y la
serpiente salió volando y aterrizó cerca de Draco.
La serpiente se deslizó directo a atacar a Draco y Harry por puro instinto le gritó a la serpiente <<
¡Detente!>> Y la serpiente pareció calmarse y Draco miró a Harry muy sorprendido. <<Ven
aquí>> le ordenó a la serpiente y está le obedeció, enrollándose cerca de sus pies como si fuera
una bonita mascota. Todos miraron a Harry bastante sorprendidos, incluso pudo ver algo de
confusión en el rostro de Snape.
Snape blandió la varita hacia la serpiente y está desapareció entre humo negro. Pronto comenzaron
a haber murmuros y Harry bajo de la tarima al sentirse muy incómodo y fue al lado de Draco, él no
le dijo nada, solo lo miró sorprendido y parecía que sus mejillas se habían coloreado con un tono
rosa.
—Vámonos...— Ron le susurró al oído, Harry no se había dado cuenta de que estaba ahí —
Vámonos— dijo de manera más insistente mientras tiraba de su túnica y comenzaba a llevarlo a la
salida.
—¡Dejemos eso para otra ocasión! — gritó Ron bastante incómodo y empujó a Harry fuera del
gran comedor junto con Hermione y prácticamente lo arrastraron a la sala común de Gryffindor.
—¿Hablas Pársel? — le preguntó Ron muy ansioso —¿Por qué no nos dijiste?
“¡Y luego Justin Finch-Fletchley lo invitó a salir! ¿Quién se cree? Es más que obvio que me
estaba salvando a mí. Jamás pensé que Harry pudiera hablar pársel, incluso hizo que la serpiente
se viera adorable...”
20. Invierno
A la mañana siguiente el castillo amaneció cubierto de nieve y por aquello se había suspendido la
última clase de herbología de ese trimestre. Aunque por lo general los invernaderos se quedaban
calientes incluso en invierno, la profesora Sprout aún quería asegurar la supervivencia de las
mandrágoras colocando les calcetines y mantas y por supuesto, dejando la puerta cerrada para que
el invernadero no perdiera su calor, no era algo con lo que nadie quisiera correr riesgos,
especialmente porque Colin y la señora Norris dependían de si las mandrágoras crecían.
Harry le daba demasiadas vueltas al asunto y había comenzado a sentirse atrapado dentro de la sala
común, así que fue a dar un paseo por el castillo, cuando pasó cerca de la biblioteca pudo ver a
varios Hufflepuffs resguardados, no parecían estudiar, más bien estaban pegados los unos con los
otros hablando entre ellos para guardar el calor y por puro aburrimiento Harry pensó en entrar a ver
si había algo que le interesara para leer, para hojear o para ver qué podía escuchar de los demás
mientras buscaba algo. Tuvo bastante suerte al encontrar un grupo de chicas de segundo años que
hablaban de él.
—Ya te digo, Justin está loco por Potter. Le dije que debía tener cuidado con hacer enojar a
Malfoy.
—Oh, por favor— Harry reconoció la voz, era Hannah Abbott —No creo que a Malfoy le importe,
si esto es por la tonta teoría de tu amiga Ravenclaw déjame decirte que ambas suenan como un par
de locas.
—Tienes que admitir que tiene algo de sentido, después de todo Colin Creevey si está en la
enfermería, no me sorprendería que después de que Justin invitara a Potter frente a todos ahora
aparezca petrificado.
Todos callaron a la chica y la reprendieron por decir algo tan perturbador, diciendo que estaba
trayendo el mal a Justin.
—A todo esto— dijo otra Hufflepuff —¿Quién nos asegura de que no es el mismo Potter quién
está detrás de todo? Puede verse muy amable, pero puede que todavía lleve dentro de él algo
maligno, quiero decir, sus ojos son inusualmente verdes, ¿Qué tal y el rayo asesino se quedó dentro
de él?
—Bueno, nadie lo sabe— dijo otra chica —No se sabe que podría haber pasado, nunca nadie había
sobrevivido a la maldición asesina...
Fue un paseo muy corto antes de que Justin tuviera que volver a la sala común de Hufflepuff para
recoger unas cosas que se le habían quedado, pero de nuevo Justin le invitó a tomar el té para
hablar más tranquilamente otro día, aquello hizo que Harry se relajara y cuando se dispuso a volver
a la sala común de Gryffindor para prepararse para su siguiente clase se encontró con Hagrid,
quién llevaba un gallo muerto, asegurándole que estaba seguro que algo había estado matando
específicamente a los gallos. Fueron solo unas cuantas palabras y luego Hagrid lo dejó ir, cuando
Harry dobló la esquina se encontró con una figura tirada en el suelo, al acercarse pudo ver a Justin
con los ojos muy abiertos, una expresión de terror muy grotesca y completamente inmóvil, junto a
él estaba flotando Sir Nicholas, quién en lugar de su característico color blanco perla transparente
ahora era más buen gris oscuro, como si fuera el humo de algo quemado. Era la escena más
extraña y surreal que había presenciado Harry, no tanto por encontrarlos inmóviles en posiciones
extrañas, más bien por el hecho de haber estado hablando con Justin hacía unos cuantos momentos.
¿Cómo pudo pasar tan rápido?
Al lado de los cuerpos divisó una línea de arañas que parecían estar huyendo de algo, Harry
comenzó a sentirse mareado de repente, pareció que sus orejas de habían tapado pues escuchaba
todo a su alrededor con eco, el aire le comenzaba a hacer falta y la vista se le nublaba, por un
momento pensó que los lentes se le habían caído, ni siquiera escuchó cuando Peeves llegó para
alertar a todo pulmón de la escena.
Cuando Peeves salió huyendo abrió todas las puertas a su paso haciendo un gran escándalo, por lo
que las personas comenzaron a salir de los salones y a mirar la escena con terror, la situación
pronto sobrepasó a Harry, quien podía sentir la mirada de desaprobación de todos a su alrededor,
hizo lo posible para mantener sus lágrimas dentro de sus ojos.
La profesora McGonagall pronto se apareció por ahí, y al ver la escena tan terrible se apresuró a
llevarse a Harry con ella mientras los profesores Flitwick y Sinistra se encargaban de los
petrificados.
—Vamos Potter.
—Está bien, Potter, te creo— le tranquilizó la profesora McGonagall —Pero esto se sale de mi
competencia, lo mejor es que hables con el profesor Dumbledore.
Harry asintió y más calmado siguió a la profesora McGonagall hasta una gárgola por la cual había
pasado cuentos de veces.
—¡Dulce de limón! — parecía ser una especie de contraseña, pues la gárgola comenzó a moverse
para dar pasó a unas escaleras en espiral por las cuales Harry subió hasta llegar a la oficina de
Dumbledore.
Pudo ver en uno de los estantes el sombrero seleccionador y lo tomó con su mano temblorosa para
ponerlo sobre su cabeza, escucho en ronroneo de la voz del sombrero pasearse por su mente.
—¿Si te puse en la casa correcta? — completó el sombrero —Fuiste bastante difícil de colocar, lo
admito, pudiste haber quedado bien en Slytherin. Pero mantengo lo que dije.
Harry se quitó el sombrero y volvió a dejarlo en el estante, se volvió a la oficina y admiró un poco
los alrededores, llenos de un montón de artilugios y cuadros, entre ellos había uno de un mago
particularmente guapo vestido con túnicas bastante antiguas y que tenía la inscripción de "Phineas
Nigellus Black".
—Qué genio...— dijo Harry y se apartó del cuadro, era por mucho el retrato más grosero y
malhumorado con el que se había topado.
Al mirar cerca del escritorio y se dio cuenta que había una criatura ahí, se trataba de un pájaro
sobre una percha dorada que se veía bastante enfermo, desplumado y tembloroso, Harry se acercó
para verlo con más atención y el pájaro le devolvió la mirada, se atrevió a extender la mano para
acariciarlo cuando de repente el pájaro comenzó a echar humo y finalmente se prendió en llamas.
Harry quitó la mano de inmediato y observó como la criatura era reducida a cenizas —Por los
calzones de Merlín...— Murmuró Harry, se apartó de inmediato con el pensamiento culpable de
que él había encendido el fuego de alguna manera. La puerta del despacho se abrió y el profesor
Dumbledore entró con un aspecto bastante sombrío.
—P-profesor— tartamudeó Harry —Su pájaro...no pude hacer nada, ¡juro que no era mi intención!
—Parece que Fawkes te ha dado un gran susto, Harry— dijo Dumbledore de manera amable —Ah,
llevaba muchos días con ese terrible aspecto— Dumbledore se acercó a Harry —Fawkes es un
fénix, está en su naturaleza prenderse fuego cuando van a morir, y luego renacen de las cenizas.
Mira...—. Dumbledore apuntó a las cenizas de Fawkes y entre ellas comenzó a moverse un
pequeño polluelo arrugado, que aunque era feo, tenía su encanto. Harry sonrió.
—Es una pena que tuvieras que verlo en su último día, la mayor parte del tiempo es precioso, con
sus plumas rojas y doradas. Son fascinantes, cargan cosas muy pesadas, sus lágrimas son capaces
de curar y son mascotas muy fieles y cariñosas.
Alguien irrumpió en la oficina muy apurado —¡Harry no lo hizo! — Hagrid habló de prisa, todavía
tenía el gallo muerto en la mano —Yo había estado hablando con el antes de que todo pasara,
testificaré ante el misterio si hace falta.
Dumbledore no había puesto a Harry en problemas, realmente solo quería preguntarle si tenía
alguna pista de lo que pudiera estar sucediendo, le dijo sobre que había escuchado a Nott decir que
los "sangre sucia" serían atacados, pero a Dumbledore no pareció servirle de mucho esa
información. Al final lo dejó ir sin más que recomendarle que si se enteraba de cualquier cosa que
le pareciera importante entonces debía decirle.
La poción multijugos estaba lista, era navidad y Hermione se había encargado de despertar a Harry
y a Ron esa mañana. Hedwig finalmente había dejado de estar molesta con Harry por el terrible
viaje en coche con visita incluida al interior del lago negro y le había traído el regalo de los
Dursley, un palillo de dientes que venía pegado en una nota que preguntaba si Harry podía
quedarse en Hogwarts durante las vacaciones de verano también, Harry en lugar de sentirse triste,
está vez se sintió furioso rompió el palillo de dientes y tiró la nota a la basura preguntándose
exactamente que había hecho tan mal como para que sus tíos lo trataran así. Por suerte el resto de
regalos fueron más generosos, un nuevo suéter tejido por la señora Weasley, un tarro de caramelos
sabor café de Hagrid, un libro de quidditch que le había regalado Ron y una pluma de águila muy
bonita que le había regalado Hermione. También ese año había un regalo extra con el envoltorio
dorado y el moño plateado, Harry sabía que era de Draco, cuando lo abrió pudo ver un tintero muy
bonito que cambiaba de color y venía con una nota con la elegante caligrafía de Draco en color
verde esmeralda.
“Es para que lo uses si en algún momento llegas a recibir tu regalo de cumpleaños”
Ahora Harry se preguntaba en exactamente que le había enviado Draco, deseó haber presionado a
Dobby para que le devolviera toda su correspondencia el día que lo tuvo en la enfermería.
Harry también había enviado regalos a sus amigos, de Hermione y Ron pudo ver la reacción en
directo, solo esperó que a Draco le hubiera gustado su pequeño obsequio.
La cena de navidad estaba perfecta, como siempre, aún que hubiera estado aún más perfecta para
Harry si en lugar de tener que meterse a las mazmorras después de haber tomado una poción
extraña hubiera tenido a Draco a su lado bebiendo jugo de calabaza junto con todos sus amigos, fue
entonces que empezó a preguntarse el por qué debían sentarse solo en las mesas de su casa, aún
que claro, últimamente había visto una pequeña Ravenclaw de cabello rubio sentada junto a Ginny
en la mesa de Gryffindor y ahora que lo pensaba, esa chica era bastante parecida a Draco, con el
cabello casi blanco como la nieve y la piel pálida.
—Bien, ahora solo hay que conseguir el ingrediente final— dijo Hermione —Tengo estos de aquí,
son panquecitos con una poción para dormir, necesitan asegurarse de que Crabbe y Goyle los
coman y después de eso corten algunos de sus cabellos.
—Yo ya tengo los míos— dijo mostrando una botellita —Pansy Parkinson, después del duelo me
encontré con ella en los baños del primer piso y terminamos peleándonos a golpes, los arranqué de
su cabeza cuando le jalé el cabello.
—Así que por eso me pediste la pomada de díctamo...— dijo Harry, aún sin poder imaginarse a
Hermione en esa situación.
Conseguir que Crabbe y Goyle comieran los pastelitos fue cosa sencilla, lo difícil fue arrastrarlos al
armario del otro lado del vestíbulo para esconderlos, después de eso corrieron al baño de Myrtle
evitando lo mejor que pudieron a Percy y una vez llegaron Hermione ya tenía unos vasos
preparados con la poción, no se parecía a ninguna poción que hubieran hecho antes en clase, las
que normalmente hacían eran líquidas y de colores brillantes, esa que estaba en los vasos se parecía
más a un engrudo o a una papilla con trozos de algo desconocido y tampoco olía muy bien.
—Bien, agreguen los cabellos— dijo Hermione, finalmente mostrando su disgusto por lo que
estaban a punto de hacer, cuando echaron los cabellos las pociones silbaron y echaron espuma y
las pociones cambiaron a colores no más bonitos que antes—Bueno, hay túnicas de Slytherin del
tamaño apropiado, hagamos esto cada uno en un cubículo, no creo que quieran que su ropa se
rompa.
Todos estuvieron de acuerdo, pero Harry debía admitir que algo que nunca había planeado para su
vida era tomar una sustancia extraña desnudo dentro del baño de niñas, tal vez cuando fuera mayor
de edad lo hubiera considerado probable pero en ese momento se sentía surreal. Inclusive llegó a
replantearse sus decisiones de vida mientras trataba de no respirar para tomar el contenido del
asqueroso vaso.
Las tripas se le retorcieron y comenzó a sentir como si le fuera a dar la diarrea de su vida, un ardor
comenzó a extenderse desde el abdomen hasta sus extremidades y le siguió una desagradable
sensación de estarse derritiendo, su cuerpo había comenzado a cambiar de maneras extrañas y algo
dolorosas, ahora entendía más que nunca por qué esa receta estaba en la sección prohibida, cuando
todo acabó se sintió extraño y por su puesto ahora veía todo desde un ángulo más alto. Se vistió y
guardó su ropa doblada en el mismo cubículo, salió y al mismo tiempo vio como Ron se había
transformado en Crabbe y Hermione en Pansy.
—Nada, solo que nunca había visto a Pansy tan de cerca, realmente parece un pug.
—No tenemos mucho tiempo— dijo Hermione —Debemos correr, todavía hay que averiguar cómo
entrar a la sala común de Slytherin—. Los tres salieron corriendo y en un desafortunado incidente
terminaron encontrándose con Percy, quién les ordenó que fueran a sus dormitorios y para fortuna
de ellos Draco apareció para prácticamente llevárselos de la mano.
—Los había estado buscando desde que salieron del gran comedor, ¿A dónde fueron? ¿Las
cocinas? — dijo Draco mientras caminaban por las mazmorras —Un momento...—dijo
deteniéndose de repente —Pansy, ¿Qué haces aquí?
Hermione puso una cara de sorpresa —Um...bueno, decidí volver, para estar contigo, ¡Claro! —
Hermione se acercó para restregarse un poco contra el brazo de Draco, Harry se sintió un poco
extraño.
—Uh...claro, como sea— Draco pareció convencido de eso y después de apartar a Hermione
suavemente siguieron caminando hasta una pared dentro de las mazmorras, Draco suspiró —
Sangre limpia.
Esa debía ser la contraseña, pues la pared prácticamente se abrió de manera extraña dejando ver
una puerta disimulada hecha de piedra, los cuatro entraron y Harry pudo sentir que estaba
condenadamente frío adentro, miró a Ron y Hermione quienes también se veían temblorosos y
sacaban humo por la boca al respirar, ¿De verdad los Slytherin sobrevivían ahí? Se amontonaron
cerca de la chimenea y Draco con toda la naturalidad del mundo se adueñó de un sillón y sacó un
ejemplar de El Profeta. Harry, Ron y Hermione se sentaron juntos en el sillón de enfrente.
—Ya veo...— dijo volviendo la mirada al periódico —Miren esto, mi "querido" padre acaba de
mandarme este ejemplar con una nota subrayada, el pobre señor Weasley fue multado con
cincuenta galeones, debe ser difícil desprenderse de esa cantidad cuando la necesitas para
sobrevivir— Ron estuvo a punto de levantarse enfadado, pero Harry y Hermione lo detuvieron,
Draco pareció no darse cuenta —Quiero decir, en realidad es desafortunado. He pensado mucho en
eso estos días, no creo que sean malas personas, además, Potter y Weasley solo estaban intentando
lo mejor que podían con lo que tenían. Creo que fue genial cuando llegaron en ese carruaje volador,
aunque luego terminaran en el lago— Draco sonrió —No le digan a Theo que dije eso, estará
furioso si se entera.
Los tres negaron con la cabeza, Harry vio la cara de Ron, no conocía mucho las expresiones de
Crabbe, pero definitivamente estaba sorprendido.
—Algo que me sorprende es que El profeta no esté anunciando lo que pasa en Hogwarts, Severus
dice que es para no causar pánico entre los padres muggles, no después de que el chico de la
cámara fuera petrificado. No me caía bien, pero ser petrificado debe ser aterrador.
—¿Por qué no te caía bien? — preguntó Hermione, todos esperaban la misma respuesta, evocando
a su origen muggle.
—Ahg, por estar por aquí y por allá tomándole fotos a Potter— dijo celoso—¿Puedo tomarte una
foto, Harry? ¿Me firmas una foto, Harry? — imitó la chillona voz de Creevey —Incluso le tomó
foto el día que el estúpido Lockhart lo dejó sin huesos, ¡Qué falta de respeto!
—A todo esto— dijo Hermione intentando lucir como Pansy —Me pregunto que será todo eso de
la cámara de los secretos, tu familia tiene sangre de Salazar Slytherin, ¿No, Draco? Debes saber
algo.
—Pansy— Draco sonó algo irritado —Ya te dije que no soy el heredero de Slytherin, es una
mentira, se los he dicho mil veces. Mi abuelo Abraxas lo inventó para parecer importante y nadie
lo contradijo...lo único que sé es que hace cincuenta años la cámara fue abierta, aunque no estoy
muy seguro de quién la abrió, pero sí sé que la última vez que abrieron la cámara una hija de
muggles murió y el responsable fue expulsado de Hogwarts.
Los tres de miraron sorprendidos, luego voltearon hacia Draco, quién parecía quejarse de un dolor
en la cabeza.
—¿Te sientes bien, Draco? — dijo Harry con la gruesa voz de Goyle.
—Sí... Solo he estado algo cansado— Harry no lo había notado, tal vez era la iluminación lúgubre
de la sala común, pero ahora Draco no solo se veía pálido, se veía casi gris.
—Como sea, ¿Saben que recibí está mañana? Esto— dijo sacando de su bolsillo una pequeña caja
de color plata con un moño dorado —No soy un tonto, he estado enviando regalos a Potter con
estos mismos colores, pero invertidos, estoy seguro que es de él. Dentro está este bonito anillo—
dijo mostrando un anillo en el dedo anular de su mano izquierda con un temblor bastante evidente,
Draco definitivamente estaba bastante débil.
—¿Un anillo? ¿Por qué te enviaría Potter un anillo? — dijo Ron, mirando de reojo a Harry, ahora
estaba metido en un aprieto.
—La verdad no lo sé, Vincent, pero es bonito, el rubí no es real, es lo que los muggles conocen
como piedras de fantasía, de hecho es un anillo muggle. Dobby me lo dijo.
—Sí, mi elfo doméstico, bueno, es uno de los elfos de la familia pero él siempre me cuida, creí que
ya les había dicho.
—De todos modos, ¿Para qué quieres un anillo muggle? — preguntó Hermione.
Ron y Hermione voltearon a ver a Harry, pero Harry también volteó en la misma dirección que
ellos para fingir demencia, el efecto de la poción se acababa y fingieron haber perdido algo para
salir corriendo de la sala común de Slytherin, aunque a Harry le daba un poco de pena dejar a
Draco solo estando tan débil, los tres corrieron al baño para cambiarse la ropa y volver a su sala
común.
—Oye, cálmate — le dijo Harry —Acabas de ver qué realmente no es tan malo como creías
—Al menos sabemos unas cuantas cosas— dijo Hermione —La primera, dudo que haya sido
Draco quién abriera la cámara, menos estando así de vulnerable, la segunda, la cámara de los
secretos fue abierta hace cincuenta años y que una hija de muggles murió en esa época, eso me da
un buen margen para investigar, y tercero, de alguna manera Dobby sabía que esto pasaría.
—Los elfos pueden saber muchas cosas por muchas razones— dijo Ron —Nadie les pone atención
y hablan de lo que sea enfrente de ellos, Dobby pudo enterarse en cualquier lado.
Los tres subieron a sus dormitorios para descansar un poco de tantas emociones en un solo día,
Harry de sentía feliz de finalmente haber limpiado el nombre de Draco frente a sus amigos, tal vez
ahora todo mejoraría.
—¿Sí?
—Bueno, tal vez debas disculparte con él en lugar de disculparte conmigo— dijo Harry.
—Sí...— hubo un pequeño silencio —Oye, Harry, entonces era Malfoy el que te envió la poción
de filtro de paz, ¿No es así? Junto con todos los demás dulces.
—Sí, también me dio la pomada de díctamo, por si la necesitaba mientras estaba con mis tíos. No
estoy seguro pero creo que él las hizo.
—Si él las hizo entonces tal vez esté más que justificado el mérito que le da Snape, hasta donde sé
el filtro de la paz es una poción difícil.
21. San Valentín
En cuanto volvieron las clases, todos regresaron a la rutina habitual, Harry, Ron y Hermione
estaban abatidos e igual de estancados que antes de la poción multijugos, el siguiente sospechoso
de abrir la cámara fue Theodore Nott, pero simplemente no encontraban ningún sentido en eso, no
había ni una sola pista de cómo era la cámara de los secretos o que se necesitaba para abrirla, eso
sin duda hubiera facilitado las cosas.
En lo que seguían investigando, el ambiente empezaba a ser mucho más optimista debido a que las
mandrágoras habían comenzado a madurar, y cuando se les hubiera ido el acné estarían listas para
usar y además de eso, había llegado el 14 de febrero.
—No volveremos a tener problemas, la cámara ha quedado bien sellada— Lockhart alardeaba de
la falta de ataques desde el trimestre anterior, y se adjudicaba haber sido el quién había encontrado
la cámara y la había cerrado, cosa que Harry estaba convencido de que era una estupidez —Lo que
hace falta por aquí es una buena subida de ánimos.
Harry no quería saber mucho sobre la subida de ánimos, hasta ahora todo lo que tenía que ver con
Lockhart solo le había traído desgracias, pero debía admitir que está vez era algo divertido, como
un mal chiste, uno tan malo que de todos modos daba risa. Lockhart había contratado enanos para
que se vistieran de cupido y entregaran mensajes amorosos que los alumnos escribían a otros
alumnos, también decoró el gran comedor y fue lo suficientemente tonto como para recomendar a
los estudiantes que le pidieran al profesor Snape que les enseñará a hacer un filtro amoroso, claro
que a Snape no parecía hacerle gracia y se mostraba peculiarmente molesto ante las cursis
decoraciones.
—¡Por cierto! — dijo Lockhart bastante animado —¡Quiero aprovechar para agradecer a las
cuarenta y seis personas que me han enviado tarjetas! ¡Les he preparado una sorpresa especial!
—Hermione, por favor dime qué no fuiste una de las cuarenta y seis— le dijo Ron casi en tono de
súplica, Hermione hizo una cara rara y no fue capaz de mirar a Ron —¡Hay por Merlín! ¡Pero si
sabes que es un tonto!
Hermione solo corrió directo a la primer clase del día y Ron y Harry la siguieron, hasta que...
—¡Eh, tú! ¡Harry Potter! — un enano particularmente amargado le llamó —Tengo un mensaje
especial cantando.
—¿Qué? — Harry se mostró confundido y al ver la multitud que se había formado alrededor de él
se puso incómodo —¡Espera! ¿No puede ser en otro lado? —, el enano negó y se dispuso a
empezar a cantar, Harry miró hacia todos lados y de repente vio la brillante y rubia cabellera de
Draco, él estaba ahí, observándolo todo —¡Aquí no! — gritó Harry e intentó huir.
—¡Para! — le gritó el enano y se aferró a una de las piernas de Harry para detenerlo.
—¿Qué pasa aquí? ¿Por qué tanto alboroto? — Harry estaba perdido, con Percy ahí no podría
escapar sin quitarle puntos a Gryffindor, simplemente se quedó ahí parado aceptando su humillante
destino.
—Bien, aquí está el mensaje para ti— el enano se aclaró la garganta — Tiene los ojos verdes como
un sapo en escabeche y el pelo negro como una pizarra cuando anochece. Quisiera que fuera mío,
porque es glorioso, el héroe que venció al señor tenebroso.
Harry quiso morir ahí mismo, escuchó como todos se reían de la horrorosa poesía que había
recitado el enano.
—¡Miren lo que mandó Malfoy a Potter! — gritó un chico Ravenclaw de años más avanzados y
todos comenzaron a reír.
—¡Claro que no! — dijo Draco igual de molesto —¡Yo hubiera enviado algo más bonito! — y
Draco se fue bastante furioso.
Percy corrió a todos del pasillo, pues el timbre había sonado hacia cinco minutos, durante clase de
encantamientos no pudo evitar preguntarse si en realidad había sido Draco quién lo había
mandado, incluso pensó que si de verdad había sido él perdonaría el tan terrible poema y lo
aceptaría como un lindo detalle, aunque más tarde se enteró que había sido una broma por parte de
unos Hufflepuff que estaban convencidos de que había sido Draco quién había petrificado a Justin.
—¿Te hubiera gustado que fuera de Malfoy? — le preguntó Hermione mientras iban a la
biblioteca.
—No realmente, solo que hubiera sido más llevadero, aunque él se veía igual de apenado que yo—
respondió Harry.
—Con un poema como ese hasta yo me hubiera sentido avergonzado, y eso que no siento mucha
vergüenza después de recibir el aullador de mi madre— agregó Ron. —Quiero decir, ¿Un sapo en
escabeche? ¿Es en serio? — una leve risa se apoderó de Ron cuando lo recordó.
—No te preocupes, Harry, tus ojos son más bonitos que los sapos en escabeche.
—Gracias, Mione.
Pasaron gran parte de la tarde en la biblioteca buscando información de años anteriores y entre
algunos periódicos viejos finalmente dieron con la respuesta, una versión de El profeta de hacía
cincuenta años en una fecha algo emborronada, pero parecía decir "13 de junio de 1943" o "14 de
junio de 1943".
—Aquí está, es una nota sobre el incidente — Murmuró Hermione emocionada —Está un poco
manchado pero es lo mejor que hemos encontrado en meses.
Al leerlo se dieron cuenta de una cosa escalofriante, a quien habían detenido por abrir la cámara de
los secretos era nada más y nada menos que a Hagrid. Los tres se miraron confundidos.
— Eso no es todo— dijo Ron —Miren ese párrafo "En desafortunado incidente acabó con la vida
de una chica que fue encontrada en los baños. El nombre de la víctima era Myrtle
Warren". ¡Myrtle fue la chica que murió ese día! — los que estaban cerca hicieron el sonido de
"shhh" para que Ron bajara la voz.
—¿No dice nada de cómo murió? — preguntó Hermione —Tal vez si supiéramos eso sería mucho
más fácil saber qué clase de criatura estamos enfrentando.
—Si tan solo tuviera ese estúpido diario, preguntarle directamente a Tom Riddle hubiera sido
mucho más sencillo, después de todo, el recibió el premio especial por descubrirlo— dijo Harry
frustrado.
—Pero eso significa que a quien Tom Riddle acusó fue a Hagrid, pero Hagrid todavía está aquí
trabajando en Hogwarts — Hermione se masajeaba la cabeza, hacia eso cada vez que pensaba
profundamente —No tiene sentido, si Hagrid fue quien abrió la cámara, entonces ¿Por qué dejar
que siga en Hogwarts?
—Vamos a preguntarle— sugirió Ron. Al principio Harry y Hermione estaban algo reacios a
preguntarle, podrían herir sus sentimientos, pero después de pensarlo bien concluyeron que
tampoco tenían muchas más opciones. Salieron del castillo y se dirigieron directamente a la
cabaña, Hagrid los recibió con los brazos abiertos y les preparó un poco de Té.
—Hagrid...— Ron fue el primero que se atrevió a hablar con un tono más serio.
—Si, ¿Qué pasa? Tienen una cara muy larga los tres—.
—Queríamos preguntarte...— continúo Harry —Hagrid, ¿Tú abriste la cámara de los secretos hace
cincuenta años?
La cara de Hagrid cambió drásticamente de una alegre a una más seria y hasta cierto punto,
melancólica. —No, claro que no... ¿Quién les dijo eso?
—Lo encontramos en un periódico viejo que había en la biblioteca — le explicó Hermione —No
creo que fueras tú, si de verdad lo hubieras hecho dudo que Dumbledore te dejara estar cerca de
Hogwarts— Harry y Ron asintieron ante esa afirmación —Aun así, queríamos saber tu versión de
lo que pasó...
Hagrid se puso muy triste de pronto, bajó la cabeza y miró su taza mientras se preparaba para
hablar —Hace cincuenta años, cuando la cámara fue abierta se creyó que solo era un rumor que
habían inventado los de Slytherin, se creyó que había un heredero entre ellos. Eran tonterías, la
única familia que tenía sangre de Salazar Slytherin era la familia Gaunt, pero esa familia se quedó
sin integrantes por ser puristas de sangre, es algo que le pasa a todas esas familias tarde o temprano
— Hagrid tomó un trago de su té —Todo de tomó como lo que era, un rumor...hasta que la pobre
Myrtle sufrió las consecuencias.
—Oh si— afirmó Hagrid —Aunque no hablábamos mucho, ella era de Ravenclaw y yo estaba en
Hufflepuff antes de que me expulsaran, la molestaban mucho y se la pasaba en los baños llorando.
Era una chica muy lista, de las mejores, solo se reían de ella por ser hija de muggles y tener una
risa bastante peculiar, sonaba poco un pequeño cerdito— a Harry le costaba mucho trabajo
imaginarse a Myrtle reír —Cuando ella...bueno, cuando la encontraron, todos buscaron un
culpable. Yo tenía una acromantula en el castillo, Aragog, ese tonto de Riddle pensó que Aragog
había hecho eso, pero Aragog jamás salió del baúl donde la cuidaba. Fue por eso que me
expulsaron y el ganó el premio por servicios especiales, Dumbledore abogó por mí, por supuesto,
gracias a él no me enviaron a Azkaban.
—Una prisión para magos, un terrible lugar, está infestado de monstruos que se comen tu alma—
Hagrid suspiró —De todos modos, Dumbledore no pudo evitar mi expulsión y el ministerio rompió
mi varita, me prohibieron volver a practicar magia— Hagrid se limpió una pequeña lágrima que
había salido de sus ojos.
—Hagrid...— habló Hermione, intentando tener el mayor tacto posible para manejar la situación
— ¿De casualidad sabes cómo murió?
Hagrid negó con la cabeza —Eso es lo extraño, nadie lo sabe, no había una marca o una huella, no
había nada. Incluso los padres muggles llevaron el cuerpo de su hija a una de estas cosas
muggles...autopsia creo, ellos tampoco encontraron nada.
Pronto se despidieron de Hagrid y con la nueva información que tenían disponible fueron a
preguntarle a Myrtle como había muerto, cuando le preguntaron casi se puso feliz, como si le
hubieran hecho el mejor cumplido de todos —Veamos... Recuerdo que fue horrible, sucedió aquí,
en este mismo cubículo — dijo Myrtle encantada —Me había escondido porque Olive Hornby se
reía de mis lentes. La puerta estaba cerrada y yo lloraba, entonces oí a alguien entrar y escuché un
siseo extraño. Yo estaba muy molesta porque no me dejaban ni llorar en paz, así que salí del
cubículo para reclamarle que se fuera, pero entonces... morí.
—Ni idea— dijo Myrtle —Solo recuerdo haber visto un par de ojos amarillos sobre el lavamanos,
me puse completamente rígida y luego me fui flotando... Después regresé y Olive Hornby estaba
tan arrepentida de reírse de mí, venía a llorar a diario, dejó algunas cartas para mí cerca de los
lavabos, pero no pude leerlas, no puedo tocar nada. Todavía estaba muy molesta con ella como
para hablarle, así que jamás supe que decían las cartas.
Aquello no les había dado más pistas, sobre lo que podía haber causado la muerte, y ahora tenían
otro problema, está vez nadie estaba muerto, Hermione pensó por un momento que podía tratarse
de dos monstruos diferentes, uno que petrificada y otro que matará al instante, pero después de eso
realmente no tenían nada más.
La clase de pociones estaba aburrida como siempre, Ron y Harry vigila a su caldero que hervía, no
debían pasar más de 5 minutos para quitarlo del fuego, Snape parecía demasiado ocupado estando
molesto con toda la situación de San Valentín que ni siquiera se paseó a molestar a Neville, en
realidad parecía que echaba más humo que los calderos del enojo que tenía. Mientras Harry pesaba
un poco de polvo de plata llegó a él un trozo de pergamino perfectamente doblado, Harry lo
desdobló y levantó un poco la cabeza para asegurarse de que Snape seguía distraído con sus
asuntos, al volver la vista a la nota pudo distinguir la elegante caligrafía de Draco:
“Sus ojos, dos esmeraldas que brillan como la luz que tanto anhelo.
El cabello tan negro como el carbón que enciende mi corazón.
Es un héroe para todos, es la persona que yo deseo.
Él es por quién pierdo la razón"
Eso es lo que yo hubiera mandado, algo con clase, un Malfoy jamás se rebajaría a comparativos
tan horribles como los sapos en escabeche.
—¡Harry, el caldero! — Ron le avisó y ambos bajaron el caldero del fuego antes de que se
arruinara la poción.
Harry estaba muy alterado, el corazón le latía muy fuerte, aunque atribuyó eso a el hecho de casi
haber arruinado su trabajo de clase. Estiró el cuello en busca de Draco, este le devolvió la mirada y
le sonrió, Harry sintió que la cara se le quemaba, tal vez era el fuego que tenía cerca. Volvió a
doblar el papel y lo guardó dentro de su túnica.
Los días pasaron y pareció que las cosas volvían a la normalidad, los entrenamientos de quidditch
mantenían a Harry ocupado, de hecho era lo único que lo sacaba de su mayor preocupación, la
cámara secreta, de vez en cuando cerraba los ojos y todavía poder la expresión de Justin Finch-
Fletchley tirado en el suelo como una estatua. Pero se mantenía optimista, había escuchado de la
profesora Sprout que las mandrágoras habían empezado a tener fiestas ruidosas en el invernadero y
que pronto comenzarían a intentar cambiarse a las macetas de otras mandrágoras, tan pronto como
lo hicieran podrían despetrificar a todos. Ya entradas las vacaciones de pascua, los chicos de
segundo año tenían que empezar a elegir sus materias optativas para el siguiente año, elegir se
estaba volviendo complicado, lo único que tenía claro era que definitivamente no iba a tomar
estudios muggles, era ridículo que Hermione estuviera pensando en tomar esa asignatura. Harry
había visto suficiente como para saber que los magos que no tenían contacto directo con el mundo
muggle eran terribles para saber cómo funcionaba sin magia, Ron ya le había hecho preguntas
raras sobre el mundo muggle y había escuchado a más magos decir tonterías sobre el mundo
muggle, no quería ni pisar un aula donde un profesor intentaría explicarle cosas que sabía desde
que tenía conciencia de si mismo.
Por el resto de materias, en realidad todas sonaban bien, cuidado de criaturas mágicas, runas
antiguas, adivinación, artimancia, incluso alquimia, tal vez Harry podía ser el siguiente Nicolás
Flamel y hacer otra piedra filosofal, aunque con Voldemort cerca probablemente eso no era buena
idea.
—¿Qué? — dijo Ron —No puedes tomarlas todas, ¡morirás antes de terminar el año!
—Solo era una broma — dijo Hermione — obvio no puedo tomarlas todas, pero me gustaría.
—Estas demente...— Ron volvió la vista a la lista de materias —Yo creo que me anotaré a
adivinación... Cuidado de criaturas mágicas y... ¡Ya sé! ¡Estudios muggles!
—Sí, lo he estado pensando mucho. No sé nada sobre los muggles y eso que mi papá trabaja en el
departamento de uso inadecuado de objetos muggles, hay muchas cosas así en mi casa y aun así no
sé nada. Incluso he pensado mucho en las cosas que dijiste mientras veníamos en el auto o también
que esa extraña cinta pudiera arreglar mi varita...o al menos hacer que funcione lo suficientemente
bien como para pasar mis exámenes— sonaba entusiasmado —Creo que todos los magos
deberíamos conocer una cosa o dos sobre el mundo muggle, puede ser útil —.
Harry pensó que era lógico, además, puede que Ron haya heredado la fascinación de su padre.
—¿De verdad? — Harry sonó incrédulo —¿Para qué? No van a enseñarte algo que no sepas,
podrías ahorrarte el espacio para algo más interesante.
—Lo sé, pero, Harry, ¿No tienes curiosidad por ver cómo enseñan los magos sobre el mundo
muggle?
—La verdad no me hago muchas ilusiones— dijo Harry —Cuando Hagrid fue por mí en el primer
año, a penas y sabía lo que eran los semáforos. Tuve que enseñarle a usar el paso peatonal para
evitar que nos atropellaran a ambos, tu misma escuchaste a Draco llamar al auto "carruaje volador",
no saben nada, Hermione.
—Tal vez tengas razón, pero de todos modos creo que la tomaré — a veces hablar con Hermione
resultaba ser exasperante.
Hablar con ellos no había resuelto ninguna de sus dudas respecto a las optativas, así que optó por
pedirle ayuda al hermano mayor de Ron, Percy. Fue de más ayuda, debía agradecer que Percy
siempre tenía esa perspectiva más adulta de la vida y le aconsejó que fuera pensando en su propio
futuro, había pensado sobre eso cuando estaba en el primer año, preguntándose sobre cuáles serían
los trabajos de los magos y cosas parecidas, Harry todavía no tenía muy en claro sus aspiraciones
en el mundo mágico, ni siquiera las había considerado en el mundo muggle. Tampoco tenía
muchas personas a las cuales hablarles sobre aquello, ni por un momento se le pasó hablarle sobre
eso a sus tíos; tenía muy en claro que sus tíos no tenían planeado pagarle una universidad y de
hecho tal vez pensaban echarlo de su casa en cuanto tuviera la suficiente edad.
Un poco abatido decidió ir a preguntarle a Draco sobre qué pensaba hacer en su futuro, salió de su
sala común para buscarlo y lo encontró sentado en las escaleras que bajaban al segundo piso,
estaba recargado en la pared. Cuando Harry se acercó pudo ver qué su cabello había perdido algo
de brillo y su piel definitivamente se veía de un tono gris pálido.
Draco volteó lentamente a mirarle —Oh, hola Harry — murmuró, se veía muy cansado, Harry se
sentó a su lado y contempló su rostro, su piel se veía seca y sus ojos habían dejado de ser azul
brillante, ahora eran de un tono azul marino.
—¿Te sientes bien? — le preguntó Harry muy alarmado —No te ves nada bien, deberíamos ir a la
enfermería.
—Déjalo así, más tarde iré a ver al profesor Severus— Harry no estaba del todo convencido, pero
supuso que estaba bien, de todos modos Snape era el jefe de su casa. —¿Necesitas algo o solo me
encontraste por casualidad?
—Umm... En realidad estaba buscándote, quería saber que optativas tomarás para tercer año. El
hermano de Ron me recomendó que tomara las optativas pensando en el futuro, pero no sé mucho
sobre qué hacen los magos después de la escuela.
—Así que es eso... Podrías ser jugador de quidditch profesional— le sugirió Draco —Eres bueno
en quidditch.
—Tú también eres bueno en quidditch— le respondió —¿No piensas unirte a una liga profesional?
—Sí, quiero sanar gente—. Harry pensó que era irónico considerando que Draco parecía estar
agonizando.
Draco sonrió.
22. El basilisco
Gryffindor contra Hufflepuff, ese partido era lo único que lo mantenía cuerdo, había pasado mucho
tiempo metido en la biblioteca junto con Hermione y Ron devorando libros sobre monstruos como
dementes y más recientemente, Harry había estado buscando en libros de enfermedades mágicas
para intentar entender que era lo que le pasaba a Draco, aunque Draco le había asegurado que
estaría bien después de tomar una de las pociones herbovitalizantes del profesor Snape, Harry
seguía sin sentirse conforme.
—Vamos, Harry. Estoy seguro de que Snape no dejaría que uno de sus alumnos favoritos padeciera
de alguna enfermedad sin hacer algo al respecto— le dijo Ron.
—Lo sé, pero... No puedo evitar preocuparme. Hubo una vez en que vi a alguien que lucía justo
como Draco— dijo Harry aun buscando en el índice del libro.
—Sí, cuando todavía iba al colegio muggle— Ron pareció tener un gran interés de repente, le hizo
una seña a Harry para que continuara —No le hablaba mucho, era un chico de mi clase que
siempre estaba callado, se veía tan frágil que era uno de los pocos que Dudley no se atrevía a
molestar, de un momento a otro comenzó a faltar a clases y cuando iba se veía cada vez más
demacrado, el cabello se le había vuelto opaco y se le caía, la piel muy seca, tenía ojeras y estaba
casi gris, justo como Draco. Un día nos avisaron que ya no vendría más a la escuela, creo que
murió de la enfermedad que tenía. No quiero que eso le pase a Draco.
—Oh, creo que sé lo que era— dijo Hermione —Probablemente tenía cáncer.
—¿Qué tiene que ver la constelación de cáncer? — preguntó Ron muy confundido.
—Nada, Ron— le dijo Hermione —Es una enfermedad muggle muy difícil de tratar, mis padres
son dentistas y han llegado a ver esa enfermedad en la boca de las personas. Mucha gente muere de
eso, pero no te preocupes Harry, hasta donde tengo entendido las enfermedades muggles no afectan
tanto a los magos, aún si a algún mago le diera cáncer estoy segura de que debe haber un remedio,
es decir, la señora Pomfrey pudo regenerar tus huesos, no creo que unas células extra sean mucho
problema para la magia.
Harry se tranquilizó un poco, pero todavía tenía curiosidad por saber que le estaba pasando a
Draco.
El sábado por la mañana Harry se despertó con Oliver Wood sacudiéndolo muy emocionado.
—¡Despierta, Harry! ¡Despierta! — gritaba Oliver Wood, a Harry le cayó una almohada que
Seamus había aventado para intentar callar a Wood —¡Hay un cielo despejado y una brisa ligera!
¡Las condiciones perfectas para jugar quidditch!
Harry se levantó un poco de mala gana y como todas los desayunos previos a los partidos de
quidditch miraron mal al equipo contrincante, Harry intentó poner su mejor cara de malo para el
buscador de Hufflepuff, Cedric Diggory, pero era muy difícil porque el tipo solo sonreía
amablemente cada que veía a Harry.
Cuando entraron Hermione y Ron a acompañar a Harry le dieron los mismo ánimos de siempre,
incluso vio que Hermione tenía en sus manos una nueva pancarta que decía "¡Potter campeón!".
Cuando los tres se retiraron del gran comedor para recoger la escoba del dormitorio, Harry pudo
escuchar de nuevo la voz en las paredes.
“matar...desgarrar...despedazar...”
—Agh... Esa voz de nuevo— dijo Harry fastidiado y mordiéndose el labio de manera ansiosa
—La voz...— dijo Hermione, quién había comenzado a masajearse la cabeza —¡Claro! ¡Creo que
acabo de entender una cosa, los veré en el campo de quidditch! — y después de eso Hermione se
fue corriendo tan rápido como pudo.
Harry y Ron solo se quedaron desconcertados. No tuvo mucho tiempo para pensar lo que
Hermione había querido decir, el partido estaba a punto de comenzar y Harry tenía que correr a la
torre de Gryffindor para recoger la escoba y de ahí al campo de quidditch. Las gradas retumbaban
y Harry estaba completamente listo para salir volando. Todavía no habían salido al campo cuando
la profesora McGonagall llegó a avisarles que el partido había sido suspendido y que
probablemente toda la temporada sería suspendida, por supuesto, a Oliver Wood le hizo muy mal
la noticia.
—Potter...— le llamó la profesora McGonagall con una expresión que Harry nunca había visto —
Busquemos al señor Weasley, necesito que me acompañen.
Después de encontrar a Ron fueron directo a la enfermería y lo que vieron dejó a Harry con una
sensación de vacío en el estómago. Era Hermione que estaba completamente inmóvil en una
posición extraña, los ojos se le veían vidriosos y muy abiertos.
—La encontraron cerca de la biblioteca — les explicó la profesora McGonagall —La encontraron
junto a la prefecta de Ravenclaw, Penélope Clearwater. A demás traía esto con ella— la profesora
les pasó un pequeño espejo redondo —No sé si eso signifique algo para ustedes.
Harry intentó dar una explicación a todo eso, pero era tanta información que se le iba, como si
intentara detener arena muy fina entre sus manos, simplemente se le escapaba. Al no poder explicar
lo que Hermione pudo haber estado haciendo en el momento que fue petrificada, la profesora
McGonagall los llevó directamente a la torre de Gryffindor.
—Todos los alumnos estarán de vuelta en sus respectivas salas comunes a las seis en punto de la
tarde. Ningún alumno podrá dejar los dormitorios después de esa hora—. La profesora McGonagall
estaba avisando a todos en la sala común de Gryffindor las nuevas reglas a seguir para seguridad
de todos, pero Harry simplemente escuchaba un zumbido en los oídos, completamente aturdido
solo podía escuchar a la profesora McGonagall mover los labios, era casi irreal, como si nada de
eso estuviera pasando en realidad, volteó hacia un lado y puso ver a Ron completamente encogido
en los brazos de Percy, mientras sus otros hermanos acariciaban su espalda. Percy también se veía
perturbado, estaba completamente pálido nervioso. Harry se sentía perdido, aquello no podía ser
real. No podía ser real.
Esa misma noche, ni Harry ni Ron podían dormir, no tuvieron ni siquiera las ganas de subir a su
dormitorio con el resto de sus amigos, ambos se quedaron acurrucados en un sillón frente al fuego
de la sala común.
—No lo sé... Si tan solo Hermione nos hubiera dado más pistas sobre lo que estaba pensando...
Cuando llegaron a desayunar la mañana siguiente, se toparon con otra desagradable sorpresa.
—¡Se lo llevaron a Azkaban! — anunció Neville completamente asustado —¡Se han llevado a
Hagrid a Azkaban!
—¡Eso no es todo! — les dijo Seamus —Escuche que Dumbledore ya no está en el castillo, no sé
bien los detalles pero algo malo está pasando. Han caído tres de Gryffindor, una de Ravenclaw,
otro de Hufflepuff y la gata de Filch. Alguien de Slytherin debe estar detrás de esto.
Todos habían comenzado a volverse paranoicos y Harry y Ron pasaban el mayor tiempo posible en
la biblioteca, buscaban y buscaban en todos los libros en los que habían buscado antes, incluso le
habían preguntado a la señora Pince que libro había usado Hermione antes de que la petrificaran,
pero ella no se había fijado. El único consuelo que tenían eran las mandrágoras de la profesora
Sprout, todos esperaban ansiosamente el remedio y había una pequeña oportunidad de que los
petrificados les dijeran lo que había ocurrido.
La clase de pociones se sentía extraña, todos podían sentir las miradas de odio y sospecha que se
tenían los unos a los otros, los alumnos de Slytherin aprovechaban para haber burlas entre
murmuros y los Gryffindor no dejaban de intentar adivinar cuál de ellos tendría la culpa de lo que
estaba sucediendo. Pero a Harry solo le importaba una cosa en clase de pociones, estar al pendiente
de que Draco no se desmayara, se veía tan débil que parecía de papel, como si en cualquier
momento fuera a romperse o a volverse humo. Y como si no tuvieran suficientes problemas, los
exámenes estaban a la vuelta de la esquina.
—Es hasta estúpido, ¿No creen? — dijo Dean al salir de la clase de encantamientos —Exámenes,
¿Cómo pueden los profesores pensar en hacer exámenes cuando algo así está pasando en estos
momentos?
Otro de los anuncios que se habían dado era que las mandrágoras finalmente habían terminado de
crecer y que el remedio para los petrificados estaba en camino, eso pareció alegrar el castillo un
poco. Más tarde ese día, Harry y Ron decidieron deshacerse de Lockhart para intentar escabullirse
por la enfermería a ver a Hermione.
—¡Potter! ¡Weasley! ¿Qué están haciendo? — la profesora McGonagall los había encontrado antes
de que pudieran llegar a la enfermería, ambos se removieron incómodos en su lugar.
Ambos pensaron que la profesora McGonagall los regañaría severamente y que probablemente
perderían cinco puntos cada uno, pero en lugar de eso... —Naturalmente— dijo la profesora
McGonagall con los ojos llorosos — Comprendo que está situación ha sido terrible para todos,
sobre todo para los amigos de los afectados... Los comprendo perfectamente. Les permitiré ver a la
señorita Granger. Informaré al profesor Binns de a dónde han ido, solo díganle a la señora Pomfrey
que les he dado permiso— seguido de eso la profesora McGonagall sacó un pañuelo muy bonito
para secarse las lágrimas.
La señora Pomfrey al principio se negó a dejarlos pasar, pero después de decirle que tenían el
permiso la vieron hacer una mueca de tristeza y les dejó entrar.
—Debo advertirles que no tiene ningún sentido hablar con los petrificados. No pueden oír ni sentir
nada— les aseguró la señora Pomfrey.
Desde luego Hermione se veía exactamente igual que la última vez que la habían visto, Harry solo
veía la posición en la que estaba, claramente había estado sujetando el espejo con la mano, ¿Pero
para qué? El cerebro de Harry nunca había trabajado tan rápido, intentaba forzarse a encontrar una
respuesta. Ron no parecía querer pensar más, solo veía a Hermione con los ojos llorosos y le
agarró la mano.
—Harry...
—Harry, mira esto— dijo Ron mientras sacaba de la mano de Hermione un papel completamente
arrugado —El espejo no era lo único que tenía en las manos.
Era un trozo de pergamino con la letra de Hermione con una descripción de una criatura.
Basilisco: son criaturas terribles y letales. Es conocido como el rey de las serpientes y nacen de
huevos de gallina empollados por sapos.
Pueden alcanzar grandes tamaños y vivir durante siglos, el veneno de basilisco puede matar en
escasos minutos y si se le mira a los ojos la víctima sufrirá de una muerte instantánea. Las arañas
le temen, pero el peor enemigo del basilisco son los gallos ya que el canto del gallo es mortal para
ellos.
Probablemente un animal así de grande sería visto en condiciones normales, pero Harry ha estado
escuchando al basilisco dentro de las paredes, probablemente se mueva por las tuberías, además,
eso explicaría el extraño comportamiento que han estado teniendo todas esas arañas que van por
ahí en fila hacia el bosque.
Harry y Ron estaban altamente aliviados, Hermione había encontrado al monstruo de la cámara de
los secretos.
—No puede ser— dijo Ron —Pasamos tantas veces por ese capítulo, ¿Cómo fue que se dio
cuenta?
—Tal vez porque pude escuchar al basilisco hablar entre las paredes, ¡Es una serpiente!
—Sí, pero, aún hay un problema— Ron bajó la cabeza —Aquí dice que los basiliscos matan
instantáneamente con mirarlos a los ojos. Es obvio que esto fue lo que atacó a Myrtle, pero ninguno
de los demás está muerto.
Harry se quedó pensando por un momento, volteó hacia la pequeña mesita en dónde estaba el
espejo que habían encontrado junto a Hermione —Llevaba un espejo con ella... No lo vio
directamente a los ojos, lo vio a través del espejo. Colin llevaba su cámara consigo, intentó sacarle
una foto al basilisco, tampoco lo vio directamente. Justin estaba detrás de Sir Nicholas, vio al
basilisco a través de un fantasma y Sir Nicholas no puede morir dos veces. La gata de Filch... Ese
día había agua en el suelo, pudo ver a través del reflejo. ¡Por eso nadie está muerto!
Ambos le dieron las gracias a Hermione, aún que claro, ella no los escuchó. Ambos salieron
corriendo de la enfermería y como casi era hora del receso, lo mejor era esperar a la profesora
McGonagall en la sala de profesores, bajaron las escaleras saltándose varios escalones y se
metieron en la sala de profesores que estaba completamente vacía. Pero la campana del receso no
sonó, en su lugar la voz de la profesora McGonagall se oía amplificada por los grandes techos del
castillo.
—Todos los alumnos deben volver inmediatamente a los dormitorios de sus respectivas casas. Los
profesores deben dirigirse a la sala de profesores. Les ruego que se den prisa y cuídense entre
todos.
—¿Qué fue eso? — Ron se veía asustado —¿Otro ataque? ¿Justo ahora?
—Ha sucedido— era la voz de la profesora McGonagall —Un alumno fue raptado por el monstruo
y se lo ha llevado a la cámara.
—¿Pero quién? ¿Quién ha sido, Minerva? — dijo la angustiada señora Hooch —¿A quién se
llevaron?
—Tenemos que enviar a los estudiantes a casa mañana. Temo que este es el final de Hogwarts.
—Lo lamento...me quedé dormido— era la voz de Lockhart, Harry sintió unas ganas increíbles de
ahorcarlo por tomarse un asunto tan serio con tan poco interés —¿Qué me perdí?
Snape dio un paso adelante —¡Usted! — gritó y se abalanzó para tomar a Lockhart por el cuello de
la túnica —Usted dijo que la cámara estaba sellada.
—¡Usted dijo que esa cámara estaba cerrada! ¡Y ahora hay dos estudiantes nuevas en la enfermería
y mi ahijado está dentro de la cámara! — el resto de profesores intentaban separar a Snape del muy
asustado Lockhart —¡Usted alardea mucho de saber dónde está esa cámara y que sabías lo que
había ahí dentro! ¡Dímelo! ¡Dímelo para ir por mi niño!
Separaros y tranquilizar a Snape había sido muy difícil, finalmente la profesora McGonagall
mandó a Lockhart para que abriera la cámara y los demás profesores pudieran entrar a hacer frente
al basilisco, en lo mientras, mandaron a los jefes de casa a avisar a los alumnos y el resto de
profesores corrieron a asegurarse de que los pasillos estuvieran despejados de alumnos.
—¡No! Estamos muy cerca de saber dónde está la cámara, ¡Debe estar en el baño de Myrtle! ¡No
podemos dejar a Draco solo, está enfermo! — Harry sonaba muy alarmado.
—Mira, podemos ir a avisarle a Lockhart lo que sabemos, irá a intentar abrir la cámara. Es lo mejor
que podemos hacer.
Harry estuvo de acuerdo y ambos salieron corriendo hacia la oficina de Lockhart. Pero cuando
llegaron pudieron verlo empacando cosas en sus costosas maletas.
—Umm— Lockhart intentó poner su mejor sonrisa —Bueno, me han llamado del ministerio por un
asunto urgente, no se preocupen por lo qué está pasando en Hogwarts, ¡Sus profesores tendrán todo
bajo control!
—Oh, nadie lo lamenta más que yo— dijo Lockhart con una risa nerviosa —¡Snape se encargará!
—¡Él no sabe dónde está la cámara! ¡Si se va, ningún profesor podrá entrar a la cámara! — Harry
estaba desesperado.
—Harry, yo tampoco sé— dijo Lockhart ya muy cansado de fingir —Draco no va a salir de ahí,
por desgracia. Pero mi reputación está en juego, ¿Qué es un sucio Malfoy menos? Los Malfoy son
jóvenes, todavía pueden tener otro heredero, ahora, no puedo dejar que vayan por ahí diciendo lo
que hice— sacó la varita y le apuntó a Harry, dispuesto a lanzarle un hechizo.
—¡Expelliarmus! —. Gritó Ron, y tanto Lockhart como su varita salieron volando, Ron tomó la
varita y la aventó por la ventana y Harry también había apuntado a Lockhart con su varita.
—Harry— dijo Ron —Creo que todavía podemos llevarnos a este tonto como escudo.
Ambos se llevaron a Lockhart a los baños de niñas, Myrtle estaba más que fascinada de ver a Ron
y a Harry de nuevo, pero por desgracia no podían quedarse a hablar con ella, en cambio, revisaron a
detalle el lavabo por el cual había salido el basilisco cuando Myrtle lo vió, era un lavabo sin agua y
que tenía una serpiente grabada en la llave.
—Tal vez si hablas pársel se abra— le recomendó Ron.
Harry hizo el intento dos veces, era más difícil hablar pársel cuando no tenía una serpiente
enfrente, a la tercera vez que lo intentó, con muchos esfuerzos pudo pronunciar la palabra "ábrete"
y en lavabo comenzó a moverse hacia abajo, dejando ver un hueco por el cual cabía una persona.
—Bueno, creo que no les hago falta— Lockhart había intentado escabullirse, pero Harry fue más
rápido.
Lockhart no tuvo más remedio que arrastrarse por el estrecho espacio entre los lavabos y dejarse
caer por el hueco, ambos lo siguieron, se parecía mucho a un tobogán de agua, solo que frío y
mohoso en lugar de brillante y divertido. Dieron varios giros mientras descendían y al final del
recorrido llegaron a una pequeño túnel en el que se podía estar de pie, aventaron a Lockhart por
delante de ellos.
—Debemos estar a kilómetros de distancia del colegio, tal vez debajo del lago— dijo Ron.
—Lumos—. Conjuró Harry —Recuerden, si algo se mueve cierren los ojos inmediatamente,
podríamos morir aquí.
En medio del túnel podían ver una especie de figura alargada que se parecía mucho a una enorme
serpiente, caminaron con cautela y se dieron cuenta de que solo era una muda de piel, una muy
grande y de color verde. Mientras inspeccionaban la piel de la serpiente, Lockhart empujó a Ron
hacia el frente y cuando esté cayó, rápidamente le quitó la varita.
—Lo siento, muchachos. Esta aventura termina aquí, son valientes, de verdad merecen el título de
Gryffindors— dijo Lockhart —Pero yo no pienso morir aquí, me llevaré algo de esa piel de
serpiente y diré que llegamos demasiado tarde y que Draco ya estaba muerto, que ustedes
sucumbieron a la locura en cuanto vieron su cadáver. Puede que Snape se enoje conmigo pero,
bueno, no es tan popular— Lockhart apuntó a Harry, quién era el que todavía tenía la varita en la
mano —¡Obliviate! — conjuró. Pero la varita estalló con fuerza y Lockhart salió disparado a una
de las paredes. Rápidamente las piedras comenzaron a caer encima de ellos y todos se cubrieron
como pudieron.
—¡Ron! — gritó Harry — ¿Estás bien? ¡Ron! — un gran muro de piedras los había separado a
ambos.
—¡Estoy bien! — escuchar a Ron fue un completo alivio para Harry —Este idiota no tanto. La
varita terminó por embrujarlo.
Harry pensó rápido, probablemente no tendrían el suficiente tiempo para quitar todas esas piedras
—Espérame aquí, seguiré adelante. Si no regreso en una hora ve por ayuda.
Harry siguió caminando por el túnel que parecía serpentear continuamente, definitivamente Salazar
Slytherin había pensado desde un inicio poner una serpiente gigante ahí. Al final del túnel encontró
una gran puerta decorada con serpientes enormes que hacían de sello <<¡ábrete!>> Ordenó Harry
en pársel, la puerta no opuso resistencia, las serpientes se movieron para dejar libre el sello y la
puerta abrió hacia adentro. Harry estaba muerto de miedo, pero no podía dejar a Draco ahí, tenía
que intentarlo.
23. El heredero de Slytherin
Con la varita en la mano se adentró a la sala, que era grande y apenas estaba iluminada, estaba
decorada con columnas enormes con serpientes talladas en ellas, de haber sido otra situación, tal
vez si hubiera sido algún tipo de excursión escolar Harry hubiera quedado fascinado con aquella
sala, aunque ahora se veía bastante descuidada. Pero no había tiempo de admirar la arquitectura del
lugar, Harry siguió avanzando hasta dar con un enorme rostro esculpido en piedra al fondo de la
habitación, ese debía ser Salazar Slytherin. Era una estatua completa del fundador y a los pies de la
estatua pudo ver una figura con una túnica negra y que parecía brillar en contraste con el suelo.
—¡Draco! — Harry corrió a arrodillarse frente a él, parecía dormido y calmado, con la excepción
de que parecía igual de enfermo que la última vez que lo vio —Por favor no estés muerto, ¡No
puedes morir aquí! — Harry tomó a Draco entre sus brazos e intentó moverlo para hacerlo
reaccionar.
—No va a despertar.
Aquella voz hizo que Harry se estremeciera, no esperaba que alguien más estuviera ahí, volteó la
mirada y un joven con túnica y cabello negro, con los ojos de un tono rojo oscuro estaba parado
ahí, era bastante atractivo, tenía un uniforme de Slytherin algo diferente y una placa de prefecto.
—¿Un prefecto? — Harry estaba muy confundido —Pero si nunca te he visto por el colegio.
—Oh, no pudiste haberme visto nunca, pero si me conoces. Me presento, yo soy Tom Riddle— la
voz de Riddle era bastante melodiosa, agradable al oído y de alguna manera muy escalofriante.
—Riddle... Tú acusaste a Hagrid, ¿Qué quieres decir con que Draco no va a despertar? ¿De verdad
está...?
—No, no está muerto. No todavía— ¿Cómo podía decir algo como eso con una voz tan dulce?
—Tú no deberías estar aquí— dijo Harry —¡Debes tener más de cincuenta años! ¿Qué eres?
—Un recuerdo— respondió Riddle con calma —He vivido como un recuerdo guardado en el
bonito diario que tiene Draco entre las manos— Harry miró de nuevo a Draco, era verdad que tenía
el diario en su mano izquierda, parecía aferrarse a él.
—¿Qué le hiciste a Draco? — Harry sintió que la sangre le hervía. Volteó a mirar a Riddle y se dio
cuenta de que estaba jugando con su varita —Mi varita, ¡Devuélvemela!
—No la vas a necesitar— le dijo Riddle —He esperado este momento desde que escuché de tus
grandes hazañas, Harry Potter. Me hubiera gustado que mi diario se quedara contigo, pero tienes
dedos de mantequilla.
—Déjame explicarte desde el principio, primero mi diario llegó a manos de esta niña, Ginny, una
persona muy extrovertida, me contaba absolutamente todo lo que le pasaba desde que descubrió
como funcionaban las páginas del diario, desgraciadamente cuando quise controlarla ella puso
mucha resistencia, la asusté mucho y abandonó el diario en algún lugar de Hogwarts. Ahí fue
donde tú me encontraste.
Harry sentía que le ardía la cara y como su corazón se aceleraba por el enojo que crecía en él cada
vez que Riddle hablaba.
—En realidad, ya que lo veo bien, Draco se parece un poco a su abuelo, pero ¿Sabes una cosa? —
Riddle se acercó todavía más —No tiene las mismas facciones toscas y gruesas que su abuelo, este
niño es delicado. Draco me dijo que si madre pertenece a la casa de los Black, está bastante claro
que heredó ese bonito rostro de su madre, una pena que no vivirá lo suficiente para jugar con él un
poco.
—No hay porque ponerse así, puedes quedártelo una vez sea un cascarón vacío, pero te advierto
que no tendrás mucho tiempo para disfrutarlo. También me encargaré de ti— Riddle soltó una risa
que le puso los pelos de punta a Harry —A todo esto, no puedo entender cómo es que la gente
pretende que alguien como tú podría ser descendiente de una Veela, eres muy feo— Harry apretaba
los dientes con furia —No voy a dejar que crezcas lo suficiente para ver si se te arregla la cara.
—No lo entiendo, eres un libro— dijo Harry —¿Cómo hiciste todo esto?
—Yo no lo hice— Riddle sonrió —Draco lo hizo— Harry negó con la cabeza —Claro que estaba
en una especie de trance, yo logré meterme en su mente y él no opuso resistencia, le torció el cuello
a los gallos como si nada, escribió los mensajes en las paredes y por supuesto que fue él quien
abrió la cámara de los secretos. ¿Qué se siente saber que todos tenían razón al pensar que era
Draco el causante de todo? Tú fuiste el único idiota que creyó que no.
—¡Tú lo embrujaste! — le gritó Harry —Él nunca lo hubiera hecho por su propia cuenta, ¡Nunca!
—Ay por favor, es un Malfoy. Está en sus venas ser despiadado, de todos modos ya casi no queda
mucho de él. Adiós Malfoy, hola Riddle.
—Lo sé, pero hoy no solo seré despreciable, seré grande. El mago tenebroso más grande de todos
los tiempos resurgirá cuando mate al enemigo que lo redujo a polvo fino, el verdadero heredero de
Slytherin, hoy regresará Lord Voldemort.
Fue entonces que Harry lo entendió, Hagrid le había dicho que Voldemort había asistido a
Hogwarts hacía muchos años, ese joven tan atractivo que tenía frente a él era aquel que había
intentado quitarle la vida hace muchos años y ahora volvía para intentarlo de nuevo. Voldemort ya
le había quitado a sus padres, de ninguna manera iba a permitir que le quitara a Draco también.
—¿No dices nada? Bueno, dejaré que mi mascota se encargue de ti.
Riddle se volteó a la estatua de Salazar y habló <<Ven aquí>>.
Harry vio como la estatua abría la boca de ella comenzaba a salir una enorme serpiente de color
verde oscuro, rápidamente volteó a otro lado para evitar mirarle la cara.
<<Ven y mata al chico>> escuchó a Riddle decir en ese característico tono siseante.
Escuchó al basilisco arrastrarse por el suelo.
—¿Pársel? — Riddle rio —Así que no era ninguna broma, el gran Harry Potter de verdad habla
pársel. No importa, mi pequeña solo me obedece a mí.
Harry no quería dejar a Draco a merced de ese demente, pero si no corría el enorme basilisco iba a
abalanzarse sobre él y ambos terminarían muertos, bajó lo más suave que pudo la cabeza de Draco
y comenzó a correr agarrándose la túnica como si fuera un vestido.
—JA, JA, JA— Riddle soltó una carcajada —¡Te ves ridículo corriendo así!
Harry no hizo caso a las burlas de Riddle, solo corrió para intentar despistar al basilisco, pero
prácticamente toda la habitación estaba hecha para que el basilisco se moviera con facilidad, pensó
que estaría acabado hasta que del fondo de la habitación sonó una voz que cantaba, muy similar a
algo que Harry ya había escuchado antes y lentamente podía ver como un punto de color rojo
crecía para convertirse en un pájaro precioso.
—¿Fawkes?
El Fénix de Dumbledore dejó caer enfrente de Harry el sombrero seleccionador y con mucha
fiereza atacó al basilisco, Harry no podía voltear a verlos, pero podía escuchar los chillidos del
basilisco.
Harry se arriesgó a mirar atrás, el basilisco estaba completamente perdido, pues Fawkes le había
arrancado los ojos. Vio a la enorme serpiente mover la cabeza de arriba hacia abajo para intentar
comprender en donde se encontraba, pero Harry sabía que si no se movía el basilisco todavía
podría encontrarlo, había leído en un afiche en el zoológico que las serpientes tenían un muy buen
olfato. Corrió cerca del túnel para intentar pensar en que hacer, cuando sintió muy pesado el
sombrero seleccionador, al mirar dentro pudo ver una espada que sobresalía del sombrero, Harry la
tomó, era algo pesada y Harry jamás había usado una espada en toda su vida, ni siquiera había
tenido una de juguete en sus manos, pero era la mejor opción que tenía. Harry corrió en círculos
para tener acceso al cuerpo de la serpiente e intentar enterrar la espada, pero las escamas del
basilisco eran demasiado gruesas como para atravesarlas y el basilisco no había tardado mucho en
encontrar a Harry después de que este intentara picarla. Arremetió contra Harry y cuando el
basilisco abrió la boca para morderle Harry levantó la espalda y atravesó el paladar de la serpiente,
la boca le apestaba horrible, pero era el menor de los problemas de Harry, el basilisco tenía la boca
llena de colmillos afilados, listos para soltar veneno y uno de ellos se había clavado en su brazo.
El basilisco no tardó mucho tiempo en morir, la sangre oscura salía a chorros de su boca, tanto que
Harry había terminado completamente cubierto de ella, cuando la enorme serpiente cayó al suelo,
Harry sacó la espada como pudo y se dio cuenta de que el colmillo que se había clavado en su
brazo seguía ahí, lo arrancó de su mismo y comenzó a sentir un ardor doloroso que había
comenzado a extenderse por el brazo, era una sensación paralizante. Harry caminó como pudo al
lado de Draco.
—¿Harry? ...— Draco se separó un poco de él—¡No debes estar aquí! ¡El monstruo!
—¡Estás herido! — dijo Draco muy alarmado —Soy un tonto... De no haberme dejado llevar por
ese estúpido diario no habría pasado nada de esto— Harry intentó tranquilizarlo, pero no le
quedaba mucha fuerza —¡Por favor! ¡No te mueras! ¡No puedes morir así!
Afortunadamente para ambos, Fawkes aún estaba por ahí y llegó a posarse cerca de Harry estando
casi al borde de la muerte, las lágrimas de Fawkes cayeron en la herida de Harry y pronto el efecto
del veneno fue desapareciendo.
—¿Eso es un...?
—Un fénix— le contestó Harry —Es la mascota del profesor Dumbledore. La última vez que lo vi
se encendió en llamas y salió un pequeño pollito de las cenizas.
Draco se quedó mirando al fénix por un momento, completamente callado. Las lágrimas habían
comenzado a salir y recorrían sus mejillas —Oh, Harry. Todo esto es mi culpa, por favor
perdóname.
—No tengo que perdonarte nada, Draco— Draco hundió la cabeza en el pecho de Harry y este le
acarició la espalda —Riddle se aprovechó de tu confianza, se metió en tu cabeza y no sabías lo que
hacías. Yo sé que jamás hubieras hecho algo así por voluntad propia— se quedaron así por un
momento hasta que Draco se calmó lo suficiente como para ponerse de pie, Harry recogió su varita
y la guardo en su túnica, agarró el sombrero y la espada con una mano y la otra se la ofreció a
Draco —Vamos, tenemos que sacarte de aquí.
Draco estaba algo tímido al ir agarrado de la mano de Harry, caminaron por los túneles con
Fawkes volando cerca de ellos hasta que llegaron al derrumbe de rocas, las cuales ya estaban casi
fuera del camino.
—¡Harry! — dijo Ron muy feliz —¡Estás vivo! Estuve a punto de escalar el tobogán para traer a la
profesora McGonagall— después volteó la vista hacia Draco, quién se escondía detrás de Harry —
¡Malfoy! ¿Estás bien? Te ves mucho mejor que antes.
—Es una larga historia, Ron. ¿Qué le pasa a Lockhart? — todos miraron a Lockhart, quién estaba
en una esquina muy entretenido con las piedras.
—Se desmemorizó el solo— dijo Ron con una expresión divertida —No se acuerda de quién es,
tuve que recordarle su nombre y le dije que era un experto en quitar piedras, no se ha cansado de
moverlas.
Gracias a qué los fénix tienen la habilidad de llevar cosas muy pesadas, los cuatro fueron capaces
de volver al colegio y cuando llegaron al baño Myrtle parecía realmente decepcionada de no ver a
ninguno convertido en fantasma para que le hicieran compañía, recorrieron los pasillos
completamente vacíos hasta llegar a la oficina de la profesora McGonagall, quién estaba fuera con
una expresión completamente miserable hasta que los vió. Harry no había dimensionado el
horroroso aspecto que tenía hasta que vio la cara de la profesora McGonagall, después de todo
estaba cubierto de sangre, polvo y mojo, la profesora McGonagall los condujo a la sala de
profesores donde estaban todos ellos reunidos, incluyendo el profesor Dumbledore, hizo entrar a
todos, menos a Lockhart, quién había sido mandado a la enfermería junto con la señora Pomfrey.
—Creo que a todos nos encantaría enterarnos de cómo sacaron a Draco de la cámara de los
secretos— habló la profesora McGonagall —Y sobre todo, tal vez quieran explicar por qué Potter
está cubierto de sangre.
Harry comenzó a explicar todos desde el principio, las voces en las paredes, la cantidad enorme de
tiempo que pasaron en la biblioteca para intentar comprender la situación, cómo fue que Hermione
llegó a la conclusión de que en la cámara había un basilisco pero que fue petrificada antes de poder
contárselos, como ellos llegaron a la conclusión de que la cámara estaba oculta en el baño de niñas,
pero deliberadamente les ocultó el detalle de que se habían metido a la sala común de Slytherin
con una posición multijugos, por si acaso les quitaban los permisos para verificar la sección
prohibida.
—Es el trabajo más formidable que he visto de unos estudiantes de segundo año— dijo el profesor
Flitwick —Estoy bastante seguro de que el sombrero necesita ajustes, ustedes debieron estar en
Ravenclaw.
—Tampoco hay que quitarles mérito — dijo la profesora Sprout —El chico acaba de matar a un
basilisco, ¿Cuánta gente conoces que haya hecho eso?
—Es increíble que hayan salido con vida— dijo la profesora McGonagall —¿Por qué no
informaron a algún profesor?
—Intentamos decirle a Lockhart— aclaró Ron —Pero cuando llegamos a su oficina él estaba
empacando sus cosas porque decía que había un asunto urgente en el ministerio. No sabíamos
cuánto tiempo pudo haber aguantado Draco allá abajo, así que decidimos intentarlo.
—Draco se había visto realmente mal las últimas semanas— continúo Harry —Pensamos que
estaba gravemente enfermo y no nos pareció que alguien enfermo tuviera mucho tiempo para
sobrevivir a un basilisco. Nunca pensamos que esa apariencia fuera culpa del diario.
Dumbledore había estado examinando el diario que tenía en sus manos. —Naturalmente— dijo por
fin —Este es un trabajo soberbio, horrible, pero soberbio. Después de todo, Tom Marvolo Riddle
fue uno de los estudiantes más brillantes que alguna vez pisó los terrenos de Hogwarts. Pero
también fue uno de los más perversos, pocos saben que antes de convertirse en el señor tenebroso,
Lord Voldemort, era solo un prefecto con mucho talento para la magia— Dumbledore dejó el
diario a un lado y los demás profesores comenzaron a curiosearlo —Yo mismo le di clases,
desapareció en cuanto se graduó. Tal vez sea un poco tarde, pero creo que le quitaré el premio por
servicios especiales. En cuanto a ustedes, creo que merecen más el premio que él, también la
señorita Granger por supuesto y tendrán ciento cincuenta puntos cada uno.
Ambos estaban muy felices, eso los ponía muy por encima del resto de casas.
—En cuánto a usted, señor Malfoy, nos gustaría que nos diera más detalles sobre lo que sucedió.
Draco estaba completamente paralizado ante las miradas de todos los profesores.
—Oh, claro que no, señor Malfoy. Dudo que alguno de nosotros te culpe de lo sucedido— le dijo
el profesor Dumbledore —Solo queremos saber tu versión de los hechos para saber cómo proceder
ante la situación.
Draco miró a Snape, quién le dio una mirada de apoyo y Draco se animó a hablar —Yo... encontré
ese diario cuando Harry chocó conmigo un día en los pasillos, estaba tirado y lo recogí. Cuando
intenté escribir en él me di cuenta de que el diario me contestaba. Era muy amable conmigo, le
conté muchas cosas, pero no pensé que fuera un diario maldito. Después de un tiempo comencé a
sentirme muy cansado y débil, no me di cuenta de que se había estado metiendo en mi mente y que
me había estado controlando, había veces en que no recordaba que había estado haciendo o como
había llegado a algunos lugares, creo que fue especialmente cuidadoso en no dejarme sospechar de
lo que pasaba...
—Por supuesto— dijo Dumbledore —Tom Riddle era bastante quisquilloso con los detalles, me
parece que aún sigue bastante afectado, señor Malfoy, puede que no sea mucho, pero tengo una
rana de chocolate para usted y haré que la señora Pomfrey lo atienda en la enfermería con el mayor
de los cuidados hasta que se sienta renovado, por supuesto que el profesor Snape puede
acompañarlo en todo momento— Draco volvió a esconderse detrás de la túnica de su padrino —
¿Sabes, Minerva? Creo que después de tantas emociones el hecho de que todo finalmente haya
concluido de manera tan satisfactoria merece un buen banquete. ¿Puedo pedirte que vayas a avisar
a las cocinas?
—Por supuesto— dijo la profesora McGonagall, el resto de profesores también salieron a informar
la situación a sus casas y el profesor Snape llevó a Draco de la mano hasta la enfermería.
—Una última cosa, muchachos— les llamó el profesor Dumbledore —¿Qué fue lo que pasó con
Gilderoy Lockhart?
Ron soltó una pequeña risa —Después de que lo encontráramos tratando de escapar nos
molestamos tanto que lanzamos su varita por la ventana y lo arrastramos hasta el baño de niñas
para usarlo como escudo humano, ya sabe, por si acaso— Dumbledore asintió con una sonrisa —
Cuando bajamos por la entrada secreta, Lockhart me empujó y se adueñó de mi varita, intentó
desmemorizarnos pero mi varita terminó explotándole en la mano y causando un derrumbe, Harry
tuvo que meterse en la cámara el solo y yo me quedé con él. El tipo no recordaba ni su nombre, así
que para quitarme mucho del trabajo de quitar las piedras, le dije que era un quita piedras
profesional y que lo habían llevado ahí para despejar el camino—. Dumbledore se veía
complacido.
—Profesor Dumbledore — habló Harry —Aún hay una cosa que no entiendo, muchos creyeron
que yo era el heredero porque se hablar pársel, ¿Cómo es que se hablarlo?
—Me parece, Harry, que el mismo día que obtuviste esa cicatriz, Lord Voldemort transfirió algo
de sus poderes en ti. Claro que esa no era su intención, fue más un accidente.
Harry asintió —Así que por eso el sombrero sugirió enviarme a Slytherin— dijo descuidadamente,
tanto que no se dio cuenta de que Ron lo miraba con la mandíbula hasta el piso.
—Algo así — dijo Dumbledore —Me parece que tienes muchas cualidades que son valoradas en la
casa de Slytherin, eres astuto, determinado y tienes un cierto desdén por las reglas. Pero el
sombrero no solo toma en cuenta tus características, si solo tomara eso en cuenta ningún alumno
sería seleccionado para ninguna casa. Todos tenemos algo de cada casa dentro de nosotros, el
sombrero toma mucho en cuenta la opinión personal de cada alumno que cruza nuestras puertas.
Harry se sintió un poco más tranquilo al saber eso, y se sentía mucho mejor al saber que no debía
sentirse atado a categorizar a los demás solo por la casa a la que pertenecen, al final la selección
era más parecido a cuando en la escuela sacaban un papel de un vaso para saber en qué equipo
debían trabajar. Todo iba perfectamente hasta que Lucius Malfoy entró en la sala de profesores
aventando a Dobby por delante.
—Vaya, Dumbledore— dijo Lucius —Ha vuelto, a pesar de que el consejo escolar lo había
suspendido de sus funciones, ha considerado pertinente volver.
—Así es, Lucius. En cuanto se enteraron de la situación en Hogwarts muchos miembros del
consejo me pidieron volver para controlar la situación, muchos tenían la idea de que usted los
embrujaría si no firmaban su petición. Esperemos sea un desafortunado mal entendido— Lucius
torció la boca, ahora que Harry lo veía de cerca se dio cuenta de lo que Riddle había querido decir,
Lucius Malfoy se veía mucho más rudo en sus facciones, muy varonil y atractivo, con la mandíbula
cuadrada y una mirada seria, Draco por el contrario tenía un rostro fino y en general se veía bonito.
—Señor Malfoy, ¿Está aquí para discutir mi regreso, o para asegurar la seguridad de su hijo? ¿Es
necesario que le recuerde que su hijo corrió un grave peligro hoy?
—No— escupió Malfoy —De hecho, vengo a exigir que se encuentre al culpable. ¿Quién ha hecho
esto? — Lucius Malfoy sonaba muy enojado, Harry miró por un momento a Dobby, quién se
estaba estrangulando mientras le hacía señas a Harry para que entendiera que el culpable de todo
aquello era el mismo señor Malfoy.
—Claro que encontramos al culpable— dijo Dumbledore —Ha sido Lord Voldemort, pero está vez
decidió actuar por métodos poco convencionales— dijo sosteniendo el diario completamente
agujerado.
—Ya veo— dijo Lucius —Así que no hay nadie a quien me pueda llevar ante el ministerio.
—Bien, entonces. Temo que tengo asuntos importantes que atender— dijo Lucius —Estoy seguro
de que Severus se encargará de mi hijo de la mejor manera— Ron quedó boquiabierto al ver lo
poco que le importaba Draco a su padre, el señor Malfoy ni siquiera volteó a ver a Harry o a Ron,
simplemente salió pateando a Dobby como si fuera una pelota de fútbol.
Liberar a Dobby no fue nada difícil, Harry ni siquiera estaba seguro de si el diario realmente
pertenecía al señor Malfoy o si siquiera sabía lo que era, pero su plan de quitarse un calcetín para
meterlo dentro del diario y esperar a que el señor Malfoy hiciera que su elfo cargara con el
cuaderno por él funcionó a la perfección.
—Señor, Harry Potter— le habló Dobby —Ahora que Dobby es libre, quisiera pedirle un favor a
Harry Potter.
—¿De qué se trata? — le preguntó Harry.
—Harry Potter debe estar enterado de que Dobby cuidaba del señor Draco Malfoy. Ahora que
Dobby es libre ya no va a estar cerca de Draco Malfoy para cuidarlo, Dobby siempre escuchó de
Draco Malfoy la grandeza de Harry Potter, le pido que lo cuide en mi ausencia. El señor Draco
Malfoy no es un mal muchacho, solo vive en una casa sin amor.
Al finalizar el año escolar, Hermione estaba algo decaída por no haber tenido exámenes, pero de
todos modos ninguno de ellos había tenido el tiempo suficiente para prepararlos. Draco también
estaba muy decaído después de enterarse que había sido su propio padre quien había planeado un
desastre en Hogwarts de proporciones titánicas solo para quitar a Albus Dumbledore del puesto de
director.
Para cuando llegaron al andén 9¾ la sensación de volver a casa era un poco extraña para Harry, no
quería volver con los Dursley, no después de que le enviaran esa nota en navidad.
—Vamos Harry— dijo Hermione —Hiciste cosas asombrosas, tal vez estén un poquito orgullosos
de ti.
—¿Orgullosos? ¿Con todas las oportunidades que tuve de morir y no lo logré? Van a estar furiosos
conmigo.
—¡Oye, Harry! — los gemelos Weasley se acercaron a ellos —¿Crees que haya venido tu primo
Dudley? Queremos decirle una cosa— dijo Fred en tono amenazante.
—En realidad— dijo Percy saliendo detrás de ellos bastante serio—Tal vez sean tres.
El verano del 93
Querido Harry.
Temo que nunca podré dejar de agradecerte por salvarme la vida. Realmente no esperaba que mi
propio padre hiciera algo de tal calibre con tal de hacer lo que quisiera en la escuela, ¿Sabes que
ni siquiera se ha mostrado culpable por casi matarme? Es increíble, ni siquiera me habla.
Por cierto, supe que fue Dobby quien estuvo interceptado tu correo el año pasado, él creyó que si
perdías la vida durante los sucesos en Hogwarts que yo jamás me recuperaría de eso y procedió
por mero impulso, me disculpo por eso. Hablé con él mientras estaba en la enfermería, no pude
ordenarle que te devolviera la correspondencia porque lo liberaste engañando a mi padre, pero de
todos modos me dijo que te devolvería todo.
Draco.
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Querido Draco.
Agradezco mucho que me escribas en vacaciones y espero que estés bien. Por supuesto que está de
más los agradecimientos por lo que pasó en Hogwarts, jamás hubiera dejado a uno de mis amigos
ahí dentro.
¿Podría pedirte un favor? Mis tíos no están muy conformes con que me escriba con otros magos y
me temo que tú búho llama bastante la atención (no sé cómo se llame), agradecería que
utilizáramos a Hedwig como medio de comunicación, mis tíos están de acuerdo con dejar que
Hedwig salga de la casa para estirar las alas y puede traer tus cartas sin que ellos sospechen.
Por cierto, vi a tu padre el mismo día que te sacamos de la cámara, me pareció una persona muy
grosera, definitivamente me agrada más el profesor Snape.
Harry.
P.d: Dobby apareció en mi habitación el mismo día que llegue a casa de mis tíos y me devolvió las
cartas. Muchas gracias por la pluma, la usaré mucho.
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Querido Harry.
Siento mucho si Alioth te dio muchos problemas con tus tíos, normalmente es silencioso al
entregar el correo, pero comprendo completamente tu interés en mantener estás cartas en privado
de los muggles.
Por otro lado, me alegra saber que te ha gustado la pluma, supongo que no puedes usarla justo
ahora, pero espero que cuando estemos en Hogwarts jamás la sueltes. También me siento muy
complacido de que mi preparación para la pomada haya sido eficaz, solo espero que no hayas
tenido que usarla mucho.
Draco.
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Al acercarse el cumpleaños de Draco decidió que la siguiente carta que le enviaría sería en
felicitación por su cumpleaños y agregaría una disculpa por no poder enviarle algo en ese momento
como regalo.
Draco era el único que le había estado mandando cartas durante el verano. Había olvidado ponerlo
al tanto de que sus tíos detestaban el correo por lechuza. Las cartas tardaban algunas semanas en
llegar de un lugar a otro debido a la vigilancia de sus tíos y no había hablado mucho con Draco,
pero era agradable saber que alguien le tomaba en cuenta, Ron había intentado llamarlo por
teléfono para que sus tíos fueran menos escandalosos respecto a cómo se comunicaba con sus
amigos, pero el tío Vernon terminó gritándole a Ron por el altavoz y más tarde golpeó a Harry con
el palo de la escoba en las piernas por haberle dado el número de la casa a personas "antinaturales"
como los llamaba el tío Vernon.
Ron jamás volvió a intentar llamarle.
Para el cumpleaños de Dudley se decidió que todos saldrían a festejar en un parque acuático en el
que se quedarían dos días, todos menos Harry, claro. Harry se quedó a cargo de la señora Figg
como era usual cada que los Dursley salían a divertirse. Esa mañana en la que los Dursley partirían
junto los amigos de Dudley para el parque, la tía Petunia estaba estirando el cuello por la ventana
más que de costumbre.
—Vernon— dijo la tía Petunia en su característico tono chillón —Parece ser que se han mudado
unas personas al número 5.
—Con tal de que sean personas decentes me doy por bien servido, ya tengo suficiente rareza
debajo de mi techo como para soportar algo más fuera de lugar— dijo el tío Vernon. Tampoco era
que pudieran investigar mucho sobre los nuevos vecinos, Dudley estaba particularmente
emocionado por el viaje y quería salir lo más rápido posible de la casa, ese día ni siquiera se
detuvieron a dejarle algo para desayunar a Harry, solo metieron a la señora Figg a la casa y se
despidieron de ella de la manera más rápida que pudieron.
Por suerte, la señora Figg siempre era muy amable con Harry y esa mañana le preparó un delicioso
desayuno y lo dejó andar a sus anchas por la casa. Harry se puso la ropa que la señora Weasley le
había hecho el favor de ajustar a su tamaño, aunque ahora el pantalón le quedaba un poco más
corto después de haberse dado un estirón, pensó en salir a que le pegara un poco el aire fresco ya
que hacía semanas que estaba metido en casa y tampoco tenía muchas ganas de convivir con los
extraños gatos de la señora Figg.
La calle donde vivía, Privet Drive, era de hecho una de las calles más normales que podía existir en
Inglaterra, todas las casas eran exactamente iguales y lo único que cambiaba era el número
exterior, pero ese día en particular había algo nuevo en Privet Drive. La casa número 5 había
estado abandonada por bastante tiempo, tal vez incluso antes de que Harry naciera, pero esta vez
había un auto claramente más caro que el de tío Vernon estacionado fuera de la casa y un camión
de mudanzas estaba descargando montones y montones de cajas.
—Hola—. Harry se sobresaltó. Al mirar a la acera de la calle había un chico de cabello rizado y
marrón que parecía ser más o menos de su edad.
—Hola...— dijo Harry algo tímido, nunca antes había hablado con chicos muggles sin Dudley
cerca.
—¿Vives aquí? Me acabo de mudar al lado— le dijo el chico en un acento galés muy marcado
mientras se acercaba, Harry pudo ver qué tenía los ojos de un color bastante oscuro —Me llamo
Alan, Alan Puckle— le extendió la mano muy amablemente.
—Yo soy Harry, Harry Potter — Harry le dio la mano y Alan le dio un saludo lleno de energía.
—¡Vaya! Tus manos son muy delgadas, y eres un poco pequeño — Harry bajó la mirada y se
ruborizó un poco, a pesar de haber estado entrenando quidditch como un loco por culpa de Wood y
de tener una mejor alimentación cuando el año escolar estaba en curso, aún seguía siendo bastante
bajito y huesudo comparado con otros chicos de su edad —¡Oh! No quise ser grosero...— dijo
Alan.
Alan se quedó mirando el rostro de Harry incómodamente cerca, Harry casi creyó que podía
averiguar todos sus secretos con la mirada —Tus ojos son muy verdes— dijo de repente.
—¿Gracias? ...— le respondió Harry, se sentía un poco escaneado por el chico que tenía enfrente
de él.
—¿Qué te pasó ahí? — le preguntó Alan, se podía ver los moretones que tenía Harry cerca de los
tobillos debido a la nueva diversión de Dudley, había encontrado la manera de meter una moneda
dentro de las corbatas del tío Vernon y había estado golpeándolo con ellas como si fuera un látigo
y a pesar de que estaba usando la pomada de díctamo aún eran algo visibles. Instintivamente Harry
intentó taparse los moretones como pudo.
—No es nada...
Alan lo miró con algo de sospecha, pero tampoco dijo nada más. Pronto tuvieron que despedirse,
pues la madre de Alan le había llamado para que ayudara a mover algunas cosas de la mudanza.
Al día siguiente, Harry pudo estudiar sobre historia de la magia en paz, Hermione le había
comentado que ella los años anteriores les había dado una leída "superficial" a los libros y aunque
todavía no tenía la lista de sus nuevos libros, Harry pensó en intentar comprender algo más sobre
historia. El profesor Binns no es que fuera un mal profesor, pero era tan anticuado que no se sabía
mucho sobre cuándo fue la última vez que su clase consiguió mantener a todos despiertos antes de
que les contara sobre la cámara secreta, por ello, Harry no le había tomado mucho cariño a la
asignatura, aunque en realidad la historia siempre le había parecido de sus materias favoritas en el
colegio muggle.
Su lectura se vio interrumpida por la señora Figg, quién llegó a tocar su puerta y él escondió su
libro debajo de la almohada antes de que la señora Figg abriera la puerta.
—Hola Harry, siento molestarte cuando dijiste que estabas algo cansado. Pero hay un chico
esperando abajo en la puerta, Alan, venía a ver si podías acompañarlo a él y a su familia a comer.
Claro que sí no quieres puedo prepararte algo yo misma— dijo de manera amable la señora Figg.
Aquello causó en Harry una gran curiosidad, nunca ninguno de sus compañeros muggles lo había
invitado a comer a su casa de manera tan deliberada, pensó por un momento en rechazar la oferta,
pero tampoco quería parecer maleducado siendo que eran nuevos en el vecindario y lo estaban
invitando tan amablemente. Se aplastó el cabello en un intento de parecer presentable, pero
nuevamente no había logrado gran cosa intentando acomodarlo, en realidad se veía peor que antes
y como si tuviera vida propia volvió a alborotarse, simplemente se rindió y bajó para ir con Alan
hasta su casa.
El interior de la casa de los Puckle era exactamente igual a la casa de sus tíos, pero la sala principal
parecía mucho más moderna y agradable en comparación con la anticuada sala que su tía estaba
obsesionada con mantener intacta, algunas paredes ya habían sido pintadas de un cálido color
amarillo claro y el ambiente era claramente menos amenazante y aburrido. Harry se presentó ante
el señor y la señora Puckle de la manera más muggle que pudo, le dio al señor Puckle la mano, y
la señora Puckle se tomó la libertad de apretar suavemente las mejillas de Harry. También pudo ver
por ahí una pequeña niña de unos seis años merodeando y escondiéndose tímidamente, toda aquella
hospitalidad le recordaba a Harry un poco a lo amables que los Hufflepuff eran, por lo general.
Cuando todos estuvieron en la mesa, pudo ver a la familia completa, todos castaños, de ojos
oscuros y una sonrisa llena de confianza, aunque la pequeña hermana de Alan parecía bastante
tímida todavía, el plato que Harry tenía frente a él tenía lasaña más grande que hubiera visto en su
vida y no podía esperar a devorarla, pues no había tenido ninguna comida decente desde que dejó
Hogwarts.
—Querido, siéntete libre de pedir más si quieres— le dijo la señora Puckle a Harry — Estás muy
delgado, comer bien te vendrá de maravilla para tu crecimiento.
—Sí— afirmó el señor Puckle —En especial a tu edad, ¿Cuántos años tienes, Harry? ¿Once?
Harry se limpió la boca con una servilleta antes de hablar —En realidad cumpliré trece años el mes
que viene.
—¡Trece años! — dijo la señora Puckle asombrada mientras miraba a su marido, ambos tenían la
misma cara de preocupación —Oh, querido, debes estar hambriento.
—Jovencito— dijo el señor Puckle —¿A qué se dedican tus padres? —. Harry se mordió el interior
de la mejilla, pensó en que al menos no tenía que inventarles alguna profesión para no tener que
decir que ambos eran magos, simplemente tenía que usar la vieja excusa del accidente en auto.
—Yo no...mis padres...— ahora decirlo era más difícil que antes —Ya no están aquí...vivo con mis
tíos.
—Harry— interrumpió Alan casi de inmediato—Ayer vi un búho blanco salir de tu casa, ¿Es tú
mascota?
Harry quiso llevarse las manos a la cabeza en cuanto Alan preguntó por Hedwig, de suponía que
nadie debía saber sobre ella y era por eso que solo dejaba que saliera de noche, pero con la
ausencia de los Dursley había bajado la guardia y le mandó una carta a Draco.
—También vi que llevaba una especie de papel en el pico, ¿Qué era eso? — preguntó Alan.
—Um... Hedwig está entrenada, a veces la uso para mandar mensajes a mis amigos de la escuela.
Las lechuzas son muy inteligentes y siempre vuelve a casa después de unas semanas, normalmente
vuela por la noche...
—Como las palomas mensajeras, supongo— añadió el señor Puckle —Nunca había escuchado de
lechuzas mensajeras, creí que eran difíciles de domesticar.
—¡Lo son! — dijo Harry de repente —Hedwig es así porque... La tengo desde que era un polluelo,
está muy apegada a mí y por eso no se va. No conozco a nadie más que tenga una, de hecho a mis
tíos no les gusta que la gente lo mencione...— eso último era un intento desesperado por esconder
de sus tíos el hecho de que había dejado salir a Hedwig con una carta en el pico.
—¿No les gusta? — preguntó el señor Puckle —¿Por qué? Si yo tuviera una la presumiría por
todos lados— eso era lo que Harry temía.
—A mis tíos no les gustan los animales, solo me dejaron tenerla porque siempre regresaba a casa...
No les gusta tener que explicar porque hay un animal así en la casa, dicen que les da mal aspecto...
— Harry decidió ser un poco más sincero para asegurar la seguridad de Hedwig, y también de si
mismo —En realidad, apreciaría mucho si no les dijeran a mis tíos que vieron a Hedwig...
Para su sorpresa, el señor y señora Puckle no hicieron muchas preguntas sobre él porque poner a
Hedwig en secreto, pero el resto de preguntas que le hicieron seguían siendo complicadas.
—¿A qué escuela asistes, Harry? — le preguntó la señora Puckle. Harry pensó en algo rápido.
—Un internado, en Escocia— o al menos eso creía, en realidad Harry no sabía muy bien donde
quedaba Hogwarts, de hecho tenía la impresión de que nadie lo sabía realmente —Mis padres
eran...muy amigos del director y él dijo que se encargaría de darme una buena educación, mis tíos
no tienen que pagar nada.
—Oh, esperábamos que estuvieras en alguna escuela local, así podrías ir junto Alan— dijo la
señora Puckle algo desanimada—Incluso podría llevarlos a los dos juntos, nos mudamos de Gales
y sería muy bueno que Alan tuviera un amigo cerca de casa.
—Eso sería algo difícil...— dijo Harry —Yo no estoy aquí siempre, de hecho solo estoy por
vacaciones de verano. El resto de días los paso en el internado.
—Uh, en realidad en donde estudió es una escuela bastante vieja, no hay mucha señal y los
teléfonos no sirven— dijo Harry intentando excusar el hecho de que los magos solo usaban
lechuzas.
—Pues usemos a tu mascota— Alan estaba bastante decidido —Dijiste que la usabas para hablar
contigo amigos de la escuela, ¡Puedes usarla para hablar conmigo también!
Harry no sabía que tan legal era algo como eso, pero supuso que no era del todo incorrecto usar el
correo por lechuza con los muggles, de todos modos muchos nacidos de muggles mandaban
lechuzas a sus familias y amigos, había escuchado como Hermione se mandaba correspondencia
con una de sus amigas de la escuela muggle. —Supongo que sí.
Alan había insistido en que se quedara a dormir con él en una pijamada esa noche, pero Harry dijo
que tenía que estar en casa para ayudar a la señora Figg con algunas cosas antes de que sus tíos
regresaran, pero prometió que los visitaría para comer regularmente.
Para cuando sus tíos volvieron de su viaje y la señora Figg se retiró a su casa, Harry tuvo que
volver a su estresante vida de siempre, o al menos eso pensaba. Un día su tío estaba organizando
una cena bastante elegante para su nuevo jefe y su familia, como el año pasado, el tío Vernon se
puso su mejor traje, la tía Petunia usó su mejor vestido y habían comprado un nuevo traje para
Dudley, ya que ahora no cabía en el viejo traje.
—¡Tú! — le gritó tío Vernon a Harry —Espero que está vez te comportes y no hagas ningún
numerito como el que hiciste el año pasado, la vez pasada fui demasiado blando contigo, está vez
tomaré el cable de la vieja plancha de tu tía y te daré con el hasta que se me cansen los brazos,
¿Entendido? — Harry solo asintió y subió a su habitación lo más silencioso que pudo y está vez,
seguro de que ningún elfo doméstico aparecería se quedó leyendo en su habitación mientras fingía
que no existía.
No contaba que pasado un rato de la llegada del nuevo jefe de su tío, el tío Vernon tocará a su
puerta desesperadamente, Harry escondió el libro rápidamente, mientras temía por el mismo y se
preguntaba que había hecho está vez. El tío Vernon abrió la puerta.
Harry, bastante tembloroso, bajó la escalera por delante de tío Vernon, intentó ir lo más rápido y
silencioso que pudo para evitar hacer enojar a su tío y que esté decidiera tirarlo por las escaleras,
pero para cuando llegó a la sala se llevó una enorme sorpresa, aunque no pudo decir que fuera una
buena sorpresa.
—¡Hola Harry! — le saludó Alan con esa sonrisa demasiado confiada, ¿El señor Puckle era el
nuevo jefe de su tío?
Harry intentó esconder su cara de espanto y movió levemente la mano para devolverle el saludo a
Alan, miró rápidamente la habitación, el señor y señora Puckle le dirigían una sonrisa cálida, pero
no podía decir lo mismo de su tía, quién tenía la boca torcida en un intento de lucir amable en lugar
de furiosa, Harry pasó saliva.
—Veo que ya conocían a mi sobrino, Harry— dijo tío Vernon —¿Cómo es que se conocieron?
—Oh, nuestro hijo lo conoció el primer día que llegamos aquí mientras bajábamos los muebles y
las cajas del camión, al día siguiente tuvimos el detalle de invitarle a comer con nosotros porque
Alan nos insistió, es un muchacho muy agradable su sobrino— dijo la señora Puckle.
—Ah, ya veo— dijo el tío Vernon entre dientes —Temo que ese día estábamos de viaje con
Dudley y Harry tuvo que quedarse por temas con su salud— el tío Vernon había estado apretando
su hombro con bastante fuerza, Harry se esforzó en no hacer ninguna mueca de dolor.
—Ha sido una enorme coincidencia que mi vecino fuera de hecho mi subordinado— dijo el señor
Puckle —Es maravilloso que mi hijo haya encontrado un amigo tan rápido.
—Podría también ser amigo de Dudley— dijo su tía Petunia, aunque Dudley parecía más
interesado en lo que sea que hubiera debajo de sus uñas, Alan hizo una leve mueca de disgusto.
—Oh, temo que mi hijo es un poco quisquilloso— intervino la señora Puckle —No se lleva bien
con cualquiera— Harry sintió un poco de veneno en sus palabras, cosa que la tía Petunia también
notó por la cara que hizo —De hecho, ahora que los conozco en persona, me gustaría invitar a
Harry frecuentemente a nuestra casa a comer, nos ha dicho que normalmente solo está en casa por
vacaciones de verano, así que espero que eso esté bien para ustedes. No quisiéramos alejarlo
mucho de su familia.
Harry escuchó a su tío Vernon respirar muy fuerte —Por supuesto— dijo intentando sonar amable
—No supondrá gran problema.
Ese día Harry cenó lomo de cerdo, mucha ensalada de papa y un trozo de pastel junto a Alan. Al
terminar la visita los Puckle parecían encantados con la hospitalidad de los Dursley y la señora
Puckle había invitado a Harry a comer al día siguiente, por ello Harry no recibió absolutamente
ningún castigo, tío Vernon no quería arriesgarse a que su nuevo jefe viera a Harry descuidado o
maltratado, menos ahora que al parecer era un gran amigo de Alan Puckle.
24. Padfoot
El chivatoscopio que Ron le había regalado por su cumpleaños comenzó a girar y girar sin parar,
era obvio que justo ahora el tío Vernon regresaba junto con su hermana Marge de dar un paseo, una
mujer de la misma complexión que su tío y el mismo rostro, de no ser por qué la tía Marge no tenía
el mismo bigote que su tío, serían muy fáciles de confundir.
A ese punto de su vida, Harry prefería por mucho estar peleando con tres basiliscos.
De cualquier manera, tenía que comportarse si quería una firma para ir a Hogsmeade. Su tío había
prometido que si no daba problemas en la semana en la que Marge se quedaba, entonces le firmaría
lo que fuera; también había intentado que su tía Petunia firmara el permiso, normalmente su tía era
más accesible si la encontraba de buen humor, de hecho, a veces la encontraba mirándolo con una
expresión extraña, como si a través del estuviera viendo algo o a alguien. Claro que la tía Petunia
no firmó nada, estaba completamente molesta y lo sacó de la casa, Alan lo ánimo un poco después
de eso.
Fue la semana más tortuosa del verano, sin los Puckle al lado por un viaje para visitar a los
abuelos maternos de Alan, ahora Harry estaba completamente desamparado.
Nuevamente en las noticias estaba ese hombre que se había fugado de la cárcel, aún que seguían
sin decir de que cárcel o en qué parte del mundo, simplemente decían que era peligroso y que en
donde sea que lo vieran debían dar aviso a las autoridades locales lo más rápido que se pudiera. Era
un hombre que de alguna manera Harry sentía haber visto en algún lado, tenía el cabello
completamente negro, largo hasta los codos y lleno de nudos, bastante huesudo y con los ojos
claros, casi de color gris. Tenía una expresión perdida, como si su alma se hubiera perdido hace
mucho tiempo. El tío Vernon y la tía Marge estaban hablando muy mal del hombre, sobre todo por
su aspecto andrajoso.
Harry apenas pudo comer algo de desayuno entre todas las órdenes que la tía Marge le daba, casi
tuvo que hacer su desayuno desde cero porque lo que había preparado la tía Petunia le parecía
comida de conejo, a la tía Petunia no le agradó eso.
De hecho, Harry tenía la sensación de que la tía Petunia detestaba a la hermana del tío Vernon;
despreciaba su comida, la llamaba huesuda, dejaba que su perro de subiera a los sillones y más de
una vez había derramado brandy en esos sillones que cuidaba con su vida. Pero jamás la había
escuchado quejarse sobre aquello, solo torcía la boca.
—¡Oye! ¡Tú! — la agresiva voz de la tía Marge le llamó —Tienes los mismos pelos que ese
piojoso— le dijo refiriéndose al señor de la televisión, Harry se mordió la lengua —¡Peinarte bien!
Es increíble que aún con todos los golpes que te llevas al día no seas capaz de comportarte como
las personas decentes y pasarte un peine—. Harry solo asintió y bajó la cabeza, intentó aplastarse
el pelo, pero como muchas otras veces su cabello volvía a alborotarse.
Al menos esa era el último día que debía aguantar a esa señora, sólo ese día y tendría su permiso
firmado.
Por la noche, el tío Vernon sacó una nueva botella de brandy, y como era usual, la tía Marge se
ponía aún más insoportable cuando bebía aunque fuera un poco.
—Ah, está vez si hiciste un buen trabajo, Petunia — dijo Marge y luego eructó, la tía Petunia
sonrió de manera condescendiente —Perdón. Tanta crema me llena de gases. Pequeño Dudders,
serás un hombre de gran tamaño, justo como tú padre, igual de exitoso— dijo mientras que Dudley
seguía embobado con la televisión —Tienes un gran hijo, Vernon. No como ese de ahí, todo
flacucho y pequeño, también pasa en los perros, solo que cuando uno nace pequeño y enfermo se
tiene que asfixiar para que no contagie al resto de la camada—. Harry pensó rápidamente en el
manual de escobas que le había dado Hermione en su cumpleaños. —Ya les digo que todo se
hereda. Es un chico de mala sangre.
Harry se mordió los labios para evitar contestarle impulsivamente, "mala sangre" no era la única
que lo llamaba así, Lucius Malfoy también decía eso sobre él, pero de alguna manera el que lo
dijera la tía Marge lo hacía enfurecer, ¿Por qué lo trataba así?
—Todo tiene que ver con la herencia, esa mujer, Lily, un completo horror de muchacha. Nada en
contra de ti, Petunia, tú estás decente en comparación con la loca de tu hermana.
Harry vio a su tía torcer la boca más que de costumbre y los ojos llenos de furia.
— Escaparse con un vago y tener un hijo a los 20, no me extraña que saliera así de escuálido, qué
bueno que tú no saliste así, Petunia; esa hermana tuya no sabía cómo mantener las piernas cerradas.
Luego, tener un hijo con ese tal Potter. Nunca me dijeron, ¿A qué se dedicaba?
La tía Petunia de pronto se vio en un enredo, volteó a ver la ventana de manera evasiva —No...no
trabajaba, no tenía empleo.
—¡Lo imaginaba! — dijo la tía Marge en voz alta —Un completo bastardo, un inútil borracho
que...— antes de que la tía Marge pudiera terminar su cadena de insultos hacia el difunto James
Potter, la copa que sostenía explotó de pronto junto con otros vasos que había cerca. Harry había
perdido el control de su magia por el enojo.
—Oh, no te preocupes, Vernon, soy de mano fuerte. ¡Tú! ¡Ven y limpia!
Harry suspiró para calmarse, sintió que si se movía estando así, algo más iba a estallar, fue directo
a la cocina por un trapo para limpiar lo que se había derramado y de paso juntar los trozos de vidrio
que estaban esparcidos por todos lados.
—Como iba diciendo, no me extraña que hayan muerto en un accidente de auto— continúo la tía
Marge estando ya bastante ebria —Probablemente hayan estado hasta las pestañas de alcohol y
manejando como el par de imprudentes que eran. Pobres de ustedes, teniendo que adoptar a este
enano que les hace la vida tan pesada, una completa carga. Si lo hubieran dejado en mi puerta
estaría directamente en un orfanato, ¿Escuchaste mocoso? Eres una gran carga para todos.
Harry sintió que sus ojos ardían, su respiración se volvía entrecortada y la punta de sus dedos tenía
un cosquilleo familiar. Con los ojos llorosos volteó a ver a la tía Marge, no dijo nada, solo vio
como empezaba a inflarse; al principio pensó que era solo por las lágrimas que estaba conteniendo,
pensó que no estaba viendo bien, no fue hasta que su tía comenzó a hacer tronar la silla que se dio
cuenta que aquello estaba pasando de verdad, su tío Vernon comenzó a gritar desesperado cuando
vio que se elevaba junto con la silla hasta el techo.
Todo era un completo caos y Harry estaba seguro de que podía darse por muerto si no salía rápido
de ahí, todavía sentía el cosquilleo en sus manos y corrió a la alacena donde su tío encerraba su
maleta junto con sus cosas, de manera confiada hizo un torpe movimiento con la mano, ordenando
en su mente que la puerta se abriera y la alacena no puso ninguna resistencia. Sacó sus cosas y
subió a su habitación para bajar la jaula de Hedwig, no sabía que debía hacer a continuación, pero
no se iba a quedar en casa a averiguar con qué lo golpearía tío Vernon. Corrió con sus cosas a la
puerta y tío Vernon lo jaló del cuello.
Harry estaba paralizado y se removía bajo la pesada mano de su tío. —¡No! ¡Fue grosera conmigo!
— gritó Harry —¡Se lo ha ganado! — Harry sintió un golpe sin saber de dónde había venido, pero
había terminado en el suelo.
—¡Eres un desagradecido! — gritó su tío, increíblemente vio como su tía Petunia intentaba
detenerle el brazo a Vernon, pero su tía Petunia era tan pequeña y débil que en un solo movimiento
la empujó para atrás —¡Te he permitido vivir en mi casa todos estos años! ¡Te he aguantado todo
este tiempo! ¡Te doy de comer y así es como me lo pagas, hoy te mueres!
Harry vio en cámara lenta como el grueso puño de Vernon se dirigía a golpearlo y luego el impacto
de su enorme puño contra su cuerpo una y otra vez de manera descontrolada y con más fuerza de la
que usualmente usaba su tío cuando lo castigaba, ni siquiera supo cuántos recibió solo sintió que de
verdad estaba a punto de morir, levantó la mano y Vernon salió volando hacia atrás, chocando con
la pared del pasillo. Harry se levantó como pudo y tomó sus cosas —No creo que al señor Puckle
le guste enterarse de mi muerte, ¿O sí? — amenazó Harry —Estoy harto, he pasado toda mi vida
intentando complacerlos y lo único que recibo a cambio son burlas, Tú — se dirigió a su tía
Petunia —¿No sientes nada? Acaban de insultar a tu hermana muerta enfrente de ti, ¿Sabes cómo
murió ¿Sabes lo horrible que fue? — Harry vio como la cara de su tía Petunia se transformaba de
manera extraña y luego bajó la mirada.
Harry abrió la puerta y salió sin que nadie le dijera nada más, merodeó por algunas calles y se
sentó en un banco que estaba bajo una farola, no sabía muy bien en qué vecindario estaba pero
necesitaba calmarse, por el enojo ni siquiera se había dado cuenta de que estaba sangrando.
Mientras se limpiaba comenzó a pensar en que iba a hacer ahora, no tenía ningún otro lugar a
dónde ir, tampoco tenía dinero y aunque lo tuviera ya no pasaba el transporte público a esas horas
de la noche. Tal vez iría a buscar la casa de la señora Figg, aunque odiaría molestarla tan tarde, no
podía hablar con Ron para que lo ayudarán a salir del apuro, o con Hermione para que al menos lo
tranquilizara un poco, tampoco podía hablar con Draco y para colmo su pomada de díctamo se
había terminado, pensó en esperar a que el sol saliera en ese mismo banquito y en la mañana vería
como llegar a Londres para meterse al caldero Chorreante.
Mientras bajaba la rabia que tenía encima, iban apareciendo las lágrimas que empezaban a
manchar sus lentes, ¿Por qué tenía que haber pasado todo de esa manera? Antes de conocer el
mundo mágico creyó que solo era mala suerte, ahora definitivamente creía que el mundo lo odiaba,
las preguntas rápidamente invadieron su mente, el cómo hubiera sido vivir con sus padres rodeado
de magia o si tal vez hubiera nacido como un squib sus tíos lo hubieran querido un poco más. De
cualquier modo, nada de eso importaba, no podía hacer nada más que llorar amargamente.
Una vez que se tranquilizó y que limpió sus lentes, pudo ver qué enfrente de él, cruzando la calle,
había una sombra extraña que lo observaba, Harry se talló los ojos y pensó que solo serían algunas
cosas apiladas que formaban figuras en la oscuridad, algo parecido a cuando dejaba ropa en alguna
esquina de su habitación y que por la noche se parecía a algún tipo de duende. Harry movió la
cabeza de un lado para otro para poder ver mejor lo que tenía enfrente, vio la sombra moverse y
Harry algo asustado abrió su maleta y sacó su varita, de cualquier modo ahora seguro que estaba
expulsado de Hogwarts, había inflado a Marge, había usado magia para sacar sus cosas de la
alacena y había empujado a Vernon también, el año pasado había recibido un mensaje de
advertencia sobre volver a usar magia y ahora tendría que cumplirse, un hechizo más no haría
daño.
—Lumos—. Conjuró Harry y vio que al otro lado de la calle había un perro, un gran perro negro
con el pelaje anudado, desnutrido, bastante maltratado y con una cara espeluznante. No parecía un
perro normal, pero no pudo mirarlo mucho tiempo ya que una brillante luz había aparecido de un
lado de la calle y lo había encandilado, Harry cerro los ojos y cuando estos se ajustaron a la luz
pudo ver un autobús de varios pisos y de color rojo frente a él que tenía la inscripción "AUTOBÚS
NOCTÁMBULO" escrito en letras doradas.
—Bienvenido al autobús noctámbulo, transporte de emergencia para el brujo abandonado a su
suerte. Alargue la varita, suba a bordo y lo llevaremos a dónde quiera. Me llamo Stan Shunpike.
Estaré a su disposición está noche...— quién le hablaba en el tono más robotizado del mundo era
un muchacho con cara de aburrimiento y odio por la vida, aunque probablemente solo odiaba su
trabajo.
—¿Estabas llorando? — le dijo el cobrador al ver qué Harry todavía tenía los ojos rojos.
—Pues entonces súbete — le dijo el tipo algo cansado, Harry subió al autobús y el cobrador subió
todas sus cosas. Harry todavía estaba confundido, pero no podía perderse la oportunidad de
moverse de sitio antes de que la policía lo viera y tuviera que explicar que estaba haciendo en
medio de la noche con un montón de objetos extraños.
—¿Qué es eso que tienes en la frente? — interrogó el cobrador.
—¡Nada! — dijo Harry, intentando aplastar su cabello contra su frente para tapar la cicatriz que lo
identificaba tanto, después de todo quién sabe si ahora lo mandarían a Azkaban por haber usado
magia contra muggles.
—Uh...— Harry dudó —Alan...Alan Puckle—, después de eso Harry pidió muchísimos perdones a
Alan por robar su nombre.
Tenía la buena suerte de que todavía le quedaba algo de oro mágico en el fondo de su maleta y
pagó quince sickles por el transporte, la taza de chocolate, el agua caliente y el cepillo de dientes
porque había dejado el suyo en casa de sus tíos, eligió uno de color verde.
Le asignaron una cama en el autobús y el viaje comenzó, un viaje muy acelerado y tormentoso.
Harry puso una enorme cara de susto al ver la velocidad con la que el viejo conductor manejaba y
los bruscos giros que daba al cambiar de dirección, de un momento a otro llegaron a un lugar que
Harry jamás había visto, escuchó a Stan decir que estaban en Gales.
Mientras seguían andando, Stan sacó un ejemplar de El profeta y en la primera plana estaba la foto
del mismo hombre que había estado en los noticieros muggles, ahora tenía sentido que la noticia
fuera tan extraña.
—¡Ese hombre! — dijo Harry —Salió en los noticieros muggles, ¿Quién es?
—¿Qué quién es? —dijo Stan —Es Sirius Black, por supuesto que salió en los noticieros muggles.
Deberías leer más el periódico, Alan.
Harry se acercó a leer lo que decía la primera plana, Sirius Black, un peligroso recluso de Azkaban
había escapado y todo el ministerio estaba buscándolo por todas partes, realmente debía ser alguien
peligroso si pedían ayuda a los noticieros muggles para localizarlo. No podía dejar pasar el hecho
de que se le hacía conocido, muy conocido, el apellido Black resonaba en su cabeza y no podía
dejar de buscar en sus recuerdos dónde lo había escuchado.
—Da miedo mirarlo, ¿Verdad? — dijo Stan —Dicen que está completamente loco, ¿Y cómo no?
Mató a trece personas con un solo hechizo sin importarle que habían muggles presentes, a plena
luz del día. Al ministerio le dio mucho trabajo encubrir eso, ¿Verdad Ernie?
—Black era un gran partidario de Quien-tu-sabes— dijo Stan —El día en que Quien-tu-sabes
desapareció, se volvió loco, hizo estallar la calle y después de ver todos los cadáveres que había
dejado se puso a reír, escalofriante.
Harry siguió mirando la cara de Sirius Black, completamente demacrado y sin alma. Fue entonces
que lo recordó, Tom Riddle había mencionado que Draco, aunque se parecía mucho a su abuelo,
realmente no tenía las mismas facciones toscas de un Malfoy, en su lugar su fina y atractiva cara
era herencia de su madre, perteneciente a la familia Black, aquel hombre en el periódico, ese
hombre que había hecho estallar la calle con muggles viéndolo todo era algún pariente de Draco,
después de ver eso ahora comprendía porque todos hablaban así de él, debían tener miedo de que
en cualquier momento Draco se volviera igual de loco que sus parientes.
Harry sintió un hueco en el pecho al imaginar que Draco alguna vez pudiera estar en el lugar de
Sirius, completamente pálido y con los ojos apagados.
Ni bien dijo eso, el autobús aceleró todavía más, a Harry se le cayó la mitad de la taza de
chocolate, lo que lo puso extrañamente triste, pero al menos tenía su cepillo de dientes verde.
Cuando bajó del autobús noctámbulo estaba bastante mareado y en cuanto se dispuso a meter sus
cosas al bar junto con Stan apareció el ministro de magia.
—¡Harry! ¡Aquí estás! — le llamó el ministro —Nos tenías a todos con Merlín en la boca.
—¿Alan? ¿Qué Alan? Este de aquí es Harry Potter— soltó el ministro, Harry se sintió muy mal al
haber perdido su anonimato, sobre todo porque le gustaba pasar como alguien más que no fuera
Harry Potter, lo trataban más como una persona de ese modo. En cuanto Stan supo que él era Harry
Potter, dio saltitos de alegría y metió sus cosas al bar con una fuerza sobrehumana, después corrió
al autobús a contarle a Ernie que habían llevado al mismísimo Harry Potter.
El ministro condujo a Harry hasta lo que parecía ser su propia oficina dentro del caldero
Chorreante y se dispuso a hablar con Harry.
—Yo soy Cornelius Fudge, Harry...— el ministro se detuvo un momento a ver bien a Harry con
una cara de espanto—¿Qué te paso? ¡Estás todo golpeado!
—Oh... No es gran cosa, solo una pelea con un muggle fuera de casa.
El ministro lo miró sospechoso —Espero que no vuelvas a hacer algo como eso entonces— le dijo
—Lo que has hecho es muy peligroso, Harry, tenemos un asesino suelto por las calles. No es
recomendable que vayas a tus anchas por ahí, ahora, ya que estás aquí lo mejor es que te quedes
con nosotros hasta que regreses a Hogwarts, me tomé la libertad de reservarte una habitación y
comprar tus libros. Tú lechuza llegó hace unos minutos. Ya puedes irte.
—¡Infringí la ley!
—Ay Harry, nadie va a Azkaban por tonterías como esa— le dijo Fudge —Si estás preocupado por
eso quiero que sepas que el departamento de accidentes mágicos ya visitó tu casa y han desinflado
a tú tía, por supuesto que se le desmemorizó para evitar disturbios, aquí no ha pasado nada. Si
tuviéramos que enviar a Azkaban a los estudiantes por un accidente con magia sin varita
tendríamos un montón de muchachos siendo comidos por dementores, eres un niño, Harry, los
niños no controlan bien su magia cuando hay emociones fuertes de por medio, solo queda la duda
de que fue lo que te espantó tanto, pero no creo que sea necesario aclarar.
—Para hacer la parada al autobús noctámbulo, por supuesto. Una emergencia, ¿Cómo ibas a llegar
si no?
—Pero, señor, hace un año recibí una advertencia, si volvía a usar magia sería expulsado de
Hogwarts.
—Harry, tenemos dos tipos de reportes mágicos en menores de edad, magia accidental y magia
intencional, recibimos un reporte de magia intencional desde tu casa y no creo que ese primo tuyo
tenga muchas habilidades para algo como eso, pero no te preocupes, está vez todo es legal.
Harry se sintió bastante aliviado de saber que no había quebrantado la ley o algo parecido, y aún
más feliz estaba de que no lo iban a expulsar de Hogwarts.
—Ah, por cierto. Mientras estés aquí te recomiendo no vagar por el Londres muggle, si quieres
pasear tienes al callejón Diagon.
Ahora Harry solo tenía una pregunta, ¿Qué era un dementor? Pero ya había causado muchos
problemas esa noche, ya no quería ser una carga para nadie.
25. Toujours pur
La noticia de que su tío Sirius se había escapado de Azkaban tan cerca de la vuelta a clases tenía a
su madre algo extraña, era lo último que le faltaba a Draco. Había pasado todo el verano siendo
ignorado por su padre y su madre, aunque lo mima a un poco después de casi perder la vida el año
pasado, tampoco era que sintiera mucho su calidez, sobre todo porque parecía que su madre era
bastante obediente a su padre y la mayor parte del cariño que su madre le demostraba era a
escondidas.
El día que llegó la nueva lista de libros escolares había ido con su madre al callejón Diagon, pues
su padre no había querido saber nada de él y aunque fue un día bastante tranquilo y que de hecho
convenció a su madre de comprar unas cuantas cosas para los siguientes regalos de navidad de sus
amigos y de Harry, al volver s casa y tener que preguntar por la firma para poder visitar
Hogsmeade la respuesta de su padre fue...
—De ninguna manera— fue bastante firme —Ya me has demostrado que eres débil e incapaz de
cuidar de ti mismo en el lugar más seguro del mundo, no sé qué pasaría contigo si te atreves a
poner un solo pie fuera de los terrenos del colegio.
Draco estaba desconsolado, sobre todo porque parecía que su padre seguía sin darse cuenta de la
gravedad de la situación, el rumor de que aquel diario había salido de la mansión Malfoy había
llegado a oídos de personas en el ministerio y ahora casa cierto tiempo venían a hacer alguna
redada como prevención para ver qué otras cosas podían poner en peligro la vida de los jóvenes
estudiantes, y también le habían abierto una carpeta de investigación a su padre, cosa que no era
buena siendo que estaba altamente vinculado con mucha gente en Azkaban. Aún con todo esto, su
padre era orgulloso y no bajaba la cabeza para reconocer sus errores.
Intentó que su madre firmara el permiso, había dicho que lo pensaría, pero cambió drásticamente
de parecer cuando el tío Sirius apareció en la primera plana de El profeta. Aquello tenía a Draco
muy disgustado, realmente quería ir a visitar Hogsmeade con sus mejores amigos, Vincent y
Gregory, quería visitar la enorme cantidad de tiendas y, en sus más recientes fantasías, tomar una
cerveza de mantequilla con Harry Potter, solo con Harry Potter. Aunque fuera solo para
agradecerle por haberlo salvarlo, no sabía muy bien si invitarle una cerveza de mantequilla sería
suficiente pero era una idea que se le había metido en la cabeza.
Dos días antes del primero de septiembre, por la mañana, sus padres se veían realmente
preocupados por una carta del ministerio, al parecer habían ordenado un registro profundo en la
mansión Malfoy y su padre no sabía en dónde meterse para escapar de la situación, Draco
simplemente se dedicó a comer su avena y pensar que realmente ese no era su asunto, ya no quería
hacer como el año pasado y ayudarle a su padre a esconder cosas en diferentes puntos del jardín o
acompañarlo a Borgin y Burkes a vender. Cuando estuvo a punto de pedir permiso para retirarse,
su madre le habló.
—Draco— le dijo en un tono muy serio —Debido a algunas causas que escapan de nuestra
competencia, me parece más adecuado como tú madre que pases las últimas noches que quedan
para abordar el expreso de Hogwarts en el caldero Chorreante, creo que eres lo suficientemente
mayor para ir solo.
—¡No! — exclamó su padre —No voy a dejar que mi hijo se vaya de aquí, sabes perfectamente
porque, Narcisa. A demás, ningún Malfoy escapa de los problemas.
—Draco, tesoro— le habló su madre con esa voz calmada que precedía una pelea con su padre —
Por favor retírate a tu habitación.
Draco asintió en silencio y silenciosamente salió del comedor cerrando la puerta detrás de él, pero
pegando la oreja para escuchar lo que decían.
—Lucius, te he permitido que eduques a Draco como haz querido, pero no estás comprendiendo
que casi matas a nuestro heredero con un tonto libro— escuchó a su madre muy enojada.
—¡No es culpa mía! — Draco escuchó un fuerte golpe en la mesa —Era esa niña Weasley la que
debía acabar muerta, el diario jamás debió llegar a manos de Draco.
—Como haya sido, pero ahora tenemos un grave problema y es enteramente tu culpa. El ministerio
está detrás de nosotros y tenemos que limpiar la mansión de todos los artilugios que conservaste de
la guerra o te van a meter a Azkaban, ¿Quieres arrastrar a Draco por errores que él no cometió?
—¡También es un Black! Yo tengo tanto derecho como tú a decidir sobre las situaciones, ¿Quieres
que limpiemos bien la mansión? Pues mandemos a Draco lejos de aquí para poder hacerlo bien, es
eso o yo misma te entregaré al ministerio.
—Bien... Pero que sepas que si termina convertido en un Gryffindor como el imbécil de tu primo
será culpa tuya.
Draco no supo que quería decir con eso su padre, pero tan pronto como escuchó los tacones de su
madre dirigirse a la puerta corrió lo más rápido que pudo hasta su habitación y se quedó sentado en
su cama lo más calmado que pudo para esperar a que su madre entrara.
—Draco— escuchó como su madre tocaba la puerta como siempre hacia antes de abrir su puerta,
después la vio asomarse a su habitación —Haz la maleta— dijo entrando a la habitación para
reunirse con Draco encima de su cama —Escucha, tu padre nos ha metido en un gran aprieto esta
vez. Necesito que ahora más que nunca mantengas este asunto del ministerio en secreto de tus
amigos, lo último que queremos es que las demás familias se enteren y perdamos la ventaja,
¿Puedes hacer eso? — Draco la miró por un momento y asintió temeroso —Bien. Draco, no
olvides que por tus venas corre la sangre de la noble casa de los Black, los Black protegemos lo
nuestro y no permitiré que todo lo que hemos conseguido se vaya por un error, tenemos que ser
fuertes, Draco, no muestres debilidad— Su madre le extendió el meñique para que Draco lo tomara
—¿Toujours pur?
Draco levantó su mano temblorosa y entrelazó el meñique de su madre con el suyo, era una
promesa de que todo estaría bien. —Toujours pur.
—Bien, apúrate, necesito que estés fuera lo más rápido posible. Tienes veinte minutos— dijo su
madre acercándose a la puerta —No me decepciones, no igual que tú padre— y con eso su madre
desapareció por la puerta.
Draco suspiró y rápidamente metió todo en su maleta, no le quedaban muchas cosas por ordenar ya
que desde hacía una semana estaba contando los días para salir de casa, así que estuvo listo antes
de lo que su madre había dicho. Uno de los elfos domésticos cuyo nombre no recordaba Draco le
ayudó a llevar sus cosas hasta la chimenea para que pudiera usar la red de polvos flu, solo su
madre estaba ahí para despedirlo, una despedida fría como era usual, pero era lo mejor que tenía
Draco.
—¿Es en serio? — Draco ahora sí estaba metido en un apuro —¿No podría hacer algún hueco? No
importa el dinero, puedo pagar.
—Lo siento niño, si dejara a alguien que hizo su reserva con anticipación sin una habitación,
¿Cómo voy a mantener la reputación de mi negocio?
Draco tenía que pensar en una solución rápido, no quería volver a casa con la cola entre las piernas
y decepcionando a su madre.
Draco volteó a ver al dueño del lugar para saber si eso estaba bien, a lo que el señor simplemente
respondió con un gesto perezoso que sí. Entre ambos subieron las cosas de Draco y cuando
estuvieron a solas Draco tuvo muchas preguntas, pero Harry se le adelantó.
—Um...— Draco no podía decir que lo habían sacado de la casa para limpiar el historial criminal
de su padre, lo había jurado por el meñique —Digamos que mis padres están algo ocupados con el
trabajo y no podía quedarme en casa, lo mejor es que me quede aquí.
—Por la red de Flu, obvio, con mis padres siempre vamos a una chimenea cerca de King's Cross y
de ahí vamos al andén, no creo que sea muy difícil llegar— le respondió Draco, aunque ahora no
podía evitar preguntarse cómo era que Harry llegaba a la estación.
—Supongo.
—¿Tú qué haces aquí? — preguntó Draco —Y aún más importante, ¿Qué te pasó? Estás todo
golpeado.
Harry bajó la mirada y pareció divagar en su mente —Yo...me escapé de casa— murmuró Harry.
—¿Tú qué?
—Me escape de casa— dijo un poco más alto —Llegue a inicios de la semana.
—Bueno...— Harry se mordió los labios basta te nervioso —Digamos que tuve un accidente con
mi magia— suspiró —Inflé a la herma a de mi tío.
—¡No fue a propósito! ¡Lo juro! — se apresuró a decir —Es solo que...dijo cosas de mí y de mis
padres, y luego yo me enojé mucho. Me dejé llevar y... se infló, ¡Se infló mucho y empezó a flotar
como un globo! — Harry comenzaba a verse muy agitado —A mi tío no le gustó y estaba muy
enojado, salió volando cuando caí al suelo, ¡Creí que me iba a matar!— Harry había comenzado a
hiperventilar y sus ojos estaban llorosos.
—Harry— le llamó Draco —¡Harry! — hizo que Harry lo mirara y le dio un abrazo, Draco nunca
hubiera pensado en ver a el gran Harry Potter en ese estado, hacía unos meses había enfrentado a
un basilisco él solo y salió como un campeón cubierto de la sangre de su enemigo. A veces
olvidaba que Harry también era una persona como él.
—Ya pasó, ellos no están aquí, no pueden hacerte daño— le acarició el cabello desordenado hasta
que los músculos de Harry comenzaron a relajarse. —¿Quieres hablar de eso?
Harry asintió lentamente.
—Bien...cuéntame lo que quieras.
Harry pasó un buen rato explicándole lo mejor que podía lo que había pasado esa noche, sobre
cómo había llamado a sus padres y lo groseros que se habían portado con él, porque tuvo que salir
de su casa de esa manera y cómo llegó al caldero Chorreante en el autobús noctámbulo. Draco no
podía imaginarse quien en su sano juicio podría pensar en dañarlo, es decir, es Harry Potter, tal vez
algunos en Slytherin querían convertir sus piernas en patas de pollo o cosas parecidas, ¿Pero
golpearlo hasta la muerte? Era demasiado exagerado. Para animarlo un poco le propuso darse una
vuelta por el callejón Diagon los dos juntos, visitaron la tienda de artículos de quidditch, se
quedaron un buen rato mirando baratijas en una tienda que estaba enfrente de Olivanders y después
Draco arrastró a Harry a la heladería de Florean Fortescue.
—En el mundo muggle no hay tantos sabores de helado, y tampoco brillan así— le explicó Harry
—Aunque claro, tampoco he probado muchos helados muggles.
—Te soy honesto, yo tampoco suelo comer helado, al menos no en casa, pero me gusta mucho—
le dijo Draco.
—Es por mis padres, viven obsesionados con comer cosas refinadas, es asqueroso en realidad. La
última vez que pedí un helado en mi casa me dieron uno de yogurt agrio y caviar. Era terrible.
Harry soltó una risa, lo cual hizo a Draco muy feliz, tal vez no podía invitarlo por una cerveza de
mantequilla en las tres escobas cuando todo estaba nevado y frío, pero creyó que un helado y la
sonrisa de Harry era más que suficiente, al menos por ahora. Para cuando comenzó a oscurecer,
ambos regresaron al caldero chorreante para la cena y más tarde se quedaron los dos en su
habitación, sentados en la cama.
—Por cierto, Harry— le dijo Draco —No quisiera ser demasiado entrometido...pero, ¿De verdad
mi pomada funciona? Quiero decir, debiste haber sanado en estos días.
—Oh, sobre eso...— Harry movió sus dedos algo ansioso —Se me terminó la pomada de díctamo.
Draco no esperaba algo como eso, sabía desde el primer año que a Harry lo golpeaban, él mismo se
lo había confesado, pero no tenía idea de que fueran tan agresivos con él. Bajó de la cama y buscó
entre sus cosas su propia pomada de díctamo.
—Muéstrame dónde, déjame curarte—. Vio como Harry se ponía algo colorado y pronto el mismo
Draco se puso rojo también, Harry había comenzado a desabotonar su pijama para mostrarle
algunos moretones que estaban repartidos por su espalda y el pecho, Draco intentó parecer calmado
—No te muevas— le ordenó a Harry, y de manera suave comenzó con las heridas de su cara,
recordando que Harry había hecho lo mismo por él cuando estaban en primer año, luego,
tímidamente atendió los moretones en el pecho y finalmente le ordenó que se diera la vuelta para
que pudiera atender su espalda.
—Sabes, Draco. Creo que realmente serías muy bueno como sanador— le dijo Harry de repente.
—¿En serio?
—Sí— afirmó Harry —Bueno, Ron me dijo que es algo difícil hacer cosas como estas, la pomada,
el filtro de paz...dijo que tienes talento.
Draco rio incrédulo —¿Weasley dijo que tengo talento? ¿Estamos hablando del mismo Weasley?
—Sí, sé que no se llevan bien sus padres, pero ustedes no tienen por qué hacerlo, además, Ron vio
en navidad del año pasado que no eres como él pensaba.
Harry respiró profundamente —Puede ser...que tal vez, solo tal vez, nos hayamos colado... en... tu
sala común...
—¿Qué hicieron qué? — Draco estaba confundido —A ver, ¿Cómo? Si ustedes nunca estuvieron
cerca, además, creo que hubiera sido bastante notorio si hubieran estado ahí, el cabello de Weasley
es muy llamativo.
Harry le explicó que habían hecho una poción multijugos para saber si él era el heredero de
Slytherin.
—Ahora tiene sentido que después nunca encontré a Pansy— dijo Draco bastante sorprendido —
¿Cómo hicieron eso? ¡Es una poción de alto nivel!
—Bueno, Hermione se encargó de eso, realmente no sé qué tantas cosas hizo— le aseguró Harry.
—Por Merlín, ¿Entonces por qué me preguntaste ese día? Quiero decir, si de todos modos ibas a
sospechar de mi...
—¡No! Yo nunca sospeché de ti— le aclaró Harry de inmediato —Ron quería estar seguro de que
no eras tú, había muchas personas diciendo que tu familia tenía sangre de Salazar Slytherin y
quería comprobarlo. Claro que le dijimos que era ridículo, incluso Hermione lo dijo, era imposible
que atacaras a hijos de muggles después de haberle salvado la vida a Hermione el halloween del
primer año.
Draco se encogió en hombros, no le gustaba mucho recordar eso pues ese había sido su boleto a un
enorme castigo que incluyó la maldición torturadora. —¿Al menos mi nombre quedó limpio?
—Sí, de hecho sí, de otro modo creo que Ron no se hubiera ofrecido a acompañarme hasta la
cámara de los secretos para ir a sacarte— aseguró Harry —De hecho, quería pedirte... ¿Crees que
puedas acompañarnos en el tren? Me gustaría tener a todos mis amigos reunidos y que se lleven
bien.
Draco sintió un calor que invadía su pecho cuando escuchó a Harry llamarlo su amigo, pensó que
tal vez Vincent y Gregory lo extrañarían un poco, pero todavía tenían a Theo para seguirlo. —Está
bien, pero si Weasley vuelve a dejar que su rata me pase por la cara le pegaré la lengua al paladar.
Harry se rio ante el comentario —No te preocupes, Scabbers normalmente es una rata perezosa, no
creo que esté de humor para eso— Harry se recostó sobre la almohada y Draco lo imitó, ambos
quedaron viéndose el uno al otro. Notó especialmente que Harry parecía estarlo escaneando de
arriba a abajo, acercó la mano y sintió como sus dedos se pasaban entre su cabello —Sabes, Draco,
nunca antes había visto a alguien con el cabello tan rubio...es como el pelo de unicornio, pareces
un unicornio...o un ángel, tal vez algo más bonito que eso.
Draco sintió que su mejillas se encendían. —Gracias... tú, tienes los ojos...bonitos— le dijo
intentando devolverle la mirada, antes no lo había notado por estar preocupado en lo que le había
pasado en la cara, pero pudo ver qué en este verano había cambiado su rostro, tenía la mandíbula
un poco más definida y una expresión menos aniñada, aunque seguía siendo el más pequeño de los
dos.
—No seas tímido, yo sé lo que piensas de mis ojos— le dijo Harry en tono de burla —¿Cómo iba?
"Dos esmeraldas que brillan como la luz que tanto anhelo. El cabello tan negro como el carbón..."
—¡No! ¡Cállate! — Draco rápidamente le tapó la boca con mucha vergüenza de escuchar su propio
poema en voz alta. Sintió como los labios de Harry se convirtieron en una sonrisa por debajo de sus
dedos en una sensación algo extraña, lo que no esperaba fue sentir la lengua de Harry lamerle las
manos —¡Harry, que asco! — gritó Draco quitando las manos de su boca y restregándoselas en el
pantalón mientras Harry moría de la risa.
—¿Qué? ¿Acaso no "pierdes la razón" por mí? — continúo bromeando, Draco sentía que en
cualquier momento le saldría humo de las orejas.
—Nada, solo creo que el rojo te queda mejor—. Draco quitó su almohada y se la lanzó a Harry en
la cara.
—¡Es todo! ¡Iré a dormir en la tina del baño! — dijo para incorporarse y salir de la cama.
—¡No! ¡Espera! — Harry lo abrazó por la cintura para detenerlo —Lo decía en serio— Draco solo
miró al suelo —Puede que sea porque siempre te veo usando colores verdes, pero realmente creo
que el rojo te queda bien...resalta en tu piel.
Draco se relajó un poco —...¿Es por eso que conseguiste un anillo rojo para mí?
—Bueno...sí... — ahora Harry sonaba avergonzado —En realidad, me sentí un poco mal por darte
una baratija como esa, así que está vez te conseguí esto mientras merodeaba por el callejón...—
dijo Harry soltando a Draco y dirigiéndose a su maleta para buscar algo entre su ropa. Después se
volteó y le enseñó una pequeña cajita —Feliz cumpleaños, aunque ya pasó un buen rato desde que
cumpliste trece.
Draco no sabía muy bien que decir, extendió su mano lentamente a la cajita que Harry sostenía con
tanto cuidado y la tomó, miró a Harry y este le hizo un gesto para que abriera la caja, dentro había
un anillo que simulaba ser un dragón enroscándose alrededor de una bonita piedra roja. Draco dejó
salir una pequeña risa —Harry, no era necesario. Me gusta mucho el que me diste en navidad, no
me importa que sea un anillo muggle.
—Lo sé, nos lo dijiste en la sala común de Slytherin, bueno, se lo dijiste a Crabbe, Goyle y a
Parkinson, pero tú me entiendes. Míralo de este modo, ahora tienes dos.
—Tal vez comience a darte cosas de color verde, así como tus ojos.
26. El regreso a Hogwarts
A la mañana siguiente lo despertó un rayo de sol que se coló por el medio de las cortinas mal
cerradas, se talló los ojos y al voltear casi le da un infarto, había olvidado que esa noche no la
había pasado en su cuarto y que de hecho compartía la cama con Harry Potter. Si alguien le hubiera
dicho a su yo de diez años que sería así de cercano con la persona que tanto admiraba
definitivamente se habría desmayado, se tomó la libertad de mirar a Harry de cerca, se veía muy
calmado mientras dormía con la boca entreabierta y definitivamente ya había hecho efecto la
pomada de díctamo, se veía mucho mejor que antes. Pronto, Harry despertó y Draco de inmediato
se incorporó para disimular, verlo despertar era de las cosas más adorables que había visto, se talló
esos brillantes ojos verdes y después se limpió la boca, al parecer el gran héroe de todos babeaba
mientras dormía.
—Buenos días, Draco— dijo en una voz bastante ronca, Draco no supo muy bien porque pero eso
lo puso un poco nervioso, se aclaró la garganta para disimular.
Era el último día de vacaciones que tenían, al día siguiente abordarían el expreso de Hogwarts y
Draco pensó que tendría a Harry para el solo un día más, pero no contó con que esa misma mañana
tendría que enfrentarse con Weasley y Granger.
—¡Harry! — se escuchó una voz chillona llamarlo una vez estuvieron en el callejón Diagon, era
Granger, quién se veía algo más morena que el curso pasado y al lado de ella venía Weasley con
más pecas en el rostro, cosa que Draco no creía posible.
—¡Acabamos de llegar! — dijo Weasley —Toda mi familia está en el caldero chorreante metiendo
las maletas a las habitaciones, ¿Ya viste la nueva...? — se detuvo en seco al darse cuenta de que
Harry no estaba solo —¿Malfoy? ¿Qué haces aquí?
Draco se sintió algo cohibido y sintió el impulso de esconderse detrás de Harry —Me quedo en el
caldero chorreante, por supuesto...
Sin embargo, había algo en la mirada de Weasley que no le gustaba. Sabía muy bien que
probablemente su padre, Arthur Weasley, estaría involucrado en el reciente cateo que fue ordenado
por el ministerio. Tal vez el pelirrojo de nariz larga sabría algo que Draco no quería que fuera
mencionado.
—Bueno, eso es obvio— respondió Weasley —Uh... Bueno ¿Vieron la nueva escoba? La saeta de
fuego, ¡Es realmente impresionante! Se dice que va a ser el modelo elegido por muchos equipos
profesionales.
Draco sintió un gran alivio al ver qué si de verdad él sabía algo, era lo suficientemente decente
como para no decirlo frente a otras personas.
Terminaron arrastrados por Weasley hasta la tienda de artículos de quidditch para admirar la
escoba, aunque Granger no parecía realmente interesada. —¿No te gustan las escobas? — le
preguntó Draco en un intento de formar alguna especie de vínculo o para al menos hacer aquello
menos incómodo.
—No me llaman mucho la atención — le respondió en el mismo tono con el que solía hablar en la
clase de pociones —Me gusta el quidditch, verlo es emocionante, pero no me gusta mucho volar
—. Fue entonces que Draco recordó las clases de vuelo del primer año, Granger era
particularmente mala para mantener una escoba en el aire. En lo que Harry y Weasley se veían
entretenidos con sus cosas pensó en alargar un poco más esa plática.
—Bueno, yo tampoco quisiera quedarme mucho en esta tienda. Me gusta ver las escobas pero ayer
pasé gran parte del día metido aquí junto a Harry, tal vez podamos hacer otra cosa...
Vio como Granger se quedó pensando —Bueno, mis padres me dieron dinero para tener mi regalo
de cumpleaños antes de la fecha, estoy bastante interesada en adquirir una lechuza.
—Hay una tienda de mascotas calle arriba— le dijo Draco —La gente normalmente compra
lechuzas en el Emporio de las lechuzas, pero si quieres mi opinión, no ofrecen la gran cosa, fue en
la tienda de mascotas en donde yo obtuve a Alioth. Estoy seguro de que podrías encontrar a la
mejor mascota del mundo ahí.
—Suena bien— le respondió Granger —Solo hay que esperar a que esos dos dejen de llenar de
baba la escoba— señaló con la mano a Harry y a Weasley, Draco sonrió —Por cierto, no había
podido decirte esto antes y puede que ya sea un poco tarde, pero gracias por haberme ayudado con
lo del troll en el primer año.
Ahí estaba otra vez ese tema que no le gustaba, pero no iba a ser descortés con ella —No es nada,
creo que cualquiera con sentido común habría intentado detener una catástrofe de esa magnitud.
—Bueno, no sé cómo lo veas tú, pero estoy segura de que muchas personas en Slytherin hubieran
estado felices de ver a algún Gryffindor en problemas, ni siquiera sé porque son tan crueles.
Draco intentó contradecirla con alguna cosa, aunque claro, los Slytherin no eran precisamente
conocidos por su gran hospitalidad, sobre todo cuando los de nuevo ingreso de otras casas corrían
peligro de pasar una o dos noches en la enfermería —Honestamente, yo tampoco.
—¿Por qué estás en Slytherin? No pareces estar muy interesado en cosas de... Bueno, de
Slytherins.
Realmente Draco tampoco sabía muy bien que estaba haciendo en esa casa, solo sabía que su
madre estaba muy insistente en qué debía cumplir la tradición familiar y llenándolo con todos esos
relatos de lo genial que la pasaba conviviendo con sus compañeros de casa, sobre todo con su
hermana y su primo, aunque sabía que había omitido deliberadamente a dos personas de esas
historias. De cualquier manera, no estaba dispuesto a revelarle a nadie que en realidad el sombrero
seleccionador había considerado como primera opción enviarlo a Gryffindor. —Ahí me puso el
sombrero— fue lo que se limitó a responder.
Después de que finalmente se aburrieran de mirar la saeta de fuego, Granger comenzó a arrastrarlos
a los tres hacia la tienda de mascotas que Draco le había recomendado.
—Tal vez debería hacer que revisen a Scabbers, ha estado algo enfermo desde que volvimos de
Egipto — dijo Weasley mientras sostenía esa rata entre sus manos, Draco dio unos pasos para atrás
en cuanto la vio.
—Ese día en el tren tampoco se movía y terminé con ella caminando sobre mi cara— hizo un
puchero.
—Siento mucho eso— dijo Weasley, eso tomó a Draco por sorpresa —Solo que Crabbe y Goyle
habían sido muy groseros y a Scabbers no le gusta la gente grosera, además, viéndola ahora dudo
que quiera mover un solo dedo para lo que sea.
Dentro de la tienda de mascotas había toda clase de animales, lechuzas, búhos, ratas de diferentes
colores y tamaños, sapos, etc. Vio como Harry se había quedado embobado viendo las brillantes
serpientes venenosas, se acercó un poco y pudo escucharlo sisear ante la serpiente.
—Harry, ¿Qué haces? — le preguntó Draco.
—Me cuenta su vida, ella me habló primero— dijo de la forma más normal del mundo, había
olvidado que Harry tenía esa habilidad de hablar pársel por alguna razón.
—¿Y qué dice? — Draco estaba bastante intrigado por lo que podría decir una serpiente.
—Bueno, dice que es algo aburrido estar ahí todo el día, pero que espera que pronto alguien se la
lleve a casa como a sus otras compañeras. Me preguntó si podía llevarla conmigo, pero no creo que
a mi tía Petunia le haga mucha gracia que llegue con ella colgada del cuello.
A Draco no se le ocurría ni una sola persona a la que le alegraría que alguien llegara a su casa con
una serpiente en el cuello. —Sí, supongo que no. ¿Desde cuándo puedes hablar con las serpientes?
—En realidad no lo sé, no sabía que era el pársel hasta el año pasado, aunque antes de venir a
Hogwarts conocí una simpática serpiente en el zoológico, era el cumpleaños de mi primo y sin
querer terminé desapareciendo el vidrio del recinto de la serpiente, ella salió muy feliz y como mi
primo estaba recargado en el vidrio terminó dentro del recinto. Luego volví a aparecer el cristal de
alguna manera.
Draco soltó una enorme carcajada —¿Dejaste a tu primo adentro? — Harry asintió algo
avergonzado y Draco se rio aún más fuerte.
Pronto se unió el resto de la camada Weasley, a Draco le sorprendía bastante la enorme cantidad de
hijos que tenían el señor y la señora Weasley, había escuchado a su madre el completo martirio
que había sido tenerlo a él cuando hablaba con otras mujeres, no podía ni quería imaginarse el
tremendo dolor que debió haber soportado esa bruja regordeta que olía a masa de galletas y canela.
—Hola Harry— Se acercó muy fraternal el hermano Weasley más grande que estaba presente en
ese momento, llevaba ya su uniforme de Hogwarts y portaba la insignia de Head Boy, era evidente
que quería alardear —Uh...Buenas tardes, señor Malfoy.
Draco se sintió un poco incómodo ante tanta formalidad venenosa. —No es necesario que me
llames así, Malfoy está bien.
Vio como Peter Weasley torcía los labios algo indeciso, volteó a ver a su hermano menor con unos
ojos que parecían querer comunicarse telepáticamente con él, y de hecho ahora que lo pensaba,
todos los hermanos Weasley estaban mirándose entre ellos de la misma manera, todos juzgando
que tan peligrosa era la presencia de Draco para ellos.
—Oigan, relájense— dijo Weasley, aunque ahora mentalmente Draco creyó prudente comenzar a
decirle Ron en su cabeza, eran demasiados Weasleys —Malfoy no va a morder a nadie.
—¡Muy bien familia! Quiero anunciarles unas cuantas... — se detuvo a mitad de la frase cuando
vio que en lugar de siete cabezas eran ocho, incluso se detuvo a contarlos uno por uno y cuando vio
que la cabeza extra tenía el cabello completamente rubio se acercó lentamente hacia él. —Joven
Malfoy...
Draco bajó la cabeza y miró directamente la madera de la mesa completamente nervioso —Señor
Weasley...
—¿Sería usted tan amable de decirme en donde está Malfoy padre? — Escuchó un ligero cantoneo
en la voz del señor Weasley. Draco se vio muy tentado a decirle que si algo había salido mal,
probablemente estaría de camino a Azkaban, aunque fuera para desahogarse un poco.
—¿No? — dijo poniéndole un mano en el hombro, Draco luchó por no temblar ante el contacto —
¿Y que hace aquí, joven Malfoy?
—Um...m-mis padres están ocupados— estaba comenzando a ser difícil ocultar su nerviosismo —
Mi madre me ordenó quedarme aquí hasta que pudiera volver a Hogwarts...
—Lo siento, lo siento— dijo el señor Weasley aflojando su agarre —Joven Malfoy, temo avisarle
que yo sé exactamente qué es lo que está haciendo aquí, estoy muy implicado en el asunto— Draco
estaba muy nervioso, por supuesto que el señor Weasley sabía lo que había ordenado el ministerio
—Sin embargo, no puedo evitar percatarme de que usted es meramente una víctima de las
circunstancias. Mi hijo Ron ha hablado de usted, parece ser que en esa familia aún hay esperanzas.
Después de eso lo dejaron en paz y el señor Weasley pudo dar su anuncio sobre como el ministerio
había decidido enviarles "autos" para que pudieran viajar hasta King's Cross, aunque de ninguna
manera Draco se estaba incluyendo en ese viaje. Ninguno de los otros Weasley parecían prestarle
atención además de Ron y la pequeña Ginny, quién de vez en cuando le lanzaba alguna mirada que
estaba entre la curiosidad y la lástima.
—Estoy seguro de que me odian— le confesó Draco a Harry una vez que estuvieron en su
habitación y en la comodidad de su pijama.
—A mí tampoco me gusta mi padre— dijo Draco haciendo pucheros —Pero de alguna manera
todavía me veían muy extraño.
—Dales un poco de tiempo, ellos saben que no has hecho nada malo— le consoló Harry mientras
acariciaba su espalda —Lo único que no entiendo es a qué se refería el señor Weasley con "el
asunto", ¿Está pasando algo malo?
Draco se talló la sientes algo frustrado —No... sí— al carajo la promesa del meñique, supuso que
quienes realmente no debían saber nada eran familias como los Nott o las familias Crabbe y Goyle.
—En realidad, mi mamá me envió aquí porque el ministerio ordenó registrar la mansión Malfoy,
ella no quería que yo estuviera ahí.
—¿Revisar la mansión? — dijo Harry —¿Tiene que ver con esos artículos raros que vi a tu padre
vender en esa tienda del callejón Knockturn?
A Draco ya casi se le había olvidado que Harry también había estado presente en eso, aunque
seguía sin saber qué hacía escondido en ese extraño armario —Sí, lo que pasó con el diario...hubo
personas en el ministerio que escucharon que ese diario había salido de la mansión Malfoy, están
buscando una manera de meter a mi padre en Azkaban.
—No es como que fuera a decir que no se lo merece, él fue quien nos metió en este lío para
empezar. Claro que mi madre no está dispuesta a dejar que los demás vean a la familia débil y está
intentando que no se lo lleven. Pero si por mi fuera, realmente quisiera que se lo llevaran.
Draco no supo muy bien cuando fue que se quedó dormido, pero lo que si supo fue que a media
noche Harry lo despertó con una fuerte sacudida. —¡Draco! — le susurraba bastante ansioso.
—¿Qué? — murmuró Draco bastante cansado. Abrió los ojos y vio el rostro borroso de Harry
mientras este todavía lo sacudía.
Al parecer Harry se había levantado por un vaso de agua y mientras bajaba la escalera se encontró
al señor y la señora Weasley hablando sobre su tío Sirius.
—Y... ¿Estás asustado?— le preguntó Draco a Harry.
—No mucho...solo confundido, todavía no entiendo por qué vendría a intentar buscarme. Quería
saber si tú sabias algo más.
—Um... — Harry se removió algo nervioso —Cuando estábamos en la cámara de los secretos,
Tom Riddle me habló sobre tu familia, dijo que pertenecías a la familia Black...no quiero decir que
piense que eres como ellos, solo que, bueno, son tus familiares. Pensé que tal vez podrías saber
algo.
Draco ya estaba bastante arrepentido de haber puesto mucho de su mismo dentro del diario de Tom
Riddle, pero ahora al saber que Harry podía haberse enterado de muchas cosas ese día mientras
estaba inconsciente lo hacía sentirse aún más desprotegido. —Realmente nunca llegué a tener
contacto con ninguno de ellos, no los conozco. Para cuando cumplí dos años la mayoría de ellos
estaban muertos o en Azkaban— Draco vio como el rostro de Harry hacia una pequeña mueca de
decepción —Mi madre y yo somos los únicos que quedamos de la familia, al menos los únicos que
quedamos libres, los otros dos que siguen vivos son mi tía Bella y por supuesto, Sirius Black, él es
mi tío segundo... ¡Ah, no es cierto! A veces lo olvido, pero todavía queda mi tía Andrómeda, pero
ella fue repudiada y borrada del árbol familiar de los Black cuando se casó con un mago nacido de
muggles.
Los ojos de Harry brillaron más que de costumbre —¡Entonces no todos son puristas de sangre!
¡Ella es como tú! — dijo bastante alegre, aunque creyó que había alzado demasiado la voz.
—No... No todos lo somos, pero los que muestran ir en contra de las tradiciones familiares son
borrados de la línea sanguínea. Algo que nunca entendí bien es por qué borraron al tío Sirius de la
línea sanguínea.
—Lo borraron del árbol, cuando todavía vivía mi tía abuela Walburga e iba a su casa de visita,
pude ver el árbol genealógico y todas las ramas borradas, mi mamá nunca quiso decirme porque lo
borraron, tampoco habla mucho de la tía Andrómeda, solo le gusta hablar de mi tío Regulus y la tía
Bella, me habló mucho de ellos cuando asistían a Hogwarts.
Harry se quedó en silencio por unos largos minutos —Tú... ¿Tú también estás en el árbol?
—Sí, soy familia directa— suspiró —Aunque temo que si sigo juntándome contigo, con los
Weasley y con Granger, tal vez mi madre vaya al tapiz y arranque mi nombre.
Aunque Harry intentaba seguir escarbando en el árbol genealógico de los Black, realmente no
había mucho que Draco pudiera decirle puesto que solo llegó a conocer a su tía abuela y no
recordaba mucho de eso puesto que tenía cinco años cuando ella murió, solo supo que murió
enojada con el tío Sirius por alguna razón desconocida, pero tal vez era porque en sus últimos días
de vida estaba muy fuera de sí. Al final tuvo que amenazar a Harry con hacerlo tomar una poción
para dormir si no lo hacía por voluntad propia y fue que finalmente se calmó.
Ya para cuando llegó la mañana, la señora Weasley se encargó de despertarlos a tiempo para que
no se hiciera tarde para el desayuno.
—Por supuesto, No creerás que te vamos a dejar aquí, ¿O sí? — dijo la señora Weasley como si
fuera la cosa más obvia del mundo —Vamos, no es bueno que aborden el tren con el estómago
vacío.
—Te dije que no te odiaban— Harry tenía en su rostro una expresión de satisfacción.
Mientras todos desayunaban, Pedro Weasley regañaba muy indignado a sus hermanos menores por
haber escondido su insignia de Head Boy y les daba un sermón sobre lo importante que era el
respeto y cosas de esa naturaleza. Draco se limitó a desayunar en completo silencio y más tarde
ayudó en lo que podía al subir las maletas a esas enormes carrozas de metal que se parecían mucho
a esa en la que Harry y Ron habían llegado el curso pasado. Sin duda el viaje fue extraño, se
parecía mucho al viaje en tren pero los trenes no se detenían en el momento en el que una luz roja
aparecía. Pudo apreciar más calles del Londres muggle y se sorprendió mucho al ver cómo es que
los muggles en realidad si contaban con muchas de las comodidades que tenían los magos, había
peluquerías, tiendas de ropa, incluso tiendas de mascotas.
—Oye...Harry— Draco pico con el dedo a Harry en la pierna para llamar su atención —¿Qué es lo
que los muggles tienen como mascotas?
Harry lo pensó por un momento —Creo que realmente no es tan diferente de los magos, tienen
perros, gatos, peces, algunos tienen aves, pero no lechuzas. Los muggles son más de periquitos, es
divertido cuando aprenden a hablar.
Draco estaba sorprendido, ¿Cómo podían sobrevivir sin lechuzas? Sabía que existía el correo
muggle pero no tenía ni idea de cómo funcionaba, solo sabía que algo entregaba esas cartas en las
casas. De todos modos, si los muggles no tenían magia, ¿Cómo hacían que las aves hablaran?
Definitivamente tendría que estudiar más a esas criaturas llamadas "periquitos". También pudo
presenciar con sus propios ojos como todas las fotografías permanecían completamente estáticas,
justo como Harry le dijo que hacían.
Ya al llegar a King's Cross y cruzar al andén 9¾ vio como todos se despedían del señor y la señora
Weasley con mucho cariño, incluso Harry y Granger estaban en la fila para darles un gran abrazo y
despedirse, Draco se mantuvo bastante al margen al sentirse fuera de lugar y se limitó a esperar que
terminaran. O al menos eso planeaba hasta que vio al señor Weasley frente a él con una mirada
muy seria, Draco se armó de valor para mantenerse calmado y no bajar la mirada.
—Joven Malfoy— le dijo el señor Weasley mientras le extendía la mano, la cual Draco estrechó
como siempre le había enseñado su padre, firme, pero no muy fuerte —Espero tenga un excelente
año escolar—. No sonaba sarcástico, de verdad le estaba deseando un buen año, lo cual era
extraño, pero no fue tan extraño comparado a como la señora Weasley no tuvo ningún problema en
presionar sus mejillas y darle un sándwich para el viaje. ¿Ese era el poder de ser amigo de Harry
Potter? No veía ninguna otra razón por la cual el señor y la señora Weasley tuvieran ese detalle.
Ya dentro del tren, corrió junto con Granger, Ron Weasley y Harry para buscar un gabinete vacío,
pero claro, Draco todavía tenía que hablar con Vincent y Gregory, quienes fueron directo a intentar
casi cargarlo hasta el gabinete donde estaban Blaise, Theo y Pansy, ahora que lo pensaba, reunirse
con los Gryffindor este año podría darle la ventaja, si pasaba más tiempo con ellos que con los de
su casa, era menos probable que alguno de ellos supiera lo que estaba pasando en la mansión
Malfoy.
—Lo siento chicos...hoy no— les dijo Draco un poco apenado al ver cómo las caras de Vincent y
Gregory cambiaban de sus habituales expresiones dispersas a ser las de un par de cachorritos
tristes.
—Sí, nunca nos separamos. No desde que nos conocemos, somos un grupo— completó Vincent.
Draco debía admitir que le partía el corazón ver a ese par de mastodontes comportarse como dos
masitas pegajosas.
—Lo siento— dijo más firme —Pero últimamente Blaise es más posesivo con Theo, y no quiero
que me muerda o algo parecido, todavía compartimos el mismo dormitorio. Son solo unas horas,
¿Sí?
Aquello no pareció contentar a los dos grandotes, hacían muecas pensando y mirándose entre ellos.
—Déjanos compartir gabinete contigo entonces— sugirió Vincent.
—Sí, si no quieres estar cerca de Blaise y Theo podemos ir los tres al vagón que quieras.
Verlos hacer la típica escena de "llévanos contigo" casi convenció a Draco de ir con ellos, con los
demás Slytherin, o tal vez de alguna manera convencer a Harry y los demás de que ellos dos se
quedaran prometiendo que no darían muchos problemas, pero recién había ganado un poco de la
confianza de Ron Weasley, no podía tentar demasiado su suerte —Chicos, todo el tren está lleno y
en realidad...— Draco respiró para intentar calmar sus nervios —Potter me ofreció quedarme con él
y sus dos amigos Gryffindor en su gabinete. Saben que intentaría convencerlos de que ustedes
también entren pero desde que el primer día de primer año hicieron que la rata mascota de Weasley
se altera no son tan abiertos con ustedes...
Pensó que tal vez esa explicación los dejaría satisfechos, pero cuando volteó a verlos se veían entre
enojados y muy lastimados, aunque tampoco dijeron nada más. Volvieron de dónde habían venido
sin siquiera dirigirle la palabra, Draco sabía desde un inicio que no sería sencillo, pero jamás pensó
que le dolería tanto ver a sus amigos tan decepcionados.
—Eso fue algo...triste de ver— la voz de Ron Weasley hizo que a Draco se le erizarán los pelos del
susto, al voltear se dio cuenta de que el trío de Gryffindors estaban ahí parados presenciándolo
todo.
Continuaron buscando y finalmente dieron con un gabinete que estaba casi vacío. Lo único que
había era una maleta muy vieja y descosida y un adulto apoyado en la ventana completamente
dormido.
—¿Cómo lo sabes? — preguntó Weasley de nuevo —¿Cómo haces para saberlo todo?
"Ronald" eso era más corto que Ron Weasley y parecía ser lo suficientemente formal.
—¿Creen que de verdad esté dormido? — preguntó Harry —Quiero decirles unas cuantas cosas.
27. Moony
El viaje a Hogwarts estaba siendo algo incómodo con el demacrado profesor Lupin al lado de ello.
En realidad el pobre hombre se veía bastante enfermo, débil, pálido, muy delgado y con cicatrices
repartidas por el rostro.
Pero tampoco querían hablar mucho sobre él, bastante tenían con el hecho de que Harry estaba
muy nervioso por tenerlo ahí al momento en que explicó a Ronald y Granger lo que había
escuchado la noche anterior cuando se había levantado por agua.
—Si te está buscando, entiendo es comprensible porque el ministerio se está tomando tantas
libertades para cuidarte— dijo Ronald —El ministerio no presta autos a nadie, ni siquiera a los
funcionarios más altos, todos usan las redes de Flu o transportadores. Muchos más solo se
aparecen en cualquier momento.
—Esa es la razón por la qué no te castigaron por inflar a tú tía, seguramente— añadió Granger.
—No en realidad— le respondió Harry muy apenado, parecía ser que Granger todavía no se
acoplaba muy bien al mundo mágico, pero Draco no podía pensar en por qué castigarían a alguien
por eso —El ministro Fudge me recibió cuando llegué al caldero chorreante— continúo Harry —
También pensé que me castigarían, pero el señor Fudge me dijo que no castigan a ningún menor
por magia accidental como esa.
—Sí— dijo Ronald —Los magos pueden hacer magia sin varita cuando sienten emociones muy
fuertes, es difícil de controlar, es por eso que el detector hace diferencia entre magia accidental y
magia intencional, aunque realmente no sé muy bien cómo funciona ese detector.
—Aun así, ¿Por qué te estará buscando Sirius Black? — preguntó Granger.
—Hablé de eso con tú papá en la mañana, Ron. Me dijo que cuando Voldemort cayó él se volvió
loco, también lo escuché de ese chico en el autobús noctámbulo— Draco le dio un pequeño codazo
a Harry al escuchar el nombre del señor tenebroso —Perdón... Igual, el señor Weasley no quiso
darme muchos detalles, solo me dijo que probablemente venía por mi porque considera que soy un
estorbo para el regreso de...pues...de quien ustedes saben, es como una manera de terminar su
trabajo o algo así.
—Por Merlín, Harry— exclamó Ronald bastante preocupado —¿Cómo puedes decir esas cosas tan
fácil? Un loco viene a matarte, no podemos dejar que eso te suceda. Draco, los Black también son
tu familia, ¿No sabes algo? Lo que sea podría ser útil.
Draco se sintió muy observado de repente, y todavía más raro al escuchar a Ronald referirse a él de
manera tan familiar. —En realidad no sé mucho sobre él, mi madre se niega a contarme, se más
sobre su hermano pero nadie nunca habla del tío Sirius. En algún momento de su vida fue
repudiado de la familia y mi tía abuela murió odiándolo, pero no sé mucho más — intentó ser lo
más breve que pudo, pues Harry ya había hecho su respectivo interrogatorio una noche antes.
—¿Un hermano? Bueno, de algo nos debe servir, si eran hermanos tal vez eran parecidos — dijo
Granger interesada —Supongo que también está en Azkaban ¿Qué sabes de él?
—En realidad...no está en Azkaban, de hecho nadie sabe con certeza que fue lo que le pasó después
de la guerra...— todos se vieron muy interesados de repente, incluso creyó que Granger estaba a
punto de saltar encima de él con tal de arrancarle la información de la lengua. —Mi tío Regulus
desapareció en la guerra unos meses antes de que acabara. Se cree que está muerto pero nunca se
encontró su cadáver, intentaron buscar al elfo favorito de mi tío Regulus, pero ese elfo doméstico
jamás volvió a la mansión Black después de que él desapareció.
—Bueno, supongo que es lo más importante. ¿Qué más quieren que les diga? Jugaba quidditch en
Hogwarts, le gustaba el whisky de fuego, no hay nada más para decir.
—Tal vez podrías decirnos si estaba con Quien-tu-sabes...— dijo Ronald con algo de timidez, tanto
Harry como Granger lo voltearon a ver algo molestos —¿Qué? ¡En algún momento íbamos a tener
que preguntar!
—Oigan, está bien— les respondió Draco —Se que mi familia no tiene la mejor reputación del
mundo. Siento mucho decepcionarlos, pero tampoco sé mucho sobre eso, mis padres nunca hablan
de la guerra, sé que estaban del lado de quien ya saben y que mi papá siempre dijo que fue
obligado, pero después de ver lo que hizo en Hogwarts el año pasado no creo que nadie vaya a
creerse eso.
Intentaron preguntar algunas cosas más, pero lo único que pudo decirles es que todavía existía su
tía Andrómeda, pero tampoco podía decirles donde estaba o que fue de ella, era un callejón sin
salida. Al menos aquella conversación sirvió para que Ronald y Hermione le tomaran más
confianza y hablaran un poco más sobre ellos, a Draco le pareció curioso que los muggles tuvieran
doctores para partes específicas del cuerpo como los padres de Hermione que eran odontólogos, lo
que sea que eso significara, y Ronald solo contaba anécdotas de cosas que habían hecho sus
hermanos mayores y que él creía que eran geniales.
—Por cierto, ¿Saben que Percy tiene novia? — comentó Ronald —Al parecer había estado
saliendo con Penélope Clearwater desde inicios del año pasado.
—Oh, eso explica lo desconsolado que estaba— dijo Harry, Draco no entendía mucho, tal vez
debía de intentar relacionarse más con otras personas que no fueran de su casa.
—¿Clearwater? Esa fue la prefecta de Ravenclaw que estaba conmigo cuando me petrificaron,
¿Está con ella? — dijo Hermione.
—Sí, ¿No lo viste antes de que subiéramos al tren? Parecía un pavorreal colorado cerca de ella.
Ojalá Justin Finch-Fletchley lo hubiera visto, seguro se le romperían las ilusiones, aunque creo que
ahora está más al pendiente de Harry.
Ese comentario hizo sentir extraño a Draco.
—Eso me recuerda que le debo una tarde tomando el té — dijo Harry —Pensé que tal vez podría
poner excusas para no ir cuando le dije que sí, pero después de que lo petrificaron me sentiría muy
mal diciéndole que no. Hablando de eso, ¿Cómo reaccionaron tus padres cuando se enteraron de
que te habían petrificado, Mione?
—Sí, pensé que después de eso jamás volverían a dejar que pisaras Hogwarts— le dijo Ronald.
Hermione soltó una risa nerviosa —Sobre eso... La profesora McGonagall estaba tan ocupada con
sus asuntos que jamás les escribió a mis padres, yo también pensé que estarían muy preocupados,
pero ni siquiera se enteraron. Obviamente no les dije.
Quién lo hubiera dicho, Hermione Granger, la persona que la profesora McGonagall clasificaba
como la estudiante más sensata después de Paco Weasley era más rebelde de lo que creía, aunque
no debería sorprenderle después de ver cómo se las arregló para sacar un libro de la sección
prohibida, robar al arsenal de Severus, preparar una poción multijugos y todo eso para irrumpir en
la sala común de Slytherin para intentar sacarle información. Sin mencionar que en primer año se
metió al tercer piso para buscar la piedra filosofal. ¿Cómo es que todavía no los expulsaban?
Fuera cual fuera la respuesta, tendría que esperar. El tren había comenzado a bajar la velocidad y se
sintió un frío inusual.
Los cuatro se apresuraron a mirar por la ventana para intentar ver dónde estaban y si había alguna
razón por la que no estuvieran avanzando. La lluvia había comenzado a caer junto con un viento
que sonaba con fuerza, el cielo estaba completamente oscuro por la enorme cantidad de nubes. El
tren se sacudió de manera abrupta y hubo un apagón en todo el tren, solo se escuchaba al resto de
estudiantes quejarse porque se les había caído el equipaje encima.
La puerta del gabinete se abrió de repente y una figura regordeta apareció entre las sombras —
¿Alguien sabe lo que está pasando?
—Ni idea— respondió Harry —Pero no creo que deberíamos movernos mucho, siéntate Neville.
Se escucharon los torpes pasos de Neville entrar al gabinete y el cómo se dejó caer sobre el
asiento, por desgracia había caído en la cola de Crookshanks, quién rápidamente se quejó.
—Tal vez deberíamos tener algo de luz— dijo Draco —Creo que puedo encontrar mi varita, solo
déjenme...— Se movió para buscar en la pequeña maleta que traía consigo al gabinete, trató de
llegar a ella poniéndose de pie sobre el asiento cuando la puerta volvió a abrirse de pronto, el susto
hizo que Draco perdiera el equilibrio y terminó cayendo sobre el regazo de alguien.
Se escucharon los pasos de Ginny por el gabinete y se sentó en donde Draco había estado sentado
momentos antes, con la desgracia de que le había pisado el pie a alguien.
—No se preocupe, pero justo ahora los necesito a todos callados— dijo en una voz ronca lo que
Draco suponía que debía ser el profesor Lupin.
Se escuchó un chisporroteo y una luz parpadeante iluminó el gabinete. El profesor Lupin parecía
tener una especie de llamas en la mano que iluminaban la cara del profesor en tonos fríos, podía
verse completamente cansado, pero de alguna manera Draco lo encontró extrañamente atractivo.
—¿Qué hace Malfoy aquí? — dijo Neville —¿Y por qué Potter lo está abrazando así?
—Shhh, no se muevan...— dijo el profesor Lupin. Aunque después les dio una mirada a Draco que
estaba encima del regazo de Harry y a Harry abrazándolo como si de eso dependiera su vida, una
pequeña expresión de confusión apareció en el rostro del profesor.
La puerta comenzó a abrirse nuevamente, pero esta vez no era ningún estudiante, esta vez una
figura alta y cubierta con una capa andrajosa que cubría su cara estaba completamente inmóvil
frente a ellos, a Draco se le revolvió el estómago al ver qué debajo de la capa se asomaba una mano
huesuda, viscosa y deforme de color gris llena de pústulas que se parecían dolorosas. Parecía una
especie de fantasma o tal vez un muerto que se había levantado de la tumba recientemente, el frío
comenzó a calarle en los huesos y de alguna manera se sintió triste, pero no era una tristeza
normal, esta vez se sentía como si la felicidad se hubiera ido para siempre, como si nunca en su
vida fuera a ser feliz o peor aún, como si no mereciera ser feliz.
De un momento a otro sintió que las manos de Harry lo soltaban y cuándo volteó vio una escena
espantosa. Harry tenía los ojos completamente en blanco y no reaccionaba, temblaba y no parecía
estar consciente, Draco se asustó mucho y aunque intentó moverse para ayudarle su cuerpo no le
respondía, simplemente no tenía la energía suficiente, todo parecía en cámara lenta y muy sombrío.
Era como estar atrapado en una pesadilla.
—Expecto patronum.
Draco escuchó levemente el conjuro y una luz muy brillante iluminó el lugar junto con una
sensación de calma y algo de calor, pudo ver cómo casi de inmediato Harry se relajó, pero aún
seguía sin responder. Finalmente se sintió con la energía de moverse, sacudió a Harry para hacerlo
reaccionar, estaba sudando y completamente pálido, Draco no creyó que en su pequeña maleta
hubiera algún remedio para eso y comenzó a entrar en pánico.
—Déjame verlo— escuchó la voz del profesor Lupin, por un momento pensó en decirle que estaba
loco, pero al verle la cara pensó que tal vez el sabría cómo manejar la situación de mejor manera,
se quitó del medio y observó atentamente al profesor intentar reanimar a Harry.
Después de un momento algunas luces volvieron y pudo ver a los demás que estaban con él, todos
casi igual de pálidos y encogidos los unos con los otros.
—¿Qué le hiciste a Harry? — murmuró Neville —¡¿Qué le hiciste?!— gritó, Draco pensó que se le
tiraría encima de no ser porque Ronald y Hermione se metieron en el camino.
—¡Silencio! — dijo el profesor Lupin en un tono muy serio. Todos se quedaron calmados y para el
alivio de Draco, Harry empezó a reaccionar.
El profesor Lupin se encargó de repartir un poco de chocolate y tranquilizarlos a todos, sobre todo
a Harry quién después de despertar estaba muy alarmado y confundido.
—¿Pero que era eso? — preguntó Harry un poco más calmado, y claro que absolutamente todos
querían saber la respuesta.
—Eso era un dementor— explicó Lupin —Uno de los guardias de Azkaban, me parece que
estaban buscando a Sirius Black en el tren. Debo hablar con el maquinista, coman el chocolate, les
hará bien.
No les dijo nada más y desapareció por la puerta, dejando a un montón de adolescentes
confundidos y ciertamente muy asustados en el gabinete.
—¡Fue Malfoy! — se apresuró a decir Neville, a lo que Harry solo le contestó con una mueca.
—¡No digas tonterías, Neville! —Le dijo Ginny Weasley —¿Cómo pudo haber sido él? ¡Había una
cosa horrible en el marco de la puerta!
—Lo que sea, no pienso quedarme aquí con él — dijo para salir del gabinete muy indignado y
Ginny Weasley lo siguió.
—Creo que de verdad está muy perturbado...— dijo Ronald —Normalmente no es así de irracional.
Le explicaron a Harry de manera general que es lo que había pasado y luego él les contó lo su
versión y sobre todo había algo peculiar en como Harry había vivido el encuentro con el dementor,
él había escuchado una mujer gritar desesperada, pero nadie más había escuchado nada. En
realidad todos concordaron que no había ni un ruido, solo un enorme y anormal silencio. Volvieron
a sentarse, pues todavía se sentían algo débiles, mordisquearon el chocolate y milagrosamente
parecieron volver a la vida.
Cuando el profesor Lupin regresó, se detuvo al entrar y los observó detenidamente, tal vez era
porque aún seguía algo paranoico, pero Draco pudo haber jurado que lo miraba demasiado.
—Puedo ver qué ya están mejor que antes, el chocolate hace maravillas cuando se trata de
dementores. ¿Te encuentras bien, Harry? —. Harry asintió con la cabeza algo tímido. —Perfecto,
llegaremos a Hogwarts en unos minutos—. Draco pensó que el profesor Lupin volvería a sentarse
con ellos cuando lo vio entrar, pero en realidad estaba bajando su maleta y preparando sus cosas,
pudo ver qué el profesor era realmente alto y se sentía un poco nervioso con él tan cerca. Para
cuando salió no les quedaron muchas ganas de seguir hablando, pero Draco no podía dejar de
preguntarse cuándo habría despertado el profesor Lupin, y sobre todo cuánto de la conversación
que había tenido sobre su familia había escuchado.
Estar en la estación de Hogsmeade alegró un poco el ambiente, sobre todo porque los de primer
año estaban muy asustados y muchos estaban intentando devolverles esa emoción de estar en
Hogwarts por primera vez, claro que era un inició algo tétrico, pero no podía irles peor que a Colin
Creevey, era su primer año y el pobre resultó petrificado tres meses después de entrar. Draco
caminó junto a Harry y después de asegurarle a Hagrid que todos estaban bien partieron hacia el
castillo, intentó localizar a Vincent y Gregory pero no tuvo mucho éxito, lo cual era extraño
considerando que aun cuando estaban en primer año era bastante fácil localizarlos, aunque
probablemente eso era porque solían estar detrás de él.
—A Vincent y Gregory— le respondió —Pensé que podría ir con ellos en el camino porque se
veían muy tristes en el tren.
—No entiendo— interrumpió Ronald —¿Por qué te preocupan tanto? Son unos desgraciados y
tú...bueno, tu no lo eres.
Draco frunció el ceño —No son unos desgraciados, son mis amigos. Tal vez piensan con el
estómago en lugar de la cabeza y a veces por eso hacen cosas que los ponen en una mala posición,
pero no son malas personas.
—A mí me parecieron muy malos cuando me golpearon el primer año— dijo Ronald bastante
molesto.
—Hicieron eso porque ustedes estaban golpeándome— le aclaró Draco —Y también a Theo, pero
él es otro caso. Ellos solo estaban intentando protegerme, tu hubieras hecho lo mismo si alguien de
un momento a otro decidiera golpear a Harry, a Hermione o a alguno de tus hermanos.
Ronald se quedó en silencio, pero no se veía del todo molesto, si no que parecía estar pensando en
eso. De todos modos no hablaron de mucho y en cuanto llegaron frente al castillo se separaron
pues Draco todavía quería buscar a sus amigos entre todo el mar de gente sin tener mucho éxito en
el proceso, así que entró al gran comedor ya que ninguno de los dos tendría la resistencia de faltar
al banquete de bienvenida. Los encontró en la mesa de Slytherin junto con Blaise, Theo y Pansy
como de costumbre y se acercó a ellos.
—Que no puedes estar aquí— le repitió —¿Por qué no te consigues un lugar en Gryffindor?
—Espera un momento— dijo Draco —¿Esto es por qué no fui con ustedes en el tren? No sean
tontos, solo quería convivir con más gente.
—Convives con el enemigo— dijo Theo con molestia —Te creí diferente, Malfoy. No pensé que te
convertirás en un asqueroso traidor de sangre.
Draco se puso completamente rojo al recibir tal insulto —¡Retráctate! — exigió Draco —¡Retira lo
que dijiste ahora mismo!
—No, traidor de sangre— continuó Theo —Ahora, ve y sienta tu estúpido trasero en otra parte.
—¿Qué está pasando? —. Todos voltearon a ver quién los interrumpía, eran Harry, Ronald y uno
de los gemelos que pasaban por ahí.
—Oh, miren, es San Putter— dijo Theo — ¿Es verdad lo que dicen por ahí? ¿Te desmayaste en el
tren? — se burló mientras Blaise hacia una pésima imitación de alguien desmayándose.
—¿Cómo me dijiste? — un muy indignado Harry estaba a punto de saltar encima de Theo y lo
hubiera hecho de no haber sido detenido por Ronald y su hermano.
—Como escuchaste, Putter— dijo Blaise —Ahora, haznos un favor y llévate a tu noviecito de aquí.
—¡Esto es ridículo! — les gritó Draco —Vamos, sé que ustedes piensan que es ridículo, estoy muy
seguro de que Pansy me quiere aquí — pero Pansy volteó los ojos y lo ignoró. —Vincent, Gregory,
¿De verdad esto es por lo del tren? Ustedes saben que es ridículo... Siento mucho si tal vez lo que
dije los lastimó, pero les prometo que nunca los cambiaría, ¡Son mis amigos! — pero ninguno de
los dos lo miró. Draco había empezado a desesperarse.
—No van a escuchar a un amante de mestizos como tú— dijo Blaise —¡Lárgate, Malfoy!
Draco sintió que estaba a nada de llorar —¡Por favor, díganle que se equivoca! ¡Vincent!
¡Gregory!
—Ya vete, Malfoy...— fue lo único que obtuvo de Gregory, mientras que Vincent ni siquiera lo
miró.
Draco sintió que todos en la mesa lo estaban mirando, sentía que todos podían ver a través de él y
algunos murmullos y pequeñas risas lo pusieron alerta, ni siquiera tenía la audacia de mencionar a
su padre para que todos cerrarán la boca, no debía decir nada sobre su familia o corría el riesgo de
abrir una enorme caja de Pandora, solo podía quedarse ahí mientras los demás lo observaban.
—Vámonos...— sintió un jalón en la manga de su túnica —Puedes sentarte con nosotros, Padma
Patil se sienta todo el tiempo junto a Parvati— le murmuró Harry, y en realidad no tenía a dónde
más ir, la ceremonia de selección estaba a nada de comenzar y estaba bastante claro que ninguno de
sus amigos lo iba a dejar sentarse con ellos.
Una vez que estuvo en la mesa de los Gryffindor pareció que todos estaban bien con el hecho de
que Draco se sentará junto a ellos, sobre todo después de ver aquella escena y pronto empezó la
ceremonia de selección.
—Anímate pequeñín— le dijo uno de los gemelos Weasley, cuyos nombres siempre confundía —
Mira, haremos algo divertido, ¿Te parece? Mira bien a ese tonto— le dijo mientras revisó a los
lados que nadie lo viera sacar la varita —furunculus— conjuró y de manera inmediata la perfecta
cara de Nott se llenó de espinillas y granos son que lo notara, odiaba admitirlo, pero eso lo hizo
sentir mejor.
—¡Eso no es nada! — dijo Ronald en voz baja —Míralo aplaudir— sacó la varita mientras estiraba
el cuello para vigilar que nadie lo viera —impedimenta—. Nott comenzó a aplaudir de una manera
muy lenta y divertida, rieron por lo bajo mientras los que estaban a los lados de Nott intentaban
entender que le pasaba.
—Oh, por favor, ¿Vas a delatarnos? — le dijo Ronald —Lo que hicieron fue horrible, Draco los
defendió hace un rato y ahora lo echan de la mesa de una manera tan humillante.
Hermione torció la boca —Tienen que ser más discretos...miren— Hermione sacó la varita
—congela—. Sin embargo, no pareció pasarle nada a Nott.
—Cuando intente levantarse del asiento va a encontrar que su trasero está pegado a la silla.
Sin duda alguna Draco no esperaba que los Gryffindor fueran a ser tan amables con él intentando
alegrarlo y debía admitir que comer junto con ellos era más divertido sobre todo porque los
gemelos Weasley y Lee Jordan eran realmente graciosos, aún que a Pericles Weasley no parecía
hacerle ninguna gracia.
Después de la cena, el profesor Dumbledore dio una última advertencia, al parecer ahora los
dementores estarían custodiando el castillo por si Sirius Black se aparecía por ahí, lo que faltaba,
ahora Hogwarts era el nuevo Azkaban.
28. Presagios e hipogrifos
Dentro del bosque prohibido, Harry se encontró bajando a las profundidades por un sendero
de hojas blancas que resaltaban entre la oscuridad del suelo. La calma silenciosa junto con el
ruido que hacían las ramas de los árboles balanceándose por el viento eran su única
compañía, al llegar a un lugar amplio pudo sentir calor y frente a él estaba un dragón
dormido, eran tan blanco que parecía resplandecer, Harry se acercó lentamente intentando
que las hojas que pisaba no crujieran y cuando estuvo lo suficientemente cerca pudo ver que
bajo el cobijo de tan imponente criatura había una persona que el dragón arropaba con
ternura.
Harry intentó acercarse un poco más para ver de quién se trataba, sin darse cuenta de que
había pisado una rama y el crujido fue tan fuerte que pareció resonar en todo el bosque, vio
los ojos azules del dragón mirarlo desde una orgullosa posición.
—Lo siento por despertarte— le dijo Harry mientras aún miraba esa figura humana bajo su
ala —Solo que nunca había visto algo tan hermoso.
Despertó con esa borrosa vista del techo de su cama y con una sensación vacío en el pecho, se
incorporó y tomo sus lentes para ver la hora en el reloj, faltaba poco para poder bajar a desayunar.
Se levantó para vestirse con su uniforme y en lo mientras pensaba en ese sueño tan extraño.
—¡Buenos días, Harry! — la voz de Seamus le había sacado de sus pensamientos —Parece que
hoy te has levantado antes que yo, ¿Estás emocionado por las clases?
—¿Eh? ¡Ah, sí! Tal vez un poco...— le respondió, normalmente Seamus era el primero en
despertar de todos en el dormitorios y siempre se aseguraba de levantar a todos antes de bajar a
desayunar.
—¡Dean! — dijo Seamus sacudiéndolo levemente —¡Dean! ¡Levántate! Necesito que me cubras
para levantar a Ron.
Dean murmuró algo que parecía incoherente, y después abrazó a Seamus por el cuello como su
fuera un oso de peluche —Oye, vamos, necesito que te levantes.
Harry jamás entendió como es que Seamus siempre despertaba con un humor tan bueno. —Creo
que me voy a adelantar al desayuno— le dijo a Seamus —Nos vemos en un rato, ¿Sí?
—¡Claro, Harry!
Harry salió y después de saludar a algunos chicos que ya estaban en la sala común, en donde
extrañamente estaba Padma Patil, la hermana gemela de Parvati.
—Hola, Padma— le saludó —¿Te quedaste fuera de la sala común de Ravenclaw de nuevo?
—Oh, no, esta semana no pasará, los primeros días suele ser sencillo resolver el acertijo para que
los de primer año entiendan la dinámica, solo queríamos pasar un rato de chicas con mi hermana—
le respondió Padma.
Aquello era normal, aunque por lo general cuando Padma llegaba a la sala común de Gryffindor
era porque los acertijos de la entrada de su sala común habían sido indescifrables, incluso llegó a
pasar varias veces que entre varios estudiantes intentaran resolverlo sin tener mucho éxito, aunque
Harry no sabía a dónde iban los compañeros de Padma cuando eso pasaba, de cualquier manera se
dirigió al túnel, salió por el retrato y fue directo al gran comedor, todavía se sentía un poco extraño
por el sueño que había tenido, incluso se sentía un poco frío a pesar de que eran los días más
cálidos del año. Cuando entró al gran comedor estaba casi vacío, había algunos Ravenclaws ya con
libros y apuntes en las manos, uno que otro Hufflepuff de primer año muy nerviosos y en la mesa
de Gryffindor había una sola persona que usaba una corbata verde.
—¿Draco? — Harry se acercó rápidamente a él para sentarse a su lado —¿Qué haces aquí tan
temprano?
—¡Harry! — le respondió, se veía algo somnoliento todavía —Bueno...no quería verlos, ya sabes,
a Nott, Vincent, Gregory, todos ellos, y sospecho que ellos a mí tampoco. De hecho, dormí en uno
de los sillones de la sala común porque se negaron a dejarme entrar al dormitorio y sacaron mi
maleta al pasillo.
—¿Qué? — Harry se sorprendió, ahora tenía sentido que se viera cansado, no debió haber dormido
bien en ese lugar tan frío —Esos idiotas, ¿Dónde están tus cosas?
—Las escondí cerca de las mazmorras— le respondió Draco —Ese cuarto en el que nos
escondimos cuando Marcus Flint intentó arrastrarte a no sé dónde, ¿Lo recuerdas? — Harry asintió
—Regresé a ese cuarto varias veces el año pasado, resulta que aparece si pisas ciertas partes del
suelo, metí mis cosas ahí antes de venir.
A Harry no le sorprendió, después de todo el castillo estaba lleno de sorpresas —De todos modos,
no me parece que deberías estar durmiendo en la sala común solo por qué esos idiotas no te
quieren cerca, deberíamos decirle a alguien. Estoy seguro de que el profesor Dumbledore, o tal vez
la profesora McGonagall harán algo.
Draco negó con la cabeza —Iré a decirle sobre esto al profesor Snape...después de todo es el jefe
de la casa...
—Shhh... Se supone nadie debe saberlo— le dijo Draco en voz baja —También me gustaría
bastante que Ronald no fuera por ahí abriendo la boca sobre eso... ¿Pueden?
Harry quitó las manos de Draco de su boca —Está bien, aunque no sé qué tenga eso de malo...—
pero realmente no estaba interesado en saber por qué guardaban tanto su relación, estaba más
cautivado por la calidez de las manos de Draco, volvió a llevarse las manos a la cara para sentir el
calor.
—¡Agh! ¡Pero que asco! — la voz de Theodore Nott se escuchó cerca de ellos —¿Qué te dije,
Pansy? Mientras que Putter esté vivo no hay manera de que Malfoy razone, además, no te
recomiendo que sigas detrás de él, ya está contaminado.
—¿Qué está pasando aquí? — se escuchó la voz cansada del profesor Lupin —¿Hay algún
problema? — les preguntó con severidad.
Nott pareció acobardarse de inmediato, ni siquiera estaban Crabbe o Goyle para hacerle de
segunda, así que solo se limitó a negar con la cabeza y llevarse a Zabini y Parkinson a la mesa de
Slytherin.
—¿Están bien ustedes dos? — preguntó el profesor.
—Sí... Gracias, profesor— le respondió Harry, aunque el profesor parecía un poco más interesado
en Draco, tenía una mirada extraña en el rostro, parecía melancólico.
—No se preocupen— les dijo, suspiró y se dio la media vuelta para ir a la mesa de profesores.
—No lo sé, siempre tiene esa mirada triste y cansada, además de que está lleno de cicatrices. ¿Qué
le habrá pasado?
—No lo sé— le respondió Harry —Pero de alguna forma su voz me resulta extrañamente familiar.
El gran comedor pronto comenzó a llenarse y la profesora McGonagall les entregó su horario,
Harry casi se atragantó al ver el horario de Hermione, estaba completamente lleno de materias, no
había una sola hora de clases sin llenar.
—Hermione, ¿Tienes pensando comer y dormir en algún momento del año? — le preguntó Harry.
—De verdad Hermione, sería sensato que quitaras algunas materias de tu horario— le dijo Ron —
Mira eso, todas las clases están amontonadas, ¿Cómo vas a asistir a todas al mismo tiempo?
—No seas tonto Ron, no puedes estar en dos lugares al mismo tiempo. Ya hablé con la profesora
McGonagall sobre eso, está todo arreglado.
—Si eso dices...— Harry no estaba muy convencido de que eso fuera a funcionar, a no ser que
Hermione planeara hacer varios clones de ella misma no creyó que fuera posible cubrir con tanto a
la vez. Prefería no pensar mucho en eso —Draco, y tu horario?
Justo después de que preguntara, el profesor Snape apareció detrás de ellos ofreciéndole a Draco su
horario. —No esperaba encontrarte aquí, señor Malfoy — dijo en ese tono lúgubre y orgulloso de
siempre —¿Será que de ahora en adelante tendré que estar buscándote entre Gryffindors?
—Tal vez...— murmuró Draco, Snape no dijo nada más y caminó dramáticamente hacia la mesa de
los profesores, su asiento estaba al lado del profesor Lupin, pero aquello no parecía hacerle
ninguna gracia a Snape. De hecho, movió la silla un poco para despegarse lo más que pudo del
profesor Lupin y le dedicó la misma cara de odio que solía estar reservada para el pobre Neville.
—¡Mira eso, Draco! — dijo Hary —Tenemos Criaturas mágicas juntos, y también Alquimia.
—Cierto... ¡Ah! Draco también va a tomar runas antiguas, aunque creo que esa clase no es
compartida, ¿Por qué elegiste esas?
Draco se encogió en hombros —Bueno, busqué las materias que podían servirme para usar magia
sanadora. Quiero ser sanador y realmente ninguna de las optativas es necesaria para estudiar esa
mágica, pero las que elegí podrían funcionar como un complemento, en cuidado de criaturas
mágicas aprendes cosas sobre las criaturas y algunas de ellas sirven para medicinas, escuché que
existen algunas runas que se usaban para sanar y... bueno, alquimia no sé muy bien por qué, pero el
profesor Snape me sugirió que la tomara.
Al terminar de desayunar, se tuvieron que despedir de Draco, cosa que a Harry no le terminaba de
gustar ya que con solo separarse un poco del volvía a sentir frío, incluso le agarró las manos por
última vez antes de tener que correr detrás de Hermione y Ron.
—No es nada en especial, solo que tengo algo de frío y Draco está bastante calientito de las manos.
Ninguno de los dos parecía convencido, pero tampoco le dijeron nada, estaban más ocupados
buscando la torre norte para si clase de adivinación, aunque no tuvieron mucho éxito hasta que un
cuadro de un caballero que Harry nunca había visto les indicó el camino.
El salón de adivinación no solo olía, apestaba a incienso de copal y había tanto de eso quemándose
que una ligera bruma llenaba la habitación, Harry, Ron y Hermione se sentaron en la misma mesita
y mientras todos murmuraban Harry vio una figura moverse entre las sombras.
—Bienvenidos— dijo la profesora saliendo de las sombras con una voz muy suave, era una bruja
con el cabello desordenado y unos lentes con el cristal tan grueso que Harry se sorprendió de ver
qué si existían personas más ciegas que él. —Es un placer verlos por fin en el mundo físico.
Siéntense y pónganse cómodos, mis niños, yo soy la profesora Trelawney— la profesora no vio
que ya tenía la mesa justo frente a ella y termino chocándose con ella, hubo unas cuantas risitas —
Probablemente es la primera vez que muchos de ustedes me ven, no sueño bajar a menudo y
caminar por el castillo, nubla mi ojo interno.
—No creo que su ojo interno sea el único nublado— murmuró Ron, quién parecía estar igual de
sorprendido con la enorme falta de visión de la profesora.
—Ustedes están aquí para aprender el noble arte de la adivinación— continúo la profesora
Trelawney —Es una de las ramas más difíciles de la magia, temo que es necesario hacerles una
advertencia, no todos los que pisan esta clase poseen la vista, y si esto es así yo no podré
enseñarles nada. Ni siquiera los libros servirán para aprobar la materia, así que no se desanimen si
resulta que no es lo suyo.
La primer clase parecía sencilla, solo había que beber té y leer las hojas que quedaban al fondo de
la taza.
—¿Qué ves en la mía, Harry? — dijo Ron mientras miraba su libro —Un momento... ¿Y
Hermione?
Harry miró a su alrededor, al parecer Hermione había desaparecido —Tal vez fue al baño...— dijo
intentando tomar la opción más lógica y volviendo a concentrarse en la taza de Ron, aunque ahora
intentar ver alguna figura en la taza estaba siendo más difícil de lo que pensó en un principio —
Um... Parece que hay unas tijeras... Eso quiere decir ruptura o enfermedad, y eso de ahí creo que es
un zorro, según el libro significa la traición de un amigo.
—Oh rayos, lo que me faltaba. Más te vale no ser tú quien lo haga, Harry— dijo Ron —Con que
no se me rompa está nueva varita creo que me daré por bien servido.
—No voy a hacer eso— dijo Harry —Ya dime qué hay en la mía.
Ron se fijó en la taza de Harry y comenzó a hacer caras con ella muy cerca de su rostro —Pues hay
una estrella... O tal vez un cometa, puede ser buena suerte o un viaje muy largo, ahí hay una
serpiente...
—Podría tratarse de un muy mal augurio, dame la taza, querido— dijo la profesora Trelawney
cuando tomo la taza comenzó a darle vueltas murmurando —Un cometa..., la serpiente... ¡Oh, no!
— la profesora dio un grito espantoso —¡El Grim, ¡Tienes el Grim!
Harry se sobresaltó —¿Y qué es eso? — exigió una respuesta asustado. Todos parecían estarlo
mirando y eso lo ponía el doble de nervioso.
—El Grim, el perro gigante espectral que vaga por los cementerios, es un augurio de muerte, mi
niño. A juzgar por el resto de símbolos, temo que no te queda mucho tiempo de vida...— Ahora
Harry si estaba asustado.
De inmediato recordó esos encuentros extraños con la figura del perro negro, sobre todo ese día
que escapó de casa de los Dursley. Ahí estaba ese enorme perro negro entre las sombras, un perro
que actuaba de manera extraña y no solo eso, también había visto el perro en la portada de un libro
sobre augurios de muerte mientras curioseaba en Flourish y Blotts un día antes de que Draco
apareciera en el caldero chorreante. Ya se había escapado muchas veces de la muerte, pero podía
ser que finalmente la muerte lo estaba alcanzando.
—Anímate, Harry— le dijo Hermione, que quien sabe de dónde había salido —La profesora
McGonagall me aseguró que la adivinación es la rama más imprecisa de la magia, incluso los
centauros se han llegado a equivocar al leer las estrellas. También tengo artimancia, es mucho más
precisa; estoy segura de que si tengo el suficiente tiempo podría hacer una predicción más
confiable que los ojos de la profesora Trelawney.
De igual manera, la profesora McGonagall tranquilizó a Harry y al resto de la clase antes de que
los demás siguieran dándole sus condolencias por adelantado, pues les había dicho que todos los
años la profesora Trelawney predecía la muerte de algún estudiante y que hasta ahora ninguno de
ellos había muerto; dijo que tal vez era una especie de broma de mal gusto, aunque el año pasado
realmente les había dado varios sustos. De cualquier manera se aseguró de dejarle en claro a Harry
que si se moría no tendría que entregar la tarea.
—Creo que no lo están entendiendo— dijo Ron limpiándose la boca con una servilleta —Ver un
Grim no es cualquier cosa. Mi tío Bilius vio uno y murió al día siguiente, diles, Draco.
Draco se encontraba junto a ellos en el gran comedor, mientras intentaba comer con Harry
extremadamente pegado a él. —En realidad, es cierto que los Grims le ponen los pelos de punta a
la mayoría de los magos. Pero también es verdad que Trelawney no es muy buena vidente, el
profesor Snape siempre está diciendo que no soporta tenerla al rededor, siempre le dice que está
cubierto de una pena que lo persigue o algo así.
Harry pensó que cualquiera que le viera la cara a Snape diría algo parecido.
—Harry, el sol está pegándote directo de la ventana— le dijo Hermione —¿Cómo puede ser que
aún tengas frío?
—No lo sé, Mione. Solo sé que Draco es cómodo...— tampoco quería decirles que esa mañana
había tenido un sueño extraño y de todos modos de vez en cuando las aulas se ponían algo frías
cuando los dementores pasaban cerca, no debía ser gran cosa.
Después del almuerzo tenían clase de cuidado de criaturas mágicas con Slytherin, cosa que a Harry
le encantaba porque podía tener cerca a Draco y a sus amigos al mismo tiempo, aunque a Neville
seguía sin agradarle la idea de tener a Draco merodeando sus alrededores. Descendieron por el
césped húmedo hacia la cabaña de Hagrid que estaba en el límite del bosque prohibido, la idea de
estar cerca del bosque ahora le resultaba extraña, si bien ya había estado en el bosque el primer
año, no podía sacarse de la mente el sueño y la manera en que el dragón recostado en el césped le
recordaba al unicornio que había encontrado junto a Draco el primer año.
Hagrid llamó a toda la clase muy entusiasmado a qué lo siguieran a un prado en donde no había
nada.
—Muy bien, todos abran sus libros— les indicó Hagrid, pero todos se quedaron mirando los
monstruos libros que mordían casa vez que intentabas sostenerlos.
—Tienen que acariciarlo, por supuesto— dijo Hagrid como si fuera lo más lógico del mundo.
Todos acariciaron el libro y Harry notó que este ronroneaba complacido y dejó que lo abriera sin
poner ni guna resistencia, era adorable una vez que no intentaba comerte la mano y mentalmente
Harry llamó a su libro "Pelusa".
—Esto es estúpido — dijo la horriblemente familiar voz de Nott —Acariciarlo, primero nos hacen
comprar un libro que nos muerde las manos cuando no lo vigilamos y ahora tenemos que acariciar
libros, si tan solo mi abuelo viviera para ver en qué se ha convertido Hogwarts.
—¡Cállate, Nott— le gritó Harry muy molesto, pues había hecho sentir mal a Hagrid.
—¡Cuidado Putter, un dementor! — se burló Nott haciendo ruidos extraños, aunque no creyó nada
de lo que decía, en cuanto sintió que varias manos lo agarraban había comenzado a gritar y Nott
soltó una enorme carcajada —¡Eres ridículo, Putter!
—¡Déjenlo en paz! — escuchó como Draco gritaba, mientras intentaba junto a Ron que Crabbe y
Goyle lo soltaran.
—Es increíble como es que Crabbe y Goyle se vuelven insoportables cuando es otro Slytherin
quien los maneja— dijo Ron —Eran más agradables cuando estaban cerca tuyo, Draco.
No pasó mucho tiempo antes de que Hagrid volviera acompañado de una docena de criaturas muy
extrañas, tenían el cuerpo, las patas traseras y la cola de un caballo, pero las patas delanteras, alas y
cabeza de águila.
—¡Estos son Hipogrifos! — dijo Hagrid muy entusiasmado —¿No son hermosos? Vengan,
acérquense un poco.
Pero nadie se movió ni un poco, todos pensaron que tal vez empezarían con algo de clase x como
un gusarajo, no bestias de clasificación xxx —Uh...Harry, Draco, pasen al frente— Hagrid se
decidió por ambos ya que eran los que estaban más al frente.
—Lo primero que tienen que saber sobre los Hipogrifos es que son criaturas muy orgullosas, no
quieren ofender a un Hipogrifo nunca, o puede ser lo último que hagan.
Eso pareció alterar a los Gryffindor ya que esa mañana la predicción de la profesora Trelawney
decía que a Harry no le quedaba mucho tiempo de vida. Todos murmuraban mientras Harry y
Draco se acercaban lentamente.
—Bien, quédense ahí — les ordenó Hagrid —Veamos cómo se llevan con Buckbeak—. Hagrid
soltó una cadena y separó al hipogrifo de color gris para ponerlo al frente de ambos —Tranquilos,
primero tienen que ofrecerle una reverencia, procuren no parpadear demasiado o no confiará en
ustedes.
Harry y Draco se miraron mutuamente, pudo ver esa expresión asustada en la cara de Draco y se
acercó un poco para apretarle la mano, ambos bajaron la cabeza y se inclinaron mirando al
hipogrifo y el Hipogrifo se inclinó de vuelta.
—¡Perfecto! — dijo Hagrid mientras le lanzaba un hurón muerto a Buckbeak —Muy bien hecho
los dos— Harry y Draco se miraron aliviados, aunque algo cohibidos porque se habían estado
sosteniendo la mano justo frente a toda la clase, se soltaron muy avergonzados.
—Parece que Buckbeak dejará que lo monten.
Hagrid cargó a ambos sin ningún problema y los posicionó uno detrás del otro por detrás del
nacimiento de las alas de Buckbeak. —Bien, agárrense fuerte, solo no le jalen las plumas porque
no le gustará.
Sin previo aviso, Hagrid le dio una palmadas a Buckbeak y este salió corriendo mientras extendía
sus alas, Harry de aferró al cuello de Buckbeak y sintió como Draco se abrazaba a su cintura
fuertemente. Era mucho más difícil mantenerse estable que en su confiable Nimbus 2.000, sobre
todo porque sentía el zarandeo de Buckbeak cada que tocaba el suelo, y ni hablar del despegue que
fue sumamente brusco, si corazón latía a mil por hora, el viento en su cara se sentía increíble, no
era para nada como volar en escoba, esto era una sensación más salvaje, libre y junto con el calor
que sentía de tener a Draco aferrado a su espalda se sintió en el paraíso.
Dieron una vuelta al prado y parte del lago para después volver a dónde estaba Hagrid, y mientras
el Hipogrifo descendía Harry comenzaba a prepararse para el aterrizaje, entrelazó sus pies con los
de Draco para evitar que en cualquier momento se cayeran y volvió a aferrarse al cuello de
Buckbeak antes de sentir el golpe en el suelo.
—¡Muy bien hecho! — Escucharon a todos vitorear y Harry pudo ver qué muchos se alegraban de
ver qué aún no estaba muerto, Hagrid se apresuró a bajarlos y a darle otro hurón a Buckbeak —
Muy bien, ¿Quién más quiere intentarlo?
Esta vez los estudiantes se veían más animados y muchos se veían ansiosos de intentar aunque
fuera acariciar uno de los hipogrifos.
—Solo es un tonto pavo— dijo Nott —Si un cobarde como Putter pudo hacerlo, yo también puedo,
mírame Blaise.
Se acercó a Buckbeak e intentó tocarlo, cosa que no le gustó mucho ya que de inmediato se puso
muy agresivo, levantando las patas delanteras y dando picotazos para evitar que lo tocaran, Nott
había comenzado a gritar con muchísima fuerza y Hagrid apartó de inmediato a Nott para evitar
que algo malo le sucediera, pero por más que intentaba calmar a Buckbeak este no se detenía.
—¡Harry, quítate de ahí!— Harry ni siquiera supo que fue lo que pasó, solo sintió que alguien lo
jalaba hacia atrás y no pudo ver mucho más ya que sus lentes habían caído al suelo, pero la figura
de alguien rubio cayendo al suelo mientras que el hipogrifo se lanzaba justo encima de él le dio
una vaga idea de lo que estaba pasado, Harry intentó encontrar sus lentes lo más rápido que pudo y
para cuando se los puso, Hagrid ya había logrado ponerle la cadena a Buckbeak y estaba jalando de
el para alejarlo de Draco, quién se estaba retorciendo muy adolorido en el suelo.
Todo era un completo caos, los hipogrifos gritaban y revoloteaban al mismo tiempo que los
alumnos chillaban y corrían lejos de ellos, Nott por alguna razón estaba dando vueltas en la tierra
sosteniéndose la pierna muy dramáticamente mientras que Draco tenía el brazo completamente
deformado y claramente roto.
Cuando Hagrid pudo tener a todos los hipogrifos calmados, regresó a evaluar la situación.
—¡Me muero! — gritaba Nott de manera muy dramática —¡Me mató! ¡Me voy a morir! ¡Me ha
matado!
Harry tenía muchas ganas de ir a matarlo de verdad, pero estaba más preocupado porque Draco
estaba sangrando y que tenía el hueso por fuera de la piel.
Increíblemente, Hagrid se vio presionado por los Slytherin a llevarse en brazos a Nott, quién estaba
supuestamente desmayado y Harry, Ron y Hermione tuvieron que llevarse a Draco entre ellos lo
más rápido que pudieron, ya que Draco estaba poniéndose más pálido de lo que ya era.
—Ya váyase, señor Nott— dijo la señora Pomfrey —Ya no tiene ni un solo rasguño—. Se
arremangó el uniforme y con las manos recién lavadas revisó el brazo de Draco —Ha tenido
mucha suerte, señor Malfoy. Un poco más y de verdad pudo haber perdido el brazo—. Le
acomodó el brazo y por la expresión que hizo Draco pudo deducir que era extremadamente
doloroso, arregló el hueso en cuestión de nada y puso muchas gasas con algún tipo de líquido y
vendas por encima.
—Blaise, recuérdame como alguien valiente. Si no sobrevivo quiero que tengas mi escoba— Harry
estaba escuchando a Nott en la camilla de al lado, sonaba completamente ridículo ya que lo único
que le sucedió fue un pequeño rasguño en la pierna ocasionado por caer sobre una piedra.
—Déjalo, Harry— le murmuró Ron —Luego buscamos la manera de alimentar al calamar gigante
con él.
—Tendrás que estar así por un buen tiempo hasta que tú piel y músculos se regeneren— dijo la
señora Pomfrey —Si no sientes ningún dolor ya puedes irte, pero ten cuidado con no moverlo
demasiado.
—Vaya primer día, ¿No? — dijo Draco mientras Harry lo acompañaba a las mazmorras —Espero
no despidan a Hagrid por esto.
—Yo también espero que todos comprendan la situación — respondió Harry —Todos vimos que
fue Nott quién provocó a Buckbeak, Hagrid ya nos había dicho que no había que ofender a los
hipogrifos.
—Es extraño, normalmente Nott no se comporta así de tonto, ha estado así desde hace un tiempo,
creo que intentaba impresionar a Blaise— dijo mientras pisaba algunas baldosas en un orden
bastante específico.
—¿Por qué intentaría algo como eso para impresionar a Zabini? — preguntó Harry mientras
esperaban a que la puerta apareciera y Harry la abrió para que Draco pudiera entrar.
—No lo sé, han estado actuando raro desde finales del año pasado. Creo que se gustan— dijo
Draco —¿Puedes ayudarme a abrir mi maleta?
—Gustarse gustarse, Harry, así como Marcus y Wood— ahora Harry estaba muy confundido.
—¿Cómo?
—Ay por Merlín, de verdad eres muy ciego — Draco buscaba algo entre sus pequeñas botellas de
cristal —Marcus Flint y Oliver Wood salen desde el año pasado, supongo que Wood debe estar que
rebota de alegría porque Marcus debe recursar séptimo por los éxtasis. Pensé que lo sabías porque
tuve que salvarte de Marcus cuando los encontraste saliendo del salón de aquí abajo después de
que hicieran cosas indecentes.
Eso tenía sentido, ahora Harry se sentía muy tonto —Bueno, el año pasado estaba ocupado con
asuntos más importantes, no me fijé— se defendió un poco —De cualquier manera... No sabía que
eso era normal entre magos, es decir...Vernon siempre dice que lo natural son hombres y mujeres
unidos en matrimonio.
Draco lo miró extrañado —Los muggles son muy graciosos— empezó a soltar una risa, tal vez
pensando que era broma pero al ver qué Harry no se reía su expresión cambió —Espera, ¿Lo dices
en serio? — Harry asintió —Y qué hacen cuando...pues, cuando pasa. Supongo que pasará, ¿No
sería igual de natural?
—Bueno... Pues creo que a Blaise y Nott les pasa. Qué bueno que no estás cerca de ellos, Blaise es
extrañamente posesivo cuando se trata de Nott, y ahora Nott es un completo idiota. No es que antes
no lo fuera, pero antes era más fácil de tolerar— dijo finalmente encontrando el frasco que
buscaba.
Eso le recordaba a Harry que Draco no había conseguido hablar con Snape en todo el día,
definitivamente no podía dejar que Draco durmiera en el sillón con el brazo en esas condiciones.
—Draco, ¿Quieres dormir conmigo?
—Haz estado meloso todo el día, apenas una pequeña plática ¿Y ya te vas a poner así? Eres un
desvergonzado, Potter— Bromeó Draco con un leve rubor en sus mejillas, aunque tal vez era
efecto de la luz.
Harry estaba completamente rojo —¡No! ¡Así no! — se tapó el rostro con una mano —
Es solo que no quiero que duermas en el sillón de la sala común, ¡Está frío!, Y tú estás herido.
—Bien, digamos que por alguna razón acepto, ¿Cómo pretendes meterme a la torre de Gryffindor?
—Bueno, nada te detiene si sabes la contraseña, además, Padma Patil pasa algunas noches
ahí...pero si lo que te molesta es ser visto, entonces espérame aquí, vuelvo en unos minutos— dijo
Harry dirigiéndose a la puerta —¡De verdad espérame! ¡No te muevas!
Draco realmente pensó en irse a su sala común, pero Harry había sido tan insistente que lo esperó
por diez minutos hasta que la puerta volvió a abrirse y Harry entró con una de sus manos atrás de
él.
—No te lo había mostrado antes porque pasaron muchas cosas, pero esto es perfecto para esta
ocasión— le dijo enseñándole la capa de invisibilidad.
—¿Eso es...? — Draco estaba realmente sorprendido —¿Estás seguro de esto? Si tus compañeros
te echan también...
—No van a echarme, es solo hasta que se solucione lo de tu dormitorio. ¿Qué dices?
A veces Draco no podía evitar preguntarse si los padres de Harry eran igual de encantadores.
29. El boggart
El único que protestó fue Neville, aunque tan pronto Harry explicó la situación pareció que se le
había ablandado un poco el corazón y lo aceptó si era solo por unos días.
Draco se sentía bastante incómodo llegando con su ropa en la mano y se sintió todavía más extraño
cuando vio que absolutamente todos se cambiaban en el dormitorio sin la más mínima pizca de
vergüenza, tomó su pijama y corrió al baño a cambiarse. Cuando estuvo listo, estaba tan
avergonzado que creyó una mejor idea dormir en la tina de baño, aunque estaba seguro de que en
algún momento alguien tiraría la puerta abajo para poder usar el excusado, así que no era tan
factible, salió del baño y realmente nadie le prestó demasiada atención, estaban muy ocupados
terminando alguna tarea, leyendo y Ron ya estaba completamente dormido en una posición
antinatural, se acercó a la cama de Harry, la cual ya tenía las cortinas cerradas, menos una que
estaba entreabierta para él, maldijo por lo bajo a Harry ya que sintió que era algo muy indebido
meterse en la cama de alguien con las cortinas cerradas enfrente de tantas personas. Se metió
tímidamente y cerró las cortinas detrás de él.
—Los dormitorios de Gryffindor deben parecerte mucho más cálidos, ¿No es así?
Draco se quedó en silencio, demasiado avergonzado para hablar.
—¿Qué sucede?
—Nada...solo— murmuró mirando la cama y fue entonces que encontró la varita de Harry, la tomó
y solo esperó que no fuera demasiado caprichosa —mufliato
—¡Neville tiene un trasero enorme! — Harry se alarmó mucho y le tapó la boca a Draco con las
manos.
—Shhh, ¡¿Estás loco?! —. Draco comenzó a reír incontrolablemente ante la reacción de Harry, y
por el hecho de que Neville no había intentado sacar a Draco de la habitación podía intuir que el
hechizo había funcionado a la perfección.
—Tranquilo— dijo Draco quitándose las manos de Harry de la boca —Es un hechizo silenciador,
es para que nadie pueda oírnos hablar, solo que no conozco tu varita y no sabía si era una de esas
que no funcionan si no es con su dueño, pero al parecer no puso ninguna resistencia.
La expresión de Harry se relajó en cuanto supo que nadie más podía oír lo que decían —Eres
increíble— le dijo mientras se pasaba la mano por su desordenado cabello —Por un momento
pensé que Neville vendría a sacarte a golpes y que me mandaría a dormir al bosque prohibido.
—Dije que no me echarían por meterte al dormitorio— le aclaró Harry rascándose la cabeza —
Como sea, necesito que me enseñes ese hechizo, es realmente muy útil.
Ambos se acomodaron en la cama de manera muy similar en la que se habían acomodado para
dormir en el caldero chorreante y Draco colocó su brazo en una posición bastante específica.
—¿Te duele mucho? — le preguntó Harry.
—No realmente, las pociones para el dolor que tiene la señora Pomfrey son de larga duración. Pero
es un poco incómodo.
Harry pasó si mano por encima de la de Draco, acariciando el dorso y mirando con mucha
atención. —No puedo creer que Nott haya sido así de imbécil, y ni siquiera le sucedió nada— dijo
Harry bastante molesto.
—Al menos es el brazo izquierdo, si hubiera sido el derecho estaría en muchos problemas— dijo
Draco intentando bromear, pero a Harry no parecía hacerle mucha gracia —Lo siento. No te
preocupes tanto, sanará en unos días.
—Lo sé, es solo que me asusté mucho. No fue cualquier cosa, realmente pudiste haberte quedado
sin brazo por culpa de un tonto que quería hacerse el valiente, no me importa que tanto le guste
Zabini— dijo con el ceño fruncido.
Draco suspiró y lo miró fijamente sintiéndose extrañamente feliz. —Bueno, ahora estoy bien, estoy
a salvo.
Harry sonrió.
El siseo que se escuchaba en los alrededores por dentro de las sombras, el viento helado
congelaba sus mejillas, nariz y la punta de sus dedos. En medio de la completa oscuridad solo
se veían a la lejanía un par de ojos amarillos que brillaban. Un segundo después sintió su
cuerpo inmóvil y una dolorosa mordida en el cuello.
Otra vez el rostro de Harry era lo primero que veía al despertar, pero esta vez no se asustó en lo
absoluto, en su lugar, verlo lo había calmado de manera inmediata. Se tocó el cuello en busca de
algún indicio de haber sido mordido ya que la sensación aún no desaparecía del todo, pero su
cuello estaba completamente intacto; aquel sueño se había sentido demasiado real.
Esa mañana durante el desayuno, vio que Harry estaba muy apresurado escribiendo en un
pergamino, no era que le gustara meter la nariz en donde no lo llamaba nadie, pero realmente sentía
curiosidad, estiró el cuello un poco y leyó...
"Querido Alan.
Siento mucho no haber podido despedirme de ti o de tu familia y quisiera darte las gracias por
haber sido tan..."
Hasta ahí era lo que podía leer sin que las manos de Harry bloquearan su visión. ¿Quién era Alan?
Obviamente no era nadie de Hogwarts si le estaba mandando una carta donde se disculpaba por no
despedirse, pero aquello le había abierto los ojos, realmente no sabía mucho de la vida de Harry
antes de Hogwarts. No sabía si tenía amigos, que hacía antes, sus intereses, nada además de la
obvia falta de estima que sentían sus horribles tíos hacia él y la gran historia que cargaba su
nombre. A ese punto todo lo que se sabía de Harry eran verdades a medias, mentiras o sucesos que
se añadían a su increíble leyenda; Harry Potter más que una persona, era un símbolo que ahora
podía ver y tocar. Pero no quería tener a un símbolo a su lado, quería conocer más allá, pero creyó
que sería grosero preguntar de repente quien era Alan.
Draco continúo comiendo el desayuno mientras veía como Ron jugaba con su plato de avena y
Hermione lo regañaba por ser demasiado asqueroso y además de eso, tenía una incómoda mirada
proveniente de uno de los gemelos Weasley que estaba sentado al lado de él.
—Pst, niño fantasma— le llamó mientras le picaba el hombro, Draco lo miró algo disgustado,
realmente no le gustaba ser llamado niño fantasma, pero al menos le gustaba pensar que había un
poco de cariño en ese apodo —No mires ahora, pero hay una chica en la mesa de Slytherin que
lleva días echándote un ojo encima— dijo en un tono juguetón.
Draco volteó a la mesa en la que estaba negado a volver a sentarse en lo que le quedaba de vida
escolar y pudo ver a una pequeña chica de cabello castaño que lo observaba muy atentamente, en
cuanto sus miradas se cruzaron ella bajó la cabeza muy tímida. —¿Hablas de Astoria Greengrass?
—Sí, se ve que le gustas— le aseguró Fred, o George, quién sabe cuál de los dos era.
En realidad no estaba equivocado, no había dicho nada sobre eso porque Pansy hubiera estallado
en contra de la pobre chica, pero el año pasado había recibido una carta de ella el día de San
Valentín, aunque tuvo la suficiente decencia de no enviarle ningún enano para leerla frente a todo
el mundo, lo cual hizo mucho más fácil ignorar que esa carta existía. —Lo sé— dijo Draco —Pero
no estoy muy interesado en ella...ni en ninguna en realidad— Draco notó que Harry dejó de
escribir de manera abrupta y lo vio por un momento, no le dijo nada y después de unos segundos
incómodos volvió a su pergamino.
Para ese día tendría dos horas de pociones, lo cual lo hubiera emocionado mucho de no ser porque
tenía un brazo inútil, un problema que solucionar respecto a su dormitorio y un padrino que se
preocupaba demasiado cuando se trataba de él, estaba de más decir que el mismo Severus Snape ya
había hablado con el director para presentar sus quejas por el incidente con el hipogrifo. Una vez
en las mazmorras, no tuvo más remedio que tener a Pansy cerca de él, aunque está vez la poción
que realizaban era individual y no tenía que hablar con ella, por lo que pegó su caldero a la mesa de
Harry y Ron. A media clase vieron como Nott entraba en el salón con unas muletas y luciendo muy
dramático.
—¿Te duele mucho, Theo? — dijo Blaise bastante meloso y con cara de tonto.
—Oh, sí. Tuve mucha suerte, pude haber perdido ambas piernas— le dijo exagerando
completamente, escuchó a Harry gruñir por lo bajo al verlos —¿Sabes cómo fue que pude
conservar mis piernas?
—Por fuerza de voluntad— le respondió Nott —Me dije a mi mismo que no podía permitirme algo
como eso, si no, ¿Cómo voy a cargarte cuando te lastimes?
Blaise suspiró muy sonrojado, mientras que Ron hacia una mueca de asco muy graciosa.
—Muy conmovedor, señor Nott— dijo Severus con bastante desdén —Ahora cállese y siéntese.
Nott bajó la cabeza y comenzó con sus asuntos, aunque seguía coqueteando con Blaise entre
murmuros, mientras presumía que su padre estaba en proceso de tomar acciones legales junto con
el ministerio en contra de Hagrid y Buckbeak.
Claro que Draco no creyó que realmente fuera a quedar en algo, él había tenido la culpa de eso y
había muchos testigos presentes, tenía todas las de perder. Draco siguió con su caldero y cuando
tuvo que comenzar a cortar y pelar cosas se vio en dificultades.
—¿Necesitas ayuda? — le murmuró Harry —Déjame ayudarte— y sin dejar que Draco le
respondiera, le ayudó a cortar sus raíces de margarita y a pelar el higo.
—Potter— le llamó Severus bastante imponente —¿Se puede saber que estás haciendo?
—Yo...um— Harry se puso muy nervioso y se notó como sus manos comenzaron a temblar.
—Está ayudándome, profesor— intervino Draco —La señora Pomfrey me dijo que no podía
mover mucho el brazo hasta que estuviera recuperado, así que está ayudándome con las tareas que
requieren de dos brazos.
Severus los miró por un momento, mientras Harry bajaba la mirada en espera de que le quitaran
puntos o como mínimo, un regaño, pero no sucedió. —Señor Malfoy, en vista de las
circunstancias. Me gustaría hablar con usted después de la clase.
Fue lo único que les dijo y centró su atención en el desastre que estaba siendo Neville con su
poción, la cual por alguna razón estaba de un color verde limón muy brillante en lugar de naranja y
Severus amenazó con usar esa poción en Trevor, el sapo mascota de Neville. Si no arreglaba esa
poción para el final de la clase, lo más seguro es que su querida mascota terminara completamente
envenenada. Por suerte, Hermione estaba ahí para salvar el día, aunque eso le había costado cinco
puntos a Gryffindor.
—¿Cómo está tu brazo? — le preguntó Severus cuando ya no había nadie en el aula —¿Necesitas
algo para el dolor?
—Estoy bien— respondió, desde el año pasado, Severus había estado encima de él y de su padre
para verificar que su estado de salud era bueno y aquello le había conferido cierta protección de los
castigos de su padre. —En realidad hay algo más importante que eso...
Draco bajó la cabeza un momento, era realmente vergonzoso tener que explicar algo como eso —
Bueno...desde el primer noche tengo que dormir en la sala común. Mis compañeros de dormitorio
me sacaron de la habitación. Severus reaccionó exactamente como Draco había imaginado, a él no
le dijo nada y solo le aseguró de que el problema estaría resuelto para antes de esa noche, pero él
no era así de calmado, sabía por la torcedura de su boca y la manera en la que sus ojos se abrían un
poco más de lo normal que en realidad estaba más que furioso y que tal vez Nott y compañía
tendrían que limpiar los baños con la lengua.
Cuando salió del aula, vio como tres Gryffindors se habían quedado a esperarlo para ir todos juntos
al gran comedor y en el camino, Ron discutía con Hermione como hacía para aparecer y
desaparecer de repente, tal vez tener muchos hermanos te volvía paranoico o algo parecido.
Después del almuerzo tenían la clase junta de DCAO y luego de esa tenía alquimia, realmente este
era el año en que más le había tocado convivir con Gryffindor y con cualquier casa en realidad,
nunca tenía clases junto a Hufflepuff y solo llego a tener dos clases con otras casas el año pasado,
pociones con Gryffindor como sería todos los años y herbología con Ravenclaw, cosa que era
terrible porque había una chica de cabellos azules que era bastante rara, olía a cerezas y gustaba de
morder las plantas de las que estaba segura que no eran venenosas. Aunque Gregory llegó a pensar
que era bastante adorable, Draco no entendía porque.
Una vez en el aula de DCAO, el profesor Lupin, quién se veía desaliñado pero muy genial, les
indicó que guardaran los libros y que lo siguiera fuera de clase pues ese día tendrían práctica en
lugar de teoría, solo rezó a Merlín que está vez Nott fuera capaz de mantener su nariz fuera de
problemas.
—Oigan— les habló Ron —Es en serio, ¿No vieron a dónde se fue Hermione?
Draco miró por los alrededores y pudo ver qué era cierto, Hermione no estaba por ningún lado, y
eso que no era difícil de verla pues normalmente tenía ese enorme cabello esponjado que llamaba
mucho la atención. Se encontraron a Peeves en el camino, quién había reconocido al profesor y
ahora estaba cantando a modo de burla.
—Locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin...— se burlaba Peeves, lo cual era relativamente
normal puesto que ese poltergeist no respetaba a nadie que no fueran Dumbledore o el barón
sanguinario.
—Miren— habló el profesor Lupin —Esto puede resultar les bastante útil— dijo mientras apuntaba
a Peeves con la varita —¡Waddiwasi! — exclamó el profesor y el chicle que Peeves había pegado
en la puerta del despacho de Filch había salido disparado y había tapado la nariz de Peeves
haciéndolo ascender y dar vueltas de manera descontrolada hasta que se fue por el pasillo mientras
gritaba. Todos vitorearon al ver cómo alguien por fin había vencido al molesto Peeves.
Llegaron a la sala de profesores y en cuanto el profesor Lupin abrió la puerta de podía ver como
Severus estaba sentado en un sillón leyendo tranquilamente un libro titulado "orgullo y prejuicio".
Tanto el profesor Lupin, como Severus se miraron un momento y después unos momentos la cara
del profesor Lupin se volvió una mueca extraña y Severus se puso rojo de la rabia, escondió el
libro en su túnica y se levantó muy altivo del sillón.
—Lupin— dijo Severus de manera agresiva y entre dientes, casi como si el apellido del profesor
Lupin fuera una especie de insulto.
—Snape— respondió el profesor Lupin bastante incómodo —Literatura clásica por lo que veo,
también es de mis favoritos.
—Cierra el hocico, Lupin— dijo caminando hacia la puerta y saliendo con su túnica ondeando
conforme se alejaba.
El profesor Lupin solo lo miró alejarse y se rascó la barba que tenía tres días de crecida de manera
perezosa y luego habló —Entren, por favor— les dijo y todos entraron sin oponerse.
Una vez que todos estuvieron dentro, el profesor inicio la clase pidiendo que Neville fuera su
asistente para una primera demostración, a lo que muchos de sus compañeros Slytherin se burlaron
en voz baja de él, ante eso, Neville quedó completamente paralizado y solo de movió cuando
Hermione lo ánimo a avanzar, ¿De dónde había salido Hermione?
Esa clase trataría sobre los boggarts, un ente catalogado como amortal y que posee la capacidad de
cambiar su apariencia a voluntad, sobre todo para tomar la forma de aquello que más teme su
víctima.
—Bien, recordemos una cosa muy importante— habló el profesor Lupin —Los boggarts se
alimentan principalmente del miedo, entonces ¿Alguien puede decirme cómo podríamos
defendernos de un boggart? — claramente Hermione tenía la mano arriba, como era usual, pero el
profesor no la eligió para hablar —Señor Malfoy, ¿Alguna idea?
Sintió como todas las miradas de volcaron contra él, se sentía bastante intimidado, pero de todos
modos sabía la respuesta —Mostrando las emociones contrarias, como reírse.
—¡Correcto! Cinco puntos para Slytherin— dijo el profesor y Draco sintió un ligero cosquilleo en
el estómago —Justo ahora, en este armario, hay un boggart metido para que nosotros podamos
practicar el hechizo de hoy. Normalmente en condiciones normales saldría y mataría del miedo a
quien tuviera enfrente, pero está vez tenemos una ventaja contra el boggart, Harry, ¿Quieres
decirnos cuál es esa ventaja?
Pareció que había estado bastante distraído cuando le preguntaron, pues de inmediato abrió esos
ojos brillantes y miró para todos lados en busca de una respuesta —Um... ¿Por qué somos muchos?
— dijo muy poco convencido de sí mismo.
—¡Correcto! Cinco puntos para Gryffindor— dijo el Profesor Lupin —Siempre es mejor enfrentar
a un boggart si estás acompañado de una o más personas, esto es porque se despista al boggart,
como no son seres vivos, realmente no pueden pensar y no pueden decidirse en que se van a
convertir, es muy común que intenten transformarse en varias cosas a la vez y en lugar de dar
miedo confunden a sus víctimas o en el peor de los casos las hacen reír y la mejor manera de
vencer a un boggart es con una buena risa. El hechizo que practicaremos hoy es Riddíkulo, no se
confundan, no es ridículo, ridículo se va a ver el boggart, es Riddíkulo— toda la clase pronunció
entre risas el encantamiento sin la varita y ahora estaba todo listo para la demostración, ese
profesor de verdad debía ser alguna especie de loco para enfrentar a Neville a un boggart, pues era
bien sabido por todos que Neville tenía esa tendencia a quedarse completamente inmóvil cuando
estaba muy asustado.
El profesor le preguntó qué era lo que más le asustaba en el mundo y la respuesta fue...
—El profesor Snape...— dijo muy tímido, eso no le gustaba mucho a Draco ya que estaba
hablando de su querido padrino, su qué podía entender que le asustara tanto después de haber
amenazado con usar a su sapo de mascota para probar las pociones fallidas del pobre chico.
—El profesor Snape— dijo pensativo y con una mirada muy seria —Sí, a veces nos asusta a todos
— dijo en un murmuro mientras le daba unas palmaditas en el hombro a Neville, después de eso le
susurró algo al oído y Neville asintió luciendo algo nervioso. Todo estaba preparado, era el
momento de la verdad y Neville parecía hecho de gelatina de lo mucho que temblaba. El profesor
Lupin abrió el armario y de él salió un muy serio y sombrío Severus junto con un frasco con una
poción de color verde claro y un sapo en la otra mano, era bastante impresionante el nivel de
detalle que el boggart podía lograr, de no ser que Draco sabía que ese no era Severus él
perfectamente pudo haberlo confundido con el verdadero.
Neville tenía su varita apuntándole a Severus, su mano temblaba bastante y respiraba con fuerza,
de un momento a otro sujetó su varita con más fuerza. —¡Riddíkulo! — gritó Neville y la imagen
falsa de Severus terminó vestido con un vestido bastante viejo y anticuado, con un sombrero
bastante feo con un zopilote en él, una bolsa roja enorme en donde había estado el sapo y un lápiz
labial rojo en donde tenía que estar el frasco de la poción, la imagen era tan graciosa que incluso
Draco no pudo evitar soltar una enorme carcajada junto con todos los demás.
—¡Maravilloso! ¡Espléndido! — vitoreó el profesor Lupin —Todos hagan una fila, una de
Slytherin y otra de Gryffindor para practicar, no se empujen.
Todos estaban ansiosos por enfrentar al boggart y convertirlo en cosas graciosas, iban intercalando
entre un Gryffindor y un Slytherin, no eran muchos estudiantes antes de él, el orden era Ron,
Millicent Bulstrode, Hermione, Draco, Harry y después de eso no le importaban mucho los demás.
El boggart de Ron se convirtió en una araña enorme, la cual hizo que usara patines en todas sus
patas y eso la hizo resbalar. El de Millicent se trataba de su gato tirado en el suelo completamente
destripado, el cual transformó en un montón de serpentinas en el aire. Hermione tenía a la
profesora McGonagall diciéndole que había reprobado absolutamente todas sus materias, al parecer
a Hermione le costaba un poco transformar a la profesora McGonagall en alguna otra cosa, pero
eventualmente la convirtió en un payaso que hacía un baile muy ridículo.
Para cuando Draco estuvo frente al Boggart lo vio convertirse en varias cosas rápidamente mientras
se decidía su forma, fue una serpiente verde, Nott, su madre y su forma final era nada más y nada
menos que su propio padre, pero de veía mucho más grande de lo que recordaba, tenía esa mirada
de furia en su mirada y también la sonrisa con la que siempre le decía que debía ir a la sala de
castigo, tenía su bastón en la mano y en la otra tenía su varita apuntándole directamente a él. De un
momento a otro escuchó un silencio inquietante y creyó que todo el mundo podía ver a través de
sus pensamientos, las manos le sudaban, sintió sus piernas débiles y su respiración pesada e
insuficiente. <<No es real>> se dijo a si mismo <<Eso no es él, solo apuntale>> creyó que todo el
mundo se había detenido, sacó su varita en cámara lenta y apuntó a su padre con su mano
temblorosa.
—¡Riddíkulo! — gritó y su padre se volvió calvo, verlo sin su enorme e imponente melena le había
parecido tan gracioso que creyó que se le iba a salir un pulmón por la boca de la risa.
Ahora era el turno de Harry, Draco no se lo había preguntado qué era eso a lo que el héroe más
joven del mundo podría temer, desde el primer año se le había visto tan valiente y decidido al
momento de actuar que seguramente solo había una persona que podía aterrarlo, alguien tan
terrorífico que Draco jamás se atrevería a decir su nombre. Volvió a sentirse nervioso cuando Harry
caminó hacia el boggart que seguía pareciéndose a su padre, contuvo la respiración en un intento
de no dejar escapar su valor, realmente no creía estar listo para ver al señor tenebroso aún si era
falso; el boggart comenzó a cambiar y para la desagradable sorpresa de todos, lo que apareció no
fue el que no debe ser nombrado, si no que empezó a surgir de una mancha negra la figura de una
túnica rasgada y muy vieja que se iba alzando y tomando forma, después de unos segundos había
un dementor muy violento en el centro de la habitación, está vez las risas de todos se apagaron al
instante y se pudieron escuchar un par de gritos al fondo de la fila, todos entraron en una especie de
shock y el profesor Lupin se apresuró a ponerse frente a Harry.
En cuanto el profesor estuvo al frente de todos, el boggart cambió y ya no se parecía en nada a un
dementor, era un círculo brillante y grande que parecía estar rodeado de una niebla.
—¿Puedo ir contigo? — preguntó Draco de manera impulsiva, ni siquiera pudo controlar su propia
lengua. Harry no se negó y caminaron juntos por los pasillos en completo silencio, aunque Harry
seguía intentando mantener el contacto físico por la mayor cantidad de tiempo que se pudiera.
Una vez en la lechuceria buscaron a Hedwig y Harry le entregó la carta en el pico —Al 5 de Privet
Drive, y no dejes que Vernon o la tía Petunia te vean— le dijo a la blanca lechuza que se mostraba
vanidosa —Les indiqué cuidados en la carta, para que no tengas que volver rápido—. Después de
eso, Hedwig se hecho a volar y Harry la miró alejarse.
Draco no pudo mantener la boca cerrada.
—No— mintió Draco —Solo que escribes en letras grandes por fuera del sobre a quién va
dirigido, y decía "Alan Puckle". Y no sé dónde vives, solo uso la lógica— se cruzó de brazos —Si
no quieres que tus tíos vean a Hedwig entiendo que ellos están cerca de esa casa, por lo que
podrían vivir enfrente o al menos en la misma calle, y no creo que te estés mandando cartas con tu
primo, lo odias y él tiene un apellido más gracioso que "Puckle".
Harry lo pensó por un momento —Si, creo que era un poco obvio si lo piensas... Alan es mi vecino
de al lado, su familia se mudó desde Gales por el trabajo de su padre, resulta que es el jefe de
Vernon. Ellos cuidaron de mi en verano y no pude despedirme porque estaban en un viaje para
visitar a sus parientes, por eso es la carta, me siento un poco mal por desaparecer así.
—Ya veo— dijo Draco —Pero, ¿No crees que les parezca raro que llegue una lechuza a su
ventana?
—Ellos descubrieron a Hedwig en verano— se rascó la nuca —La vieron un día que te mandé una
carta, así que tuve que decirles que era una lechuza que yo había rescatado y entrenado.
Draco asintió con la cabeza, completamente satisfecho con la explicación, pero Harry parecía
nervioso y apretaba los labios como si estuviera conteniendo sus propias palabras.
—Entonces... ¿Quién es...Astoria Greengrass? — preguntó con ligero temblor en la voz y mirando
hacia otro lado.
Draco sospechó de aquella actitud, ya había visto como Blaise y Nott actuaban así el uno con el
otro, Blaise normalmente era muy territorial, pero a Nott tenías que prestarle un poco más de
atención para descubrirlo, todavía no sabía si Harry podía llegar a comportarse así y para
comprobarlo quiso hacer un pequeño experimento.
—Astoria es la hermana pequeña de Daphne Greengrass, es la chica rubia que a veces se sienta con
Pansy en clase de pociones. Ambas pertenecen a la familia Greengrass, son una familia de sangre
pura— explicó Draco con mucha calma —Astoria lleva desde el año pasado mostrando interés en
mí, de hecho me mandó una carta el año pasado en San Valentín. Supongo que se habrá enterado
que mi madre las está considerando a ella y a su hermana para un matrimonio arreglado.
La cara de Harry era un poema, se parecía mucho a la profesora McGonagall cuando decías una
grosería enfrente de ella, completamente indignado.
—No precisamente con ella, también está considerada su hermana. Ah, y Pansy también está en la
lista— ciertamente estaba disfrutando de ver cómo Harry se iba poniendo cada vez más rojo e
intentaba disimularlo, pero tampoco quería hacerlo sufrir demasiado —Aunque claro, yo jamás dije
que lo fuera a aceptar así de fácil— aclaró.
—¿No? — la expresión de Harry se tranquilizó por completo y se podía ver una pequeña chispa en
sus brillantes ojos verdes.
Más tarde, antes del toque de queda, se reunió junto a sus compañeros de dormitorio y su padrino
para resolver el problema que había entre ellos, aunque más que resolver algo, Severus amenazó a
todos y cada uno con dejarlos dormir fuera de la sala común si no le dejaban pasar a su dormitorio
y también con agregar unas cuantas gotas de brebaje de floripondio a sus jugos de calabaza, lo cual
podría causarles alucinaciones o envenenamiento, todavía no se sabe muy bien los efectos del
brebaje. Todos ellos terminaron muy asustados después de la amenaza del jefe de la casa y dejaron
a Draco entrar, aunque ninguno le dirigió la palabra. Y Blaise de veía realmente molesto por su
presencia.
30. Siempre pasa algo en halloween
—Es el peor año de todos— protestaba Nott mientras acomodaba su corbata y su túnica —Estamos
invadidos por Gryffindor en casi todas las clases.
—Y que lo digas— dijo Blaise siguiéndole la corriente mientras lo veía atentamente sentado desde
su cama —A demás, solo mira el payaso que contrataron como profesor para defensa contra las
artes oscuras. Con esas túnicas horribles parece un elfo doméstico.
Draco ni siquiera prestaba atención a todo lo que decían, si bien ahora podía dormir en su propio
dormitorio y sus compañeros estaban los suficientemente amenazados como para dejar sus cosas en
paz, todos ellos ignoraban su presencia y generalmente no tenían nada bueno para decir. Para ese
punto, el profesor Lupin se había vuelto el profesor favorito de todo Hogwarts, de todos menos de
Nott y Blaise, sin embargo, a Draco no podía importarle menos lo que pensaran ellos sobre el
profesor Lupin, incluso no le importaba mucho lo que pensara su propio padrino de él. Varias
veces lo había encontrado murmurando sobre lo mucho que detestaba al profesor Lupin y sobre
otras personas que no había nombrado por su nombre, pero que solían acompañar al profesor Lupin
en sus años de estudiante; Draco no veía ninguna razón por la cual odiarlo, era verdad que sus
túnicas eran bastante desalineadas, pero no había ninguna túnica remendada o rota que le hicieran
despegar los ojos del profesor, tenía algo especial que lo atrapaba.
Tal vez era la forma en que hablaba en clases, tenía una voz rasposa pero agradable, la manera en
que se movía tan perezosamente de un lado a otro con ese leve cojear, el cómo sonaba cuando se
rascaba la barba, como movía la varita para conjurar un hechizo, el cabello desastroso, las
cicatrices en su cara, su aroma a chocolate amargo. Todo en él era completamente atrayente, una
vez le bajó un libro de una estantería alta en la biblioteca y ese fue el mejor día de su vida, después
del día en que Harry le dio la mano en el primer año.
Esa mañana estaba particularmente fría, más fría de lo normal para ser octubre y de manera extraña
nadie más parecía notarlo. Llegó temprano al gran comedor, como habían sido todas las mañanas
para no tener que verles la cara a sus compañeros de dormitorio más de lo necesario y se sentó en
la mesa de Gryffindor, en donde ya estaba sentado Oliver Wood con un trozo de pergamino en la
mesa que tenía un esquema del campo de quidditch y algunas jugadas que estaba planeando, ni
siquiera había empezado la temporada y tanto Wood como Flint ya estaban haciendo planes como
unos completos locos, sobre todo porque de esa manera decidían quien era el de abajo. Era algo
que Draco había descubierto a finales del año anterior, aunque supuso que también tenía algo que
ver el hecho de que esté era el último año de Oliver Wood y Gryffindor no había ganado ni una
sola copa desde que él tomó el puesto de capitán. Marcus Flint como sea podría repetir el año
cinco veces más, pero Wood si era inteligente.
Después de unos minutos el resto de la escuela entró al gran comedor, los gemelos Weasley
pasaron bostezando por detrás de él y ambos le acariciaron el cabello a modo de saludo como
hacían con sus hermanos menores, cosa que a Draco le agradaba, pero jamás lo admitiría frente a
otras personas. Había pasado tanto tiempo entre los Gryffindor que muchos de ellos comenzaron a
tratarlo como si fuera uno más de la casa y realmente comenzaba a arrepentirse de haberle pedido
al sombrero que lo colocara en Slytherin por la presión de sus padres.
Ron y Hermione se sentaron frente a él y peleaban por algo completamente estúpido como todas
las mañanas, Harry de sentó al lado de él como siempre y de igual manera se pegó a él diciendo
que hacía mucho frío esa mañana.
—¿Cómo puedes decir que hace frío? — le dijo Draco —Si estás bastante calientito, yo soy el que
está frío.
—No digas tonterías— replicó Harry —Tú nunca estás frío.
—Saben, empiezo a pensar que es una excusa— les dijo Dean Thomas —Si quieren abrazarse solo
háganlo, por amor a Merlín.
Tal vez Dean tenía razón, aunque el profesor Lupin era su delirio, ya no podía seguir ocultando que
tener a Harry así de cerca le provocaba emociones extrañas, incluso se había encontrado a si
mismo con la cabeza por las nubes mientras imaginaba esos preciosos ojos verdes. Sintió sus
mejillas calentarse un poco.
—Alguien máteme— dijo Neville, quien llegaba tarde y con unas bolsas debajo de los ojos
enormes —O al menos que alguien me lance un maleficio para poder dormir en la enfermería.
—Ah, cierto— dijo Ron —Anoche tuviste que cumplir el castigo de Snape, ¿Cómo te fue?
—Fue horrible, me mandaron a limpiar la lechuceria con un cepillo de dientes y una cubeta— dijo
tallándose los ojos —Filch no me dejó ir hasta que no vio ni una sola pluma. Es el tercer castigo
este mes que tengo del profesor Snape, juro que si me vuelve a castigar me aventaré desde la torre
de astronomía.
—No me extraña que no te hayamos visto llegar al dormitorio— dijo Harry —Snape debería
relajarse un poco, es culpa de él que sea tu boggart en primer lugar.
Draco vaciló un poco en su meterse en esa conversación o no, era cierto que su padrino podía ser
extremadamente atemorizante y demasiado rencoroso con quién fuera, pero no creyó que ese
comportamiento fuera completamente culpa del pobre Neville. Hermione le hizo el favor de usar
el embrujo de las piernas de gelatina para que Neville pudiera pasar la mañana en la enfermería y
que así pudiera dormir, pero aquello solo funcionó por unas cuantas horas y para su mala suerte,
tuvo que volver a clases después del almuerzo, justo a la clase de pociones.
—Si me castiga de nuevo, estoy seguro de que me pondrán a limpiar yo solo el gran comedor
después de la fiesta de halloween, estoy seguro de eso— dijo mientras picaba su ensalada de papa
con el tenedor bastante desganado.
Dentro del aula de pociones ya estaba escrita la poción que había que realizarse y además estaba
especificado que tenía que hacerse en parejas.
—Te lo advierto, Longbottom— le amenazó Severus apenas entró al aula —Si fallas está poción
tendrás un castigo para toda la semana.
Neville parecía a punto de echarse a llorar y estaba el doble de asustado porque Hermione no
estaba por ningún lado para hacer pareja con ella. Draco se acercó a él y le tocó el hombro para
llamar su atención.
—¿Qué quieres, Malfoy? — le dijo de mala gana, Draco solo torció la boca.
—Longbottom— le dijo Draco —Contrario a lo que piensas, no soy un monstruo sin corazón,
hasta yo creo que has tenido suficiente. Todavía no puedo mover bien la mano, solo necesito que
hagas exactamente lo que yo te diga— Neville tenía una mueca extraña en el rostro, era una mezcla
de miedo, asombro y asco a partes iguales —Oye, el profesor Snape no será capaz de castigarte si
haces equipo conmigo. Ven, usaremos mi caldero.
—Veamos que tenemos aquí — dijo Severus mirando el caldero ya fuera del fuego al final de la
clase, Draco casi pensó que Neville se iba a desmayar cuando lo tuvo frente a él mirando su trabajo
con esa cara tan seria. —Decente, parece ser que juntarte con alguien con talento puede corregirte
— dijo Severus y se dirigió a la mesa de al lado a juzgar los resultados de los demás.
Neville estaba completamente pálido, pero tenía una enorme cara de asombro, volteó a ver a Draco
y solo pudo articular una palabra —Gracias.
—No hay de que — respondió Draco en ese tono vanidoso que le gustaba usar cada vez que algo
salía bien. De pronto sintió un jalón en su túnica y unos brazos rodeándole el cuello. —Harry,
¿Qué haces? El profesor puede vernos...— le replicó Draco.
—Lo siento, pero la mazmorra está helada— dijo en un tono algo agresivo, Draco sintió sus
mejillas arder.
La mañana del 31 de octubre se sintió igual de fría que el anterior, aún con el calentador encendido
se le helaban los pies. Ese día en particular era el primer fin de semana en Hogsmeade, así que se
levantó y se puso la ropa para ir a desayunar antes de que los demás despertaran emocionados por
algo que él no podía hacer, el lado bueno es que no les vería la cara en todo el día.
Subió al gran comedor y como siempre estaba casi vacío a excepción de algunos Ravenclaw de
años avanzados que religiosamente leían sus libros para presentar sus timos o los éxtasis,
generalmente eran los primeros en tener una crisis que los llevaba a la enfermería para que les
dieran un poco de filtro de paz. Pronto bajaron Ron y Hermione discutiendo entre ellos.
—Ya te dije que no quiero a ese monstruo cerca de Scabbers— le reclamó Ron —Está enferma y
débil, esa cosa se lo va a comer como si fuera una papa recién horneada.
—Mi Crookshanks jamás haría algo como eso— dijo sentándose en la mesa al lado de Ron y
seguido de eso, el enorme gato de cara aplastada se subió en su regazo con un pájaro muerto en la
boca —¡Bravo, Crookshanks, ¿Lo haz atrapando tu solito? — le animó Hermione mientras
acariciaba su cabeza y el gato comenzó a masticar al pájaro felizmente.
—Oh, vamos, es un gato, está en su naturaleza comer lo que caza. Además, es adorable, ¿No crees
eso, Draco?
Draco miró al gato comer al ave que comenzaba a destrozarse y a desparramar vísceras —
Encantador...— dijo bastante irónico —Pero, por favor. Estamos en la mesa, aquí también vamos a
comer nosotros, ¿Podrías bajarlo?
A Hermione le pareció razonable y corrió a Crookshanks, quién fue directo a una esquina para
poder comer su desayuno, poco después apareció el desayuno de ellos en la mesa y comieron en
paz.
—Por cierto— dijo Draco limpiándose con la servilleta —¿Dónde está Harry?
—Práctica de quidditch, Wood vino está mañana a arrastrarlo de la cama, no debe tardar— dijo
Ron mientras elegía que pastelillo se iba a comer.
Aquello calmó la curiosidad de Draco y además explicaba el raro comportamiento de Flint, quién
lo había interceptado en la sala común y le preguntó cuándo podría volver al campo de quidditch,
como siempre, ambos eran los primeros en empezar las prácticas. Al cabo de un rato, Harry
apareció por la entrada del gran comedor y llegó a la mesa completamente hambriento.
—Buenos días a todos— dijo Harry eligiendo su desayuno, Draco le acercó unos cuantos
pastelillos que le había guardado para evitar que Ron se los acabara, a veces Ron le recordaba a
Gregory y a Vincent.
—Horrible— finalmente soltó Harry —Oliver ha estado de un pésimo humor toda la mañana. No
le digan a nadie, pero lo escuché llorar en las duchas, creo que algo pasó con Marcus Flint—.
Draco casi se atraganta con el jugo de calabaza —Harry, eso era secreto— le reclamó.
—No tan secreto— todos voltearon a ver, era alguno de los dos gemelos Weasley, quién empezó a
bajar la voz por si Wood aparecía—Todos saben eso, pero escuché que anoche tuvieron una gran
pelea y terminaron. Flint es alguien muy celoso y el otro día vio que Oliver y Cédric Diggory
estudiaban juntos en la biblioteca, así que comenzaron a pelear por eso, llevaban así una semana
hasta que ayer por la tarde se encontró a Marcus Flint besuqueándose con Terence Higgs.
Draco estaba verdaderamente sorprendido, al igual que los demás, pero lo que más le sorprendía no
era la poca fidelidad de Flint, si no la cantidad de chismorreo que manejaban los Gryffindor, eso no
lo sabía a pesar de que tenía a Higgs y a Flint en su misma casa.
—¿Qué tanto cuchichean? — Oliver Wood había aparecido junto con el otro gemelo.
—Mira eso, Fred. ¿Crees que ahora que Oliver dejó al tonto de Flint, Harry tenga su oportunidad?
— dijo George bastante entretenido.
—¿De qué están hablando? — preguntó Draco, intentando no lucir demasiado alterado por lo que
escuchaba.
—No hagas caso, Draco, están tontos— dijo Ron —Tienen esa estúpida teoría de que a Harry le
gusta Wood.
—No es una teoría, son hechos— dijo Fred —Tú no lo crees porque no has visto a Harry hacerle
ojitos cuando salimos de las duchas.
Eso hizo enojar a Draco, casi lo había olvidado por todo lo que había pasado con el diario de Tom
Riddle, pero recuerda que varias veces vio como Harry veía a Wood desde la lejanía, ¿Así que era
por eso?
—Ay, por favor. Harry es demasiado genial para esas cosas estúpidas — dijo Ron.
—Nadie es demasiado genial para esas cosas, mira, hasta Percy tiene tiempo para eso— dijo
George.
—Charlie ya vive enamorado de sus dragones— añadió Fred —Y no lo viste cuando estuvo en
Hogwarts, ¡Era todo un casanova! Ni siquiera tú te has escapado, ¿Quieres que cuente tu pequeño
secreto?
Ron rápidamente se puso completamente rojo —¡No! ¡No, por favor! ¡cállate! — suplicó.
Los gemelos parecían disfrutar mucho molestando a su pequeño hermano, pero aquello había
dejado de importarle a Draco hacia un rato, solo podía ver los pequeños gestos que había entre
Wood y Harry, era verdad, Harry nunca se balanceaba de esa manera, parecía estar realmente
atontado por Wood y el hecho de que Wood se tomará la libertad de poner sus manos en sus
hombros de manera tan casual hacía que a Draco le subiera la rabia por la garganta. ¿Qué tenía de
bueno Oliver Wood?
—Si... Lo veo— ambos se miraron con la misma sonrisa —¿Piensas lo que yo?
—¿Qué nos gusta más, George? — le respondió Fred frotándose las manos —Vamos a descubrirlo.
Ambos salieron corriendo mientras se llevaban unas cuantas cosas de la mesa para comerlas en el
camino.
—No lo sé, a veces son muy raros— dijo Ron —¡Eh! ¡Aléjate de ahí! — gritó Ron jalando su
mochila que estaba en el suelo, pero el gato que estaba colgando no tenía ninguna intención de
soltarla —¡Suéltala!
Después del desayuno, Draco acompañó a Harry, Ron y Hermione al vestíbulo, en donde Filch
examinaba una lista detenidamente para asegurarse de que nadie salía sin permiso.
—¡Genial! — dijo Ron muy entusiasmado —¡Pueden acompañarse los dos! Oh, no es que me
alegre que no vayan ni nada aparecido, solo... No estarán solos— dijo después de darse cuenta de
su excesiva emoción.
—Ron tiene razón, al menos pueden tenerse el uno al otro y abrazarse sin que nadie les diga nada
— dijo Hermione bastante divertida. Draco bajó un poco la mirada para que no se notara que sus
mejillas estaban rojas.
—¡Nos vemos! — dijo Ron agarrando de la mano a Hermione y casi arrastrándola por la puerta —
Vamos, Mione. ¡Tienes que ver muchas cosas!
Hermione apenas alcanzó a despedirse con una mano antes de tener que mirar al frente para evitar
caer.
—¿Qué, se van a quedar? — una voz que a ese punto Draco comenzaba a reconocer como irritante
los llamó desde atrás de ellos, se giró para mirar a Nott con cara de asco —¿Qué pasa, Malfoy? ¿Tu
noviecito tiene miedo de pasar a los dementores? — se burló.
—¿O qué, Putter? — dijo Blaise empujando a Harry con fuerza. Harry intentó devolverle el
empujón pero Vincent y Gregory se metieron antes de que pudiera hacerle algo.
—Vámonos, Harry— le dijo Draco bastante receloso —Este par de tontos traen guardaespaldas,
son inútiles ellos solos—. Draco agarró el brazo de Harry para llevárselo a rastras, Harry a veces
podía ser bastante temperamental y terco, así que lo mejor era alejarlo antes de que se peleara con
todos ellos frente a Filch, quién estaría ansioso de castigarlos a todos ante el menor disturbio que
ocurriera frente a él.
Draco y Harry dieron muchas vueltas por ahí mientras pensaban en algún lugar para estarse un
rato, sobre todo estar lejos de los de primer y segundo año que todavía seguían a Harry para pedirle
un autógrafo o que gritaban y temblaban cuando veían a Draco. Después de dar varias vueltas sin
sentido llegaron a la conclusión que la mejor manera de pasar el rato sería en esa habitación que
aparecía y desaparecía en el pasillo que daba a las mazmorras, pero mientras iban de camino una
persona los detuvo.
—¿Harry? — preguntó esa asombrosa y varonil voz rasposa —¿Draco? — ambos voltearon para
ver al profesor Lupin —¿Qué están haciendo aquí? ¿Dónde están Ron y Hermione?
—En Hogsmeade— dijo Harry de la manera más vacía que Draco había escuchado alguna vez.
—Ah— dijo el profesor Lupin, observándolos por un momento, Draco se sintió un poco
avergonzado puesto que Harry estaba agarrándole la mano, si hubiera sido Severus el que tenían en
frente, seguramente se hubiera encargado de separarlos o algo parecido. Aunque la mirada del
profesor Lupin no era para nada parecida a la que Severus le hubiera dado, si tenía esa expresión
extraña y nostálgica en su rostro. —¿Por qué no pasan? Acabo de recibir un grindylow para la
siguiente clase.
—¿Un qué? — preguntó Harry, ambos se encontraron con la mirada y después de verse por un
momento decidieron entrar a la oficina del profesor Lupin. En la esquina había un enorme tanque
de agua y una criatura de color verde moho con pequeños cuernos afilados estaba pegando la cara
al cristal mientras hacía muecas.
—No está muy feliz— dijo el profesor Lupin mientras contemplaba el tanque de agua —Es un
demonio de agua, no debería darnos muchos problemas, no después de haber visto los kappas. El
truco es deshacerte de la tenaza. ¿Ven esos dedos tan largos? Son muy fuertes, pero muy
quebradizos.
El grindylow enseñó los dientes y después de un par de muecas más se metió entre unas algas que
tenía en una esquina.
—¿Gustan un poco de té? Siento decirles que solo tengo en bolsitas, espero no te moleste, Draco.
—Para nada, estoy harto de las cosas finas— dijo Draco bastante emocionado de recibir té de la
mano de su profesor favorito, ese puesto era originalmente de Severus, pero él todavía tenía varios
primeros puestos en su vida, y con él no iba a ponerse a fantasear cosas. Eso sería raro.
—¡No estoy diciendo que usted no sea fino! — dijo después de darse cuenta de lo que había dicho.
El profesor Lupin solo soltó una pequeña risa —Siéntense— les dijo mientras preparaba el agua
caliente. Ambos se sentaron bastante juntos el uno del otro a esperar, aunque Harry estaba bastante
callado.
—¿Te preocupes algo, Harry? — preguntó el profesor Lupin pasando les una taza a cada uno.
—No...— dijo Harry, poniendo esa expresión que gritaba "estoy mintiendo" a todos aquellos que la
conocían. Curiosamente, el profesor Lupin puso cara de no creerle —... Sí— dijo Harry después de
sorber la taza —¿Por qué no me dejó enfrentarme al boggart?
El profesor Lupin lo miró por un momento, suspiró y después habló —Primero consideré no dejar
que pasaras al frente, creí que el boggart se transformaría en Lord Voldemort—. Draco se tensó al
escuchar el nombre prohibido y por mero impulso se agarró de la túnica de Harry, quién lo miró un
momento para calmarlo. —Pensé que tener a Lord Voldemort enfrente de la clase podría ser algo
que aterrara a muchos de sus compañeros, pero de todos modos quise dejar que lo intentaras, solo
es un boggart. Pero cuando vi al dementor me sorprendí bastante, eso quiere decir que tú mayor
miedo es, de hecho, el miedo en si mismo; muy sensato si me lo preguntas. Los boggarts pueden
imitar parcialmente las habilidades de lo que están copiando y muchos se estaban alterando. Tuve
que actuar rápido.
—Entonces...si el boggart hubiera sido algo más, ¿Me hubiera dejado enfrentarlo?
—Por su puesto. Espero no hayas pensado que no te creía capaz de enfrentarte a un boggart, todos
hemos escuchado cosas sobre ti, claro que quería ver esas habilidades en persona— dijo con una
cálida sonrisa.
Harry se encogió de hombros y volvió a su taza de té.
Alguien tocó la puerta.
—Adelante— dijo el profesor Lupin. La puerta se abrió y Severus estaba ahí, con una copa de la
cual salía humo. Severus volteó lentamente a ver a Harry y a Draco. Draco solo pudo meter la cara
en la taza de té para intentar esconderse.
—¡Ah, Severus! Qué puntual— dijo el profesor Lupin bastante incómodo —Les enseñaba a Harry
y a Draco mi grindylow— señaló el tanque de la esquina.
—Fascinante— dijo Severus en el tono más soso que había escuchado Draco —Ya tómatelo— dijo
ofreciéndole la copa.
—De nada— respondió Severus volviendo a girar el cuerpo para ver a Draco —¿Qué haces aquí?
— le preguntó.
Draco se limpió la boca, que estaba llena de té —Veo el grindylow— le respondió sonriendo
inocentemente.
Draco escondió lo mejor que pudo la taza entre sus manos —...No... —. Severus no dijo nada más,
se dio la vuelta y salió de la habitación. Draco no se atrevió a moverse hasta que escuchó los pasos
de Severus lo bastante lejos.
—¡¿Su qué?! — exclamó el profesor Lupin bastante sorprendido, era la primera vez que se le veía
con otra expresión que no fuera adormilada.
Harry se encogió de hombros —Se me olvidó...De todos modos, no sé qué tiene de malo que la
gente lo sepa, igual tiene favoritismo por los Slytherin.
—¡Ese no es el punto, Harry! — pensó en seguirle reclamando, pero vio de reojo la expresión del
profesor Lupin, se le veía perplejo, incluso algo perturbado. Harry también lo miró.
—Ah, si— finalmente pareció reaccionar —Solo me tomó por sorpresa, ¿Dónde estaba?, Ah sí—
el profesor Lupin miró la copa que tenía entre sus manos e hizo una mueca de disgusto, bebió todo
el contenido de un solo trago y dejó la copa en su escritorio —Asqueroso.
—¿Qué es eso? — preguntó Draco bastante curioso, nunca había visto una poción así.
—Solo medicina, no me he estado sintiendo bien estos días. Severus me hizo el favor de
prepararla para mí, es un poco complicada y nunca se me dio bien eso de las pociones— dijo con
una expresión amable.
—Ten Draco, también te trajimos algunas cosas— dijo Hermione ofreciéndole una bolsa de dulces
y sacándolo de sus pensamientos.
—Tomamos el té con Lupin—. Draco miró a Harry al escucharlo nombrarlo tan casualmente ¿Era
cercano al profesor Lupin? —Nos enseñó la siguiente criatura que veremos en clase, también entro
Snape con una poción algo rara—.
—¿Y se la tomó? — preguntó Ron, Harry asintió con la cabeza —¿Está loco?
—Cuida tu lengua, Weasley— dijo Draco rápidamente.
—Lo siento...es solo que creo que todos hemos visto que no se llevan muy bien, es como si Nott
llegara justo ahora a ofrecernos dulces.
Draco pensó que tenía algo de sentido, además, ellos no conocían a Severus tanto como él. —
Bueno, si lo ves desde ese punto puede ser raro. Pero el profesor Lupin nos dijo que no se sentía
bien desde hacía días, Severus es muy comprometido con su trabajo, no va a matarlo solo porque
no le agrade.
Ron no dijo nada más después de eso y rápidamente cambiaron de tema, fue una noche realmente
amena y agradable, la comida estaba deliciosa como era de esperar. Hubo algunas presentaciones
de parte de los fantasmas y la representación de la desastrosa decapitación de Sir Nicholas fue la
mejor a ojos de Draco.
Ya bien entrada la noche, cuando el banquete terminó, se despidió de Harry, Hermione y Ron para
regresar a su sala común y dormir, comer tanto le había dado sueño y estaba que se moría de ganas
de saltar a su cama, aunque no quería pasar frío. Una vez cambiado de ropa, decidió volver a bajar
a la sala común y quedarse un rato más tumbado en el sillón al lado del fuego y con las piernas
encogidas, vio como Vincent y Gregory entraban con las manos llenas de dulces y se le quedaron
viendo con esa cara de tontos.
—¿Qué miran? — les pregunto Draco de mala gana, ambos bajaron la mirada y subieron al
dormitorio. Draco seguía muy enojado con ellos, sobre todo porque ahora se ponían del lado de
Nott y eran realmente crueles con los de primer año por órdenes de él y de Blaise, ni siquiera se
salvaban los de primer año de Slytherin. Miró el fuego moverse de un lado a otro y le parecía casi
ridículo que apenas podía sentir su calor, se vio tentado a meter la mano al fuego para ver si se
quemaba.
—¡Sirius Black! — dijo Hermione muy alterada —¡Intentó entras en la torre de Gryffindor!
—¡Si! — dijo Ron —¡Atacó a la dama gorda de la entrada y la señora salió corriendo despavorida!
Draco estaba bastante sorprendido con la noticia, y bastante preocupado por Harry, después de todo
seguramente había estado intentando entrar a la sala común de Gryffindor para esperarlo en su
dormitorio y acabar el trabajo del que no debe ser nombrado.
—Sus profesores y yo iremos a revisar todo el castillo de arriba a abajo, en cada uno de los
rincones— explicó el profesor Dumbledore —Me temo que por su propia seguridad tendrán que
pasar la noche aquí, los prefectos estarán cargo de montar guardia en las puertas, dejó a cargo al
Head Boy y la Head Girl para cuidar de todos mientras tanto. Quiero que me notifiquen de
cualquier novedad— dijo bastante serio, y con un movimiento de la varita hizo aparecer a los pies
de cada uno de los estudiantes un saco de dormir junto con una almohada.
Después de eso salió junto con el resto de profesores.
Pickle Weasley, sumamente orgulloso de si mismo, ordenó a todos los estudiantes que buscarán un
lugar en donde dormir y en lo mientras llamó a los prefectos para organizar las rondas de guardia
durante la noche. Por su puesto que Draco casi estaba dispuesto a matar a quien fuera para dormir
al lado de Harry y asegurarse de que nada le pasara.
—Vamos Draco, no es necesaria tanta preocupación — le dijo Harry intentando calmar a Draco—
No creo que venga a buscarme a un salón lleno de gente.
—Harry, Sirius Black hizo explotar una calle entera a plena luz del día y con muggles presentes,
¡Claro que va a entrar y hacernos explotar a todos! — dijo muy alterado.
—Okey, okey— Harry suspiró —Claro que puedes dormir a mi lado, además, así podemos dormir
calientitos— dijo acariciándole la mejilla con delicadeza, el calor de su mano hizo que se le
pusieran los pelos de punta.
Acomodaron los sacos de dormir, a sus alrededores estaban Neville, Hermione, Ron, Seamus y
Dean. Todos rodeando a Harry, cuando Draco comenzó a acomodar su almohada sintió una mano
picarle la espalda, al voltear vio a Vincent y Gregory con sus sacos de dormir en la mano y con
cara de cachorros perdidos.
—Oh, no lo sé. Tal vez Nott necesite que sean su almohada personal— les respondió enojado.
—Tenías razón sobre Blaise— dijo Vincent —Esta completamente loco, lamentamos mucho
haberte excluido...
Draco suspiró —Bien...— a ambos se les iluminó la cara por completo —Pero solo si me ayudan a
mantener a Harry a salvo— ambos asintieron y se acomodaron al lado de Draco, cubriendo los
huecos que faltaban para que fuera más difícil llegar a él, Draco los miró sintiéndose contento —
Yo también los extrañé...— murmuró.
—Sí, dijeron que me ayudarían a proteger a Harry si algo pasaba— aquello pareció complacer a
Ron lo suficiente como para recostarse en el saco tranquilamente. Todos comenzaron a meterse en
sus sacos y tanto Draco como Harry estaban tan cerca el uno del otro que parecían estar
compartiendo el saco de dormir.
—¡Fuera luces! — se escuchó decir a uno de los prefectos y las luces se apagaron completamente.
Bueno, casi completamente, hubo un brillo que comenzó a aparecer en cuanto todo se volvió
oscuro, era Neville, su piel brillaba de un tono verde y se encontraba completamente quieto y en
silencio.
—Neville— murmuró Hermione —¿Te hicieron algo y no nos dijiste?
—Sí, sí. Mañana mismo se muere— les dijo Draco ya bastante adormilado mientras tomaba la
mano de Harry.
31. La caída
—No, tampoco. En cuanto mi cabeza tocó la almohada me dormí—. Draco se sentía un poco mal
por haberse quedado dormido tan rápido, sobre todo con un posible asesino corriendo por ahí, pero
dormir al lado de Harry con un calor que no sentía desde que inició octubre fue tan calmante que
no pudo evitarlo, y al parecer Harry tampoco pudo.
—Bueno, no importa — dijo Hermione —Lo que pasó fue que en una de las veces que
Dumbledore volvió al gran comedor, llegó con Snape y estaban hablando de cómo pudo haber sido
posible que Sirius Black entrara al castillo sin que los dementores lo vieran y Snape le dijo que
sospechaba del profesor Lupin.
—Tal vez es una coartada— añadió Ron —Lupin no estaba en el banquete de anoche,
perfectamente pudo fingir estar enfermo y ausentarse para dejar entrar a Black, ¿Pero cómo?
Draco lo pensó por un momento, aunque no quería admitir que su profesor favorito podía ser un
conspirador y querer la muerte de Harry, también debía admitir que era extraño que el mismo día
en que se ausenta, su tío Sirius entra a hacer destrozos en el castillo. —Tal vez pudo haber usado
ese encantamiento que usó en el tren— admitió Draco —Así pudo haberlos ahuyentado, pero
todavía no me explico cómo pudo convencer a Severus de que estaba enfermo, eso no es sencillo.
O a la señora Pomfrey en dado caso, son expertos y si lo estaban tratando es porque alguna
enfermedad debieron haber encontrado, Severus hizo un caldero entero de esa poción.
—¿Sabes qué tipo de poción era? — preguntó Hermione —Tal vez si lo averiguamos podríamos
saber de qué está enfermo el profesor Lupin, eso nos daría un inicio para entender lo que está
pasando.
Draco solo negó con la cabeza —No se parecía a ninguna poción que hubiera visto antes, aunque
olía mucho a acónito, tal vez es otra versión de una poción herbovitalizante o algún antídoto.
—Eso no nos dice nada, podría ser cualquier enfermedad— dijo Hermione un poco decepcionada
—Todavía cabe la posibilidad de que sea por prevención, ¿No?
—Sí, puede que el profesor Lupin se sintiera un poco mal y le dieran una poción herbovitalizante
para prevenir algo más fuerte— dijo Hermione.
—Eso no...no tiene sentido— dijo Draco —¿Por qué tratarías a alguien que todavía no tiene
ninguna enfermedad? O peor aún, que no sabes que tiene, ¿Cómo sabrías que remedio darle?
—¡Oh! Yo sé a qué se refiere— dijo Ron muy entusiasmado —Viene en el capítulo de medicina
muggle del libro que usamos en estudios muggles. Los muggles basan su medicina en evitar que
ocurra la enfermedad en lugar de esperar a que las personas enfermen para tratarlas, eso es porque
no tienen muchos remedios para tratar algunas enfermedades que a los magos no nos afectan,
como el cáncer. De hecho el año pasado, Harry llegó a pensar que tenías cáncer, Draco— dijo muy
orgulloso de sí mismo.
Hermione contuvo la risa, mientras que Harry se tapaba la cara muy avergonzado de sí mismo. —
No, Draco, no tiene nada que ver una cosa con la otra— explicó Hermione —El cáncer es una
enfermedad muggle que no tiene cura, las células de las personas crecen y se multiplican de
manera descontrolada y después de un tiempo los órganos de las personas fallan y se mueren—.
—Ooh, ¿Pensaste que me iba a morir, Harry? ¿Tan mal me veía? — preguntó Draco.
Draco estaba bastante asombrado con eso, no sabía que los muggles podían tener enfermedades
diferentes a las de los magos, simplemente había pensado que morían de manera penosa cuando se
enfermaban, y también le parecía curioso como intentaban prevenir la enfermedad en lugar de
buscar una poción para arreglarlo todo, aunque claro, los muggles no podrían realizar pociones sin
una varita funcional. Aquello lo dejaba con muchas preguntas al respecto y lo añadió a su muy
pequeña lista de cosas muggles para investigar en donde estaban los periquitos y ahora la medicina
muggle.
Más tarde, en clase de DCAO el profesor Lupin tampoco se presentó y en su lugar, Severus
apareció por la puerta y entró al salón de forma dramática, cerrando todas las ventanas, dejando el
salón a oscuras y poniendo el proyector.
—Página 394— dijo bastante complacido de finalmente dar la clase que tanto había estado
solicitando, aunque probablemente eso solo lo había notado Draco ya que las expresiones de
Severus nunca habían sido muy notorias.
—¿Hombres lobo? — preguntó Hermione —Pero si apenas íbamos a empezar con los grindylows.
—Silencio, no he preguntado por la falta de capacidad del profesor Lupin— dijo Severus —En lo
que a mí concierne, yo daría por hecho que los de primer año son perfectamente capaces de
manejar a gorros rojos y grindylows. El profesor Lupin no ha hecho más que mimarlos, página 394.
Draco se sentía un poco conflictuado por escuchar a su padrino hablar así del profesor Lupin, en
realidad era cierto que para ese punto debían ser perfectamente capaces de manejar criaturas de
clasificación xx como los grindylows, pero también había que considerar que el primer año que
habían tenido el profesor de DCAO era Quirrell y que apenas enseñaba sobre otras criaturas que no
fueran vampiros y que el segundo año habían tenido al inútil de Gilderoy Lockhart, el profesor
Lupin había estado arreglando el rezago que tenían en la materia.
—¿Cómo podemos distinguir entre el hombre lobo y el lobo auténtico? — preguntó Severus con el
mismo tono monótono con el que daba clase de pociones y cómo siempre, Hermione estaba
levantando la mano —¿Nadie? Qué pena...
—Por favor, profesor— insistió Hermione —Los hombres lobo pueden diferenciarse entre los
lobos comunes por varias características físicas: el hocico del hombre lobo...
—¡Silencio! — gruñó Severus —Es la segunda vez que hablas sin que se te de el permiso, señorita
Granger. Cinco puntos menos para Gryffindor por ser una sabelotodo insufrible.
Hermione se puso muy roja y bajó la cabeza con los ojos llenos de lágrimas y los labios temblando,
se escucharon algunas risas de algunos Slytherin, entre ellos Vincent, pero Draco le dio un codazo
para regañarlo. Todos los Gryffindor miraban con bastante odio a Severus, incluso Draco se sentía
bastante incómodo después de escucharlo ser tan cruel con Hermione, pensó que todo se quedaría
así, pero pronto otra voz se alzó.
—Usted hizo una pregunta y ella le ha respondido— Ron estaba bastante molesto, se notaba en su
tono de voz —Ya le hemos dicho que aún no llegamos a los hombres lobo y aun así Hermione
puede responderle, ¿Por qué pregunta si no quiere que nadie responda?
Todos estaban atónitos, nunca nadie se había atrevido a señalar las obvias injusticias de Severus, y
menos de esa manera.
—¡Silencio, Weasley! — le dijo Severus bastante molesto. Era sorprendente como todavía no
había salido de su boca la palabra "castigo".
—¡No! — dijo Ron muy firme —¿Es que no ve? La ha hecho llorar, ¿Cómo puede hacer llorar a
una chica sin sentir nada?
Para cuando el timbre sonó, Severus los retuvo antes de que salieran.
—Escribirán una redacción de dos pergaminos sobre las maneras de reconocer y matar a un
hombre lobo. Para el lunes por la mañana. Ya es hora de que se les trate como estudiantes y no
como bebés. Weasley, quédate, tenemos que hablar sobre tu castigo.
—Supongo que me puedo ir preparando para barrer todo el castillo— murmuró Ron, le dio una
mirada dulce a Hermione —Pero no me arrepiento.
Draco salió del aula junto con Harry y Hermione, pero inmediatamente fue secuestrado por Marcus
Flint, quién lo llevó ante la señora Hooch.
—Mire— dijo Flint y seguido de eso le agarró el brazo izquierdo con muchísima fuerza.
—¿Lo ve? Su brazo todavía no se recupera, le duele muchísimo. No podemos salir al campo si
nuestro buscador aún no se recupera— argumentó Flint.
—Ya veo— dijo la señora Hooch bastante convencida por el dolor de Draco —Arreglaré las cosas
para que Slytherin no se presente al partido.
Después de que la señora Hooch se fuera, Draco le reclamó que su brazo estaba mucho mejor y
que de hecho podía asistir al partido sin ningún inconveniente según la señora Pomfrey.
—¿Estás demente? — le dijo Flint —Solo mira el cielo, va empeorando el clima cada día, si
podemos evitar competir con ese horrible clima tendremos una enorme ventaja. Y ya sabes, ni una
sola palabra de esto.
Más tarde, en la cena, Ron estaba bastante molesto por el castigo, ya que lo habían mandado a
lavar los orinales de la enfermería sin magia.
—Asqueroso— dijo Harry —Al menos no te fue tan mal como al pobre Neville, quién sabe
cuántas veces lo hicieron pasar ese cepillo de dientes por toda la lechuceria—.
—Fue a la enfermería— dijo Hermione —Quiso ir ahora que está anocheciendo para ver si la
señora Pomfrey encuentra la manera de hacer que deje de brillar, por cierto, ¿No han notado que
Nott está muy callado hoy?
—Digamos que le pegue la lengua al paladar esta mañana antes de que despertara, se lo merecía,
además de molestar a Neville había estado maltratando a Vincent y Gregory—.
—¡Harry! — se escuchó a alguien bastante agitado llamarlo —¡Harry! —. Oliver Wood llegó a
dónde estaban y tomó a Harry del hombro desesperadamente —Han cambiado a Slytherin por
Hufflepuff para el partido de mañana — dijo bastante alterado —Mañana tendremos que cambiar
todo el plan de vuelo, te necesito muy temprano en la sala común, ¿Entendiste? — Harry asintió y
Wood pareció calmarse bastante, aunque su enojo se hizo evidente al ver a Draco —¡Tú! ¡Déjame
ver! — exigió y le tomó el brazo izquierdo a Draco, quién muy asustado intentó zafarse del agarre.
—¡Él es la razón por la que cambiaron los equipos del partido! — explicó examinando a detalle el
brazo de Draco —El bastardo de Flint dijo que Malfoy tenía el brazo muy herido y que no podía
salir, ¡Pero yo veo que está perfectamente bien! — Draco seguía intentando zafarse del agarre,
pues estaba comenzando a dolerle el brazo —¡No confíes en este, Harry! Todos en Slytherin son
unos traidores, ¡Unos desleales! ¡Alevosos! ¡Viles! ¡Infieles!
Rápidamente llegaron los gemelos Weasley a intentar separarlo de Draco. —¡Wood, deja al niño!
— exclamó uno de ellos.
—¡Sí! ¡Él no tiene la culpa de que Flint sea una alimaña rastrera! — exclamó el otro.
—¡Él colaboró! ¡No tiene nada y aun así dijo que le dolía! — exclamó Wood.
—¡Me obligaron! — gritó Draco ya muy asustado y finalmente Wood dejo de apretarle el brazo.
Draco quitó su brazo de las manos de Wood y Harry de inmediato lo agarro para verificar que no le
hubieran hecho daño. No había dicho nada hasta ese momento porque Flint le había dicho que no
lo hiciera, pero si hacerle caso iba a traer esa clase de problemas entonces podía irse al demonio —
Marcus Flint lo planeó el solo, cuando salí de clases me arrastró con la señora Hooch y me apretó
el brazo muy fuerte para que me quejara, así fue como logró convencerla, ¿Feliz?
Wood parecía de verdad alterado y arrepentido, pero no logró articular ninguna palabra después de
eso.
—Vamos campeón— dijo uno de los gemelos —Necesitas algo de jugo de calabaza al estilo
irlandés, ven acá— se lo llevaron a la otra punta de la mesa para consolarlo.
—¡¿Qué?! — exclamó Hermione, a lo cual Ron le indicó que bajara la voz —¿Y de dónde sacan el
whisky? — preguntó con la voz más tenue.
La mañana siguiente, Nott ya tenía su lengua completamente despegada del paladar gracias a las
maravillosas habilidades de la señora Pomfrey y ahora le faltaba lengua para soltar indirectas en
contra de Draco, aunque Draco no las escuchó por mucho tiempo ya que como todas las mañanas,
subió temprano al gran comedor para no tenerlo cerca y se encontró con la misma escena del
desayuno en los días de partido de quidditch. Todos los integrantes de los equipos de Gryffindor y
Hufflepuff ya estaban en sus respectivas mesas comiendo agresivamente el desayuno mientras se
veían con el ceño fruncido los unos a los otros, fue inmediatamente a sentarse cerca de Harry,
quién realmente no era muy bueno con sus caras de intimidación.
—Buenos días— le respondió mientras elegía su desayuno —¿Listo para salir al campo? Hay un
clima terrible, espero que no llueva tan fuerte mientras se juega el partido— admitió, y no era para
menos pues la última vez que Harry había jugado un partido de quidditch bajo la lluvia terminó
con el brazo roto, y aunque esta vez no había ningún elfo preocupado intentando lesionar a alguien
a propósito, de todos modos Draco se sentía muy preocupado por el clima de ese día, el cual era
sumamente ventoso y parecía que se soltaría una fuerte lluvia.
—No te preocupes, Draco— le dijo Harry para calmarlo —Hemos practicado mucho con climas
así de horribles, Wood es un obsesivo con eso. No pasará nada malo, te lo aseguro.
Draco creyó en la seguridad de las palabras de Harry y se dedicó el resto del desayuno a admirar lo
bien que se veía en uniforme de quidditch hasta que Harry tuvo que irse para que Wood pudiera
terminar de explicar sus últimas tácticas, cosa a la cual Draco obviamente no estaba invitado.
Terminó de desayunar ya junto a Hermione y Ron, quienes está vez no parecían discutir
acaloradamente, si no que venían hablando felizmente de sus gustos musicales.
—A todo esto— dijo Hermione volviéndose a Draco —¿Qué clase de música te gusta, Draco?
—Oh, me gusta mucho un cantante en especial. Mi madre tiene algunos "discos" o algo así se
llaman, pertenecían a mi tío Regulus, se llama David Bowie.
Un estruendo cerca de ellos los sacó de su cotidiana plática, rápidamente se voltearon para ver de
dónde venía aquel ruido y detrás de ellos estaba el profesor Lupin con un bastón en la mano,
cristales desparramados por todo el suelo y con una evidente expresión de sorpresa, la cual corrigió
en cuanto sintió las miradas. —Oh, que descuidado he sido— habló mientras sacaba la varita de su
desgastada túnica —Reparo— conjuró y en el suelo los cristales volvieron a montarse en una
pecera de vidrio vacía, guardó su varita y se agachó con bastante trabajo a recogerla —Espero no
haberlos asustado mucho, solo estoy algo sorprendido por tus gustos musicales, Draco. No hay
muchos magos de sangre pura que conozcan de cantantes muggles— dijo con esa sonrisa cansada.
—¿Qué? — Draco estaba muy confundido —No, no lo es. Es decir, canta para gente muggle
porque es un público más grande, pero no es un muggle, es un mago.
—Draco, perdóname por parecer entrometido— dijo el profesor Lupin con una mirada extraña —
Pero, ¿Podrías contarme por qué crees eso?
—No veo otra razón por la que mi tío Regulus hubiera tenido algo así — dijo Draco muy seguro
de sí mismo —Él le dijo a mi madre que era un mago sin estudios que quiso dedicarse a la música,
pero que su música fue mejor recibida en el mundo muggle, mi madre los conserva todavía, así que
debe ser verdad.
La expresión del profesor Lupin en ese momento era muy diferente de la usual, había una pequeña
sonrisa, pero parecía muy triste, Draco estuvo seguro de que vio sus ojos volverse cristalinos y
estar a punto de llorar, pero no fue algo que pudo ver por mucho tiempo ya que parpadeó varias
veces. —Sin duda, una afirmación muy impresionante —. No dijo nada más, solo se fue cojeando
y desapareció por la puerta del gran comedor.
Más tarde, cuando el partido de quidditch estaba por comenzar. Antes de que Draco pudiera
siquiera subirse a las gradas, Marcus Flint lo pescó del cuello de su camisa y de manera brusca le
vendó el brazo izquierdo con una venda con unas pequeñas manchas cafés, cosa que a Draco le
desagradó bastante, pero Flint se veía tan enojado que Draco prefirió dejarlo así. Subió junto con
Vincent y Gregory, para después dirigirse a dónde estaban los Gryffindor sin esperarse que
aquellos grandotes lo seguirían.
—¿Qué hacen ellos aquí? — preguntó Seamus bastante confundido y frunciendo el ceño.
Draco los miró, estaban parados justo detrás de él como hacían siempre. —¿Piensan quedarse? —
les preguntó, ambos asintieron bastante callados y con las manos detrás de sus espaldas. Draco
regresó la mirada hacia el grupo de Gryffindors con los que había estado compartiendo tanto de su
tiempo.
Todos ellos se miraron entre si, haciendo caras y muecas extrañas en un intento de comunicarse
entre ellos. —Bien— dijo Seamus de repente —Pueden estar aquí, pero si llegan a causar un solo
problema yo mismo los convertiré en ratas o en cenizas, el conjuro que salga primero— amenazó.
Tanto Vincent como Gregory asintieron con la cabeza rápidamente y se sentaron al lado de Draco.
Hubo algunos que quisieron protestar por eso, como Neville quién acababa de salir de la
enfermería, pero el juego estaba por comenzar.
Ambos equipos salieron al campo y se elevaron en el aire en cuanto la señora Hooch dio la señal,
era curioso como los del equipo de Hufflepuff parecían un enjambre de abejas enojadas con esa
túnica de color amarillo brillante en medio de la lluvia. Los primeros minutos fueron rápidos,
cincuenta puntos para Hufflepuff y varias jugadas veloces y precisas por parte de Gryffindor para
intentar igualar, sin embargo, Harry parecía estar teniendo problemas, se detenía completamente
perdido en el aire para limpiar sus lentes del agua y miraba para todos lados en busca de alguna
señal de la snitch.
—Oh no, Harry va a tener problemas si no ve— dijo Hermione levantándose y salió corriendo en
dirección a las escaleras de las gradas, pronto, la señora Hooch los hizo bajar del vuelo aún con
Hufflepuff en ventaja por cincuenta, Hermione apareció cerca de ellos para hacer algún conjuro a
los lentes de Harry (o eso parecía ya que estaba sacudiendo la varita) y salió corriendo de nuevo.
Los jugadores volvieron a sus escobas y emprendieron el vuelo otra vez, pero ahora Harry se veía
mucho más estable en sus jugadas.
—Hermione, ¿Qué hiciste? — le preguntó Ron una vez que Hermione volvió a sentarse con ellos.
Aquello obviamente había funcionado, pues Harry ahora se encontraba muy concentrado siguiendo
algún rastro de la snitch, Cedric Diggory ya lo seguía de cerca también, ambos subían y bajaban de
manera abrupta en un intento de agarrar la snitch. A Draco le parecía sumamente envolvente ver
cómo Harry se aferraba a la escoba y daba vueltas para esquivar las bludgers que lanzaban los
golpeadores, la gracia con la que esquivaba los demás jugadores que se interponían entre la snitch
y él, de verdad parecía tener la delicadeza de una bailarina, Draco a veces se preguntaba si
realmente Harry nunca había tenido contacto con una escoba voladora, como le había dicho en la
tienda de túnicas, y se lo preguntaba cada vez que lo veía hacer un movimiento complicado.
Diggory y Harry cambiaron de dirección hacia arriba, iban tan alto que pronto se perdieron entre
las nubes, Draco solo había estado dentro de una nube una vez que su madre se había descuidado lo
suficiente como para hacerlo, era prácticamente imposible ver entre el denso humo del que estaban
hechas y con toda esa lluvia no quería ni imaginarse lo poco que se vería ahí dentro, aunque
tratándose de Harry no sería extraño que bajara con la snitch entre sus manos. El juego continúo y
de entre las nubes, Cédric Diggory apareció muy orgulloso con esa esfera dorada entre sus dedos,
los vitoreos de los Hufflepuff aparecieron de inmediato, pero pronto fue reemplazado por puro
horror en cuanto vieron como Harry caía completamente inconsciente y los dementores entraban
por montones al campo de quidditch. Draco pensó que aquello tenía que ser un boggart, tal vez no
su boggart, pero el de alguien tenía que ser, los dementores no debían estar ahí, Harry no debía
caer, Harry nunca había caído de una escoba incluso cuando las bludgers se volvían locas o alguien
lo hechizaba, eso debía ser un boggart. Pero no lo era, se sintió decaído, triste y absorbido,
demasiado cansado como para procesar que tenía una de esas terribles criaturas justo frente a él, el
ruido pasó a ser hueco, escuchaba como todos entraban en pánico pero todos se oían demasiado
lejos de él, incluso sentía que eso no era real.
Una brillante luz que venía de alguna parte del campo de quidditch lo sacó de su estado y
finalmente vio con más claridad lo que sucedía, los dementores huían despavoridos y Harry estaba
suspendido en el aire en medio del campo, justo debajo de él estaba Albus Dumbledore con la
varita levantada y en completo control de la situación. Draco, Ron y Hermione no tardaron mucho
en reunir la fuerza suficiente como para salir corriendo al campo para ver cómo estaba Harry y
enterarse exactamente de qué es lo que había sucedido, siguieron a Dumbledore, a la profesora
McGonagall y a los demás integrantes del equipo de Gryffindor hasta la enfermería, en donde la
señora Pomfrey cuestionó a gritos que había pasado y tras enterarse como había caído Harry de la
escoba comenzó a refunfuñar.
—¡El ministro no pensó bien las consecuencias! — dijo molesta —¡Poner dementores en un lugar
donde los estudiantes! ¿Qué no sabe que los dementores buscan alimentarse de lo que encuentren?
—Le aseguró, señora Pomfrey, que estoy igual de molesto que usted y es por eso que no los dejo
rondar cerca de los pasillos; sin embargo, no podemos ir en contra de las órdenes del ministerio. Si
me disculpan, debo hablar con Cornelius de esto— el profesor Dumbledore salió a pasos pesados
de la enfermería, era la primera vez que Draco veía a ese viejo mago tener una expresión realmente
enfadada. Draco conocía al ministro Fudge, había pasado muchas tardes bebiendo junto a su padre
en la mansión Malfoy y hablando pestes del resto de los trabajadores del ministerio, pero incluso
con lo confiado que era Fudge para los duelos, como solía afirmar cuando estaba muy bebido, no
creía que fuera capaz de plantarle cara a Dumbledore, podía parecer muy dulce y amable con esa
sonrisa vieja y caramelos de limón en los bolsillos, pero por todos lados se escuchaban historias de
las grandes hazañas que había logrado en su larga vida y Fudge lo más grande que hizo fue
convencer a los demás miembros del ministerio de que era un hombre justo.
Pasados unos minutos, Harry despertó muy confundido y aturdido.
—¡Harry! — exclamó Fred —¿Cómo te encuentras? Caíste unos veinte metros, ¡Pensamos que te
habías matado!
Harry se miró a sí mismo y se incorporó para mirar a todos. —Parece ser que las profecías de
Trelawney no van a cumplirse hoy— dijo sonriendo, pero si sonrisa se borró inmediatamente en
cuanto vio la mirada de desaprobación de Hermione —¿Y qué pasó con el partido?
—Perdimos— dijo una de las jugadoras cuyo nombre Draco no recordaba —Diggory atrapó la
snitch y después vimos como caías de entre las nubes. En cuanto te vio quiso que se anulara, pero
ganaron limpiamente, incluso Wood lo admitió.
—¿En dónde está Oliver? — preguntó Harry mirando a todos lados con una expresión algo
desanimada, cosa que a Draco le hacía sentir un hueco en el estómago.
—En las duchas— dijo Katie Bell, quien parecía no tener ninguna relación sanguínea con cierta
Ravenclaw de cabello azul —Parece que quiere ahogarse. Nadie te culpa, Wood ha estado muy
sensible desde que rompió con Flint, no ha sido su año.
—Ni este, ni ninguno desde que es capitán— dijo George —Pobre Wood, más tarde deberíamos
animarlo con una buena poción "olvida-penas".
—Claro— afirmó Katie Bell —Se fabrica con 7 tipos de alcohol diferentes, solo basta un trago de
un vaso pequeño para que haga efecto.
—¡No! — gritó Hermione, cosa que hizo que Harry riera a carcajadas.
Después de aclararle a Harry la tabla de puntos actual, ya no se le veía tan feliz, Gryffindor
dependía mucho del resto de partidos para poder escalar la tabla y llegar a la final, era difícil pero
no imposible, los demás jugadores de quidditch se fueron y solo quedaron Ron, Hermione y Draco,
los cuales se acercaron más a la cama de Harry.
—Por cierto— dijo Ron —Cuando te caíste... el viento se llevó tu escoba y chocó contra el sauce
boxeador.
—Bueno, al sauce boxeador no le gusta que lo golpeen, así que...la hizo trizas— afirmó Ron
mostrándole una bolsa con los restos de la escoba.
Harry estaba realmente abatido, Ron y Hermione se quedaron un rato para consolarlo, pero pronto
tuvieron que irse ya que Hermione iba a la biblioteca para seguir investigando sobre casos en
donde los hipogrifos u otro animal haya sido juzgado y sentenciado por alguna razón, ya que
Buckbeak estaba enfrentando uno por haberle hecho un rasguño a Nott en la pierna, y Ron
simplemente la siguió, últimamente aunque peleaban todo el tiempo, siempre la seguía a todos
lados.
—No lo dudo— le dijo Draco —Pero no tan feliz como yo de ver qué estás bien.
Harry sonrió.
32. Todos los chicos jóvenes
La señora Pomfrey había insistido en que se quedará en la enfermería por el fin de semana, cosa
que a Harry le pareció bien, aunque de ninguna manera dejó que tirara los trozos de su preciada
escoba, podía ya no servir de nada, pero le tenía un cariño especial, era su primer y única escoba, y
su favorita por default.
Esa mañana, la señora Pomfrey le había entregado el correo, tenía otra carta de Alan en donde le
contaba como le estaba yendo en la escuela y de lo mucho que quería verlo en el verano para
presentarle a su nuevo grupo de amigos, cosa que a Harry le parecía curioso y emocionante, antes
de Hogwarts nunca había tenido amigos, y el hecho de que ahora alguien fuera del mundo mágico
lo quisiera tan activamente en un grupo se sentía extraño.
También recibió la visita del equipo de quidditch, esta vez Oliver Wood estaba ahí, aunque se veía
muy pálido y con ganas de querer vomitar, le aseguró con voz rasposa y muy masculina que lo que
había pasado en el campo de quidditch no había sido culpa suya. Ron y Hermione también habían
pasado a saludarlo junto con Draco, pero al parecer Fred y George tenían otros planes para ellos, se
los llevaron a tirones a hacer algo que Harry no había entendido bien, se había quedado a solas con
Draco, lo cual por alguna razón lo ponía nervioso.
—Harry, estás completamente pálido— le aclaró Draco ofreciéndole una rana de chocolate —Haz
estado así de pálido desde ayer. He leído sobre los efectos de los dementores y parece ser que
altera el funcionamiento de las emociones, el chocolate ayuda a volverlas a la normalidad—. Harry
tomó la rana y la abrió atrapándola en el aire. —Parece que te has vuelto bueno en atrapar ranas—
le dijo Draco.
—Aprendí del mejor— le respondió Harry y Draco sonrió. Se comió la rana y revisó el cromo que
le había salido, era el Mago Merlín, que tenía la descripción de ser el mago más grande de todos
los tiempos, un mago sumamente poderoso, jefe de la orden de Merlín, miembro de la mesa
redonda y mano derecha del mítico rey Arturo. A Harry le parecía curiosa la figura de Merlín,
sobre todo ahora que sabía que de hecho era real y había sido un mago muy respetado, toda la vida
había creído que no era más que una leyenda antigua. Revisó a detalle el cromo y se fijó que había
un escrito debajo de la descripción, decía:
"Confía en el oráculo, ella me ha dicho que ese cometa cumpliría lo que sea, solo confía..."
—¡Oh, es Merlín! — dijo Draco emocionado —El cromo no le hace mucha justicia a su cara,
aunque nadie sabe cómo se veía realmente porque vivió hace muchos años, pero en la sala común
de Slytherin hay un cuadro mejor pintado de él.
—Es uno de los Slytherin más famosos, el mago más grande de todos los tiempos.
—¿Un Slytherin? Así que estudió en Hogwarts, debió haber sido casi en los inicios del colegio.
¿Era algún purista de sangre?
—No lo creo— dijo Draco mientras señalaba la parte final del cromo —Eso de ahí se supone que
son sus últimas palabras al rey Arturo. Se dice que Merlín buscaba la paz entre el mundo muggle y
el mundo mágico, un día se encontró con una criatura humanoide que brillaba en una cueva y le
preguntó cómo podía ayudar a que eso sucediera, ella le dijo que debía esperar la llegada de un
cometa y pedírselo, que el cometa se encargaría de poner todo en su lugar. Aunque solo son
historias, nunca se ha encontrado indicios de algún cometa que sea capaz de algo así, es un cuento
de niños.
—Ya veo — dijo Harry —Entonces, ¿Nunca intentaste encontrar el cometa? Yo lo hubiera
intentado.
Draco se puso muy rojo de repente, —¡Claro que no! — dijo, aunque Harry tenía la impresión de
que eso era una mentira, se preguntaba que habría pedido Draco si se hubiera encontrado con el
cometa. De cualquier manera, Harry creía que Draco se veía muy bien con el color rojo, aunque
fuera porque estaba avergonzado.
Después de un rato, Hermione y Ron regresaron a la enfermería para pasar el rato hasta que la
señora Pomfrey lo dejó salir de la enfermería ya para la cena. Mientras cenaban, una sola lechuza
entró al gran comedor y dejó una carta y una pequeña bolsa de dulces sobre el plato de Draco.
—Y ese no es Alioth— aclaró Draco, pues quien había dejado la carta era una lechuza de color
gris y no su elegante búho real, el sobre venía sellado con cera de color verde y un escudo con
dragones, serpientes, una gran letra M en el centro y una inscripción que decía "Sanctimonia Vincet
Semper". Draco parecía no querer abrirla, pero lo hizo de todos modos; su cara cambió casi al
instante que lo hizo y conforme más leía más se transformaba su cara en una de horror.
—Draco, ¿Qué pasa? — preguntó Harry al ver tan repentino cambio de actitud.
"Querido hijo,
Es de mi agrado informarte, para tu calma, que finalmente ha concluido el alegato del ministerio,
han investigado a profundidad y gracias a los esfuerzos en familia nos han dejado en paz. Tú
padre ha sido capaz de reponer su estatus tanto con el ministro como con el ministerio y volverá a
formar parte del comité estudiantil.
También quisiera darte la buena noticia de que ahora que tu padre ha vuelto al comité, se hará
justicia por lo que sucedió con el hipogrifo, ya que los esfuerzos de la familia Nott no han estado
teniendo el efecto que se esperaba, tu padre en persona irá a poner la queja por haber lastimado
tu brazo de gravedad y usará todas sus influencias si es necesario.
Debido a que no haz enviado a Alioth a casa en un tiempo, he mandado mi propia lechuza junto
con un pequeño regalo para ti.
Con cariño.
Mamá"
—Supongo que ahora sí nos va a servir mucho la investigación de Hermione— dijo Draco.
Para el final del día, cuando Harry se disponía a dar un vistazo a su libro de historia de la magia, no
pudo concentrarse lo suficiente para acabar el capítulo de "Jesucristo, sanador de muggles" a pesar
de ser una historia interesante, tenía muchas cosas en la cabeza, el grim y las profecías de
Trelawney que parecían perseguirlo, todo el tema de Sirius Black y su conexión con Draco, los
dementores dando vueltas por todos lados, las terribles cosas que escuchaba cada vez que un
dementor lo encontraba, el frío que entraba en sus huesos ahora que Draco no estaba cerca y ahora
el peligro de que está vez Buckbeak realmente estuviera en problemas, parecía que nunca podía
tener un solo año tranquilo, no había tenido un solo año tranquilo cuando estaba entre muggles, no
iba a tenerlo ahora, eso lo hizo suspirar con pesadez.
Al día siguiente, Lupin estaba bastante disgustado por la excesiva carga de trabajo que les había
otorgado y descartó de inmediato la idea de utilizar ese trabajo para evaluarlos, con lo cual, tanto a
Hermione como Draco los decepcionó dado que ya habían terminado el escrito. La clase con los
grindylows fue realmente sencilla y se movieron rápidamente a los hinkypunks. Al terminar la
clase, Harry esperó a que todos salieran, incluso tuvo que decirle a Draco que lo encontraría más
tarde en el gran comedor, a lo que Draco se marchó haciendo muecas que le parecieron muy
adorables.
—Oh, Harry, sigues aquí — le dijo Lupin —Me han contado sobre el partido, lamento mucho lo
de tu escoba, ¿Cómo estás?
—Estoy bien, profesor. Aunque mi escoba no lo está tanto, el árbol la hizo trizas— dijo triste.
—Ah, el viejo sauce boxeador, lo plantaron el mismo año en que llegué a Hogwarts. La gente
jugaba mucho a aproximarse para tocar el tronco. Un chico llamado Davey Gudgeon casi perdió
un ojo y se nos prohibió acercarnos— dijo mirándolo fijamente —Pero supongo que ya sabes los
destrozos de los que es capaz el sauce boxeador.
—Si...— dijo Harry al recordar su escoba una vez más —...¿También escuchó sobre los
dementores?
—Si, lo escuché — afirmó Lupin —Creo que nadie había visto tan enojado al profesor
Dumbledore, pobre del ministro, antes ese señor sigue vivo. Los dementores está cada vez más
rabiosos porque Dumbledore no los deja entrar a los terrenos del colegio, están hambrientos, fue
por eso que al sentir una descomunal cantidad de personas reunidas en el campo de quidditch no
dudaron en intentar probar un poco.
Harry asintió con la cabeza baja y pensó por un momento su siguiente pregunta —Profesor...¿Por
qué los dementores me afectan tanto?
Lupin lo miró por un momento —Los dementores suelen afectar bastante a las personas que han
pasado por cosas terribles, cosas por las que nadie espera que alguien tan joven llegue a pasar
nunca. Están catalogadas como las criaturas más nauseabunda del mundo, disfrutan de la
desesperación, la amargura y la destrucción ajena, se llevan a su paso todo rastro de felicidad, paz,
esperanza, alegría, todo sentimiento positivo que te puedas imaginar, si pueden, los dementores se
alimentarán de sus víctimas hasta reducirlos a seres desalmados, nada más que una cáscara vacía.
Dejan a sus víctimas repitiendo el recuerdo más desagradable que tengan una y otra vez, y el tuyo
me parece que es...— Lupin hizo una pausa para suspirar amargamente —Probablemente es una de
las peores cosas de las que tuve que saber.
Harry se detuvo un momento a mirar al profesor, viendo la manera tan amarga en la que Lupin lo
miraba, tan diferente de cómo miraba a otros alumnos, algo comenzó a pasar por la cabeza de
Harry, como una corazonada que le cosquilleaba en la nuca y le bajaba por la espalda. —
Profesor... ¿Usted...los conoció? A mis padres.
La cara de Lupin se volvió en una sorpresa con ojos ligeramente llorosos, daba la impresión de que
estaba haciendo todo lo posible para no verse afectado ante la pregunta. —Sí— respondió para
luego suspirar levemente —Los conocí, estuvieron en mí mismo año cuando estuve en Hogwarts,
incluso compartí habitación con James... Cuando te vi en el tren supe de inmediato quien eras, no
por la cicatriz, por tu rostro, eres igual a tu padre. Menos por los ojos, esos son los de tu madre—
Lupin le dedicó una sonrisa amable —Lo que si me sorprendió fue ver a Draco al rededor tuyo, es
irónico.
—Malfoy y James no se llevaban para nada bien— confesó Lupin, cosa que a Harry le parecía
congruente si pensaba en la horrible personalidad del señor Malfoy —Cuando nosotros entramos,
él ya estaba en su sexto año y tenía esa horrible costumbre de atormentar a los de primer año de
otras casas, nos perseguía por todo el colegio si era necesario para lanzar algún embrujo, un día,
James hizo que sus piernas bailaran enfrente de todo el comedor y después de eso pelearon hasta
que Lucius Malfoy se graduó. Pero puedo ver qué ustedes son muy buenos amigos, aunque no pude
reconocer a Draco hasta que dijeron que era un Malfoy, no se parece a su padre, se parece más a...
Harry no supo que decir, no quería contarle sobre cómo había tenido que bajar a la cámara de los
secretos y de cómo había hablado con Tom Riddle sobre la apariencia angelical de Draco, así que
inventó algo rápido —Sirius Black— dijo Harry —Su foto está por todos lados y no pude evitar
notar el parecido, luego Draco me dijo que era su tío. ¿También pudo conocerlo? A Sirius Black.
Lupin miró hacia otro lado con una expresión amarga en el rostro, como si algo le doliera —No
mucho... creo que lo único que conocí de él fue su apariencia.
Harry sintió que preguntó algo que no debía, se sentía algo parecido a cuando era más pequeño y le
preguntaba a su tía Petunia sobre sus padres, en especial sobre su madre, había algo en esas micro
expresiones que le decían a gritos que algo no andaba bien, no podía dejar eso así. —Profesor...
estaba pensando que soy muy propenso a los dementores, no quisiera volver a caer veinte metros.
Usted pudo ahuyentar a uno el día que entraron en el tren, me preguntaba si pudiera enseñarme.
El rostro de Lupin cambio rápidamente —Mira, Harry no soy un experto en luchar contra
dementores. Cuántos más hay es más difícil defenderte y...
—Y por eso necesito saber— interrumpió Harry de nuevo, aunque se sintió mal de haberlo
interrumpido dos veces —Quiero decir... sería peligroso si algo así ocurriera de nuevo y no puedo
defenderme. ¿Y qué si la siguiente vez que pase no hay nadie para ayudarme?
Lupin lo pensó por un momento mientras se rascaba la cara. —Lo ideal sería que no volviera a
pasar nunca— dijo Lupin —Pero dadas las circunstancias del castillo y al hecho de que los
dementores se ven atraídos a ti...creo que sería prudente que al menos lo intentáramos, bien, sí, te
enseñare, pero después de las fiestas, tengo mucho que hacer antes de vacaciones. Un pésimo
momento para estar enfermo.
Para cuando salió del aula, Draco seguía esperándolo y lo regañó por tardar demasiado, pero Harry
de todos modos estaba feliz de tener sus clases particulares. A finales de noviembre, la derrota de
Hufflepuff ante Ravenclaw subió los ánimos no solo de Harry, sino de toda la casa de Gryffindor
al tener una oportunidad de remontar y llegar a la final y como era de esperarse, Wood recuperó
esa enérgica y algo insana obsesión por ganar la copa y los hizo entrenar duro bajo la lluvia, el
viento y el frío, aunque para ese momento Harry ya estaba muy acostumbrado a sentir frío.
Dos semanas antes de concluir el trimestre, el paisaje helado de diciembre se hizo presente y el
profesor Flitwick ya había comenzado las efusivas decoraciones de todo el castillo, Harry nunca
había visto a nadie tan entusiasmado por navidad que el profesor Flitwick quien todos los años
decoraba el solo el castillo de arriba a abajo con una serie de encantamientos complejos y
deslumbrantes. Al menos todas aquellas decoraciones hacían que el ambiente se sintiera menos
pesado.
—Es completamente necesario, Minerva — se escuchó decir al profesor Flitwick —En especial
con todos esos dementores rondando los alrededores, ¿Qué no ves la cara de los pobres alumnos?
¡Los de primer año están aterrados! Necesitamos un cambio de ambiente, los ayudará.
—Jamás entenderé tu entusiasmo por una festividad tan muggle, Flilius, ¡Ni siquiera saben quién
fue San Nicolás! Lo confunden con ese viejo barbón y barrigón que viste de rojo y que toma
gaseosa, sin mencionar que mezclan historias, ¡Jesús nació en primavera, no en invierno!
—Lo sé, Minerva, pero es una festividad fascinante— afirmó el profesor Flitwick —Y los
muchachos la adoran, puede que los muggles no sepan porque damos regalos los unos a los otros,
pero de alguna manera ellos han conservado para los más pequeños esa tradición de pensar que San
Nicolás entrega mágicamente los regalos y cuando llega el momento eso pasa a la siguiente
generación, puede que no sepan mucho, ¿Pero de verdad podemos culparlos? Solo conocen lo que
se ha pasado de generación en generación, es una verdad distorsionada que ningún mago o bruja se
atreve a corregir por el estatuto del secreto, instalamos tuberías en el colegio a pesar de ser un
invento muggle, no veo por qué no adoptar algunas costumbres interesantes como esas preciosas
esferas.
Aquello le había llamado mucho la atención a Harry, cada día que pasaba había algo más que
llamaba su atención, la profesora McGonagall tenía razón al mencionar que los muggles no sabían
mucho de esas historias de magos que todos sabían a medias, el mismo Harry no sabía casi nada
hasta que llegó a Hogwarts y sacó tanta información como le era posible, información mucho más
interesante que la que daba el profesor Binns en su anticuada clase. No era que menospreciar el
trabajo del profesor Binns, tener el mismo trabajo desde hacía décadas y seguir asistiendo aún
después de muerto debía ser horrible, pero el profesor solo se enfocaba en historias que marcaban
ciertas épocas del mundo mágico, para ese punto ya había visto en clases unas 56 revueltas de
duendes en las que todas eran por la misma razón, desconfianza en los magos y discriminación, la
más interesante fue de un duende llamado Ranrok y la manera en que fue detenido hacía unos cien
años por un estudiante de Hogwarts con una historia peculiar. Ni siquiera sabía que en ciertos casos
las personas entraban a Hogwarts directamente en el quinto año.
Harry encontraba más interesantes esas historias que se habían quedado en el mundo muggle como
simples leyendas.
—Oye, Mione— dijo Harry mientras caminaban a clase —¿Sabes de algún libro que hable de San
Nicolás?
—Um...— Hermione pensó rascándose la cabeza —No lo sé, podrías probar con libros de magos
antiguos.
—O podrías preguntarle a la señora Pince, ya sabes, para evitarte buscar por horas en las
estanterías— sugirió Ron.
Aquello le parecía un buen plan para más tarde, y sobre todo, aquella investigación personal lo
mantendría ocupado y dista te de la felicidad de todos al tener programada otra salida a Hogsmeade
el último fin de semana del trimestre.
Ese sábado en la mañana, se despidió de Ron y Hermione en el vestíbulo y después caminó por los
pasillos del colegio en busca de Draco para pasar el rato juntos.
—¡Psst, Harry!
Harry se dio la vuelta a mitad de un corredor en el tercer piso y vió a Fred y George recargados
cómodamente en la estatua de una bruja tuerta y jorobada.
—Uh, solo estaba... ¿Qué están haciendo? ¿No deberían estar camino a Hogsmeade?
—Queríamos alegrarte un poco el día — dijo Fred guiñándole el ojo de manera pícara —Entra
aquí... — señaló con la cabeza a un aula vacía que estaba a su izquierda.
—Oh, vamos, no va a pasarte nada— dijo George agarrándolo por los pies y cargándolo como un
costal de papas.
Harry estaba muy confundido, los gemelos se fijaron que no hubiera nadie vigilando, se metieron
al aula silenciosamente y finalmente George lo bajó.
—¿Qué está pasando aquí? — preguntó Harry acomodándose la ropa.
—Un regalo de navidad por adelantado— Fred comenzó a revisar en sus bolsillos y debajo de su
capa de invierno sacó un pergamino grande y viejo doblado cuidadosamente y se lo ofreció a
Harry.
Harry lo tomó y de inmediato se fijó que no había nada escrito en el, lo revisó atentamente de un
lado a otro, dentro solo había varios anexos de pergamino que estaban uno encima de otro, así que
Harry sospechó que se trataba de alguna especie de broma. —Muy gracioso, ¿Pero yo para que
quiero un pergamino viejo? ¿Va a explotar en cuanto le ponga tinta o...?
—¡Seríamos incapaces! — afirmó Fred con bastante dramatismo —Nos duele que siquiera lo
pienses, George, explícale.
—Verás, Harry, cuando éramos unos jóvenes despreocupados e inocentes de primer año tuvimos
un pequeño problema con Filch y terminamos en su oficina con la amenaza habitual. Castigo...
—No entremos en detalles— dijo George con una sonrisa —Lo que si vamos a mencionar es que
en uno de los archiveros estaba un cajón etiquetado como "confiscado y altamente peligroso",
obviamente nos lo trajimos después de una...pequeña distracción.
—Realmente no es tan malo como parece —Aseguró Fred —Creemos que Filch no sabía
utilizarlo, pero tal vez sospechaba lo que era.
—¿Ah, sí? — dijo Harry dudoso de lo que escuchaba —Y supongo que ustedes saben usarlo.
—Por supuesto— dijo George sacando su varita y apuntando al pergamino con esa sonrisa que
ponía cada vez que tenía algo emocionante entre manos, una que siempre compartía en completa
complicidad de su hermano Fred —Permíteme, Juro solemnemente que mis intenciones no son
buenas— pronunció y rápidamente la tinta comenzó a aparecer desde el punto que George había
tocado con la punta de su varita.
Las líneas comenzaron a entrecruzarse unas con otras y luego aparecieron letras en la parte
superior en grande y con una caligrafía preciosa.
"Los señores, Moony, Wormtail, Padfoot y Prongs
proveedores de artículos para magos traviesos están orgullosos de presentar
EL MAPA DEL MERODEADOR"
Harry abrió el mapa y observó que estaba cartografiado con gran detalle todo el castillo de
Hogwarts y sus terrenos, los anexos de pergamino que estaban unos sobre otros eran en realidad los
diferentes pisos del castillo, también había unas pequeñas huellas de zapatos que andaban por los
pasillos y que tenían una etiqueta con nombres en una letra diminuta. Estaba la señora Norris por la
segunda planta, Peeves en la sala de trofeos, Dumbledore dando vueltas en su oficina y Percy junto
a Penélope Clearwater en el quinto piso en lo que estaba marcado como "baño de prefectos".
—Es nuestro pequeño secreto— dijo Fred —Con esto de aquí hemos hecho y deshecho a nuestro
antojo son que Filch nos vea, están marcados todos los presentes en Hogwarts, todos los pasillos,
muchos pasadizos, los movimientos de las escaleras.
—Está todo ahí, ni siquiera Filch conoce todos los pasadizos que hay, son siete y Filch conoce
cuatro— aseguró George —Estos son los que conoce, ten cuidado al pasar por ahí, no quieres que
te encuentre. Este otro que está detrás del espejo en el cuarto piso está bloqueado. Este de aquí no
creemos que alguien lo haya usado nunca, la entrada está debajo del sauce boxeador— dijo
mientras buscaba en el mapa el punto exacto en donde estaban ellos tres parados y señaló en donde
estaba la estatua—Mira aquí, esa estatua de la bruja jorobada es la entrada de uno y lleva a
Hogsmeade, justo debajo de Honeydukes.
—Los creadores de esto debieron haber sido unos completos genios— suspiró Fred —Ahora que
tenemos memorizado casi de memoria los pasillos y pasadizos casi no lo usamos para nada, de vez
en cuando lo usamos para ver dónde está Filch pero hemos desarrollado otros métodos para
hacerlo, así que se nos ha quedado algo obsoleto, pero sería horrible deshonrar tan maravilloso
artefacto dejándolo en un cajón, es por eso que te lo estamos dando.
—Solo asegúrate de borrarlo al terminar— George volvió a apuntar al mapa con su varita — tócalo
con la varita y di travesura realizada o alguien más podría leerlo.
—Así que...— Fred se recargó en el hombro de su hermano —Harry, tal vez deberías... no sé, ir por
ese niño rubio y llevártelo por ahí de paseo— le guiño un ojo.
De inmediato volvió a mirar el mapa en dónde ahora solo se veía su nombre y al lado del aula
donde estaba la figura de la bruja, salió del aula y se aproximó a la estatua con cautela, observó el
mapa y vio las indicaciones detalladas de cómo abrir el pasadizo. —dissendio— dijo golpeando la
estatua con la varita y la joroba se abrió lo suficiente como para dejar pasar a una persona a un
pasadizo frío, oscuro y algo terroso, cerró el pasadizo y corrió de nuevo a buscar a Draco por todo
el castillo. Lo encontró en la biblioteca junto con un libro de criaturas muggles y otro de medicina
muggle muy delgado.
—Draco— le susurró Harry —¿Qué haces?
—Se le llama leer, deberías intentarlo, tal vez así no preguntes obviedades— dijo Draco bastante
divertido.
—Muy gracioso, Malfoy, ¿Por qué tienes libros sobre el mundo muggle?
—Estoy investigando sobre la manera en que los muggles aplican la medicina, pero este libro casi
no tiene nada sobre procedimientos de sanación. Me gustaría tener un libro muggle de medicina, de
esos que usan ellos para estudiar, tal vez sería mejor.
—Ya veo...— dijo Harry, y pensó que tal vez le traería uno el siguiente año, no quería hacer cargar
a Hedwig con uno de los enormes libros de medicina de la señora Puckle —¿Y el de animales?
—Para investigar de los periquitos— dijo Draco, Harry puso cara de intriga —Mencionaste que los
periquitos eran capaces de hablar, así que pensé que tal vez podrían ser una criatura mágica que los
muggles adoptaron como mascotas, así como las lechuzas, pero no viene nada de periquitos en este
libro.
—Draco, ¿No sabes que es un periquito? — preguntó y Draco negó con la cabeza poniéndose algo
sonrosado, Harry estaba anonadado, le tomó el libro un momento mientras buscaba en el índice y
se encontró con la sección de criaturas voladoras en donde claramente venían todo tipo de pericos y
cotorros, rápidamente buscó la página y se la enseñó a Draco mientras enseñaba la foto de un
periquito australiano —Eso es un periquito.
—¿Estás seguro, Harry? Los he visto algunas veces, pero no hablan, solo hacen ruidos como
cualquier otro pájaro.
—Porque los que hablan son estos — Harry señaló otra foto de un loro verde.
—No, solo...ah...— Harry tardó un momento en encontrar la manera para explicarle, a veces era
complicado hablar de algunas cosas con todos aquellos que venían de familias que nada tenían que
ver con el mundo muggle —En el mundo muggle muchas personas están acostumbradas a llamar a
todos estos tipos de aves "periquitos" o "pericos" independientemente de la especie, como cuando
las personas le dicen "lechuza" a Alioth cuando en realidad es un búho.
—Oh...— Draco por fin pareció entender el error —Entonces... ¿No son mágicos?
—No, me temo que no— dijo Harry, admirando lo adorable que era la cara de Draco después de
aquel descubrimiento. —No tiene nada que ver con los periquitos...pero, ¿Quieres ir a
Honeydukes?
—Que gracioso, Potter, ¿Acaso ahora las celebridades pueden saltarse las reglas y hacer lo que
gusten bajo los ojos de los profesores? — dijo Draco con una sonrisa incrédula.
—Digamos que algo parecido— dijo Harry mostrándole el mapa del merodeador que aún mostraba
todo Hogwarts —Solo que ningún profesor nos verá.
Convencer a Draco fue muy fácil, solo tuvieron que pasar a la torre de Gryffindor por la capa de
invisibilidad por cualquier eventualidad y se pusieron en marcha por el túnel, al principio iban muy
emocionados, pero después de caminar por media hora dejó de parecerles divertido, tardaron casi
una hora hasta que finalmente llegaron a una escalera muy larga, la cual subieron hasta que la
cabeza de Harry golpeó con algo duro que bloqueaba el paso que parecía ser una trampilla. Del
otro lado no se escuchaba nada, así que Harry levantó la trampilla y vio que estaban en un sótano
con muchas cajas apiladas una sobre otra y el aire olía sumamente dulce, debían estar en
Honeydukes.
33. Wormtail
Harry levantó por completo la trampilla y después de subir le dio la mano a Draco para ayudarle a
salir también, entre ambos volvieron a poner la trampilla que se camuflajeaba perfectamente con el
suelo tan bien que incluso se preguntaba si los dueños de Honeydukes sabían que existía este
pasadizo.
—Y trae otra caja de babosas de gelatina, querido, casi se acaban— se escuchó una voz femenina
al mismo tiempo que se escuchó una puerta abrirse, tanto Harry como Draco se escondieron detrás
de unas cajas y esperaron muy callados a qué ese hombre terminara de mover las cajas, aunque
aquello estaba tardando un poco, después pareció adentrarse más entre las cajas buscando algo, era
momento de salir de ahí. Con una seña le hizo saber a Draco que debían moverse hacia las
escaleras que daban a la tienda y sigilosamente las subieron y se encontraron detrás del mostrador,
casi a gatas salieron del mostrador y se incorporaron.
Honeydukes estaba completamente abarrotado de estudiantes de Hogwarts, así que nadie pareció
darse cuenta de que ellos estaban ahí. Harry no solía pensar mucho en Dudley cuando estaba en
Hogwarts, pero ver tal cantidad de dulces tan extravagantes y divertidos le hizo sentir que tenía una
pequeña victoria por encima de ese niño consentido, si Dudley de alguna manera se enterara de
todas estas delicias estaba seguro de que moriría de envidia y haría hasta lo imposible por
convencer a sus padres para escabullirse al andén 9¾ sin importarle que dijeran estos.
—Uf, no, no creo que ninguno de los dos quiera de esos. Creo que son para vampiros— dijo
Hermione.
—Si son para vampiros, entonces a Draco le vendrían bien— dijo Ron bastante divertido —Es tan
pálido que perfectamente podría ser uno, ¿Qué te parecen estos? — preguntó acercando un tarro de
cucarachas a la nariz de Hermione mientras reía ante la reacción de ella.
—Todavía peor— dijo Harry, ambos se sorprendieron de verlos ahí, tanto que Ron casi tira el tarro
de cucarachas.
—Nooo... — dijo devolviendo el tarro a la estantería —Bueno, tal vez un poquito. No estoy
diciendo que sea algo malo, por supuesto.
—¿A qué? — preguntó Harry —Lo que sea que estén pensando, no— bajó la voz mientras
vigilaba que ningún otro estudiante escuchará cuando les explicó sobre el mapa del merodeador.
—¿Por qué mis hermanos jamás me dijeron? ¡El tiempo que pudimos haber ahorrado entre clases!
— se quejó Ron.
—Y que lo digas— admitió Hermione —Pero Harry no se quedará con él, ¿Verdad? Vas a
entregárselo a la profesora McGonagall, ¿Cierto?
—¡Por supuesto que no! — dijo Harry —¿No ves la enorme ventaja que tenemos ahora? Si lo
entrego tendré que explicar de dónde lo saqué y Fred y George terminarían en muchos problemas.
—Pero, ¿Y Sirius Black? — susurró Hermione —Podría usar pasadizos del mapa, ¡Esto podría ser
útil para los profesores! A demás, no debes estar aquí en Hogsmeade, ¿Y si viene a atacar y te
encuentra?
—Eso está cubierto— dijo Draco susurrando —Lo he obligado a traer la capa, si algo pasa le
echaremos la capa encima y desaparecerá justo frente a sus narices. A demás, según entiendo, no
hay manera en que entre por un pasadizo, Filch conoce cuatro y solo llevan a partes dentro del
castillo, otro está bloqueado y no hay manera de atravesarlo, los que salen de Hogwarts tampoco es
posible que los atraviese, uno tiene al sauce boxeador en la entrada y el que acabamos de pasar es
difícil de ver, si no sabes dónde está es imposible de encontrar. Y aunque lo supiera, miren ese
aviso en la pared, ya quisiera verlo intentar entrar aquí con los dementores dando vueltas por el
pueblo.
Después de pagar los dulces, salieron del local y la diferencia de temperatura se sintió de golpe,
Hogsmeade perfectamente pudo haber sido una postal de navidad por el ambiente que daba con
todas las casas cubiertas con una buena capa de nieve y adornos en algunas de estas. Ron y
Hermione les dieron un rápido recorrido por el pueblo y terminaron en las tres escobas para una
buena cerveza de mantequilla caliente.
—Entonces, ¿te gusta la señora Rosmerta? — le preguntó Draco a Ron, quién estaba a nada de
sacar humo por las orejas de la vergüenza.
—Está bien, Ron— le dijo Hermione —Hay que admitir que es una mujer muy atractiva— Y
Hermione tenía razón, era bastante guapa y tenía muy buena figura, perfectamente pudo haber
aparecido en la portada de una revista de moda.
Todos estaban bastante alegres conversando hasta que se abrió la puerta y Draco casi desvistió a
Harry en busca de la capa de invisibilidad, pues la profesora McGonagall, el profesor Flitwick y la
señora Pomfrey habían entrado a las tres escobas, ambos se taparon con la capa y Ron y Hermione
cambiaron de lugar para que pareciera que estaban solo ellos dos en la mesa.
Estando en completo silencio y agradeciendo haber elegido una mesa que quedaba bastante fuera
de vista de dónde se habían sentado los profesores, Harry pudo ver con detenimiento que no solo
estaban ellos, si no que Hagrid y el ministro Fudge también se habían sentado en la misma mesa.
—Gracias, Rosmerta.
—Y entonces supongo que el café irlandés muy cargado de whisky de fuego es para...
—Muchas gracias, señor ministro— dijo la señora Rosmerta y conjuró una silla para sentarse en la
mesa —Que milagro que la veo, Poppy, casi no sales del castillo.
— Y que lo digas, Rosmerta, con tanto niño lanzándose hechizos casi no tengo tiempo ni de cagar.
Hoy estoy fuera porque Remus se ha ofrecido a cubrir mi puesto, solo espero que no le llegue nada
grave a la enfermería.
—Oh, no te preocupes, Poppy— dijo el profesor Flitwick —Son solo niños de primero y segundo,
¿Qué van a hacer además de hacerse bailar unos a otros? Los de primer año no pueden ni levitar
una pluma.
—Oh, no te confíes, Fillius— dijo la señora Pomfrey —El conocimiento a medias es a menudo
más peligroso que la ignorancia, puede que no sean buenos con la varita, pero todavía tienen
calderos y todos esos ingredientes a su disposición, una poción que les salga mal y pueden estar
hasta diez alumnos en la enfermería.
—Todavía está Severus por si hay un accidente de esa naturaleza— le dijo la profesora
McGonagall.
—Mm, no, estoy segura de eso, si Severus tiene que hacerle un favor más a Remus le cortará la
cabeza — dijo tomando un sorbo de su café.
—Escuché algo sobre eso hace algún tiempo— intervino el ministro —¿Es cierto? ¿Qué no se
llevaban?
—Se odiaban— afirmó la señora Pomfrey —Todos ellos, siempre es lo mismo, Gryffindors y
Slytherins peleando entre ellos, sobre todo porque Remus era muy amigo de James Potter.
Si Harry antes ya estaba interesado por la mención de Lupin y Snape, ahora que estaba su padre
estaba más interesado que nunca.
—¿Recuerdan cómo solían pelear James y Severus? Siempre terminaban todos implicados de
alguna manera, los recibí a todos en la enfermería, a cada uno de ellos. Llegaban embrujados o con
efectos de alguna poción que habían puesto en sus bebidas los unos a los otros, Severus tenía su
propio grupo que lo ayudaba a pelearse con ellos, jamás entendí por qué lo hacían.
La profesora McGonagall suspiró pesadamente —Como haya sido, sigo sin creerme como
resultaron las cosas...
—Por cómo se dieron las cosas ahora estamos aquí — dijo el ministro — Por Sirius Black, ¿Sabes
que pasó en el castillo en Halloween?
—¿Cree que Black puede estar por la zona todavía? Porque todos esos dementores dando vueltas y
registrando los locales está acabando con mi negocio— dijo la señora Rosmerta.
—Estoy seguro— dijo el ministro —No me gusta más que a ti tenerlos por aquí, pero son un mal
necesario. Están algo furiosos porque no pueden entrar al castillo de Hogwarts, pero tampoco voy a
obligar a la escuela a qué los dejen entrar. No quiero hacer enojar a Dumbledore de nuevo...—
sonó algo tembloroso al mencionar a Dumbledore. —De todos modos, están aquí para
defendernos, no sabemos de qué pueda ser capaz Sirius Black.
—Todavía me cuesta creerlo— dijo la señora Rosmerta —De toda la gente que se pasó al lado
Tenebroso, Sirius Black era el último en el que hubiera pensado, todavía lo recuerdo siendo un
niño. Si me hubieran dicho que eso pasaría hubiera jurado que iban hasta las cejas de hidromiel.
—¿Lo peor? ¿Qué puede ser peor que matar a toda esa gente? — preguntó, y todos los demás
bajaron la cabeza.
—¿Recuerdas quién era su mejor amigo? — le preguntó la profesora McGonagall con un tono de
voz algo lúgubre.
—Por supuesto— dijo la señora Rosmerta soltando una pequeña risa —Nunca los veías separados,
eran un par de cómicos, siempre me hacían reír, Sirius Black y James Potter, casi como hermanos.
Harry se sintió muy mareado de repente, volteó a ver a Draco y él tenía una cara de asombro
enorme y también bastante confundido.
—Exactamente— dijo la profesora McGonagall —Ambos eran los cabecillas de su pandilla, muy
inteligentes. Creo que nunca hemos tenido a tales alborotadores como ellos.
—Si me permite, profesora, tal vez Fred y George Weasley puedan tomar ese título — dijo Hagrid
—Esos dos han causado casi la misma cantidad de problemas, y me gustaría recordar que gran
parte de los planes de Black y Potter venían directamente de la cabeza de Lupin, a mi parecer el
más inteligente de los tres.
—Incluso supe que Black pasó un tiempo con los Potter por una situación que Dumbledore jamás
quiso comentar con nadie— dijo el profesor Flitwick —Completamente inseparables.
—Así es— dijo el ministro —Potter confiaba en Black como en ningún otro. Nada cambió cuando
se graduaron, Black fue el padrino de bodas cuando James se casó con Lily y después fue
nombrado el padrino de Harry cuando nació. Harry no lo sabe, obviamente, no quiero ni
imaginarme cómo se sentiría si se entera.
—¿Por qué entonces se aliaria con Quien-ustedes-saben? — preguntó la señora Rosmerta en voz
más baja.
—Fue peor que eso, querida...— el ministro suspiró —Los Potter estaban al tanto de que Quien-tu-
sabes iba tras ellos, Dumbledore se enteró gracias a un espía que tenía en las filas de los mortifagos
y los escondieron bajo el encantamiento Fidelio.
—¿El encantamiento qué? —pregunto la señora Rosmerta.
—El encantamiento Fidelio— aclaró el profesor Flitwick —Oculta algo dentro de una sola mente.
La información se oculta en un guardián y de esa manera es imposible encontrar lo que sea que ese
guardián está cuidando, a no ser que el guardián decida revelarlo por voluntad propia. Mientras el
guardián mantuviera el secreto, James y Lily jamás serían encontrados así tuvieras la nariz pegada
a la ventana de su casa.
—Fue después de una semana que se había realizado el encantamiento— dijo el ministro —Black
los entregó y justo el 31 de octubre Quien-tu-sabes los atacó. Casi parece un mal chiste que Black
haya escogido la misma fecha para intentar matar a Harry este año, pero alcanzo a comprender
algo de su retorcida mente considerando la evidencia, ustedes saben que Quien-tu-sabes sucumbió
ante Harry, solo desapareció sin dejar rastro, eso puso a Black en una posición muy incómoda. Su
amo cayó el mismo día que decidió dejar de jugar al bueno, no tenía otra opción más que escapar.
Después de tantos años, supongo que busca venganza contra el niño que tiró su arduo trabajo.
—Ese sucio y asqueroso traidor...— dijo Hagrid con odio —Me encontré con él, probablemente fui
el último que lo vio antes de que matará a toda esa gente, ¡Fui yo quien rescató a Harry de la casa
en ruinas, lo saqué de entre los escombros! Pobrecito...tenía esa herida enorme en la frente, sus
padres habían muerto... Sirius Black apareció con esa moto voladora con la que paseaba, no se me
pasó por la cabeza preguntarle qué hacía ahí, ¡No sabía nada! Pensé que se había enterado y que
corrió para ver la situación para ayudar. Estaba todo pálido y tembloroso. ¿Y saben que hice? ¡Lo
consolé! ¡Me arrepiento todos los días de haberlo hecho! —La profesora McGonagall le sobó la
espalda a modo de consuelo —Me dijo que le diera a Harry "Soy su padrino, cuidaré de él" ¡ja! Yo
tenía órdenes directas de Dumbledore de llevarlo con los Dursley. Black intentó discutir pero me
negué rotundamente, después me dio su moto y dijo que ya no la necesitaba, es obvio, una moto
dejaría muchas huellas, es fácil de seguir. Dumbledore sabía todo, es por eso que él debía huir esa
misma noche. Todavía me dan escalofríos de pensar en que hubiera pasado si le hubiera dado a
Harry, probablemente lo hubiera arrojado en alta mar desde esa moto voladora o algo peor...
—Es por eso que debemos atraparlo cuanto antes— dijo el ministro muy firme —No podemos
permitir que cometa otra barbaridad. Ese mismo día no fue el ministerio quien lo atrapó, fue Peter
Pettigrew, otro de los amigos de Potter, completamente enloquecido de dolor persiguió el mismo a
Black.
—¿Pettigrew? ¿El gordito que lo seguía a todas partes? — preguntó la señora Rosmerta.
—Adoraba a Black y a Potter. Eran sus héroes — dijo la profesora McGonagall —No era muy
listo, a menudo yo era muy brusca con él...ya verán cómo me pesa ahora...
—Vamos, Minerva, murió como un héroe— dijo el ministro —Incluso se le concedió la orden de
Merlín de primera clase. Los testigos hablan de que se enfrentó a él en un duelo mientras sollozaba
y le preguntaba por qué lo había hecho, claro que Black fue más rápido y agresivo que él. Lo único
que quedó de él fue su dedo meñique.
—Cierto, él también era muy amigo de ellos, todos compartían el mismo dormitorio— dijo el
profesor Flitwick.
—Era más que eso...— dijo la señora Pomfrey suspirando amargamente —Si solo los hubieran
visto, tal vez no soy quién para decirlo, pero Remus se desvivía por Black y les juro que parecía
que Black también lo quería.
—¿Cómo? — dijo la profesora McGonagall al borde de las lágrimas. Todos habían quedado
perplejos al escuchar esa confesión.
—Ustedes saben que Remus siempre fue...enfermizo si se puede decir así— prosiguió la señora
Pomfrey —Todas esas veces que tuve a Remus en la enfermería, Black estaba con él, no había
manera de que lo sacara de ahí si no tenía clases pendientes, le llevaba el desayuno, la comida, la
cena, incluso le llevaba sus chocolates preferidos. Había chispas alrededor de esos dos. Remus lo
perdió todo en esa guerra, su familia, su hogar, a todos sus amigos y esa horrible mañana se
despertó con la noticia de que la persona que amaba era un asesino y un traidor...
Todos ellos hablaron un rato más, pero Harry ya no tenía la suficiente cabeza como para
escucharlos. Se sentía aturdido y abrumado, algo parecido a cuando conoció el callejón Diagon por
primera vez con Hagrid saturándolo de información por todos lados, pero esta vez no había nada de
fantástico, por dónde se viera todo era horrible y se le estaba escurriendo por entre los dedos. Miró
a Draco, quién parecía igual de horrorizado que él y a punto de llorar, pero por más que las
lágrimas inundaban sus ojos no lograba salir ni una sola, ambos se miraron completamente en
silencio e intentando comprender entre ellos lo que habían escuchado; de alguna manera intentaban
comunicarse con pequeños gestos pero al final no lograban entenderse de ninguna manera, lo único
que pudieron hacer fue sujetarse las manos fuertemente y esperar a que los profesores salieran de
la taberna.
Cuando fueron libres de quitarse la capa de invisibilidad, Harry se fijó en Ron y Hermione, quienes
tenían una cara de incomodidad bastante evidente, estaban muy callados todos, de hecho, el mundo
parecía estar muy callado de repente. Era como si todo el sonido a su alrededor se hubiera
esfumado y lo único que quedara fuera el ruido de su propio cuerpo, de sus latido acelerados, su
respiración pesada y toda esa bola de pensamientos rebotando dentro de su cabeza.
Ni siquiera se enteró de que más pasó después de que salieran de las tres escobas, cuando volvió en
si ya estaba a mitad de camino en el túnel y Draco prácticamente lo arrastraba a lo largo de ese frío
pasillo, de repente, Harry se detuvo y Draco lo miró algo nervioso.
—Harry... ¿Estas bien? — le preguntó Draco mientras le sostenía la mano, el calor que emanaba
su cuerpo en contraste con el frío que se sentía lo hizo querer acercarse más a él, pero sus pies de
alguna manera estaban anclados al piso. —¿Harry? — escuchó a Draco llamarlo una vez más, lo
miró directamente a los ojos y finalmente pudo moverse para acercarse más a él y aferrarse a sus
brazos. —Harry...— le escuchó de nuevo y sintió los brazos de Draco rodearle de vuelta.
—Draco...— le dijo con un hilo de voz —No quiero estar solo esta noche— Harry se sentía tan
abrumado que lo último que quería era pasar otra noche congelándose en su cama.
Después de unos momentos, continuaron caminando hasta llegar a Hogwarts y con cautela de que
nadie los viera se mezclaron con el resto del alumnado que iba llegando junto con cantidades
abismales de dulces y baratijas de Zonko. Por petición de Harry, se escondieron el resto del día en
el salón secreto cerca de las escaleras de las mazmorras hasta que llegó la hora de cenar, realmente
no cenaron mucho y salieron del gran comedor antes de que el resto de los estudiantes lo hicieran
para tener el suficiente tiempo de escabullirse ambos en la torre de Gryffindor sin que nadie notara
que Draco estaba ahí.
En cuanto entraron, Draco se tomó un momento en el baño para cambiarse y ponerse una pijama
que Harry le había prestado, aunque le quedaba un poco ajustada ya que Harry era un poco más
pequeño que él y después fue lo suficientemente valiente como para sentarse en la cama de Harry
mientras este buscaba en su armario el álbum de fotos que Hagrid le había regalado el primer año
que estuvo en Hogwarts, una vez lo tuvo entre manos se quitó los zapatos y se sentó al lado de
Draco, quién lo observaba con bastante curiosidad.
—Sí, tiene fotos de mis padres, Hagrid me lo regaló para que tuviera una idea de cómo se veían—
le dijo Harry —Detenlo por un momento—. Draco le hizo caso y sostuvo el cuaderno, Harry
volvió a su armario y sacó una de esas playeras viejas que su tía Petunia le había dado porque a
Dudley ya no le quedaban y la dejó en su cama, después se quitó la túnica y se detuvo por un
momento, estaba muy acostumbrado a cambiarse aun si había alguien en el dormitorio, lo hacía
todo el tiempo, incluso lo hacía en las regaderas del campo de quidditch en donde si quisieran
todos podrían darle un vistazo, pero por alguna razón tener a Draco ahí mientras se cambiaba lo
hizo sentirse tímido; pero al mismo tiempo algo dentro de él le animaba a seguirse desvistiendo.
Continúo con el suéter del uniforme y el torpe nudo de su corbata, para cuando tuvo que
desabrochar los botones de la camisa las manos le temblaban, así que lo hizo lentamente y retiró la
prenda con delicadeza, sabía que Draco estaba volteado hacia otro lado, pero de vez en cuando
podía sentir su mirada sobre él; sintiendo que sus mejillas se volvían rojas, continúo
desabrochando el pantalón y quedando en ropa interior y sintiendo que su corazón se aceleraba
considerablemente, puso su ropa en el cesto de la ropa sucia y se colocó la enorme playera a modo
de pijama, finalmente miró a Draco, quién se aferraba al álbum con la vista clavada en el piso y el
rostro ligeramente sonrosado. Hubo un pequeño silencio incómodo.
—Um... mis compañeros de habitación podrían entrar en cualquier momento— comentó Harry —
Tal vez deberíamos meternos en la cama y cerrar las cortinas.
Ambos se adentraron en la cama torpemente y una vez cerraron las cortinas, Harry tomó la varita
de Draco y la agitó —mufliato— conjuró y vio en la cara de Draco algo de asombro.
—Creo que sí, se sintió igual que cuando uso la mía— le respondió Harry.
—Oh...que raro— dijo aclarando se la garganta y mirando el álbum de nuevo —Y ¿Para qué las
fotos?
A Harry casi se le había olvidado aquello, tomó el álbum suavemente de las manos de Draco y
comenzó a pasar las páginas en busca de las fotos de la boda de sus padres. —Aquí, estás de aquí
— dijo mientras admiraba la foto donde su padre portaba una elegante y costosa túnica y saludaba
con una enorme sonrisa mientras que su madre se agarraba del brazo de su padre también muy
sonriente y radiante en su precioso vestido blanco —Mira en la esquina— le dijo a Draco, quién
parecía completamente absorto en la fotografía.
—Es él— dijo —Es mi tío Sirius—. Estaba un poco lejos en la fotografía, pero todavía se podía
distinguir bien los finos y apuestos rasgos del joven hombre que también vestía una túnica que
parecía de la más alta calidad, con el cabello recogido y una actitud segura y relajada, una imagen
bastante distinta de las fotos que salían en todos los afiches en donde se parecía más a un cadáver.
—Y también mi padrino, supongo— dijo Harry de manera seria mientras seguía pasando las
páginas y lo veía en cada una de las fotos desbordante de alegría—No lo entiendo, se ve feliz,
¿Cómo pudo?
—No lo sé— le dijo Draco —Pero hay algo extraño, el profesor Flitwick dijo que todos
compartían la misma habitación, pero todos los que pertenecen a la casa Black van a Slytherin, si
eso es verdad entonces él puede ser el único que perteneció a otra casa.
—¿Y qué hay con eso? — preguntó Harry sin entender a dónde quería llegar.
—Quiere decir que el sombrero seleccionador vio algo diferente en él cuando lo seleccionó, algo
muy diferente como para mandarlo a Gryffindor y no solo eso, también era cercano
a...bueno...gente que la familia no ve con buenos ojos— explicó Draco.
—Espera, ¿Quieres decir que los Black no hubieran aceptado todo eso?
—No en realidad, no suelen hablarme mucho de eso, pero si tú padre estaba en contra de...de los
mortifagos, quiere decir que algunas personas lo hubieran llamado "traidor de sangre", no solo por
estar en contra de los puristas, sino que también se casó con una nacida de muggles cuando los
Potter venían también de una larga sucesión de magos de sangre pura, en plena guerra eso no podía
ser nada bueno, también está el asunto con el profesor Lupin, es un mestizo, todo eso junto a que
estuvo en Gryffindor pudo haber sido su sentencia para ser borrado del árbol familiar, es casi como
si lo hubiera buscado a propósito.
Harry se talló los ojos por debajo de los lentes intentando entender con calma todo lo que Draco le
decía —Cada vez tiene menos sentido— murmuró —Ni pies ni cabeza, no creo que haya estado
planeando todo eso desde los once años, ¿Por qué habrá entregado a mis padres si ellos parecían
aceptarlo más que su propia familia?
—Tal vez quería volver a los Black— dijo Draco y Harry lo miró confundido —Piénsalo, aun si no
le gustara la familia, la herencia todavía es enorme y si quería al menos una parte entonces tenía
que volver a ser aceptado, sé que muchos de mis familiares participaron del lado tenebroso, si
Sirius Black entregaba gente del otro lado entonces podría volver a casa.
Harry suspiró de nuevo —Tal vez...pero no lo sé, hay muchas cosas que no tienen sentido, tal vez
entregar a las personas que su familia repudiaba podía asegurarle un lugar de vuelta, pero el ataque
hacia mis padres debió ser algo grande, los escondieron y todo, ¿Por qué mis padres serían
importantes en primer lugar? ¿Por qué sería el mismo Voldemort quién fuera en persona a atacar a
mis padres? Eran personas que estaban en su contra pero perfectamente pudo haberlos matado el
mismo Black y entregar los cadáveres, él sabía dónde estaban, confiaban en él, tenía todo para
hacerlo— la cabeza de Harry daba vueltas a todas las preguntas que aparecían en su mente, una
más extraña que la anterior; sintió algo correr por sus venas, era bastante parecido al veneno de
basilisco que casi lo había matado el año anterior, ardía, lo mareaba y asfixiaba a un ritmo
alarmante.
—¿Harry? — escuchó a alguien llamarlo, salió de su espiral de pensamientos y miró a Draco, pero
él estaba en completo silencio. —Harry, ¿Estás bien? — escuchó la voz de Ron por fuera de las
cortinas, Harry de quedó en completo silencio, aunque de igual manera no podía responderle ya
que Ron no escucharía nada, lo único que le preocupaba era que abriera las cortinas, pero tampoco
lo hizo, solo se escuchó un suspiro y sus pasos seguidos del ruido de la puerta.
—Deben estar preocupados— dijo Draco.
Harry suspiró una vez más y se acurrucó cerca de Draco —Lo sé, pero realmente no quiero hablar
con ellos.
Draco podía ver una figura gracias a un pequeño rayo de luz que entraba en esa oscura
habitación, Harry estaba de espaldas mientras dejaba caer su túnica en el suelo, pero debajo
de la túnica no estaba su uniforme. Draco tuvo el impulso de apartar la vista por la
vergüenza que sentía, pero por alguna razón no podía hacerlo, en su lugar, sus ojos se
pasearon por la espalda desnuda que tenía frente a él hasta que la ropa interior le impidió
ver un poco más.
De pronto, tuvo a Harry de frente y observó con gran detalle esos brillantes ojos verdes que
se escondían detrás de sus lentes, era una mirada que le provocaba un escalofrío que recorría
cada centímetro de su piel, algo cálido que burbujeaba dentro de sí mismo lo ánimo a estirar
la mano y tocar el abdomen de Harry. Por su parte, Harry no se quedó quieto en lo absoluto,
se subió a las piernas de Draco y jaló de la corbata de Draco para aflojarla.
—Harry...— murmuró Draco, quién pensó que en cualquier momento podría encenderse en
llamas por el calor que sentía, no se resistió a pasar la mano por su espalda.
Cuando despertó, se sintió algo perdido al encontrarse con el techo de la cama de color rojo en
lugar de verde, de inmediato revisó su pantalón y se sintió muy aliviado de no tener una erección
después de un sueño tan atrevido. Había tenido esa clase de sueños antes, el primero había sido con
Terence Higgs y había tenido varios con el profesor Lupin, pero jamás había tenido a Harry en una
posición tan comprometedora y lo último que quería era tener que explicar aquella escena. Se relajó
y miró a Harry, quién descansaba plácidamente a su lado; Draco se removió un poco en la cama de
Harry para acercarse un poco más hasta que sintió cerca de su pierna algo duro en el cuerpo de
Harry, en su entrepierna para ser precisos. Inmediatamente Draco se apartó lo más lento que pudo y
sintió como su rostro ardía, claro que no culparía a Harry por algo así, pero no podía evitar
imaginarse que clase de sueño podría estar teniendo o más específicamente, con quién.
Tampoco pudo pensarlo mucho, ya que pronto Harry comenzó a moverse para despertar, así que
Draco hizo lo mejor que se le ocurrió, fingir estar dormido. Cerró los ojos y se quedó tan quieto
como pudo mientras sentía a Harry estirarse cerca de él y también intentó no reaccionar al sentir su
mano acomodarle algunos mechones en la frente, de un momento al otro salió casi corriendo de la
cama directo al baño, así que Draco pensó que en ya se había dado cuenta de lo que estaba pasando
debajo de sus bóxer, había una pequeña abertura en las cortinas cuando salió corriendo y a través
de ella Draco pudo ver qué la cama de al lado, que era utilizada por Neville Longbottom, no solo
tenía las cortinas abiertas, si no que estaba completamente vacía, cosa que era extraña ya que era
domingo y los estudiantes solían despertar sumamente tarde pero que automáticamente cobró
sentido al recordar que aquel día por la mañana partía el expreso de Hogwarts directo a Londres
junto con todos aquellos que pasarían las fiestas en familia.
—Harry, sé que lo de ayer fue horrible, pero no puedes quedarte todo el día en la cama sintiéndote
miserable.
De repente se abrió la cortina y Draco solo miró el rostro confundido de Ron al verlo ahí acostado.
—Hola, Draco— fue todo lo que Ron pudo articular.
—Ah...— ambos se quedaron mirándose el uno al otro en medio de un silencio absoluto —Y...
¿Qué haces aquí?
—Harry me dijo que lo acompañara, dijo que no quería pasar frío— vio como Ron hacia una
mueca extraña.
—Sabes, Dean tiene razón, suena a una excusa barata— dijo en medio de un bostezo —Como sea,
dile a Harry que los estaré esperando en el gran comedor, muero de hambre, ah, y procura que no
te vea Percy— buscó cerca de su cama un suéter de color rojo y después salió de la habitación.
Draco volvió a mirar el techo de la cama mientras procesaba todo lo que había pasado las últimas
horas, no quería decirlo en voz alta, pero pensaba exactamente igual que Harry, nada de lo que
había pasado ese 31 de octubre que terminó la guerra tenía sentido, pero no lo había visto de ese
modo hasta ahora, toda su vida había creído que el señor tenebroso solo estaba buscando matar a
sus oponentes por pura diversión y que en una de esas veces se encontró con Harry, una persona
que parecía ser alguna especie de entidad mística capaz de vencer todo el mal en el mundo, pero
cuando finalmente tienes de frente a la supuesta deidad frente a ti y te das cuenta de que solo es un
chico como cualquier otro, las cosas cambian de fantasía al terror más puro que puedas imaginar.
Claro que tal vez debió haberse hecho la pregunta desde el principio, ¿Cómo hace un niño de
apenas un año para vencer al señor tenebroso? ¿Cómo haces para sobrevivir a la única maldición
que no tiene salida? Y junto con todo lo que había escuchado el día anterior pronto los huecos en la
historia comenzaban a ser evidentes, lo que más le perturbaba era pensar en su tío Sirius, un
miembro de la familia Black perteneciendo a la casa de Gryffindor le hacía pensar en el mismo,
quién pudo ser enviado a Gryffindor de no haberle pedido al sombrero que no lo hiciera, pensaba
en sus amistades y las que el tío Sirius tenía, nacidos de muggles como lo era la madre de Harry o
ahora Hermione, "traidores de sangre" como los Potter o los Weasley, y por sobre todo, estaba
Harry, a quien de alguna manera lo asociaba con el profesor Lupin, un mestizo con una vida
especial, había decidido no comentar con el resto de sus compañeros su investigación sobre los
licántropos que había hecho cuando Severus había sido su suplente, pero había encontrado algo
muy interesante aquel día, la poción matalobos era utilizada precisamente por los licántropos para
estar conscientes de sí mismos durante la luna llena y la base principal de aquella poción era el
acónito.
Casualmente el mismo día en que ocurrió el ataque de Black, el mismo día que el profesor Lupin
había estado enfermo, Severus le había llevado una poción con ese fuerte olor a acónito y no solo
eso, aquel día también había sido luna llena, y la noche del 31 de agosto también lo había sido,
justo un día antes del viaje en el expreso de Hogwarts, si aquello era verdad, entonces eso
explicaría su aspecto tan demacrado y los problemas que tiene al caminar.
—¿Draco? — la voz de Harry lo sacó de sus pensamientos —¿Por qué está la cortina abierta?
—Ron la abrió, dijo que nos esperaba en el gran comedor y que no me viera Percy— le dijo
intentando no mirarlo demasiado, ya que aún estaba en calzoncillos.
—Oh... Pero si Percy no está— comentó —Tal vez Ron siga algo dormido.
Aún estaban algo tímidos cuando salieron de la torre de Gryffindor, pero en cuanto llegaron al gran
comedor la timidez se dejó de lado para dar pasó a la conversación que Harry había evitado desde
el día anterior.
—No puedes ir a buscar a Black— le advirtió Hermione en un susurro —Sé que lo que les pasó a
tus padres fue terrible, pero si vas a buscarlo solo estarás haciéndole un favor.
Harry sólo volteó la mirada disgustado y se centró en la avena que tenía frente a él.
—Vamos, Harry, esto es serio— dijo Ron, quién parecía estar algo ojeroso —No estarás pensando
en realmente ir a buscarlo, ¿Verdad? Porque te prometo que morir así no valdría la pena.
—¡Baja la voz! — le reclamó Harry en un susurro —No voy a ir tras él, aunque me gustaría.
—¿Sabes qué es lo que escuchó cada que esos dementores están cerca? — preguntó Harry de mala
gana —Los gritos de mi madre, rogando por su vida y por la mía, si tuvieran que escuchar eso no
sería tan fácil decir lo que sienten. Me enferma pensar en que todo aquello fue tramado por alguien
en quien confiaban tanto, es como si Ron me hubiera dejado morir en el lago negro, así de terrible.
—¿Y crees que matarlo te hará sentir mejor? — preguntó Draco, Harry solo lo miró con el celo
fruncido —No me gusta más que a ti lo que está pasando, pero piénsalo bien un momento; si te
dejas atrapar por él y te asesina, no tendrás nada más que eso. ¿De verdad quieres terminar muerto
a manos de quien entregó a tus padres?
Harry volvió a hacer muecas, aunque parecía menos enfadado que antes, pasó gran parte del
desayuno jugueteando con la avena hasta que finalmente se dignó a verter algo de miel sobre ella y
comer de prisa, todavía para subirle un poco el ánimo a Harry, Ron sugirió visitar a Hagrid, a lo
cual Hermione se negó rotundamente hasta que Draco señaló que no era necesario que Harry
estuviera confinado en el castillo todo el año, que bastaba con que no saliera de noche y que no
dejara los terrenos de Hogwarts.
Recorrieron el castillo que estaba completamente desolado. Cuando llegaron a la cabaña de Hagrid,
la cual estaba casi cubierta de hielo, llamaron a la puerta, pero no respondió nadie.
—Mm... No creo, hay un ruido detrás de la puerta— respondió Ron con la oreja pegada a la
madera.
Harry, Hermione y Draco pegaron la oreja a la enorme puerta y pudieron escuchar una especie de
quejidos y sollozos. Todos pensaron que fuera lo que fuera, debía ser algo malo, así que Ron se
animó a seguir tocando la puerta con más insistencia y a gritar para ver si alguien respondía a sus
llamados, después de unos momentos se escucharon unos enormes pasos dirigirse a la puerta y
finalmente un muy desconsolado Hagrid abrió la puerta.
—¡Lo han oído! — gritó sollozando y abrazando a los cuatro y levantándolos del suelo en busca de
algún consuelo.
—¿Qué pasa, Hagrid? — le preguntó Hermione aterrada y con algo de dificultad por el apretón de
Hagrid.
Tardaron un poco en calmar a Hagrid y después de hacerle un poco de té para los nervios pudo
hablarles sobre la carta que había llegado del comité escolar en asociación con el departamento de
criaturas mágicas del ministerio, Draco leía y releía la carta una y otra vez.
En relación con nuestra indignación sobre el ataque de un hipogrifo hacia dos alumnos que tuvo
lugar en una de sus clases, hemos aceptado la garantía del profesor Dumbledore de que usted no
tiene responsabilidad de tan lamentable accidente. Sin embargo, debemos hacer constar nuestra
preocupación entorno al hipogrifo, este asunto será llevado a revisión por agentes del ministerio y
le rogamos que presente al hipogrifo atacante ante las oficinas del departamento de criaturas
mágicas el día 20 de abril para una inspección realizada por un especialista calificado. Mientras
tanto, el hipogrifo deberá permanecer atado y aislado del alumnado.
—Esto fue más rápido de lo que pensaba— admitió Draco —Normalmente está clase de informes
tardan varios meses, parece que mi madre está presionando a mi padre para agilizar todo...
—Hace unas semanas llegó una carta de mi madre, pensé que solo intentarían despedir a Hagrid,
pero ir en contra del hipogrifo es un poco...
—Ridículo— completó Harry —Quiero decir, es un hipogrifo, es como si alguien le jalara la cola a
Fang y alguien intentara culparlo por defenderse y morder a alguien, es estúpido.
—Al menos no han dicho que Buckbeak sea realmente peligroso, solo que lo van a inspeccionar—
dijo Hermione, pero aquello no parecía hacer sentir mejor al enorme señor que tenían frente a él,
era una situación curiosa para Draco, gran parte de su vida le habían dicho que los gigantes eran
todos unos bárbaros y desalmados que no dudaría en romper el cráneo de las personas, pero Hagrid
estaba ahí llorando amargamente por un hipogrifo. Después de prometerle que haría lo posible por
convencer a su madre de dejar a Buckbeak en paz, Hagrid volvió a sonreír.
Días después, Draco despertó solo en su habitación sintiendo el frío calarle en los huesos, era la
mañana de navidad y frente a él estaban sus regalos, aunque habían un par más que no estaba
esperando, los abrió calmadamente, los primeros venían de sus padres y dentro de estos se
encontraban dulces y algunas prendas costosas hechas de alguna piel, el siguiente venía de
Hermione y eran unas cuantas ranas de chocolate y una pluma muy bonita, sorpresivamente recibió
algunas ramas de chocolate de Ron y no solo eso, la madre de Ron le había enviado un pastel
casero y un suéter tejido a mano color verde manzana con una "D" en el centro. Finalmente llegó
al regalo de Harry, el cual había dejado para el final ya que era el que más deseaba ver, era una
caja forrada con esos característicos tonos dorados y plateados que habían estado usando para
enviarse regalos mutuamente, dentro había un broche para túnica con forma de dragón bastante
elegante y además de eso un tintero de color rojo escarlata que venía con una nota.
"Sé que te gusta usar tintas verdes, pero estoy seguro de que está tinta queda mejor contigo.
Con cariño: Harry"
Aquella nota estaba escrita con una mejor caligrafía de la que Harry solía tener, así que supuso que
finalmente había estado usando la pluma encantada que le había dado de cumpleaños, y además de
eso, la nota estaba escrita con tinta verde.
Se cambió la pijama y aunque el color del suéter que le había regalado la señora Weasley no era
del todo agradable para Draco, se lo puso de todos modos y lo encontró agradable, suave y más
cálido que cualquiera de sus otros abrigos. Claro que Severus puso una cara muy extraña cuando lo
vio, curando sus labios en una mueca y haciendo los ojos pequeños.
—No voy a preguntar de dónde ha salido— le dijo Severus mirando el suéter con algo de desdén
—Han llegado estos por la madrugada, me hubiera gustado que despertarás con ellos en tu cama,
son completamente indestructibles, ideal para pociones ácidas y que hierven de manera
permanente.
Draco miró con curiosidad la caja que traía Severus entre las manos y que pronto pasó a las suyas,
no le dijo nada más, solo salió de la sala común de manera dramática y Draco se sintió con la
libertad de mirar dentro de la caja, que contenía al menos una docena de frascos de diferentes
formas y tamaños que según las palabras de Severus eran a prueba de todo. No se iba a quedar a
probarlos en ese momento ya que estaba que moría de hambre y sobre todo, quería ver si había
hecho una buena elección con el regalo de Harry, salió de las mazmorras rápidamente y en cuanto
entró al gran comedor se llevó la desagradable sorpresa de encontrarlos a todos muy separados,
aunque Harry le saludó con la misma energía de siempre y acercándose a él para guardar el calor.
—Un suéter tejido por la señora Weasley, todos los años hace uno para todos nosotros, los míos
son siempre de color verde esmeralda— le dijo mostrándole su suéter tejido con una enorme "H"
en el medio —Si bien tu padre no se lleva bien con ellos, al menos debes agradarle al menos a la
señora Weasley.
Draco se sintió muy conmovido de repente, pero la situación entre aquellos tres Gryffindor le podía
más que el sentimiento —Umm...bueno, son calientitos... ¿Qué pasa con ellos dos?
—Oh, está mañana volvieron a pelear por qué Crookshanks volvió a intentar comerse a Scabbers—
le explicó Harry.
—Vaya— dijo Draco en un suspiro y eligió algunas tostada para ponerles alguna mermelada —Tal
vez a Ron no le guste admitirlo, pero esa rata está en las últimas, probablemente una muerte rápida
sería lo más piadoso.
Draco solo hizo una mueca y se concentró de nuevo en la mermelada de durazno que se veía muy
deliciosa, continúo hablando con Harry tranquilamente sobre lo que habían recibido aquella
navidad y después de que Harry le confesara que había recibido una saeta de fuego Draco supo dos
cosas, la primera es que ahora no tenía manera de escapar de la obsesión de Flint con el
entrenamiento de quidditch y la segunda, el regalo que había elegido para Harry no le llegaba ni a
los talones a algo así de impresionante. Aunque de igual manera Harry le dijo que le había
encantado.
Pasaron una parte del día intentando arreglar la pelea que habían tenido Ron y Hermione, pero
Hermione también parecía estar molesta con Harry y sobre todo con su escoba, aunque Draco
admitía que no saber de dónde había venido aquella escoba, tampoco creyó que fuera un gran
peligro ya que perfectamente pudo haber sido enviada por algún profesor como la profesora
McGonagall, cosa que no sería extraña considerando que ella misma había comprado la Nimbus
2.000; de cualquier manera, desistieron de intentar contentarlos una vez que se encerraron en sus
habitaciones, así que Draco y Harry pasaron el resto del día merodeando por el castillo y atrapando
ranas de chocolate con la boca.
Ya entrada la tarde, a la hora del almuerzo, el profesor Dumbledore dijo que no tenía caso utilizar
una cantidad abismal de mesas debido a que el castillo estaba prácticamente abandonado, así que
aquella tarde, Ron, Hermione, Harry y Draco se sentaron en la misma mesa que los profesores,
aunque faltaban algunos de ellos.
—¡He traído algunos cohetes sorpresa! — dijo el profesor Dumbledore acercándose uno a Severus,
quién lo tomó con una mueca de desagrado —¡Vamos, Severus! ¡Jálalo!
Severus no tuvo más remedio que jalar del cordón que sobresalía y en medio de un estallido de
colores apareció un sombrero sobre su cabeza, un sombrero horrible con un buitre disecado que
recordaba mucho al boggart de Neville, si bien el profesor Dumbledore y algunos otros profesores
se tomaron la libertad de reír ante aquella imagen, Draco tuvo que hacer el mayor esfuerzo que
pudo para evitar carcajearse.
—¡A comer! — exclamó el profesor Dumbledore después de que cada uno de los presentes tuvo un
sombrero ridículo en la cabeza y de inmediato los platillos aparecieron sobre la mesa.
Mientras todos se servían una generosa cantidad de comida en los platos, el crujido de la enorme
puerta de la entrada les llamó la atención y detrás de tan imponentes puertas apareció la frágil y
pequeña figura de la profesora Trelawney. La profesora caminó a pasos tímidos y torpes, Draco no
solía ver a aquella mujer de manera frecuente, solo en un par de ocasiones, en las que se había
presentado en la oficina de Severus para pedir algún brebaje.
—¡Sybill, que sorpresa tan agradable! — dijo el profesor Dumbledore poniéndose de pie.
—He estado consultando la bola de cristal, señor director. Ante mi sorpresa, había divisado que el
día de hoy debía reunirme con ustedes por alguna razón importante, así que, ¿Quién soy yo para
negarle al destino suceder?
—Por supuesto— dijo el profesor Dumbledore, mientras que la profesora McGonagall hacia caras
de desagrado —Permítame acercarle una silla— sacó su varita de su túnica y con un elegante
movimiento una silla voló por el aire y aterrizó en la mesa con un gran estruendo.
Sin embargo, la profesora Trelawney no se acercó, solo se quedó mirando a todos los presentes en
la mesa.
—¡Oh, no me atrevo, señor director! ¡Si me siento seremos trece en la mesa! ¡Nada da peor suerte!
Cuando hay trece sentados juntos para comer, el primero en levantarse es el primero en morir.
—Nos arriesgaremos, Sybill— dijo la profesora McGonagall muy impaciente —Anda, que el pavo
se enfría.
—Quien soy yo para negarle al destino suceder— dijo la profesora Trelawney y tomó asiento justo
al lado de Hermione, quién tampoco se veía muy contenta de verla —¿Dónde está mi querido
profesor Lupin?
—Temo que ha tenido una recaída— explicó el profesor Dumbledore mientras animaba a la
profesora Trelawney a qué se sirviera—Una pena que pasara justo en navidad.
Aquello volvía a confirmar las hipótesis de Draco, pues una noche antes había sido luna llena,
Severus tenía un fuerte olor a acónito, y por supuesto, el profesor Lupin no estaba por ningún lado.
—Alguien diría que con el ojo interior podrías saberlo, Sybill— replicó la profesora McGonagall,
pero la profesora Trelawney no contestó, muy por el contrario parecía estar inmensamente perdida
en su plato vacío.
—¿Sybill? — le llamó el profesor Dumbledore, a lo cual todos voltearon a verla muy atentamente.
De repente levantó la cabeza de manera brusca y miró a Harry y a Draco que estaban sentados
juntos, los miraba con esos enormes ojos saltones que parecían estar cubiertos de alguna especie de
niebla y después de un rato habló con una voz profunda y severa que distaba mucho de su tono
amable y cordial —Poder divino.
—Poder divino y deseo inocente se unieron en manos del dragón de plata. Tal y como ha sido
antes, una petición ha torcido el futuro y ha entrelazado el destino del dragón y el ciervo bajo la
luz de Venus. El dragón no debe temer de su propio fuego, pues el rey de las serpientes asecha en
las sombras, ansioso de probar carne de ciervo.
—¿Qué sucede? — preguntó la profesora Trelawney con su usual tono empalagoso y mirando a
todos a su alrededor.
Todos continuaron comiendo en medio de un silencio aterrador, cuando terminaron, Harry y Ron
se levantaron al mismo tiempo de la mesa.
—¡Queridos míos! ¡¿Quién de los dos ha sido el primero en levantarse?! — preguntó muy ansiosa.
—Umm...creo que yo — dijo Ron muy asustado, a lo que la profesora Trelawney solo bajó la
cabeza con pesar.
Después de ellos se levantó Draco y después de ellos Hermione, todos ellos estaban ansiosos por
salir del gran comedor y sobre todo, por estar lejos de la profesora Trelawney, una vez estuvieron
lo suficientemente lejos finalmente hablaron.
—¿Alguien sabe que fue eso? — preguntó Harry todavía muy confundido.
—No estoy segura...— dijo Hermione —Pero creo que era una profecía.
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